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IMPERIO DE PAPEL
Una antología documental de la historia novohispana
INDICE
Introducción
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EL GOBIERNO
Bula papal de donación de las islas y tierra firme del Mar Océano al reino de
Castilla, 1493.
Cédulas, capítulos de ordenanzas que tratan acerca de la jurisdicción del Consejo de
las Indias y la orden que se ha de tener en la expedición de los negocios de gobernación,
justicia, gracia y merced, 1571.
Cédula en que manda cómo y donde han de hacer los que pasaren a las Indias sus
informaciones ante la Casa de Contratación de Sevilla, y lo que han de probar, 1552.
Instrucción dada al virrey marqués de Montesclaros por el presidente del Consejo de
Indias, 1603.
Informe de don Juan de Palafox, obispo de la Puebla, al conde de Salvatierra, virrey
de esta Nueva España, 1642.
Real cédula para que en las Indias haya audiencias y cancillerías reales, 1528.
Real cédula para que los oidores no tengan casas propias ni granjerías, ni traten ni
contraten por sí ni por interpósitas personas, ni se sirvan de los indios, 1549.
Real cédula que manda que no se puedan casar en las Indias ningún virrey,
presidente, oidor y alcalde del crimen, ni fiscal de las audiencias de las Indias, 1575.
Instrucción a los alcaldes y corregidores de Nueva España, 1571.
Real cédula para que se proceda con todo rigor contra los gobernadores,
corregidores y alcaldes mayores que tratan y contratan, 1716
Real cédula aceptando la compra y venta de oficios públicos, 1606.
Cédula del emperador Carlos V concediendo el título de marqués del Valle de
Oaxaca a Hernán Cortés, 1529.
Real cédula a Hernán Cortés haciéndole merced de 22 pueblos y 23.000 indios
vasallos, en razón de los servicios prestados, 1529.
Ordenanzas de población de Felipe II, 1573
Instrucciones para la reducción de pueblos de indios del virrey conde de Monterrey,
1598.
Título de fundación de la villa de Salamanca, 1602.
Ordenanzas de gobierno de la nobilísima ciudad de México (introducción), 1728.
Instrucciones del visitador de la Nueva España, licenciado Tello de Sandoval, 1543.
Orden que para tomar residencia debe seguir la Real Audiencia, 1528.
Real cédula a la Real Audiencia ordenando sean hechos pueblos de indios y se elijan
autoridades, 1549.
Informe del virrey Bucareli sobre la jurisdicción del Juzgado de la Acordada, 1775
Real cédula sobre la fundación de la Armada de Barlovento, 1635.
Visita e información sobre los tributos pagados por Tlalmanalco, 1564.
LA IGLESIA
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LA ECONOMIA
Real cédula ampliando a 600 varas a la redonda los términos del pueblo de indios y
a 1100 varas los límites de fijación de las estancias, 1687
Real cédula a la Audiencia de México admitiendo las reclamaciones de los
labradores y corrigiendo las medidas entre pueblos de indios y estancias, 1695.
Mandamiento del virrey conde de Monterrey prohibiendo los repartimientos de
indios para los ingenios de azúcar, aunque permitiendo que se empleasen en ellos a indios
alquilados, 1599.
Parecer del asesor general del virreinato, Diego Antonio Cornide, sobre la venta de
reos a los obrajes, 1767.
Ordenanzas del gremio de algodoneros, 1809
Ordenanzas para el gobierno de las minas de Pachuca y Real del Monte, 1766
Real cédula para que las elecciones de priores y cónsules del Consulado de
Comerciantes se realicen según lo propuesto por su Tribunal, 1728.
Bando del virrey marqués de Croix sobre organización de la feria de Xalapa, 1769.
De la navegación y comercio de las Islas Filipinas, China, Nueva España, y Perú,
1635, 1636.
Glosario
Obras de referencia
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Introducción
agonizante Sacro, Romano y Germánico, sino aquel dirigido por los reyes de España y que
se extendía desde Flandes pasando por las Indias hasta llegar a las remotas Filipinas. Aun
en sus peores momentos no existió nada comparable en Occidente. Es cierto que en el siglo
XVII el Imperio pasó por una grave crisis: agotamiento demográfico, ruina de la economía,
quiebra fiscal y pérdida de los Países Bajos y en Portugal. Sin embargo, el progresivo
integridad esencial de sus dominios indianos, cumplir con sus propósitos evangelizadores,
proteger a los indígenas de los peores abusos, contener los ímpetus autonomistas de los
sociedades y culturas.
Estos logros son aun más paradójicos cuando se consideran los elementos que
puede aceptarse como una imagen literaria. El reino era posesión personal del rey; no
existía una distinción entre el gobierno y el gobernante, o entre la hacienda pública y los
bienes privados del linaje real. Este concepto patrimonial y personal del poder repercutía en
criterios de eficiencia. Importaba más el favor del monarca que los méritos y habilidades; el
Por las mismas razones, el sistema fiscal era una acumulación de disposiciones
Como los gastos más urgentes eran siempre los metropolitanos, los funcionarios virreinales
estaban mal pagados e incluso, con el tiempo, muchos alcaldes mayores dejaron de recibir
salario. Esto obligaba a los representantes del rey a obtener el sustento de sus mismos
cargos. Además de los eventuales ingresos derivados del legítimo ejercicio de sus funciones
(actas judiciales, multas, etcétera) no había mayor objeción a que utilizaran el puesto para
su propio provecho. Así, los oidores buscaban provechoso vínculos conyugales con las
familias de la oligarquía local, los alcaldes mayores actuaban como comerciantes que
aprovechaban su poder para imponer contratos mercantiles abusivos a los indios y todos los
jurisdicciones, esto es, las cantidades que ilegalmente podían obtenerse de su posesión.
cargos públicos se remataban al mejor postor, pasaban a ser propiedad personal del
beneficiario y podían heredarse generación tras generación. La Iglesia, desde luego, gozaba
regiones apartadas y especialmente la frontera norte del virreinato, los misioneros eran los
imponer sus determinaciones por la fuerza- no existía para efectos prácticos. Si dejamos de
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permanentes en la Nueva España estaban en los puertos y en las fronteras “de tierra
del virreinato llegaron incluso al extremo de privatizar las cárceles mediante la práctica de
“vender” los reos condenados a trabajos forzados a los propietarios de obrajes textiles o
plantaciones.
Puede decirse que el Estado no se había separado de la sociedad como una esfera
distinción entre gobernantes y gobernados no era tan clara y nítida como hoy día la
caciques y principales indios. Todos, en mayor o menor medida, eran parte de un sistema
político con límites imprecisos y difusos Por eso, a pesar el despotismo nominal de la
monarquía, la vida política cotidiana incluía una amplia dosis de consultas, negociaciones,
política.
Este sistema permitía asimilar cierto grado de cambios, acomodar las fuerzas en
conflicto, disolver las tensiones, mantener la imagen del monarca como fuente de autoridad
lejana, poderosa y justiciera y mantener la paz del reino con un mínimo de recursos. Los
virreyes y otros altos funcionarios designados por el monarca para gobernar la Nueva
conceder mercedes y honores para edificar una cuidadosa red de lealtades, amistades y
en la trama de este complejo tejido político. Debían promover los intereses metropolitanos,
pero al mismo tiempo no traspasar los límites implícitos que mantenían la obediencia y el
en esta época un área separada y autónoma del conocimiento. Por el contrario, la actividad
productiva está siempre a medio camino entre la idea del "bien común", de que la economía
de los grupos de poder, las necesidades concretas inmediatas y las urgencias fiscales de la
Corona. Esta contradicción aparece bien en las vacilaciones respecto a la extensión de las
"tierras por razón de pueblo" (que concordaba con el proteccionismo oficial hacia los
ingenios azucareros (que producían una mercancía que atendía más al gusto que a la
necesidad) o los jaloneos respecto a la prohibición del juego de gallos (que fomentaba las
Los desafíos que afrontaban los gobernantes indianos eran sin duda delicados y
complejos; pero no lo eran menos los que atendía la jerarquía eclesiástica. En ocasiones se
contempla la iglesia colonial como una vasta, coherente, y monopólica estructura, que
impuso sus creencias y su autoridad de manera incontestable. La realidad era, desde luego,
mucho más variada e inestable. Para empezar, la Iglesia tuvo que crear y aceptar una
estructura sui generis, dirigida para efectos prácticos por los miembros de las órdenes
plenamente sino hasta fines del siglo XVIII. La misma estrecha vinculación entre Imperio e
Iglesia que en los siglos iniciales fue esencial para la legitimación de la conquista y la
conversión de los sometidos, pasó por momentos de fricción y derivó a la larga en una
situación de fricciones y golpes de mano que muchos consideraron que ponía en cuestión la
existencia misma de los “justos títulos” de España sobre Indias. Incluso, hablar de “la
a medias que aquejaron a una cristiandad indiana que se había soñado perfecta, libre de la
corrupción, los compromisos dudosos y los vicios del Viejo Mundo. Los documentos que
que, más allá de las cuestiones puramente personales, encarnaban distintos proyectos de
cristiandad- y ponen una atención particular al espinoso y nunca bien resuelto problema de
cómo resolver los casos de herejía y apostasía entre los nuevos conversos. Por otro lado,
largo arraigo, como las cofradías y, desde luego, la aparición y fomento del culto
sentido que sus fundadores y promotores esperaban y que en ocasiones acabaran por
amenazar el mismo orden colonial es, en cierto sentido, testimonio del éxito paradójico de
la Iglesia indiana.
variada e imprevisible que establecieron con los grupos indígenas y los esclavos traídos del
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Esta antología procura dar razón del programa político de los colonos, de su temor a los
indios y negros, de los problemas que conllevaba introducir un orden y un concierto en una
sociedad heterogénea, unida por pasiones comunes y a la vez dividida por tensiones que a
veces derivaban en episodios de violencia; pero, también, la obra busca proporcionar una
compartidos.
"reformas borbónicas" de las últimas décadas del siglo XVIII. Estas innovaciones
fundamento de la autoridad, hacer más eficiente la recaudación fiscal, crear una burocracia
locales, poner un firme control sobre los pueblos de indios y la plebe urbana, e instaurar
fuerzas militares que respaldaran con las armas estas innovaciones y reprimieran cualquier
Un Imperio de papel
burocrático que se asemejaba a una pirámide. Los litigios, las leyes y ordenanzas, las
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decisiones judiciales, las normas sobre el comercio, la minería, los derechos de los
gobernaban con ayuda de consejos, tribunales y funcionarios a los que delegaban parte de
su autoridad y que con sus sentencias y disposiciones iban poco a poco generando una
Siempre era posible que el rey los llamara a cuentas, o se hiciera presente a través de los
funcionario era poner sus actos y sus derechos por escrito. Las ciudades, las haciendas, la
modo de producción, tiene aquí una aplicación inesperada. No es seguro que los españoles
cabeza de la res publica, la documentación era su sistema nervioso. Los dominios españoles
obtener una imagen del pasado colonial. Estos documentos tienen la indudable ventaja de
presentar una imagen amplia y detallada de la legislación sobre cada aspecto de la vida
evolución al través del tiempo, puede contemplarse una sociedad colonial que fue
“historias” escritas para el público en general, que tienen una intención y un mensaje más o
menos explícito, las ordenanzas, cédulas e informes presentan de una manera más cruda e
Parece claro que no es posible dejar sin más de lado las preocupaciones morales de
reconocimiento legal de los pueblos de indios (con el derecho al uso exclusivo de sus
concepto del gobernante como padre protector de los humildes y buena parte de la
Sin embargo, esta documentación tampoco puede leerse y aceptarse sin precaución.
De creer al pie de la letra las disposiciones legales, el Imperio habría estado gobernado por
más negativos (la virtual esclavización y casi extinción de la población indígena en las
Antillas Mayores, por ejemplo) habrían sido incidentes provocados por la fatalidad o bien
religiosa. La polémica sobre la "verdadera naturaleza" del dominio español ha sido larga,
Esta añeja y circular polémica vino a tomar un nuevo giro con el apogeo, a
mediados del pasado siglo vigésimo, de la historia social y económica. La nueva manera de
ver las cosas trajo consigo un interés por el estudio de los grupos subordinados que hasta
cercana y minuciosa a las regiones, pueblos e instituciones, y un nuevo énfasis por las
perspectiva fue cierto menosprecio hacia las grandes compilaciones legales en favor de los
documentos de archivos parroquiales, notariales y provinciales, una mayor atención por las
de datos no explícitos, de indicios que podrían remitir hacia las ideas y las normas no
escritas que permiten comprender el amplio espacio existente entre el ideal previsto por las
de los obrajes, los esclavos de las plantaciones y los comuneros indígenas también
incidieron en el desarrollo de la sociedad colonial, así fuese de una manera lateral y muchas
historiográfica relativa a los documentos. Incluye las leyes y disposiciones generales que,
aunque no siempre se siguieran al pie de la letra constituían el marco de referencia para los
funcionarios y personalidades que nos entregan una visión crítica de las realidades sociales
Por otro lado, esta compilación ha intentado reunir materiales que puedan resultar al
mismo tiempo útiles para profesores y alumnos que necesitan materiales de referencia sobre
resulte atractiva para el lector que se acerca a estas páginas por el simple deseo y placer de
Cada documento viene precedido de una breve introducción que ubica y explica su
requiera lecturas adicionales sobre el tema. Dado que esta compilación se orienta hacia un
público amplio, se optó por modernizar la ortografía y, en algunos pocos casos, modificar la
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extensos para reproducirlos aquí íntegramente, se indica con puntos suspensivos donde se
El lector hallará notas aclaratorias en algunas alusiones en los documentos que pueden
presentar alguna duda, así como para algunos giros verbales y arcaísmos.
EL GOBIERNO
Bula papal de donación de las islas y tierra firme del Mar Océano al reino de Castilla.1
Alejandro, obispo, siervo de los siervos de Dios. A los ilustres carísimo en Cristo,
hijo rey Fernando, y muy amada en Cristo, hija Isabel, reina de Castilla, de León, de
Aragón, de Sicilia y de Granada, salud y bendición apostólica. Lo que más, entre todas las
obras, agrada a la divina majestad y nuestro corazón desea es que la fe católica y religión
cristiana sea exaltada mayormente en nuestros tiempos, y que en toda parte sea ampliada y
dilatada, y se procure la salvación de las almas, y las bárbaras naciones sean deprimidas y
reducidas a esa misma fe. Por lo cual, como quiera que a esta sacra silla de San Pedro, a
que por favor de la divina clemencia, aunque indignos, hayamos sido llamados, conociendo
de vos que sois reyes y príncipes católicos verdaderos, cuales sabemos que siempre lo
habéis sido, y vuestros preclaros hechos de que ya casi todo el mundo tiene entera noticia lo
manifiestan, y que no solamente lo deseáis, más que con todo conato, esfuerzo, fervor y
1
. Fuente: Agustín de Solórzano y Pereyra, Política indiana, México, Secretaría de Programación y
Presupuesto, 1979, p. 43-45.
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sangre lo hacéis, y que habéis dedicado desde atrás a ello todo vuestro ánimo y todas
vuestras fuerzas como lo testifica la recuperación del reino de Granada que ahora con tanta
gloria del divino nombre hicisteis, librándole de la tiranía sarracena. Dignamente somos
aquello mediante lo cual cada día con más ferviente ánimo, a honra del mismo Dios y
ampliación del imperio cristiano, podáis proseguir este santo y loable propósito de que
nuestro inmortal Dios se agrada. Entendimos que desde atrás habíais propuesto en vuestro
ánimo buscar y descubrir algunas islas y tierras firmes remotas e incógnitas, de otros hasta
ahora no halladas, para reducir los moradores y naturales de ellas al servicio de nuestro
redentor y que profesen la fe católica, y que por haber estado muy ocupados en la
recuperación del dicho reino de Granada no pudisteis hasta ahora llevar a deseado fin este
vuestro santo y loable propósito; y que finalmente, habiendo por voluntad de Dios cobrado
el dicho reino, queriendo poner en ejecución vuestro deseo, proveísteis al dilecto hijo
Cristóbal Colón, hombre apto y muy conveniente a tan gran negocio y digno de ser tenido
en mucho, con navíos y gente para semejantes cosas bien apercibidos no sin grandísimos
trabajos, costas y peligros, para que por la mar buscase con diligencia las tales tierras
firmes e islas remotas e incógnitas adonde hasta ahora no se había navegado, las cuales,
después de mucho trabajo, con el favor divino, habiendo puesto toda diligencia, navegando
por el Mar Océano, hallaron ciertas islas remotísimas y también tierras firmes que hasta
ahora no habían sido por otros halladas, en las cuales habitan muchas gentes que viven en
paz y andan, según se afirma, desnudas y que no comen carne, y a lo que los dichos
vuestros mensajeros pueden colegir, estas mismas gentes que viven en las susodichas islas
y tierras firmes creen que hay un Dios creador en los cielos y que parecen asaz aptos para
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fuesen doctrinados se introduciría con facilidad en las dichas tierras e islas el nombre del
salvador, señor nuestro Jesucristo; y que el dicho Cristóbal Colón hizo edificar en una de
las principales de las dichas islas una torre fuerte, y en guarda de ellas puso ciertos
cristianos de los que con él habían ido para que desde allí buscasen otras islas y tierras
firmes remotas e incógnitas, y que en las dichas islas y tierras ya descubiertas se halla oro y
cosas aromáticas y otras muchas de gran precio, diversas en género y calidad. Por lo cual,
clemencia, sujetar las dichas islas y tierras firmes y los habitadores y naturales de ellas,
reducirlos a la fe católica.
Así que Nos, alabando mucho en el señor este vuestro santo y loable propósito, y
deseando que sea llevado a debida ejecución y que el mismo nombre de nuestro salvador se
plante en aquellas partes, os amonestamos mucho en el señor y por el sagrado bautismo que
recibisteis, mediante el cual estáis obligados a los mandamientos apostólicos, y por las
intentáredes emprender y proseguir del todo semejante empresa queráis y debáis con ánimo
pronto y celo de verdadera fe inducir los pueblos que viven en tales islas y tierras a que
reciban la religión cristiana y que en ningún tiempo os espanten los peligros y trabajos,
vuestras empresas. Y para que siéndoos concedida la liberalidad de la gracia apostólica, con
más libertad y atrevimiento toméis el cargo de tan importante negocio, motu propio2 y no a
2
. De propia voluntad.
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instancia de petición vuestra ni de otro que por vos nos la haya pedido, más de nuestra mera
libertad y de cierta ciencia y de plenitud del poderío apostólico, todas las islas y tierras
mediodía, fabricando y componiendo una línea del polo Artico, que es el septentrión, al
polo Antártico, que es el mediodía, ora se hayan hallado islas y tierras ora se hayan de
hallar hacia la India o hacia otra cualquier parte, la cual línea diste de cada una de las islas
que vulgarmente dicen de Azores y Cabo Verde, 100 leguas hacia el occidente y mediodía;
así que todas las tierras firmes e islas halladas y que se hallaren descubiertas y que se
descubrieren desde la dicha línea hacia el occidente y mediodía, que por otro rey o príncipe
cristiano no fuesen actualmente poseídas hasta el día del nacimiento de nuestro señor
Jesucristo próximo pasado del cual comienza el año presente de 1493, cuando fueren por
vuestros mensajeros y capitanes halladas algunas de las dichas islas, por la autoridad del
omnipotente Dios, a Nos en San Pedro concedida, y del vicariato de Jesucristo que
ejercemos en las tierras, con todos los señoríos de ellas, ciudades, fuerzas, lugares, villas,
derechos, jurisdicciones y todas sus pertenencias, por el tenor de las presentes las damos,
herederos y sucesores, señores de ellas con libre, lleno y absoluto poder, autoridad y
jurisdicción, con declaración que por esta nuestra donación, concesión y asignación, no se
entienda ni se pueda entender que se quite ni haya de quitar el derecho adquirido a ningún
príncipe cristiano que actualmente hubiera poseído las dichas islas y tierras firmes hasta el
virtud de santa obediencia, que así como también lo prometéis, y no dudamos por vuestra
grandísima devoción y magnanimidad real que <no> le dejaréis de hacer, procuraréis enviar
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a dichas tierras firmes e islas, hombres buenos, temerosos de Dios, doctos, sabios y
expertos, para que instruyan a los susodichos naturales y moradores en la fe católica y les
enseñen buenas costumbres, poniendo en ello toda la diligencia que convenga. Y del todo
inhibimos a cualesquier personas de cualquier dignidad, aunque sea real o imperial, estado,
grado, orden o condición, so pena de excomunión latae sententiae3, en la cual por el mismo
caso incurran si lo contrario hicieren, que no presuman ir, por haber mercaderías o por otra
cualquier causa, sin especial licencia vuestra y de los dichos vuestros herederos y
sucesores, a las islas y tierras firmes halladas y que se hallaren descubiertas y que se
polo Artico, ora las tierras firmes o islas sean halladas y que se hayan de hallar, hacia la
India o hacia cualquier otra parte, la cual línea diste de cualquiera de las islas que
vulgarmente llaman de las Azores y Cabo Verde como queda dicho, no obstante
confiando en el señor, de quien proceden todos los bienes, imperios y señoríos, que
encaminando vuestras obras pías, si proseguís este santo y loable propósito, conseguirán
vuestros trabajos y empresas en breve tiempo, con felicidad y gloria de todo el pueblo
cristiano, prosperísima salida. Y porque sería dificultoso llevar las presentes letras a cada
lugar donde fuere necesario llevarse, con los mismos motu y ciencia, mandamos que a sus
trasuntos4, firmados de mano de notario público para ello requerido y corroborados con
se les dé la misma fe, en juicio y fuera de él y en otra cualquier parte, que se daría a las
3
. Excomunión amplia, habitualmente mencionada como excomunión mayor; es una censura
eclesiástica que excluye al afectado de la comunión con los creyentes, inhabilita para recibir
sacramentos y para ejercer el ministerio. Se produce por el mismo hecho de cometer el acto
censurado, sin necesidad de declaratoria expresa.
4
. Copia o transcripción de un documento.
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presentes si fuesen exhibidas y mostradas. Así que a ningún hombre sea lícito quebrantar o
indignación del omnipotente Dios y de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo. Dada
en Roma, en San Pedro, a cuatro de mayo del año de la encarnación del señor de 1493, en
Bibliografía recomendada:
. Fuente: Diego de Encinas, Cedulario indiano, ed. Alfonso García Gallo, Madrid, Ediciones
5
septiembre de 1571 años, que trata de los ministros y oficiales6 que ha de haber en él.
ampliación de los reinos y señoríos de las nuestras Indias; y entendiendo bien la obligación
y cargo que con ellos se nos impone, procuramos de nuestra parte, después del favor divino,
poner medios convenientes para que tan grandes reinos y señoríos sean regidos y
gobernados como conviene. Y porque en las cosas del servicio de Dios nuestro señor, y
nuestro Consejo de las Indias un presidente de él y los consejeros letrados que la ocurrencia
y necesidad de los negocios demandaren que por ahora se han hecho, y un fiscal, que todos
expertos y diligentes en sus oficios, y de la fidelidad que se requiere; el uno que entienda y
se ocupe en las cosas de gobernación, y otro ante quien pasen las de justicia; dos relatores,
6
. Los funcionarios del rey.
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y suficiencia que se requiere; y antes de ser admitidos a sus oficios, hagan juramento según
de derecho lo deben hacer, de quien bien y fielmente los usarán y guardarán las ordenanzas
......
Cap. XXIII. De las dichas ordenanzas, que trata de los casos y cosas que más
Tenemos ordenado que los del Consejo de Indias se abstengan cuanto se pudiere en
cosas de justicia entre partes, a fin que para las de gobierno haya más tiempo y lugar. Por lo
cual mandamos que solamente conozca el dicho Consejo de las visitas que se toman a los
suplicación que por comisión nuestra les fueren cometidos, conforme a lo que por Nos está
mandado; y de los pleitos y demandas puestas sobre repartimientos de indios de que, según
lo que por Nos proveído, no pueden ni deben conocer las audiencias. Item, conozcan de
todas las causas criminales que vinieren al Consejo en grado de apelación, de los oficiales
de la Casa de Contratación que reside en Sevilla; y de los <litigios> civiles que fueren de la
cantidad que está ordenado; y de los otros, de que conforme a las leyes de este libro
pudieren y debieren conocer; y no advoque a sí los pleitos y negocios de que deben conocer
las nuestras audiencias y cancillerías reales de la Indias, conforme a las ordenanzas de ellas;
salvo si se ofreciere algún negocio grave y de calidad, que les parezca que se debe advocar
al Consejo, porque en tal caso permitimos que lo puedan hacer por cédula nuestra.
Bibliografía recomendada:
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Cédula en que manda cómo y donde han de hacer los que pasaren a las Indias sus
informaciones ante la Casa de Contratación de Sevilla, y lo que han de probar, 1552.7
El príncipe. Oficiales del emperador rey mi señor que residís en la ciudad de Sevilla
en la Casa de Contratación de las Indias. A Nos se ha hecho relación que muchos de los
pasajeros y personas que conforme a lo que por Nos está mandado, y a las licencias que de
Nos llevan, pueden pasar a las Indias, al tiempo que van a esa Casa a dar las informaciones
de si son casados o no, o de lo demás que son obligados de darla, presentan testigos falsos
para probar lo que ellos quieren cerca de esto, de donde viene que muchos que son casados
dan información que son libres y se hacen otros fraudes de que Dios nuestro señor y Nos
somos muy deservidos. Y queriendo proveer en ello, visto por los del Consejo de las Indias
de su majestad, fue acordado que debía mandar dar esta mi cédula para vos, y yo túvelo por
. Fuente: Diego de Encinas, Cedulario indiano, ed. Alfonso García Gallo, Madrid, Ediciones
7
bien; porque vos mando que de aquí adelante no dejéis ni consintáis pasar a ninguna parte
de las Indias a ningún pasajero ni a otra persona de aquellas que pudieren pasar conforme a
lo que por Nos está proveído y mandado, o que llevaren cédula de licencia nuestra, sin que
lleven y presenten ante vosotros informaciones hechas en sus tierras y naturalezas, así como
las habían de dar en esa Casa, por donde conste si son casados o solteros, y las señas y edad
que tienen, y que no son de los nuevamente convertidos a nuestra santa fe católica de moro
hubieren traído sambenito, ni nietos de quemados o condenados por herejes por el delito de
ciudad, villa o lugar donde la tal información se hiciere, en que se declare como la persona
que así da la tal información es libre o casado, y con las tales informaciones y aprobación
de la justicia y con las otras diligencias que en esta Casa hubieren de hacer, dejaréis pasar a
aquellos que conforme a lo que por Nos está mandado puedan pasar a aquellas partes o a
los que llevaren expresas licencias nuestras, y no de otra manera. Y porque lo suso dicho
venga a noticia de todos, y ninguno de ellos pueda pretender ignorancia, haréis pregonar
esta nuestra cédula en las gradas de esa ciudad, por pregonero y ante escribano público.
Bibliografía recomendada:
Lutgardo García Fuentes, El comercio español con América, 1650-1700, Sevilla, Escuela
de Estudios Hispanoamericanos, 1980, xxvi-574 p.
Clarence H. Haring, Comercio y navegación entre España y las Indias en la época de los
Habsburgos, México, Fondo de Cultura Económica, 1939, xxvi- 460 p.
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. El funcionario que representa la justicia del rey en determinado lugar.
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El virrey don Martín Enríquez fue uno de los mayores gobernadores que ha tenido
el mundo, el cual decía que el virrey de la Nueva España no había de alzar los ojos sin
orden porque la gente de aquella tierra es algo maliciosa y no muy corriente, briosos, largos
Ante todas cosas el virrey ha de ser y mostrar que lo es muy amigo del culto divino
conciencia con su poco de oración pedir a nuestro señor le dé gracia que acierte a gobernar
El vestido honesto, la capa siempre más larga que corta, y los vestidos de camino de
colores graves y autorizados, sombreros sin plumas, y así en esto como en todo lo demás ha
aunque al descuido y de capa10 procure verlo y notarlo todo, y que cuando viniere a mirar
Palabras pocas, graves, dulces y con término blando. Cuando se enojare, sin
descomposición, y que con una sola palabra o un mirar baste para castigo.
Oír a todos con mucha paciencia y consolarlos y nadie oiga de su boca mala palabra
ni vaya desconsolado y cuando haya de desengañar o despedir algún pretendiente sea por
Todos los días ha de dar audiencia ordinaria a las once y esto ha de ser infalible si
no lo estorba alguna muy forzosa causa, arrimado a un bufete debajo del dosel. A pocos ha
de dar silla, sólo aquellos que llamare de merced, como son oidores, inquisidores, hábitos11,
etcétera.
10
. Discretamente, ocultamente.
11
. Miembros de las órdenes militares españolas, como la de Santiago.
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Que los oidores y alcaldes de corte le teman de manera que con sólo mirarlos los
corrija y tiemblen de él, porque es gente muy libertada y tras esto los honre y trate de
Todas las veces que fuere a holgarse a Chapultepec, que es una recreación de los
como se dirá de palabra. Por ninguna vía ni camino se le ha de entender ningún género de
No salir de casa sino a muy urgente ocasión, con mucho orden y algunas fiestas
señaladas, hacer su paseo por la ciudad. Cuando hay carrera en la plaza del Volador que
llaman, salir algunas veces a las ventanas o jacal para que los caballeros conozcan que les
hace merced. Alabarles muy al descuido los caballos, y de buenos jinetes porque en este
Jamás ha de salir en ningún género de fiestas, antes todas las que se hicieren sea en
de cualquier estado y condición que sea. Los favores de palabra que hiciere sea con tanto
orden que al que se le diere, lo estime y los demás lo celebren y den el parabién.
Los memoriales que le dieren cuando fuere a las audiencias a presidir los lleve en la
mano y en asentándose, los ponga sobre la mesa y los lea todos luego. Y lo mismo ha de
hacer en los acuerdos para que si hay cosa a que se haya de acudir luego, se ponga en obra
sin estorbo.
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llevar todos en la mano hasta llegar a su retrete12, advirtiendo que los papeles que le dieren
en su mano jamás delante de nadie los dé al secretario, antes los meta en su pecho o
faltriquera.
Por sí, ni por interpuestas personas para siempre jamás los virreyes han de recibir
ningún género de cosa de precio de ninguna suerte que sea, y en este género se ha de sacar
con todos, de manera que cobren nombre y fama de limpias, porque esto es de tanta
importancia que es toda la llave y libertad del buen gobierno. Y no los engañe el diablo con
decir no se sabrá, que es imposible dejarse de saber en aquella tierra, so pena que ha de
tarde hasta las diez de la noche. A cualquiera que trajere negocio de prisa o de importancia,
casos sucedidos, avisos, cartas y otras cosas semejantes que suelen pedir breve remedio o
están en dos hileras prolongadas desde los corredores hasta la sala grande, no ha de quitar
la gorra a ninguno, aunque me dicen que el conde de Monterrey la quita a todos, lo cual no
ha hecho ningún virrey, más de volverse antes que se entre en su retrete y quitar la gorra a
Cuando estuviere dando audiencia a ninguno de los que llegare quite la gorra, y el
que le pareciere que lo merece le diga “cubríos” y lo que falta de gorra se ha de suplir de
sequedad. Y cuando no haya más que lleguen a hablarle, después de haber aguardado un
breve rato, quítese la gorra y éntrese en su retrete con grandísima gravedad y rostro
apacible, amoroso y aspecto blando, como que da a entender que va gustoso de haberlos
oído.
A los ruegos, billetes, cartas, favores, responder a todos bien, sin jamás prendarse de
nadie, respondiendo: “yo tendré cuidado, se hará todo lo posible” y otras cosas a este tono.
Tener cuidado en las provisiones que hiciere que sean preferidos los hijos, nietos y
capaces, mostrando siempre que este género de gente son favorecidos del virrey, dada uno
y tratándolas con todo el buen término que pudiere, mostrándoles mucha amistad a cada
una conforme su calidad, de tal manera que todas salgan contentas y diciendo bien. No ha
Han de tener una regla general los virreyes, que ningún género de cosa que les digan
los altere, ni se crean de ligero y que procuren conocer el trato y condiciones, así de los de
dentro de casa como los de fuera, creyendo a cada uno lo que se les puede creer y
Con esto se ha dicho algo de lo que toca a la persona de donde se podrá inferir lo
demás, como fuere sucediendo, advirtiendo el virrey que se le torna a encargar que ha de
ser con todo género de mujeres que lo merezcan muy bien criado y a ninguna mire
término, y no se les olvide esto, pues en todo han de poner los ojos los virreyes, en que se
han de morir y que se ha de acabar aquello, y que sólo ha de durar el bien o mal que
hicieren.
Bibliografía recomendada:
Ignacio Rubio Mañé, Introducción al estudio de los virreyes de Nueva España, 1535-1746,
México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1955-63, 4 v.
___________, El virreinato, 2a. ed., México, Universidad Nacional Autónoma de México -
Fondo de Cultura Económica, 1983, 4 v.
Cuando las órdenes y cédulas reales no me obligaran a que diera razón a vuestra
excelencia del estado de estas provincias y de las materias que pertenecen a él, me
introdujera en este cuidado el celo y amor que vuestra excelencia trae y manifiesta del
que hoy necesita la Corona real, y que debemos todos esperar de la fineza y prudencia con
que vuestra excelencia ha obrado en los puestos que con tan clara opinión ha servido en
advertida atención para los puntos del Estado; y así todo él se reduce a conservar estas
provincias en paz y en justicia, mirar con amor la hacienda del rey, amparar a los indios, dar
bueno y breve despacho a las flotas y armadas, defender las costas del mar de invasión de
Y porque con la guerra se conserva la paz, trataré primero de la guerra. Esta puede
considerarse interior, esto es, la que se despierta con disensiones, tumultos e inquietudes
que pueden suceder dentro de estas provincias por algún accidente inopinado; o exterior, de
armadas de enemigos que infestan estas costas, como sería guerra de chichimecos, Nuevo
Los españoles en estas provincias son no sólo fieles, sino finos al servicio de su
majestad y con blandura y buen gobierno acudirán con prontitud y alegría a lo que se les
mande en su real nombre; y los indios son gente tan miserable, que no pueden dar más
cuidado a vuestra excelencia que el que debe tener de su amparo, porque de su sudor y
sobre sus espaldas se fabrican todos los excesos de los alcaldes mayores, doctrineros14,
. Los religiosos de órdenes regulares que se desempeñaban como párrocos en pueblos de indios.
14
33
Los negros, mulatos, mestizos y otros, que por la mezcla de la sangre tienen
diferentes nombres, son muchos; y éstos y los indios y algunos españoles perdidos y
facinerosos son los que forman pueblo en estas provincias; con lo cual, quedando en pie la
fidelidad de los blancos y nobles, corre riesgo entre tanta diversidad de colores, naciones y
condiciones, todas ellas con poca luz de razón y ninguna vergüenza, de donde resultó el
tumulto de 15 de enero con el señor marqués de Gelves, y otros riesgos que después han
Para prevenir este punto y que dentro del cuerpo de este reino no se vayan criando
humores gruesos y corrompidos a que después no se pueda ocurrir con tiempo y sin mucho
quite el amor, y cuando bien se haya de exceder en algo, sea hacia la parte que mira al
agrado.
señaladamente trigo, maíz y agua; porque como quiera que el más ejecutivo y sensible
dolor para él es la falta de alimentos, con grande facilidad se destemplan con esta ocasión,
como se ve cada día en el pueblo de Nápoles, Palermo y otras partes, donde han llegado a
15
. Indígenas reconocidos por la Corona como descendientes de los principales señores de la época
prehispánica, y por tanto poseedores de privilegios de honra, exención de servicios personales y de
tributos.
34
pueda tener amor o reverencia el pueblo, como sería al arzobispo de esta metrópoli o
cuerpo de la Audiencia, porque no tenga su facilidad en que tomar satisfacción de las quejas
ordinarias que tienen contra los que gobernamos; advirtiendo que aunque los virreyes
tienen más mano en los eclesiásticos que en otras provincias, por derecho del real
patronato, los eclesiásticos la tienen más que en otras con el pueblo por ser naturalmente
piadoso, y aunque en los indios toca algo en supersticioso, y como compuesto de indios,
Lo cuarto: que pues es máxima asentada en los cuerdos que para cosas grandes es
necesario no despreciar las pequeñas, se procure con tal destreza prevenir y moderar todo
aquello que mirase a puntos de ceremonias, competencias y otras cosas de este género, que
se reconozca pesan menos que la paz y seguridad de estos reinos, que es en lo que consiste
Lo quinto: que el virrey ayude a los prelados eclesiásticos y regulares que fueren
con el premio, a los que se señalaren más en virtud y letras; porque como quiera, que en
estando reformadas las costumbres de los súbditos se halla segura en ellos la lealtad, hace
un virrey con esto más lleno el número de los buenos y se pone freno a los malos, que son
Los sexto: honrar a las religiones con pía devoción, asistiendo a sus festividades y
pero siempre con tal prudencia y atención, que vayan poco a poco reduciéndose a su
profesión y estado y a los santos claustros de sus conventos, donde allí son útiles, como
fuera de ellos y fuera de su profesión embarazosos; a que ayuda mucho estar libres de las
35
Compañía. Para esto es sumamente importante ir lenta y suavemente y con blandura y leve
mano, ejecutando las cédulas de su majestad en materia de las doctrinas, porque éstas con
sus rentas y derechos inmoderados han desterrado de muy perfectas y venerables religiones
aquella santa y sencilla pobreza con que tanto se edificaban los seglares y se reformaban los
religiosos ricos y clérigos pobres, causando en unos la riqueza y relajación, y en los otros la
pobreza y ruina; y poniendo en la altura a los regulares que han resistido muchos años
obedecer a su majestad y al Concilio, hasta que con la forma que se eligió este año de 40, se
ha abierto un camino fácil, llano y suave para la disposición de estas materias, que respecto
es de mucha ponderación.
es justo que sean superiores las leyes y cédulas del rey nuestro señor al más superior
ministro, y siendo así que el declarar las competencias entre el gobierno y la Audiencia toca
a los virreyes por cédula particular; pero cuando se viere que han de resultar inconvenientes
graves, es lo mejor suspender la resolución; y aunque sea dejándose vencer por entonces,
dar cuenta a España para lo de adelante, y ejecutar lo que más conduzca a la paz y sosiego
de estos reinos, por ser la paciencia gran maestra de gobernar y asegurar los estados, y lo
conformidad todo aquello que pueda mirar a éste; y por otra parte, conservando al rey la
justo, pues ha de ser un virrey padre de todas las jurisdicciones y a todos ha de ayudar por
duda sobre a quién toca alguna materia, tratar de ella sin desconfianza y con toda violencia
vistos unos y otros papeles y órdenes de su majestad, digan a quién pertenece la causa.
estos reinos, gobernarse con parecer del real acuerdo, y, si fuere necesario, con el de otros
duda, inclinándose a lo que más se acercare a la quietud, paz y sosiego de los vasallos, que
por no haber tenido esta atención en estas provincias y dado sobrado lugar a algunas
personas de menos recta intención, han sucedido grandes daños y conocidos riesgos de la
causa pública.
Lo décimo: aunque algunos señores virreyes han conservado dos o tres compañías
de guarnición después del suceso de 15 de enero para que halle el vulgo ese freno en
cualquier accidente; todas están suprimidas con orden de su majestad por la costa
considerable que causaban a su Real Hacienda y juzgarse que no eran muy necesarias, y
bien que esté expuesta la dignidad y la persona a ligereza de un pueblo tan mal compuesto,
será conveniente montar los treinta caballos de que está hecho acuerdo general de hacienda
plazas16 no necesarias, las cuales viviendo dentro de palacio servirán de castigar los
ladrones y bandoleros que son muchos dentro y fuera de la ciudad, asegurar la plata de su
majestad cuando viene de las minas y va a la Vera Cruz; acompañar la persona del virrey y
puestos militares, ni jurisdicción, ni consintiéndoles armas de fuego; pues no sólo han dado
cuidado desde el levantamiento de Portugal y traiciones de aquella Corona, sino que aun
antes tenían prevenido las cédulas reales un punto tan importante y que no conviene
descuidar. Y así es sumamente necesario para el comercio y para la seguridad tener las
costas de entrambos mares limpias de este género de gentes y apartarlos de las minas;
porque son tan sutiles en adelantar el caudal, como en sustentar sus correspondencias con
Holanda y Lisboa, que es el centro único a donde tiran sus líneas, aborreciendo a nuestra fe
armas y municiones, por lo menos para poderse armar quinientos hombres, procurando
disponer esto de cosas extraordinarias y que no toquen a la hacienda del rey, cuando aunque
fuera de ella se hallará bien gastado en cosas tan necesarias y más no habiendo armería
aunque sea en cosas muy necesarias y útiles al servicio de su majestad o causa pública,
género y otras de reformación, todas son odiosas, es necesario que se vayan sucediendo
16
. En asuntos militares, la “reformación” de plazas es su supresión; también se aplica a los
militares retirados o milicianos que habían cumplido su periodo de servicio, a los que se llamaba
“reformados”.
38
unas a otras y que se dé lugar a que respiren el sentimiento y la queja, porque no obren,
saliendo juntos, contrarios y opuestos efectos al intento; teniendo por el mayor tributo la
conservación de la paz y el amor de los vasallos, el cual suele dar con suavidad lo que niega
la obligación, sin aquellos medios que hacen oposición a las voluntades humanas; que es
rey con duración y perpetuidad; y esta atención debe preferirse a todas, pero con ella, justo
es que sirvan los reinos a su rey al paso que lo va dictando y solicitando la necesidad y
Bibliografía recomendada:
Jonathan I. Israel, Razas, clases sociales y vida política en el México colonial. 1610-1670,
México, Fondo de Cultura Económica, 1980, 310 p.
________________________________________________________
Real cédula para que en las Indias haya audiencias y cancillerías reales.17
17
. Fuente: Alonso de Zorita, Leyes y ordenanzas reales de las Indias del Mar Océano, estudio
crítico Beatriz Bernal, México, Porrúa, 1985, f. 141.
39
Deseando el bien y pro común de los nuestros reinos y provincias de las nuestras
Indias, islas y tierra firme del mar Océano, porque nuestros súbditos y naturales que
pidiesen justicia alcanzasen, y celando el servicio de Dios nuestro señor, bien y provecho y
alivio de nuestros súbditos y naturales y la paz y sosiego de los pueblos de las dichas
nuestras Indias, según somos obligados a Dios y a ellos a cumplir con el oficial que de Dios
tenemos en la tierra, habemos acordado de mandar que en las dichas nuestras Indias haya
audiencia y cancillerías reales; por ende ordenamos y mandamos que en la gran ciudad de
Tenochtitlan México, de la Nueva España, haya y resida una audiencia de cuatro oidores
cuanto nuestra voluntad fuere, y por el bien y ennoblecimiento de la dicha Nueva España y
provincias de ella, habemos acordado que haya un virrey, el cual presida en la dicha nuestra
audiencia.
Real cédula para que los oidores no tengan casas propias ni granjerías, ni traten ni
contraten por sí ni por interpósitas personas, ni se sirvan de los indios18
Porque por experiencia han parecido los daños e inconvenientes que se han seguido de que
. Fuente: Diego de Encinas, Cedulario indiano, ed. Alfonso García Gallo, Madrid, Ediciones
18
señor y nuestro y al bien de nuestros súbditos y porque vosotros y los que de aquí adelante
gobernaren en esa tierra tengáis y tengan más libertad para entender en lo que convenga al
buen gobierno de ella. Visto por los de nuestro Consejo de las Indias, y que teniendo esta
consideración se vos mandaron señalar competentes salarios, fue acordado que debía
mandar dar esta mi cédula para vos, y yo túvelo por bien. Porque vos mando que ahora ni
al presente tuviéredes ganados u otras granjerías, os deshagáis de ellos dentro de medio año
primero siguiente que os damos de término para ello. Lo cual cumplid so la dicha pena y
más de mil castellanos para nuestra Cámara, y mandamos al nuestro presidente de esa dicha
audiencia que haga luego notificar esta nuestra cédula a vos los dichos oidores por ante un
escribano de Cámara de esa audiencia. Y así notificada se nos envíe testimonio de cómo la
dicha cédula se notificó. Hecha en la villa de Valladolid a 29 días del mes de abril de 1549
19
. Cualquier actividad lucrativa, especialmente relacionada con la agricultura.
20
. La estancia de ganado es una unidad para la medición de superficie de pastos, que inicialmente
excluía su utilización agrícola; la de ganado mayor equivalía a 1750 há., y la de ganado menor a
780 há.
41
Real cédula que manda que no se puedan casar en las Indias ningún virrey,
presidente, oidor y alcalde del crimen, ni fiscal de las audiencias de las Indias21
El rey. Por cuanto por visitas y residencias y algunas otras relaciones que se han
enviado y por experiencia se han visto algunos inconvenientes que se han seguido y siguen
de casarse los nuestros virreyes, presidentes y oidores, y alcaldes del crimen y fiscales de
las nuestras audiencias de las islas, Indias y Tierra Firme del Mar Océano, y sus hijos en
sus oficios que estén libres de parientes y deudos de aquellas partes, para entereza de los
recusaciones y otros medios para que <se> hayan de abstener del conocimiento de ellas,
sino que con la rectitud que conviene, se despachen. Y habiendo visto y platicado sobre ello
por los del nuestro Consejo de las Indias, para evitar inconvenientes y que nuestros súbditos
acordado que debíamos mandar dar esta nuestra cédula por la cual prohibimos y
expresamente defendemos22 que ahora y de aquí en adelante, entretanto que por nosotros
otra cosa se mande en contrario, sin nuestra licencia particular, como en estos reinos se
hace, no se puedan casar ni casen en las dichas nuestras Indias los dichos nuestros virreyes,
distrito, y lo mismo sus hijas e hijas, durante el tiempo que ellos nos sirvieren en los dichos
cargos, so pena que por el mismo caso sus plazas queden vacas y desde luego las
declaramos por tales para las proveer en otras personas en quien fuere nuestra voluntad; y
21
. Diego de Encinas, Cedulario indiano, ed. Alfonso García Gallo, Madrid, Ediciones Cultura
Hispánica, 1945, vol. I, p. 351.
22
. Además de su sentido moderno, vale también en esta época por “prohibir”. Nótese la doble
negación, común en este y otros documentos coloniales.
42
para que esto tenga cumplido efecto, mandamos que esta nuestra cédula se lea en todas y en
Bibliografía recomendada:
23
. Fuente: Mariano Cuevas (ed.), Documentos inéditos del siglo XVI para la historia de México,
2a.ed., México, Porrúa, 1975, p.246-249.
43
Lo que vos, fulano, que vais proveído por alcalde mayor o corregidor a tal parte,
juramento ante el secretario de la Gobernación de esta Nueva España, que lo usaréis bien y
fielmente, como sois obligado, y en cuanto os fuere posible guardaréis lo contenido en esta
instrucción, y que para entender lo que por ella se os manda la leeréis y recorreréis por lo
menos una vez cada mes. El cual dicho secretario sea obligado a asentar el dicho juramento
a las espaldas de la dicha provisión. Y por que podría ser que al tiempo que sois proveídos
en el dicho oficio no estuviésedes en esta ciudad, en tal caso haréis claro juramento ante
escribano real o nombrado que de ello de fe, y sin preceder esto y que conste a los jueces
oficiales de la Real Hacienda mandando no os paguen el salario que con el dicho cargo se
os señala.
II. Item, tendréis especial cuidado de que los indios de vuestra jurisdicción sean
les administre los sacramentos y sean bien tratados. Y si en esto hubiere alguna falta me
III. Item, veréis las tasaciones de los pueblos de vuestra jurisdicción y tendréis
especial cuidado que se guarden y cumplan y que no se pida ni lleve a los indios por vía de
derrama, ni en otra manera, ninguna cosa más de lo que por las dichas tasaciones son
consejo a otro sobre términos ni sobre sucesión, sino los semejantes casos los remitiréis a
esta Real Audiencia, porque en ella está proveído que las tales demandas y pedimentos se
den en acuerdo. Y sobre los demás casos graves en las causas que ocurrieren ante vos, no
44
admitiréis más probanza entre indios ni con ellos de cinco testigos de cada parte y vos
tomaréis otros cinco de oficio, y con estos determinaréis la causa guardando cerca de ello el
auto promovido en esta dicha Real Audiencia en 12 de julio del año pasado de 1569 años,
que con esta se os entrega. Y en las demás causas que no sean arduas ni de calidad las
V. Item, porque soy informado que los jueces compelen a los indios a que vendan
los bastimentos a menos precio de lo que es razón y comúnmente valen, a causa de que se
los den a ellos a precios muy bajos, en que son agraviados, dentro de cincuenta días
estén los bastimentos entre los naturales y se venden a los pasajeros, y me enviaréis
VI. Item, por que soy informado que los jueces, para tener oprimidos a los indios y
que no se atrevan a pedir justicia de los agravios que les hacen les toman cuenta muy a
intérpretes les llevan salarios y costas en excesivo grado, solamente tomaréis la dicha
cuenta una vez dentro de dos meses después que llegáredes al dicho cargo, y no la tomaréis
más sin mi expresa licencia. Y tendréis mucho cuidado que los dichos oficiales no les
VII. Item, porque soy informado que de traer ganados los jueces en sus
jurisdicciones reciben muchos daños y agravios los indios y no osan pedirlos, no traeréis
ganados en todos los términos de vuestra jurisdicción, guardando sobre esto lo que por
VIII. Item, porque soy informado que algunos jueces quitan algunos alcaldes y
alguaciles y otros ministros, no andando a su voluntad, y ponen otros en su lugar y les dan
que la tenga con mandamiento mío, sin conocimiento ni justificación de causa, y en tal
caso, ni de otra manera, no nombraréis otro en su lugar sino lo remitiréis a mí con relación
aunque diga que lo da de su voluntad y que no tiene pleitos ante vos, aunque sean cosas de
comida y en poca cantidad, sin lo pagar por lo que realmente entre los dichos indios vale.
XI. Item, no llevaréis ninguna parte de los derechos ni salarios que hubieren de
haber y llevar los escribanos y intérpretes ni otros oficiales vuestros, por los inconvenientes
que de llevar los jueces parte de ellos se suele seguir; ni consentiréis que vuestros oficiales
XII. Item, porque los jueces acostumbran en los casos de ordenanzas, especialmente
en las penas de ordenanzas de agostadero24, llevar las penas que se aplican antes que los
indios sean pagados de los daños que han recibido, guardaréis lo dispuesto por las dichas
ordenanzas, so las penas en ellas contenidas, por las cuales está mandado que no se lleven
24
. Zonas de pastos o dehesas donde se conducía el ganado en verano o, en México, en la estación
de secas.
46
XIII. Item, porque de comprar los jueces estancias y tierras en sus jurisdicciones se
ha visto por experiencia venir daños y inconvenientes a los indios, no compraréis en vuestra
jurisdicción estancias y tierras ni otros bienes, ni trataréis ni contrataréis con los naturales
derecho establecidas.
XIV. Item, tendréis especial cuidado de que al tiempo que se eligen los
de mal vivir, sino personas cuales convengan para el servicio de Dios y de su majestad y
XV. Item, tendréis especial cuidado de guardar lo que se os manda por la provisión
del dicho oficio cerca de que los indios no anden vagamundos, y siembren y beneficien sus
sementeras, al menos hasta cincuenta brazas en cuadra cada uno, pues se convierte en su
XVI. Item, proveeréis y daréis orden que se aderecen los caminos y reparen las
puentes de vuestra jurisdicción, procurando que se haga con la menor vejación que sea
posible de los indios y que a la obra de ello acudan todos los que fueren obligados, sin que
XVII. Item, tendréis especial cuidado de que los indios no traigan armas ni anden a
caballo con silla y freno sin mi expresa licencia. Y a los que hicieren lo contrario les
tomaréis las tales armas y caballos y lo venderéis en pública almoneda, aplicando la mitad
25
. La res publica o “cosa pública”, eso es, el gobierno, familias principales y común de un lugar
poblado y reconocido como tal por la Corona. Se aplicaba tanto a las ciudades y villas de españoles
como a los pueblos de indios. Por extensión, el conjunto de los súbditos.
47
para la cámara de su majestad, y la otra mitad para vos, como juez que lo ejecuta, y
jurisdicción ni se venda ni contrate la raíz con que se hace, guardando la ordenanza que
cerca de esto está hecha. Y asimismo castigaréis las borracheras y pecados públicos,
especialmente los perjurios, porque se entiende con facilidad exceden con esto los indios, y
sobre ningún caso fuera de lo que es permitido por ordenanza no condenaréis a los indios
en penas pecuniarias.
XIX. Item, tendréis especial cuidado de que se guarde en vuestra jurisdicción lo por
su majestad mandado cerca de que no se carguen indios por tamemes 26 con mercaderías, y
que no los den los principales27, castigando a los que los dieren y a los que los llevaren
XX. Item, en los casos que en esta instrucción no van expresados veréis lo mandado
por la dicha provisión real que se os da, del dicho oficio y capítulos de corregidores, y lo
guardaréis y cumpliréis como en ellos se contiene y en todo haréis lo que sois obligado al
Bibliografía recomendada:
26
. Los tamemes o indios cargadores eran el principal sistema de transporte mesoamericano. Los
españoles retomaron el sistema para su beneficio, pero llevando a los cargadores con excesivos
pesos y a largas distancias, lejos de sus pueblos. La Corona trató de prohibir la práctica, aunque
tuvo que tolerarla en muchos casos donde no había otra opción de transporte. Los tamemes fueron
desapareciendo paulatinamente al difundirse la arriería.
27
. Indígenas reconocidos por la corona como descendientes de los señores de la época prehispánica,
o bien ascendidos a tal categoría por sus servicios a la Iglesia o al rey. Había principales que eran
asimismo caciques, y otros de segundo rango.
48
Real cédula para que se proceda con todo rigor contra los gobernadores, corregidores
y alcaldes mayores que tratan y contratan.28
1686 escribió el obispo de la Puebla de los Angeles don Manuel Fernández de Santa Cruz,
en que dio cuenta de los graves perjuicios que se experimentaban con motivo de los
contratar, y que no obstante lo ejecutaban, tuve por bien mandaros y a mis audiencias de
ese reino por despachos del año de 1687 que respecto de las repetidas noticias que se tenían
28
. Fuente: Richard Konetzke, Colección de documentos para la historia de la formación social de
Hispano América. 1493-1810, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1962,
vol.3, tomo 2, p. 123-124.
49
de los excesos que cometían los alcaldes mayores y gobernadores en el punto del trato y
contrato en que demás del delito que hacían por sus personas, se seguían graves perjuicios
al común, procuraseis velar y celar así vos como las referidas audiencias en averiguar y
castigar esta culpa rigurosamente conforme las penas impuestas por las leyes, dándome
cuenta de quedar con este cuidado y de la enmienda que se pusiese; y considerando que no
semejante abuso, por noticias que se han tenido en mi Consejo de las Indias y que no
conviene al servicio de Dios y mío tolerarlo, he tenido por bien repetiros (como por la
presente lo hago) el mayor encargo en materia de esta gravedad, previniéndoos que a todos
y castigándolos con todo el rigor de las leyes; y del recibo de este despacho y de lo que en
Bibliografía recomendada:
29
. Fuente: Fabián de Fonseca y Carlos de Urrutia, Historia general de Real Hacienda, México,
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1978, vol. 3, p.64-67.
50
El rey. Por cuanto el rey nuestro señor que haya gloria por cédula suya fecha a 3 de
noviembre del año pasado de 1581 dio licencia para que los primeros compradores de los
oficios de pluma30 de las Indias occidentales que son vendibles los pudiesen renunciar una
vez sirviéndome con el tercio del valor de ellos según más largo en la dicha cédula a que
para los que tuvieren o tienen los dichos oficios y para la conservación, población y
aumento de aquella tierra y también para el acrecentamiento de Real Hacienda que los
dichos oficios de pluma se fuesen renunciando siempre como las escribanías y otros oficios
de estos reinos, mandé a mis audiencias reales de las Indias me informasen con su parecer
consultádome, he tenido por bien por las dichas causas y por hacer merced a mis vasallos
30
. El servicio del rey se dividía en oficios “de pluma” (los puestos burocráticos en general), “de
toga” (que requerían conocimientos jurídicos) y “de espada”, esto es, los que tenían funciones
militares.
51
de las dichas Indias de dar licencia y facultad como por la presente la doy y concedo para
que los dichos oficios de pluma que se han acostumbrado renunciar y renuncien ahora y de
aquí adelante para siempre jamás todas las veces que quisieren los poseedores de ellos,
pagando en mis cajas reales el tercio del valor que tuvieren al tiempo de la renunciación,
con que en reconocimiento de esta facultad que les doy y el beneficio, estimación y el
mayor valor que mediante ella reciben los dichos oficios, las persona que los poseyesen y
paguen en mis cajas reales al tiempo que los renunciaren la primera vez, con la mitad del
valor de los oficios en lugar del tercio que ahora pagan, y de allí adelante cada vez que se
renunciaren y pasaren de una cabeza en otra, con la tercia parte del verdadero valor que
por precio y valor suyo los registros, papeles y todo lo demás que les perteneciese, y los
que tuviesen los dichos oficios en primera vida y puedan renunciar una vez en virtud de la
del valor que tuvieren los oficiales <sic, por oficios> con sus papeles y registros al tiempo
que comenzaren a gozar de la renunciación, y de allí adelante la tercera parte como los
primeros. Y porque asimismo hay otros oficios en las dichas mis Indias occidentales, como
oficios de esta calidad; y en las casas de moneda de las dichas Indias hay también oficio de
tesorero, balanzario, ensayador, tallador, guardas y otros oficios, y no se han permitido que
los puedan renunciar, ni pasar de unas cabezas en otras, sino que con la muerte de los
poseedores de los dichos oficios han vacado por las causas y condiciones suso referidas; he
52
tenido y tengo por bien que los poseedores de los dichos oficios tengan la misma facultad
de renunciarlos y por la presente se la doy y concedo a los que al presente tienen, tuvieren y
poseyeren en adelante dichos oficios para que los puedan renunciar y renuncien de aquí
adelante perpetuamente todas las veces que quisieren, con que en la primera renunciación
me hayan de servir y sirvan con la mitad del verdadero valor de sus oficios, y de allí
adelante todas las veces que se renunciaren y pasaren de una cabeza en otra, con la tercera
parte del verdadero valor que tuvieren al tiempo de la renunciación como los demás de
pluma; y con condición que los unos y los otros oficios de cualquiera calidad que sean,
hayan de vivir y vivan veinte días después de la fecha de las renunciaciones que hicieren de
ellos, y que dentro de sesenta días contados desde el mismo día, se hayan de presentar y
presenten las dichas renunciaciones ante el virrey o audiencia más cercana del lugar donde
distrito, para que las dichas audiencias, gobernadores o justicias ante quien se presentaren
las dichas renunciaciones, no siendo de las que tienen facultad mía para dar títulos para
servir los dichos oficios en el ínterin que los confirmen, envíen luego los dichos recaudos a
mis virreyes, presidentes de las audiencias pretoriales31, para que habiéndolos visto provean
lo que convenga; más porque podía acaecer que algunos que tuviesen los dichos oficios
viniendo a estos reinos o yendo de ellos a las Indias, los renunciasen en la mar, y porque los
sucesores de ellos no pudiesen presentar las renunciaciones dentro del dicho término, en tal
caso es mi voluntad y mando que las renunciaciones que se hicieren en la mar las presenten
viniendo a estos reinos en el dicho mi Consejo Real de las Indias o yendo a ellas ante el
gobernador o justicia principal del puerto en que se desembarcaren dentro de treinta días
31
. Las audiencias pretoriales eran las encabezadas por un presidente-gobernador, como era el caso
de la de Guadalajara, desde 1563.
