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ÍNDICE
1. La función asesora. 2
La función asesora.
1.1. Definición.
A lo largo de los más de 20 años transcurridos desde la creación de los CEPs, por el
Real Decreto 21/12 de 1984, la educación en España ha vivido un acelerado proceso de
transformaciones, no sólo legislativas sino también de la práctica educativa. La aceleración
de los procesos de cambio en la sociedad de la información en que nos hallamos inmersos
obliga, por tanto, a una permanente y a menudo estresante puesta al día, de la que no puede
omitirse la función asesora. Ahora bien, con independencia de los cambios tecnológicos y
de los medios puestos en acción, la función asesora en sí misma debe concebirse siempre
como un apoyo permanente a la comunidad educativa en su conjunto para conseguir la
mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Volcada en el apoyo al sector del
profesorado, sin duda, pero sin dejar de lado al resto de miembros de dicha comunidad:
familias, alumnado y personal no docente.
La función asesora es una pieza más del engranaje educativo, imprescindible para
mantener el sistema alerta a las necesidades y demandas de la sociedad y para dotar a los
centros de los recursos y estrategias necesarios para afrontar con éxito los procesos de
cambio. En la actualidad, con un sistema educativo titubeante desde el punto de vista
legislativo, inmerso en procesos de cambio inacabados y que genera incertidumbres en el
sector del profesorado, la función asesora debe ayudar a generar confianza, a facilitar la
innovación y a mejorar las capacidades, habilidades, autoestima y motivación del personal
docente, que es la columna vertebral de la comunidad educativa.
Teniendo estos principios generales como base, la función asesora requiere también una
formación específica. Es cierto que dicha función es desempeñada temporalmente por
miembros del sector del profesorado que, al menos, sienten la inquietud de participar
activamente en la programación y ejecución de actividades formativas. Pero no es menos
cierto que las intenciones e inquietudes no bastan para llevar a cabo una tarea efectiva, y
que el desempeño de la función asesora necesita de una formación específica teórica y
técnica. En primer lugar en tareas organizativas y de gestión, en segundo lugar en
estrategias formativas y en tercer lugar en el manejo de las TIC que puedan ponerse al
servicio de la formación permanente del profesorado.
Comenzando por el final, conviene señalar los principios en los que he basado el
modelo de asesoría que personalmente me gustaría desarrollar.
En quinto lugar he manejado la “Propuesta para el debate de una ley de educación para
Andalucía”, que recientemente ha llegado a los centros y permite conocer algunas
perspectivas sobre el futuro inmediato de la educación en nuestra Comunidad Autónoma.
Por último, pero no menos importante desde mi punto de vista, también he basado el
modelo de asesoría que pretendería desarrollar en mi propia experiencia como usuario de
actividades de formación del profesorado, así como en la reflexión sobre mis propios
problemas y carencias y en el diálogo con mis colegas.
Dicho esto, tengo que señalar que el modelo de asesoría que expondré a continuación
tiene mucho de opción personal, maximalista si se quiere, pero también de adaptación a una
realidad concreta a la que no siempre uno puede imponer sus criterios y deseos. Igualmente,
quiero dejar claro de antemano que en el momento actual necesitaría una cierta formación
específica para poder desarrollar gran parte de las tareas previstas. Sin más dilación paso a
enumerar y justificar algunas de las características del modelo de asesoría que me gustaría
desarrollar.
En el año 1997 Jordi Adell escribía: “las nuevas tecnologías tienen un papel relevante,
no solo como contenido de la formación, sino como medio para hacer llegar dicha
formación a sus destinatarios”1. Esta asertación cobra especial fuerza cuando el destinatario
es un profesorado geográficamente disperso y obligado a desarrollar su formación
permanente fuera del horario lectivo. Por lo tanto, creo que la función asesora de cara al
futuro tiene que aprovechar al máximo las posibilidades que ofrecen las TIC para facilitar
los procesos formativos y evitar incomodidades y sacrificios cada vez más prescindibles.
Formar en las TIC, pero sobre todo usando las TIC al máximo de sus posibilidades. Y no se
trata de un mero “estar a la moda”, es que en el caso de nuestra comarca muchas
actuaciones formativas pueden enriquecerse y abrirse a más personas mediante las TIC.
Pongamos un ejemplo.
Durante seis años he desarrollado mi labor docente en el IES Río Aguas de Sorbas,
integrado en el CEP de Cuevas-Olula y situado a unos 50 kms. del centro de referencia. La
plantilla de dicho centro era muy reducida (17 integrantes) y formada mayormente por
residentes en Almería que se desplazaban diariamente. Dicha realidad anulaba
prácticamente la posibilidad de asistencia a actuaciones formativas desarrolladas en Cuevas
del Almanzora en horario vespertino, e incluso hacía complicada y sacrificada la
participación de buena parte del profesorado en grupos de trabajo que requerían reuniones
en horario de tarde. Conciliar la vida familiar y la formación permanente del profesorado,
en casos como éste, sólo puede conseguirse mediante el recurso a actividades de formación
on-line, cosa que hasta la fecha no era posible más que recurriendo a cursos de la UNED
(previo pago), ó últimamente a los del CNICE, aunque no siempre estaba al alcance de todo
el profesorado ser admitido.
