Sie sind auf Seite 1von 71

Borrador: [ ] 16 de octubre de yyyy

Recuerdo que cuando era niña me ponía a saltar desde una barda del balcón
que daba al jardín de la casa de mi abuela hasta el piso. La altura era poco
menos de un metro y lo hacía una y otra vez con la esperanza de que en
alguna de ellas quedara suspendida en el aire y pudiera, entonces,
lanzarme a volar. No recuerdo haberlo logrado… Tiempo después, bastantes
años después, soñé que volaba. Fue la primera y última vez que tuve un
sueño así. Podía volar, sin alas, sin batir los brazos; me elevaba con tan sólo
pensarlo. Pero una vez emprendía el vuelo, alcanzaba muchísima velocidad
y la trayectoria era incontrolable. No podía detenerme a voluntad, a menos
que topara con alguna pared, un poste o algo que disminuyera el impulso y
me permitiera ir descendiendo sin estamparme.

Antes de cumplir los veinte años quise subirme a un globo aerostático y


sentir, de alguna manera, que volaba. Tal vez hubiera sido mejor
experimentar con un paracaídas o un parapente, pero siempre me dio
miedo intentarlo. Finalmente, me conformé con las experiencias de vuelo
que suceden cuando se viaja en avión. Pero, ciertamente, los que alguna
vez han soñado que vuelan, los onironautas experimentados y Bachelard
saben bien que a eso no se le puede llamar propiamente “volar”. El
verdadero vuelo no requiere aditamentos. "Tous les êtres aériens savent
bien que c’est leur propre substance qui vole, naturellement, sans effort,
sans mouvement d ’ a i l e . " ( B a c h e l a r d )
Es evidente que este vuelo, por sus propias características, no puede ser
posible en la vigilia. El volar, el auténtico volar, “le voyage en soi” sólo es
posible en el ámbito de lo sutil; en la realidad nocturna, onírica, como diría
Bachelard. La tradición hindú lo explica muy bien. La vigilia es el ámbito de
los cuerpos físicos (sthûla sharîra), objetos densos y sus elementos (tierra,
agua, fuego y aire); percepción de lo externo, de la realidad ordinaria
(Mandukya Upanishad, III)

El ámbito de lo sutil, por su parte, abarca tres diferentes estados,


diferenciados por el nivel de profundidad que se alcanza en la conciencia y
el nivel de realidad o esencialidad que explica lo real. El primer nivel del
ámbito sutil es el estado de sueño con ensueños, en el que se perciben los
objetos sutiles, ligeros, internos, mentales (Mandukya IV). Comprende las
fuerzas vitales (prâna), las funciones y contrapartes sutiles de los cinco
órganos de percepción (vista, olfato, oído, tacto, gusto) y los cinco órganos
de acción (capacidad de habla, asir, excretar, moverse y reproducirse). Es el
ámbito donde se originan los movimientos de nuestra psique: la memoria,
imaginación, fantasía, razón, intelecto. Nos relacionamos con este ámbito a
través de un cuerpo sutil (linga sharîra), mental, etéreo, astral.

Existe un segundo nivel de profundidad en éste ámbito y se trata del sueño


profundo, en el que no se percibe ninguna imagen, ningún sueño, ningún
objeto. Podría corresponder a esto que dice Bachelard: "Le rêve le plus
profond est essentiellement un phénomène du repos optique et du repos
verbal." Es justo el estado fisiológico de estar dormidos sin que haya

SPABS28867/5 PER-069778
“movimiento rápido del ojo” (REM). Aquí, todas las experiencias se unen y
se diluyen, hasta llegar a ser una masa de conciencia indiferenciada
( M a n d u k y a V ) .

Para la tradición hindú, existe todavía un tercer nivel sutil más profundo
que el anterior, al que se le llama simplemente “el cuarto”, si contamos
desde la vigilia. Se trata de ese estado de conciencia en el que sólo subsiste
el Ser; es, propiamente, la dimensión espiritual, la que está más allá de la
dimensión psíquica y mental, pero que sin embargo subyace en todas las
dimensiones de la existencia. (Mandukya, VI)
Es en el ámbito sutil, pues, donde puede suceder el “viaje imaginario” que
nos describe Bachelard: "le plus réel de tous, celui qui engage notre
substance psychique, celui qui signe d’une marque profonde notre devenir
psychique substantiel." Dicho viaje imaginario puede ser un vuelo poético,
un vuelo mágico y hasta un vuelo místico.

Para volar hay que elevarse; para elevarse hay que hacerse ligero (la
poética del vuelo onírico de la que nos habla Bachelard es ya una
manifestación de esa ligereza); y para hacerse ligero hay muchas y variadas
técnicas en la sabiduría de las culturas del mundo, en las que podemos
encontrar elementos similares. En todas, o en la mayoría, el cielo es el
símbolo o arquetipo de lo sutil. Hay que viajar por muchos cielos antes de
llegar al Último Cielo. (Eliade, Yoga e inmortalidad, FCE, p.237) Cada cielo
simboliza un grado de profundidad en la meditación, “y simultáneamente,
‘pasos’ hacia la liberación final”; así es al menos en el budismo y el
hinduismo; (Ibid, p.238) Se trata, evidentemente, de la operación espiritual
ascensional que provoca la plasmación de la experiencia de vuelo en
imágenes poéticas, en metáforas, en intuiciones reveladas y reveladoras.

El niño, el joven, el poeta y los enamorados vuelan; el asceta, el mago, el


chamán, el yogui y el sabio vuelan. Se remontan por los aires, vuelan como
pájaros, franquean distancias enormes a la velocidad del rayo (Ibid, p.238)
P e r o , ¿ c ó m o l o h a c e n ? Remontarse al ámbito de lo sutil es,
sobre todo, una operación espiritual vertical que, imaginada bajo el
trasfondo celeste, adquiere el carácter de ascensión. “La ascensión al Cielo
y el vuelo mágico están cargados de un simbolismo sumamente complejo,
que tiene que ver sobre todo con el alma y la inteligencia humana. El
‘vuelo’ traduce a veces la inteligencia, la comprensión de las cosas secretas
o las verdades metafísicas.” (Ibid, p239) Se dice que el que comprende
tiene alas. Y Ellémire Zolla, refiriéndose al sabio taoísta, nos describe la
imagen del hombre pájaro: “vive indiferente al elogio o a la crítica, no se
trastorna por las opiniones, no separa la gloria de la desgracia. Está libre
del peso de la sociedad…’emprende el vuelo con el espíritu’, dejando el
cuerpo inerte e insensible, como si estuviera dormido.”(Zolla, La Filosofía
Perenne, Mondadori, p.35) Y todavía habla de una fase más elevada (que no
podría dejar de citar aquí), aquélla en la que se convierte en un verdadero
gran pájaro:

SPABS28867/5 PER-069778 Página 2


Un ser totalmente absorbido por la inmensa rotación cósmica, al grado de
moverse en ella, en el infinito. Un ser parecido a éste no dependerá más de
nada. Será perfectamente libre, en el sentido en que su persona y su
actividad estarán unidas a la persona y actividad del gran todo. Por esto se
dice que, muy gustosamente: el hombre superior no tiene un yo propio; el
hombre trascendente no tiene una acción propia; el sabio no tiene nunca
más un nombre propio. Por que es uno con el todo. (Ibid, p.35)

Aquí, la idea de que nuestro corazón, pesado por las penas del día, se cura
durante la noche por la facilidad y dulzura del vuelo onírico, como dice
Bachelard (L'air et les Songes, Livre de Poche, p.45) se invierte
completamente. No es el vuelo lo que aligera el corazón, sino que es un
corazón ligero lo que permite el vuelo. El vuelo onírico producido por los
mecanismos del inconsciente bajo una pesantez no resuelta en la vigilia, no
es más que un impulso de voluptuosidad, o un sueño que representa la
realización de un deseo reprimido, como diría el psicoanálisis. Pero el vuelo
onírico, poético, mágico, lúcido, es un vuelo resultado de la búsqueda por la
trascendencia; por el intento de elevarse y ver el mundo desde “arriba”.
Es por esto que la experiencia del vuelo auténtico sólo puede darse en el
ámbito de lo sutil pues, aun en el caso de la levitación, ésta no sucede si
antes el cuerpo denso no es transmutado en un cuerpo ligero,
interpenetrado por las fuerzas sutiles, ajenas a la gravedad, capaces de
elevarlo.

Todos tenemos contacto con el mundo sutil a través del estado de sueño. Sin
embargo, el vuelo onírico sin más es distinto al vuelo onírico lúcido. La
lucidez de un vuelo onírico se caracteriza por el hecho de sentir que se
vuela sabiendo que se está en el ámbito sutil. La mayoría, cuando soñamos,
lo vivimos como si estuviéramos en la vigilia, sentimos y creemos que
e s t a m o s d e s p i e r t o s . La dificultad de distinguir el estado de
sueño del de vigilia es lo que ha llevado, tanto a filósofos orientales como a
poetas occidentales, a afirmar que la vida es sueño, en otras palabras, que
la realidad es una ilusión. La filosofía oriental, además, agrega el hecho de
que los “despiertos” consideren que la realidad es sólo el mundo físico,
cuando eso significa estar verdaderamente dormidos en su conciencia, al ser
incapaces de ver la realidad del ámbito sutil o, puesto inversamente, la
ilusoriedad del ámbito d e l a v i g i l i a .

Curiosamente, aquellos que tienen sueños lúcidos dicen que una forma de
saber que se está soñando es dar un salto. Si uno cae al piso quiere decir
que se está en la vigilia, pero si se queda flotando el cuerpo (¡volando!)
quiere decir que lo que se está viviendo es un sueño. “Al comienzo [del
sueño] yo hacía una comprobación. Me apoyaba con las dos manos en el
aire, como en una tabla invisible, y me impulsaba. Si ascendía era porque
estaba soñando.” (Jodorowsky, Psicomagia, p. 76) Comienza así la
experiencia de un sueño lúcido, en el que uno puede, entonces, comenzar a
volar hacia donde uno quiera, sin estamparse con las cosas o adquirir una

SPABS28867/5 PER-069778 Página 3


incontrolable velocidad.

Sin embargo, para que se nos pueda ocurrir saltar en nuestro sueño y
comprobar si estamos dormidos o no, debemos practicar algunos ejercicios
durante la vigilia. Lo primero que se necesita es realizar el acto de
comprobación varias veces al día (en la tradición tibetana se dice que un
mínimo de veintiún veces), de tal manera que se cree el hábito del “test”
en el subconsciente y entonces pueda presentarse dicho acto en el sueño. El
“test de realidad” no sólo consiste en saltar para ver si uno se queda
suspendido, sino que también se puede corroborar el estado tratando de
traspasar paredes o continuamente durante la vigilia formularse la pregunta
“¿Es esto un sueño?” Hay personas que lo único que necesitan para tener un
sueño lúcido es proponérselo. Yo no soy una de ellas…

Sin embargo creo que, de acuerdo con lo dicho, es fácil intuir y comprender
que el soñar lúcidamente implica hacer uso consciente de nuestro cuerpo
sutil, al que se suele llamar cuerpo astral. "Quel souvenir il doit laissez dans
une âme qui sait lier sa vie nocturne avec la rêverie poétique du jour! (¡que
el recuerdo debe permitir dentro de un alma que sabe unir su vida nocturna
con la ensoñación poética del día!)" expresaba asombrado Bachelard. ¿Será
el recuerdo de un mundo olvidado y negado por el reino de la vigilia
materialista en el que vivimos; el recuerdo de facultades del alma y de
nuestro cuerpo dormidas y atrofiadas por elsistema educativo de nuestro tiempo?
El sueño lúcido, más aún, el vuelo onírico lúcido, es un vuelo poético: Uno
se vuelve el artista de su propio sueño, de su propio vuelo, que luego puede
ser vertido en poemas, novelas, relatos místicos, de ascensión y, sobre todo,
en un estado espiritual capaz de estar despierto a las múltiples dimensiones
de la realidad.

Sobre la aparición de la casa en mis sueños de vuelo:

La feminización de la casa, su identificación con la matriz, con la madre,


nos conduce a “remontar el tiempo” y a retornar a la edad en que fuimos
habitantes de la casa paterna, es decir, retornamos a la infancia que es en sí
el espacio temporal donde está la inocencia, el contacto puro, directo con
el mundo; y es en la casa en sí donde se gestaron los primeros sueños, los
verdaderos vuelos lúdico-oníricos, por eso la casa es ante todo el lugar de
reposo del espíritu, propiamente una morada o estancia espiritual
particular, íntima, adonde “vuela” el poeta impelido por el espíritu

SPABS28867/5 PER-069778 Página 4


MORADA AL SUR: ASCENSO-DESCENSO DEL SER HUMANO

FRANCISCO DE ATRIZ

INTRODUCCIÓN

La poesía, por su poder alquímico, es liberación, transformación de la


palabra, liberación de la materia, pues gracias a la imagen el poema nos
lleva a contactar con el universo en su multiplicidad; sí, por la imagen
poética unas cosas se transforman en otras pero todas son una sola realidad:
el Universo. En efecto, por obra de la imagen en el verso, en el quehacer
poético, la palabra recobra la multiplicidad de significación, se libera de la
significación restringida, inmediata, técnica, única, alcanzando a significar,
a semantizar, muchas cosas.

El poeta en su papel de recreador de la materia, de la realidad, del entorno,


apoyándose en la imagen transmuta, transforma o deforma las cosas, viendo
y haciendo ver unas cosas en otras o unas cosas con otras. Es decir, por la
imagen la poesía libera a la palabra de la restricción lógica de determinar la
realidad según el parámetro dualista del “esto o aquello”, y aunque la
imagen poética posibilita la identidad de la palabra y la cosa palabrada, de
la representación y la realidad, ella también permite decir lo indecible,
fusionando elementos y cosas aparentemente irreconciliables e
incoherentes, transgrediendo esa identidad representación-realidad y la
lógica dualista con una actitud monista universal, según la cual el parámetro
de concepción de la realidad ya no es el del “esto o aquello”, sino del “esto
y aquello”, por el que las cosas se entrelazan en un “esto es aquello”, como
claramente hace ver Octavio Paz en “El arco y la lira”. De esta manera, la
realidad recobra por la poesía su multiplicidad y unicidad a la vez, pues por
la imagen poética el universo vuelve a ser el ser único con múltiples formas
de manifestación, como bien dice el autor mejicano: “La imagen poética
reproduce la pluralidad de la realidad y, al mismo tiempo, le otorga
unidad”.[1]

El mismo Octavio Paz advierte que las imágenes actúan de diferente manera
expresando la realidad: algunas descubren las semejanzas entre los
elementos (y términos) de que está hecha la realidad; otras producen una
nueva realidad acercando realidades contrarias o divergentes; y otras
producen una contradicción insuperable o un sin-sentido absoluto que delata
la absurdidad del mundo. Y, finalmente, existen otras imágenes que revelan
la pluralidad e interdependencia de lo real. En todo caso, las imágenes
realizan las nupcias de los contrarios, transgrediendo la lógica y la
lingüística, llegando el poema a decir de esta manera lo que el lenguaje
normal o gramatical no alcanza a decir, pues el lenguaje sólo podía decir
“esto o aquello”; en el poema, en cambio, “esto es aquello”. Es así cómo,
en el poema, desaparece la distancia entre las palabras y las cosas: son lo
mismo; pudiéndose afirmar que la poesía es la plena libertad, porque en

SPABS28867/5 PER-069778 Página 5


ella la palabra y la cosa se liberan de toda restricción convencional
recobrando su naturaleza original: ser, estar ahí y decir algo o significar algo
y al mismo tiempo, no ser significación sólo gramatical (significación códica)
sino óntica.

Así el lenguaje va más allá del lenguaje, y la imagen se explica a sí misma,


tiene sentido en la imagen misma, haciendo que el lenguaje diga lo
indecible y lo impensable, correlacionando elementos tan dispares como
piedras y plumas, posibilitando a que el poeta pueda decir: “las piedras son
plumas” según Octavio Paz, haciendo que las cosas se entrecrucen y se
expliquen unas con otras, transformándose unas en otras. Ahora bien, ese
cambio, esa mutación, ese intercambio, ese abrazo entre las cosas no es
más que el movimiento armónico universal, el ritmo; pulso respiratorio,
vaivén metafísico que junta las cosas dispersas uniéndolas en un concierto
formidable y hermoso, una melodía. En efecto, el ritmo es el movimiento
por el cual se unifican las cosas, van y vienen unas hacia otras, unas con
otras; es el movimiento tonal, melódico, musical por el que las voces
dispersas se unifican en sublime sinfonía.

Por consiguiente, ritmo e imagen son los elementos básicos que le dan a la
poesía el carácter universal o universalista en cuanto abarca todas las cosas
por boca del poeta; quien siendo el elemento natural palabrante o parlante
hace que la naturaleza se diga, se cante y se cuente a sí misma. Según
Octavio Paz, el poema es el producto del encuentro del hombre con la
naturaleza, o del hombre con la poesía amorfa1; así el poema o poesía
elaborada es la exaltación de la vivencia personal del encuentro del hombre
con las cosas, con el mundo; es la exteriorización de lo interiorizado. De
manera que nos encontramos con que el poema expresa el movimiento
cósmico, de abrazo e intercambio de las cosas entre sí, en el que coexisten
dos movimientos o sentidos: uno hacia abajo, hacia dentro, de
introspección, de retorno a lo íntimo; otro hacia arriba, hacia fuera, de
exteriorización, de sublimación. Es decir, en la poesía se da un movimiento
de vuelo descendente y ascendente.

De este doble movimiento, de este ascenso y descenso trataremos en la


poética de Aurelio Arturo, teniendo como criterios teóricos de base las
concepciones de Gaston Bachelard y Gilbert Durand, con quienes podemos
determinar cómo el Sur al que alude Aurelio Arturo en su “Morada al Sur”, o
el Sur arturiano, no puede ser reducido al punto geográfico, al sur
colombiano en una ubicación simplista y empobrecedora de la riqueza
connotativa que la poética de Aurelio Arturo encierra, sino que va mucho
más allá, pues ese sur del vate nariñense, esa casa o morada sureña se
refiere a lo íntimo, hondo, intuitivo, pasado, la infancia, ese territorio
paradisíaco que todos añoramos; ese sur arturiano no está en ninguna parte
de la tierra pero sí en todos los hombres de la tierra. Veremos cómo luego
de hacer la remembranza de esa etapa, de retornar a su intimidad
convertido en ese viento mágico del sur, “viento fértil”, Aurelio Arturo

1
Sin forma regular o bien determinada. (WordReference. Dictionary de la Lengua Española)

SPABS28867/5 PER-069778 Página 6


extrae la savia de esa raíz vital y la eleva en su canto aéreo, convirtiendo
aquel espacio íntimo, oscuro, recóndito del sur humano en la hoja aérea,
apéndice existencial, coyuntural e intersticial que fluctúa entre el cielo y la
tierra.

Por consiguiente, consideraremos en primera instancia los planteamientos


de Rabindranath Tagore y Octavio Paz acerca de la poesía como resultado de
la unión Hombre-Naturaleza y liberación de la alegría de ese encuentro; en
segundo lugar, trataremos los conceptos de vuelo poético, Ascenso y
Descenso poéticos, según planteamientos de Bachelard y Durand, para en
último término involucrarnos en “Morada al Sur”, ese territorio de
ensoñación e intuición, de mágica realidad re-creada, liberada y liberadora,
para verificar ese doble movimiento de vuelo, de Ascenso y Descenso, en
que la poesía arturiana, la imagen arturiana, no sólo “recobra las alas”
como afirma Octavio Paz refiriéndose a la poesía contemporánea, sino en
que la imagen es alas, pues Aurelio Arturo, poeta universal, del universo y
de lo universal, logra su canto con la fluidez del viento, de la respiración
humana, sin presentarse una caída vertiginosa como en Huidrobo, sino que
desde sus adentros brota la poesía y se hace viento, aire, hoja que es
también ave y estrella. Así en “Morada al Sur” o conjunto de poemas de
Aurelio Arturo, se puede apreciar cómo el poema es el puente entre el
hombre y el universo, el hombre y las cosas, donde el hombre se cosmifica,
se hace universo y el universo se humaniza por el poder alquímico de la
palabra arturiana, palabra rítmica del hierofante de la intimidad que
congrega lo diverso unificando las cosas en una obra: el poema.

1. LA POESÍA, RESULTADO O LIBERACIÓN DEL ENCUENTRO

HOMBRE-NATURALEZA

Acerca de la obra de Aurelio Arturo, reunida en el volumen “Morada al Sur y


otros poemas”, los críticos y comentaristas literarios de nuestro país son
unánimes en afirmar que ella es la poesía del paisaje enmarcado en la
nostalgia de la infancia, y de su autor, que es la voz de la naturaleza, o al
decir de Armando Romero, es Aurelio Arturo “una voz manchada del
paisaje.[2] Esto nos da pie para ver en “Morada al Sur” la expresión que
sintetiza la relación hombre-naturaleza, conclusión a que ineludiblemente
se llega sin necesidad de terceras voces de comentaristas para aceptar esa
verdad, para dejarse impregnar del material bucólico de la poesía de Aurelio
Arturo. En efecto, basta la palabra del poeta de la hoja –que nos muestra el
universo a través de la hoja convertida en caleidoscopio o en telescopio
como en la carátula del volumen publicado por PROCULTURA-, su voz de
“viento fértil” para encontrarnos nosotros mismos en la relación hombre-
mundo, hombre-paisaje, hombre-naturaleza. De manera que ya no es
Aurelio Arturo y su paisaje lo que tenemos enfrente, sino el hombre y la
naturaleza, el hombre y el universo, el hombre y el cosmos, pues esta
relación la experimenta todo hombre, sea de Oriente o de Occidente,

SPABS28867/5 PER-069778 Página 7


relación que se da como complementación y/o confrontación, relación que
implica la vida misma y que genera en el hombre, además, la necesidad de
expresar su vivencia.

