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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Corte Suprema de Justicia


Relatoría Sala de Casación Penal
Indice Segundo Trimestre de 2002

COLISION DE COMPETENCIA-Ley 733 de 2002/ EXTORSION/ TRANSITO DE


LEGISLACION-No se debe legislar en forma coyuntural

1. La ley 733 de 2002, vigente a partir del 31 de enero de la presente anualidad (fecha
de publicación), por medio de la cual se dictan medidas tendientes a erradicar los
delitos de secuestro, terrorismo y extorsión, expresamente señala en su artículo 14 que
"el conocimiento de los delitos señalados en esta ley le (sic) corresponde a los jueces
Penales del Circuito Especializados".

Entre los delitos allí contemplados se encuentra el de extorsión (artículos 5º y 6º),


respecto del cual se señalan penas mayores y aumentan las causales de agravación,
con lo cual quedan modificados en lo pertinente los artículos 244 y 245 de la ley 599 de
2000.

En materia procesal, como se establece del artículo 40 de la ley 153 de 1887, las leyes
concernientes a la sustanciación y ritualidad de los juicios prevalecen sobre las
anteriores desde el momento en que deban empezar a regir.

Significa lo anterior que en este caso, el conocimiento del delito de extorsión, y de los
demás señalados en la ley 733 de 2002, corresponde a partir del 31 de enero de la
presente anualidad a los juzgados penales del circuito especializados, pues su vigencia
se predica a partir de su publicación, como lo dispone el artículo 15 ejusdem, y se trata
de una norma de contenido simplemente procesal, en tanto no afecta en forma positiva
o negativa a los sujetos procesales.

La pregunta que surge a continuación, es si la competencia del delito de extorsión


quedó radicada en estos juzgados, sin consideración a la cuantía, pues es sabido que el
artículo 5º transitorio del código de procedimiento penal asigna el conocimiento del
delito a los penales del circuito especializados a partir de una cuantía superior a los
ciento cincuenta (150) salarios mínimos mensuales legales.

En punto de lo anterior, la Sala considera que dicha competencia quedó asignada


definitivamente a los juzgados penales del circuito especializados, sin consideración a la
cuantía, por las siguientes razones:

El citado artículo 14 ninguna distinción hace al respecto, resultando en ese sentido de


una claridad meridiana; por lo que si la siguiente norma señala que la ley deroga todas
las disposiciones que sean contrarias, debe entenderse que entre ellas se incluye la
expresión final del artículo 5-7 transitorio de la ley 600 de 2000.

La ley 733 de 2002, por ser posterior, y de igual categoría de la ley 600 de 2000, se
aplica de preferencia desde el mismo momento en que entró a regir;

De haber sido otra la intención legislativa, esto es en el sentido de mantener la


competencia del delito de extorsión en los juzgados penales del circuito especializados
únicamente en cuantía superior a los ciento cincuenta (150) salarios mínimos
mensuales legales, no habría incluido dentro del cuerpo de la misma el artículo 14; o en
últimas -pese a ser innecesaria su inclusión-, habría hecho distinción en punto de la
competencia por razón de la cuantía.

Diferentes conductas delictivas que antes eran de competencia de otras autoridades,


como por ejemplo el secuestro simple que aparece descrito y sancionado en el artículo

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1º, pasaron a conocimiento de los juzgados penales del circuito especializados, en tanto
que el artículo 14 es claro en señalar que son de su competencia "los delitos señalados
en esta ley"; y no por ello se puede afirmar que la nueva ley hace distinciones en razón
a la naturaleza del hecho, mientras que respeta las reglas generales de competencia
establecidas en el código de procedimiento penal atendiendo el factor de la cuantía.

2. La Corte no puede dejar de destacar el improvisado tratamiento legislativo que se


sigue dando en estas materias, pues no habiéndose siquiera consolidado la reforma de
los códigos penal y de procedimiento penal, se acude a una nueva, incurriéndose de
esta forma en los vicios del pasado.

Recuérdese que en la exposición de motivos que guió la adopción de las leyes 599 y
600 de 2000 se advirtió de la necesidad de introducir reformas estructurales al sistema
penal colombiano "dejando de lado la costumbre de legislar en forma coyuntural para
combatir los fenómenos delincuenciales del momento".

"El sistema legislativo colombiano -se dijo en aquella oportunidad- ha tenido como
elemento preponderante en su estructuración, la carencia de análisis científico. Se
legisla para el momento, para solucionar de forma temporal una crisis presentada en la
sociedad, en fin, para calmar las expectativas de la presencia del poder punitivo del
Estado, lo que ha llevado a una desproporción de penas entre los diversos bienes
jurídicos, cuando aquellos de mayor valor deben implicar, por su transgresión, una
sanción superior". (Cfr. Gaceta del Congreso No. 189, agosto 6 de 1998).

Sin embargo, no habiendo transcurrido un año de la vigencia de aquellos estatutos,


cuando todavía su aplicación se encuentra en ciernes, y no existen siquiera mediciones
empíricas de los resultados de la reforma, el legislador, a instancias del ejecutivo,
atendiendo a circunstancias de coyuntura, decide expedir una nueva normatividad que,
rompiendo el esquema de conjunto establecido en las leyes 599 y 600 de 2000,
aumenta las penas para cierto tipo de delitos y traslada su competencia a los juzgados
penales del circuito especializados, entre otras medidas.

A simple vista, sin profundizar en los efectos negativos que podría traer su aplicación,
la Corte encuentra algunos aspectos que confirman su aserto, en el sentido que la
nueva ley es más fruto de la improvisación que del diseño racional de una política
criminal.

En efecto; para empezar, la reforma no fue el resultado de un proceso colectivo de


definición, o de participación de las diferentes ramas u organismos del poder público. Si
bien es cierto que el espacio natural para debatir los proyectos de ley es el Congreso de
la República, en la determinación de los elementos de política criminal, su orientación e
instrumentos, no pueden estar ausentes otras entidades que participan de la política
estatal en materia criminal, y menos se puede desconocer la sana contribución que en
esta materia pueden aportar la academia y otros sectores de la sociedad dentro de un
proceso público de debate y aprendizaje en la elaboración más democrática de la ley
penal.

Además de no ser fruto de un consenso colectivo, sino un recurso contingente que el


poder político utiliza discrecionalmente para hacer frente a las dificultades del
momento, no se conocen estudios empíricos que indiquen la necesidad de reformar los
nuevos códigos penal y de procedimiento penal en esta materia, pues ni siquiera han
alcanzado aplicación suficiente para que puedan conocerse sus resultados.

Por lo demás, la realidad política, social y económica que imperaba en el país al entrar
en vigencia los códigos, no es diferente a la de hoy, por lo que no puede tenerse como
excusa para su promulgación la necesidad de poner a tono la legislación penal con la
situación del momento.
...

Desde luego que estas críticas no impiden el efectivo cumplimiento de la ley por parte
de los juzgadores, mientras se encuentre vigente; pero su obedecimiento no obsta para
que la Corte advierta que la política criminal tendiente a garantizar la protección de los
intereses esenciales del Estado y los derechos de las personas residentes en el país a
través de la expedición de nuevas leyes, no puede continuar siendo el fruto de
situaciones coyunturales, ni de criterios subjetivos de quienes representan la autoridad
del Estado, sino de estudios empíricos y juiciosas reflexiones sobre las manifestaciones
de criminalidad, sus causas, significados y la forma de combatirlas, donde participen de
manera articulada el Congreso de la República, la opinión pública y demás actores con
autoridad para intervenir.
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 02/04/2002
DECISION : Asigna competencia al Juzgado 2 P.C.E. de
Bucaramanga
PROCEDENCIA : Juzgado 4 P.C.
CIUDAD : Bucaramanga
PROCESADO : ARDILA SANTOS, LIBARDO
DELITOS : Extorsión
PROCESO : 19202
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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COLISION DE COMPETENCIA-Ley 733 de 2002/ EXTORSION/ TRANSITO DE


LEGISLACION

Para una adecuada solución del conflicto es preciso, ante todo, tener en cuenta que
indistintamente de la discusión propuesta por los funcionarios trabados en el conflicto,
la Sala ha adoptado el criterio de que con la expedición de la Ley 733/02, se ha
producido un tránsito legislativo válido que torna innecesario cualquier cuestionamiento
al respecto.

En efecto, se dijo:

" ... por virtud de la expedición de la Ley 733 de enero 29 de 2002, que al tenor de su
artículo 15º empezó a regir luego de su publicación, efectuada en el Diario Oficial No.
44693 del día 31 de los mismos mes y año, se produjo la variación del ámbito funcional
de los jueces penales del circuito especializados, ..."

"... el principio del "juez natural", integrante de la garantía del debido proceso, se
cimienta en la existencia de un juez independiente e imparcial y además competente,
requisito traducido en la determinación previa del órgano jurisdiccional encargado de
ejercer la potestad punitiva del Estado, proporcionando seguridad a los miembros del
conglomerado social sobre la legalidad de su origen y constitución; postulado que
rechaza la creación del funcionario judicial con posterioridad a la ejecución del hecho
punible - ex post facto -, pero que en modo alguno se opone a la posibilidad de ser
reemplazado el preexistente por uno diferente, como aconteció a partir de la vigencia
de la Ley 733 de 2002 ..."*

En posterior decisión, se recalcó lo siguiente:

"La competencia es un factor integrante del "debido proceso", pues apunta al derecho
fundamental del "juez natural" encargado de aplicar el procedimiento legalmente
establecido, por consiguiente no es dable asumirla ni atribuirla por vía interpretativa o
analógica. Sólo el legislador puede y debe señalarla en forma expresa.

Como puede observarse, el precepto transcrito no hizo distinción alguna respecto a la


competencia que asigna a los jueces especializados de todos los delitos "señalados en
esta ley", al tiempo que "deroga todas las disposiciones que le sean contrarias" (artículo
15 idem).

"Frente a la disposición comentada y al hecho de que la ley no hizo excepción alguna


relacionada con las actuaciones procesales suscitadas por hechos cometidos antes o
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

después de entrar en vigencia, es evidente que su aplicación sigue los principios


generales de la aplicación de la ley penal en el tiempo, esto es, rige inmediatamente
hacia el futuro para todos los asuntos, por tratarse de normas que señalan competencia.

Contrario a lo afirmado por el juez especializado trabado en la colisión, nada impide la


aplicación general inmediata de las normas sobre competencia y ritualidad, conforme
con los artículos 40 y 43 de la ley 153 de 1887, sin perjuicio de la favorabilidad que
incumbe al juez o funcionario judicial que tenga a su cargo el proceso en la oportunidad
que deba aplicarla."**

También, se dijo:

"2.4.1. COMPETENCIA QUE ATRIBUYE LA LEY 733 DE 2002. Del contenido del artículo 14
de la citada disposición ha de colegirse de manera inequívoca que el legislador modificó
las normas que atribuían competencia a los jueces penales del circuito especializados,
esto es la señalada en el artículo 5° transitorio del Código de Procedimiento Penal, por
cuanto, aplicado el artículo 14 en concordancia con lo dispuesto en el artículo 15 de la
ley 733 de 2002 al prever este último que lo dispuesto entrará a regir a partir de la
fecha de su publicación y deroga todas las disposiciones que le sean contrarias, ello
implica que todo cuanto se oponga a la nueva disposición, incluido para el caso, lo
relativo a competencia debe entenderse derogado por la presente ley.

Esta afirmación conlleva a precisar que la competencia de los jueces penales del circuito
especializados en cuanto tiene que ver con los delitos señalados en el texto de la nueva
ley los comprende todos, independientemente de que se trate de conductas agravadas
o no y por unas determinadas circunstancias, pues en este evento las comprende en su
totalidad, es decir, el secuestro simple, el secuestro extorsivo, el simple agravado y el
extorsivo agravado, la extorsión (independientemente de su cuantía al no haber sido
considerado este aspecto como factor de competencia por lo que opera el principio "
donde el legislador no ha hecho distinción alguna no le es dable al juez hacerla"), la
extorsión agravada, el testaferrato cuando se realice en los eventos referidos por el
inciso 2° del artículo 326 del Código Penal, el concierto para delinquir, en su modalidad
básica y en cualquiera de los eventos a que se refiere el inciso 2° del artículo 8° de la
ley en cuestión, la omisión de denuncia en los casos señalados por el inciso 2° del
artículo 441, la fuga de presos en la modalidad culposa simple, inciso 1°, y la referida a
los eventos planteados en el inciso 2° del artículo 450 del Código Penal.***

Con relación a la alegada derogatoria del numeral 5° del artículo 5° transitorio, en esta
última decisión igualmente se expuso:

2.4.2. COMPETENCIA QUE SE CONSERVA ARTÍCULO 5° TRANSITORIO DEL C.P.P.. La


competencia ya atribuida por el artículo 5° transitorio del Código de Procedimiento
Penal en cuanto no haya sido objeto de regulación distinta por la nueva ley 733 de 2002
se mantiene, es decir, que los juzgados penales del circuito especializados conservan la
competencia señalada en los numerales 1, 2, 3, 5 (en los términos precisados en la
providencia del 28 de septiembre de 2001, ponente doctor Jorge Córdoba Poveda,
radicación 18711), 6, 8, 9, 10, 11, 12, 13 y 14 pues siguen conociendo del lavado de
activos (artículos 323 y 324 del C.P.) y enriquecimiento ilícito de particulares (artículo
327 del C.P.) cuando la cuantía sea o exceda de 50 salarios mínimos legales mensuales,
límite no previsto para los eventos del inciso 2° del artículo 326 del Código Penal, al no
oponerse en forma alguna estas disposiciones al contenido normativo de la ley 733/02.

______________________________
* Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Auto del 6 de marzo de 2002. Rad. 18.809,
M.P. Dr. Edgar Lombana Trujillo.
** Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Auto del 19 de marzo de 2002. Rad. 19.232.
M.P. Dr. Jorge Aníbal Gómez Gallego.
*** Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Auto del 19 de marzo de 2002. Rad.
19.228. M.P. Dr Herman Galán Castellanos.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 02/04/2002
DECISION : Declara la competencia del Juzgado P.C.E. de Neiva
PROCEDENCIA : Juzgado 1 P.C.
CIUDAD : Pitalito - Huila
PROCESADO : ALMARIO, JUAN NORBEY
DELITOS : Extorsión, Hurto calificado y agravado, Utilización
ilegal de
uniformes de uso priv., Tráfico de armas
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PROCESO : 19261
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Ley 733 de 2002/ SECUESTRO/ JUEZ NATURAL/


TRANSITO DE LEGISLACION

En virtud de la expedición de la Ley 733 de enero 29 de 2002, que al tenor de su


artículo 15 empezó a regir luego de su publicación efectuada en el Diario Oficial No.
44693 del día 31 de los mismos mes y año, se produjo una sustancial variación del
ámbito funcional de los jueces penales del circuito especializados, al prever en el
artículo 14 lo siguiente:

"Competencia. El conocimiento de los delitos señalados en esta ley le corresponde a los


Jueces Penales del Circuito Especializados"

La competencia es un factor integrante del "debido proceso", pues apunta al derecho


fundamental del "juez natural" encargado de aplicar el procedimiento legalmente
establecido, por consiguiente no es dable asumirla ni atribuirla por vía interpretativa o
analógica. Sólo el legislador puede y debe señalarla en forma expresa.

Como puede observarse, el precepto transcrito no hizo distinción alguna respecto a la


competencia que asigna a los jueces especializados de todos los delitos "señalados en
esta ley", al tiempo que "deroga todas las disposiciones que le sean contrarias" (artículo
15 idem).

Como el artículo 1º de la precitada Ley reprodujo la descripción típica del delito de


secuestro simple con incremento en su linde punitivo mínimo, resulta claro que el ilícito
en cuestión fue objeto de claro e indubitable "señalamiento" en ella y, en consecuencia,
la competencia para conocer del mismo incumbe a los jueces penales del circuito
especializados por voluntad expresa del legislador.

Frente a la disposición comentada y al hecho de que la ley no hizo excepción


alguna relacionada con las actuaciones procesales suscitadas por hechos cometidos
antes o después de entrar en vigencia, es evidente que su aplicación sigue los principios
generales de la aplicación de la ley penal en el tiempo, esto es, rige inmediatamente
hacia el futuro para todos los asuntos, por tratarse de normas que señalan competencia.

Contrario a lo afirmado por el juez especializado trabado en la colisión, nada impide la


aplicación general inmediata de las normas sobre competencia y ritualidad, conforme
con los artículos 40 y 43 de la ley 153 de 1887, sin perjuicio de la favorabilidad que
incumbe al juez o funcionario judicial que tenga a su cargo el proceso en la oportunidad
que deba aplicarla.

El tema fue elucidado en decisión de un conflicto de competencias correspondiente a la


Sala Plena de esta Corporación, en los siguientes términos:

"La competencia y los procedimientos, en principio, obedecen a reglas legales


preexistentes, pero ello no obsta la aplicación general inmediata de los cambios
legislativos en dicha materia, pues se trata de un asunto con marcado interés público en
el cual el Estado no puede quedar maniatado ineluctablemente a una predeterminación,
mas en cada caso, como suele ocurrir en todo tránsito de legislación estimulado bien
por la derogación ora por la inexequibilidad, el funcionario judicial que en últimas
ostente la competencia deberá examinar la procedencia o improcedencia de un
eventual juicio de favorabilidad de la ley anterior o de la posterior, de acuerdo con inciso
3° del artículo 29 de la Constitución. En suma, el examen de la garantía de la
favorabilidad en un evento concreto, bien en materia penal ora procesal penal de
efectos sustanciales, supone que se ha definido previamente el funcionario competente
y el procedimiento, elementos cuya determinación, conforme con lo visto, corresponde
siempre a la última ley adoptada (art. 10 C. P. P.)" (auto de 7 de mayo de 1998. M. P.
Jorge Aníbal Gómez Gallego).

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MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 02/04/2002
DECISION : Atribuye competencia al Juzgado Unico P.C.E. de
Neiva
PROCEDENCIA : Juzgado 1 P.C.
CIUDAD : Pitalito - Huila
PROCESADO : DUQUE DIAZ, LUIS ALBERTO
DELITOS : Acceso carnal violento, Secuestro simple
PROCESO : 19260
PUBLICADA : Si

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INVESTIGACION INTEGRAL-Técnica para alegar su vulneración/


INSTRUCCION-Término/ APELACION-Audiencia de sustentación/ TESTIMONIO-
Identificación/ INTERDICCION DE DERECHOS Y FUNCIONES PUBLICAS/
CASACION OFICIOSA

1. Sin la relación y la demostración de la incidencia de los medios de convicción que


habrían quedado sin acopiar, o cuya práctica no se verificó una vez más, no es posible
determinar el quebrantamiento anunciado, restando esclarecer objetivamente mediante
que prueba se hubiera podido desvirtuar la existencia del hecho punible, o excluir o
atenuar la responsabilidad de alguno de los procesados.

Al respecto, ha expuesto la Corte que esa incidencia "no emana de la prueba en sí


misma considerada, sino de su confrontación lógica con los elementos de convicción
que sustentaron el fallo, de modo que se evidencie que de haberse practicado, la
orientación de éste hubiera sido distinta" (sentencia de febrero 26 de 2001, rad. 12.108,
M. P. Jorge E. Córdoba Poveda).

2. Lo que ha previsto la preceptiva correspondiente es que la instrucción no puede


exceder de 18 meses, contados a partir de su iniciación (artículo 329 del Código de
Procedimiento Penal actual y del anterior), pero no prohibe que culmine antes, tanto que
si pasados 120 días de privación efectiva de la libertad, o 180 si como en este caso
fueren tres o más los imputados detenidos, no se hubiere calificado el mérito de la
instrucción, procederá la excarcelación caucionada (art. 365-4 C. de P. P. actual, 415-4
anterior).

De tal manera, la clausura anticipada del período instructivo, per se, no tiene por qué
generar nulidad.

Es además desafortunada la invocación que se efectúa en las demandas de una causal


de nulidad de la preceptiva procesal civil (art. 140-6 C. de P. C.), siendo la regulación
penal taxativa en este campo (art. 310-6 L. 600 de 2000, 308-6 D. 2700 de 1991) y,
como observó la Procuraduría Delegada en su concepto, dado que el estatuto procesal
penal "regula en integridad el tema de los términos y oportunidades para practicar y
allegar pruebas".

3. Como se ve, no efectuaron "la manifestación de sustentación oral o escrita", que


según disponía el artículo 27 de la ley 81 de 1993 (196B del Código de Procedimiento
Penal anterior) debieron hacer "en el momento de interponer el recurso" y como a
continuación su defensor común manifestó también que apelaba contra dicha sentencia,
recurso que "sustentaré oralmente ante la Sala Penal del honorable Tribunal Superior"
(f. 153 ib), lo que en efecto hizo el 27 de septiembre de 1994, sin extrañar que sus
defendidos no expresaran las razones de su disentimiento, ni la ausencia de
manifestación sobre la eventual deserción, puede entenderse que con la asunción por sí
misma del derecho de impugnación, la defensa técnica suplió, en la prevalencia
contemplada por el artículo 137 del estatuto procesal penal que entonces regía, la
material que habían anunciado los procesados.

Esta Sala dilucidó luego algunas hipótesis en torno a lo que ocurría con la posibilidad de
sustentar verbalmente o por escrito, de acuerdo con lo previsto en el citado artículo

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

196B, enfatizando que en la respectiva audiencia "sólo se exige la presencia de quien,


al ser notificado, manifestó el propósito de sustentar oralmente su apelación" (auto de
julio 15 de 1997, en segunda instancia rad. 13.196, M. P. Dídimo Páez Velandia).

En concreto, si algún efecto negativo se derivó, era deber de quien lo aduce demostrar,
y no lo hizo el casacionista, que la posible irregularidad fue sustancial, causando grave
conculcación a las garantías de la defensa, o que resultaron desconocidas las bases
fundamentales del proceso (art. 308-2 D. 2700 de 1991, 310-2 L. 600 de 2000), con
insubsanable trascendencia, para que pudiera colegirse, si fuere del caso, que la
sentencia se dictó en un juicio viciado de nulidad.

4. La eventual falta de documento de identidad no implica inexistencia o ilegalidad de la


prueba, pues el requisito formal de identificación del testigo no necesariamente consiste
ni depende de la presentación de un documento.

5. La imposición de la pena accesoria de interdicción de derechos y funciones públicas


excedió el límite máximo legalmente previsto, que por favorabilidad es el de diez años
de duración, establecido por el artículo 44 del Código Penal derogado (modificado por el
artículo 3° L. 365 de 1997), de modo que siendo evidente el desacierto del Juzgado al
imponer a los sentenciados dicha sanción "por igual término de la pena principal",
deviene lógica la utilización de la facultad oficiosa que tiene la Corte por disposición del
artículo 216 de la Ley 600 de 2000, con el fin de preservar el principio de legalidad de la
pena, cuya vulneración pasó desapercibida para la segunda instancia.

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 04/04/2002
DECISION : Desestima, casa parcial y oficiosamente ajustando
pena
accesoria
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Barranquilla
RECURRENTE : CHAVERRA VALOYES, WILMAM
RECURRENTE : TORRES OSORIO, LUIS MIGUEL
RECURRENTE : MELGAREJO ANGEL, MAXIMILIANO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 10822
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD CONDICIONAL-Requisitos

El artículo 64 del Código Penal establece que al condenado a pena privativa de la


libertad mayor de tres años se le concederá la libertad condicional, siempre que haya
cumplido las tres quintas partes de la condena y que se pueda deducir, motivadamente
y con base en la conducta observada en el establecimiento carcelario, que no existe
necesidad para continuar con la ejecución de la pena.
...

La reforma al sistema penal flexibilizó en el régimen de los mecanismos sustitutivos de


la pena privativa de la libertad, los requisitos para que un reo pueda acceder a la
libertad condicional, en adopción de una política criminal legislativa tendiente a echar
por la borda remanentes de un decimonónico peligrosismo que persistían en la
derogada legislación penal, los cuales contrariaban el contenido y espíritu de un
derecho penal de acto, que emanaba del principio rector de culpabilidad, reforzado
ahora por el advenimiento del estado democrático y social de derecho constituido en la
Carta Política de 1991 (artículo 29).

Tal variante político criminal se observa, de una parte, en que se acortó el lapso de
purgamiento efectivo de privación de ese derecho (3/5 partes) y, de otra, en que sólo se
permite valorar la conducta observada por el interno durante el tiempo de reclusión a
fin de deducirse que no es menester continuar con la ejecución de la pena (artículo 64
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de la Ley 599 de 2000), en tanto una legítima y proporcional retribución justa que
persigue la sanción es la respuesta del estado-jurisdicción a conductas que socavan o
ponen en serio peligro bienes esenciales o vitales a la sociedad, mas no a la historia
personal del individuo, a su manera de ser, a su carácter.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Unica Instancia


FECHA : 04/04/2002
DECISION : Reconoce red. de pena, concede libertad
provisional
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
CONDENADO : CAMACHO PRADA, MARIO
DELITOS : Violación al R. de incompa. e inhab.
PROCESO : 16837
PUBLICADA : Si

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FALSEDAD MATERIAL DE PARTICULAR EN DOCUMENTO PUBLICO-Se


perfecciona/ FRAUDE PROCESAL-Momento consumativo/ COMPETENCIA A
PREVENCION/ NULIDAD/ COMPETENCIA/ INDAGATORIA-Interrogatorio/
RESOLUCION DE ACUSACION-Resolución de situación jurídica: No es limitante/
ATIPICIDAD-Técnica para alegarla en casación

1. La falsedad material de particular en documento público y el fraude procesal son


delitos de peligro y no de lesión concreta a las relaciones jurídicas. Para que el primero
se perfeccione, basta que sea elaborado y firmado, aunque no se haya hecho valer
judicial o extrajudicialmente. Y lo mismo ocurre con el fraude procesal. Para que se
estructure como conducta punible, no se requiere que el sujeto pasivo de la acción -el
empleado oficial- dicte la resolución contraria a la ley. Es suficiente que el agente
inductor haya diseñado el mecanismo engañoso con ese fin. Es decir, que haya hecho el
documento falso con miras -de ahí la razón de ser de la preposición "para" que trae el
texto de la norma- a obtener el acto estatal formalmente válido, pero esencialmente
espurio.
...

Salta de bulto que los documentos objeto de estos delitos, medio eficaz para inducir en
error al empleado oficial, y previamente al señor (...), no fueron elaborados ni en Chía ni
en Chocontá. Por tanto, no fue en estas poblaciones, si se tiene en cuenta que se trata
de dos delitos de peligro, donde se consumaron estos hechos punibles. En esas
ciudades, eso sí, que es algo cualitativamente distinto, se dio su agotamiento. En esos
lugares, luego de darle punto final a las falsedades materiales de particular en
documento público para cometer el fraude procesal, fue donde los procesados
obtuvieron el beneficio de sus acciones.

Pierde así eficacia demostrativa la argumentación de la defensa. El juez competente


para asumir el juzgamiento no era el del lugar en que se produjo el agotamiento de los
delitos imputados. Lo era, de acuerdo con el artículo 13 del decreto 100 de 1980, el del
sitio de su consumación. Esa comprensión territorial, como quedó demostrado con los
resultados de la diligencia de allanamiento y la versión de Pascual Quevedo, no pudo
ser otra que Bogotá.

2. Un argumento adicional, y no por esa razón de menor peso, lo constituye el que


expuso el representante del Ministerio Público. Se trata de la legalidad que el instituto
de la competencia a prevención le confiere al juzgamiento de (...) y (...). A la Fiscalía se
le ha asignado competencia en todo el país para agotar la etapa instructiva de los
procesos penales. Por eso en este segmento no pueden alegarse nulidades fundadas en

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

el factor territorial. Como la investigación se inició en Bogotá, antes que en cualquier


otra ciudad, por la misma razón derivada de la competencia a prevención, el Juez 42
Penal del Circuito y el Tribunal Superior de esta capital estaban facultados, sin atentar
contra las bases del juzgamiento, para proferir la sentencia que ahora es objeto de
cuestionamiento por el casacionista.

3. Sobre este punto se ha pronunciado reiteradamente la Sala para dejar establecido


que en la indagatoria no es obligación del instructor encuadrar jurídicamente la
conducta denunciada. Su labor se circunscribe a preguntarle al sindicado sobre los
hechos constitutivos de la conducta reprochable que se le está atribuyendo. No sobre el
nombre de los delitos. De modo que no estaba obligado el fiscal a interrogar a Enrique
Castro Tobón, concretamente, sobre el delito de fraude procesal. Bastaba conocer, como
se dio, su versión en torno a los hechos materia de la actuación procesal. Conocida la
materia de su sindicación, y no el nombre técnico-jurídico de ella, insostenible resulta
afirmar, como lo hace el censor, que el indagado no tuvo posibilidades de defenderse.
Para una mejor ilustración al respecto, conviene transcribir un aparte pertinente de una
de las sentencias de casación que ha abordado el estudio de este problema, proferida el
8 de noviembre de 2001:

"De ahí que, en este sentido es abundante la jurisprudencia de la Sala en sostener que
el interrogatorio al imputado en la indagatoria no impone la utilización de fórmulas
técnicas ni la calificación jurídica de los hechos, pues esa labor, corresponde hacerla al
Fiscal al momento de resolver la situación jurídica, en donde sopesando los demás
medios de convicción decide si en esos hechos que se denunciaron como
presuntamente delictivos existen elementos de juicio suficientes para considerar la
existencia de la comisión de uno o varios punibles y cuál la participación de sus posibles
autores"(M.P. Carlos Augusto Gálvez Argote. Radicación No. 13895).

4. La ley exige concordancia entre los hechos expuestos en la indagatoria y la


calificación jurídica que aflore de ellos en la indagatoria. No entre la calificación
provisional plasmada en la resolución de la situación jurídica y la resolución de
acusación. La primera situación, que es la ajustada al debido proceso, se da en este
caso. Del texto de la indagatoria emerge con claridad que (...) estaba enterado de que lo
sindicaban de haber matriculado, valiéndose de soportes documentales falsos, dos
camionetas de procedencia ilícita. Por esa conciencia que tenía de la sindicación, pudo
exponer allí, defendiéndose mediante la atribución de esas acciones a otras personas,
pero sin desconocer que el origen del problema radicaba en la negociación que había
cristalizado con (...) y (...), su propia versión de los hechos. Sobre esta base, aunque en
la resolución de situación jurídica omitió señalarlo, el fiscal lo acusó por fraude procesal.
Durante el trámite del juicio, en su etapa de pruebas y en la audiencia, e incluso desde
el momento mismo en que se le notificó el auto calificatorio, el procesado tuvo a su
alcance, sin restricción ninguna, los mecanismos legales de defensa. Por tanto, no
resulta válido afirmar ahora, en sede de casación, que el debido proceso le fue
escamoteado en su contra y que el derecho de defensa le fue recortado.

5. En general, los casos de atipicidad se demandan por violación directa de la ley


sustancial por aplicación indebida del tipo penal que sirvió de base a la sentencia.

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 04/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : CASTRO TOBON, ENRIQUE
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb.,
Fraude
procesal
PROCESO : 16324
PUBLICADA : Si

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RESPONSABILIDAD OBJETIVA/ HOMICIDIO/ DOLO


9
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

1. Si se llegara a entender que lo pretendido es denunciar la falta de aplicación de lo


dispuesto por el artículo 5º del Decreto 100 de 1980 sobre la proscripción de toda forma
de responsabilidad objetiva, con la consecuente aplicación indebida del tipo que define
el delito de homicidio, de todas maneras el desarrollo que se imprime al cargo no
resulta ser afortunado...
...

Para que la censura tuviera alguna viabilidad, competía a la casacionista demostrar que
los sentenciadores de instancia declararon que a pesar de haberse acreditado en el
proceso que (...) fue el autor de la muerte de (...), no sucedió igual con el componente
subjetivo del tipo en cuanto se estableció que en su favor concurre una causal de
justificación del comportamiento o de inculpabilidad excluyente del dolo, o que
concurrió duda probatoria sobre alguno de dichos aspectos, y que a pesar de una tal
declaración decidió condenar debiendo absolver.

2. La ley no exige que para que se configure la responsabilidad en el delito de homicidio


voluntario se pruebe el fin específico que se persigue con la conducta de ocasionar la
muerte ajena, o el motivo que se tuvo para haber procedido de la aludida manera, sino
sólo que voluntariamente se haya actuado con conocimiento de la ilicitud.

Esto por cuanto en la dogmática actual la demostración del dolo es independiente de la


prueba del motivo que determina al sujeto a consumar el hecho típico, de manera que
aún siendo importante establecer las razones que motivaron la voluntad del agente,
puede ocurrir que esa causa, razón o fundamento del acto típicamente antijurídico, se
establezca y constituya elemento útil para comprobar la existencia del dolo, o de una
circunstancia que modifique la punibilidad; o también que por tratarse el aspecto
subjetivo referido a la esfera intangible del ser humano, no logre acreditación en el
proceso, bastando tan sólo acreditar que el sujeto agente tuvo conocimiento de la
ilicitud de la conducta y que se orientó con libertad a su ejecución

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 04/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : VARELA VIDAL, HUGO ARMANDO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 11829
PUBLICADA : Si

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DEFENSA TECNICA-Indagatoria-Ciudadano honorable/ DEMANDA DE


CASACION-Principio de autonomía/ PRUEBA-Valoración probatoria/ FALTA DE
MOTIVACION DE LA SENTENCIA/ SENTENCIA-Falta de motivación/
CASACION-Sentencia de segunda instancia/ APELACION-Sustentación

1. El inciso primero del artículo 148 del Código de Procedimiento Penal establecía:
"Personas habilitadas para la defensa del imputado. De conformidad con lo dispuesto en
el Decreto 196 de 1991, el cargo de defensor para la indagatoria del imputado, cuando
no hubiere abogado inscrito que lo asistiera en ella, podrá ser confiado a cualquier
ciudadano honorable, siempre que no sea servidor público".

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

La Corte Constitucional dispuso: "Declarar que los artículos 34 del Decreto 196 de
1971, el inciso primero del artículo 148 y el artículo 355 del Decreto 2700 de 1991 SON
INEXEQUIBLES".

El funcionario de la Unidad de Policía Judicial obró de conformidad con lo establecido por


la ley vigente a la fecha en que se cumplió la actuación procesal cuestionada por el
demandante, esto es, dentro de las facultades conferidas expresamente por el inciso 1°
del artículo 148 del C.P.P. y el artículo 34 del decreto 196 de 1971, pues en el presente
caso, la aludida sentencia de la Corte Constitucional no tiene incidencia, por cuanto que
ella sólo produjo efectos hacia el futuro, como así lo dispone el artículo 45 de la ley 270
de 1996.

El cotejo de las condiciones establecidas en el artículo 148 del C.P.P. y las circunstancias
en las que se recibió la versión, permite señalar que la designación de una persona
honorable (lo humilde no niega lo honorable) como defensora del imputado, habilita
legalmente la diligencia, sin que ello signifique menoscabo de la defensa técnica. En
esta ponderación no debe pasarse inadvertido lo que ahora es doctrina pacífica de la
Sala, en cuanto a que el adverbio "cuando", referido a que "no hubiere abogado inscrito
que lo asista en ella, no se debe equiparar a la ausencia material de abogados en el
lugar sede del despacho judicial donde se realiza la diligencia, sino que ha de
concebirse como la disponibilidad de aquellos para el momento de la diligencia.

2. Una de las reglas que elementalmente gobiernan el recurso de casación, consiste en


la autonomía de sus causales, precisamente la ignorada por el recurrente, dado que, no
obstante haber dirigido la acusación contra el fallo del ad quem por cercenamiento de la
prueba, simultáneamente y en el mismo reproche, reclamó por la violación al debido
proceso por falta de motivación de la sentencia recurrida. Los errores de actividad y de
juicio así planteados, simultáneamente y como principales, resultan excluyentes, razón
por la cual debieron formularse entonces de manera separada y, necesariamente, este
último, con carácter de subsidiario.

En la demanda se sacrifican los principios básicos de la lógica, que es primordial en un


juicio que se le formula a la sentencia de segundo grado y no al facto que la motiva,
restándole claridad a la fundamentación y, consecuencialmente, dejando sin
demostración la trascendencia del error atribuido a la decisión del Tribunal. A esta
situación se llegó porque, de manera equivocada, la sustentación de la acusación
cambió el discurso lógico-jurídico propio de la causal primera invocada, para trasladarla
con inadmisible ligereza a la causal tercera.

Prescindir de la técnica propia del recurso extraordinario de casación, que por ello no es
un recurso ordinario más, significa condenar al fracaso la pretensión, puesto que, por la
naturaleza rogada del mismo, la Sala está de tal manera limitada en sus facultades, que
no puede oficiosamente corregir la plana del recurrente. Este defecto, a él atribuible,
impide examinar a fondo el asunto planteado.

3. Debió tener en cuenta la Delegada que el ad quem precisó que la valoración


probatoria la hacía en forma "global y en conjunto" para los elementos de prueba
allegados al proceso, lo cual no quiere decir que una prueba haya dejado de ser
estimada por el hecho de no invocarse al procesado o al testigo por sus nombres y
apellidos, o por no citar el número del folio o la fecha del documento que la contiene, o
por utilizar una expresión diferente a la denominación más general con que se conozca
la prueba en la actuación o en el lenguaje jurídico. Más que a denominaciones y
formalismos, lo que se exige al sentenciador es que haya hecho referencia con
objetividad, lógica y juridicidad a su contenido.

4. El artículo 180 del Código de Procedimiento Penal vigente a la fecha en que se


profirieron los fallos de instancia, al ocuparse de la redacción de la sentencia como
pronunciamiento destinado a definir de fondo la causa exige una motivación, a fin de
que los sujetos procesales puedan conocer las razones que se tuvieron para adoptar la
decisión, generándose la posibilidad de ser cuestionadas mediante los recursos
pertinentes.

Los defectos en la motivación de la sentencia desconocen el debido proceso, lo que


ocurre si el fallo carece de fundamentación, ésta es incompleta, ambigua, equívoca o
ambivalente. Esto es, cuando no se precisan las causas jurídicas y probatorias de la
decisión, o cuando a pesar de hacerse resultan contradictorias o no permiten definir el
fundamento.

11
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

5. Si el objeto de la casación es la sentencia de segunda instancia, las acusaciones que


se formulen contra esta decisión deben partir del supuesto de la unidad jurídica que
integran con la sentencia de primera instancia en todo aquello que hubiese sido
confirmado por el ad quem. En el planteamiento de la Delegada para sugerir la casación
oficiosa no se tiene en cuenta ese principio. Si la lectura y el análisis de la decisión que
es objeto de impugnación, se hubiere hecho con mayor atención, se habría advertido
que las decisiones se ajustaron a las exigencias del citado artículo 180 del C.P.P.

6. Las situaciones que generaron el recurso de apelación contra la sentencia de primera


instancia, condensadas en las premisas señaladas en uno de los párrafos anteriores,
quedaron resueltas en los fallos de instancia, bien porque se dejaron consignadas en la
sentencia del Tribunal o porque al confirmar la del a quo inmediatamente resultaron
incorporadas a esa decisión por virtud del principio de unidad jurídica que los rige.

La única situación que en verdad no cabe considerar comprendida en el fallo del


Tribunal de Neiva fue la relacionada con la manifestación que hizo el defensor de (...) en
cuanto a la tasación de la pena en la sustentación oral del recurso, la que expuso en los
siguientes términos: "Preocupa también a la defensa la forma como el juzgado de
primera instancia ha tasado la pena de manera errada".

La situación a que se viene haciendo referencia en el acápite anterior no constituye


irregularidad sustancial que afecte los derechos y las garantías de los sujetos
procesales, y en este caso concreto, dado que el juzgador sólo está en el deber de
resolver las peticiones que se ajustan a los requerimientos que expresamente señala la
ley, por tratarse de un recurso de apelación, el impugnante no cumplió con la carga
procesal impuesta por el legislador de motivar y demostrar el yerro atribuido al fallo del
a quo en cuanto a la dosificación de la pena. Se limitó el recurrente ha expresar un
enunciado abstracto y una ligera referencia peyorativa de cómo le parecía que a otros
procesados se les había tratado más benévolamente, sin concretar el cargo, ni el error
endilgado a la providencia del juzgado, como tampoco el interés que le asistía para
proponer una tal reclamación.

