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1. DERECHO PENAL.
El Derecho penal es solo uno de los instrumentos de control social formal, por lo
que su contenido y sus reacciones son o deben ser concordante con todo el
sistema de control social, tanto el Derecho penal como el conjunto de sistemas
de control social, en tanto que pretenden evitar unas conductas y estimular otras,
responden siempre a un sistema de valores. El Estado pretende siempre que sus
sistemas de control sean justos y destinados a hacer justicia, pero lo jusito y la
Justicia son valores de significado diferente para unos y otros.
La renuncia a la instancia del orden moral para fundamentar el poder punitivo del
Estado quiere decir que los principios éticos por sí solos no deben ser impuestos
coercitivamente a todos los individuos y grupos sociales.
Las relaciones del Derecho penal con la ética en una sociedad pluralista y
democrática consisten en mantener las condiciones que posibiliten la existencia
de un marco social dentro del cual tengan cabida una pluralidad de órdenes
éticos.
C. Que sea necesario que el condenado a una pena sufra de modo definitivo en
sus bienes una privación de esa intensidad.
1. Introducción.
B. En segundo lugar, ha de actuarse sobre los miembros del grupo social para
evitar que realicen comportamientos que se dirijan contra los bienes
jurídicos tutelados (función de motivación).
Añade BRICOLA que las consecuencias jurídicas del delito afectan a bienes
dotados de relevancia constitucional, parece claro que su privación sólo puede
efectuarse si la causa que la determina es la defensa de un bien de al menos
análoga significación constitucional.
3. Función de motivación.
Las relaciones del individuo ante la norma pueden ser diversas. Con carácter
general, una persona puede abstenerse de delinquir porque interioriza los
bienes jurídicos que tutela la norma, por lo que su respeto forma parte de su
código de conducta.
Esto es así dado que es estudio de las tensiones entre los distintos factores
que determinan el comportamiento humano en el caso concreto (principio de
placer –principio de la realidad) exige en los bienes básicos para el
mantenimiento del orden social, el reforzamiento de las inhibiciones derivadas
de la interiorización del bien jurídico mediante la incorporación de la amenaza
penal.
En los casos en los que el bien jurídico no está interiorizado y, a pesa de ello,
se da una abstención de delinquir, ésta se produce únicamente por la amenaza
de la pena. Hay que distinguir los casos en que puede producirse en un futuro
la interiorización de dichas expectativas de comportamiento y, por tanto, la
motivación de la norma de aquellos casos en los que dicha expectativa choca
frontalmente con el proceso de motivación individual del sujeto. En el primer
caso, la función de motivación debe ser juzgad positivamente (ejemplo de ello
son los delitos contra el orden socioeconómico).
IV. Relaciones del Derecho Penal con otras ramas del ordenamiento
jurídico.
a) Las relaciones laborales reguladas por el Derecho del trabajo como por
el Derecho penal.
2.1. Introducción.
Las normas penales participan de la misma estructura que las normas de las
restantes ramas del ordenamiento jurídico, es decir, a la realización de un
<<supuesto de hecho>> unen una <<consecuencia jurídica>>. La diferencia de
la norma penal con las normas de otros ámbitos del ordenamiento jurídico debe
ser buscada en el contenido material de sus elementos que en este caso es el
delito, y en el de las consecuencias jurídicas, pena y medida de seguridad.
El mismo carácter tienen aquellos preceptos que sirven para aclarar el ámbito
o extensión de la consecuencia jurídica.
La norma penal en blanco, una vez completada, es tan norma penal como
cualquier otra. El supuesto de hecho consignado en la norma extrapenal
pertenece a la norma penal, integrándola o completándola.
La norma penal en blanco supone muchas veces una infracción del principio
de legalidad y del de la división de poderes estatales que le sirve de base, al
permitir que el carácter delictivo de una conducta pueda ser determinado por
una autoridad que constitucionalmente, no está legitimada para ello.
Esto no quiere decir que el penalista quede vinculado a un concepto formal del
delito, sin que pueda indagar en un concepto material del mismo. Deduciendo
de él las características generales que convierten a una conducta en delito,
podrá llegar a saber cuál es el concepto material del delito que sirve de base al
Derecho penal positivo.
En el desvalor del acto –el injusto- se incluyen la acción y omisión, los medios,
modos y situaciones en que se producen, la relación causal y la psíquica entre
la acción y el resultado. En el desvalor del autor –culpabilidad- se incluyen las
facultades psíquicas del autor, sus motivaciones y el conocimiento de la ilicitud
de su acto.
