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Enrique G. Encinosa
VI
Tan pronto las milicias se retiraron, los alzados comenzaron a salir de sus cuevas y
escondites. De todas las unidades guerrilleras, la que más intacta había quedado, era la de
Osvaldo Ramírez. El jefe guerrillero había logrado sobrevivir, ya que contaba con una
cadena de prácticos, muy conocedores de la zona, que lo ayudaban. Ramírez había
dividido su tropa guerrillera en una docena de escuadras, cada una consistía en grupos de
nueve a doce hombres. Las diminutas guerrillas eran más móviles y escurridizas, que las
columnas de cincuenta o sesenta hombres que había tenido Duque. A pesar de que
contaba con un sistema muy primitivo de mensajeros, Ramírez tenía la capacidad de
reunir varias escuadras rápidamente, para golpear un objetivo con fuerza.
Un par de semanas después del final de la limpia, vino el desastre de Playa Girón. Una
fuerza invasora, auspiciada por la CIA, desembarcó en la Ciénaga de Zapata. La Brigada
de Asalto 2506, consistía en un ejército de mil quinientos hombres que fueron entrenados
en Centro América. Sin cobertura aérea, los invasores fueron blancos fáciles de los
aviones Sea Fury de Castro, los cuales destruyeron los barcos de abastecimiento de la
Brigada. En tres días de violentos combates, la invasión se desmoronó, sin municiones ni
víveres y acosados por la aviación y la artillería enemiga. Sin rutas de escape, Girón falló
por la ineptitud de la CIA, la falta de coraje del Presidente Kennedy, y la mala
planificación logística. Este fracaso ayudó a Castro para afianzarse en el poder.
En las Sierras de Las Villas, los alzados sentían una inmensa frustación. Ni las guerrillas,
ni la poderosa fuerza del clandestinaje que abarcaba toda la Isla, fueron activados para
apoyar la invasión. Los factores más poderosos de la oposición interna en Cuba fueron
ignorados por la CIA, unos por mala planificación y otros por ser demasiado
independientes y difíciles de controlar. El plan original de la invasión que había sido
concebido bajo la administración de Eisenhower, no era originalmente un plan invasor,
sino, equipos de infiltración, utilizados para reforzar y suministrar a las fuerzas
guerrilleras. Irónicamente, los alzados nunca fueron avisados de la inminente invasión.
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Chapter # 6
Osvaldo Ramírez se encontraba allí, con su sombrero Stetson y su arma favorita, una
carabina MI. También estaba presente Tomasito San Gil, un muchacho de 22 años de
edad, nacido en la finca Ciego Ponciano en las inmediaciones de Sancti Spíritus, que
llevaba diez meses de combates y había probado ser un líder natural y un gran estratega,
nacido para el combate. Congo Pacheco, otro de los presentes, era veterano guerrillero de
la lucha contra Batista. Julio Emilio Carretero, con barba tupida, había sido sargento de la
policía en Topes de Collantes. Benjamín y Blas Tardío, eran dos humildes campesinos
que habían sido de los primeros en alzarse en el Escambray. Rigoberto Tartabull, era un
mulato que provenía de una familia dividida, ya que sus hermanos eran milicianos. Maro
Borges, un muchacho de apenas 20 años, ya dirigía una guerrilla de hombres mayores
que él. Pedro González, un guerrillero agresivo, que había burlado los cercos de la limpia,
escondiéndose en un cayo al sur de Trinidad, desde donde había regresado para continuar
la lucha. Cheíto León era un muchacho trinitario, afable, que de camionero y miliciano,
se había convertido en jefe de guerrillas. Porfirio Guillén, con su carabina San Cristóbal,
era ya veterano de muchos cercos evadidos.
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