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 04/04/2002
DECISION : Declara prescrip., cesa procedimiento, reajusta
penas, no
casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD :Neiva
PROCESADO :MOLINA BARRIOS, SANDRA YANETH
PROCESADO :MENESES PELAEZ, ALDINEVER
DELITOS :Hurto calificado y agravado, Porte de armas de uso
privativo de las F.M., Homicidio agravado,
Concierto para
delinquir
PROCESO : 17510
PUBLICADA : Si

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UNIDAD PROCESAL-Ruptura/ CONEXIDAD/ INVESTIGACION PREVIA-


Viabilidad/ DELITOS CONEXOS/ PRINCIPIO DE EVENTUALIDAD/
RESOLUCION DE LA SITUACION JURIDICA-Carácter provisional/
CALIFICACION DEL MERITO DEL SUMARIO-No está limitada por la situación
jurídica

1. El postulado de la unidad procesal previsto en el artículo 88 del Código de


Procedimiento Penal anterior, bajo cuya vigencia cursó el presente trámite y al tamiz del
cual debe discernirse la validez de las diligencias aquí cumplidas en virtud del principio
de la irretroactividad de las normas instrumentales, por cada hecho punible debe
adelantarse una sola actuación penal cualquiera que sea el número de autores o
partícipes; precepto que también ordena la investigación y juzgamiento conjunto de los
hechos punibles conexos, fenómeno este último regulado en el artículo 87 ibídem.

Ahora bien, la anterior regla no ostenta un carácter absoluto a tal punto que deba
cumplirse fatal o indefectiblemente, pues la misma disposición contempla la posibilidad
de "las excepciones constitucionales o legales"; y por otra parte, al tenor del inciso 2º
del precitado artículo 88 del derogado estatuto instrumental, en plena armonía además

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

con los principios orientadores de las nulidades otrora recogidos en el artículo 308
ejusdem, la ruptura de la unidad procesal en manera alguna genera la invalidez de lo
actuado siempre que no se afecten las garantías fundamentales.

Atendidas estas premisas, en el presente asunto donde la censora afirma de antemano


que la tentativa de homicidio de la cual se hizo víctima a (...) y a la que finalmente se
contrajo la condena no podía ser objeto de trámite conjunto con el homicidio
consumado en (...), se requería como punto de partida en la sustentación del cargo
acreditar la falta de conexidad entre tales conductas punibles, porque según quedó
establecido en precedencia y reitera ahora la Sala, el comentado principio impone
también la investigación y juicio unificados de los delitos cometidos en conexidad, cuyas
eventualidades tratándose de aquella de carácter sustancial aparecen consagradas, se
insiste, en el artículo 87 de la anterior normatividad procesal penal.

2. Pierde de vista la censora que la investigación previa no se erige en presupuesto


necesario e indefectible para acceder a la etapa instructiva, como lo sugiere. Por el
contrario, de conformidad con el artículo 319 del anterior estatuto procesal, subrogado
por la Ley 81 de 1993, dicha fase es viable en caso de duda sobre la procedencia del
ejercicio de la acción penal.

3. En réplica a los argumentos de la demandante, téngase presente que ningún sentido


tiene exigir, desde la óptica del debido proceso y del derecho a la defensa, respecto de
cada uno de los hechos punibles materia de unificada investigación en un sumario en
curso cuando se ha determinado su ocurrencia luego de dispuesta su apertura, la
realización en el interior del mismo de nuevas indagaciones preliminares finalizadas con
las opciones que la ley brinda, desconociéndose hitos superados y el principio de
progresividad sobre el cual se estructura el proceso penal. Menos aún, plantear como
se hace en el libelo examinado, que al no aparecer informada la perpetración de las
conductas punibles conexas en el comienzo de la averiguación previa o la instrucción
surja entonces obligado su separado esclarecimiento, como si la actuación penal única e
indefectiblemente pudiera adelantarse por los acontecimientos que constituyeron su
génesis.

Adversamente, en tales eventos basta con que la investigación de esas infracciones


conexas, por vía sustancial o procesal, haya quedado incluida bajo la misma cuerda,
desde luego, sin perder de vista que lo en verdad trascendente frente al insoslayable
respeto de las garantías atrás enunciadas, es que se brinde al sindicado y a la defensa
la oportunidad de conocer y controvertir las acusaciones erigidas por los reatos que
pasaron a ser objeto de trámite conjunto.

4. Como precisó la Sala en anterior oportunidad con ponencia de quien cumple aquí
idéntico cometido*, el proceso penal se desarrolla en forma ordenada y secuencial
a través de actuaciones regidas por el principio de eventualidad, de conformidad con el
cual la actividad de los órganos jurisdiccionales y de los sujetos procesales debe
efectuarse o agotarse en unos precisos momentos, actuación que en algunos casos
constituye presupuesto indefectible del trámite subsiguiente. Así, en cuanto interesa
para los actuales fines, de conformidad con el estatuto procesal bajo el cual se
adelantaron las presentes diligencias, vinculado el sindicado mediante injurada o
declaratoria de persona ausente, debía procederse después y en término a la definición
de su situación jurídica, de manera que no resultaba viable al tenor de su artículo 438 la
clausura del sumario sin que previamente se emitiera dicha providencia, con imposición
o no de medida de aseguramiento.

En este orden de ideas, en cuanto al sentido de la exigencia contenida en la norma


citada y de no estar concebido en el esquema procesal entonces imperante un sistema
de congruencia entre la acusación y la medida de aseguramiento, que es echada de
menos en las objeciones elevadas por la recurrente a la validez del proceso, la Sala
recuerda el criterio acuñado de antaño en la interpretación del aludido precepto en
términos que resulta conveniente transcribir acto seguido, por cuanto consultan la
pacífica comprensión de dicho precepto:

"Como la defensa aduce que la corporación tiene limitada su competencia en este


momento para resolver únicamente sobre los hechos tratados cuando se resolvió la
situación jurídica al imputado, y no sobre los investigados a lo largo de todo el proceso,
debe estudiarse tal planteamiento como cuestión previa, en orden a establecer si
cuenta con algún apoyo jurídico procesal.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

"La base normativa en que se funda, la constituye el inciso 1o. del artículo 438 del
Código de Procedimiento Penal, que dispone textualmente: "En ningún caso podrá
cerrarse la investigación si no se ha resuelto la situación jurídica del procesado".

"Basta con leer desprevenidamente el precepto para darse cuenta, sin esfuerzo
intelectual, que la comprensión que se le ha querido dar es inexacta, ya que allí se
prevé, como condición a la validez de la clausura de la investigación, que se haya
resuelto la situación jurídica del procesado, con miras a llenar el vacío existente en esta
materia en el estatuto procesal anterior, pero nunca para marcar límites a la facultad
que tiene el funcionario para calificar el proceso sin consideración a la cantidad de los
hechos incriminados y aún sobre los demostrados en tiempo ulterior al momento de
definir la situación jurídica, como sin tino lo predica la defensa. Es más, ni siquiera exige
la norma, en esa condición, en qué sentido debe resolverse la situación jurídica para
que sea viable el cierre investigativo.

"Y no podía ser de otro modo, pues si se aceptara la posición de la defensa, se llegaría
al dislate de calificaciones incompletas que, por sí, eventualmente serían generadoras
de nulidad, lo que entrañaría no solo violación de normas y principios superiores que
imponen la investigación y el juzgamiento de los delitos conexos, ya por existir entre
ellos relación de carácter sustancial, ora de orden subjetivo, sino que produciría caos y
zozobra, en perjuicio de la administración de justicia y del propio procesado, porque
debería someterse a igual número de procesos cuantos cargos le resulten con
posterioridad a la resolución de su situación jurídica, lo cual sería absurdo. Lo esencial,
para el adecuado ejercicio del derecho de defensa, y preservación del debido proceso,
es que sobre los cargos que le resulten en el curso de la investigación, se interrogue al
procesado puntualmente para que dé las explicaciones que a bien tenga, cargos sobre
los cuales obviamente la justicia no puede guardar silencio..." .
_________________________________
* Sentencia de diciembre 19 de 2001., radicado 15.498
** Auto de febrero 17 de 1998, M.P. Dr. Dídimo Páez Velandia

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 04/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pereira
PROCESADO : GOMEZ NARANJO, JAIRO
DELITOS : Homicidio imperfecto
PROCESO : 9836
PUBLICADA : Si

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PENA-Criterios para fijarla/ CONFESION-Reducción de pena/ REDENCION DE


PENA POR CONFESION

1. Definida así la inescindible unidad que cabe predicar entre las sentencias de primera
y segunda instancias cuando las dos se orientan en idéntico sentido, resulta acertado
dirigir el ataque contra la motivación consignada en la de primer grado, que para el
censor entraña la aplicación indebida del artículo 61 del anterior Código Penal, en
cuanto esta disposición no consagra el daño como uno de los criterios para fijar la pena.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Es evidente que al casacionista no le asiste razón pues las consecuencias de la


conducta ilícita destacadas por el A quo se enmarcan en el concepto de "gravedad y
modalidades del hecho punible" a que se refiere la disposición cuestionada.

Y es que, aparejada a la libertad de configuración de que dispone el legislador para


señalarle a las diversas especies de delitos diferentes consecuencias punitivas de
acuerdo, entre otras razones, con la naturaleza del bien jurídicamente protegido, está la
facultad que le confiere al juzgador para que en cada caso valore las circunstancias
concretas que rodean el hecho específico, atendiendo por ejemplo a la intensidad del
injusto, que bien puede medirse por los efectos nocivos de la conducta que se reprime.
En este sentido, como lo dijera la Corte en sentencia del 18 de febrero de 1958, "Dos
hechos tipificados en la misma disposición penal pueden acarrear pena diferente a sus
autores, según las modalidades de cada uno. Así, las lesiones que ocasionan
desfiguración facial acarrean pena de uno a seis años de prisión. Pero como la manera
de manifestarse la actividad delictuosa en estos casos no es siempre igual, es razonable
y justo sancionar más severamente, dentro de los límites legales, a quien ha
desfigurado totalmente el rostro de una persona, que a quien sólo le ha dejado una
cicatriz que afea el semblante. De la misma manera en el peculado, no habría razón
justa para sancionar con la misma pena a quien se ha apropiado poco más de tres mil
pesos que a quien ha tomado cien mil, aunque para ambos casos la disposición
aplicable sea la misma"*.

2. La rebaja de pena por confesión sólo procede si ocurre en la primera versión dada al
funcionario judicial, si no ha sido calificada, si no se trata de captura en flagrancia y si
ha constituido el fundamento de la sentencia.

Limitada la acusación a los dos primeros requisitos porque fueron exigidos por los
falladores a pesar de que no están contenidos en el artículo 299 del Código de
Procedimiento Penal de 1991 -283 del actual-, debe repetirse: 1) "Sigue siendo
indispensable que la confesión sea fundamento de la condena, así el nuevo texto legal
(art. 299) no lo mencione expresamente, porque sólo de esta manera es entendible y
justa la rebaja de pena que en él se consagra. Interpretarlo de otra forma, sería otorgar
un beneficio gratuito, sólo porque se confesó cuando ello no era necesario, pues
obraban otras pruebas, distintas de la confesión, que permitían afirmar, sin dudas, la
responsabilidad del procesado"** ; 2) "La misma circunstancia de aceptar la autoría del
hecho pero calificando la conducta, con lo que se pretende desde luego exonerar de
responsabilidad, excluye la concesión del beneficio porque, según reiterada
jurisprudencia de la Sala, éste ha sido consagrado por el legislador para aquellas
personas que facilitan con su asunción de responsabilidad la acción de la justicia y
aceleran la tramitación de los procesos"*** .
__________________________________
* Gaceta Judicial, t. LXXXVII, p.218.
** Sentencia del 8 de octubre de 1992, radicado 6.859, M.P. Guillermo Duque Ruiz.
*** Sentencia del 29 de octubre de 2001, radicado 10.901, M.P. Álvaro Orlando Pérez Pinzón.

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 04/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pereira
PROCESADO : RAMIREZ GIRALDO, GILDARDO
DELITOS : Tentativa de homicidio
PROCESO : 11940
PUBLICADA : Si

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PREVARICATO-Culpabilidad, dolo directo/ PREVARICATO POR ACCION/ DOLO


EVENTUAL

En el delito de prevaricato, tal como lo ha entendido la jurisprudencia de esta Sala, y por


la naturaleza misma del punible, el dolo se traduce en el conocimiento que debe tener
el servidor público de la manifiesta ilegalidad de la decisión proferida, conciencia de que
15
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

con tal determinación se vulnera sin derecho el bien jurídico de la recta y equilibrada
definición del asunto, y sin que sea menester demostrar el móvil que guió la acción del
funcionario.

Bien puede suceder que éste se establezca, y pase a ser elemento útil en la
determinación de la culpabilidad dolosa, pero ello no quiere decir que una particular
finalidad delictiva sea parte integrante del dolo, pues para que se configure esta
categoría de la conducta -se reitera- sólo es importante que se tenga conciencia de que
la decisión se aparta ostensiblemente de la ley, sin que importen ingredientes
adicionales -como por ejemplo el interés de favorecer o perjudicar a una de las partes-,
y se quiera su realización.
...

No puede dejar pasar desapercibido el hecho de que el Tribunal atribuye la


responsabilidad del procesado a título de dolo eventual, sin tener en cuenta que esta
categoría del dolo es de imposible realización en tratándose de la definición típica del
prevaricato, como ya en pasada ocasión lo dejó resulto la Sala (Cfr. fallo 15 de mayo de
2000, Rad. 13.601. M.P. Carlos Galvez Argote).

En la medida que el prevaricato por acción requiere para su realización el


conocimiento por parte del funcionario de la manifiesta ilegalidad de la resolución
proferida, es claro que basta el simple comportamiento del agente, independientemente
de sus consecuencias, para que se tenga por punible. Y si no exige un determinado
resultado, el dolo eventual deviene incompatible con la naturaleza de este ilícito, pues
lo contrario sería "pretender que en todo proferimiento de una decisión fuera implícito el
riesgo de que resulte contraria a derecho y que si tal posibilidad se aceptare, se
estuviere ante un dolo eventual".

La tesis del Tribunal conduce a admitir que el acusado, a sabiendas de la inexistencia


del auto de mandamiento de pago, decretó el embargo de la quinta parte del sueldo del
demandado, representándose y aceptando que tal determinación sería contraria a
derecho; y en ese caso, resulta evidente que el dolo no sería eventual, sino directo,
porque desde el principio el juez acusado habría tenido conciencia de la manifiesta
ilegalidad de la decisión.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 04/04/2002
DECISION : Revoca sentencia, absuelve, devuelve caución
prestada
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Santa Marta
PROCESADO : IGUARAN ORTEGA, JOSE MARIA
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 17008
PUBLICADA : Si

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SENTENCIA ANTICIPADA-Interés para recurrir/ CASACION-Causal primera/


CONFESION-Técnica para alegar su desconocimiento/ CONFESION-Fundamento
de la sentencia

1. Aunque la providencia impugnada es una sentencia anticipada, proferida dentro del


trámite que propició el acusado con la solicitud que formuló al iniciarse el juicio, lo cual
limita el interés de la defensa para recurrir, según lo dispuesto por el artículo 37B-4 del
Código de Procedimiento Penal que entonces regía, con la modificación introducida por
la ley 81 de 1993, artículo 5°, la Sala reitera lo que al efecto ha venido considerando:

"En cuanto a este libelo y no obstante que al igual que en el caso anterior, el rito por el
cual se profirió el fallo impugnado es el de la sentencia anticipada, siendo que el único
cargo que formula este defensor contra es el de violación directa del artículo 299 del
Código de Procedimiento Penal, con el fin de que se le reconozca la respectiva rebaja de

16
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

pena por confesión, aquí si le asiste interés para recurrir, pues, conforme lo viene
sosteniendo la Sala, en estos eventos no se está cuestionando el objeto del acuerdo
mismo, sino la tasación de la pena como función exclusiva del Juez al momento de
proferir el fallo correspondiente, esto es, que por no involucrarse en la censura los
extremos de la imputación fáctica y jurídica que en la formulación de cargos ha
aceptado el procesado, una tal impugnación queda comprendida entre las hipótesis
reconocidas taxativamente por el artículo 37B del Código de Procedimiento Penal, como
aquellas en que asiste dicho interés." (Casación, noviembre 25 de 1999, rad. 11.805, M.
P. Carlos Augusto Gálvez Argote).

2. Cuando se acude a la causal primera de casación, en cuya formulación técnica no


introdujeron cambio las leyes 553 y 600 de 2000, se le exige al demandante, en primer
lugar, señalar si el ataque es por violación directa o indirecta de la ley sustancial.

Si es directa, no puede discutir la validez de las pruebas, la valoración que de las


mismas hizo el juzgador, ni los hechos declarados probados con base en dicha
apreciación. La discusión entonces la debe plantear en un plano estrictamente jurídico,
debiendo en todo caso demostrar, según sea la orientación, por qué la norma o normas
aplicadas al caso fueron objeto de falta de aplicación, de aplicación indebida o de
interpretación errónea.

Por breve ilustración, recuérdese también que en la violación indirecta de la ley


sustancial, la apreciación de la prueba es la causa del quebrantamiento normativo, que
puede tener su origen en errores de hecho o de derecho atribuibles al juzgador. Los
primeros afectan la materialidad misma del medio de convicción y se presentan cuando
se valora una prueba que no existe en el proceso, o se deja de apreciar una real (falso
juicio de existencia); o cuando se tergiversa su contenido material, haciéndole decir lo
que no dice o restringiendo su verdadero alcance (falso juicio de identidad), o cuando la
valoración probatoria se realiza con desconocimiento craso de las leyes de la ciencia, los
principios de la lógica o los dictados de la experiencia, es decir, sin sujeción a las reglas
de la sana crítica (falso raciocinio).

Los segundos tienen ocurrencia cuando se aprecia una prueba ilícitamente acopiada, o
se omite por tomarse como inválida la que, por el contrario, fue apropiadamente
allegada (falso juicio de legalidad); o cuando la ley le ha prefijado un valor o tarifa al
medio de demostración y el juzgador lo desconoce (falso juicio de convicción), que no es
el sistema de valoración que informa la sistemática nacional.

3. El casacionista acusa la sentencia de violación directa del artículo 299 del Código de
Procedimiento Penal anterior, pues los juzgadores de instancia, en primer lugar, no
tuvieron en cuenta la confesión vertida por el procesado, aspecto que en su sentir le
daba derecho a una rebaja de la pena; en segundo enfoque, censura que los
sentenciadores resolvieron que la confesión cualificada no da lugar a la rebaja, criterio
que no comparte; y tercero, desconocieron que la aceptación de su representado
constituyó el fundamento de la condena.

El primer planteamiento desconoce la técnica de casación que procede para esta clase
de reproches, pues como lo ha sostenido la Sala, para que la no aplicación de la rebaja
de pena por confesión se pueda atacar por violación directa, "es necesario que en la
sentencia se haya reconocido que existió confesión desde la primera versión, que las
circunstancias que rodearon la captura no son constitutivas de flagrancia, y que dicha
confesión sea tenida en cuenta como fundamento de la decisión, de manera que el error
del fallador se limite a la falta de aplicación del artículo 299 del estatuto procesal" (cfr.
casación, diciembre 1° de 1994, rad. 8.678 M. P. Ricardo Calvete Rangel, citada también
en providencia de julio 21 de 2000, rad. 11.056, M. P. Carlos Augusto Gálvez Argote).

En el fallo recurrido no se dan las condiciones anotadas, de manera que si el


demandante era del parecer que no fue tenida en cuenta la confesión de su asistido,
debió acudir al cuerpo segundo de la causal primera de casación, esto es, la violación
indirecta de la ley sustancial, planteando un error de hecho por falso juicio de
existencia, en la medida en que el desconocimiento de la confesión hubiere conducido
al juzgador a la infracción de la ley sustancial.

Que la confesión cualificada no de lugar a la disminución punitiva, es criterio que el


libelista dice conocer, mas no compartir. La Corte reafirma lo que en tal sentido ha
señalado, por ejemplo en pronunciamiento de fecha 14 de marzo de 2001, casación
radicada bajo el número 12.634, ponente quien aquí cumple igual función: "La ley prevé
estímulos para quien confiese y así facilite el acopio probatorio, reduzca la tramitación,

17
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

haga más certero y expedito el camino hacia la verdad real, evite demoras procesales,
disminuya la congestión y atenúe el desgaste judicial."

La confesión corresponde al reconocimiento de la responsabilidad en la conducta


punible, así sea de manera atenuada, pero cuando en los descargos se ha presentado
una confesión cualificada, refiriendo un aspecto negativo del injusto, como alegar
atipicidad, concurrencia de justificantes o causales de ausencia de responsabilidad,
simple y llanamente no se confiesa, porque en las tres hipótesis referidas, el delito no
existe. Y si no hay confesión de la conducta punible, resulta incompatible reclamar la
aminorante punitiva, pues lo que se pretende es una exoneración de responsabilidad y
no la rebaja que se reclama.

En relación a este tema, la Sala en sentencia de fecha 25 de mayo de 2000, radicación


11.400, con ponencia del Magistrado Álvaro Orlando Pérez Pinzón, expresó que si una
persona confiesa sólo una parte del hecho punible, "por ejemplo la mera realización
física del mismo, y condiciona su responsabilidad a la demostración de circunstancias
impedientes de la antijuridicidad o disolventes de la culpabilidad, no tiene derecho al
reconocimiento o estímulo estatal pues con ello, en vez de colaborar en la búsqueda de
pronta justicia, hace que el proceso se tramite en condiciones normales e, inclusive que,
en veces, se trastorne su desarrollo".

En dicha providencia se sintetizó el criterio reiterado de la Corte, en cuanto, frente al


tema tratado, "la confesión calificada por circunstancias que excluyen la
responsabilidad no permite la disminución de pena a que se refiere el artículo 299 del C.
de P. P. Esta norma apunta, en forma exclusiva, a la confesión simple y, eventualmente,
a la calificada por razones diversas de las anteriores".
....

Referente al tercer planteamiento, ha sido criterio reiterado de esta Sala, que para que
se justifique aminorar la pena, es necesario que la confesión sirva de fundamento al
fallo, así el artículo 38 de la ley 81 de 1993, modificatorio del 299 del Código de
Procedimiento Penal anterior, no lo hubiera exigido expresamente, como sí lo hace el
artículo 283 de la ley 600 de 2000, que entre otros requisitos, establece la reducción de
pena "si dicha confesión fuere el fundamento de la sentencia". Al respecto, referente a
los preceptos a que alude el demandante, la Corte sostuvo, con ponencia del Magistrado
Guillermo Duque Ruiz (casaciones de octubre 8 de 1992 y septiembre 29 de 1993, rad.
6.859 y 8.012):

"...para la Sala sigue siendo indispensable que la confesión sea fundamento de la


condena, así el nuevo texto legal (art. 299) no lo mencione expresamente, porque sólo
de esta manera es entendible y justa la rebaja de pena que en él se consagra.
Interpretarlo de otra forma, sería otorgar un beneficio gratuito, sólo porque se confesó
cuando ello no era necesario, pues obraban otras pruebas, distintas de la confesión, que
permitían afirmar, sin dudas, la responsabilidad del procesado."
...

La confesión es una actitud del sindicado en el proceso, con efectos sustanciales cuando
se dan los presupuestos establecidos por la ley, que como ya se observó, repercute en
la dosificación de la pena, aminorándola, pero no como criterio ni regla para la
determinación de la punibilidad (L. 599 de 2000, art. 54 y Ss.; D. 100 de 1980, art. 61),
por lo cual le asiste razón al Ministerio Público al no considerar válido que la censura
apunte a la argüida violación del artículo 61 del Código Penal anterior

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 04/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Valledupar
PROCESADO : VILLAMIZAR MONTAÑEZ, CARLOS EDUARDO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 10956
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

COLISION DE COMPETENCIA-Error en la calificación jurídica provisional/


COMPETENCIA/ HOMICIDIO CON FINES TERRORISTAS/ HOMICIDIO
AGRAVADO-Causal 8a. del artículo 104 del C.P./ HOMICIDIO-Ley 40 de 1993/
TERRORISMO/ VARIACION DE LA CALIFICACION JURIDICA PROVISIONAL
DE LA CONDUCTA PUNIBLE

1. Ha sostenido la Sala en reiterada jurisprudencia que si el juez a quien se envía un


asunto para la fase del juzgamiento evidencia un error en la calificación jurídica
impartida por la Fiscalía, que haga variar la competencia de la "justicia especializada"
(antes regional) a los jueces penales del circuito, o viceversa, inmediatamente debe
proponer colisión con el fin de que la Corte Suprema de Justicia la dirima.

En este evento le es permitido a la Sala, por vía de excepción, analizar los elementos
constitutivos de la tipicidad en tanto determina el factor objetivo de competencia, pero
sin que pueda inmiscuirse en la verificación de la existencia material del ilícito ni en la
responsabilidad que pudiere corresponder al procesado.

El anterior sendero jurisprudencial continúa vigente a la luz del nuevo Código de


Procedimiento Penal (Ley 600 de 2000), toda vez que, en las voces de los artículos 401 y
402, si el Juez a quien le llega el asunto en virtud de la ejecutoria de la resolución de
acusación, antes de celebrar la audiencia preparatoria, encuentra que no es competente
para adelantar la causa porque la calificación jurídica de la conducta es errónea, no
puede desplegar ningún trámite orientado a variar dicha calificación, sino que debe
plantear la colisión de competencia, como adecuadamente se hizo en el presente caso.

2. El delito de homicidio con fines terroristas contiene en su estructura elementos


subjetivos que concretan o descartan su tipicidad, como ocurre en todos los casos en
que la redacción de un texto punitivo utiliza expresiones como: con el fin de, con el
propósito de, para, con fines, con el ánimo de, etc.

La existencia de elementos subjetivos en la estructura de la norma penal hace necesaria


e imprescindible la referencia al acontecer histórico y al recaudo probatorio en orden a
determinar la tipicidad, para decidir adecuadamente la presente colisión, máxime
cuando la competencia por el factor objetivo depende cabalmente de la tipicidad.

Del análisis que ello implica surge evidente que los homicidios cometidos por un grupo
de hombres armados, a quienes se ha llamado en el expediente "paramilitares", en las
circunstancias de tiempo, modo y lugar como ocurrieron tienen la entidad suficiente
para provocar estado de zozobra y terror en la población afectada, e inclusive para
mantenerla, así sea por un lapso determinado, en aquellas condiciones de sometimiento
y humillación por la fuerza del pánico.
...

En punto del homicidio con fines terroristas, al resolver una colisión de competencias
entre jueces homólogos de los involucrados en la presente, la Sala expresó:

"Hay que hacer énfasis en que el homicidio, por la modalidad comportamental y los
medios utilizados, debe poner en peligro otros bienes jurídicos protegidos, la seguridad
y tranquilidad públicas, por cuyo conducto se busca preservar las condiciones objetivas
generales que sirven de presupuesto a la comunicación intersubjetiva y las actividades
normales de los individuos en la sociedad. Además, si bien el "fin terrorista" es un
elemento subjetivo especial del tipo de homicidio agravado, de todas maneras debe
reflejarse o involucrarse en conductas y medios que así lo exterioricen, dado que
también en materia de agravantes el derecho penal colombiano es de acto y no de
autor, pues con razón el encabezamiento del artículo 324 se refiere a que "si el hecho
descrito en el artículo anterior se cometiere…". (Auto del 23 de abril de 1999, radicación
15.539, M.P. Dr. Jorge Aníbal Gómez Gallego)

19
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Los anteriores asertos llevan inexorablemente a concluir que se procede por un


concurso de homicidios con fines terroristas, en los términos del numeral 8° del artículo
324 del Código Penal, Decreto 100 de 1980, modificado por la Ley 40 de 1993, conducta
típica que en el nuevo Código Penal, Ley 599 de 2000, corresponde al numeral 8° del
artículo 104.

Se segó la vida, entre otras personas, de un dirigente de la etnia Orewa radicada en


Aguacaliente, municipio de Juradó (Chocó); y los medios, modalidades y circunstancias
como se perpetraron los crímenes provocaron y mantuvieron en estado de zozobra y
terror a la población, de suerte que converge el fin terrorista en tal comportamiento
delictual.

Debido a ello, la competencia para juzgar aquellos hechos radica en el Juez Penal del
Circuito Especializado de Quibdó, como se anotó en precedencia.

La decisión que adoptará la Sala conlleva para el Juez Especializado la labor de


solucionar en la práctica el problema generado con el conflicto latente, cuya esencia
radica en que existe una resolución de acusación ejecutoriada, que contiene error en la
calificación jurídica del delito imputado, de tal incidencia que su corrección implica
variación en la competencia para adelantar la fase del juzgamiento.

Dada la naturaleza y características particulares del presente asunto, la única


posibilidad viable que tiene el funcionario en quien queda radicada la competencia, es
decir en el Juez Penal del Circuito Especializado, a tenor del artículo 97 del nuevo Código
de Procedimiento Penal, es declarar la nulidad a partir del cierre de la investigación,
inclusive, para que el Fiscal Delegado competente adopte los correctivos a que haya
lugar, calificando los hechos de acuerdo con lo aquí resuelto.

La anterior solución sigue los lineamientos del artículo 402 del nuevo Código de
Procedimiento Penal, pues, la alternativa que prevé el artículo 404 ibídem, esto es, la
variación de la calificación jurídica provisional de la conducta punible en la fase del
juzgamiento, presupone que el error en la calificación no hace variar la competencia, y
que por lo mismo el Juez llamado a dirigir dicho trámite ya es competente por virtud de
la ley, a partir de la ejecutoria de la resolución de acusación.

En el caso que se examina, aunque la resolución de acusación fue proferida por el Fiscal
destacado por la Dirección Nacional de Fiscalías, y aunque ya quedó ejecutoriada, el
Juez Especializado no es aún el competente para adelantar ningún trámite procesal
distinto al de declarar la nulidad, precisamente porque debido al error en la calificación
jurídica provisional, se habilitó a un Juez Penal del Circuito común.

3. La Sala de Casación Penal, mediante auto del 14 de febrero de 2001, con ponencia
del H. Magistrado Dr. Jorge Córdoba Poveda, al dirimir una colisión con similares
características, hizo referencia a las diversas soluciones jurídicas que deben adoptarse
para solucionar los problemas que genera el error en la calificación jurídica provisional.

Teniendo en cuenta que dicha jurisprudencia se aviene al presente caso, a continuación


se transcriben los apartes pertinentes:

"Variación de la calificación jurídica provisional en la ley 600 de 2000"

"1. Como es obvio, en la nueva normatividad se mantiene el principio de congruencia o


consonancia que debe existir entre el pliego de cargos y la sentencia, que no sólo
garantiza el derecho de defensa y la lealtad procesal, sino la estructura jurídica y lógica
del proceso, ya que aparece evidente que un acusado sólo puede ser condenado o
absuelto por los cargos por los cuales fue llamado a responder.

Como en nuestro sistema penal la imputación que se hace en la resolución de acusación


no sólo debe ser fáctica sino jurídica (art.398.1.3 del C. de P. P.), sus variaciones se
relacionan íntimamente con el fenómeno de la congruencia.

Sin embargo, es necesario anotar que tanto en la ley derogada como en la actual, la
congruencia no puede entenderse "como una exigencia de perfecta armonía e identidad
entre los juicios de acusación y el fallo, sino como una garantía de que el proceso
transita alrededor de un eje conceptual fáctico - jurídico que le sirve como marco y
límite de desenvolvimiento y no como atadura irreductible"* , por lo que en la sentencia,
al fallar sobre los cargos imputados, el juez puede, dentro de ciertos límites, degradar la
responsabilidad, sin desconocer la consonancia.

20
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Ese límite en el código anterior era el correspondiente capítulo del Código Penal. Así, por
ejemplo, si se acusaba por homicidio agravado se podía condenar por homicidio simple,
o culposo o preterintencional, etc; y si el hecho se había imputado al procesado a título
de coautor se podía condenar como cómplice, sin que en ninguno de estos casos se
entendiera rota la congruencia.
..."
_____________________________
* Casación 10827, julio 29 de 1998, M.P. Dr. Carlos Eduardo Mejía Escobar.

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 09/04/2002
DECISION : Declara la competencia del Juzgado P.C.E. de
Quibdó
PROCEDENCIA : Juzgado Promiscuo del Circuito
CIUDAD : Bahía Solano (Chocó)
PROCESADO : CHAJITO TOCOMA, JOSE DE LA CRUZ
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 18353
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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FAVORECIMIENTO A NARCOTRAFICANTES/ PREVARICATO POR ACCION/


VARIACION DE LA CALIFICACION JURIDICA PROVISIONAL DE LA
CONDUCTA PUNIBLE

El artículo 39 de la Ley 30 de 1986, frente al nuevo Código Penal.

Estima la Sala, contrario al planteamiento expuesto por el recurrente, que frente al


tránsito de legislación lo que debe examinarse no es la eventual denominación que la
ley nueva le dé a una conducta, sino si ella conserva o no su calidad de ilícita. Esta es,
justamente, la razón por la que el artículo 45 de la Ley 153 de 1887, al referirse a la
aplicación que podría tener en materia penal el principio de favorabilidad, señala: "La
nueva ley que quita explícita o implícitamente el carácter de delito a un hecho que
antes lo tenía, envuelve indulto y rehabilitación".

Recuérdese que el artículo 39 de la Ley 30 de 1986 disponía:

"El funcionario empleado público o trabajador oficial encargado de investigar, juzgar o


custodiar a personas comprometidas en delitos o contravenciones de que trata el
presente estatuto, que procure la impunidad del delito, o la ocultación, alteración o
sustracción de los elementos o sustancias decomisados o facilite la evasión de persona
capturada, detenida o condenada, incurrirá en prisión de cuatro (4) a doce (12) años,
pérdida del empleo e interdicción de derechos y funciones públicas por el mismo
término".

"Si el hecho tuviere lugar por culpa del funcionario o empleado oficial incurrirá en la
sanción respectiva, disminuida hasta la mitad".

La concreta conducta que se le reprochó al procesado en la resolución acusatoria de


segunda instancia como transgresora de la citada disposición, consistió en haber
procurado la impunidad respecto de (...), condenado por varios delitos consagrados en
la Ley 30 de 1986, mediante la expedición de una providencia manifiestamente ilegal
en la que le concedía una sustancial rebaja de pena que le hubiese permitido al
sentenciado recuperar de inmediato su libertad incondicional.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Aunque este comportamiento podría corresponder también al prevaricato por acción, ya


que la diferencia entre los dos tipos se reducía a la generalidad o especificidad de su
contenido, se trataba en realidad de normas excluyentes, lo cual implicaba que en todos
los casos relacionados con el tráfico de estupefacientes, dada la coexistencia de ambos,
debía aplicarse de preferencia la norma especial sobre la general como, precisamente
en este proceso, lo señaló la Sala en el auto del 29 de abril de 1999 que decretó la
nulidad por error en la calificación jurídica.

Ahora bien: no obstante que la Ley 599 de 2000 no reprodujo el contenido del artículo
39 de la Ley 30 de 1986, sí consagró en el artículo 413 el prevaricato por acción y en el
415, como circunstancia de agravación punitiva, la realización de la conducta en
actuaciones judiciales o administrativas que se adelanten, entre otros, por delitos de
narcotráfico.

Así, el hecho consistente en proferir una decisión manifiestamente contraria a la ley


para procurar la impunidad a favor de una persona condenada por narcotráfico, no ha
perdido el carácter de delito ni la gravedad que el legislador de 1986 le atribuyó, es
decir, continúa siendo típico, y tampoco podría reclamarse la no aplicación del artículo
415 por no ser ley preexistente al acto que se imputa, pues la circunstancia que esta
norma contempla constituía un elemento del tipo en la anterior legislación, al punto que
la pena prevista en el citado artículo 39 oscilaba entre 4 y 12 años de prisión, en tanto
que para el prevaricato el artículo 149 Código Penal derogado establecía de 1 a 5 años
antes de la modificación introducida por el artículo 28 de la Ley 190 de 1995, y de 3 a 8
con dicha reforma.

Y la presencia en la actual legislación de la conducta definida en el artículo 39 de la Ley


30 de 1986, es nítida. Basta tener en cuenta que:

a) La comparación de las descripciones permite concluir la exactitud normativa entre la


disposición citada del Estatuto de Estupefacientes de la época y las dos normas
mencionadas de la Ley 599 de 2000 (artículos 413 y 415). Dicho de otra forma, para la
ley aquélla conducta permanece como punible, de donde se desprende que ese fue el
querer de la ley.

b) Y también fue el querer del legislador. En efecto, en la Exposición de Motivos que


acompañó el proyecto de Código Penal surgido de las entrañas de la Fiscalía General de
la Nación, expresamente se dijo sobre el punto: "El artículo 39 de la Ley 30 de 1986
sanciona como delito autónomo con pena de prisión de cuatro a doce años, al servidor
público o trabajador oficial encargados de investigar, juzgar o custodiar a personas
comprometidas en las conductas punibles de que trata la misma, procure su impunidad,
o la ocultación o alteración de los elementos decomisados, o facilite la evasión de la
persona capturada o detenida; por constituir en esencia delitos de prevaricato o fuga de
presos, fueron incluidas como circunstancias agravantes para cada uno de esos delitos,
haciéndose extensiva la conducta a otros delitos que por su gravedad conlleva a
imponer una pena superior al servidor público" (destaca la Sala).

En la ponencia para primer debate en el Senado de la República del mismo proyecto de


ley, frente a su Capítulo VII (del prevaricato) del Título XV (delitos contra la
administración pública) del Libro Segundo del Código Penal, textualmente se dijo lo
siguiente respecto de los actuales artículos 413 y 415: "Como innovación se encuentra
la disposición que crea una circunstancia específica de agravación punitiva, derivada
de la actuación judicial o administrativa en la que se realiza la conducta prevaricadora,
recogiéndose no sólo lo contemplado en la Ley 30 de 1986, sino también en la Ley 40
de 1993, sino haciéndose extensiva a otros delitos cuya gravedad exige mayor
drasticidad para el servidor estatal" (resalta la Corte).

Y de allí en adelante, tal criterio fue mantenido por el legislador ordinario pues que sin
comentario en contra de lo dicho y plasmado siguió su decurso el proyecto, es decir, el
tránsito correspondiente al segundo debate en el Senado, los dos correspondientes en
la Cámara y, desde luego, lo relacionado con las objeciones presidenciales y la admisión
de las mismas por el Congreso de la República. El criterio del legislador, así, es
absolutamente nítido.

De otra parte, conviene precisar, para aclarar cabalmente una inquietud expuesta por el
señor defensor, que el problema de la sucesión de leyes se predica exclusivamente
entre la 30 de 1986 y la 599 de 2000, de manera que no es de recibo la pretensión de
retornar a la preceptiva del artículo 149 del anterior código en cuanto resulta ser más
favorable, porque ni antes ni ahora esa norma, en sí misma considerada, regulaba el
hecho que se le imputa al doctor (...), amén de que sería imposible pensar en su
22
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

aplicación ultraactiva porque el hecho imputado al procesado en ningún momento fue


realizado bajo su vigencia.

Adviértase que, cometido el hecho el 12 de mayo de 1994, la descripción normativa que


recogía con mayor riqueza los elementos fácticos de la conducta, dada su especialidad,
era la del artículo 39 de la Ley 30 de 1986, lo que excluía, como ya se dijo, la
probabilidad de darle cabida al artículo 149 del estatuto punitivo. Se trataba de un
enunciado que reprimía la conducta del servidor público que favoreciera por cualquier
medio las actividades relacionadas con el narcotráfico, lo que privilegiaba su aplicación
sobre la norma del Código Penal que no incluía este ingrediente del tipo, como tampoco
lo incluyen hoy los artículos 413 y 414 de la Ley 599 de 2000 individualmente
considerados. Y es que, para efectos del tránsito legislativo, cada uno de estos
preceptos debe examinarse íntimamente relacionado con el 415, de forma que la
conducta contemplada por el Estatuto Nacional de Estupefacientes únicamente podría
conservar de manera íntegra su carácter ilícito si se le compara con la inescindible
unidad que conforman alguno de los mencionados tipos básicos con el subordinado del
415.