Lo decisivo para convertir una conducta en delito es el valor del bien jurídico
lesionado o puesto en peligro. Toda lesión dolosa o imprudente de la
integridad corporal, o la muerte de un semejante, dolosa o imprudentemente
producida es, de por sí, un delito. El valor de tales bienes jurídicos y la
irreparabilidad de los ataques a ellos dirigidos justifican su sanción punitiva.
b) El desvalor del resultado, la lesión del bien jurídico es otra característica del
concepto material del delito.
El delito es, desde el punto de vista material, una conducta que lesiona o pone
en peligro un bien jurídico y constituye una grave infracción de las normas de la
Ética social o del orden político o económico de la sociedad.
1. Justificación:
2. Sentido y Fin:
Más discutidos son los problemas sobre el sentido y fin de la pena. Ellos
han constituido el objeto de la llamada <<lucha de Escuelas>>.
A) La prevención general.
B) La prevención especial.
El sistema penal vigente queda configurado así como un sistema dualista que
mantiene como consecuencias jurídicas del delito la pena y la medida de
seguridad. Este sistema dualista no acumula penas y medidas, sino que implica
alternativamente unas u otras y cuando aplica ambas a un mismo sujeto, lo
hace combinadamente, en un sistema que se denomina vicarial.
1. Consideraciones generales.
Un poder del Estado como es el punitivo tiene que tener definidos sus fines y
los postulados o principios de su sistema de argumentación y de aplicación a
partir de la definición y configuración que de ese poder del Estado hace la
Constitución.
Los principios rectores del sistema penal deben considerarse como principios
constituyentes del derecho a castigar.
- Artículo 14 (igualdad).
Tanto desde los valores superiores como desde los principios generales el
ordenamiento constitucional pueden construirse principios constitucionales
rectores del sistema y del Derecho penal. En algunos supuestos, la Constitución
ha convertido alguno de ellos propiamente en un derecho fundamental –el
principio de legalidad-.
1. Principio de legalidad.
B. Garantía penal, requiere que la ley señale la pena –nulla poena sine
lege-.
• por otro lado, el legislador establece los tipos abiertos en los que la
conducta punible es absolutamente difusa –empleo de conceptos
<<ultrajes>> <<cualquier documento de un Gobierno extranjero que
ofenda a la independencia o seguridad del Estado>>-.
Significa que se prohíbe castigar más de una vez a la misma persona por el
mismo hecho. El principio rechaza que un mismo hecho pueda dar lugar a
más de una pena, o a la aplicación de una agravante ya tomada en
consideración en el delito básico, o a una sanción penal acompañada de
sanción administrativa.
2. Principio de proporcionalidad.
En relación al ejercicio del poder punitivo del Estado estos principios cobran
un significado capital:
Desde los debates europeos sobre la reforma penal de los años sesenta
se formula el postulado de que el Derecho penal sólo debe proteger
bienes jurídicos y sólo criminalizar conductas socialmente dañosas que
atenten contra dichos bienes jurídicos.
estos supuestos en los que sobre una conducta se proyectan las esferas
de la infracción administrativa y la penal debe cuidarse técnicamente
que no se produzca el bis in idem, diferenciando los espacios de una y
otra mediante elementos cualitativos o cuantitativos.
A su vez las penas para cada delito o grupo de delitos que sirven a la
tutela del bien jurídico deben graduarse acomodadas a la gravedad
del modo de afectación del bien jurídico y a las propiedades
subjetivas de la conducta que atenta contra él, graduación que unas
veces se hace en la Parte General de modo abstracto y otras en la
Parte Especial.
4. Principio de resocialización.
1. Principio de territorialidad.
2. Principio de personalidad.
• Rebelión y sedición.
• Genocidio.
• Terrorismo.
• Piratería.
• Tráfico de drogas.
II. La extradición.
Los tratados de extradición se remontan hasta tiempos muy antiguos, pero sólo
se generalizan a partir del siglo XVIII y principios del siglo XIX, especialmente
desde el pacto de extradición entre los firmantes de la Paz de Amiens, de 1803.
Actualmente la mayor parte de los Estados están ligados entre sí por tratados
de extradición.
◊ Referente al delito.
◊ Referidos al delincuente.
◊ Referidos a la pena.