53
contados desde el día que acabado el viaje, hubieren desembarcado en adelante, que es el
plazo y término que señalo en el caso susodicho en lugar de los sesenta días para el efecto
del uso referido, so pena que los que no vivieren enteramente los dichos veinte días después
de la fecha de las renunciaciones o no las presentaren en lo sesenta o treinta que está dicho
o declarado por cualquiera de estos casos, pierdan los tales oficios y hayan de quedar y
queden vacos y se pueda disponer y disponga de ellos para beneficio de mi hacienda, como
de oficios vacos, sin que haya obligación de volver ni dar, ni se vuelva, ni dé el precio de
ellos ni parte alguna de él a los que así perdieren los oficios por cualquiera de las dichas
causas; con que asimismo las personas en quien se renunciaren todos los dichos oficios y
cualquiera de ellos hayan y presenten título y confirmación de ellos dentro de cuatro años
que corran y se cuenten desde el día de la fecha de las renunciaciones de los dichos oficios
en adelante, so pena que el que no lo hiciere pierda el oficio para no usarle más, y se
disponga de él por mi cuenta como de oficio vaco, con que de lo procedido de él se vuelvan
y restituyan las dos tercias partes del precio en que se vendiere, y la otra tercia parte se
ponga en mi caja real para mí; de manera que la pena de no llevar y presentar la
confirmación dentro de los dichos cuatro años sea perdimiento de la tercia parte del valor
del oficio para mí y privación del uso de él. Y mando a mis virreyes, presidente y oidores
de mis audiencias reales y gobernadores de las dichas Indias occidentales e islas de ellas
que guarden, cumplan y hagan guardar, cumplir y ejecutar todo lo contenido en esta mi
cédula, precisa y puntualmente según y como en ella se declara, sin dispensación, remisión
satisfacción que se requiere para servirlos; y constándoles que han metido en mis cajas
reales el dinero que conforme a lo susodicho me hubiere pertenecido y debieren pagar por
54
razón de las dichas renunciaciones, les den y despachen los recaudos necesarios para
usarlos y ejercerlos, y los hagan admitir al uso y ejercicio de ellos con la dicha condición y
obligación de llevar confirmación mía dentro de cuatro años. Y asimismo les mando que
para que no haya fraudes ni engaños en las ventas y renunciaciones de los dichos oficios,
sino mucha justificación, puntualidad y verdad, antes de pagárselos ni dar los recaudos para
verdadero valor de los que renunciaren para que se cobre justamente la cantidad con que
me deben servir los renunciantes conforme lo susodicho, y que en ninguna manera admitan
ni pasen las renunciaciones que se hicieren de los dichos oficios sino a quien hubiere
cumplido enteramente las dichas condiciones. Y para que esta se pueda ver y entender
mejor en el dicho mi Consejo Real de las Indias, al tiempo que acudieren las partes por las
virtud de ellas se debe meter en ellas, y de las demás diligencias que se hubieren hecho para
Bibliografía recomendada:
Cédula del emperador Carlos V concediendo el título de marqués del Valle de Oaxaca
a Hernán Cortés32
Don Carlos, por la divina clemencia emperador semper augusto33, rey de Alemania;
doña Juana, su madre, y el mismo don Carlos, por la gracia de Dios reyes de Castilla
etcétera. Por cuanto Nos por una nuestra carta firmada de mí, el rey, habemos hecho merced
a vos, don Hernando Cortés, nuestro gobernador y capitán general de la Nueva España, de
ciertos pueblos del valle de Oaxaca que es en la dicha Nueva España y en otras partes de
ella, como más largo en la provisión que de ello vos mandamos dar según en ella se
contiene; por ende, acatando los muchos y señalados servicios que habéis hecho a los
Católicos Reyes nuestros señores padres y abuelos, que hayan santa gloria, y a Nos,
32
. Fuente: José Luis Martínez, Documentos cortesianos. 1528-1532, vol. 3, México, Universidad
Nacional Autónoma de México – Fondo de Cultura Económica, 1991, p. vol. 3, 53, 54.
33
. Por siempre augusto.
56
nuestro señor ha sido tan servido, y la Corona real de estos nuestros reinos acrecentada, y lo
que esperamos y tenemos por cierto que nos haréis de aquí en adelante, continuando
vuestra fidelidad y lealtad; y teniendo respeto a vuestra persona y a los dichos vuestros
servicios, y por os más honrar y sublimar, y porque de vos y de vuestros servicios quede
perpetua memoria, y porque vos y vuestros sucesores seáis más honrados y sublimados,
tenemos por bien, y es nuestra merced y voluntad, que ahora y de aquí adelante vos podáis
llamar, firmar e intitular, y vos llamedes e intituledes marqués del Valle, que ahora se
llamaba Oaxaca, como en la dicha merced va nombrado; y por la presente vos hacemos y
intitulamos marqués del dicho Valle llamado Oaxaca, y por esta nuestra carta mandamos al
ilustrísimo príncipe don Felipe, nuestro muy caro y muy amado hijo y nieto, y a todos los
infantes, duques, marqueses, perlados, condes, ricos hombres, maestres de las órdenes,
llanas, y a los del nuestro consejo, presidentes y oidores de las nuestras audiencias y
dignidad que sean, nuestros vasallos, súbditos y naturales que sean de estos nuestros reinos
y de las Indias, islas y tierra firme del Mar Océano, así a los que ahora son como a los que
serán de aquí adelante, y a cada uno y cualquier de ellos, que vos hayan y tengan y llamen
marqués del dicho Valle de Oaxaca, y vos guarden y hagan guardar todas las honras,
gracias, mercedes, franquezas y libertades, preeminencias, ceremonias y otras cosas que por
razón de ser marqués debéis haber y gozar y vos deben ser guardadas, de todo bien y
cumplidamente, en guisa que vos no mengüe ende cosa alguna; y los unos ni los otros no
57
hagades ni hagan ende al por alguna manera, so pena de la nuestra merced y de 10.000
maravedises34 para la nuestra cámara, a cada uno y cualquier de ellos por quien fincare de
lo así hacer y cumplir. Dada en la ciudad de Barcelona, a 6 días del mes de julio años del
Don Carlos por la divina clemencia emperador semper augusto rey de Alemania.
Doña Juana, su madre, y el mismo don Carlos, etcétera. Por cuanto vos don Fernando
Cortés, nuestro gobernador y capitán general de la Nueva España, por nos servir el año
pasado de 1518, con nuestra licencia, fuisteis a la isla Fernandina, llamada Cuba, con una
armada a descubrir la Nueva España de que teníais noticia. Y con la gracia de nuestro señor
y con buena industria de vuestra persona descubristeis la dicha Nueva España en que se
incluyen muchas provincias y tierras, y las pacificasteis y pusisteis todo debajo de nuestro
señorío y Corona real. Y así están ahora, lo cual somos ciertos que han sido con muchos y
grandes trabajos y peligros de vuestra persona, y nos habemos tenido de vos por muy bien
servidos en ello.
Y acatando los grandes provechos que de vuestros servicios han redundado, así para
el servicio de nuestro señor y aumento de nuestra santa fe católica que en las dichas tierras
redundado a nuestra Corona real de estos reinos, y los trabajos que en ellas habéis pasado, y
34
. En Nueva España, moneda “de cuenta” equivalente a la trigésima cuarta parte de un real, que era
utilizada par calcular multas o pensiones en las monedas “corrientes”, como el peso y los reales.
35
. Fuente: José Luis Martínez, Documentos cortesianos. 1528-1532, vol. 3, México, Universidad
Nacional Autónoma de México – Fondo de Cultura Económica, 1991, p. 125-130.
58
la fidelidad y obediencia con que siempre nos habéis servido, como bueno y fiel servidor y
Y porque a los reyes es justa y loable cosa hacer mercedes y honrar a aquellos que
bien y lealmente les sirven, porque todos se esfuercen a hacer lo mismo. Y porque es razón
que de lo susodicho quede perpetua memoria y porque los dichos vuestros servicios sean
satisfechos y otros tomen ejemplo de nos servir bien y fielmente. Y acatando que a los
reyes y príncipes es propia cosa honrar y sublimar y hacer gracias y mercedes a sus
súbditos y naturales, especialmente a aquellos que bien y fielmente les sirven y aman su
servicio.
que es otra entre vivos para ahora y para siempre jamás, de las villas y pueblos de
España hasta en número de 23.000 vasallos, y jurisdicción civil y criminal, alta y baja,
mero mixto imperio, y rentas y oficios, y pechos y derechos, y montes y prados y pastos y
aguas corrientes, estantes y manantes. Y con todas las cosas que Nos tuviéremos y
lleváramos, y debamos gozar y llevar en las tierras que para la nuestra Corona real se
Y con todo lo otro al señorío de las dichas villas y pueblos, de suso declarados,
perteneciente en cualquier manera, y para que todo ello sea vuestro y de vuestros herederos
y sucesores, y de aquel o aquellos que de vos o de ellos o hubieren título o causa y razón. Y
para que lo podáis vender, dar o donar y trocar y cambiar, y enajenar y hacer de ello y en
59
ello todo lo que quisiereis y por bien tuviereis, como de cosa vuestra propia, libre y quieta y
Reteniendo, como retenemos, en Nos y para Nos, y para los reyes que después
reinaren en estos reinos, la soberanía de nuestra justicia real. Y que las apelaciones que de
vos o de vuestro alcalde mayor que en las dichas villas y pueblos hubiere, vaya ante Nos y
ante los de nuestro Consejo Real y oidores de las nuestras audiencias y cancillerías. Y que
Nos hagamos y mandemos hacer justicia en ellas cada vez que nos fuere pedido, y viéremos
fortalezas algunas en los dichos pueblos y sus tierras y términos sin nuestra licencia y
especial mandado.
Y tenemos así mismo para Nos y para los reyes que después de Nos vinieren los
mineros y encerramientos de oro y plata, y de otros cualesquier metales y las salinas que
Bibliografía recomendada:
Ward Barret, La hacienda azucarera de los marqueses del Valle, México, Siglo XXI, 1977,
286 p.
Bernardo García Martínez, El Marquesado del Valle. Tres siglos de régimen señorial en
Nueva España, México, El Colegio de México, 1969, 175 p.
José Luis Martínez, Hernán Cortés, 3ª. reimp. de la 1ª. ed., México, Universidad Nacional
Autónoma de México – Fondo de Cultura Económica, 1997, 1012 p.
Michael Riley, Fernando Cortés and the Marquesado in Morelos, 1522-1547. A Case Study
in the Socioeconomic Development of Sixteenth century Mexico, Albuquerque,
University of New Mexico, 1973, 168 p.
________________________________________________________
36
. Fuente: Boletín del Archivo General de la Nación, tomo 6, mayo-junio 1935, no.3, p.321-360.
60
Don Felipe, por la gracia de Dios, rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos
Algarbes, de Algecira, de Gibraltar, de las Islas de Canaria, de las Indias, Islas y Tierra
Mar Océano, y a todas las otras personas a quien lo infrascrito toca y atañe y puede tocar y
en cualquiera manera, sabed: que para que los descubrimientos y nuevas poblaciones y
pacificaciones de las tierras y provincias que en las Indias están por descubrir, poblar y
pacificar se hagan con más facilidad y como conviene al servicio de Dios nuestro señor y
bien de los naturales, entre otras cosas hemos mandado hacer las ordenanzas siguientes:
61
1. Ninguna persona de cualquier estado y condición que sea haga por su propia
autoridad nuevo descubrimiento por mar ni por tierra, ni entrada, nueva población ni
de quien tuviere nuestro poder para la dar, so pena de muerte y de perdimiento de todos sus
bienes para nuestra cámara; y mandamos a los nuestros virreyes, audiencias y gobernadores
y otras justicias de las Indias, que no den licencia para hacer nuevos descubrimientos sin
enviárnoslo primero a consultar, y tener para ello licencia nuestra; pero permitimos que en
lo que estuviere ya descubierto puedan dar licencia para hacer las poblaciones que
convengan, guardando la orden que en el hacerlas se manda guardar por las leyes de
febrero, con que la población que se hiciere en lo descubierto, luego nos envíen relación.
provincias que confinaren con él, hay alguna cosa por descubrir y pacificar, y de las
substancias y calidades de ellas, y de las gentes y naciones que las habitan, sin enviar a
ellas gente de guerra ni otras que puedan causar escándalo, informándose por los mejores
medios que pudieren; y asimismo se informen de las personas que serán convenientes para
hacer los dichos descubrimientos y con las personas que les parecieren más convenientes,
y sin injuria de los naturales se les pudieren ofrecer y sin ejecutar lo de lo que hubieren
audiencias y envíen al Consejo, y habiéndose visto en él y dado licencia para ello, puedan
españoles, si hubiere disposición para ello y si no, sea de indios vasallos, de manera que
sean seguros.
Desde el pueblo que estuviere poblado en los confines, por vía de comercio y
con rescates y dádivas y con paz procuren de saber y entender el sujeto, sustancia y
calidades de la tierra, y las naciones de las gentes que la habitan, y los señores que la
gobiernan, y hagan discreción de todo lo que se pudiere saber y entender, y vayan enviando
Miren mucho por los lugares y puertos donde se pudiere hacer poblaciones de
Aunque según el celo y deseo que tenemos de que todo lo que está por descubrir de
las Indias, se descubriese para que se publicase el santo evangelio y los naturales viniesen
al conocimiento de nuestra santa fe católica, teníamos en poco todo lo que se pudiese gastar
de nuestra hacienda para tan santo efecto; pero atento a que la experiencia ha mostrado en
muchos descubrimientos y navegaciones que sean por nuestra cuenta, se hacen con mucha
costa y con mucho menos cuidado y diligencia de los que la van a hacer, procurando más
de se aprovechar de la hacienda real que de que se consiga el efecto a que van, mandamos
los que gobiernan puedan gastar en esto cosa alguna de ello, aunque tengan nuestros
37
. El “rescate” era lo que se obtenía por medio de comercio con los indígenas, aunque en ocasiones
estas transacciones se diferenciaban poco del saqueo.
38
. En referencia a una persona: traductor.
63
Habiendo frailes y religiosos de las órdenes, que se permitan pasar a las Indias, que
de hacer con tanta paz y caridad como deseamos, no queremos que el nombre dé ocasión ni
Al que se obligare de poblar un pueblo de españoles dentro del término que le fuere
puesto en su asiento, que por lo menos tenga treinta vecinos, y que cada uno de ellos tenga
una casa, diez vacas de vientre, cuatro bueyes o dos bueyes y dos novillos y una yegua de
vientre, cinco puercas de vientre y seis gallinas, veinte ovejas de vientre, de Castilla; y que
tendrá clérigo que administre los sacramentos y proveer la iglesia de ornamentos y cosas
necesarias al servicio del culto divino, y diere fianzas que lo cumplirá dentro del dicho
tiempo; si no lo cumpliere, que pierda lo que hubiere edificado, labrado y granjeado y que
sea para Nos, y más que incurra en pena de mil pesos de oro39. Se le den cuatro leguas40 de
manera que en cualquiera forma que se deslinden vengan a ser cuatro leguas en cuadro, con
que por lo menos disten los límites del dicho territorio cinco leguas de cualquiera ciudad,
villa o lugar de españoles que antes estuviere poblado, y con que sea en parte donde no pare
39
. Moneda de uso corriente; el común equivalía a ocho reales. El peso de oro “de minas” era
moneda “de cuenta” que tenía mayor valor.
40
. Medida de longitud de extensión variable, que en Nueva España equivalía aproximadamente a
4.200 m.
64
persona particular.
Sáquese primero lo que fuere menester para los solares del pueblo y ejido
competente y dehesa en que pueda pastar abundantemente el ganado que está dicho que han
de tener los vecinos, y más otro tanto para los propios41 del lugar.
El resto del dicho territorio y término se haga cuatro partes, la una de ella que
escogiere para el que está obligado a hacer el dicho pueblo, y las otras tres se repartan en
de mar ni en parte que en algún tiempo pueda redundar en perjuicio de nuestra Corona Real
y de la república, y porque los tales queremos que queden reservados para nos.
Declaramos que se entienda por vecino el hijo o hija o hijos del nuevo poblador o
sus parientes, dentro o fuera del cuarto grado, teniendo su casa y familias distintas y
Si, por caso fortuito los pobladores no hubieren acabado de cumplir la dicha
Los pastos del dicho término sean comunes, alzados los frutos, excepto la dehesa
boyal y concejil.
previstas para este fin al momento de la fundación, o bien diferentes ingresos por concepto de rentas
e impuestos.
65
en primera instancia por los días de su vida o de su hijo o heredero, y pueda poner alcaldes
ordinarios, regidores, y los otros oficiales del consejo de los vecinos del dicho pueblo, y en
grado de apelación vayan las causas ante el alcalde mayor o audiencia en cuyo distrito
Al que hubiere cumplido con su asiento y hecho la tal población conforme a lo que
que hubiere edificado y de la parte que del término se le concede y en ello hubiere plantado
y edificado.
Item les concedemos las minas de oro y plata y otros mineros y salinas y pesquerías
de perlas que hubiere en el dicho término territorio, con tanto que del oro, plata, perlas y
todo lo demás que sacaren de los dichos metales y mineros, el tal poblador y los moradores
del dicho pueblo o otra cualquiera persona, den y paguen para nos y para nuestros sucesores
todo lo que llevaran para sus casas y mantenimientos en el primero viaje, no nos paguen
con su asiento, por honrar sus personas y de sus descendientes, y que de ellos como
42
. El quinto era un impuesto que se cobraba sobre la producción minera; por concesión real, en la
Nueva España se recaudaba solamente un décimo. La contribución íntegra se mantuvo para los
metales preciosos “de rescate”, que se obtenían por concepto de botín de guerra o comercio con los
indígenas.
43
. Libre.
44
. En Nueva España, impuesto que se pagaba en los puertos a la entrada y salida de mercancías.
66
primeros pobladores quede memoria loable, los hacemos hijosdalgo45 de solar conocido, a
ellos y a sus descendientes legítimos, para que en el pueblo que poblaren y en otra
cualesquier parte de las Indias, sean hijosdalgo y personas nobles de linaje y solar
conocido, y por tales sean habidos y tenidos y gocen de todas las honras y preeminencias y
puedan hacer todas las cosas que todos los hombres hijosdalgo y caballeros de estos reinos
de Castilla, según fuero46, leyes y costumbres de España, pueden y deben hacer y gozar.
dicha, de más vecinos de treinta o de menos, conque no sean menos de doce, se les conceda
No habiendo personas que hagan asiento y obligación para hacer nueva población,
si hubiere copia de hombres casados que se quieran concertar a hacer nueva población a
donde les fuere señalado, conque no sean menos de diez casados, lo puedan hacer y se les
dé término y territorio al respecto de lo que está dicho, y ellos puedan elegir entre sí
gobernaren las Indias no se contenten con haber tomado y hecho el dicho asiento, sino que
siempre los vayan gobernando y ordenando como los pongan en ejecución y tomándoles
45
. Personas que pertenecen a un linaje reconocido como noble, exentas por lo mismo de ciertas
contribuciones cobradas generalmente a todos los súbditos.
46
. Conjunto de leyes y privilegios aplicables a un grupo en particular, sea de oficio (como el
eclesiástico y militar) o de nación (como los vascos).
67
quien se tomare el dicho asiento tomará asimismo asiento con cada uno de los particulares
que se hubieren registrado o vinieren a registrar para la nueva población; en el cual asiento
la persona a cuyo cargo estuviere la dicha población se obligare de dar a la persona que con
él quisiere poblar el pueblo, de su mando, solares para edificar casas y tierras de pastos y
labor, en tanta cantidad de peonías y caballerías en cuanto cada uno de los pobladores se
quisiere obligar a edificar, con que no excedan ni se den a cada uno más de cinco peonías, y
Es una peonía, solar de cincuenta pies en ancho y cien en largo, cien fanegas47 de
tierra de labor de trigo o cebada, diez <de> maíces, dos huebras48 de tierra para huerta y
ocho para plantas de otros árboles; dése cada tierra de pasto para diez puercas de vientre,
Una caballería de solar para casa de cien pies de ancho y doscientos de largo, y de
todo lo demás como cinco peonías, que serán quinientas fanegas de labor para pan de trigo
o cebada, cincuenta de maíz, diez huebras de tierra para huerta, cuarenta para plantas de
otros árboles; dése cada tierra de pasto para cincuenta puercas de vientre y cien vacas,
Las caballerías, así en los solares como en las tierras de pasto y labor, se den
deslindadas y apeadas en término cerrado, y las peonías, los solares y tierras de labor y
Los que aceptaren asiento de recibir las caballerías y peonías se obliguen de tener
edificados, poblada la casa y hechas y repartidas las hojas de las tierras de labor, y haberlas
47
. Unidad de capacidad equivalente a 55.5 litros; por extensión, unidad agraria donde podía
recogerse esta cantidad de cereales. La fanega de sembradura de trigo o maíz variaba entre 3.5 y 5.3
há., con variedades regionales.
48
. Medida de tierra equivalente a la extensión que labraba una yunta de bueyes en un día.
68
labrado y haberlas puesto de plantas y poblado de ganados, las de pasto, dentro de tanto
tiempo, repartido por sus plazos y declarando lo que en cada uno de los plazos ha de estar
hecho con pena de que pierda el repartimiento de solares y tierras, y más cierta cantidad de
maravedíes de pena para la república, y ha de hacer obligación en forma pública con fianza
llana y abonada.
Los que hubieren hecho asiento y se hubieren obligado de edificar, labrar y pastar
caballerías puedan hacer y hagan asiento con labradores que les ayuden a edificar y labrar y
pastar, conforme a como se concertaron, obligándose los unos a los otros para que con más
nuevo se poblare, de oficio o a pedimento de parte, hagan cumplir los asientos de todos los
que estuvieren obligados para las nuevas poblaciones con mucha diligencia y cuidado, y los
regidores y procurador del consejo hagan instancias contra los pobladores que a sus plazos
que están obligados no hubieren cumplido, y se compelan con todos remedios para que
cumplan, y a los que se ausentaren se proceda contra ellos y se prendan y traigan a las
se den requisitorias, y todas las justicias las cumplan, so pena de la nuestra merced.
hubiere de poblar, y los sitios de los lugares adonde se han de hacer las nuevas poblaciones,
y tomándose el asiento sobre ello, los que lo fueren a cumplir los ejecuten en la forma
sea de los que estuvieren vacantes y que por disposición nuestra se puedan tomar sin
perjuicio de los indios y naturales o con su libre consentimiento, se haga la planta del lugar
repartiéndola por sus plazas, calles y solares, a cordel y regla, comenzando desde la plaza
69
mayor y desde allí sacando las calles a las puertas y caminos principales y dejando tanto
compás abierto que aunque la población vaya en grande acrecentamiento se pueda siempre
Habiendo hecho la elección del sitio adonde se ha de hacer la población que como
está dicho, ha de ser en lugares levantados, adonde haya sanidad, fortaleza y fertilidad de
tierras de labor y pasto, leña y madera y materiales, aguas dulces, gente natural, comodidad
de acarretos, entrada y salida, que esté descubierto el viento norte; siendo en costa téngase
población; la plaza sea en cuadro, prolongada, que por lo menos tenga de largo una vez y
media de su ancho, porque de esta forma es mejor para las fiestas de a caballo y cualesquier
consideración a que en las poblaciones de indios, como son nuevas, se va con intento de
que han de ir en aumento, y así se hará la elección de la plaza, teniendo respecto a lo que la
población puede crecer, no sea menos que doscientos pies de ancho y trescientos de largo,
ni mayor que de ochocientos pies de largo y quinientos y treinta y dos de ancho la mediana,
De la plaza salgan cuatro calles principales, una por medio de cada costado de la
plaza y dos calles por cada esquina de la plaza y dos calles por cada esquina de la plaza; las
70
cuatro esquinas de la plaza miren a los cuatro vientos49 principales, porque de esta manera,
saliendo las calles de la plaza, no estarán expuestas a los cuatro vientos principales, que
Toda la plaza a la redonda y las cuatro calles principales que de ella salen, tengan
portales, porque son de mucha comodidad para los tratantes que allí suelen concurrir; las
ocho calles que salen de la plaza por las cuatro esquinas, salgan libres a la plaza, sin
encontrarse con los portales, retrayéndolos de manera que hagan hacer a derecha con la
calle y plaza.
Las calles en lugares fríos, sean anchas, y en los calientes sean angostas, pero para
Las calles se prosigan desde la plaza mayor, de manera que aunque la población
venga en mucho crecimiento, no venga a dar en algún inconveniente que sea a cambio de
primeros después de las calles y plazas, y sean en isla entera, de manera que ningún otro
que en saliendo de la mar se vea, y su fábrica que en parte sea como defensa del mismo
puerto.
Señálese luego sitio y solar para la casa real, casa de concejo y cabildo, aduana y
puedan favorecer las unas a las otras; el hospital para pobres y enfermos de enfermedad que
sea contagiosa, se ponga junto al templo y por claustro de él para los enfermos de
enfermedad contagiosa, se ponga el hospital en parte que ningún viento dañoso, pasando
por él, vaya a herir en la demás población, y si se edificare en lugar levantado sea mejor.
causan inmundicias, se den en parte que con facilidad se puedan conservar sin ellas.
pudieren ser en ribera de río navegable, será de mucha comodidad, y procúrese que la
ribera que dé a la parte del cierzo, y que a la parte de río y mar coja de la población, se
en parte que esté separado de edificio que a él se llegue, que no sea tocante a él, y que de
todas partes sea visto porque se pueda ornar mejor y tenga más autoridad, y hase de
procurar que sea algo levantado del suelo de manera que se haya de entrar en él por gradas,
y cerca de él entre la plaza mayor y se edifiquen las casas reales del concejo y cabildo,
aduana, no de manera que den embarazo al templo sino que lo autoricen; el hospital de los
pobres que no fueren de enfermedad contagiosa se edifique por del templo y por claustro de
él, y el de enfermedad contagiosa a la parte del cierzo, con comodidad suya, de manera que
conque se mire mucho que haya las demás comodidades que se requieren.
72
casas reales y propios de la ciudad, y edifíquense tiendas y casas para tratantes, y sea lo
primero que se edifique, para lo cual contribuyan todos los pobladores, y se imponga algún
Los demás solares se repartan por suerte a los pobladores, continuándolos a los que
corresponden a la plaza mayor y los que restaren queden para nos para hacer merced de
ellos a los demás que fueren a poblar o lo que la nuestra merced fuere, y para que se acierte
pobladores en el suyo asienten su toldo si lo tuviere, para lo cual los capitanes les
persuadan que los lleven, y los que no los tuvieren, hagan su rancho de materiales que con
facilidad puedan haber, adonde se puedan recoger, y todos con la mayor presteza que
población vaya en mucho crecimiento siempre quede bastante espacio donde la gente se
pueda salir a recrear y salir los ganados sin que hagan daño.
Confinando con los ejidos, señálense dehesas para los bueyes de labor y para los
caballos y para los ganados de carnicería y para el número ordinario de caballos y para los
ganados de carnicería y para el número ordinario de ganados que los pobladores, por
ordenanzas, han de tener, y en alguna buena cantidad para que se acojan para propios del
consejo; y los restantes se señale en tierras de labor, de que se hagan suertes en la cantidad
que se ofreciere de manera que sean tantas como los solares que puede haber en la
proporción de los primeros pobladores y por sus suertes, y los demás queden para Nos, para
En las tierras de labor que repartan, luego inmediatamente siembren los pobladores
todas las semillas que llevaren y pudieren haber, para lo cual conviene que vayan muy
proveídos; y en la dehesa señaladamente todo el ganado que llevaren y pudieren juntar, para
tan buena diligencia de que esperen haber abundancia de comida, comiencen con mucho
cuidado y valor a fundar sus casas y edificarlas de buenos cimientos y paredes, para lo cual
vayan apercibidos de tapiales o tablas para los hacer, e todas las otras herramientas para
habitación de ellos se pueda gozar de los aires de mediodía y del norte, por ser los mejores;
dispónganse los edificios de las casas de toda la población generalmente de manera que
sirvan de defensa y fuerza contra los que quisieren estorbar o infestar la población, y cada
casa en particular la labren de manera que en ella puedan tener sus caballos y bestias de
servicio, con patios y corrales, y con la más anchura que fuere posible por la salud y
limpieza.
Procuren en cuanto fuere posible que los edificios sean de una forma por el ornato
de la población.
Tengan cuidado de andar viendo cómo esto se cumple los fieles ejecutores y alarifes
y las personas que para esto diputare el gobernador, y que se den prisa y la labor y edificio
cómo se quiere poblar y no para hacerles ningún mal ni tomarles sus haciendas sino por
tomar amistad con ellos y enseñarlos a vivir políticamente, y mostrarles a conocer a Dios y
enseñarles su ley, por la cual se salvarán, dándoselo a entender por medio de los religiosos
y clérigos y personas que para ello diputare el gobernador y por buenas lenguas, y
procurando por todos los buenos medios posibles que la población se haga con su paz y
medios diversas veces, los pobladores hagan su población sin tomar de lo que fuere
particular de los indios y sin hacerles más daño del que fuere menester para la defensa de
Entretanto que la nueva población se acaba, los pobladores en cuanto fuere posible,
procuren evitar la comunicación y trato con los indios, de no ir a sus pueblos ni divertirse 51
ni derramarse por la tierra, ni que los indios entren en el circuito de la población hasta la
tener hecha y puesta en defensa y las cosas de manera que cuando los indios las vean les
cause admiración, y entiendan que los españoles pueblan allí de asiento y no de paso y los
teman para no osar ofender y los respeten para desear su amistad. En comenzándose a hacer
tierra de pan y legumbres de que luego se puedan socorrer para sus mantenimientos y que
los ganados que metieren se apacienten en parte donde estén seguros y no hagan daño en
heredad ni cosa de los indios, para que asimismo, de los susodichos ganados y sus crías, se
50
. O sea, “en oposición”.
51
. Esto es, “dispersarse”.
75
Porque os mandamos que veáis las dichas ordenanzas según que de suso van
incorporadas, y las guardéis y cumpláis, y hagáis guardar y cumplir según y como en ellas
el rey.
Bibliografía recomendada:
Don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey, etcétera.. Por cuanto para lo
cosas de nuestra santa fe católica, como su majestad lo tiene mandado, tengo nombrados
veintisiete comisarios para que por provincias, según Francisco Domínguez, cosmógrafo de
su majestad, las tiene repartidas y señaladas, las vayan a visitar y demarcar, y dándoles
comisiones e instrucciones, así para lo que a esto toca como para otras diligencias y cosas
que se les encomiendan enderezadas a la utilidad y alivio de las repúblicas de los dichos
naturales; y por estar tan adelante el tiempo para que antes de comenzar sus sementeras del
año que viene puedan estar congregados en las partes que de nuevo se les han de señalar,
me ha parecido que para que mejor se ocupen tan solamente los dichos comisarios en lo que
tocare a la dicha reducción, descargarles de las otras cosas que en las dichas instrucciones
públicas se les encomiendan en algunos capítulos de ellas y así mando que sólo guarden y
Primeramente llevarán entendido que el intento y resolución del rey nuestro señor
que es reducir los indios de este reino a pueblos formados donde puedan ser enseñados y
teniendo a la mano la corrección y amparo necesario así para las cosas espirituales como
para las temporales, y cuanto mayores fueren los pueblos, dándoles a los indios solares
anchurosos a su modo, se tendrá por mejor y más conveniente, y por lo menos se desea
hallar disposición para que ninguna población bajase de quinientos tributarios muy pocos
más o menos, que es el número de gente que por el estilo de la gobernación se presupone
Demarcarán la tierra de todo el distrito de cada una de las cabeceras que llevan a su
cargo y verán personalmente cuanto sea posible la tierra, disposición y sitio de ellas, y la
población que hoy tiene de pueblos y caseríos y sujetos, temples, aguas, tierras para cultivar
y fertilidad de ellas, montes y pastos de toda la dicha demarcación. Harán pintura clara y
cierta con bastante demostración de todo, declarando en ella las distancias y la parte donde
Y de todo lo que así vieren y demarcaren, elegirán en cada cabecera el sitio o sitios
que les pareciere más conveniente para hacer la nueva población y congregación, en que ha
de haber todas las cosas necesarias y convenientes según la gente de la cabecera y sus
sujetos, conformándose siempre con los temples de los naturales de suerte que los que
habitan y son nacidos en tierras frías no pasen a las calientes y por el contrario; y que los
tales sitios sean de los de mejor comarca para sus granjerías, así para la fertilidad de la
tierra como para las cosas que se traen de acarreto o se navegan por ríos, lagunas o
Verán las haciendas de españoles o indios que hubiere circunvecinas de los sitios
que eligieren y el embarazo que hacen o pueden hacer, y ponerlas han en la dicha pintura y
traerán razón de los títulos o derechos conque están fundadas y se poseen las tales
haciendas, mandando a los dueños que las exhiban y manifiesten con apercibimiento que
Considerarán los caminos que pasan por las tales cabeceras y sus sujetos y distritos
y a qué partes van, y si son caminos reales y si están despoblados o tienen pueblos donde se
hagan las jornadas o si se pueden poner ventas o mesones para acomodar el camino y
señalarlo han en la pintura; y en esto irán con atención siempre a no impedir el fin que se
donde en los caminos no hubiere pueblo grande que por sí pueda tener ministro de doctrina
se ha de considerar que como la población fuese buena, antes será de comodidad al tránsito
y caminantes y aún en partes de granjería para los indios, más siendo pequeña padecerá
mucho en la vejación de los pasajeros y será mejor despoblar dicho puesto y procurará
Sabrán en todas las dichas cabeceras y sus sujetos qué lenguas usan los naturales y
si las hay diferentes y diferentes naciones y entenderán cuáles y cuántas son y qué cantidad
de gente tiene cada lengua o nación y si viven mezclados unos con otros o de por sí o en
Y de todo lo referido, que es lo que parece importa para efectuar mejor y con más
comodidad de los naturales las dichas congregaciones, demás de la dicha pintura harán
relación por escrito con mucha claridad que se pueda tomar de ella bastante inteligencia y
Y porque se excuse trabajo y gasto a los naturales acerca de las pretensiones que
tomarán una breve y sumaria información de testigos de buen crédito, los cuales declaren lo
que supieren y entendieren de las calidades, temples, tierras, aguas y montes y las demás
Y los dichos sitios que así eligieren comunicarán a los ministros de la doctrina y de
la justicia de quien antes se habrán informado. Y pondrán el pro y contra de lo que sintieren
iglesias donde los de aquella cabecera se congregan a oír misa, sin faltar ninguna iglesia en
días de fiesta, y estando juntos les darán a entender cómo yo por orden de su majestad he
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acordado de congregarlos y juntarlos sin réplica ni excusa y que se trata de que sean
aquellos sitios por ser los más convenientes para su comodidad y vivienda, de donde ya no
se han de mudar ni pasar a otra parte y porque en todo se procura su utilidad y provecho;
digan si tuvieren de qué advertir en cuanto a los dichos sitios y sus calidades, advirtiéndoles
que con sólo lo que entonces dijeren y averiguaren se ha de determinar por mí lo que más
convenga y sea justicia, sin que sean ni hayan de ser oídos en otra forma judicial; y de lo
que dijeren, no pareciéndoles conveniente mudar acuerdo por las advertencias que hicieren,
que en tal caso podrán mudarse y escoger otros sitios, tomarán de su parte otra breve y
contradicciones, excusando cuanto fuere posible los perjurios, y hecha esta información con
despoblado, y para que los indios, sus dueños, sean siempre amparados en ellas, y si para
pedazos de terreno y tierra que sean de provecho y que se puedan reservar para ejido y
aprovechamiento común del pueblo de indios adonde aquel se redujere o de otro cercano o
Y porque yo he dado nueva orden para que las cabeceras y sus comunidades tengan
un sello con que señalen las cartas y memoriales que han de enviar a su procurador general
pedimentos o pleitos que en nombre del común se hayan de intentar o seguir. Y asimismo,
he proveído cerca del conocimiento que las justicias ordinarias han de tener en las causas
orden de las pagas de los tributarios y sobras de tributos y de lo que cada indio paga a su
80
comunidad y no de otra parte la contribución del mismo real de los salarios de los oficiales
de la Audiencia y de las cajas y cepos que para ello ha de haber y otras cosas, como consta
de los mandamientos y ordenanzas que se encargan a los dichos comisarios para que
confieran el efecto de ellos como les he comunicado con las justicias y oficiales de
presente el ministro de la doctrina, para que los cumplan y ejecuten con mucha atención y
puntualidad.
puntualidad y buen modo que de sus personas y fidelidad se espera y la que conviene haya
en negocio de tanta gravedad e importancia y con la menos dilación que se pueda, usando
para el efecto de esta instrucción y no de las que antes les estaba dada, que si necesario es la
revoco y doy por ninguna y de ningún valor y efecto para que no se use de ella en manera
alguna.
Monterrey.
Bibliografía recomendada:
Bernardo García Martínez, Los pueblos de la sierra, México, El Colegio de México, 1987,
Gibson, Charles, Los aztecas bajo el dominio español (1519-1810), 2a. ed., México, Siglo
XXI, 1975, 533 p.
Ernesto de la Torre Villar, Las congregaciones de los pueblos indios : fase terminal,
aprobaciones y rectificaciones, México, Universidad Nacional Autónoma de
México, 1995, 343 p.
________________________________________________________
53
. Fuente: AGN, General de Parte, vol. 6, f. 81v-85vol.
81
Bartolomé Sánchez Torrado por sí y en nombre de algunos españoles que viven y residen
relación que por vivir en ellas derramados y apartados unos de otros en sus haciendas y
tierras de labor, sin orden ni policía de república y que aunque había muchas años que
tenido efecto por no haberse hallado lugar tan acomodado y suficiente como el tenía
que dicen Valtierra, junto a la estancia de Barahona y al Río Grande que iba de Toluca, del
cual por experiencia y prueba que habían hecho se podía sacar el agua para el riego de las
tierras que caen en sus riberas que por ser tan secas eran inútiles y de poco provecho, y con
tan buena ocasión se podían regar no solamente ellas sino más de quince leguas de tierra,
sacándose el agua por acequias y presas que se ofrecían hacer a su costa. Y atento a esto y
licencia para fundar en la dicha parte un pueblo con título de ciudad o villa y hacer merced
a los vecinos que hubiesen de poblar, de tierras y estancias, con sitios para casas y huertas
con el aprovechamiento del agua del dicho río. Y por mi visto, con cierta información
hecha ante la justicia de las minas de Guanajuato, a pedimento del dicho Bartolomé
Sánchez Torrado, cerca de las utilidades que se seguirían de hacer la dicha población y con
ella algunas peticiones firmada de ochenta hombres que pedían lo mismo; y sin embargo lo
que constaba de la dicha información, para ser más bien informado y entender el daño o
comisión a Martín de Jaso, alcalde mayor que a la sazón era de las dichas minas de
Guanajuato, por ser persona de confianza, inteligencia y prudencia, para que fuese a la
dicha parte y con todo cuidado y atención viese por vista de ojos el sitio y asiento y en qué
distancia caía del de las dichas villas de Celaya y León y otros pueblos de indios y la
comodidad de sus entradas y salidas, aguas, vegas, montes y serranías que le fuesen vecinas
y favorables para su trato y comercio, citando para esto los tales pueblos, cabeceras y
sujetos, y a los dueños de estancias y labores que cayesen en su contorno y por mayor
mejor esta población averiguase asimismo si se podrían aprovechar del agua del dicho río y
en la distancia que cae del sitio y la facilidad o dificultad que tendría el sacarla para llevarla
fuera de su curso para el riego de las tierras que se les repartiesen , y las que se podrían dar
en riego y se queda para los vecinos que poblasen y se avecindasen adelante, tomando lista
y memoria de ellos. Y hecha con lo demás actuado, lo enviase ante mí con su parecer
forma a Jerónimo López, Gaspar de Valdés, vecinos y regidores de esta ciudad; Baltasar de
Salazar y Juan de Cuéllar como personas hacendadas y convecinas al dicho sitio y a otros
interesados, y a los cabildos de las dichas villas de Celaya y León y vecinos de ellas, los
cuales y algunos de ellos hicieron ciertas contradicciones, hallándose presentes las partes de
nombre de la dicha villa de Celaya, en la parte y lugar donde se ha de nacer la saca del agua
del dicho río que es donde llaman el Rincón de Alonso Hernández, junto a Surumutaro y
por nuevo nombre que se le dio, Rincón de San Bartolomé, que ha de ser en un brazo que
se aparta del dicho río hacia la parte del norte que sea encaminada hacia la dicha estancia
de Valtierra y río que viene de Celaya, alegando y contradiciendo la dicha saca y fundación,
hizo la dicha averiguación de su oficio y dio su parecer en que por todo consta ser el dicho
sitio que se señaló de cierta tierra, sana y de buenos aires, con montes y aguas y baldíos
suficientes a la orilla del dicho río, y no ser dificultoso hacer la dicha saca, y que sólo lo
sería pasar el agua por el río que dicen de Celaya, sino otro arroyo que tiene allí cerca, con
canales de madera o haciendo como pase, con cal y canto, y con esto tendría facilidad; y
que la distancia de allí a la villa de Celaya eran siete leguas, y otras siete al pueblo de
Yuririapúndaro, que es el más cercano y la villa de León trece leguas, y caer el dicho en la
junta de las jurisdicciones de Guanajuato y León, por donde no tendría inconveniente hacer
la dicha fundación, y que el daño que se podría seguir al dicho Baltasar de la Cadena es
solamente pasar el acequia por los términos de sus estancias, resultándole de esto aventarle
los ganados; y asimismo se le podía seguir perjuicio al dicho Alonso Pérez de Bocanegra en
habérsele de tomar la estancia que tiene nombrada de Mancera para ejidos o para otro
efecto, lo cual sin el ganado y apero podría valer hasta quinientos pesos el sitio solo; y que
el mayor daño que se podría seguir era al dicho Gaspar de Valdés, por habérsele de tomar
dos sitios de estancia que es la de Valtierra y la de Barahona y tener asentada y poblada con
84
gente y ganados la dicha estancia de Valtierra, que ambos sitios valdrían hasta dos mil
pesos; y que si llegase la población y sementeras de ella a una estancia de los herederos de
Juan Velázquez de Salazar, que está despoblada, sería forzoso habérsele de tomar
recompensándoselas con otro sitio o como mejor me pareciese. Y habiendo hecho lista y
memoria de las personas que así se querían avecindar y poblar en número de cuarenta
hombres y obligándose de pagar y contribuir repartiéndoseles rata por cantidad del gasto
que tuviese hasta que se concediese, se trajo ante mí, y por mí cometieron los dichos autos
y diligencias al doctor Alonso de Alemán, abogado de esta Real Audiencia, para que los
hiciese y diese su parecer; el cual le dio. Y atento a lo que de todo ello resulta y al servicio
que a Dios nuestro señor y a su majestad se hace, bien, utilidad y mayor crecimiento de este
haberse de seguir, conformándome con el intento del rey nuestro señor y su Real Consejo
concedo licencia y facultad para que en la dicha parte de Valtierra, junto a la dicha estancia
diere, una villa que se llame, nombre e intitule, villa de Salamanca, por ahora y para
siempre jamás, con las gracias, preeminencias y condiciones que de yuso irán declaradas; y
los vecinos que en ella asentaren y vivieren, llegando a treinta hombres casados puedan
juntarse y señalar cabildo y parte donde se congreguen, y desde el día de año nuevo
primero venidero que se espera de 603 en adelante, habiendo oído misa del Espíritu Santo,
elegir y nombrar cuatro regidores, los cuales después de nombrados y elegidos, nombren y
elijan dos alcaldes ordinarios de los más viejos y honrados que entre ellos hubiere, los
cuales conozcan de las causas y negocios civiles y criminales que en la dicha villa y cuatro
leguas a la redonda se ofrecieren y ocurrieren, las cuales señalo por término y jurisdicción
85
de ella, sin perjuicio de tercero, con declaración que si toparen con otras jurisdicciones de
que en esta sazón no se tiene noticia, sea y se entienda ser tanto menos la jurisdicción por
de conceder más distrito, caso si no mandare otra cosa por especial y expresa concesión,
con conocimiento de causa que convenga y en el de las causas, procuren hacer justicia a las
partes con que en las criminales no puedan proceder a pena de muerte ni efusión de sangre
ni mutilación de miembro, sino que hagan los procesos y conclusos, los remitan, quedando
los delincuentes presos y a buen recaudo, a los alcaldes de esta corte y cancillería, para que
las determinen; y no han de tener jurisdicción sobre indios ningunos, porque esto ha de ser
de la del alcalde mayor que se pusiere en la dicha villa, el cual ha de ser juez de los tales
indios y conocer en prevención con los dichos alcaldes de los casos criminales, y en
apelación de ello de los civiles; y los dichos alcaldes in fraganti puedan prender los dichos
indios y recibir información, y sin proceder más adelante remitir las causas al alcalde
mayor, el cual y los dichos alcaldes y regidores ante el escribano de su cabildo puedan por
treinta años primeros siguientes y pasados, ha de quedar a disposición del virrey. (Al
margen: Suertes de tierras.) Señalar a cada vecino dos solares ordinarios para casa y jardín
en lo poblado, y en saliendo de la población fuera de ella, dos suertes para huerta y otras
dos para viña y olivar, y a cada vecino cuatro caballerías de tierra, y para el riego de ellas el
agua necesaria que se ha de sacar del dicho río; y esto se entienda en propiedad, por merced
que en el dicho real nombre les hago de ello si dentro de dos años edificaren la casa y
hicieren vecindad de diez años continuos, los que les corran desde luego, y dentro de ellos
se les prohíbe el poder vender ni enajenar lo que así se les repartiere, y con declaración que
han de asistir personalmente sin hacer ausencia, so pena que si la hicieren cuatro meses
continuos sin licencia por escrito de la justicia, cabildo y regimiento, lo pierdan todo y
86
quede vaco para que lo pueda repartir a otros dos nuevos vecinos que han de ser admitidos
un solar donde edifiquen casa y jardín al segundo que admitieren, pues la casa vacante
edificada para el primero sin división, y si dentro del dicho año no lo hallaren ni admitieren,
se le vuelva a su majestad toda la hacienda vaca, advirtiendo que la licencia que se diere
para hacer ausencia la ha de dar el dicho cabildo una vez y no segunda ni otra vez; y si
conviene darse otra y las demás, ha de quedar a disposición del virrey para que las dé como
le pareciere. Y los tales repartimientos que se hicieren a los dichos vecinos en la forma
susodicha se traigan ante mí para que las apruebe y confirme y la elección de alcaldes y
regidores que han de hacer cada un año el día de año nuevo, eligiendo los regidores que
salieren a los regidores que hubieren de ser el año siguiente, y los así electos, elijan luego al
alcalde para el tal año. Y esta orden se guarde en el entretanto que sobre el caso no se
proveyere y mandare otra cosa, y los tales electos usen desde luego de los oficios con que
dentro de treinta días siguientes lleven confirmación mía, y asimismo puedan elegir y
nombrar por ahora un alguacil, ejecutor cada año para la ejecución de la justicia y un
escribano, el que les pareciere más hábil y suficiente, los cuales tengan obligación dentro de
los dichos treinta días, de llevar aprobación y confirmación mía, con que no arrienden el
aprovechamiento de ninguno de los dichos dos oficios ni los vendan en manera alguna, y
los unos y los otros que fueren elegidos un año, no los pueden ser el año siguiente; y en las
tales elecciones salgan electos los que tuvieren más votos, y habiendo votos iguales, vote el
alcalde mayor si estuviere en la dicha villa, y no lo estando, el alcalde que fuere primero
electo. Y señaló una legua de tierra de largo y un cuarto de legua en ancho para ejidos de
ganados menores y para potrero, conque esté cercado el dicho potrero en la forma que se
concedió a la dicha villa de Celaya, sin perjuicio de terceros. Y asimismo les doy y concedo
87
licencia para poder hacer a su costa las tomas y saca del agua del dicho Río Grande por la
una y otra parte de él, sin perjuicio de tercero. Y prohíbo y defiendo desde luego que sin
licencia mía por escrito no se pueden avecindar ni sean admitidos por vecinos en la dicha
villa los de la de Celaya, San Miguel y San Felipe y León, en veinte años primeros
siguientes, demás de lo cual concedo y doy facultad al dicho cabildo de poder dar a los
demás vecinos que nuevamente vinieron a poblar, la mitad de lo que se da a cada uno de los
primeros vecinos y con las mismas cargas y condiciones, y si la dicha villa hallare quien le
quiera dar algo por ser admitido a la vecindad, le permito que lo pueda hacer y llevar, con
que no exceda de 150 pesos de oro común por cada vecindad, y éstos se tomen y
adjudiquen para propios de la dicha villa, entendiéndose esto por el mismo tiempo de los
dichos treinta años que han de correr desde luego, y con que intervenga aprobación del
virrey. Y en las tales vecindades y lo demás a ello anexo que de nuevo diere al cabildo, y
pasados, no ha de poder ni pueda con la vecindad dar tierras para labor de pan, viña ni
olivar, porque han de quedar a dispensación y gracia del virrey, y como lo demás del reino.
Y también concedo a la dicha villa dentro del ámbito de ella, con título de propiedad y
señorío para propios de ella, seis vecindades con lo a ello perteneciente y una cuadra de las
calles que han de salir a la plaza principal, donde puedan hacer casas reales y de cabildo,
mesón y otras casas públicas y propios de ella, y para mejor asiento de esta población, les
concedo que puedan tomar dentro de los términos que les están señalados los sitios que en
los dichos términos cayeren y se incluyeren y sus dueños los hayan de dejar y dejen libres y
desembarazados para el efecto, sacando el ganado y apero, pagando la villa los sitios y
edificios que se tomaren a las personas cuyos fueren, como está dispuesto generalmente por
acudieren a pagar y contribuir lo que les fuere repartido por la justicia, cabildo y regimiento
88
de la dicha villa para hacer la dicha toma y sacas de agua y acequias y lo demás necesario
al sitio y fundación, se proceda contra ellos y sean excluidos y despedidos del número de
los dichos vecinos fundadores y no puedan gozar de las preeminencias y gracias que los
demás vecinos han de tener y gozar. Y el dicho cabildo y regimiento, para el buen gobierno
de su república, puedan hacer y hagan ordenanzas, conque para usar de ellas hayan de
llevar y lleven confirmación mía. Y para mayor quietud y conservación de los vecinos de la
dicha villa y por evitar graves inconvenientes que se podrían recrecer de que los negros y
mulatos puedan traer armas defensivas, aunque tengan licencia para ello, se guarde lo
ordenado en el reino con particular precisión y rigor en aquella población, por razón de la
comarca en que han de estar y no la pueden tener ni traer, sin embargo de que para ello
ningunas dispensaciones ni licencias, y los que entraren en la dicha villa y sus términos
que le está señalado de distrito término y jurisdicción cuatro leguas y las estancias de
ganado mayor que suelen pedir, han de caer tres leguas de poblado, conforme al estilo que
puedan darse mercedes de estancias para ganados mayores, y el cabildo de ella pueda y
tenga facultad de dar criaderos convenientes para estos ganados a los vecinos. Y desde
luego y para siempre uno de los alcaldes ordinarios, el cual ha de ser el del primer voto,
suceda después del fin de su año en oficio de alcalde de mesta, el cual lo sea en la dicha
villa y su jurisdicción teniendo en ella casa señalada para sus estrados y juzgado donde
conozca de los casos y negocios de mesta que se ofrecieren aquel año, teniendo corral
dedicado y aparte que se intitule de la dicha mesta, guardando en todo las ordenanzas de
ella, sin exceder en cosa. Y el dicho cabildo y regimiento pueda en los términos de la dicha
89
villa hacer la cañada o cañadas que bien visto les fuere, conforme a las leyes del reino y
estilo de las villas de Castilla, para el pasaje de los ganados, los cuales pasen por las que les
señalaren sin hacer ni causar daños, compeliéndoles a salir como convenga. Y en cuanto a
los pleitos y demandas que hubiere de cincuenta pesos para abajo, que se ha pedido haya
apelación del primer juez para el dicho cabildo y regimiento y que lo que en el se
determinare se ejecute, le doy y concedo lo dispuesto por la ley del reino que trata cerca de
esto, y eso se guarde y cumpla. Y declaro que si algunas poblaciones se hicieren dentro de
los términos de la dicha villa con licencia del virrey y consentimiento del cabildo de ella,
siendo de españoles, se rijan y gobiernen por las ordenanzas de ella o las que les diere,
confirmándose por el virrey. Y en cuanto a la jurisdicción, así éstas como las que se
fundaren de indios han de estar y estén sujetas al alcalde mayor que fuere de la dicha villa
la cual dentro de sus términos y distrito ha de poder hacer los puentes y barcas que al
cabildo bien visto le fuere para seguridad y pasaje de las gentes y ganados, tomando por
ayuda de costas54 para estas obras los dineros que se impusieren de los barcajes y pontajes,
los cuales han de ser tasados primero por la gobernación superior del virrey, precediendo
justificación de la tasa. Y con esto mando que a la dicha villa tenga y se le guarden todas las
exenciones, preeminencias y libertades que las demás villas les pertenecen y se les deben
guardar de todo bien y cumplidamente, sin que falte cosa alguna; y mando a todos y
poner embargo ni contradicción alguna, antes den para ello todo el favor y ayuda que se les
54
. Pensión otorgada por la Real Hacienda para algún propósito público o bien para sustento de
gastos de algún funcionario.
90
pidiere y fuere necesario, con que ante todas cosas los dichos vecinos que en ella hubieren
de asentar y poblar o el que por poder suyo pretenda la dicha fundación nombren una
persona. Y los dichos Gaspar de Valdés, Alonso Pérez de Bocanegra y los herederos del
dicho Juan Velázquez de Salazar, cada uno por sí otra persona, las cuales aprecien el valor
del sitio o sitios de estancia que cayeren dentro del asiento y término de la dicha villa que
como dicho es, se les han de tomar para su población, reservando en mí nombrar un tercero
tercero apreciaren que valen, sean obligados los dichos vecinos a pagar y satisfacer a sus
dueños lo que se tasare, sin dilación, dando luego fianzas para ello y seguridad bastante
para que puedan ser pagados. Y los labradores y personas que tienen labranzas dentro de las
dichas cuatro leguas que se da de jurisdicción a la dicha villa se junten en ella a vivir y
residir y hacer sus casas y asiento dentro de un año primero siguiente, so pena de
perdimiento de las tierras y labranzas que en el dicho término tuvieren, y para ello se los
notifique esta cláusula; y esto hecho, se lleve a debida ejecución. Hecho en México, a 16
Bibliografía recomendada:
. Fuente: Francisco del Barrio Lorenzot, Ordenanzas de gremios de la Nueva España, ed. Genaro
55
Las <ordenanzas> corrientes y nuevas dio la muy noble, insigne y muy leal e
imperial ciudad de México en tres junio de 1720, aprobadas por el excelentísimo señor
virrey de Nueva España marqués de Casafuerte en 1º. de marzo de 1723, y confirmadas por
noble insigne y muy leal e imperial ciudad de México, y goce los privilegios y
preeminencias de grande.
Sean dos los cabildos cada semana, lunes y viernes, en la sala de cabildo que han de
componer los porteros que han de cuidar la puerta y estar prontos a lo que se les ordenase.
Juntos los señores capitulares cada semana, se avisa al señor corregidor venga al
cabildo y venido, usadas las políticas56, entran, se sientan, se saca del archivo el libro
capitular en donde se asienta el cabildo que se hace, y se firma y se vuelve a guardar para
56
. Equivale a “cortesías”.
92
excusas, luego se vota comenzando por el alguacil mayor, y puedan dos decir que quieren
oír; y se hace cabildo por el voto de la mayor parte, que regula el escribano, y en discordia
Cualquier capitular puede pedir billete58 para otro cabildo, no comenzándose a votar,
y otro en segundo cabildo puede pedir billete, y no más; más el procurador general los
puede pedir en una materia, y ninguno puede decir de nulidad por falta de asistencia o
cabildo viniere alguno, hecha señal entre y se le de razón de lo tratado, y antes del cabildo
se lean los acuerdos pasados para ver si se han ejecutado; y para que ninguno alegue no ser
citado en el billete ponga sus nombres; y siempre para cabildo extraordinario haya billete.
Cuando se tratare cosa que toque a regidor, pariente o deudo, ha de salir fuera, como
cuando de su asistencia no haya libertad de votar o se tema bando, pero votando primero;
pero cuando toque al señor corregidor se le avisa para que se cite a cabildo sin su asistencia,
modo de votar sea con reposo y sosiego, sin voces ni alteraciones; que componga el señor
áditos (sic); y faltando alguno por excusa envíe su voto por escrito y lo determinado en
57
. Hace “mayoría”.
58
. O sea, pedir citación para otra reunión.
93
llaves y también los libros y papeles de gravedad, y sólo se pueden reconocer por los
ciudad, entrega las llaves al virrey; es la voz en actos públicos, obediencia de cédulas,
respuesta a notificaciones.
moderno59.
Se observe en preeminencia lo que dice Bobadilla60, que ninguno que no sea grande
Se den los asientos a proporción de la jerarquía de los sujetos pero a todos después
del decano, y no se salga a recibir a ninguno en forma sino es persona real; y el arzobispo o
legado, la primera vez tan sólo, y no se introduzcan en la ciudad 61 sino <personas> notorias;
y en caso que concurran se despidan; nombrándose comisarios para un negocio vayan por sí
59
. El de menor antigüedad.
60
. Se trata de probablemente de Jerónimo del Castillo y Bobadilla, Política para corregidores y
vasallos en tiempos de paz y de guerra, y para jueces eclesiásticos y seglares, y de sacas, aduanas, y
de residencias, y sus oficiales, una obra que tuvo varias ediciones y fue muy consultada por los
funcionarios coloniales.
61
. Esto es, en la sesión del cabildo.
94
solos, sin interpolarse otros, y los porteros con varas altas; y el escribano asista en todos los
Los regidores voten según su conciencia, aunque vean ya hecho el cabildo y así lo
Los regidores con excomunión menor puedan votar pero no ser elegidos; los de
mayor en nada.
cite para ver sus despachos, y todo perfecto entra, hace juramento y se le da posesión.
Se guarde la costumbre de asistencia a los entierros que asiste el señor virrey y Real
Audiencia, y a los de los capitulares sus hijos y mujer, y también del escribano mayor,
cargando los difuntos desde su casa al patio y de la tumba a la sepultura, y también se asista
al viático de regidores.
No se salga en forma al paseo del tesorero de cruzada 63, <pero> sí al del señor
62
. En el recibimiento de los virreyes se acostumbraba acompañarlos (en “tren”) y construir en su
honor un arco alegórico.
63
. La bula “de Santa Cruzada” era un derecho que por concesión vaticana recaudaba el rey para la
lucha contra los infieles y rescate de Tierra Santa; en la practica, era un ramo más de la real
hacienda. Se acostumbraba proclamar con solemnidad, en un paseo o procesión pública que
concluía con misa en la catedral o iglesia más relevante.