Conclúyese lo anterior, obviamente, sin perjuicio del examen de favorabilidad que para
el caso concreto debe verificarse, pues la nueva ley redujo la pena corporal en su
mínimo y en su máximo, disminuyó el máximo de la interdicción (inhabilitación),
suprimió la pérdida del empleo y creó la pena pecuniaria.

Finalmente, debe destacarse la equivocación del impugnante en lo que toca con la


supuesta falta de correspondencia entre los bienes jurídicos involucrados en aquellas
normas, pues a pesar de que el artículo 39 hacía parte de una ley que esencialmente
pretendía preservar la salubridad pública y también era ese el propósito de la
disposición, fácilmente se colige que se trata de un tipo pluriofensivo como que de su
contenido se infiere con claridad el insoslayable propósito tutelar respecto de la
administración pública que persigue, mediante la represión de ilícitas conductas
asumidas por servidores públicos, su actuación ceñida a los principios de igualdad,
moralidad, eficacia, economía, celeridad, imparcialidad y publicidad que le atribuye el
artículo 209 de la Carta, interés jurídico que también pretende proteger el legislador en
los artículos 413 y 415 del Código Penal vigente.

2. Determinado que los elementos constitutivos del tipo previsto en el artículo 39 de la


Ley 30 de 1986 se consagraron íntegramente en la unidad conformada por los artículos
413 y 415 de la Ley 599 de 2000, el hecho de que la ley sobreviniente hubiere
cambiado la denominación no implicaba que debía variarse la calificación, como que
simplemente el proceso habría de continuar su trámite por la supuesta transgresión de
las normas que ahora recogen la conducta que se le imputó al procesado en la
resolución de acusación.

Por ello la Corte, previendo sucesos como el ahora estudiado, ya adelantó su


postura, con estas palabras: "Frente al fenómeno de la sucesión de leyes en el tiempo,
si la conducta sigue siendo delito en la nueva legislación, pero cambia el nomen iuris,
no es necesario variar la calificación, pues ésta sólo puede serlo cuando se incurrió en
error al proferir el pliego de cargos, o por prueba sobreviniente, y aquí la calificación
dada fue correcta, al tenor de la ley entonces vigente, sino que, simplemente, la
adecuación típica del comportamiento se modificó en la nueva ley".

"Por lo tanto, ninguna afectación habría al principio de congruencia, a la estructura del


proceso o al derecho de defensa, si la conducta se calificó, en la resolución de
acusación, con la denominación jurídica de la anterior legislación y la sentencia se dicta
con la de la nueva normatividad, desde luego que respetando el principio de
favorabilidad"*.

De todas maneras, el hecho de que inmediatamente después de haberse interpuesto el


recurso de apelación dentro de la audiencia pública la fiscal delegada solicitara
modificar la calificación para adecuarla al tipo del prevaricato, y el Tribunal hubiere
observado el trámite que para el efecto consagra el artículo 404 del Código de
Procedimiento Penal, para nada incide en la validez del proceso, a pesar de que en
estricto sentido, según el tenor literal de la citada norma, tal variación sólo podrá
hacerla el Fiscal General de la Nación o su delegado cuando -como ya se dijo-se
presente "error en la calificación o prueba sobreviniente respecto de un elemento básico
estructural del tipo, forma de participación o imputación subjetiva, desconocimiento de
una circunstancia atenuante o reconocimiento de una agravante que modifiquen los
límites punitivos", eventos de error o de prueba nueva que ciertamente no ocurrieron en

23
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

este caso, como que la modificación fue introducida por la ley y alcanza únicamente al
nomen iuris.

Súmese a lo anterior que tampoco procedería la variación porque la nueva legislación


no agravaría la situación del procesado y los hechos, el factum investigado y que se
juzga, son los mismos tanto respecto de la Ley 30 de 1986 como de cara a los artículos
413 y 415 actuales -incluso con independencia de la convergencia o no del bien jurídico-
circunstancia que, por lo demás, no ha sido desconocida por la defensa; y si se trata del
mismo comportamiento -bastante debatido dentro del proceso por los sujetos
procesales- en parte alguna resultarían menguadas ni la defensa material ni la técnica o
letrada**.
...
Con todo, para que se reforme la calificación no es necesaria la previa declaratoria de
nulidad de la actuación, como parece entenderlo la defensa, pues la norma procesal
sólo prevé la adopción de tan extrema solución cuando el fiscal no admite variar la
calificación a solicitud del juez, caso en el cual éste "podrá decretar la nulidad de la
resolución de acusación" (inciso 2º. del numeral 2º. del artículo 404 del Código de
Procedimiento Penal).

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Segunda Instancia


FECHA : 09/04/2002
DECISION : Confirma auto que niega cesación de
procedimiento
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : AYALA CERON, LUIS EDUARDO
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 19006
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

EXTRADICION-Brasil/ EXTRADICION-Tratados

En el trámite de extradición, a la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia


le corresponde emitir concepto sobre la solicitud, con arreglo a los Tratados Públicos o
en su defecto a lo establecido en la ley, que si fuere negativo obligará al Gobierno, pero
si fuere favorable, lo dejará en libertad de obrar según las conveniencias nacionales, sin
que pueda ocuparse de asuntos ajenos a ese mecanismo de cooperación internacional,
o cuya atención corresponda a otras entidades.

Por lo anterior, la Corte no puede emitir pronunciamiento frente a la solicitud del


defensor del ciudadano brasileño (...), en el sentido de que "sea DEPORTADO".

Hecha la aclaración anterior, es de ver que de acuerdo con lo establecido en el artículo


35 de la Constitución Política de Colombia, sustituido por el Acto Legislativo N° 1 de
1997, la extradición se podrá solicitar, conceder u ofrecer de conformidad con los
tratados públicos y, en su defecto, con la ley.

En el trámite de extradición del ciudadano brasileño (...), el Ministerio de Relaciones


Exteriores de Colombia ha conceptuado que "el Convenio aplicable para el presente
caso es el Tratado de Extradición suscrito entre los dos países el 28 de diciembre de
1938 aprobado mediante Ley 85 de 1939." (f. 75 cd. 1).

El mencionado Tratado de Extradición prevé en el artículo 1° que las Altas Partes


Contratantes se obligan en las condiciones establecidas por el convenio citado, y de
acuerdo con las formalidades legales vigentes en cada uno de los dos países, a la
entrega recíproca de "los individuos que, habiendo sido procesados o condenados por
las autoridades judiciales de una de ellas, se encontraren en el territorio de la otra",
siempre que "las leyes del Estado requirente castiguen con penas de uno o más años de
prisión, comprendidas no solamente la ejecución, o la cooperación en la ejecución del
delito, sino también la tentativa y la complicidad."

El inciso 2° del artículo 1° mencionado alude que "Cuando el individuo fuere nacional
del Estado requerido, éste no estará obligado a entregarlo." Y, según, el artículo 3°, no
24
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

se concederá la extradición, en los siguientes casos: "a) Cuando el Estado requerido


fuere competente, según sus leyes, para juzgar el delito; b) Cuando, por el mismo
hecho, el delincuente haya sido ya, o esté siendo juzgado en el Estado requerido; c)
Cuando la acción o la pena hubieren prescrito ya, según las leyes del Estado requirente
o requerido; d) Cuando la persona reclamada tuviere que comparecer, en el Estado
requirente, ante tribunal o juzgado de excepción; e) Cuando el delito fuere puramente
militar o político, o de naturaleza religiosa, o dijere relación a manifestaciones del
pensamiento en esos asuntos."

El artículo 5° señala los requisitos que debe observar toda petición de extradición, así:

"La solicitud de extradición debe formularse por el respectivo representante


diplomático, y a falta de éste por los Agentes Consulares de carrera, o directamente de
Gobierno a Gobierno; y dicha solicitud se documentará del siguiente modo:

a) Cuando se trate de simples acusados: copia o traslado auténtico del mandamiento de


prisión o de auto procesal criminal equivalente, emanado de juez competente;

b) Cuando se trate de condenados : copia o traslado auténtico de la sentencia


condenatoria.

Estas piezas deberán contener la indicación precisa del hecho incriminado, el lugar y la
fecha en que se cometió el mismo, e ir acompañados de copia de los textos de las leyes
aplicables al caso y de los referentes a la prescripción de la acción o de la pena, como
también de los datos o antecedentes necesarios para comprobar la identidad del
individuo reclamado.

Parágrafo 1° Las piezas justificativas de la petición de extradición se acompañarán,


cuando fuere posible, de su traducción a la lengua del Estado requerido.

Parágrafo 2° La presentación de la solicitud de extradición por vía diplomática


constituirá prueba suficiente de la autenticidad de los documentos presentados en
apoyo de aquélla, los cuales se tendrán, por tal modo, como legalizados."

A su vez, el artículo 18° ibídem, confiere a la persona solicitada en extradición la


facultad de utilizar "todas las instancias y recursos que permita la legislación del Estado
requerido", preceptos que se erigen complementarios a la regulación que al efecto
establece el Tratado.

Sentadas estas premisas, es de ver que en materia de extradición juegan papel


preponderante las estipulaciones establecidas en los tratados públicos, que sólo a falta
de ellas remite a lo que determine la ley, de manera que si en este caso la Cancillería de
Colombia ha fijado los parámetros normativos que deben regir el pedido de extradición,
conceptuando que es aplicable el Tratado de Extradición celebrado entre Colombia y
Brasil el 28 de diciembre de 1938, aprobado en la legislación nacional mediante la ley
85 del 16 de diciembre de 1939, priman los requisitos que allí se establece para la
petición de extradición, mientras que el Código de Procedimiento Penal Colombiano a
que alude el defensor del señor (...), simplemente constituye normatividad
complementaria a la regulación que al efecto disponga el Tratado.

De acuerdo con lo previsto en el artículo 5° del Tratado de Extradición celebrado entre


Colombia y Brasil, son dos las situaciones y los requisitos que se dan en materia de
extradición:

a) Si se trata de "simples acusados", una copia o traslado auténtico de la orden de


detención o su equivalente, emanada del Juez competente; una relación precisa del
hecho imputado, el lugar y la fecha en que se cometió el mismo y una copia de las leyes
penales aplicables, así como de las disposiciones referentes a la prescripción de la
acción, y los datos necesarios que permitan identificar al individuo reclamado.

b) Si se trata de un individuo que ha sido juzgado y condenado por el Estado requirente,


se debe acompañar una copia auténtica de la sentencia ejecutoriada, una copia de las
leyes referentes al delito y a la prescripción de la pena, y los datos necesarios en orden
a su identificación.
...

De conformidad con el artículo 1° de la ley 85 de 1939, aprobatoria del Tratado de


Extradición celebrado entre Colombia y Brasil, remite la actuación del pedido de
extradición a las formalidades legales vigentes en cada uno de los dos países,
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

procedimiento que, para el caso colombiano, en manera alguna se puede confundir con
las estipulaciones consagradas por los países signatarios del acuerdo internacional.

Las estipulaciones a que aluden los tratados públicos surgen preponderantes en materia
de extradición y sólo a falta de ellas se remite a lo que establezca la ley interna, de
manera que si en este caso, como quedó visto, es aplicable el Tratado de Extradición
celebrado entre Colombia y Brasil en 1938, se anteponen los requisitos allí establecidos,
en lo que debe acompañarse a la petición de extradición; entre ellos no está el aporte
de la resolución de acusación o su equivalente, como plantea la defensa debió
acompañarse en este asunto.

Si el Tratado de Extradición no establece ese requisito, no le es dado a la Sala exigirlo,


pues en tal caso resultaría desconociendo la voluntad expresa de los países signatarios
del acuerdo internacional, y esa no es su función en la tarea que le es encomendada en
el trámite de extradición.

La extradición es un instrumento de cooperación internacional, concebido para evitar


que quien ha delinquido en territorio de un determinado país, se pueda refugiar en otro,
evadiendo los llamados de la justicia. Si el Tratado de Extradición celebrado entre
Colombia y Brasil tiene establecido, en el artículo 5°, literal a, que tratándose de quien
es requerido para que comparezca al proceso, para solicitar su extradición basta con
una copia auténtica de la orden de detención emanada del juez competente, una
relación de los hechos y la copia de las leyes aplicables al caso, resulta improcedente
exigir otros requisitos.

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Concepto Extradición
FECHA : 09/04/2002
DECISION : Conceptúa favorablemente
PAIS REQUIRENTE: : Gobierno de Brasil
REQUERIDO : MACHADO, NEY
DELITOS : Concierto para delinquir, Tráfico, fabricación o
porte de
estuperfacientes
PROCESO : 18481
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA/ INASISTENCIA ALIMENTARIA-Juez


competente/ INASISTENCIA ALIMENTARIA-Menor-Competencia territorial/
QUERELLA/ JUEZ PENAL MUNICIPAL

La Corporación está facultada para resolver el conflicto negativo de competencias


surgido en el presente asunto, como quiera que se encuentran involucrados juzgados
pertenecientes a la jurisdicción penal de diferentes Distritos Judiciales; lo anterior, de
acuerdo con las previsiones contenidas en el numeral 4º, artículo 75 del Código de
Procedimiento Penal.

En cuanto al punto materia de disputa, sea lo primero advertir y contrario a lo predicado


por el Juzgado 78 Penal Municipal de Bogotá, que si bien no se remite a discusión que
tratándose de un ilícito de inasistencia alimentaria del cual ha sido víctima un menor de
edad la investigación tiene carácter oficioso, la competencia no se sujeta en dichos
eventos a las disposiciones generales del estatuto procesal penal de reciente vigencia
(Ley 600 de 2000), pues encuentra expresa regulación en el artículo 271 del Código del
Menor, en cuanto establece que "...Será competente para conocer de este delito el juez
municipal de la residencia del titular del derecho".

A esta comprensión se arriba al considerar que el precepto parcialmente transcrito, por


su especialidad, conserva existencia jurídica frente a la actual codificación instrumental,
máxime al encontrarse inspirado en el deber de protección social que el Estado asume
respecto de los menores, como lo precisó la Sala con ponencia de quien cumple aquí
idéntico cometido en los términos que simplemente se reiteran ahora:

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

"Los antecedentes inmediatos del actual delito de inasistencia alimentaria se


encuentran en la Ley 75 de 1968, "por la cual se dictan normas sobre filiación y se crea
el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar".
"Aquella Ley en su Capítulo II, introdujo al sistema penal el tema las sanciones y definió
la competencia frente al incumplimiento de obligaciones alimentarias, en los siguientes
términos:
...

En ese orden de ideas, el juez competente para juzgar el delito de inasistencia


alimentaria cuando el sujeto pasivo es un menor de edad continúa siendo el Juez Penal
Municipal, como lo dispone el artículo 78 del Código de Procedimiento Penal (Ley 600 de
2000), en precisa armonía con el artículo 271 del Código del Menor (Decreto 2737 de
1989), norma de carácter especial que continúa vigente y no fue derogada por el nuevo
régimen de procedimiento, toda vez que no le es contraria.

"6.4-. Es que la especial protección a los derechos de los niños que se reclama en la
sentencia C-459 de 1995 de la Corte Constitucional, se verifica, no por la mayor o menor
jerarquía del juez que ha de sentenciar los responsables de los delitos que contra ellos
se cometen, como si un funcionario judicial fuese más idóneo que el otro; sino,
depositando en las autoridades el deber de iniciar de oficio las investigaciones, sin que
pueda anteponerse la necesidad de la querella como pretexto para retardar u omitir el
despliegue de todos los mecanismos legales tendientes a evitar la impunidad de esta
clase de ilícitos, y a que dentro de los procesos que se originan se vele por el
restablecimiento de los derechos de los niños.

"Aquella providencia giró únicamente en torno de la querella como condición de


procedibilidad, para eliminarla cuando el sujeto pasivo es un menor de edad, y de
ninguna manera tocó el aspecto atinente a la competencia para juzgar los delitos
cometidos contra los menores.

"6.5-. Una de las motivaciones primordiales expuestas en la mencionada sentencia


radica en la necesidad de evitar que los representantes legales de los menores, o sus
parientes o allegados más próximos, que muchas veces son los agresores o sujetos
activos de los delitos contra ellos, por conveniencia, continuaran reservándose la
posibilidad interponer la querella, para evitar los previsibles perjuicios.
"6.6-. Se pretende que el proceso penal inicie rápido y en forma expedita. Por ello
corresponde la instrucción a los Fiscales Locales, radicados en la mayoría de los
municipios y pueblos de Colombia, y el juzgamiento a los Jueces Penales Municipales,
radicados en casi todos los municipios. De este modo, se facilita la actuación de las
autoridades y se aminoran las complicaciones para los usuarios de la justicia, quienes
contarán con un Despacho Judicial cerca del lugar donde se encuentren, siempre en pro
de los derechos de los niños.

"Los Jueces Penales del Circuito, en cambio, tienen asiento únicamente en las cabeceras
de circuito, generalmente ciudades importantes de los departamentos o de un número
de pobladores considerable. El legislador no pretende que los menores, o sus
representantes legales tengan la necesidad de deambular en búsqueda de un Despacho
Judicial para hacer valer sus derechos, sino, por el contrario, lo que se busca es que el
Fiscal y el Juez estén lo más cerca posible a ellos, para que de inmediato den curso a la
acción penal y al el poder punitivo del Estado, si fuere el caso, siempre con miras a la
garantía y restablecimiento de los derechos prevalentes de los niños..."*.
________________________________
* Auto de diciembre 19 de 2001, radicado 18.571
MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 09/04/2002
DECISION : Adscribe cto. al juzgado 78 P.Municipal de Bogotá
PROCEDENCIA : Juzgado 5 P.C.
CIUDAD : Cali
PROCESADO : NIÑO MONTERO, WILLIAM HERNANDO
DELITOS : Inasistencia alimentaria
PROCESO : 19159
PUBLICADA : Si

Aclaración de voto DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL – disponible


para
consulta
Salvamento de Voto DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR - medio
magnético
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

no diponible

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LIBERTAD PREPARATORIA-Sólo para condenados/ FRANQUICIA


PREPARATORIA/ BENEFICIO ADMINISTRATIVO

El artículo 148 de la ley 65 de 1993 establece que en el tratamiento penitenciario, al


condenado que no goce de libertad condicional, de acuerdo con las exigencias del
sistema progresivo y que haya descontado las cuatro quintas partes de la pena efectiva,
se le podrá conceder la libertad preparatoria para trabajar en fábricas, empresas o con
personas de reconocida seriedad, siempre que éstas colaboren con las normas de
control establecidas para el efecto.

Contempla la anterior preceptiva un beneficio de carácter administrativo que puede ser


concedido por el Director del Instituto nacional penitenciario y carcelario a los
condenados en quienes converjan los requisitos señalados, sin previo concepto del
funcionario que estuviere ejecutando la sentencia y con la autorización del consejo de
disciplina del establecimiento carcelario (incisos 4º y 5º).

Y tal como viene en sostenerlo reiteradamente esta Sala (Cfr. autos sept. 28 y oct. 4 de
1999, y mayo 8 de 2001, Rads. 15,224, 12383 y 15454), a este beneficio únicamente
pueden acceder los condenados definitivamente, es decir aquellos reclusos cuya
sentencia se encuentra debidamente ejecutoriada, pues tanto la libertad como la
franquicia preparatorias fueron concebidas exclusivamente para los condenados, según
se desprende del propio texto de los artículos 148 y 149 ejusdem.

Así las cosas, la Corte no es competente para emitir concepto sobre la libertad
preparatoria, y menos conceder la rebaja de la pena de quien estando privado de la
libertad no ha sido condenado en forma definitiva por encontrase pendiente de resolver
el recurso de apelación interpuesto contra la sentencia de primera instancia.
...
Sin que resulte aplicable a la casación, la competencia de la Corte estando en trámite el
recurso de apelación se reduce a resolver solicitudes de libertad provisional con
fundamento en el artículo 365 del código de procedimiento penal, y reconocimiento de
redención de pena por trabajo, estudio y enseñanza únicamente para efectos que el
procesado pueda acreditar ante las autoridades penitenciarias y carcelarias el
cumplimiento de los requisitos para acceder al beneficio administrativo denominado
"Permiso hasta de setenta y dos horas" consagrado en el artículo 147 de la ley 65 de
1993.

Se recordará que este último beneficio se concedía exclusivamente a los condenados, lo


cual generó no pocos problemas de interpretación; sin embargo, el artículo 5º del
decreto 1542 de 1997 -reglamentario de la mencionada ley- terminó por zanjar la
discusión al señalar que beneficiaba por igual "a los condenados en única, primera y
segunda instancia, o cuyo recurso de casación se encuentre pendiente, previo el
cumplimiento de los requisitos allí señalados".

Empero, con relación a los otros beneficios administrativos no dispuso nada similar,
pese a que el mismo decreto reglamentó su otorgamiento en el sentido de reducir el
tiempo para obtener la libertad y franquicias preparatorias de las cuatro quintas partes
de la pena efectiva que exigía la ley 65 de 1993 a las dos terceras partes de la pena
impuesta.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Auto Segunda Instancia


FECHA : 09/04/2002
DECISION : Se abstiene de resolver sobre solicitud de
redención de pena
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
PROCESADO : DIAZ VARGAS, ALVARO
DELITOS : Concusión, Falsedad documental

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

PROCESO : 18506
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Doble incriminación/ EXTRADICION-Ejecutivo: Eventualmente


puede subordinar la concesión de ésta/ EXTRADICION-Equivalencia de la
acusación

1. En lo que tiene que ver con el principio de la doble incriminación, según el cual se
hace necesario que el hecho que motiva la solicitud de extradición "también esté
previsto como delito en Colombia y reprimido con una sanción privativa de la libertad
cuyo mínimo no sea inferior a cuatro (4) años", según lo dispone el numeral 2º del
artículo 511 del Código de Procedimiento Penal vigente.
...

Esos hechos, que en la acusación se enmarcaron dentro de las conductas descritas y


sancionadas por el Título 21, Secciones 841 (a)(1) y (b)(1)(B) y 846 del Código de los
Estados Unidos, las cuales penalizan los actos de distribución de sustancias controladas,
entre las que se encuentra la heroína, y el de conspiración, esto es, el acuerdo de varias
personas de violar el Título 21 del Código de los Estados Unidos, corresponden al
presupuesto fáctico que nuestra legislación nacional interna adecua a la descripción
típica del delito de concierto para delinquir previsto en el artículo 340 de la Ley 599 de
1.999, el cual tiene señalada una pena básica que oscila entre 3 y 6 años, que, a su vez,
se incrementan de 6 a 12 años, cuando la finalidad del concierto sea la de llevar a cabo
delitos de narcotráfico, esto es, cualquiera de los que aparecen descritos en el Capítulo
II del Título XIII ibídem.

Para el caso concreto la conducta de narcotráfico objeto de la conspiración que se le


atribuye a (...) es la de distribuir heroína, que para el caso se asimila a suministrar, -pues
fue la persona que consiguió en Colombia las fuentes de suministro de la droga y
procedió a enviarla a los Estados Unidos con los fines indicados-, se encuentra descrita,
a su vez, en el artículo 376 del nuevo Código de Procedimiento Penal, cuya sanción está
fijada en 8 años de prisión el mínimo y 20 el máximo, cuando la cantidad de esa
específica sustancia supera los 20 gramos.

En estas condiciones, entonces, forzoso es concluir que se cumple en este caso el


principio de la doble incriminación, pues las conductas a partir de las cuales se le
formularon cargos en los Estados Unidos a (...), se encuentran tipificadas y sancionadas
con prisión cuyo mínimo es superior a 4 años.

2. No obstante lo anterior, importa tener en cuenta que al explicar el alcance de las


disposiciones sustantivas aplicables a este asunto, la Fiscal Federal, Alicia Strohl
Resnicoff, expresó que: "El artículo 21, Código de los Estados Unidos, Sección 841
(b)(1)(B) provee que la pena por distribuir 100 gramos o más de heroína será un término
carcelario de 40 años y un mínimo de cinco años, $2.000.000 de multa, una vida de
libertad supervisada, con período mandatario de por lo menos 4 años de libertad
supervisada y $100 en costas. Sin embargo, el Artículo 21, Código de los Estados
Unidos, Sección 841 (b)(1)(B) provee una pena adicional para cualquier persona que
haya violado el Título 21, Código de los Estados Unidos, Sección 841 (a)(1) y 846 de
haber sido previamente condenada por una ofensa de narcotráfico. MARTÍNEZ fue
condenado por una ofensa previa de narcotráfico en los Estados Unidos el 7 de julio de
1.989 en el Distrito Federal del Distrito Sur de Nueva York y cumplió 10 años en una
cárcel Federal antes de que lo deportaran a Colombia. Por tanto, se está exponiéndo a
recibir una cadena perpetua, un período mínimo mandatorio de diez años de cárcel,
$4.000.000 de multa, una vida de libertad supervisada, con un período mandataorio de
por lo menos 8 años de libertad y $100 en costas". Por ello, considera la Corte
necesario, que en este específico asunto el Gobierno Nacional, en caso de acoger este
concepto y conceder la extradición de (...), tenga presente la aludida manifestación a
efectos de que imponga los condicionamientos pertinentes respecto de la sanción
perpetua de privación de la libertad.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

3. No obstante la disimilitud de los sistemas procesales entre los dos países, el auto de
procesamiento o acusación dictado por las autoridades judiciales de los Estados Unidos
satisface esta condición, pues contiene una narración suscinta de la conducta
investigada, incluyendo circunstancias de tiempo, modo y lugar, se basa en las pruebas
allegadas a la investigación y se ocupa de la calificación jurídica del comportamiento,
labor que, como lo explicó en su declaración jurada la Fiscal Federal de los Estados
Unidos para el Distrito Este de Pensilvania, Alicia Strohl Resnicoff, es llevada a cabo por
un Jurado de Acusación, el cual se integra de 16 a 23 ciudadanos de los Estados Unidos,
para evaluar la evidencia y pruebas de los delitos, luego de lo cual deciden si conforme
a ella existe causa probable de que se haya cometido un ilícito y si es el acusado el
responsable, pudiendo entonces formular cargos con el voto de por lo menos 12
miembros del Gran Jurado.

Esa pieza procesal, entonces, se constituye en punto de partida de la etapa del juicio, en
la que el acusado puede controvertir las pruebas y los cargos que pesan en su contra,
luego de lo cual se profiere el fallo de mérito.

Todo lo anterior, ya lo tiene suficiente y ampliamente decantado la jurisprudencia,


permite equiparar la acusación cuya copia traducida y autenticada remitieron las
autoridades de los Estados Unidos, con la resolución acusatoria regulada en nuestro
ordenamiento interno en el artículo 398 de la Ley 600 de 2.000.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Concepto Extradición
FECHA : 09/04/2002
DECISION : Conceptúa favorablemente, pide al Gobierno tomar
ciertas
medidas
PAIS REQUIRENTE: : Gobierno de Estados Unidos de América
REQUERIDO : MARTINEZ CASTILLA, JOSE ALBERTO
DELITOS : Tráfico, fabricación o porte de estuperf., Concierto
para
delinquir-narcotráfico
PROCESO : 18482
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Renuncia a términos/ EXTRADICION-Ministerio Público/


MINISTERIO PUBLICO

El artículo 167 del Código de Procedimiento Penal prevé que los sujetos procesales
pueden renunciar a los términos consagrados en su favor, no se trata de una facultad
que envuelva la posibilidad de afectar el derecho que tienen otros intervinientes en la
actuación a hacer uso de acuerdo con sus conveniencias y expectativas de los
mencionados términos.

En punto del trámite de la extradición pasiva, además de la persona reclamada y de su


defensor, también está facultado para actuar ya sea solicitando pruebas, interponiendo
recursos, presentando alegatos o vigilando la actuación, un agente del Ministerio
Público, concretamente los Procuradores Delegados, de conformidad con la función que
en ese sentido les asigna de manera expresa el artículo 29-4 del Decreto 262 de 2000,
Estatuto Orgánico de la Procuraduría General de la Nación.

Expresado de otra manera y como lo tiene sentado la Sala, la posibilidad de


intervención del Ministerio Público en el procedimiento de extradición constituye una
garantía constitucional, cuyo entidad se refleja, para el asunto que nos ocupa, en los
rasgos de indisponibles e irrenunciables que corresponden a los términos procesales en
desarrollo de ese trámite (ver auto de 18 de febrero de 2000, radicación N° 16.668, M.P.
Edgar Lombana Trujillo).

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Extradición
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

FECHA : 09/04/2002
DECISION : Reconoce apoderado, no acepta renuncia a
términos,
expide copias, corre traslado
PAIS REQUIRENTE: : Gobierno de Estados Unidos de América
REQUERIDO : CALVACHE PINO, MIGUEL ANGEL
PROCESO : 19209
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Sustentación / CASACION DISCRECIONAL-


Garantías fundamentales/ CASACION DISCRECIONAL-Desarrollo de la
jurisprudencia

1. Como de tiempo atrás lo venía precisando la jurisprudencia de la Sala y surgía del


natural entendimiento de la norma citada, era preciso que el recurrente expresara
dentro del término de ejecutoria de la sentencia (artículo 223 del Código de
Procedimiento Penal, antes de la reforma de la ley 553/2000) los motivos que invocaba
para la interposición del recurso, advirtiendo y demostrando que se hacía necesario el
desarrollo de algún tema jurisprudencial o, por el contrario, si lo que se pretendía era la
garantía de los derechos fundamentales, cuál o cuáles fueron los derechos
fundamentales violados y cuál la incidencia de la violación en la sentencia, de modo que
fuera explícita la necesidad de la revisión extraordinaria de un fallo al que por
naturaleza no le correspondería tal forma de control.
...

La naturaleza discrecional del recurso que se intenta, impone al peticionario la


obligación de demostrar no solo de manera lógica sus peticiones, sino de sustentarlas
materialmente, pues no debe pasar por alto que la Corte dentro del ejercicio de su
discrecionalidad para decidir si acepta o no el recurso puede verificar los requisitos de
necesidad del mismo para determinar si es necesario para proteger realmente un
derecho fundamental aparentemente vulnerado o es necesario establecer algún criterio
jurisprudencial que al tiempo resuelva el caso concreto y constituya criterio auxiliar para
futuras decisiones judiciales.

2. La misma Constitución Política le señala a los Jueces de la República - de todas las


jurisdicciones sin excepción - la vinculación exclusiva de sus decisiones a la ley. En este
caso concreto, el Agente del Ministerio Público pretende que la Corte ejerza su
discrecionalidad de dar acceso al recurso de casación para que dentro de él se declare
una excepción de inconstitucionalidad y con fundamento en ella se afirme que hubo
violación al debido proceso. Es decir para que declare la invalidez constitucional de la
ley a la que el Tribunal Superior Militar vinculó su decisión.

Esa es una opción incompatible con el recurso al que se pretende acceder, pues no pone
de presente la necesidad de garantizar un derecho fundamental. El requisito de
"necesariedad" de garantía de los derechos fundamentales que consagra la ley (inciso
3°, artículo 205 del Código de Procedimiento Penal), no puede ser cumplido sino a partir
de la "existencia " de la violación del derecho fundamental. La Corte solo puede
encontrar necesario garantizar un derecho fundamental, cuando se le ha demostrado
que ha sido violado. Como la petición de casación discrecional no se sustenta en una
afirmación concreta de violación del derecho fundamental, sino en una elaborada teoría
jurídica del solicitante con la que es necesario que la Corte coincida para estimarlo
afectado, no se accederá al recurso.

3. El segundo motivo de casación discrecional resulta exótico, pues no se pretende el


desarrollo jurisprudencial, sino la declaratoria de inconstitucionalidad del artículo 232
del Código Penal Militar por la vía de la excepción de inconstitucionalidad. Ese es
evidentemente un motivo ajeno a los fines de la casación discrecional a la que se
pretende acceder. El desarrollo jurisprudencial que se pretende de la Corte Suprema de
Justicia a través del ejercicio de su discrecionalidad, debe partir necesariamente del
reconocimiento de la validez de la norma que sirvió de fuente formal para la solución
del problema jurídico. La jurisprudencia que la Corte debe desarrollar en ejercicio de su
función casacional discrecional tiene como función primordial la de establecer un
31
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

criterio jurisprudencial que al tiempo resuelva el caso concreto y constituya criterio


auxiliar para futuras decisiones judiciales, sin que tal función pueda considerarse
desligada del propósito de unificación de la jurisprudencia nacional como fin que la ley
le atribuye a la casación en general (artículo 206 del Código de Procedimiento Penal).

Esa unificación es una facultad derivada de la condición de la Corte Suprema de Justicia


de máximo Tribunal de la jurisdicción ordinaria (artículo 234 de la Constitución Política),
pero también limitada por esa condición. Ello significa que no puede pedírsele a la
Corte que ejerza su discrecionalidad en materia de casación para reemplazar la función
natural de otro órgano, pues aunque el control constitucional colombiano es difuso y la
Corte dentro de sus funciones aborda temas constitucionales por la necesaria relación
entre el derecho Penal y de Procedimiento Penal con la Constitución, en tal materia la
unificación de la jurisprudencia es una función ajena a esta Corporación.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Casación Discrecional
FECHA : 09/04/2002
DECISION : No concede la casación interpuesta
PROCEDENCIA : Tribunal Superior
CIUDAD : Militar
PROCESADO : CHAVEZ CARDENAS, HOOVER
DELITOS : Fuga de presos
PROCESO : 16226
PUBLICADA : Si

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SECUESTRO EXTORSIVO/ CONSULTA-Competencia ilimitada del superior/


EJECUTORIA-Providencia que resuelve la casación al decretarse una
prescripción

1. Para ese entonces, el artículo 268 del Código Penal (Decreto 100 de 1980) fijaba para
esa conducta una sanción de 6 a 15 años de prisión. A la vez, el cuatro de octubre de
1991, al amparo del artículo 8° transitorio de la Constitución Política, el Gobierno
Nacional expidió el decreto 2.266 a través del cual declaró como legislación permanente
diversas disposiciones del antiguo estado de sitio, entre las cuales, y respecto del tema
debatido, cabe señalar las siguientes:

Artículo 22 del Decreto 180 de 1988 (adoptado por el 4° del 2.266) que dispone:
"Secuestro. El que arrebate, sustraiga retenga u oculte a una persona, incurrirá en
prisión de quince (15) a veinte (20) años y multa de cien (100) a doscientos (200)
salarios mínimos mensuales".

"Artículo 23. Circunstancias de agravación punitiva. Las penas señaladas en el artículo


anterior se aumentarán en una tercera parte si concurriere alguna de las siguientes
circunstancias: … c) Si la privación de libertad del secuestrado se prolongare por más de
diez (10) días; … f) Cuando se exija por la libertad del secuestrado un provecho o
cualquier utilidad". Esta norma, en consecuencia, regulaba el denominado "secuestro
extorsivo", evento en el cual la sanción quedaría entre 20 y 26,66 años de prisión.

Artículo 6° del Decreto 2.790 de 1990 (que se introdujo como permanente por el 2266-
11), que dice: "Siempre que el delito de secuestro se dirija contra persona que ocupe
alguno de los cargos mencionados en el numeral 1° del artículo 2° del decreto 474 de
1988 o en funcionario de la rama jurisdiccional, registrador nacional del estado civil,
miembro del Consejo Nacional Electoral, delegado del Consejo Nacional Electoral, o del
registrador, registrador departamental o municipal del estado civil, agente del ministerio
público, agente diplomático o consular al servicio de la Nación o acreditado ante ella,
comandante general o miembro de las Fuerzas Armadas, de la policía nacional o de los
cuerpos de seguridad, subdirector nacional de orden público, director seccional de
orden público, miembro de la Asamblea Nacional Constitucional, miembro principal o
suplente de las asambleas departamentales, funcionario elegido por corporación de
elección popular, cardenal, primado, arzobispo, nuncio y obispo; o se ejecute con fines
terroristas; u obedezca a los propósitos descritos en el artículo 1° del decreto 1.631 de

32
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

1987 o persiga los objetivos enunciados en el artículo 268 del Código Penal, se
sancionará con prisión de veinte (20) a veinticinco (25) años y multa de un mil a dos mil
salarios mínimos legales mensuales …".

"Parágrafo. Los incrementos o disminuciones de que tratan los artículos 23 del decreto
180 de 1988, 270 y 271 del Código Penal, se aplicarán a todas las figuras delictivas
descritas en los incisos precedentes".

Lo primero que debe advertirse es que los originales decretos 180 de 1988 y 2.790 de
1990 fueron expedidos al amparo del antiguo estado de sitio y se motivaron en las
actividades terroristas de organizaciones delictivas que alteraban el orden público, en
atención a lo cual su aplicación se supeditaba a esas específicas finalidades; en caso
contrario, esto es, que un comportamiento se realizara sin esos específicos objetivos, la
adecuación típica debía darse por las disposiciones del Código Penal de 1980 que no
estaban signadas por ese ingrediente subjetivo.

Esa exigencia adicional debió satisfacerse hasta tanto rigió la situación de excepción, no
así a partir de que las disposiciones fueron adoptadas como legislación con carácter
permanente, por cuanto, de una parte, esos motivos específicos no fueron recogidos en
los decretos expedidos con soporte en el artículo 8° transitorio constitucional, y, de otra,
al levantarse el estado de sitio dejaron de tener vigencia, pues su soporte, la situación
de anormalidad pública, dejó de existir y mal podía requerirse un ingrediente subjetivo
que se fijó como pasajero, temporal (por el lapso que durara el estado de sitio), a una
disposición que pasó a ser definitiva, indefinida.

De manera tal que a las normas que fueron recogidas por los decretos no improbados
por la Comisión Especial Legislativa, entre ellos el 2.266 de 1991, a partir de su vigencia
no puede exigírseles como requisito de tipicidad elemento diverso de aquellos que
contiene su definición; por tanto, la finalidad terrorista sólo es necesario probarla en
tipos penales que regulan ese ingrediente subjetivo como, por ejemplo, los siguientes
descritos por el Decreto 180 de 1988 y que fueron declarados permanentes por el 4° del
2.266: empleo o lanzamiento de sustancias u objetos peligrosos (artículo 12),
suplantación de autoridad (20), homicidio con fines terroristas (29) y lesiones
personales con fines terroristas (31).

En ese contexto, los artículos 22 y 23 del Decreto 180 de 1988, en la forma en que
fueron recogidos por el 4° del 2.266 de 1991, no exigen la motivación terrorista porque
ella no hace parte de su definición. De manera tal que por regular los mismos aspectos
a que aludía el artículo 268 del Código Penal de 1980, aquellas deberían ser las de
aplicación en el caso en estudio, toda vez que el Decreto 2.266-13 derogó las
disposiciones que le fueran contrarias.

Pero sucede que una norma posterior del mismo Decreto 2.266, su artículo 11,
igualmente se ocupó del secuestro, luego los artículos del Código Penal (Decreto 100 de
1980) y del Decreto 180 de 1988 deben entenderse derogados en lo que se opongan a
éste.

Ese artículo 11 adoptó como legislación permanente el 6° del Decreto 2.790 de 1990,
que señala una pena de prisión de 20 a 25 años para cuando el secuestro se presente
en cualquiera de las hipótesis allí señaladas, hipótesis que separa por medio de la
conjunción disyuntiva "o", que, a voces del diccionario, "denota diferencia, separación o
alternativa entre dos o más personas, cosas o ideas", esto es, que aquella sanción debe
aplicarse cuando ocurra una cualquiera de tales opciones.

Así, mal puede aceptarse la tesis del actor de que la pena señalada en la disposición no
era de buen recibo en el caso en estudio por cuanto requería motivación terrorista en el
agente activo, la que no existió. Ya precisó la Sala que esa finalidad sólo es presupuesto
necesario en donde la disposición así lo señale. Además, entre las diversas alternativas
reguladas se fijó la de que el plagio se cometiera sobre cualquiera de los sujetos pasivos
calificados allí descritos "o se ejecute con fines terroristas … o persiga los objetivos
enunciados en el artículo 268 del Código Penal". De manera tal que si de forma expresa,
como uno de los eventos para imponer la sanción, se reguló ese móvil, es claro que en
las restantes el mismo no es exigencia de tipicidad.