5. El CONCEPTO DE DELITO.
El concepto de delito como conducta castigada por la ley con una pena es un
concepto puramente formal que nada dice de los elementos que debe tener esa
conducta para ser castigada por ley con una pena. En el artículo 10 del nuevo
Código Penal, dice :<<Son delitos o faltas las acciones y omisiones dolosas o
imprudentes penadas por la Ley>>. Se añaden unos elementos (dolosas o
imprudentes) que el legislador exige para considerar una acción como delito o
falta.
Esta distinción sistemática tiene un valor práctico importante. Para imponer una
pena es necesario que exista culpabilidad, además de que el hecho sea
antijurídico. No hay culpabilidad sin antijuridicidad, aunque sí hay antijuridicidad
sin culpabilidad (ejemplo: la legítima defensa supone una agresión antijurídica,
aunque el autor de la acción no sea culpable).
Con la constatación positiva de estos elementos, se puede decir que existe delito
y su autor puede ser castigado con la pena que se asigne al delito en la ley. En
algunos casos para poder calificar un hecho como delito, se exige la presencia
de algunos elementos adicionales que no pertenecen ni a la tipicidad, ni a la
antijuridicidad, ni a la culpabilidad. Se habla en estos casos de PENALIDAD y se
considera como elemento perteneciente a la teoría general del delito.
Los distintos elementos del delito están en una relación lógica necesaria. Sólo
una acción u omisión puede ser típica, sólo una acción u omisión típica puede ser
antijurídica y sólo una acción u omisión antijurídica puede ser culpable.
El sistema actual se ha ido desarrollando en los últimos cien años merced a los
esfuerzos de la Dogmática jurídico-penal alemana, cuyos hitos fundamentales
pasamos a exponer seguidamente.
a) A finales del siglo XIX, VON LISZT definía el delito como <<acto, contrario a
Derecho, culpable y sancionado con una pena>>. El centro de esta definición lo
constituía el acto –la acción- entendida como un movimiento corporal que producía
un cambio en el mundo exterior perceptible por los sentidos. Este acto debía ser
contrario a Derecho –antijurídico-. Con ello aceptaba el concepto de antijuridicidad
objetiva desarrollado por IHERING quien destacó que también la lesión objetiva de
las normas jurídicas produce consecuencias jurídicas. A esta valoración del acto,
añadió VON LISZT la valoración del autor de ese acto –culpabilidad- concedida en
un sentido meramente psicológico –relación entre el acto y su autor-, formando así
las llamadas formas de la culpabilidad, dolo y culpa.
La confusión que este hecho pudo originar entre antijuridicidad y culpabilidad fue
anulada en cierto modo por el descubrimiento de una teoría normativa de la
culpabilidad que ya no veía la esencia de esa categoría en una mera relación
psicológica entre el hecho y su autor, sino en el reproche que a éste se le hacía
por no haber actuado de otro modo, pudiendo hacerlo.
Destacado de esta tendencia fue CLAUS ROXIN quien criticaba las exageraciones
en la que había incurrido la teoría final de la acción queriendo resolver todos los
problemas del Derecho penal a partir de la estructura ontológica de la acción.
Definió la tipicidad como la expresión de la finalidad preventiva general y
motivadora del comportamiento humano que pretende el legislador amenazando
con pena los comportamientos descritos en el tipo penal; antijuridicidad como la
elaboración y jerarquización de principios ordenadores de la convivencia social que
sirven para comprobar si la realización de un hecho típico puede excepcionalmente
ser aprobada por el Ordenamiento jurídico, justificando el acto; culpabilidad como
si es necesario hacer responsable penalmente al que ha cometido un hecho típico
y antijurídico.
Esta aportación del finalismo es el origen del sistema moderno al actual que hoy
sigue mayoritariamente.
A. Clasificación bipartita:
B. Clasificación tripartita:
Entre los delitos y las faltas existes unas diferencias meramente cuantitativas.
Los criterios sugeridos para poner de relieve supuestas diferencias cualitativas
no han tenido éxito. Si entre lo ilícito civil, administrativo, disciplinario y penal
existen únicamente diferencias cuantitativas, difícilmente podría haber en el
ámbito de lo ilícito penal diferencias cualitativas entre los delitos y las faltas.
Normalmente las faltas suelen tener el mismo supuesto de hecho que los delitos.
Pero otras veces son más bien puras infracciones administrativas, que sólo por la
tradición se incluyen en el Código penal, y que igualmente se pueden sancionar
por la vía administrativa, lo que plantea problemas de coincidencia de ambas
sanciones a resolver dándole prioridad a la sanción penal que absorbe la sanción
administrativa, aunque de hecho muchas veces el caso no llega siguiera a la
Jurisdicción penal.