1
. Jordi ADELL. “Tendencias en educación en la sociedad de las tecnologías de la información”, en
EDUTEC, Revista electrónica de Tecnología Educativa, nº 7 (1997).
2
. Mª.C. GALLARDO SÁNCHEZ, “Hacia un nuevo papel de la función asesora”, en ECO, Revista Digital de
Educación y Formación del Profesorado, nº 1 (enero 2005).
Sea mediante las TIC o en actuaciones presenciales, una asesoría del ámbito Cívico-
Social debe intentar tener una permanente preocupación por la actualización científica del
profesorado en las áreas del currículo relacionadas con el ámbito. La importancia de este
aspecto de la formación permanente queda de manifiesto en el artículo 102.2 de la LOE3, y
se justifica por tres causas:
3
.LOE. Art. 102.2: “Los programas de formación permanente, deberán contemplar la adecuación de los
conocimientos y métodos a la evolución de las ciencias y de las didácticas específicas ....”
b) Por la necesaria actualización del personal veterano. Las Ciencias Sociales, como
cualquier disciplina científica, aunque tal vez con menor reconocimiento, viven un
proceso de permanente avance e innovación. El personal docente de estas disciplinas
suele tener una innata curiosidad por estar al día de los avances científicos en su
disciplina y en materias afines, pero no siempre es fácil acceder por medios propios a
las novedades y nuevas líneas de investigación. Si bien es cierto que la práctica docente
cotidiana a veces invita al anquilosamiento y a la perpetuación de los aprendizajes
recibidos antaño, no es menos cierto que un profesional que está al tanto de las
novedades en su disciplina termina integrando dicho conocimiento en su práctica
docente, lo cual redunda sin duda en una mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje.
4
. Los paréntesis refieren a los bloques de contenidos conceptuales mencionados en la Orden de mayo de 2003
que establecía el Currículo de la materia optativa “Cambios sociales y nuevas relaciones de género”.
5
. LOE. Art. 102.2: Tras destacar la importancia de la actualización científica y didáctica en cada ámbito
científico específico, este artículo también señala que debe prestarse atención a “todos aquellos aspectos de
coordinación, orientación, tutoría, atención educativa a la diversidad y organización encaminados a mejorar la
calidad de la enseñanza y el funcionamiento de los centros”.
Por mi trayectoria vital, desde el año 1990 he sido un convencido de que los retos de la
educación en el mundo actual son cada vez más globales. En dicho año tuve la fortuna de
participar en un programa entonces pionero, y que se estrenaba en la Universidad de
Granada, el Programa Erasmus, que me permitió cursar estudios de Doctorado en la
Universidad de Edimburgo. Sin duda, esa experiencia cambió mi trayectoria personal y
profesional y me aportó un visión más abierta del mundo. Desde que me integré en la tarea
docente nunca he olvidado dicha experiencia y he tratado en distintas ocasiones de fomentar
el intercambio educativo con centros europeos. Tras un primer fracaso, coordinando un
proyecto Sócrates Comenius en el Instituto Río Aguas de Sorbas (que al menos llegó a
presentarse aunque no se aprobó), en el último curso he vuelto a reincidir intentándolo en el
IES El Palmeral.
Las dificultades que se plantean en estos casos son muchas y diversas: dificultad para
encontrar un equipo de personas interesadas y motivadas, desconocimiento inicial de la
mayor parte del profesorado de dichos programas, falta de confianza en el alumnado para
desarrollar las actividades previstas, etc. Todo ello me ha hecho reflexionar sobre lo
oportuno que sería que desde los CEPs se fomentara la difusión de dichos programas, su
conocimiento por parte del profesorado, la ayuda a su puesta en marcha, etc., no sólo
apoyando las iniciativas que espontáneamente surgen de algunos centros, sino creando las
sinergias para que surjan más, en la medida de lo posible.
2.1. Introducción.
Una asesoría educativa, como cualquier asesoría laboral, debe basar su trabajo en un
diagnóstico lo más acertado posible de la realidad en que se inserta. El diagnóstico certero
del desarrollo de la formación en una comarca es el pilar fundamental para desempeñar una
asesoría eficaz, puesto que los mejores esfuerzos humanos, los mejores medios técnicos y
las mejores actuaciones pueden naufragar si no se adecuan a las necesidades y expectativas
reales de la comunidad educativa. El diagnóstico cobra tanta importancia que su elaboración
por parte de un CEP debe ocupar el tiempo y esfuerzo necesarios para que no sea un mero
6
. Aunque he revisado distintos planes anuales, he analizado con más detalle los diagnósticos ofrecidos en los
últimos planes anuales de los CEPs de Córdoba, Aracena y Castilleja. Al margen, claro está, del diagnóstico
que ofrece el CEP de Cuevas-Olula, que es el que más he tenido en cuenta respecto a la realidad concreta en la
que se insertaría la asesoría.
trámite burocrático a incluir en un Plan Anual por decreto, sino un instrumento útil sobre el
que se base la planificación y ejecución de las actividades formativas.