En estas condiciones, para el caso que se analiza, el artículo 6° del Decreto 2.790 de
1990, declarado permanente por el 11 del 2.266 de 1991 determina que "Siempre que
el delito de secuestro persiga los objetivos enunciados en el artículo 268 del Código
Penal, se sancionará con prisión de veinte (20) a veinticinco (25) años y multa de un mil
a dos mil salarios mínimos legales mensuales".
33
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Concluye la Sala que desde la vigencia del Decreto 2.266 de 1991, tratándose del delito
de secuestro extorsivo su definición legal estaba dada por el artículo 268 del Código
Penal de 1980 (Decreto 100), pero la pena imponible era la señalada por el artículo 6°
del Decreto 2.790 de 1990, disposiciones que rigieron hasta la expedición de la Ley 40
de 1993.

2. Importa tener en cuenta que si bien el Tribunal Nacional aumentó la pena siendo el
condenado apelante único, lo hizo primero para ajustarla a la legalidad pues el Juez de
primera instancia la fijó con base en el artículo 268 del decreto 100 de 1980, cuando la
normatividad aplicable era la del decreto 2790 de 1990; y segundo, con fundamento en
el grado jurisdiccional de la consulta, como ha sido reiteradamente analizado por esta
Sala, por ejemplo en la sentencia de casación de fecha 26 de julio de 2000, M. P. Nilson
Pinilla Pinilla, radicación 12.664.

3. En consideración a que el fallo no se casa y la redosificación punitiva obedece


exclusivamente a la causal objetiva de la prescripción de la acción penal, surgen dos
consecuencias: la decisión queda en firme en la fecha de su expedición y el juicio de
favorabilidad que pueda presentarse ante la entrada en vigencia del nuevo Código
Penal corresponde hacerlo al juez de ejecución de penas.

MAGISTRADOS PONENTES: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON,


DR. NILSON PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 09/04/2002
DECISION : Declara una prescripción, redosifica pena, no casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : RODRIGUEZ SANDON, JUVENAL
DELITOS : Porte de armas de uso privativo de las F.M.,
Secuestro
extorsivo
PROCESO : 12119
PUBLICADA : Si

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ACUMULACION JURIDICA DE PROCESOS-Eliminada con la Ley 600 de 2000/


COLISION DE COMPETENCIA-Ley 733 de 2002/ EXTORSION/ ACUMULACION
JURIDICA DE PROCESOS

1. En el ordenamiento instrumental de reciente vigencia (Ley 600 de 2000) el legislador


eliminó la acumulación jurídica de causas, figura que si bien estaba inspirada en los
postulados de economía procesal y eficacia de la administración de justicia, había
perdido buena parte de su fundamento ante la posibilidad de la acumulación jurídica de
penas para erigirse en la práctica, contrariando sus iniciales fines y como lo advirtió en
su momento esta Corte, en una "forma de entrabamiento y dilación de los procesos
antes que en medio de agilización y celeridad, según resulta de consultar casos donde a
la complejidad de la causa se suma un número tal de procesados cuya pausada
intervención apunta frecuentemente a la operancia de la prescripción"*.

Pero la supresión del instituto en comento y, por lo tanto, la consecuencial derogatoria


de las normas especiales que determinaban el funcionario judicial facultado para
decretar la acumulación y proseguir el trámite conjunto de las causas, en modo alguno
comporta que en las dispuestas al amparo de la anterior codificación instrumental
carezcan de todo influjo las modificaciones introducidas en materia de competencia con
posterioridad a la finalización de la vigencia de dicho ordenamiento, como sucede en el
evento examinado donde uno de los delitos materia de los juicios acumulados, por el
factor objetivo, se encuentra atribuido ahora a un funcionario diverso de quien unificó
las actuaciones.
34
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Lo anterior, porque ni aún bajo la existencia jurídica del derogado Código de


Procedimiento Penal, menos aún, frente al actual estatuto, puede sostenerse que luego
de decretada la acumulación por el juez correspondiente, la competencia permanezca
inmodificable y determinada de manera exclusiva por las disposiciones otrora previstas
para dicho efecto. Por el contrario, la potestad concreta para administrar justicia en
tales eventos debe armonizarse también con los restantes factores que de conformidad
con la ley la determinan para el caso concreto.

2. No sobra precisar con idéntica orientación argumentativa y reiterando el criterio


esbozado por la Corte en recientes proveídos** , que el artículo 14º de la Ley 733 de
2002 ratificó la competencia asignada en el estatuto procesal penal a los jueces penales
del circuito especializados para el juzgamiento de algunas conductas punibles,
concretamente, respecto de aquellas que fueron materia de modificación en su
estructura, punibilidad o en las circunstancias de agravación -el secuestro extorsivo o el
concierto para delinquir agravado-; les atribuyó el conocimiento de ilícitos que
correspondían a otra categoría de funcionarios, así como de los erigidos en delitos a
través de ella -como es el caso de la omisión de denuncia de particular o del testaferrato
derivado de los delitos de secuestro extorsivo, extorsión y conexos, y de la modalidad
culposa de la fuga de presos-; pero además, les extendió en forma privativa la
competencia frente algunos delitos que de conformidad con las disposiciones
subrogadas podían quedar comprendidos dentro de su órbita funcional o no, según el
caso, que es lo predicable tratándose del secuestro simple, independientemente de la
imputación de circunstancias específicas de agravación y de la naturaleza de las
mismas, y frente a la extorsión con prescindencia de su cuantía.

Esta colegida variación en la competencia de los jueces penales del circuito


especializados tampoco riñe con el principio de favorabilidad, en el entendido que
cuando una ley sobreviniente modifica los factores que la determinan sin contemplar
condicionamientos ni excepciones, como es el preciso caso de la Ley 733 de 2002 al
tenor de su artículo 15, la readjudicación funcional se produce entonces a partir de la
existencia jurídica de la nueva normatividad, como quiera que disposiciones de este
talante tienen efecto general e inmediato, de conformidad con los artículos 40 de la Ley
153 de 1887 y 21 del estatuto procesal penal, dado su carácter puramente ritual, esto
es, al estar despojadas de efectos sustanciales.

Desde luego, resta añadir, que este cambio de la competencia en manera alguna
implica la sujeción del presente asunto en forma absoluta a las normas especiales y
restrictivas contempladas en el estatuto de procedimiento penal o en la misma Ley 733
de 2002 para los delitos sometidos al conocimiento de los jueces penales del circuito
especializados, sin reparar en su particular trascendencia frente a las garantías de los
sujetos procesales, como parece entenderlo el funcionario de esa categoría colisionante.
La aplicación inmediata se pregona tan sólo, conviene aclarar, en relación con la
preceptiva sobrevenida en materia de competencia, mientras que en relación con las
restantes, su aplicación dependerá de la favorabilidad que le corresponde discernir
concretamente y en su momento a la autoridad judicial a cargo del trámite.
_______________________________
* Auto de abril 18 de 1996, M.P. Dr. Juan Manuel Torres Fresneda, radicado 11.592
** Cfr. autos de marzo 6 de 2002, radicado 18809; marzo 19 de 2002, M.P. Dr. Herman Galán
Castellanos, radicado 19.928, y marzo 19 de 2002, M.P. Dr. Jorge Aníbal Gómez Gallego, radicado
19232

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 09/04/2002
DECISION : Adscribe cto. al juzgado Juzgado P.C.E. de Neiva
PROCEDENCIA : Juzgado 1 P.C.
CIUDAD : Pitalito - Huila
PROCESADO : ARANDA ESQUIVEL, MANUEL JOSE
PROCESADO : OROZCO VALDERRAMA, JOSE FERNEY
PROCESADO : CARDOZO MONTEALEGRE, ABELARDO
DELITOS : Extorsión, Porte de armas de defensa personal
PROCESO : 19259
PUBLICADA : Si

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35
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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COLISION DE COMPETENCIA-Error en la calificación jurídica provisional/


RECEPTACION/ LAVADO DE ACTIVOS

1. Ha sostenido la Sala en reiterada jurisprudencia que si el juez a quien se envía un


asunto para la fase del juzgamiento estima que existe un error en la calificación jurídica
impartida por la Fiscalía, que haga variar la competencia de la "justicia especializada"
(antes regional) a los jueces penales del circuito, o viceversa, inmediatamente debe
proponer colisión con el fin de que la Corte Suprema de Justicia la dirima.

En ese evento le es permitido a la Sala, por vía de excepción, analizar los elementos
constitutivos de la tipicidad en tanto determina el factor objetivo de competencia, pero
sin que pueda inmiscuirse en la verificación de la existencia material del ilícito ni en la
responsabilidad que pudiere corresponder al procesado.

2. Para el 1° de octubre de 1996, se encontraba vigente el artículo 177 del Código Penal
(Decreto 100 de 1980), como fue modificado por la Ley 190 de 1995, que bajo el nomen
iuris de "Receptación, legalización y ocultamiento de bienes provenientes de
actividades ilegales", castigaba con prisión de tres (3) a ocho (8) años a todo el que
"fuera de los casos de concurso con el delito oculte, asegure, transforme, invierta,
transfiera, custodie, transporte, administre o adquiera el objeto material o producto del
mismo o les dé a los bienes provenientes de dicha actividad apariencia de legalidad o
los legalice"

La conducta endilgada a la procesada como una forma de legalización y ocultamiento


de dineros provenientes del narcotráfico, fue recogida por la Ley 365 del 21 de febrero
de 1997, que introdujo el artículo 247A al Código Penal (Decreto 100 de 1980), bajo el
nombre de Lavado de activos.

"El que adquiera, resguarde, invierta, transporte, trasforme, custodie o administre


bienes que tengan su origen mediato o inmediato en actividades de extorsión,
enriquecimiento ilícito, secuestro extorsivo, rebelión o relacionados con el tráfico de
drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias sicotrópicas, le de a los bienes
provenientes de dichas actividades apariencia de legalidad o los legalice, oculte o
encubra la verdadera naturaleza, origen, ubicación, destino, movimiento o derechos
sobre tales bienes, o realice cualquier otro acto para ocultar o encubrir su origen ilícito,
incurrirá, por ese solo hecho, en pena de prisión de seis (6) a quince (15) años y multa
de quinientos (500) a cincuenta mil (50.000) salarios mínimos legales mensuales".

Si bien, para el 12 de octubre de 2000, cuando fue proferida la resolución de acusación,


se encontraba vigente la Ley 365 de 1997, es evidente que esta Ley, que empezó a regir
el 21 de febrero de 1997, y sanciona con mayor rigor el blanqueo de capitales derivados
del narcotráfico, no podía aplicarse retroactivamente a la señora (...), debido a que su
actividad ilícita culminó el 1° de octubre de 1996, cuando se retiró de la Caja Popular
Cooperativa.
...

Bajo la égida de la Ley 190 de 1995, que modificó el artículo 177 del Código Penal
(Decreto 100 de 1980), se denominaba "Receptación, legalización y ocultamiento de
bienes provenientes de actividades ilegales"; el tipo básico era sancionado con prisión
de uno (1) a cinco (5) años; era un delito contra la administración de justicia; y su
conocimiento estaba atribuido a los Jueces Penales del Circuito.

Durante la vigencia de la Ley 365 del 21 de febrero 1997, que introdujo el artículo 247A
al Código Penal ibídem, pasó a llamarse "Lavado de activos"; el tipo básico preveía una
sanción de seis (6) a quince (15) años; y era un delito contra el orden económico o
social. La competencia radicaba en los Jueces Regionales, y con la entrada en vigencia
de la Ley 504 de 1999 (25 de junio), en los Jueces Penales del Circuito Especializados.

En el artículo 323 del Código Penal de hoy, Ley 599 de 2000, que empezó a regir el 25
de julio de 2001, continúa denominándose "Lavado de activos"; mantiene la sanción de
seis (6) a quince (15) años de prisión en el tipo básico; es un delito contra el orden
económico o social; y su conocimiento corresponde al Juez Penal del Circuito
Especializado, por disposición del numeral 14 del artículo 5° transitorio del Código de
Procedimiento Penal (Ley 600 de 2000).

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Ocurre que el delito de "Receptación, legalización y ocultamiento de bienes


provenientes de actividades ilegales" consagrado en artículo 177 del Código Penal
(Decreto 100 de 1980), modificado por la Ley 190 de 1995, por el cual fue acusada la
señora (...), era de competencia del Juez Penal del Circuito común, pero la conducta a
ella endilgada dejó de existir con esa denominación jurídica; ahora se llama "Lavado de
activos" y, de conformidad con el numeral 14 del artículo 5° transitorio del Código de
Procedimiento Penal vigente (Ley 600 de 2000), su conocimiento corresponde al Juez
Penal del Circuito Especializado.

Para dirimir la presente colisión, es preciso despejar el siguiente interrogante:

Puede el Juez Penal del Circuito común adelantar la causa - independientemente del
nomen iuris- por una conducta punible cuyo conocimiento la normatividad vigente
asigna al Juez Penal del Circuito Especializado?

La respuesta es negativa, debido a que, como lo establece el artículo 40 de la Ley 153


de 1887, "Las leyes concernientes a la sustanciación y ritualidad de los juicios
prevalecen sobre las anteriores desde el momento que deben empezar a regir".
Precepto complementado con el artículo 6° del Código de Procedimiento Civil, en cuanto
señala que las normas procesales son de orden público y de obligatorio cumplimiento,
salvo las excepciones legales, que aquí no se vislumbran.

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 09/04/2002
DECISION : Declara la competencia del Juzgado 2 P.C.E. de
Villavicencio
PROCEDENCIA : Juzgado 3 P.C.
CIUDAD : Villavicencio
PROCESADO : APARICIO OSORIO, MARITZA
DELITOS : Falsedad en documento privado, Lavado de activos
PROCESO : 18973
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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CASACION DISCRECIONAL-Ley 553 de 2000-Reforma al trámite/ LEY


PENAL-Aplicación extraterritorial en el espacio/ QUERELLA-Condiciones
de procesabilidad/ ABUSO DE CONFIANZA/ RESOLUCION DE
ACUSACION/ INCONGRUENCIA DE LA SENTENCIA
1. Ciertamente, con la entrada a regir de la Ley 553 de 2.000 y ahora en vigencia de la
Ley 599 del mismo año, en lo referente a la modalidad discrecional de la casación, que
como se recuerda fue por primera vez adoptada entre nosotros en el último inciso del
artículo 218 del Decreto 2700 de 1.991, con posterioridad modificado por el artículo 35
de la Ley 81 de 1.993 y ahora por el artículo 205 del Estatuto procesal que nos norma,
se observa en la actualidad una simplificación legislativa en el trámite, sin que esto
signifique la supresión de los requisitos que le son propios dadas sus particularidades,
toda vez que se ha concentrado en un solo acto la interposición motivada y la
sustentación de las causales esgrimidas, contrariamente al sistema precedente en el
que correspondía a la Corte decidir si concedía el recurso y devolver el proceso para
luego de presentada la demanda verificar su idoneidad formal, toda vez que hoy es
deber del casacionista destinar un acápite previo a exponer los criterios justificadores
de la casación, en el entendido de que por su carácter excepcional sólo puede obedecer
a dos finalidades específicas, que como bien se sabe dicen relación con la necesidad de
un pronunciamiento de la Corte para desarrollo jurisprudencial o la garantía de los
derechos fundamentales de las partes, debiéndose al propio tiempo cumplir por el
demandante con los demás requisitos señalados por el artículo 212 ibidem, que
inexorablemente deben encaminarse a desarrollar los supuestos inicialmente
señalados.
37
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Integrado de esta manera el trámite, cuando el expediente llega a la Corte a ella


corresponde estudiar en primer orden el fundamento que explica y justifica el acceso
del caso a su conocimiento por esta extraordinaria y excepcional vía y de encontrar
mérito en dicha motivación, proceder a verificar la sujeción del libelo a los requisitos
inherente a una demanda en forma, cumplimiento de unos y otros que posibilitan la
admisión y ajuste de la misma o su necesaria desestimación o rechazo.

2. El Código Penal vigente en desarrollo del trámite de este proceso, contemplaba en el


Capítulo Unico de su Título II , aquellos preceptos destinados a regular el ámbito de
aplicación extraterritorial de la ley en el espacio, adoptando para el efecto los sistemas
real o de defensa, personal y jurisdicción mundial (en términos sustancialmente
idénticos a como lo hace la Ley 599 de 2.000). Por el primero de estos sistemas, como
bien se sabe, el Estado persigue al infractor independientemente del lugar en donde el
hecho fue cometido, siempre y cuando se haya atentado contra bienes o intereses
nacionales; a través del segundo la ley patria debe en todos los casos aplicarse a los
nacionales y por el último, se salvaguardan bienes e intereses de otros Estados contra
atentados de extranjeros.

Específicamente en el numeral 4º del artículo 15 de dicho ordenamiento, como también


en los numerales 2 y 3 en los que se recoge el principio o sistema personal o de
nacionalidad, se disponía que la ley penal colombiana se aplicará:

"Al nacional que fuera de los casos previstos en los ordinales anteriores, se encuentre
en Colombia después de haber cometido un delito en territorio extranjero, cuando la ley
colombiana lo reprima con pena privativa de la libertad cuyo mínimo no sea inferior a
dos años y no hubiere sido juzgado en el extranjero.

Si se trata de pena inferior, no se procederá sino por querella de parte o petición del
Procurador General de la Nación".

Concretamente, cuando esta norma señala en su parte final que la aplicación de la ley
colombiana no procederá por delitos que tengan fijada una pena cuyo mínimo sea
inferior a dos años, salvo que medie querella de parte o solicitud de la máxima
autoridad del Ministerio Público, está concretando aquellas condiciones que sirven de
supuesto objetivo en abstracto para la aplicación de la ley, en el entendido que crea una
limitante para la persecución de hechos punibles sucedidos por fuera de nuestro
territorio y para la propia promoción de la respectiva acción penal por parte del Estado.

Y, si bien hay que reconocer que la intervención de quien tiene legítimo interés para que
se adelanten las pesquisas en estos casos, debe manifestarse formulando la respectiva
querella, a menos que se produzca el requerimiento del Procurador General, y que dicha
querella configura una típica condición de procedibilidad, en el entendido de que se
trata de una causa condicionante del ejercicio o promoción de la acción penal, esto no
significa que el legislador haya creado una cláusula general que implícitamente conlleve
a la modificación o derogatoria de las normas procesales penales reguladoras de la
querella como aquél derecho subjetivo público de carácter personal y condición de
"procesabilidad" como la define la ley (artículo 29 del C. de P.P de 1.991 y 31 de la Ley
600 de 2.000), en la medida en que es a las referidas disposiciones a las que
corresponde no solamente su específica regulación, definiendo en quien radica la
legitimidad para su interposición y término de caducidad, sino además la determinación
de aquellos delitos que exigen querella de parte.

Por lo tanto, para efectos de determinar si un delito en concreto exige querella y si su


ejercicio es oportuno, esto es, si no ha corrido el término de caducidad, debe verificarse
si en la ley procesal o sustantiva, se ha previsto en relación con esa figura típica para el
ejercicio de la acción penal este requisito o condición, contándose el lapso para la
caducidad desde el momento de la comisión del hecho punible, o si se está frente a
casos de tránsito normativo, debiéndose contar el mismo a partir de la vigencia de
aquella normatividad que prevé la querella como presupuesto, dentro del período que
ella misma señale para su válido ejercicio.

Siendo ello así, resulta bastante claro que el hecho punible de abuso de confianza por el
que se procedió en este caso, al haberse consumado durante la vigencia del Decreto
0050 de 1.987, independientemente de que haya tenido por lugar de realización el
extranjero, lo que sólo imponía la promoción por parte legitimada de la aplicación del
derecho colombiano, y en este caso, la propia víctima fue quien instó el patrocinio
jurisdiccional por parte de nuestras autoridades, no estando comprendido este delito
contra el patrimonio económico por el artículo 25 de dicho ordenamiento dentro de
38
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

aquéllos cuya investigación sólo procedía en virtud de querella, como tampoco hacía
parte de los casos contemplados en el artículo 4 de la Ley 55 de 1.984, al que la referida
norma remitía en forma expresa bajo la misma exigencia, sólo a partir del primero de
julio de 1.992, con la entrada a regir del anterior Código de Procedimiento Penal
(Decreto 2700 de 1.991), en cuyo artículo 33 quedó incluido el punible de abuso de
confianza "cuando la cuantía exceda de diez salarios mínimos", entre aquellos que
imperativamente requieren querella para el inicio de la acción penal, siendo
consiguientemente con la entrada a regir del precepto que la contempla como condición
de procesabilidad, que debe comenzar a contarse el término de caducidad, en el caso
sub júdice desde luego, dicho lapso no se habría cumplido, como que la respectiva
noticia criminal se presentó en el mes de noviembre de 1.992.

3. Durante la vigencia del Decreto 2700 de 1.991, regulador del procedimiento bajo el
cual , como ya se advirtió, este asunto fue tramitado, precisó la jurisprudencia que al
proferirse la acusación "el instructor debe tener en cuenta el delito que se imputa sin
que sea suficiente la simple enunciación del nomen iuris, (nominación genérica
contenida en el respectivo capítulo o título del C.P.) sino que además debe contener la
precisión de los hechos, las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que ocurrieron,
las circunstancias atenuantes y agravantes modificadoras de la punibilidad y las
genéricas cuya naturaleza implique juicios de valor; así mismo las formas de
participación y culpabilidad imputadas". De ahí que, "La incongruencia entre una y otra
pieza procesal se configura cuando el sentenciador, al proferir el fallo de instancia,
desconoce la denominación jurídica que fue atribuida en el pliego de cargos y condena
por un delito distinto del contenido en el calificatorio, incluye circunstancias de
agravación no deducidas (modificadoras o genéricas valorativas) desconoce atenuantes
que allí se reconocieron, varía los hechos que constituyen la imputación mutándolos en
su esencia o añadiendo conductas o cambia, para agravar, sus modalidades de
participación o las formas de culpabilidad", siendo en todo caso claro que, continúa la
Corte, "La calificación que se efectúa en la acusación es provisional y no rígida, lo cual
significa que en la sentencia se puede variar el delito, no en cuanto al género delictivo
sino respecto de su especie dadas las circunstancias que no se tuvieron en cuenta con
antelación o que fueron desvirtuadas con posterioridad y que, muchas veces, llevan a
proferir una decisión definitiva distinta a la provisional pronunciada. Por lo tanto, el
juzgador puede realizar los ajustes que considere necesarios, siempre y cuando no
contrarìe el capítulo señalado en la resolución acusatoria, ni el marco fáctico esencial
fijado en ella, ni agrave la posición del acusado" (Cas. 10.827, 29 de julio de 1.998 M.P.
Dr. Mejía Escobar).

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Casación Discrecional
FECHA : 11/04/2002
DECISION : Inadmite la demanda presentada
PROCEDENCIA : Juzgado 24 P. C.
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : JARMA BARROS, EMIGDIO JOSE
DELITOS : Abuso de confianza
PROCESO : 17051
PUBLICADA : Si

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SANA CRITICA-Falso raciocinio/ TESTIGO DE OIDAS/ TESTIMONIO-


Credibilidad

1. Si bien es cierto que la Corte había sentado el criterio de que el desconocimiento de


las reglas de la sana critica era susceptible de ser propuesto por la vía del error de
hecho por falso juicio de identidad, una tal postulación no daba lugar a confundirla con
aquellas orientadas a poner en evidencia una equivocada expresión fáctica de la prueba
por parte del fallador, al otorgarle un sentido que no corresponde, pues ambas
posibilidades contienen aspectos bien diferenciables. La primera, admite que la prueba
materialmente ha sido bien concebida en la sentencia, pero adolece de fallas en su
valoración, mientras que la segunda es de carácter objetivo, contemplativo; tiene como

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

fin acreditar una tergiversación del contenido fáctico de la prueba. Falsea su expresión
literal, poniéndola a decir lo que no reza.

La anterior precisión viene al caso, no obstante la reciente jurisprudencia de la Corte en


la que se ha venido señalando que el desconocimiento de los parámetros de la sana
crítica en la valoración de las pruebas, resulta viable formularlo en casación por la vía
del error de hecho por falso raciocinio, que es de carácter apreciativo y su demostración
impone acreditar que la inferencia realizada no corresponde a lo que imponen las leyes
de la ciencia, los principios de la lógica o las reglas de la experiencia.

2. En cuanto a la objeción del censor acerca de los testimonios de oídas a quienes,


según él, no se les puede otorgar mérito probatorio por el hecho de no haber percibido
los hechos de manera directa. Tal afirmación no es más que la apreciación personal de
quien la hace. Si bien es cierto que los testigos indirectos lo que en realidad acreditan
es el relato que otra persona les hace acerca de los hechos, esos datos, en muchas
oportunidades, sirven para esclarecer la realidad de lo acontecido. Sin embargo, es al
juez a quien corresponde determinar si les otorga o no mérito probatorio, de acuerdo
con su razonable juicio, y teniendo en cuenta las circunstancias personales y sociales
del deponente así como el origen de su conocimiento.

Tampoco acierta el libelista en demostrar que los juzgadores, al analizar las pruebas que
señala como objeto de su reproche, desconocieron los parámetros de la sana crítica, ya
que ni siquiera demostró cuál fue el postulado científico o el principio de la lógica o la
máxima de la experiencia que fue desconocida por los juzgadores. Mucho menos intentó
acreditar la trascendencia de ese supuesto yerro en el fallo atacado, ni el aporte
científico correcto, o el raciocinio lógico o la deducción por experiencia que debió
aplicarse para esclarecer el asunto debatido.

3. En cuanto a las criticas que formula al testimonio de (...) "El Negro", acerca de su
idoneidad, condiciones físicas y mentales para declarar, su moralidad, sinceridad o
veracidad, es de señalar que esos factores deben ser apreciados por el fallador y, en
tanto no haya un motivo real y concreto para dudar de su dicho, no hay lugar a
desecharlo por tratarse de indigente o de un reciclador. Es el juez quien decide acerca
de su capacidad para percibir los hechos y comunicarlos, pues la ley no exige ninguna
calidad especial que sea determinante en la aptitud para declarar.
...

Es el juez quien debe sopesar todas esas situaciones, atendiendo a la forma como se
narraron los hechos, las expresiones utilizadas por los deponentes, conforme a lo cual
determinará si merecen credibilidad o no.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 11/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : GUTIERREZ CAMPO, DAGOBERTO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 11356
PUBLICADA : Si

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DEFENSOR-Posesión/ DEFENSOR DE OFICIO-Forzosa aceptación

1. Parte el casacionista del equívoco de considerar que es supuesto para el ejercicio de


la actividad defensiva por parte del profesional del derecho que asiste a un procesado,
el hecho de tomar posesión del cargo. En realidad, no es esta una exigencia que
estuviere contemplada en el capítulo IV del Título III referido a los sujetos procesales y
en particular al defensor, artículos 138 a 148 del Decreto 2700 de 1.991, bajo cuya
normativa se adelantó este proceso y que por demás se mantiene dentro de los mismos
acápites correspondientes a los artículos 128 a 136 de la Ley 600 de 2.000, pues en

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

ningún momento la regulación contenida en dichas disposiciones, ha previsto un acto


condición como la toma de posesión, para que un defensor se entienda con facultades
para actuar en pro de un imputado, dado que dicho ritual se ha entendido innecesario
para el cumplimiento de las actividades que le son inherentes en el desempeño de su
encargo.

Trátase, en verdad, de un requisito otrora expresamente previsto por los artículos 118 y
137 de los Decretos 409/71 y 0050/87, respectivamente, carente hoy por hoy, como se
anotó, de actualidad alguna, al no contemplarlo el procedimiento penal. Este ha sido, en
armonía lógica el pensamiento expuesto por la Sala, entre otras decisiones, en Casación
Rad. No. 11.050 del 2 de septiembre de 1.999, con ponencia del Magistrado Jorge Aníbal
Gómez Gallego, al señalar:

"De otra parte, las diligencias de posesión de defensores o apoderados hoy son
inoficiosas, y lo eran por esas calendas, pues apenas si reflejan el rezago de costumbres
judiciales difíciles de remover, porque, a partir de la vigencia del actual ordenamiento
procesal penal, basta reconocer o designar al defensor convencional o de oficio, con el
fin de dejarlos habilitados para actuar o desempeñar el cargo, salvo que el último se
excuse con justificación, según se infiere sistemáticamente de los artículos 142 y 147
del citado estatuto (Decreto 2700/91). Precisamente, como se quería liberar la
estructura procesal penal de ritualidades inútiles, no apareció reproducido en el vigente
Código de Procedimiento Penal el artículo 137 del anterior estatuto procesal, que
disponía la mencionada posesión de defensores".

2. Es que, como ya quedó expuesto, en el caso concreto, indiscutiblemente la Fiscalía no


tenía que posesionar al abogado Bernabé Cortés Castillo, ni en relación con la defensa
oficiosa que le fuera encargada de (...) ni para el mismo cometido respecto de (...), dado
que la designación discernida era de forzosa aceptación, salvo que hubiere querido
excusarse para su desempeño, pues entonces tendría que aducir "enfermedad grave o
habitual , incompatibilidad de intereses, ser servidor público, o tener a su cargo tres o
más defensas de oficio" (artículos 147 del Decreto 2700/91 y 136 de la Ley 600/00).

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 11/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cundinamarca
PROCESADO : PLAZAS MERCHAN, MIGUEL
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 11813
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Principios/ TERMINACION ANTICIPADA DEL PROCESO-Postulación


de parte/ SENTENCIA ANTICIPADA/ AUDIENCIA ESPECIAL

1. La argumentación correspondiente a la causal tercera de casación, si bien tolera


cierto grado de flexibilidad, no escapa al cumplimiento de los requisitos contenidos en el
artículo 212 del Código de Procedimiento Penal, 225 del derogado, pues son comunes a
todas los motivos de censura.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

De esa manera, quien propone la nulidad del proceso debe señalar la causal en que se
funda, en la medida que el instituto de las nulidades procesales se rige por el principio
de taxativad, por suerte que sólo pueden invocarse las previstas en el artículo 306 del
Código de Procedimiento Penal, 304 del Decreto 2700 de 1991, observando los
principios que orientan su declaratoria y convalidación.

Expresado de otro modo, además de la referencia a la causal específica de nulidad,


debe argüir de manera clara y precisa en dónde se origina el defecto de actividad y si
éste no satisfizo la finalidad para la que estaba previsto (principio de instrumentalidad
de las formas), demostrar si el vicio afectó las garantías o las bases fundamentales de la
instrucción y el juzgamiento (principio de trascendencia), probar si quien lo alega no
coadyuvó a la producción del acto irregular o que no fue convalidado de ninguna
manera (principio de convalidación) y, por último, poner sobre el tapete la inexistencia
de un mecanismo procesal para subsanarlo.

2. De cara a la circunstancia que de acuerdo con su perspectiva marca el momento en


que se afectó el debido proceso, esto es, le negativa por parte de la fiscalía en practicar
la diligencia de formulación de cargos para sentencia anticipada, aparece una
protuberante confusión del demandante, en cuanto señala como violados no sólo el
precepto que se ocupa de esa forma de terminación anticipada del proceso (artículo 37
C. de P.P de 1991), sino también el que trata de la audiencia especial (artículo 37 A
ibídem), por manera que siendo dos institutos diferentes, era tarea del censor
especificar cuál de los dos fue el que no se practicó, para no dejar a la Sala en trance de
inclinarse por alguno o de adivinar cuál fue el desconocido, situación que le está vedada
por virtud del principio de limitación.

De otra parte, tratándose tanto la sentencia anticipada como la audiencia especial de


dos figuras que operan a instancias de los sujetos procesales, es decir, de los
sindicados, o, en otras palabras, por postulación de parte, debía informar que ni (...), ni
su defensor, insistieron en la práctica de alguno de ellos y señalar, además, o que el
funcionario judicial ignoró los pedimentos, o que los negó de modo arbitrario.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 11/04/2002
DECISION : No admite la demanda presentada
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Ibagué
PROCESADO : CUELLAR FIGUEROA, LADER
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Cohecho por dar u ofrecer
PROCESO : 16653
PUBLICADA : Si

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ERROR DE HECHO-Falso juicio de identidad/ LEGITIMA DEFENSA-Objetiva,


defensa de un tercero, defensa putativa/ AUSENCIA DE RESPONSABILIDAD/

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

CASACION-Interés-Identidad sustancial en el objeto de la impugnación/


CASACION OFICIOSA-Propuesta por el Ministerio público/ APELACION-
Competencia limitada del superior

1. Dentro de los linderos del error de hecho, cuando se aduce el denominado falso juicio
de identidad, claramente se está significando que el yerro en que ha incurrido el
sentenciador es debido a la circunstancia de que al momento de sopesar la prueba se
desfasa la objetividad de la misma, tergiversando su material contenido, incurriendo
consecuencialmente en un análisis equivocado del medio, hipótesis que precisamente
implica la necesidad de que el demandante parangone la prueba con aquellos aspectos
de la misma que el juzgador ha tomado, para poder establecer el error de identidad
existente entre ambos.

2. La distinción entre estas dos figuras jurídicas en que puede tener expresión la
legítima defensa, que encontrarían adecuación en los artículos 29 y 40 del Decreto 100
de 1.980, como causales de justificación del hecho y de inculpabilidad,
respectivamente, ahora están previstas en el artículo 32 del Capítulo Único "De la
Conducta Punible", del Titulo III del nuevo Código Penal aprobado por la Ley 599 del 24
de julio de 2.000, como causales de ausencia de responsabilidad, aun cuando siguen
obedeciendo a dos conceptualizaciones dogmáticas distintas, no solamente desde el
punto de vista de la exclusión del elemento integrante de la estructura del delito, sino
por cuanto inexorablemente tienen origen en un diferente sustento fáctico que las hace,
por lo mismo, incompatibles.

En efecto, la legítima defensa pura y simple, objetiva, tradicionalmente se ha entendido


como una causal excluyente de la antijuridicidad, porque la conducta de quien actúa en
defensa de un derecho, contra una agresión que es injusta, actual o inminente, no
puede ser susceptible de juicio de reproche alguno, es decir que, en condiciones tales,
se afirma el hecho como justificado.

La legítima defensa de un tercero obedece estrictamente al mismo supuesto normativo


y produce las mismas consecuencias sobre la estructura del delito, solo que al disponer
la ley que la conducta pueda comprender la defensa de un "derecho propio o ajeno",
extiende la posibilidad de que el acto defensivo sea realizado por alguien sobre quien
no ha recaído la agresión, encontrándose en todo caso también justificado así su
proceder.

No sucede igual con la que tanto alguna parte de la doctrina como el casacionista
denominan "legítima defensa subjetiva" -, pues en hipótesis semejantes no parecería
apropiado hablar de legítima defensa, sino de defensa putativa o supuesta, por cuanto
quien actúa lo hace bajo el errado convencimiento de que, en efecto, ha sido objeto de
una injusta agresión - que también puede serlo en relación con un tercero -, pese a que
en realidad no ha existido un injusto ataque, actual e inminente, situación frente a la
cual, como ya se anotó, la conducta del agente estaría determinada por una
deformación de la verdad, que sólo podría excusar la responsabilidad por error
invencible.

Por manera que, la legítima defensa de un tercero supone la concurrencia típica de


todos y cada uno de los elementos propios de esta justificante de la conducta, en tanto
que la defensa putativa, exige el errado convencimiento sobre la concurrencia de los
mismos.

Por ello, está en el ámbito exclusivo del agente explicar qué motivó su proceder, lo que
a su vez impone desde luego constatar, en el primer caso los elementos que dan lugar a
la legítima defensa y en el segundo, la admisibilidad del error invencible.

3. Lo primero que se impone en orden a determinar la viabilidad misma de este reparo,


es observar que la rebaja punitiva deprecada en esta vía extraordinaria, no fue objeto
del recurso ordinario de apelación, circunstancia incidente en el interés jurídico que
debe asistirle al demandante en casación en el entendido de que le corresponde
mantener un criterio discrepante sobre la misma temática con la cual se ha mostrado
inconforme al sustentar la oposición al fallo de primer grado, dado que, como lo ha
señalado la jurisprudencia en relación con el contenido y alcance del artículo 217 del C.
de P.P. de 1.991, en cuya vigencia se tramitó este asunto y que comporta plena
actualidad y vigor en este aspecto, frente a la regulación prevista por el artículo 204 de
la Ley 600 de 2.000, debe existir una real y plena identidad sustancial en relación con la
materia que motiva la inconformidad con la decisión del a quo y que se manifiesta en la
impugnación ante el superior y el tema a que se aviene la demanda de casación
(Casación 12.343, 14 de diciembre de 1.999, M.P. Dr. Carlos Augusto Gálvez Argote).
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Pues bien, el juez de primera instancia no concedió al imputado la rebaja punitiva por
confesión y sin embargo su defensor, que por cierto es el mismo que acude a esta sede,
no se opuso a dicha determinación, postura que forzosamente repercute frente al
ejercicio de la impugnación extraordinaria, pues habiendo prescindido de confrontar la
misma en apelación, carece consiguientemente de interés jurídico por ausencia de
identidad sustancial sobre la materia, para atacarla en casación, siendo necesaria
consecuencia de ello, sin mas adiciones, su desestimación.

4. No puede menos la Sala que compartir la teórica exposición que hace la Delegada
sobre el deber que tiene el funcionario de segundo grado de responder a los
argumentos de la apelación, como que esta es una exigencia inherente al mismo
contenido formal y material que de suyo deben tener las motivaciones de la decisión de
segunda instancia, dado que los fundamentos del recurso vertical delimitan la
competencia del superior y constituyen por lo mismo el tema preciso sobre el cual
inexorablemente debe ocuparse, así como de aquellos asuntos que, hoy por hoy,
resulten inescindiblemente vinculados al objeto de la impugnación (artículo 204 de la
Ley 600 de 2.000).

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 11/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : ORTIZ GARCIA, WILLIAM DE JESUS
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 14731
PUBLICADA : Si

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DERECHO DE DEFENSA-Inactividad del abogado/ DEFENSA TECNICA-


Actuación pasiva del profesional/ NULIDAD-Omisión sobre un pedimento/
NARCOTRAFICO-Dosificación punitiva/ PENA-Dosificación/ DOSIFICACION
PUNITIVA/ PENA/ CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA

1. La Corte ha reiterado que no basta aducir la supuesta inactividad del abogado, sino
que debe demostrarse "que en realidad fue una omisión lesiva de los intereses del
procesado, atendiendo a lo recaudado por la investigación, y no limitarse en abstracto a
criticar al defensor, ni a decir según su criterio qué hubiera hecho, pues es lógico que
cada profesional frente a un caso concreto, diagnostique y establezca su propia
estrategia defensiva, de manera que no coincidir en ello no significa que se haya
infringido la garantía constitucional" (sentencia de abril 29/99, rad. 13.315, M. P. Ricardo
Calvete Rangel; en similar sentido, entre muchas otras, septiembre 1°/99, rad. 12.524,
M. P. Álvaro Orlando Pérez Pinzón).

Así mismo, esta Sala ha señalado con claridad que "la ausencia de actos positivos de
gestión en el ejercicio de la defensa técnica, no necesariamente implica menosprecio de
la función encomendada, puesto que el silencio, dentro de los límites de racionalidad, es
también una forma de estrategia defensiva, no menos efectiva que una entusiasta
postura controversial. Lo realmente importante es que el proceso ofrezca elementos de
juicio que permitan objetivamente establecer que su inactividad estuvo determinada
por una maniobra defensiva, no por abandono de sus obligaciones procesales"
(sentencia de febrero 25/99, rad. 9.998, M. P. Fernando Arboleda Ripoll).

Anteriormente había determinado la Sala, en situación que en gran parte se percibe


equiparable a la que ahora se estudia (auto de agosto 11/98, rad. 13.029. M. P. Ricardo
Calvete Rangel):

"Para el tema concreto planteado, esto es, la presunta violación del derecho a la
defensa, no es suficiente extrañar que el defensor no hubiera pedido pruebas, o que no
hubiera interpuesto recursos, o que no se hubiera notificado personalmente de las
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

decisiones. Es necesario que se demuestre que con esa actitud se dejaron de allegar
elementos de juicio fundamentales para la decisión, o que no obstante ser evidente que
los intereses del procesado se lesionaron no hubo una oportuna impugnación.

