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TÉCNICAS MIXTAS EN EL NORDESTE ARGENTINO

INTRODUCCION
Con este trabajo queremos presentar una técnica mixta de uso generalizado
en la zona del nordeste de la República Argentina. La región es subtropical
húmeda con un corto invierno -quince días, a veces divididos en dos semanas
alternadas-, un verano riguroso y con cambios bruscos de temperatura y
humedad, lo que puede generar huracanes. Es un terreno sumamente plano
y con bosques que en parte han sido talados.
Un importante río -el Paraná- estructura la región y otros cursos de agua
aportan al gran estero del Iberá para dar riego a la zona. Justamente en las
cercanías de estas zonas húmedas crece la palma caranday (Copernica
campestris Burm.) de largo y recto tronco, generalmente en colonias o
siguiendo un derrotero. El poblador ha sabido usarla en su provecho.
GENERALIDADES DEL TIPO
Si bien cuando se habla de construcciones en madera se tiende a pensar en
piezas aserradas, debe tenerse en cuenta que también existen en territorio
argentino realizaciones en rollizos, ramas o troncos apenas trabajados.
Este tipo de material es utilizado ya sea solo, o en combinación con el barro,
y tiene múltiples posibilidades y facetas que responden a las necesidades del
medio y a la disponibilidad de elementos de recolección.
Justamente la abundancia de algunas variedades de palmeras en el territorio
chaqueño permite su uso en las provincias de Chaco, Corrientes y Formosa
principalmente. También en otros distritos limítrofes -como Salta y Santa Fe-
detectamos su uso, pero casi exclusivamente como cabios en techos de tejas
o tejuelas.
En la zona chaqueña la tradición arranca en épocas de la dominación
hispana, aunque es probable que esta técnica fuera usada desde tiempo
anterior. La disposición de techos de palma, muy usados inclusive en obras
de mampostería, se corresponde con la estructura independiente y aun, con
los muros portantes de este material, siendo común la factura total de la
vivienda en palma caranday, o bien de algún otra especie similar.
Sin embargo, el avance hacia zonas rurales de materiales industrializados ha
hecho que a veces -en las zonas cercanas a los centros urbanos- el techo sea
reemplazado o complementado por chapas de cartón impregnado alquitrán,
que permite mayor rapidez en la construcción de la cubierta, pero también
un deterioro mucho más acelerado.
Igualmente, el usuario puede ir reemplazando parte de la vivienda con
locales hechos en mampostería de ladrillo, pero siempre mantendrá el uso de
la palma para los locales de trabajo o donde no sea necesario un cerramiento
hermético. Es común ver hoy -aun en los barrios de las ciudades de la región-
la existencia de galpones, talleres, depósitos u otras piezas de servicios
construidas, enteramente o en parte, con troncos de palma.
LA ORGANIZACIÓN ESPACIAL
Veamos cuáles son los lineamientos y las técnicas aplicadas a este material.
Primeramente, como toda construcción con techo de estructura de madera,
se ha tendido a disponerla en forma ortogonal, en plantas rectangulares; sin
embargo, cuando se trata de corrales o cercos es común apelar a círculos u
otras formas curvas. En algunos lugares su uso se extiende a los brocales de
los pozos, también de planta circular.
Dentro de los partidos rectangulares es normal la construcción de un módulo
al que se le van agregando otros, o complementando con construcciones
menores, exentas. Debe tenerse en cuenta que en la región se hace
principalmente vida al aire libre o en lugares semiprotegidos como ramadas,
galerías o aun bajo árboles frondosos, dejándose el edificio mismo para
depósito, lugar de dormir y para guarecerse en los días de lluvia y en los
pocos días de frío.
Es así que muchas veces estos lugares externos -que nosotros nos
inclinaríamos a adjetivar como “complementarios”- son en realidad los
principales. Por eso no debemos caer en el error de estudiar la parte cerrada
de la vivienda, dejando de lado a estos locales que parecerían precarios o
casi obsoletos. Por el contrario, se debe considerar tanto la parte cerrada,
cuanto los otros locales y disposiciones externas que conforman la vivienda
en su conjunto, estructurados también ortogonalmente y referidos a los ejes
de las partes cerradas.
Justamente allí, en la parte externa se ubican el fogón, el lugar de comida y
de trabajo doméstico, y aun el sitio donde el jefe de familia ejerce su oficio,
generalmente artesanal. En cuanto a edificios en sí, éstos pueden ser lugares
semicerrados unidos a la vivienda o exentos, tal como se ha dicho. La
distinción mayor se da en el taller que es normalmente de mayor altura que
la casa por razones funcionales. El local de letrina aparece alejado del
conjunto, muchas veces carente de techo.
Teniendo en cuenta este partido general, pasamos a ver las técnicas
aplicadas en muros y techos.