Por último, quisiera destacar que después de lo visto tengo claro que un diagnóstico
eficaz supone un trabajo de equipo muy bien organizado, desarrollado de un modo continuo
y que no puede surgir de una improvisación de última hora.
En fin, por mi parte, y aun a sabiendas de repetir una enumeración por todos conocida,
voy a considerar como posibles referentes de un diagnóstico los objetivos del II Plan de
Formación Permanente del Profesorado, con una somera descripción de cómo podría
recogerse y valorarse información sobre su grado de consecución y sobre las carencias que
habría que atacar.
Un buen criterio para recoger información sobre este objetivo puede ser el de considerar
el número de centros de la comarca que participan en programas y proyectos de la
Consejería destinados precisamente a la mejora de la práctica educativa y del aprendizaje.
Así, habría que “porcentualizar” el número de centros de cada nivel educativo implicados
en programas y proyectos como:
- Centros bilingües.
- Centros TIC y DIG.
- Ecoescuelas.
- Centros de Calidad.
- Proyectos “Escuela Espacio de Paz”.
- Proyectos de Innovación Educativa.
- Proyectos de Interculturalidad.
- Proyectos de Coeducación.
- Proyecto Descartes (Matemáticas).
- Proyectos Europeos: Comenius, Gruntvig, Leonardo
- Planes de Mejora y Autoevaluación.
- Llama la atención que en las dos primeras convocatorias de centros TIC sólo
entraron centros de Secundaria (5), mientras que en la última convocatoria han
entrado cinco centros de Infantil-Primaria y sólo uno de Secundaria. ¿Se habrá
empezado la casa por el tejado?
- Llama la atención que de los seis centros con Proyectos de Innovación sólo uno
es de Secundaria. Idéntica proporción se observa respecto a las Ecoescuelas.
En fin, un somero vistazo a estos datos ofrece ya una idea de ciertos desequilibrios
temáticos y por niveles en cuanto a la implicación y motivación del profesorado de la
comarca, descubriendo posibles perspectivas futuras de trabajo para una asesoría educativa.
Por último, la revisión de estos datos ofrece información sobre la demanda formativa del
profesorado, que habrá que atender preferentemente, pero también sobre la escasa
preocupación por algunos temas de importancia que el propio CEP tendría que intentar
potenciar.
La verdad es que resulta difícil obtener información que permita medir la conciencia
profesional, aunque un indicador aproximado podría ser el grado de participación en
actuaciones formativas ofertadas por el CEP. Esta información es fácilmente obtenible y su
análisis permitiría ver el perfil del profesorado más asiduo a estas actividades, para prever
en el futuro inmediato la demanda formativa y para incidir en los grupos que se perciban
más desvinculados. Pueden detectarse porcentajes de participación por rango de edad, por
materias, incluso por sexos, y extraer conclusiones.
materiales en la medida deseable habría que incidir en ese aspecto de cara a futuras
actuaciones formativas.
Por una parte podría recabarse información estadística sobre el estado de la convivencia
escolar en cada centro de la comarca, solicitando a los equipos directivos datos sobre las
actuaciones disciplinarias de cada curso escolar, fácilmente obtenibles. Esto, de
suministrarse una información veraz y rigurosa, que podría facilitarse con un cuestionario
estandarizado elaborado por el CEP, podría aportar datos sobre la problemática en la
comarca y ponerlos en relación con el mapa de centros “Escuela Espacio de Paz”. Dichos
centros deberían apoyarse para que los programas se desarrollen satisfactoriamente y
repercutan en la mejora de la convivencia, utilizando su experiencia, caso de ser positiva,
para potenciar la difusión del modelo en las zonas que se consideren más necesitadas. Lo
importante aquí es detectar de alguna manera los problemas y fomentar desde el CEP la
implicación del profesorado, difundiendo experiencias positivas lo más cercanas posibles.
necesidades en la comarca y actuar de manera rápida y eficaz, para que todo el profesorado
pueda aprovechar al máximo los costosos equipamientos que se están suministrando a los
centros TIC. En caso de que estas tecnologías no estén repercutiendo en la mejora de la
docencia y el aprendizaje, estaríamos perdiendo, por enésima vez en Andalucía, uno de los
trenes que puede ayudarnos a corregir nuestro secular atraso.
El diagnóstico en este tema tiene una primera fase bien sencilla. Todo el personal de un
centro que se incorpora a las redes TIC y DIG tiene unas necesidades formativas de base
que pueden atacarse de manera conjunta con el formato de cursos presenciales, en los que
expertos de la comarca doten al personal de los conocimientos mínimos para iniciar el uso
de los equipamientos. Ahora bien, ¿qué sucede cuando la inestabilidad de las plantillas hace
que al año siguiente un tercio del personal sea de nueva incorporación? ¿Qué formación
previa tiene el nuevo profesorado para incorporase rápidamente a la dinámica de trabajo en
su centro? ¿Qué uso puede hacer de las TIC a corto y medio plazo? Mi experiencia personal
en este tema ha sido lamentable, y por ello me gustaría que en el futuro se pensara más en
estas situaciones desde el CEP, y se tuviera previsto un protocolo eficaz y rápido para atajar
este problema.