Rabindranath Tagore sostiene que entre el hombre y el universo se da un


enlace espiritual, una relación de integración cósmica que no se reduce a
una interrelación física sino que se da ante todo en el plano espiritual, entre
el espíritu humano y el espíritu de las cosas, entre el espíritu humano y ese
Gran Espíritu del Universo que está en todas las cosas y, por consiguiente,
también en el hombre. Esta relación espiritual que fluctúa en el plano
místico-religioso, es de carácter cognoscitivo; pero de un conocimiento
anímico, intuitivo, emocional y no del tipo de conocimiento racional, como
claramente expresa Tagore: “No es problema de ciencia sino de percepción
anímica. Conocimiento del alma por el alma”.[3]

O sea, que la relación Hombre-Universo, Hombre-Naturaleza es un abrazo


que se da en un plano ilógico, no convencional del racionalismo occidental,
donde no es posible esa “comunicación” entre seres tan “diferentes” como
el hombre y el mundo, donde se tiene al hombre como el ser animado y
racional mientras que la naturaleza es el ser inanimado e irracional. El
hombre siempre está preguntando y el mundo nunca le responde,
originándose la dislocación hombre-mundo, el absurdo de Camus. Pero según
lo expresa Tagore dentro de una concepción mística y panteísta, la
naturaleza es un ser animado, cuya alma o ánima se identifica con el alma
suprema o Dios y, por consiguiente, se hace necesaria una dosis de locura
mística para que el hombre o bien, se rebaje al nivel de los irracionales o,
que exalte las cosas al nivel humano para que se establezca esa
comunicación y abrazo entre el hombre y las cosas, entre el hombre y la
naturaleza. Pero es gracias a esta locura mística o ensoñación, el soñar y
alucinar despierto, que el hombre puede desentrañar el ser oculto de las
cosas, su alma; es decir, gracias a esta locura o nuevo tipo de percepción,
más íntima, el hombre puede captar el “otro” significado de las cosas como
afirma, en efecto, Tagore: “El científico a quien el conocimiento no le lleva
más allá de lo que la ciencia enseña, estará siempre renunciado a esta
visión sobrenatural. Para el hombre espiritual, en cambio, las cosas que nos
rodean tendrán un doble sentido”.[4]

De esta forma, mediante una actitud irracional, ilógica, profundamente


espiritual, anímica y emocional, el hombre se ocupa de desentrañar la cara
oculta de las cosas, el significado escondido de las cosas, quizá su verdadero
ser, contactando con la esencia de las cosas, es decir, con aquello que les da
universalidad a las cosas y hace que sean la Gran Unidad, el Universo o
Única Versión de la realidad. Pues bien, indudablemente es el artista y,
sobre todo el poeta, quien desentraña ese otro significado de las cosas,
quien rebasando mágicamente la apariencia de las cosas llega a su realidad
profunda, a la verdad de ellas, a su esencia. Es por eso el poeta el ser
poderoso que con la magia de la palabra “descubre” el fondo oculto de las
cosas que sólo se muestra a quien sabe ver y oír de otra manera; el poeta,
dotado de una sensibilidad extrema es un clarividente, un clariaudiente, tal

SPABS28867/5 PER-069778 Página 8


como lo expresa Aurelio Arturo en “El Cantor”: “si una hoja se mueve en los
bosques, // yo lo sabré”.[5] El poeta trabaja con y sobre la palabra, que no
es otra cosa que la voz y el sonido de las cosas. Se da, pues, una relación
amorosa, emotiva y armónica entre el hombre y las cosas, entre el hombre y
la naturaleza, entre el hombre y el universo en un encuentro de almas,
conocimiento del alma universal por el alma particular. Al respecto, Tagore
afirma:

El hombre de ciencia sabe perfectamente que lo que llamamos mundo no es


sólo lo que vemos con nuestros ojos. Entiende bien que aquello que
llamamos agua y tierra no son, sino la materialización de una fuerza oculta
que se manifiesta en forma de agua y de tierra, y que la verdad última de
esta tierra y de esta agua reside en un concepto de voluntad eterna, esa
voluntad que en el tiempo ha tomado esas formas visibles. No es problema
de ciencia sino de percepción anímica. Conocimiento del alma por el
alma.[6]
Claro está que la actividad poética no es la única mediadora entre el
hombre y la naturaleza, pero sí es de las más excelsas; por ser quizás la más
elevada actitud humana, la más trascendente, que permite al hombre
progresar espiritualmente, en su conciencia o conocimiento. Pues como
afirma el poeta de la India: “Nuestra poesía, nuestra filosofía, nuestra
ciencia, nuestro arte y nuestra religión están al servicio del hombre para
que éste suba cada día a esferas superiores”.[7] El poeta se convierte en el
puente que une lo bajo con lo alto, lo finito con lo infinito; es el sacerdote,
chamán, hierofante que a través del ritual del poema une el palpitar del
mundo con la sensibilidad del hombre, sirviendo de nexo en la armonización
del ser individual (el hombre, un hombre) y el ser universal (el Todo),
dándose la Unidad en una ligazón amorosa de las cosas, en un acto erótico
de estrecha unión, compenetración armoniosa que produce alegría, goce,
placer; es una alegría cósmica, de integración: el goce del orden universal,
un goce único.
Sostiene Tagore que, si bien el “conocimiento del alma por el alma” no nos
proporciona un poder, nos despierta un goce, el goce de pertenencia y unión
al concierto universal, pues el hombre adquiere conciencia, intuye la
ambigüedad de su realidad personal que, por un lado, en un polo de su
existencia forma “una sola cosa con las piedras y los árboles” y que por otro
lado, en el otro polo, está separado de todo, sabe que cada persona es un
ser único e incomparable, un individuo, que está solo en el universo. No
obstante, por el Amor, por la Armonía, se establece la unidad del ser, la
unión del ser particular con el ser universal; de ahí que cuando Tagore se
dispone a hablar del Amor, afirme: “Llegamos ahora al eterno problema de
la coexistencia entre lo infinito y lo finito, entre el supremo ser y nuestra
alma”.[8] Estableciéndose de esta manera una verdadera copulación
cósmica que es, además, una experiencia vital, hedonista, que reporta
alegría, sí, alegría de vivir, alegría de vida. Esa unión amorosa, armoniosa,
del hombre con el universo, de la parte con el todo, es también un acto de
libertad; pues como asegura Tagore, es una relación que no transgrede

SPABS28867/5 PER-069778 Página 9


nuestra libertad y que produce alegría vital, de unión del hombre con todo
en todas sus manifestaciones.

Hay una belleza en el mundo -afirma Tagore-, que nunca va contra nuestra
libertad, nunca levanta siquiera sea un dedillo para hacernos acatar su
soberanía. Podemos ignorarla en absoluto y sin embargo, no recibir castigo
en consecuencia. Es una llamada para nosotros, pero no un mandato. Busca
amor en nosotros, y el amor nunca puede ser conseguido por la fuerza. Lo
obligado no es, en verdad, la apelación final para el hombre, sino la alegría.
Y la alegría está en todas partes; está en el verde tapete de yerba de la
tierra; en la azul serenidad del cielo; en la desenfrenada exuberancia de la
primavera; en la serena abstinencia del invierno gris; en la carne viva que
anima nuestra envoltura física; en el perfecto equilibrio de la figura
humana; en el vivir; en el ejercicio de todas nuestras facultades; en la
adquisición del saber (...) La alegría es la realización de la verdad de la
unidad, la unidad de nuestra alma con el mundo y la del alma del mundo
con la del supremo Amante.[9]

Esa Alegría, esa experiencia del alma, ese sentimiento, esa vivencia erótica
alcanza una bella expresión en el arte. Siendo la poesía la expresión
artística en que se compendian las demás artes; pues la pintura o la música
son artes porque son poéticas. El poeta con la palabra escancia de las cosas
su ser oculto, la voz de las cosas, su música, su refulgencia interna; y en ese
contacto de percepción anímica, la alegría embarga el corazón del poeta;
quien a través del poema vierte su goce a los semejantes, comparte con los
demás hombres su alegría, su gozo. La unión del hombre con el universo es
una unión libre que no viola nuestra libertad, no la obstruye, sino que, por
el contrario, la estimula. Porque, paradójicamente, “obliga” al hombre a
manifestar su alegría de alguna manera, su experiencia vital, personal,
íntima, posibilitando en él su capacidad creativa, siendo las artes una forma
de manifestación de esa alegría. Por lo tanto, la poesía, o mejor, el poema,
es un producto del deleite interior del hombre, del individuo; es la
liberación del arrobamiento que produce ese enlace con la naturaleza, es la
exteriorización exultante de la conmoción interior; el poema es, en fin, la
sublimación de la vivencia de la copulación cósmica entre el hombre y la
naturaleza. Al respecto, afirma Tagore: “La alegría del que canta se expresa
en la forma de una canción, la del poeta en la forma de un poema. El
hombre en su papel de creador está siempre creando formas, y estas surgen
de su abundante alegría”.[10]

Así tenemos que la naturaleza bellamente expresada en la poesía es


sencillamente, la re-creación de sí misma; ya que el poeta, quien la
expresa, se hace uno con la naturaleza, siendo la poética el procesamiento
de la naturaleza en el corazón del poeta, que es el sitio en donde se da el
ayuntamiento cósmico en un plano propiamente místico, como
acertadamente expresa Tagore: “... cuán misteriosa debe ser la relación del
corazón humano con la Naturaleza. En el mundo exterior de la actividad, la
Naturaleza tiene un aspecto, pero en el mundo interior presenta un cuadro
totalmente diferente”.[11]

SPABS28867/5 PER-069778 Página 10


Tenemos entonces, que la creación poética es liberación de la naturaleza y
del hombre, ya que por un lado, el fondo de las cosas es liberado en el
sentido de trascender la cosa misma (la flor no es flor únicamente, sino algo
más). Y el hombre, el poeta se libera de embargamiento, de su sentimiento
de alegría, de su conmoción interior.

Por otra parte, podemos afirmar que el encuentro del hombre con la
naturaleza es el encuentro del poeta con la poesía esencial o poesía amorfa,
al decir de Octavio Paz, de donde resulta el poema. En efecto, sostiene el
poeta mejicano que la Poesía es la naturaleza misma antes de ser
procesada por el poeta en una obra concreta o poema. Es decir, hay poesía
aunque no haya poema; lo cual es en sí lo poético o poesía en estado
amorfo, siendo el poeta el intermediario y ordenador que canaliza ese
contenido poético inmerso en la naturaleza, para transformarlo en poesía de
forma concreta: el poema. De ahí que, como afirma Octavio Paz, poesía y
poema son dos estratos diferentes, habiendo poesía sin poemas y poemas sin
poesía, pues no todo poema es poesía.

No todo poema –o para ser exactos, no toda obra construida bajo las leyes
del metro- contiene poesía (...) Un soneto no es un poema, sino una forma
literaria, excepto cuando ese mecanismo retórico –estrofas, metros y rimas-
ha sido tocado por la poesía. Hay máquinas de rimar pero no de poetizar.
Por otra parte, hay poesía sin poemas: paisajes, personas, hechos suelen ser
poéticos: son poesía sin ser poemas (...) Cuando –pasivo o activo, despierto
o sonámbulo- el poeta es el hilo conductor y transformador de la corriente
poética, estamos en presencia de algo radicalmente distinto: una obra. Un
poema es una obra. La poesía se polariza, se congrega y aísla en un
producto humano: cuadro, canción, tragedia. Lo poético es poesía en estado
amorfo; el poema es creación, poesía erguida. Sólo en el poema la poesía se
aísla y se revela plenamente (...) El poema no es una forma literaria, sino el
lugar de encuentro entre la poesía y el hombre.[12]

Por lo tanto, al acercarnos al poema y en sí a la actividad poética, lo


hacemos ante el proceso re-creador que el poeta hace de la naturaleza; el
poema es el producto de la fusión de la naturaleza y el hombre. El poema,
el quehacer poético, es un trabajo imaginario, que se fundamenta en la
imagen, con la que el poeta transforma las cosas, las trasciende y
trascendentaliza, dándoles otro significado o sentido, el que generalmente
choca con el sentido común pero que, sin embargo, es una forma de llegar
al seno mismo de las cosas, a su esencia. El poeta devuelve a las cosas su
sentido universal, pues por la imagen ejecuta un itinerario alquímico de una
cosa a otra, diciendo que una cosa es otra para denotar lo que en sí es esa
cosa, la primera.

Octavio Paz asegura que aunque la palabra está en la expresión literaria,


sea prosa o verso, es en el verso donde la palabra que refiere o representa
adquiere la cosa su sentido original y su poder de referente universal. En
efecto, Octavio Paz enfatiza en cómo la poesía resalta la diferenciación
entre creación, obra de arte y utensilio; en la medida en que estando frente

SPABS28867/5 PER-069778 Página 11


a frente, el hombre y la materia prima, ya sea ésta colores, sonidos,
piedras, metales o palabras, el hombre con su actividad, sea artista o
artesano, transforma la materia prima en obra, haciendo que los materiales
abandonen “el mundo ciego de la naturaleza para ingresar en el de las
obras, es decir, en el de las significaciones”, apunta Paz, argumentando que
un mismo material, la piedra, por ejemplo, es empleado por un artista y un
artesano, el uno hará una estatua y el otro una escalera, y aunque ambos
productos forman parte de un sistema (una iglesia medieval), la
transformación sufrida por la piedra es diferente en cada caso. Octavio Paz
sostiene que esta diferencia procesal y de trabajo, se puede apreciar mejor
en la labor literaria que con la palabra o el lenguaje realizan el prosista y el
poeta, ocurriendo en la prosa una especie de limitación de la palabra, toda
vez que en la prosa “las palabras aspiran a constituirse en sentido unívoco”,
la palabra tiende a identificarse con uno de sus posibles significados, lo cual
constituye, según Paz, en una violación y una represión de la palabra, lo
cual se efectúa conscientemente, mediante la reflexión y el análisis:

“Cada palabra –dice Octavio Paz- encierra una pluralidad de sentidos. Así, la
actividad del prosista se ejerce contra la naturaleza misma de la palabra
(...) Este trabajo implica reflexión y análisis (...) Esta operación es de
carácter analítico y no se realiza sin violencia, ya que la palabra posee
varios significados latentes, es una cierta potencialidad de direcciones y
sentidos”.[13]

En el poema, en cambio, continúa Octavio Paz, el lenguaje recobra su


originalidad primera, esto es, su pluralidad semántica, sin restricciones; por
eso, la actividad poética es diferente al quehacer del prosista, pues el poeta
(artista) libera la materia prima, en tanto el prosista (artesano) la aprisiona
y manipula.

El poeta, en cambio, jamás atenta contra la ambigüedad del vocablo. En el


poema el lenguaje recobra su originalidad primera, mutilada por la
reducción que le imponen prosa y habla cotidiana (...) La palabra, al fin en
libertad, muestra todas sus entrañas, todos sus sentidos y alusiones, como
un fruto maduro o como un cohete en el momento de estallar en el cielo. El
poeta pone en libertad su materia. El prosista la aprisiona.

Otro tanto ocurre con formas, sonidos y colores. La piedra triunfa en la


escultura, se humilla en la escalera (...) La materia, vencida o deformada
en el utensilio recobra su esplendor en la obra de arte. La operación poética
es de signo contrario a la manipulación técnica. Gracias a la primera, la
materia reconquista su naturaleza: el color es más color, el sonido es
plenamente sonido. En la creación poética no hay victoria sobre la materia o
sobre los instrumentos... sino un poner en libertad la materia.[14]

Es mediante la imagen que el poeta logra devolver a la materia, a la


palabra, su libertad; creando imágenes, trasladando una cosa a otra, de un
sentido a otro, transformando unas cosas en otras. En efecto, el poeta es
creador y re-creador de las cosas, toda vez que es creador de imágenes.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 12


Ser ambivalente –dice Octavio Paz-, la palabra poética es plenamente lo que
es –ritmo, color, significado- y, asimismo, es otra cosa: imagen. La poesía
convierte la piedra, el color, la palabra y el sonido en imágenes. Y esta
segunda nota, el ser imágenes; y el extraño poder que tienen para suscitar
en el oyente o en el espectador constelaciones de imágenes, vuelve poemas
todas las obras de arte (...) En suma, el artista no se sirve de sus
instrumentos –piedra, sonido, color o palabra- como el artesano, sino que
los sirve para que recobren su naturaleza original. Servidor del lenguaje,
cualquiera que sea éste, lo trasciende. Esta operación paradójica y
contradictoria produce la imagen. El artista es creador de imágenes:
poeta.[15]

Es decir, por la imagen poética la realidad recobra su pluralidad, y gracias al


ritmo, las cosas dispares y distantes se acoplan, se unen, se armonizan, se
abrazan, se aman. Ese ir y venir de las cosas es el ritmo universal. En ese ir
y venir, flujo y reflujo, siempre habrá una constante: algo pasa, siempre
pasa, es el tiempo, o mejor, en el tiempo se manifiesta el paso de las cosas
y de nosotros mismos. Por eso, el ritmo es también el tiempo original,
aquello que hace temporales las cosas; pero llega el poeta y retrae, retoma,
regresa aquello que pasó, recuerda, evoca y convoca lo pasado vivido y al
hacerlo detiene el tiempo; de ahí que para el poeta el tiempo no tiene el
sentido vulgar de que lo que pasó “ya pasó”; sino que, por el contrario, para
él lo que pasó volverá a ser, y lo que sucedió se queda presente, se eterniza.
Es por ello que el ritmo en el poema sea el tiempo detenido, la
remembranza, la evocación, repetición, como lo afirma Octavio Paz.

Evidentemente no se trata de “ritmar” el tiempo sino de volver al tiempo


original. La repetición rítmica es invocación y convocación del tiempo
original. Y más exactamente: del tiempo arquetípico. No todos los mitos son
poemas pero todo poema es mito. Como en el mito, en el poema el tiempo
cotidiano sufre una transmutación: deja de ser sucesión homogénea y vacía
para convertirse en ritmo (...) El tiempo del poema es distinto al tiempo
cronométrico. “Lo que pasó, pasó”, dice la gente. Para el poeta lo que pasó
volverá a ser, volverá a encarnarse.[16]

Ese detener el tiempo o volver a hacer presente lo pasado lo hace el poeta


mediante la memoria y la imaginación, mediante el recuerdo y la imagen o
representación de cosas y hechos. Para hacer ese “recorrido en el tiempo”
el poeta debe salir de sí, cruzar la barrera del tiempo y volver a “otro
tiempo”; es un acto de ensoñación que riñe con la lógica o sentido común.
En ese momento de paréntesis de la conciencia (ensoñación, inspiración) el
fluir rítmico se manifiesta como corriente continua de imágenes y palabras,
más imágenes y más palabras; siendo allí, en ese preciso momento, donde
se da el poema, según afirmación de Octavio Paz.

El sueño, el delirio, la hipnosis y otros estados de relajación de la conciencia


favorecen el manar de las frases. La corriente parece no tener fin: una frase
nos lleva a otra. Arrastrados por el río de imágenes, rozamos las orillas del
puro existir y adivinamos un estado de unidad, de final reunión con nuestro

SPABS28867/5 PER-069778 Página 13


ser y con el ser del mundo. Incapaz de oponer diques a la marea, la
conciencia vacila. Y de pronto, todo desemboca en una imagen final. Un
muro nos cierra el paso: volvemos al silencio.[17]

El poema, el quehacer poético –como se dijo-, es un trabajo imaginario, que


se fundamenta en la imagen poética, conciliadora de las cosas; es el
resultado del encuentro del hombre con la naturaleza, con el universo, con
las cosas. Es la liberación, la exteriorización de ese encuentro. Esa
experiencia vivida intensamente por Aurelio Arturo en su infancia, marca
profundamente su poesía; el poeta mimetizado en el viento vuela hacia el
pasado o hace volar el pasado hasta el presente, reviviendo y eternizando su
mundo infantil poblado de imágenes renovadas. Pero hay algo más, en ese
espacio añorado de la infancia de Aurelio Arturo plasmado en su poesía,
también se condensa el estado paradisíaco de la humanidad, los tiempos
pasados cuando el hombre estaba unido a la naturaleza sin tantas
prevenciones, sin ese sentido agresivo y explotador del hombre moderno e
industrial; es decir, la poesía arturiana evoca el tiempo cuando el hombre
era uno con la naturaleza, el pasado del hombre americano y de la
humanidad en general; en fin, la poética de Aurelio Arturo es la expresión
del estado adánico, según afirma Juan Manuel Roca refiriéndose al autor de
“Morada al Sur”:

... qué misterio se nos revela al contacto con su palabra hecha de esencias,
cuál es esa música antes de él inaudible en la poesía colombiana que nos
hace partícipes de un mundo de desnudez adánica? (...) El tema del paisaje
nunca antes hollado, donde no existen caminos, crea un ámbito de libertad
agreste que la palabra de Aurelio Arturo dignifica, dándole un tono de
idílica, de adánica conversación en un habla vegetal.[18]

“Morada al Sur” es la evocación de la infancia de la humanidad en un


lenguaje cargado y contagiado del ritmo universal. En este instante y al
respecto, es oportuna la afirmación de Octavio Paz sobre la correspondencia
entre el lenguaje y el universo mediante el ritmo: “El lenguaje, como el
universo, es un mundo de llamadas y respuestas; flujo y reflujo, unión y
separación, inspiración y espiración. Unas palabras se atraen, otras se
repelen y todas se corresponden. El habla es un conjunto de seres vivos,
movidos por ritmos semejantes a los que rigen a los astros y las
plantas”.[19]

De esta forma, Aurelio Arturo se convierte en ritmador de las cosas con la


palabra, convocando las cosas, los seres, los sueños y vivencias, cumpliendo
con la labor del poeta que, según Octavio Paz, es la de despertar “las
fuerzas secretas del idioma” y encantando el lenguaje “por medio del
ritmo”, suscitando imágenes, haciendo del ritmo poético, de la musicalidad
del poema, la “imagen viva del universo, encarnación visible de la legalidad
cósmica”, teniendo siempre presente que “que cada ritmo es una actitud,
un sentido y una imagen del mundo”[20], constituyéndose según el decir de
Juan Manuel Roca, el ritmo arturiano, su musicalidad, en el “innombrable
asunto que hay en sus versos... fundamento de su estética”.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 14


Ese innombrable asunto que hay en sus versos, que resulta inaprensible
como el agua –motivo de muchos de sus poemas- es fundamento de su
estética. No lo que se dice con el verbo sino lo que se dice con el ritmo (...)
Creo intuir que más allá de la factura impecable de los poemas de Arturo,
de su vigilia y forcejeo con el lenguaje, sus versos nacen de una imagen
suscitada por un ritmo, de la cual se desprende todo el cuerpo del
poema.[21]

Pero como la imagen, que convoca las cosas y las conjuga en una fantasía
sinfónica, es una manifestación del ritmo universal, es el ritmo el que
determina la poesía de Aurelio Arturo, que le otorga todo el derecho y la
autoridad para decir de sí mismo: “Yo soy el cantor, // el hombre que canta
a los cuatro vientos, // de ritmos prestidigitador”. [22]

2. EL VUELO POÉTICO, ENSOÑACIÓN O SUEÑO DE VUELO

Según la categorización de los poetas que establece Gaston Bachelard


teniendo en cuenta el uso de la imagen o por la imagen utilizada, Aurelio
Arturo se sitúa dentro de los poetas del aire, o lo que es lo mismo, poetas
de la libertad, ya que para Bachelard el aire es figura de la libertad, porque
es libre y liberador. Además, el aire es la primera fuente vital del hombre;
puede vivir sin agua varios días, sobrevivir en un lugar sin tierra ni calor (los
polos), pero sin aire o sin respirar no vivirá más de cinco minutos. Respecto
a la identidad aire-libertad, en “El aire y los sueños” Bachelard pregunta y
responde: “¿Es preciso subrayar que, efectivamente, en el reino de la
imaginación, el epíteto más cercano al sustantivo aire, es el epíteto libre? El
aire natural es el aire libre”.[23]

Bachelard considera que así como para la vida en nuestro planeta el aire es
lo fundamental, para la poesía el tema-elemento envolvente y generador de
poesía es el aire, en la medida en que es el ámbito de la ensoñación y la
creación imaginaria del poeta pues, sostiene Bachelard que la posible
clasificación de los poetas según sus imágenes sean preponderantemente,
del aire, del fuego, de la tierra o del agua, depende de un particular
tratamiento que se le confiera al aire, cuya imagen delatora es el cielo azul;
o sea que, los cuatro grupos de poetas (del agua, del fuego, de la tierra y
del aire) responden de cómo consideren al “cielo azul”:

... podríamos clasificar a los poetas en cuatro grupos:

- Los que ven en el cielo inmóvil un líquido fluido que se anima con la menor
nube [poetas del agua].

- Los que viven el cielo azul como una llama inmensa... [poetas del fuego].

- Los que contemplan el cielo como un azul consolidado, una bóveda


pintada... [poetas de la tierra]

- Y, en fin, los que participan verdaderamente de la naturaleza aérea del


celeste azul [poetas del aire]”.[24]

SPABS28867/5 PER-069778 Página 15


Obsérvese cómo Bachelard cuando habla de los poetas del agua, fuego y
tierra lo hace como de aquellos que trabajan con el aire con una forma que
no es propia del aire y aparece por eso el elemento del símil “como” o algo
equivalente: “los que ven en el cielo inmóvil un líquido”, “los que viven el
cielo azul como una llama inmensa...”, “los que contemplan el cielo como
un azul consolidado...”; en cambio, cuando se refiere a los poetas del aire
lo hace como de aquellos que “participan verdaderamente de la naturaleza
aérea” del cielo, es decir, denota que la naturaleza misma del “cielo azul”
es el aire, y los poetas del aire se sumergen en la verdadera naturaleza del
aire, a diferencia de los otros que ven o les parece ver en el cielo azul algo
distinto del aire. Con esto se resalta que el aire con su imagen de “cielo
azul” está presente en todos los poetas, sea cual fuere la consideración que
del cielo tengan.