En el Código Penal vigente responden tanto de los delitos como de las faltas los
autores y los cómplices. En el Código Penal de 1932 sólo respondían
generalmente de las faltas los autores; de las faltas contra la vida y la integridad
corporal y de las faltas contra la propiedad respondían los cómplices también.
DG = pena + 3 años.
DMG = pena hasta 3 años.
DC = Código Penal.
DE = Código Penal Militar, Ley de Contrabando, etc.
I. Concepto de acción.
De la concepción del Derecho penal como Derecho penal de acto se deduce que
no pueden constituir nunca delito ni el pensamiento, ni las ideas, ni siquiera la
resolución de delinquir, en tanto no se traduzcan en actos externos.
Tampoco pueden constituir delitos los actos de los animales ni los sucesos
puramente causales, como los fenómenos de la naturaleza, por mas que puedan
producir resultados lesivos (la muerte de una persona o la destrucción de una
cosecha). Los actos de las personas jurídicas (asociaciones, sociedades
mercantiles, etc.), sólo pueden ser constitutivos de delito en la medida en que
Que en nuestro Derecho penal el delito deba ser obra de un ser humano no se
debe a razones ontológicas ni a la naturaleza de las cosas, sino a una decisión
del Derecho positivo.
Pero también es cierto que, junto al ataque al bien jurídico que el Derecho penal
quiere evitar, la teoría del delito destaca las condiciones que permiten tratar de
evitarlo de alguien, del hombre medio y del sujeto concreto. Si el resultado
desvalorado constituye el objeto último de imputación, éstas otras son
condiciones de la posibilidad de dicha imputación. La conducta humana, en
cuanto exige voluntariedad, es la primera de las condiciones de imputación del
resultado típico: sin ella éste no puede imputarse a nadie. La peligrosidad ex ante
de la conducta es condición de la imputación a un hombre medio. La posibilidad
de imputar personalmente la infracción a un sujeto penalmente responsable,
constituye el último nivel de la imputación jurídico-penal. Una teoría del delito
equilibrada ha de combinar ambas perspectivas: la del objeto de la imputación y
la de las condiciones que hacen posible ésta. Conviene subrayar la primera de
las condiciones que permiten imputar a alguien: el comportamiento humano
voluntario. Este es el aspecto que pusieron de relieve el iusnaturalismo
racionalista primero y los hegelianos después, al concebir el delito como
<<acción>>, en el sentido de obra de la libertad humana.
II. Elementos.
y el resultado típico, tiene que existir al menos una relación de causalidad. Ésta
aparece en estos casos como un elemento del tipo.
En cuanto a los elementos, tanto en los delitos dolosos –voluntad- como en los
imprudentes –causalidad- es precisa la concurrencia de un comportamiento final,
pudiendo clasificar los elementos en:
Habría que hacer distinción entre la vis absoluta –fuerza material o física
contra alguien, sin dejarle opción alguna para manifestar su voluntad- y vis
compulsiva –actuación bajo amenazas y que queda reservada al ámbito de
la culpabilidad-.
• Cantidad de la fuerza:
No hay en el art. 20 del Código Penal ninguna eximente que prevea los
movimientos reflejos.
En algunos casos no sería posible castigar a las personas físicas que actúan en
nombre de las personas jurídicas, porque algunos tipos de delitos exigen
determinadas cualidades personales (deudor, obligado a pagar impuestos), que
no se dan en tales personas físicas, sino en las jurídicas en cuyo nombre actúan.
Para evitar estas lagunas de punibilidad, el legislador puede optar por una doble
vía: o sancionar expresamente en los tipos delictivos donde más se den estos
casos a las personas físicas que actúan en nombre de las jurídicas, o crear un
precepto general que permita esta sanción en todos los casos donde ocurran
problemas de este tipo. La primera vía ha sido adoptada excepcionalmente en
algunos tipos concretos (delitos laborales), mientras que la segunda es la elegida
en el artículo 31, pero no sólo para los casos de actuación en nombre de una
persona jurídica, sino también para los de actuación en nombre de otra
cualquiera persona física (menor, incapacitado).
El tipo injusto es aquella imagen conceptual que sirve para describir la conducta
prohibida en el supuesto de hecho de una norma penal y que después va a ser
objeto del juicio de antijuridicidad, es decir, va a ser analizada desde el prisma de
las causas de justificación.