64
. El juez de propios era responsable de las tierras y otros ingresos que poseía el cabildo; el fiel
ejecutor vigilaba que se cumplieran las ordenanzas municipales; el juez de alhóndiga supervisaba el
granero municipal y las condiciones de comercialización del abasto del maíz.
95
Bibliografía recomendada:
Los jueces visitadores eran enviados sin aviso previo ya sea por el Consejo de
Indias o por la Real Audiencia, normalmente cuando querían implementarse cambios que se
sabía ocasionarían resistencias o se sospechaba que existían serias irregularidades en alguna
rama del gobierno o los tribunales. Los visitadores podían recibir nombramientos para
inspeccionar algún aspecto específico de la administración o bien actuar como visitadores
“generales”, en cuyo caso solamente el virrey quedaba exento de la revisión de su
actuación. Los visitadores podían averiguar, requerir testigos, levantar causas judiciales e
incluso condenar a los infractores. Debido a sus grandes facultades y ausencia de vínculos
de interés y parentesco, los visitadores podían actuar de manera tajante; por lo mismo eran
generalmente temidos y por lo común detestados por las oligarquías y funcionarios locales.
Tello de Sandoval arribó como visitador general, pero asimismo para aplicar en la Nueva
España las Leyes Nuevas de 1542. Tello encontró que, sorprendentemente, casi todos los
grupos e instituciones de poder e influencia presentaban un frente común ante las reformas,
y halló inevitable tomar una actitud conciliatoria. En su visita a la Audiencia encontró que
muchos de los oidores habían establecido nexos de parentesco, interés y amistad con los
colonos, pese a las prohibiciones en contrario.
Don Carlos, por la divina clemencia emperador semper augusto, rey de Alemania,
doña Juana su madre, y el mismo don Carlos por la misma gracia, reyes de Castilla, de
Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algecira, de Gibraltar, de las islas de Canaria, de las
Indias e Islas y tierra firme del Mar Océano, condes de Flandes y de Tirol, etcétera.
65
. Fuente: Ismael Sánchez Bella, Ordenanzas del visitador de la Nueva España, Tello de Sandoval,
para la administración de justicia (1544), Santiago de Chile, Instituto de Historia, 1969, p. 489-561
(sic).
96
A vos el licenciado Sandoval del nuestro Consejo de las Indias, salud y gracia. Bien
sabéis como por nuestro mandado vais a la Nueva España a visitar al nuestro presidente e
entender en otras cosas de nuestro servicio, y porque nuestra voluntad es que el tiempo que
en la dicha Nueva España residiéredes os informéis particularmente del estado de las cosas
de aquella tierra y lo que viéredes que conviene remediarlo proveáis como convenga, vos
mandamos que llegado que seáis a la dicha Nueva España visitéis la ciudad de México y los
otros pueblos de aquella tierra, informándoos del estado en que han estado y están las cosas
de ella y de la manera en que las nuestras justicias de ella han usado, entendido y tratado las
ejecución de las nuestras justicias como en el buen recaudo y fidelidad de nuestra hacienda,
y que iglesias y monasterios hay hechas y de que se han hecho y si hay hechas todas las
Y asimismo vos informad que orden tienen dada los prelados de ellas en las cosas
espirituales y en la doctrina y buen tratamiento de los naturales de ella y como son tratados
los dichos naturales; y si en nuestra hacienda ha habido buen recaudo; y si se han hecho
algunos fraudes así en las fundiciones como en el quintar como en otra cualquiera manera y
por qué personas. Y asimismo vos informad de las penas que se han condenado y aplicado
para nuestra cámara y fisco y en que cantidad y en poder de que personas están
depositados; y así informado en aquello que viéredes que incumbe a Nos de mandar
nuestro señor y a descargo de nuestra real conciencia; y en las otras cosas proveeréis como
hacienda.
97
vengan y parezcan ante vos y vos informen muy particularmente de todo lo que les
pidiéredes. Y siendo necesario digan sus dichos y deposiciones so las penas que les
pusiéredes o mandáredes poner, las cuales por la presente les ponemos y habemos por
puestas y condenados en ellas lo contrario haciendo, que para las ejecutar en los que
rebeldes e inobedientes fueren y para todo lo demás en esta carta contenido vos damos
conexidades.
Dada en la villa de Valladolid, a 26 días del mes de junio del nacimiento de nuestro
salvador Jesucristo de 1543 años. Yo el príncipe. Yo, Juan de Sámano, secretario de sus
Bibliografía recomendada:
. Fuente: Vasco de Puga (comp.), Cedulario de la Nueva España, México, Condumex, 1985, f.9v-
66
10a.
98
tal manera que lo necesario venga muy averiguado, y todo lo superfluo se excuse, y para
Lo uno, que vean y sepan los capítulos de los jueces de residencia; y lo de los
corregidores, y guarden y cumplan en todo y por todo lo que por ellos está proveído.
Lo otro, es que procuren por abreviar los procesos en que a pedimento de parte
procedieron, y en los de oficio y las pesquisas que hicieren sobre las residencias, y en la
lo sustancial y hacer que se asienta para saber la verdad, omitiendo lo superfluo; por
manera que las cosas que no sean de sustancia, se dejen, y de lo que dijeren les repregunten,
de manera que den suficiente razón de ellos; y si son enemigos del corregidor o gobernador
o sus oficiales o les tienen odio o han sido por ellos castigados y punidos por algún exceso
o delito que hicieron o en algún caso sentenciaron contra ellos, porque les tienen odio o si
Lo otro es que con mucha diligencia inquieran y averigüen las culpas y cargos de
los corregidores y de los otros oficiales, examinando las personas que verosímilmente lo
puedan saber o de aquellas a quienes los testigos de oídas se refieren, y si las personas de
necesarias que buenamente se puedan hacer, y envíen la residencia por testimonio las
diligencias que hizo porque puedan ver que no quedó cosa de hacerse de su parte para saber
99
verdad y se sepa todo, y donde están las tales personas, con apercibimiento que se enviará
Lo otro es que después de tomada residencia, junto con ella envíe al Consejo una
relación sacada por sí mismo brevemente de cada cargo por sí que hubiere con que el
gobernador, corregidor y oficiales con los testigos que deponen cada un cargo si es de vista
o de oídas y en que pregunta lo dice, todo ellos acotado a cuantas hojas está, y al pie el
regidores, escribanos, procuradores del consejo y fieles y otros oficiales del consejo y
Lo otro es que tomen las cuentas de los propios y casas y repartimiento que se
hubieren hecho, y las envíe fenecidas y acabadas, no recibiendo en cuenta lo mal gastado, y
ejecute los alcances sin embargo de cualquier apelación que las partes interpusieren, y
sisas69 y repartimientos, y de los gastos ordinarios, y de los otros gastos que fueren hechos,
y lo que sobre ellos determinó. Asimismo envíe relación al Consejo de todo lo que le
pareciere que conviene remediar y hacer y así en reparos de caminos y puentes y fuentes,
como de otra cualquiera cosa para el bien público y ornato de la tierra y servicio de sus
majestades.
67
. Los sesmeros eran en España funciones menores que gobernaban subdivisiones de los señoríos.
No hay constancia de que existieran en Indias.
68
. La hermandad era un cuerpo de vigilancia rural, que en la Nueva España fue absorbido por los
ayuntamientos; constituyen el antecedente del Tribunal de la Acordada.
69
. Imposición que se cobraba sobre los comestibles que entraban a las ciudades.
100
Asimismo tome muy bien las cuentas de las penas de cámara, y haga que se cobren
las penas que en tiempo del corregidor no se cobraron, y aquellas con las penas que
condenare a los oficiales que fueren de tres mil maravedíes abajo las envíe al consejo.
haga remisión al Consejo de cosa alguna, salvo de aquellas que se deban remitir, conforme
a los capítulos; con apercibimiento que si otra cosa remitiere sin determinar, que a su costa
administración de la justicia que sea libremente e igual a las partes que se la pidieren, con
apercibimiento que si teniendo los dichos oficios y cargos se proveyere por su culpa y
negligencia juez de comisión para las cosas en que han de entender y ejecutar que le pagará
las costas y el salario al tal juez. Hecha en Madrid, a 20 días del mes de agosto de 1528
años.
Bibliografía recomendada:
________________________________________________________
Real cédula a la Real Audiencia ordenando sean hechos pueblos de indios y se elijan
autoridades.70
de los antiguos señores. Los pueblos fueron refundados para cumplir con las normas
urbanísticas españolas, y se estableció una “república”, esto es un sistema de gobierno
basado en la elección anual o bianual entre los “principales” (los descendientes reales o
supuestos de la antigua nobleza indígena) de gobernadores, alcaldes, alguaciles y regidores.
La constitución de las “repúblicas” indígenas contribuyó decisivamente a la fragmentación
de las antiguas y más amplias entidades étnicas, a la pérdida del poder de los caciques, la
centralización de la autoridad de las cabeceras sobre los sujetos y la consolidación del
arraigado localismo que sería típico de la sociedad indígena durante siglos.
Nos se ha hecho relación que al bien de los naturales de esas partes y consolación convenía
que se sustentasen e hiciesen pueblos de muchas casas y juntas en las comarcas que ellos
eligiesen, porque estando como ahora están cada casa por sí, y aun cada barrio, no pueden
ser adoctrinados como convendría, ni promulgarles las leyes que se hacen en su beneficio,
estando en pueblos juntos y no derramados. Y que en todos los pueblos que estuvieren
hechos, y se hiciere, era bien que se crearan y proveyesen alcaldes ordinarios para que
hicieran justicia en las cosas civiles, y también regidores cadañeros, y los mismos indios
que los eligiesen ellos; los cuales tuvieran cargo de procurar el bien común y se proveyesen
provincia de Tlaxcala y en otras partes. Y que también tuviesen cárcel en cada pueblo, para
los malhechores, y un corral de consejo para meter los ganados que los hiciesen daño que
no tuviesen guarda y que se les señalasen las penas que llevaren, y que se persuadiera a los
dichos indios que tuviesen ganados, al menos ovejunos y puercos, en común o en particular,
y que también en cada pueblo de indios hubiese mercados y plazas donde hubiere
mantenimientos porque los caminantes españoles o indios pudiesen comprar por sus
dineros lo que hubiesen menester para pasar su camino, y que se les debía compeler a que
102
tuviesen rocines para alquilar o para otras cosas. Y de que todo lo susodicho debían ser los
dichos indios persuadidos por la mejor y más blanda y amorosa vía que ser pudiera, pues
Y visto por los del nuestro Consejo de las Indias, queriendo proveer de ello fue
acordado que debía mandar proveer y dar ésta mi cédula para vos, y yo túvelo por bien,
porque os mando que veáis lo susodicho y platicado cerca de todo ello con los prelados
sujetos a esa Audiencia, poco a poco, ordenéis sobre ello lo que viéredes que conviene.
Bibliografía recomendada:
Charles Gibson, Los aztecas bajo el dominio español (1519-1810), 2a. ed., México, Siglo
XXI, 1975, 533 p.
Robert Haskett, Indigenous Rulers. An Ethnohistory of Town Government in Colonial
Cuernavaca, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1991, xii-294 p.
Margarita Menegus Bornemann, Del señorío indígena a la república de indios. El caso de
Toluca, 1500-1600, México, Conaculta, 1994, 268 p.
________________________________________________________
Durante mucho tiempo la seguridad pública no fue una preocupación mayor para los
virreyes. Aunque ocurrían tumultos intermitentes y rebeliones en las fronteras, la
criminalidad se había mantenido como un problema menor y las ciudades, pueblos y
caminos eran razonablemente seguros. La preservación del orden la realizaban sin mayor
esfuerzo los alcaldes y alguaciles de los ayuntamientos y cabildos indígenas, sin que fuese
necesario algún tipo de institución profesional y centralizada. Sin embargo hacia fines del
XVII el problema del bandolerismo estalló de una forma notoria; las razones aun no son
claras, pero parecen deberse al crecimiento demográfico, la consiguiente aparición de una
“plebe” muy heterogénea, el desarrollo de barrios marginales en las ciudades y reales de
minas, y las crisis agrícolas que, como la gran hambruna de 1692, debilitaron los vínculos
sociales tradicionales y arrojaron a miles de personas a los caminos. Los métodos
tradicionales de control de la criminalidad hacían difícil perseguir delincuentes que pasaban
de una jurisdicción a otra, y no tenían los recursos para doblegar a criminales que, a
diferencia de antes, no dudaban en enfrentarse a la autoridad. Por esa razón se estableció el
Tribunal de la Acordada, con un juez y comisarios que cubrían todo el territorio; la nueva
institución aplicó una campaña de vigilancia, represión, juicios y castigos sumarios que
restablecieron el orden. A la larga, el Tribunal tuvo que enfrentar el endémico problema de
Señor: La necesidad de un remedio activo y pronto para alejar los peligros de que se
vio amenazado el reino por una inundación de salteadores que en los caminos, en los
poblados y aun dentro de esta ciudad tenían en continuo susto a sus habitadores hizo
se había hecho formidable por su multitud por el año de 19, en virtud de real cédula del de
15 se acordaron nuevas extraordinarias facultades a don Miguel Velásquez Lorea, por cuyo
celo y valor se había elegido y por su medio y a costa de las vidas de muchos delincuentes,
Los felices efectos de estas providencias que, como los graves daños que las
dictaron, permanecen siempre vivas en la memoria de estos pueblos y del gobierno; los que
sucesivamente se han experimentado y el justo recelo en que debe poner una plebe inmensa
de multitud de castas de alguna recaída en semejantes males, movieron el real ánimo de los
gloriosos predecesores de vuestra majestad a continuar este juzgado, sin embargo de las
otra autoridad que la de los virreyes, y en efecto la han empeñado mis antecesores en
protegerla.
Sala todas las causas que estuviese siguiendo por delitos que no fuesen de hermandad, y
vulgo ha conocido que se limitan o moderan las facultades de este Juzgado, pues
comenzaron a ser frecuentes los homicidios, heridas y robos dentro de la ciudad, hasta que
hube, por vía de providencia, de mandar que rondase en ella, como lo hacía antes, y
continuase en procesar y castigar estos delitos el teniente del mismo Juzgado, don
facultades que por uno y otro título de alcalde provincial y juez de la Acordada debía gozar
concedido; y teniéndolas presentes con motivo de haber fallecido a este tiempo don Jacinto
Martínez de la Concha, que servía estos empleo, satisfecho de la conducta de don Francisco
cargos de tanta importancia, le nombré en calidad de interino con la misma amplitud que
vuestra majestad se dignó conferir por su real orden de 19 de marzo de este año.
El perfecto conocimiento que adquirió en el tiempo que sirvió de teniente, sus bellas
luces, desinterés y aplicación con que se ha dedicado, auxiliado de sus asesores, al examen
del crecido número de causas que había detenidas; la elección que ha hecho de tenientes en
las personas más distinguidas de los lugares de estos vastos dominios; la rectitud con que
procede y la caridad con que son tratados y alimentados los reos de su cárcel, ha puesto en
logra el público el fruto de su quietud y creo que será permanente mientras este Juzgado se
105
mantenga en la estimación que le dan sus amplitudes e independencia y servido por sujeto
de consumado juicio y prudencia pero subordinado enteramente a los virreyes, que deberán
siempre velar sobre él, sin perderlo de vista, porque los daños que seguirían el abuso de
facultades podrían ser del tamaño de las que goza y notablemente ofensivos a la justicia o a
me hizo Ariztimuño, fundada en las reales disposiciones que cito; lo que me expuso el
fiscal más antiguo de esta Audiencia; la experiencia de los homicidios, heridas y robos que
cédula de 15 de septiembre de 1771 no fue coartar las facultades concedidas en otras, sino
declarar que mi antecesor no tuvo arbitrio para extenderlas en el supuesto de haberlo hecho
de propio motivo, me determinaron, sin embargo del voto consultivo del acuerdo de
oidores, a proveer el decreto que incluye en el testimonio del expediente con que doy
conocimiento de los delitos que contiene, ínterin vuestra majestad se digna de declarar su
real ánimo, a efecto de que cesen las competencias de jurisdicción que frecuentemente
Nuestro señor guarde a vuestra majestad muchos años. México, 27 de julio de 1775.
Bibliografía recomendada:
Colin M. McLachlan, La justicia criminal del siglo XVIII en México, Un estudio sobre el
Tribunal de la Acordada, México, Secretaría de Educación Pública, 1876, 190 p.
________________________________________________________
106
Durante el siglo XVII los puertos del Golfo de México y el Caribe tuvieron la
constante amenaza de los piratas, que llegaron incluso a capturar la entera flota que
navegaba hacia España en 1628. Como resultado, la Corona determinó crear una “armada
de Barlovento” que debería asegurar el tráfico, patrullar los mares y perseguir a los
corsarios. Los fondos deberían obtenerse de contribuciones de las instituciones y
corporaciones novohispanas. El ayuntamiento de la ciudad de México, en particular, pidió
con este motivo que se le concedieran varias peticiones, entre ellas el restablecimiento del
prohibido comercio con el Perú, la abolición del Consulado de Comerciantes, que se
controlara mejor a los corregidores, se reservara la mitad de los cargos de oidor a los
criollos y se limitara el número y la riqueza de las órdenes regulares. En la dura
negociación subsiguiente, sin embargo, muy poco consiguieron.
La Armada nunca cumplió la función para la cual había sido creada y la mayor
parte del tiempo permaneció en reparación o seguramente anclada en puertos del Golfo.
las costas del mar del norte, Seno Mexicano73, Islas de Barlovento74 y a la conservación de
las flotas, contratación y comercio entre aquellos y estos vasallos míos, el formar una
esto diferentes medios de que se pueda sacar cantidad de plata para fabricar y sustentar esta
armada con el menor daño de mi real hacienda y menos descomodidad de mis súbditos y
provincias de ella sujetas que están a nuestro cargo, he resuelto de encargaros y mandaros
72
. Fuente: Manuel Alvarado Morales, La ciudad de México ante la fundacón de la Armada de
Barlovento. Historia de una encrucijada (1635-1643), México, El Colegio de México – Universidad
de Puerto Rico, 1983, p.247-249.
73
. El Golfo de México.
74
. El conjunto de islas que actualmente se denominan Pequeñas Antillas
107
que los medios que irán insertos en esta mi cédula y despacho los ejecutéis y beneficiéis
con las diligencias y cuidado que se requiere, pues en esto consiste el asegurar aquellas
provincias y defenderlas de los enemigos que tan fuertemente los molestan y otros
importantes efectos que se dejan fácilmente considerar. Y como sea esta materia de calidad
que en ella no sólo deseo experimentar el cuidado y celo con que en todas ocasiones y
puestos me habéis servido, sino en tal brevedad en su ejecución que de estos efectos tengáis
junta y pronta la mayor cantidad que pudiere ser este año para comenzar la dicha fábrica en
la forma que por mi Junta de Guerra de Indias se os advertirá, y para comprar los bajeles
que se os diere orden, porque desde luego se vaya platicando la dicha armada y defensa y se
hallen aquellos mares para cualquier suceso con la mayor fuerza que el estado de las cosas
permite, recibiré de vos particular servicio que luego que lleguéis a México y toméis
posesión de vuestro cargo sin perder tiempo alguno pongáis en ejecución los medios que
contiene la orden que se os dio, valiéndoos para esto de los que os pareciere más a
propósito para facilitarlos y disponerlos y de las personas que más juzgareis que os pueden
asistir y ayudar, que para todo esto os doy la mano, autoridad y jurisdicción necesaria
sometiéndolo a vos sólo en la forma que en esta mi cédula se dice, esperando de vuestra
Y porque todos los medios que hasta aquí os he propuesto aunque de ellos se cree
que procederán muy considerables cantidades, pero es cierto que no bastarán para formar
fábricas y sustentar esta armada, será necesario que tratéis con la ciudad de México y
dispongáis sus ánimos a que se ejecute en aquella ciudad y en las demás provincias y
ciudades los medios más platicables, suaves y exequibles75 que puedan ofrecerse para suplir
la cantidad que fuere necesaria para este efecto, poniéndoles en consideración la utilidad
grande que de esto les resulta a aquellas provincias en la seguridad de sus costas, de su
plata frutos y mercaderías en lo que irá creciendo por esta vía su comercio y riquezas que
tendrán aquellos vecinos, como ejercitarse en mi servicio criando a sus hijos en armada y
puestos militares con que se irán haciendo dignos de iguales o mayores mercedes que las
que tengo hechas a sus padres. Y porque toda la formación y ejecución de esta armada
habéis de ser por la ocupación del virrey de la Nueva España el superintendente universal
Margarita, y a todos los demás de las costas de Tierra Firme, islas de Barlovento, y a mi
presidente del Nuevo Reino de Granada, mandando que se impongan para este fin
de nombrar persona de toda satisfacción y de tal puesto e inteligencia que os pueda ser de
que acuda a lo que advirtiereis con fineza y cuidado, pero si os pareciere no embarazarlo lo
podréis excusar porque a sólo a vos en señal de mayor confianza someto este negocio
juzgándolo por de tal calidad que si no fuere por la mucha satisfacción que tengo de vuestra
persona y de lo que en este caso habéis de hacer en materia tan grave, se pudiera enviar
sólo a esto cualquiera de los mayores ministros de mi corte. Y pues en negocio tan
importante ha de ser igual y sumo el cuidado en vuestro gobierno, procuréis luego que
hayáis llegado y tomado posesión juntos los ministros o personas que os parecieren más a
defensa de aquellas costas. Iréis practicando todo lo referido sin alzar la mano de ello ni
perder tiempo alguno pues el estado de las cosas y progresos de mis enemigos no dan lugar
conveniente con toda la justificación y seguridad, interviniendo en ellos los ministros que
se acostumbra y entrando siempre todo en mis reales cajas con grande cuenta y razón, y no
librando estas cantidades sino para este intento, enviándome todos los años relación los
dichos oficiales reales de lo que hubieren valido estos derechos el antecedente y todo lo
demás que por mi Consejo real se les ordenara y de lo que hubiereis ejecutado desde que
tomareis la posesión hasta el primer aviso o flota que partiere de esas provincias. Y de allí
adelante me daréis puntual relación escribiendo partida por partida y punto por punto
no fuese muy necesario, si bien de lo resuelto y del estado de la materia me habéis de dar,
como tengo dicho muy particular cuenta; que lo que en esto hiciereis y trabajareis lo
agradeceré como muy señalado servicio. Hecha en Madrid a cuatro de mayo de 1635 años.
Yo el rey
Bibliografía recomendada:
. Fuente: Frances V. Scholes y Eleanor B. Adams, Documentos para la historia del México
76
Real de la Nueva España, doy fe que el muy magnífico señor doctor Vasco de Puga, del
Consejo de su majestad y su oidor en la dicha su Real Audiencia, por virtud de una carta y
provisión real de su majestad, sellada con su real sello y librada de los señores su presidente
y oidores y otros oficiales de ella, según por la dicha real provisión parecía, fue a visitar y
dicho señor oidor hizo ciertas diligencias y por su mandado fue recibida cierta información
de testigos que de oficio el dicho señor oidor mandó tomar en la dicha causa. Y parece que
dijeron sus dichos por testigos mediante Juan Ortiz de la Rea, intérprete, ciertos indios del
dicho pueblo, entre los cuales parece haber dicho su dicho Juan de Ribas, indio tequitato 78,
natural del dicho pueblo de Tlalmanalco, el cual dice en el dicho su dicho que él, como
77
. Moneda fraccionaria de uso corriente, equivalente a la octava parte de un peso.
78
. Voz nahua; designa un funcionario indígena encargado de la recolección del tributo.
111
calpisque79 que recoge los tributos del barrio de Tlilhuacan en el dicho pueblo de
Tlalmanalco, y como natural de él sabe y ha visto que los naturales del dicho pueblo, y este
testigo con ellos, pagan y dan excesivo tributo, porque así de la tasación que pagan a su
majestad como en arrastrar vigas y maderas del monte y canoas y leña y otros servicios a
sus caciques y comunidades, como por otros repartimientos como en cazas que les mandan
hacer de codornices y conejos, todo junto y renumerado, sabe este testigo que fuera del
tributo de su majestad, monta cinco pesos de oro común y de allí para arriba lo que cada
uno de los naturales pagan en cada un año. Y sabe este testigo que a todos los naturales del
dicho pueblo y sus sujetos se les hará muy gran limosna y merced en que a cada uno se les
reparta de tributo para su majestad dos pesos de oro común, los cuales sabe que los pueden
majestad porque con los servicios que tienen en lo que dicho es, sabe este testigo que se
mueren gran cantidad de gente en cada un año por ser el trabajo muy excesivo y no lo poder
sufrir.
Y Elías Carriazo, indio, tequitato, natural del dicho pueblo, asimismo dice en su
dicho por testigo que como calpisque y tequitato del dicho barrio de Tlalhuacan en el dicho
pueblo ha ayudado a recoger los tributos del dicho barrio de tres años a esta parte, y como
natural del dicho pueblo que se ha criado en él, sabe y ve y ha visto que los naturales del
dicho pueblo, y este testigo con ellos, pagan y dan en cada un año de tributo y servicios
personales más de cinco pesos de oro común fuera de la tasación de tributo que pagan a su
majestad, así en arrastrar vigas y madera del monte, tablas y canoas y leña, y servicios a sus
caciques y comunidad, como por otros repartimientos y cazas que les mandan hacer en todo
79
. Voz nahua equivalente a mandón; funcionario indígena designado para organizar el trabajo
personal y recoger el tributo.
112
el año de conejos, codornices y otras cosas. Renumerado todo junto, sabe este testigo que
sin el tributo que pagan a su majestad monta en cada un año de cada uno de los dichos
naturales más de cinco pesos de oro común. Y asimismo [sabe] este testigo, como natural
del dicho pueblo, que a todos los naturales del dicho pueblo y sus sujetos se les haría y
recibirían gran limosna y merced que todos ellos fuesen tasados cada uno a que pagasen de
tributo por tasación dos pesos de oro común a su majestad, con lo cual sabe que estarían
descargados y descansados y sin vejaciones, lo cual podrían bien pagar en solos dos meses
del año. Y que en los demás trabajos que tienen, así de la madera como en lo demás que
pagan y contribuyen, se mueren gran cantidad de gente. Y por lo que dicho tiene sabe este
testigo que su majestad tendría más vasallos en gran cantidad de los que tiene y más
tributos.
Y Juan de Santiago, indio dice que como principal que es de la dicha provincia, sabe
y ha visto que los naturales del dicho pueblo de Tlalmanalco, y este testigo con ellos, pagan
y dan en cada un año excesivo tributo, porque así de lo que por tasación pagan a su
majestad como de vigas que arrastran del monte y canoas y leña y tablas, y otros servicios a
sus caciques y comunidades, como por otros repartimientos como de conejos y codornices
que les mandan cazar en terno para ellos y para dar a quien ellos quieren, sabe este testigo
que fuera de la tasación de su majestad y tributo que por tasación son obligados de dar,
pagan en cada un año, cada uno de los dichos naturales, más de cinco pesos de oro común
en cada un año. Y que asimismo sabe este testigo que muchas veces este testigo y un
hermano suyo, que se dice Pedro Domínguez, han tratado de verse tan fatigados y no se
poder valer ni sustentar, de decir al gobernador y los demás caciques que los vendiesen y se
tomasen los dineros que por ellos diesen, porque ellos serían contentos, porque lo que les
repartían y ellos pagaban ya no lo podían sufrir. Y sabe este testigo que todos los naturales
113
de la dicha provincia recibirían señalada limosna y merced en que fuesen tasados de manera
que a su majestad pagasen en cada un año dos pesos de oro común y algo más y no
tributasen ni pagasen otra cosa y se les quitase las vejaciones y trabajos que tienen, lo cual
sabe este testigo que pagarán sin vejación alguna y muy holgadamente en dos meses de
todo el año y en menos tiempo. Y si así se hiciese y su majestad fuese servido de ello,
habría más gente de la que hay en la dicha provincia y se darían más cantidad de pesos de
oro a su majestad, porque con los dichos trabajos muy excesivos que han tenido y tienen se
Y asimismo hay otros testigos que en la dicha información, por mandado del dicho
señor oidor y por ante Juan López, escribano, se recibieron, que dicen por palabras
equivalentes acerca de lo susodicho, a que me refiero, según consta y parece por la dicha
información. Y el dicho escribano da por fe que los dichos testigos, estando declarando y
diciendo sus dichos, lloraban a lágrima viva, que de sus ojos salía corriendo en abundancia
por las faces de sus caras y diciendo cómo Dios nuestro señor se acordaba de ellos pues que
su majestad permitía remediar tantos trabajos como hasta entonces habían padecido y
pasado, según más largamente consta de la fe que el dicho escribano da que está en la dicha
información a que me refiero. La cual parece, fue hecha y mandada hacer por mandado del
dicho señor oidor en el pueblo de Tlalmanalco en ciertos días del mes de diciembre del año
de mis quinientos sesenta y tres años según que esto y otras cosas más largamente consta y
parece por el proceso de la dicha causa y visita, a que me refiero. En fe de lo cual, por
mandado del dicho señor oidor, y para que conste de ello, di la presente, que es hecha en la
dicho señor oidor lo escribí y saqué del dicho proceso según por él consta, a que me refiero,
114
y por ende dice aquí este mío signo, que es tal. En testimonio de verdad, Alonso de
Solórzano.
Bibliografía recomendada:
Charles Gibson, Los aztecas bajo el dominio español (1519-1810), 2a. ed., México, Siglo
XXI, 1975, 533 p.
José Miranda, El tributo indígena en la Nueva España durante el siglo XVI, México, El
Colegio de México, 1980, 355 p.
José Luis de Rojas, A cada uno lo suyo. El tributo indígena en la Nueva España en el siglo
XVI, México, El Colegio de Michoacán, 1993, 171 p.
115
LA IGLESIA
El rey. Nuestro virrey de la Nueva España o la persona o personas que por tiempo
tuvieren el gobierno de esa tierra. Como sabéis el derecho de patronazgo eclesiástico nos
pertenece en todo el estado de las Indias, así por haberse descubierto y adquirido aquel
nuevo orbe y edificado en él, y dotado en él las iglesias y monasterios a nuestra costa y de
los reyes católicos, nuestros antecesores, como por habérsenos concedido por bulas de los
que a él tenemos, ordenamos y mandamos que el dicho derecho del dicho patronazgo, único
e in solidum81 de las Indias, siempre sea reservado a Nos y a nuestra Corona real, sin que en
todo o en parte pueda salir de ella, y que <ni> por gracia ni merced, ni por estatuto, ni por
80
. Fuente: Diego de Encinas, Cedulario indiano, ed. Alfonso García Gallo, Madrid, Ediciones
Cultura Hispánica, 1945, vol. I, p. 83.
81
. Por entero.
116
otra disposición alguna que Nos o los reyes nuestros sucesores hiciéramos, no seamos visto
perjudicarnos en el dicho nuestro derecho de patronazgo. Y otro sí, que <ni> por costumbre
iglesia ni monasterio puedan usar de derecho de patronazgo, sino fuere la persona que en
nuestro nombre y con nuestra autoridad y poder lo ejercitare, y que ninguna persona secular
causa que sea, sea osado a se entrometer en cosa tocante a nuestro patronazgo real, ni a nos
proveído en todo el estado de las Indias, sin nuestra presentación o de la persona a quien
Nos por ley y provisión patente lo cometiéremos; y el que contrario hiciere, siendo persona
secular incurra en perdimiento de las mercedes que de Nos tuviere en todo el estado de las
Indias y sea inhábil para tener y obtener otras, y sea desterrado perpetuamente de todos
incurra en las demás penas establecidas por leyes de estos nuestros reinos; y los nuestros
virreyes, audiencias y justicias reales procedan con todo rigor contra los que así fueren y
nuestros fiscales o de cualquier parte que lo pidan, y en la ejecución de ello se tenga mucha
diligencia.
catedral, monasterio, hospital, iglesia votiva ni otro lugar pío ni religioso sin
consentimiento expreso nuestro o de la persona que tuviere nuestra autoridad y veces para
ello. Y otro sí, que no se pueda proveer ni instituir arzobispado, obispado, dignidad,
117
canonjía, ración, media ración82, beneficio curado ni simple, ni otro cualquier beneficio u
nuestras veces, y que la tal presentación y consentimiento sea por escrito en el estilo
acostumbrado......
Bibliografía recomendada:
Alberto de la Hera, Iglesia y Corona en América española, Bilbao, MAPFRE, 1992, 514 p.
John Francis Schwaller, The Church and Clergy in Sixteenth Century Mexico,
Albuquerque, University of New Mexico Press, 1987, xvi-264 p.
________________________________________________________
Bula Sublimis deus del papa Paulo III sobre la naturaleza de los indios83
Paulo obispo, siervo de los siervos de Dios: A todos los cristianos que las presentes
letras vieren, salud y bendición apostólica. El excelso Dios de tal manera amó al género
humano que hizo al hombre de tal condición que no sólo fuese participante del bien, como
82
. La ración era la renta que recibían algunos clérigos adscritos al servicio de distintas funciones de
las iglesias catedrales; podía ser entera o media. Las dignidades eran los beneficios eclesiásticos de
las iglesias catedrales, como los de deán, arcediano, chantre, maestrescuela y tesorero.
83
. Fuente: Mariano Cuevas (ed.), Documentos inéditos del siglo XVI para la historia de México,
2a.ed., México, Porrúa, 1975, p. 84-86.
118
las demás criaturas, sino que pudiese alcanzar y ver cara a cara el bien sumo inaccesible, y
como quiera que según el testimonio mismo de la sagrada escritura el hombre haya sido
creado para alcanzar la vida y felicidad eternas, y esta vida y felicidad eternas ninguno la
puede alcanzar sino mediante la fe de nuestro señor Jesucristo; es necesario confesar que el
hombre es de tal condición y naturaleza que pueda recibir la fe de Cristo y que quienquiera
que tenga la naturaleza humana es hábil para recibir la misma fe. Pues nadie se supone tan
necio que crea poder obtener el fin, sin que de ninguna manera alcance el medio
sumamente necesario. De aquí es que la verdad misma que no puede engañarse ni engañar,
omnes gentes84. A todas dijo sin ninguna excepción, como quiera que todos son capaces de
la doctrina. Lo cual, viendo y enviando el émulo del mismo género humano que se opone a
todos los buenos a fin de que perezcan, escogió un modo hasta hoy nunca oído para impedir
que la palabra de Dios se predicase a las gentes para que se salvasen y excitó a algunos de
sus satélites, que deseosos de conocer su codicia, se atreven a andar diciendo que los indios
poniendo por pretexto que son incapaces de la fe católica y los reducen a esclavitud
apretándolos con tantas aflicciones cuantas apenas usarían con los brutos animales de que
se sirven.
Por lo tanto Nosotros que, aunque indignos, tenemos en la tierra las veces del
mismo señor nuestro Jesucristo, y que con todas nuestras fuerzas procuramos reducir su
aprisco las ovejas de su grey de él, que nos han sido encomendadas y que están fuera del su
aprisco. Teniendo en cuenta que aquellos indios, como verdaderos hombres que son, no
solamente son capaces de la fe cristiana, sino que (como nos es conocido), se acercan a ella
84
. “Id, y doctrinad a todas las gentes” . La cita procede del Evangelio según San Mateo, 28:1.
119
con muchísimo deseo; y queriendo proveer los convenientes remedios a estas cosas, con
autoridad apostólica por las presentes letras determinamos y declaramos, sin que
contradigan cosas precedentes ni las demás cosas, que los dichos indios y todas las otras
naciones que en lo futuro vendrán a conocimiento de los cristianos, aun cuando estén fuera
de fe, no están sin embargo privados ni hábiles para ser privados de su libertad ni del
dominio de sus cosas, más aun, pueden libre y lícitamente estar en posesión y gozar de tal
dominio y libertad y no se les debe reducir a esclavitud, y lo que de otro modo haya
acontecido hacerse sea írrito, nulo y de ninguna fuerza ni momento, y que los dichos indios
palabra de Dios y del ejemplo de la buena vida; y que a las copias de las presentes letras
firmadas de la mano de algún notario público y corroboradas con el sello de alguna persona
San Pedro, el año de la encarnación del señor de 1537 a los 2 de junio, de nuestro
Bibliografía recomendada:
Silvio Zavala, Repaso histórico de la bula Sublimis Deus de Paulo III en defensa de los
indios, México, Universidad Iberoamericana - El Colegio Mexiquense, 1991, 118 p.
Silvio Zavala, La filosofía política en la conquista de América, México, Fondo de Cultura
Económica, 1947, 163 p.
Lino Gómez-Canedo, “¿Hombres o bestias? (Nuevo examen crítico de un viejo tópico)”, en
Estudios de Historia Novohispana, no.1, 1966, p. 29-51.
________________________________________________________
85
. Fuente: Vasco de Puga (comp.), Cedulario de la Nueva España, México, Condumex, 1985, f.
64,65.
120
Don Carlos, por la divina clemencia emperador de romanos, semper augusto, doña
Juana su madre, etcétera. Por cuanto nos mandamos dar una nuestra provisión firmada de
mi el rey y sellada con nuestro sello, su tenor de lo cual es éste que sigue:
augusto; doña Juana su madre, etcétera. A vos el venerable y devoto padre fray Juan
somos informados que los indios naturales de la Nueva España son tratados de los
personas libres como lo son, lo cual no mirando el servicio de Dios ni lo que son
obligados, les han dado y dan demasiado trabajo pidiéndoles más servicio y cosas
de las que buenamente pueden cumplir, y asimismo tomándoles sus mujeres e hijas
y otras cosas que ellos tienen, por fuerza y contra su voluntad, y haciendo asimismo
esclavos por rescatar y por otras formas a los que son libres, y los hierran contra su
estorbo para la conversión de los dichos indios a nuestra santa fe católica, ha sido y
Lo cual visto por los del nuestro Consejo de las Indias y conmigo el rey consultado,
nuestro principal deseo e intención, siendo tan poblada y rica, fue acordado que
debíamos proveer de una persona celosa del servicio de Dios y nuestro para que sea
les haga agravio ni sinrazón, y se guarde con ellos las leyes y ordenanzas para su
buen tratamiento, y nos tuvímoslo por bien. Por ende confiando de vuestra fidelidad
nuestro señor y nuestro, y con toda la rectitud y buen celo entenderéis en ello, es
nuestra merced y voluntad, que cuanto nuestra merced y voluntad fuere, seáis
protector y defensor de los indios de la dicha tierra. Por la presente vos mandamos
visitar los dichos indios y hacer que sean bien tratados e industriados y enseñados
en las cosas de nuestra santa fe católica por las personas que los tienen y tuvieren a
cargo y veáis las leyes y ordenanzas e instrucciones y provisiones que se han hecho
o hicieren cerca del buen tratamiento y conversión de los dichos indios, las cuales
hagáis guardar y cumplir con mucha diligencia y cuidado, como en ella se contiene;
contra ellas, ejecutéis en sus personas y bienes las penas en ellas contenidas; para lo
cual y para todo lo demás que dicho es, por esta carta vos damos poder cumplido
Nueva España y a los nuestros oficiales y otros jueces y justicias de ella que usen
con vos en el dicho cargo y para ello vos den y hagan dar todo el favor y ayuda que
les pidiéredes y menester hubiéredes y los unos ni los otros no hagades ende al por
alguna manera, so pena de la nuestra merced y diez mil maravedíes para la nuestra
cámara a cada uno que lo contrario hiciere. Dada en Burgos a diez días del mes de
enero, año del nacimiento de nuestro salvador Jesucristo de 1528 años. Yo el rey.
Y ahora somos informados que por causa del dicho oficio de protector y ejercicio de
nuestra Audiencia de la dicha Nueva España según pareció por ciertos testimonios que por
los dichos nuestro presidente y oidores al dicho nuestro Consejo fueron enviados, y
queriendo proveer y remediar cerca de esto, cómo cesen las dichas diferencias, visto por los
del nuestro Consejo de las Indias, fue acordado que debíamos de mandar dar esta nuestra
carta en la dicha razón, y Nos tuvímoslo por bien; por la cual declaramos y mandamos que
la dicha provisión que de suso va incorporada se guarde y cumpla y ejecute con tanto que
cerca del uso y ejercicio del dicho oficio de protector se guarden la orden y limitaciones
siguientes:
123
parte de los términos de su protección donde el no pudiere ir, con que las tales personas
sean vistas y aprobadas por nuestro presidente y oidores de la dicha Audiencia y de otra
Otro sí, que el dicho protector o las tales personas que en su lugar enviare puedan
hacer y hagan pesquisas e informaciones de los malos tratamientos que hicieren a los
indios; y si por la dicha pesquisa merecieren pena corporal o privación de los dichos indios
las personas que los tuvieren encomendados, hecha la tal información, pesquisa, la envíe al
dicho presidente y oidores para que ellos la vean y determinen; y en tal caso el protector
pueda prender a la tal persona y enviar la pesquisa juntamente con la información al dicho
presidente y oidores; y caso que la condenación haya de ser pecuniaria, pueda el dicho
oro y dende abajo, sin embargo de cualquier apelación que sobre esto se interpusiere y
asimismo hasta diez días de cárcel y no más; y en lo demás que conociere y sentenciare en
los casos que puede, conforme a esta nuestra carta, sean obligados a otorgar la apelación
para la dicha Audiencia, y que no puedan ejecutar por ninguna manera la tal condenación.
Item, que el dicho protector y las personas que hubieren de ir a visitar en su lugar,
como dicho es, puedan ir a todas las partes, provincias y lugares de corregidores como de
las otras partes y haber información sobre el tratamiento de los dichos indios así contra el
corregidor y sus alguaciles, como contra otras cualesquier personas y si hallare culpa contra
los dichos corregidores y justicias, envíe la información con su parecer al dicho presidente
y oidores para que lo castigue, y por eso no es nuestra intención y voluntad que los
conozcan en ninguna causa criminal que entre un indio y otro pasare salvo los dichos
Dada en Madrid a dos días del mes de agosto de 1530 años. Yo la reina.
Bibliografía recomendada:
________________________________________________________
. Fuente: Proceso inquisitorial del cacique de Texcoco, pról. Luis González Obregón, México,
86
recibido para información de lo que dicho es, habiendo jurado según forma de derecho y
siendo preguntado lo que sabe de este caso por lengua del dicho intérprete; dijo que puede
haber siete años, poco más o menos, que el dicho don Carlos solía vivir en las dichas casas
donde ayer su señoría halló los ídolos; y este testigo iba allí algunas veces y veía aquella
pared y figuras que estaban hacia fuera, sobre la haz de la pared, pero que no sabía lo que
era, ni lo que estaba dentro, ni quien lo puso. Y que esta cuaresma pasada, estando juntos
alcaldes, regidores y el gobernador, dijo don Hernando: que bien sería buscar a los pies de
las cruces si habría algunos ídolos, porque algunas cruces estaban puestas donde solían
tener los altares para sacrificar, y así lo acordaron de hacer. E hicieron cavar a los pies de
las cruces, y hallaron figuras de ídolos y pedernales, y navajas, y cajetes, y otras cosas y
enterradas debajo de tierra, a los pies de las cruces. Y asimismo, en la sierra que se dice
Tlaloc hallaron un ídolo de piedra que se dice Tlaloc, y lo quebraron, que era el ídolo, el
dios del agua que cuando no llovía y había necesidad de agua, iban a la dicha sierra a
ofrecerle al dicho Tlaloc, así de México como de Texcoco, Chalco y Huejotzingo, Cholula,
y Tlaxcala, y de toda la comarca, pero que este testigo no ha visto ofrecerle después que los
cristianos están en la tierra, al cual dicho ídolo hallaron enterrado debajo de tierra, y lo
quebraron como dicho tiene. Y que los días pasados, cuando había falta de agua, algunos
indios de Texcoco que iban a tratar a Huejotzingo y Tlaxcala decía que lo desenterraban,
diciendo que por los de Texcoco que no llovía porque habían quebrado al dios Tlaloc, dios
del agua, y que por su causa morían todos de hambre. Y como oyeron decir esto ellos,
allá, y cuando volvieron dijeron que no se decía cosa ninguna, más que habían visto que los
126
de Huejotzingo tenían los caminos de los adoratorios y la sierra limpios como lo tenían por
costumbre de hacer antiguamente para sus sacrificios. Y porque supieron que en la sierra
donde solía estar el ídolo Tlaloc salía humo, enviaron allá indios a ver lo que era y hallaron
muchos papeles con sangre, y copal, y una codorniz, y otras cosas de sacrificio, que parece
que habían ofrecido y lo trajeron todo y lo tiene el gobernador. Y que según la manera de
los sacrificios lo habían ofrecido los de Huejotzingo, porque cada pueblo tenía su manera
de ofrecer. Y luego pusieron guardas en la dicha sierra para ver quien lo hacía, y dos o tres
veces hallaron los dichos papeles y cosas ofrecidas con sangre, y no pudieron ver quien lo
hacía, más de que oyeron decir que el camino estaba limpio desde la sierra hasta
Huejotzingo, como lo solían hacer en el tiempo antiguo. Y que esta es la verdad por el
juramento que hizo, y afirmóse en ello y el dicho intérprete lo firmó de su nombre. Joan
González. (Rúbrica)
Bibliografía recomendada:
Joaquín García Icazbalceta, Don fray Juan de Zumárraga, primer obispo y arzobispo de
México, México, Porrúa, 1947, 4 v.
Richard E. Greenleaf, Zumárraga y la Inquisición mexicana, 1536-1543, México, Fondo de
Cultura Económica, 1988, 182 p.
Serge Gruzinski, El poder sin límites. Cuatro respuestas indígenas a la dominación
española, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia-Instituto Francés de
América Latina, 1988, 212 p.
________________________________________________________
Carta de Diego Rodríguez Bibanco, defensor de los indios de Yucatán, sobre que los
franciscanos haciéndose inquisidores cometen agravios contra los indios.87
En 1562 el provincial de los franciscanos fray Diego de Landa inició una causa
inquisitorial para descubrir, corregir y castigar la supervivencia de “idolatrías” entre los
mayas yucatecos, que habría incluido elementos adoptados del cristianismo –notablemente,
sacrificios humanos mediante crucifixión. La realidad de esta reincidencia en la antigua
religión fue puesta en cuestión en su tiempo y sigue siendo hoy día materia de discusión.
Lo que no cabe duda es que miles de indígenas fueron sometidos a tortura, alrededor de
87
. Fuente: Cartas de Indias, ed. facs., Guadalajara, Aviña, 1970, p. vol.1, p. 392-396.
127
doscientos murieron como consecuencia de los malos tratos y muchos más quedaron
sumamente quebrantados. Landa realizó varios “autos de fe” donde gran número de
“idólatras” fueron azotados, junto con destrucción de ídolos y quema de códices.; asimismo
muchos caciques sufrieron la confiscación de bienes y fueron sentenciados a llevar
“sambenitos” que aludían a sus delitos.
La violencia de la persecución y castigo fueron completamente inusuales en la
Nueva España. Reflejan tanto los rasgos personales del provincial franciscano como la
situación muy precaria del dominio español en Yucatán, donde una reducida minoría de
españoles vivía entre miles de indígenas y, muy cerca, persistían regiones no sometidas al
dominio español
El “defensor” Rodríguez Bibanco denunció las irregularidades de los procesos
judiciales ante el obispo Toral, lo cual dio pie para la intervención del prelado y el inicio de
una averiguación judicial contra fray Diego de Landa y el alcalde mayor Quijada. Parece
ser que Bibanco actuó por instancias del mismo Toral, quien se ocuparía posteriormente de
defenderlo y recomendar su permanencia en el cargo.
Landa tuvo que abandonar Yucatán para ir a justificarse en España; años más tarde
regresaría, ahora con la autoridad de obispo.
Mérida, que es en las provincias de Yucatán de las Indias del Mar Océano, defensor que soy
de los indios naturales de estas provincias en términos de esta dicha ciudad, nombrado por
provisión real de vuestra majestad librada en vuestra Real Audiencia de los Confines, en
nombre de los dichos indios, por quien tengo obligación de volver a dar noticia a vuestra
majestad de sus necesidades y agravios que se les hacen, la doy en ésta de lo que en estas
desasosiegos de los pobres indios. Y lo que pasa es que los frailes de la orden de San
Francisco que en estas provincias residen, antes que a ella viniese obispo usaban de la
jurisdicción eclesiástica diciendo que lo podían hacer por bulas apostólicas que tenían para
usar de ella en las partes donde no hubiese obispos, y a este título, bueno o malo, y usando
de las dichas bulas, que se ha entendido de ellas no les dar facultad para lo que han hecho y
hacían, ordenaron de proceder contra los indios de todas estas provincias, generalmente,
128
nombrando a muchos de sus súbditos frailes para que también fuesen inquisidores, y
algunos juntos y cada uno por sí han hecho desatinos y castigos en estos indios nunca oídos
en todas las Indias, so color y diciendo que eran y estaban idólatras; y para tener más mano
y fuerza para hacer lo que querían pidieron auxilio real al alcalde mayor de estas
provincias, que es el doctor Diego Quijada, a quien vuestra majestad envió a ellas puede
haber dos años poco más o menos, el cual inconsideradamente y como hombre liviano, de
poco juicio y prudencia, les dio jueces legos con poderes bastantes para que ejecutasen todo
lo que los frailes les mandasen; esto sin ver proceso ni culpa que hubiese en los indios por
donde pudiere dar el auxilio real, sino por sola la relación de los frailes idiotas88, que
algunos de ellos no saben leer. Y así, con el poder que ellos decían que tenían como jueces
apostólicos y con el que vuestra justicia mayor les dio, comenzaron el negocio con gran
colgando en alto a manera de tormento de garrucha, con piedras de dos y tres arrobas a los
pies, y allí colgados dándoles muchos azotes, hasta que les corría a muchos de ellos sangre
por las espaldas y piernas hasta el suelo; y sobre esto los pringaban, como se acostumbra
hacer a negros esclavos, con candelas de cera de ella, y todo lo dicho sin proceder
información, antes para hacerla y buscar las culpas les pareció que este era modo muy
acertado y que por él sabrían la verdad de lo que pretendían saber. Y los pobres indios,
dichos tormentos, estando en ellos mismos confesaron desatinos, cosas que no habían
hecho ni pensado hacer, diciendo eran idólatras y que tenían gran cantidad de ídolos y que
habían sacrificado muchas personas humanas y hecho otras muy grandes crueldades, siendo
88
. En esta época, por “idiota” se entiende la persona que no sabe leer ni escribir.
129
todo mentira y falsedad y dicho de miedo y por la aflicción que se les hacía. Y así trajeron
mucha cantidad de ídolos de los que solían tener en su gentilidad, que los tenían en
edificios antiguos y montes y cuevas ya dejados y olvidados, y decían que de presente los
tenían y usaban de ellos. Y vistas las confesiones, sin oír a los dichos indios ni a su defensor
ni sin hacer averiguación ninguna más de lo que salía de los tormentos, luego los
servicios de diez años más y menos y les echaban sambenitos 89 y desterraban de sus
señoríos y pueblos y los ponían en la servidumbre de esclavos, y por tales eran tenidos, y a
todos en general les condenaban en pena de dineros, a dos y tres y más ducados 90, y a los
comunes a dos y cuatro reales, de donde recogieron y sacaron gran cantidad de moneda. Y
por este modo se hacía con los más de aquellos indios de las provincias donde comenzó
esta inquisición y castigo, e hicieron dos autos de inquisición, poniendo tablados altos y con
banderas e insignias, según hacen los inquisidores de vuestra majestad en estos reinos,
adonde sacaron muchos indios con corozas91 y sambenitos y les declararon lo que habían de
hacer en el servicio y otras cosas a que eran condenados. De todo lo cual y de otras muchas
cosas, que por la prolijidad de ellas no las declaro a vuestra majestad, resultó en los indios
gran daño, porque entendiendo lo que pasaba muchos de ellos se huyeron a los montes,
otros se ahorcaban y desesperaban, otros quedaron muy heridos y lisiados de los tormentos,
mancos de brazos y manos, otros muchos murieron de los tormentos que les dieron. Y así
89
. Capote o sobrevesta con una cruz roja aspada, que llevaban los reos condenados por la
Inquisición.
90
. Moneda “de cuenta” o de referencia utilizada en las ordenanzas y otras disposiciones; en la
práctica, se recurría a convertir esta cantidad en monedas “corrientes”.
91
. Capirote de papel en forma de cucurucho que se ponía a los sentenciados por la Inquisición en
los autos de fe, con figuras que aludían a su delito.
130
estuvo la tierra toda afligida y alterada y oprimida y maltratada, hasta que por el mes de
agosto pasado llegó a ella el obispo don fray Francisco de Toral, a quien vuestra majestad
proveyó por prelado y pastor de estas provincias, el cual tomó en sí el negocio y causa en el
estado que le halló, y ante él yo, en nombre de esto indios, pedí remedio. Y no lo había
osado hacer antes porque los frailes ponían excomuniones públicas contra cualquier
persona que por ellos volviese, diciendo que no convenía y que era perturbar el Santo
Oficio de la Inquisición, pues la justicia real era el que principalmente daba favor a los
frailes. Así, yo no pude usar mi oficio porque me quitaban la libertad; sólo con cartas se les
amonestaba que mirasen lo que hacían, pero éstas no aprovechaban ni aprovecharon. Ante
el obispo, que oyó en las causas sin pasión y con celo cristiano, di descargos y averigüé ser
los indios sin culpa molestados, y así soltó gran número de ellos que halló presos, y quitó
los sambenitos a todos los que los habían echado, y los sacó de la servidumbre y esclavonía
que les habían condenado y en que estaban, y sosegó la tierra, que sin duda estaba para
perderse y alterarse, de lo cual han recibido los frailes y alcalde mayor gran pena,
entendiendo lo malo que han hecho tan sin orden y sin justicia, y así procuran por todas
vías de buscar culpas contra estos indios y aprobar lo que han hecho y que fue cosa
necesaria, y para este efecto soy informado que hacen probanzas de abonos. El alcalde
mayor presenta por testigos a los frailes, en abono de que es buen gobernador, y él y sus
amigos y paniaguados dicen en favor de los frailes y suyo, de él, para que no se entienda el
desatino que hizo, diciendo que los tormentos no fueron rigurosos y otras cosas a este
modo. Y queriendo abonarse ante vuestra majestad, entendiendo que se ha de dar noticia de
sus negocios, se previene a hacer informaciones en su abono y favor, diciendo que ha hecho
gran servicio a Dios nuestro señor y a vuestra majestad en lo que hizo, y en ejecutar
provisiones que no se ejecutaban, y que a esta causa se mueven a quererle mal; todo porque
131
digo ante vuestra majestad lo es, y así lo tengo probado ante el obispo prelado y lo probaré
cuando convenga, y vuestra majestad sea servido de proveer juez que desagravie a estos
pobres de tantos agravios como les hicieron, y afrentas, muertes y perdición y destrucción
de sus casas y haciendas y destierros, sin haber en ellos la culpa que se les impuso. Yo, en
nombre de estos pobres que a mi cargo son, y como puedo y debo, y suplico, con el
acatamiento debido, provea de remedio y justicia para que estos indios la hayan y alcancen
contra el alcalde mayor que tanto daños les ha hecho, y contra los ministros que puso, y a
los frailes que tantos agravios hicieron sean castigados o por sus prelados o por quien lo
deba hacer y los saquen de esta tierra porque en ella tienen odio siempre a los indios, como
no pueden ejecutar lo que comenzaron. Y lo mismo hace el alcalde mayor, que por
atemorizarlos y que no hablen ni se quejen de lo pasado les busca todos achaques en visitas
y negocios que busca contra los pobres indios, y así están tan atemorizados y espantados
que temo no haya alguna rebelión y destrucción. Así, suplico humildemente a vuestra
majestad lo mande remediar como cosa que tanto importa al servicio de Dios nuestro señor
procesos y testimonios de lo que pasa y se ha hecho ante el obispo, porque son muy largos
y costosos; de lo que el obispo informare, entenderá vuestra majestad la verdad, que la dirá,
como es justo y como siervo de nuestro señor y celoso de su servicio y del de vuestra
a vuestra majestad informo. Y nuestro señor, la sacra católica y real persona de vuestra
majestad guarde por muchos años, con aumento de más reinos y señoríos. De Mérida, 8 de
Bibliografía recomendada:
132
La Corona española tuvo desde fechas muy tempranas una preocupación particular
por la preservación y pureza de la fe en sus nuevos dominios indianos. Fue común en la
época la alusión de que al mismo tiempo que los herejes luteranos arrebataban a la
verdadera fe gran parte de Europa, el católico monarca reponía con creces el territorio
perdido al incorporar al catolicismo las miles de almas de sus nuevos súditos al otro lado
del océano.
En España la persecución de la “herética pravedad” había sido confiada al Tribunal
de la Inquisición, pero al no existir una estructura comparable al otro lado del océano se
recurrió a soluciones provisionales que resultaron ser poco satisfactorias, como confiar esta
labor a las órdenes religiosas o a los obispos. De ahí provino la decisión de establecer
formalmente la Inquisición novohispana, bajo la dirección del experimentado Moya de
Contreras.
El Tribunal tuvo jurisdicción exclusiva no solamente en asuntos de fe (herejías,
apostasías, blasfemias) sino algunos relativos a la disciplina eclesiástica (la “solicitación”
de favores sexuales por los religiosos), derecho conyugal (bigamia)¸ revisión de la
ortodoxia de los libros e incluso moral pública (por ejemplo, la violación del juramento
realizado durante un contrato podía ser materia inquisitorial). La única excepción en sus
vastas facultades eran los casos de indígenas, que corrían bajo un tribunal dependiente de
los obispos.