{En todo caso, Bachelard argumenta que el aire es el que establece en la


poesía, en la actividad “imaginaria”, la dinámica poética, sublimación o
ensoñación; siendo por eso la dinámica imaginaria un continuo movimiento
espiritual en el campo del sueño. Precisamente el trabajo poético,
imaginario, es un movimiento del espíritu, es algo así como una corriente o
fluido espiritual, como dice Bachelard, “la imaginación es, sobre todo, un
tipo de movilidad espiritual, el tipo de la movilidad espiritual más grande,
más vivaz, más viva”.[25] En efecto, la imaginación es un movimiento de lo
real a lo irreal, esto es, la imaginación dinámica, que Bachelard con acierto
nos la presenta como el motor y fuente poética: “En el orden de la
imaginación dinámica, todas las formas están provistas de un movimiento
(...) Y cuando la intuición poética se extiende al universo, nuestra vida
íntima conoce las mayores exaltaciones. Todo nos lleva hacia las alturas, la
luz, el cielo, puesto que volamos íntimamente, puesto que hay vuelo en
nosotros”.}[26]

Esa movilidad es contrarrestar la pasividad, la pesadez, la gravedad; de ahí


que esa movilidad aligerante sea una superación, liberación de un estado o
forma de vida: “La movilidad es la riqueza propia de la sustancia ingrávida
(...) Lo inmortal en nosotros es el movimiento, más que la sustancia: ‘El
movimiento puede cambiar, pero no puede morir’.” –afirma Bachelard
recordando a Shelley.[27]

Estamos, pues, hablando del movimiento volátil, movilidad aligerante y de


ingravidez. Es decir, el vuelo nos ocupa en este momento, pero es el vuelo
quimérico o añorado que el hombre desea al ver a los seres, las aves, que
propiamente, materialmente, vuelan. Por consiguiente, el vuelo que hace el
hombre con sus propios recursos es un vuelo imaginario, una ensoñación. Es
por esta razón que Bachelard al hablar del vuelo poético lo hace
refiriéndose igualmente al vuelo onírico, pues el hombre siempre ha soñado
con volar y en los sueños los “movimientos soñados” son ligeros, son un
vuelo. Parece que el hombre añorara que una vez fue ingrávido y que
debido a una “caída” perdió esa cualidad volátil; o es, por el contrario, un
deseo fuerte que ha vivido en el hombre que pisa la tierra y respira aire.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 16


“El vuelo onírico parece aportarnos la prueba de que el mito de Anteo es un
mito del sueño más que un mito de la vida. Sólo durante el sueño un
talonazo basta para volvernos a nuestra naturaleza etérea, a la vida que
surge. Este movimiento es, en verdad, como dice Nodier, el rastro “de un
instinto” de vuelo que sobrevive o que se anima en nuestra vida nocturna.
Diríamos con gusto que es uno de los instintos más profundos de la vida (...)
El vuelo onírico es, según creemos, en su simplicidad extremada, un sueño
de la vida instintiva”.[28]

De manera que el sueño es un aligeramiento de lo real inmediato, es un


movimiento, un cambio, un vuelo donde lo real sufre una transformación
sustancial, por eso Bachelard afirma que: “¿Es que un sueño que no modifica
las dimensiones del mundo es realmente un sueño? Un sueño que no agranda
el mundo ¿es acaso, el sueño de un poeta? El poeta aéreo agranda el mundo
más allá de todo límite”.[29]

Es el sueño, por consiguiente, una liberación de la vida formal, pues las


formas son superadas hasta encontrarles una nueva dimensión y, además, el
sueño nos devuelve nuestra naturaleza original y elemental: ser seres
oníricos: “El sueño más profundo –afirma Bachelard- es esencialmente, un
fenómeno del reposo óptico y del reposo verbal (...) La vida onírica es tanto
más pura cuanto más nos libera de la opresión de las formas, y que nos
devuelve a la sustancia y a la vida de nuestro propio elemento”.[30]

Bachelard sostiene que el vuelo onírico o sueño de vuelo –que es en sí el


estado onírico porque en todo sueño se experimenta un aligeramiento y
pérdida de la gravedad, que basta un pequeño impulso para ascender-, deja
huellas tan profundas en el ser humano que en la vida despierta se
manifiesta como ensueño y como imágenes en el poema, y por eso
Bachelard asegura que por ser único nuestro ser onírico, “continúa de día la
experiencia de la noche”; y que, para muchos “los días están hechos para
explicar las noches”; pero esa actitud evocadora del sueño se lleva a cabo
por medio de una deformación de la experiencia onírica, pues si en el sueño
se deforma lo real, a su vez cuando se recuerda el sueño éste es
racionalizado, pues se recurre a elementos de la vida despierta para
expresarlo.

El hombre devuelto a la vida despierta –dice Bachelard- racionaliza sus


sueños con los conceptos de la vida ordinaria. Recuerda vagamente
imágenes del sueño, y las deforma ya expresándolas en el lenguaje de la
vida despierta (...) En dichas condiciones, todo añadido de una forma, por
muy natural que parezca, corre el riesgo de ocultar una realidad onírica, de
desviar la vida onírica profunda.[31]

Ahora bien, de acuerdo con el concepto de Bachelard sobre la imaginación,


ésta no es la facultad de formar imágenes sino “más bien la facultad de
deformar las imágenes suministradas por la percepción”, siendo el recuerdo
del sueño una actividad poética, pues se recurre a materializar la sensación
onírica, y porque según Bachelard, “el poema es esencialmente una

SPABS28867/5 PER-069778 Página 17


aspiración a imágenes nuevas”. En la ensoñación o reproducción del sueño,
como en éste también se experimenta una liberación de formas,
produciéndose (o continuando) el vuelo onírico que es, evidentemente, el
vuelo poético. Y precisamente en la reproducción del vuelo onírico, en su
racionalización se recurre a formas materiales, a elementos naturales que
denotan el vuelo, como el ala, por ejemplo. Con relación a la aparición de
las alas o aves en la racionalización del vuelo onírico, afirma Bachelard:

“Observemos que esta experiencia onírica especial, es decir, el sueño de


vuelo puede dejar huellas profundas en la vida despierta. Por eso es tan
común en el ensueño, y en los poemas. En la ensoñación despierta, el sueño
de vuelo aparece bajo la dependencia absoluta de las imágenes visuales.
Todas las imágenes de seres voladores acuden entonces, a cubrir el
simbolismo uniforme retenido por el psicoanálisis (...) respecto a la
experiencia dinámica profunda que es el vuelo onírico, el ala es ya una
racionalización (...) El vuelo onírico no es nunca un vuelo alado (...)
Entonces, y a nuestro juicio, cuando aparece el ala en un relato de sueño de
vuelo, debe sospecharse una racionalización de éste. Podemos tener la casi
seguridad de que la narración se halla contaminada, bien por imágenes del
pensamiento en vigilia, bien por inspiraciones librescas.[32]

Sin embargo, Bachelard va más allá de esta racionalización del vuelo


onírico, y considera incluso, como imagen superficial a esta inmediatez
materializante del vuelo con el ala; a diferencia de lo que él llama
“psicología ascensional” o “imaginación aérea dinámica”, en la que no se
necesitan alas para volar, sino del movimiento aéreo, ingrávido:
“Estableceremos, pues, como principio que, en el mundo del sueño, no se
vuela porque se tengan alas; se crea uno las alas porque ha volado. Las alas
son simples consecuencias. El principio del vuelo onírico es más profundo. Y
es este principio el que la imaginación aérea dinámica debe hallar”.[33]

En todo caso, el vuelo onírico y el vuelo poético (ensoñación poética) son


también, como el sueño propiamente dicho, un movimiento liberador, de
aligeramiento, vertical, de vuelo ascendente o descendente:

“Nuestra vida nocturna –afirma Bachelard- es un océano porque flotamos en


ella. Durante el sueño no vivimos nunca inmóviles sobre la tierra. Caemos de
un sueño a otro más profundo, o bien hay en nosotros un poco de alma que
quiere despertarse; entonces nos levanta. Subimos o bajamos sin cesar.
Dormir es descender y ascender como un ludión sensible en las aguas de la
noche. En nosotros la noche y el día tienen un devenir vertical”.[34]

2.1 MOVIMIENTO ASCENDENTE

De esa verticalidad del vuelo onírico, poético, que como acabamos de ver
tiene dos direcciones, abajo y arriba, consideraremos seguidamente la
Ascensión para resaltar la elevación y el vuelo propiamente aéreo, con el
objeto de centrarnos en unos elementos fundamentales para una
interpretación de la poesía de Aurelio Arturo; dejamos el vuelo hacia abajo

SPABS28867/5 PER-069778 Página 18


para después, no obstante Bachelard afirme que el descenso es el primer
movimiento en el vuelo onírico, el inicio del ascenso, en fin, un ascenso al
revés.

Estamos, pues, frente al vuelo poético, un ascenso por el aire, es decir, un


movimiento de libertad y vida, en que la ascensión, la sublimación, son
maneras de alcanzar un alto espacio liberándose de la pesadez gravital, o
mejor dicho, de la realidad inmediata, pues, como dice Bachelard,
“imaginar es, por lo tanto, elevar de un tono lo real”. Ahora bien, si
deformar imágenes o crear imágenes nuevas es el acto imaginario por
excelencia del poeta, y si con Bachelard dijimos que “la imaginación es un
tipo de movilidad espiritual”, podemos concluir que la actividad poética es
ese vuelo espiritual creador y recreador, de liberación y aligeramiento, de
elevación, de ascenso:

“Ahora bien –dice Bachelard-, la vida espiritual está caracterizada por su


operación dominante: quiere crecer, elevarse. Busca instintivamente la
altura. Por ende, todas las imágenes poéticas son, para Shelley, operaciones
de elevación. O, dicho de otro modo, las imágenes poéticas son operaciones
del espíritu humano en la medida en que nos aligeran, o nos levantan o nos
elevan. No tienen sino un eje de referencia: el eje vertical. Son
esencialmente aéreas. Si una sola imagen del poema deja de cumplir esta
función de aligeramiento, el poema se aplasta, el hombre vuelve a su
esclavitud, la cadena le hiere”.[35]

Como podemos ver –e insisto en ello-, para Bachelard lo aéreo es sinónimo


de Libertad, y nótese cómo señala que si la imagen poética deja de ser
aligerante “el poema se aplasta” y “el hombre vuelve a su esclavitud”. Es
por eso que Bachelard recalca que la actitud del poeta es la de activar las
imágenes imprimiendo en ellas lo humano, lo espiritual, estableciendo así
un enlace entre el hombre y el universo de donde toma las imágenes,
formas y representaciones para “deformarlas” o poetizarlas recreándolas;
nótese la semejanza con Octavio Paz, para quien en el universo está la
poesía amorfa, llega el poeta y la procesa resultando una obra: el poema.
Refiriéndose a esta actitud del poeta, Bachelard apunta: “La labor del poeta
es activar ligeramente las imágenes para cerciorarse de que el espíritu
humano actúa en ellas humanamente, para cerciorarse de que son imágenes
humanas, imágenes que humanizan fuerzas del Cosmos. Entonces va uno a la
cosmología de lo humano”.[36]

Por consiguiente, la imaginación aérea es imaginación de libertad, es decir,


las imágenes aéreas nos hablan siempre de aligeramiento, elevación,
proyección, posibilidad. Además, Bachelard hace énfasis en que aunque las
imágenes aéreas sean “pobres e inconscientes”, sutiles; comparadas con las
imágenes terrestres, por ejemplo, son, en cambio, portadoras de
versatilidad que devuelven a la imaginación su carácter dinámico:

“Si en el cielo las imágenes son pobres, en cambio los movimientos son
libres. Ahora bien, la impresión de libertad, sola, proyecta más imágenes

SPABS28867/5 PER-069778 Página 19


maravillosas que todos los recuerdos “del tiempo”. Se halla en el principio
mismo de la psicología proyectante, de la psicología que puebla el porvenir.
La “libertad aérea” habla, ilumina, vuela. Proyecta, pues, la trilogía de lo
sonoro, de lo diáfano, de lo móvil”.[37]

Bachelard refuerza su concepto de la libertad en la imaginación aérea con


consideraciones que al respecto hace Nietzsche, o mejor dicho, se apoya en
Nietzsche como “poeta vertical”, “poeta de las cimas”, “poeta ascensional”
y como “uno de los tipos especiales y más claros de la imaginación
dinámica”. En efecto, Nietzsche es el pensador que enriquece sus
planteamientos con símbolos e imágenes, desarrollando ciertamente una
labor estricta de poeta, llevando de esta manera el quehacer poético a un
refinamiento en la medida que se funda sobre el equilibrio de los
sentimientos y el pensamiento, o mejor, sobre un pensamiento pulsional.
Bachelard advierte que, por ejemplo, en “Así habló Zaratustra”, se aprecia
a Zaratustra –que evidentemente es el “alter ego” de Nietzsche- en
continuo movimiento: es un itinerante que va de la montaña al valle,
nuevamente a la montaña, al mar, a las islas bienaventuradas, regresa a la
cima, en fin, es el hombre en continua búsqueda de su yo superior, es decir,
del hombre libre de toda pesadez que obstruye su desarrollo. Dice Bachelard
que para Nietzsche “el aire es la verdadera sustancia para la imaginación
material”, y apoyándose en unos versos de “Poesías” corrobora la
autodesignación que Nietzsche hace de sí como autor aéreo:

Nubes de tormenta -¿qué importáis vosotras,

a nosotros espíritus libres, espíritus aéreos, espíritus alegres?[38]

Como se puede ver, también para Nietzsche en el aire está la libertad y la


alegría vital, es el ámbito de la exaltación humana, es el elemento de la
superación que está sobre todas las cosas terrestres, como lo verifica
Bachelard:

“En efecto, para Nietzsche, el aire es la sustancia misma de nuestra


libertad, la sustancia de la alegría sobrehumana. El aire es una especie de
materia superada, como la alegría nietzscheana es una alegría humana
superada. La alegría terrestre es riqueza y gravedad –la alegría acuática es
blandura y reposo- la alegría ígnea es amor y deseo- la alegría aérea es
libertad”.[39]

Nietzsche, asegura Bachelard, en su predicación del superhombre, plantea


una actitud ascensional, una conquista de las alturas, de territorios llenos
de frescura, introspección, vitalidad y, sobre todo, de libertad:

“Puede captarse en ciertas imágenes nietzscheanas el trabajo cósmico de la


ascensión, el trabajo de un mundo ascensional, cuya realidad entera es
energética (...)

SPABS28867/5 PER-069778 Página 20


Nietzsche es el pescador del aire; lanza su anzuelo por encima de su cabeza.
No pesca en el estanque o en el río, patria de los seres horizontales, pesca
sobre las cumbres, en la cima de la más alta montaña”.[40]

Esa ascensión es propiamente el aligeramiento de lo bajo, de lo pulsional,


de lo interno, es, digámoslo, la sublimación de lo real inmediato; de ahí que
el árbol sea para Nietzsche el elemento material que mejor representa al
hombre y en sí al equilibrio del ser, por cuanto es el nexo que en la
naturaleza une lo bajo y lo alto, lo terrestre y subterráneo con lo aéreo; es
el árbol la imagen del hombre pleno, equilibrado, que sintetiza lo real y lo
ideal, lo interno y su exteriorización, es decir, la sublimación de lo
pulsional; precisamente del árbol dice Nietzsche en una frase traducida por
Bachelard: “cuanto más quiere elevarse hacia las alturas y la claridad, más
profundamente se hunden sus raíces en la tierra, en las tinieblas y el abismo
–en el mal.” (Zaratustra, “Del árbol sobre la montaña”), a lo que Bachelard
comenta:

“Ese árbol derecho es un eje de la voluntad: más aún, es el eje de la


voluntad vertical propia del nietzscheísmo. Contemplarlo es enderezarse; su
imagen dinámica es precisamente la voluntad contemplándose, no en sus
obras, sino en su acción misma. Sólo la imaginación dinámica puede darnos
imágenes adecuadas de la volición (...) El árbol nietzscheano, más dinámico
que material, es el lazo todopoderoso del mal y del bien, de la tierra y del
cielo (...) No existe un bien evasivo, floreciente, una flor sin el trabajo del
martillo, en la tierra. El bien brota del mal”.[41]

En fin, y como apunta Bachelard, en la figura nietzscheana del árbol


podemos encontrar una postura de la actitud poética, es decir, del quehacer
poético o de lo imaginario, donde el poema es el producto alto o la
sublimación de las vivencias íntimas, recónditas, internas del poeta; y
tengamos en cuenta que en la poética de Aurelio Arturo, como veremos
oportunamente, la hoja, ala y boca del árbol, es el elemento fundamental,
predominante de esa arquitectura imaginaria. Se tiene entonces que la
actividad poética es una actitud ascensional, la acción de la voluntad
vertical, creadora, la sublimación expresada así por Nietzsche: “¿De dónde
proceden las más altas montañas? Eso he preguntado antaño. Entonces
comprendí que vienen del mar. Este testimonio está escrito en sus rocas y en
los picos de sus cimas. Lo más alto debe alcanzar su cumbre desde lo más
bajo”.[42]

Como podemos ver, Nietzsche dice que lo más alto (la sublimación poética)
surge del mar, o sea, del movimiento o imaginación dinámica. En efecto, el
producto poético es la sublimación, exteriorización de lo bajo, de lo
interno, como afirma Bachelard recordando a Desoille: “[Desoille] lejos de
considerar la sublimación como una ilusión que cubre y compensa un
instinto inconfesable, una pasión frustrada, demuestra que dicha
sublimación es la salida normal, feliz, deseable, hacia una vida nueva”.[43]

SPABS28867/5 PER-069778 Página 21


De manera que el trabajo imaginario, la poesía es –repito-, un producto de
la ascensión de lo íntimo, interno, bajo, oculto. Por consiguiente, para darse
el trabajo imaginario, poético, se hace necesario hacer primero, un
descenso para rescatar lo “enterrado”; de ahí que como dice Bachelard, el
descenso o caída es el inicio del ascenso. Pero antes de considerar el
Descenso o Caída como tema particular de la dinámica imaginaria, en el que
encuentro la razón del sur arturiano, ya que el viento del sur o hacia el sur
no me parece otra cosa que el vuelo de ensoñación, de retorno y evocación
del espacio-vivencia íntima, pasada, paradisíaca y de la infancia del poeta
de la hoja; antes de considerar el descenso, digo, veamos cómo Gilbert
Durand complementa y amplía los planteamientos de Bachelard sobre el
movimiento ascendente en la dinámica imaginaria.

En efecto, como continuador de la teoría bachelardiana, Durand avanza


profundizando los conceptos sobre la imaginación dinámica, sosteniendo que
lo imaginario no puede ser sopesado con la razón, sino que la imagen se
explica sólo con la imagen –como también sostiene Octavio Paz-, porque lo
imaginario tiene su propia esencia, siendo más un conocer que ser, pues la
imagen nos lleva a conocer el ser; es decir, superando el tratamiento
cosificante que sobre la imagen han operado la psicología clásica, los
lingüistas y no pocos estructuralistas, además del racionalismo que
peyorativamente ha denigrado de la imagen como algo “irreal” u “oscuro
reflejo de lo real”, Durand propone y establece una “fantástica
trascendental” sustentada en la dinámica imaginaria.

Para Durand –como para Bachelard-, existen unas imágenes que


irremediablemente nos conducen a un mundo poético de vuelo, ascensión,
afán de liberación, gracias a un isomorfismo por acción alquímica de lo
imaginario. En efecto, esa correspondencia entre la palabra y la
significación, entre el sonido y el sentido, entre la voz (del poeta) y la
emoción (sentido, sensación), esa convergencia se da gracias a la vivencia
misma, a la sensación que genera emoción o conmoción en el poeta, siendo
en últimas esa capacidad de sentir, de vivir, que podemos llamar sensibilidad
poética, la coyuntura generativa de lo imaginario, por cuanto es por ella
que se abrazan los objetos y las formas oníricas, como lo afirma Durand
aludiendo a Bachelard respecto a lo imaginario: “Bachelard, en nuestra
opinión, se ciñe más de cerca al problema dándose cuenta de entrada de
que la asimilación subjetiva juega un papel importante en el
encadenamiento de los símbolos y de sus motivaciones. Supone que es
nuestra sensibilidad la que sirve de médium entre el mundo de los objetos y
el de los sueños...”[44]

La poética, dice Durand, ha heredado “el complejo de Jacob”. Con ello está
significando cómo la poesía es un acto de exaltación, engrandecimiento,
trascendentalismo que aplica la noción de Verticalidad, siendo este eje
vertical de la cruz el “eje estable de las cosas” y que está “en relación con
la postura erguida del hombre”. Esa verticalidad ascensional obedece a un
esquema axiomático, porque –dice Durand-, los símbolos virtualizantes son

SPABS28867/5 PER-069778 Página 22


“metáforas axiomáticas” y, agrega: “¿No es acaso toda valoración una
verticalización?”

De acuerdo a la noción de verticalidad y a la actitud de exaltación, el poeta


recurre a símbolos ascensionales para expresar su emotividad, elementos
que sugieren elevación como la montaña, la roca, el ziggurat, templos y
pirámides que son elevaciones naturales o construcciones artificiales que el
hombre “levantaba” para llegar a lo “alto”, a lo “divino”, debiéndose
resaltar el gesto dinámico, el movimiento hacia arriba, como lo manifiesta
el Betilo o piedra bruta tallada en forma de cono y a veces de falo, adorada
por algunos pueblos antiguos, y que en el cristianismo tiene la forma de la
aguja del campanario u “obelisco solar y en cuya cima está el gallo, el ave
de la aurora”. Según Durand, “Betilo” tiene las connotaciones de piedra
elevada y aguja del campanario, que significan “vigilancia y espera de la
unión divina”. Veamos lo que acerca de la montaña o roca de elevación
afirma Durand:

“Toda piedra sólo es uraniana y fálica si está erguida. Lo cual es evidente en


la decisión adoptada de verticalización de las montañas en la pintura china.
En la cultura china, la pintura, que tiene un sentido filosófico profundo y
sirve de soporte material a la meditación cosmológica, se define como
“chan-chovei”, es decir, “montaña y agua”, símbolos ambos que remiten,
respectivamente, a los dos principios sexuales constitutivos del universo: el
Yang y Ying. La montaña, en el papel vertical y estrecho del pintor chino o
en el kakemono japonés, es el sursum Yang, al que se asocian la idea de sol
y la de corriente aérea”.[45]

La roca elevada, la montaña, nos sitúan frente al sol y al aire, dos


elementos trascendentales en la imaginería aérea, símbolos de elevación,
poder y libertad. Pero antes de considerar estos dos elementos en
particular, veamos la figuración o materialización de la elevación o vuelo,
que es en sí la dinámica ascendente. Durand retoma la idea de Bachelard de
que el ala es una racionalización del vuelo, pues el ala aparece para indicar
la acción de volar pero sin llegar a identificar vuelo y ala, pues se puede
volar sin tener alas como sucede en el vuelo onírico, y si se identifican el ala
y el vuelo es en el orden vuelo-ala, pues como sostiene Bachelard, “no se
vuela porque se tiene alas, sino que las alas crecen porque se ha volado”,
para que luego Durand clarifique la idea agregando que, “una vez más, no
es al sustantivo a lo que nos remite un símbolo, sino al verbo. El ala es el
atributo de volar, no del pájaro o del insecto”.[46]

El ala es, según Durand, el referente del deseo de ascensión, de exaltación,


de sublimación, que encuadra en la “pteropsicología” bachelardiana en que
confluyen “el ala, la elevación, la flecha, la pureza y la luz”, siendo la
alondra un caso muy representativo de vuelo alto y versátil: “Todas las
imágenes ornitológicas remiten al deseo dinámico de elevación, de
sublimación (...) La alondra es ‘pura imagen espiritual’ que no halla su vida
más que en la imaginación aérea como centro de las metáforas del aire y de
la ascensión”.[47]

SPABS28867/5 PER-069778 Página 23


----------

Morada al Sur: Ascenso-Descenso del ser humano (Parte 2) - Francisco de


Atriz

Las aves, que por antonomasia son símbolo del vuelo hacia arriba, llegan a
una connotación de “angelismo” o pureza, como es el caso de la paloma o
vocera de la palabra sabia del Espíritu Santo, es decir, la palabra alta,
siendo por consiguiente, el ángel una personificación de la ascensión; pero
el ángel como las aves es también referente de poder; las aves como el
águila en el mundo de Europa y Norteamérica, y el cóndor en Suramérica,
son símbolos patrios de poder, y en la mitología cristiana los ángeles siempre
son poderosos, son los que derrotan al mal, como por ejemplo el Arcángel
San Miguel que en la representación aparece aplastando a Satanás, pues él
es quien comanda “los ejércitos celestiales”.

Ahora bien, en un proceso de esquematización las aves toman durante el


vuelo la forma de saetas o flechas, que son instrumentos guerreros, de
conquista y dominio, pero sobre todo son indicativos de acción volitiva o
superación, o lo que es lo mismo, de ascensión. En todo caso, lo que
debemos resaltar es el ala como racionalización o materialización del vuelo,
es decir, el ala como símbolo de ascensión. En efecto, el ala en las aves, en
los ángeles, es lo que permite a estos seres remontarse sobre sí mismos pero
que en la dinámica imaginaria son accesorios después del vuelo, es decir,
aparecen luego de haber alcanzado la liberación de patrones lógico-
racionales y se flota en el plano, más bien, intuitivo; de donde para poder
expresar la experiencia de vuelo en términos accesibles se debe descender
al plano racional porque, como afirma Eliade, según es retomado por
Durand: “lo Alto es una categoría inaccesible como tal, pertenece por
derecho propio a los seres sobrehumanos”.[48] Por lo tanto, nos hallamos
ante el ala como símbolo natural del vuelo, siendo el ángel la exaltación
poderosa del ave que adquiere la forma de flecha que sube y sube con
fuerza. Al respecto afirma Durand:

“Más adelante, veremos por qué todo ángel es un poco militar;


contentémonos con examinar por qué motivos, todo ángel es a menudo,
sagitario. En muchas ocasiones, la imagen tecnológica de la flecha viene a
relevar al símbolo natural del ala. Porque la altura suscita más que una
ascensión, un impulso, y parece que de la escalinata a la flecha, pasando
por el ala, hay una amplificación de esbeltez”.[49]

“Ese ascenso del ave o flecha alcanza en el ángel su más alta expresión,
pues ya no se trata simplemente de un algo que flota, ni siquiera de un
animal que vuela, sino de un ser humano que es más que humano, que está
sobre sí mismo, es decir, que es sobrehumano: “... se puede decir, en última
instancia, que el arquetipo profundo de la ensoñación del vuelo no es el ave

SPABS28867/5 PER-069778 Página 24


animal, sino el ángel, y que toda elevación es isomorfa2 de una purificación
por ser esencialmente angélica”.[50]

En el vuelo el ave se remonta hacia la luz, que en nuestro mundo material


tiene en el sol la más sublime expresión. Precisamente, para Durand el sol
es uno de los símbolos espectaculares de ascensión, es la luz de lo alto, o
mejor, la luz alta, pues como él sostiene, universalmente es una
correspondencia, un isomorfismo, entre ascensión y luz, lo cual ya es
aludido por Bachelard cuando dice que “es la misma operación del espíritu
humano la que nos lleva hacia la luz y hacia la altura”.[51] Además, los
ángeles u hombres con alas como aves, siempre aparecen luminosos. Acerca
del sol como símbolo ascendente, afirma Durand: “El sol, y especialmente el
sol ascendente o levante, será, por tanto, para las multitudes,
sobredeterminaciones de la elevación y de la luz, del rayo y de lo dorado, la
hipóstasis3 por excelencia, de los poderes uranianos (...) Sea como fuere,
parece que el sol significa ante todo luz y luz suprema”.[52]

Durand observa que por antonomasia4 el sol ha sido tomado como símbolo
deifico (o deiforme), no solo por el cristianismo primitivo sino también, por
otros credos de pueblos antiguos como en Egipto y Persia, por ejemplo. Los
cristianos –según alusión que de san Eusebio de Alejandría retoma Durand-
hasta el siglo V “adoraban al sol levante”, y que además en la tradición
medieval Cristo era “comparado constantemente al sol” siendo llamado “sol
salutis”, “sol invictus”. Pero lo más interesante, es que el sol naciente es
comparado con un ave:
2
isomorfo, fa adj. MINER. Que tiene la misma forma, referido especialmente a los
cuerpos de diferente composición química e igual forma cristalina y que pueden
cristalizar asociados, como el espato de Islandia y la giobertita, que forman la dolomía:
minerales isomorfos.