Nuevamente, este objetivo parece una necesidad vital para afrontar no sólo la mejora
del sistema educativo, sino de nuestra sociedad en general. Recoger información que
permita hacer un diagnóstico acertado sobre las necesidades formativas en este tema parece,
en cualquier caso, complicado. Un indicador aceptable puede ser el número de grupos de
trabajo que hayan centrado su labor en temas de coeducación y análisis de género, así como
el numero de Proyectos de Coeducación puestos en marcha en la comarca. Sería interesante
obtener datos cuantitativos sobre el perfil del profesorado implicado en estos temas, y sobre
la valoración de los resultados de su esfuerzo. Desde luego algo ha fallado en los últimos
tiempos, porque de los cinco Proyectos de Coeducación que se pusieron en marcha en
nuestra comarca, uno de ellos en el IES Río Aguas de Sorbas y en cuya elaboración
participé activamente como Jefe de Estudios, dos no han llegado a concluirse.
En un segundo lugar existe un dato fácilmente obtenible para un CEP, pero que
desconozco, y es el del número de Centros de la comarca que imparten la materia optativa
de “Cambios Sociales y nuevas relaciones de género”, así como del profesorado que la
imparte y del alumnado implicado. Como no deben ser muchas personas, me temo, sería
fácil elaborar cuestionarios que permitan recopilar información sobre las dificultades
encontradas en su puesta en marcha, necesidades formativas del profesorado para impartir
esta materia, profesorado interesado en impartirla en un futuro, etc.
Parece claro que la mejora educativa depende en gran parte del buen funcionamiento de
los equipos directivos, y que la formación para esta labor debe ser una línea continua para
cualquier CEP. Un buen diagnóstico de la situación a este respecto puede partir de la
información que suministren los actuales integrantes de los equipos directivos de la
comarca, que puede recogerse de diversas formas: desde la entrevista personal por parte del
equipo de asesores hasta la elaboración de cuestionarios que permitan detectar las carencias
y dificultades más comunes, de cara a planificar actuaciones formativas a corto y medio
plazo.
He entendido este apartado del proyecto como una reflexión teórica sobre la
importancia del diagnóstico para la planificación de la actividad asesora, así como sobre los
referentes que deberían tenerse en cuenta y la manera de obtener y analizar información
sobre esos aspectos. Me he basado en el análisis de diagnósticos reales elaborados por
distintos CEPs andaluces, sobre todo a la hora de entender la importancia del diagnóstico y
de tener en cuenta diversas formas de evaluar los referentes. Claro está que en el momento
de hacer algunas concreciones, o ejemplificar situaciones, me he basado en la realidad que
mejor conozco, que es la de la comarca del CEP de Cuevas-Olula. Pero en ningún momento
he entendido este punto como la elaboración de un diagnóstico completo de esta comarca,
porque resulta claro que desde la situación de un aspirante a asesor es complicado disponer
de todos los datos que considero necesarios para esta tarea.
Programación de las
actuaciones.
3.1. Introducción.
Entiendo como objetivo prioritario a corto plazo atender las necesidades formativas
surgidas por la dinámica interna de los centros de la comarca y por la coyuntura concreta
del curso a planificar. En este caso, los objetivos prioritarios se derivan de la necesidad de
apoyar la puesta en marcha de proyectos concretos de mejora de la calidad educativa y de
seguimiento y apoyo a los proyectos que se vienen manteniendo desde cursos anteriores.
Igualmente, habría que tener en cuenta que el curso que viene puede incorporarse a las
plantillas de la comarca profesorado de secundaria en prácticas (puesto que es año de
oposiciones), y que el propio CEP de Cuevas-Olula contará con cinco nuevos puestos de
asesoría. Partiendo de esta realidad, paso a enumerar lo que creo que podrían ser objetivos
prioritarios a corto plazo.
- Planificar el proceso de formación del nuevo personal asesor del CEP para que
pueda asumir tareas de un modo eficaz en el menor tiempo posible.
- Mejorar los recursos técnicos que permitan al CEP afrontar una oferta
diversificada, sistematizada y permanente de cursos de formación on-line para
todos los niveles y temáticas.
7
. En este sentido, pueden servir de referencia los formularios de detección de necesidades formativas
disponibles en la página web del CEP de Córdoba, que se podrían adaptar a la realidad de esta comarca.
- Potenciar el uso de las TIC en la labor cotidiana del CEP, haciendo de su página
web un portal educativo adaptado a las necesidades del profesorado de la
comarca.
- Asignar entre las tareas de algunos miembros del personal asesor del CEP el
análisis permanente del diagnóstico formativo en la comarca, elaborando
estrategias que mejoren la recogida de información estandarizada a tal fin.
- Elaborar una base de datos sobre el personal docente de la comarca que por sus
capacidades y experiencias innovadoras pueda servir de agente activo en
procesos de formación en centros, cursos presenciales o cursos on-line.