DISPOSICIONES MURARIAS
Los techos son sostenidos por una estructura independiente de troncos
enteros que se hincan en las esquinas y en otros puntos del perímetro de
cada ambiente. Reciben el nombre de horcón, aunque la bifurcación que
pudieran tener para el asiento de las vigas se consigue por tallado y no por
una formación natural (Figura 1).

Uniendo horizontalmente los horcones, corren troncos menores de palma


-llamados varas o latas- generalmente en número de dos y a unos 60 cm y
1,50 m del suelo.
Junto a estos elementos horizontales -que a veces son eemplazados por
maderas de otro tipo, o cañas- se alinean los troncos verticales que formarán
la pared. La unión entre ambos puede hacerse por ataduras con alambre o
por clavado. Antiguamente se usaban tiras de cuero crudo (tientos) para la
sujeción. Los troncos pueden estar simplemente apoyados en el piso, pero lo
más común es que también estén hincados formando un cerramiento de palo
a pique (Figura 2).

Aunque los troncos de palma caranday son bastante regulares en su diámetro


y casi sin curvaturas en su eje, el cerramiento de muros es siempre algo
imperfecto, dejando intersticios verticales que, si bien son insuficientes para
aislarse de lluvias, son en cambio buenos para conseguir una aireación eficaz
frente a las altas temperaturas. Por ello, estas construcciones carecen casi
siempre de ventanas, siendo por lo general la puerta de acceso el único vano
de la construcción (Fig. 3).
Como defensa frente a los agentes climáticos y para conseguir la
hermeticidad necesaria, en zonas urbanas, normalmente se recurre al
embarrado de los muros, resultando así una técnica mixta, de palo a pique y
estanteo (tierra con entramado).
Pero cuando se opta por el embarrado, se trata de ahorrar en madera y
entonces no se usa el tronco completo -que queda sólo para la estructura- y
se utiliza en su lugar el tronco cortado a lo largo, de sección semicircular, lo
cual permite, además, el clavado del palo a pique a las varas o su atado en
forma más sencilla (Figura 4).
Con este mismo tipo de corte se usa otra técnica que también ahorra
madera, pero que no ofrece buenos resultados de cerramiento total si no se
embarra. Tal sistema consiste en colocar los palos a pique en forma
alternada, cada palo a un lado de la vara, uno interno y otro externo. Esta
solución es muy usada en lugares de trabajo y servicios donde normalmente
no se aplica el embarrado.
Cuando el palo a pique de tronco completo es usado sin barro -lo que es más
común en zonas rurales- se agregan otras varas en forma horizontal o
inclinada, paralelas a las aguas del techo, que ayudan a mantener la unión
de la parte superior de los troncos y a formar un mejor apoyo para la
cubierta.
Vale la pena destacar además que, en galerías o espacios intermedios, se
utilizan troncos formando rejas, normalmente a 45º, de secciones completas
o semicirculares en diversas soluciones, bien con antepechos revocados, que
sirvan de asientos o estantes para utensilios y tiestos, o bien que bajan
rectos hasta el piso.
Hay ejemplos en que por la mixturación de las técnicas se llega a empañetar
algunas partes y dejar otras al descubierto, ayudándose con el encalado y el
barnizado para destacar aun más las distintas formas de tratamiento.