3
hipóstasis

1. f. TEOL. Cada una de las tres personas que componen la Santísima Trinidad:
el Espíritu Santo es una de las hipóstasis de la divinidad.
2. BIOL. Inhibición de la acción de un gen por otro gen no alelo.
3. GRAM. Paso de una palabra de una clase gramatical a otra:
la sustantivación es un tipo de hipóstasis.
♦ No varía en pl.
4
antonomasia

1. f. RET. Sinécdoque que consiste en poner el nombre apelativo por el propio, o viceversa:
"El Apóstol" por "san Pablo", o "un Nerón" por "un hombre cruel", son dos ejemplos de
antonomasia.
2. por antonomasia loc. adv. Se usa para denotar que a una persona o cosa le conviene el
nombre apelativo con que se la designa por ser, entre todas las de su clase, la más
importante, conocida o característica:
la Real Academia Española de la Lengua se llama por antonomasia "Española" por ser la más
antigua de las Academias Reales.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 25


“El sol naciente es además, comparado frecuentemente con un pájaro. En
Egipto, el dios Atum se llama “el gran Fénix que vive en Heliópolis” y tiene a
gala el haberse ceñido “él mismo su cabeza con la corona de plumas”. Ra, el
gran dios solar, tiene cabeza de gavilán, mientras que para los hindúes el sol
es un águila, y a veces un cisne. El mazdeísmo asimila el sol a un gallo que
anuncia el alba del día, y nuestras campanas cristianas llevan todavía ese
pájaro que simboliza la vigilancia del alma a la espera de la venida del
Espíritu, el nacimiento de la Gran Aurora”.[53]

Como puede verse, el sol y la elevación son identificados en la deificación


con el acto de superación de la noche, de las tinieblas; es la purificación, o
como dice Durand, “la simbolización de la trascendencia” que en la poética
es la sublimación o exaltación de lo vivido, lo pasado, lo bajo, oculto. De ahí
que en la elevación luminosa o solar esté representada la liberación de los
obstáculos del ascenso espiritual y el anhelado éxito al lograr la subida al
plano espiritual. Durand nos conduce por eso al simbolismo de la aureola o
corona solar como representación de perfección, superación o elevación,
simbolismo que ya Bachelard había identificado, al sostener que el
auténtico sentido de la aureola o nimbo luminoso de la iconografía cristiana
no es sino “la conquista del espíritu que toma poco a poco, conciencia de su
claridad (...) la aureola realiza una de las formas del éxito contra la
resistencia a la subida”.[54] Durand sostiene que el símbolo de la corona
solar es un símbolo de poder tanto en lo religioso como en lo político, y nos
recuerda que “la corona de rayos” aparece en las monedas romanas desde
que el César adopta el título de “comes solis invicti” y culmina en la
iconografía francesa del rey Luis XIV que se llamó a sí mismo el “Rey Sol”
para, finalmente, apuntar Durand: “En conclusión, el isomorfismo de la luz y
de la elevación se habría condensado en el simbolismo de la aureola, así
como en el de la corona, y estos últimos, tanto en la simbólica religiosa
como en la simbólica política, serían la cifra manifiesta de la
trascendencia”.[55]

Pero ese vuelo hacia arriba, ese ascenso de la flecha lanzada por el guerrero
o arquero no es total y definitivo, no obstante que, como dice Durand, “la
meta del arquero, como la intención del vuelo, es siempre la ascensión”, ya
que después de subir se presenta la posibilidad del descenso o caída. Ya
Bachelard hablaba de la dialéctica en la dinámica imaginaria cuando afirma
que “no hay subida eterna, no hay una elevación definitiva” y que la
verticalidad pone en nosotros a la vez lo alto y lo bajo, lo cual estaba
perfectamente identificado por Nietzsche cuando “el demonio de la
pesadez” se burla de Zaratustra recordándole el inexorable destino de la
caída: “¡Oh, Zaratustra... piedra de la sabiduría! Te has lanzado en el aire,
¡pero toda piedra arrojada debe caer de nuevo! ¡Oh Zaratustra, piedra de la
sabiduría, piedra lanzada, destructor de estrellas! Es a ti mismo a quien has
lanzado tan alto, pero toda piedra lanzada debe caer de nuevo!”[56]

También para Durand la ascensión es un movimiento reversible, por el que


todo aquello que sube tiene su respuesta en bajada, y es así como al
símbolo ascensional de la flecha se presenta por respuesta el rayo o “flecha

SPABS28867/5 PER-069778 Página 26


invertida”, al ángel celeste se opone el “ángel caído” o del abismo, e
inclusive el sol que asciende llega a la tierra en forma de rayo solar: “La
altura –afirma Durand- suscita más que una ascensión, un impulso (...) Mas
este impulso es reversible, y a la flecha responde el rayo, el rayo es flecha
invertida, puesto que en el descenso sabe conservar ‘rapidez y
derechura’.”[57]

Nos encontramos, pues, ante la imaginación descendente que tiene, como


es de suponer, también su propia simbología, la que rápidamente tocaremos
a continuación, destacando los símbolos imaginarios del descenso que,
según mi parecer, tienen luego aplicación o vigencia en la poesía arturiana.
Este movimiento descendente lo veremos como el ascendente, primero en
Bachelard y luego en Durand, para finalmente verificar ese doble
movimiento imaginario en la obra de Aurelio Arturo.

2.2 MOVIMIENTO DESCENDENTE

Con Movimiento Descendente o Poesía Descensional me quiero referir al


vuelo poético hacia abajo, pero no en el sentido de bajar a un estado de
oscuridad abismal, de depresión emocional, sino de considerar el mundo de
las cosas íntimas del poeta, quien por la magia del verbo las ha sublimado; o
sea que es, en cierta medida, un ir hacia el objeto y fuente de la
sublimación; es una visita al “otro hemisferio” de la poesía. Es decir,
veremos la sublimación hacia abajo, hacia adentro, hacia el interior del
poeta. Se trata, pues, del movimiento gravital -aunque según Bachelard es
el movimiento inicial del ascenso o vuelo-, por cuanto en el ascenso el poeta
con imágenes aéreas, trascendentales y espectaculares nos remite de pronto
a la remembranza de lo recóndito de su ser, a aquello vivido, guardado,
oculto, recordado, sublimado, poetizado.

Ya quedó dicho que la actitud ascensional tiene su comienzo en el descenso,


es decir, que la caída es el primer movimiento de la dinámica imaginaria,
afirmación que Bachelard corrobora cuando dice que “la gravedad es una
ley psíquica directamente humana”, que es por ella que el hombre tiene
miedo a caer y que, por tanto, “el miedo a caer es un miedo primitivo”.
Además, en la dinámica imaginaria, el “hacer un camino” es constante, esto
es, que el hombre siempre está en movimiento, y lo hace en uno de dos
sentidos: ascendiendo o descendiendo, pues no hay alternativa, según
afirma Bachelard: “El dinamismo positivo de la verticalidad es tan claro que
podemos enunciar este aforismo: El que no asciende, cae. El hombre, como
hombre, no puede vivir horizontalmente. Su descanso, su sueño es con la
mayor frecuencia una caída”.[58]

Ahora bien, si la creación poética es la sublimación, la exteriorización de las


vivencias, el descenso o caída tiene la connotación de retorno, de un ir del
poeta hacia abajo, hacia esa parte humana, nuestra, personal llena de
vivencias que reposa en el pasado, ocurriendo que el poeta luego de
ejecutar el oficio de rescatador de lo vivido, retoma el pasado e inicia un
camino ascendente sacando a la superficie lo íntimo cargado de emoción,

SPABS28867/5 PER-069778 Página 27


labor que coincide con la tendencia de los escritores de novela psicológica o
corriente de la conciencia como James Joyce o Virginia Woolf, de “rescatar
el tiempo perdido”. Y en ese rescate o evocación de vivencias pasadas, uno
de los espacios o etapas fundamentales es, necesariamente, el de la
infancia, que se ubica en unos espacios concretos como la madre (matriz),
la cuna, la casa, un rincón de la casa, el sótano, etc., a los que
precisamente Bachelard llama espacios de lo íntimo o “inmensidad íntima”,
comparando incluso el alma misma con la casa donde se “alojan” las
vivencias o recuerdos, utilizando el término “morada”, lo que hace que el
alma como “morada íntima o de lo íntimo” de Bachelard encuentre su
equivalente exacto en la “morada al sur” o morada del sur de nuestro
poeta, en quien –como ya se ha dicho- el sur es lo íntimo, lo interno
humano, haciéndose evidente la convergencia de los planteamientos
bachelardianos y la actitud poética de Aurelio Arturo. Acerca del alma como
casa íntima, afirma Bachelard: “No solamente nuestros recuerdos, sino
también nuestros olvidos, están ‘alojados’. Nuestro inconsciente está
‘alojado’. Nuestra alma es una morada. Y al acordarnos de las ‘casas’, de
los ‘cuartos’, aprendemos a ‘morar’ en nosotros mismos”.[59] *

En efecto, la casa es la imagen del primer espacio en el hombre, es la


primera visión del mundo, del cosmos, convirtiéndose para el recuerdo en el
universo mismo o cosmos íntimo, “porque la casa es nuestro rincón del
mundo –dice Bachelard-. Es... nuestro primer universo. Es realmente un
cosmos. Un cosmos en toda la acepción del término”.[60]

La casa es, pues, el espacio-imagen poética que permite al lector detectar


el recuerdo o la vivencia inmemorial evocada por el poeta; es, en fin, el
espacio o región de la ensoñación donde se asienta la infancia latente (que
“late” y persiste como “ente”) para tomar forma de imagen en el poema.
Por consiguiente, este regreso o este rescate de lo vivido -que unos llaman
“perdido” pero que realmente no lo es, toda vez que es evocado-; es una
labor propia de “excavador”, que Bachelard acertadamente denomina
“topoanálisis”. Siendo como análisis auxiliar del psicoanálisis “el estudio
psicológico sistemático de los parajes de nuestra vida íntima”, según el
propio Bachelard; de modo que la casa es ese lugar desde donde esperan las
primeras vivencias, las más intensas, ser evacuadas en la ensoñación, en la
poesía. Al respecto, afirma Bachelard:

“La casa, como el fuego, como el agua, nos permitirá evocar... fulgores de
ensoñación que iluminan la síntesis de lo inmemorial y del recuerdo. En esta
región lejana, memoria e imaginación no permiten que se las disocie. Una y
otra trabajan en su profundización mutua. Una y otra constituyen, en el
orden de los valores, una comunidad del recuerdo y de la imagen. Así la casa
no se vive solamente al día, al hilo de una historia, en el relato de nuestra
historia. Por los sueños las diversas moradas de nuestra vida se compenetran
y guardan los tesoros de los días antiguos. Cuando vuelven, en la nueva
casa, los recuerdos de las antiguas moradas, vamos al país de la Infancia
Inmóvil, inmóvil como lo Inmemorial. Nos reconfortamos viviendo recuerdos
dejándoles sus valores de imágenes. Los recuerdos del mundo exterior no

SPABS28867/5 PER-069778 Página 28


tendrán nunca la misma tonalidad que los recuerdos de la casa. Evocando
los recuerdos de la casa, sumamos valores de sueño; no somos nunca
verdaderos historiadores, somos siempre un poco poetas y nuestra emoción
tal vez sólo traduzca la poesía perdida.[61]

La infancia se constituye también como un espacio, el espacio íntimo, al que


Bachelard denomina “inmensidad íntima” por cuanto en el trabajo
imaginario esa primera realidad se engrandece, crece, se eleva. Llegamos
nuevamente a la sublimación o exaltación contemplativa o contemplación
de la grandeza de nuestras vivencias, acrecentadas por la emoción
producida por la evocación.

En la sublimación o exteriorización de lo íntimo, tapado, oculto, y que no es


otra cosa que el vuelo onírico, el espíritu en su actividad imaginaria se
mantiene en continuo movimiento apropiándose de materiales que expresen
esa experiencia de movimiento volátil, de ascenso y descenso,
racionalizando de esta manera la dinámica imaginaria; es, entonces, cuando
surgen imágenes que sugieren el vuelo tales como alas, pájaros, alientos,
corrientes, etc. Pero es sin duda alguna el VIENTO quien “personifica” el
acto imaginario, pues, según lo afirma Bachelard: “la imaginación es, sobre
todo, un tipo de movilidad espiritual”, siendo el viento esa corriente
espiritual del poeta que moviéndose libremente va a través de las cosas
remontando vivencias en un hálito cósmico, como hace precisamente Aurelio
Arturo.

Para Bachelard el viento es, en efecto, el hálito creador, el primer


movimiento en la creación que tiene poder y fuerza en forma de cólera del
viento o movimiento tempestuoso, huracanado, equiparable a la misma
dinámica imaginaria y, por consiguiente, al acto creativo del poeta:

2El torbellino cosmogónico, la tempestad creadora, el viento de cólera y de


creación, no son captados en su acción geométrica, sino como donadores de
poder. Nada puede ya detener el movimiento giratorio. En la imaginación
dinámica todo se anima, nada se detiene. El movimiento crea el ser, el aire
en remolino crea las estrellas, el grito da imágenes, el grito da la palabra,
el pensamiento. Por la cólera, el mundo es creado como una provocación, la
cólera funda el ser dinámico”.[62]

De ahí que según Bachelard es importante analizar en el viento su


procedencia antes que su lugar de llegada, porque –dice- “para la
imaginación, el origen del viento es más importante que su meta” y, apunta
finalmente, que al sueño no le importa tanto una orientación racionalista de
un punto de partida y otro de llegada del viento, sino que se ocupa más bien
de encontrar una caracterología del viento según su contenido, es decir, de
lo que trae consigo de acuerdo a su procedencia, y es así cómo al “viento
del norte o rey de los vientos” le concede “todos los poderes de un más allá
hiperbóreo”: “Y de igual manera –agrega Bachelard-, el viento del sur nos
trae todas las seducciones del país del sol; la nostalgia de una eterna
primavera”.[63]

SPABS28867/5 PER-069778 Página 29


El viento del sur o “espíritu del sur” es, por tanto, algo así como un emisario
paradisíaco, evocador del eterno azul edénico de la infancia, y exultador de
lo más recóndito y vital del ser humano: el fuego vital, el amor, que domina
cual sol a la interioridad del ser, sus impulsos e instintos; El viento del sur es
la fuerza que saca a la luz lo recóndito, haciendo participar lo íntimo a
todas las cosas. De esta manera, volvemos a verificar la equivalencia entre
el viento y el hálito vital (espíritu) que eleva o engrandece las cosas, como
afirma Bachelard: “El viento, para el mundo, el hálito, para el hombre,
manifiestan ‘la expansión de las cosas infinitas’. Llevan a lo lejos el ser
íntimo haciéndole participar en todas las fuerzas del universo”.[64]

Luego, citando un texto de los Upanishads, Bachelard concluye que el viento


es como el hálito de vida universal que está en todas las cosas, que absorbe
todo, pues por la fuerza vital del hálito huracanado surgen las cosas y en
seguida él las envuelve, es decir, de ese hálito vital emergen las cosas y a él
convergen: “Cuando el fuego se va, va al viento. Cuando el sol se va, va al
viento. Cuando la luna se va, va al viento. Así el viento absorbe todas las
cosas (...) Cuando el hombre duerme, su voz se va en el hálito, lo mismo
que su vista, su oído, su pensamiento. Así el hálito lo absorbe todo”.[65]

Así llegamos a la materialización en el viento de la imaginación o creación


poética, que no es sino la corriente espiritual que se mueve sin cesar,
suavemente o con fuerza; es la dinámica que asciende y desciende bajando
lo alto y elevando lo bajo, esto es, equilibrando en bella armonía lo uno con
lo otro, en fin, todas las cosas del universo. De ahí que más que personificar
el viento la dinámica imaginaria, realiza en sí mismo la libertad inherente
en la imaginación y en el quehacer poético que sublima recreando y
transformando en febril labor alquímica las cosas, las formas, las imágenes.
Pues, como dice Bachelard, de lo que se trata es de “poner en marcha, en
vida, la imagen íntima oculta en las palabras”. Esa libertad de lo poético ha
encontrado su mayor realización en la poesía contemporánea, como apunta
Bachelard: “¡Qué hechizo tiene para la imaginación poética el evadirse de
las censuras! Antaño, las artes poéticas codificaban las licencias. Pero la
poesía contemporánea ha puesto la libertad en el cuerpo mismo del
lenguaje. La poesía aparece entonces como un fenómeno de la
libertad”.[66]

Por su parte, Gilbert Durand, refiriéndose al movimiento descendente de la


imaginación en la labor poética, comienza diciendo que “el descenso nos
invita a una transmutación directa de los valores de la imaginación” y que,
paradójicamente, se desciende para “remontar el tiempo y volver a
encontrar la calma prenatal”. Y en efecto, descender es bajar a lo íntimo, a
los primeros espacios en que se sitúan las primeras vivencias o primeros
recuerdos, siendo la madre, el vientre materno, ese primer espacio, o, la
primera casa. De ahí que la madre, la cuna y la casa sean símbolos de la
intimidad y que, paradójicamente, se identifican con el sepulcro que es el
“lugar del último reposo” y muy íntimo por cierto. Es por eso que así como
para ciertas creencias como entre los gnósticos y para ciertas culturas sobre
todo orientales y americanas se da una dialéctica integral por la que “esto

SPABS28867/5 PER-069778 Página 30


es aquello”, lo alto es lo bajo, “como es arriba es abajo” dicen los textos
herméticos, también en la dinámica imaginaria el ascenso y el descenso
constituyen un mismo movimiento pero invertido, como ya lo anotaba
Bachelard al afirmar que la caída es “una ascensión al revés”.

Ahora bien, retomando la idea de Durand de que se desciende para retornar


a la etapa primera, a la “calma prenatal”, la madre, la cuna y la casa
también se identifican, como se dijo, con el sepulcro, con la muerte, en la
medida que ésta es el regreso al origen, al punto de partida, como sostiene
Eliade en texto citado por Durand: “La vida no es más que la separación de
las entrañas de la tierra, la muerte se reduce a un retorno al hogar (...) el
deseo frecuente de ser enterrado en el suelo de la patria no es más que una
forma profana del autoctonismo místico, de la necesidad de volver a la
propia casa”.[67]

Esta conjugación de la vida y la muerte, dentro del simbolismo de la


intimidad, nos pone frente al isomorfismo del retorno, de la muerte y de la
morada, y también, claro está, frente al isomorfismo sepulcro-cuna.
Estamos, pues, ante el concepto de espacio continente, es decir, ante la
cavidad o caverna, siendo la casa (caverna o gruta de la humanidad
primitiva) la “morada íntima”.

Durand afirma que la casa es el nexo entre el hombre y el mundo, que es un


microcosmos secundario o término medio entre el microcosmos del cuerpo
humano y el cosmos, y que, además, el recuerdo de la casa es balsámico,
tranquilizador, aunque también puede producir terror por cuanto la
distancia en el tiempo habrá colocado un manto de misterio a la casa o a los
sitios de la casa: “El laberinto es a menudo tema de pesadilla, pero la casa
es un laberinto tranquilizador, amado, pese al ligero terror que puede
producir aún su misterio”.[68]

La feminización de la casa, su identificación con la matriz, con la madre,


nos conduce a “remontar el tiempo” y a retornar a la edad en que fuimos
habitantes de la casa paterna, es decir, retornamos a la infancia que es en sí
el espacio temporal donde está la inocencia, el contacto puro, directo con
el mundo; y es en la casa en sí donde se gestaron los primeros sueños, los
verdaderos vuelos lúdico-oníricos, por eso la casa es ante todo el lugar de
reposo del espíritu, propiamente una morada o estancia espiritual
particular, íntima, a donde “vuela” el poeta impelido por el espíritu:

La casa es siempre –dice Durand-, por tanto, la imagen de la intimidad


descansada, bien sea templo, palacio o choza (...) La casa nunca es, para el
sueño, muralla, fachada o pináculo, menos aún ‘building’, sino morada (...)
Y la palabra ‘morada’ tiene, además, como en los Upanishads o en Santa
Teresa, el sentido de detención, de reposo, de ‘asiento’ definitivo en la
iluminación interior.[69]

El ambiente que rodea la infancia es espectacular, sublime, sin valoración,


inocente, es, por tanto, el territorio paradisíaco, donde la armonía, el

SPABS28867/5 PER-069778 Página 31


contacto del hombre con el mundo se da a través de la casa o morada. En
efecto, la infancia es el paraíso del hombre donde halla lo más íntimo de sí
mismo, y es, por eso, el espacio o lugar sagrado donde todo es natural
aunque recargado, tal vez, de asombrosa imaginación. Por consiguiente, la
casa es el centro de intimidad, el centro sagrado, el centro paradisíaco,
como afirma Durand: “La importancia microcósmica que se otorga a la casa
indica ya la primacía dada en la constelación de la intimidad a las imágenes
del espacio bienaventurado, del centro paradisíaco”.[70]

Ahora bien, la connotación femenina, y más concretamente, materna de la


casa, se demuestra considerando que ese carácter de refugio o espacio
protector, vitalizante, se amplía y se extiende al entorno o espacio
geográfico donde se levanta la casa, es decir, ésta se prolonga y así el
medio ambiente que la contiene adquiere a su vez el carácter de casa o
morada pero ampliada. De modo que si la casa es madre y la naturaleza
también es madre, entonces la naturaleza es igualmente casa. Precisamente
Bachelard, retomando a Marie Bonaparte, hace ver cómo la naturaleza es la
representación más general de la madre, con la que el hombre tiene una
relación sentimental, amorosa, filial. Dice Bachelard que el hombre
experimenta amor por la naturaleza porque ella le recuerda a la madre, en
la medida que es una proyección o prolongación de la madre:

No es el conocimiento de lo real lo que nos hace amarlo profundamente. El


valor fundamental y primero es el sentimiento. Comenzamos por amar la
naturaleza sin conocerla, sin verla bien, realizando en las cosas un amor que
está fundado en otra parte. Luego se la busca en detalle porque se la ama
en masa, sin saber por qué. La descripción entusiasta que damos de ella es
una prueba de que la miramos con pasión, con la constante curiosidad del
amor. Y si el sentimiento por la naturaleza es tan durable en ciertas almas
es porque en su forma original, está en el origen de todos los sentimientos.
Es el sentimiento filial. Todas las formas de amor reciben un componente
del amor por la madre. La naturaleza es para el hombre ya mayor, nos dice
Marie Bonaparte, “una madre inmensamente ensanchada, eterna y
proyectada en el infinito”. Sentimentalmente la naturaleza es una
proyección de la madre.[71]

Lo afirmado por Bachelard es complementado por Durand cuando al hablar


de la casa como el nexo entre el hombre y el mundo, declara que ella se
prolonga en el medio ambiente o entorno inmediato que la contiene:

... tomaremos en consideración la infraestructura edénica... del lugar


santo, que es ante todo refugio, receptáculo geográfico (...) El bosque es
centro de intimidad como puede serlo la casa, la gruta o la catedral. El
paisaje cerrado de la selva es constitutivo del lugar sagrado. Todo lugar
sagrado comienza por el “bosque sagrado”. El lugar sagrado es una
cosmización, mayor que el microcosmos de la morada, del arquetipo de la
intimidad feminoide.[72]

SPABS28867/5 PER-069778 Página 32


En ese espacio o lugar paradisíaco de la infancia aparece la madre como
figura relevante, representativa de toda vitalidad, nutricia, protectora y
tierna; la madre es el primer contacto directo que el hombre tiene con el
mundo o no-yo. También la madre aparece poetizada, imaginada,
particularmente en el agua, en la leche y en la miel, pues ella es la vida y la
dulzura, siendo por medio de estas dos sustancias, leche y miel, que el
hombre, el poeta, al recordar penetra en las cosas, es decir, en el Universo
o Gran Madre que contiene todo. La leche y la miel son, en fin, dos
elementos que simbolizan perfectamente el retorno a la infancia o el
rescate de la intimidad que parecía perdida. Al respecto, apunta Durand:

Sólo de pasada observaremos el papel de la miel con tanta frecuencia


asociado a la leche en la poesía y en la mística (...) Esta asociación de la
miel y de la leche no debe sorprender: en las civilizaciones de cosecha, la
miel no es más que la imitación natural del más natural de los alimentos que
es la leche materna. Y si la leche es la esencia misma de al intimidad
maternal, la miel en el hueco del árbol, en el seno de la abeja o de la flor
es también, como dice el Upanishad, el símbolo del corazón de las cosas.
Leche y miel son dulzura, delicias de la intimidad recobrada.[73]

De esta manera verificamos cómo descendiendo a la intimidad del hombre


(madre, infancia, casa), éste se remonta y asciende en éxtasis embriagante
exaltando las vivencias, sublimando los actos mínimos pero vitales como el
de “mamar” la savia materna, porque en ella se bebe el mundo.