Siendo la asesoría a la que aspiro del ámbito Cívico-Social, me gustaría a medio plazo
trabajar para crear una revista virtual de Ciencias Sociales que se nutra de aportaciones del
profesorado de la comarca, y abierta a colaboraciones de investigadores en el campo de la
Geografía, la Historia, la Sociología o la Filosofía. La revista podría contar con una sección
para publicar trabajos estrictamente científicos en estas disciplinas, y otra orientada a las
experiencias didácticas innovadoras. El objetivo sería difundir el trabajo investigador y
docente del profesorado de estas áreas, como apoyo a su reconocimiento y promoción
profesional, así como ofrecer materiales que sirvan para la formación del resto del
profesorado interesado.
Trabajo en equipo y
redes profesionales.
8
. Serafí ANTÚNEZ, “El trabajo en equipo de los profesores y profesoras: factor de calidad, necesidad y
problema”, en Educar, 24 (1999), p. 94.
Como reflexión inicial, me gustaría señalar la escasa formación específica sobre trabajo
docente en equipo que está al alcance del profesorado que se integra en grupos de trabajo, a
veces más ficticios y burocráticos que auténticos ejemplos de trabajo cooperativo. En
demasiadas ocasiones un grupo de trabajo puede convertirse en un mero mecanismo de
conseguir un objetivo material respetable: la adquisición cómoda de horas de formación
que permita la mejora salarial (sexenios). Sin ánimo de descalificar a nadie, y menos a tanta
gente motivada como he conocido entre el profesorado, uno se pregunta si en el caso de
existir un mecanismo distinto de promoción salarial el número de integrantes de grupos de
trabajo sería tan elevado en nuestros días.
Para dinamizar el trabajo en equipo del profesorado de nuestra comarca, y para ayudar a
que los numerosos grupos de trabajo vayan mejorando su funcionamiento y sus resultados,
una estrategia importante, a mi entender, es mantener una oferta anual de cursos
presenciales que permitan una mejor formación teórica del profesorado en las técnicas de
trabajo docente en equipo. Posteriormente, el personal así formado puede ser un buen
difusor de dichas estrategias en los grupos de trabajo en que tome parte.
En definitiva, y pese a los claroscuros que observo en este tema, creo que es de la
mayor importancia y que habría que priorizarlo en los planes de actuación de los CEPs.
Igualmente creo que habría que intentar potenciar otros mecanismos y ejemplos de trabajo
en equipo al margen de los comentados grupos de trabajo. Por mi parte entiendo que el
trabajo en equipo que merece y necesita más apoyo es el que realizan grupos de docentes en
su práctica educativa cotidiana, y no sólo en teóricas reuniones fuera del horario lectivo.
También creo que el trabajo en equipo que se debe apoyar desde los CEPs es el “trabajo
cooperativo”, que va más allá de la suma de diversas aportaciones individuales, fruto del
trabajo personal y solitario, que se encuadernan de manera conjunta.
por la temática y alguna formación previa que pueda aportar. Incluso no estaría mal que en
alguna sesión con alumnado en la que se pongan en práctica reflexiones o materiales del
grupo de trabajo pueda integrarse el personal asesor, entendido como un miembro más del
grupo. Sé que dado el ingente número de grupos a asesorar esto resulta imposible con todos
ellos, pero creo que es muy positivo que el personal asesor se integre como miembro
permanente en al menos un grupo de trabajo en cada curso, participando activamente en la
reflexión, elaboración de materiales y aplicación en el aula.
En un tercer nivel de trabajo en equipo podrían considerarse los grupos de trabajo que
integran personal de distintos centros educativos. Aunque la posibilidad existe, tal vez no se
da mucho en la práctica por problemas de comunicación, por eso creo que el CEP, a través
de su página web, debería tratar de “buscar” grupo a personas que, interesadas en temas
concretos y en trabajar en equipo, no encuentran en sus centros el marco adecuado o gente
con intereses afines.
Otro tema que me preocupa es la fractura entre el personal docente de los distintos
niveles a la hora de organizar grupos de trabajo. Personalmente, en al menos tres ocasiones
he tenido la suerte de integrarme en grupos de trabajo intercentros en los que participaban
docentes de Primaria y Secundaria con intereses comunes: concretamente dos grupos de
trabajo sobre análisis de género y coeducación y uno sobre la presencia de las matemáticas
en la vida cotidiana y las humanidades. Mi experiencia personal fue muy positiva, y creo
que el CEP debería facilitar la posibilidad de que se creen grupos de trabajo que sumen
personal de Primaria y Secundaria, porque el contacto más fluido entre el profesorado de los
distintos niveles ayuda a crear vínculos, compartir criterios y problemas, actuar de un modo
cada vez más coordinado y, sin duda, contribuye a mejorar la calidad educativa en ambos
niveles.
En cuanto a la creación de redes profesionales, en una comarca tan amplia como la que
cubre el CEP de Cuevas-Olula el recurso a las TIC resulta casi imprescindible, aunque la
mejor arma es la voluntad y motivación del profesorado. En mi caso debería pensar sobre
todo en el profesorado del ámbito Cívico-Social, integrado en los Departamentos de
Geografía e Historia, Filosofía y Economía. Para que ninguna disciplina se sienta
marginada, creo que la mejor manera de potenciar las redes profesionales es partir de un
espacio propio en la página web del CEP, y recabar colaboración de profesores de estas
materias para que diseñen los apartados y contenidos que crean más adecuados. No debería
ser difícil partir de un foro común en internet que luego tuviera cabida para apartados
específicos que vayan creando los propios usuarios.