Don Felipe, por la gracia de Dios, etcétera. A vos don Martín Enríquez, nuestro
virrey y capitán general de la Nueva España; y presidente de la nuestra Audiencia Real que
Nueva España con todos los distritos de las dichas audiencias y provincias, y con el
. Fuente: Diego de Encinas, Cedulario indiano, ed. Alfonso García Gallo, Madrid, Ediciones
92
alcaldes mayores y otras justicias de todas las ciudades, villas y lugares de ellas, así de los
españoles como de los indios naturales que al presente sois o por tiempo fuéredes, y a cada
uno de vos a quien la presente fuere mostrada y lo en ella contenido toca o pudiere tocar en
cualquier manera, que en vuestros lugares y jurisdiciones fuéredes requeridos con ella o con
que por la providencia y gracia divina los naturales de ellas entre los otros grandes
beneficios que han recibido han sido alumbrados para conocer el verdadero camino de la
doctrina evangélica y que cada día se va acrecentando su población y se espera que se irá
misericordia en estos tiempos ha usado con los naturales de ellas en darles claro
conocimiento de nuestra santa fe católica, y que es tan necesario tener especial cuidado y
pobladores, nuestros naturales, que con tanto cuidado y fatiga han procurado el aumento de
católicos cristianos y naturales y verdaderos españoles. Y visto que los que están fuera de la
en sus errores y herejías siempre procuran pervertir y apartar de nuestra santa fe católica a
los fieles y devotos cristianos, y con su malicia y pasión trabajan con todo estudio de los
reprobadas y perniciosas opiniones, como se ha visto que lo han hecho en estos tiempos en
134
nuestra santa fe católica y otros increíbles escándalos y movimientos; y como se tenga tan
cierta noticia y experiencia de que el verdadero remedio de todos estos males, daños e
sus errores y herejías con el rigor que disponen los sagrados cánones y leyes de nuestros
reinos y que por este tan santo medio por la clemencia y gracia divina nuestros reinos y
señoríos han sido limpiados de todo error y se ha evitado esta pestilencia y contagio, y se
espera en la divina misericordia que se preservarán de aquí adelante. Por obviar y remediar
cómo no pase tan gran ofensa de la fe cristiana a esas partes a donde sus pobladores,
nuestros naturales, han dado y dan tan buen ejemplo de su devoción y cristiandad, y los que
del gremio de la Santa Iglesia Católica Romana con nuevas, falsas y reprobadas doctrinas y
nuestro Consejo, inquisidor apostólico general en nuestros reinos y señoríos, con el celo
católica, habiendo procedido en ello mucha deliberación, con acuerdo de los del nuestro
consultado con Nos, entendiendo ser muy necesario y conveniente para el aumento y
conservación de nuestra santa fe católica y religión cristiana poner y asentar en esas dichas
ponga en ejecución; y acordó por el descargo de nuestra real conciencia y de la suya diputar
135
y nombrar por inquisidores apostólicos contra la herética pravedad en las dichas provincias,
y los oficiales y ministros necesarios para el uso y ejercicio del Santo Oficio; los cuales son
personas de letras y recta conciencia e idóneas y legales en sus oficios; y nos suplicó les
mandásemos dar favor de nuestro brazo real, según y como conviene al católico príncipe y
celador de la honra de Dios y del beneficio de la república cristiana, para libremente ejercer
el dicho oficio. Y Nos, por lo que toca al servicio de nuestro señor y al aumento de nuestra
dichas provincias por Dios a Nos encomendadas mediante el favor divino sean libres y
preservadas de todo error de herejía, y por el mucho amor que tenemos a nuestros naturales
sus pobladores, considerando cuánto conviene en estos tiempos que se va extendiendo esta
contagión <sic> se prevenga a tan gran peligro, y más particularmente en esas dichas
provincias que con tanto cuidado se ha procurado fuesen pobladas de nuestros súbditos y
naturales no sospechosos, de lo cual se espera seguir gran servicio de Dios nuestro señor y
beneficio de los pobladores de las dichas provincias. Por todas estas consideraciones,
teniendo este tan santo negocio por el que más principalmente nos toca sobre todos los
otros de nuestra Corona real, lo tuvimos por bien, y nuestra voluntad es que los dichos
del oficio que les está cometido lo requiere. Por ende mandamos a vos y cualquiera de vos,
que cuando los dichos inquisidores apostólicos fueren con sus oficiales y ministros a hacer
recibáis y cualquier de vosotros reciba a ellos y a sus ministros y oficiales y personas que
con ellos fueren con la honra y reverencia debida y que es decente y conviene, teniendo
136
consideración al santo ministerio que van a ejercer, y los aposentéis y hagáis aposentar y les
dejéis y permitáis libremente ejercer el dicho su oficio; y siendo por los dichos inquisidores
requeridos, haréis y prestaréis el juramento canónico que se suele y debe prestar en favor
del dicho Santo Oficio; y cada vez que se vos pidiere y para ello fuéredes requeridos y
amonestados, les daréis y haréis dar el auxilio y favor de nuestro brazo real, así para
concerniente al libre ejercicio del dicho Santo Oficio, que por derecho canónico, estilo y
costumbre e instrucciones de él se debe hacer y ejecutar. Otro sí: en todos aquellos que los
dichos inquisidores que ahora son nombrados y diputados y por tiempo fueren, ejerciendo
su oficio relajaren al brazo seglar, ejecutaréis las penas impuestas por derecho contra los
inquisidores, oficiales y ministros que ahora son o fueren de aquí adelante puedan más
libremente hacer y ejercer el dicho Santo Oficio, ponemos a ellos y a sus familiares con
todos sus bienes y haciendas so nuestro amparo, salvaguarda y defendimiento real, en tal
manera que ninguno por vía directa y indirecta no sea osado de los perturbar, damnificar, ni
hacer, ni permitir que le sea hecho daño o desaguisado alguno, so las penas en que caen y
necesario es, mandamos ser publicado y pregonado por los lugares públicos de las
ciudades, villas y lugares de las dichas provincias porque así conviene al servicio de Dios
contrario nos tendríamos por muy deservidos. Dada en la villa de Madrid, a 16 días del mes
de agosto del año del nacimiento de nuestro salvador de 1560 años <sic, por 1570>. Yo el
Bibliografía recomendada:
Informe del doctor Luis de Anguis sobre las diferencias y poca conformidad de
prelados y religiosos.93
En 1560 el rey Felipe II pidió al doctor Anguis (provisor y mano derecha del
arzobispo Montúfar), que le enviase un informe reservado acerca de los ruidosos conflictos
que oponían al clero regular y secular, y que le diese su parecer sobre lo que debía hacerse
para solucionar una pugna cada vez más enconada y que ponía en riesgo el prestigio de la
Iglesia, la buena labor de evangelización y la prevención de las herejías. El informe
subsiguiente acusa a los religiosos regulares de abusar de sus privilegios excepcionales en
la administración de los indígenas (su ácida y burlona descripción de la práctica de los
frailes en los delicados asuntos matrimoniales es un texto “clásico” frecuentemente citado)
pero también arremete contra los obispos (particularmente, contra el michoacano Vasco de
Quiroga), a quienes critica su carácter pleitista y el descuido de sus obligaciones pastorales.
Más allá de las referencias a violencias y escándalos entre religiosos, el escrito de este
“espía” de Felipe II es expresión clara de la preocupación de algunos funcionarios ante el
gran poder de la Iglesia novohispana y el escaso control que en la práctica podían ejercer
los ministros del rey sobre la vida religiosa.
......
La otra ocasión es de ver que los dichos frailes casen y descasen con tanta facilidad,
porque todas las veces que un indio se quiere casar y descasar por mano de un fraile, se
casa y descasa, y aunque no tanto en este arzobispado por írseles más a la mano pero con
mucha frecuencia en los demás obispados. Y diré el abuso que hallé en el obispado de
Michoacán y lo comencé a remediar, y hallé tantos casos que lo dejé al cabo como cosa sin
93
. Fuente: Mariano Cuevas (ed.), Documentos inéditos del siglo XVI para la historia de México,
2a.ed., México, Porrúa, 1975, p. 250-267.
138
remedio; y era que como acaece de Pedro y María, indios que están casados y en faz de la
iglesia94, el uno de ellos se amancebaba con otro, y éste, para descasarse de su mujer y
casarse con quien está amancebado, no tiene necesidad de más de parecer ante el fraile y
decir que cuando se casó con María en faz de la iglesia era primero casado con la otra que
allí lleva. Luego incontinenti95 es creído, y allí de presente, sin más averiguación ni más
información, los descasa y lo torna a casar con la que el indio quiere; y a la que quedó
apartada le busca luego otro marido y la casa. Acaece después que este Pedro que pareció
ante el fraile a descasarse y casarse, al primer enojo que pasa en su casa, torna a parecer
ante el mismo fraile y dice que la relación que hizo primero no fue verdadera y que engañó
en lo que dijo, que pide le tornen a la primera, la cual in plurimun96 se halla ya casada con
otro. Y luego, con la misma facilidad que lo oyó primero lo torna a oír segunda vez, de
manera que viene a armar una maraña de matrimonios que no bastará otro que Dios a
deshacerla, porque se juntan cinco o seis matrimonios hechos todos en faz de la iglesia y
todos fundados en lo que el primero urdió. Y esto es tan común como he dicho a vuestra
majestad, y cada día se hacen y deshacen estos matrimonios, y pasa así porque lo
experimenté y averigüé así en muchos casos. Y al mismo fraile que era un francés,97 que
aproveché nada, porque decía que la conciencia de cada uno se había de creer y que había
de tener por verdad lo que cada uno en su conciencia le decía. Y de ver los absurdos
94
. Ante la Iglesia; dícese especialmente de los matrimonios celebrados de acuerdo a las ceremonias
establecidas.
95
. Inmediatamente, en el acto.
96
. Por lo demás.
97
. Robert Ricard sugirió que se trata de fray Maturino Giberti o Ghiberti, un religioso reconocido
por su gran dominio de la lengua tarasca pero también por su carácter conflictivo: criticó al obispo
Quiroga, se le acusó de tener opiniones sospechosas ded luteranismo y de decir a los indios que los
clérigos eran falsos sacerdotes, por lo cual sólo debían obedecer y reverencia a los mendicantes.
139
grandes que acerca de esto hay, murmúranlo los prelados y los frailes no dejan de querer
Cuanto a lo que se les imputa a los prelados de que no visitan sus ovejas con muy
gran razón los culpan porque donde tanto número de ovejas y súbditos hay, no visitándolos
sino por milagro, cómo puede dejar de haber notable falta. Obispo hay en esta tierra que de
veinte y tantos años que ha que es prelado en ella, no creo yo que ha residido tres años en
su obispado98, aunque se junte todo el tiempo que en él ha estado, porque según me dicen
siempre ha residido del modo que reside después que ha que le conozco, y sobre todo ansia
grandísima de dilatar sus obispados para tener de que dar mayor cuenta a Dios. Yo acá no
los tengo por seguros, si acaso no les excusa lo que dicen, que <los> frailes los echan de
sus obispados y que formarían conciencia si saliesen de México porque desde aquí resisten
y siguen su justicia. En todo ello he sido de contrario parecer. Ellos aleguen lo que
quisieren, que asaz cumplen con dar noticia de ello a vuestra majestad para que lo remedie,
y más me parece que importa el morirse infinidad de indios sin sacramentos y sin bautismo
que no cuantos pleitos y sentencias pueden ellos seguir y conseguir todos los días de su
vida. Y diésense sacramentos y de los de ellos cual quisiere. A los menos los unos y los
otros tienen obligación a concordarse para que estos miserables no perdiesen grande, que
Dios les hizo con la noticia de su santa fe. Y así bien creo que si el obispo de Michoacán
condescendido en algo con los frailes, sin mostrarles tanto rigor, que no hubiera lo que hay;
98
. Parece aludir al michoacano Vasco de Quiroga, quien efectivamente estuvo muchos años ausente
en España y movió largos y enconados pleitos sobre límites con las diócesis de México y
Guadalajara.
99
. La parroquia agustina de Tlazazalca estaba en disputa con el obispo de Michoacán, que quería
dar la administración al clero secular. El pleito llegó a tal grado que un grupo de clérigos invadió la
iglesia y le puso fuego.
140
pero todos dan de cabeza y los unos y los otros se han ya cebado tanto en pleitos, que no se
hallan sin ellos ni sin ir cada día a los estrados y a las audiencias como cosa que se lleva
muy de propósito. Cierto, tendría por muy acertado si los pleitos han de pasar adelante, que
se les diese otro medio y otro lugar para seguirlos y que no se admitiesen en las audiencias
públicas; porque como son pleitos y sobre ellos toman cólera, dicen muchas veces
flaquezas los unos de los otros y descúbrense cosas que no hay para que las sepa el pueblo.
De aquí se han ya acostumbrado tanto a las dichas audiencias que con pleitos y sin ellos no
saben salir de ellas, y concluyo en esto que acá parece peor que lo digo, porque no se
pueden representar del todo los inconvenientes que acá vemos, y que por ocasión de asistir
frailes su coro y su decoro. Pero también se excusan los frailes en esto, porque diciéndoles
yo algunas veces que para qué seguían tanto los pleitos y por qué se inquietaban con ellos,
me han respondido: «no podemos más porque el virrey nos manda que los sigamos.» Y
entre otros me lo respondió así sobre lo de Calimaya 100 fray Francisco de Toral, provincial
Cuanto a los edificios que hacen y casas de monasterios que toman, pues las que
hay hasta ahora hechas les bastan y sobran, porque si no son algunas, todas las demás
tienen a dos y a tres frailes y muchas están solamente con uno, paréceme que convendría se
mandase a vuestro virrey <Luis de Velasco> que no dé mandamientos para hacer más
edificios ni tomar más casas, porque es tan ordinario cuanto más quieto está todo
remanecer101 los frailes con un mandamiento y luego es la pendencia en las manos y parece
que se abrasa la tierra; y como se quitase de que no se diesen sin primero consultarlo con
100
. Los franciscanos, que reclamaban la administración de Calimaya, enviaron a cientos de indios
armados con flechas para destruir y quemar la iglesia.
101
. Ocurrir u ofrecerse alguna cosa inesperada.
141
vuestra real persona o vuestro Real Consejo de Indias no importunarían a vuestro virrey, ni
él con estudio102 de complacerles se desgraciaría con los prelados. Con proveer estas dos
cosas se provee y remedia mucho, porque casi la discordia de virrey y prelados nace de lo
que acerca de esto provee el dicho virrey y por las licencias y mandamientos que da, por
ventura con buen intento, porque creo que están con él mal acreditados los más de los
clérigos y que le parece que en ampliar estas casas y monasterios de frailes hace servicio a
Dios, y no tiene cuenta con el escándalo que se causa. De estas dos cosas están asidos los
unos y los otros, porque que frailes dispensen o no, que murmuren o no, no es cosa que
También convendría dar alguna orden y declaración sobre los casos que acaecen
tocantes al Santo Oficio de Inquisición entre los religiosos, porque acaecen cada día y si
son o no son no se acaba de averiguar aunque lo sean, porque los frailes de todas órdenes se
ayudan de manera que no es parte nadie para castigarles, y por uno se ofrece toda la orden a
la muerte y a decir que perderán la vida sobre ello. Y así, pocos días ha acaeció un caso que
no ha dado poco escándalo en esta ciudad, sobre ciertas proposiciones que el arcediano103
de esta iglesia, Alonso Chico de Molina dijo, las cuales se han bien reñido en pareceres por
los religiosos, haciéndolas unos católicas, y otros formalmente heréticas, hasta venir a decir
unos que morirían y se dejarían quemar por lo que el arcediano dijo; y otros, que se dejarían
quemar por lo contrario. De manera que como acá haya más libertad y estos negocios aun
no estén bien en esta tierra debajo la protección y amparo del Santo Oficio, cada cual seglar
tenían por estas calles la parte que quería con sólo decir que el arcediano y tal fraile o tal
fraile la tuvo. Suplico a vuestra majestad, pues se le envía el proceso, lo mande ver y con la
102
. Con propósito, con intención deliberada.
103
. Dignidad eclesiástica de las iglesias catedrales, siguiente al deán en importancia.
142
brevedad provea lo que acá se deba hacer; porque demasiadamente se han entremetido los
seglares en tener y decir cada uno lo que le parece, demás de que como he dicho, las
religiones están sobre ello en competencia. Y con esta ocasión se me ofrece de suplicar a
vuestra majestad que pues en esos vuestros reinos hay personas tales de calidad y méritos
de quien poder proveer estas iglesias, que vuestra majestad las mande escoger, que sean
conocidas en vida y ejemplo y cristianos viejos y de quien se tenga noticia que merecen la
merced que se les hace, porque acá hay grandísima falta de personas tales. Y para decir a
cabildo de esta santa iglesia hubiese de gobernar en alguna sede vacante 104, yo no sé en qué
pararía esta iglesia, porque aun con irles a la mano no llevan medio las niñerías que
pretenden cada día introducir en disminución de su coro y de su oficio y del culto divino.
No sé si en parte tienen la culpa de esto los prelados como al contrario en otras cosas la
tienen, porque en las de poco momento muestran todo rigor y ánimo; y en las que importan
y son de peso, remisión y pusilanimidad. De aquí no es parte el provisor 105 a hacer su oficio
como debe.
La otra ocasión es de castigar los frailes a los indios idólatras o que caen en alguna
herejía, y lo mismo a los frailes de sus órdenes que se hallan culpados de ella, excusando
cuanto pueden que estos negocios no vengan a mano de los prelados; y así ha habido
algunos casos entre ellos bien graves que <no> se los han castigado o disimulado, y en
especial entre indios lo han hecho, excediendo y acortando el castigo, sin discernir negocio
ni persona. De lo cual blasfeman los dichos prelados y dicen ser negocios reservados, así es
que los dichos frailes no pueden entremeterse directa ni indirectamente. Y cierto, en los
104
. El periodo que transcurría entre el fallecimiento o remoción de un obispo y el arribo de su
sucesor; en estas circunstancias gobernaba el obispado el cabildo catedralicio.
105
. Jueces a cargo de todas las causas judiciales que caían dentro de una jurisdicción episcopal.
143
castigos que los frailes han hecho en cualesquiera negocios ha habido gran desproporción
porque lo poco han castigado por mucho, y lo mucho por poco, exagerando y disminuyendo
Michoacán. Muchas veces han venido a las manos frailes y prelados, los unos por ocupar
más tierra y los otros por echarlos de ella. Los frailes dicen que pueden edificar doquiera
que escogieren, y así lo hacen de hecho o de derecho, fundados en los privilegios que dicen
tener. Los prelados les resisten diciendo que so color de sus privilegios tiene abarcada toda
la tierra y que no lo hacen por aprovechar sino por ser poderosos y por mandarlo todo,
altercando de suerte que con ello tienen los unos y los otros escandalizada toda la tierra. Y
ya a vuestra majestad constará lo que pasaron sobre lo de Calimaya y qué padecieron allí
los pobres indios, que de miserables y de no saberse valer vienen al cabo a pagarlo ellos
todo. Costóles a los tristes la discordia ajena de frailes y prelados hartos azotes y
verdadera la información que el arzobispo hizo entre ellos, constó por ella haber aun
costado la vida y otros cuatro o cinco haber llegado a punto de muerte. De esto aunque lo vi
por información, no daré entera fe pero puédola dar de muchos que vi venir descalabrados,
y tales que me pusieron lástima; y no doy del todo crédito a la dicha información porque a
cuantos con indios se hacen no hay por qué darles más crédito que si fuesen hechas con
niños que no disciernen si han de decir sí o no. Y así, lo suplico a vuestra majestad, a las
que de acá fueren hechas con indios dé el crédito que merecen, porque como los pobrecitos
son tan ambiciosos y tan inconstantes, cualquier cosa dicen por la parte que sienten que los
ha de favorecer y así se harán entre ellos cuantas informaciones quisieren, pro y contra,
144
porque está en mano de cada uno pintarles a su placer, que no faltarán en su dicho del modo
que los impusieren; y plega a Dios que españoles acá no hayan tomado la misma
costumbre, que en verdad estoy por decir que casi se hace lo mismo entre ellos. Y asimismo
constará a vuestra majestad lo que en el obispado de Michoacán han pasado los padres
agustinos con los clérigos de aquella provincia, sobre cuál o cuáles habían de quedar en el
pueblo de Tlazazalca, y cómo vinieron a tanto rencor los unos con los otros que amaneció
quemada la casa de los frailes, y estuvo en poco que no se ardieran media docena de frailes
de los que habían acudido a defender la casa. Y pues que hubo fuego y peligro de las vidas,
mire vuestra majestad cuales andaban y en qué términos los negocios. Sobre haberse
pretendido tanto salir con su interés, cada una de las partes, tres años ha que pretendían el
dicho pueblo; y medio mal si se acabara, pero hoy día me certifican que hay desafíos entre
ellos, llevando el negocio como si fuera entre soldados. Y al cabo es el mal que estas
puñadas nunca se dan por estar donde más necesidad hay y donde más se pueda aprovechar
a estos tristes naturales, sino donde a ellos mejor les está y donde mejor provisión y más
regalos hay. Esta es la causa más principal y que más ha atizado los negocios de acá y lo
Y no dejaré de avisar a vuestra majestad parte de los excesos que acá hay en los
edificios y cuán demasiadamente los hacen suntuosos, donde ni Dios ni vuestra majestad ni
los hombres de acá se sirven ni aprovecha de ello. Hay edificio en Michoacán, hecho por
los padres agustinos, que certifican maestros de cantería que no se hiciera con sesenta mil
ducados si por dinero se hubiera de hacer; y para un pueblo de indios vea vuestra majestad
qué necesidad hay de cosa tan costosa y que los pobres indios la hacen con su sudor y
fatiga, teniéndolos allí ocupados haciendo y deshaciendo muchas veces una cosa,
pudiéndose ellos pasar con una casa honesta que a lo más les llegase a tres o cuatro mil
145
pesos y aun era para ellos mucho. Yo vine espantado de algunas casas que vi de religiosos,
y hallándome en algunas de ellas, soberbias y fuertes y diciendo que de qué servía tanta
casa pues había tan pocos frailes que serían hasta dos y en muchas no más de uno, me
respondían que las hacían así porque cuando fuese menester sirviesen a vuestra majestad de
fortaleza. Y sin las dichas hay dos obras que se hacen a costa de vuestra majestad que
hubieran sido bien excusadas, y no sé qué conciencia han gastado y gastan en ellas vuestra
Real Hacienda en tanta cantidad, porque los gastos de ellas a nadie aprovechan y esta
ciudad y aun la Nueva España tiene que murmurar y que reír. Y son la casa de San Agustín
de esta ciudad <de México> y la iglesia catedral de Michoacán que se hace en Pátzcuaro.
La casa de estos frailes agustinos se viene toda al suelo y toda porfían a hacerla con la Real
Hacienda, sobre haberse en ella gastado una infinidad de dinero. Va tanta casa que ni ellos
la han menester ni la casa a ellos, porque demás de caérseles cada día, y que no lleva
fundamento, va como he dicho tan soberbia que basta para los de acá y los de allá si en ella
se pusiesen juntos; de que la Nueva España tenía muy poca necesidad, atento lo que en ella
deben los religiosos de pretender. Lo mismo digo de la iglesia de Pátzcuaro, con otra
imaginación que no lleva pies ni cabeza y que nunca en la vida de los hombres se acabará
ni al cabo sirve de cosa, ni hay para que vuestra majestad le gasten cada un año en ella tanta
millarada de pesos para efectos de tres o cuatro españoles vecinos que allí hay y para indios
que cualquiera cosa humilde les está mejor. Y Dios sabe del modo que los pobres indios
con estos edificios son vejados y cuantos so color de ellos los roban. Más en particular
pudiera referir excesos de estos que no son conformes a lo que acá se requiere y aun de
cosas otras que no escandalizan poco; pero debajo de esto las pasaré siquiera por no dar
sospecha que salgo del celo que he propuesto. De estos excesos y obras blasfeman los
prelados y no pueden sufrir que los frailes que habían de estar pobres se muestren tan
146
suntuosos y poderosos y ellos, que a su parecer habían de ser ricos, estén tan pobres y de
ellos perseguidos. De aquí viene que los unos por defender su poder y los otros por
derribarlo y deshacerlo vienen a las puñadas. Los prelados de acá se engañan mucho con
poner delante y por ejemplo los prelados de esos vuestros reinos y las rentas que tienen,
porque se persuaden que así habían acá de descansar y gozar al respecto de los de allá. Pero
viendo que los que ellos habían de poseer está en manos y poder de los frailes, suspiran y
les llega a lo íntimo del corazón. Por este tenor van las cosas de los dichos frailes y que en
las demás se hallará lo mismo que he dicho, aunque como he dicho a vuestra majestad
muchos hay de ellos celosos que se ejercitan cristianamente con provecho y sin ruido de
nadie, cuya perfección no se menoscaba por decir de los demás díscolos que tienen
decir acerca de esto, porque dejado que en todo es de creer que pretende hacer su oficio
como cristiano y de servir a vuestra majestad como es obligado y que así por lo que con él
bueno; pero paréceme que la licencia y crédito demasiado que a frailes ha mostrado ha
dado en mucha parte causa a los desasosiegos y escándalos sucedidos de parte de los frailes
y que me parece que si él hubiera tratado los negocios de por medio de suerte que
entendieran los frailes que no tenían más parte en él que el arzobispo ni obispos, todo
vuestra majestad porque en este negocio es la misma verdad y es así en hecho de ella. Pero
porque no es justo que acerca de esto yo desmenuce negocios tocando a personas que
vuestra majestad tiene en su lugar y a quien fuera de esto le deseo que vuestra majestad le
147
haga mercedes con todo acrecentamiento, baste decir que tengo por averiguado que su calor
ha podido mucho para traer los negocios al estado y punto en que están. Y no quiero en ello
demasiadamente por agraviados. Hasta hoy vi hablarse prelados y virrey que no fuesen
contrapunteándose los unos a los otros, como si tuvieren ponzoña en el cuerpo, captantes se
in sermone106 sobre cosas como he dicho muchas veces, que no pesan ni importan un
cabello; lo cual no había necesidad de significarlo aquí pues por las cartas que ellos
escriben tendrá vuestra majestad entendido la amistad que tienen entre sí. Y creo que su
intento es dar a entender a vuestra majestad que al uno o al otro haga mercedes en otra
parte, y para esto sé que carga bien la mano el uno contra el otro, y ninguno de ellos, por
ningunas palabras que escriba, puede significarlo a vuestra majestad tan enteramente como
lo desea. De esta licencia larga verdaderamente nace todo el mal, y lo que peor es, que
como los clérigos han sentido lo mismo que los frailes, comienzan ya a ir por el mismo
Contra los prelados toma ocasión vuestro virrey porque los nota de codiciosos,
amigos de intereses, que son pleitistas y que desfavorecen los frailes y que no los quiere
ordenar cuando ellos quieren, de lo cual sólo diré lo que hace al propósito sobre sus
competencias. Es verdad que demasiadamente se oponen a todo cuanto los frailes hacen; y
que como tienen entendido que los frailes murmuran de ellos y estudian por darles por
todas vías disgusto y acedía107, se quieren pagar y de hecho se pagan en la misma moneda.
106
. "Haciéndose objeto de murmuraciones".
. Ponerse agria o avinagrada una cosa; metafóricamente, disgusto, desazón.
107
148
Vuestro virrey dice que el arzobispo no muestra amor a sus ovejas y que es desabrido, en
especial con sus clérigos, cosa es en que se pagan el uno al otro, porque lo mismo dice de él
el arzobispo......
Con tanto nuestro señor guarde y ensalce la vida y real persona de vuestra majestad
por muchos y muy felices tiempos, como los vasallos de vuestra majestad lo deseamos. De
Sacra católica real majestad. Menor siervo y capellán de vuestra majestad que sus
Bibliografía recomendada:
Alberto de la Hera, Iglesia y Corona en América española, Bilbao, MAPFRE, 1992, 514 p.
Robert Ricard, La conquista espiritual de México, México, Fondo de Cultura Económica,
1986, 494 p.
John Francis Schwaller, The Church and Clergy in Sixteenth Century Mexico,
Albuquerque, University of New Mexico Press, 1987, xvi-264 p.
________________________________________________________
108
.Fuente: Alberto María Carreño, Un desconocido cedulario del siglo XVI, México, Eds. Victoria,
1945, p. 234-235.
149
Auto. En la ciudad de México, tres días del mes de agosto de 1573 años, los señores
presidente y oidores de la Audiencia Real de la Nueva España, habiendo visto esta petición
de suplicación presentada por los religiosos de la orden de San Francisco de esta Nueva
España, por la cual piden se revoquen dos provisiones reales que fueron libradas a
pedimento del deán y cabildo de la iglesia catedral de esta ciudad de México, la una para
que se guarde y cumpla una cédula real de su Majestad en que manda que los religiosos de
las tres órdenes de San Francisco, Santo Domingo y San Agustín no azoten, trasquilen ni
prendan a los indios ni tengan cárceles ni cepos para ellos, y otra en que se manda guardar
otra cédula de su majestad para que los dichos religiosos no conozcan de causas
matrimoniales, cuyas datas son a catorce y veinticinco de febrero de este presente año, y
piden por las causas que alegan se repongan y revoquen, dijeron que sin embargo de la
suplicación de los dichos religiosos, mandaban y mandaron se guarde la una de las dichas
provisiones donde se les prohíbe no azoten, trasquilen ni prendan los dichos indios, que es
la que se libró el dicho día catorce de febrero, y revocaron, anularon y dieron por ninguna y
de ningún valor y efecto la otra provisión de veinte y cinco de febrero en que se les
prohibió el conocimiento de las dichas causas matrimoniales, para que no valga ni se use de
impedimento conforme a lo mandado por su majestad por otra cédula dada en Valladolid en
treinta de marzo de 1557; la cual, y las demás cédulas que tienen presentadas se guarden y
para que en ello no se les ponga contradicción ni embargo; de lo cual se les dé provisión
real, insertas las dichas cédulas. Y así lo mandaron asentar por auto.
150
Bibliografía recomendada:
Alberto de la Hera, Iglesia y Corona en América española, Bilbao, MAPFRE, 1992, 514 p.
Robert Ricard, La conquista espiritual de México, México, Fondo de Cultura Económica,
1986, 494 p.
________________________________________________________-
Consulta del Consejo de Indias sobre que los indios y los mestizos puedan ascender a
la dignidad del sacerdocio y las demás eclesiásticas.109
abril del año pasado de 1692 se vio en el Consejo en 28 del mismo mes y año el memorial
que puso en las reales manos de vuestra majestad don Juan Núñez Vela, presbítero
primitivos cristianos del reino del Perú, en que en nombre y voz de todos los indios y
para que no sea estorbo, obstáculo ni óbice la limpísima y noble sangre de los indios, para
obtener dignidades eclesiásticas hasta la del obispado, ni para ponerse hábitos de las tres
109
. Fuente: Richard Konetzke, Colección de documentos para la historia de la formación social de
Hispano América. 1493-1810, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1962,
vol.3, tomo 2, p. 64-66.
151
órdenes militares de Castilla, ni se les estorbe a los que tienen sangre de aquellos gentiles a
cuanto sea del servicio de vuestra majestad y en que pueda pedirse limpieza de sangre111
para su ingreso; y suplicó se sirviese vuestra majestad de mandar establecer ley inviolable,
Y habiéndose juntado con este memorial todas las órdenes que están dadas a favor
de los indios y remitidos a don Lope de Sierra, de este Consejo, para que con vista de todo
y como quien ha servido en plazas y puestos preeminentes de la Nueva España dijese por
escrito su sentir, y después pasasen estos papeles al fiscal del Consejo, discurrieron uno y
otro muy práctica y especulativamente sobre la instancia de esta parte, órdenes dadas por
vuestra majestad, lo que previenen las leyes de la Recopilación de las Indias y lo que en la
materia tratan diferentes autores, buenos efectos que pueden esperarse de honrar vuestra
majestad y favorecer a los indios y consuelo con que éstos se alentarán a merecer en el real
servicio de vuestra majestad y que con más facilidad vengan a él y reduzcan a nuestra santa
negocio y reconociendo que las órdenes dadas y leyes de aquellos reinos comprehenden
cuanto solicita este sacerdote en nombre de los indios, pero que el no uso de ellas puede
haber sido la causa que ha tenido para pretender por todos aquellos naturales se haga la ley
que insinúa, y siendo conveniente el que los indios reconozcan la particular inspección con
110
. La capellanía era el derecho vitalicio a una renta anual que recibía un clérigo, proveniente de
una obligación sobre ciertos bienes inmuebles establecida por el fundador. Implicaba la obligación
perpetua de celebrar ciertas misas.
111
. Requisito establecido para ciertos cargos y dignidades, que obligaba al solicitante a probar que
sus padres y abuelos no habían sido musulmanes, judíos o procesados por la Inquisición.
152
que vuestra majestad está atendiendo al consuelo de aquellos vasallos, parece al Consejo se
haga despacho resumiendo en él así lo prevenido en las leyes 6 y 7, título 7 del libro 1 de la
Recopilación de Indias a favor de sus naturales como las demás órdenes dadas a fin de que
se pongan escuelas en que se les enseñe la lengua española, para que puedan tener oficios
de república y que en el Colegio Seminario de México y los demás que se fundaren en las
Indias se destine la cuarta parte de las becas de que se compusieren para los hijos de los
caciques, y diciendo que deseando vuestra majestad la más puntual observancia de ellas, lo
encarga y manda vuestra majestad por este despacho, previniendo al mismo tiempo y
declarando de nuevo que vuestra majestad atenderá y premiará siempre a los descendientes
de indios gentiles de unos y otros reinos de las Indias, consolándolos con su real amparo y
superior patrocinio por medio de los prelados eclesiásticos y demás ministros del santo
aquellos reinos, para que los aconsejen, gobiernen y encaminen al bien principal del
correspondiere al mérito y calidad de cada uno según y como los demás vasallos de vuestra
majestad en sus dilatados dominios de la Europa, con quienes han de ser iguales en el todo
los de una y otra América. Y que para que desde luego tengan uso las órdenes de vuestra
majestad y leyes de aquellos reinos que hablan en razón de todo lo referido, se continúe su
citadas y órdenes anteriores; quiere vuestra majestad y por ésta da licencia a cualesquiera
de los vasallos de los reinos de las Indias que hallándose con méritos de calidad en su
112
. Decíase de las disposiciones que mandaban cumplir un mandamiento anterior que por alguna
razón no había sido ejecutado.
153
justifiquen ante los virreyes, audiencias y gobernadores según las distancia más inmediata y
de fácil recurso para cada uno, a fin de que los virreyes y gobernadores den cuenta a vuestra
majestad como por esta orden se lo encarga y manda, y juntamente se ruega a los
arzobispos y obispos de las representaciones referidas, enviando por este Consejo los
papeles que con ellas se presentaren, para que poniendo todo lo que constare de ellos en la
conveniencias con que premia y favorece a los vasallos de los reinos de las Españas, sin
que para ello obste a los de las Indias la descendencia de la gentilidad. Y para que aquellos
naturales se hallen desde luego con el consuelo que la benignidad de vuestra majestad les
franquea, y puedan también solicitar y pretender los honores y beneficios ofrecidos a sus
méritos, estando justificados, se envíe este despacho a los virreyes, arzobispos y obispos,
audiencias y gobernadores de las Indias, mandando que cada uno de ellos en su distrito y
Bibliografía recomendada:
Los curas párrocos y doctrineros (un término reservado para los párrocos de pueblos
de indios) tuvieron un papel fundamental en la organización y evolución de la sociedad
novohispana. Como guías espirituales disponían de la predicación y la confesión; eran los
necesarios intermediarios en bautizos, matrimonios y velaciones; en los archivos de los
curatos se hallaban los documentos que acreditaban la genealogía y “calidad” estamental de
los feligreses; como directores de las cofradías, proporcionaban formas de devoción y
sociabilidad a todos sus feligreses. Los párrocos, además, tenían facultades judiciales en
asuntos familiares (como los amancebamientos y “palabras de matrimonio” no cumplidas),
de orden público (por ejemplo, procurando que los conflictos en la comunidad no derivaran
en escándalos y se resolvieran, en lo posible, mediante una conciliación), eran consejeros
informales de los ayuntamientos españoles y cabildos indígenas y actuaban frecuentemente
como representantes de la comunidad ante las autoridades virreinales. Aunque no todos los
párrocos eran igualmente respetados y en ocasiones había quejas en su contra, la figura
como tal del cura párroco fue grandemente reverenciada. La ofensiva regalista contra la
Iglesia a fines de siglo XVIII a la vez debilitó un fundamental elemento del orden público y
generó resentimientos que se apreciarían plenamente en la participación de muchos
párrocos en la revolución de 1810
los pueblos y templos, acatando la suficiencia y buena conciencia de vos el muy reverendo
bachiller Juan de Rivas, de cuya diligencia y buen ejemplo tenemos en el Señor entera
confianza que bien y fielmente haréis y ejerceréis lo que por Nos vos fuere mandado y
encargado, es nuestra voluntad de os nombrar y por la presente vos nombramos por cura y
vicario en las minas de los Zacatecas, en el real donde suelen residir lo vicarios, donde
estaba y residía por vicario el padre Alvaro Gutiérrez, para que en ellas podáis decir y
a todos los españoles e indios y negros, maestre <sic> feligreses, y los podáis absolver y
absolváis de todos los pecados, crímenes y excesos que a vos se confesaren, excepto de los
Otrosí, vos damos poder y facultad para que en las dichas minas y vuestra
jurisdicción de ellas podáis proceder y procedáis como tal juez y vicario nuestro contra
todos los blasfemos, perjuros, amancebados, alcahuetes, y contra todos aquellos que
incurriesen en cualquier de los casos y cosas que de derecho se pueden y deben conocer y
y en lo demás que a Nos tenemos reservados, porque es nuestra voluntad que hechas las
informaciones las enviéis ante Nos y con todo secreto, para que proveamos lo que más
convenga al servicio de Dios nuestro señor, prendiendo los cuerpos a los culpados; y siendo
necesario auxilio de la real justicia lo podáis pedir y demandar conforme a derecho, el cual
encargamos que se os dé; y las demás causas podáis dar y determinar como tal juez y
vicario vuestra sentencia o sentencias conforme a derecho, guardando en todo justicia a las
Y otrosí, os damos poder y facultad para que podáis discernir y discernáis vuestras
cartas y censuras, así sobre cosas hurtadas como en los demás casos y cosas que en las
dichas minas sucedieren inter114 se han de se discernir, las cuales y cada una de ellas
nuestros vicarios.
los vecinos y moradores, estantes y habitantes de las dichas minas, que os hayan y
obedezcan por tal nuestro cura y vicario, y que os acusan y hagan acudir con todos los
falte cosa alguna; en fe de lo cual mandamos dar y damos la presente provisión, firmada del
nuestro secretario; la cual mandamos que valga por un año y menos o lo que nuestra
114
. Mientras.
156
voluntad fuere. Dada en Guadalajara, a diez y siete días del mes de octubre de 1560 años.
El deán de Galicia, el canónigo115 Rincón, el canónigo Urista. Por mandado de los señores
Obras recomendadas:
115
.. Eclesiástico adscrito a una iglesia catedral, y que disfrutaba el beneficio de una canonjía o
prebenda.
116
. Fuente: Archivo Histórico de San Juan Bautista de Xichú de Indios, cofradía de Nuestra Señora
del Tránsito, vol.1, 1-10.
157
Puede apreciarse asimismo que estas corporaciones contaban con bienes que, en
algunos casos, podían llegar a ser considerables y tener una incidencia mayor en la
economía regional.
Las "constituciones" aquí propuestas fueron aprobadas, con la adición de que el
mayordomo presentaría fianzas por el ganado a su cargo, que los cofrades contribuirían con
dos reales al momento de su ingreso, y que todos los hermanos darían un "jornalillo" de
medio real mensual para los fondos comunes.
distintas y un solo Dios verdadero y de la siempre virgen María, señora nuestra, concebida
sin mancha de pecado original a cuyo honor y reverencia sea lo que aquí va expresado. Yo
el gobernador don Rafael Ramírez de este pueblo de San Juan Bautista de Xichú,
habiéndome notificado el señor juez eclesiástico de este partido y el demás común para que
hermandad en cofradía. Y siendo preciso el que tenga constituciones por donde se dirijan y
1a. Primeramente ordenamos que todos los años cuando se hacen las demás
elecciones de las demás cofradías, cuando ocurre el señor juez a ellas se hayan de juntar
todos los principales y elegir un mayordomo, rector y diputados para el gobierno de esta
cofradía; y han de votar en ella el común y principales de dicho pueblo con asistencia del
2a. Item, que el mayordomo que fuere elegido ha de ser de los principales y de toda
satisfacción, y que dicho mayordomo de dicha cofradía ha de pagar cada dos meses dos
pesos al padre cura ministro para que se cante una misa en dicho pueblo para los hermanos
vivos y difuntos.
3a. Item, que el mayordomo conserve del libro donde asiente el recibo y gastos de
dicha cofradía.
158
4a. Item, que se haga un aniversario en el mes de noviembre por los hermanos
difuntos con misa cantada y vigilia y esté obligado el mayordomo a dar al padre ministro
tres pesos.
5a. Item, por cada cofrade que muriere se rece una misa por la limosna de cinco
6a. Item, ordenamos que se cante una misa con vísperas y sermón y que sea el día
trece de agosto y esté obligado el mayordomo a pagarle al padre cura ministro seis pesos.
7a. Item, que en la semana santa el día martes santo se cante una misa y a la tarde
que haya sermón y procesión como antes se ha hecho en este pueblo, y esté obligado el
8a. Item, ordenamos que ningún mayordomo sea osado a vender ningún ganado de
vientre, solo lo infructible, pena de que cualquier mayordomo que tal hiciere esté obligado
a volver de sus bienes y pagar vientre que sacare; antes si esté obligado dicho mayordomo
que lo que sobrare de sus gastos en reales compre más ganado de vientre para que así vaya
9a. Item, ordenamos que las cabras se cuiden con todo esmero.
A las cuales constituciones nos obligamos para el gobierno, sin que ninguno pueda
añadir ni quitar de ellas ni una tilde. Y pedimos y suplicamos a dicho señor provisor se
sirva de aprobarlas y mandar que por su tenor y forma se rija y gobierne en lo de adelante,
como también el que se pongan fiel y legalmente en el libro que ha de tener para que en
todo tiempo conste y se lea todas las veces que nos juntaremos a la elección para que se
observen y guarden con la pena o penas que vuestra señoría nos impusiere para su mayor
observancia, y lo firmamos los que supimos en este pueblo de San Juan Bautista de Xichú,
veinte y ocho días del mes de septiembre de este año de 1742. Don Rafael Ramírez,
159
gobernador. Matheo José Gutiérrez. Pascual González. Don Juan de Santiago. Don Agustín
Pedro de los Reyes y Prado. Don Baltasar Ramírez. Juan Ramírez Chamorro. Don Diego
Ramírez. Don Francisco Xavier García. Angel Francisco López. Por mí y por los que no
<Inventario de bienes:>
Bibliografía recomendada:
Las misiones dominaron el horizonte de la frontera norte durante casi dos siglos;
organizaron a la población indígena, sometieron a sus reglas a los colonos españoles,
dominaron la economía regional mediante los sembradíos, hatos ganaderos y el control de
la fuerza de trabajo y tuvieron un papel muy importante en la defensa contra las incursiones
de grupos no sometidos.
El éxito de las misiones fue desigual; en general, los misioneros tuvieron mayores
dificultades cuando se trataba de reducir a grupos que tenían una tradición seminomádica,
como los seris y californios. Los religiosos llevaban a cabo un programa de transformación
cultural que implicaba erradicar las “idolatrías” y a los “hechiceros”, obligar al
cumplimiento de los preceptos cristianos, prohibir la poligamia y someter al indígena a una
. Fuente: AGN, Misiones, vol. 14, f. 13-19vol. Publicado íntegramente en Boletín del Archivo
117
estricta disciplina laboral, todo bajo la dirección entre autoritaria y paternal del misionero.
Otros rasgos culturales –como danzas, vestimenta, juegos propios de los indígenas- podían
ser tolerados o igualmente prohibidos.
Los cambios conllevaban graves transformaciones en el modo de vida de los
indígenas, que a veces provocaron levantamientos, la destrucción de las misiones y el
asesinato de los misioneros. En otros casos, los indígenas huían a los despoblados o se iban
a vivir a las poblaciones españolas y reales de minas. El “Memorial” del misionero de
Propaganda Fide, fray Antonio de los Reyes es particularmente interesante porque presenta
un inusual panorama crítico de la organización y la vida cotidiana de las misiones del norte
después de la expulsión de los jesuitas, porque se inclina hacia el aislacionismo misional –
una política que no era la de su orden-, no vacila en criticar a los obispos e, implícitamente,
a las propias autoridades virreinales.
Excelentísimo señor:
las misiones que tiene a su cargo el Colegio de Propaganda Fide de la Santa Cruz de
estado actual de las misiones de la Pimería Alta y Baja, en el cual ha procurado tenga el
primer lugar la verdad y claridad. De todo el contenido en este escrito resulta que
continuando el actual gobierno espiritual y temporal de aquellas misiones, son ociosos los
trabajos y afanes de los misioneros, supuestos los gastos que se hacen a la Real Hacienda, y
no se consigue el fin y piadosas intenciones del rey nuestro señor. Por todo lo cual a vuestra
aumento de nuestra santa religión, honor de la nación, extensión y utilidad de los dominios
Propaganda Fide de la Santa Cruz quince misiones, con los pueblos de visita que se notarán
Altar, forman una línea de oriente a occidente, entre los treinta y uno y treinta y dos grados
Caborca, en las playas del mar de California será la distancia de ochenta leguas, poco más o
menos.
Gobierno espiritual
2. Para formar perfecta idea del gobierno espiritual de estas misiones, es preciso
advertir que toda la gobernación de Sonora pertenece a la catedral de Durango. Tres señores
obispos han visitado parte de estas misiones; y en los libros de administración se hallan
decretos y autos de visita, que han sido y son causa de la mayor confusión y desórdenes en
que viven aquellos infelices hijos de la Iglesia y vasallos del rey nuestro señor. Tengo
presente un decreto del ilustrísimo señor Escañuela, cuyo contenido es en estos términos:
"Y en atención a lo que su ilustrísima ha reconocido en esta visita, debía mandar y mandó
que el cura en encomienda y vicario de este partido de ninguna manera permita el que a los
españoles y demás gente de razón que viven en estas misiones y pueblos se les administren
162
los santos sacramentos en sus iglesias y por los padres misioneros, y sólo administren en
ellas a los indios o soldados que viven en cada una para su guardia y custodia; y en caso de
administrarles a los españoles y gente de razón haya de ser con expresa licencia de dicho
cura o vicario, como su propio párroco, y sin perjuicio de sus derechos; y en el evento de
que alguno de sus feligreses elija sepultura o se entierre en las iglesias de estas misiones, lo
pueda hacer sin perjuicio de los derechos parroquiales y de dicho cura, a quien se le han de
3. Para el efecto de estas órdenes, han dividido los señores obispos toda la provincia
de Sonora en dos curatos. Las misiones y pueblos de la Pimería Alta y Baja, cuya distancia
norte sur será algo más de ciento y cincuenta leguas, y ochenta de oriente a occidente,
pertenece al cura de San Miguel de Horcasitas, y las misiones y pueblos de los dos ríos y
valles de Sonora y Oposura, al cura de Tonibabi, Estos curas no tienen vicarios ni iglesias
parroquiales. En toda la provincia de Sonora no hay más iglesias que las de las misiones y
algunas pequeñas capillas que se han fabricado en los presidios, a costa de la Real
Hacienda, como la <de> Horcasitas, donde reside el gobernador de las provincias o por los
conocen estos curas a sus feligreses, pero se valen de buenos medios para cobrar sus
recaudadores o comisionados que nombran los curas todos los años; y esta es una de las
causas que obliga a los españoles, mulatos y demás gente de razón a andar vagueando por
las misiones y pueblos, sin fijar domicilio, de donde se originan otros muchos daños que no
pueden remediar los misioneros, porque si obligados de la caridad les administran los
amancebamientos que en lo público son tenidos por matrimonios, y a este modo otros
desórdenes y continúan las iglesias y fieles de Sonora en peor estado que las iglesias de
Grecia.
dos o tres pueblos, con iglesias unas caídas y otras amenazando ruina por la inconstante
fábrica de adobes y techos de zacate y tierra. Los actuales misioneros han puesto mucha
de cada misión. Los indios, en lo general, están muy atrasados de doctrina y catecismo, y en
los pueblos de visita tan ignorantes y salvajes que sólo el bautismo los distingue de los
bárbaros gentiles. Los misioneros que el año de 67 fuimos mandados para la administración
los días al salir el sol, se hace señal con las campanas llamando a misa; un indio viejo que
vulgarmente llaman mador y dos fiscales, salen por todo el pueblo obligando a los niños y
todos los que no son casados para que concurran a la iglesia y asistan con devoción y
silencio al santo sacrificio de la misa. Concluida ésta, rezan todos con el padre misionero
las oraciones y texto de la doctrina cristiana, en lengua castellana. Por las tardes, al ponerse
cantando la salve o el alabado. Los domingos y días festivos se tiene dada orden al mador y
fiscales para que cuiden de obligarlos a todos, hombres, mujeres y niños, asistan a misa con
sus pobres vestidos limpios y todos lavados y peinados. En estos días se canta la misa con
. La expresión concreta es in partibus indifelium; se aplicaba a los obispos que presidían diócesis,
118
como las de Tierra Santa, que estaban en poder de musulmanes. En este caso, es una forma irónica
de decir “en ausencia”.
164
arpas, violines y cuatro o seis indios e indias cantoras. En el tiempo santo de cuaresma se
les ha obligado a todos asistan diariamente a la misa y rezar las oraciones en lengua
castellana; el padre les explica la necesidad, circunstancias y modo de hacer una buena
confesión; y los domingos por la tarde se les hace una clara y material explicación de los
novísimos.119
aquellos santos días con monumento y procesiones, y se les predican y explican aquellos
soberanos misterios. Después de pascua se reconocen las listas y padrones de los pueblos
para saber los que han cumplido con la Iglesia. En los primeros años nos parecía a los
iglesia se han confesado todos los jóvenes y algunos viejos en lengua castellana. Y en los
frecuentan los sacramentos en las pascuas y días solemnes. En los más clásicos o festivos
de María Santísima se sale cantando el rosario por el pueblo y en otros se les permiten
bailes, diversiones y juegos honestos; y por pretender los misioneros prohibir y privar a los
indios los bailes supersticiosos y danzas de cabelleras han tenido que tolerar fuertes
Gobierno temporal
6. Parece que los legisladores de aquellas provincias de Sonora han querido imitar
la jurisdicción a cada uno. Los alcaldes mayores nombran tenientes; éstos eligen
comisarios, de modo que en las misiones y pueblos de indios donde residen algunos
españoles, mulatos o gente de razón, precisamente ha de haber uno que se nombra juez real.
Este lo manda todo en el modo y forma en que le dicta su antojo y es fácil discurrir los
morales peores que los más salvajes indios de las misiones. Los justicias indios son unos
ministros obedientes y humildes, criados de este juez o comisario, que en muchas misiones
del pueblo sólo puede corregir y castigar a los indios de la misión; éstos recurren al juez y
casi siempre se quedan impunes los delitos. Si alguna vez ocurre querer corregir el
gobernador del pueblo a alguno que no sea indio, se expone a que lo maltraten y golpeen o
a que el juez le mande dar una porción de azotes. Fácilmente se puede conocer el gobierno
Hay en cada pueblo un gobernador, un alcalde, un alguacil y un topil; y para que en ese
nombra en cada nación un capitán, con insignias y jurisdicción sobre todos los
gobernadores y justicias de los indios. Este capitán general elige un teniente general, y en
cada pueblo nombra capitanes, tenientes, alféreces, sargentos y cabos y a todos les manda
distinguir con sus correspondientes insignias y les hace saber están exentos de la
vanidad y presunción inquiete y mueva a los indios a un general alzamiento. Este principio
tuvieron los yaquis y pimas altos para el general alzamiento del año de 40; los unos, por un
injusto castigo que hizo con el capitán de un pueblo un juez real, y los otros, por una
conseguido que todos los años, en presencia del padre y a consulta de todo el pueblo, se
elijan los gobernadores y demás justicias y que éstos sean juntamente capitanes, tenientes,
etcétera. Para que los indios se muevan a tener respeto y veneración a sus gobernadores y
superiores se han puesto bancas en algunas iglesias donde tienen su distinguido lugar el
gobernador, el alcalde y el alguacil, porque el topil sólo sirve para asistir en las casas de
comunidad que hay en cada pueblo. Estas casas de comunidad las costea el común de los
indios, y el topil ha de asistir, servir y proveer a los pasajeros de leña, agua y zacate, sin
llevar ni poder pedir interés alguno de este servicio personal. Esta buena obra la satisfacen
los pasajeros las más veces con una multitud de desafueros, oprimiendo y obligando a los
topiles para que les lleven de comer a su satisfacción o engañándolos para que sean terceros
de sus brutales pasiones. Por esta y otras causas no han solicitado los misioneros fomentar a
los indios para reedificar algunas de estas casas de comunidad que se han arruinado y caído.
Al gobernador y alcaldes los instruye el padre misionero en las obligaciones de sus oficios
y cargos para que mantengan el mejor orden y paz con los indios del pueblo. De cargo y
cuenta del misionero corren las fábricas y reparos de las iglesias, ornamentos, gastos
fiscales que cuiden de los niños de doctrina, de velar y saber si asisten a misa, y si viven
167
civil de los indios de estas misiones se ven los padres misioneros precisados y obligados a
hay ni se halla otra botica y recurso que la casa y despensa del misionero; en los de tutores
engaños a que los obligan los que viven en sus pueblos o de aquellos que tienen el mayor
Para ocurrir a las necesidades insinuadas y otras urgencias comunes de los pueblos,
se tomaron los jesuitas el trabajo y arbitrio de establecer en todas las misiones, ranchos de
caballadas, estancias de ganado mayor y menor, y abrir labores donde sembrar y cultivar
todo género de semillas. Todos los indios eran obligados a trabajar tres días cada semana
por sola la ración o comida, en servicio y cuidado de estos bienes comunes. Después del
reales que recibieron y administraron dos años estos bienes comunes de los pueblos, que
con el nombre de temporalidades de los jesuitas se destinaron a varios y extraños fines sin
aplicar la menor utilidad y producto a las iglesias y necesidades comunes de los pueblos,
por lo que se originaron graves daños en las fábricas de las iglesias y casas de los ministros
y muchas enfermedades y hambres en los indios. El ilustrísimo señor Gálvez pidió cuentas
a los comisarios reales y ordenó se administrasen estos bienes comunes por los padres
misioneros que recibieron inventarios formales, lo que se notará en cada misión y pueblo.
misionero hace saber a todos los indios la conveniencia y utilidades que tienen en las
siembras y cultivo de las milpas de comunidad para tener seguros o como en depósitos
168
pueblos se les encarga el cuidado y beneficio de estas milpas; y donde hay algún ganado o
esta forma: al tiempo oportuno de sembrar trigo, maíz y demás semillas, ocurren todos los
indios al padre misionero, éste manda llamar al gobernador o justicias del pueblo y se
reparte a todos las semillas que quieren sembrar cada uno en particular. El gobernador o
alcalde les señala los aperos y yuntas que cada uno ha de tomar del común del pueblo, y el
cuidado de volverlo a entregar. Estas siembras que han solicitado y solicitan los actuales
misioneros haga cada indio en particular, les aprovecha muy poco por las causas y
desórdenes insinuados en el informe de veinte y dos de abril, por lo que diariamente se está
alcalde manda poner comida para todo el pueblo. A todos los enfermos se les asiste con
bienes del común de la misión, y el padre misionero recoge y cuida de todos los huérfanos;
Bibliografía recomendada:
________________________________________________________
Los orígenes y significados del culto guadalupano han sido motivo de una
prolongada y extensa polémica tanto en el pasado como en el presente. Existe cierto
acuerdo en el sentido de que en el siglo XVI fue un culto local, de carácter
mayoritariamente indígena, que fue hacia mediados del XVII cuando la tradición fue
retomada por los criollos para convertirla en un símbolo de identidad y orgullo nacionales
con connotaciones mesiánicas, y que el pleno auge y difusión social y geográfica de la
devoción se ubican en la última centuria de la colonia..
El "Memorial" es una información judicial realizada en 1665 por el cabildo sede
vacante de la iglesia catedral de México con el fin de proseguir con la solicitud hecha a la
santa sede dos años antes para la aprobación del 12 de diciembre como día de guardar y de
festividad. Fueron citados a declarar varios ancianos indios y mestizos de Cuautitlán,
algunos de más de 100 años, y varios religiosos, entre ellos el bachiller Miguel Sánchez,
autor de la Imagen de la Virgen María, madre de Dios de Guadalupe, milagrosamente
aparecida en la ciudad de México..., que es el origen de la tradición mesiánica guadalupana
que interpreta la aparición como una muestra del favor divino hacia los criollos y hacia
México. Al final de esta información se incluyó un reconocimiento técnico de la imagen
realizada por varios maestros pintores con el propósito de demostrar que su factura debía
ser necesariamente sobrenatural. La promoción del cabildo tropezó con renuencias y
tácticas dilatorias del Vaticano, y finalmente fue abandonada y olvidada hasta el siguiente
siglo.
Se transcribe aquí la declaración del primero de los testigos, don Marcos Pacheco,
mestizo natural de Cuautitlán, de más de ochenta años.
Los de Cuautitlán todos expresan sus padres que dicen eran criollos de aquel
El primero <testigo> de oídas a doña María Pacheco su tía, que lo llamaba a este
don Antonio y don Melchor Pacheco sus hermanos, y entre los documentos que le daba uno
era decirles que Dios los hiciera como a Juan Diego, porque le conocía y comunicaba y a
María Lucía su mujer, y a Juan Bernardino tío del susodicho; y que les decía a este testigo y
120
. Fuente : AGN, Bienes Nacionales, leg.1162, exp. 5.
170
a sus hermanos como a dicho indio se le había aparecido yendo a la doctrina de Tlatelolco,
un sábado salió la virgen muy cerca de los cerros donde está fundada su ermita, y que le
había dado un recado para que se lo diese al arzobispo, que le hiciese una ermita en aquel
paraje, contándole la dicha su tía que se lo había dicho el dicho Juan Diego, que una señora,
la que le había salido al camino muy resplandeciente y cerca de ella gran música pero que
no veía quien cantaba; y que habiendo ido a dar el recado no hicieron caso de él, y
volviendo con otro le sucedió lo mismo diciéndole el arzobispo llevase algunas señas. Y
que yendo Juan Diego a Tlatelolco a traer un confesor para Juan Bernardino, su tío, por no
encontrar con la virgen fue por diferente camino y sin embargo le salió y pidió que para que
le creyese llevase por señas unas flores que le mandó la virgen las cortase, señalándole
donde y que siendo en el tiempo más estéril halló muchas, unas diferentes de otras, y que le
dijo la virgen hijo Juan, lleva esas flores y dile al arzobispo que por señas de ellas le hiciese
la casa que le pedía; y que la dicha su tía quien les contaba esto lo sabía de boca de Juan
Diego, y que era público. Y que llevando las flores, que son las mismas que su tía vio
misma forma que hoy está, y que luego se trató de poner por obra la casa, y corrió la voz y
que cuando volvió Juan Diego halló sano a su tío. Y que asimismo les contaba su tía
haberse convocado mucha gente de la comarca, que en la feria pública se convocó a son de
trompetas, y luego iban por semanas los indios e indias a la fábrica de la iglesia a barrerla y
sahumarla.
<Tercera pregunta, sobre que el arzobispo Zumárraga dispuso fabricar una ermita,
El primero <testigo> que se remite a la antecedente, que lo que sabe y ha visto que
la dicha ermita donde hoy está colocada la virgen la frecuentan mucha suma de gente de
171
milagros por medio de la imagen y cada día se van reconociendo y han reconocido de
muchos años a esta parte, bebiendo y bañándose con la agua de un pozo que está conjunto a
dicha ermita que aunque no es como las demás, dulce, es muy clara y por su virtud y de la
virgen se ve en cada día innumerables milagros como han sucedido ya <a> algunos indios e
indias del pueblo, y que se acuerda con toda distinción que van de ordinario de este pueblo
y fueron desde su primera fábrica, como lo tiene declarado todo; que el dicho Juan Diego
era natural del pueblo, y que los indios de él le decían a la dicha su tía habían ido a la
fábrica de un aposento que se le hizo a Juan Diego, muy pegado a la ermita, donde oyó
decir había muerto, como todo constaría de papeles judiciales y extrajudiciales a que se
remite.