... es precisamente la ley procesal la que autoriza las notificaciones por estado. Igual
aspaviento hace con la ausencia de recursos, desde luego sin intentar siquiera una
explicación sobre por qué estima que si se hubiera recurrido el auto de detención, la
resolución de acusación, o la sentencia, la situación del procesado hubiera sido mejor.
Acaso ante la claridad de lo sucedido era viable demostrar la no responsabilidad? O se
podía esperar una pena más benigna ...? Cuáles fueron las pruebas de descargo que se
dejaron de practicar, y a qué aspecto tan importante conducían, de modo que el hecho
de no haberlas pedido lesionó el derecho de defensa?

... hubiera sido interesante conocer qué fue lo que no hizo el defensor que afectó de
manera tan grave, como para llevar a la nulidad, la garantía de la defensa técnica.

La respuesta a los anteriores interrogantes ha debido formar parte de la sustentación


del recurso, pues lo que se anotó en la demanda no es otra cosa que posibilidades
procesales cuya trascendencia se ignora porque el actor no la mencionó, mucho menos
intentó demostrarla...

La actitud pasiva del defensor no es en sí misma indicativa de ninguna irregularidad,


pues como lo ha reiterado la jurisprudencia, hay casos, y éste podía ser uno de ellos, en
donde la mejor defensa es dejar que el Estado asuma toda la carga de la prueba ante la
evidencia de que las que se pidan perjudican al acusado; o donde no conviene recurrir
dado el acierto indiscutible o la generosidad del fallador. Ésos pueden ser también
méritos de una buena defensa, y demostración de un comportamiento ético y serio de
un abogado."
...

2. En cuanto al no pronunciamiento expreso del Juzgado sobre la petición de nulidad,


elevada como principal, y como subsidiaria la manifestación de acogerse a sentencia
anticipada en la etapa del juicio, para presentarla como causal de casación esta Sala ha
exigido la demostración de la trascendencia de la irregularidad aducida, en la afectación
de las garantías de los sujetos procesales o en el desconocimiento de las bases
fundamentales de la instrucción o del juzgamiento (art. 308-2 D. 2700/91, hoy 310-2 L.
600/00). Así ha analizado, por ejemplo en providencia del 4 de febrero de 1998, siendo
ponente el Magistrado Jorge Aníbal Gómez Gallego:

"... no siempre la omisión sobre un pedimento constituye nulidad y será imperativo


analizar en cada caso su relevancia, siempre que el impugnante suministre los datos
necesarios para hacerlo.
... ... ...

Como son escasas y recortadas las citas que se hacen del fallo del Tribunal, queda la
inquietud de saber si la añorada respuesta quedó involucrada dialécticamente en la
fundamentación del fallo, así formalmente no exista un apartado específico en el texto
de la decisión...
...

3. Al haber sido el peso de la marihuana incautada superior a 1.000 gramos, de


conformidad con el artículo 33 de la ley 30 de 1986, vigente hasta la reforma de la ley
365 de 1997, manteniéndose allí la penalidad respectiva (inciso 3° del artículo 17), la
pena aplicable era de 4 a 12 años de prisión y multa de 10 a 100 salarios mínimos
legales mensuales, duplicado el tope menor por haber ocurrido el delito en un centro
carcelario (art. 38.1-b L. 30/86), a saber, 8 años (esto es, 96 meses) y 20 salarios
mínimos de multa, por $142.125 = $2"842.500, que disminuidos en una sexta parte por
la sentencia anticipada en el juicio (art. 3° L. 81/93), queda en 80 (96-16) meses de
prisión y $2"368.750 ($2"842.500-$473.750) de multa, penas mínimas que ciertamente
fueron las impuestas.

Se advierte que con la vigencia de la ley 599 de 2000, para este delito (artículo 376,
inciso 3°) se establecieron de 6 a 8 años de prisión y multa de 100 a 1.000 salarios
mínimos legales mensuales, incrementándose así, en principio, las penas mínimas, ante
lo cual, por favorabilidad, no será del caso que el competente Juez de Ejecución de
Penas y Medidas de Seguridad (art. 79-7 L. 600 de 2000) modifique la penalidad
impuesta, derivada de la preceptiva anterior. Es de observar que subió la sanción
pecuniaria, mientras el real mínimo de la pena de prisión resulta igual, luego de
efectuar el cómputo por la causal de agravación, así:
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Nominalmente se redujo la inicial cifra superior para la privación de libertad. No


obstante, por lo dispuesto en el artículo 384 ibídem, que mantiene la duplicación de las
penas mínimas cuando, entre otras causales específicas de agravación punitiva (1-b), la
conducta se realice en establecimiento carcelario, deviene la inconsecuencia de que las
sanciones inferiores a imponer sean prisión de 12 años y multa de 200 salarios mínimos
legales mensuales y las máximas 8 años y 1.000 salarios, lo que sobre la privación de
libertad contradice el principio de razonabilidad y la lógica de las magnitudes.

Ante ese desatino corresponde al juzgador, mediante una interpretación sistemática y


teleológica de la ley, que le de sentido para aplicarla y no para dejar de hacerlo, acudir a
las pautas que mejor conduzcan a la realización de los fines concretos de la pena,
indicando las bases que permitan determinarla de manera útil, funcional, racional,
necesaria y proporcional, que a su turno, no desconozca la mayor lesividad de las
circunstancias previstas en el citado precepto y las razones que tuvo el legislador para
doblar el mínimo.

De esta manera, si en casos como el presente, la pena "mínima" aumentaría a doce


años de prisión y la "máxima" permanece en ocho, este nominal contrasentido impone
recuperar la materialidad de la norma, que a no dudarlo, en tratándose de aquéllas que
prevén la pena legal límite respecto a una determinada conducta punible, está dada por
su cantidad y calidad. Objetivamente, no surgiendo variante alguna en cuanto a su
naturaleza, es la cantidad numéricamente considerada la que indica cuál será la pena
mínima y cuál la máxima, y no su literal nominación, que ante la contraria concreción,
necesariamente resulta irrelevante, frente a la ratio legis, el contenido y el tenor de la
previsión legal, imponiéndose de lógica colegir, que el mínimo de pena legal es la
magnitud menor, 8 años, y el máximo la superior, 12 años, sin que ello implique
interpretación analógica ni extensiva alguna sino, por el contrario, la recuperación y
aplicación del contenido material del precepto, con pleno respeto al principio de
legalidad de las penas.

Esta situación y la solución sistemática que encuentra la Corte, se repite frente a las
previsiones atinentes al tráfico de estupefacientes en la nueva codificación penal (ley
599 de 2000, libro segundo, título XIII, capítulo II), estatuidas por los artículos 375 (inciso
2°), 376 (inciso 2°) y 382 (incisos 1° y 2°).

Mayor dificultad parecería presentarse en lo concerniente a los artículos 375 (inciso 1°),
377, 379 (sólo en lo referido a la pena de inhabilitación para el ejercicio de la profesión,
arte, oficio, industria o comercio), 381 y 383 de la ley 599 de 2000, cuyas previsiones, al
configurarse alguna de las circunstancias específicas de agravación contempladas en el
citado artículo 384, llevarían a que, de conformidad con esa agravación, el "mínimo" y el
"máximo" de pena coincidan.

Ello viene a implicar, de hecho, una pena única, al duplicarse la mínima inicial, sin ser
legal omitirla, ni salirse de ella, ni variar el máximo. Debe entenderse que, por no estar
expresamente previsto y resultar más gravoso para el acusado, no es aplicable el
numeral 1° del artículo 60 del Código Penal vigente, que prevé: "Si la pena se aumenta
o disminuye en una proporción determinada, ésta se aplicará al mínimo y al máximo de
la infracción básica", dado que el artículo 384 sólo dispone la duplicación del mínimo y
ninguna alusión efectúa al máximo, que no puede ser modificado sin contrariar el
principio de legalidad de la pena.

Tal situación evidentemente impide el establecimiento de un marco punitivo, entre


cuyos extremos sea individualizada la pena por el juzgador, observando las
correspondientes circunstancias, fundamentos y parámetros, establecidos al efecto.
Pero esa es la consecuencia de que el legislador hubiese sido improvidente y produjere
esa anormalidad, muy excepcional y asistemática, que sin embargo no conlleva el
quebrantamiento de ningún precepto superior, como sí ocurriría si el sentenciador crea
una norma que le permitiese superar el defecto, pues allí estaría fatalmente
conculcando el principio inalienable de la legalidad de la pena.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

NARCOTRÁFICO-Dosificación punitiva (SALVAMENTO DE VOTO )

DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Respetados Señores Magistrados:

Permítanme escribir las razones por las cuales he salvado el voto dentro de este
asunto. Son las siguientes:

1. Obediente a la historia del derecho penal y, naturalmente, al Estado Social y


Democrático del Estado de Derecho, el artículo 29 de la Constitución Política,
desarrollado por los artículos 6º. Y 10º. del Código Penal –normas rectoras del mismo-,
fija el principio de legalidad de las conductas delictivas y de las penas. Siguiendo el
mismo desarrollo, el último texto acoge el sistema de la legalidad de la pena en cuanto
a su calidad y cantidad y establece que respecto de este tema, las penas en Colombia
deben estar previamente determinadas en sus mínimos y en sus máximos. Basta
repasar los dos primeros capítulos del título IV de su Libro Primero para roborar lo dicho,
especialmente el artículo 60, que nítidamente dispone que para efectos de la
individualización judicial de la pena lo primero que se impone es la
determinación de sus mínimos y máximos. Ese es el principio de legalidad de la
pena en Colombia: la sanción se determina siempre con fundamento en un mínimo y un
máximo. Y de ahí dos consecuencias elementales: en Colombia no se admite una pena
única –sin fronteras mínimas y máximas- y en Colombia la tasación de la misma implica
partir de un tope inicial –mínimo- y extenderse hasta otro –máximo-.

2. La norma rectora número 10 del Código Penal, repítese: concreción en materia


penal del principio de legalidad, exige la determinación exacta de los elementos
estructurantes del tipo penal. Y dentro de estos se encuentran, sin duda, los
relacionados con la pena, pues que es el “tipo” el que relaciona la sanción imponible, o
sea, es el tipo el que contiene la pena con sus límites.

De aquí emerge una primera consecuencia obvia: si la ley no establece


con plena rigidez un mínimo y un máximo, o los desnaturaliza, esa ley violenta
la Carta y, por tanto, es inconstitucional por quiebra del principio de legalidad
de la pena. Y como hasta este momento el competente no se ha pronunciado
sobre la constitucionalidad o no de las normas que han sido y serán citadas en
este texto, el intérprete, sobre todo el juez, se halla en el deber de acudir a la
excepción de inconstitucionalidad en guarda de la pureza del principio de
legalidad, tal como emana del artículo 4º. de la Norma Superior.

3. Con fundamento en la mayoría de las teorías o estudios existentes sobre la


“validez” de la ley, es indiscutible que una norma es “válida” sólo cuando es “justa” –
teoría naturalista-; cuando realmente “existe”, es decir, cuando se corresponde con una
norma jerárquicamente mas importante –criterio normativo-; cuando es posible su
imposición sobre la base de la existencia de normas o de sistemas de normas –criterio
realista-; cuando puede y debe ser reconocida dada su aceptación dentro del orden
jurídico –teoría del reconocimiento-; o cuando es creada legalmente, es decir, partiendo
de la Constitución1.

En corta síntesis, se puede decir que una norma es válida si “ha sido creada por
un acto legal conforme a otra norma anterior”, de donde se desprende que validez
“equivale a la legalidad del acto de creación de una norma”; o, de otra forma pero en la
misma dirección, si “ha sido creada legalmente, es decir, según lo establecido por otra
norma superior del sistema” 2.

4. También se ha dicho, para ir distinguiendo, que una norma o disposición es


“válida” “siempre que haya sido creada de conformidad con todas las normas que
disciplinan su creación” 3.

1
Nos hemos guiado por Ma. José Fariñas Dulce. El problema de la validez jurídica. Madrid, Civitas, 1991.

2
Ibídem, págs. 125 y 133.

3
Riccardo Guastini. Distinguiendo. Estudios de teoría y metateoría del derecho. Barcelona, Gedisa, 1999, T:
Jordi Ferrer i Beltrán, pág. 320.

47
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Que una disposición o norma es “legítima” si es “conforme a las normas


constitucionales” 4.

Que una norma es “eficaz” si puede o debe ser aplicada, o “ineficaz”, si “no
puede o no debe ser aplicada (por ejemplo, por haber sido ya derogada o anulada por
inconstitucionalidad)” 5.

Que la ley debe ser racional y, por tanto, son “irracionales”, las leyes que
contrastan con la lógica, pretenden cualquier cosa de imposible satisfacción, entran en
contradicción con el acto legislativo mismo que las produce, o son incompatibles con las
otras que se ocupan de la misma temática.

Que otras leyes oscuras, las “incoherentes”, son aquellas que no actúan
dentro de un sistema y, por consiguiente, dan lugar a la discriminación, a disparidad de
tratamiento frente a situaciones homogéneas o a paridad de tratamiento en situaciones
heterogéneas 6.

De aquí surge otra conclusión parcial: como el principio de legalidad de


la pena –artículo 29 de la Constitución y normas legales que lo desenvuelven-
exige que la ley sea preexistente, definitoria y no meramente descriptiva –es
decir, integrada por elementos nítidos-, cierta, inequívoca, expresa y clara, las
normas que no sean así, son inconstitucionales.

5. Los artículos 375 a 383 del Código Penal, que definen diversas modalidades
delictivas relacionadas con estupefacientes, portan sus respectivas penas, naturalmente
con sus correspondientes mínimos y máximos exactos, todo, desde luego, en
cumplimiento del principio de legalidad.

6. El artículo 384 del mismo estatuto prevé varias causales de agravación de las
definiciones anteriores y dice que, concurriendo ellas, “El mínimo...se duplicará”.

7. Duplicando el mínimo de las penas fijadas en esas disposiciones, resultan los


siguientes “extremos punitivos” en materia de años de prisión:

375: 12 – 12; 375-2: 8 – 6; 376-1: 16 – 20; 376-2: 8 – 6; 376-3: 12 – 8; 377: 12 –


12; 378: 6 – 8; 379: 6 – 8; 380: 2 – 3; 381: 12 – 12; 382: 12 – 10; 382-2: 8 – 6; 383: 2 –
2.

8. Como se percibe fácilmente, en tres hipótesis delictivas la pena tendría que


oscilar entre 12 y 12 años de prisión y en una, entre 2 y 2 años de prisión. Como
ello no es posible, y como no es acorde con la Constitución, pues su principio de
legalidad exige la preexistencia de un mínimo y de un máximo, el incremento
ordenado por el artículo 384 del Código Penal para esos casos, va en contra de la Carta
y por lo tanto es inconstitucional. Y siéndolo, es inaplicable, en este supuesto con
fundamento en la excepción de inconstitucionalidad.

9. También son inconstitucionales las cinco regulaciones en las que duplicado el


mínimo, este resulta superior al máximo legalmente previsto, porque:

Carecen de validez pues contrarían la Carta en cuanto con fundamento en esta


los artículos 375-2, 376-2, 382 y 382-2 fijan correctamente sus mínimos y sus máximos,
mientras el artículo 384 los desconoce. Así, las normas de incremento mencionadas se
apartan, por desbordamiento, de los límites constitucional y legalmente establecidos en
tales disposiciones.

No tienen legitimidad pues se salen de los cánones constitucionales, por la


misma razón.

Son ineficaces como quiera que su eficacia dependería de su conformidad con


la Constitución, y no la guardan.

4
Ibídem.

5
Ibídem, pág. 321.

6
Michele Ainis. La legge oscura. Come e perché non funziona. Roma-Bari, Laterza, 2ª. Edizione, 2000,
especialmente páginas 153 s.s.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Son irracionales porque contrarían la lógica de la Constitución y del Código


Penal pues solo por excepción se encuentran en este semejantes impropiedades. La
lógica jurídica en materia de penas enseña que jamás el mínimo puede ser superior
al máximo, como se desprende de una leve revisión del estatuto en materia de
sanciones. Si lo racional indica lo que se acaba de afirmar, un enunciado que hace lo
contrario es completamente irracional.

Y son incoherentes pues se apartan de todo el sistema, generando disparidad


y, desde luego, discriminación.

Y, como es elemental, una disposición sin validez, ilegítima, ineficaz, irracional e


incoherente, choca con las características “materiales” del principio de legalidad:
estricta definición, certidumbre, inequivocidad, expresividad y claridad.

Es que fácil es adivinar que las normas ambiguas, inciertas, indeterminadas,


contradictorias, faltas de cohesión y de soporte constitucional, vulneran la Constitución.

La otra conclusión también es obvia: si en los eventos mencionados en el


artículo 384 del Código Penal nace inconstitucionalidad, este debe ser retirado –en el
caso concreto- del ordenamiento, con base en la excepción de inconstitucionalidad.
Mejor dicho: las circunstancias de agravación de ese artículo no pueden ser atendidas y,
menos, aplicadas, incluidas las que sí son constitucionales pues su aplicación o
inaplicación generaría violación del principio de igualdad.

Y, finalmente: A doña Brenda Del Socorro Machado Sanmartín se le imputó en la


resolución de acusación el delito definido ahora en el artículo 376-3 del Código Penal,
que determina pena de prisión entre 6 y 8 años, cantidad que, ausente de causales de
agravación por la inconstitucionalidad, implica que el máximo punitivo sea de 8 años de
prisión. Como la resolución acusatoria quedó ejecutoriada en abril de 1996, a la fecha la
acción se halla más que prescrita. Y esta, sin duda, ha debido ser la decisión de la Sala.

Lo dicho responde a la interpretación hecha por la Corte que, por supuesto, no


puede ser compartida, primero, porque admite la “pena única”, no prevista en la Carta
ni en la ley; y, segundo, porque el juez se enfrenta a todo –especialmente al
legislador- cuando “trastoca” extremos para cambiar el máximo por el mínimo y el
mínimo por el máximo.

De los Señores Magistrados


Seguro Servidor

NARCOTRÁFICO-Dosificación punitiva (ACLARACIÓN DE VOTO)

DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Aunque mi discrepancia con la mayoría de la Sala se relaciona con un punto de


trascendental importancia, el disenso se manifiesta en una aclaración y no en un
salvamento de voto porque comparto la decisión de no casar, mas no las
consideraciones que se hacen en la parte motiva sobre la punibilidad de las conductas
de tráfico de estupefacientes cuando se hallan agravadas por una cualquiera de las
circunstancias del artículo 384 del Código Penal.

El absurdo que se presenta al aplicar literalmente el precepto que manda


duplicar el mínimo de las penas de las conductas previstas en el capítulo II del Título
XIII, dando lugar a que en unos casos el mínimo sea superior al máximo, y en otros a
que ambos sean iguales, pretende solucionarlo la Sala mayoritaria invirtiendo en el
primer evento los extremos punitivos para dejar como máximo el que era mínimo y
viceversa, y en el segundo, esto es, cuando se confunden los límites, dándole un aval a
la pena fija.

A esta fórmula se llega supuestamente “mediante una interpretación sistemática


y teleológica de la ley, que le de sentido para aplicarla y no para dejar de hacerlo, acudir
a las pautas que mejor conduzcan a la realización de los fines concretos de la pena,
indicando las bases que permitan determinarla de manera útil, funcional, racional,
necesaria y proporcional, que a su turno, no desconozca la mayor lesividad de las

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

circunstancias previstas en el citado precepto y las razones que tuvo el legislador para
doblar el mínimo”.

Y digo supuestamente, porque si algo está apartado de una interpretación


sistemática y de los loables propósitos que se vienen de enunciar, paradójicamente es la
solución que adopta la mayoría de la Sala al corregir el error como apenas podría
hacerlo quien lo cometió, es decir, “legislando”, de un lado, para trastocar los límites de
la pena con abierto desconocimiento de los agravantes que dice reivindicar, y del otro,
para proclamar una pena fija, inmodificable y uniforme, que el nuevo sistema
deliberadamente repudia.

Es que tanto los principios que inspiran las sanciones penales, como sus
funciones (arts. 3 y 4) deben tener cabal aplicación en el momento de la determinación
particular (individualización) o judicial de la pena (algunos de ellos también en su
ejecución), es decir en la dosificación punitiva, y no en la oportunidad de la
determinación genérica que está reservada al legislador, quien la ejercita según la
política criminal que juzgue más conveniente al momento de crear los tipos penales
asignándoles un marco punitivo o cuando señala los parámetros para que el juez
cambie esos extremos de la pena, en presencia de los llamados fundamentos reales
modificadores.

Pero la incidencia de estos últimos la organizó el nuevo código en el artículo 60


bajo el epígrafe “parámetros para la determinación de los mínimos y máximos
aplicables”, agrupándolos en cinco reglas, siendo evidente que en ninguna de ellas
admitió la posibilidad de trocar el mínimo por el máximo y menos eliminar el ámbito
punitivo de movilidad, esto es la cantidad de pena comprendida entre aquél y éste, para
llegar a una pena fija donde esos extremos se confunden haciendo imposible la
dosificación y por ende la operancia de los principios de necesidad, proporcionalidad y
razonabilidad.

No debe perderse de vista que el artículo 384 del nuevo Código Penal es una
reproducción servil del 38 de la ley 30 de 1986 (Estatuto Nacional de Estupefacientes),
que consagraba una forma de agravar la pena ajustada al método de dosificación del
código de 1980 vigente a la sazón, donde la amplísima discrecionalidad con que
contaba el juez hacía que siempre éste partiera del mínimo para concretar la pena
(recuérdese que el único límite para imponer el mínimo o el máximo lo establecía el
artículo 67).

Pero el código del 2000 cambió por completo aquel modelo para adoptar uno
más racional, con severa limitación de la discrecionalidad del juez, motivo por el cual la
forma de aplicar dicha agravación, afectando sólo uno de los extremos del marco
punitivo (duplicando el mínimo), deviene incompatible con la nueva sistemática
montada sobre la necesidad de formar un ámbito punitivo de movilidad razonable que
pueda dividirse en cuartos, y en procura de este cometido dispuso que, como punto de
partida, para la determinación de la pena el sentenciador debía fijar “en primer término,
los límites mínimos y máximos en los que se ha de mover”. Es así como la regla número
1 para la reestructuración de ese marco prevé que si la pena del tipo básico se aumenta
o disminuye “en una proporción determinada (para este caso el doble), ésta se aplicará
al mínimo y al máximo de la infracción básica” (art. 60 C.P., subraya fuera del texto
original).

Dicho en otros términos, frente al mandato orgánico del nuevo código, el


incremento punitivo del artículo 384 debe entenderse referido a la totalidad de la pena
del tipo básico, razón por la cual no afecta sólo el extremo mínimo del marco punitivo
sino también el máximo.

Esta solución se hace aún más razonable si se repara en que


actualmente, a diferencia de lo que ocurría antes, la determinación particular
de la pena no comienza a partir del mínimo del marco punitivo, sino del
extremo inferior del respectivo cuarto en que haya sido dividido el ámbito
punitivo de movilidad, margen para la dosificación que en varios casos
desaparece tan pronto se acepte que el agravante sólo duplica el mínimo del
tipo básico como antaño se hacía, con la consecuencia de que también se hará
imposible la individualización de la pena, cayéndose en la irracionalidad de una
sanción fija, uniforme, de contera desproporcionada para muchos acusados, y
por ende antípoda al ordenamiento punitivo del nuevo código.

También dice la Sala mayoritaria que con su asistemática solución logra “la
recuperación y aplicación del contenido material del precepto, con el pleno respeto al
50
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

principio de legalidad de las penas”. Pero la verdad es otra, porque una tal fórmula, a
fuerza de desconocer al menos parcialmente el mandato del artículo 384, termina por
inventar una pena distinta a la que dicho precepto establece, lo que implica asumir la
función del legislador, llevándose de calle el principio que dice defender: la legalidad de
las penas.

No a otra conclusión puede llegarse con el peculiar ejercicio que hace la


providencia para lograr que el marco punitivo de la figura básica del inciso 3° del
artículo 376, que va de 6 a 8 años de prisión, pase a ser de 8 a 12 por obra de los
agravantes en cuestión, pues si por haberse realizado la conducta con el estupefaciente
en establecimiento carcelario, como en el caso a que se refiere la providencia que
motiva esta aclaración, el mandato del ordinal 1b del artículo 384 es que el mínimo se
duplique, o sea que de 6 años pase a 12, resulta ilógico y distinto al querer del
legislador hacer que dicha circunstancia sirva para incrementar el mínimo, no en 6 años,
sino sólo en 2 para dejarlo igual a 8 años, porque esto equivale apenas a un aumento de
una tercera parte, muy distinto del mandato legal que impone un incremento del
doble.

Realmente, me cuesta trabajo entender que una tan singular manera de agravar
la pena pueda corresponder al “contenido material del precepto”, y todavía más difícil
se me hace comprender que modificar la pena en contravía de lo que ordena la ley
pueda ser compatible “con el pleno respeto al principio de legalidad de las penas”.

Aunque el texto final de la providencia no lo dice, en la discusión del proyecto se


esgrimió como argumento toral para rechazar la fórmula de solución que me llevó a esta
aclaración de voto, que no obstante disponer el numeral 1 del artículo 60 que “si la
pena se aumenta o disminuye en una proporción determinada, ésta se aplicará al
mínimo y al máximo de la infracción básica”, para los agravantes del artículo 384 no era
posible aplicar esta regla porque expresamente allí se señala que el doble sólo afecta al
mínimo y que si además se llevara al máximo se quebrantaría la legalidad de la pena.

Empero, contradictoriamente, la arrevesada operación que finalmente hizo la


mayoría de la Sala no sólo la lleva a propiciar lo que quería evitar, sino que lo hace sin
sujeción a ninguna norma o parámetro, es decir por obra del birlibirloque, arrasando de
este modo el principio de legalidad de las penas, pues no obstante que la preceptiva del
agravante es aumentar al doble el mínimo “únicamente”, al hacer el cálculo para
determinar el nuevo marco punitivo, la providencia que critico eleva también el máximo
previsto en el artículo 376-3, pues de 8 años que contempla la norma pasa a 12 (para la
mayoría, el marco de 6 a 8 de la figura básica, con el agravante pasa a ser de 8 a 12,
transmutando el mínimo, porque de aplicar literalmente el 384 la pena quedaría de 12 a
8 ), con la diferencia de que este incremento de una tercera parte en el tope superior
de la pena conminada en el tipo básico es caprichoso, o lo que es lo mismo, sin
fundamento legal.

Con la fórmula que se acaba de inventar para salvar la inconsistencia del


legislador del 2000, que bien se hubiera podido superar con una verdadera
interpretación sistemática, sobre todo a la luz de la regulación del artículo 60 como
infructuosamente lo propuse, se da pábulo para un exabrupto peor que el que se quiso
remediar, pues con apoyo en unas mismas circunstancias de agravación (art. 384) que
sólo contemplan el incremento punitivo de la conductas relacionadas con
estupefacientes “en una proporción”, se crearán marcos punitivos modificados en
diferentes proporciones, así:

1. En algunos casos el máximo de la pena del tipo básico quedará igual al aplicar
el agravante, porque éste sólo afectará el mínimo elevándolo al doble, lo cual podrá
hacerse en las siguientes hipótesis delictivas cuyo marco punitivo permite duplicar el
extremo inferior sin alcanzar el superior: “Tráfico, fabricación o porte de
estupefacientes” (376-1), “Estímulo al uso ilícito” de drogas o medicamentos que
produzcan dependencia (378), “Suministro o formulación ilegal” a cualquier persona
(379) y el “Suministro o formulación ilegal a deportistas” (380).

Tampoco cambiará el máximo de la pena al duplicar el mínimo, pero con la


diferencia de que la operación acaba con el marco punitivo porque los dos extremos se
confunden en un mismo guarismo, en las siguientes conductas: “Conservación o
financiación de plantaciones”, de las que pueda producirse cocaína u otra sustancia
prohibida (375-1); “Destinación ilícita de muebles o inmuebles”, para el tráfico de dichas
drogas (377); “Suministro a menor” (381) y el “Porte de sustancias”, que sirva para
poner en estado de indefensión a las personas (383). En estos casos, al aplicar el
agravante, se genera una pena fija.
51
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

2. Pero para otras conductas se incrementará tanto el mínimo como el máximo,


aunque no en la medida señalada en la ley, porque el marco punitivo sufre alteración
en dos proporciones distintas, presentándose el fenómeno por la inversión de los
extremos punitivos para dejar como mínimo el que era máximo y viceversa, situación
que da lugar a las siguientes variantes:

2.1. Cuando el mínimo supera el máximo, como ocurre en las hipótesis delictivas
de “Conservación o financiación de plantaciones”, en menor escala (375-2); “Tráfico,
fabricación o porte de estupefacientes”, en cantidad menor (376-2), y el “Tráfico de
sustancias para procesamiento de narcóticos”, cuando la cantidad no supera el triple de
lo señalado por la Dirección Nacional de Estupefacientes (382-2), la fórmula de la Sala
mayoritaria termina incrementando tanto el mínimo como el máximo; aquél en la mitad
y éste en una tercera parte.

2.2. Sucede lo contrario con el “Tráfico, fabricación o porte de estupefacientes”,


cuando se da en cantidades medianas (376-3), donde por efecto de la glosada
interpretación, el mínimo se aumenta en una tercera parte y el máximo en la mitad.

2.3. Finalmente, en el “Tráfico de sustancias para procesamiento de


narcóticos”, cuando es a gran escala (382-1), el mínimo se verá acrecentado
en dos terceras partes mientras que el máximo lo será en una quinta.

Este galimatías conduce a un desorden en la punibilidad de las conductas


relacionadas con estupefacientes rayano en el caos, que de paso desconoce “la mayor
lesividad de las circunstancias previstas en el citado precepto y las razones que tuvo el
legislador para doblar el mínimo”, defectos estos que la mayoría de la Sala quiso
prevenir y terminó por ocasionar con su discutida interpretación.

Lo anterior, para no hablar de la quiebra absoluta del sistema de dosificación


punitiva adoptado por el nuevo código, el cual toma como inexorable punto de partida
la correcta fijación de “los límites mínimos y máximos en los que se ha de mover” el
sentenciador, valiéndose para ello de las reglas establecidas en el artículo 60, de las
cuales la primera soluciona a mi juicio el problema, pues ordena el incremento de la
pena para todos los casos en una sola y uniforme proporción (el doble), como es la
prístina voluntad del legislador plasmada en el artículo 384 que tiene como referente las
penas “previstas en los artículos anteriores”, es decir todos los que tienen que ver con
el tráfico de estupefacientes.

Cómo será de evidente que la Corte “legisló” en este caso, que los jueces ya no
podrán dosificar la pena en asuntos de estupefacientes bajo la égida del código penal,
porque los marcos punitivos allí consagrados o la técnica para modificarlos han
cambiado, sino teniendo a la vista el texto de la providencia de la que en este punto me
aparto, porque es en ella y no en el artículo 60 del Código Penal donde se indica la
forma de establecer el marco punitivo que luego debe dividir en cuartos para poder
ejercer su discrecionalidad, labor que en algunos casos deviene imposible en la medida
en que la innovación interpretativa alcanzó hasta para instaurar la pena fija y uniforme,
con la cual en cuatro de esas conductas punibles no sólo se elimina toda posibilidad de
individualizar la pena sino que, a fuerza de ello, se propicia la desproporción, la
desigualdad y la inequidad en su imposición, por la ausencia de un margen que permita
aplicar los criterios de ponderación para hacer más racional y proporcionado el arbitrio
judicial, como lo tiene previsto el artículo 61 del Código Penal que para esos caso
también quedó derogado.

Esta asistemática interpretación plantea una insospechada serie de


consecuencias inconvenientes en la praxis judicial, como sería, por ejemplo, el recorte
del acceso a la casación para algunas de las conductas que están bajo la órbita de las
agravantes del artículo 384, pues el incremento de pena no va a afectar el máximo en la
proporción allí indicada, quedando éste por debajo del rango exigido para que el recurso
extraordinario resulte procedente según las previsiones del artículo 205 del C. de P.
Penal.

Y mientras para unos casos se aleja la casación, para todos se acerca la


prescripción de la acción penal, porque si al tenor del artículo 83 el referente para su
cómputo es el extremo máximo del marco punitivo, éste, como ya se vio, va a recibir un
incremento muy por debajo del que contemplan los artículos 384 y 60-1, amén de que
extrañamente el mínimo se convertirá en máximo.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Así mismo, a partir de ahora, desaparece la posibilidad de impugnar la pena en


las sentencias anticipadas por los delitos de “Conservación o financiación de
plantaciones” (375-1), “Destinación ilícita de muebles o inmuebles” (377), “Suministro
a menor” (art. 381) y “Porte de sustancias” (383), cuando se hallen agravadas por el
artículo 384, por la potísima razón de que si para ellos la pena se vuelve fija, por obvias
razones no habrá dosificación punitiva, y bien se sabe que con arreglo al artículo 40 del
C.P.P. uno de los motivos para impugnar esta clase de fallos es la inconformidad del
procesado o su defensor con aquella tarea del juez.

Como fácilmente puede advertirse, la inextricable fórmula de aplicación de las


agravantes del artículo 384 adoptada por la mayoría de la Sala, a fuerza de romper la
coherencia del sistema que en buena hora estableció el nuevo Código Penal para
regular más racionalmente y con sentido de proporcionalidad la determinación
particular de la pena, acarreará no pocos efectos colaterales incompatibles con la
filosofía que inspiró esta reforma.

Por las anteriores razones, no puedo menos que apartarme de esta interpretación
aclarando mi voto favorable a la decisión que la contiene.

Con el respeto y la consideración de siempre,

NARCOTRÁFICO-Dosificación punitiva (ACLARACION DE VOTO )

DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Aunque comparto la decisión adoptada de no casar la sentencia materia de juicio en


esta sede extraordinaria, me veo precisado a introducir algunas matizaciones al voto
que sobre ella emití, pues a pesar de haberlas expuesto en el trascurso de los debates
orales de Sala, el fallo finalmente las dejó fuera de consideración.

El punto tiene que ver con la situación a que ha dado lugar la vigencia del nuevo código
penal y la regulación en él de circunstancias de agravación punitiva para los delitos de
tráfico de estupefacientes, mediante la forma estándar de incidencia en la pena de
duplicar el mínimo. Por efecto de haber mantenido los máximos establecidos para esta
categoría de delitos en la legislación derogada, y aumentar los mínimos de las
respectivas figuras básicas, la lógica de las magnitudes ha hecho quiebra siendo posible
que el “mínimo” supere el “máximo”, o resulte coincidente con él.

La sentencia formula una solución respecto del punto que como atrás indiqué comparto.
Considero sin embargo pertinente y útil haber fijado el ámbito donde el problema se
presenta; es decir, si se trata de los términos en que la ley aparece formulada o de las
consecuencias prácticas de su aplicación.

Lo básico de esta distinción, a mi parecer, radica en dejar establecido si esta


incoherencia impide el proceso de determinación de la pena como tal, o si se refiere a
un momento de éste que en su concreción definitiva, por el contrario, pueda ser salvada
con recurso a criterios de racionalidad y justicia garantizando, como dice el fallo, la
operancia del sistema y no su inaplicación.

De cara al cúmulo de generalizaciones a que acude la sentencia, cabe dejar sentado


que en situaciones como ésta es donde están llamadas a producir mayores efectos la
definición del sistema y las consecuencias que de su aplicación práctica se derivan, por
lo que el ejercicio, en orden a la resolución de un problema particular, no puede
conformarse con sólo verificar la validez de las proposiciones empleadas en el texto de
la ley con trascendencias empíricas recortadas o definitivamente sin ellas, de lo cual
resulta fiel ejemplo la retórica empleada de “recuperar la materialidad de la norma”.

Como ha sido consagrado por los desarrollos actuales de la ciencia del derecho penal, la
pena y su aplicación deben responder a la consecución de determinados fines. Del
mismo modo, la conceptualización del injusto, su esquematización y el contenido que a
las diversas categorías que constituyen ese esquema se les atribuya, deberán
corresponder a la realización de unos tales fines. No resulta plausible, en consecuencia,
que los ejercicios dogmáticos en ese campo puedan llevarse a cabo prescindiendo de
razones trascendentes; en particular, las llamadas a demostrar el cómo de la realización
de los fines de la pena.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Independientemente de la estructura normativa por la que a estos efectos se haya


decidido el nuevo código, lo evidente es que él ha adoptado, y con un desarrollo muy
amplio, este fundamento. En ello se encuentra la principal justificación de normas como
las rectoras sobre principios de las sanciones penales y funciones de la pena,
pudiéndose establecer, además, cómo estas últimas dotan de sentido a aquellas. La
pena necesaria, proporcional y racional será la que en su establecimiento e imposición
conduzca a la realización de las funciones que para ella han sido previstas, de donde, de
otra parte, vendría a justificarse también la novedosa previsión de ser deber del
sentenciador hacer explícito el fundamento de la imposición de la pena.

A partir de entender que la inconsistencia que aquí se pone en cuestión, ocurre en el


momento de fijar los límites en que corresponde moverse en el proceso de concreción
de la pena, por lo que habría lugar a asumir su pertenencia a la razón práctica, para mí
es evidente que ella no aparece comprendida en las reglas a los efectos indicados
establecidas en el artículo 60.

Corresponde admitir, entonces, que el desbordamiento del máximo por el mínimo o la


coincidencia entre ellos, es el resultado de una operación consistente en adicionar el
mínimo establecido en la figura básica en el doble de éste por concurrencia del
agravante, de donde resulta factible que no obstante superar el guarismo previsto como
máximo continúe entendiéndosele “mínimo”, si con ello se identifica el procedimiento
que da lugar a su integración, y en fase posterior del proceso y a partir de observar esa
misma integración, resolver la inconsecuencia con aplicación de los aspectos a que
alude el artículo 61, en el bien entendido que en todos estos pasos debe verificarse el
cumplimiento de los fines respecto de cada operación, sin reducciones, como es la que
por ahí se escucha en el sentido de ser ellos apenas un aspecto más de la constelación
que consagra el citado artículo 61.

No es esto posible. La asignación de fines a la pena opera como fundamento y límite


del sistema. En ese sentido todos los momentos de aquella : establecimiento,
imposición, ejecución, presupuesto etc., no pueden operar sin referencia a ellos; de ahí
que comprendan todas las penas y los diferentes aspectos o fases de la imposición en
cada una de ellas. Es eso lo que justifica su exigencia y consagración con el rango de
normas rectoras, que, por serlo, no permiten que se les recorte o restrinja en su alcance
por otras de menor jerarquía.

De cualquier manera, lo pretendido es destacar tan sólo que éste sería un método
adecuado y legítimo, desde los puntos de partida expuestos, para la resolución de
incoherencias en las fases del proceso de determinación y aplicación de la pena.

El fallo opta en este campo por transmutar los extremos, asumiendo como “máximo” el
”mínimo integrado”, con lo cual hace prevalecer el guarismo mayor. Desde el punto de
vista lógico y como solución, ningún reparo me merece. Mi aclaración apunta a que creo
mucho más racional el argumento a que aquí acudo, en razón del más alto nivel de
incidencia que el sistema adquiere.

Mayor grado de dificultad ofrece la otra variante; a la que corresponde el tipo de casos
en que la integración del mínimo de la figura básica adicionado en el doble por la
concurrencia del agravante (mínimo integrado) coincide con el máximo, con lo cual, así
vistas las cosas, habría lugar a una pena única.

Aquí también prohíjo el fallo, no obstante considerar que lo verdaderamente plausible


habría sido acudir a un tipo de solución que comprometiera toda la composición del
sistema, principalmente en la motivación orientada a verificar el cumplimiento de los
fines de la sanción, y no tan sólo invocar una irremediable imprevisión del legislador
como se ha hecho.