LAS CARACTERÍSTICAS DEL EMBARRADO


Como hemos dicho, en algunas ocasiones la palma caranday se emplea con
embarrado. Ello es necesario particularmente en viviendas, así como en
cocinas o lugares donde se almacenan objetos que requieren cuidados de
mantenimiento y seguridad ante posibles robos. Pero también se usa para
dar más confort a los ambientes internos, otorgándoles aislamiento térmico,
acústico y protección contra insectos y roedores.
Esos revestimientos de barro pueden colocarse por una o por ambas caras,
dependiendo de las aspiraciones y las posibilidades del usuario. Si bien
areciera que es más importante lograr una pared lisa por el interior, hay
quienes prefieren terminar mejor el exterior, ya que es el que se presenta
ante los vecinos y da idea de la prolijidad del dueño. Lógicamente, embarrar
por ambas caras es lo deseable y hacerlo sólo por la interior redunda en un
mejor control de la higiene y las plagas. Antes del embarrado, suele hacerse
un relleno de otro material para que la cantidad de barro utilizada sea menor.
Para este menester se usan restos de madera de palma y piedritas, con lo
que termina armándose una superficie más plana.
Normalmente, la tierra usada para ello no recibe una gran atención en cuanto
a su elección ni a su tratamiento. Por lo general es recogida de las
inmediaciones de la vivienda buscando, más que nada, las capas arcillosas
que se forman en las orillas de lagunas o cursos de agua, especialmente a
posteriori de una gran lluvia. Esos depósitos de arcillas y limos son mezclados
con otras tierras y -con poca frecuencia- con alguna fibra. Sin embargo, no
son las fibras de la propia palma las utilizadas, ya que éstas son bastante
rígidas, duras y suelen ser dañinas para las manos. No debe olvidarse que las
palmeras crecen en suelos bastante húmedos e inundables, lo que da la
posibilidad de obtener en su cercanía tierras apropiadas.
El barro se mezcla, se estaciona unos días y luego se aplica a las paredes.
Con esta especie de revoque grueso se deja el muro con superficies planas y
con posibilidades de recibir acabados de diferentes tipos. Toda la tarea se
produce a mano, pocas veces con herramientas y es común ver que las
huellas de los dedos quedan marcadas. En este momento del trabajo se
toman algunas decisiones que conducirán a superficies con diversas
terminaciones.
A veces, sobre todo cuando se trata de tierras arcillosas, suele optarse por un
recubrimiento delgado que no llega a constituir una superficie lisa, sino que
parece ser como un tapiz adherido que deja traslucir perfectamente cada uno
de los troncos que forman la construcción. En otras ocasiones, el embarrado
llena bien un tramo entre dos elementos de madera, dejándolos a la vista,
dando un aspecto de un “pan de bois”, es decir, de tierra con entramado. Por
supuesto, existen viviendas donde el revoque se termina totalmente liso por
ambas caras de las paredes y sólo alguna rotura posterior deja entrever la
técnica utilizada.
Tales diferencias en los embarres gruesos, tales decisiones en el momento de
revocar, dan la posibilidad de muy diferentes acabados. Porque aun quedan
las instancias del revoque fino y la pintura que ayudarán a dar una
terminación a veces muy cuidadosa. La utilización de pintura blanca de cal en
los embarrados y de barniz en los troncos que quedan a la vista, da
productos realmente interesantes, que se combinan con el tratamiento de
puertas, ventanas y postigos. Por lo general, esas maderas barnizadas son las
llamadas “varas” o “latas” que unen horizontalmente los troncos clavados en
el suelo. Se forman así franjas horizontales que contienen las aberturas,
llevando a una agradable solución de conjunto.
Como en toda construcción de tierra con entramado, las partes bajas de los
muros son bastante vulnerables. Aquí no hay, como en los casos del adobe o
de la tapia, sobrecimientos de piedra. En alguno que otro edificio levantado
con más cuidado, se busca alguna solución al respecto, generalmente
consistente en una especie de zócalo de piedras. Pero debe tenerse en
cuenta que en la zona donde se usa la palma es difícil tener piedra a
disposición. Un recurso ensayado en las zonas boscosas ha sido
el uso de astillas de madera de quebracho (Schinopsis balansae Engl.) que
contiene mucho tanino y es prácticamente imputrescible. Estas astillas
pequeñas (o aun el aserrín) se mezclan con el barro de las partes bajas o
simplemente se colocan sueltas del lado externo de la pared llenando el
ángulo de ésta con el suelo y apisonándolas un poco.
SOLUCIÓN DE LAS CUBIERTAS
Los techos se realizan generalmente a una, dos o cuatro aguas (pendientes
entre 5º y 20º), con predominio de las dos aguas. Sobre los horcones
esquineros se apoyan las vigas costaneras y, sobre los horcones mayores, la
cumbrera. Sobre esta estructura se coloca lo que se conoce como "teja de
palma", por el parecido que tiene con la teja española. En realidad, son
piezas que miden el largo total del agua y apoyan un extremo en la cumbrera
y el otro en la costanera. Los troncos son cortados longitudinalmente por su
diámetro (dando también en este caso secciones semicirculares) y luego son
trabajados en su lado interior con un corte cóncavo en forma de V, lo que
hace que finalmente la sección se parezca a un arco (Figura 2).
Ello permite una disposición similar a la de las tejas españolas, colocando
piezas de canal y piezas de cobijo. Si los cortes en V están bien trabajados, se
puede conseguir una cubierta eficaz. Al igual que con las tejas cerámicas, el
cubrimiento superior se hace con una pieza cumbrera que corre tapando la
unión de ambas aguas.
Este tipo de solución está muy difundido y es asiduamente usado para cubrir
también edificios que tienen muros y estructura de otros materiales.

CONSIDERACIONES FINALES
En general podemos apreciar que el uso de la palma caranday en la
construcción está muy difundido en toda el área del nordeste argentino y
parte de su litoral fluvial. Se usa tanto como material único, cuanto en
combinación con otros materiales de recolección o de factura industrial.
Es de notar que cuando la palma es usada y trabajada con cuidado se logran
resultados muy buenos, y estéticamente agradables, debido a la regularidad
de forma y textura del material. Su tallado es relativamente fácil siempre que
sea cortada cuando las condiciones climáticas y las fases lunares así lo
aconsejen. Igualmente, las disposiciones usadas permiten la reposición
periódica de elementos deteriorados sin mayor problema para el resto de la
construcción.
Por ello damos a conocer esta técnica mixta que no sólo sigue en vigencia,
sino que ha tenido cierta revitalización por parte de los pobladores y de
algunas autoridades municipales a partir de las grandes inundaciones de
1983.

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