El foro de internet no es una red en sí, pero puede servir de mecanismo generador, toda
vez que permite ponerse en contacto a profesionales alejados geográficamente, que pueden
compartir virtualmente problemas, preocupaciones, propuestas didácticas relacionadas con
sus disciplinas y, llegado el caso, materiales didácticos de elaboración propia. Otra buena
estrategia potenciadora de la creación de redes es la posibilidad de organizar salas de chat,
en las que la comunicación es más fluida y directa.
Ahora bien, aunque las TIC facilitan la creación de redes, su simple uso no supone la
existencia de una red profesional, que necesita de actuaciones que fijen objetivos y líneas de
Apoyo y asesoramiento
a grupos, centros y
colectivos.
5.1. Introducción.
Se realizaría a través de la página web del CEP, mediante espacios temáticos, foros y
salas de chat. En esta vía el CEP ofrece el mecanismo y parte de los contenidos, pero son
los propios interesados los que deben generar los procesos de intercambio.
5.2.2.Publicaciones digitales.
5.2.3.Revistas de ámbito.
Aunque podrían adoptar el formato digital o difundirse por la red, estas revistas,
deberían intentar seguir un formato diferente a la simple edición de trabajos dispersos. En el
caso de las Ciencias Sociales, ya expuse anteriormente que su objetivo sería estimular la
producción científica y didáctica del profesorado, pero siguiendo una línea editorial
planificada desde el CEP, marcando temas monográficos, ofreciendo unos criterios de
edición, creando un equipo de profesorado colaborador en tareas de diseño, maquetación,
selección de trabajos, etc., y tratando de incorporar en cada número aportaciones de
investigadores de prestigio que compartan espacio con el profesorado investigador de la
comarca.
En la actualidad, y gracias a la TIC, la presencia del CEP en los centros es tanta como
quiera el personal de los mismos, ya que su página web en los últimos tiempos ha empezado
a funcionar como una auténtica ventana abierta a la que basta con desearlo y tener una
conexión a internet para asomarse. En ella puede accederse fácilmente a toda la oferta
formativa, gestionar trámites de admisión, conocer el Plan Anual, acceder a recursos
educativos y, recientemente, incluso se abre la posibilidad de realizar cursos on-line. Ahora
bien, esta presencia virtual depende en gran parte del interés del profesorado por estar
informado y de la motivación hacia la formación permanente, lo cual no debe darse por
sentado como un a priori.
- Actuar en los centros más inmovilistas con una presencia más asidua del
personal del CEP, para que se genere el dinamismo deseado en las plantillas.
El diagnóstico debe permitir seleccionar los centros más necesitados de impulso para
tener en ellos una mayor presencia humana, brindar apoyo al equipo directivo y claustros,
participar en algunas reuniones de órganos colegiados, informar sobre los programas de
mejora educativa, tomar el pulso al interés del profesorado, etc. Como la labor podría
resultar compleja, sería un buen punto de partida hacer una selección de centros concretos,
y que a cada miembro del personal asesor se le asigne uno para trabajar en él de modo
preferente. De esta forma el personal asesor iría haciéndose visible en aquellos centros en
los que, por falta de grupos de trabajo o planes de mejora educativa, su presencia no es
inexcusable, pero precisamente por ello probablemente más necesaria.
6.1. Introducción.
Desde hace algunos años las TIC se han puesto al servicio de la formación a distancia y
se han ido incorporando a los procesos de formación del profesorado. Instituciones de
ámbito estatal, como el CNICE (Centro Nacional de Información y Comunicación
Educativa) o la UNED, tienen una variada oferta anual de cursos a distancia que cubren
aspectos generales del proceso educativo, formación en el uso de las nuevas tecnologías o
actualización y profundización científica en diversas materias. Ahora bien, esta oferta no es
suficiente por diversos motivos. Por una parte, porque los cursos de formación del
profesorado de la UNED tienen un coste económico que ha de ser sufragado por los
usuarios. Por otra parte, porque los cursos del CNICE suelen tener cupos y no todo el
profesorado interesado es admitido.
En primer lugar, es importante elegir la plataforma más adecuada y accesible para llevar
a cabo los procesos formativos on-line. En el caso de la Junta de Andalucía, a través del
portal educativo Averroes, y del CEP de Cuevas-Olula, a la vista de su incipiente oferta, se
ha optado por la plataforma Moodle (Modular Object-Oriented Dynamic Learning
Environment), que tiene la ventaja de ser una aplicación web basada en software libre, de
fácil acceso (prácticamente puede funcionar en cualquier ordenador con conexión a
internet), con un entorno agradable y de sencillo manejo. Personalmente, en el presente
curso me he iniciado en el manejo de dicha plataforma en dos sentidos: como alumno estoy
realizando un curso sobre el uso de la plataforma en sí (dirigido por el profesor del IES El
Palmeral Tomás Díaz Hinestrosa) y como profesor voy aplicando mi aprendizaje en la
elaboración de un curso de Geografía para estudiantes de 2º de Bachillerato (que estará listo
para el próximo curso académico).