Ciertamente surge aquí un escollo en apariencia infranqueable, como es el automatismo


con que se produce la adición del mínimo de la figura básica y su incremento en el
doble por la concurrencia del agravante, en cuanto a ella se llega sin posibilidad de
sustraerse a la aplicación exacta de la ley.

Al respecto creo, en el marco de lo que aquí se razona, que la anterior conclusión


presenta matices. Si la incoherencia es derivada de la operación en que el mínimo
básico y su igual por concurrencia del agravante se integran, bien puede tenerse como
provisional la coincidencia de la adición de estos con el máximo, y sobre este último
hacer operantes los aspectos del artículo 61, de manera que a través de motivación
específica sobre la realización de los fines de las sanciones respecto del punto, la
incoherencia logre satisfactoria disolución.
54
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

De cualquier manera, para no extenderme corriendo el riesgo de sustituir la motivación


a que corresponde el fallo, era mi anhelo que se hubiera acudido al examen de la
totalidad de incidencias que la sistemática de las penas en el nuevo código puede llegar
a tener en la solución del problema, en particular el cumplimiento de los fines que a la
pena se asignan, de modo que quedara entendido que no se trata tan sólo de una
cuestión matemática, sino también de trascendencia social, en cuanto las penas, en su
establecimiento y aplicación, cumplen determinadas funciones, desde luego, en el
marco de la más irrestricta legalidad.

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 11/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : MACHADO SANMARTIN, BRENDA DEL SOCORRO
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 12579
PUBLICADA : Si

Aclaración de voto DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL


Aclaración de voto DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO
Salvamento de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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REPOSICION-Finalidad/ REPOSICION-Sustentación

1. Este recurso de carácter horizontal tiene como finalidad que el funcionario judicial
que ha dictado la providencia impugnada, revise la decisión y de haber incurrido en
algún error proceda a corregirlo, ya sea revocando, reformando, aclarando o
adicionando aquélla en los aspectos en que la inconformidad expuesta por el sujeto
procesal encuentre verificación.

2. El trámite del recurso de reposición impone al recurrente el deber legal de


sustentarlo al momento de la interposición del mismo o, por lo menos, dentro del
término de traslado al recurrente de que trata el artículo 189 del C.P.P.

Por lo tanto, constituye una carga procesal para el impugnante indicar los aspectos de la
providencia objeto del recurso sobre los cuales eleva la protesta, explicando además las
razones de hecho, probatorias y jurídicas por las que considera que la decisión atacada
causan agravio al interés del recurrente. Esa obligación se incumple cuando se ofrecen
argumentos que nada tienen que ver con el tema decidido en el proveído que se
recurre, o se sugiere como "aspecto nuevo" el que carece de ese carácter.

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Auto Casación
FECHA : 11/04/2002
DECISION : Declara desierto recurso de reposición
PROCEDENCIA : Tribunal Superior
CIUDAD : Militar
PROCESADO : HERNANDEZ CORREDOR, PABLO EFRAIN
DELITOS : Lesiones personales culposas, Homicidio culposo
PROCESO : 17133
PUBLICADA : Si

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

PRESCRIPCION/ DESERCION-Prescribe en un año

La Ley 522 de 1999, en vigencia desde el 12 de agosto de 2000 y que contiene el nuevo
Código Penal Militar, dispuso en su artículo 607 que las normas sobre competencia y
procedimiento de la anterior normatividad, es decir, las del Decreto 2550 de 1988, se
seguirían aplicando a los procesos en los que se hubiese iniciado el juicio.

El presente proceso no está cobijado por esa disposición, pues como se refleja de la
precedente sinopsis procesal, a pesar de haberse iniciado antes de que entrara a regir
la reforma, el auto que declaró el principio del juicio se profirió el 25 de octubre de
2000, de suerte que le son aplicables en toda su extensión los preceptos de la nueva
codificación.

El artículo 83 del Código Penal Militar señala:

"La acción penal prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena fijada en la ley si
fuere privativa de la libertad, pero en ningún caso será inferior a cinco (5) años ni
excederá de veinte (20). Para este efecto se tendrán en cuenta las circunstancias de
agravación y atenuación concurrentes.

En los delitos que tengan señalada otra clase de pena, la acción prescribirá en cinco
años. Para el delito de deserción, la acción penal prescribirá en dos (2) años."

Más adelante el artículo 86 establece:

"La prescripción de la acción penal se interrumpe con la ejecutoria de la resolución de


acusación. En el procedimiento especial con la ejecutoria formal del auto que declara la
iniciación del juicio. Interrumpida la prescripción, principiará a correr de nuevo por
tiempo igual a la mitad del señalado en el artículo 83 de este código."

Respecto del delito de deserción afloran, de acuerdo con ese conjunto dispositivo, los
siguientes rasgos: goza de un régimen de prescripción privilegiado y está sometido a un
procedimiento especial, según los artículos 578 y 128 del Código Penal Militar.

Estas dos características arrojan como consecuencia que después de la ejecutoria


formal del auto que declarara la iniciación del juicio, el término de prescripción de la
acción penal se reanude para el delito de deserción, pero con la precipitud de un lapso
en extremo breve, pues corre de nuevo por la mitad del término de dos años que de
ordinario le correspondía, es decir, por un año.

La condición expresamente consagrada en la nueva ley para que en el delito de


deserción se fijara la interrupción del término de prescripción, resulta novedosa frente a
la legislación penal militar derogada la cual no tenía incorporada una fórmula
semejante, circunstancia que permitió la interpretación que le dio la Sala en el sentido
que una vez interrumpido, para ese específico delito volvía a correr el término de dos
años (auto del 2 de septiembre de 1998, radicación 13.520, Magistrado Ponente Dídimo
Páez Velandia).

Ahora, en razón a que el juzgador introdujo ese condicionamiento en el citado artículo


86 de la Ley 522 de 1999, es decir, que marcó el momento de la interrupción del
término prescriptivo respecto de los delitos que se juzgan por el procedimiento especial,
entre ellos el de deserción, para disponer enseguida que corre de nuevo por un término
igual a la mitad del señalado en el artículo 83, no cabe sino deducir que a partir de la
ejecutoria del auto que da inicio al juicio en procesos por ese concreto hecho punible, el
lapso para que el estado pueda ejercer válidamente su potestad punitiva se reduce a un
año.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Casación Discrecional
FECHA : 11/04/2002
DECISION : Declara prescripción, cesa procedimiento,
compulsa copias
PROCEDENCIA : Tribunal Superior
CIUDAD : Militar
PROCESADO : GUZMAN MONTES, DIEGO FELIPE
DELITOS : Deserción
PROCESO : 19002

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Técnica/ PRUEBA-Ilegalmente incorporada: Técnica/


INFORME DE POLICIA JUDICIAL-Valor probatorio

1. El artículo 212 del Código de Procedimiento Penal exige que la demanda de casación
debe contener:

· La identificación de los sujetos procesales y de la sentencia demandada.

· Una síntesis de los hechos materia de juzgamiento y de la actuación procesal.

· La enunciación de la causal y la formulación del cargo, indicando en forma clara y


precisa sus fundamentos y las normas que el demandante estime infringidas.

· La presentación separada si fueren varios los cargos.

· La formulación de cargos excluyentes de manera subsidiaria.

La teleología de esa exigencia responde al carácter y naturaleza del medio de


impugnación, en cuya sede no opera una prolongación del debate que ya tuvo finiquito
en las instancias, sino la realización extraordinaria de un juicio sobre la
constitucionalidad y legalidad de la sentencia de segundo grado.

Como esa decisión judicial viene revestida de la presunción de acierto y legalidad, es al


demandante a quien se le asigna la carga de destronarla y, por consiguiente, enervar la
estructura del fallo, mediante la proposición clara y precisa de la causal y de los
fundamentos, de manera que guíe y enseñe a la Corte dónde y de qué clase son las
fisuras que ostenta, bien de trámite, ora de juicio, porque, según el artículo 216, la
Corporación sólo se puede atener, en principio, a los motivos de casación expresamente
alegados, preceptiva por la que se entiende el carácter rogado y de la que emana del
principio de limitación del recurso.

2. Una propuesta semejante desconoce la doctrina que tiene fijada la Corporación, sobre
la temática de la apreciación judicial de elementos de prueba que se hayan recaudado
con violación del debido proceso.

Consiste en que las pruebas incorporadas a la actuación de espaldas a las reglas


determinadas por la ley para su aducción, al ser nulas de pleno derecho merced a
aquella disposición constitucional, deben ser excluidas del análisis judicial; mas si por
torpeza del operador no se advierte la irregularidad de la prueba en su fuente y pese a
lo evidente de su contrariedad con la ley la valora, el remedio no está en declarar la
nulidad del proceso en tanto ese elemento de convicción no es presupuesto de un acto
procesal posterior; el entuerto puede corregirse si se denuncia la sentencia por incurrir
en una violación indirecta de la ley, generada en un error de derecho por falso juicio de
legalidad.

3. En estricto sentido la prohibición de darle valor probatorio a los informes de la Policía


Judicial, contenida en el artículo 50 de la Ley 504 de 1999, podría generar un vicio pero
no por su incorporación al proceso, pues de elemental lógica es que los servidores
públicos que tienen esa calidad rindan sus informes sobre los hechos y circunstancias
de que conocen, ya sea por comisión o por actuar frente a situaciones de flagrancia,
porque en tal medida son fruto de sus funciones, sino porque al asignarles cualquier
valor, se incurriría en un error de derecho por falso juicio de convicción ya que la ley no
permitía tener como prueba a los mencionados informes.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 11/04/2002
DECISION : No admite la demanda
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : OVIEDO RIVERA, ETELINDA
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 16812
PUBLICADA : Si

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CASACION-Interés-Identidad sustancial en el objeto de la impugnación/


DERECHO DE CONTRADICCION-No se limita al sólo contrainterrogatorio/
AUDIENCIA PUBLICA-Facultades y deberes del juez/ FALSO JUICIO DE
CONVICCION/ FALSO JUICIO DE EXISTENCIA-Por omisión: Exigencias técnicas

1. La Corte ha sido insistente en sostener que la exigencia de identidad temática entre


los motivos que dieron origen a la apelación de la sentencia de primer grado, y los que
sustentan la casación, como condición para poder acceder a esta última, no opera en
tratándose de nulidades, porque lo que fundamenta el interés para recurrir en estos
casos es el hecho de ser la casación en nuestro medio fundamentalmente juicio de
validez (artículos 219 y 228 del Código de 1991, y 206 y 216 del actual), y la
consideración lógico jurídica de que la aceptación del contenido material del fallo,
revelada a través del silencio de parte, solo resulta válida si el procedimiento que la
sustenta es legítimo.

2. El derecho a la controversia probatoria, entendido como la facultad que los sujetos


procesales tienen de controvertir la prueba incorporada al proceso en condiciones de
igualdad, puede manifestarse no solo a través del mecanismo del contrainterrogatorio,
sino de otras muchas maneras, como la aducción de nuevas pruebas, el
cuestionamiento de su veracidad o legalidad, y en general, de actuaciones análogas
orientadas a enervar o minimizar su aptitud demostrativa.

Invocar, por tanto, violación del derecho de contradicción probatoria por el solo hecho
de haber sido privada la parte de la posibilidad de participar en el interrogatorio de un
determinado declarante, es planteamiento que ab initio resulta precario en términos de
demostración, por tratarse de solo una de las diversas formas a través de las cuales
puede llegar a materializarse su ejercicio, siendo necesario, en consecuencia, para la
validez del aserto, acreditar también que se la privó de la posibilidad de ejercerlo a
través de las demás alternativas susceptibles de ser procesalmente utilizadas, y que
esta violación tuvo incidencia directa en la decisión que se impugna.

3. Pareciera que el casacionista es del criterio que el Fiscal en la audiencia pública


puede interrogar a los testigos o procesados en cualquier momento, sin restricciones de
ninguna especie, apreciación que resulta equivocada, puesto que siendo un sujeto
procesal más, debe someter su actividad a las condiciones de orden y disciplina que
deben orientar el debate, del cual es supremo conductor el Juez, quien en ejercicio de
dicha función goza de amplias facultades para tomar las determinaciones que considere
necesarias con el fin de lograr el esclarecimiento de los hechos, y evitar que las partes
traten temas inconducentes a los intereses que representan, o que prolonguen
innecesariamente sus intervenciones en perjuicio de la administración de justicia,
acorde con lo establecido en el artículo 453 del estatuto procesal entonces vigente
(Decreto 2700 de 1991), y 409 del actual (ley 600 del 2001).

Cierto es, como lo sostiene el actor, que en el procedimiento no existe norma alguna
que consagre de manera expresa la forma como los sujetos procesales deben interrogar
a los testigos o implicados, pero es de obviedad suma entender que una tal actividad
debe estar sometida a un orden que garantice los derechos de todas las partes, y
permita avanzar en el desarrollo del debate, propósito que solo puede lograrse
mediante el otorgamiento de oportunidades preclusivas, como lo hizo la Juez en el
presente caso, sin perjuicio, claro está, de que frente a situaciones especiales pueda ser
autorizada una nueva intervención de quien ya lo hizo, si lo solicita al término de las
restantes intervenciones, y su petición deviene justificada, en cuyo caso habrá de
procurarse mantener el equilibrio de las partes, lo que ciertamente no fue lo acontecido
en este caso.

58
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

4. Equivoca la vía de ataque, como quiera que el vicio denunciado no afectaría la


validez de la prueba, ni del proceso, sino el solo contenido de las preguntas capciosas o
sugeridas, y de las respuestas obtenidas en virtud de ellas, por resultar ilegales, acorde
con lo establecido en el artículo 290 del Código de Procedimiento Penal, y carecer, en
consecuencia, de eficacia probatoria, de donde se sigue que su ataque en casación no
resulta técnicamente plausible dentro del marco de la causal tercera, sino de la primera,
cuerpo segundo, como error de derecho por falso juicio de convicción, por tratarse de un
error in iudicando, y guardar relación con la eficacia probatoria del medio.

5. La Corte ha sido insistente en sostener que cuando se plantean errores de hecho por
falso juicio de existencia por omisión, no basta afirmar que el juzgador ignoró una
determinada prueba, puesto que ello nada demuestra, siendo necesario,
adicionalmente, precisar qué hechos en concreto la prueba omitida acredita, y qué
incidencia habrían tenido en la decisión impugnada, de haber sido apreciados por el
Juez en la valoración que hizo del conjunto probatorio. Si estas exigencias no se
cumplen, el reparo carecerá de vocación de éxito, por ausencia de demostración.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 11/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : San Gil
PROCESADO : ARDILA VDA. DE ARIZA, MARIA ESPERANZA
PROCESADO : PARRA MARTINEZ, GLADYS MYRIAM
PROCESADO : TORRES AGUILERA, GENNY
DELITOS : Peculado por apropiación, Falsedad ideológica en
documento público, Falsedad documental por
cultamiento,
Abandono del puesto
PROCESO : 15408
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Competencia territorial/ COLISION DE


COMPETENCIA-Competencia a prevención/ COMPETENCIA TERRITORIAL/
COMPETENCIA A PREVENCION/ COMPETENCIA POR CONEXIDAD/
CONTROL DE LEGALIDAD-Oportunidad para proponerlo

1. Uno de los factores determinantes de la competencia, esto se sabe, es el territorial.


Corresponde conocer de un caso, salvo en los eventos de fuero legal o constitucional o
en los que se hubiere autorizado el cambio de radicación del proceso, al Juez
competente por la naturaleza del hecho del lugar donde el mismo haya tenido
ocurrencia. Es la regla general. Acontece, sin embargo, que a veces ese lugar es
incierto, o que la conducta punible se ha realizado en varios sitios o en el extranjero. En
estos casos la ley consagra el mecanismo de la competencia a prevención, según el cual
el Juez que debe conocer del proceso es el competente en virtud del factor objetivo, del
territorio en el cual se haya instaurado primero la denuncia, o donde primero se haya
asumido la investigación. Y si esta se ha asumido al tiempo en varios sitios, la
competencia es del funcionario judicial del lugar en el que se haya capturado al
imputado o el del lugar de ocurrencia de la primera aprehensión si la hipótesis es de
varios capturados.

Fue con sustento en dicha figura que se suscitó el conflicto que le corresponde resolver
a la Sala. Está prevista en el artículo 83 del Código de Procedimiento Penal y resultan
oportunas las siguientes precisiones sobre su aplicación:

- Es muy claro que rigen sus reglas cuando una conducta punible o varias conexas
hayan tenido ocurrencia en el extranjero o en lugar incierto.

- Si los hechos suceden en diferentes lugares y se sabe cuáles son, para fijar la
competencia debe tenerse en cuenta lo siguiente:

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

· Si se trata de una sola conducta punible y los actos ejecutivos de la misma tienen
ocurrencia en distintos sitios, para la definición del Juez competente rigen las reglas de
la competencia a prevención.
· Si se trata de varias conductas punibles y éstas tienen ocurrencia en diferentes
territorios, la competencia no se establece a prevención sino que se determina con
sustento en el factor conexidad y las reglas que se aplican son, desde luego, las
previstas en el artículo 91 del Código de Procedimiento Penal.
...

Es fácilmente colegible de lo dicho que en Bogotá tuvo ocurrencia al menos una de las
conductas punibles. Otras sucedieron en Medellín, en Cartagena y en el exterior. Se
trata, entonces, de una hipótesis de delitos conexos de competencia de la justicia
especializada, frente a la cual la determinación del Juez competente se realiza con
sujeción a las pautas del artículo 91 del Código de Procedimiento penal. La primera,
que basta para la solución del conflicto planteado, fija la competencia en el Juez del
territorio donde se haya cometido el delito más grave. Y no cabe duda que en el
presente caso esto tuvo ocurrencia en la ciudad de Medellín.
...

Esta decisión no se opone a la adoptada por la Sala el 5 de febrero pasado (radicación


19.107, M. P. Dr. Nilson Pinilla Pinilla), mediante la cual se le otorgó la competencia a un
Juez Especializado de Bogotá en un caso donde la hipótesis delictiva era la de lavado de
activos y el hecho se había planificado en Medellín y consumado en Panamá. En ese
evento se estimó que la conducta había tenido lugar en el extranjero y con dicho
fundamento se atribuyó la competencia al Juez de Bogotá de acuerdo con las reglas de
la competencia a prevención, dado que había sido un Fiscal de esta ciudad quien había
abierto la investigación.

2. El control de legalidad de la medida de aseguramiento es procedente proponerlo


desde la ejecutoria de la detención preventiva y mientras no se produzca el cierre de la
investigación.

El artículo 392 del Código de Procedimiento Penal, es cierto, no estableció


expresamente la condición de que la decisión esté ejecutoriada. Pero es derivable. Si
no se encuentra en firme, los controles previstos son los ordinarios del proceso, esto es
los recursos dispuestos al interior del órgano que la dispone. De no ser así el
paralelismo de controles, el orgánico de la Fiscalía y el extraorgánico del Juez, traduciría
la perversión del sistema, en especial si se tiene en cuenta que las circunstancias que
hacen procedente la protección del derecho de libertad a través del control de legalidad
son igualmente susceptibles de discutirse a través de los recursos. Así las cosas, a
juicio de la Corte es exigible la firmeza formal de la medida de aseguramiento para que
proceda el control de legalidad de la medida de aseguramiento, como expresamente lo
establecía el artículo 54 de la ley 81 de 1993, introducido como 414 A del Código de
Procedimiento Penal de 1991.

El artículo 392 citado, de otro lado, no dispone el momento procesal hasta el cual es
viable la petición del control de legalidad por parte de los sujetos procesales autorizados
para hacerlo. Pero la interpretación más lógica, hecha a partir del entendimiento cabal
de la estructura del proceso penal nacional, conduce a afirmar que la oportunidad para
hacer uso del instrumento precluye con el proferimiento de la resolución de cierre de la
instrucción. Esta decisión clausura dicha fase del proceso y convoca a los
intervinientes para el acto de la calificación, que como se sabe finaliza con preclusión de
la investigación o acusación. Y si se tiene en cuenta que estos pronunciamientos
pueden repercutir de múltiples maneras en la legalidad de la investigación, en su
orientación o en su sentido, es evidente que propiciar un control de legalidad
introducido al proceso con posterioridad al proferimiento del cierre de investigación,
abriría la posibilidad de que los resultados del control sobre la medida de
aseguramiento afectaran la etapa precluída, implicando el retrotraimiento del proceso a
etapas superadas, con el agravante de que no hay en las normas procedimentales
soluciones previstas para resolver las distintas hipótesis de trastorno a que habría lugar,
según fuese uno u otro el pronunciamiento del Juez , el vicio de la medida y su
adecuada solución, de modo tal que resultase seguro y confiable el camino para
reemprender la actuación conforme a dichos resultados. Permitir el ejercicio del control
de legalidad después del cierre de la investigación, por lo tanto, cuando de acuerdo con
el orden procesal el organismo con facultad de acusar se apresta a calificar el sumario,
traduciría una inconsistencia del sistema en atención a la incidencia que la decisión del
control extraorgánico puede tener frente a la facultad de calificación que ejerce con
carácter exclusivo la Fiscalía General de la Nación.

60
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

La conclusión se hace mucho más evidente cuando dictada la resolución acusatoria, se


propone el control de legalidad de la detención preventiva. Esta, al producirse la
acusación, necesariamente queda vinculada a sus términos y permitir el control del Juez
en tales condiciones significaría una injerencia no autorizada en el rol del acusador y,
naturalmente, el quebrantamiento del principio de separación funcional.

Esto supone, evidentemente, que tanto en la dirección del proceso como en la actuación
de las partes, se obra con arreglo a los principios de lealtad y buena fe. Ni el Fiscal deja
para última hora la resolución de situación jurídica, sorprendiendo a las partes, ni las
partes retardan deliberadamente el ejercicio de sus derechos y facultades, con el
propósito de enervar la superación y el agotamiento de las etapas procesales. Ni
habiendo pluralidad de sujetos, éstos proponen escalonadamente el control, para
disfrazar así una actitud dilatoria. También, que el cierre de la investigación no sea
posible sin conocer los resultados de lo que está pendiente; y, finalmente, que cuando el
ejercicio inoportuno, malicioso o abusivo de la facultad produce o puede producir
retardos que son atribuibles a los procesados o a sus defensores, tal proceder genera
consecuencias procesales desfavorables (rechazo de plano, denegatorias, juicio de
temeridad) frente a expectativas de excarcelación y a la posibilidad misma del acceso al
control. El orden lógico del proceso se diseña por el legislador, y se garantiza por el
funcionario, sobre supuestos de esta naturaleza. Por eso las normas que lo regulan
deben interpretarse y aplicarse con acuerdo a dicho entendimiento.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 16/04/2002
DECISION : Declara la competencia del Juzgado 2 P.C.E. de
Medellín
PROCEDENCIA : Juzgado 6 P.C.E.
CIUDAD : Bogotá D.C.
PROCESADO : HURTADO SALDARRIAGA, ANTONIO JOSE, Y OTROS
DELITOS : Violación a la Ley 30/86, Lavado de activos,
Concierto para
delinquir-narcotráfico
PROCESO : 19316
PUBLICADA : Si

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RESOLUCION DE ACUSACION-Marco jurídico-fáctico de la actuación del


fallador/ COLISION DE COMPETENCIA-Ley 733 de 2002/ CONCIERTO PARA
DELINQUIR/ MEDIDAS CAUTELARES

Es cierto, en primer lugar, que la resolución de acusación incluyó el cargo de concierto


para delinquir. En segundo, que la ley 733 de 2002 le atribuyó la competencia para
conocer de dicho hecho punible a los Jueces Especializados, en concordancia con su
artículo 14. Y en tercero que esta norma empezó a regir desde su expedición el 31 de
enero, sin perjuicio del derecho constitucional de favorabilidad, tal y como lo ha
sostenido la Sala en recientes pronunciamientos.

Así las cosas, hizo bien el Juzgado 4º Penal del Circuito de Valledupar al disponer la
remisión del proceso al Juzgado Especializado de la misma ciudad, dado que una de las
hipótesis delictivas de la acusación fue la de concierto para delinquir y a que el artículo
7º transitorio del Código de Procedimiento Penal dispone que cuando concurran delitos
de competencia de los Jueces Penales del Circuito (o de los Municipales) y de los Jueces
Penales del Circuito Especializados, corresponde el juzgamiento a éstos.

E hizo bien el Juzgado Especializado al acudir al incidente de colisión de competencias


en lugar de haber procedido a la declaración de nulidad del auto calificatorio. Pero se
equivocó al interferir en la facultad acusadora de la Fiscalía, en cuanto buscaba
desconocer la imputación de una conducta (concierto para delinquir) que no tendría
correspondencia jurídica con otra y que por tanto, en su criterio, no debía haber sido
objeto de acusación. Lo que en conclusión afirma el Juez es que ha debido precluirse la

61
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

investigación por dicho delito. Y estas consideraciones sólo le es dable efectuarlas en la


sentencia.

La providencia de la Sala a que hizo alusión la Juez 4ª Penal del Circuito de Valledupar* ,
servirá de guía para la solución del conflicto planteado. Los siguientes son sus
términos, adaptados en lo pertinente a las normas que hoy se encuentran vigentes:

Una característica del proceso penal nacional es la separación funcional entre


instrucción y juzgamiento. La primera, salvo los eventos previstos en los artículos 174,
235-3 y 246 de la Constitución Nacional, está atribuida a la Fiscalía General de la
Nación, cuya actividad jurisdiccional finaliza con la decisión calificatoria ejecutoriada, es
decir con preclusión de la investigación o resolución de acusación. Esta última
determinación no solamente es un presupuesto indispensable para comenzar el
juzgamiento, sino que se constituye en su límite y su desbordamiento por parte del Juez
traduce el quebrantamiento del anotado principio de separación funcional.

Ahora bien, si se tiene en cuenta que la Fiscalía, en desarrollo de su función


constitucional, define en la resolución acusatoria los cargos por los cuales debe
responder el sindicado con fundamento en la valoración de los medios de prueba
aportados a la investigación, es claro para la Corte que ese doble contenido de la
acusación -estimación probatoria y cargos- fijan el límite de la controversia en la fase
del juzgamiento, debiendo el Juez asumir el conocimiento del proceso de conformidad
con dicha resolución, salvo naturalmente que exista una protuberante equivocación
sobre la calificación jurídica de los hechos y que la misma no pueda remediarse a través
del mecanismo del cambio de la calificación jurídica provisional previsto en el artículo
404 del Código de Procedimiento Penal. En dicho caso, si por razón de la nueva
adecuación legal se produce un cambio en la competencia, el Juez así lo declara y
procede a proponer colisión de competencias (art. 402 ib.).

La invocación del error en la denominación jurídica por parte del Juez, sin embargo, no
puede fundamentarlo en su oposición a la estimación probatoria o al criterio jurídico
racionalmente realizados por el Fiscal, pues ello constituiría una intromisión indebida en
las funciones del organismo acusador. Si éste adujo una motivación básica en la
calificación sumarial, con apoyo en una apreciación razonable de las pruebas y en un
atendible juicio jurídico, no puede el Juez a partir de unos razonamientos que considera
más acertados sustentar una propuesta de colisión negativa de competencias, pues
ello, se reitera, vulnera el principio de separación funcional y, además, el de preclusión
de la función calificatoria de la Fiscalía.
...

No puede pasar por alto la Corte, para finalizar, que la Juez 4ª Penal del Circuito incurrió
en una contradicción en su decisión del 8 de marzo de 2002, por la cual aceptó el
conflicto de competencias. Afirmó que carecía de competencia y al tiempo actuó como
si la tuviera al señalar fecha y hora para la celebración de audiencia preparatoria. Con
esto, además, dejó de observar el contenido del artículo 97 del Código de Procedimiento
Penal, que dispone la suspensión del juzgamiento al trabarse el conflicto y le atribuye la
facultad para resolver lo referente a medidas cautelares al funcionario que tenga el
proceso en el instante en el cual deba tomarse la decisión; es decir a quien acepta la
colisión y mientras ésta es resuelta por el Juez competente.
________________________________
* Se profirió el 30 de mayo de 2000 en la colisión radicada con el número 16.643. M.P.
Carlos E. Mejía Escobar.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 16/04/2002
DECISION : Declara la competencia del Juzgado P.C.E. de
Valledupar
PROCEDENCIA : Juzgado 4 P.C.
CIUDAD : Valledupar
PROCESADO : SANDOVAL GALVIS, FABIO
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Concierto para delinquir
PROCESO : 19340
PUBLICADA : Si

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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CAMBIO DE RADICACION-Naturaleza residual y extrema/ CAMBIO DE


RADICACION-Factores externos del medio

Reiteradamente, la jurisprudencia de la Sala ha señalado que el cambio de radicación


es una medida excepcional a los postulados que rigen la cláusula general de
competencia definida por el factor territorial, razón por la cual para acoger su
procedencia es necesario que esté comprobado que en el lugar en el que se adelanta el
proceso se configure alguno o varios de los motivos previstos por el artículo 85 del
Código de Procedimiento Penal, es decir, la existencia de circunstancias que puedan
afectar: el orden público, la imparcialidad o independencia de la administración de
justicia, las garantías procesales, la publicidad del juzgamiento, la seguridad del
sindicado o su integridad personal, circunstancia ésta que ha sido extendida a los
sujetos procesales y a los funcionarios judiciales.

En consecuencia, la solicitud de cambio de radicación, además, de estar fundada en una


de éstas causales, debe expresar las razones por las cuales se considera que se
estructura, aportar las pruebas que la demuestren y de las cuales se deduzca que en
el caso concreto se vería seriamente afectada la rectitud y la eficacia de la
administración de justicia por una circunstancia determinada, de modo tal que
impedirían realizar sus fines de no efectuarse el cambio de radicación que se solicita.

La Sala, sobre el particular, ha puntualizado que siendo tales los fines que
intrínsecamente se pretenden con la figura del cambio de radicación, el análisis de los
motivos que se aduzcan no podrá sustentarse en valoraciones de índole subjetivo o en
juicios hipotéticos, sino que la fundamentación debe corresponder al análisis de
circunstancias comprobables, de las que emane la convicción cierta y razonada de la
necesidad de autorizar el cambio de radicación, ya que, es una medida de carácter
extremo y subsidiario, por cuanto, su aplicación procede una vez se han agotado todas
las posibilidades para conjurar la amenaza que se cierne sobre la transparencia de la
administración de justicia y no existan mecanismos legales que permitan neutralizar o
aminorar los efectos nocivos de las circunstancias que se señalan como
desestabilizadoras.

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Cambio de Radicación
FECHA : 16/04/2002
DECISION : No accede al cambio solicitado
PROCEDENCIA : Juzgado 2 P.C.
CIUDAD : Vélez - Santander
PROCESADO : OLAYA DUARTE, CRONIDAS HELMER
DELITOS : Tentativa de homicidio, Porte de armas de defensa
personal, Homicidio agravado, Tentativa de fuga
de presos
PROCESO : 19327
PUBLICADA : Si

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ACCION DE REVISION-Requisitos/ REPOSICION-Notificación/ REPOSICION-


Punto nuevo/ ACCION DE REVISION-Prescripción/ NOTIFICACION

1. De conformidad con el artículo 234 del Código de Procedimiento Penal anterior, y con
el artículo 222 del estatuto procesal vigente (Ley 600 de 2000), entre otros requisitos, la
demanda de revisión debe indicar la causal que se invoca y los fundamentos de hecho y
de derecho en que se apoya la solicitud.

La selección de la causal de revisión debe guardar coherencia con los hechos y el


derecho aplicado en el devenir procesal, y dimanar objetivamente de ellos, de modo
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

que al leer el libelo en comparación con las actuaciones procesales, se colija de manera
objetiva que la causal fue adecuadamente seleccionada, independientemente de que
llegue a prosperar, o que por el contrario se declare sin fundamento.

2. El artículo 186 del Código de Procedimiento Penal anterior, vigente al tiempo del
asunto sometido a estudio, expresaba que se deben notificar, entre otras, "las
providencias interlocutorias". El Código de Procedimiento Penal de hoy, en el artículo
176, repitió la misma regla.

La providencia que resuelve el recurso de reposición, por supuesto, es interlocutoria y


debe notificarse, pues en ella se deciden aspectos sustanciales del proceso, y constituye
un vehículo adicional a través del cual se verifica la dialéctica entre los sujetos
procesales y el funcionario judicial.

La notificación de la providencia que resuelve el recurso de reposición, además de


haberse establecido expresamente por el legislador, constituye una garantía para los
sujetos procesales y es obligatoria so pena de afectar el debido proceso, pues su
finalidad no se agota en facilitar el enteramiento de lo decidido, sino que trasciende
hacia la determinación de los términos y fechas exactas en las cuales la nueva decisión
podría impugnarse, en el evento de contener puntos nuevos, o de surgir interés jurídico
para alguno de los sujetos procesales.

El artículo 190 del Código de Procedimiento Penal (Ley 600 de 2000), es del siguiente
tenor:

"Inimpugnabilidad. La providencia que decide la reposición no es susceptible de recurso


alguno, salvo que contenga puntos que no hayan sido decididos en el anterior, caso en
el cual podrá interponerse recurso respecto de los puntos

nuevos, o cuando alguno de los sujetos procesales, a consecuencia de la reposición,


adquiera interés jurídico para recurrir."

Similar redacción presentaba el artículo 201 del Código de Procedimiento Penal


derogado.

La existencia de puntos nuevos, y el surgimiento de interés jurídico en alguno de los


sujetos procesales a raíz de lo resuelto en la reposición, son dos eventos diferentes que
harían posible interponer recursos (reposición y apelación si fuere el caso), contra la
providencia que resuelve la reposición de una anterior.

A la secretaría no le queda alternativa distinta a notificar la providencia que resuelve la


reposición, porque única y exclusivamente los sujetos procesales en su fuero interno
determinarán si surgió interés en ellos para impugnar la nueva providencia, o si algún
punto nuevo, incluido por primera vez en la parte resolutiva de la nueva providencia
judicial, merece ser impugnado por ser contrario a sus intereses.

Tampoco puede el secretario de un despacho judicial decidir por su propia cuenta, si la


providencia que resuelve la reposición contiene puntos nuevos, o si surgirá interés para
impugnarla en algún sujeto procesal. No corresponde a la secretaría inmiscuirse en
aquel tipo de reflexiones. Su deber consiste en efectuar las notificaciones en los
términos que la ley establece.

Lo anterior, claro está, independientemente de que los sujetos procesales tengan razón
o no, toda vez que compete sólo al funcionario judicial declarar dentro del proceso
fundadas o carentes de fundamento las nuevas pretensiones de quien impugne la
providencia que resuelve la reposición.

3. En punto de la causal invocada, esto es el numeral 2° del artículo 232 del Código de
Procedimiento Penal anterior, equivalente al 220 del actual, la Sala ha sido reiterativa en
que para su postulación el hecho jurídico de la prescripción de la acción, (resultante de
la verificación de un término calculado a partir del máximo de la pena imponible), debe
emerger diáfana y exclusivamente de los hechos y pruebas conocidos, estudiados,
controvertidos y valorados en las instancias.

Cabe rememorar lo expresado por la Sala en la sentencia del 5 de marzo de 1996,


proferida al resolver la revisión número. 8336, (M.P. Dr. Carlos E. Mejía Escobar): "En
segundo término ha de precisarse que el motivo de ésta acción, al tenor de lo dispuesto
en la causal 2ª del artículo 232 del C.P.P., no permite cuestionar aspectos inherentes a la
adecuación típica, la forma de culpabilidad o participación; las circunstancias de hecho
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

o cualquier otro elemento que pudiese incidir sobre la punibilidad de la conducta. La


Revisión, en este sentido, no puede derivar en un nuevo juicio crítico sobre lo declarado
en el proceso y por ende la prescripción que se alegue es aquella que surja de los
hechos y del derecho tal como fueron considerados dentro del proceso."

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Acción de Revisión
FECHA : 17/04/2002
DECISION : Reconoce apoderado, inadmite la demanda
presentada
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
CONDENADO : ENDO ORJUELA, ALFONSO
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 17897
PUBLICADA : Si

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VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY-Concreción del error/ ERROR DE HECHO-


Falso juicio de identidad y falso raciocinio/ PRUEBA PERICIAL/
INIMPUTABILIDAD-No implica inocencia o ausencia de responsabilidad

1. El demandante invoca la causal primera, cuerpo segundo, al acusar a la sentencia de


violar de manera indirecta el artículo 33 del Código Penal de 1980, como consecuencia
de "error en la apreciación de la prueba", tanto testimonial como pericial.

Cuando se acude a esa censura, es carga del actor precisar si el yerro en la valoración
de los elementos probatorios es de hecho o de derecho, y, por lo primero, especificar si
obedeció a un falso juicio de existencia, identidad o raciocinio, en tanto que por lo
segundo debe dilucidar si se dio un falso juicio de legalidad o de convicción.

2. La afirmación de que a un dictamen pericial se le dio "plenitud de crédito" hace


referencia al proceso de valoración probatoria, que bien puede surgir de un falso juicio
de identidad o de un errado raciocinio* , sin que la Sala, en virtud del principio de
limitación, pueda dilucidar por cuál de ellos quiso optar el demandante, además de que
no demostró, como era su deber, con las citas textuales respectivas del concepto
médico y del fallo, que el Tribunal distorsionara los alcances del estudio científico, o que
vulnerara los principios de la sana crítica, como tampoco reseñó, ni siquiera insinuó, las
reglas de la lógica, máximas de la experiencia y aportes de la ciencia que desconoció el
juzgador.

3. Respecto del "cúmulo de prueba testimonial" el actor asevera que fue "desestimada"
y "no se recibió", lo que traduce un falso juicio de existencia, que nace precisamente
cuando la sentencia incurre en una omisión material en relación con el medio
probatorio, porque existiendo no es apreciado. Luego, a renglón seguido, el actor acota
que las declaraciones no fueron "interpretadas adecuadamente", lo cual infringe el
principio lógico de no contradicción, porque o bien se omitió la valoración de las
versiones las versiones, o fueron atendidas pero de manera equivocada. Por lo demás,
si en ello se pensaba, una percepción inadecuada debía ser postulada como falso juicio
de identidad, o de raciocinio, tarea que no fue cumplida, pues que tampoco se habría

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

probado en qué consistieron la distorsión o la infracción a la sana crítica, ni se


determinaron las declaraciones objeto de queja.

4. Establecer el estado de salud mental de una persona al momento del hecho requiere
"conocimientos especiales científicos", de donde surge que la prueba pericial es bien
importante sobre el punto lo cual no significa que sea la única y exclusiva pues, como
sucede en este expediente, el juez puede soportar sus conclusiones en esa y otras
pruebas.

5. Yerra el demandante cuando formula su pretensión absolutoria con base en la


hipotética inimputabilidad pues que este fenómeno no implica necesariamente
inocencia o ausencia de responsabilidad. Pedir, entonces, declaratoria de
inimputabilidad y por ello, sin más, declaración de irresponsabilidad, es contradictorio
pues la primera lleva ínsita la responsabilidad, así sea a mero título de objetiva o
anómala.
_______________________
* Se hace la distinción para simplemente recordar que años atrás la Corte admitía como
falso juicio de identidad aquello que después comenzó a ser estructurado como falso
raciocinio.

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 18/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Antioquia
PROCESADO : BEDOYA BEDOYA, NESTOR DE JESUS
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 12223
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD CONDICIONAL-Indemnización de perjuicios/ INDEMNIZACION DE


PERJUICIOS

Tal como se había analizado en auto de 29 de enero del año en curso, el artículo 64 del
Código Penal actual (L. 599 de 2000) prevé la concesión de la libertad condicional al
condenado a pena privativa de la libertad mayor de 3 años, cuando haya cumplido las
3/5 partes de la pena, si de su buena conducta en el establecimiento carcelario puede el
Juez deducir, motivadamente, que no existe necesidad para continuar con la ejecución
de la sanción; dentro del expediente obran certificaciones de la "buena" y "ejemplar"
conducta del peticionario, en los diferentes centros de reclusión en que ha permanecido.