<Cuarta pregunta, sobre si el ayate de la tilma es un género tan bruto y basto que
Dice por haberlo visto y oído que las tilmas atadas al cuello, que usan los naturales,
las usaron desde su gentilidad y de este mismo género la traía Juan Diego, que el ayate se
teje a mano y aun rayándole con carbón salta, y no puede ir derecha ni perfecta la raya, por
de Juan Diego:>
de Cuautitlán una pintura muy antigua en que estaba una imagen de nuestra señora y un
religioso lego de San Francisco, que ha oído decir se llamaba Gante, detrás de ello, Juan
Diego y Juan Bernardino con sus rótulos, y luego otros indios e indias sin ellos; de oídas a
172
su tía, que ya era viudo de María Lucía, y de cincuenta y cinco a cincuenta y seis años de
edad.
<Sexta pregunta, si dado lo anterior, la imagen debe ser obra sobrenatural, como
El primero, segundo y tercero <testigos> se remiten <a lo dicho por los maestros
El primero <testigo>, que es húmedo y seco por estar cerca de la laguna y pegado a
la punta de un cerro, donde corren muy de ordinario muchos aires muy recios, que levantan
los vapores de aquella tierra, porque en secándose las orillas de la dicha laguna queda una
tierra muy sutil y muy salitrosa, que come y borra cualquier género de pintura, porque este
dicho pueblo <de Cuautitlán> tiene el mismo temperamento, y la tierra es salitrosa y muy
sutil, que cualquier género de pintura no dura ni veinte ni treinta años porque luego se le
quitan las colores y quedan resquebrajadas por el aire y tierra que se levanta, que aún los
cimientos de las paredes se los come, como se está mirando por ser género tan fuerte y de
tan mala calidad que no hay pintura, aunque sea de famosos artífices, y muy bien aparejado
Bibliografía recomendada:
173
LA ECONOMIA
Real cédula por la que se ordena que entre haciendas y pueblos de indios exista por lo
menos una distancia de media legua.121
Real cédula ampliando a 600 varas a la redonda los términos del pueblo de indios y a
1.100 varas los límites de fijación de las estancias.123
Madrid, 4 de junio, 1687
El rey. Por cuanto en mi Consejo Real de las Indias se tiene noticia que el marqués
de Falces, conde de Santisteban, siendo virrey de las provincias de la Nueva España hizo
una ordenanza de 26 de mayo de 1567 por la cual mandó que en los pueblos de indios que
necesitasen de tierras para vivir y sembrar se les diesen quinientas varas o las que más
hubiesen menester; y que de allí adelante no se hiciese merced a persona alguna de ninguna
estancia ni tierra, si no fuese pudiéndose asentar mil varas de medir paño o seda distante o
desviada de la población y casas de los indios, y las tierras quinientas varas apartadas de
121
. Fuente: Francisco de Solano (comp.), Cedulario de tierras. Compilación de legislación agraria
colonial (1497-1820), México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1991, p. 258.
122
. La vara era una medida de longitud equivalente a 0.84 m.Las seiscientas varas por cada viento
equivalían aproximadamente a 101 hectáreas.
123
. Fuente: Francisco de Solano (comp.), Cedulario de tierras. Compilación de legislación agraria
colonial (1497-1820), México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1991, p. 365-367.
175
dicha población, como ha constado del testimonio de dicha ordenanza. Y que contra este
estilo, orden y práctica se van entrando los dueños de estancias y tierras en las de los indios,
quitándoselas y apartándolos de ellas, unas veces violentamente y otras con fraude. Por
cuya razón los miserables indios dejan sus casas y pueblos, que es lo que apetecen y
quieren los españoles, intentando o consiguiendo que estas mil y quinientas varas <que>
han de estar apartadas de los pueblos se midan desde la iglesia o ermita que ordinariamente
tienen las poblaciones en el centro del lugar, conque vienen a quedarse sin lo que les dan.
Debiéndose entender desde las últimas quinientas varas por todos cuatro vientos lo cual
está dispuesto y mandado en las leyes 2 y 18 del título XII, libro IV de la nueva
Recopilación de las Indias; y por los muchos inconvenientes, daños y menoscabos que esto
resulta contra aquellos naturales se ha considerado conveniente mandar que a los pueblos
de indios que tuvieren necesidad de tierras para vivir y sembrar se les diesen no sólo las
quinientas varas que dispone la referida ordenanza, sino las que hubieren menester,
midiéndose desde los últimos linderos y casas del lugar para afuera, por todos cuatro
vientos, esto es quinientas varas o más al oriente, y otras tantas al poniente, norte y sur,
quedando siempre de hueco el casco del pueblo que fuere cabecera, sino que a todos los
demás que las pidieren y necesitaren de ellas, así los poblados como los que en adelante se
fundasen y poblasen, pues con esto tendrían todos tierra para sembrar y en que comiesen y
Siendo justo y muy de mi real piedad mirar por los indios que tantas injusticias y
molestias tengo noticia padecen, a vista de ser los que más tributan utilizan y fertilizan mi
real corono, y todos <son> mis vasallos. En cuya atención y habiendo oído lo que con vista
dicho y alegado el fiscal del dicho mi Consejo de ellas, he tenido por bien de resolver y
176
mandar, como por la presente hago, que en conformidad de la ordenanza que el virrey y
que van citadas, se dé y señale generalmente a los pueblos de indios de todas las provincias
de la Nueva España para sus sementeras no sólo las quinientas varas de tierra alrededor del
lugar de la población hacia la parte del oriente y poniente, como norte y sur, y que no sólo
sean las referidas quinientas varas sino cien más, a cumplimiento de seiscientas. Y que si el
lugar o población fuese de más ordinaria vecindad y no pareciere esto suficiente, mi virrey
de la Nueva España y mi Audiencia Real de México cuiden, como les encargo y mando, lo
hagan, repartiéndoles mucha más cantidad. Y que a dichos lugares y poblaciones les
repartan y señalen todas las varas de tierra que les pareciere son necesarias, para que los
apartadas las poblaciones y lugares de indios las mil varas señaladas en la referida
ordenanza de 26 de mayo de 1567 sino las cien varas más, y que esas mil cien varas se
la Nueva España le pareciere que las estancias de ganados estén en más distancia que en
dichas mil cien varas, lo ordenará luego que reciba este despacho; o que se le manifieste
que para todo lo contenido le doy a mi Audiencia Real de México el poder y facultad que
para mandarlo y hacerlo ejecutar fuere necesario, sin limitación alguna, encargándoles,
como lo hago, miren por todos los medios posibles por el alivio, buen tratamiento y
Recopilación de Indias que van citadas, sino que esto sea con el aumento de varas que en
este despacho van señaladas, así en lo que toca a las tierras que se han de dar y tener los
177
indios de toda la Nueva España para su vivir y sembrar, como la distancia en que han de
estar las estancias de ganado sino en aquella más cantidad de varas que los dichos mis
virreyes y Audiencia de México conocieren que necesitan, y repartieren y señalaren, que así
es mi voluntad.
reciben y padecen a causa de los pleitos que continuamente les mueven los indios, de que
redunda el menoscabo no sólo de sus haciendas sino de la mía. Para cuyo remedio suplican
sea servido mandar se guarden los privilegios que les están concedidos por los señores
reyes mis predecesores observándolas literalmente, sin interpretación; que se les conceda
un protector para sus causas y que éste lo sea un ministro de la Audiencia; que respecto de
que para quitarles los indios sus haciendas de labor y ganados se valen de fabricar jacalillos
de zacate o de piedra y lodo y con este motivo ocurren a esa Audiencia para que, conforme
midan las quinientas varas que debe haber desde sus haciendas a las de los indios,
consiguiendo por este medio entrarse en las suyas. Y que aunque este perjuicio es de tanta
gravedad, aún mayor es la que resulta de la cédula expedida en 4 de julio de 1678, pues se
concede a los pueblos de indios otras circunstancias sobre las quinientas, mandando se les
midan por todos cuatro vientos, desde la última casa, quedando libre el casco del pueblo.
las mercedes y fundaciones de sus haciendas, y que las medidas se entiendan no desde la
última casa del pueblo sino desde el centro de la iglesia que está en medio. Y que esto sólo
sea con aquéllos que fueren cabeceras, donde estuviere el santísimo sacramento,
población, barrio o congregación fuera de gravísimo perjuicio por haber muchos de éstos,
pues para que las dichas varas se midan a los indios desde la iglesia, como piden, es motivo
bastante el que éstos no tienen sus casas en forma regular, porque distan unas de otras
treinta y cuarenta varas, y algunas casi un cuarto de legua, en que son damnificadas sus
haciendas.
Que no se permita a los indios que hagan sus jacales, ni ermitas en las tierras de sus
labranzas, pues con este motivo fomentando una información falsa le hacen pueblo y se les
da la medida de tierras y ellos son despojados de sus haciendas; y otros puntos sobre las
ventas que los indios hacen de ellas y bienes, cantidades que los labradores pueden
adelantar a los indios hacen de ellas y otros bienes, cantidades que los labradores pueden
adelantar a los indios tales y que más que ejecuten en los montes y visitas que los
gobernadores y alcaldes mayores hacen en sus haciendas y estancias por sus particulares
Y visto en mi Consejo de las Indias con la atención que requiere la materia y lo que
vos informasteis acerca de ella en carta de 17 de enero de este año y lo que en razón de todo
de julio del año pasado de 1687 que va citada y de que avisasteis el recibo, como que se
179
entienda que la distancia de las 600 varas que ha de por medio de las tierras y sementeras
de los indios de esa jurisdicción a las de los labradores se cuentan desde el centro de los
pueblos entendiéndose esto desde la iglesia de ellos y no desde la última casa. Y que lo
mismo se practique para en cuanto a la a distancia de las mil cien varas que ha de haber
desde el pueblo a las distancias que se han de contar del propio modo. Y si de esta suerte se
experimenta de perjuicio así a las tierras de repartimiento de los indios como a la de los
labradores se les recibirá <información> a unos y a otros alargando sus distancias por el
paraje que no se reconociese más a propósito y más perjudicial a unas y otras partes.
cuidaréis de que esto se haga con tanta igualdad que no se dé motivo de queja a los indios,
ni a los labradores, ni que entre ellos se susciten pleitos, antes bien se use con todos de tanta
equidad que se les aliente a cada uno se contenga a los límites que le toca.
mandado, de suerte que en cuanto quepa queden beneficiados, que así es mi voluntad: y del
ocasión.
Bibliografía recomendada:
general de las provincias de la Nueva España. Por cuanto el rey nuestro señor, que en gloria
sea, por un capítulo de instrucción que me mandó que por ninguna vía consintiese que
sirviese indio alguno en los ingenios de azúcar, sino solamente negros, y habiendo parecido
cosa difícil y que apenas se podría verificar el preciso cumplimiento de esta orden por ser
los negros tan costosos y malsanos, y por consiguiente servicio de notable gasto, se
majestad. Y se envió a su Real Consejo de las Indias relación de lo que en esto pasaba y
últimamente respondiendo a ello el rey, nuestro señor que hoy reina, en los primeros
125
. Fuente: AGN, General de parte, vol. 5, f. 13-14.
126
. Cancelar o declarar que no ha lugar la ejecución de un mandamiento o petición.
181
mandado que todavía guarde y ejecute a esto la instrucción susodicha como en ella se
contiene.
derechamente, lo que su majestad así manda por segunda vez, y siendo como es cosa
verosímil y cierta que los indios que por repartimiento se dan a los dueños de los tales
beneficio de género menos necesario a la república que otros y de que ha venido a haber
cantidad muy sobrada de la que es menester para usos forzados de la república, sin que de
esto resulte bajarse el precio, antes irse encareciendo con el abuso que la gente en común va
haciendo de los azúcares para golosinas y bebidas, unas en que no es necesario esta mezcla
y otras en que se debe cargar, y por ventura otras en que son de inconvenientes, en especial
He acordado de mandar, como por el presente mando, que por autoridad pública de
publicación de esta orden en los pueblos que dan el dicho repartimiento y servicio, el cual
majestad y bien de la república, y los días que esto tardare en ordenarse podrán reposar y
descansar los dichos pueblos de indios a los dichos ingenios, ni a otro repartimiento ni
servicio alguno, como lo proveo y mando; pero en cuanto a la parte restante de esta
prohibición, que comprende los demás indios que voluntariamente sirven en los dichos
ingenios, considerando la importancia de las haciendas de azúcar que están fundadas, así en
182
la grosedad y valor de ellas y gastos que habían tenido en su fundación, como en la calidad
de las personas y servicios que muchas de ellas han hecho a su majestad, y la imposibilidad
o dificultad con que podrían conservar el estado presente si esta prohibición hubiera de
ejecutarse, suspendo la ejecución de ella por ahora, para que su majestad pueda ser
informado por segunda vez, y los interesados puedan ocurrir a la real persona en el dicho su
pueda acudir al desagravio de los indios alquilados y castigo de los excesos que contra ellos
Hecho en México a dos días del mes de abril de 1599 años. El conde de Monterrey
Obras recomendadas:
Parecer del asesor general del virreinato, Diego Antonio Cornide, sobre la venta de
reos a los obrajes, 1767.127
Los obrajes proporcionaban prendas de ropa y paños de bajo costo a una amplia
población que no podía adquirir los textiles provenientes de la metrópoli. A diferencia de
los talleres artesanales, fueron empresas que reunían un número relativamente elevado de
trabajadores, requerían una fuerte inversión inicial y tenían una producción masiva,
orientada hacia un mercado que iba más allá de la ciudad o la región circunvecina. Dado
que los propietarios no se beneficiaron de la adjudicación de trabajadores por vía del
repartimiento, tendieron a buscar la contratación de operarios indígenas que retenían
mediante el endeudamiento. El obraje podía de hecho llegar a convertirse en una entidad
127
. Fuente: La administración de frey Antonio María de Bucareli y Ursúa, cuadragésimo sexto
virrey de México, México, Archivo General de la Nación, vol.2, p. 251-257.
183
social alternativa, donde residían los trabajadores y sus familias generación tras generación.
Otros establecimientos fabriles, como las panaderías y tocinerías, compartían estas
características con los obrajes textiles.
Esta tendencia encontró la hostilidad de los funcionarios, que cada tanto realizaban
inspecciones para asegurarse que los operarios retornaran a sus casas al fin de la jornada,
cuidar que los indígenas no adquirieran deudas mayores a los cinco pesos estipulados por la
ley y velar para que no existieran rejas, grilletes. Durante mucho tiempo se pensó que la
real motivación de estas inspecciones fue coartar la competencia a los tejidos
metropolitanos, pero no parece haber sido el caso.
Los obrajes adquirieron un aspecto aún más oprimente cuando la Real Audiencia
recurrió a ellos como una vía de mantener en prisión a los reos de delitos graves, a la vez
que mediante la “venta” del reo resarcían parte de las costas judiciales. En fechas
tempranas esta práctica fue útil para los propietarios, pero en el siglo XVIII, en un contexto
de crecimiento demográfico y abundancia de operarios, encontró renuencias y resistencias.
De dos medios usa la real Sala del Crimen en la aplicación de reos: el uno es el que
llaman por cordillera, destinándoles a obrajes y oficinas por el reino; y otro, a las
cuerda de reos de cuarenta o cincuenta y entregarlos a un conductor que los lleve a las
ciudades del reino, y en cada una reparte entre obrajeros, hacenderos y dueños de oficinas
los que considera corresponderles, pagando el dueño del obraje ciento ochenta pesos por
cada uno de los reos que se le carga, a cuyo fin, y que no resistan el recibirlos, lleva el tal
conductor despacho de la Sala con pena de mil pesos al que lo intentare; y se reparten los
ciento ochenta pesos en la forma siguiente: veinte pesos por el primer año, veintiocho por el
segundo, y treinta y tres por los cuatro siguientes, que hacen en seis años dicha cantidad,
pagado el conductor (que es por cada reo un tanto a proporción de la distancia donde le
deja) y los salarios de los ministros y gastos de la causa. El sobrante parece que por el
superior gobierno se divide en tres partes: a la real cámara, estrados y gastos de justicia; y
finalmente, el todo se refunde en pagar salarios a los dependientes de la Real Sala, por no
El segundo medio de que usó y aun usa la Sala, sin embargo de dichas reales
cédulas es que habiendo reos de delitos ligeros o pocos para cordilleras, aplicarlos a las
referidas panaderías y tocinerías, en las que sirven para pagar los gastos del ofendido y
costas de los ministros (conque todo no exceda de cincuenta pesos), y estos reos les llevan a
entregar a las oficinas a quien corresponde por turno, los ministros de la Sala, y precisan a
los dueños a su recibo y entrega de la cantidad en que van rematados, y parece proceden en
este acto con bastante desorden y aun por ello, en mayo del año pasado, ocurrieron los del
gremio a este superior gobierno, solicitando licencia para resistir el recibo de los reos por
medio de dichos ministros y se les denegó, y se acaba de verificar el tal desorden por la
queja dada a vuestra excelencia sobre lo practicado por los ministros de la Sala con el
mayordomo de un fulano Pinal, panadero, que por resistir la entrega de los cincuenta pesos
y recibo del reo, le han puesto en la cárcel, de la que por providencia le mandó vuestra
excelencia salir......
Estos <los reos> son regularmente albañiles, carpinteros, zapateros, sastres y de este
turno, sucede que a una panadería aplican a un zapatero o sastre, a una tocinería a un
albañil o carpintero, y a tejer paños en un obraje, un cochero o cocinero; de suerte que para
trabajar es preciso aprender primero el oficio que se ejerce en la oficina a que se destina,
gastando para ello tiempo, y en él empeñándose para comer; por lo que es forzoso servir
oficio a que les aplican es distinto al suyo, y no les ha de servir en lo futuro, entran con
violencia en aprenderle y cometen algunos descuidos y faltas, y como los dueños de los
obrajes se valen de mayordomos de genio fuerte y aun cruel, ejecutan en estos infelices reos
185
castigos que horroriza el oírlos, y exponen por muy pormenor en sus informes los señores
Madrid y Gamboa, y entre ellos el de tenerlos en rigurosas prisiones, atarlos y azotarlos por
cualquier falta, y con tanto exceso que algunos llegaron a morir de las heridas que les
hicieron; precísanles a que trabajen a deshora de la noche para que concluyan las tareas que
les dan a su arbitrio, y a cortarles el alimento de la tortilla de maíz, frijol y habas que es lo
único que les ministran en estas oficinas, pues si alguna vez les dan pan cocido, es
fabricado de la harina que por mala y podrida no se puede beneficiar, y si carne, de las reses
que mueren al dueño del obraje, y aun se la hacen pagar a cuenta de su trabajo.
No es esto lo peor que se averiguó en las justificaciones que recibieron estos señores
ministros, pues como regularmente hay en los obrajes muchos trabajadores, y entre ellos
diferentes casados, si no se les permite llevar a ellos sus mujeres, las dejan expuestas a
juntos, cerrados en unas galeras, se cometen adulterios y aun otros pecados más feos que
aunque resultan de los autos, no es razón referirlos por no manchar los oídos de vuestra
excelencia.
reales y efectos de sus tiendas, acaso para subvenir el alimento de su familia y acaso para
gastar en otras ociosidades; y como los precios de los efectos son excesivos, jamás llegan a
desempeñarse y aun corre la deuda, muerto el reo, precisando a su mujer e hijos a que
continúen los servicios hasta conseguir la paga, y aunque esto es opuesto a las relaciones de
la Sala, a lo provenido por reales autos de acuerdo y mandado observar por este superior
gobierno, sin embargo de las justificaciones consta de práctica lo referido, no sólo con los
rematados, sino con los que voluntariamente se empeñan; y aunque se castigaron algunos
186
obrajes y oficinas y el ignorar lo que pasa en ellas, por estar cerradas, ocasiona estas
Bibliografía recomendada:
Manuel Miño Grijalva, Las manufactura colonial. La constitución técnica del obraje,
México, El Colegio de México, 1993, 206 p.
Carmen Viqueira y José Ignacio Urquiola, Los obrajes en la Nueva España, 1530-1630,
México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1990, 376 p.
________________________________________________________
Los gremios de artesanos fueron transplantados a México junto con los primeros
conquistadores. Mantuvieron sus características tradicionales: la dependencia de las
autoridades municipales, el carácter corporativo, jerárquico y monopólico, el principio de la
solidaridad entre sus miembros, la desconfianza hacia las innovaciones, la hostilidad hacia
toda expansión de la producción o competencia entre sus miembros. En México, además,
adquirieron un componente de discriminación étnica; la maestría y los puestos de autoridad
estuvieron en muchos casos reservados a los españoles y sus descendientes.
Hacia mediados del siglo XVIII los gremios se vieron amenazados por la
proliferación de talleres clandestinos (los "rinconeros"), la diferenciación social entre los
maestros y la penetración paulatina del capital mercantil en la actividad artesanal. Por otro
lado, los nuevos principios económicos adoptados por los gobernantes amenazaban su
monopolio y exclusivismo étnico. Es el caso de los algodoneros, donde muchos maestros
lograron mezclar la fibra del algodón con la seda (lo cual ocasionó la queja de los maestros
sederos, celosos de su monopolio particular) y además conocieron un periodo de
crecimiento productivo que hizo inevitable la tolerancia de talleres que por su envergadura
se acercaban más a los obrajes que a los antiguos obradores familiares. Los veedores
tuvieron que aceptar, asimismo, la desaparición de la reglamentación discriminatoria. La
presente transcripción incluye la parte de las ordenanzas referente a la organización
institucional y social del gremio.
Traslado directamente sacado de las ordenanzas antiguas que sin estar confirmadas
por el rey nuestro señor, y sólo sí vistas y aprobadas por el imperial excelentísimo
128
. Fuente: AGN, Industria y Comercio, v. 32, f. 137-141.
187
dispuestas a satisfacción de los mayorales del arte mayor de la seda. En cuya vista,
nosotros, don José Toro y don Mariano Fragoso, maestros y actuales veedores del gremio,
excelentísimo señor don Pedro Garibay, mariscal de campo de los reales ejércitos de su
majestad, virrey, gobernador y capitán general de esta Nueva España, año de 1809.
....
13. Item. Que ningún tejedor de algodón pueda tejer seda, ni mezclar algodón y seda, ni en
fajas ni de un hilo de algodón y otro de seda; ni el tejedor de sedas pueda mezclar algodón
ni mezcla de algodón y seda; pena de 25 pesos y perdidas las telas, y por la segunda,
doblada, y por la tercera, la misma y dos años de presidio. Y los mayorales, por sí solos,
pueden habiendo sospechas, visitar la casa, y el oficial se la franquee, y los veedores por sí
14. Item. Que los maestros de este oficio tengan sello en que esté grabado un castillo sobre
un arco, y el apellido del maestro al pie o alrededor, y con este sello sellen las ropas todas
que fabricaren, grandes y pequeñas, finas y bastas, pena de perdida la obra que se hallare
sin él.
15. Item. Que todos los maestros de este oficio que no estén legítimamente impedidos,
concurran el día 7 de enero de cada año, y siendo festivo y ocupado, el siguiente a las nueve
de la mañana en la Secretaría de Cabildo para elegir dos veedores del gremio, que uno ha
de ser maestro de lo llano y otro de labor, los que elegidos y despachados usen sus oficios
con las mismas facultades, preeminencias y jurisdicciones que los veedores alcaldes
mayorales de otros oficios. Y porque no haya omisión en los maestros a concurrir a acto tan
188
de primera atención del gremio, como que de elegir los sujetos idóneos pende su
estabilidad, se manda que los veedores que acaban, antes de la elección, den nómina de
todos los maestros que haya en el oficio con expresión de los impedidos, pena de cinco
pesos; y al que faltare, sin excusa se le saquen tres pesos. Y los veedores nuevos a los
quince días de elegidos presenten en la Mesa de Propios lista de los telares de su gremio y
los que están sin maestro para hacer examinar al que lo usa, pena de diez pesos. Y porque
menos de dichos maestros a la elección, en este caso la Mesa de Propios, tomando razón e
informe de los veedores pasados, nombre dos sujetos los que bien le parecieren.
16. Item. Que los veedores, en concurrencia con los mayorales de la seda o de uno sólo,
hagan visitas tres veces al año de los obradores de los maestros, y reconozcan los urdidos y
telas, si est n en la debida disposición, dando primero cuenta a la Fiel Ejecutoria para que se
exámenes de las personas que lo pidieren, pena (a más de ser nulo el examen y visita sin su
concurrencia) de diez pesos aplicados como dicho es; y paguen los que se examinen seis
pesos tan solamente, que se repartan igualmente en los veedores y mayorales que asistieren.
Pero sobre esta satisfacción de los seis pesos se aclara que a los pobres se les ayude por
17. Item. Que para ser admitidos a examen han de hacer constar haber aprendido el oficio
con maestro examinado el tiempo de dos años, con escritura hecha ante un escribano,
excepto si es hijo de maestro, que constando haber estado en el oficio dicho tiempo en casa
de su padre se debe admitir, pagando la mitad de los derechos so la pena de nulidad y diez
18. Item. Que no sea admitido aprendiz negro ni mulato libre o esclavo, sino sólo español,
indio o mestizo, o castizo, para lo cual el aprendiz se ha de presentar ante los veedores y
maestro con quien est , para que dado el permiso lo admita y se le haga escritura por dos
suficiente, pena al maestro que sin estos requisitos admitiere de 25 pesos aplicados como
dicho es. (Nota del original: "Esta ordenanza 18 está derogada en cuanto a la calidad del
sujeto".)
19. Item. Que los maestros examinados en el ramo de los llanos sólo puedan tener cuatro
telares corrientes, dos de paños encuadrados y los otros dos de los demás tejidos. Y los
maestros examinados en los ramos de llano y de labor, puedan tener ocho. Y los maestros
de llano no puedan tejer de labor, pena de diez pesos al que contraviniere en cualquier parte
de lo contenido.
20. Item. Que cualesquier persona de cualquier estado y condición que sea, no siendo
examinado, con pretexto alguno no tenga ni pueda tener telar corriente en su casa, so pena
incurra el maestro en diez pesos de multa. Y si fuere de oficial en su casa, que no ha pedido
término para examen o se ha pasado el plazo que se le dio, incurra en pena de cinco pesos y
21. Item. Que los tejidos perdidos por hechos contra ordenanzas, como quiera que se han de
vender para repartirlos por cuartas partes, éstos se tasen por maestros nombrados por la
justicia, y por su avalúo se vendan menudamente a los vecinos para su uso, marcándolos los
veedores con marca que diga "malo", y los que quedaren sin vender los reciba el gremio
190
marcados, pagando su valor prontamente, o al plazo que se le pusiere; y éste tenga persona
diputada con oficina pública para que venda menudeado y no de otra manera, expresando a
los compradores el defecto que padecen; y cualesquier persona que venda tejido con la
marca de "malo" incurra en la pena de cinco pesos, diez días de cárcel y pérdida del tejido.
22. Item. Que los urdidos que por perdidos se rematan por la justicia sea precisamente en
maestro del oficio, y no lo habiendo, el gremio lo reciba por su avalúo; y el que los
comprare o recibiere dentro de tercer día ponga el urdido de la ley que previene la
23. Item. Que ningún maestro de algodón en actual ejercicio no pueda examinar el arte
mayor de las sedas; pero dejándolo y haciendo constar ser de las calidades y requisitos
magisterio antecedente, bien entendido que nunca puede usar de los dos oficios sino de uno
24. Item. Que las contribuciones que hicieren los maestros y oficiales se colecten por la
persona que nombraren los veedores y mayorales, quien precisamente ha de entrar cada
mes en la arca que ha de haber de tres llaves; que una tenga el veedor, otra un mayoral y la
otra el colector. Y en la arca haya libro donde se asiente lo que entra y lo que sale, que
25. Item. Que ninguna persona de cualesquier estado o condición que sea, con pretexto
alguno, sea osado de comprar algodón hilado de telas para revender, pena de diez pesos y
perdido el hilado que así comprare por la primera vez, y por la segunda doblada, y un mes
de cárcel, y siendo del oficio, privación de él; y por la tercera, dos años de presidio. Y así
191
los maestros sólo compren el que necesiten para sus obras, y los oficiales a quienes se les
26. Item. Que estas ordenanzas no comprehenden a los indios de la Sierra, Villa Alta,
Sultepec y otras provincias <por>que sus tejidos no son perjudiciales al gremio, por ser
bien distinguidos, ni al público; pero sí se comprehenden los tejidos que de otra parte
vinieren, de la naturaleza que contienen estas ordenanzas; y éstos puedan los veedores
reconocer su calidad, y no siendo de la ley que se previene, den cuenta a la Fiel Ejecutoria
Bibliografía recomendada:
de los operarios. Estas ordenanzas proporcionan una detallada descripción del sistema de
trabajo de las minas, de las categorías laborales y de los puntos de fricción entre
empresarios y trabajadores.
comendador de Molinos y Laguna Rota en la misma orden, teniente general de los ejércitos
de su majestad, virrey, gobernador y capitán general del reino de Nueva España, presidente
Pachuca y Real del Monte el señor don Francisco Xavier de Gamboa, del Consejo de su
majestad y alcalde del crimen de esta Real Audiencia, en virtud de mis prevenciones formó
para el régimen y gobierno de aquellas minas las 19 ordenanzas que son del tenor siguiente:
Ordenanza primera. Debiendo ser redondos los puebles129 de las minas para su
mejor labor a beneficio de su majestad y de los dueños, sin atrasarse la siguiente tanda por
las antecedentes ni fatigar demasiado la salud de los operarios, entrarán dichas tandas cada
doce horas, sin que el barretero130 o peón de la antecedente pueda seguir ni continuar en la
inmediata aunque pretexte no haber acabado la tarea, pues al respecto de lo que sacare de
ella se le pagará el jornal; y sin embargo de cualesquier otra causa, fundamento o motivo,
saldrán de la mina las barras del pueble luego que entraren las del siguiente, pena a los
capitanes de cuatro pesos de su salario por la primera vez que faltaren a la ejecución y
cumplimiento de ello, doble por la segunda y por la tercera serán luego despedidos.
Segunda ordenanza. Para distribuir con igualdad los trabajos y utilidades, cuidarán
los rayadores que los operarios alternen no sólo la faena, sino en las barras de labor y
129
. Cada grupo de trabajadores que ingresaba simultáneamente a la galería para realizar la
extracción.
130
. Operario dedicado a la extracción de mineral con pico y barreta; era un trabajador calificado,
mejor retribuido que los peones dedicados a acarrear agua o minerales.
193
peonadas, sin asignar seguidamente o con más repetición a las unas o a las otras a unos
mismos sujetos, ni gratificar o preferir a unos respecto de otros, atendiendo a todos con
destreza y habilidad de los mineros y capitanes para distribuir las barras con perfecto
conocimiento de metales y labores, deberán los dueños elegir por mineros o capitanes a los
operarios más arreglados y prácticos <por> su largo trabajo y experiencia; éstos cuidarán de
distribuir las barras en las labores, sin asignar tres (por ejemplo) donde sólo caben dos
segundo, asignarán los tequios, cuentas o tareas de cada doce horas de tanda, según la
incomodidad de las aguas y según la blandura o dureza de la veta, sin cargar al operario de
forma que no le dejen esperanza de partido, ni defraudar a los dueños asignando cortas
tareas para que los operarios saquen partidos excesivos, procediendo con tal justicia y
equidad que sin fraude de los dueños y operarios consigan los primeros el principal fruto y
este real siempre que están las minas en metales. Lo tercero, que debiendo como deben
quedar entendidos los operarios que durante la tanda, si endureciere la labor que se había
tenido por suave, tendrán libre facultad de reclamar dentro de la mina, deberá también el
capitán131 volver a reconocer la labor y calificar si hay justa causa para minorar
racionalmente la tarea a proporción del tiempo que falta para concluir la tanda, y de la
calificó por dura, no se ha de quitar al operario el mayor partido que por esta causa sacare
blandura. Y si al tenderse los metales en las galeras132 por repetición de hechos se notare
desproporcionados los partidos respecto a las tareas, no sólo se despedirá luego al capitán
por su culpable condescendencia sino que se moderará el exceso del partido si por tercera
universalmente observada en las minas de esta jurisdicción, conviene a saber tres velas a
cada operario, entrándose la refacción necesaria para que a discreción de los mineros o
capitanes se les ministren velas en los casos que puedan necesitarse por razón de vapor o
viento; y si justificare el operario con dos testigos que en estos casos dejó de sacar la tarea y
pico y cuñas para la labor y pagar su salario al herrero y oficiales en que por su mismo
deberá el operario reclamar al capitán estar embotada la cuña para que se le ministre por el
rayador133 en el día, y el velador por la noche, a cuyo cargo debe estar la herramienta, sin
deber los barreteros ocurrir por medio de sus peones al herrero para que calce la cuña; y si
por culpa de rayador, velador o capitán dejare de trabajar el operario por no tener pico o
cuña, justificándolo con dos compañeros, se le pagará por entero su jornal y lo que
prudentemente pudo haber sacado de partido, el que se reemplazará por el dueño del salario
133
. Trabajador encargado de anotar las jornadas de trabajo; asimismo era responsable de otras
labores de organización y supervisión.
195
Ordenanza sexta. Los cohetes para desmontar los metales se darán precisamente
cohetes por la mayor dureza se les ministrarán a los operarios con calidad de que avisen del
tiro134 a los capitanes de tandas o faenas para que les conste haberse gastado la pólvora en
salario; por la segunda se le añadirá un mes de cárcel; y por la tercera, será desterrado diez
leguas en contorno de esta jurisdicción; y al que pretextare que se le perdió el pico o cuña
cincuenta azotes en la aldabilla, siendo de color quebrado, y dos meses de cárcel si fuere
español, por la primera vez, doble por la segunda, y por la tercera se procederá con todo
rigor de derecho como contra los encubridores de ladrones y hurtos y participantes en ellos,
en esta jurisdicción.
Ordenanza nona. Los despachadores que cuidan de las tareas y partidos dentro de
las minas, mientras los malacates se sacan a las bocas de los tiros a beneficio del amo y
operarios no podrán recibir más metal que el que cabe en una copa o gorro de sombrero,
rasada, como ha sido costumbre, y de ninguna suerte colmada ni mucho menos sombrero
lleno en copa y en alas, con fraude del dueño y operarios, y será de cargo de los
descabezado o flojo, sin recibirlo ni despacharlo por el tiro hasta que se llene, estando
bajo la pena de que si así se encontraren en las galeras, se completarán con sus jornales y
partidos, y demás de eso se procederá contra ellos por la segunda vez con todo rigor de
Ordenanza diez. Completo el tequio o tarea de metales para el amo, todo lo demás
que el barretero sacare en las doce horas de tanda se partirá entre ambos; y se dice tarea de
metales para que se entienda que si en él se hallaren tepetates o piedras por malicia del
operario cuando debe ser de metal, en pena de ello perderá aquel día jornal y partido y se
pesarán los partidos en romana135 u otro ajustado peso y después se tenderán en el suelo, y
reconociéndose que la tarea y partido son de igual calidad de metal se dividirá el partido
por sí sólo, sin mezclarse ni revolverse con el de la tarea; pero si por estudio y fraude de los
operarios sacaren lo mejor y más florido del metal en sus partidos y lo peor y más ordinario
para el amo, debiéndose como se debe enmendar tan injusta desigualdad, se manda a los
operarios saquen tareas y partidos como los diese la veta, para excusar todo fraude; pero si
el partido fuere de superior ley que el tequio, de ninguna suerte se harán ferias perjudiciales
al operario, y mucho más a los dueños, al paso que expuestas a controversias, sino que se
ejecutarán por los sirvientes que llaman cajones en presencia y a satisfacción de los
operarios interesados, para que por el lado que estos últimos quisieren se les parta el
135
. La romana era una balanza de brazos desiguales; da origen a un verbo, “romanear”.
197
montón redondo y llenen por allí otros tantos costales o sacas que se romanearán para
igualar el peso que tuvieron antes de mezclarse. Y los amos, cajones o mandones no podrán
despedir a los operarios para hacer la revoltura a solas, con ningún pretexto, ni precisarlos a
que llenen las sacas por los extremos del montón, sino que todo se hará a vista y presencia
Ordenanza trece. Del montón de todo el partido se sacará la limosna que amos y
operarios contribuyen a los conventos de San Diego y San Juan de Dios de Pachuca, en la
forma acostumbrada, y de lo que quedare se harán dos partes de las cuales escogerá el
operario la que quisiere. De esta parte de los operarios no se les forzará a dar limosna de
metal (que harán si quisieren fuera de las galeras y de ninguna suerte dentro de ellas) ni a
que lo contribuyan para el alquiler del costal o saca para llevar el partido a su casa, ni a otra
alguna gabela; y solamente se sacarán las tres porciones siguientes, por ceder en beneficio
del operario. La primera, lo que acostumbran dar al médico que los cura, les da botica y
cirujano para ellos y sus familias. La segunda, una cuchara de metal, que nunca suba de
cuatro libras, para el cajón y malacateros que sacan los partidos y tequios por los tiros y los
portean desde allí a las galeras para que se extiendan y dividan. Y la tercera, una libra de
metal al herrero que les da agua para beber dentro de las minas. Y para que no excedan de
cuatro libras al cajón y una al herrero, se encarga la conciencia a los amos, administradores
o mandones para que les hagan pesar o pongan tal medida que no se defraude a los
operarios, quienes podrán libremente reclamar sin que los mandones les maltraten de obra o
. Se denominaba mogrollo a los nódulos pétreos con un contenido de metal precioso muy alto,
136
siguiente, se rebajarán lo del cajón a dos libras y una cuarta lo del herrero, y
metal, pero si se hiciere hacienda o tarea de mogrollo, siendo muy difícil dar norma y
método fijo por la diversidad de leyes de este metal, más o menos ricas, en mayor o menor
trabajo y dureza, no puede establecerse otra regla sino la de que se acuerden y convengan
los amos y operarios por la variedad que ha habido en la materia, dando por lo más común
la sexta parte a los operarios y otros también la octava o décima, según las calidades del
mogrollo. Y para más fácil avenencia, se tendrá atención a la calidad y ley, de suerte que
podrán dar los operarios la sexta, séptima u octava parte si la ley fuese de dos a tres marcos
por quintal, la nona parte si excediere la ley hasta cinco marcos, y de ahí adelante sólo la
décima; pero si se echare cinta de metal tan rico que más sea plata que tierra, la vigésima
parte. Y a más de ser fácilmente avenibles los operarios en estos extraordinarios casos,
deberán tener presente que aunque sea en ellos algo mayor el valor de partidos, ha de ser
sin exceso y sin ofensa del dueño, que sufriendo las borrascas137, obras muertas, jornales y
esta jurisdicción de cuatro reales por su tanda, y lo mismo por igualdad de razón los
faeneros de los socavones, como que unos y otros hacen la misma fatiga en limpiar y
desaterrar las labores y cañones, trabajando entre las aguas, cargando los tepetates y tierras
137
. Perderse la veta.
138
. El túnel que va hacia la superficie, destinado a introducir aire o desaguar las galerías.
199
Ordenanza dieciséis. Los peones, cuya obligación es hacer las faenas acostumbradas
en sus tandas, bajar y subir para ministrar a los barreteros lo necesario para ellos y la labor,
y portear las sacas del tequio desde los planes a los despachos, gozarán del sueldo de cuatro
reales, según la costumbre de estos minerales. Y arreglados también a ella, sacarán metal a
partir que no pase de un costal ni de mayor peso que cualquiera de los del tequio del amo,
respecto a que componen su partido no sólo con lo que cortan mientras descansa el
barretero, con lo que éste les da y ellos se toman, sino con descabezar los costales de la
tarea de los amos y partido de los barreteros, que es un hurto manifiesto y digno de
entreguen los costales del tequio y partido bien acondicionados y con presilla tendida en sus
bocas de suerte que queden enteramente cerrados y sin que se rebose el metal, en cuya
forma y no en otra los han de recibir los peones, y en esa misma los han de conducir desde
despachador deberá éste reconvenirlo para que lo llene; y sino lo hiciere, será de la
obligación del despachador justificarlo con dos testigos o dar luego aviso al capitán, para
que de esta forma el costal que se reconozca descabezado en la galera, ya sea de tequio, ya
de partido, se reemplace con el metal del peón; pero de recibirlo el despachador entero, si
poco más, para que sin mayores fatigas puedan portearla los peones de las labores a los
despachos.
Ordenanza diecisiete. Los atecas o achicadores de agua de los tiros tendrán los
mismos cuatro reales de jornal, y por lo recio de su fatiga sólo trabajarán seis horas de
tanda diariamente, por escasearse su número tan preciso a la consistencia y labor de las
200
minas; y componiendo 42 horas cada semana, son tres puebles y medio de los que hacen los
demás operarios; y éstos harán cuatro puebles a la semana, por quedar ya reducidos al
Ordenanza dieciocho. Los ademadores139 deben bajar antes de las barras y trabajar
todo el tiempo de su tanda, así en el astillero como en las obras subterráneas que les asignan
los mineros en uno o en diversos lugares de la mina; y si en estos tales lugares y no en otros
desmontaren metal para el encaje o trabazón del ademe o cubiertas, podrán sacar un costal
regular, de que deducida la limosna de San Diego y San Juan de Dios, se les descabezará,
quitándole la cuarta parte para el amo; pero si el costal excediere de seis arrobas, se les
partirá como a los barreteros y peones. Y se previene y manda a los mineros y capitanes no
permitan que los ademadores, dejando su obligación, trabajen en otras labores con la
codicia del partido, por los graves inconvenientes que resultan de quitar el lugar a los
barreteros, comerse los pilares y bordos, causando comunicaciones de aguas en las labores;
y si sacasen metal a partir de otro lugar del que ademaron, se les quitará indefectiblemente,
pues sólo han de tener partido del que encontraren en los sitios que se les señalen para la
adema.
precisar a los que en el mismo o a los que en el inmediato antecedente día hubiesen entrado
en pueble; y para la constancia deberán los rayadores dar a cada uno al salir de la mina un
pequeño papel con el nombre del operario, día en que trabajó y rúbrica del rayador;
entendidos también los mismos operarios de no excederse contra los recogedores, como
139
. Trabajador encargado de realizar los “ademes” o labor de apuntalamiento de los tiros y galerías.
140
. Personas que por licencia oficial y comisión de un empresario se dedicaban a capturar reales o
supuestos “vagos” para que trabajaran de manera forzada (pero con pago del sueldo) en las minas
durante una jornada. La práctica daba lugar a abusos y violencias.
201
asignados con pública autoridad a beneficio de la labor de las minas; y que según la calidad
justicia, en la costumbre de dichos minerales, comprobada en las juntas de minería que las
y operarios que han pedido su observancia, las aprobé, confirmé y ratifiqué por mi superior
decreto de 3 del corriente mes. Por tanto prevengo y mando se publique y se fijen en las
municipales de ella, sin venirse contra su tenor y forma, bajo las penas que contienen y lo
demás que reservo a mi superior arbitrio y de los excelentísimos señores virreyes mis
sucesores, y demás tribunales y jueces que sobre sus asuntos deban, y puedan conocer.
Bibliografía recomendada:
Doris M. Ladd, The Making of a Strike. Mexican Silver Worker's Struggles in Real del
Monte. 1766-1775, Lincoln, University of Nebraska Press, 1988, x-206 p.
Luis Navarro García, "El virrey marqués de Croix (l766-1771)", en J. A. Calderón Quijano
(ed.), Los virreyes de Nueva España en el reinado de Carlos III, Sevilla, Escuela de
Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, l967, p.159-381.
________________________________________________________
Real cédula para que las elecciones de priores y cónsules del Consulado de
Comerciantes se realicen según lo propuesto por su Tribunal.141
141
. Fuente: Richard Konetzke, Colección de documentos para la historia de la formación social de
Hispano América. 1493-1810, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1962,
vol.3, tomo 2, p. 193-196.
202
ofrece sobre la pretensión del Consulado de esa ciudad en las elecciones de prior y
cónsules, expresando que con el motivo de las inquietudes y disturbios que se habían
experimentado en los años anteriores en estas elecciones por parte de dicho Consulado, se
ocurrió a mi Consejo de las Indias haciendo presentes estos inconvenientes, para que
reducidos los votos sólo a los comerciantes que residiesen en esa ciudad y tuviesen en ella
almacenes y no tiendas públicas. Y en vista de esta instancia tuve por bien expedir
despacho con fecha de 21 de agosto del año de 1715, para que esa Audiencia, precediendo
informe del Consulado y comercio, diese su parecer con toda claridad y distinción, teniendo
presente la observancia de las leyes. Y con este motivo y el que acaeció el año de 1727 en
la elección que se hizo de prior y cónsul en las personas de don Miguel de Amozarrain y
203
presente haberse experimentado los mismos disturbios que en las antecedentes y que
arreglándoos a lo que por el referido Tribunal del Consulado os expuso por escrito que
presentó, y viene inserto en el citado testimonio, diferentes motivos que se reducen a que la
ordenanza de él se recopiló en la citada ley V que se hizo en el año de 1597, y que cuando
se hizo era mucho menor el número de comerciantes de esa ciudad y el de los mercaderes
de fuera de ella, por cuya razón eran todos conocidos y no había el riesgo de que con los
votos legítimos se quisiese tripular el que no lo fuese, y que así se hacían las elecciones,
crecido el pueblo y vecindario de esa capital y con él el número de los comerciantes, cuyo
aumento han ido teniendo las demás ciudades, villas y lugares de esa Nueva España de
algunos años a esta parte, se ha ido haciendo de elección en elección más y más intratable
el que en las de electores puedan votar todos los que la ley admite a votos activos. Que esto
no sólo dimana de la muchedumbre, sino que más es de que con la ocasión se hacen
inaveriguables en cada un individuo las calidades que requiere la ley y que caso que éstas
se pudiesen rastrear son tantos los que ya se congregan o convocan para votar que en el
poco tiempo que conforme a dicha ordenanza y desde el día del pregón hasta el de la
elección, no cabe en lo natural y posible el que se puedan evacuar una por una las
calificaciones de tan vasto número de concurrentes. Que aun los de dentro de esa ciudad
son tantos que de muchos no hay aquel conocimiento necesario para su admisión, y que si
esto sucede en los que son vecinos con más razón faltará la noticia conveniente para los
calificadores o informantes para que admitan o repelan a los que compareciesen, según su
mérito o demérito, pero se ha experimentado que aun esta calificación está llena de
204
tropiezos y de disputas, porque la inclinación de los que quisieran que fuesen votos los que
se declara no serlo; por el contrario produce en cada uno de los que se califican una
cuestión, una porfía y aun una rifa <riña?> en que no sólo se pierde el tiempo sino que se
originan los escándalos que todos lloran después de pasado el ardor de las elecciones,
porque mientras dura el calor de ellas cada uno tira a vencer sin detenerse mucho en
escrupulizar. Que los pretendientes tienen amigos, deudos, compadres y dependientes que
se empeñan por ellos para que salgan electos, y que cuando no los hay nunca faltan aliados
que los promuevan y alienten facilitándoles la consecución, y para ella recurren no sólo a
ganar votos de los comerciantes de dentro de esa ciudad, sino a traer los de fuera aunque
sea de muchas leguas de distancia. Que con ellos se hace un cúmulo indiferible de votos en
indigno o se despide al capaz, y que uno y otro es mal forzoso y cada día va creciendo más.
Que pasaron de 200 votos los que en la elección de dicho año de 1727 hubo de exceso al
respecto del de 1725, en que excedieron en mucho más de 100 votos a los del de 1723, y
que temiendo que si no se inmuta la planta de estas votaciones para las que se puedan
seguir no quedará hombre fuera de esa ciudad que no se transporte a ella; y que si en la
próxima pasada concurrieron de más de 40 leguas de distancia, para las que se puedan
seguir vendrán de más de 50 y l00 leguas, y que con el pretexto de un tendejón que tengan
de pan y velas o de unas medias que vendan a la mano por las calles querrán ser tenidos por
mercaderes y reputados por votos, y que aunque haya quien porque los conozca, los
impugne, no faltará quien porque los ha menester los defienda. Que en la última elección
hubo tanto de lo referido, que sobre los disidios que acaecieron se consultó al virrey, quien
dirimió las dudas que se ofrecieron, con parecer y voto consultivo y después de excluidos
205
muchos de los que quisieron votos, hubo 667, a cuya proporción debían esperar que en lo
venidero pasarían de mil y aun de miles, y que si para la que próximamente se celebró fue
necesario prorrogar por primera y segunda vez el tiempo establecido por la ley, que será
menester para las futuras. Por todo lo cual, y que esto necesita de pronto reparo por los
que pudiera resultar contra la Real Hacienda, porque el prior y cónsules son
cabezón143 de quince años de que faltan once y medio, y que por una renta tan cuantiosa
como la de 280.000 pesos anuales, si los oficiales de prior y cónsules cayesen en quienes
administrasen menos bien este real ramo, lastarán cualquier falencia144 los demás
comerciantes de dentro de México o porque los electores, que son los fiadores de dicha
renta, la ejecutarán o porque la falta o quiebra se repartiría entre los comerciantes de dentro
de esa ciudad, y fuera cosa terrible que ellos soportaran el riesgo de los nominados, no
habiéndolo sido sino los mercaderes de fuera de ella, que ni tienen conocimiento de los que
son o no a propósito para priores y cónsules y electores de ellos, ni caudal para cualquier
disección; y que cuando la tuvieran no hubiera por donde hacer el cargo, porque como se
vota secretamente se ignora quién sufragó o no por los nominados. Cuyos perjuicios
votando solamente los comerciantes vecinos de esa ciudad que tuviesen almacén en ella
142
. La alcabala era un impuesto al consumo que se cobraba al pasar las mercancías de una a otra
jurisdicción.
143
. El “cabezón” era el contrato establecido entre el rey y una corporación o persona particular a la
cual se concedía la administración y recaudación de un ramo de la real hacienda, como el impuesto
de la alcabala; se remataban en pública subasta y se concedían a quien ofrecía mejores condiciones
y posturas. El beneficio se hallaba en la diferencia entre lo que ofrecía pagar al rey y lo que obtenía
del público. A esta práctica también se le denominaba “encabezonamiento” (de poner “en la cabeza
de”).
144
. O sea “pagarán por otros cualquier defecto o poca fiabilidad”.
206
desde dos años antes de semejantes elecciones, en las que se hiciesen en lo futuro con
exclusión expresa de los que tuviesen tienda en México y absoluta de los de fuera, ya sean
motivos que dicho tribunal os hizo presentes, y de que referís ser ciertos y notorios en todo
ese reino, por cuya razón os hacía recelar que si en las votaciones siguientes se observase lo
mismo que hasta aquí se seguirán grandes perjuicios y en adelante serán mayores por lo
mucho que se ha engrosado el comercio; y que para evitar estos daños y que las elecciones
se ejecuten con la paz y quietud que se necesita, no obstante lo prevenido en la citada ley
junio del año de 1727, y expuso mi fiscal, he tenido por bien ordenaros y mandaros (como
que os representó dicho consulado y van mencionadas, lo que haréis practicar precisa y
Bibliografía recomendada:
. Fuente: "La feria de Xalapa", en Boletín del Archivo General de la Nación, V, mayo-junio 1934,
145
El tráfico con la metrópoli se realizaba desde mediados del siglo XVI mediante una
única flota anual, dando lugar a una feria que se realizó primero en la ciudad de México y,
desde 1720, en Xalapa. La organización y vigilancia de la feria fue siempre una
preocupación esencial para los virreyes, que se ocupaban de que los mercaderes
encontraran en buen estado los caminos, hubiera alimentos y hospedaje adecuados, vigilar
que no existiera contrabando, que se cobraran exactamente los derechos fiscales y combatir
las inevitables prácticas especulativas o de manipulación de los precios. En la práctica, las
ferias de Xalapa estuvieron controladas por los grandes comerciantes andaluces y de la
ciudad de México, que con su gran capacidad de transporte y capitales prácticamente
monopolizaban la oferta y la demanda. Ambos grupos estaban trabados en una relación que
era a la vez de cooperación y de oposición. Los mexicanos procuraron vincularse
directamente con el mercado sevillano mediante comisionistas o bien dilatar la adquisición
de productos de la feria el máximo tiempo posible para conseguir mejores precios. Los
sevillanos, por su lado, trataban de mantener artificialmente los precios elevados y
consiguieron que se prohibiera que las mercancías que los mexicanos habían adquirido por
comisionistas salieran de la feria antes de su finalización.
El Consulado de Comerciantes de la ciudad de México, dominado por los grandes
almaceneros de la capital, tenía un papel preponderante en el funcionamiento de la feria y
desempeñaba algunas funciones organizativas y fiscales, actuando en la práctica como una
extensión del gobierno colonial.
Molinos y Laguna Rota en el mismo orden, teniente general de los reales ejércitos de su
Audiencia, superintendente general de Real Hacienda y ramo del tabaco de él, presidente de
la Junta y juez conservador de este ramo, subdelegado general del nuevo establecimiento de
guarde), expedidas para la presente flota del mando del jefe de escuadra, marqués de Casa
Tilly, y de las que están dadas desde el año de 1728 para el arreglo de tan importante
asunto, anticipé con oportunidad y desde que recibí la primera noticia de que se hallaba
pronta en Cádiz para hacerse a la vela cuantas con preferencia de la que han producido sus
más ventajosos efectos conceptué propios a verificar los fines encargados por el rey y en
la flota y que el Real Tribunal del Consulado de México nombrase los tres diputados que
deben asistir en el pueblo de Xalapa de la Feria, encargada a su celo, con otros particulares
respectivos a la pronta celebración de los efectos sujetos a ella, el de que facilitase por su
parte los medios más a propósito para que los comerciantes del reino no retarden la
prevenidas los caldos y frutas secas, que no deben sujetarse a los términos y reglas de la
feria, y por lo mismo se hace ya preciso prescribir las que se han de observar en éste, y son
los siguientes:
y comerciantes de esta ciudad y demás lugares del reino, a los cargadores y negociantes que
han venido en la referida flota, a quienes toque o pueda tocar y especialmente al gobernador
y ministros de Real Hacienda de Veracruz, a los diputados del comercio de España y a los
maestres de los navíos, que todos y cada uno por su parte persuadidos con la buena fe que
todos los prudentes medios que contribuyan al desempeño de las ya dadas por mí, y al logro
del fin tan deseado, conspiren uniformemente con actividad a que la descarga de los efectos
y mercaderías venidas en la flota se concluya con la mayor brevedad, y que con las misma
209
vayan los cargadores recibiéndolos y los dirijan al pueblo de Xalapa, en donde como lugar
único y señalado por su majestad se ha de celebrar la feria, sin que les detenga ni embarace
los asuntos, y dirigiéndose en todo con la sinceridad e instrucción que miren al premeditado
buen efecto y a precaver los perjuicios y atrasos del comercio, cuyos individuos procederán
en este particular con toda la atención que pide la actual estación del tiempo para
5. Todas las mercaderías han de subir, como tengo ordenado, desde el expresado
fuerte al pueblo de Xalapa de la Feria, vía recta, y se han de conducir con las formalidades
presente mes, dada a consulta de los diputados del comercio de España, expresando en
aquellas el número de fardos, cajones, baúles y demás piezas que comprenda cada una sus
marcas y señales, y si van marchamos por la aduana de Veracruz o llevan todavía el que se
les puso en la de Cádiz, cuyas guías refrendará el diputado de flota que reside en Veracruz,
quedando obligados los dueños o conductores a manifestarlos luego que lleguen con sus
cargas al sujeto que asista en Xalapa, y ha de correr con este y otros asuntos respectivos a la
Comisaría de guías.
6. No se podrán guiar, dar despachos, ni salir del dicho puerto y ciudad de Veracruz,
mercaderías algunas para otro lugar del reino que para el referido de Xalapa, ni conducirse
a éste de otro modo que con las circunstancias y requisitos de guías y marchamos
comandante y demás empleados en el resguardo, celando los de las puertas de dicha ciudad
210
con esmero y fidelidad sobre este particular, refrendando las guías en la forma que les
sólo extraviadas sino aún en camino recto para dicho pueblo, las declaro desde ahora por de
legítimo comiso y perdidas con las recuas en que se transporten, y a los arrieros o
conductores los condeno en la pena de cuatro años de presidio, sin que se les admita excusa
anteriores flotas.
esta capital y a las demás ciudades y pueblos de este reino la cera de Campeche, patíes146 y
plantas de aquella provincia, el cacao, frutas secas, pasta, almendra, avellana, alcaparra,
alcaparrón, aceituna, vino, aguardiente y demás licores, géneros de botica y otros de fácil
corrupción, ordeno que todo lo expresado se ha de conducir con la precisa calidad de guía y
demás formalidades a los parajes de su destino, y que para precaver que con el pretexto de
exactitud los cajones, barriles y demás piezas así en Veracruz, antes de permitirse salida
como en las aduanas o parajes de su destino, celando exactísimamente todas las justicias,
leve fraude, de que me serán responsables, declarando como declaro por perdidos y de
comiso los géneros que están prohibidos conducirse a otro paraje que al expresado pueblo
de Xalapa, y los permitidos que con ellos se aprehendieron, de cuya observancia cuidarán
146
. Los patíes eran tejidos de algodón basto, realizados en telar de cintura por las mujeres
indígenas; eran un artículo de comercio importante en el sureste del virreinato.