Una vez comprobado que el caso de realidad es subsumible en el tipo del delito
previsto en la norma penal, lo siguiente, en orden a la averiguación de si ese
caso puede engendrar responsabilidad penal, es la determinación de la
antijuridicidad, es decir, la constatación de que el hecho producido es contrario a
derecho, injusto o ilícito.
La primera condición que debe cumplir una conducta para que sea calificada
como antijurídica o prohibida es su carácter de conducta típica.
A la simple contradicción entre una acción y el Ordenamiento jurídico se le llama
antijuridicidad formal. Oposición entre acción y norma.
robo, cuando con amenazas se pide a alguien que entregue 100 pts. o que pague
un café o cualquier contribución. En estos casos, sólo se afecta la libertad pero no
la libertad sexual o la propiedad de un modo relevante. Igualmente sirve el
concepto de antijuridicidad material para graduar la gravedad de la misma (no es
igual un hurto de cien mil pesetas que un hurto de cien millones) y para elaborar
criterios como el de <<insignificancia>>, <<intervención mínima>>, etc. que
restringen el ámbito de aplicación del Derecho penal a los ataques
verdaderamente graves a los bienes jurídicos.
Para cumplir su función de garantía, el tipo tiene que estar redactado de tal modo
que de su texto se pueda deducir con claridad la conducta prohibida. Se debe ser
parco en la utilización de elementos normativos (acreedor, insolvencia, ajenidad,
etc.), que implican siempre una valoración y un cierto grado de subjetivismo y
emplear sobre todo elementos lingüísticos descriptivos que cualquiera puede
apreciar o conocer en su significado sin mayor esfuerzo: <<matar>>, <<daños>>,
<<lesiones>>, etc.
b) Tipo cualificado: Agravación de la pena del tipo básico (ej: cuando el hurto
se comete acompañado de alguna de las circunstancias –valor artístico de
la cosa sustraída, abuso de circunstancias personales de la víctima-, el
legislador prevé una agravación de la pena.
Tanto los tipos privilegiados como los cualificados son simples derivaciones
del tipo básico.
Para saber cuándo estamos ante un tipo cualificado o privilegiado y cuándo ante
uno autónomo es necesario acudir a la interpretación, partiendo de la regulación
legal concreta. Se puede decir que los tipos cualificados o privilegiados sólo
añaden circunstancias agravantes o atenuantes al tipo básico, pero no modifican
sus elementos fundamentales. El delito autónomo constituye una estructura
jurídica unitaria, con un contenido y ámbito de aplicación propios.
II. Elementos.
Los elementos estructurales del tipo son tres: la conducta típica (acción), sus
sujetos y sus objetos (bienes jurídicos).
A. La acción.
a. Delitos Simples.
a) Delitos dolosos.
b) Delitos imprudentes.
El delito como obra humana siempre tiene un autor –el que realiza la
acción prohibida-. Según el sujeto activo los delitos pueden ser:
C. Objetos.
La norma penal tiene una función protectora de bienes jurídicos. Para cumplir
esta función eleva a la categoría de delitos aquellos comportamientos que
más gravemente lesionan o ponen en peligro los bienes jurídicos protegidos.
El bien jurídico es la clave que permite descubrir la naturaleza del tipo,
dándole sentido y fundamento.
La clasificación de los tipos puede partir de las modalidades que adoptan sus
elementos.
El tipo de injusto tiene una vertiente objetiva (tipo objetivo) como subjetiva (tipo
subjetivo):
Esta vertiente subjetiva es más difícil de probar que la objetiva, ya que refleja una
tendencia o disposición subjetiva que se puede deducir, pero no observar.
Como elementos generales de la parte objetiva del tipo hay que señalar:
1º) Un hecho que encaje en la descripción literal del tipo imputable a una
conducta peligrosa ex ante.
Estos requisitos se exigen para los tipos de resultado por la llamada teoría de la
imputación objetiva. Esta teoría requiere en los delitos de acción que el resultado
haya sido causado por la conducta (relación de causalidad) pero añade la
exigencia de una determinada relación de riesgo entre el resultado y una conducta
peligrosa.
1. El dolo típico, que sólo exige el conocimiento y voluntad del hecho típico.
2. El dolo referido al hecho típico sin los presupuestos típicos de una causa
de justificación.
Al estudiar el tipo doloso importa únicamente el primer nivel de dolo típico, que se
corresponde al concepto de dolo natural usado por el finalismo.