Dado que la pena de prisión impuesta en el asunto examinado es de 6 años, las 3/5
partes equivalen a 43 meses y 6 días, que ha superado (...); allegó copia de la
consignación en el Banco Agrario, oficina Guática (Risaralda), a favor de la Dirección del
Tesoro Nacional (f. 208 cd. 3), por $1"000.000, para cubrir el valor de la multa impuesta,
mas descorrido el término de traslado, no acreditó la indemnización de los perjuicios a
que fue condenado, ni pudo justificar que se encuentre en estado de insolvencia
económica para cubrirlos, luego de haberse apropiado de dineros públicos.

En efecto, después de haberse ordenado correr traslado a (...), de su indagatoria y


ampliación, para que dentro del término de diez días previsto por el artículo 489 del
Código de Procedimiento Penal, explicara la disminución de activos, aportara las
declaraciones de renta hasta el año 2000 y allegara las pruebas que acreditaran su
presunta imposibilidad de indemnizar los perjuicios que está obligado a pagar -y al no
hacerlo, no ha cumplido con ese aspecto de la sentencia que le fue impuesta..
...

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

De tales circunstancias, no desvirtuadas con las pruebas allegadas, no se puede colegir


que el peticionario se encuentre en imposibilidad económica de indemnizar los
perjuicios a que fue condenado, por los caudales birlados a las necesidades sociales que
debían satisfacer, de cuyo pago no puede ser eximido, ni concederle plazo, que no ha
solicitado y menos fundamentado. Ha de recordársele que todo el que causa un daño
está legalmente obligado a repararlo y que el restablecimiento del derecho es precepto
rector del proceso penal colombiano, cuya prevalencia no implica que se esté
supeditando el otorgamiento de la libertad a la atención de un deber de inferior
magnitud (Cfr. sentencia de control de constitucionalidad C-008 de enero 20/94, M. P.
José Gregorio Hernández Galindo).

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Auto Unica Instancia


FECHA : 18/04/2002
DECISION : Reconoce redención, no admite no exigibilidad de
pago de
perjuic. niega libertad
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
CONDENADO : BEDOYA GONZALEZ, CARLOS MARIO
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 8067
PUBLICADA : Si

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INDAGACION PRELIMINAR-Comunicación al imputado/ PROCESADO-Calidad/


PRUEBA TRASLADADA/ INSTRUCCION-Término/ NULIDAD/ FALSO JUICIO DE
EXISTENCIA/ FALSO RACIOCINIO

1. El artículo 341 del decreto 50 de 1987, Código de Procedimiento Penal vigente en ese
entonces, supeditaba una "indagación preliminar" a que existiera "duda sobre la
procedencia de la apertura de investigación", la cual habilitaba al acopio de la prueba
necesaria para dilucidar la "ocurrencia del hecho", si el mismo "está descrito en la ley
penal como delito" y la "identidad o individualización de los autores o partícipes", es
incuestionable que el funcionario no ha debido disponer esa fase, como que tales
aspectos surgían con suficiencia de los elementos de juicio que conformaron la noticia
criminal..

De manera tal que el instructor tenía precisión respecto de la ocurrencia del hecho, su
adecuación típica y la identidad de la imputada, esto es, sobre los tres aspectos a que el
legislador condicionó la apertura de una indagación preliminar, luego si las finalidades
que ésta perseguía se habían cumplido con antelación, inoficioso era disponerla y en su
lugar se imponía iniciar la fase de instrucción con el denominado auto cabeza de
proceso (artículo 351). En estas condiciones, decretar una fase previa en nada incidió en
la estructura básica del proceso penal, además de que, vencido el término de quince
(15) días previstos para ella en el artículo 345, el funcionario debía proceder a "abrir
investigación o dictar auto inhibitorio". Por consiguiente, si procedió a lo primero, la
queja queda sin respaldo, porque censura como yerro el simple cumplimiento de la ley.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

2. La queja del censor en cuanto la falta de notificación a la imputada del inicio de la


indagación preliminar la privó de medios de defensa, carece de soporte legal, porque
esa decisión no se discriminó como objeto de comunicación por el artículo 174 del
estatuto procesal entonces vigente. Por otra parte, las sentencias de la Corte
Constitucional que cita el actor y de las que surge la obligación de notificar el inicio de
la indagación previa, hacen referencia al mandato del artículo 81 de la ley 190 de 1995,
en virtud del cual "En caso de existir imputado o imputados conocidos, de la iniciación
de la investigación, se notificará a éste o estos, para que ejerzan su derecho de
defensa".

Esta disposición es posterior al acto que se cuestiona y por tanto no puede exigirse su
aplicación por no existir en ese entonces, momento en el cual el funcionario debía
adaptar su comportamiento a lo ordenado en el artículo 174 citado, que no imponía su
notificación.

3. Reprocha el censor que, tratándose de copias remitidas desde otro proceso, se ha


debido disponer su traslado y notificar a la imputada. Esto no consulta los lineamientos
del artículo 174 del decreto 50 de 1987 que cita en su apoyo, pues éste ordena notificar
"el auto que pone en conocimiento de las partes la prueba trasladada". El concepto de
"partes" o "sujetos procesales", en especial en lo atinente al "procesado", sólo existe
una vez se inicia el proceso formal o etapa de instrucción. Tan es así, que el artículo 125
procesal disponía que "El sujeto pasivo de la acción penal tiene la calidad de procesado.
Dicha calidad se adquiere a partir de la indagatoria o de la declaración de persona
ausente para la misma". De manera tal que la notificación, respecto de la señora (...),
sólo podía exigirse luego de su vinculación legal.

4. La esencia del traslado a que alude la defensa no radica en el simple cumplimiento de


la formalidad, sino que lo que importa, lo sustancial, lo material, lo que interesa en aras
de la protección de las garantías superiores, es que las pruebas obren dentro de la
actuación, que se permita al sujeto procesal acceder a ellas y ejercer el derecho de
contradicción sobre su contenido.

5. El artículo 42 de la ley 81 de 1993, al modificar el 329 procesal, dispuso que los


procesos que estuvieren en curso al entrar en vigencia, debían ser calificados "en un
término no superior a ocho (8) meses", en el supuesto de que "hubiere transcurrido un
término igual o mayor a dieciocho (18) meses sin exceder de cuarenta y ocho (48) en
etapa de instrucción". La investigación se inició el 20 de junio de 1991 (fl. 25), lo que
significa que para el dos de noviembre de 1993, fecha en que comenzó a regir la ley 81,
la investigación llevaba 28 meses, esto es, que por encontrarse dentro de los límites
anunciados, el acto de calificación debió producirse, a más tardar, el dos de julio de
1994, lo que no ocurrió, por cuanto la acusación es del 14 de enero de 1997 (fl. 334).

Por manera que, desde el punto de vista objetivo, asiste razón al casacionista, pues la
investigación no fue calificada dentro del perentorio plazo dispuesto en el artículo 42 de
la ley 81 de 1993, pero la solución de nulidad que se reclama no puede ser compartida
porque el vencimiento de los lapsos no comporta que la actuación sea nula, como que
sólo las dilaciones que no tienen causa justa son las reprochables.

La nulidad es un recurso extremo, al que sólo se debe acudir cuando no exista otra vía
para corregir las irregularidades, además de que únicamente debe declararse la
invalidez de un acto cuando quiera que no cumpla la finalidad para la cual estaba
destinado, lo que de por sí descarta la propuesta defensiva, porque el cierre y el
calificatorio debían proferirse por formar parte de la estructura de un proceso como es
debido y el actor no puede pretender que se anulen esas decisiones, porque así no se
produjeran dentro del término legal, era imperativo adoptarlas. De manera que si la
forma de corregir el hipotético yerro era precisamente la emisión oportuna de esas
decisiones, resulta un contrasentido que, so pretexto de la dilación de términos, se
busque la anulación de los correctivos y, desde luego, que sean proferidos nuevamente,
conducta con la cual sencillamente se alejarían más en el tiempo los proveídos
anhelados.

6. Si se aduce un falso juicio de existencia, se debe probar -lo que no se hizo en este
evento- que concurre una omisión material en relación con el medio probatorio, ya
porque existiendo una prueba no es valorada, ora por cuanto se supone una que no
aparece dentro de las diligencias.
...

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Lo que se evidencia es la contradicción entre el cargo y su desarrollo, porque a renglón


seguido se explica que la conclusión a que llegó el Tribunal a partir de esa inspección
judicial debió ser diversa, si hubiera aceptado unos testimonios. Tal planteamiento pone
de presente que no se supuso la prueba del hecho indicador, sino que no se comparte el
proceso crítico empleado para inferir el hecho indicado, composición que ha debido ser
censurada por la vía de un falso raciocinio, que no falso juicio de existencia,
demostrando el actor -lo que no hizo- que el juzgador había vulnerado los postulados de
la sana crítica, con el señalamiento preciso de cuáles reglas de la lógica, máximas de la
experiencia y aportes de la ciencia habían sido desconocidos.

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 18/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
PROCESADO : SOTO FLOREZ, LUCELLY
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb.
PROCESO : 16443
PUBLICADA : Si

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MINISTERIO PUBLICO-Interés para recurrir/ INDICIO-Concepto/ INDICIO-


Técnica para atacarlo en casación

1. Como ya lo tiene clarificado la jurisprudencia de la Sala (sentencias de casación del


20 de abril de 1999, radicación N° 10.391, M.P. Carlos Augusto Gálvez Argote; 17 de
enero de 2002, radicación N° 12.106, Magistrado Ponente Nilson Pinilla Pinilla, entre
otras), determina que la demanda se desestime por haberse dado paso
inadvertidamente a su trámite, pues si la carencia de interés se advierte en un
momento diferente, como después de la concesión del recurso extraordinario y al
conocerse el contenido de la demanda cuando la Corporación realiza su examen formal,
deberá inadmitirse como se desprende del claro contenido del artículo 213 del Código
de Procedimiento Penal.

De otra parte, la Corte, en reiteradas ocasiones, entre ellas en una con ponencia de
quien ahora cumple igual cometido, ha delineado las hipótesis de falta de interés para
recurrir en casación cuando el respectivo interviniente procesal no apeló la sentencia de
primera instancia, así como las relacionadas con las excepciones a la regla sobre el
particular, y el carácter omnicomprensivo de las mismas, en la medida que no se
privilegia a ningún sujeto procesal cuando omite recurrir. Así se pronunció la
Corporación en proveído de 7 de diciembre de 2000 (radicación N° 10.876):

"Ante todo importa precisar si al impugnante, como agente del Ministerio Público que es,
le asiste interés jurídico para recurrir en casación la sentencia del Tribunal a sabiendas
de que no apeló la de primer grado, si bien al intervenir en el trámite de la segunda
instancia su reparo se concretó a dejar constancia sobre las irregularidades que hoy en
sede de impugnación extraordinaria esgrime como fundamento de la nulidad invocada.

Bien definido tiene la Corte que para hacer uso del derecho de impugnación se requiere
de interés jurídico para ejercerlo, y que éste se manifiesta por el carácter lesivo de la
decisión cuya remoción se persigue, en tanto le haya irrogado un perjuicio específico al
impugnante. Por contrario, se carece de dicho interés cuando la determinación
censurada ningún agravio le reporta al impugnante o no se cumple con las exigencias
adicionales de procedimiento que en ciertas ocasiones la misma ley prescribe, como por
ejemplo, la señalada en el artículo 221 del C. de P. Penal en relación con la cuantía de la
pretensión, o la indicada en el Art. 37B ibidem atinente a los aspectos que pueden ser
objeto de apelación. Y es entendido que se deja de tener ese interés cuando el sujeto
agraviado con la decisión la consiente con el silencio, valga decir, no la impugna.

Así mismo, tiene dicho la Corte que para legitimarse como impugnante en sede de
casación, el sujeto procesal de modo general debió haber interpuesto y sustentado

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

debidamente el recurso de apelación respecto de la sentencia de primer grado, porque


el no hacerlo equivale a mostrar su conformidad con tal decisión, razón por la cual
carecería de interés jurídico para la impugnación extraordinaria si el fallo de segunda
instancia no le empeora el estatus que le reconoció el de primera, pues mal podría
invocar a último momento un perjuicio irrogado supuestamente por el pronunciamiento
de segundo grado con tal de habilitarse en casación, en el entendido de que el fallo
dictado en dicha sede ordinariamente no concierne a la situación de quien no provocó la
alzada, en virtud de su delimitado ámbito funcional y material.

De un tal deber no está exento el Ministerio Público en su condición de sujeto procesal,


como reiteradamente lo ha dicho la Corte, entre otros pronunciamientos, en auto de 2
de junio de 1998 y en sentencia de casación de 24 de febrero de 2000, en ambos casos
con ponencia de quien aquí cumple igual función.

No obstante, la propia jurisprudencia de la Sala ha establecido excepciones a aquella


regla general de la carencia de interés jurídico para acudir en casación del sujeto
procesal que no apeló la sentencia de primer grado. En este orden, el sujeto procesal
podrá acudir a la casación si aparece que arbitrariamente se le impidió el ejercicio del
recurso de instancia, o cuando su situación resulta afectada por la decisión de segundo
grado excitada por la impugnación de otro o por consecuencia de inevitables razones
vinculantes; como también si se surte el grado jurisdiccional de la consulta, cualquiera
sea el contenido gravoso del fallo; y, finalmente, cuando el sujeto procesal se proponga
la nulidad por la vía extraordinaria, siempre que medie una demanda en forma, pues "la
aceptación del contenido material del fallo, revelada a través del silencio de parte, sólo
resulta válida si el procedimiento que lo sustenta es legítimo, y en la circunstancia de
ser la casación en nuestro medio, fundamentalmente un juicio de validez, como puede
inferirse del contenido de los artículos 219 y 228 del estatuto procesal" (Auto de 11 de
febrero de 1999. M.P. Fernando Arboleda Ripoll)."

2. Si por indicio entiende el legislador la presencia de un hecho indicador a partir del


cual el funcionario infiere lógicamente la existencia de otro (artículos 300 y 284 Decreto
2700 de 1991 y Ley 600 de 2000, respectivamente), y además exige que ese hecho
indicador debe estar probado, surge evidente cuáles son las partes que integran la
prueba indirecta: i) el hecho indicador, debidamente probado; ii) la inferencia lógica,
elaborada con apoyo de las pautas de la sana crítica (reglas de la ciencia, postulados de
la lógica, dictados de la experiencia), iii) el suceso que se descubre y se fija como
conclusión de esta operación del raciocinio.

Por tratarse de un producto del intelecto, en la medida que a la conclusión sobre la


ocurrencia de un acontecimiento que se desconoce se llega por la aplicación racional de
la ciencia (sus teorías o reglas, según sea el avance científico en la correspondiente
área del conocimiento); de la experiencia (o la repetición más o menos constante de un
fenómeno dentro de un contexto sociohistórico determinado); o de la lógica (coherencia
discursiva y epistemológica), a un dato fáctico, las fallas en ese proceso sólo pueden ser
atacadas bajo una vía.

Puede ocurrir, en cambio, que lo fáctico es distorsionado por el juzgador, al tergiversar la


expresión objetiva de la prueba que contiene el hecho indicante (falso juicio de
identidad); o que no lo perciba, o que estime uno diferente, por omitir o suponer el
medio probatorio (falso juicio de existencia); modalidades del error de hecho
susceptibles de postularse en sede de casación para atacar la deficiente valoración de
la prueba del hecho indicador.

Del mismo modo, si el funcionario aprecia una prueba en cuya aducción se


desconocieron los cauces legales para su incorporación al proceso, es factible denunciar
la presencia de un error de derecho originado en un falso juicio de legalidad.

Ahora, si el dislate no se concreta en la contemplación material de la prueba que


demuestra el suceso indicante sino en la fase posterior, esto es, en el curso del
pensamiento del cual fluye la inferencia, la deducción o la conclusión absurda o ilógica,
ya no serán posibles aquellas formas y especies de falencias. Como producto de un
juicio desquiciado, sin apego a las mínimas bases de la razón, alejado de los cauces de
la sana crítica, sólo se puede atacar por la vía del falso raciocinio, otra de las categorías
del error de hecho determinante de la violación indirecta de la ley sustancial.

Desde luego, es indispensable que sin perjuicio de la debida formulación de la censura


de acuerdo con cada una de esas posibilidades, se observen las ineludibles notas de
precisión y claridad en la subsiguiente tarea demostrativa, es decir, que además de la
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

concreción del elemento probatorio apreciado de manera errónea o de la pieza


estructural del indicio afectada por la fisura, se debe explicar el alcance y la incidencia
del yerro en la parte dispositiva de la sentencia, a tal punto que se desvirtúe por
completo la presunción de acierto y legalidad sobre la que viene asentada.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 18/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Ibagué
PROCESADO : VALBUENA ORDOÑEZ FLORESMIRO
DELITOS : Homicidio culposo, Homicidio
PROCESO : 12735
PUBLICADA : Si

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DERECHO DE DEFENSA-Inactividad del abogado/ DEFENSA TECNICA-


Ausencia de defensor: Se deben demostrar sus efectos negativos

Si bien no discrepa la Sala con el marco teórico dentro del cual caracteriza el Ministerio
Público el derecho de defensa técnica, como que se trata de nociones erigidas en las
normas constitucionales y legales que nos enmarcan, no sucede igual frente a los
efectos que en el caso concreto a ellas se le dan, particularmente en cuanto se estima a
través de su cotejo en el imperativo de invalidar lo actuado, cuando en criterio de la
Corte dicha extrema determinación no tiene cabida en este proceso.

Así, en fallo del 21 de febrero de 2.001, con ponencia de quien igual cometido cumple
ahora, precisó la Sala que "no siempre la inactividad del defensor puede conducir
inevitablemente a la vulneración del derecho a la defensa que asiste a todo sindicado
dentro del proceso penal, pues es en cada caso concreto donde se impone determinar la
situación real de la defensa, a fin de establecer de acuerdo a las circunstancias
particulares si hubo actuaciones que a pesar de advertirse como indispensables para
demostrar la inocencia o atenuar la responsabilidad del acusado, dejaron de llevarse a
cabo y si dicha ausencia puede atribuirse a la negligencia o descuido del abogado; pues
no se trata de proponer nulidades sobre el escueto supuesto de que hubo inactividad
del defensor", y tampoco que en casación se pueda "entrar a postular mejores
estrategias defensivas que la asumida por quien tuvo a cargo durante el trámite judicial
la representación de los intereses del procesado, habida cuenta que el ejercicio de
profesiones liberales como lo es la del derecho, parte de la base del respeto del
conocimiento que cada persona tenga de las materias de que se ocupa, sin que sea
posible determinar en forma acertada o por lo menos irrebatible frente a cada asunto
cuál hubiera sido la más afortunada estrategia defensiva, pues cada individuo
especializado en estos temas, tiene de acuerdo a su formación académica, experiencia
y personalidad misma, su propia forma de enfrentar sus deberes como tal" (Cas.
10.424).

Por ello debe insistirse con miras a clarificar el real alcance que corresponde en su
negativa valoración a la manera como se desenvuelve la defensa técnica del
incriminado dentro del proceso penal, que en aquellos casos en que la controversia en
torno a la aparente inactividad defensiva se enfoca en el hecho de no mediar aquél
conjunto de actos usualmente identificadores de la representación profesional por
configurar la manifestación mas común de su dinámico ejercicio, que resulta
imprescindible al demandante precisar en forma minuciosa y con un sentido de realidad
procesal y jurídica, cuáles concretas actividades frente a qué decisiones y sobre qué
fundamento, han debido postularse, bien a través de la interposición de los recursos
ordinarios o la impetración de memoriales o alegatos, haciendo expresa claridad de las
pretensiones que con ellas podían consolidarse, en un plano que, desde luego, debe ir
mas allá de la simple especulación hipotética, ocurriendo lo propio con el afirmado
conjunto de pruebas que han podido solicitarse, ser practicadas o materia de
controversia, pues no solamente al respecto se impone el mismo rigor de concreción
sino la motivada sustentación de su evidente necesidad, pertinencia e incuestionable

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

utilidad, es decir, que no basta, desde luego, con afirmar en abstracto la omisión de todo
un listado de posibilidades con que usualmente cuenta la defensa, predicables en
condiciones semejantes de todos o de cualquier proceso, sino que es imprescindible
indicar la razón por la cual en el caso específico semejante proceder negativo, consolida
una censurable indefensión del imputado, que no solamente impone su repudio por
contravenir las mas mínimas garantías procesales de asistencia especializada de quien
es sujeto del poder punitivo que se ejerce en su contra por el Estado, sino
consiguientemente que amerita la invalidación de lo actuado para que mediante la
refacción del proceso esas alternativas de defensa, seriamente contempladas, puedan
suministrar a plenitud la garantía constitucional de la defensa procesal.

Ha sido por ello insistente la doctrina jurisprudencial en la materia, en exigir como


presupuesto apenas consecuente a un planteamiento de estas características, que se
determine delimitativamente cómo se han afectado frente a la ausencia de actos
defensivos, los intereses del procesado, esto es, qué trascendencia ha tenido la
afirmada omisión o cómo ha influido negativamente la misma sobre la garantía
procesal, todo lo cual debe en condiciones semejantes verse reflejado como su
consiguiente efecto, en la decisión adversa que consolida el fallo materia de la
extraordinaria impugnación.

En este sentido, a una reiteración de estas premisas debe remitirse la Corte, cuando ha
señalado:

"Frente a casos en los cuales el procesado ha contado formalmente con abogado


durante el proceso, la situación presenta mayor complejidad. Se ha planteado, en tal
hipótesis, que la determinación de si existió o no transgresión de la garantía procesal
debe surgir del análisis de cada caso en particular, debido a la imposibilidad de obtener
una fórmula que permita saber cuándo la defensa técnica ha resultado conculcada y
cuándo no. Se trata de una dificultad derivada del reconocimiento jurisprudencial de
que no necesariamente la poca o ninguna actividad del abogado traduce que el derecho
de asistencia profesional ha sido violado. Actitudes como éstas pueden constituir una
estrategida defensiva y no necesariamente un abandono al deber de defensa por parte
del profesional.

Es claro, entonces, que si el procesado ha contado formalmente con apoderado el


problema de la defensa técnica implica el examen riguroso, en el contexto del caso
concreto, de la actividad o inactividad del abogado con el fin de determinar si resultó o
no satisfecha la garantía constitucional. Y en tal eventualidad, como igual lo ha
señalado la Sala, se le impone al demandante en casación como condición lógica en la
formulación del cargo, demostrar la trascendencia de la inactividad o de la poca
actividad del defensor, es decir que en realidad se trató de una omisión lesiva de los
intereses del procesado y que se tradujo en un resultado que se hubiera podido evitar o
que hubiera podido serle menos gravoso.

Si el fundamento de la censura es falta de actividad probatoria, por ejemplo, el


casacionista está en la obligación de demostrar qué pruebas dejó de solicitar el
defensor y cuál fue la incidencia de la omisión en la situación del procesado. Y si el
supuesto es que el abogado dejó de impugnar alguna resolución, se debe igualmente
demostrar la trascendencia de la negligencia en el examen final del proceso.

Enfatiza la Corte, entonces, que para efectos de la propuesta de nulidad en casación


resulta insuficiente la simple mención de que no hubo actividad del defensor o la crítica
en abstracto hecha por un abogado sobre la actuación de otro, pues es lógico que cada
profesional quiere anteponer aquello que él habría hecho frente al caso concreto y que
diagnostique y establezca su propia estrategia defensiva" (Casación 13.842, M.P. Dr.
Carlos Eduardo Mejía Escobar).

DERECHO DE DEFENSA-Inactividad del abogado (SALVAMENTO DE VOTO)

DR ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Respetados Señores Magistrados:

He salvado el voto porque observo que en este proceso, durante


todo su trámite, fue flagrantemente violado el derecho de defensa, como

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

garantía incursa dentro del debido proceso, es decir, como componente


de uno de los extremos de la relación dialéctica que significa el proceso
penal. Mejor dicho, en este asunto actuó sólo el Estado o, de otra manera
expuesto, no se cumplió con el elemento del Estado social y democrático
de derecho que implica igualdad de armas, equilibrio procesal y balanza
equitativa durante el rito. Hubo, sí, remedo de equilibrio, es decir, forma
con apariencia de realidad. Por esto último sí se esmeró la fiscalía,
siempre atenta a hacer aparecer en el “papel” un defensor que jamás
defendió. Y esto, lamentablemente, también le gustó a la Sala de
Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia.

Las razones del disentimiento son:

1. En la indagatoria le fue designado al procesado un defensor,


expresamente “para esa diligencia”. Y fue necesaria la designación
oficiosa porque el imputado acababa de decir que no tenía abogado. Esto
sucedió el 11 de febrero de 1997.

2. Luego de acopiar varias pruebas, sobre todo testimoniales, le fue


proferida medida detentiva, notificada personalmente, entre otros, al
defensor.

3. Después de otra cantidad de pruebas, el 26 de marzo del mismo


año fue cerrada la investigación y citado por telegrama el defensor, quien
terminó notificado por estado.

4. Transcurrieron los días y vencido el término para presentar


estudios precalificatorios se produjo la acusación el 9 de mayo.

Hasta aquí, ninguna actuación del defensor, quien probablemente,


con razón o sin razón, se atuvo a que había sido designado solamente
para la indagatoria.

5. Como se dijo, el 9 de mayo fue dictada la acusación y se notificó


al Ministerio Público y al procesado. El mismo día, sin notificarse, el
defensor cayó en cuenta de que tenía más de tres defensas oficiosas y
por ello renunció al cargo.

6. El 14 de mayo la fiscalía le designó otro defensor de oficio, a


quien le notificó la acusación.

7. Recibido el asunto por el Juzgado Segundo Penal del Circuito de


Bello, dispuso el traslado del artículo 446 del Código de Procedimiento
Penal anterior, con fecha 3 de junio de 1997.

8. No obstante, el 26 de mayo el defensor había hecho llegar una


constancia petición que por sí sola demuestra la rotunda infracción a la
Constitución, ruptura que lamentablemente la Sala no quiso ver. De ese
escrito del defensor de oficio se desprende que es un asiduo colaborador
de la fiscalía de Copacabana; que el secretario de ésta le solicitó el favor
de prestar su nombre como defensor de oficio para poder enviar el
proceso al juzgado; que todos saben de los múltiples casos que ese
defensor lleva de oficio, en el mismo sentido; que el secretario le
comentó que al pasar el asunto al juzgado del circuito le explicara el
tema al juez para que le nombraran otro apoderado. Y con el escrito el
togado hizo llegar varias constancias y una lista de todos aquellos casos
en los cuales intervenía de oficio.
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

8. El juzgado del circuito aceptó el escrito y el 12 de junio de 1997


designó y posesionó a otro abogado, a quien le notificó de la decisión
basada en el artículo 446 del Código de Procedimiento Penal.

9. Mientras aquello sucedía, el procesado solicitó, a propósito del


traslado, la práctica de un reconocimiento y sugirió la “verificación” del
testimonio del denunciante. Así mismo, pidió libertad.

10. El juzgado le negó todo. La libertad, porque no tenía derecho a


ella; y las pruebas, por innecesarias e inconducentes.

11. Aquel abogado designado y posesionado el 12 de junio de 1997,


fue buscado para una notificación el 19 de agosto del mismo año pero no
fue posible hacerlo porque el responsable letrado se hallaba “fuera del
país”.

Esta reseña, totalmente plegada al expediente, solo permite


concluir que no hubo defensa “real”, “material”, “sustancial”.
Tristemente, para la Sala sí la hubo.

12. La sentencia proferida por la Sala es un importante dechado


teórico sobre el derecho de defensa. En ella se recuerda que es continua,
que no necesariamente se tiene que actuar de manera positiva, que todo
puede obedecer a una estrategia, y etcétera, etcétera. Con ese marco
teórico el suscrito está de acuerdo.

13. Mas no puede estarlo con la esencia de las cosas, cuando


compara esa teorización con el asunto concreto. En efecto:

13.1. Es cierto que durante todo el proceso hubo “defensa”. En


verdad, “aparecía” el nombre de un abogado titulado. Pero nunca hizo
algo. Por ello, se insiste, tratábase de una “defensa de papel”.

13.2. Es evidente que la defensa no se mide por la cantidad de


actuaciones positivas. Pero también lo es que en este proceso no hay
nada para medir. Salvo, claro está, que todos los defensores hicieron el
juego a la fiscalía, tal como fue “confesado”, para que esta pudiera
“formalizar” la garantía constitucional.

13.3. Sin duda, un comportamiento omisivo puede ser válido


cuando se trata de una táctica o estrategia defensiva. Aquí, sin embargo,
no se detecta ninguna por parte de los defensores excepto, como es
nítido, el juego compartido de “fiscal” y “defensores” para estampar algo
cual mero requisito y no entrabar el proceso. Mejor dicho: la táctica de los
defensores consistía en prestar su nombre y cada vez que se requería su
firma renunciar por excesivas defensas de oficio, para que fuera
designado otro que después hacía lo mismo, o, incluso, que defendía
“desde fuera de país”.

13.4. Tal vez como otro argumento para mantener la vigencia de la


sentencia, la Sala dice que hubo despliegue de la defensa material, en
cuanto el procesado, con fundamento en el artículo 446 ya citado, pidió la
práctica de unas pruebas, afirmación que es cierta. Pero también lo es
que bien primigenia fue la petición, al punto que produjo melancolía en el
juez cuando la respondió; que todo le fue negado; que el “defensor de
papel” nada hizo por colaborarle a su “protegido”; y que, y esto, sin duda,
es lo de mayor trascendencia, que la jurisprudencia no puede concluir
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

que la realización de la defensa material sustituya, supla o justifique la


ausencia de defensa técnica o letrada.

Esta claro, entonces, que no hubo defensa real, material o


sustancial, que es la que exige la Constitución, la que piden los tratados
sobre derechos humanos, aquella en la cual recaba la ley procesal penal
y que, paradójicamente, reclama la jurisprudencia de la Sala Penal de la
Corte Suprema de Justicia.

13.5. Quien disiente también tiene claro que el procesado cometió


un homicidio feo y doloroso, así como que el mismo procesado parece es
buscado por otro crimen similar. Igualmente observa que la prueba de la
responsabilidad es fuerte. Pero siempre ha tenido la conciencia clara de
que al peor criminal de un país solo se le puede condenar previo
cumplimiento de las garantías constitucionales y legales. Y el suscrito
hasta de pronto podría cambiar de criterio para simplemente condenar al
que lo merece. Sin embargo, también lo acompaña la conciencia de que
para hacerlo, primero habría que tachar la Constitución y las leyes. Y
hecho esto, hasta quizás sería pensable el autoritarismo. Pero por ahora,
todavía rigen la Constitución y las leyes procesales. Y si nos hallamos en
eso que decimos todos los días, en un Estado social y democrático de
derecho, no parece posible dejar de lado esa reglamentación.

Por consiguiente, con la Constitución y las leyes en las manos, se ha


debido casar oficiosamente la sentencia en pro del derecho de defensa.

De los Señores Magistrados


Seguro Servidor

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Senetencia Casación
FECHA : 18/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Madellín
PROCESADO : HERNANDEZ HERNANDEZ, DERBY MAURICIO
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 14609
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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SENTENCIA ANTICIPADA-Interés para recurrir-Confesión/ FLAGRANCIA-


Cuándo se presenta/ CONFESION-Fundamento de la sentencia/ CONFESION-
Reducción de pena

1. En este asunto se trata de una sentencia dictada anticipadamente, conforme a los


ritos del artículo 37 de la codificación procesal derogada, es claro que le asiste interés al
demandante para reclamar por esta vía la rebaja de pena por confesión, pues se trata
de un tema que incide directamente en la graduación de la pena y no es de aquellos
que corresponden a los hechos y circunstancias aceptados que dieron lugar al fallo de
condena, toda vez que no involucra ni compromete los extremos de la imputación
delictual hecha por la Fiscalía en la resolución acusatoria.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

2. Lo primero que se impone dejar en claro es que la polémica planteada por la defensa
ha sido superada con el sustancial giro conceptual que sobre el tema se dio a partir de
la expedición de la Ley 600 de 2.000, por manera que hoy en día la tesis según la cual
era perfectamente viable que se presentara el fenómeno de la flagrancia, entendida
come evidencia procesal, sin su correlativo de la captura como su consecuencia, ya no
es predicable por cuanto según lo dispuesto en el artículo 345 de la Ley 600 de 2.000,
se entiende que hay flagrancia, cuando:

"-. La persona es sorprendida y aprehendida al momento de cometer una conducta


punible.
-. La persona es sorprendida e identificada o individualizada al momento de cometer la
conducta punible y aprehendida inmediatamente después por persecución o voces de
auxilio de quien presencie el hecho.
-. Es sorprendida y capturada con objetos, instrumentos o huellas, de los cuales
aparezca fundadamente que momentos antes ha cometido una conducta punible o
participado en ella".

En las actuales condiciones, entonces, la tesis sostenida por la defensa resulta correcta
en la medida en que la definición legal de flagrancia está necesaria y directamente
vinculada con la captura del autor, esto es, que "a los dos requisitos que han sido
establecidos por la jurisprudencia, "uno de carácter objetivo-temporal que es la
actualidad, esto es, que una o varias personas, entre las que puede estar la víctima, se
encuentren presentes en el momento de la comisión del reato o instantes después y se
percaten de él; y otro de naturaleza personal que consiste en la identificación o, por lo
menos, la individualización del autor o partícipe (Casación del 19 de agosto de 1.997
M.P., Dr. Córdova Poveda), se suma ahora la aprehensión en el acto de la realización del
mismo o en los momentos subsiguientes "por persecución o voces de auxilio de quien
presencie el hecho"" (Casación No. 11.199 de 31 de enero de 2.002, M.P., Dr. Jorge
Aníbal Gómez Gallego).

4. Cosa distinta es que esa comprobación frente a la pretensión de la rebaja punitiva


que se reclama por esta vía, no resulta suficiente si se tiene en cuenta que la confesión
de MARTÍNEZ ROJAS no constituyó el fundamento de la sentencia, porque si bien en
vigencia el Decreto 2.700 de 1.991, no aparecía de manera expresa esa condicionante,
la jurisprudencia de la Sala había precisado sobre el tema que:

"…a partir de una detenida conceptualización político criminal del instituto de la


confesión cuando esta sirve para obtener una rebaja de la pena, que si bien es verdad
que el original artículo 299 del Decreto 2700 de 1.991 no incluyó como requisito que
dicha aceptación de responsabilidad deba ser el fundamento de la sentencia - y
tampoco lo hizo la Ley 81 de 1.993-, ella sólo puede ser viable en la medida en que
constituya un elemento autoincriminador determinante en la reconstrucción procesal de
los hechos y en el compromiso penal del procesado, toda vez que no puede utilizarse en
aparente colaboración con la justicia para obtener el mismo propósito de reducción de
la sanción penal, en actitud procesal claramente elusiva de básicas funciones de la
pena, cuando sea distinto el fundamento de la condena para el juzgador, pues no
tendría razón de ser dicha disminución si se acepta la responsabilidad por un hecho
punible cuando por otros medios se logra demostrar el mismo" (Casación 10.109 del 2
de junio de 1.999 M.P. Dr. Carlos Gálvez Argote).

Además el artículo 283 del actual Código de Procedimiento Penal, Ley 600 de 2.000,
nuevamente previó de manera expresa que si fuera de los casos de flagrancia, el sujeto
confiesa su autoría o participación en la conducta punible, ante el funcionario judicial
que conoce de la actuación procesal, en caso de condena, "se le reducirá la pena en una
sexta (1/6) parte, si dicha confesión fuere el fundamento de la sentencia" (subraya la
Corte).
...

La disminución punitiva alegada no tiene una finalidad meramente formal que implique
la escueta confrontación de la primera versión del procesado con la forma en que operó
su captura, como parece entenderlo el demandante, sino que como mecanismo que es
de la política criminal encaminada a evitar la impunidad, el ofrecimiento de una
disminución de pena tiene su justificación en el ahorro esfuerzos en la obligación que el
Estado tiene en materia penal de asumir de manera exclusiva la carga de la prueba y en
la colaboración que representa de parte del sindicado, quien con esa actitud renuncia al
derecho de no autoincriminarse, lo cual, sin embargo, no releva al funcionario del deber
de practicar las diligencias pertinentes para confirmar su veracidad y las circunstancias
del delito, como lo exigía el artículo 297 del anterior ordenamiento procedimental y el
281 del actual.
76
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Por tales razones es que la rebaja de pena por confesión constituye uno de los
antecedentes más importantes de las políticas de sometimiento a la justicia, como
ocurrió a comienzos de los años 80, cuando ante la rampante violencia vivida en el país
el Gobierno Nacional declaró el antes denominado estado de sitio y profirió en
consecuencia una serie de normas con el ánimo de combatir la impunidad, ofreciendo
recompensas a quienes suministraran información sobre la existencia de grupos
delincuenciales y rebajas de pena a quienes estando involucrados en la comisión de
hechos punibles, dieran información que permitiera determinar la responsabilidad de
otros partícipes o hacer efectiva su captura, como sucedió con la Ley 2ª. De 1.984, que
estableció rebajas de pena a las personas que ofrecieran pruebas necesarias sobre la
responsabilidad de autores de ilícitos como el secuestro, la extorsión y el terrorismo.

Posteriormente, en la Ley 30 de 1986, se fijó en el artículo 45 una rebaja de pena para


personas que estando involucradas en delitos de narcotráfico, colaboraran con la
justicia; en diciembre del mismo año se expidió el Decreto 3673, en donde por primera
vez se consagró una rebaja de pena para quien fuera de los casos de flagrancia
confesara la comisión del delito en su primera versión, la cual era mayor si de ella se
desprendía la condena de otro responsable, norma que fue recogida, más o menos en
los mismos términos en el artículo 301 del Decreto 050 de 1987, más adelante en el
artículo 299 del Decreto 2700 de 1991, modificado a su vez por el artículo 38 de la Ley
81 de 1993 y actualmente en el 283 de la Ley 600 de 2.000.

Obsérvese, entonces, que el criterio del legislador para la creación y procedencia de


este tipo de estímulos a quienes colaboran con la justicia, no fue la mera aceptación del
hecho, sino que además, es necesario que esa aceptación se haga conforme a la verdad
real, por ello, si se desvirtúa la veracidad de la confesión en cuanto a las circunstancias
justificantes o disculpantes auducidas, no puede proceder la rebaja en comento. Lo
contrario, esto es, si confrontada la confesión con otros medios de prueba, no resulta
desvirtuada, es obvio, que sirve de sustento a la condena y entonces, imperativo resulta
su reconocimiento.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 18/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Manizales
PROCESADO : MARTINEZ ROJAS, JAVIER
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 10194
PUBLICADA : Si

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CASACION-Naturaleza del error demandable/ NULIDAD-Técnica/ DEFENSA


TECNICA-Facultad de ejercer distintas alternativas/ VIOLACION INDIRECTA DE
LA LEY-Concreción del error/ SANA CRITICA/ DEMANDA DE CASACION-
Principio de autonomía

1. El recurso de casación, por su naturaleza rogada, su carácter excepcional y


extraordinario, no puede tratarse como una instancia más. En consecuencia, los
procesos penales deben culminar en la sentencia de segunda instancia, la cual, por esa
misma razón, está privilegiada por la presunción de acierto y legalidad. Si, dada la
factible falibilidad del juzgador, éste ha podido cometer un error de tal naturaleza que
aparta al fallo de la ley, es a los sujetos procesales autorizados para interponer el
recurso a quienes corresponde, mediante el cumplimiento de precisos requerimientos
lógicos y metodológicos, denunciar los yerros de la sentencia a la Corte, con base en las
causales taxativamente señaladas.

2. La causal de nulidad prevista en el estatuto que rige la casación, no es de libre


invocación, pues al igual que las demás, se encuentra dotada de sus propios
fundamentos, por lo cual, al recurrente se obliga a efectuar su demostración con el rigor
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

y lógica que se predica de este especial medio de impugnación. De no hacerse así, su


equivocada postulación está destinada al fracaso.*

3. Si la defensa no utilizó la oportunidad legal para intervenir, como así expresamente lo


hizo quien aquí oficia como recurrente en casación, al negarse a presentar alegatos de
conclusión, una vez cerrada la investigación, ello revela, simplemente, la manera de
ejercer la defensa técnica. Si el sindicado, en su momento, ningún desagrado manifestó
por la defectuosa defensa que le perjudicaba, resulta de recibo colegir que no le estaba
aportando ni facilitando a su defensor elementos o instrumentos que redundaran en su
defensa.