211
pueda, procediendo con la mayor atención y prudencia y con todo rigor de derecho contra
los transgresores, para lo que les concedo la comisión bastante necesaria; bien entendido
que deben darme cuenta de lo que en su ejecución practicasen, y que para que se porten con
<de>comisaren, y que si se justificase que los diputados de los pueblos encabezados (sobre
que también celarán las justicias de cada uno respectivamente) fuesen en todo o en parte
contra lo referido, y que disimulen o dispensen por convenio, avenencia u otro respecto,
además de que se les sacará irremisiblemente con el duplo el valor legítimo de cuanto en la
forma prevenida debe sufrir la pena de comiso, se les impondrán las demás, según los casos
inmediatos y del tránsito (a quienes ya tengo ordenado cuanto conviene a este fin) que
parajes, por omisión o negligencia, se les hará estrecho cargo e impondrán las penas según
ocasiones de remitir sus caudales con la posible anticipación para efectuar con la misma sus
negociaciones en la feria de Xalapa, ordeno y mando a los oficiales de las cajas foráneas y
212
reales de minas de este reino que dispongan hacer las remisiones y despachos de las platas
de su majestad a esta capital, de modo que los particulares y comerciantes logren enviar sin
atraso las que consiguieren y recogieren de uno a otro despacho de sus correspondientes o
aumenten las conductas y caudales, advertidos de que siendo este uno de los medios
10. Los tres diputados que en junta general de comercio, consiguiente a mi decreto
de 31 de marzo próximo ha nombrado el Tribunal del Consulado de este reino, deben pasar
hasta concluida y finalizada la feria, y durante ésta y desde ahora no sólo han de usar y
ejercer la jurisdicción y facultades concedidas a su ministerio, sino las amplias que yo les
confiero por la justa confianza, particularísimos motivos para el desempeño de todos los
encargos que hasta ahora han sido propios del comisario de guías, a cuyo fin lo tendrá así
conforme a las órdenes que les comunicaré oportunamente; y que se han de dedicar con la
mayor armonía con los diputados de España y los individuos de ambos comercios a
11. Será a todos libre y facultativo poner precio en la venta de sus propios bienes y
de los que con poder y facultad bastantes de su legítimo dueño puedan encargar; y del
mismo modo queda a la voluntad bastante de los compradores, llegar a tratar de los efectos
213
que quisieren y ofrecer por ellos el valor y cantidad que gustaren; y prohíbo seriamente que
en las conferencias que tuvieren las diputaciones traten cuestiones ni providencien algún
voluntad de los vendedores y compradores la de hacer estos contratos, según cada uno por
su parte pudiese facilitar a favor de sus propios intereses, haciendo los ajustes con la
12. Declaro que luego que alguno o algunos de los cargadores o encomenderos
suban a Xalapa con el todo o parte de sus mercaderías, han de poder empezar a venderlas y
feriarlos por junto o por menor, con toda libertad, y que con la misma podrán comprarlas
los comerciantes de este reino, según y en la forma que entre sí convinieren, consultando
también por este medio del rompimiento de precios, como es propio a acelerar la
hacer los empleos, y a fin de que se consiga con facilidad y en una feria pronta el total
dispendio de los géneros que ha conducido la flota y llenar los soberanos deseos de su
13. Las ropas y demás mercaderías que deben entrar o estuvieren (siendo de las
sujetas a feria) en Xalapa, no han de poder por ningún caso salir de este pueblo ni
conducirse a otra parte, aunque real y efectivamente estén vendidas y hayan pasado al
poder y dominio de los comerciantes del reino; y por igual o mayor razón han de sujetarse a
lo mismo las que por cuenta y riesgo de los vecinos de este reino hayan venido en flota,
compradas con sus propios caudales en España, prohibiendo como prohíbo la internación y
tráfico de aquellas de Xalapa arriba antes del día que me reservo señalar para la apertura de
caminos, que ejecutaré con la posible brevedad y la repetida e importante consideración del
pronto y ventajoso regreso de la flota, para cuyo tiempo dará el correspondiente permiso
214
para la internación de las dichas mercaderías pertenecientes a vecinos de este reino; bien
justicias y demás expresados también para este caso, con la asignación de la cuarta parte, y
feriar y expender las mercaderías de flota durante la feria o fuera de ella es el pueblo de
Xalapa, a fin de que los mercaderes del reino no tengan estímulo o motivo de retardar las
compras ni los del comercio de España para mantenerse firmes en lo excesivo de los
precios, declaro que los cargadores flotistas que no vendieren para su tornaviaje en flota
han de residir y permanecer con los intereses de su cargo en el propio pueblo de Xalapa, y
que por ninguna causa les concederé licencia ni daré permiso para subir a esta capital ni a
otro cualquier paraje del reino; y amonesto y exhorto al Real Tribunal del Consulado que
por sí, y su diputación, anime y aliente a los individuos de este comercio para que
presente flota, atendiendo a las ventajas de uno y otro comercio, a que los flotistas se
satisfacción con que me hallo de que por estos medios y no omitiendo alguno la acreditada
servicio del rey y su propia comodidad e intereses, acreditarán todos la digna estimación
que se merece la soberana equidad del rey, que ha tenido por bien ordenar sean libres de
éste, como en otras ferias, las mercaderías, de los derechos de alcabala, Unión de Armas y
Armada de Barlovento, que debía satisfacer en todas las ventas que se hiciesen en Xalapa.
215
que en nada variaré estas reglas por ser conformes a las órdenes de su majestad, benéficas
al público y las más propias a conseguir las justas ventajas de ambos comercios, mando se
publiquen por bando en las partes y parajes acostumbrados de esta capital y que se remitan
ejemplares a las demás ciudades, villas y pueblos de este reino para que llegue a noticia de
todos y que cada uno en lo que tocare o tocar pueda, coadyuve a su observancia, se
estimulen y conmuevan los comerciantes a ocurrir con sus caudales luego a la referida feria
con la sana intención y acuerdo de emplearlos y utilizarse en las ganancias que les
Bibliografía recomendada:
Luise Schell Hoberman, Mexico´s Merchant Elite. 1590-1660. Silver, State and Society,
Durham, Duke University, 1991, 352 p.
José Joaquín Real Díaz y Manuel Carrera Stampa, Las ferias comerciales de Nueva España,
México, Instituto Mexicano de Comercio Exterior, s.f., 310 p.
________________________________________________________
147
. Fuente: Recopilación de leyes de las Indias , libro IX, título XLV.
216
Ley 1. Que de ninguna parte de las Indias se pueda tratar en Filipinas, si no fuere de
residentes en la Nueva España, ni en otra parte de las Indias, trate ni pueda tratar en las
Islas Filipinas y si lo hiciere, pierda las mercaderías con que tratare, aplicadas por tercias
partes, a nuestra real cámara, denunciador, y juez que lo sentenciare. Y por hacer merced a
los vecinos y habitantes, y que se conserve aquella contratación en la parte que baste,
tenemos por bien, que sólo ellos puedan contratar en la Nueva España, en la forma que por
otras leyes está ordenado, con tal condición, que traigan o remitan sus haciendas con
personas que vengan de las dichas islas, y no las puedan enviar por vía de encomienda o en
otra forma a los que actualmente residieren en la Nueva España, porque se excusen los
fraudes de consignarlas a otras personas, si no fuere por muerte de los que vinieren con la
hacienda desde las dichas islas, que en tal caso se podrá hacer. Y asimismo ordenamos que
los vecinos de Filipinas, no puedan consignar sus mercaderías a generales, cabos, capitanes,
oficiales, soldados, ni marineros de las naos de aquel comercio, ni a otros, aunque sean
Ley 78. Que prohíbe el comercio y tráfico con el Perú y Nueva España. 1636.
Estuvo permitido que del Perú a Nueva España anduviesen dos navíos cada año al
comercio y tráfico, hasta en cantidad de doscientos mil ducados, que después se redujo a
uno, con ciertas calidades. Y porque ha crecido con exceso el trato en ropa de China en el
Perú, sin embargo de tantas prohibiciones convenientes a nuestro real servicio, bien, y
217
última resolución del virrey conde de Chinchón, y acuerdo de hacienda, para quitar
absolutamente la ocasión ordenamos y mandamos a los virreyes del Perú y Nueva España,
que infaliblemente prohíban y estorben este comercio y tráfico entre ambos reinos, por
todos los caminos, y medios, que fuere posible, y que no le haya por otras partes, que nos
adelante.
Bibliografía recomendada:
Don Carlos, por la divina clemencia emperador semper augusto, rey de Alemania;
doña Juana, su madre, y el mismo don Carlos, por la gracia de Dios reyes de Castilla,
etcétera. Al ilustrísimo príncipe don Felipe, nuestro muy caro y amado nieto e hijo, y a los
infantes nuestros nietos e hijos, y al presidente y los del nuestro Consejo de las Indias y a
los nuestros virreyes, presidentes y oidores de las nuestras audiencias y cancillerías reales
de las dichas nuestras Indias, islas y tierra firme del Mar Océano, y nuestros gobernadores,
alcaldes mayores y otras nuestras justicias de ellas y a todos los consejos, justicias,
. Fuente: Las Leyes Nuevas, 1542-1543, transcripción y notas Antonio Muro Orejón, Sevilla,
148
regidores, caballeros, escuderos, oficiales y hombres buenos de todas las ciudades, villas y
lugares de las dichas nuestras Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano, descubiertas o
preeminencia que sean, así los que ahora sois como a los que fueren de aquí adelante y a
cada uno y cualquiera de vos en vuestros lugares y jurisdicciones a quien esta nuestra carta
ella contenido o cualquier cosa y parte de ello toca y atañe y atañer puede en cualquier
ocupar de espacio en las cosas de las Indias por la grande importancia de ellas, así en lo
personas, <y> aunque hemos procurado desembarazarnos para este efecto, no ha podido ser
por los muchos y continuos negocios que han ocurrido de que no nos hemos podido
excusar, y por las ausencias que de estos reinos yo el rey he hecho por causas tan necesarias
como a todos es notorio, y dado que esta frecuencia de ocupaciones no haya cesado este
presente año, todavía hemos mandado juntar personas de todos estados, así prelados como
caballeros y religiosos y algunos de nuestro Consejo para platicar y tratar las cosas de más
importancia de que hemos tenido información que se debían mandar proveer, lo cual
proveer y ordenar las cosas que de yuso serán contenidas, las cuales demás de las otras
220
ordenanzas y provisiones que en diversos tiempos hemos mandado hacer según por ellas
parecerá, mandamos que sean de aquí adelante guardadas por leyes inviolablemente......
Por tanto, ordenamos y mandamos que de aquí adelante por ninguna causa de guerra
ni de otra cosa alguna, aunque sea so título de rebelión, ni por rescate, ni de otra manera, no
se pueda hacer esclavo indio alguno y queremos sean tratados como vasallos nuestros de la
Ninguna persona se pueda servir de los indios por vía de naboría149 ni tapia150 ni otro
Como habemos mandado proveer que de aquí adelante por ninguna vía se hagan los
indios esclavos, así en los que hasta aquí se han hecho contra razón y derecho y contra las
provisiones e instrucciones dadas, ordenamos y mandamos que las audiencias, llamadas las
partes sin tela de juicio, sumaria y brevemente, sola la verdad sabida, los pongan en libertad
si las personas que los tuvieren por esclavos no mostraren título <de> como los tienen y
poseen legítimamente; y porque a falta de personas que soliciten lo susodicho los indios no
queden por esclavos injustamente, mandamos que las audiencias pongan personas que sigan
por los indios esta causa y se paguen de penas de cámara y sean hombres de confianza y
diligencia.
Item, mandamos que sobre el cargar delos dichos indios las audiencias tengan
especial cuidado que no se carguen o en caso de que esto en algunas partes no se pueda
excusar, sea de tal manera que de la carga inmoderada no se siga peligro en la vida, salud y
conservación de los dichos indios y que contra su voluntad de ellos y sin se lo pagar, en
149
. Indígena separado de su pueblo, que servía a los españoles.
. Probablemente "tlapia" ("el que guarda algo", en nahuatl). término más bien inusual para
150
designar un mayordomo y en general a indios que daban servicio a los españoles. También aparece
en otros textos como “tapisques", que tiene la misma acepción.
221
ningún caso se permita que se puedan cargar, castigando muy gravemente al que lo
Porque nos ha sido hecha relación que de la pesquería de las perlas, haberse hecho
sin la buena orden que convenía, se han seguido muertes de muchos indios, mandamos que
ningún indio libre sea llevado a la dicha pesquería contra su voluntad, so pena de muerte, y
que el obispo y el juez que fuere a Venezuela ordenen lo que les pareciere para que los
esclavos que andan en la dicha pesquería así indios como negros se conserven y cesen las
muertes, y si les pareciere que no se puede excusar a los dichos indios y negros el peligro
de muerte, cese la pesquería de las dichas perlas, porque estimamos en mucho más, como
es razón, la conservación de sus vidas, que el interés que nos puede venir de las perlas.
oficiales nuestros y prelados, monasterios y hospitales y casas así de religión como de casas
de moneda y tesorería de ella y oficios de nuestra hacienda y otras personas favorecidas por
razón de los oficios, se han seguido desórdenes en el tratamiento de los dichos indios, es
nuestra voluntad y mandamos que luego sean puestos en nuestra real Corona todos los
indios que tienen y poseen por cualquier título y causa que sea los que fueren o son
cofradías u otros semejantes, aunque los indios no les hayan sido encomendados por razón
de los oficios, y aunque los tales oficiales o gobernadores digan que quieren dejar los
oficios o gobernaciones y quedarse con los indios, no les valga, ni por eso se deje de
Otro sí, mandamos que a todas las personas que tuvieren indios sin tener título, sino
que por su autoridad se han entrado en ellos, se los quiten y pongan en nuestra Corona real.
222
Y porque somos informados que otras personas, aunque tengan títulos, los
repartimientos que se les han dado son en excesiva cantidad, mandamos que las audiencias,
cada cual en su jurisdicción, se informen muy bien de esto y con toda brevedad y les
reduzcan los tales repartimientos a las personas dichas a una honesta y moderada cantidad y
los demás pongan luego en nuestra Corona real, sin embargo de cualquier apelación o
suplicación que por las tales personas sea interpuesta y de lo que así hicieren las dicha
audiencias, nos envíen relación con brevedad, para que sepamos como se cumple nuestro
mandado. Y en la Nueva España se provea especialmente en los indios que tienen Juan de
González de Benavides y Gil González de Avila y otras muchas personas que el número de
los indios que tienen dizque es en cantidad muy excesiva según la información que se nos
ha dado. Y porque somos informados que hay algunas personas en la dicha Nueva España
personas de esta calidad y les den en los tributos que así hubieren de pagar los indios que se
Asimismo las dichas audiencias se informen de cómo han sido tratados los indios
por las personas que los han tenido en encomienda, y si les constare que de justicia deben
ser privados de ellos por sus excesos y malos tratamientos que les han hecho, mandamos
que luego los priven y pongan los tales indios en nuestra Corona real......
Otro sí, ordenamos y mandamos que de aquí adelante ningún virrey, gobernador,
audiencia, descubridor ni otra persona alguna no pueda encomendar indios por nueva
223
provisión, ni por renunciación, ni donación, venta ni otra cualquier forma, modo, ni por
vacación ni herencia, sino que muriendo la persona que tuviere los dichos indios sean
puestos en nuestra real Corona, y las audiencias tengan cargo de se informar luego
de cómo trató los dichos indios que tenía y si dejó mujer e hijos o que otros herederos y nos
envíen la relación y de la calidad de los indios y de la tierra, para que Nos mandemos
proveer lo que sea nuestro servicio y hacer la merced que nos pareciere a la mujer e hijos
del difunto, y si entre tanto parece a la audiencia que hay necesidad de proveer a la tal
mujer e hijos de algún sustentamiento, lo pueda hacer de los tributos que pagarán los dichos
indios, dándoles alguna moderada cantidad estando los indios en nuestra Corona, como
dicho es.
Item, ordenamos y mandamos que los dichos nuestros presidentes y oidores tengan
mucho cuidado que los indios que en cualquiera de las maneras susodichas se quitaren y los
que vacaren, sean muy bien tratados e instruidos en las cosas de nuestra santa fe católica y
como vasallos nuestros libres que este ha de ser su principal cuidado y de lo que
principalmente les habemos de tomar cuenta y en que más nos han de servir y provean que
sean gobernados en justicia por la vía y orden que son gobernados al presente en la Nueva
Y porque es razón que los que han servido en los descubrimientos de las dichas
Indias y también los que ayudan a la población de ellas que tienen allá sus mujeres, sean
pobladores casados siendo personas hábiles para ello, y que hasta que estos sean proveídos,
Bibliografía recomendada:
Arthur Scott Aiton, Antonio de Mendoza, first viceroy of New Spain, Durham, Duke
University, 1927, xii-240 p.
Lesley Byrd Simpson, Los españoles y el indio americano, Barcelona, Península, 1970, 281
p.
Silvio Zavala, Los esclavos indios en Nueva España, México, Colegio Nacional, 1967, 460
p.
Silvio Zavala, La encomienda indiana, 3a. ed., México, Porrúa, 1992, 1043 p.
________________________________________________________
Real cédula prohibiendo los servicios personales como parte de la tasación dada al
encomendero.151
informado que de darse lugar en esa tierra a que se den servicios personales de indios para
echar a las minas y para otras cosas, por vía de tasación y permutación en lugar de los
tributos que les están tasados, se siguen grandes inconvenientes, especialmente que como
van muchos de los tales indios a servir fuera de su tierra y naturaleza 50 leguas, y otros más
. Fuente: Vasco de Puga (comp.), Cedulario de la Nueva España, México, Condumex, 1985, f.
151
171-173.
225
y menos, donde están las minas, e ir cargados con sus comidas, mantas y camas, adolecen
algunos de ellos y mueren algunos; demás que la doctrina cristiana que a los tales se había
de dar se impide, y se cometen otras ofensas contra el servicio de Dios nuestro señor, y se
vida y salud delos dichos indios, y para su instrucción. Y que demás de lo susodicho hay
muchos pueblos de indios, así los que están en nuestra cabeza como los que están
encomendados a los pobladores, que están tasados en más de lo que buenamente pueden
pagar. Y queriendo proveer en todo ello, como cosa importante al servicio de Dios y bien de
esa tierra y naturales de ella, visto y platicado con los del nuestro Consejo de Indias, fue
acordado que debía mandar dar esta mi cédula para vos, y yo túvelo <por> bien, porque vos
mando que luego que ésta veáis, con todo cuidado y diligencia os informéis y sepáis en que
pueblos de esa Nueva España se dan servicios personales de indios para echar a las minas y
para sus casas y otros servicios y obras, y proveáis cómo de aquí adelante no se den por vía
de tasación o permutación, aunque sea de voluntad de los caciques e indios de los tales
pueblos, y que digan que hacen los dichos servicios personales en lugar de los tributos que
les están tasados, y que ellos lo quieren y piden así. Y porque cesando las dichas
conmutaciones de servicios personales han de pagar los tributos de los frutos naturales e
industriales, según la calidad y uso de cada pueblo, conforme a lo que por Nos está cerca de
ello mandado, y somos informados que las tasas de esta Nueva España en algunos pueblos
son muy excesivas, y que los vecinos de ellos no las puedan buenamente cumplir ni pagar,
por haberse disminuido los indios de ellos, y no tener la posibilidad que solían y por otras
causas, veréis las tasaciones que están hechas de los tributos que han de dar los pueblos de
indios que en esta Nueva España hay, así los que están en la Corona real como
personales que hubiere en ellos ora sea por vía de tasación o conmutación, por cuanto,
como dicho es, nuestra merced y voluntad es que en la tasación de los dichos indios no se
rever las dichas tasaciones, donde quitaredes las tales tasaciones o conmutaciones de
tributos personales, y haréis nueva tasa de lo que han de pagar, guardando en ello el tenor y
forma que está dada por una de las leyes por nos hechas acerca de la tasación que los indios
han de pagar.
Lo cual así cumplid sin embargo de cualquier reclamación que de ello hagan, así los
nuestros oficiales, como las personas que tuvieren los tales indios encomendados y de otras
cualesquier personas, así indios como españoles, porque nuestra voluntad es que sean bien
tratados y relevados, y que el servicio que hubieren de hacer sea en aquellas cosas que ellos
en su tierra tienen, y que buenamente, sin que sea impedimento para su multiplicación y
Bibliografía recomendada:
Silvio Zavala, La encomienda indiana, 3a. ed., México, Porrúa, 1992, 1043 p.
Lesley Byrd Simpson, Los españoles y el indio americano, Barcelona, Península, 1970, 281
p.
________________________________________________________
Nueva orden sobre la paga y tratamiento de los indios de repartimiento de esta Nueva
España.152
indígena. Su auge corresponde al periodo del “indio escaso” a raíz de las epidemias de fines
de siglo; implicaba para los pueblos la obligación de proporcionar tandas semanales de
trabajadores para los propósitos que determinara el virrey y sus representantes locales.
Como iba en contra del principio general establecido de que el indio era un vasallo libre, se
argumentó que el repartimiento corregía su natural tendencia a la indolencia, que por esta
vía obtendría los pesos necesarios para el tributo y que esta obligación era en beneficio de
“la república”, esto es, de la sociedad en su conjunto.
El repartimiento prontamente atrajo críticas y quejas, relacionadas sobre todo con
abusos cometidos por los empresarios españoles y funcionarios locales. El siguiente
documento pretender corregir estos inconvenientes y presenta una descripción detallada de
la mecánica concreta de este servicio personal.
Don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey, etcétera. Por cuanto por
muchas noticias y experiencias averiguadas se ha visto que los indios del servicio personal
que se reparten por tiempo limitado para las minas, labores de panes y otros efectos
padecen más vejación, molestia y carga de las personas a quien se reparten y de sus
mayordomos y criados, en malos tratamientos y mala paga que les hacen y en servirse de
ellos más tiempo del que es justo y se les manda, que en todo lo que realmente es de su
obligación, de lo cual se sigue la mayor parte de la dificultad con que los dichos indios
salen de sus casas para estos servicios y de la molestia grande que de ellos sienten, además
de que muchas personas, con este color de mineros y labradores, se sirven de ella en muy
debieran, pues por su beneficio general se han permitido y tolerado los dichos
repartimientos, demás de otros muchos géneros de mal uso que las personas a quienes se
reparten los indios hacen de ellos. Y como de su naturaleza de los indios son gente de poca
defensa y que viéndose sueltos y libres se van a su casas aunque vayan maltratados y sin
paga, sin quejarse de los agravios que han recibido, no llegan a noticia de los jueces
repartidores para poderlos castigar, que todo ha sido causa y motivo con harto fundamento
para que algunas personas, así eclesiásticas como seglares, hayan hecho tanta instancia en
228
muy justo buscar algún medio y traza para excusar a los indios de los malos tratamientos y
mala paga que se les hace; y para que mejor entiendan y sepan los jueces repartidores a
quien está encomendado su amparo, los excesos que en esto hubiere y los puedan castigar y
remediar, por la presente ordeno y mando que de aquí adelante hasta que otra cosa se
provea y mande, los jueces repartidores de indios que ahora son y adelante fueren en el
repartimiento y paga de los dichos indios, que dieren para cualesquier efectos, guarden y
Primeramente, que el día del repartimiento y al mismo tiempo de darle a cada uno
los indios que ha de llevarse, haga cuenta del salario y jornal que al cabo de la semana o
mes, porque se reparten los indios, han de haber, y ésto deposite luego la persona que los
llevare, y se ponga en un arquilla de tres llaves, que la una tenga el juez repartidor y las
otras dos los diputados que fueren por su turno, como es costumbre; y a los indios se dé a
entender que allí queda depositado el dinero de su jornal, para que al cabo de su tequio no
tengan que aguardar al minero, labrador u otra persona que los ha de pagar, sino que se
Y para esto, el juez repartidor y los diputados que tuvieren las dichas llaves, que el
día siguiente, como fuere cumplido el tequio de los dichos indios que así reparten, se hallen
luego de mañana en el dicho repartimiento para que en llegando los vaya pagando y
enviando a sus casas, sin detenerlos un punto. Y esto se entiende con los indios que fueren a
servir a haciendas que no disten más de tres leguas de la parte donde se ha hecho el dicho
repartimiento, porque los que fueren a servir fuera de las dichas tres leguas, no conviene
vuelvan tan lejos por su jornal, sino que a las personas a quien sirvieren se lo paguen allá,
para que de allí vayan pagados a sus casas; y en este caso encargo y mando a los dichos
229
jueces repartidores que tengan mucho cuidado de informarse a menudo de la manera como
son tratados y pagados estos indios, que por la distancia de las haciendas no vuelven por la
Los dichos jueces repartidores y cada uno de ellos, al tiempo de pagar a los dichos
indios, vean si vienen tanto como se enviaron a aquella hacienda, y si faltare alguno o
algunos les pregunte a los demás, por intérprete fiel, dónde quedan o porqué no vienen con
ellos, y si el dueño de la dicha hacienda o la persona que por él los llevó dio algunos a otras
personas. Y asimismo sepa de los dichos indios en qué y como se han ocupado, y si han
trabajado de noche o en los días de fiesta o les han hecho otros agravios y malos
contra las personas dueñas de las haciendas y las demás que fueren culpadas, conforme a su
primera instrucción. Y si por dicho de unos indios constare que otros quedan detenidos o se
echare de ver que lo están, pues no vienen por su paga a la hora señalada, los dichos jueces
repartidores envíen, a costa de los culpados, una persona con vara de justicia para que
suelte a los dichos indios; y demás de esto procederá contra los que hubieren detenido,
Y porque suele acontecer que los indios se huyen y no es justo que las personas que
fuga de los indios o de algunos de ellos sucediere y lo dijeren las personas a quien se habían
dado, les recibirán juramento en forma los dichos jueces repartidores a las tales personas y
a las demás que citaren, de que lo entendieren o pudieren ver; y constando por el dicho
juramento y sin escribir ninguna cosa, les volverá el dinero que hubieren depositado, si la
fuga pareciere que fue antes de haber servido ningún día, y si hubieren huido al medio de la
semana o en algún día de ella, después de haber comenzado a servir, contando a real por
230
día, y al respecto lo que así hubieren servido y merecido aplico desde luego para el Hospital
Real de los Indios, como de antes está mandado, y lo demás se vuelva a la persona que lo
había depositado.
Y para que haya buena razón y cuenta de lo que así perteneciere al dicho Hospital
Real de los Indios, los dichos jueces repartidores tendrán cada uno un cuaderno aparte,
donde escriba cada día de paga lo que se aplicare para el dicho hospital, y firme el dicho
juez repartidor, y de este capítulo se dé noticia al mayordomo del dicho Hospital Real de
los Indios, para que si quisiere por su persona o por otra interpósita, pueda hallarse presente
a la paga de los dichos indios y darles a los dichos jueces repartidores cuaderno de su
rúbrica y firma, donde asienta cada semana lo que le pertenece al dicho hospital, como
dicho es. Y para que todo lo susodicho haya cumplido efecto y se pregone este auto en cada
uno de los repartimientos que están dentro de diez leguas de esta ciudad, se envíe a cada
uno de ellos otro mandamiento como éste, con un escribano que lo haga pregonar y dé fe al
pie de él de haberlo hecho, y para que mejor se cumpla se le dé a cada escribano a razón de
tres pesos cada día de los que en ellos se ocupare, y hecha la cuenta por el secretario
infrascrito de la cantidad que es menester, se haga una libranza para que se pague de la caja
del medio real de los indios que está a cargo del secretario Cristóbal de Osorio. Y a los
demás repartimientos que están fuera de las dichas diez leguas, así de minas como de
labores, se envíe otro tanto, y copia de este dicho mandamiento a las justicias ordinarias de
las partes donde hubiere repartimiento y jueces repartidores, para que las dichas justicias
los entreguen a los dichos repartidores y les aperciban que hagan cumplir y guardar todo lo
susodicho, y del dicho entrego me envíe testimonio ante escribano. Hecho en México, a 25
días del mes de agosto de 1599 años. El conde de Monterrey; por mandado del virrey,
Pedro de Campos.
231
Bibliografía recomendada:
Silvio Zavala, El servicio personal de los indios en Nueva España, México, El Colegio de
México, 1984, - v.
________________________________________________________
He sido informado que el principal acabamiento de los indios consiste en los repartimientos
que de ello se hacen, sin que resulte de conservarlos, conveniencia, utilidad ni beneficio al
labrador ninguno, sino antes opresión e inhumanidad de los jueces repartidores; y que
totalmente los dichos repartimientos, y habiéndose visto en mi Consejo Real de las Indias,
juntamente con lo que dijo y alegó mi fiscal en él, porque quiero saber lo que acerca de lo
. Fuente: Silvio Zavala y María Castelo, Fuentes para la historia del trabajo en la Nueva España,
153
México, Centro de Estudios para la Historia del Movimiento Obrero, 1980, vol. VI, p. 622-24.
Véase AGN, Indios,13, f.28-32; también (con algunas variaciones) en AGN, General de Parte, 7,
321-322.
232
entretanto ejecutaréis en esta parte lo que pareciere más conveniente, atendiendo a que el
repartimiento de los dichos indios sea con toda moderación, en conformidad de las órdenes
que tengo dadas en esta razón. Hecha en Madrid, a 19 de agosto de 1631 años. Yo el rey;
por mandado del rey nuestro señor, don Fernando Ruiz de Contreras.
parecer a los cabildos eclesiástico y seglar de esta ciudad de México y oí los de otras
personas particulares de las partes y calidades que para esto se requieren, y habiéndolo
comunicado también con el real acuerdo para que la resolución sobre cosa tan grave y
nueva fuese más acertada, usando de la facultad que su majestad por dicha real cédula me
da para que en el ínterin que en su Real Consejo se determina lo que convenga sobre el
informe que tengo remitido a él, yo ejecute lo que tuviere por conveniente, he tenido por
bien de mandar, como mando en nombre de su majestad, por la razón dicha y como su
virrey, lugarteniente en este reino, que desde el primer día del año que entra de 1633 en
adelante, todos los jueces repartidores de repartimientos que no fueren para minas cesen en
el uso de estos oficios, dejando a los indios en su libertad para que sirvan a quien mejor
partido y tratamientos les hiciere o se ocupen en lo que les fuere más conveniente, y las
justicias los amparen en esto sin consentir que en ello se les haga violencia ni compulsión,
pena de privación de oficio al que lo contrario hiciere o consintiere. Y por cuanto en los
repartimientos para el beneficio de las minas corren algunas razones particulares que hacen
la materia más dudosa, lo remito a la resolución que su majestad fuere servido de tomar
advierto de nuevo a las justicias jueces repartidores de minas, que tengan particularísima
atención a que así en ellas como en el camino de ida y vuelta sean los indios muy bien
233
tratados y pagados, no detenidos más que los días porque son repartidos, guardándoles
todas las ordenanzas que en su favor hablan, sobre lo cual, demás del cargo y castigo que se
les hará por las transgresiones u omisiones, les encargo las conciencias y pongo por cuenta
de ellas en esta parte la de su majestad y la mía, y mando que por cualquiera leve culpa del
minero en el tratamiento, paga o detención del indio, no se le den más sin nueva orden mía
o de quien me sucediere, y por la culpa que en esto tuviere el juez, aunque sea de omisión,
pierda el oficio y no pueda ser proveído en otro de aquel género sin nuevo y particular
suplemento, que así conviene al servicio de Dios y de su majestad y bien de este reino. Y
para que venga a noticia de todos se pregone públicamente en la plaza de esta ciudad y en
las demás partes y lugares de esta Nueva España que convenga y de este auto se den los
duplicados que pidieren los indios y otras cualesquier personas. Dado en México, a 31 de
Bibliografía recomendada:
Silvio Zavala, El servicio personal de los indios en Nueva España, México, El Colegio de
México, 1984, - v.
________________________________________________________
lascasiana; estos funcionarios tenían por lo común una opinión poco favorable de los
indios, a los que consideraban indolentes e irresponsables. Más bien, puede apreciarse un
interés por recuperar el control de las relaciones laborales, evitar la sujeción de los
trabajadores a sus amos, aliviar una tensión social que veían con inquietud, y quizás
debilitar el poder de los hacendados que en muchas regiones constituían el verdadero poder.
Esta nueva política laboral provocó el descontento de los hacendados y una
agitación entre los peones, que reclamaban la aplicación literal del bando y en algunos
casos se negaron a pagar sus deudas o seguir trabajando para sus amos.
Don Matías del Gálvez, teniente general de los reales ejércitos de su majestad,
virrey, gobernador y capitán general del reino de Nueva España, presidente de su Real
Audiencia, superintendente de Real Hacienda y Ramo del Tabaco, juez conservador de éste,
de los señores Reyes Católicos, ha sido uno de los principales puntos a que ha aplicado mis
desvelos y primera atención desde que me posesioné del mando de este reino. Ellos deben
ser privilegiados y mirados con consideración por las leyes, reales cédulas y órdenes, y por
otros muchos justos motivos que les asisten y califican acreedores a toda protección y
favor; pero a pesar de esto se ven en distintas provincias de este virreinato sufriendo así en
uno como en otro sexo casi mísera esclavitud, crueles castigos, excesivas fatigas y
convenciones injustas, con ofensa de sus derechos, trasgresión de las leyes y usurpación de
la pública potestad.
libertad, redimirlos de vejaciones y reglar sus trabajos, igualmente que cooperar al fomento
dependencia con la conservación de los naturales, evitar en éstos la desidia que les inspira
aplicación; he resuelto a pedimento del señor fiscal don Ramón de Posada, y con voto
consultivo de esta Real Audiencia de 23 de diciembre del año próximo pasado de 1783, se
claridad y distinción los nombres de los operarios, sus trabajos, los jornales que ganan, los
días que trabajan y aquellos en que se les ministra alguna cantidad a la cuenta, los alcances
II. A cada uno se le dará cartera firmada por el amo en que se han de apuntar a su
presencia y satisfacción los suplementos que le hace, con líneas claras y distinguidas, de
forma que ellos mismos las vean y conozcan, aunque no sepan leer, para que se cotejen con
las de ésta las partidas del libro, al tiempo del ajustamiento; y no se deberá bonificar lo que
no conste en ella, a menos que los indios pierdan estos comprobantes, en cuyo caso se
III. Los amos están en obligación de mantener a los gañanes el tiempo de sus
inhabilitaren; y cuando los remitan de correos a largas distancias les pagarán lo justo, les
concederán días suficientes para el descanso y se los apuntarán como si hubiese trabajado.
pueblos de donde salen los indios para las haciendas, podrán ir a dormir a sus casas con sus
mujeres, pues aunque disten media legua desde el amanecer hasta que salga el sol para ir a
trabajar, y desde que se pone hasta anochecer para retirarse; pero siendo mayor la distancia
costumbre de que duerman en las trojes o tlapixqueras, separados los solteros de los
casados.
236
V. Ninguno podrá recibir operario que haya estado en otra hacienda, sin que por
recibe a pagar la dependencia con la calidad de que el descuento diario o semanario que se
haga sea solamente de la cuarta parte, con atención a dejarle lo necesario para que se
mantenga, pena de cincuenta pesos; y bajo de igual multa serán obligados los hacenderos a
dar el papel al que se despida de la finca, y negándolo éste, lo ministrará el justicia, sin
VI. Cada cuatro meses, cuando más, se hará el ajuste de cuentas con los indios, y se
les satisfará prontamente el alcance, sin que sean lícitas las convenciones de no ejecutarse
VII. Los indios gañanes y demás son libres como los más puros plebeyos españoles,
sirvientes, irse a otras o a los pueblos, aunque deban cualesquiera cantidades y provengan
de los suplementos o préstamos más privilegiados. Así es conforme a las leyes 37, título 18,
Libro 2, 37, título 8, Libro 6, y a la real cédula de 4 de junio de 1687 en que se leen las
siguientes cláusulas: mando que ningún español dueño de hacienda y otra persona alguna
pueda apremiar ni apremie de aquí en adelante a ningún indio a que vaya a servirles, sino es
que éstos lo hagan voluntariamente, y más adelante, dejando como dejo la elección de
perjudicial desidia, bien explicada en las leyes 23, título 2, libro 5, título 12 y I, título 13,
demás justicias que cuiden con particular celo y atención de que ningún indio viva ocioso,
237
que todos trabajen y se ocupen en propio o en ajeno trabajo, sin excusa, todos los días que
IX. Ruego y encargo a los curas párrocos y demás eclesiásticos, concurran por su
parte a este objeto importantísimo, haciéndoles entender que castigaré con la mayor
gañanías y haciendas en que sean bien pagados, tratados y atendidos con humanidad, y que
vayan a ellas a sus tiempos a auxiliar a los hacendados y agricultores en sus últimas
ocupaciones y fatigas, debiendo éstos entender el abrigo y protección que siempre hallarán
en mí, la que también quiero les dispensen desinteresadamente los justicias, facilitándoles
sin apremios ni violencias de los indios por repartimientos, los que hubieren menester en el
X. Ordeno que se paguen a los indios sus trabajos en dinero en efectivo, tabla y
mano propia, según se ajustaren y convinieren con sus amos o se halle establecido por
costumbre legítima y bien recibida, y que no sea en ropa, maíz, vino, aguardiente, yerba o
brebajes. Así está dispuesto en las leyes 16, libro 6, título 10, 7, título 13, libro 6 y en la
misma real cédula de 4 de junio de 1867 que estimó por conveniente no tasar (como se
jornales deben ser respectivos a los tiempos y provincias, y variar según las circunstancias.
XI. Con ningún pretexto ni motivo, aunque sea el de pagar las obvenciones de
casamientos, bautismos, entierros, etcétera, podrán suplirse a los indios más de cinco pesos
a cuenta de su trabajo. Los curas deberán cobrar sus derechos parroquiales, sin apremios y
del mejor modo que pudieren, y en defecto perdonarlos a esta pobre y miserable gente,
238
porque según la ley 10, libro I, título 18 de la Recopilación de estas Indias, nada deben
exigirles los párrocos en derechos ni otra ninguna cosa por pequeña que sea.
XII. Además de los cinco pesos dichos, podrán los labradores cobrar de los indios lo
que les hubieren suplido en dinero para la paga de tributos, si lo acreditaren, quedando en
su vigor y fuerza los capítulos 73, 74 y 75 de la ordenanza de este ramo aprobado por real
cédula de 8 de junio de 1770, y lo mismo debe entenderse de lo que se supliese a los indios
para sus necesidades gravísimas domésticas, acreditándolo con certificación del alcalde
operarios de otras castas, como españoles, plebeyos o del estado llano, negros, mulatos ni
mestizos de segundo orden, porque a todos éstos, como personas hábiles y capaces de
contraer, se les puede adelantar todo lo que pidiesen y lo deberán satisfacer en la misma
especie de dinero o con su trabajo en la misma hacienda, que no podrán dejar hasta que lo
verifiquen, a menos que los amos, abusando de su suerte, procuren con dolo y seducción
querer esclavizarlos en su servicio, sobre lo que celarán y velarán los jueces del partido y
los visitadores.
XIV. No se deben tratar los indios con rigor ni encerrar en prisiones, aunque se
huyan, ni ser azotados por vía de corrección, ni compelidos a fatigas excesivas; pero
trabajarán con cuidado y sin distracción alguna de sol a sol, menos las dos horas de
descanso a la sombra de las doce a las dos de la tarde, como previene muy cristianamente la
real orden de 23 de marzo de 1773, mandada observar y publicada por bando en 14 de julio
XV. Cuando los indios no tengan que trabajar en las haciendas donde sirven, no se
alquilarán por cuenta de ellas en otras para tomar los dueños sus jornales para sí,
239
abonándoles a los indios el menor que ganan en la hacienda de que los alquilan. Está
prohibida toda especie de conciertos, traspasos y cesiones sobre el trabajo de indios por las
leyes 29, título I y 18, título 13, del libro 6, y se castigará su contravención rigurosamente,
pero tampoco lo podrán hacer en otra parte sin consentimiento del dueño de la hacienda
cuando éste tenga en qué ocuparlos, en el caso de estar en ella en calidad de gañanes o
repartidos por cuadrilla por alguna temporada, porque en estos casos el primer amo debe
XVI. No se obligará a las mujeres de los indios a servir en las casas, y a las que se
de su sexo, sino en lavar, moler, guisar o semejantes, y se les facilitará la cal, leña, agua y
además de la ración del maíz se les asistirá con algún salario mensual. Esto se entenderá
también respecto de las indias solteras; pero no deberán concertarse sin la voluntad de sus
padres como manda la ley 14, del título 13, libro 6, guardándose en cuanto a los indios que
y castigos, con cuyo piadoso objeto se hará cada seis años una visita general de todo el
distrito de la Real Audiencia por uno de los señores oidores, según las leyes previenen y su
alcaldes mayores deben de hacer de sus partidos informarán al gobierno y a la audiencia del
estado y arreglo de todas las haciendas, siendo la omisión de este informe capítulo de
residencia.
XVIII. Para que se logren los fines de las apuntadas providencias pasarán los
justicias a las haciendas de sus partidos y las harán notorias a los indios por medio de
240
que la tuvieren a costa del amo que los agraviare; y a los hacendados, sus administradores o
mayordomos notificarán la pena de mil pesos que les impongo con las más que reservo y
bando en esta capital y en todas las jurisdicciones del reino, remitiéndose número
los tribunales, los ilustrísimos señores arzobispos y obispos de este virreinato en la forma
Bibliografía recomendada:
Silvio Zavala, El servicio personal de los indios en Nueva España, México, El Colegio de
México, 1984, - v.
Isabel González Sánchez, Haciendas, tumultos y trabajadores. Puebla-Tlaxcala, 1778-1798,
México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1997, 181 p.
________________________________________________________
155
. Fuente: Mariano Cuevas (ed.), Documentos inéditos del siglo XVI para la historia de México,
2a.ed., México, Porrúa, 1975, p.109-118.
241
trigo, viñedos, estancias de ganados y talleres de sedería. Estos colonos que por un lado
desean convertirse en señores de tierras y hombres, tienen intenciones empresariales que
los vinculan con el mercado internacional.
Los “capítulos” incluyen una sutil amenaza: si se siguen las opiniones desatinadas
de quienes poco saben (como las de “un fray Bartolomé de las Casas”) el rey corre el riesgo
de perder sus dominios indianos, porque no tendrá quien lo defienda ante el peligro latente
de la rebelión indígena. El texto ha llegado hasta nosotros con notas marginales, al parecer
de algún ministro del rey que examinaba las propuestas que parecían dignas de concederse.
que conviene para la seguridad y perpetuación de toda la Nueva España de que llevan cargo
veedor156, es lo siguiente:
Que su majestad haga merced a los que tienen indios encomendados en su real
nombre, sea la encomienda perpetua, porque no siendo así, las personas que tienen los
dichos indios, visto que la merced no es perpetua y que cada día <que> pasa no se arraigan
ni perpetúan para vivir y permanecer en la tierra, antes por esta causa tienen respeto a
adquirir lo que pueden para con ello permanecer y heredar a sus hijos en sus patrias donde
están ciertos no les faltarán deudos y con lo que llevaren arraigarse, lo cual se ha visto así, y
se excusaría con la dicha perpetuidad, porque con ella tomarán deudos en esta propia tierra
majestad consigan y hayan la dicha merced los hijos naturales, no teniendo los tales
Que su majestad haga merced a esta tierra de dar de comer a los conquistadores y
otras personas que han venido a poblar y están en ella, que no tienen indios encomendados,
156
. En los primeros años de la conquista, encargado de la recaudación de las rentas reales.
242
prefiriendo a los conquistadores y casados, lo cual sea de los indios que se dan y andan en
perpetuo según de suso se suplica por las causas dichas en el capítulo antes de este. Lo cual
será más servicio de su majestad, pro y utilidad de toda la tierra, y proveerse los dichos
corregimientos, así porque con los salarios que se dan en ellos las más personas a que se
los tales comendatarios granjerías de coger y sembrar trigo y otras semillas de la tierra, y de
tener y criar ganados y hacer y plantar viñas y otras heredades, lo cual será ayuda para
beneficio porque como se tenga perpetuo serán bien tratados y procurarán siempre sean
porque, como se les da por un año, todos trabajan y su fin es cobrar su salario sin tener
respeto a otra conservación y aun con el poder de justicia que tienen, se ha visto hacerles
opresiones por sus propios intereses de que los dichos naturales han recibido y reciben y
dado, y han sido castigados por ello los dichos corregidores. (Nota marginal: “Idem”).
Y porque el verdadero remedio para poblar y perpetuar esta tierra y que se conserve,
es que haya en ella muchos españoles que aunque se dé de comer y haga según de suso se
dice, no hay en tanta cantidad que a todos se puedan dar indios, es necesario para animar
los dichos españoles a que vengan y estén en estas partes, porque con el mucho número de
ellos todo esté seguro, se suplique a su majestad, sea servido hacer merced a toda esta
Nueva España sea franca perpetuamente de todo pecho157 o diezmo158 y alcabala, así de
158
. . Contribución que se cobraba para el sostenimiento de la Iglesia sobre todos los productos
agropecuarios, equivalente a un décimo de la producción. Los indígenas estaban exentos siempre
243
labranza y crianza como de ventas y contrataciones, como ahora se usa, porque con esta
libertad y franqueza esta dan causa vengan a poblar y permanecer en esta tierra; y que su
majestad lo conceda es justo, porque costumbre antigua es que las tierras que se ganen y
están en frontera de enemigos, por los peligros y trabajos que tienen los que en ellas viven
franqueza, y así se hizo con las ciudades de Granada, Antequera y Alcalá la Real y con
otras ciudades de España, pues quien se puede decir no está puesto a tanto peligro como los
españoles que en esta Nueva España estuvieren porque no tan solamente están en frontera
de enemigos, pero en tanto número de ellos. (Nota marginal: “Que gocen de lo proveído y
según la calidad de ella, pues es cabeza de toda esta Nueva España, y estando ella próspera
y engrandecida todo lo está, y seguro, en especialidad que tiene necesidad de los dichos
propios para sustentar puentes y fuentes, calzadas, y pagar los salarios de regidores,
suplicar lo que a su real servicio y bien de esta tierra conviene y para otras necesidades muy
necesarias que cada día se ofrecen, y que su majestad sea servido señalar la cantidad
esta Nueva España o haciéndole merced de algunos pueblos, para que las cuentas y
granjerías de ellos sean propios de ella, como se señalaron por el señor marqués del Valle
siendo gobernador de esta Nueva España, y los tuvo y poseyó en la laguna de esta dicha
ciudad. (Nota marginal: “Que envíe la Audiencia relación de la orden que se ha tenido y de
la orden que se debe dar para que se supla a estos gastos públicos”)
Y porque el número de los naturales es mucho, tanto que para un español hay más
indios que todos los españoles que al presente están en esta Nueva España, y siempre van
alzamientos que se hicieron el año próximo pasado en la provincia de Jalisco que pacificó y
esta ciudad, pues es cabeza de toda esta tierra o en que en ésta la seguridad de ella esté
fuerte y segura, para la conservación y defensa de todo y ofender de ella a los contrarios si
conviniere, suplíquese a su majestad sea servido de mandar dar orden y que se provea en la
fortaleza y seguridad de esta dicha ciudad así y que se hagan en ella las fuerzas necesarias
como en que estén las calzadas, entradas y salidas, fuertes y seguras, como lo que más
conveniente y necesario sea, y porque esta dicha ciudad ha suplicado al dicho señor virrey
sobre lo susodicho y su señoría ha respondido que es bien se provea según que todo se ve
en los autos de ello firmado y signado de Hernando de Sierra, escribano del cabildo de esta
presentación de ello a su majestad para que por su majestad visto lo mande proveer como
más sea servido. Y con esto cumplimos con lo que somos obligados, pues informamos a su
mayormente estando como está tan remota de socorro de España. (Nota marginal: “Que se
Suplicar a su majestad sea servido de hacer merced a esta ciudad y Nueva España de
que haya en esta dicha ciudad universidad de estudio de todas ciencias porque los hijos de
los españoles y naturales las aprendan y se ocupen de toda virtud y buenos ejercicios, y
245
permanecer en la tierra, pues está notorio el mucho inconveniente y gastos que hay si los
españoles hubiesen de enviar sus hijos a los estudios de España; que para que esto se
efectúe su majestad sea servido situar la renta necesaria para que de todas ciencias haya
cátedras, y pues para los naturales ha sido su majestad servido de proveer y mandarlo así 159,
con mayor razón y justa causa es justo se haga la dicha merced para los españoles pues
cuanto hay tanta ... <una palabra ilegible> de ellos legítimos y naturales. (Nota marginal:
Y porque en esta dicha ciudad y Nueva España hay ya mucho número de doncellas
no se pueden casar, así por no tener con qué les dotar como por otros justos impedimentos,
suplíquese a su majestad sea servido dotar en esta ciudad dos monasterios, uno de la orden
de señor San Francisco y otro de la orden de señor Santo Domingo, en que las tales
doncellas se metan y sean monjas. Y pues los Reyes Católicos, progenitores de su majestad
los fundaron y dotaron en la ciudad de Granada, que se ganó como se ha ganado este reino,
con más justa causa su majestad lo debe hacer en estas partes, pues de ello resulta servicio a
Dios nuestro señor de su majestad, y gran merced, pro y utilidad a los españoles en ellos
por la seguridad del estado de las tales doncellas. (Nota marginal: “Que por ahora no ha
lugar”).
Suplicar a su majestad que porque en esta tierra es subido y excesivo el precio que
instrumentos que se hacen para las minas de oro y plata y otras cosas, la causa de lo cual es
159
. Se refiere al Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, fundado en 1536 como casa de estudios
(aunque no universidad) para hijos de nobles indígenas. Esta petición del ayuntamiento fue apoyada
por el virrey Mendoza y es el antecedente directo de la fundación de la Universidad Real y
Pontificia de México, en 1551.
246
no venir de Castilla a estas partes el hierro que es menester, su majestad sea servido de
mandar que todos los navíos que a estas partes vinieren, sean obligados a traer y traigan
cada uno cien quintales de hierro, y más lo que su majestad mandare, porque haciéndose
así, habrá abundancia de hierro y cesará la dicha carestía. (Nota marginal: “Al virrey y la
Audiencia, que pues allá hay hierro, que den orden como allá haya hierro”).
Y por cuanto los vecinos y moradores de esta Nueva España tienen hijos, y para que
con más voluntad huelguen de los poner en toda virtud y a que aprendan ciencia y es justo
que los virtuosos sean remunerados, suplíquese a su majestad sea servido que los beneficios
raciones, se tenga memoria de las personas hijos de vecinos y moradores de esta Nueva
España en quien concurran méritos para ello y que sean preferidos en la provisión de lo
susodicho. (Nota marginal:"Que así ordenando por las erecciones y se suplica habiendo
hijos patrimoniales".)
Y porque entendido por el dicho señor virrey cuanto pro y utilidad viene que en esta
Nueva España se críe y labre seda, y que en esta dicha ciudad estén los telares de ella así
por la fidelidad y buena orden que se debe tener en el labrar de la dicha seda, como por el
grandeza de ella, y porque para el uso y ejercicio de ello se han hecho ciertas ordenanzas,
las cuales se han confirmado por su señoría y se usan y guardan, suplicarse ha a su majestad
confirme las dichas ordenanzas y haga merced a esta dicha ciudad por privilegio perpetuo
de lo en ellas contenido, porque demás del mucho provecho y gran beneficio que toda la
tierra recibe en el criar y labrar de la dicha seda, ésta dicha ciudad lo recibe que en ella
estén los telares del labrar de ella, porque con ello es causa que más y mejor se pueble y
Y aunque esta ciudad tiene por cierto que el dicho señor virrey y Audiencia Real,
oficiales de su majestad escriben el gran daño que generalmente reciben los vecinos de esta
tierra que entienden en las minas de oro y plata, en les haber llevado el quinto, siendo tantas
las costas que en lo susodicho gastan, y tan grande la careza de los esclavos, tanta que por
la mucha costa se cree y tiene por cierto muchos no quieren entender en minas y
renunciarán sus haciendas, teniendo cierto que quito (sic) costas interésense el dicho quinto,
suplíquese a su majestad sea servido de mandar que se lleve el diezmo, porque siendo así,
los tales que andan y procuran vivir por minas se podía sustentar y otros se animarán a
entender en ellas, y de esta manera será más lo que se habrá del dicho diezmo que lo que se
ha de quinto y todos recibirán mucha utilidad y provecho y las rentas y patrimonio real de
Y porque esta tierra es grande y en ella hay y ha de haber obispos, de cuya causa es
necesario haya en estas partes arzobispado que sea cabecera de los obispados que hay y
hubiere, así para que se ocurra al arzobispo en las quejas de agravios que de los obispos y
de sus jueces y oficiales hubiere, como para que en las juntas quede prelados y religiosos
hubiere para las cosas que conviniere haya la dicha cabecera; y no se puede alcanzar
justicia de los tales agravios por la mucha dilación y gastos que para ello es menester,
habiendo de ir al remedio de ello a Castilla, de cuya causa, y porque muchos no tienen con
que sustentar las dichas costas, muchos se quedan con sus quejas y agravios y no alcanzan
su justicia, suplíquese a su majestad sea servido suplicar a nuestro muy santo padre que la
iglesia y obispado de esta ciudad sea arzobispado metropolitano en esta Nueva España;
porque todos los casos que se ofrecieren, así en lo tocante a lo que dicho es, como en lo que
más convenga, haya la dicha cabecera y superioridad ante quien se pida justicia y se haga
majestad servido que se provea juez conservador para que en lo pasado, presente y porvenir
conozca y sea juez de apelaciones y en lo uno y en lo otro conozca y oiga a los querellosos
contra los dichos obispos y sus jueces y oficiales y otras religiones, y haga justicia a las
partes, porque por falta de esto reciben daño las repúblicas. Y no haya lugar, como se ha
visto, que los clérigos que en un obispado han hecho delitos, se pasen al otro, y no teniendo
como no tienen jurisdicción el obispo del obispado donde huyó en él donde se va, se
quedan sin castigo. Todo lo cual cesará proveyéndose según es dicho.160 (Nota marginal:
“Consulta”).
esclavos negros, así para sustentación de las dichas minas como para otros servicios,
suplíquese a su majestad sea servido de dar licencia y facultad generalmente a todos para
que puedan traer y traigan a esta Nueva España los dichos esclavos pagando en los puertos
de ella su almojarifazgo, sin tener necesidad de otra licencia, porque de venir como y por la
vía que hasta aquí han venido, han recibido mucha vejación las personas que en ello han
entendido, lo cual será gran merced y beneficio a toda esta tierra y acrecentamiento de la
Y porque conviene para la seguridad de esta Nueva España que por todas vías se
aumente esta ciudad y población de españoles en ella, suplíquese a su majestad sea servido
para efecto de lo susodicho, de mandar que de todos los pueblos de esta ciudad
comarcanos, se tomen tierras para dar y repartir por los españoles vecinos de esta dicha
ciudad, para labranzas de trigo y otras semillas de la tierra, y otras semillas de la tierra, y
hacer viñas y otras heredades en que se arraiguen y perpetúen en ella y sea parte para su
sustentación; y porque lo susodicho se efectúe se dé para ello facultad al dicho señor virrey,
160
. El arzobispado de México fue creado poco después, entre 1546-48.
249
y para que si algunas tierras conviniere se tomen para lo susodicho a los naturales, dándoles
en recompensa en otras partes lo que así se les tomare. (Nota marginal: “No ha lugar”).
Y pues una de las principales cosas y que más conviene al servicio de Dios nuestro
majestad sea informado de todas las cosas de acá, según y como son y pasan, y esto no hay
persona de ningún género ni calidad que sea que así lo pueda hacer, que el dicho señor
licenciado Loaiza, oidor, por haber tantos años que ha sido parte principal en la
gobernación y justicia de esta tierra, como ser uno de los oidores de esta Audiencia y
Cancillería Real, y allende de esto que siempre por comisión del dicho señor virrey ha
general y oficial de su majestad y voto en este cabildo, y le son notorias todas las
necesidades, trabajos y miserias que esta ciudad y tierra padece y aun muchas más de las
que por estos capítulos se suplica y han visto por experiencia y al presente ven los términos
tan desasosegados y inconstantes que en esta Nueva España pasan y tan peligrosos, pues de
dos años a esta parte, a dichos de prelados y de religiosos, caballeros y todo género de más
gente, se pasó tan gran peligro de que se esperaba mucho daño sino viniera como vino tan
breve el remedio y sosiego con el próspero suceso del dicho señor virrey, que con tanto
trabajo suyo y de los que fueron en la jornada se castigó y allanó rebelión tan endiablada y
se tomó enmienda de los frailes que martirizaron y de muchos españoles que mataron y de
tantas abominaciones que intentaron, y como no sólo fue victoria especial en aquella parte
sino general en toda la tierra y según los malos deseos y malas muestras que en toda la
tierra y en todos los naturales parecieron, y como desde esta victoria acá el aumento de
arraigarse y perpetuarse en estas partes, y como son tan delicados y tan varios los sucesos
de acá al presente, con sólo cartas de particulares sin haber visto cédula en provisión de su
majestad, en que dicen las cosas que algunos o algún religioso intenta en mudanza y
desasosiego de las cosas de estas partes, en especial de un fray Bartolomé de las Casas, que
desasosiego, tanta tibieza general y tanta baja en el valor de las raíces y granjerías de la
tierra, que da ocasión que, sin ver de que se tema, temamos. Conviene que en nombre de
esta gran ciudad o de esta Nueva España, su majestad sea informado de todo lo que pasa y,
aunque tenemos por cierto que el deseo y voluntad de su majestad es servir a Dios nuestro
señor y proveer lo mejor y que más convenga y hacer a todos mercedes, suplicarse ha a su
majestad que a los religiosos y personas particulares que por ventura buen celo les mueve,
su majestad sea servido oírles pero no para que sean partes para que su majestad y su muy
alto Consejo, por información de los tales, se determine desde allá las cosas de acá
suplicarse, que después de venidas si se usaran fueran dañosas, por la constancia que hay y
por lo que se tarda el remedio; y pues siempre ha de residir persona de gran reputación
como al presente reside y Cancillería Real de personas doctas y entendidas en cargo tan
excelente y tan grande, no se les quite lo que es a ellos de hacer por informaciones de
religiosos ni de otras personas particulares, porque, aunque se muevan con buen celo, no
son tan capaces que entiendan fundar un nuevo mundo y una nueva iglesia como lo es en
estas partes, y donde van las cosas y tan delicadas y tan insertas unas doctrinas que pocos
en el mundo las entenderían sino el que las tiene entre manos, y de esto y de todo
251
informarán a su majestad como personas que en tales cargos han estado y copiosamente de
todo lo que conviene, para efecto de todo lo que de suso se suplica y cualquier cosa de ello.
Suplicarse ha a su majestad sea servido que en esta ciudad haya hermandad general
conforme a las leyes del reino, y que un alcalde de los que fueren cada un año, sea del
regimiento de esta ciudad por antigüedad, y el otro de los honrados hombres del pueblo.
Porque siendo uno del regimiento no dejará el tal vecino persona honrada de aceptar el
dicho cargo. Suplicar a su majestad que la escribanía de la dicha hermandad sea a proveer
noviembre, año del nacimiento de nuestro salvador Jesucristo de 1542 años, estando en las
casas del cabildo y ayuntamiento de la dicha ciudad en cabildo, según lo han de uso y de
costumbre, para entender y proveer lo que conviene en el servicio de Dios nuestro señor y
de su majestad y bien de esta república, los señores Gerónimo Ruiz de la Mota, alcalde
majestad y del cabildo, los dichos señores justicias y regidores platicaron en las cosas que
de esta tierra, y sobre ello hicieron y ordenaron la relación de suso contenida, que son
diecisiete capítulos, y dijeron que por que al presente se ofrece van a los reinos de Castilla a
esta Nueva España, y Peralmíndez Cherino, veedor de esta dicha Nueva España, y porque
161
. En el siglo XVI, recaudador de las rentas reales.
. Astillero y arsenal naval; fortificación.
162
252
sus mercedes y cada uno de ellos son personas que tienen noticia y saben la necesidad que
hay en que se suplique a su majestad y su majestad provea y haga merced a esta tierra de lo
que así se le pide y suplica en los dichos 17 capítulos para el bien y perpetuidad de toda
esta Nueva España, fue acordado que se envíen los dichos capítulos con los dichos señores
licenciado Loaiza y Peralmíndez Cherino y se les dé poder para el dicho negocio: y porque
que se suplica, acordaron se haga ver todo lo susodicho al ilustrísimo señor don Antonio de
Mendoza, virrey y gobernador de esta Nueva España, para que visto por su señoría se
informe, pida y suplique con su acuerdo; y lo firmaron de sus nombres. Gerónimo Ruiz de
Bibliografía recomendada:
Arthur Scott Aiton, Antonio de Mendoza, first viceroy of New Spain, Durham, Duke
University, 1927, xii-240 p.
Solange Alberro, Del gachupín al criollo; o de cómo los españoles dejaron de serlo,
México, Fondo de Cultura Económica - El Colegio de México, 1992, 234 p.
Lesley Byrd Simpson, Los españoles y el indio americano, Barcelona, Península, 1970, 281
p.
________________________________________________________
Informe del padre ministro de San Pablo sobre los inconvenientes de vivir los indios
en el centro de la ciudad.163
En 1692 ocurrió una grave escasez de maíz, motivada por la pérdida de las cosechas
y acentuada por la especulación, de la que el pueblo hacía responsable y beneficiario al
propio virrey conde de Galve. El 8 de junio un incidente menor entre la gente que hacía
cola para obtener maíz en la alhóndiga motivó un gran levantamiento popular. La multitud
saqueó el Parián –el mercado principal, situado en la plaza mayor-, atacó y puso fuego al
163
. Fuente: AGN, Historia, 413, f.10-13; publicado íntegramente en Boletín del Archivo General de
la Nación; 1938, 9, 1, p.12-16. “Sobre los inconvenientes de vivir los indios en el centro de la
ciudad, reducción a sus barrios y doctrinas y los términos a que deben estos arreglarse, sin
incorporarse con lo principal de la ciudad, para su mejor gobierno, y los informes pedidos sobre
esto a los ministros de doctrina”.