Pues bien, ese movimiento imaginario, que el poeta experimenta con mayor
intensidad que cualquier humano, de compenetrarse con las cosas, con el
mundo que le rodea, de sublimar esas vivencias, de volar en la dinámica
imaginaria después de descender a su interioridad, a su intimidad o punto
sur, de donde emerge como fluido vital, corriente espiritual, viento de
intimidad, viento del sur evocando el paraíso; todo eso, trataremos de
evidenciar en la producción poética de Aurelio Arturo.

Este artículo viene de Xexus.com.co

http://www.xexus.com.co/

SPABS28867/5 PER-069778 Página 33


Breve historia de los sueños

VOLAR EN SUEÑOS

Uno se duerme y puede suceder cualquier cosa. Se te puede caer la piñata,


y eso significa que quieres fornicar con tu concuñado. Puedes quedarte
paralizado en mitad de la calle mientras viene un coche conducido por
Farruquito, y eso significa que quieres fornicar con tu concuñado. Puede
perseguirte un gigantesco brazo elástico de goma por un pasillo angosto, y
eso significa que quieres fornicar con tu concuñado. Puedes soñar con tu
concuñado, lo que significa que quieres coger –a la argentina- con el padre
de tu mejor amigo. O bien se suceden una serie de acontecimientos, unas
veces agradables y otras no, que te empujan a volar.

Tengo una técnica de vuelo en sueños poco vistosa, ya que aleteo e incluso
vuelo a “braza” o a “perrito”, al igual que se nada. Reconozco que no es
muy estético ni sirve para escapar de monstruos voladores terribles, pero
ves paisajes con tranquilidad y despegas y aterrizas sin problemas. Tampoco
necesitas mucho espacio, lo que permite escapar de amenazas terrestres,
que en mi caso son casi el cien por cien. En términos darwinistas se puede
decir que estoy adaptado al medio. En términos de transporte funciono
como un helicóptero muy chungo o una especie de autogiro personal, viva
De la Cierva, viva España.

Al margen de análisis freudianos he descubierto charlando con el pueblo que


no todos volamos en sueños, pero lo más sorprendente es que las técnicas
de vuelo son muy diversas. He conocido a personas que tienen grandes
problemas con los aterrizajes. Otras me han confesado que no controlan
mucho la dirección ni la velocidad cuando surcan el esto… cielo onírico.
Muchas ni pueden volar y hasta se despiertan con el esfuerzo que supone el
despegue, que no llega; otras dan grandes saltos como La Masa o les cuesta
mantener la trayectoria (consulten, consulten).

El ciudadano medio piensa que el estilo de vuelo en sueños es más o menos


universal, pero indaga y se topa con un montón de variantes. Todo esto nos
enseña muchas cosas de los demás, diversas lecciones de tolerancia y lleva
consigo un mensaje: hay que ampliar las miras y respetar el modo de volar
en sueños ajeno, por ridículo que sea.

SUEÑOS LÚCIDOS

Un sueño lúcido se define como aquel en el que la persona se da cuenta de


que está soñando. He tenido varios a lo largo de mi vida, casi todos
concentrados en la adolescencia y primera juventud (para diferenciarla del
resto de edades del hombre actual: segunda juventud, tercera juventud,
cuarta juventud y quinta juventud, conocida hasta hace poco como muerte).

Muchas veces esa lucidez llegaba en el momento casi de despertar, por lo


que no daba tiempo a aprovecharte de la situación. Otras, sin embargo, la

SPABS28867/5 PER-069778 Página 34


lucidez sí se producía con más antelación, por lo que tenías varios minutos
de onironauta, como lo llaman los expertos, pues también hay expertos en
esto.

Cuando me ha sucedido, y conciente de estar viviendo una experiencia poco


frecuente, lo he aprovechado para crecer como ser humano, o sea, a la
mínima que me percataba de haberme “despertado” dentro del sueño me
ponía a perseguir a todo aquello que pareciera mujer, con el objeto de
hacer uso de lo que servidor tuviera entre las piernas, ya que en ese mundo
puedes tener ahí cualquier cosa, muchas veces de una consistencia, formas
y colores sorprendentes.

De hecho considero que perdí la virginidad en un sueño lúcido, con 12 o 13


años. En aquel regalo de mi cerebro me dediqué a confraternizar por
retaguardia con una vecina de 16 y muy buen ver, no sin antes avisar de mis
intenciones aviesas, puesto que los modales son importantes en todos sitios,
si bien en el campo sexual onírico no los tenía entonces muy pulidos. Mi
carta de presentación ante ella y sus nalgas fue un castizo “voy a hacerte un
apaño”. El sueño fue por cierto lúcido y húmedo, como me indicó el pijama
al despertar (un sueño bifronte o bifocal o bisiesto, por tanto).

En el mundo real nuestros caminos nunca se encontraron. A veces aún la veo


y sonrío con malicia de sátiro, mientras pienso “si supieras lo que te hice”.

SUEÑOS CON RETROGUSTO

Los vinos dejan una serie de sensaciones justo después de catarlos. El Don
Simón o el Castillo de Gredos generan, por ejemplo, todo un festival de los
sentidos que puede hasta hacer que perdamos la campanilla de puro
retrogusto, que así se llama de forma técnica. Con los sueños pasa lo mismo.
No me refiero a lo que se siente al despertar. El sueño estaba ahí al lado y
resulta lógico que puedas sentirte inquieto o hasta lleno de pánico si
soñabas que volvías al colegio y para colmo con examen sorpresa el primer
día y el “Pimiento” de tutor. Hablo de cómo sobreviene otra vez el
saborcillo del sueño cuando te acuestas la siguiente vez. Se pone uno en la
siesta los tapones para no oír cómo la madre histérica de abajo regaña a su
hijo cani (qué manía la de los padres de ahora por encauzar el camino de
sus retoños, cuando antaño se les dejaba, con todo el amor del mundo pero
con honradez y respeto a la tradición y al prójimo, en manos del caballo en
cualquier portal) y vuelve el aula del sueño de la noche anterior, el olor a
goma Milán 250 y tiza, y el miedo a vivir nueve meses sentado en el pupitre
mientras te enseñan el diagrama de Venn. Afortunadamente llega el sueño y
una nueva pesadilla sustituirá a la anterior.

SUEÑOS CON SEGUNDA PARTE

A veces el retrogusto del sueño es demasiado fuerte. Se trata de un


retrogusto fornido, rudo, a lo Stallone, un deje que no puede contenerse
con una primera parte: siempre necesita una segunda como mínimo, y seis si

SPABS28867/5 PER-069778 Página 35


se lo permiten. En el mundo onírico se dan raramente estos sueños de
Acorralado y Rambo. Sólo he tenido uno, en mi infancia. Era mayor del
Séptimo de Caballería, con una extraña misión que se desarrollaba en la
calle, al lado del portal de mi casa. No había indios ni praderas ni bisontes,
pero sí recuerdo mi flamante uniforme de mayor con el distintivo de
sargento (puede que con el paso de los años haya idealizado un poco mi
graduación). Tuve una noche la primera parte del sueño, y la segunda parte
la noche siguiente. No hubo más, así que supongo que fue una continuación
de calidad, un éxito de crítica si hubiera críticos de sueños, pero no de
taquilla. O bien se trató de una misión de audaces y mi personaje no salió
bien parado.

SUEÑOS HÚMEDOS

Si el público de las películas pornográficas le da a cámara rápida para evitar


las escenas del guión que enlazan las de sexo, en el mundo onírico uno le
daría a cámara rápida, aunque a rebobinar, para no llegar a la escena del
guión que enlaza con la realidad en los sueños húmedos. El orgasmo con el
que concluyen pone en aprietos a los hombres, que tras un feliz
ayuntamiento con cualquier tipo de criaturas con las que se hayan
encontrado dormidos, chocan con la incomodidad de tener que explicar, o
peor todavía, de tener que esconder el resultado de su promiscuidad
inconsciente. El joven que utiliza pijama deberá buscar una peregrina
excusa para meterlo en la lavadora, ya que se lo puso ayer recién limpio y
su madre controla cualquier movimiento que se produce en las cercanías de
los electrodomésticos. Una solución popular consiste en echarse el café del
desayuno encima, vaya por Dios qué torpeza. El adulto que utiliza pijama
deberá buscar una peregrina excusa para meterlo en la lavadora, ya que se
lo puso ayer recién limpio y su madre controla cualquier movimiento que se
produce en las cercanías de los electrodomésticos, que los pisos están por
las nubes y no hay manera de independizarse. El que duerme con su pareja
tendrá que inventar una historia para justificar lo del pijama, lo de las
sábanas o lo de haber salpicado. Aquí es muy sencillo: estaba soñando
contigo, cariño, y fíjate. Encima nos aseguramos un polvo matutino después
de lo que nos hizo en sueños la hermana de nuestra pareja.

SUEÑOS RECURRENTES

Ya he hablado antes de algunos. El de estar paralizado en mitad de la calle


mientras viene un coche, el brazo elástico perseguidor… o la caída desde un
edificio mientras te despiertas por las cosquillas entre las plantas 39 y 38, o
el monstruo que espera tras la ventana. Todos ellos se dan una y otra vez,
sobre todo en momentos de la infancia. Lamentablemente nunca coinciden
con un sueño lúcido. El monstruo te espera tras la ventana por 109ª vez y
todavía te pone el corazón en la boca por 109ª vez. Dónde está la lucidez
cuando se la necesita. Estos episodios son como los de las telecomedias, te
los ves cuarenta veces y te sigues riendo con las mismas tonterías, pero aquí
no tienen gracia ninguna y en vez de risas enlatadas hay sobresaltos o
incluso algún alarido.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 36


UN PARÉNTESIS EMOTIVO

Muchos lo pensamos de vez en cuando, y lo pienso ahora al escribir estas


líneas: qué riqueza la de los sueños de la infancia en comparación con los
del periodo adulto. Esto no es del todo cierto. Más bien en el periodo adulto
se desvanecen con facilidad en cuanto la persona se despierta. Supongo que
los niños necesitan recordarlos por algún motivo que les será útil con
posterioridad, al crecer, un equivalente al juego, a las simulaciones de lucha
de los cachorros, pero en esta ocasión en el mundo de los sueños. Será algo
así, pero no se me ocurre nada. En realidad esa teoría es una gilipollez, pero
casi cuela. Los niños no disocian de manera tan extrema la imaginación de
la cotidianeidad. Los adultos sí, salvo los políticos nacionalistas. Además la
rutina empaña los sueños y los olvidamos. La alienación de la que hablaba
Marx también alcanza la fase R.E.M sin necesidad de que aparezca en la
letra pequeña del contrato de trabajo temporal con sueldo de becario.

DIARIO DE SUEÑOS

Comparemos:

Querido diario:

Hoy he tratado de llamar la atención de L., pero no me ha hecho caso


porque iba con su novio. He trabajado nueve horas y el jefe me ha vuelto a
montar un pollo por lo de los informes. La trepa me ha puesto en evidencia.
Luego he ido a hacer spinning y me ha dado un calambre en la pantorrilla, y
luego me he quedado dormido en la primera autopsia de C.S.I.

Querido diario:

El suelo cambiaba de color y se movía como una onda, muy lentamente. Yo


esperaba en un extremo. Al llegar la onda saltaba, tenía que evitar que me
pillase por algún motivo, aunque sabía que no era peligroso. Cuando lo hice
cinco o seis veces y ya llegaban mirones decidí volar. Fui volando a perrito
hasta Las Vegas. Llegué en un santiamén porque al alzarme apareció el
mapamundi y sólo tuve que desplazarme por él a escala hasta mi destino,
momento en que decidí precipitarme hasta Las Vegas (en el mapa ponía Las
Vegas), y allá fui en picado, todo lo en picado que se puede ir volando a
perrito, que es un picado un poco sui generis. Aparecí en un casino. Jugaba
a la ruleta y cada vez que ganaba salían monedas como si fuese una
máquina tragaperras. Jugaba a las tragaperras, que giraban como una ruleta
y expulsaban cartas gigantes al ganar, me recordaba a Alicia en el País de las
Maravillas. Encontré a Grissom, el protagonista de C.S.I. Las Vegas, y fuimos
otra vez volando a perrito por el mapamundi hasta Albuquerque, donde nos
íbamos a encontrar con Bugs Bunny, que siempre gira ahí por error. Entonces
sonó la alarma y me desperté.

Algunas personas tienen diarios de sueños. No se negará que entre el diario


de la vida real y el de sueños hay diferencia. La vida gris a un lado, un

SPABS28867/5 PER-069778 Página 37


planeta infinito al otro. Las personas que tiene diarios de sueños suelen ser
artistas, aspirantes a artistas o gente convencida de su genialidad, por lo
que esos apuntes le ofrecerán una inspiración posterior; si uno es genial
durante el periodo de vigilia, no le digo ya, señora, caballero, durante el
sueño, cuando se libera el inconsciente de tanta atadura.

Y así el artista piensa que si va corriendo en cuanto se despierta, enciende


el ordenador, se mete en su carpeta de sueños, le da al botón derecho del
ratón, escoge la opción “nuevo”, una vez en ella la de “documento de word
en blanco” y se pone a escribir lo que ha soñado por la noche (emulsiones,
emulsiones luciferinas en torno a dragones que me rodeaban, mas conseguir
acabar con sus fuegos mediante un singular escudo que me proporcionó
David el gnomo…) conseguirá construir una herramienta indispensable para
poder dar a luz, porque los genios paren sus obras, un poema o novela que
supondrá un antes y un después en la historia de la literatura. Casi siempre
ese poema o novela supone un antes y un después en la historia de la
confección de ese poema o novela.

Reconozco que a veces he estado tentado de hacer ese diario de sueños. Por
fortuna mi pereza limita mucho mi genialidad, incluso hasta hacerla
desaparecer. Así que no recuerdo lo que he soñado hoy, puede que para
mal…

Según algunos expertos –de nuevo aquí los expertos-, ese diario es uno de
los cimientos para controlar y provocar la lucidez en los sueños. Recordar los
sueños, apuntarlos y pensar antes de dormir en lo que queremos hacer una
vez nos “despertemos” en el sueño forman la base sobre la que descansa la
única probabilidad que tenemos de pasar una noche de lujuria con Mónica
Belucci. Quizá valga la pena intentarlo, con la esperanza de escribir un día:

Querido diario:

Me estaba tomando una copa en el Ritz con Batman, Spiderman y nuestros


respectivos concuñados, cuando al otro lado de la barra crucé mi mirada con
la de Mónica B. La acompañaba Galactus, que me miró raro. Le reventé los
sesos contra la barra y cogí a Mónica B. de la cintura. Fuimos después de la
mano volando a perrito hasta Las Vegas. Jugamos a la ruleta y nos reímos.
Grissom nos servía canapés. Nos convertimos en caviar, nos convertimos en
paté de salmón untado y luego yo en bacon y ella en dátil. Al fin la envolví y
un palillo de dientes made in Albuquerque nos fijó por una eternidad en una
cópula constante.

Comments

Aitor wrote:

Voy a compartir, de manera injustificada, uno de mis últimos sueños:

Estaba en la televisión, en un programa con muchas luces (luces de las que


salen de focos y cañones únicamente) y nadie me dejaba hablar. Si abría la

SPABS28867/5 PER-069778 Página 38


boca empezaban a hablar todos más alto, pero si no hablaba se callaban. Al
final todo eran ladridos y yo me sentía avergonzado por ello.

No liberé poluciones.

Posted 19 Feb 2007 at 12:54 am ¶

Xispo wrote:

Yo, por desgracia soy uno de esos infraseres marginales que nunca han
soñado que vuelan. Como mucho conduzco algún vehículo…

Posted 22 Feb 2007 at 8:51 am ¶

Aitor wrote:

Durante una temporada estuve escribiendo un diario onírico y, en efecto, sí


que note que me acordaba de muchos más detalles de los sueños y que
empezaba a tener momentos de lucidez en ellos. Desde aquí, recomiendo a
todo el que disfrute soñando que se anime a dedicarle aunque sólo sean 5
minutos al día. Es una tontería y a cambio ganas 8 horas de diversión cada
noche. Bueno, y eso aparte de sentirse como un artista genial

Por cierto, yo soy de los que prefieren dar grandes saltos (Hasta de varios
cientos de metros).

Posted 22 Feb 2007 at 9:54 am ¶

« Las libertades elementales Breve historia de la poesía>>

Interpretación del sueño (otras fuentes):

1. Soñar que estás volando es el símbolo de la libertad, este sueño


ofrece buenos presagios. Son comunes a muchas personas, por lo
general, simbolizan nuestra inspiración y el deseo de trascender de lo
común.

Instintivamente, usted conoce los objetivos en su vida y sabe cómo


realizarlos. Sea el amor, un sitio en la vida, la fama o la fortuna, volará por
encima de los obstáculos terrestres y encontrará la felicidad. Sueños de
vuelo repetitivos indican una gran fortuna.

Todas las tradiciones explican este tipo de sueños de la misma forma. Si


vuela con la forma humana, encontrará la felicidad y el éxito de forma
natural. Si es un pájaro en su sueño, tendrá mucha suerte en la vida.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 39


Según algunas interpretaciones, este sueño también representa la vida
sexual, la erección o el orgasmo. Especialmente, Freud y sus discípulos
señalaban en esta dirección.

2. Hoy vamos a abordar un tema que se repite en los sueños de los


lectores, como por ejemplo volar. Volar es la máxima expresión de
libertad que el ser humano pueda imaginar. Es la ausencia total de
límites que lo constriñan, es la máxima expresión de autonomía de
movimientos. No olvidemos que la que sueña es el alma, la
individualidad, que en ocasiones no puede manifestarse como desea
pues el instrumento del que se tiene que valer, la personalidad o ego,
está lejos de estar en las mejores condiciones para ello.

El ego no es el enemigo a vencer, todo lo contrario, es el instrumento a


dominar. El objetivo no es matar al dragón, sino convertirlo en un amigo,
educarlo para ser en un aliado para nuestra causa de ser felices. Sin
embargo, la cantidad ingente de grabaciones registradas en el inconsciente
y que condicionan nuestras reacciones una y otra vez, nos mantienen presos
en los mismos círculos viciosos hasta que revisemos de alguna forma dichas
grabaciones. Por ejemplo, un patrón de miedo-huida condicionará de forma
automática cada vez que nos enfrentemos a una situación de miedo, nos
parecerá que la única manera de reaccionar es la huida, hasta que de forma
consciente decidamos y grabemos lo contrario. El mensaje del alma para
que busquemos la libertad interior y la felicidad puede muy bien comenzar
por un placentero sueño de vuelo. El ego vive a base de establecer límites,
el alma ansía que desaparezcan, sueña con volar en libertad total.

No es extraño que el alma sueñe con volar cuando las circunstancias en la


vida real nos demuestren todo lo contrario, como compensación a una
situación insostenible en la vida de vigilia y a la vez como demostración de
lo que es posible en la vida espiritual. Hay una parte de nosotros que es
perfectamente capaz de alcanzar la libertad y otra, que vive
permanentemente bajo la influencia de ideas preconcebidas, patrones
heredados de los padres y grabaciones propias que no deseamos y que sin
embargo nos condicionan. ¿Cuál de los dos casos es el tuyo? El sueño te
anima a superar dificultades, a que desarrolles un punto de vista superior al
que hasta ahora has utilizado, a plantearte la vida en términos de totalidad
de arriba abajo, es decir anteponiendo la meta espiritual, y luego la mental,
la emocional y la material y no al revés como viene siendo habitual en la
sociedad de consumo en la que la materia es la reina y señora y la vida
espiritual algo a lo que se recurre en caso de enfermedad o tragedia. El
vuelo aleja al alma de la tierra, la materia, para acercarse al cielo, la
morada de los dioses.

Hay otra interpretación al vuelo en sueños. Todas las noches en mayor o


menor medida, nos despegamos del cuerpo físico con nuestro cuerpo astral y
quedamos unidos a él por el cordón de plata. El alma sigue su formación y
sus experiencias en este plano mientras duerme y puede adquirir toda la
información que necesita para solucionar asuntos que tiene pendientes en el

SPABS28867/5 PER-069778 Página 40


físico. Si adquirimos conciencia en este plano al darnos cuenta de que
estamos soñando, nos podemos mover lo mismo que en el físico andando
normalmente, pero no es la única manera de desplazarse. La voluntad es
aquí la reina y señora del movimiento. Una simple decisión voluntaria y
conciente de querer volar es instantáneamente concedida. Seguimos
moviéndonos como en el físico porque estamos acostumbrados a ello, pero
de hecho, al no tener materia densa, el movimiento más normal en estos
planos es el vuelo, pues no existen límites.

Al irnos a dormir, hay una primera fase del sueño que se llama "sueño
Hipnagógico" en el que se suceden imágenes muy rápidas y en el que
hacemos una revisión del día. En esta fase el lado izquierdo del cerebro
racional está desconectando y el derecho analógico en cambio despierta.
Justo después es cuando el cuerpo astral suele despegarse, y en ocasiones lo
hace tan rápido que el racional aún no ha desconectado del todo y trata de
tomar de nuevo el control, con el correspondiente respingo en la cama. La
sensación es como si nos hubiéramos caído de algún sitio.

Todo este proceso es absolutamente normal pero inconsciente. Nadie nos ha


enseñado a hacer esto, pero está en nuestro programa la posibilidad de
hacerlo. En vigilia también podemos despegarnos del cuerpo y visitar otros
planos pero es mucho más difícil que aprovechar un sueño en el que ya
estamos fuera del cuerpo y sólo hemos de trasladar la consciencia del
cuerpo físico al astral. Muchas personas han tenido esta experiencia de
forma totalmente involuntaria y puede causar cierto recelo pues como no
hay materia como la conocemos en el plano físico, sus leyes son algo
diferentes. No nos desplazamos en el espacio, estamos en el mismo sitio
pero en otra dimensión. En otros planos la ley de atracción tiene un efecto
mucho más inmediato que en el físico, y nos lleva directamente hacia
aquello que vibra en consonancia con nosotros. Lo ideal es haber hecho un
trabajo espiritual a conciencia que elimine la parte de sombra que podamos
albergar en nuestra psique, que hayamos limpiado en la medida de lo
posible nuestros fantasmas interiores, y evitar así sorpresas en el viaje. Para
el trabajo de limpieza interior hay que buscar la terapia adecuada para cada
uno, no todas valen para todo el mundo, y para ello existen hoy en día
algunas herramientas muy válidas.

El objetivo del estudio de los sueños que tenemos cada noche es adquirir
información precisa de todas las memorias que tenemos activas, de las
grabaciones parentales, de todos los pequeños “yoes” que viven en nuestra
personalidad y que dificultan el camino; de lo que nos negamos en la vida,
de lo que no creemos merecer; del camino que hemos recorrido y el que nos
queda por recorrer. Pero también, ayudan a recuperar talentos ocultos,
ensayar nuevas formas de creatividad, reprogramar en positivo todo lo que
de negativo albergamos, buscar soluciones, encontrar la raíz de los
problemas que nos acucian, en definitiva, conocernos mejor para volar de
nuevo en libertad.