En segundo lugar, es importante que el personal asesor del CEP esté formado en el
manejo de la plataforma educativa seleccionada, tarea que imagino ya iniciada por parte de
la actual plantilla, y que debe extenderse a las nuevas incorporaciones.
En tercer lugar, hay que llenar de contenido la plataforma, con una oferta de cursos y
actividades on-line que se base en las necesidades detectadas en el diagnóstico y que tenga
aceptación por parte del profesorado de la comarca. Sin duda ésta es la medida más
complicada, y hay que desarrollarla a medio plazo y sin prisas. En principio resulta
complicado que el diseño y seguimiento de todos los cursos y actuaciones on-line pueda ser
acometido por el personal asesor. No sería un disparate realizar búsquedas de cursos ya
elaborados e incluirlos en la plataforma, previo permiso de los autores caso de no ser
material libre. En esta línea, incluso creo que sería posible adaptar cursos del CNICE para
ofertarlos al profesorado de la comarca desde la plataforma del CEP, con lo que estarían al
alcance de todo el personal.
Además de los cursos on-line, la plataforma Moodle ofrece otras posibilidades que
podrían ir explotándose con el tiempo. Por ejemplo, el seguimiento y asesoramiento de
grupos de trabajo podría verse facilitado a través de espacios en la plataforma en los que se
oferten materiales relacionados con las temáticas tratadas. En esta línea podría crearse, por
ejemplo, un espacio común para grupos de trabajo relacionados con cada ámbito (en mi
caso Cívico-Social), lo que simplificaría el asesoramiento, dado que puede haber distintos
grupos trabajando en las mismas temáticas, y permitiría un punto de encuentro entre dichos
grupos para compartir experiencias y problemas.
En definitiva, creo que la plataforma Moodle, o cualquier otra que pueda elegirse en el
futuro, es un buen medio para complementar mediante las nuevas tecnologías la oferta
formativa de los CEPs, acercarla a todo el profesorado, evitando sacrificios y
desplazamientos, y adaptarla al entorno de trabajo que ya se viene utilizando en algunos
centros TIC en la práctica docente con el alumnado.
Además de usar las TIC en los procesos de formación permanente del profesorado, los
CEPs deben incluir en su Plan Anual una oferta variada y suficiente de formación para el
uso de las TIC en la práctica docente, atendiendo a los distintos niveles y necesidades del
profesorado individual y de los centros como colectivo. Las medidas que pueden tomarse
dependerán en gran parte del diagnóstico de las necesidades formativas en la comarca, y
deben atender a las diversas situaciones previstas.
Los centros de nueva incorporación a la red TIC y DIG deben contar con una especial
atención, pues la necesidad de una formación presencial para todo el profesorado de los
mismos es clara. En estos cursos presenciales debe atenderse a la diversidad del profesorado
y de sus conocimientos previos, primando en un primer momento los aspectos técnicos del
manejo cotidiano del nuevo material educativo. Solventado este primer escollo, la
formación debe orientarse de un modo más concreto a las posibilidades didácticas de las
nuevas tecnologías en las diversas áreas del currículo.
Los centros TIC previamente existentes en la comarca deben ser apoyados en dos
líneas. Por una parte, facilitando la incorporación del nuevo profesorado sin experiencia en
el manejo de los recursos técnicos del centro, lo que necesita de una actuación rápida y
presencial al inicio del curso que no puede ser sustituida, como hasta la fecha, por la mera
creación de grupos de trabajo, cuya dinámica y calendario de reuniones retrasa
notablemente la adaptación del nuevo profesorado. Por otra parte, los grupos de trabajo sí
pueden ser un buen mecanismo en estos centros para profundizar en la elaboración de
materiales didácticos basados en las TIC por parte del profesorado que cuenta ya con la
suficiente experiencia. El objetivo de estos grupos debería ser elaborar recursos didácticos
de calidad, con el asesoramiento y apoyo del CEP, que luego debería encargarse de difundir
los resultados para su aplicación por parte del profesorado interesado. Dadas las
particularidades específicas de cada área, debería potenciarse el trabajo en equipos de
docentes agrupados, si es posible, por áreas del currículo, más que por centros educativos.
La aplicación de las TIC depende en gran parte de la formación del profesorado para su
manejo, pero al final, solventado este problema, llega el momento de “dotar de contenido” a
las máquinas y recursos técnicos. Está claro que el profesorado innovador, a la larga, tiende
a crear sus propios recursos, adaptados a la realidad de su entorno y su alumnado. Pero el
paso de la docencia tradicional al empleo de las nuevas tecnologías no puede hacerse a
modo de salto mortal, sino que es un proceso lento y continuado que nunca se detiene y
necesita apoyo y formación. A veces, el profesorado dedica un esfuerzo y un tiempo
importante a elaborar recursos educativos o a buscar en la red recursos adaptados a sus
necesidades y medios. Facilitar y sistematizar esta labor es una tarea importante del CEP, ya
sea mediante la creación de redes temáticas, para lo que puede utilizarse la propia
plataforma Moodle, o mediante la celebración de encuentros o jornadas por ámbitos
educativos. Este tipo de actuación presencial no requiere de un número excesivo de horas,
pues no se trata de “formar” en las TIC, sino de difundir experiencias y materiales a un
profesorado que cuenta ya con una formación previa y que busca recursos concretos para
las materias que imparte.