253
palacio virreinal y al edificio del cabildo. El virrey tuvo que huir y refugiarse en el
convento de San Francisco, hasta que los jesuitas y las milicias de vecinos lograron
restaurar el orden. En los acontecimientos, además de la desesperación por el hambre y el
descontento por la especulación, hubo incidentes que mostraron el desafío popular a la
autoridad y la hostilidad contra los gachupines”, esto es los peninsulares establecidos en
México.
Como respuesta al motín, las autoridades intentaron retornar a la vieja “traza” de la
ciudad de México, que por razones de seguridad reservaba el cuadro central para los
españoles y dejaba a los indios en la periferia. La información subsiguiente por la que se
pretendía justificar este anacrónico proyecto muestra paradójicamente la completa
imposibilidad de llevarlo a cabo, así como interesantes datos sobre mestizaje cultural y la
relativa facilidad con la que se pasaba de una categoría social a otra.
su fecha treinta de junio de 1692 años, con consulta del Real Acuerdo, me manda le
informe así de los inconvenientes que resultan de vivir indios dentro de esta ciudad de
México, en casas de españoles, revueltos con negros, mulatos y todo género de gente, como
del distrito y linderos de los barrios propios de los naturales, que pertenecen y deben
ministro por su majestad para su bien, orden y obediencia de la ley 19, libro 6o., título 1o.
indios metidos en la ciudad, viviendo en los corrales, desvanes, patios, pajares y solares de
españoles, son graves e infinitos, los cuales tienen las justicias y ministros de doctrina
Lo primero, señor, porque con la comunicación que continuamente tienen con gente
tan vil y de tan pocas obligaciones, como son mulatos, negros, mestizos y criados de dichas
casas, aprenden la lengua castellana y se hacen ladinos (que es el primer paso para tener
atrevimientos, porque mientras hablan en su lengua son más humildes,) y siempre están
buena administración, por estar sus jurisdicciones por sus barrios, y cada barrio tiene su
iglesia o ermita en forma de pueblo, sus alcaldes y merinos, su alguacil mayor de la iglesia,
que los gobiernan y cuidad, así para las cosas del servicio de su majestad y recoger sus
tributos, como para que acudan a las obligaciones de oír misa, confesar, comulgar, rezar,
recogerlos a la cuenta los domingos, traernos a los muchachos para enseñarles la doctrina
en la iglesia, para lo cual tienen sus tablas en cada barrio donde están todos asentados,
chicos y grandes, y nosotros sus padrones, con los que están desunidos y separados y viven
por diligencias que se hacen. Porque ni quieren oír misa ni cumplir con la iglesia en sus
parroquias, ni saben rezar, ni quieren acudir a la cuenta los domingos, ni ayudar a los de los
barrios a los cargos y oficios necesarios del servicio de su majestad y de la iglesia, como
aunque los quieran sacar de dichas casas los amparadores, los defienden y resisten los
mismos españoles sus caseros o sus mujeres o criados, con tener despachos de la Real
Audiencia, con penas graves a quien no obedeciere, de donde se originan muchos pleitos y
pesadumbres, y me hacen ir a mí mismo en persona, y aunque los traiga, vienen para cada
uno de ellos dos o tres padrinos de estos españoles a pelear y a reñir, y de no concedérselo
se huyen y los esconden en sus casas. Allí muchos de éstos se ponen medias y zapatos y
algunos valonas, y se crían melenas y ellas se ponen sayas, y haciéndose mestizos se van a
necesarias y porque no los cuenten ni los castiguen si no oyen misa y vienen a la cuenta,
porque se <declinan?> de ello y lo tienen por caso de menor valer. Ya no es decible lo que
255
con ellos paso al salirlos a empadronar, y con la desvergüenza que se me resisten diciendo
que son de la catedral, y así nos tienen en continua discordia con los curas por lo cual ahora
cuatro años convoqué a los demás padres y ministros de esta ciudad y metimos una petición
al señor arzobispo don Francisco de Seijas y Aguiar, y les notificó que todos los indios
santos sacramentos, supuesto a que para que no se mezclasen indios con españoles, negros
y mulatos, su majestad con santa providencia les asignó cuatro parroquias en esta ciudad,
en los cuatro extremos o esquinas de ella, en cuadro, que son San Juan, donde estuvo antes
la capilla de los naturales que administran los religiosos de San Francisco, San Pablo, San
Sebastián y Santa María la Redonda (porque Santa Cruz es ramo de San Pablo). También se
sigue que éstos, cogiendo traje de españoles, usurpan los reales tributos de su majestad y
faltan a los cargos que deben tener en la república de los naturales, y ayudarles en las cosas
de servicio real y de la iglesia. Y lo más grave y de mayor escrúpulo, las nulidades que
puede haber en los matrimonios por no casarlos sus propios párrocos, no pudiendo nosotros
por su retiro dar complemento a las reales cédulas, en que tanto nos encarga su majestad el
pontífices a los naturales que administran los religiosos por el patronato real.
También de los barrios los sacan los españoles, porque sucede que las mujeres, a
muchacha para tener quien les sirva, y allá les van criando a lo español con los criados y
demás gente, y a ellos les ponen medias y zapatos y a ellas sayas, y los llevan a cumplir con
la iglesia a la catedral, y se van quedando allá para siempre y despoblándose los barrios.
256
barrios y contornos, digo, señor que son trece; los once caen hacia el oriente y mediodía,
saliendo para ellos de esta cabecera de San Pablo, que son todas esas chinampas en distrito
de media legua, la acequia real abajo hasta confinar con Santa Ana e Ixtacalco, guardianía
de los padres de San Francisco; y dando vuelta a mano derecha con los barrios de su
doctrina de México, que es hacia el mediodía y por el oriente con los barrios de Santa Cruz,
estos están en contorno, contiguos y bien ordenados con sus iglesias o ermitas, y cada uno
con su merino que los cuida, y estos merinos sujetos a dos alcaldes, que son de toda la
Otro barrio comienza desde la puerta de esta iglesia, saliendo para el poniente, que
llaman Teocaltitlán, y llega hasta el fin de la primera cuadra, dando vuelta hacia el
mediodía para el rastro y volviendo para este colegio; tiene dentro de este distrito,
inmediata, la ermita de San Lucas, donde está interina la parroquia de San Miguel, de
españoles, donde vienen a administrar los religiosos de San Francisco a los naturales, por
cuya inmediación siempre hemos tenido algunas discordias con los padres. Vuestra
excelencia, señor, en mandando que se vea y reconozca, proveerá lo que más convenga,
viendo si es más útil que los administremos nosotros, por ser barrio de esta doctrina y por la
El otro barrio está saliendo de esta iglesia, cogiendo para el norte, y va por detrás
del convento de religiosas de San José de Gracia, y coge por atravesía a mano derecha hasta
Mas en cuanto al distrito de los que siempre ha administrado esta doctrina dentro de
la ciudad, coge saliendo de esta puerta del poniente, para San Jerónimo, y pasa a la calle del
Arco, y de allí sube por Jesús Nazareno a Balvanera hasta la Merced, donde se junta con los
257
barrios; porque era la jurisdicción que administraba en cuanto a los naturales un clérigo que
antiguamente tenía esta doctrina, y su majestad, que Dios haya, el señor Felipe III 164 nos
hizo merced de ella el año de 1575 años, siendo virrey el señor don Martín Enríquez, a
quien fue cometida la cédula de merced, que está guardada con su ejecutoria en el archivo
de este colegio, para que nos diese posesión diciendo: que al reverendo padre fray Alonso
la iglesia de San Pablo, su circuito, y todo lo demás a ella anexo y perteneciente, espiritual
y temporal.
vigilancia, mandarlos retirar a los barrios, conforme los que a cada doctrina perteneciesen,
me tenía citado el señor doctor don Juan de Aréchaga, con recado que me envió con Pedro
Rendón, el intérprete, para que saliésemos a reconocer estos de dicho distrito, y notificarles
se entrasen y retirasen a los barrios donde hay sitios sin términos para que hiciesen sus
jacales y los indios de los barrios con buen ánimo para ayudarles, y yo también, y siempre
estuve esperando órdenes y ahora los de vuestra excelencia para ejecutarlos y obedecer en
Mas parece, señor, que para que en todo se consigan los buenos deseos de vuestra
excelencia y que tenga complemento la observancia de la ley citada, es necesario que como
a dichos indios que viven en la ciudad se han de sacar de entre los españoles, para que
vivan en los barrios; que a los españoles que viven entre los indios en sus barrios, se saquen
para la ciudad, porque es el mismo inconveniente que hay algunos en los barrios de
adentro, que les han comprado casillas a los indios y otros que se las alquilan, que en los
barrios inmediatos a esta iglesia me parece que será imposible, porque ya todos los solares
están poblados de casas de españoles, entre las casas de los indios, y están unas y otras
traigan capotes, porque parece que les infunden soberbia, y con las mantas son más
donde están situadas las panaderías, porque viven dentro de ellas o como vuestra excelencia
dispusiere que siempre estoy muy obediente a sus órdenes para el servicio de ambas
Bibliografía recomendada:
Douglas R. Cope, The Limits of Racial Domination. Plebeian Society in Colonial Mexico
City, 1660-1720, Madison, University of Wisconsin Press, 1994, xiv-220 p.
Carlos de Sigüenza y Góngora, Teatro de virtudes políticas. Alboroto y motín de los indios
de México, pról. Roberto Moreno de los Arcos, México, Universidad Nacional
Autónoma de México - Porrúa, 1986, liv-234 p.
________________________________________________________
. Fuente: Francisco del Barrio Lorenzot, Ordenanzas de gremios de la Nueva España, ed. Genaro
165
La dio el muy ilustre señor virrey de Nueva España don Antonio de Mendoza en
moriscos libres o esclavos, ni a indios, sin expresa licencia del señor virrey, so pena de
muerte y perdimiento de todos sus bienes aplicados la mitad para la Cámara y la otra mitad
para el denunciador y juez; y so la dicha pena que ningún negro, morisco e indio tenga las
dichas armas sin la dicha licencia excepto los criados de las justicias. Y que no se junten
tres negros o moriscos, siendo de diversos dueños, so pena por la primera de cien azotes a
cada uno públicamente, por la segunda doscientos azotes y una mordaza, y por la tercera
pena de muerte; y sea bastante probanza el dicho jurado de un español mayor de 18 años.
Que ningún negro ni morisco anden de noche media hora después de la oración,
aunque sea sin armas, sino fuere con sus dueños, pena de cien pesos por cada vez que
fueren cogidos, y si sus amos no los quisieren pagar, les den cien azotes, y si de noche
166
. Fuente: Archivo Histórico de Notarías, México. Notaría 374, Andrés Moreno, vol. 2463, f. 38-
39. Este documento fue ubicado gracias a Seminario de Documentación e Historia Novohispana,
Catálogo de protocolos del Archivo General de Notarías de la Ciudad de México, vol. 4, Instituto
de Investigaciones Históricas, UNAM, publicación electrónica, en edición.
260
cuya libertad había comprado con sus propios medios. El documento deja en claro algo que
la historiografía sobre el tema ha insinuado: las negras y mulatas libres tenían una
personalidad muy vigorosa, frecuentemente tenían una posición acomodada y actuaban
como prestamistas dentro de su grupo. Finalmente, la alusión a los jolofes (un grupo
procedente de Senegal) y a la “cofradía de los jolofes” presenta un remarcable caso de la
reconstitución de una conciencia solidaria y una organización étnica africana en el contexto
de la sociedad colonial.
testamento vieren como yo Ana Hernández, negra libre, vecina que soy de esta ciudad de
México de la Nueva España, estando enferma del cuerpo, sana de la voluntad y en mi libre
juicio y entendimiento tal que Dios nuestro señor fue servido de me dar creyendo como
creo fiel y católicamente en el misterio de la santísima trinidad, padre, hijo y espíritu santo,
tres personas y un solo Dios verdadero y todo aquello que tiene y que confiesa la santa
madre Iglesia de Roma. Y con esta católica fe y creencia protesto vivir y morir y si contra
ésta que aquí confieso en el artículo de mi muerte o en otro cualquier tiempo por
enfermedad grave que tenga o por salida del demonio de suma cosa dijere o hiciere o
mostrase, las revoco y doy por ninguna. Y tomando por mi abogada intercesora a la
gloriosísima siempre Virgen María, señora nuestra, en la mejor vía y forma de derecho que
hubiere lugar hago y ordeno mi testimonio última y final voluntad en la manera siguiente.
Primeramente encomiendo mi alma a Dios nuestro señor que la fio y redimió por
Item, mando que si Dios nuestro señor fuere servido de me llevar de esta
Sangre de nuestro señor Jesucristo, de donde soy cofrade y se pague por ello la limosna
acostumbrada.
Item, mando que el día de mi enterramiento si fuese hora, y si no luego cuanto día
luego siguiente, se diga por mi ánima una misa de réquiem, cantada con su vigilia de tres
lecciones, con su diácono y subdiácono167, ofrendada de pan, vino y cera y se dé por todo la
limosna acostumbrada.
Item, mando que se diga por mi ánima un novenario de misas rezadas en la iglesia
Item, mando que se digan por las ánimas del purgatorio dos misas rezadas.
Item, mando que se diga en el altar de Santa Ana, de la iglesia mayor, dos misas
rezadas.
Item, mando que se diga al ángel de la guarda, una misa rezada en el altar del
Item, mando que se digan por las personas a quien tiene obligación, cuatro misas
rezadas.
Item, mando que se digan por mi ánima, en la ermita de Nuestra Señora de los
Item, mando que se digan por mi ánima otras cuatro misas rezadas en el Colegio
Item, mando que se digan por mi ánima otras ocho misas rezadas donde le
. Personas que han recibido las órdenes mayores, que los incorporan al orden eclesiástico pero sin
167
que puedan aún desempeñar las funciones sacerdotales que requerían la ordenación como
presbítero. Los subdiáconos se desempeñaban habitualmente como asistentes en las misas y como
maestros de doctrina de los niños; los diáconos además solían predicar.durante los servicios.
262
nuestro señor, tres pesos de limosna, y otros tres pesos a la cofradía que está en el hospital
Item, mando a las mandas forzosas y acostumbradas, a cada una, medio real con
Item, mando que si alguna persona viniere declarando con juramento serle yo
deudora de dinero hasta en cantidad de dos pesos, se le paguen de mis bienes, sin otra
prueba alguna.
Item, declaro que me deben las personas siguientes cantidad de pesos que aquí van
declarados:
Primeramente Vicente, negro libre, cuarenta pesos de oro común, mando que tan
solamente se cobren de ellos veinte porque de los demás le hago gracia y donación por las
Item, declaro que me debe un hermano del dicho Vicente, dos pesos sobre unos
Item, declaro que me debe Catalina de Sedeño, negra libre, diez pesos, mando se le
cobren de ella.
Item, declaro que me debe María de Chaves, esclava que fue de doña Catalina de
Item, declaro que me debe Catalina Rodríguez, negra libre, esclava que fue de don
Luis de Castilla, cuarenta y cuatro pesos, menos lo que la dicha Catalina Rodríguez con
Item, declaro que me debe Pedro de Montejo treinta pesos; mando que se cobren
Item, declaro que me debe María de Oaxaca, ocho pesos, mando se cobren de ella
Item, declaro que tengo de presente por mis bienes, un negro que se llama Juan, el
cual quiero que por lo que a mi parte toca quede libre, que yo lo dejo por tal, y si diere el
precio de lo que vale la mitad de su servicio a mi marido quede del todo libre, y esto por
descargo de mi conciencia.
Item, declaro que tengo por mis bienes otro negro, llamado Antón, el cual dé por
tiempo de ocho meses de jornal en cada mes, lo que pudiere, para que se haga bien mi
ánima. Cumplidos los ocho meses quiero y es mi voluntad que quede libre sin ninguna
obligación de servir a ninguna persona con que de en cada un mes de los ocho el jornal que
Item, declaro que tengo en empeño en la cofradía de los Jolofes que está fundada
en el hospital de Nuestra Señora. Los bienes y cosas siguientes: una saya de paño azul con
cuatro pasamanos de seda; un jubón de raso negro de Castilla; dos sábanas de ruán de
Castilla; dos tablas de manteles de manta de China; un manto de amascote nuevo; tres
almohadas de ruán con sus acerías, labradas las dos de carmesí y la una azul; todo lo cual
está como tengo dicho empeñado por diez pesos que debo a la dicha cofradía. Mando den
los diez pesos de mis bienes y se cobre y vendan las dichas prendas y se haga bien por mi
ánima.
Item, mando que se dé un paño de manos labrado a María, nieta de Catalina Jolofe.
Item, declaro que tengo una saya de paño aceitunado nueva, y un jubón de
sinabafa y una camisa de manta labrada con hilo blanco. Mando que todo esto se dé a una
negra, llamada Isabel, que le ha curado y servido con mucho cuidado en su enfermedad.
264
Item, declaro que tengo una mulata, mi esclava, llamada Luisa, que la compré con
mis propios dineros. Declaro que, por los buenos y leales servicios que me ha hecho la dejo
y quiero que después de mis días quede libre de servidumbre lo cual hago por descargo de
mi conciencia.
Item, declaro que me casé con Cristóbal, negro al que liberé con mis propios
dineros; mando que lo que con juramento declarare ser suyo se le entregue.
Item, declaro que cuando me casé con el dicho mi marido tenía muchos más
bienes que los que al presente tengo, los cuales yo he ganado con mi industria y trabajo, y
así quiero que se haga de ellos lo que por este mi testamento dejo declarado.
Item, mando que el molino y aderezo con que hago fideos, se dé a María, mi
ahijada, esclava de Pedro Rodríguez, pintor, por el mucho amor y voluntad que le tengo.
cuales y a cada uno de ellos por sí e in solidum168 doy poder cumplido para que entren y
tomen de mis bienes la parte que baste y la vendan y rematen en pública almoneda o fuera
de ella bastasen cuanto he pagado este mi testamento y las mandas en él contenidas lo cual
puedan hacer así sin que sea pasado el año de albaceas hecho.
Y del remanente de mis bienes dejo y nombro por universal heredera a mi ánima y
mandados y codicilo de que antes de éste haya hecho, así por escrito como de otra cualquier
manera y sólo este quiero que valga por tal y declaro que sí lo revocare por testamento o
168
. De mancomún.
265
revocación la oración del pater noster y santa María: “Padre Nuestro, que están [sic] en los
cielos, santificado sea el tu nombre, vénganos el tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra
como se hace en el cielo; el pan nuestro de cada día dánoslo hoy y perdónanos nuestras
deudas así como nosotros las perdonamos a nuestros deudores y no nos dejes caer en
tentación, mas líbranos de todo mal. Amén, Jesús”. Porque así he de expresar la oración en
el tal testamento que así hiciere para revocación de éste, si no, no valga sino éste que ahora
hago en la mejor vía y forma que de derecho hubiere en testimonio de lo cual otorgue a la
presente carta ante escribano real de ella que se hacen en México a 22 del mes de julio de
1593 años. Siendo testigos Juan de Vera y Gaspar Calderón, y Gaspar Moreno y Antonio de
Velasco, llamado Jolofe. Y la otorgante que doy fe conozco porque dijo no saber escribir.
Así luego lo firmaron los testigos por los que no supieron y nosotros por estos: por testigo,
Gaspar Calderón; por testigo, Antonio de Velasco; por testigo, Juan de la Vera.
Bibliografía recomendada:
El juego o riña de gallos es una actividad que interesa por su profunda inserción en
la cultura popular mexicana, pero también porque durante la colonia fue motivo de
fricciones entre dos concepciones de la economía: la que la consideraba como una parte de
la moral y aquella que atendía solamente a su regulación en beneficio del orden colonial y
los intereses de la Corona. En general fueron consideradas indeseables, dado que se decía
. Fuente: María Cristina Sarabia Viejo, El juego de gallos en Nueva España, Sevilla, Escuela de
169
que distraían a la plebe de las actividades productivas a las que debían dedicarse, eran lugar
de reunión de malvivientes y las apuestas a que daba lugar traían la perdición de muchos
hombres. Por otro lado, la actividad era potencialmente productiva y de fácil administración
en términos fiscales, y de todos modos la prohibición solamente ocasionaba que existieran
reñideros clandestinos donde, ante la falta de regulación, se cometían peores abusos. En
1685 finalmente se decidió crear un “asiento” o contrato monopólico en beneficio de la
Real Hacienda. La preocupación de los eclesiásticos fue tal que el arzobispo de México,
Aguiar y Seijas, ofreció comprar con sus rentas el “asiento”, para que así se pudiera
prohibir el juego sin detrimento de las rentas reales. A fin de cuentas, como puede verse en
el siguiente documento, el rey mandó devolver las sumas prometidas al arzobispo y que se
estableciera una prohibición general de las riñas en México y Puebla. Sin embargo, desde
1727 prevaleció el criterio utilitario y los gallos fueron permitidos, a pesar de las protestas
de eclesiásticos y moralistas.
julio del año pasado de 1687 representáis que, reconociendo la ruina temporal y espiritual
que el juego de gallos causaba en esa ciudad de México, os determinasteis a dar de las
rentas de la cuarta arzobispal170 1720 pesos cada año que daba el arrendatario, considerando
ser mayor servicio de nuestro señor, aunque faltase esta parte de limosna a los pobres, y que
aunque cesare en esa ciudad, se extendió en el resto de ese arzobispado tanto esta ruina, que
los juramentos, matrimonios deshechos, robos y desgracias que se originan de este juego
que os obligaba a suplicarme fuese servido de mandar despachar cédula prohibiendo este
pernicioso juego de que se seguiría gran servicio a nuestro señor, sosiego y conservación de
mis vasallos. Y el conde de la Monclova, mi virrey actual de ese reino con carta del 25 del
170
. Los obispos recibían la cuarta parte de los diezmos recaudados en su jurisdicción, que en
principio utilizaban (aunque no siempre era así) para caridades, obras piadosas y sostenimiento de
hospitales y seminarios.
171
. Los curas beneficiados eran los clérigos que mediante un concurso de oposición obtenían una
parroquia como beneficio absoluto y sin límite de tiempo, siempre que cumplieran con sus
obligaciones.
267
mismo mes y año acompaña la vuestra, diciendo le habéis hablado varias veces sobre que
se prohíba este juego y que entiende que vuestra gran virtud y las instancias que me hacéis
en esa materia son muy fundadas, para que sea servido de concederos esta gracia que
solicitáis, meramente por excusar pecados en esos reinos y que será muy propio de mi
piedad el mandar que se prohíba semejante juego para que la porción que habéis ofrecido,
en el ínterin que yo lo resuelvo, no se defraude de la limosna que con gran ejemplo de todos
Consejo Real de las Indias y lo que en esta razón me escribió el señor don Juan de Padilla
administrador de la renta de los naipes, en que están mejor este y otros juegos, en carta de 6
de agosto de 1687 y lo que asimismo me había escrito sobre esta materia el doctor don
todo pidió mi fiscal; he tenido por bien de aprobar (como por la presente apruebo) la
observancia para que, en la parte que os toca, pongáis gran cuidado y aplicación en evitar
este juego, no sólo en esa ciudad de México, sino en todo vuestro arzobispado y os doy
gracias por el santo celo que habéis mostrado en evitar con su prohibición las ofensas tan
continuas que de su uso se cometían en deservicio de Dios y nuestro, de que me doy bien
servido de vos, teniendo entendido que no os admito la oferta que hicisteis de pagar lo que
importase cada año su arrendamiento y que a mi virrey de ese reino cometo y encargo,
del referido juego de gallos en todo ese arzobispado y le ordeno que si hubiéredes enterado
los naipes algunas cantidades por razón del arrendamiento del dicho juego de gallos, haga
268
se os vuelvan y restituyan de los efectos mismos; de que se os da noticia para que solicitéis
así la continuación y observancia de la prohibición del juego de gallos, como para percibir
lo que por razón de su arrendamiento hubiéredes pagado, que yo lo tengo así por bien.
Bibliografía recomendada:
María Cristina Sarabia Viejo, El juego de gallos en Nueva España, Sevilla, Escuela de
Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, 1972, p. 123-125.
Juan Pedro Viqueira Albán, ¿Relajados o reprimidos? Diversiones públicas y vida social en
la ciudad de México durante el siglo de las luces, México, Fondo de Cultura
Económica, 1987, 304 p.
________________________________________________________
Real, caballero de las órdenes de Santiago y real de San Genaro, comendador de Castilseras
172
. Fuente: AGN, Bandos, vol. 3, exp. 20, f. 208-210.
269
Guerra, virrey, gobernador y capitán general de esta Nueva España y presidente de su Real
excelentísimos señores virreyes mis predecesores y Real Sala del Crimen de esta corte, en
diferentes tiempos, especialísimas órdenes y bandos no sólo en esta capital sino en todas las
que mi gobernación comprende, por despachos de cordillera, para extirpar todo género de
temporal, pues de su uso y comercio se originan no sólo las embriagueces, sino incidentes
que más es, de muchas personas de calidad y distinción conocida que son comprendidas en
cuenta fábricas, haciendo sombra y patrocinando por lo que les contribuyen a los
fabricantes y expendedores, sin que hasta ahora se haya reconocido el deseado fin de su
total exterminio a que conspiraron tan bien premeditadas providencias, siendo hoy más que
nunca permanente el abuso detestable con que los contraventores han querido
atenciones a que en cumplimiento de los generales y particulares encargos con que me hallo
como reitero, todos los despachos, mandamientos y bandos que de este superior gobierno
han dimanado, dejándolos en su fuerza y vigor para que entera y puntualmente se observen
y cumplan, sin interpretación alguna, bajo las penas en ellos contenidas que
género de mistelas, aunque sean de las de Europa, respecto de que a título y con nombre de
éstas se ha introducido el uso de las que contra artes y con manifiesto daño de la salud
resolución: Mando que ninguna persona de la jerarquía, dignidad, estado o graduación que
fuere, caballero notorio, público, militar, noble o plebeyo, español, indio, negro, mulato,
mestizo, lobo, coyote ni otro alguno, invente, fabrique, proteja, introduzca, venda, trate,
otras algunas, sean las que fueren, aunque por sus nombres no vayan expresadas, porque no
ha de servirles de disculpa el mudarles los nombres, ni de que por otros sean conocidas o se
diga no componerse con los referidos ingredientes, pues aunque sean más o menos de
diferente especie, todas y cada una de por sí, como si aquí fuesen
expresadas y contenidas quedan expresamente prohibidas, sin que les pueda aprovechar el
toleran las justicias, porque ninguno aunque sea magistrado superior ,as puede conceder ni
sus penas los administradores, asentistas173 y recaudadores de la bebida del pulque blanco,
que por serlo no quedan excluidos si incurriesen en transgresión de reportarlas como los
bienes y destierro perpetuo de esta ciudad o de los territorios donde estuvieren avecindados,
sean como va expresado de la calidad o grado que fueren; y a los de color quebrado, la de
reservando conforme a la calidad o mayor gravedad de estos el castigarles con las más
reagravación de ellas; y de la misma suerte sin diferencia alguna a los taberneros y demás
personas que tales bebidas, fuera de las puras y permitidas, vendieren, tuvieren o
comerciaren. Y asimismo a los maestros y oficiales que hicieren los alambiques, alquitaras
y demás instrumentos para su fábrica, a los que concurrieren, dieren ayuda y permiso a ella,
a los que lo supieren y no lo denunciaren, a los jueces, justicias y demás ministros que lo
materia tan grave pide, para cuyo pronto remedio especialísimamente les mando se
dediquen con el mayor esmero y conato a inquirir, proceder y castigar a todos los culpados,
embarazos que retarden el puntual cumplimiento de lo que se les ordena me den cuenta
luego para resolver lo conveniente, estando entendidos que por el menor descuido que se
173
. Asiento, asentista. Los “asientos” eran contratos por los cuales el rey concedía a un particular
(el “asentista”) el derecho de administrar y recaudar los derechos correspondientes a un ramo de la
real hacienda, como el impuesto sobre el pulque.
174
. Servicio forzoso en la flota real, que en el Mediterráneo estaba compuesta básicamente por
galeras, o barcos de remos.
272
reconozca haber tenido en esto se procederá en virtud de la prueba irregular de tres testigos
singulares de diferentes actos que previene la ordenanza primera de la bebida del pulque,
aprobada por su majestad en la ley 39, título I, libro 6 de la Recopilación de estos reinos, al
más severo castigo, y se les hará especial cargo en sus residencias, y a más de incurrir en la
mayor indignación les declararé inhábiles para otro cualesquier oficio o empleo público; y
para evitar de todas maneras los fraudes y ocultas introducciones que pueda haber, todos los
semejantes fábricas prohibidas, y que los instrumentos que fabricaren antes de venderlos
los manifiesten en la fiel ejecutoria y diputación de esta ciudad para que se sellen y
reconozcan y expresen las personas para quienes fueren, su calidad y vecindad, firmándolo
de su nombre. Y así lo cumplan y ejecuten debajo de las suso referidas penas; y los guardas
de las calzadas y caminos no permitan las entradas, salidas, transporte ni pasaje a ninguna
persona de cualesquier calidades que llevare caldos que no sean registrados y con boleta o
guías del Consulado o de oficiales reales de la Veracruz o de las justicias de los partidos de
donde los sacaren, dando cuenta como son obligados y denunciando a todos los
transgresores bajo las mismas penas y la de que se procederá contra ellos a lo demás que
haya lugar. Y el prior y cónsules registrarán, verán y reconocerán con personas inteligentes
los caldos que se remitieren a esta ciudad o se sacaren de ella, y hallándolos adulterados los
detendrán y me darán cuenta con expresión de la persona que los remitiere, y de la a quien
fueren consignados, como también de las que los condujeren, para pasar al debido remedio
y castigo del exceso, y se procederá en caso de contravención u omisión contra dicho prior
y cónsules a lo mismo que les va intimado a las justicias, con quienes, y con oficiales reales
encargadas a dicho consulado, dando todos por lo que les toca, boletas o guías para la
conducción de los caldos, sin las cuales, y sin su reconocimiento, no se puedan conducir ni
trajinar, sobre que se tendrá el mayor cuidado que sea posible para el entero cumplimiento
acostumbradas, remitiéndose por cordillera a todas las justicias de su majestad para que
llegue a noticia de todos y ninguno pueda alegar ignorancia; y de esta suerte se vea logrado
el fin a que se dirige esta nueva determinación con el escarmiento y castigo de los que torpe
y maliciosamente han pretendido eludir y vulnerar las reiteradas órdenes de este superior
gobierno.
Bibliografía recomendada:
Causa criminal y pesquisa sobre la sublevación y tumulto ejecutado por varios indios
rebeldes del pueblo y cabecera de Papantla.175
simbólico de tres años de trabajos públicos, que debían cumplir en su pueblo en el tiempo
que les dejara libre la atención de las milpas.
Auto de oficio. En el pueblo y cabecera de Santa María de Papantla a 25 días del mes de
octubre de 1767, yo, don Alonso de la Barga y Segura, oficial mayor por el rey nuestro
señor de la intendencia de su real casa y nuevo palacio, alcalde mayor y capitán a guerra
por su majestad que Dios guarde de esa jurisdicción, sus costas y puertos de barlovento, en
cabeza de proceso a Nicolás de Olmos (alias Capa), indio revoltoso de este pueblo, por ser
uno de los principales cabecillas de los tumultos y demás inobediencias sucedidas en esta
cabecera de algunos años a esta parte por los indios de este pueblo, incitados por el dicho
Nicolás y por tres veces en este presente año, siendo motor de tres tumultos y
padre don José Ortiz, cura coadjutor176, vicario y juez eclesiástico de esta doctrina, y en otro
día al bachiller Mariano Díaz, vicario que quedó sustituyendo a dicho padre Ortiz, en que la
persuasión y desvergüenza de dicho Nicolás trató con mucha insolencia a este ministro de
palabra, y tumultuando los indios e indias para que lo hiciesen de obra, lo que hubieran
nominado Nicolás a los mayores, alguaciles de justicia que lo quisieron prender, cuya causa
justificada en toda forma con las deposiciones de cinco testigos españoles, los más
circunstanciados de este pueblo, que eran noticiosos de sus maldades de vista y experiencia,
en que asimismo resultaban otros delitos, determiné por auto de 16 del corriente remitir la
<causa> original con el reo a su alteza los señores de la Real Sala del Crimen de esa Real
176
. Los curas coadjutores eran ayudantes del cura párroco, pero que a diferencia de los demás
vicarios tenían un nombramiento que venía del obispo o contaba con su aprobación; tenían
asimismo mayores ingresos y autoridad.
275
Audiencia para que su alteza resolviese lo que fuese más conveniente en justicia respecto a
que aquí no hay cárcel segura y estar mandado que los comprendidos en los tumultos
antecedentes se prendiesen y remitiesen en los que igualmente se halló dicho Nicolás como
uno de los cabecillas, en que no tuvo enmienda, perseverando más insolente; para cuya
milicianos mulatos, a quien se le entregué el sábado 17 del corriente como a las cuatro y
media de la mañana para su salida de este pueblo, y al tiempo de dicha entrega y salir de la
cárcel dijo el referido Nicolás de Olmos que primero le matarían que a él le llevasen y a
uno de los topiles que avisase y llamase a los indios, a cuyo tiempo dio dos gritos a la
puerta de la cárcel, que sin duda era la seña que les tenía dada, y habiendo salido dichos
soldados del pueblo ya con él como a cosa de media hora se oyó muchos gritos en los
cerros a que todos se convocaban hasta que a poco tiempo tocaron las campanas a rebato
para juntarse todos los indios incitados por varios cabecillas compañeros de dicho Nicolás,
que igualmente incitaba con mucha osadía. Y ya estando así juntos como a las cinco de la
mañana con mucho alboroto y gritería de voces, diciendo "vamos a matarlo porque nos
lleva a México a Nicolás Capa", y otros decían "le quemaremos, pegarle fuego", se
dirigieron a un jacal de palos y zacate que llaman casas reales en que vive el actual alcalde
mayor para cogerlo por todas partes con el ímpetu que se deja considerar de un pueblo
desenfrenado, a vista de lo cual y estar solo me salí de dicho jacal tomando por entre unas
casas para refugiarme en la del capitán reformado don Plácido Pérez (que no estaba en el
pueblo) que es de piedra, en donde igualmente vive don Francisco Ramírez, teniente de
estas milicias, quien abriéndome una ventana me entré por ella para dicho refugio pues ya
venían muchos indios en mi busca para matarme, decantándolo así con muchos gritos y
276
alboroto, e incontinenti que me refugié en dicha casa salió dicho Ramírez diciendo "¿hijos
que es esto, porqué es este alboroto?", y decían todos "porque nos lleva a México a Nicolás
Capa", que es el dicho Nicolás de Olmos, y procurando aplacarlos prometiendo se les daría
el reo para conseguirlo por obviar mayores inconvenientes, le dijeron mil insolencias
cárcel, que él lo tiene guardado", haciendo fuerza para entrar en la casa y a voces decían
"aquí está este pícaro de alcalde mayor, perro" y otras insolencias, dánosle y matarle, a
cuyos ímpetus se resistió y varias mujeres que había en la casa y no los pudo detener, que
atropellándolo todo catearon todas las casas hasta las camas y quiso Dios y la Virgen no me
más la chusma de indios y viéndome sin auxilio pues no había gente española ni mulata en
el pueblo, más que algunos seis u ocho impedidos y viejos, fueron a casa de don José
que se había refugiado, le maltrataron mucho de obra, dándole muchos golpes y le hubieran
muerto sino se ha favorecido del mismo teniente de milicias y del gobernador y república
con otros principales que apaciguaban, e insistiendo en buscarme para matarme, sin
embargo de que para remediar esta vejación dije a dicho teniente enviase orden a los
soldados les entregase el reo, aunque ya había salido una tropa de indios en su busca,
maltratando al sargento y soldados a palos y que les quitarían la vida, llevando para ello
piedras y machetes, apurándolos que les entregasen el pliego y papeles que llevaban, los
que les sacaron de entre la silla de un caballo, tomando el pliego que contenía la causa
formada de oficio de real justicia que cerrada y sellado con tres sellos iba rotulado con
cubierta a su alteza los señores de la Real Audiencia de México, bajo de cuya cubierta
277
contenía otra consulta para su alteza dichos señores sobre los malos procedimientos de
Manuel González, indio revoltoso de este pueblo que habían mandado dichos señores soltar
desvergüenza y osadía de abrir estos pliegos y buscar quien se los leyera faltando al
sagrado y respeto debido a la Real Audiencia, y traído que fue dicho preso entre su chusma
y amigos, como a las once de dicho día, en lugar de aquietarse por verlo ya en su poder y
por las exhortaciones cristianas que les predicaba y estuvo predicando desde el principio el
bachiller don José Solano, cura vicario177 de esta doctrina, para que dejasen su temeridad,
tuviesen respeto al rey nuestro señor y su real justicia, lejos de aquietarse y lo mismo el
citado reo Nicolás y su mujer, se alteraron de nuevo y pasaron a embestir con mucha tropa
de indios e indias segunda vez la casa del expresado capitán don Plácido Pérez, cercándola
por todas partes y forzando sus puertas con mucho número de piedras que tiraron para
principal casa, que es de piedra, entraron en la cerca de ésta donde tiene tres casas dicho
don Plácido y cocinas de palos y zacate y también las catearon y registraron, rompiendo los
tapancos, queriendo Dios no me encontrasen, estando en el uno de ellos entre dos petates
metido, y llenos de furia decían "pegarlas fuego que él saldrá", lo que en efecto iban a hacer
y les contuvo el padre vicario y el mismo teniente de milicias con otro vecino y varias
mujeres que estaban exhortándolos y habiendo logrado se salieran de estas casas pasaron a
registrar y hacer los mismos estragos en otras muchas del pueblo donde consideraban
pudiese estar para matarme, que era su anhelo, y viendo que no me encontraban y que no
. Los curas vicarios eran los ayudantes o tenientes de los curas párrocos, especialmente donde la
177
había salido del pueblo donde consideraban pudiese estar, pues tenían cogidos todos los
caminos y salidas con mucha porción de indios, se volvieron a juntar al anochecer del
mismo día 17 haciéndose la acostumbrada seña y juntos más de mil indios en la plaza, con
piedras, machetes y flechas y aun tizones de lumbre, capitaneados de José Juárez, maguín
mayor que traía un bastón en las manos, y decía a voces "yo mando, que soy el rey, y yo
gobierno", hicieron tercera embestida y avance para allanar y registrar las expresadas casas
del citado don Plácido Pérez, repitiendo para ello la pedrería, y entrando a hacer el mismo
registro, sin embargo de las exhortaciones de dicho padre Solano y su predicación, ni bastar
a contenerlos y sosegarlos el haber sacado el padre cura don Miguel Márquez al creador de
todo, nuestro Dios sacramentado en el viril, que viendo presente a su majestad santísima no
hicieron caso todos los tumultuados ni aun para adorar al señor, diciendo a voces a los que
les exhortaban que ellos estaban a su negocio, consiguiendo por tercera vez apedrear la casa
a ese pícaro perro del alcalde mayor, pegar fuego que él saldrá", lo que hubieran hecho
también sino les hubiera contenido dicho padre Solano, llorando con su exhortación, y
dicho teniente de milicias, persuadiéndoles que no estaba dentro, que había marchado ya,
registrando igualmente con el mismo estrépito otras muchas casas al mismo fin, poniendo
presos a los naturales que querían apaciguar y no los defendían, como lo hicieron con el
gobernador y alcaldes, quitando primero el bastón y aporreándole y a los alcaldes las varas,
dándoles de palos con ellas, cargando el bastón junto con el otro que ya traía el dicho José
Juárez, como capitán de esta sedición, con otros cabezas que son según se me ha dado
noticia Andrés Olarte, que le tenían ellos elegido como gobernador; Bartolomé Ortiz,(alias
Cuate), para fiscal; Miguel Ortiz, su hijo, que andaba con un cuchillo picando y clavándole
en las puertas y en las mesas, diciendo así le he de picar al alcalde mayor Miguel Ortiz;
279
Miguel Vicente; Antonio Rodríguez; Andrés Ramírez; Lucas Hernández; Lucas Santiago;
Francisco García; Lucas Jiménez; Juan San Martín; Mateo Núñez; Domingo Escobar;
Domingo Jiménez; José Santiago; Juan Núñez; Antonio Villanueva (alias "Pacheco") en
cuya casa son los concilios; Nicolás Hernández, cantor; José Méndez Serrano; Antonio
Hernández (alias Plato); Gabriel Jiménez (alias "Cajero"), Nicolás Tejada; Antonio Cortés;
Domingo Olmedo; Pedro Ventura; Luis Ramos; Miguel Ramos; Miguel Hernández;
Bartolomé López y el dicho reo Nicolás de Olmos y su mujer María Joaquina, que también
los más fueron cómplices en los otros tumultos y han quedado sin castigo, y éstos avisaban
a los demás y los obligaban a concurrir diciendo los azotarían y matarían sino los
ayudaban; soltaron igualmente a todos los presos de la cárcel, sin atender a sus delitos, que
los del uno llamado Juan Castillo por ser soldado los tenía consultados al excelentísimo
señor virrey para su decisión, haciendo pedazos las puertas de dicha cárcel. Y últimamente
cometieron las insolencias, falta de obediencia y respeto al rey nuestro señor que se deja
modo de entender) que los mandaba como el mismo José Juárez lo decía, viendo que en los
españoles y gentes de razón no había auxilio por haber muy pocos en el pueblo, como llevo
dicho, y medio enfermos, pues estaban todos y los milicianos fuera de esta cabecera en su
pesca de bobos y no tener armas ni pólvora para la defensa, lo que les insolentó más y los
tumultuados lo decían a voces "saquen los trabucos y escopetas que no tienen pólvora",
todo lo cual les estimuló a perder el miedo y a más maldad. En cuya atención, después de
públicamente a ella y estimular los ánimos y vociferar la obediencia de vida al rey nuestro
señor por medio de los vivas y aclamaciones, acuartelando su real bandera a fin de que se
les imprima el debido respeto a su majestad que dios guarde, su real justicia y se disipe esta
280
sedición. Y porque se castiguen estos graves delitos por el excelentísimo señor virrey de
esta Nueva España o la Real Audiencia de ella, resolviendo lo que más convenga a sostener
la obediencia y soberanía del rey nuestro señor, respecto <a que> son ya muchas las
y mandé hacer este auto de oficio y cabeza de proceso al tenor del cual se hagan las más
exactas averiguaciones del hecho verídico, de quienes han sido los principales motores y
excelencia dicho señor excelentísimo virrey y tome las providencias que su elevada
justificación tenga por más correspondientes. Y para que todo se haga con más solemnidad
y pureza debía de nombrar y nombro por juez acompañado en este negocio a don José
Galicia, español, vecino de este pueblo, a quien concedo la facultad que el derecho me
permite y se le notificar acepte y jure este empleo de acompañado para los fines
expresados, ejerciéndole bien y fielmente. Así lo proveí, mandé y firmé actuando como juez
receptor con testigos de asistencia por no haber escribano real público ni numerario en esta
Bibliografía recomendada:
Friedrich Katz (comp.), Revuelta, rebelión y revolución. La lucha rural en México del siglo
XVI al siglo XX, México, Era, 1988, 2 v.
William B. Taylor, Embriaguez, homicidio y rebelión en las poblaciones coloniales
mexicanas, México, Fondo de Cultura Económica, 1987, 298 p.
________________________________________________________
. Fuente: Enrique Florescano (comp..), Fuentes para la historia de la crisis agrícola de 1785-
178
El cabildo, justicia y regimiento de esta ciudad apenas conoció el mal aspecto del
tiempo, con la escasez de lluvias, su frialdad y alto precio del maíz, luego meditó
cuerdamente las fatales resultas que podría experimentar este vasto común y opulenta
minería, y contuvo por algunas semanas lo subido de él expendiendo lo que tenía encerrado
del pósito179; pero aumentándose las funestas noticias, y escaseándose las entradas de los
labradores y arrieros a las alhóndigas, al paso que el mal pronóstico del año, calmaron las
esperanzas y creció el cuidado con la falta de maíz y demás semillas. Sin perder instante,
como padre verdadero y tutor de este público, puso en práctica cuantos arbitrios le dictó su
prudencia para remediar las necesidades que tanto amenazaban en un terreno escabroso
para sementeras y falto de recursos prontos, y en el entretanto que acopiaba maíz para el
abasto, dio la pronta providencia de vender trigo y harina. Despachó comisarios regidores
que inspeccionan y cateasen los lugares y haciendas de esta jurisdicción para extraer un
repuesto de maíz que no hallaron el necesario para la provisión. Dirigió cartas suplicatorias
pueblos comarcanos y obispado, a fin de acopiar los frutos necesarios, que según los
cálculos prudenciales más exactos de los años últimos escasos, asciende el gasto y consumo
anual de las gentes y de las bestias de máquinas y desagües del giro de minas, a 350.000
fanegas de maíz, a cerca de 26.000 cargas de harina, y al respecto las de las semillas de
frijol, garbanzo, arroz, lenteja, chile, y otras menesteres de que no se ha formado cuenta. De
todos sus acuerdos, de sus críticas circunstancias, y de las ideas de sus proyectos
económicos para remediar la escasez y rigor de la hambre, inacción y pérdida de las labores
de las minas, emigración de sus operarios, perjuicios del comercio, atrasos de la Real
Hacienda y demás reales rentas, lo presentó este ilustre ayuntamiento a la superioridad del
excelentísimo señor virrey conde de Gálvez, y su alto laudable celo y acertado gobierno de
luego a luego atendió los justos incesante clamores de esta ciudad y de su opulento, famoso
y atendido mineral, franqueándole con generosa y sabia mano diferentes gracias y auxilios
para su mejor subsistencia en bien del Estado, del real erario, y de todos los habitantes de
ella y de los de fuera. Indultó a los operarios de estas minas de la contribución del real
tributo por el presente año y el venidero de 86 para alivio de sus necesidades. Libertó del
gravamen de la real alcabala todas las introducciones de los efectos e ingredientes que
sirven de laborío y beneficio de las minas, para que no sean tan costosas las fatigas de los
mineros y hacenderos de sus metales. Concedió facultad a este ilustre cabildo para sacar
cantidad de dinero a réditos para el necesario acopio de maíz y demás semillas al sustento
majestad con calidad de reintegro cuanto convenga a subvenir el golpe que amenaza,
mandando juntar en la sala capitular a todos los vecinos pudientes y de haberes, para que
cada uno ministre sufragios a este importante objeto patriótico, con los demás que de su
superior orden consta, de lo cual retribuyó este ilustre cabildo y a la benigna nata cristiana
283
Se omite por difusa la nominación de los sujetos que con patriótico celo franquearon
cantidad prometida, al existente caudal del pósito, y al que mantienen las rentas públicas de
propios y nuevo impuesto de esta ciudad suman un total de 86.000 pesos, además otros
40.000 pesos que entre tres sujetos de los más distinguidos se han concedido a réditos; y
100. 000 pesos que igualmente tiene pedidos este ilustre ayuntamiento con superior
Correrán con estos intereses los de contado que existen depositados judicialmente de los
concursos y litigios caucionados; los enseres de los fondos de obras pías y otros semejantes,
sin que reciban de estas inversiones daño alguno los interesados, pues todo conspira la
ciudad, y de su mineral abundantísimo y rico de fundos preciosos de oro y plata, para bien
excelentísimo señor virrey por medio de comisarios representantes por este ilustre
nos apareció para nuestro consuelo y confianza el ilustre señor don Vicente de Herrera y
española de Carlos III, que haciendo saber su carácter y las facultades que traía del
excelentísimo señor virrey y al ilustre ayuntamiento, luego se concilió las más brillantes
284
atenciones de cuantos supieron su feliz llegada, prometiéndonos que sin duda con su
sentir las tristes resultas de la falta de maíz, y demás males que nos rodean, acompañado del
señor doctor don Juan Antonio de Tapia, chantre180 dignidad y provisor del señor obispo de
efecto, sin ceremonia ni cumplidos exteriores, ha hecho congregar muchas veces a todas
momentos a el mejor logro el proyecto de nuestros encarecidos deseos las providencias más
ejecutivas y eficaces para el acopio del maíz y demás semillas para esta ciudad y su
importante mineral, despachando cartas circulares en toda diligencia a los justicias de las
ciudades, villas y lugares de esta provincia y de otras lejanas para que alcen los bandos y
prohibiciones a los hacenderos, arrieros y trajineros que quieran traer maíces y otras
semillas a esta ciudad, sin forma ni precisión de guías; que no se alteren por la presente
necesidad los fletes; que no se retraiga ni incomode a quién introduzca estos granos, víveres
bastantemente en la benignidad y dulzura con que ha visitado las cárceles de esta ciudad,
mirado con sobrada especulación las mejores y más grandes minas del mineral, y tomado
porque juzgamos consolidar nuestra conservación y la quietud popular. Y para que todo se
para que salgan sin pérdida de tiempo, a hacer la compra y remisión de granos y demás para
el abasto, con poderes suficientes para que nada falte, se destierre la necesidad, y continúe,
Bibliografía recomendada:
Don Antonio Pérez, gobernador actual del pueblo de San Miguel Pomaquaran; don
José Cardil, actual alcalde del pueblo de San Pedro Paracho; Don Juan Pascual, alcalde
actual del pueblo de San Mateo Aguiran; don Juan de Sosa, alcalde actual de pueblo de
Santa María Cheranachicum <Cheranatzicurin>; don Juan Lorenzo Bernabé, alcalde actual
. Fuente: Enrique Florescano (comp..), Fuentes para la historia de la crisis agrícola de 1785-
181
del pueblo de Santa María Urapicho; don Juan Luis, alcalde del pueblo de San Bartolomé
Cocucho; don Juan Bautista, alcalde actual del de Santa Cruz Tanaco; don Juan Bautista
Bernabé, actual alcalde del pueblo de Santiago Nurio; don Juan Reyes, actual alcalde del
pueblo de Gerónimo Aranza; don Andrés Cortés, gobernador actual del pueblo de San Luis
Naguatzen; don Pedro Felipe Guerrero, alcalde actual del pueblo de Santa María
Comachuén; don Manuel Acencio, alcalde actual del pueblo de San Francisco Cherán; don
Luis Francisco Chávez, alcalde actual del pueblo de Santa María Sevina; don Juan Alejo,
alcalde actual de San Juan Capácuaro; don José, alcalde actual del pueblo de Santa María
Quinceo; don Pedro Gimenes, alcalde del de Santa María Arantepacua; y don Jacobo
Sanches, alcalde actual del pueblo de San Andrés Turícuaro. Todos los cuales se
comprenden sujetos al partido del citado de San Pedro Paracho, donde es cabecera de todos
Michoacán. En la más bastante forma que haya lugar en derecho y al nuestro convenga en
términos de verdad y sinceridad, ante la distributiva de vuestra merced parecemos todos los
contenidos in solidum y de por sí, cada uno a nombre del cabildo y común de naturales
cada uno por la parte que nos toca y decimos que por cuanto en todos los nominados
pueblos y en cada uno de por sí se esta padeciendo notablemente la gravísima ruina de falta
de semillas que de cuatro años a esta parte han causado en estos terrenos la mucha escasez
de agua y abundancia de hielos con cuya falta ya sus moradores temen pierdan las vidas la
mayor parte de familias de estos concebidos pueblos, por la gravísima y casi extrema
necesidad que de hambre padecen, como se acredita de público y notorio, que varias
familias con bastante afán (y mayor compasión), se desertan en solicitud de yerbas para su
preciso alimento, cuya calidad se ignora, sin sernos dable por otros medios poner remedio a
tanto mal a respecto de ser constante público y notorio que el temperamento y terreno de
287
este partido es muy contrario por lo reseco y frío, que continuamente está helando hasta los
meses de abril y mayo a que se agrega la falta de agua que para el abasto de las gentes se
alcanza muy escasa y a su abundamiento será muy estéril y de las semillas sólo el maíz se
De cuatro años a esta parte es notorio la abundancia de muertos que ha habido y está
habiendo con la epidemia de peste que hasta el día se continúa de arraigo en dichos
pueblos.
Los oficios en que regularmente se trabajan en dichos pueblos de tres años a esta
parte ya no aprovechan a respecto que sólo se advierte el trato en efectos comestibles, con
cuyas lastimosas causas, faltos del aliento natural, sin habernos quedado bienes ni alhajas,
no teniendo de que sufrir la paga del real tributo cuyo cumplimiento hemos dado de dos
años a esta parte, en el mayor número de la cantidad que a cada uno nos toca, de nuestros
bolsillos, tanto por la falla del número de tributarios que han muerto como por la que ha
ocasionado la falta de semillas; en cuya virtud, exigidos de tan lamentables penas para
impetrar de la caridad del excelentísimo señor virrey, el que nos releve de la paga de
tributos durante dichas epidemias, se ha de servir vuestra merced mandar se nos reciba
información de los testigos que para el efecto presentaremos, a quienes y a cada uno de por
sí, bajo la religión del juramento declaren la verdad al tenor de los particulares referidos
sobre las penurias expresadas cuyas diligencias sentadas a continuación de este nuestro
escrito, se servirá usted asimismo recibir otra de oficio, examinando para ello a los testigos
que a bien tenga sobre los mismos particulares y con arreglo y tenor de lo suscitado en este
escrito sobre el asunto que lo provoca; la que concluida así propio se ha de servir vuestra
merced darnos certificación jurada en la propia forma y tenor de los particulares suscitados
declarando en ella todo lo que le conste y sea sabedor de público y notorio, cuyas
288
para el ocurso que protestamos hacer ante su excelencia, para de su vista mande (si lo
usted rendidamente pedimos así se sirva mandar hacer que es justicia, juramos en forma no
ser de malicia, costas y en lo necesario, etcétera; y por no saber firmar ninguno de los
presentados firmó por todos el escribano de república de este precitado pueblo de Paracho,
nombrado Nicolás Narciso de Hernández por todos los gobernadores y alcaldes contenidos
en este escrito por no saber firmar, lo hice yo Nicolás Narciso Hernández, escribano de
república.
Bibliografía recomendada:
El rey. Mi gobernador y capitán general de las provincias del reino de Nueva España
desórdenes causados en la mayor parte por la sangrienta guerra que empezó con el siglo, y
fue forzoso se repitiese en varios tiempos para conservar mis justos derechos, mantener el
honor de mis armas y facilitar a mis vasallos la quietud, gloria y esplendor que les deseo,
182
. Fuente: AGN, Reales Cédulas Originales, vol.69, exp. 103.
290
destruyendo las máximas de mis enemigos, siempre dirigidas a deteriorarlas, con el único
fin de que restablecido en mis reinos el orden correspondiente a cada estado, y afirmada la
beneficio común de toda la monarquía. Me han debido igual consideración mis dominios de
las Indias, porque aunque los preservó la disposición divina de los trabajos y extorsiones de
la guerra, auxiliando en el principio de las operaciones los medios que pareció oponer y
permitió la distancia contra los reiterados insultos de mis enemigos, la atención de la que se
encendió por tiempos en Europa hizo cesar y aún descuidar en los remedios que empezaban
a aplicarse contra los daños que se habían advertido, y ha fortalecido lastimosamente con el
tiempo la necesidad de tolerarlos. Habiendo llegado ya el caso de que la paz facilitada a mis
reinos ponga término a tanto daño y dé disposición a la práctica de mis rectas y justificadas
intenciones, tuve desde luego presente que la ocasión más principal de los que con notable
de algunos de los regulares que ejercen los curatos y doctrinas en aquellos dominios, y de
otros que viven en su compañía, fuera de sus claustros, ya con título de tenientes o
habitación; y consideré que el único remedio para contener estos daños es el separar a los
regulares de las doctrinas y curatos, y ponerlos a cargo del clero secular, pues aunque las
distintas veces que este punto se ha examinado de propósito y controvertido por ministros
separación, todos sin discordancia han comprendido esta providencia justa y útil, y algunos
por necesaria. Me han confirmado en este propósito las novísimas noticias recibidas de
291
personas fidedignas y las que han participado ministros condecorados por estímulos de su
calificadas con hechos del mayor escándalo que han sido asunto de la detracción y de mi
mayor sentimiento, pues sobre las consideraciones a que llama la notoria relajación en las
el precioso tesoro de la religión, hace grave peso en mi católico y piadoso ánimo la de que
sean extremados los daños donde debe juzgarse más precisa la disciplina para fortalecer y
radicar los ánimos aun tibios de tanto número de neófitos como comprenden esos vastos
dominios. Aunque con los fervorosos deseos de no dilatar el remedio pensé dar
inclinado a que se recurriese a la que dictase el juicio más prudente, después de bien
examinado y controvertida con solidez materia de tanta gravedad mandé se formase una
calidades, que me propusiesen en conciencia los medios que considerasen más conformes y
bien y conveniencia de mis vasallos. En vista de lo que la junta me consultó, con presencia
discurrido ministros de la mejor opinión, con conocimiento práctico de los hechos que
su práctica, he resuelto que por el modo más fácil y adaptable a las circunstancias presentes
concepto de sus prelados diocesanos, y a evitar que por las mismas religiones se notase y
arzobispados de México y Lima, y extenderse al de Santa Fe, para que dé norma y regla el
consecuencia os mando que recibida esta mi cédula (que he mandado se os expida por mi
cuanto conduce a la mejor y más prudente dirección en materia tan grave y delicada, y
tratando y confiriendo sobre ella con el arzobispo de esta Iglesia, que va advertido de mis
con oportunidad y según los casos mi resolución en la parte que os toca, concurrente a que
se separe de los curatos que fueren vacando a los regulares, se confieran a clérigos
ejecutando así para que con oportunidad os prevenga lo que conviniere como para tener
noticia de lo que ocurra y convenga proveer en el caso de que me hagan recurso las
conseguir el fin con más precaución de parte de la providencia y mejor reparo y advertencia
algunos de los curatos que vacaren y que por su menor renta, mayor distancia u otras
privación de ellos, porque si esto se lograse (como es regular) sin queja de la religión que le
obtenía y quizá con gusto suyo por el menor valor, extendiendo después la providencia a
otro de la misma religión, u otra que por ser más apreciable o por notar aquella de
otro, y sin cesar por eso de continuar en la separación, bien que atendiendo a que no sea
muy repetida (si en ella conocierais inconveniente) y sin alguna intermisión en el número y
en los tiempos, y a no practicarla en las doctrinas de tal estimación que les fuese desde
293
luego notablemente sensible su falta, se les podrá persuadir o responder absolutamente que
recurran a mí con la queja. Esta comisión y encargo le fío única y respectivamente a vos y
del expresado arzobispo, como lo veréis en la citada adjunta cédula; siendo mi ánimo e
invariable resolución (como lo reconoceréis por otra mi real cédula que va también adjunta,
para que en caso necesario uséis de ella sin precisión de manifestar ésta, por los
inconvenientes que de su noticia podrían seguirse) que por vía de fuerza, recurso ni otro
motivo se mezclen las audiencias, jueces conservadores ni otro alguno en esta materia, ni
puedan impedir las providencias para proceder y resolver en ella, pues la reservo a vos
privativamente, con el especial encargo de que no permitáis otra cosa y de que sólo tenga
auxiliando enteramente a ese prelado y sus ministros en lo que conduzca a estos fines y
observando con él la conformidad y buena armonía que es tan útil y necesaria. Porque os
considero bien instruido de los graves motivos que hay para igual providencia y de lo que
interesa al servicio de Dios y el mío, el mayor bien de esos vasallos y la quietud pública en
que se consiga, respecto de que tenéis a la vista los graves daños e inconvenientes que se
siguen de lo contrario, suspendo llamar vuestro cuidado de toda la atención con que debéis
encargo estrechamente la reserva conveniente para evitar los perjuicios que contra la misma
en que me deis cuenta únicamente por esta vía de cuanto ejecutéis y ocurra en todas las
ocasiones que se ofrezcan; que así es mi voluntad, y que estéis advertido de que espero con
impaciencia vuestros avisos y de que queda puesta en práctica en la parte que os prevengo,
y se continúe sin la menor omisión esta resolución que comprendo, y es tan importante al
Bibliografía recomendada:
sería el centro del desorden y no podría subsistir; pero como ningún particular por sí solo
pueda remediar todas las de los pobres del pueblo, la sociedad, como la única que puede
soportar sobre sus hombros esta carga, los socorre en los hospicios y casas de misericordia
que sostienen con sus limosnas los individuos de todos los órdenes del Estado o las
contribuciones que señala la autoridad pública para su dotación. Esta populosa ciudad debió
a la piedad del señor chantre de esta santa Iglesia metropolitana, doctor don Fernando Ortiz
Cortés, la erección del Hospicio de Pobres, que mereció la real aprobación de su majestad,
contribuyese con mano franca para su dotación y dictara las providencias más piadosas,
útiles y oportunas para que su gobierno económico y político se apoye en las dos bases de
183
. Fuente: AGN, Bandos, vol. 242, exp.55, f. 141-148.