Beatriz F. del Castillo - Autora de La clave está en tus sueños.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 41


EL SIMBOLISMO DE LO ASCENSIONAL

Las imágenes arquetípicas son claras en el simbolismo de lo ascensional, tan


rico en posibilidades. No debemos olvidar que los ritos de ascensión tienen
lugar en un centro, y que muchos mitos hablan de un árbol, de una cuerda o
de una escala que une la tierra con el cielo; la escala ceremonial
desempeñó un papel importante, lo que explica que no faltara en la
iniciación órfica, y en los misterios de Mithra tuvo siete peldaños hechos de
diferentes metales en correspondencia con los siete planetas. El iniciado al
subir la escala recorría los siete cielos hasta elevarse al empíreo.
Fácilmente se comprende que la escala de la iniciación mithraica fuera un
eje del mundo, ubicado en un centro.

Por otra parte, la escatología pitagórica puso en relación la doctrina sobre la


inmortalidad astral, con la mansión de las almas en los espacios etéreos. Por
ello, la escalada o ascensión simbolizaba el camino hacia la realidad
absoluta, así las ideas de santificación, de muerte, de amor y liberación van
implícitas en el simbolismo de la escalera. Pues cada uno de estos modos de
ser representa la abolición de la condición humana para alcanzar un paso de
nivel. No debe de extrañar que el simbolismo de la ascensión y de los
peldaños aparezca con bastante frecuencia en la literatura psicoanalítica, lo
cual significa que nos hallamos ante un comportamiento arcaico de la psique
humana, y no ante una creación histórica.

El concepto de montaña entra dentro del simbolismo de la ascensión y tiene


carácter múltiple, ya que participa de la idea de centro y de lo ascensional.
La montaña en tanto que alta es vertical, elevada, se aproxima al cielo y
participa del simbolismo de la trascendencia. En cuanto centro sirve para
manifestar las hierofanías atmosféricas y numerosas teofanías. Por otra
parte, la montaña es punto de encuentro del cielo y de la tierra, es morada
de los dioses y término de la ascensión humana. Además la montaña expresa
también las nociones de estabilidad, inmutabilidad y hasta pureza. De una
forma general es a la vez centro y eje del mundo.

La montaña es una llamada a lo alto, a lo trascendente, de ahí que se la


presente como una escalera fabulosa que ofrece una realización a los
sueños. Es la montaña la cima de la humanidad, el punto a donde desciende
la divinidad y se encuentra con el hombre que sube, por ello se la toma
como símbolo de la reunión: es por tanto el primero y más sagrado de los
santuarios, el arquetipo de todos los templos. Este simbolismo es tan fuerte
que se lo considera insustituible a tal punto que el hombre ha levantado los
ziggurats y los templos mayas, que obran a manera de montañas artificiales,
y no digamos de las pirámides egipcias.

Por principio, la montaña sagrada está en el centro del mundo y este


"omphalos" es algo eminentemente simbólico. Si todo lugar sagrado tiene un
centro, el centro sagrado natural más perfecto es la montaña santa, y la
región que la rodea forma la totalidad del mundo organizado. En el orden

SPABS28867/5 PER-069778 Página 42


geométrico la montaña está representada por la pirámide, que es una figura
perfecta, que reposa en una base cuadrangular.

Ciertas concepciones bíblicas nos pueden quedar más claras si tenemos en


cuenta el simbolismo de la montaña sagrada, ya que Dios ha respetado la
psicología del hombre y cuando se ha revelado lo ha hecho con orquestación
de elementos simbólicos, como vemos en la teofanía del monte Sinaí. En
este templo natural Dios reveló a Moisés la construcción del santuario. En
relación con el simbolismo de la montaña está la piedra sagrada y el altar.
Por todas partes hay piedras singulares y el hombre las ha venerado desde la
prehistoria; la más significativa es la Ka'ba, en la Meca. Muchas de estas
piedras son meteoritos que han caído desde el cielo a los lugares más
elevados de la tierra como sucede en sitios como la Meca o Jerusalén, que
están muy elevados por hallarse bajo la estrella polar sobre el paso del eje
cósmico. Lo sagrado se manifiesta en estas piedras singulares ya porque en
ellas el hombre ha recibido alguna revelación o porque están unidas a una
salvación o recreación espiritual, como sucedió en la roca de Horeb.

Finalmente, la consideración de la piedra nos lleva al altar; que la religión


ha de colocar en un lugar capaz de suscitar en el hombre las fuerzas
psicológicas fundamentales, según vimos en la teofanía del Sinaí. La palabra
altar viene del latín "altus", que etimológicamente significa elevado y queda
asimilado a la cima sagrada. Es también un microcosmos, no sólo del mundo
natural sino del universo espiritualizado, por una consagración que abarca
litúrgicamente a todo el universo. El altar pone en comunicación los
diferentes pisos o niveles del mundo y su relación con el cielo está clara;
mas por otra parte, el altar está en comunicación con el mundo de los
muertos por lo que generalmente en los templos se lo colocó encima de una
cripta, es decir, la tumba que guarda los huesos de los mártires.
Claramente, el altar es un "mundus" que pone en relación lo subterráneo con
lo terrestre y con lo celeste.

No se debe de pasar por alto la significación especial que tuvo la pirámide,


morada del alma del rey, y cómo en ella el alma del rey difunto se unía a la
de Ra. La pirámide fue la casa del propio creador; en su vecindad estaba
amarrada una barca solar, en la que viajaba el alma. El rey inhumado en la
pirámide fue objeto de un culto, así que al pie de la pirámide se construyó
un templo consagrado al culto funerario del rey. Pero ante todo la pirámide
fue un monumento funerario y cósmico, de ahí que debía de reproducir
todos los trazos del universo, estando destinada a ser como su doble. De la
misma forma que el mundo llega a la vida ante la llamada del divino Logos,
la pirámide fue la imagen de la montaña primordial emergiendo del caos y
creando el cosmos organizado. Era el símbolo del principio espiritual que
anima al mundo. Coronada con su punta dorada, ella es la imagen del sol,
donde él se une a la tierra; de este modo, sin dejar la tierra, las pirámides
tocan el cielo.

Por otra parte, las pirámides estaban rodeadas por un foso de agua o por un
muro que recordaba por su forma el signo jeroglífico del agua. Todo esto de

SPABS28867/5 PER-069778 Página 43


acuerdo con la idea de que la pirámide era la montaña primordial, saliendo
de las aguas, pues etimológicamente pirámide viene de pyrmus, que
significa "llegando a ser".

Se ha dicho que la pirámide era la petrificación de un rayo solar ya que ella


constituía simbólicamente, una parte del cuerpo del sol. Ello explica que la
pirámide sea un lugar funerario ya que las oraciones del difunto tendían a
conseguir ser admitido en la barca solar. Era claro que este monumento
eterno estaba destinado a servir de santuario del culto solar, en el que se
cumplía el misterio de la más alta iniciación. Observando el interior de la
Gran Pirámide, el corredor de entrada estaba perfectamente orientado y
antes de llegar al nivel del suelo se dividía en sendos corredores, uno
ascendente que, por medio de la Gran Galería, llevaba a la Cámara de la
Reina. En él se ha visto la semejanza de estos dos corredores con los pasajes
figurados en las pinturas murales, que representan al sol en su viaje a través
del Hades.

Fuente: Mensaje simbólico del arte medieval. Santiago Sebastián.

Director José Maureira

YOGA Y PSICOLOGÍA

Por Olga Martínez y Adriana Garro

INTRODUCCIÓN

Aquí el paralelismo posible entre yoga y psicoanálisis es llevado más allá de


la postulación teórica y analizado en las técnicas terapéuticas, en la labor
del maestro o psicoanalista, en la homologación de conceptos yogas con
mitos reveladores de las religiones y su paralelismo con los complejos
freudianos, llegando a elaborarse una verdadera correspondencia entre
conceptos básicos del yoga, con procesos tan complejos como las glándulas
endocrinas.

Yoga y psicoanálisis, bajo esta óptica no son introspecciones, sino estudios


de comportamiento, y ambos, por lo mismo, no se aprenden de los libros
sino en la práctica viva que asegura la apertura constante del hombre hacia
su dimensión universal.

Para conocer la relación que el Yoga tiene con la mente primero vamos a
explicar qué es la Psicología Transpersonal y ubicar esta disciplina dentro de
un contexto más general, la Psicología Convencional

SPABS28867/5 PER-069778 Página 44


DESARROLLO

Psicología convencional y psicología transpersonal.

Todas las escuelas psicológicas en occidente han trabajado siempre con el


objetivo de ayudar al individuo a superar aquellas fuerzas y bloqueos de
carácter interno (traumas, culpas, obsesiones, temores etc.) que impiden al
sujeto una adaptación exitosa a la realidad y para ello buscan fortalecer y
sanar al yo. Las escuelas trabajan con diferentes métodos, unas con el
inconsciente, otras con la conducta, etc., pero sus objetivos apuntan
siempre a la superación de aquello que genera graves y dolorosas
consecuencias en la autoestima del paciente al impedirle una relación sana
con el entorno.

Estos objetivos, son considerados por la psicología transpersonal, la mitad


del camino hacia la plenitud de las posibilidades humanas, ya que parte del
hecho científico, de que tal como el ser humano evolucionó desde formas de
vida simples hasta desarrollar su consciencia actual, este proceso evolutivo
continúa hoy, y el siguiente nivel de desarrollo de la consciencia
(supraconsciencia o consciencia transpersonal)no sólo es la única vía a la
plenitud, sino que es una necesidad de la misma a seguir evolucionando y
esa necesidad es a veces responsable del sufrimiento de los seres humanos,
porque el proceso evolutivo está bloqueado. Por esto, la Psicología
Transpersonal proporciona las herramientas para una evolución, que pasa
por la trascendencia de un ego, el cual es imprescindible inicialmente para
permitir al niño el construir una identidad adulta y adaptarse a la realidad,
pero posteriormente en sus adicciones, apegos, temores, prejuicios, etc., es
un obstáculo para el acceso a la experiencia supraconsciente.

Nacimiento de la psicología transpersonal y un nuevo paradigma

La Psicología Transpersonal surge en los años 60, siendo Abraham Maslow


uno de los principales precursores de la Psicología Humanista quien apuntó
la posibilidad de alcanzar un estado del ser más allá de la autorrealización
.Estado que supone la trascendencia por el ser humano de los límites de la
propia identidad y experiencia, alcanzando niveles superiores de consciencia
y que estando por encima de las necesidades e intereses materiales tienen
sobre éstos efectos muy positivos.

El nuevo Paradigma viene a completar y ampliar el Paradigma Convencional


en el que se enmarcan los actuales conocimientos científicos. Incluye una
dimensión cualitativa que permite abarcar la complejidad y riqueza de las
experiencias humanas, desde una perspectiva ideográfica, cualitativa,
subjetiva y experiencial. Consiste en el estudio psicológico de las
experiencias transpersonales y sus correlatos, entendiendo de éstas como
aquellas en las que el Yo se extiende más allá de la persona, abarcando
aspectos de la humanidad, la vida, psiquismo y cosmos. Por otra parte, el
foco central de la Psicología Transpersonal es el estudio de la consciencia y
sus estados no ordinarios.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 45


El término transpersonal se ha introducido en la psicología para indicar lo
que normalmente se designa como espiritual. Es una experiencia, un estado
y un movimiento. La experiencia transpersonal es la posibilidad de vivir
estados no ordinarios de consciencia, el sujeto se desindividualiza y se
identifica momentáneamente con otras realidades del yo interno. El estado
nos traslada desde nuestro ego para unirnos con el absoluto. El movimiento
trabaja sobre el estudio científico de los estados no ordinarios de
consciencia, continúa con el descubrimiento por parte de la psicología de
las religiones y el estudio místico comparado.

Sus orígenes se encuentran en los psicólogos influenciados por Oriente:


Jung, Assagioli, Desoille, Maslow. Este estudio ha recibido la confirmación de
muchos científicos, que afirman encontrar en sus trabajos la presencia de
una consciencia- energía, desarrollando la unidad subyacente entre el
hombre y el universo en una visión holística.

Muchas experiencias humanas no coinciden con nuestros modelos


psicológicos tradicionales y en respuesta a esto surgió la Psicología
Transpersonal. Este modelo no trata de reemplazar la validez de los
anteriores sino ampliar el marco de nuestra concepción de la naturaleza
humana, integrando como saludables las experiencias de consciencia
expandida que hasta ahora eran consideradas patológicas, atendiendo a la
necesidad espiritual del hombre, y explicar las modernas teorías de la
relatividad y física cuántica, desde una visión psicológica. Reconoce la
posibilidad de experimentar una amplia gama de estados de consciencia, en
algunos de los cuales la identidad puede ir más allá de los límites habituales
del ego y de la personalidad. Abarca tanto los procesos del psiquismo
egoico, con sus características propias y sus patologías, como aquel aspecto
del universo interno que hace a lo trans-egoico, o sea, lo espiritual lo
trascendente.

El Movimiento Humanista es el antecesor cronológico e ideológico de la


Psicología Transpersonal al hacer hincapié en investigar los aspectos más
sanos del hombre y los modos de estimular el proceso de autorrealización
que derivaron en verter la mirada hacia los aspectos espirituales del ser
humano.

Posteriormente, destacados terapeutas e investigadores fueron


desarrollando sus principales conceptos. Entre ellos se destacan Ken Wilber,
Stanislav Grof, Frances Vaughan, Walsh y otros.

Autores relevantes en la psicología transpersonal

Ken Wilber: Autor de una serie de libros sobre misticismo, psicología,


desarrollo histórico del mundo, religión y física. Ha desarrollado con mucha
profundidad los estudios de consciencia y su evolución, desde una
perspectiva transpersonal, así como las psicoterapias que resultan más
convenientes aplicar en cada nivel. Propone un modelo formado por
distintos niveles:

SPABS28867/5 PER-069778 Página 46


a) Nivel de la mente: En este nos identificamos con el universo, con la
totalidad. No es un estado alterado de la consciencia, sino más bien el único
estado de consciencia real.

b) Nivel existencial: En éste queda trazada la línea divisoria entre el self y


el otro, entre el organismo y el medio, donde se manifiesta el pensamiento
racional y la voluntad personal, donde el individuo se identifica con la
totalidad del organismo psicofísico, existente en el tiempo y espacio.

c) Nivel del ego: Incluye la experiencia de vida o condicionamiento, la


transmisión genética de patrones actitudinales y conductuales de
progenitores y ancestros y según la teoría de la reencarnación, los patrones
correspondientes a existencias anteriores en otros cuerpos. En este nivel la
persona se identifica exclusivamente, con una representación mental, o
sea, con el ego, con una imagen de sí mismo y el organismo queda dividido
en una psiquis y un cuerpo.

d) Nivel de la sombra: En éste, la persona se identifica con una imagen


empobrecida e inexacta de sí mismo, reduciendo su identidad a sólo parte
del ego, relegando a la sombra aquellas otras tendencias psíquicas que
resultan dolorosas e indeseables.

Afirma que la consciencia de unidad es el eterno presente porque es


intemporal."El tiempo es una ilusión producida por una demarcación
simbólica que nos impide llegar a Dios, al todo, a la consciencia de unidad."
Dice que las fronteras desaparecen cuando percibimos que los recuerdos y
expectativas futuras son actividades presentes. No hay que destruir el
tiempo sino buscarlo y, al no hallarlo, nos daremos cuenta que es una
ilusión.

Williams James: Considerado el padre de los psicólogos norteamericanos, se


interesó por el estudio de la voluntad libre, de lo cual extrajo dos
conclusiones: una que nuestras propias decisiones son creativas y la otra,
que en ocasiones es necesario renunciar a nuestra voluntad. Reconoció la
existencia de un self espiritual, más interno, subjetivo y dinámico que el
self material o social.

Le interesaban los aspectos prácticos de la experiencia religiosa y la forma


en que actuaba en la vida diaria. Insistió en que se extienden formas de
consciencia diferentes a la normal de vigilia.

Carl Gustav Jung: Pionero en la psicología del espíritu, hizo importantes


aportaciones por sus estudios sobre los mitos, sueños, diversos sistemas
simbólicos (alquimia, tarot, i ching, astrología), la idea de inconsciente
colectivo. Su idea de los arquetipos, es tal vez, la contribución más
relevante y sólida en este campo; entiende imágenes que reflejan
modalidades universales de experiencia y comportamiento humano. Estos
arquetipos emergen del inconsciente colectivo, donde se han acumulado

SPABS28867/5 PER-069778 Página 47


como consecuencia de las experiencias vitales de todos nuestros
antepasados, quedando impresas en nuestro psiquismo.

Roberto Assagioli: Fue el primero en utilizar el término Transpersonal (1965)


en el sentido actualmente aceptado. Creador de la Psicosíntesis, siguiendo
la línea marcada por Jung, pero ampliando sus conceptos, ya que diferenció
el inconsciente superior (self transpersonal) del inconsciente colectivo,
marcando la diferencia entre los contenidos primitivos del inconsc.
colectivo, de los contenidos del supraconsciente (cuyos arquetipos son
transpersonales)

Abraham Maslow: Fundó el Journal of Transpersonal Psychology en 1968,


lanzando así la denominada cuarta fuerza de la psicología.

Sus principales pensamientos fueron:

"El estado de consciencia cósmica ha sido experimentado a lo largo de los


siglos por gran número de personas y ha recibido nombres muy diversos
(satori, moksha, atma-bodhi, iluminación, revelación, rapto, renacimiento,
experiencia cumbre, consciencia trascendente). Todos ellos, aunque no son
sinónimos, coinciden en que la consciencia cósmica es: 1) el estado más
elevado de consciencia, 2) una percepción transformadora de unión total
con el infinito y 3) una experiencia que trasciende el tiempo y el espacio
cotidiano; una experiencia atemporal que conlleva la unión eterna o
ilimitada con toda la creación".

"La consciencia cósmica, la totalidad, etc., serían visiones de lo que se ha


denominado Dios, por todas las culturas de la humanidad, por eso se ve a
este estado como infinito o final, ya que después de Dios no vendría nada".

"La experiencia cumbre podría definirse como una experiencia mística o


religiosa, una iluminación, dicha, unificación con el cosmos; produciendo
intensos cambios en la forma de ser y vivir la vida; lo que nos brinda un
conocimiento del ser.

Estas experiencias de ampliación de la consciencia se caracterizan por la


desaparición del ego, del tiempo y del espacio. Contribuyen al desarrollo
psicoespiritual: prepersonal, personal y transpersonal.

"Los valores intrínsecos tienen una base biológica": Se ha descubierto una


zona del cerebro que nos impulsa a creer en lo sobrenatural y en aspectos
metafísicos, esto no quiere decir que Dios no exista, sino que nuestro cuerpo
nos impulsa hacia su creencia.

Stanislav Grof: Uno de los autores más importantes en la psicoterapia


transpersonal.

Empezó como psiquiatra y psicoanalista en 1956, investigando sobre


alucinógenos con LSD, para buscar comprensión de los mecanismos de la
esquizofrenia. El resultado fue inesperado, ya que nada tuvieron que ver

SPABS28867/5 PER-069778 Página 48


con la misma, sino que logró mayor apertura al mundo y mayor relación con
los problemas internos.

Esto le llevó, en el campo de las experiencias transpersonales, a uno de sus


descubrimientos más importantes que fue el de las Matrices Perinatales, en
las que describe la trascendencia del marco de la realidad, del espacio y del
tiempo, que nos brinda una visión inestimable de los distintos estadios del
proceso de nacimiento y las huellas que imprime en el psiquismo de los
seres humanos, así como de la psicopatología, destacando el potencial
terapéutico de la dimensión religiosa y espiritual.( S.Grof 1985.Psicología
Transpersonal )

Posteriormente, desarrolló la técnica de la Respiración Holotrópica, que


permite alcanzar esas mismas experiencias, prescindiendo de los
inconvenientes del uso de los psicotrópicos.

La consciencia transpersonal, según S. Grof es infinita y trasciende los


límites del tiempo y el espacio, la misma sería transpersonal porque sería
independiente de nosotros, siendo una propiedad del universo, trascendería
el cerebro y nuestros sentidos físicos, pero sí mediatizados por éstos en la
experiencia cotidiana. Por lo tanto la conciencia de uno está conectada a la
de los demás.

S. Grof afirma que "La conciencia también existe fuera de nuestra vida
individual, es independiente de nosotros y no se halla intrínsecamente
ligada a la materia. Es independiente de nuestros sentidos físicos, aunque se
halle mediatizada por ellos en nuestra percepción cotidiana de la vida.

La moderna investigación y otras disciplinas científicas parecen confirmar la


evidencia de que el universo y el psiquismo humano carecen de límites.
Cada uno de nosotros está conectado y al mismo tiempo, es una expresión
de la totalidad de la existencia.

En la actualidad la física moderna ha ayudado a comprender mejor a las


filosofías milenarias dándole un mayor prestigio a la psicología
transpersonal. Por eso, se puede decir "paradigma transpersonal", porque la
comunidad científica comienza a identificarse con lo transpersonal.

Campo de acción de la psicología transpersonal

La Association for Transpersonal Psychology a través del Journal of


Transpersonal Psychology que comenzó a aparecer en 1969, centra su
interés en los siguientes puntos:

Psicología y psicoterapia

Investigación sobre estados de consciencia

SPABS28867/5 PER-069778 Página 49


Adicción y rehabilitación

Muerte y experiencias cercanas a la muerte

Publicación de investigaciones teóricas y prácticas

Trabajos empíricos

Estudios sobre procesos, valores y estados transpersonales

Las meta-necesidades

Experiencias cumbre

El ser, la esencia, trascendencia, etc.

Teoría y práctica de la meditación

Terapias transpersonales

Incluye los campos e intereses genéricos de la Psicología, a los que agrega el


énfasis por el crecimiento y la toma de consciencia, logrando con ello unos
niveles de salud que pueden llegar a ser aún más amplios que los
normalmente aceptados.

Entre las terapias que reconocen de forma explícita la importancia de lo


transpersonal y han creado estrategias y técnicas para trabajar en este
sentido encontramos: El Análisis Junguiano (Escuela de Zurich y
Arquetípica); La Biosíntesis; La Integración Primal; La Psicosíntesis; La
Terapia Transpersonal.

Algunas Técnicas:

La imaginación activa, planteada por Jung en 1935 y desarrollada


posteriormente en el Instituto de Zurich por Ana.

La fantasía guiada, o sueño dirigido según Desoille, basada en las técnicas


de visualización, y ampliamente desarrollada en Psicosíntesis.

La meditación

Trabajo con los sueños

Técnicas de regresión hipnótica

Respiración holotrópica

La meditación

La vida evoluciona desde la materia hacia la consciencia, y en el ser humano


ese camino aún continúa.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 50


Del mismo modo que las sociedades y culturas que basaban su vida en la
superstición, creían haber llegado a una adecuada comprensión de la
realidad, el hombre actual cree que la razón es el logro supremo de la
evolución humana, ignorando que ésta es sólo una herramienta útil para el
control y dominio del mundo material; pero ciega ante su propia
destructividad y totalmente inútil para resolver cuestiones como nacimiento
y muerte, logro de la felicidad, etc.

Los niveles evolutivos superiores a la racionalidad están constituidos por


facultades numerosas y maravillosas que existen en la mente a la espera de
ser desarrolladas. La meditación es la puerta de todas ellas, quien la
practique adecuadamente, transformará su vida y verá cómo su consciencia
se expande; cómo su corazón se abre, al tiempo que se positiviza, e
innumerables transformaciones maravillosas.

Desarrolla la percepción, a través de la cual nos acercamos a nuestro yo


superior. Trata de obtener completo conocimiento de la mente, entrenar y
regular sus infinitos potenciales.

Todas las técnicas tienen como meta llevar al individuo a través de


pratyahara (retiro de los sentidos) hasta Dharana (concentración), en donde
la meditación pura (Dyana) puede ocurrir. Existen muchas técnicas de
relajación efectivas: Yapa Yoga; Ayapa Yapa; Mantra Siddhi Yoga, Yoga Nidra,
Antar Mouna, Tratak, NadaYoga, Kriya Yoga, etc. Una de las más útiles para
el hombre moderno es el Yoga Nidra.

La meditación se presenta espontáneamente, mas para desarrollarla hay que


pasar por todo el proceso de relajación (retirándose del medio ambiente
exterior y profundizando dentro de sí mismo). Se retira progresivamente la
consciencia del mundo exterior, del cuerpo, respiración, mente conciente,
subconsciente y también del inconsciente. Cuando la consciencia se retira
de todo ello se obtiene completa relajación y empieza la verdadera
meditación. Esto representa en el sistema de Patanjali (sabio hindú, primer
compilador del yoga) la práctica de Pratyahara, dharana y dhyana.

La meditación es un camino y una meta en sí misma. Con la meditación


abrimos un camino introspectivo y de autoconocimiento para llegar a la
verdad. La meta a alcanzar es el estado de meditación, en el cual los
sentidos se desconectan; la parte física, emocional y mental trascienden y
nos percibimos tal cual somos. Para llegar a este punto hemos debido
conocer todos los aspectos que conforman nuestra personalidad, por lo que
este conocimiento nos ayuda a aceptarnos como somos, a comprendernos y
amarnos.