Seguimiento de las
actuaciones realizadas.
7.1. Introducción.
Dicho esto, también entiendo que si el profesorado se viera sometido a cualquier tipo de
prueba o exigencia que midiera su aprendizaje en una actuación formativa probablemente se
pondría a la defensiva, pues consideraría que se le exige un esfuerzo adicional. Esta
situación, sin embargo, se da menos en los procesos formativos on-line, pues el profesorado
que participa en ellos realiza tareas y efectúa trabajos que justifiquen su avance, y entiende
perfectamente que esto es una exigencia normal para verificar y certificar su participación
en la actuación formativa. En los cursos presenciales, por el contrario, se suele entender que
la sola presencia física en una sala y un par de firmas acreditan que el profesorado
participante ha culminado con aprovechamiento un proceso formativo, y se le exige, como
mucho, que rellene un cuestionario que, más que su aprendizaje, detecta su grado de
satisfacción, conceptos que no tienen por qué ser directamente proporcionales.
Es obligatorio incluir en los Planes de Actuación anual de los CEPs los mecanismos
previstos para el seguimiento de dicho Plan y los criterios de evaluación del mismo.
Después de analizar dicho apartado en el último Plan de Actuación el CEP de Cuevas-
Olula, no creo que mi labor en este proyecto sea elaborar un mecanismo de seguimiento
alternativo, para lo que no estoy capacitado en este momento, ni reproducir aquí los
indicadores, los criterios, procedimientos e instrumentos de evaluación previstos en dicho
Plan. Me he tomado la lectura de dicho apartado como un aprendizaje sobre la importancia
de la autoevaluación y sobre el ingente trabajo previsto para realizarla, al que, llegado el
caso, me sumaría con mi mejor voluntad.
La reflexión sobre las actuaciones organizadas por un CEP es una parte esencial de su
autoevaluación, tal vez la más importante. Es cierto que la reflexión final no puede
realizarse a partir de apreciaciones subjetivas, y que es muy importante diseñar y elaborar
instrumentos adecuados de recogida de información para la posterior evaluación. Ahora
bien, pensar que el proceso de evaluación de una actuación acaba con la obtención de una
puntuación media para distintos aspectos a partir de un cuestionario completado por el
profesorado participante, a veces con prisas y desgana, es un tanto naif. La reflexión
colectiva por parte del personal asesor participante en la actuación, sobre la base de la
información obtenida, y la elaboración de unas conclusiones que destaquen los aciertos y
posibles fallos, son los momentos cumbre de la evaluación.
También sería deseable contar con instrumentos de evaluación que midieran aspectos
más relevantes sobre las actividades formativas, y no sólo el grado de satisfacción del
profesorado asistente. En algunas actuaciones, como los grupos de trabajo o los cursos on-
line, se cuenta con materiales elaborados por el profesorado, cuya calidad debe tenerse en
cuenta en la reflexión evaluadora. Más difícil es contar con estos materiales en cursos
presenciales, en los que no suele exigirse elaboración de materiales, salvo que una parte de
la carga horaria se considere no presencial. Sé que resultaría complicado, y tal vez
contraproducente, exigir la elaboración de algún tipo de producto que pueda servir para
medir los efectos de estas actuaciones en el profesorado, pero caben otras posibilidades para
incentivar esta práctica. Por ejemplo, una estrategia podría ser ofrecer la posibilidad
voluntaria de elaborar algún producto concreto que refleje el aprovechamiento de la
actuación, primando dicho trabajo con un reconocimiento horario adicional. Así, quedaría a
la elección del profesorado realizar esta labor, pero es posible que paulatinamente se
pudiera ir contando con más materiales que ayuden a evaluar el aprovechamiento de estas
actuaciones.
La reflexión principal sobre una actuación concreta debería correr a cargo del personal
asesor responsable de la misma, que debería elegir el instrumento más adecuado para
recabar información de cara a la evaluación y plasmarse en un pequeño informe escrito.
Ahora bien, la puesta en común de estos informes con el resto del personal es importante
para fomentar el debate conjunto, y esto puede incluirse como rutina en las reuniones
semanales del equipo asesor, al menos en una sesión de cada mes.
En definitiva, creo que lo que refleja el último Plan de Actuación del CEP de Cuevas-
Olula respecto a su autoevaluación denota una preocupación seria por mejorar y diversificar
los instrumentos de evaluación y los referentes a tener en cuenta, por lo que es un buen
punto de partida para fomentar un proceso de reflexión permanente que ayude a la claridad
Bibliografía citada,
fuentes y legislación.
8.2. Fuentes.
8.3. Legislación.
Orden de 24 de junio de 2003 por la que se crea la materia optativa “Cambios sociales y
nuevas relaciones de género”. Texto en BOJA de 15 de julio de 2003.
La educación en Andalucía. Una propuesta para el debate de una ley de educación para
Andalucía. Junta de Andalucía. Sevilla, 2006.