295
la caridad y utilidad pública, lo que se ha reducido a efecto por las acertadas disposiciones
......
Hospicio de Pobres
Como no todos los individuos que componen la sociedad puedan ser acaudalados,
muchos cuando llegan a la vejez carecen de los medios necesarios para subsistir en este
periodo de vida en que el hombre sufre mayores aflicciones y es más digno de la compasión
general; y otros desde su más tierna juventud fundan en su misma miseria el libertinaje y
remedio a sus miserias; y los segundos deben precisarse a ser útiles, destinándolos al
servicio de las armas, a las obras públicas, al trabajo de los arsenales y nuevas poblaciones.
Los necesitados por sus enfermedades habituales, los ciegos, los ancianos y de otra
la religión, y haciendo que frecuenten los sacramentos bajo la dirección de los capellanes
del Hospicio.
Estos consolarán a los enfermos y auxiliarán a los moribundos con la caridad de que
jamanes, paños de la tierra, pañetes, sargas, bayetas, frazadas, jergas, jerguetillas, cintas,
Todos los pobres de ambos sexos que de algún modo puedan trabajar en las
se venderá.
popular y socorrer a los verdaderos pobres, se venderán a precios que sin perjudicar la
industria del pueblo basten para dejar alguna utilidad que poco a poco pueda acrecer los
Se recogerán todos los pobres que mendigan. A los ociosos que con pretexto de la
miseria piden limosna, se dará el destino que ordena el bando publicado el día 25 del
pasado.
Vestirán sus individuos un traje honesto, sin señal ni divisa que lo haga odioso.
Aquellos pobres que por su conducta sean acreedores de alguna distinción, saldrán a
la calle los días de fiesta; pero si volvieran ebrios o pasada la hora señalada o no volvieren
Los pobres que sean casados y los hijos que tuvieren de tierna edad, se colocarán en
viviendas pequeñas separadas unas de otras, en las que cada familia estará con el debido
297
decoro, aseo y comodidad, y sus hijos conforme tengan la edad conveniente se trasladarán a
la Escuela Patriótica.
subalternos que los cuiden; y se celará de todos los modos posibles no se introduzcan
bebidas espirituosas para evitar la embriaguez, cuyo exceso, como tan grave, se castigará
sin dispensación.
Ninguna autoridad podrá mandar al hospicio para castigo a individuo alguno, y los
que están en esta clase se trasladarán por sus jueces respectivos adonde estimen por
conveniente.
Bibliografía recomendada:
Los virreyes reformistas del siglo XVIII iniciaron una campaña de "modernización"
urbana que incluyó un nuevo sistema de alumbrado público, el empedrado de las calles, la
creación de un sistema eficiente de recolección de basura, la reglamentación de parques y
paseos y, de manera destacada, la persecución y expulsión de mendigos, personas mal
vestidas, sin oficio y "vagabundos". Aunque las disposiciones contra los "vagos" no eran
nuevas, lo que se establece en esta época es la absoluta prohibición de que permanecieran
en las calles; las alternativa eran "registrarse" como personas impedidas para ser alojados
en el Hospicio de Pobres o ser condenados a trabajos públicos.
general de los reales ejércitos, virrey, gobernador y capitán general de Nueva España,
minas, azogues y ramo de tabaco, juez conservador de éste, presidente de su Real Junta, y
Desde el momento en que tomé posesión del gobierno de estas dilatadas provincias
he visto con admiración el crecido número de mendigos que aflige y mortifica a los vecinos
de esta populosa ciudad con sus plegarias e incesantes pedimentos, siendo para mí lo más
sensible que la gente viciosa y holgazana, disfrazada con la capa de la miseria, vive en el
seno del abandono y pervierte con sus malos ejemplos a muchas personas que sin ellos
serían útiles al Estado. Deseoso de evitar las perniciosas consecuencias que el público
Pobres de esta capital, con arreglo a las soberanas intenciones del rey nuestro señor, que
sólo apetece el bien de sus muy amados vasallos los pobres verdaderamente necesitados de
esta región, los que encontrarán en el Hospicio un verdadero asilo para sus miserias, y en el
económico, toda la ternura que inspira la religión para su mejor cuidado con arreglo a las
nuevas ordenanzas que he tenido a bien aprobar por ahora, e ínterin su majestad se sirve
Para que sean públicas y notorias a todos mis superiores disposiciones, ordeno y
mando a los pobres legítimamente impedidos de ganar el sustento por sí mismos, por su
ancianidad, por estar estropeados y baldados, se presenten dentro del preciso término de
cinco días, contados desde hoy, en el referido Hospicio, donde serán atendidos con toda
cómodamente puedan desempeñar. Prohíbo que persona alguna pida limosna pública o
privadamente en las calles, plazas, paseos, casas, templos; y a los que pasado el término de
299
mando del señor marqués de Guardiola, diputado de la Junta de Caridad para el efecto, y de
su substituto el sargento mayor don Rafael Ortega, serán destinados al Hospicio siendo
viven sin ocupación, se me dará cuenta y los destinaré al servicio de las armas en los
y trabajos de las obras públicas, siendo españoles o castas; y si fueren indios, en el destino
que sea más conforme a su naturaleza, con arreglo a las leyes. Mando a los jueces mayores
y menores de los cuarteles de esta capital, velen y cuiden por su parte este punto de policía
prohíban que en los templos los mendigos molesten a los fieles con sus súplicas y
pedimentos, y a todos los que encuentren en ellos los remitan a disposición del señor
marqués de Guardiola para que los traslade al Hospicio de Pobres, en donde se examinarán
muy escrupulosamente las circunstancias que concurran en sus personas en los términos
que previenen las nuevas ordenanzas. Y para que llegue a noticia de todos, y no se alegue
Bibliografía recomendada:
José Antonio Calderón Quijano, Los virreyes de Nueva España en el reinado de Carlos IV
(1787-1808), Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, 1990, 490
p.
________________________________________________________
300
Bando que declara el fuero y preeminencias que deben gozar las milicias.185
haberse por su majestad mandado levantar en esta ciudad y demás jurisdicciones del reino
cuerpos de milicias para la defensa de estos dominios bajo las reglas y ordenanzas con que
se gobiernan las de España y fuesen adaptables en las circunstancias y gentes del país, ha
sido necesario declarar el fuero y preeminencias que deben gozar a fin de que incitados sus
defender su patrio suelo, cuanto del honor y prerrogativas que adquieren como miembros
de tan distinguido cuerpo, a proposición que me hizo el excelentísimo señor don Juan de
conforme a las reales ordenanzas de milicias para hacerlos adaptables a las circunstancias y
gentes del país, vine en declarar por mi superior decreto de 22 del corriente el fuero y
185
. Fuente: AGN, Bandos, vol. 6, exp. 87.
301
oficiales el fuero militar en todas sus causas, así civiles como criminales, siendo reos
causas criminales en caso de ser reos, y no en el de ser actores; entendiéndose que de este
fuero y demás preeminencias aquí declaradas han de gozar con la distinción prevenida entre
milicias, y los mulatos y demás castas sólo en los casos militares, en los de hallarse
prevenidos sobre las armas por esperarse enemigos y en los de asambleas o revistas; y con
advertencia, que ni unos ni otros han de gozar del fuero en los delitos exceptuados por leyes
para que el temor de no perderlo los haga abstener de incurrir en tan graves excesos y los
de oficio que le sirva de carga ni tutela contra su voluntad; tampoco repartirle alojamiento
de tropa, ni bagajes, a menos que estreche tanto la necesidad que sea indispensable el que
alcance la carga hasta los milicianos, cuya excepción debe considerarse y tratarse siempre,
verificase manda su majestad se proceda con el mayor rigor contra el juez repartidor o
justicia que le cometiere, siendo la real intención de su majestad que se atienda estos
sujetos a más de la calidad de vecinos que les iguala con los demás, para la equidad a la
4. Ningún individuo de milicias deberá pagar carcelaje ni otra alguna regalía por
cualquiera tiempo, motivo o justicia que fuere arrestado, por ser esta excepción dependiente
proceder contra ellos por delitos que cometieren en su territorio, luego que se reclame por
el juez militar deberán entregarle los reos y los procesos llanamente si el delito no fuere de
también hacer luego la entrega, pero en este caso ha de quedar responsable el juez o jefe
militar a la custodia y entregue para cuando se decida la competencia a favor del juez
de milicias, ya sean verbales o por escrito, pero aun por la concesión de despachos, cédulas
de retiro, tomas de razón o cúmplases; teniendo su majestad señalados los medios que se
deben usar para subvenir a estos gastos sin gravamen de los interesados.
7. Los privilegios concedidos a los soldados milicianos que por hijos de familia no
están sujetos a las cargas y repartimientos de que los releva este servicio, quiere su
majestad sean transcendentales a sus padres y que los disfruten éstos todo el tiempo que sus
servicio de campaña o guarnición gozarán todos sus individuos los sueldos que
respectivamente señala para este caso el adjunto reglamento, que también previene los que
deberán tener en los casos de asambleas que se formen para revistas o enseñanza de la
tropa.
303
hospitales, etcétera, y siempre que se libren las raciones de carne y mientras que considera
10. Todos los oficiales que sin intermisión sirvieran por espacio de diez años
continuos en estos cuerpos con el celo debido se considerarán capaces y beneméritos para
obtener mercedes de hábitos en las órdenes militares; y por lo que mira a los cadetes (en el
concepto de que conforme a los prevenido en las reales ordenanzas, han de ser nobles)
entrarán igualmente en el mismo privilegio cuando pasen a ser oficiales en los empleos que
vacaren, quedando unos y otros relevados del servicio de montado y galeras, cuyo
equivalente debe satisfacerse en reales por cualquier individuo que no haya militado.
11. A todo soldado que por espacio de doce años continuos sirviese en estos cuerpos
se le despachará su licencia absoluta pare retirarse de él siempre que la solicite, sin que
pueda volver a incluírsele en adelante por ningún pretexto en los alistamientos que se
ofrecieren.
12. Todo oficial, que se retire del servicio habiendo completado en el término de
veinte años, gozará por su vida del fuero militar y todas las excepciones que quedan
expresadas.
13. Todo oficial o soldado que por herida recibida en la guerra le inutilizase para
Y porque el fuero y privilegios que van declarados han de ser sólo para los
milicianos de los cuerpos nuevamente establecidos y no para los que ya había y se hubiesen
304
reformado y reformaren, han de quedar los individuos que los componían sujetos como los
que los tributarios que se alistaren en sus compañías sean ejemplos de esta carga, estarán
entendidos de que mientras su majestad no determina otra cosa han de estar exentos de la
paga de tributos. Y para que llegue a noticia de todos y los individuos de los cuerpos de
milicias se alienten con el honor y distinción de los demás vasallos en que se constituyen
por medio del fuero, privilegios, y preeminencias que van declaradas, y los tribunales,
jueces, ministros y demás personas a quienes toca se las guarden y hagan guardar, he
mandado se publique por este bando. Dado en México a 3 de mayo de 1766. El marqués de
Cruillas.
Bibliografía recomendada:
María del Carmen Velázquez, El estado de guerra en Nueva España, 1760-1808, México, El
Colegio de México, 1950, 252-20 p.
Christon Archer, El ejército en el México borbónico. 1760-1810, México, Fondo de
Cultura Económica, 1983, 416 p.
________________________________________________________
La expulsión de los jesuitas de los dominios del Imperio fue una de las más sonadas
manifestaciones del nuevo despotismo borbónico. Los ministros del rey aparentemente
llegaron a la conclusión de que una corporación tan influyente, que además hacía cuestión
de principios su devoción al papa sobre toda otra autoridad, era inconveniente para el nuevo
orden que se pretendía imponer en la Iglesia española. La oposición de la Compañía de
Jesús a la canonización del obispo Palafox, su conocida hostilidad frente a varios ministros
de Carlos III y la supuesta inspiración de un motín ocurrido en Madrid en 1766 fueron
motivos incidentales de la determinación.
La expulsión de los jesuitas motivó levantamientos en Guanajuato y agravó la
situación de descontentos y motines ocurridos previamente en San Luis Potosí y Michoacán
en protesta contra varias innovaciones gubernamentales.. Aunque estas sublevaciones
fueron violentamente aplastadas, subsistió en el virreinato un sordo descontento, dado que
. Fuente: Vicente Riva Palacio, México a través de los siglos, 15a.ed., México, Cumbres, 1979,
186
vol. 2, p. 841-842.
305
los jesuitas eran generalmente apreciados como predicadores y guías espirituales, la mayor
parte del clero y de la abogacía se habían educado en sus colegios y muchos jesuitas
provenían de familias criollas. Por otro lado, muchos pensaban que el rey y sus
representantes locales (destacadamente, el detestado visitador José de Gálvez) habían
violado su obligación de defender a la religión y a los religiosos y, por lo mismo, su
legitimidad era ahora dudosa.
Don Carlos Francisco de Croix, marqués de Croix, caballero del orden de Calatrava,
comendador de Molinos y Laguna Rota en la misma orden, teniente general de los reales
ejércitos de su majestad, virrey, gobernador y capitán general del reino de Nueva España,
tabaco de él, presidente de la Junta y juez conservador de este ramo, subdelegado general
Hago saber a todos los habitantes de este Imperio que el rey nuestro señor, por
resultas de las ocurrencias pasadas y para cumplir la primitiva obligación con que Dios le
concedió la Corona de conservar ilesos los soberanos respetos de ella y de mantener sus
gravísimas causas que reserva en su real ánimo, se ha dignado mandar a consulta de su Real
Consejo y por decreto expedido el 27 siete de febrero último, se extraditen de todos sus
Compañía, así sacerdotes como coadjutores o legos que hayan hecho la primera profesión y
a los novicios que quisieran seguirles; y que se ocupen todas sus temporalidades de la
plenitud de facultades, asigné el día de hoy para la intimación de la suprema sentencia a los
306
expulsos en sus colegios y casas de residencia de esta Nueva España, y también para
anunciarla a los pueblos de ella, con la prevención de que estando estrechamente obligados
todos los vasallos de cualquiera dignidad, clase y condición que sean a respetar y obedecer
las siempre justas resoluciones de su soberano, deben venerar, auxiliar y cumplir ésta con la
último rigor o de ejecución militar contra los que en público o secreto hicieren con este
pues de una vez en lo venidero deben saber los súbditos del gran monarca que ocupa el
trono de España que nacieron para callar y obedecer y no para discurrir, ni opinar en los
Bibliografía recomendada:
José Antonio Calderón Quijano (dir.), Los virreyes de Nueva España en el reinado de
Carlos III, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, l967, 2 v.
Felipe Castro Gutiérrez, Nueva ley y nuevo rey. Reformas borbónicas y rebelión popular en
la Nueva España, Zamora, El Colegio de Michoacán - Universidad Nacional
Autónoma de México, 1996, 288 p.
________________________________________________________
187
. Fuente: La administración de frey Antonio María de Bucareli y Ursúa, cuadragésimo sexto
virrey de México, México, Archivo General de la Nación, vol. I, p.186-204.
307
requeridas en la colonia y de gobernar las provincias sin los antiguos vicios derivados del
repartimiento de mercancías y otras formas de corrupción y colusión con los intereses
locales.
El dictamen del virrey Bucareli al proyecto representa la opinión de los funcionarios
“pragmáticos” de la vieja escuela que desconfiaban de las grandes innovaciones. Su parecer
tuvo gran peso, porque en su periodo logró evitar crisis y problemas mayores, consiguió la
tranquilidad de un virreinato alterado por la expulsión de los jesuitas y, además, remitió
grandes sumas al tesoro del rey en España. Bucareli consideraba indispensable la
preservación de la autoridad virreinal -el alter ego del rey- como factor de prestigio y de
orden público; y por otro lado pensaba que los defectos del viejo sistema de gobierno no se
hallaba en las instituciones, sino en los hombres. Sus cautas y conservadoras opiniones
pesaron decisivamente para dilatar el establecimiento de las intendencias por más de una
década. La experiencia mostró que las dificultades que preveía este virrey eran reales, de
modo que buena parte de las disposiciones del nuevo régimen de gobierno jamás se
aplicarían y otras tendrían una evolución distinta a la pensada por sus creadores.
Excelentísimo señor. Para satisfacer la orden del rey de 15 de abril de 1772, en que
su majestad me manda que visto el plano de las intendencias y sobre lo que él se advirtió en
una observación continuada de todos los expedientes que llegan y se despachan por este
superior gobierno, sino pedir informes a las personas que por sus manejos, desinterés,
talentos y amor al rey me parecieron más propios para que ilustrasen con su práctica la que
a mí me faltaba.
Estudiados estos dictámenes, con toda la premeditación de que soy capaz, deduzco
que no está la población del reino en estado que permita la variación de sistema en su
ocasionarían mayores gastos al erario, minoraría por muchos años su entrada y faltaría la
fianzas.
Las sabias leyes de estos reinos establecieron las reglas más sólidas y fáciles para la
formado y crecido este imperio, siempre con aumento del erario, como demuestra el cotejo
de los dos últimos quinquenios, el estado del valor de las rentas del año pasado de 1773, la
nepotismo; como que los recursos eran tardos y los informes corrompidos por el interés.
restringiendo facultades a los que mandaron sujetarlos a método, aumentar sueldos, crear
oficinas y ponerlos en el estado de perfección que hoy tiene, para que no sea oprimido el
infeliz, para que el erario reciba íntegros los justos derechos que le corresponden y para que
los virreyes tengan un seguro medio de desempeñar las graves obligaciones de su empleo,
tomando informes de los que manejan los distintos ramos, oyendo a los fiscales, acordando
en juntas de Real Hacienda todo lo que sea gasto extraordinario, tratando en ellas lo que
parezca oportuno variar, y consultando a los acuerdos de las audiencias en los casos
dudosos, para que cuando llegue al trono la novedad, se hayan extinguido aquí todos los
Hoy sabe el virrey, por semanas, el ingreso y gastos de las cajas matrices, con
distinción de ramos; por meses el de los ramos que se administran, y cada tres el de las
cajas foráneas, que remiten certificación de quedar barridas, con el conocimiento del
conductor a quien han entregado los caudales sobrantes para que los transporte a la capital;
y por fin de cada año deben y dan todas sus cuentas, presentándolas con justificantes en el
309
tribunal de ellas para su glosa, cuyas resultas afianzadas se les hace satisfacer sin que en
Ningún pago se puede hacer, sea de la naturaleza que fuese, sin decreto del virrey
El virrey ningún gasto extraordinario puede mandar hacer por sí, y cuando lo hace
con urgencia tienen libertad y precisión los oficiales reales y Tribunal de Cuentas de
representarle hasta tres veces, y responde en su residencia que deja afianzada con 40.000
Estando hoy el gobierno bajo de estos seguros, no alcanzo por donde pueden ser en
este reino útiles unos empleos como los de intendentes, a quienes el rey tiene concedidas
tantas facultades que no afianzan, que no pueden cumplir sus obligaciones por la dificultad
de encontrar subalternos, y de gente de razón en los más de los pueblos a quien dar sus
comisiones, por las distancias que abrazan las intendencias demostradas en los mapas que
se acompañan igualmente y expresa el referido índice, malos caminos para las visitas que
nunca harán, y crecidos gastos que no podrán soportar con sus crecidos sueldos, y tal vez
obligaría la necesidad a que los sufriese el infeliz con su trabajo, con sus bagajes y con sus
pasiones.
Bibliografía recomendada:
310
José Antonio Calderón Quijano (dir.), Los virreyes de Nueva España en el reinado de
Carlos III, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, l967, 2 v.
Bernard E. Bobb, The viceregency of Antonio María Bucareli in New Spain, 1771-1779,
Austin, University of Texas, 1962, xii-314 p.
David Brading, Mineros y comerciantes en el México borbónico, (1763-1810), México,
Fondo de Cultura Económica, l975, 500 p.
________________________________________________________
Las Provincias Internas fueron creadas en 1776 a instancias del anterior visitador de
la Nueva España y por entonces poderoso ministro de Indias, José de Gálvez. El propósito
fue colocar un "comandante general" con amplias facultades para defender la frontera
frente a las incursiones de los indios “gentiles”, controlar rápidamente cualquier
levantamiento de los sometidos, promover el desarrollo económico y la colonización de
estas vastísimas regiones, que incluían Texas, Nuevo México, Coahuila, Nueva Vizcaya
(donde se comprendía a los actuales estados de Chihuahua y Durango), Sonora, Sinaloa y la
Alta y Baja California, y mantener una estrecha vigilancia ante toda expansión de potencias
europeas rivales.
También, lateralmente, la Comandancia fue una de las primera manifestaciones de
una política que abandonaba la tradicional dependencia de las misiones para el control de
las fronteras y procuraba descentralizar la administración, la justicia y la defensa militar. La
innovación institucional encontró pronto la hostilidad de los virreyes -que veían limitada su
autoridad- y serios problemas para la defensa adecuada de tan vastos territorios. A la larga,
los virreyes recuperaron su autoridad sobre los comandantes generales, el gobierno civil
pasó a los intendentes (1786) y los comandantes optaron por prácticamente por pagar a los
indios hostiles –los apaches, sobre todo- para que se asentaran en pueblos, con el fin de
asegurar una paz que permitiera cierto desarrollo económico y una limitada colonización
española.
El rey. Don Teodoro de Croix, caballero del Orden Teutónico, brigadier de mis
Nueva Vizcaya.
188
. Fuente: La administración de frey Antonio María de Bucareli y Ursúa, cuadragésimo sexto
virrey de México, México, Archivo General de la Nación, vol. 1, p. 332-342.
311
Por cuanto con atención a los grandes encargos, cuidados y obligaciones que tiene
aquel imperio de la Nueva España, se trató y propuso desde el año de 1752 erigir la
Comandancia y Capitanía General de las mencionadas provincias, por no ser fácil aplicar
desde la metrópoli de México las providencias eficaces que exigía la suma importancia de
ellas; con estos motivos y otros muy urgentes que tuve en consideración, representados por
el virrey marqués de Croix y el visitador general don José de Gálvez en el año de 1768,
resolví en julio de 769 establecer el referido empleo que ahora os he conferido por la
completa satisfacción con que me hallo de vuestra capacidad, celo y amor a mi real
de los dominios que he puesto a vuestro mando, es mi voluntad que observéis con la mayor
1o. Supuesto que por mi real título despachado a vuestro favor os tengo dada la
las expresadas provincias y todas sus fronteras, declaro, por esta instrucción y real cédula,
que en vuestro mando superior se han de entender incluidos y agregados los gobiernos
subalternos de Coahuila, Texas y el Nuevo México, con sus presidios y todos los demás que
se hallan situados en el cordón o línea establecida de ellos desde el Golfo de las Californias
hasta la Bahía del Espíritu Santo, según mi reglamento y real instrucción dada en 10 de
septiembre de 1772, que haréis observar con la mayor puntualidad y en la misma forma que
capitanía general dependeréis sólo de mi real persona y de las órdenes que yo os dirigiere
por la vía reservada de Indias, daréis noticia al virrey de México de las novedades
312
mando, para que se halle instruido aquel jefe superior del reino de todo lo que sobrevenga
en sus países internos y os facilite los auxilios que necesitaréis, como mando que lo ejecute
siempre que se lo pidieseis, y que a vuestro tránsito por la capital de México os instruya
individualmente del estado actual en que se hallen las mencionadas provincias y fronteras,
papeles respectivos a ellas, a fin de que entréis en vuestro mando con el debido
conocimiento de las providencias dadas y de los objetos principales que deben ocupar
3o. Asimismo declaro que en las provincias de vuestro gobierno habéis de ejercer la
y vía reservada de Indias, como por las leyes de ellas las tienen los virreyes de aquellos
4o. Os concedo igualmente las amplias facultades que por las mismas leyes de
patronato, para que usando de ellas presentéis sujetos en los curatos y beneficios, siendo
aprobados y propuestos por los respectivos prelados diocesanos o sus cabildos en sede
vacante. Pero con atención a las grandes distancia que hay entre aquellas provincias y que
provisiones eclesiásticas.
con oportunas providencias a los parajes más distantes de vuestro gobierno, estableceréis
313
por ahora la capital de vuestra residencia en el pueblo de Arizpe, situado sobre el río de
Sonora y cercano a la frontera de aquellas provincia, por estar casi a igual distancia de las
iglesia que fabricaron los misioneros expatriados, ínterin se construye otra en el mismo
Bibliografía recomendada:
Luis Navarro García, Don José de Gálvez y la Comandancia General de las Provincias
Internas del norte de Nueva España, Sevilla, Escuela de Estudios
Hispanoamericanos de Sevilla, 1964, 602 p.
José Antonio Calderón Quijano (dir.), Los virreyes de Nueva España en el reinado de
Carlos III, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, l967, 2 v.
David Weber, The Spanish Frontier in North America, New Haven, Yale University, 1992,
xx-579 p.
________________________________________________________
. Fuente: AGN, Bandos, vol. 14, f. 114-134.. Publicado íntegramente en Boletín del Archivo
189
Es notorio el infeliz estado en que se hallan las Provincias Internas que la piedad del
rey se ha dignado confiar al mando de vuestra señoría, dependiente del mío. Las recibe
vuestra señoría postradas con los rigores de la guerra, peste y hambre, y nuestros esfuerzos
no pueden remediar verdaderamente estos graves males sin los auxilios de la divina
providencia.
Eficazmente se han aplicado los que caben en el poder humano desde el año de
sido admirables las disposiciones, las fatigas y los sacrificios que en aquel tiempo y los
todos los medios conducentes al logro de tan importantes fines; pero con la desgracia de
que no hayan alcanzado a remediar las que padecen los territorios internos. Se han
socorrido repetidamente con aumentos de tropas y presidios útiles, se han colocado estos
interior gobierno, manejo de caudales, disciplina y servicio de las compañías. Se han hecho
<paces> con muchas naciones de indios enemigos, y se les ha indispuesto hasta el caso de
sacrificado siempre en todas las operaciones que exige la guerra de esas provincias, y me
parece que no se han omitido medios y máximas prudentes para cultivar la amistad de los
indios y atraerlos con maña y dulzura a nuestra dependencia. Por último, es constante que
Hacienda, y gruesas generosas contribuciones a los dignos vasallos del rey, que en esas
En vista, pues, de estos grandes auxilios, y del triste actual estado de las provincias,
debo persuadirme que su deseada pacificación ofrece hoy mayores dificultades que las que
siempre se han experimentado. Son más insuperables en un tiempo tan calamitoso como el
presente; pero Dios, que dotó esos territorios con las bellas proporciones de benignos
cumplir con la real orden que me previno la formación de estas instrucciones. Las reduciré
fatigas personales que ejecuté sobre las tierras de los indios en las fronteras de aquella
provincia y de la de Sonora. Haré también el uso que convenga de las noticias que he
expedientes que con prolijidad he reconocido; pero después de todo, debo fundar
celo, gratitud y nobles sacrificios de vuestra señoría y de los demás jefes subalternos, qué
han de observar y obedecer en la parte que les toque las prevenciones contenidas en los
artículos siguientes......
tiempos a los apaches que la tienen declarada, buscándolos en sus rancherías, pues es el
316
territorios.
21. Para facilitar las operaciones ofensivas de esta guerra incesante y las de
particular defensa de cada provincia, podrán vuestra señoría y sus cabos subalternos,
distribuir las tropas de sus respectivos mandos en los puestos más ventajosos, y según les
parezca conveniente, excusándose cuanto sea posible las escoltas inútiles, correos
para la guerra, pues comprendo que en estos puntos hay muchos abusos.
22. El resguardo de los situados de caballada merece la mayor atención: las partidas
de tropa que se destinen para su defensa deben ser en número competente y proporcionado
a los riesgos de la frontera, han de prevenirse claras y terminantes órdenes para que se
observen con la mayor exactitud y vigilancia; el menor descuido en esta parte se examinará
partidas y capitanes de las compañías, hasta el caso de reemplazar a su costa las pérdidas
que ocurran por falta grave de culpable descuido y aún deponerlos de sus empleos si fuere
23. Los comandantes de destacamentos o partidas sueltas que salgan a campaña han
de obrar en ellas con entera libertad, dejándoles la acción sin limitársela por término
alguno; pues así procederán sin timidez y los efectos de sus operaciones acreditarán la
utilidad o inutilidad de estos comandantes, debiendo también precaverse las sorpresas que
suelen experimentarse en nuestras pequeñas partidas por la nimia confianza con que
transitan y se manejan.
317
capitulación, dándome cuenta para que yo prevenga lo demás que deba ejecutarse; pues es
mi ánimo establecer con ellos un comercio que los atraiga, que los interese y que con el
tiempo los ponga bajo de nuestra dependencia, pero los conceptos de este artículo exigen
25. Nunca han sido ni se han considerado bastantes las tropas y los presidios para
defender y asegurar las provincias; estuvieron guarnecidas en el año de 1729 con 734
hombres; sus situados190 importaban 283.930 pesos, y todo se ha ido multiplicando con
aumentos parciales. Hoy contamos sobre las fronteras con cerca de cuatro mil hombres, sin
incluir los que se emplean en los presidios de Californias, y con el gasto anual de más de un
millón de pesos; pero a pesar de estos auxilios poderosos, se oyen en nuestro tiempo los
26. Con mayor causa se oirán en los venideros si continúan los insultos muertes y
robos, porque el decadente estado de las provincias no puede resistir estas desgracias, aun
verifique nunca lo han desvanecido los aumentos de fuerzas; antes bien, parece que con
. Partidas previstas por la Real Hacienda para sostenimiento de guarniciones y otros gastos
190
27. Es excusado referir los ardides, las seguridades y las ventajas con que los indios
bárbaros nos hacen la guerra; todos sabemos que este es su único oficio y que lo ejercitan
con valor, agilidad y destreza. No yerran golpe, pero si los nuestros fuesen capaces de
desalojarlos de las ásperas serranías y bosques impenetrables que cubren los inmensos
territorios de esas fronteras, buscarían su mejor asilo en las fragosidades de la Sierra Madre.
28. En este caso posible se aumentaría el número de nuestros enemigos con el de los
infieles que ahora viven sin mayor inquietud en las profundas barrancas de la misma sierra,
y con el de los malcontentos en sus pueblos de misión, trascenderían las hostilidades a las
más sosegadas provincias del virreinato, y no habría fuerzas con que oponerse a las crueles
a que ellos mismos entre sí se destruyan. No son capaces en su actual sistema, de reducirse
sus armisticios; pero también comprendo que en el estado que tienen las provincias nos será
más fructuosa una mala paz con todas las naciones que la soliciten, que los esfuerzos de
hizo con el auxilio de los tlaxcaltecas y progresivamente con el de todos los indios de
Nueva España que contribuyeron a su ruina feliz. El jefe conquistador nunca se resistió a
las paces que le ofrecían; se aprovechaba del trato fiel de sus verdaderos amigos,
disimulaba los agravios del alevoso y los castigaba en la oportunidad para el ejemplar
escarmiento. Así llevó sus rápidas empresas hasta la antigua California, propagó la
191
. Los paganos, y en este caso indígenas no convertidos al cristianismo.
319
verdadera religión en esta gran parte del mundo y puso los dominios más recomendables a
los pies de nuestros católicos reyes sin el menor expendio del real erario.
31. Estos admirables sucesos no pueden cotejarse con los de Provincias Internas; la
más moderna cuenta más de un siglo de ocupación; hemos perdido mucha parte de nuestros
32. Notablemente ilustrada la malicia de los que infestan las demás provincias de
España, que pelearon con muchas ventajas a expensas propias y con estrecha necesidad de
33. Los indios enemigos que tenemos sobre esas fronteras saben sorprender y
armas, manejan diestramente las suyas, son tan buenos o mejores jinetes que los españoles,
y no teniendo ciudades, pueblos, palacios ni adoratorios que defender, sólo pueden ser
34. En esta parte no son adaptables las máximas de los conquistadores, pero sí en la
valen las colonias extranjeras, hoy sujetas al dominio del rey, para no sufrir las hostilidades,
35. No será extraño ni nuevo que en ellas se celebren <paces> para con los indios;
las tienen en Texas todas las naciones del Norte, los apaches lipanes en la misma provincia
y la de Coahuila, los jicarillas, navajos, yutas y aun los comanches en el Nuevo México, y
los seris y tiburones en Sonora; las tenían todos los apaches en el pueblo del Paso el año de
320
36. Nadie ignora las veleidades de todos los indios y su mala fe; pero no siempre la
han encontrado buena en nuestros procedimientos; hay mil ejemplares antiguos y muy
37. Las paces se fundan, como todas las cosas del mundo, en intereses particulares,
y los indios por lo general no han podido tenerlos en las que hasta ahora han celebrado;
viven de la caza y de la guerra, pero aquélla no es bastante para el remedio de sus primeras
38. Esta es la causa motriz de que tengamos sus paces por dolosas, y de que
39. Carecen de caballos y mulas, y los apaches, a costa de los mayores riesgos,
procuran adquirir estos animales para comer, porque son las delicias de su alimento, y todos
los indios para sus cacerías y campañas contra nosotros y contra ellos mismos.
41. Tienen también otros antojos que no pueden graduarse de impertinentes, pues
conspiran a cubrir su desnudez, hacerse los hombres fieros y las mujeres agradables con las
42. Nos tendría mucha cuenta satisfacerles sus deseos; menos gastaría el rey que lo
que ahora expende en considerables inútiles aumentos de tropas, los indios no podrían vivir
192
. Pintura corporal, particularmente la utilizada por los indios de la frontera norte del virreinato.
321
sin nuestros auxilios, llevarían sus armas contra ellos mismos en nuestro obsequio y de sus
inclinaciones guerreras o acaso mejorando sus costumbres con el buen ejemplo, abrazarían
armisticios.
verdad la hay también en las Provincias Internas de que las paces dolosas de los indios
44. El indio, en tiempo de paz, remedia en parte sus necesidades con nuestras cortas
dádivas y con el mezquino cambalache o permuta de sus pieles, semillas y frutos silvestres,
celebran las paces, y nunca dejan de cometerlas en otros distintos territorios; pero todo
proviene de unos mismos principios: la necesidad mal satisfecha que les obliga a robar para
comer, la codicia de adquirir los bienes que desean, la libertad, el ocio y la misma pobreza
en ejecutar el insulto donde ofrecieron la amistad; si no es mucha, guardan allí la buena fe,
una vez han hecho esta sencilla confesión, persuadiéndose de que no ofenden a sus amigos
con el daño que infieren a los demás vasallos del rey que viven en territorios donde no
celebraron materialmente la paz. Así ha sucedido y sucede con todos los apaches en el
pueblo del Paso y presidio de Janos, con los mezcaleros en la Nueva Vizcaya, con los
jicarillas, navajos, yutas y comanches en el Nuevo México, con los lipanes en Coahuila y
46. Ya se ve que esto trae algunos inconvenientes que hacen para algunos,
problemáticas las utilidades de la paz; pues es constante que en donde los indios la
celebran, dejan sus familias aseguradas para obrar con más desahogo en sus irrupciones, y
también lo es que las emprenden con mayor confianza, porque se instruyen más bien de
nuestras ideas, máximas y movimientos. Estos son los intereses que hoy estimulan a los
indios para solicitar nuestra amistad y desde luego nos tendría más cuenta la guerra si no
47. El interés del comercio enlaza y estrecha las voluntades de los hombres y lo que
deseo se establezca con los indios en esas provincias, admitiéndolos de paz cualquiera parte
que soliciten.
48. La romperán muchas veces por su carácter voluble, por la dificultad de que se
avengan los ánimos de unas gentes que no reconocen otro superior que su libre albedrío, ni
otra razón que la de sus antojos o porque será preciso castigarlos con causa justa; pero
declarada y seguida la guerra con tesón, los indios volverán a solicitar la paz, y nosotros a
49. Mientras estén en paz se observarán por nuestra parte escrupulosamente las
capitulaciones que se hicieren y se procurará que los indios ejecuten lo mismo por la suya,
50. También se fomentarán con maña eficaz las desavenencias y recíprocos daños
entre las parcialidades de una misma nación y el odio irreconciliable de las del norte con los
apaches.
323
consiste la felicidad de las Provincias Internas, porque ellos son los que las han destruido,
los que viven sobre sus fronteras, y los que causan los infieles procedimientos y la
52. No creo que la apachería se sujete voluntariamente; Dios puede hacer este
milagro y nosotros poner los medios de atraer las distintas parcialidades de esta nación,
haciéndoles conocer las ventajas de la vida racional, que le tomen gusto, que se
codicia de poseer bienes de campo. Aun no estamos en los principios conducentes a estos
logros, exigen mucho tiempo; pero él nos irá poniendo en la senda del acierto para las
providencias ulteriores.
indisponerse y que estos enojos se propaguen entre los demás indios de la nación, ella se irá
disminuyendo y entonces nos será más fácil sujetar el menor numero con la fuerza.
54. Finalmente, si la apachería por su desunión y por las fuertes irrupciones de los
indios del norte, llegare a exterminarse, contarán las provincias muchos años de tranquilo
sosiego, florecerán sus preciosas riquezas y tendremos tiempo para precaver las
hostilidades de otras naciones que sin duda se irán acercando a nuestras fronteras.
55. Cuando por alguno de los motivos apuntados en artículo 48, se rompiese la
guerra con los indios amigos, se les hará el con el tesón prevenido en el mismo articulo y en
el 20 de estas instrucciones para que sientan el castigo incesante, el poder de las armas del
rey y la privación de los bienes y seguridades que disfrutaban en los senos de la paz; de esta
Bibliografía recomendada:
Luis Navarro García, Don José de Gálvez y la Comandancia General de las Provincias
Internas del norte de Nueva España, Sevilla, Escuela de Estudios
Hispanoamericanos de Sevilla, 1964, 602 p.
José Antonio Calderón Quijano (dir.), Los virreyes de Nueva España en el reinado de
Carlos III, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, l967, 2 v.
Thomas Naylor y Charles W. Polzer, The Presidio and Militia on the Northern Frontier of
New Spain. A Documentary History, Tucson, University of Arizona Press, 1986, 2
v.
________________________________________________________
Relación del intendente de Nueva Galicia Jacobo Ugarte y Loyola sobre providencias
tomadas respecto de los bienes de comunidad y fundo legal de los pueblos de indios.193
Los propios de las villas y ciudades españolas y las cajas de comunidad de los
pueblos de indios fueron establecidas por la legislación colonial desde fechas muy
tempranas, con el fin de contar con fondos para obras públicas y subvenir a las necesidades
y urgencias comunitarias –en el caso de los indígenas, la construcción de iglesias y el pago
del tributo. Para este fin se previó que en los pueblos hubiera tierras que se trabajaran de
forma colectiva, por tandas y se les dieron concesiones de mesones, pesquerías, molinos de
azúcar, ganados, salinas, canteras y tierras para arrendamiento. Para evitar malos manejos,
se estableció que los recursos obtenidos se pondrían en cajas de tres llaves, una de las
cuales tendría el gobernador indígena y las otras funcionarios españoles.
Las cajas fueron el sustento de la vida comunitaria, proveyendo ayuda a los
necesitados, pequeños préstamos en efectivo o en bienes y colaborando decisivamente a
mantener el ciclo de fiestas y la compleja vida ritual indígena. A raíz de la Ordenanza de
intendentes (1786) estos fondos pasaron a ser administrados por los intendentes, que por lo
común arrendaron tierras y pastos a empresarios españoles. Solamente se autorizó el
empleo de los recursos comunales para algunas limitadas estividades y otros desembolsos
considerados deseables (como el salario de los maestros de escuela). Finalmente, estos
recursos fueron prácticamente confiscados mediante “donativos voluntarios” y la
conversión de los pueblos indígenas en “accionistas” de la Banca de San Carlos, creada
para subvenir a las urgencias fiscales de la Corona.
propios y arbitrios y bienes de comunidad que gozan las ciudades, villas y lugares de
españoles, y los pueblos de indios; concesión y origen de ellos; si precedió facultad real,
con qué motivo y para qué destino se concedió; si subsiste la causa o ha cesado; cargas
perpetuas o temporales que sufren; gastos precisos o extraordinarios a que están sujetos;
sobras o faltas que resultan en fin de cada año; y existencia y custodia y cuenta de estos
caudales, para proceder, con presencia de estas noticias a formalizar los reglamentos
unos fondos hasta aquí inconocidos194 en las más partes de esta provincia, facilitasen ideas
de los ramos que los componen y se empezase su establecimiento con gusto de los lugares y
pueblos que no los tuviesen, fijándose reglas que de pronto asegurasen su manejo, cobro e
observancia sin oposición los reglamentos de propios y arbitrios de esta capital, villas de
la primera, segunda y cuarta desde principios de este año, y en los otros desde enero
Hacienda de México.
Los efectos de estas disposiciones son los más benéficos, porque los pueblos
además de que hallarán en sus necesidades de pestes y hambres, que han destruido a los
indios, pronto socorro a que ocurrir, sin nuevos gravámenes proporcionarán con qué
atender a sus cargas, hermosura y composición de ellos y los caminos, hacer mesones que
Estos bienes que no pueden ser visibles al pronto porque como hasta ahora no se
consumido inútilmente a arbitrio de los ayuntamientos, con consultas del gobierno. Y en los
pueblos de indios en que jamás se tomaron cuentas a los alcaldes que los administraban no
se supo tuviesen otro destino que consumirlos en funciones y, alguna vez, en pagar parte
del tributo que dan a su majestad; y de cuyas resultas tienen pendientes varios créditos y no
En ella se acordó igualmente, según lo consultado por mí, que para evitar el crecido
número de festividades que costeaban los pueblos de indios a que son inclinadísimos y que
en mi sentir han sido origen de gravísimos males, porque con tal pretexto las reducían a
bailes, comidas y embriagueces, que en ningún pueblo de indios se hagan o celebren otras
funciones que las de su santo patrono y Corpus, para cuyos gastos señalé la cantidad
También dispuse se llevase a efecto lo mandado en la ley 31, título IV, libro VI de la
Recopilación de leyes de Indias sobre que labren diez brazas de tierra cada indio para los
327
Como quiera que hay algunos pueblos cuyas tierras no son a propósito para labores en
ellos, satisfacen real y medio cada uno para aquel fin. Y veo con complacencia que por
efecto de estas providencias tiene hoy el pueblo de Tequila, después de pagar maestro de
primeras letras y cubrir otras cargas de iglesia, 521 pesos depositados en esta tesorería
principal de real hacienda; los del partido de Etzatlán custodian en sus arcas 905 pesos; los
de La Barca, 863 pesos 7 reales; los de Sayula, 760 pesos. Y en todos los demás, según
hasta aquí ha ido en suma decadencia, por falta de prontos socorros en sus hambres y
epidémicas enfermedades, porque las largas distancias y ningunos fondos para prestárselos
leyes, celasen con esmero y puntualidad todos los subdelegados que en los pueblos de
indios no se matriculasen los que no lo sean o estén en posesión de tales, como con grave
perjuicio de los naturales ha sucedido, admitiéndose mulatos y otras castas por indios al
goce de sus privilegios, tierras y demás como si efectivamente lo fuesen. Que no consienta
se pasen a avecindarse de unos a otros, sino en los casos permitidos por derecho.
Que las tierras del fundo legal y comunes no se repartan sino a los indios
respectivos y a cada uno sólo las necesarias, atenta su edad, número de familia y aplicación,
con intervención del protector, partidario o defensor que se nombre a los indios, sin
meterlos en posesión de ellas hasta que se apruebe el reparto por el juez real; que en el caso
de morir algún indio que beneficie tierras comunes o de fundo, dejando viuda con hijos o
sin ellos que no puedan cultivarlas por sí, se arrienden con autoridad del juez real y ministre
328
a las viudas e hijos producto; que ésta falleciese han de quedar para que las labren los hijos
Que en el caso de no haber viuda, hijos ni herederos que las demanden por aquel
respecto, se arrienden como las demás sobrantes, después de atendidas equitativamente las
familias en pública subasta y con las formalidades de derecho, para que sus productos
entren en las cajas de bienes de comunidad, con arreglo a lo acordado en Junta Superior de
Que en el caso de que algunos indios disfruten muchas tierras del fundo legal y
otros carezcan de las precisas para con su cultivo mantenerse, se les haya de repartir a éstos
con la proporción y justicia que demande su necesidad. Y que las tierras que cada indio en
particular goce, por compra a su majestad, donación u otro justo título, las posean ellos y
sus herederos como que no son, ni han sido, del fundo legal del pueblo, asistiéndoles
además con las que les quepan de las comunes por repartimiento, como individuos de él,
declarando que los indios de los pueblos en particular, ni en común, puedan vender, ni
enajenar el todo ni parte de las tierras de su fundo sin los requisitos de la ley, porque <no>
buen gobierno las hice entender por oficios de ruego y encargo a los curas párrocos,
sus habitantes, pues aunque se conocen aquellas artes precisas para el servicio de los
pueblos, sin los principios que las perfeccionan, hay muchos minerales en que se trabaja
329
con incesante afán. Y están establecidos cantidad de telares de algodón y lana, curtidurías,
ingenios de azúcar y otros artefactos. Por efecto de la feracidad de este suelo en toda clase
de producciones que facilita excesivas ganancias, son pocos los menestrales comparados
con aquéllos. De este principio y de las abundantes lluvias y buenos riegos resulta que este
ramo se halle en su perfección, que los graneros están llenos de semillas y tanto que hoy se
ven precisados a sacarlos para engordes y poder encerrar las nuevas; porque a pesar de las
exquisitas diligencias y experimentos hechos por los hacenderos no han podido hallar
medio que las conserve sin corrupción más de uno, a lo sumo, dos años. Si se encontrase,
Autlán, cuyas tierras siendo inservibles para siembras de granos son a propósito para el
cultivo de añiles, enseñados aquellos naturales por dos vecinos que arriendan una pequeña
subdelegados que por su parte contribuyan a tan útil establecimiento y favorezcan a los
Bibliografía recomendada:
José Antonio Calderón Quijano, El Banco de San Carlos y las comunidades de indios de
Nueva España, Sevilla, Banco de España, Escuela de Estudios Hispanoamericanos,
1963, 144 p.
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________________________________________________________
330
Real cédula para que en los reinos de las Indias se destierren los diferentes idiomas de
que se usa y sólo se hable el castellano.195
carta de 25 de junio del año próximo pasado que desde que en los vastos dominios de la
América se propagó la fe católica todo mi desvelo y el de los señores reyes, mis gloriosos
predecesores y de mi Consejo de las Indias ha sido publicar leyes y dirigir reales cédulas a
los virreyes y prelados diocesanos a fin de que se instruya a los indios en los dogmas de
nuestra religión en castellano, y se les enseñe a leer y escribir en este idioma que se debe
extender y hacer único y universal en los mismos dominios por ser el propio de los
y que éstos puedan ser entendidos de los superiores, tomen amor a la nación conquistadora,
195
. Fuente: Richard Konetzke, Colección de documentos para la historia de la formación social de
Hispano América. 1493-1810, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1962,
vol.3, tomo 2, p. 364-368.
331
lenguas no se confundan los hombres como en la torre de Babel; a cuyo fin se ha ordenado
tantas veces a todas las jerarquías que se establezcan escuelas en castellano en todos los
pueblos y que los obispos y párrocos velen sobre su observancia. Que estas santas, justas y
repetidas determinaciones y decretos reales no han llegado a lograr su efecto y parece que
cada día se indisponen más los ánimos, respecto de que pasados más de dos siglos y medio
diferentes idiomas en que los indios están cerrados, rehusando aprender el castellano y el
enviar sus hijos a la escuela; y aun en las inmediaciones a la capital de México, en el corto
espacio de dos leguas en un propio curato hay pueblos mexicanos y otomites, verificándose
esto mismo en otras partes, no porque los naturales no entiendan el castellano sino porque
no quieren hablarle, mediante que ha visto pobres indios que entendían castellano, otomí y
mexicano, y al cura y sus vicarios nunca les hablan en castellano, sucediendo lo mismo con
los alcaldes mayores y justicias, valiéndose estos del intérprete. Que la raíz de este daño
idiomas de los naturales, y como sus párrocos y ministros a quienes siempre tratan y ven les
hacen alarde de estar cada día más expeditos en los idiomas con la frecuente comunicación
con los naturales, y no hay quien promueva en los pueblos el castellano, antes bien tiene
noticia de que les impresionan en que es falta de respeto hablar en castellano o se les
castiga si lo hacen; cuya impresión nace de dos bajos conceptos, uno de persuadirse los
clérigos criollos que el modo de afianzar en ellos la provisión de los curatos y excluir a
todo europeo son los idiomas, y el otro que extinguidos éstos, se les quitaba el título a que
lengua, dificultando los arbitrios para aprender otra ajena, añadiendo algo de malicia para
ocultar sus acciones de los españoles, y no contestarles derechamente cuando conciben que
no les tiene cuenta. Que para cortar semejantes males y que no tomen más cuerpo cada día,
el seguro remedio era hacer la provisión de los curatos en los sujetos de más mérito aunque
en los pueblos haya algunas personas que ignoren el castellano, con la obligación de
mantener vicario del idioma para los casos urgentes de administración de sacramentos. Que
es cierto que el pastor debe entender la voz de sus ovejas y por esta regla han creído
algunos ser más estrecha obligación la de que los párrocos sepan el idioma de cada pueblo
de la América; pero esta razón en nada convence, porque los obispos son los primeros
pastores que han de visitar todos los pueblos y curar las enfermedades de sus ovejas, a las
que ni entienden ni pueden entender todos sus diferentes idiomas, y nunca han pensado mis
predecesores ni yo en colocar con preferencia a los que los saben, porque ninguna utilidad
resultaría de ello y acaso muchos perjuicios. Que si sólo se hablase mexicano en una
diócesis, ya fuera natural y más urgente la obligación de proveer párrocos de este idioma;
pero habiendo en el mismo arzobispado, además de aquél, otros muy distintos, como son el
otomí, huasteco, mazahua, tepehua y totonaco, y en cada diócesis otros muy diferentes,
mediante que en la de la Puebla, además de los referidos, hay chocho, mixteco, tlapaneco,
olmeco, dos géneros de totonaco, y en Oaxaca, tarasco y zapoteco, resulta un desorden que
sólo con la experiencia se puede conocer, viendo pueblos muy inmediatos mantenerse cada
uno en su propio idioma, como si distaran muchas leguas; y aun en Tlachco, de la diócesis
de la Puebla, se ve que de dos barrios que tiene, uno es otomí y otro tepehua; que cuando
Hernán Cortés hizo la conquista desde Yucatán hasta México, sólo se hablaba el mexicano
o lengua culhua que era lo mismo, y la entendían perfectamente doña Marina y Gerónimo
de Aguilar, no obstante que los españoles atravesaron todo lo que hoy es diócesis de
333
diferentes idiomas compuestos del otomí y mexicano y con otros diversos términos y
pronunciación, para los que se han compuesto artes y modos de aprenderlos, cuando no se
puede negar que el conquistador sólo conocía las lenguas mexicanas y otomí, y ésta hacia la
parte de Michoacán. Que el cura que es castellano y no sabe otro idioma, procura con
esfuerzo extender el suyo, encarga y precisa a sus feligreses a que le hablen en él,
promueve las escuelas en castellano; y al contrario el que sabe el idioma, siempre habla en
él y mira con poco aprecio el castellano, enseña la doctrina en el idioma y no pocas veces
deslizándose en errores, porque es muy difícil o casi imposible explicar bien en otro idioma
los dogmas de nuestra santa fe católica, sobre que han tratado tanto los santos padres y
purificar las expresiones; y no procurando desterrar los idiomas, acontece que un clérigo de
menos mérito, de bajo nacimiento y tal vez de peores costumbres, logra por saber un
idioma un curato que debía ser premio de un sujeto más condecorado. Que en los colegios
de México, Puebla y otras capitales se educan los jóvenes más distinguidos en nacimiento y
habilidad, y es cosa dura que después de fatigarse en el estudio de facultades mayores vean
ser promovidos a curatos clérigos de idioma que a lo más han estudiado una suma moral,
pues cuesta mucho trabajo y desvelo el aprender los españoles otro idioma cuando no se
han criado con los naturales, por lo que su dictamen no era ni podía ser que por ahora se
dejasen sin ministros del idioma a los pueblos sino que se pusiese el principal cuidado en
que los párrocos no pierdan por saber sólo el castellano, aunque podrá suceder que si al
principio los regulares vincularon en sí los curatos manteniendo los idiomas, y después que
los seculares los han aprendido ha sido trascendental el perjuicio, procediendo en esto
contra la práctica de los conquistadores, como los romanos introdujeron su lengua en las
naciones conquistadas. Que para que este mal se remedie le parecía también que si fuese de
mi real agrado se encargase a los obispos que en las propuestas que se hacen para curatos se
atienda únicamente al mayor mérito aunque ignoren el idioma, con la obligación de tener
los vicarios que fuesen necesarios, respecto de que podía alegar casos de haberse hecho
provisión de curatos de pueblos de puro idioma en clérigos sin él, como sucedió en
obispado de la Puebla, y haber logrado en pocos años que los indios confesasen y supiesen
aquellos países, antes se seguiría el mayor beneficio a las diócesis en tener por párrocos
sujetos criados en seminarios de mejor porte, de más letras y más desinterés que los
clérigos mercenarios, a los que no se les puede faltar título a que ordenarse, pues es mejor
recelo de que fuesen europeos a ser párrocos era imaginario a causa de que nunca mi real
piedad dejaría sin premio a los nacidos en aquel país, ni era posible que éstos vayan a
era justo perdiese por ser europeo. Y finalmente, que con lo expresado se podría entender
por todos los ministros reales dentro de pocos años a los naturales sin la necesidad de
intérpretes que con facilidad se pueden corromper; los obispos serían igualmente
entendidos en todos los pueblos de sus diócesis, los indios no quedarían tan expuestos a ser
engañados en sus tratos, comercios o pleitos; los párrocos estarían más uniformes; los
gobernarse con más facilidad. Y vista la citada carta en mi Consejo de las Indias, con lo que
otra de 27 del expresado mes y año, expusieron mis fiscales, y consultándome sobre ello en
17 de febrero de este presente, he resuelto aprobar los medios que propone el nominado
arzobispo de México y mandar expedir reales cédulas circulares para que se practiquen y
observen igualmente en todos mis dominios de la América, con advertencia de que en los
parajes en que se hallen inconvenientes en su práctica, me los representen. Por tanto por la
presente ordeno y mando a mis virreyes del Perú, Nueva España y Nuevo Reino de
de los mismos distritos y de las islas Filipinas y demás adyacentes; y ruego y encargo a los
muy reverendos arzobispos, reverendos obispos, a los cabildos en sede vacante de sus
iglesias, a sus provisores y vicarios generales, a los prelados locales de las religiones y a
otros cualesquier jueces eclesiásticos de aquellos mis dominios, que cada uno en la parte
luego se pongan en práctica y observen los medios que van expresados y ha puesto el
mencionado muy reverendo arzobispo de México, para que de una vez se llegue a
conseguir el que se extingan los diferentes idiomas de que se usa en los mismos dominios,
y sólo se hable el castellano, como está mandado por repetidas leyes, reales cédulas y
órdenes expedidas en el asunto, estando advertidos de que en los parajes en que se hallen
inteligencia resuelva lo que fuere de mi real agrado, por ser así mi voluntad.
336
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________________________________________________________
El rey. Con real orden de 1º. de diciembre próximo pasado remití a mi Consejo de
Indias para su cumplimiento en la parte que corresponde, copia del real decreto que me he
relativo a la venta de los bienes de obras pías en mis reinos de las Indias e islas Filipinas,
cuyo tenor, el de la citada instrucción y de los cuatro formularios que en ella expresan son
los siguientes:
expresan, mandé enajenar los bienes raíces pertenecientes a obras pías de todas clases y que
existentes para imponer a su favor entrasen en mi Real Caja de Amortización con el interés
anual de tres por ciento, y la esencial hipoteca de los arbitrios destinados y que
todas sus rentas, pero conservándose siempre ilesos a los patrones respectivos los derechos
emolumentos que deberán satisfacérseles del tres por ciento del interés anual. Y aunque por
entonces no fue mi real intención extender esta providencia a los dominios de América,
para las mismas obras pías, que libres de las contingencias, dilaciones y riesgos de su
administración han conseguido el más fácil cumplimiento de sus fundaciones, como para el
adquisiciones y gastos que están haciendo para mejorarlas son las pruebas más seguras de
sus ventajas, he resuelto, por todas estas razones y las de particular cuidado y aprecio que
me merecen los de América, hacerlos participantes de iguales beneficios, a cuyo fin mando
que desde luego se proceda en todos aquellos dominios a la enajenación y venta de los
bienes raíces pertenecientes a obras pías de cualquier clase y condición que sean y que su
producto y el de los censos y caudales existentes que les pertenezcan se ponga en mi Real
Caja de Amortización bajo el interés justo y equitativo que en el día sea corriente en cada
provincia, a cuya seguridad y la de los capitales han de quedar obligados todos los arbitrios
197
. El censo era una obligación impuesta sobre una propiedad inmueble, que implicaba el pago de
un canon o rédito anual.
338
especialmente; y sin embargo de que con ello y el celo de mi Consejo Real y su comisión
de las de América añado la especial hipoteca de las rentas de tabacos, alcabalas y demás de
mi Real Hacienda que entran en aquellas tesorerías, dejando al arbitrio de los interesados
señalar la que más les acomode para su respectiva cobranza; y declaro desde luego libres
por esta vez del derecho de alcabala y cualquiera otro, las ventas y contratos que se
del Despacho de Hacienda que acompaña. Y encargo a los muy reverendos arzobispos,
reverendos obispos y prelados regulares, contribuyan por su parte en todo lo que fuere
28 de noviembre de 1804.
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