Símbolo psíquico

Muchas de las técnicas antes mencionadas logran el Pratyahara a través de


la práctica sistemática de conciencia del cuerpo, de la respiración, del
sonido, y repetición del mantra.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 51


Ellas logran el retiro concentrando la mente y a la vez, manteniéndola
absorta en las cosas internas para olvidar los alrededores. Cuando la mente
se centra se debe mantener la conciencia en un punto e interiorizarla, para
no caer en la inconsciencia, es decir en el sueño. Para ello se utiliza un
símbolo psíquico como objeto de concentración, un objeto concreto, con
forma; por ejemplo Cristo, una flor de loto, huevo dorado, vela, etc.

Imágenes subconscientes

En esta etapa de la práctica la consciencia se mueve hacia el área de la


subconsciencia. Cuando se trata de concentrar en el símbolo psíquico,
muchas otras imágenes se originan y distraen la atención, ellas son
eliminaciones de la mente subconsciente (memorias, deseos insatisfechos,
motivos ocultos). En el Yoga se las conoce como Samskaras o impresiones
profundas de la mente, conforman la mente egocéntrica. En el psicoanálisis
occidental se las describen como inhibiciones, complejos, represiones,
miedos, fobias, psicosis. Ellas son las causas de nuestras tensiones
profundamente enraizadas y la constante intranquilidad de la mente.
Empiezan a surgir en la relajación muscular y mental, no hay que analizarlas
ni involucrase con ellas.

La conciencia rompe los apegos para dejar ir los Samskaras después de


meses o años de practicar meditación.

Yoga nidra

Sueño psíquico, ataca el problema de las complejas tensiones a través de


inducir progresiva y directamente relajación física, mental y emocional
mediante:

a) Rotación de la conciencia, b) Percepción de la respiración, c) Desarrollo


de sensaciones d) Visualización de imágenes e historias. Las primeras dos
tienen que ver con la relajación física, la siguiente con la relajación
emocional y la última con la mental.

Tanto al comienzo como al final, se da la oportunidad de formular una


resolución. La relajación también abarca una corta práctica de percepción
del cuerpo y/o Antar Mouna, antes de empezar con la rotación de la
conciencia. Toda la práctica termina retirando cuidadosamente, la mente
del estado de sueño psíquico.

Relajación Física: Rotación de la conciencia a través de diferentes centros


del cuerpo en una secuencia ordenada. También se puede hacer a través de
diferentes pasajes interiores como el sistema digestivo, respiratorio,
estructura del esqueleto.

Continúa llevando la atención a la respiración; sólo se practica consciencia


de la respiración, no se trata de forzarla o cambiarla. Se obtiene un mayor
beneficio adicionando un conteo; con esto logramos entrar la conciencia en
un área más pequeña.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 52


Relajación Emocional: Se desarrolla un estado mental en donde los
sentimientos son traídos a la superficie voluntariamente; y luego, son
eliminados o dejados de lado. En este punto la mente ha cesado de procesar
información del mundo exterior o del cuerpo. Estos sentimientos incluyen:
calor-frío; dolor-placer; pesadez-liviandad, etc.

Es una práctica que desarrolla el poder de la voluntad en el plano emocional


y trae relajación en ese plano, purgándolo de sensaciones desagradables.

Relajación Mental: Es el sueño psíquico en los reinos de la mente. Durante


este estado parecería que se está dormido al mundo exterior, pero se está
plenamente consciente del interior, de hecho se pierde toda la percepción
del cuerpo físico. Se traen una serie de imágenes en forma de historia o
como sucesión de objetos y se trata de visualizarlos: paisajes, océanos,
flores, montañas, templos, etc.

Así, se desarrolla consciencia de sí mismo. Se puede terminar esta práctica


con una invocación de paz y tranquilidad o imágenes de significado
espiritual.

En este estado la mente es muy sensitiva a las resoluciones positivas.

Después de formular la resolución gradualmente, se trae la conciencia al


mundo exterior.

La resolución o Sankalpa

Es una orden directa de la mente consciente al subconsciente. El poder de


la subconciencia eventual enviará de nuevo, la orden al nivel conciente y se
manifestará activa en el comportamiento.

Los contenidos de la mente subconsciente tienen gran influencia en el modo


de pensar y percibir y sobre la personalidad que presentamos a los demás.
Incluso, a medida que estamos agotando los samskaras existentes, estamos
creando nuevos.

Los pensamientos y acciones del presente están influenciados por


experiencias pasadas, y a la experiencia de hoy determinará el
comportamiento de tiempos venideros. Este rito de acción y reacción se
conoce como Karma, y es responsable de toda regresión, estancamiento, y
progreso de la vida. Cada persona puede moldear su propia estructura
mental. La semilla del cambio es la resolución que se hace en Yoga Nidra.

Es importante que la resolución sea clara, siempre en tiempo presente y en


términos positivos.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 53


Aspectos psicológicos del Yoga Nidra

En Yoga Nidra se aprende a desatar los profundos nudos mentales, al mismo


tiempo liberando tensión y beneficiando la salud.

Los psicólogos occidentales describen la mente dividida en dos partes


principales: consciente e inconsciente. La mente consciente predomina
durante los estados normales de vigilia; es la parte que analiza, compara, y
llega a conclusiones en relación con la información que se le suministra. Sus
características son resolver los problemas y pensar intelectualmente, es el
estado racional.

El inconsciente es el lugar de almacenamiento de todas las experiencias


pasadas, deseos instintivos, tensiones, miedos.

Entre lo consciente y lo inconsciente está lo lógico, la parte racional de la


mente a la cual Freud llamó "ego". Es la parte de la mente que censura,
identifica los complejos, inhibiciones, gustos, disgustos, los cuales
contribuyen a la naturaleza egoísta del individuo y alimentan la mente
consciente con información que satisfaga estas restricciones.

El sensor está constantemente ocupado en mantener la represión de muchos


impulsos y deseos que son irracionales; el ego priva a la persona de ver el
mundo de manera clara y objetiva.

El yoga nidra ayuda a armonizar la mente consciente, la inconsciente y


reduce el conflicto entre ambas.

Se impide la entrada de información proveniente de los sentidos.

Efectos fisiológicos del Yoga Nidra

Durante el yoga nidra y otras formas de meditación, se presenta una


desaceleración de todo el metabolismo, indicado por la reducción en el
consumo de oxígeno, aumento de resistencia de la piel, disminución de
pulsaciones del corazón y aumento de la activación de ondas alfa en el
cerebro.

La presión sanguínea disminuye, hay un mayor flujo de sangre a través del


cuerpo, oxigenando a los músculos para descomponer el lactato que se
acumula durante la actividad muscular. El almacenamiento de lactato
origina aumento de fatiga y ansiedad.

El Yoga Nidra logra un estado de relajación más profundo que el sueño, nos
prepara para la investigación de los profundos niveles de la mente
inconciente, nos desconectamos de la consciencia extrovertida. El ego cesa
de censurar los impulsos que surgen de la mente inconsciente. Se da
expresión a estos deseos y frustraciones de manera que se reduzca la
tensión y energía que está detrás de ellos y sean liberados.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 54


Al revisar los contenidos del inconsciente, reducimos la ansiedad y
armonizamos nuestro ser interior, aumentando la eficiencia y gozo en las
actividades diarias.

La vida se torna realmente una expresión de salud física y mental.

El aporte de los yogas a las escuelas de psicoanálisis

Desde un punto de vista puramente científico el mayor valor de los yogas


reside, indiscutiblemente, en su psicología.

Valor psicológico del yoga

A lo largo de este estudio han surgido, involuntariamente, numerosas


comparaciones.

Cuando se establece un paralelo entre la psicología de las escuelas europeas


y la psicología hindú, el balance se inclina algunas veces a favor de los
yoguis. El profesor Charles Laubry y Terréese Brosse ya lo han demostrado.

El Raja Yoga es más avanzado, más sutil y más experimental que la


psicología occidental. Algunas de sus prácticas han sido descubiertas
espontáneamente, por nuestros psicólogos; pero, muy a menudo, han sido
copiadas directamente sin mencionar el origen.

Prácticas del Raja yoga en nuestra psicología

Toda la reeducación que se ha intentado en Francia se hizo sobre la base de


procedimientos tomados del yoga. Mostrar primeramente un objeto, luego
dos, luego muchos e invitar al sujeto a describirlos, es un método del raja
yoga para jardín de infantes. Rudyard Kipling ha vulgarizado estos
procedimientos en su novela "Kim".

La educación sensorial, el entrenamiento para la concentración, los


ejercicios para desarrollar la voluntad, a pesar de ser otra clase, también se
han trasladado misteriosamente de Oriente a Occidente. El médico suizo
Vittoz parece haberse inspirado en estos procedimientos hindúes. De la India
provienen, asimismo los métodos para sugestionar.

Definición de la sugestión

La Yoguis han propuesto la hipótesis de las "pequeñas vidas" de cada órgano


mientras que se buscará en vano una buena explicación de la sugestión en la
psicología occidental.

Freud se "rebeló" contra el criterio, según el cual "la sugestión que todo lo
explica, no tendría necesidad de ser explicada".

SPABS28867/5 PER-069778 Página 55


Pierre Janet la define como "la determinación de un impulso en lugar de una
acción reflexiva". Pero el proceso de este fenómeno que es la sugestión,
permanece inexplicable.

Robert Desoille "que cierto grado de sugestionabilidad es una aptitud


normal, común a todos los hombres".

Sin embargo, debió confesar que en las investigaciones que se practican


falta un método que se inspire en principios de orden general. Desoille se
limita a comprobar que la sugestión nos permitirá colocar al sujeto en un
estado de atención pasiva; que no debe confundirse con el estado de
credulidad de la hipnosis, estado incompatible con la conservación de un
espíritu sano.

Analogías entre el freudismo y los yogas

En un primer examen no se advierte la relación entre el psicoanálisis y los


métodos yóguicos. Es probable que Freud ignorara el Raja Yoga. Bien pudo
conocer algunos procedimientos hindúes que andaban en el ambiente de las
bibliotecas. Freud confiesa su parentesco metafísico con Schopenhauer. ¿Y
el schopenhauerismo, a su vez, no es acaso un hinduísmo disfrazado? A pesar
de los disfraces, a pesar de las desviaciones, algunas chispas del primitivo
hogar han volado a través del tiempo y el espacio. Todos los filósofos
influidos por Schopenhauer encuentran, sin conocer la India, un concepto
hindú bajo las cenizas.

Sin embargo, lo que el psicoanálisis le ha dado a Europa es un hallazgo, el


maravilloso hallazgo del super-yo, del sentimiento de culpabilidad, del
asesinato mental, de la ambivalencia amor-odio y, sobre todo, de la
clasificación de los estados inconscientes. La simpatía intelectual ignora las
fronteras. Dos psicólogos geniales pueden llegar a iguales resultados por
diferentes conductos.

De tal manera, la noción de Ahimsa que tanto intriga al leer los textos de
Patanjali, se aclara por el deseo de matar de Freud, por qué para los yoguis
un pensamiento malo equivale a un asesinato. Dos mil años más tarde, el
psicoanálisis dará la explicación.

"El primero y más importante mandamiento que surgió con el despertar


inicial de la conciencia fue: no matarás. Expresa la reacción contra el
sentimiento de la odiosa satisfacción que, juntamente con el de tristeza se
experimenta ante el cadáver de la persona amada y que se hace extensivo,
poco a poco a los extraños y hasta a los amigos detestados." (Freud,
"Ensayos sobre el psicoanálisis").

Las líneas que siguen que podrían ser firmadas por Patanjali son la
traducción de la Ahimsa al lenguaje de Freud:

Nuestro inconsciente piensa en la muerte. Pero sería un error subestimar


esta realidad psíquica en relación con la realidad de hecho. Esta realidad es

SPABS28867/5 PER-069778 Página 56


ya bastante grave y está llena de consecuencias. En nuestros deseos
inconscientes, suprimimos diariamente y a cada instante, a quienes al
cruzarse en nuestro camino nos ofenden o hieren.

Que el diablo los lleve, decimos frecuentemente en tono de broma, para


disimular el malhumor, pero lo que realmente queremos decir sin confesarlo
es: que la muerte los lleve. Y este deseo de muerte es tomado por nuestro
inconsciente mucho más en serio de lo que creemos y con una intensidad
que nuestra conciencia no está dispuesta a reconocer.

Hasta por insignificancias, nuestro inconsciente mata. A juzgar por nuestros


deseos y ambiciones inconscientes no somos otra cosa que una banda de
asesinos.

El sentimiento de culpabilidad

El súper-yo no se equivoca al respecto. El pensamiento inconsciente del


hombre racional cree en su propio poder mágico, igual que el del niño o el
del hombre primitivo. Tal es la razón del mecanismo del auto castigo, que
obra mucho antes que la consciencia haya sido informada del más
insignificante drama. Los Freudianos han sabido descubrir este sentimiento
de culpabilidad, oculto en la caverna del dragón.

"Se comprueba marcadamente que se trata, por así decir de un factor


‘moral’, de un sentimiento de culpabilidad que encuentra satisfacción en la
enfermedad y que no quiere renunciar al castigo representado por el
sufrimiento."

El sentimiento de culpabilidad normal consciente (escrúpulos de


consciencia) no ofrece ninguna dificultad a la interpretación; descansa en el
estado de tensión que existe entre el yo y el yo ideal, es la expresión de la
condena al yo por su instancia crítica. Los sentimientos de inferioridad que
experimentan los neuróticos se presentan bastante bien para esta
explicación. En los efectos que nos son familiares, el sentimiento de
inferioridad es intensamente consciente, el yo-ideal muestra entonces un
rigor especial y actúa severamente con el yo, a menudo de una manera
cruel"

El autocastigo

Ésta es una comprobación clínica muy común: cuando el paciente tiene un


trastorno orgánico, la neurosis se manifiesta en regresión. Uno podría
preguntarse, con Paracelso y los hindúes, si en realidad el autocastigo no es
el que origina las enfermedades. Podría interpretarse de tal manera ese
hecho significativo del Evangelio que consiste en que Jesús les perdonaba
primeramente los pecados a los ciegos y paralíticos que curaba. Ésta es la
llave de la medicina psicosomática.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 57


Asimismo, puede explicarse el sentido de este apotegma5 de Vinekananda:
"Si no hacéis ningún mal a otro durante doce años hasta los leones y los
tigres se acostarán a vuestros pies".

Las fieras percibirán el tranquilo inconsciente que surge del corazón sin
pecado. Ningún enemigo interior combatirá a favor del enemigo exterior. Así
se comprende mejor el milagro de los santos que, en los circos romanos eran
respetados por los leones, que no los devoraban.

Esto hace imaginar que el hombre ideal es un mecanismo tan bien regulado
que evita automáticamente, en un cuarto de segundo, la enfermedad y
hasta el accidente.

Higiene intelectual de los yoguis

Los yoguis han extraído de este sentimiento de culpabilidad una ley para el
pensamiento, una regla de higiene intelectual, una ética de la creación
superior.

Todo el dinamismo de la doctrina de la no violencia de Gandhi, proviene de


su logró erradicar totalmente el sentimiento inconsciente de culpabilidad en
el individuo no-violento, en tanto que simultáneamente actualiza en igual
proporción, el sentimiento de culpabilidad en el adversario. Y es esta mala
consciencia del otro la que lo hace más vulnerable. En la medida en que el
no-violento obra por amor, la culpabilidad del otro se hace consciente y
llega a aceptarla, sin poder ya transformarla en proyección paranoica. Por el
contrario, la culpabilidad inhibe el impulso agresivo, dado que en el instante
en que la motivación se hace consciente, se siente perdonado por el no
violento. De tal suerte, en este diálogo interior hay un triple movimiento
dialéctico de reacciones contrarias: el no-violento se exalta; el violento
sede y el no-violento lo incluye en sus filas. Tal es la síntesis de ese
admirable descubrimiento.

Psicopedagogía y pedagogía basadas en el psicoanálisis

En Europa falta aún el maestro genial nacido del psicoanálisis. La educación


equivale a profilaxis.

Anna Freud ha sostenido contra el criterio de Melanie Klein la legitimidad de


la acción educadora. En Suiza, el Instituto de Psicopedagogía hizo
excelentes trabajos bajo la dirección de Charles Baudouin. Pero en ninguna
parte hay una escuela para niños comparables a las que Rabindranath Tagore
creó utilizando las bases del yoga. En Francia, hasta las escuelas inspiradas
en la doctrina de Montessori tienen adeptos, debido a la mentalidad
rutinaria de la mayoría de los padres.

El super yo freudismo

5
Aforismo, adagio, moraleja.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 58


Freud postula la existencia de un rincón de la psiquis que no está coloreado
únicamente por el instinto. Inconsciente pero no reprimido.

Escribe expresamente que el inconsciente no coincide con los elementos


reprimidos.

Sin embargo, Freud no estudia directamente este supraconsciente o


supraintelecto como lo llaman algunos de sus discípulos. También para Jung
este inconsciente es incognoscible. Nada concreto sabemos al respecto, ni
de la psiquis ni de la materia.

El yo ideal representa de esta manera la herencia del complejo de Edipo y,


por consiguiente, la expresión de las tendencias más poderosas, de los
destinos libidinales más importantes del "ello". Por su intermedio, el yo se
ha hecho dueño del complejo de Edipo y al mismo tiempo se ha sometido al
"ello". Esencialmente, el yo representa entonces el mundo exterior, la
realidad, el súper–yo se opone a él, cargado de los poderes del mundo
interior del "ello". En última instancia se debe esperar que los conflictos
entre el yo y el ideal reflejen la oposición que existe entre el mundo
exterior y el mundo psíquico.

El Uno incognoscible

Una vez más Freud declara inaccesible el análisis a este psiquismo superior
que equivale al Uno o Yo Supremo de los yoguis .Sostiene que éste escapa al
conocimiento, que la censura es en esto total.

Freud tropieza con un hecho espiritual. Su honradez científica lo obliga a


comprobarlo. Su prejuicio materialista elude la discusión.

No obstante, admite que el hombre es a la vez mejor y peor de lo que él


mismo supone.

El super-yo de Pierre Janet

Paralelamente a la obra de Freud nace la obra del francés Pierre Janet


(1859-1947), que no es psicoanalista. Estudia el sonambulismo y las
personalidades a las que llama desintegradas, que no tienen un Yo que las
unifique, sino que hay varios núcleos de personalidad, en estas personas las
manías se convierten en ideas obsesivas que no pueden controlar. Da mucha
importancia a los sentimientos. Dice que lo que deseamos todos es sentirnos
queridos, para así conseguir un equilibrio psicoemocional de la
personalidad. Lo que más desintegra la personalidad y crea mayores traumas
son las crisis sentimentales o de pareja. Si los demás no nos aceptan o no
nos quieren, tampoco nos querremos nosotros. Janet da gran importancia a
la inteligencia emocional y la empatía.

Hasta el mismo Pierre Janet parece creer en el super–yo cuando habla de


"movilizar las energías profundas de un psiquismo superior a fin de
mantenerse en un estado de equilibrio altamente deseable". Es una

SPABS28867/5 PER-069778 Página 59


adquisición de la especie que el individuo hereda y que a menudo obra en
detrimento suyo. Sabemos perfectamente que para la escuela de Janet este
"psiquismo" superior tiene un significado más biológico que espiritual.

Inconsciente colectivo

Llegamos así al inconsciente colectivo de Jung.

“Se trata de la manifestación de las capas más profundas del inconsciente,


donde se encuentran adormecidas las imágenes ancestrales pertenecientes a
toda la humanidad"

En la lista de los estados de consciencia de los yoguis, este inconsciente


colectivo corresponde a la herencia de las costumbres de la humanidad y del
instinto

Esta concepción de Jung es uno de los más interesantes descubrimientos de


la psicología moderna, si la interpretamos como la vida propia del
pensamiento. Sin embargo, el sentido de herencia biológica que le otorgan
ciertos psicoanalistas se aproxima al absurdo. Estos analistas se ven
obligados a hacer inauditos esfuerzos para evitar una hipótesis metafísica.
¿Cómo admitir la imbricación de los estados afectivos, de las imágenes, de
las creencias de toda una raza en un cromosoma?. Los biólogos consideran
que los psicólogos hacen literatura. En las investigaciones racionales
también hay una moda y hay intelectuales demasiados tímidos como para
oponerse al conformismo de los postulados.

En Jung, el inconsciente colectivo no tuvo jamás un significado materialista.


Para él, la psiquis es el conjunto de estratificaciones depositadas en el curso
de la historia del desenvolvimiento humano.

"El inconsciente colectivo no es el producto de experiencias individuales; es


innato entre nosotros, al igual título que el cerebro diferenciado con el cual
venimos al mundo. Esto contribuye simplemente a afirmar que nuestra
estructura psíquica, del mismo modo que nuestra anatomía cerebral, lleva
los rastros filogenéticos de su lenta y constante edificación a lo largo de
millones de años. Podríamos reconstruir teóricamente la historia de la
humanidad partiendo de nuestra complexión química, pues todo lo que una
vez existió está todavía presente y vivo en nosotros. El gran simpático es
algo más que el recuerdo sentimental de una existencia paradisíaca; es un
sistema que existe y vive en nosotros, que continúa viviendo, funcionando y
trabajando como lo hacía en tiempos inmemoriales. En la esfera psíquica el
inconsciente colectivo está formado de un conjunto de supervivencias" (Jung
"El hombre a la búsqueda de su alma")

Escuela del "sueño-despierto"

¿Ofrece la joven escuela francesa del "sueño despierto" mayores


posibilidades de apertura hacia los espacios infinitos?

SPABS28867/5 PER-069778 Página 60


En esta corriente la influencia del yoga es incontestable y permite apreciar
lo que las técnicas normativas de la India aportan como novedad a nuestra
psicología.

En el método que Robert Desoille expone en su libro (Exploración de la


afectividad subconsciente por el método del "sueño despierto" sublimación y
adquisición psicológicas), volvemos a encontrar la verticalidad de la línea de
consciencia hindú y el movimiento ascensional al que es tan afecto Gastón
Bachelard. Desoille menciona, ciertas prácticas hindúes y, como los Hatha
yoguis, profundiza su indagación hasta estudiar los efectos psicofisiológicos
y las modificaciones respiratorias de su método:

"El ritmo respiratorio, el ritmo cardíaco, varían a menudo con el estado de


consciencia del sujeto. Se ha notado igualmente un descenso de la
temperatura rectal, que se explica cómodamente por el estado de reposo en
que se mantiene el sujeto, pero que debe relacionarse con la disminución
del metabolismo respiratorio."

El ritmo respiratorio puede reducirse hasta tres movimientos respiratorios


por minuto y aún menos. En el estado normal se trata de disminuir
voluntariamente la respiración, nuestro metabolismo aumenta en tanto que
en los estados de consciencia, que hacen descender la respiración
automáticamente a un ritmo lento, se reduce el metabolismo.

"Este descenso del ritmo respiratorio no tiene siempre el mismo significado,


pareciera que el ritmo natural, si la voluntad no interviene para modificarlo,
puede ser tomado como término de comparación, si bien su significación
plena sólo la adquiere en función del metabolismo respiratorio"

Influencia hindú en el "sueño-despierto"

Robert Desoille conoció la India por conducto del Swami Siddheshvrananda.


No obstante, el Raja Yoga lo inspiró sobre todo indirectamente, esto es, a
través de Caslant. Desoille cuenta que después de haber asistido a una
experiencia de Caslant, tuvo la idea de hacer "ascender" y "descender" un
sujeto en "sueño despierto".

La cadena de imágenes arquetípicas

Lo que la experiencia del "sueño-despierto" parece haber jerarquizado con


mayor relieve, es la cadena de imágenes arquetípicas, uno de los más
brillantes descubrimientos de Jung. Hay dos cadenas de imágenes
arquetípicas:

1) Todas las representaciones del hombre, luego del sujeto mismo, luego del
padre, luego de Dios.

2) Todas las representaciones de la mujer, luego del sujeto, luego de la


madre, luego de la virgen. Esta progresión se encuentra en las meditaciones
del Raja Yoga.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 61


Relación del yoga y la psicología

El yoga es la primera psicología del mundo. Por su propia verificación


personal, a través del trabajo sobre sí mismo, el yogui descubrió los
diferentes mecanismos y niveles de su mente. La psicología yóguica es el
resultado de 5000 años de experimentación personal. Ha concebido técnicas
psicofisiológicas y psicomentales como: control sensorial, interiorización,
concentración, autoconocimiento, reacondicionamiento del subconsciente,
vaciado mental, visualización. Ha ensayado esas técnicas constantemente
para hacer posible la conquista de su psiquis y por ende, el mejoramiento
del ser humano.

En la Psicología Analítica, (escuela creada por Jung) uno de los conceptos


fundamentales es el del "Sí- mismo", en el Yoga también esta denominación
se refiere a los estadios del Yoga.