D. Elementos Intelectual:
La doctrina viene exigiendo que los individuos deben conocer que con
su conducta quebrantan una norma jurídica y que ese hecho –
quebrantar la norma- está sancionada (significación).
E. Elemento Volitivo:
Según sea mayor o menor la intensidad del elemento intelectual o del volitivo, se
distinguen varios tipos de dolo:
El conocer y querer la realización del tipo –el dolo típico- integra necesariamente
la parte subjetiva del tipo doloso, que normalmente no precisa más. Pero en
ocasiones la ley requiere que, además concurran en el autor otros elementos
subjetivos para la realización del tipo –ej: hurto, exigencia que el autor tome una
cosa ajena con ánimo de lucro-.
Los elementos subjetivos del tipo (o del injusto) son todos aquellos requisitos de
carácter subjetivo distintos al dolo que el tipo exige, además de éste, para su
realización.
2º.- Corresponderá otro tipo penal si la conducta realizada sin los elementos
subjetivos de que se trate integra otra figura de delito –ej: tomar un vehículo a
motor sin ánimo de apropiación, sino sólo utilizarlo por plazo inferior a 48 horas,
no constituye delito de hurto, sino de utilización indebida de vehículo a motor-.
IV. El error.
A. Error de tipo.
Dice el art. 14: 1. <<El error invencible sobre un hecho constitutivo de la infracción
penal excluye la responsabilidad criminal. Si el error fuera vencible, atendidas las
circunstancias del hecho y las personales del autor, la infracción será castigada
como imprudente.
Los dos primeros apartados del art. 14 se refieren al error de tipo, mientras
que el último, se refiere al error de prohibición.
Según el art. 14.2 del Código penal, <<el error sobre un hecho que
cualifique la infracción o sobre una circunstancia agravante, impedirá
su apreciación>>.
Aquí cabe incluir los casos en que el resultado se produce por una
acción anterior o posterior –dolus generalis-. En este caso el autor
cree haber consumado el delito, cuando en realidad se produce por un
hecho posterior –ej: el autor cree haber estrangulado a su víctima y en
la creencia de haberla matado, la arroja al mar. En realidad sólo la
había privado de sentido, y la víctima muere ahogada.
Este tipo de error puede tener repercusiones en otra categoría del delito (la
culpabilidad) o en la determinación de la pena. Uno de estos casos se da en
el supuesto de la creencia errónea en la existencia de los presupuestos
objetivos de una causa de justificación: el sujeto creía en la existencia de un
hecho que de haberse dado realmente hubiera justificado su acción –ej: el
autor disparó porque creía erróneamente que la víctima iba a dispararle-.
Hay que tener en cuenta que en el ámbito de los elementos subjetivos de las
causas de justificación nos ocupamos de tendencias, percepciones subjetivas
de la realidad, etc., de difícil constatación empírica a través de la prueba en el
proceso. Por eso, es necesario dejar un cierto margen al individuo en la
apreciación de la realidad concreta –ej: si una persona, tras una valoración de
las circunstancias , considera prudente y razonablemente, que va a ser
víctima de una agresión y reacciona defendiéndose, parece correcto
considerar que actúa justificadamente aunque objetivamente no se dé
exactamente el presupuesto de la legítima defensa-.
C. Error de prohibición.
Dicho error será vencible o invencible según que haya podido o no evitarse
con mayor cuidado. El error invencible ha de determinar la impunidad,
mientras que el error vencible debe conducir a una pena inferior.
Art. 14.3. <<El error invencible sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la
infracción penal excluye la responsabilidad criminal. Si el error fuera vencible se
aplicará la pena inferior en uno o dos grados>>.
Teoría de la culpabilidad.
A. Concepto.
Según el art. 10 del Código penal no sólo son delitos o faltas los hechos
dolosos, sino también las acciones y omisiones imprudentes penadas por la
ley. Mientras que el delito doloso supone la realización del tipo de injusto con
conocimiento y voluntad, en el delito imprudente el sujeto no quiere cometer
el hecho, pero lo realiza por infracción de la norma de cuidado –
inobservancia del cuidado debido-.
B. Incriminación:
C. Clases.
D. Estructura.
I. Concepto de omisión.
I. Naturaleza y efectos.
15. LA CULPABILIDAD.
11. LA PUNIBILIDAD.
10.FORMAS IMPERFECTAS DE REALIZACIÓN DEL DELITO.
11.AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN.
12.UNIDAD Y PLURALIDAD DE DELITOS.
13.