En la Psicología Analítica, al igual que en los procesos relativos a la Alquimia


en la Edad Media, se inicia el denominado "Proceso de individuación" para
alcanzar en última instancia el Selbst ( Sí-mismo, en alemán ), que se
interpreta no solamente como el sentido final de nuestra existencia sino
como la comunión entre el Dios exterior y nuestro propio Dios interior,
retornando así al estado de Unidad del espíritu.

El concepto de la Psicología Analítica acerca del proceso de individuación


está, de alguna manera, relacionado con el de Antaranga Sadhana, que es la
búsqueda Interior y el del Sí- mismo con el de Atman y Antaratma.

CONCLUSIÓN

El yoga es la ciencia del correcto vivir. Origina un cambio tanto dentro de sí


mismo como en su vida exterior.

Posibilita experimentar la superconsciencia y el despertar de los poderes y


capacidades mentales.

En la mayoría de las personas, los centros psíquicos yacen adormecidos e


inactivos. La psicología moderna está de acuerdo con la psicología yóguica
en que el hombre normalmente no utiliza más de una décima parte de la
capacidad de su cerebro. Sus facultades yacen desconectadas de los
problemas conscientes. Hay profundidades infinitas desconocidas dentro de
nuestra mente subconsciente e inconsciente, acerca de las cuales sabemos
poco o nada.

El yoga sabe de la estrecha interrelación que existe entre el cuerpo y la


mente, cómo cualquier alteración en el cuerpo repercute en la mente y
viceversa. Sabe que ambos deben entrenarse metódicamente, sin
desatender a ninguno de ellos."Un cuerpo débil y enfermo será un obstáculo
grave en el adiestramiento de la mente. Una mente deteriorada y neurótica
crea lesiones irreversibles en el cuerpo".

SPABS28867/5 PER-069778 Página 62


Gran cantidad de trastornos físicos son de naturaleza puramente
psicosomática. Los yoguis descubrieron que las latencias negativas del
subconsciente, la conflictividad reinante en las esferas profundas de la
mente, tienden a actualizarse originando lesiones físicas. El yoga trabaja
armónicamente y logra la equilibrada unidad psicosomática.

BIBLIOGRAFÍA

1-La psicología Transpersonal mailxmail.com/curso/psicologiatrans.

2-Yoga y meditación www.abserver.es/yogadarshana

3-Yoga Nidra Satyananda Paramhamsa

4-Ken Wilbber, Meditación y el inconsciente www.oshogulaab.com

5-Revista En Plenitud

6-Yoga y Psicoanálisis -ensayo sobre las técnicas hindúes para la


sublimación- Maryse Choisy

© Protegido por Derechos Autorales

Copyright 2006 de Olga Martinez y Adriana Garro

Preguntas, Comentarios, Referencias e-mail:info@yogakai.com

EL SUEÑO DESPIERTO O EL ENSUEÑO DIRIGIDO

Por Soledad Fernandez Mouján (1)

solefm@y
ahoo.com

En los sueños moran imágenes que expresan el conflicto, el dolor.


Pero lo onírico y sus formas también pueden ser comunicación con un vacío,
un espacio interior previo al yo. Allí palpita no sólo lo reprimido sino
también un posible mar de fuerzas creadoras y sagradas. En este momento
de Aperturas, en Temakel, la psicoanalista Soledad Fernandez Mouján nos
guiará a través de los pliegues y sentidos de las posibilidades terapéuticas y
de autodescubrimiento que surgen a través del Sueño Despierto o el Ensueño
Dirigido, un método de psicoterapia creado por Robert Desoille que fue
introducido en la Argentina en 1951 por C.E. Cárcamo. Un forma de
entender la indagación de lo psíquico, no sólo como búsqueda de la sombra
de la angustia, sino una posible vía de recuperación del olvidado santuario
de nuestra mente inconciente.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 63


EL SUEÑO DESPIERTO O EL ENSUEÑO DIRIGIDO

Por Soledad Fernández Mouján

Sueño Despierto es un método de psicoterapia profundo. Fue creado por el


francés Robert Desoille, ingeniero de profesión (1890-1966) alrededor de
1940 basándose en los trabajos de un ocultista, Eugen Casalant. (Para
Casalant la experiencia vivida durante los s.d. era la representación de un
universo oculto accesible al hombre). Tomando la idea del trabajo mediante
la imaginación fue desarrollando el método. Al principio, vinculándolo
teóricamente con conceptos freudianos, luego con concepciones jungueanas
y en su último libro, buscando fundamentos neurofisiológicos de la técnica,
lo relacionó con hallazgos de la escuela pavloviana.

A la Argentina fue traído por C.E. Cárcamo que aprendió la técnica con
Desoille (1951) y la combinó con la técnica psicoanalítica. El método, como
el psicoanálisis, excluye en principio toda acción sugestiva o pedagógica,
sólo intenta facilitar la expresión y movilización terapéutica del mundo
interior a través de la imaginación creadora. Haciendo conciente lo
inconciente y permitiendo a la vez, el contacto con el Ser Interior. La
imagen completa, esa porción de vacío que la palabra y el pensar no
abarcan. Esa porción de vacío ¿es lo sagrado dentro de lo humano? ¿Es Dios?
¿Es el Misterio? ¿La nada?

El método consiste en realizar, durante una sesión, un viaje imaginario y


donde él se incluya como protagonista mientras se lo relata al terapeuta que
toma nota de lo acontecido. En las sesiones posteriores, paciente y
terapeuta trabajan juntos esta materia. Me siento frente a esta hoja en
blanco. Dibujo, diseño, compongo, escribo, pinto, bailo... ¿De dónde me
sale este impulso? ¿ Dónde está el color, o la forma? ¿Desde dónde surge? ¿A
quién le pertenece?... ¿Quién soy yo? ¿Dónde empiezo y dónde termino?...
¿Termino? ¿Empiezo...?

"Chuang Tsu soñó que era una mariposa y no sabía, al despertar, si era Tsu
que había soñado que era una mariposa o una mariposa que ahora soñaba
ser Tsu.."

Chuang Tsu

¿Qué misterios se nos revelan a través de los sueños? Qué de los secretos
que se esconden en los sonidos del silencio interior...Podemos estar
deprimidos, sentirnos vacíos o sin rumbo, podemos haber perdido nuestra
capacidad de crear y disfrutar de este mundo. Es verdad que hay otros
mundos...pero están en este mundo: nosotros.

El Sueño Despierto es una técnica de trabajo con la imaginación. Las


imágenes son mensajeros del inconsciente y nos permiten explorar qué está
pasando con nosotros mismos. La imagen es una forma de pensamiento más

SPABS28867/5 PER-069778 Página 64


primitivo, más libre, abierto e irracional. Se trata de abrir una ventana
hacia el interior más profundo. Como los sueños se vivencian, son
experiencias, todo lo que en ellos ocurre nos transforma.

Las palabras evocan imágenes; las imágenes conmueven al ser interior. El


lenguaje de la fantasía es abierto, puede representar distintas cosas al
mismo tiempo, no se limita por reglas, no precisa coherencia. En los sueños
vale todo. ¿Podemos nosotros seguir moviéndonos en ese mundo? ¿Y confiar
en que esta libertad es nuestra? Un sentimiento de opresión en el pecho
puesto en imágenes puede transformase en una montaña que nace y se
eleva hasta tocar el cielo, sobrevuelan su cumbre las águilas. O también
podría representarse como un pozo profundo donde nuestra voz produce
eco; tal vez si descendemos encontremos agua fresca... Quiero decir, no
todos los dolores remiten a lo mismo, ¿cuál será el camino que se abre
frente al nuestro?

"Ayer soñé con los ojos de Walt Disney, sus ojos azules parecían mares donde
yo me sumergía... cielos donde comenzaba a flotar... entonces sentí unas
manos alrededor de la cintura y vI desde lo alto una cordillera..." Ahora lo
cuento pero estas palabras no alcanzan, no abarcan ni traducen mi sueño.
Sin embargo, ésta soy yo.

BIBLIOGRAFIA

Robert Desoille "Lecciones sobre ensueño dirigido en psicoterapia"


Amorrortu.1975- "El caso María Clotilde", Amorrortu.

Autores no psicoanalíticos que han escrito sobre sueño despierto:

Mircea Eliade "Mitos, Sueños y Misterios" Cap.

"Simbolismo de la ascensión y ¨sueños despierto¨", 1957, Gallimard, París

Bachelard, Gastón: "El Aire y los Sueños", Cap. "los trabajos de Robert
Desoille",1970, París.

Entrar en el mundo interior

Tal vez para algunos sea descubrir que existe un mundo interior.

La mayor parte de nuestro tiempo las personas estamos experimentando


afuera, colocadas fuera de nuestro centro, identificadas con la parte de
nuestro yo más racional. Mirar hacia afuera no está mal. Hay mucho para
ver.

Ahora, ¿es hacia afuera desde adentro o desde la superficie? ¿Por qué no
experimentar nuestro inconmensurable ser y no sólo su cara externa? ¿Qué
es el mundo interior? ¿Qué es el universo oculto del que hablan las escrituras

SPABS28867/5 PER-069778 Página 65


más antiguas? Creemos que es una cuestión de Fe, y sin embargo es una
experiencia tan real como la del sol brillando o la lluvia cayendo.

Cuando entramos en ese espacio de silencio y permanecemos allí por un


momento. También comprendemos que adentro y afuera es lo mismo. Abrir
los ojos desde adentro es muy distinto a la experiencia cotidiana de estar
despiertos con nuestra conciencia social...

Dentro de los ojos cerrados, cerrar aún más los ojos... Ahí la vida cobra
vida.

El lenguaje del mundo interno es mental, imaginario, cenestésico, místico,


humano, celestial...

Cuando propongo a un paciente cerrar los ojos, tener imágenes y moverse


dentro de las mismas, es bastante simple, lo que le propongo es: prestar
atención, recorrer y reconocer ese mundo, ese ser sagrado que habita
dentro de nosotros igual que nosotros.

¿Por qué esto sería importante? Para mí ése es el único lugar donde podemos
echar el ancla, es el centro desde donde abrimos los ojos al mundo sin
perdernos en él sino entrando en este juego divino al que fuimos invitados.
No siempre, ni todo el tiempo, se capta este centro.

Muchos sobrevolamos la superficie pero con los sueños despiertos, con un


amanecer, con la meditación o en la montaña, estas experiencias siempre
son un atisbo de que dentro nuestro hay algo más. El resto tal vez sea un
aprendizaje o una elección, convivir con lo sagrado implica renunciar a la
liviandad o irresponsabilidad o al placer puramente hedonista en pos de un
placer más profundo y duradero aunque inasible.

El pensamiento por imágenes de los sueños despiertos es un pensamiento


poético, libre, lleno de posibilidades. Trabajar con él implica abrir una
puerta sorprendente. Éste es el trabajo, abreviado, que presenté en la
sociedad argentina de Sueño Despierto, cuando terminé mi postgrado; en el
mismo, expreso mi visión particular sobre la técnica creada por Desoille:

"La imagen corrige la deficiencia en torno a la cual se configura la palabra,


la deficiencia que es inherente a las palabras y a todo lo demás. La imagen
pone de manifiesto que no hay garantes para la completa elocuencia del
lenguaje. Es señal de una porción de vacío, que es propia de todo pensar, de
toda verdad. Pero tampoco la imagen puede pretender ser totalmente
elocuente; en cambio es capaz de poner en libertad algo que se encuentra
atrapado en sí mismo, atrapado entre forma y función..."

Walter Kugler sobre R. Steiner

SPABS28867/5 PER-069778 Página 66


DESPERTARSE SOÑANDO

Podemos pasarnos mucho tiempo hablando en sesión, de todo aquello que


nos trae la conciencia tratando de resolver problemas reales que se
presentan en la vida cotidiana de nuestros pacientes: situaciones familiares,
laborales, de pareja. Este trabajo es válido, útil y, a veces, muy necesario.

Mientras esto se desenvuelve en el plano de la conciencia, distintas


corrientes subterráneas estimulan y encausan las acciones y emociones de
estas personas desde su inconsciente y más allá de él... Podemos intuirlas
durante la sesión, observar su potencia sobre el cuerpo cuando esté se
enferma, se accidenta; deducirlas de ciertas actitudes particulares. Pero
¿cómo comunicarnos con ellas? ¿Cómo traerlas a la superficie durante la
sesión para trabajarlas clarificando y ampliando el horizonte vivencial?

Es importante responder a estas preguntas ya que es desde ese lugar que


nace el ser auténtico y sólo el encuentro con él puede otorgar verdadera
satisfacción. Trabajar con la capa superficial del yo, reporta alivio a
pacientes que llegan a la consulta muy confundidos o angustiados. Esto es
algo que debemos tener en cuenta y ayudarlos, darles alivio y sostén, para
luego, sí, poder bucear en lo profundo de su ser, en sus corrientes
subterráneas. De todas maneras, para alcanzar este lugar es preciso un
equipo de buceo en buenas condiciones; éste se irá gestando durante este
primer período (y continuará creciendo). Este equipo necesario para bucear
en lo más profundo, es el vínculo terapéutico: de confianza, de tarea
compartida, de respeto y amor mutuo.

Entonces, ¿cómo señalar la existencia de este otro mundo cuando no se


manifiesta en sueños o vivencias conmovedoras? ¿Cómo convencer a nuestros
pacientes que existe alguien más debajo de su conciencia y que el
encuentro con el mismo otorgará la clave para desarrollarse en libertad y
brindando verdadera realización a su vida?

* Podemos recoger gestos dispersos aquí y allá (sueños, síntomas, actos


fallidos, etc.) y tratar de organizarlos encontrándoles un sentido oculto.

* Podemos trabajar y explicitar la transferencia, o

* Podemos buscar una pantalla donde, con nuestros pacientes dibujar un


mapa, un territorio íntimo por descubrir. Entrar con nuestros pacientes al
mundo real de los sueños.

De esto último trata el Sueño Despierto, una herramienta que nos permite
acceder a otros niveles de conciencia y de pensamiento, el pensamiento
abierto y múltiple de las imágenes, "la imagen es capaz de poner en libertad
algo que se encuentra atrapado en sí mismo", algo que se encuentra oculto
detrás de las palabras.

El trabajo a través de los sueños nos revela, a paciente y terapeuta, nuevas


y distintas capacidades y desarrollos del ser, otorgando otra mirada sobre el

SPABS28867/5 PER-069778 Página 67


mundo (interno y externo) en que habitamos. No sólo habitamos el mundo,
el planeta Tierra, también habitamos nuestro mundo interior, algo de lo cual
raramente tomamos conciencia. ¿De qué estoy hablando? De esa "porción de
vacío que es propia de todo pensar, de toda verdad" Nosotros no somos sólo
Yo (*), consciente racional lingüístico, también somos inconsciente
reprimido, "sombra"(1); inconsciente pulsional, energía libre en movimiento
(*) y, abarcándolo todo, también somos "ser arrojado al mundo" (2) y el
mundo, sí, el mundo; como una gota de agua en el mar es nuestro yo dentro
de la psiquis, Dios es el océano. Una gota no es el océano pero al disolverse
en él participa de su enormidad en movimiento. Podemos, si nos animamos,
conectarnos con todo nuestro ser uniéndonos a esta potencialidad
inagotable allí escondida. Digo, si nos animamos porque en el camino hacia
las aguas profundas no todo es peces de colores. En muchos casos, el
encuentro con lo más oscuro de nuestro ser, tanto como el encuentro con lo
sagrado, suele negarse o menospreciarse porque reconocerlo implicaría una
transformación profunda y una cantidad de cambios en la vida que la
persona no está dispuesta a hacer.

(*) Freud

(1) Jung

(2) Heidegger

La terapia no se trata sólo del encuentro con lo reprimido sino también con
lo sublime, lo sagrado que habita en cada uno y en el universo en que
vivimos. El paciente en su alteración mental desconoce esta parte de su
psiquismo, pero allí está. El papel del terapeuta consiste en señalar esta
parte que trasciende la crisis captando la vida en toda su dimensión, esta
vida que fluye debajo del miedo, debajo del disfraz que se ha puesto, luego
de las experiencias dolorosas que tuvo que atravesar en su vida. De alguna
manera, a través del sueño despierto propiamente dicho, (en las sesiones de
comentarios predomina otro trabajo más racional y de ligadura) nos
conectamos más directamente con el Proceso Primario, hacemos una
regresión accediendo a niveles más cercanos a lo preverbal, a niveles de
conciencia donde se desdibujan las fronteras entre el adentro y el afuera, lo
que es yo del no-yo.

En realidad el S.D permite, o más bien puede permitir, si se logra, trabajar


con gran parte del potencial que tenemos como seres humanos, no
limitando nuestro "ser humano" a la mera racionalidad. Permite descubrirnos
y reconocernos también en otros estados de conciencia. Por qué digo si se
logra: Tener esa libertad (de trascender el molde de lo cotidiano) implica,
vencer un miedo, el miedo a la libertad que está presente tanto en el
paciente como, y a veces de manera más marcada, en el terapeuta aferrado
a su teoría. Somos más libres si accedemos a nuestro ser íntegro y no sólo al
sector más domesticado del mismo. Es lo que Freud llamaba, sin ser
exhaustiva, los "parques naturales", en otro contexto: el "ombligo del

SPABS28867/5 PER-069778 Página 68


sueño"... Ese territorio inefable, perteneciente al "más allá", heredado
filogenéticamente?

La imaginación es de por sí movilizadora y por lo tanto, pueden salir a la


luz, cuando la utilizamos, recuerdos de traumas de la infancia. Las
experiencias traumáticas son aquéllas donde faltaron palabras para pensar y
por eso las "repetimos" una y otra vez, en nuestra vida cotidiana, en
nuestros vínculos. La experiencia traumática puede reaparecer (facilitada
por la experiencia regresiva de estar acostado en un diván, en penumbra,
acompañado por un terapeuta con quien se tiene un profundo vínculo de
confianza); desarrollarse y superarse, primero en el plano de las imágenes
del sueño despierto (lenguaje preverbal) y luego en el plano del lenguaje
simbólico durante las sesiones de búsqueda de sentido. El encuentro con
esta vivencia traumática permite comprender desde otro ángulo, las
dificultades que tenemos en la vida cotidiana de relación: con nuestra
familia, amigos, profesores, etc. Señala estos modos de reaccionar que
quedaron cristalizados como una única forma de responder ante situaciones
difíciles. En su momento, cuando el trauma aconteció esa respuesta
conductual fue la manera más adecuada para sobrevivir a tal experiencia
indigerible emocionalmente, por su intensidad. La neurosis es una
cristalización de un modo de reacción que nos limita para enfrentar
situaciones futuras. Moverse en el sueño mismo ya implica movilizar ese
patrón de conducta. Luego vendrá el trabajo más fino. Ahora bien, no sólo
aparece la " herida sangrante". En un Sueño despierto siempre aparece
representado de alguna manera el self verdadero y reconocerlo permite
soportar el dolor (quien nos da verdadero y permanente sostén es este self,
centro silencioso y amoroso que habita en cada uno).

También cabe señalar la intimidad que estos sueños crean entre paciente y
terapeuta. En el sueño despierto, el paciente enfrenta situaciones difíciles y
dolorosas, que resuelve con la ayuda (aunque solo sea como presencia) del
terapeuta. Imaginen el alivio de poder enfrentar con alguien una
experiencia que resultó, en su momento, imposible de asimilar. Una de las
necesidades y pedidos (en general no formulado) de un paciente que viene a
análisis: que estemos ahí como testigos, que lo acompañemos en su
búsqueda de sí mismo.

El vínculo profundo de confianza y aceptación que se establece entre


paciente y terapeuta es un factor fundamental para la cura, ése es el
"equipo en buenas condiciones"; es entre los dos que caminamos.

Un niño necesita del otro para pensar. Si se encuentra solo frente a una
experiencia emocional intensa, desarrollará un estado de vigilancia respecto
a todos los estímulos, creándose un cortocircuito (vacío representacional)
en el trabajo de elaboración psíquica que va aprendiendo. Si comenzamos a
poner imágenes y palabras, permitiremos digerir y movilizar aquello que
quedó rígido y carente de representación; éste es el trabajo que comienza
con el sueño y se consolida durante las sesiones de comentarios. Entonces,
el equipo necesario para bucear en lo profundo es esta relación de confianza

SPABS28867/5 PER-069778 Página 69


básica. El paciente no va a soltarse y abrir su mundo interior hasta que no se
sienta sostenido, aceptado, querido por su terapeuta. El paciente no se
entrega si no nos entregamos y sumergimos con él. Tal vez la terapia se
trata de transformar un modo de supervivencia (neurosis, psicosis,
adicciones, frialdad) en una experiencia viva (entrar en el sueño, caminar,
recuperar aquello que quedó perdido); para que esto suceda no alcanza con
tener la actitud correcta, o la capacidad intuitiva o buenas intenciones, no
podemos asustarnos, y paralizarnos frente a situaciones difíciles...la
relación de intimidad y respeto entre paciente y terapeuta se irá tejiendo,
¿a qué ritmo? No lo sabemos. Debemos tener en cuenta siempre, la
complejidad del alma humana; desentrañarla implica romper con el modo
de pensar habitual, abriéndonos nuevos caminos y olvidando los
tradicionales...Como dice André Green: "Para comprender la razón de lo
irracional tenemos que librarnos del realismo psicoanalítico que infiltra
todas nuestras teorías, aún las que consideramos más irreales".

(1) Psicóloga con Diploma de Honor de La Universidad del Salvador.


Postgrados en Psicoanálisis, Psicosomática, Sueño Despierto, Constelaciones
Familiares y Antroposofía. Miembro Titular de la Sociedad Arg. De Sueño
Despierto. Miembro de Casabierta.

¿Qué es el Método del Sueño Despierto?

El Sueño Despierto (Rêve-Èveillé) es un método de psicoterapia analítica


basado en la utilización sistemática de la imaginación como vía de acceso al
inconsciente.

Fue desarrollado a partir de 1923 por Robert Desoille (1890-1966), y luego


de su muerte, por sus discípulos nucleados en el Groupe International du
Rêve Èveillé en Psychanalyse (GIREP), al cual está afiliada la Sociedad
Argentina de Sueño Despierto Analítico de Desoille (SASDAD), que cuenta
entre sus Socios Titulares a tres Titulares del GIREP, uno de los cuales
también está en función didáctica en ese grupo.

La cura analítica con el Sueño Despierto transcurre en la sucesión de dos


tiempos diferentes y complementarios. A saber:

- La sesión de Sueño Despierto propiamente dicho, que se realiza con el


paciente en un estado particular de relajación, por lo común en el diván y
con los ojos cerrados, y

- Las sesiones de comentarios o de análisis, que se realizan frente a frente.

En la sesión de Sueño Despierto el paciente se ubica mentalmente en un


espacio creado por su imaginación y actúa imaginariamente en él, dejando
surgir las imágenes espontáneas y viviéndolas con todo el realismo del que

SPABS28867/5 PER-069778 Página 70


sea capaz. El terapeuta registra por escrito la escenificación relatada por el
paciente en el momento mismo de su producción y puede intervenir
aportando sugerencias encaminadas a mantener el trabajo imaginario en
contacto con el mundo interno del analizando. Es la Directividad técnica,
cuya única finalidad es la de sostener el discurso imaginario; sus
indicaciones son siempre optativas y no persiguen ninguna finalidad de
ejercitación, entrenamiento o conducción de la actividad psíquica en ningún
sentido predeterminado por el analista.

El producto de esta escenificación es analizado en las sesiones de


comentarios En ellas el analizando, con la colaboración del analista, busca
el sentido latente de las imágenes y acciones que tuvieron lugar en el
relato. Para ello se valen de las asociaciones y evocaciones despertadas por
ese material y tratan de integrarlo con los restantes productos del
inconsciente (sueños nocturnos, lapsus y actos fallidos, síntomas y rasgos
caracteriales, etc.) y con los emergentes de la sesión.

La sucesión de sesiones de Sueño Despierto y sesiones de comentarios, así


como la alternancia de la situación regresiva particular de las primeras y la
más cercana al Yo consciente de las segundas, determina una dinámica
particular, propia de la cura con el método. Esta dinámica, según una
acertada fórmula de Nicole Fabre “se juega en la transferencia y se
despliega en el Sueño Despierto". De tal modo que no se hace indispensable
la interpretación de la transferencia en forma sistemática y en su mayor
proporción se juega y se resuelve en el seno de la escenificación.

La cura se realiza por lo general con una sesión semanal de una hora o más
de duración y habitualmente cada sesión de Sueño Despierto insume varias
sesiones de comentarios.

Las indicaciones del Sueño Despierto son comparables a las de las


psicoterapias analíticas o profundas, como así también la duración total de
la cura. Valiéndose del juego, es posible analizar niños con este método.

El Sueño Despierto fue introducido en la Argentina en la década del 50 por


el Dr. Celes Ernesto Cárcamo, pionero también del psicoanálisis entre
nosotros, que lo aprendió del propio Desoille, mientras se hallaba en París
haciendo su formación psicoanalítica.

SPABS28867/5 PER-069778 Página 71

Das könnte Ihnen auch gefallen