4. Es obligación imprescindible del casacionista, después de ubicar la censura en el


marco de la violación indirecta, demostrar (en cada cargo) con sólidos argumentos cuál
fue el error supuestamente cometido por el sentenciador de segunda instancia,
señalando las normas vulneradas y estableciendo su incidencia en la parte resolutiva de
la sentencia recurrida.

5. Si lo que pretendía era demostrar que los juzgadores de instancia quebrantaron los
postulados de la sana crítica al producir una decisión arbitraria, debió señalar, en
capítulo distinto, cuál supuesto científico, principio de la lógica o máxima de la
experiencia fue desconocido por el juzgador y, seguidamente, indicar de qué forma y
con una aplicación correcta de las reglas de la sana crítica la decisión cuestionada
hubiera sido de carácter diferente.

6. Es principio que gobierna el recurso extraordinario de casación, el de autonomía de


cada una de las causales que invoca el censor, tanto en la enunciación como en la
demostración de los cargos que se formulen contra el fallo objeto de impugnación, lo
cual implica que le está vedado al demandante entremezclar las diversas causales en
un solo cargo, no sólo porque así desconoce los principios de claridad y precisión que
deben ser respetados en el decurso del libelo, sino porque, a la postre, la pretensión no
puede ser estudiada por la Corte, pues, como es igualmente sabido, cada una de las
causales, dentro de la generalidad del recurso, tiene su propia naturaleza, contenido y
alcance.**
__________________________
* Cfr. C. S. de J. NOVIEMBRE 13 DE 1991
** Cfr. C.S.J. M.P. Dr. GALVEZ ARGOTE, CARLOS AUGUSTO. 18/12/2000

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 18/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : URIBE GARCIA, ALEXANDER
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Homicidio agravado
PROCESO : 15358
PUBLICADA : Si

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VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-Aplicación indebida, interpretación errónea/


ANTIJURIDICIDAD/ INTERES ILICITO EN LA CELEBRACION DE CONTRATOS/
INTERES INDEBIDO EN LA CELEBRACION DE CONTRATOS-Bien jurídico
tutelado

1. Dentro de la división tripartita de los sentidos de la violación directa en aplicación


indebida, falta de aplicación e interpretación errónea, la Corte ha precisado que este
último se caracteriza por presuponer correcta la selección de la norma. El error en tales
eventos, ha dicho, consiste en asignarle al precepto que debe regular el caso un sentido
jurídico que no tiene o unas consecuencias que no causa.

78
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Se presenta, en cambio, la aplicación indebida, cuando el juzgador se equivoca en el


proceso de subsunción de los hechos en el derecho, o cuando habiendo acertado en
este proceso de adecuación termina aplicando una norma distinta de la inicialmente
seleccionada.

Si lo que el casacionista pretende es que se absuelva al acusado por "atipicidad" de la


conducta que se le imputa, de lo que debió dolerse es de que el fallador hubiese
aplicado el precepto que tipifica el delito por el que finalmente se le condenó en lugar
de haberse abstenido de hacerlo, como en incontables oportunidades ha tenido
oportunidad la Sala de explicarlo en situaciones similares.

Si se aceptara la tesis del demandante, habría que empezar por afirmar que el artículo
145 del anterior estatuto penal estuvo correctamente seleccionado, siendo la norma que
debe regular el caso, y que la discusión sólo se presenta en torno de sus alcances o
efectos jurídicos, lo cual no corresponde con lo que es en rigor su planteamiento,
dirigido, se repite, a demostrar "la atipicidad del comportamiento del Dr. (...)" como se
titula en la demanda el capítulo dedicado a este aspecto.

La Sala ha entendido igualmente que a la aplicación indebida o inaplicación de un


precepto legal puede llegarse porque el juzgador malinterpreta su alcance. Pero la
determinación del sentido de la violación no puede hacerse depender de las razones
que determinaron el error. Así se precisó, por ejemplo, en el fallo de casación de mayo 3
de 2001, Rdo. 13.228, con ponencia de quien aquí cumple igual cometido:

"Claro que suele ocurrir que la aplicación indebida o la falta de aplicación de una norma
tenga como motivo la errónea interpretación de la misma, al fin y al cabo, ésta es una
operación que en la lógica de la decisión judicial precede a la activación del precepto,
pero indudablemente en este caso el error sólo se consuma cuando el precepto queda
excluido de manera evidente o se selecciona el que no corresponda a la facticidad. La
interpretación errónea per se, como sentido de la violación de la ley sustancial, supone
que esta fue bien seleccionada, sólo que se ha trastornado su comprensión, pero se
advierte que el censor no está de acuerdo con la aplicación de los artículos 2º, 4º y 221
del Código Penal -en el asunto objeto de examen los artículos 2º, 4º y 138 ibidem, se
aclara-, porque estima que no se ha configurado el hecho punible (falta la
antijuridicidad), falta lesividad de la conducta (…)"

2. El artículo 145 del derogado Código Penal de 1980, modificado por el 57 de la ley 80
de 1993, señalaba que incurre en el delito de interés ilícito en la celebración de
contratos, "El servidor público que se interese en provecho propio o de un tercero, en
cualquier clase de contrato u operación en que deba intervenir por razón de su cargo o
de sus funciones". La descripción típica así determinada fue recogida en idénticos
términos en el hoy artículo 409 de la ley 599 de 2000, nuevo Código Penal, bajo la
denominación de "interés indebido en la celebración de contratos".

A su vez, según el artículo 4° del Código Penal vigente a la sazón, hoy artículo 11 de la
última ley citada, "para que una conducta típica sea punible se requiere que lesione o
ponga en peligro, sin justa causa, el interés jurídico tutelado por la ley". En realidad, la
definición legal envuelve dos matices de la antijuridicidad, el formal circunscrito a la
contradicción de la conducta con el ordenamiento jurídico total, en cuanto éste consagra
no sólo prohibiciones sino también permisos; y el material, concretado en la ofensa al
bien jurídico protegido (lesión o puesta en peligro).

De acuerdo con el Libro Segundo, Título III del Código Penal que rigió el presente caso
(hoy título XV del nuevo código), el bien jurídico protegido en el delito examinado es el
correcto funcionamiento de la administración pública. La distribución de los tipos
legales en capítulos, con sus respectivas denominaciones, significa que en cada caso se
tutela una dimensión distinta de la administración pública, pues sería diverso el amparo
según se trate del peculado, o la concusión, el cohecho, la celebración indebida de
contratos, etc. Y es distinto el ámbito de protección, siempre dentro de la administración
pública, no sólo por la variedad existencial de las conductas y los modos de comisión,
sino también por los sujetos que en cada caso se ven involucrados.

Ahora bien, es cierto como lo afirma el demandante que la misma definición de los tipos
legales, como conductas prohibidas, delimita el ámbito de protección penal del bien
jurídico de la administración pública, que de otra manera quedaría expuesto a
interpretaciones amplias y extrajurídicas nocivas a los principios de seguridad jurídica y
legalidad.

79
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Pero con el fin de establecer en un primer plano el marco de protección del bien jurídico
"administración pública" y, de manera más específica, de lo relacionado con la sana
contratación estatal, ha de recurrirse a la norma superior porque es en ella donde se
sientan los principios que regulan toda la actividad de la administración.

Así, el artículo 209 de la Constitución Política, en lo pertinente, dispone:

"La función administrativa está al servicio de los intereses generales y se desarrolla con
fundamento en los principios de igualdad, moralidad, eficacia, economía, celeridad,
imparcialidad y publicidad...".

Este precepto es desarrollado en el Estatuto General de la Contratación de la


Administración Pública, Ley 80 de 1993, que sienta los principios infranqueables que
deben guiar a la administración cuando realiza convenios, tal como indiscutiblemente se
hace en su artículo 23, al señalar:

"De los principios en las actuaciones contractuales de las entidades estatales. Las
actuaciones de quienes intervengan en la contratación estatal se desarrollarán con
arreglo a los principios de transparencia, economía y responsabilidad y de conformidad
con los postulados que rigen la función administrativa. Igualmente, se aplicarán en las
mismas las normas que regulan la conducta de los servidores públicos, las reglas de
interpretación de la contratación, los principios generales del derecho y los particulares
del derecho administrativo".

A estos principios se refirió la Corte in extenso en el fallo de única instancia de


diciembre 19 de 2000, con ponencia del Magistrado Álvaro Orlando Pérez Pinzón, en los
siguientes términos:

"Principio de Transparencia. Transparencia quiere decir claridad, diafanidad, nitidez,


pureza y translucidez. Significa que algo debe ser visible, que puede verse, para evitar
la oscuridad, la opacidad, lo turbio y lo nebuloso. Así, la actuación administrativa,
específicamente la relación contractual, debe ser perspicua, tersa y cristalina.
(…)
...

Si como lo alega el impugnante la norma superior irradia todo el ordenamiento jurídico,


es lógico concluir que en delitos como el que ocupa la atención de la Sala, la
administración pública es lesionada cuando el servidor no actúa con sujeción absoluta y
franca a tales principios que se hallan implícitos en todos los tipos penales vinculados
con la contratación estatal, generando la sensación o certeza de deslealtad, improbidad
y ausencia de transparencia dentro de los coasociados.

De allí que tiene absoluta vigente frente a la Carta Política de 1991, el análisis que la
Corte hizo sobre el delito de interés ilícito en la celebración de contratos en la sentencia
de junio 8 de 1982, con ponencia del Magistrado Gustavo Gómez Velásquez, sobre
cuyos aspectos principales se destaca lo siguiente:

"... la razón de ser de este dispositivo penal radica en la necesidad, por parte del Estado,
de mantener la función administrativa dentro de moldes de corrección básica, atendida
de manera fiel, sin que el interés particular del funcionario llegue a opacar la rectitud
que debe implicar ese ejercicio, pues lo lógico es pensar en un desvío real por influjo de
esa motivación, o en la fundada creencia, en la opinión pública o en los destinatarios de
sus efectos, que se ha procedido indignamente por obra de ese apremio. Lo más
posible, en estas circunstancias es que se produzca lo que los autores llaman un
"desdoblamiento de la personalidad del funcionario", quien actuará dentro de la esfera
oficial, con exigencias propias al servidor público, pero orientado por logros personales.
Se busca, pues, preservar la ética administrativa apoyo obligado de esa importantísima
gestión.

"… Ese interés personal, de provecho particular, traduce la conducta censurable, ya que
el Código Penal la recoge, por sí, como actividad incompatible con la función pública. El
Código Penal vigente, en parte (artículo 145), corresponde a este mismo régimen, el
cual cambia en el artículo 144, que exige como elemento típico el quebranto de una
incompatibilidad o de una inhabilidad. En otros términos debe advertirse que cuando se
olvida una de estas prohibiciones, el delito se da aunque el funcionario sea ajeno a
conveniencias personales. Y, al contrario, si se "interesa" de modo particular cuando
ejercita una atribución pública, así no ofenda el reglamento de inhabilidades o
incompatibilidades, incurre en el hecho punible comentado.

80
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

"Es más, si el interés particular deviene a favor de la administración (v. gr. el contrato
celebrado, con atención personal, se presenta como fructuoso para la administración, o
de mayor rendimiento para ésta), el delito se ha consumado, porque en esta modalidad
no se demanda la existencia de un interés de perjuicio, pues no se busca sancionar
negocios "prohibidos" sino disconformes con el ejercicio de la función pública"

La ilicitud del comportamiento que se analiza se circunscribe entonces al "interés" que


en provecho propio o de un tercero tenga el funcionario en cualquier clase de contrato u
operación en que deba intervenir por razón de su cargo. Dicho interés ilícito se liga
indefectiblemente al desconocimiento de los principios de transparencia y selección
objetiva, según lo ratificó la Sala en sentencia de septiembre 27 de 2000, con ponencia
del Magistrado Nilson Pinilla Pinilla, al señalar:

"El interés previsto por ese precepto tampoco ha de ser, necesariamente, pecuniario,
sino simplemente consistir en mostrar una inclinación de ánimo hacia una persona o
entidad, con desconocimiento de los principios de transparencia y selección objetiva, en
cualquier clase de contrato u operación en que deba intervenir por razón de su cargo o
sus funciones."
...

Tampoco es cierto que se haya dejado de concretar el momento consumativo de la


infracción, pues tal como lo recuerda el Ministerio Público, las reflexiones del Tribunal en
este aspecto llevan a señalar que desde que se llevó a cabo la conversación telefónica
interceptada donde se manifestaba el interés en que no se quitara el contrato de
vigilancia al amigo cercano, se comenzó a ejecutar la conducta tipificada en el artículo
145 del anterior Código Penal, que se agotó con el comportamiento asumido por el
procesado (...) en la junta y con el que se logró que se adjudicara el contrato de
Segurcol.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 18/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : HURTADO MARTINEZ, WILLIAM FERNANDO
DELITOS : Interés ilícito en celebración de contratos
PROCESO : 12658
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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CASACION-No es una tercera instancia/ ERROR DE HECHO-Falso juicio de


identidad y falso raciocinio/ FALSO JUICIO DE IDENTIDAD/ FALSO
RACIOCINIO

1. La casación no es una tercera instancia, donde en forma libre se puedan hacer toda
clase de cuestionamientos a una sentencia que, por ser la culminación de todo un
proceso, está amparada por la doble presunción de acierto y legalidad, sino que se está
en presencia de un medio de impugnación extraordinario y rogado, en el que sólo es
posible acusar los errores de juicio o de procedimiento cometidos por el fallador, al tenor
de los motivos expresa y taxativamente señalados en la ley, demostrarlos y evidenciar
su trascendencia en la parte dispositiva del fallo, parámetros que no fueron observados
por el censor, por lo que desde ya se manifiesta que los cargos presentados están
condenados al fracaso.

2. Al interior del mismo cargo y con respecto a los mismos medios, predica que fueron
distorsionados en su contenido fáctico y que se desconocieron los postulados de la sana
crítica, con lo que confunde el error de hecho por falso juicio de identidad con el de
hecho por falso raciocinio, sin percatarse que el primero se refiere a la percepción de la
prueba y que se incurre en él cuando al fijar su contenido material se falsea, en forma
tal que no hay correspondencia entre lo que dice y lo que el fallador manifiesta que su

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

texto reza, por lo que se le hacen producir efectos que no se derivan de su contexto,
en tanto que el segundo es de carácter valorativo y se comete cuando al justipreciar los
medios sometidos al método de la persuasión racional, se desconocen,
ostensiblemente, las leyes de la ciencia, los principios de la lógica o las reglas de la
experiencia.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 18/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : PALACIOS SANTANA, HENRY
DELITOS : Infracción art.30 D.180/88
PROCESO : 15450
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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DEMANDA DE CASACION-Falta de legitimidad/ FALSO JUICIO DE


LEGALIDAD/ POLICIA JUDICIAL-Facultades/ RECONOCIMIENTO
FOTOGRAFICO/ REFORMATIO IN PEJUS/ CONSULTA/ PRINCIPIO DE
LEGALIDAD

1. Concedida la impugnación extraordinaria por el Tribunal Nacional, y dentro del


traslado para sustentarla mediante la presentación del correspondiente escrito, ajustado
además a los requerimientos formales entonces señalados en el artículo 225 ibídem,
otro profesional del derecho satisfizo la referida carga procesal sin aportar en ese
momento o después el mandato que lo habilitara para actuar como mandatario judicial
del susodicho acriminado (fs. 58 a 64, cd. ib.).

La situación anterior pasó inadvertida en la calificación del libelo, pero que al


constatarse insalvable ahora, conduce a afirmar la falta de legitimatio ad processum de
quien invocó la representación del procesado sin tenerla, falencia que por sí sola obliga
entonces a desestimar la demanda, máxime que la defensora inicialmente designada
para los efectos del recurso extraordinario, al tenor del artículo 142 de la normatividad
procesal entonces vigente, únicamente quedaba desplazada por la constitución de
nuevo apoderado.

2. Si bien el libelista plantea el error de derecho derivado de un falso juicio de legalidad,


precisión esta última verificada no por su nomenclatura sino ante el contenido asignado
al dislate, que se estructura precisamente cuando el sentenciador le confiere validez a
un elemento de persuasión allegado al proceso sin el cumplimiento de las formalidades
legales, no es menos cierto también, que involucra como parte del yerro anunciado una
escueta crítica a la fuerza incriminativa atribuida a los mencionados reconocimientos
fotográficos en la formación de la certeza sobre la responsabilidad de los acusados (...) y
(...) en los delitos objeto de la investigación.

3. Ante la delegación impartida por el instructor, al tenor del inciso 2º del precitado
artículo 313 del derogado estatuto procesal penal, los funcionarios de Policía Judicial
quedaron facultados para extender su actividad a la práctica de las pruebas surgidas del
cumplimiento de la comisión, como precisamente acaeció tratándose de los
reconocimientos fotográficos cuestionados en la demanda.
...

En lo atinente al origen de las fotografías de los sindicados (...) y (...) sobre las cuales se
llevó a cabo la identificación por parte de la ofendida (...), ninguna disposición exige,
como parece entenderlo el actor, que para la válida formación de la prueba deban tener
una específica procedencia; menos aún, la reclamada con tal carácter en el libelo,
donde se tacha la legalidad de los reconocimientos efectuados porque no fueron
obtenidos los documentos sometidos a la confrontación de la testigo en los cateos
verificados a las viviendas de aquellos, o mediante la remisión de los incorporados a las

82
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

tarjetas de preparación de las cédulas de ciudadanía que reposan en la Registraduría


Nacional del Estado Civil.
...

La objeción del demandante vinculada a la oportunidad en que debió realizarse la


prueba tampoco tiene acogida, no sólo porque el artículo 369 del anterior estatuto
instrumental penal en modo alguno condicionaba su práctica al "momento en que ya se
hubiesen vinculado al proceso a personas determinadas", como asegura el libelista para
controvertir sin fundamento su legalidad desde esta perspectiva, sino porque
precisamente el reconocimiento se efectuó en la fase de investigación previa con miras
a descubrir quiénes habían sido los autores o partícipes de las conductas punibles
denunciadas, de manera que fue sólo ante el concreto señalamiento de la víctima
Velásquez Valencia que surgió mérito para disponer la apertura del sumario, con orden
de vincular a los sujetos sobre los cuales recayó su individualización en esas diligencias
como integrantes del grupo de delincuentes ejecutor del secuestro y el hurto (fs. 113 a
115, cd.1).

Por esta misma razón, como lo afirmó la Sala en asunto que en este punto guarda
identidad con la situación aquí examinada, "el funcionario judicial se abstuvo, con
acertado criterio desde luego, de nombrar un defensor de oficio, pues si para esa
oportunidad no existía imputado individualizado y menos identificado, tal designación
en abstracto no podía hacerse, siendo en cambio imperativo precisar que en desarrollo
de esta diligencia estuvo presente el delegado del Ministerio Público, sin que, por este
motivo o por algún otro, dejara constancia de no haberse respetado las formas propias
legalmente exigidas para su adelantamiento, de donde fácil es concluir, pues
corresponde a la realidad procesal destacada, que ningún reparo merece el aludido
reconocimiento a través de fotografías...."*.

4. La crítica del censor al fallo recurrido, derivada de la insinuada violación del


postulado de la prohibición de la reformatio in pejus por haber deducido el Tribunal a
sus defendidos la pena principal de multa de la cual prescindió infundadamente el a
quo, al implicar un cuestionamiento hincado en un motivo diferente y respecto del cual
sugirió estaba revestido por sí solo de la virtualidad para propiciar la ruptura de la
providencia atacada, en razón del principio de autonomía de los cargos debió ser
invocado expresamente, en forma separada y al amparo de la causal primera de
casación, cuerpo primero, por violación directa de la ley sustancial; sin embargo, estos
requisitos fueron soslayados en forma consciente por el libelista, como si la formulación
de los motivos de impugnación extraordinaria obedeciera a la voluntad del demandante.
...

Resta añadir, en todo caso, que en el comentado ajuste de la sanción a la norma vigente
al momento de comisión del delito y en acatamiento del principio constitucional de
legalidad, la Corte no atisba el menoscabo de las garantías fundamentales de los
acriminados que obligue a una intervención oficiosa con miras a restablecerlas. Por el
contrario, como afirmó la Sala en reciente providencia y reitera ahora "...Esta curiosa
tesis de que la mera interposición del recurso de apelación bastaría para burlar el
mandato legal de la consulta, desafortunadamente ya fue prohijada por la Corte
Constitucional en sentencia de unificación de tutela (SU-1722 de 2000), obviamente sin
efectos imperativos erga omnes, de acuerdo con la previsión del artículo 48 de la Ley
270 de 1996 (Estatutaria de la Administración de Justicia).

"En efecto, la Corte Constitucional, de acuerdo con lo que expone en el fallo


mencionado, estima que la consulta es una herramienta residual y subsidiaria al recurso
de apelación, motivo por el cual la interposición de este último excluye la primera, y así,
en caso de impugnación única a favor del condenado, el superior deberá limitar la
revisión a los aspectos desfavorables y no podrá agravarle la pena.

"Sin embargo, una interpretación integral, coherente y no sesgada del texto del artículo
31 constitucional, indica que el Constituyente estableció de manera independiente y al
mismo nivel la apelación y la consulta, como medios que podían abrir la segunda
instancia en el proceso penal
colombiano, el primero por obra del ejercicio libre de las partes y el segundo por la
insustituible voluntad de la ley. Por ello, el inciso primero del citado canon dice
sentenciosamente: "Toda sentencia judicial podrá ser apelada o consultada, salvo las
excepciones que consagre la ley" (se subraya).

"Y la prohibición de reformatio in pejus sólo se contempla para el caso alternativo único
de la apelación, sin que la voluntad del apelante pueda sustituir una consulta
establecida por ministerio de la ley, sino que serían fenómenos concurrentes, ya que la
83
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

segunda le permite al superior decidir sin limitación alguna, como lo prevé el artículo
217 del anterior Código de Procedimiento Penal, en el mismo sentido del artículo 204
del actual ordenamiento.

"...La expresión "son consultables cuando no se interponga recurso alguno", utilizada en


el artículo 206 del Código de Procedimiento Penal, corresponde al modo verbal del
subjuntivo presente, que como tal revela una hipótesis o suposición, de modo que
simplemente hace énfasis en la automaticidad u operatividad ope legis del grado
jurisdiccional de la consulta, así no se haya interpuesto recurso alguno. Es decir,
aunque las partes no interpongan recurso alguno, de todos modos en relación con las
decisiones señaladas en la norma procederá la consulta.

"No obstante, la Corte Constitucional, en su afán de interpretar acorde con el propósito


de mostrar una repulsa entre impugnación y consulta, trastornó el modo verbal porque
convirtió el subjuntivo presente en un subjuntivo pretérito perfecto, para hacerle decir,
verbigracia, "cuando no se haya interpuesto recurso alguno", que significa una acción
real (u omisión, como en este caso) ya pretérita o consumada. Por ello se atrevió a
postular equívocamente que "Lo anterior, indica que fue el propio legislador quien en
forma clara restringió la posibilidad de acceder a dicho nivel de control jurisdiccional, al
condicionar la consulta, a que el fallo de primera instancia no hubiese sido impugnado
dentro del término legal" (se subraya).

"Por otra parte, no es cierto que el artículo 217 sea claro en cuanto que no puede
agravarse la situación del condenado en sede de consulta, porque, en primer lugar, el
precepto encabeza con una facultad ilimitada del superior para decidir la consulta ("sin
limitación") y, en segundo lugar, la prohibición de agravación de la sentencia
condenatoria se condiciona a que la decisión "la hubieren recurrido", es decir, a que se
haya interpuesto un recurso que no puede confundirse con la consulta que es ajena a la
voluntad de las partes..

"...Se afirma entonces que en la dinámica del proceso penal colombiano, tanto el Estado
como la sociedad y los particulares tienen los representantes que defiendan sus
respectivos intereses y que, si ellos guardan silencio y sólo recurre el acusado u otro
sujeto a su favor exclusivamente, no habría razón para que la segunda instancia le
restara alcances a la prohibición de reformatio in pejus y, por el pretexto de la consulta,
agravara la situación del condenado como único apelante. Sin embargo, lo dicho se
perfila más como argumento de lege ferenda y de la más pura estirpe acusatoria, para
propugnar por la abolición del instituto de la consulta que no sólo es extraño a la
mencionada estructura asépticamente considerada, sino que tiene un tinte francamente
inquisitivo. Debería buscarse una interpretación sistemática de la institución a la luz de
la Carta Fundamental, porque definitivamente ésta la consagra y la ley procesal penal la
desarrolla en consecuencia (Const. Pol., artículo 31, inciso 1° y C. de P. P. de 1991, arts.
206 y 217)..."**.

_________________________________
* Sentencia de diciembre 15 de 1999, M.P. Dr. Carlos A. Gálvez Argote, radicado 11.338.
** Sentencia de enero 18 de 2002, M.P. Dr. Jorge A. Gómez Gallego, radicado 13.053;
criterio reiterado en fallo de febrero 21 de 2002, M.P. Dr. Jorge Córdoba Poveda, radiado
15.234.

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 18/04/2002
DECISION : Desestima, no casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : GUERRA, TEOFILO
PROCESADO : OBANDO GUZMAN, RAMON
PROCESADO : VERA BETANCOURT, LUIS CARLOS
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Secuestro extorsivo
PROCESO : 15810
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON – Disponible


para
consulta

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84
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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FALSEDAD IDEOLOGICA EN DOCUMENTO PUBLICO-Potestad oficiosa de la


jurisdicción/ TIPICIDAD/ PROCESO PENAL-Falsedad: No suspenderá el
incidente de tacha/ FALSO JUICIO DE LEGALIDAD/ CARGOS EXCLUYENTES/
INDAGATORIA-Cargos a terceros/ PRUEBA-No tiene asignado valor/ TARIFA
LEGAL

1. Se equivoca el recurrente cuando afirma que como el elemento que originó la


falsedad investigada es un acuerdo del Concejo Municipal, no podía iniciarse proceso
penal, sin que previamente la autoridad contencioso administrativa declarara su
nulidad. Esa premisa desconoce la potestad oficiosa de la jurisdicción para investigar
delitos que, como el de falsedad ideológica en documento público, no requiere querella
de parte ni petición especial.

2. No se puede establecer como regla general que la tipicidad penal de una conducta
dependa de que a través de otra jurisdicción, civil o contencioso administrativa, se
demuestre determinado elemento del delito, como que éste, al igual que la
responsabilidad del sujeto pasivo de la acción, debe ser probado dentro del proceso
penal y con base en los elementos de juicio obrantes dentro del mismo.

Si la jurisdicción penal, oficiosamente y en cumplimiento de su deber, investigó la


falsedad del Acuerdo Municipal 263, no podía condicionar el inicio de la acción penal, a
modo de querella o petición especial, como se alega en la demanda, a la tacha de
falsedad prevista en los artículos 290 y 291 del Código de Procedimiento Civil,
jurisdicción ésta que sí es de carácter rogado e inicia el trámite a solicitud de parte.

De cualquier manera, aún procediéndose por la vía de la tacha de falsedad, su trámite


en la jurisdicción civil en modo alguno impediría que simultáneamente la penal
investigara los delitos ocurridos. Por el contrario, las decisiones de la última se
extienden a "las cuestiones extrapenales que surjan" de ella, según dispone el artículo
40 del decreto 2.700 de 1991, además de que si, conforme con el artículo 291 procesal
civil, "El proceso penal sobre falsedad no suspenderá el incidente de tacha", surge
incuestionable que los dos pueden seguir cursos paralelos.

3. Si el actor quiso cuestionar la forma en que fueron escuchados en indagatoria los


ediles, diligencias que, dice, se convirtieron en testimonios jurados sin atender las
reglas procesales sobre la materia, debió enfocar el reparo con fundamento en el error
de derecho -que no de hecho- por falso juicio de legalidad, que se refiere precisamente
al acopio de un elemento de persuasión sin las formalidades exigidas por la ley.

4. La demanda infringe el postulado lógico de no contradicción, según el cual "Es


permitido formular cargos excluyentes", siempre y cuando se planteen "separadamente
en el texto de la demanda y de manera subsidiaria", según dispone el artículo 225 del
Código de Procedimiento Penal de 1991, en cuya vigencia se profirió la sentencia de
segunda instancia y se interpuso y concedió el recurso.

5. El artículo 357 del decreto 2.700 de 1991 exigía interrogar al sujeto pasivo de la
acción penal sin el apremio del juramento, pero advertía que "si el imputado declarare
contra otro, se le volverá a interrogar sobre aquel punto bajo juramento, como si se
tratara de un testigo".

6. Por otra parte, como no se está ante un sistema probatorio tarifado, no se puede
pretender que una constancia tenga valor de plena prueba de lo que acredita, sin
admitir controversia.

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 18/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Tunja
PROCESADO : RAMOS RAMOS, CARLOS GUILLERMO
DELITOS : Falsedad ideológica en documento público
PROCESO : 15801
PUBLICADA : Si

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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EXTRADICION-Naturaleza del instrumento/ EXTRADICION-Lugar de comisión


del delito/ EXTRADICION-Principio de territorialidad/ EXTRADICION-Debido
proceso/ EXTRADICION-Concepto del Ministerio de Relaciones Exteriores/
EXTRADICION-Documentos anexos-Presunción de autenticidad/ EXTRADICION-
Doble incriminación: Concierto para delinquir/ LAVADO DE ACTIVOS/
CONCIERTO PARA DELINQUIR/ EXTRADICION-Equivalencia de la acusación

1. La Corte se ha pronunciado en reiteradas oportunidades, en el sentido de que su


labor se centra en emitir el respectivo concepto dentro de los precisos parámetros que
estatuye el artículo 520 del nuevo C. de P. Penal (antes art. 558), sin que tengan cabida
cuestionamientos sobre la validez o el mérito de los elementos de juicio en que se
apoya la petición de extradición, el lugar de ocurrencia de los hechos y los cargos que
se imputan en el respectivo indictment, pues, de hacerlo, se estaría entrometiendo en la
soberanía y en la jurisdicción de los tribunales del Estado solicitante, por lo que dichos
aspectos deben discutirse al interior del pertinente proceso.

Sobre el punto, la Sala dijo:

"La extradición, ha sido sostenido por la Corte, no corresponde a la noción de un


proceso judicial en el que se juzgue la conducta de aquél a quien se reclama en
extradición, sino que obedece a un instrumento de cooperación internacional previsto
normativamente (Convención, Tratado, Convenio, Acuerdo, Constitución o ley, según el
caso), con la finalidad de evitar la evasión de la acción de la justicia por parte de quien
ha realizado comportamientos delictivos escondiéndose en territorio sobre el cual
carecen de competencia las autoridades jurisdiccionales que solicitan su presencia, y
pueda responder personalmente por los cargos que le son imputados y por los cuales se
le convocó a juicio criminal........*

2. En lo relativo a la certificación que dice debe emitir la Fiscalía General de la Nación


para saber cuáles hechos son de su jurisdicción y competencia, recuérdese que la
misma no es requisito de procedibilidad para el trámite de extradición que adelanta la
Corte.

Al respecto se dijo:

"Lo anterior, no significa, como parece entenderlo el memorialista, que la actuación que
le corresponde adelantar a la Corte en esta clase de asuntos quede supeditada a que
previamente se determine si los hechos que dan origen a la solicitud de extradición
ocurrieron o no en territorio colombiano, pues, como se señaló en precedencia, ese no
es tema del que le corresponda ocuparse a efectos de emitir el concepto que según el
artículo 558 del Código de Procedimiento Penal se exige de esta Corporación; más aún
cuando la intervención de esta Corte no es de carácter judicial y mucho menos
decisoria, toda vez que es el Ejecutivo el que definitivamente resuelve si accede o no al
requerimiento del país extranjero -en caso de que el concepto sea favorable- y, por
ende, es allí donde adquieren plena validez e injerencia los resultados y
determinaciones que al respecto emita el ente investigador.

"Efectivamente, considerando lo manifestado por la Corte Constitucional en la


mencionada decisión de tutela, la Sala sostuvo en reciente concepto de extradición que:

"... En respuesta al tema de la territorialidad para el ejercicio de la jurisdicción penal,


por el lugar de la comisión del hecho, han de recordarse las posiciones que al respecto
la Sala hizo en providencia del 12 de septiembre de 2.000, con ponencia del Magistrado
JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO: "aparte de que el lugar de la comisión del delito y la
competencia son elementos que tienen que ver con el objeto del proceso (cuya
definición incumbe a la autoridad que juzga) y no con la eficacia de los fines del mismo
(tema de la extradición), también olvida el reclamante toda la dinámica que comporta
una conducta de "importar" o "sacar del país" un producto ilícito, en la que se fijan
destinos, se eligen recorridos y se prevé concomitancias como el decomiso en lugares
diferentes.....**

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

3. Frente a la afirmación del defensor, según la cual, uno de los controles que tiene
que ejercer la Corte en el presente trámite, es el de establecer el lugar donde se
cometieron los hechos objeto de la petición, toda vez que, conforme al precepto
constitucional, la extradición de nacionales colombianos por nacimiento sólo procede
por delitos cometidos en el exterior, tampoco le asiste la razón, pues como lo ha
sostenido la doctrina de la Sala:

"En estas condiciones, parte el solicitado del equívoco supuesto de que en este asunto
se presenta un problema de favorabilidad entre la Constitución de 1.991 y lo dispuesto
en el artículo 13 del Código Penal en cuanto al principio de territorialidad de la ley
penal, las cuales en modo alguno ofrecen espacio para una discusión de esta
naturaleza, sino que por el contrario, se manifiestan acordes al nuevo ordenamiento
constitucional si se tiene en cuenta, no solo que la disposición de la Carta prevalece por
encima del resto del ordenamiento interno, sino que la misma es posterior al propio
Estatuto Procesal.
"En este sentido, importa, entonces, recordar que ya la Corte Constitucional tuvo
oportunidad de pronunciarse sobre la conformidad existente entre la referida preceptiva
legal con el texto superior, pues:

"Tanto el principio de territorialidad como sus excepciones -los principios de


extraterritorialidad- encuentran reflejo en el ordenamiento jurídico colombiano a nivel
constitucional y legal.

4. Dentro del trámite de la extradición, resulta obvio que los servidores públicos que
intervienen deben sujetarse a lo reglado en la Constitución y la ley, así como también a
los tratados internacionales que se encuentran incluidos dentro de nuestro
ordenamiento jurídico.

Por su parte, a la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, dentro del
trámite, le corresponde emitir el concepto dentro de los precisos parámetros que señala
el artículo 520 del C. de P. Penal (Ley 600 de 2000), sin que le sea permitido inmiscuirse
en otros asuntos y, menos, en aquéllos que son propios de otras autoridades o
tribunales.

En consecuencia, la Sala debe respetar el procedimiento que contempla la ley procesal


penal, como claro desarrollo de la norma constitucional, sin que le sea permitido crear
procedimientos ni arrogarse facultades extrañas a los preceptos citados, pues, de lo
contrario, quebrantaría el ordenamiento jurídico y, consecuencialmente, el debido
proceso.

5. En cuanto a que el tratado bilateral que suscribió Colombia con los Estados Unidos de
América en 1979, se encuentra vigente, por cuanto las autoridades correspondientes no
lo han denunciado, según los cánones del derecho internacional, es otro aspecto que
tampoco le corresponde definir a esta Corporación sino al Gobierno Nacional, a través
del Ministerio de Relaciones Exteriores, al tenor del artículo 514 de la Ley 600 de 2000,
motivo por el cual es esa Cartera Ministerial la llamada a indicarle a la Sala el trámite
que se debe seguir, según se encuentre o no vigente un tratado.

6. Dichos documentos fueron presentados para su autenticación ante la Cónsul de


Colombia en Washington D. C., señora Consuelo Sánchez Durán, como así lo constató y
lo avaló la Oficina de Legalizaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores,
cumpliéndose con lo establecido por el artículo 259 del C. de P. Civil, modificado por el
1°, numeral 118 del D. E. 2282 de 1989 que dice: "Los documentos públicos otorgados
en país extranjero por funcionario de éste o con su intervención, deberán presentarse
debidamente autenticados por el cónsul o agente diplomático de la República, y en su
defecto por el de una nación amiga, lo cual hace presumir que se otorgaron conforme a
la ley del respectivo país. La firma del cónsul o agente diplomático se abonará por el
Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, y si se trata de agentes consulares de
un país amigo, se autenticará previamente por el funcionario competente del mismo y
los de éste por el cónsul colombiano", disposición aplicable al caso en virtud del
principio de integración previsto en los artículos 23 y 513, último inciso, de la Ley 600
de 2000 (antes arts. 21 y 551 del Decreto 2700 de 1991).

7. De conformidad con el numeral 1° del artículo 511 del nuevo Código de


Procedimiento Penal (antes 549.1), para que la extradición se pueda conceder se
requiere que el hecho que la motiva esté previsto como delito en Colombia y reprimido
con una sanción privativa de la libertad cuyo mínimo no sea inferior a cuatro (4) años.
...

87
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

El defensor del requerido, sostiene que el delito de conspiración que consagra el Código
Federal Criminal de los Estados Unidos de América, no corresponde con el punible de
concierto para delinquir...

Al respecto, considera la Sala que no le asiste la razón al memorialista, ya que en


reiterados pronunciamientos relacionados con el llamado caso "Operación Milenio" se
han zanjado sus inquietudes así:

"... debe, en primer lugar aclararse, como se hizo recientemente con ponencia de quien
aquí cumple el mismo cometido, respecto de otro individuo reclamado en extradición
capturado también con motivo de la operación milenio, que:

"En este sentido, importa precisar, que a diferencia de lo expuesto por la defensa en el
sentido de que todos los cargos imputados en la cuarta resolución acusatoria No. 99-
6153 CR-RYSKAMP (s)(s)(s)(s) a LUIS FERNANDO REBELLON ARCILA no son equiparables
en Colombia con el delito de concierto para delinquir, no es ese el criterio de la Sala,
pues en lo que tiene que ver con los cargos dos y tres, atinentes al concierto para
distribuir y poseer y concierto para importar corresponden a la específica modalidad de
concierto para delinquir relacionado con actividades de narcotráfico prevista en el
Código Penal colombiano en el inciso tercero del artículo 186 como se anotó en
precedencia....****

8. En el presente caso advierte la Sala que no existe dificultad alguna para concluir que
se cumple con el requisito de la equivalencia, contemplado en el numeral 2° del artículo
511 de la Ley 600 de 2000 (antes art. 549.2), el cual exige "que por lo menos se haya
dictado en el exterior resolución de acusación o su equivalente".

En efecto, el Gran Jurado del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito
Sur de Florida, División Fort Lauderdale, acusó a Santiago Vélez Velásquez por los
delitos señalados en precedencia, mediante acto procesal que en nuestra legislación
equivale a la resolución de acusación, como emerge de las siguientes similitudes, que
las tornan equivalentes, mas no iguales, pues corresponden a sistemas judiciales
distintos, como lo ha dicho la Sala***** y lo acepta el defensor.

a) Es un pliego concreto de cargos en contra del acusado para que se defienda de ellos
en el juicio.

b) La actuación procesal subsiguiente es el juicio oral que finaliza con el respectivo fallo
de mérito.

c) Se señalan los hechos, con especificación de las circunstancias de tiempo, modo y


lugar en que ocurrieron y la calificación jurídica de la conducta, con indicación de las
disposiciones sustanciales aplicables.

En consecuencia, se observa que con el pliego de cargos que emitió la autoridad judicial
del Estado requirente, se abre la fase subsiguiente en ese trámite procesal que no es
otro que el del juicio oral, el que finaliza con el respectivo fallo de mérito, como sucede
en Colombia. De igual manera, se especifica el lugar y la fecha o época en que los
hechos tuvieron ocurrencia, los nombres de los partícipes y la calificación jurídica de la
conducta imputada, con lo cual se satisfacen los aspectos fácticos y jurídicos de la
imputación y, consecuencialmente, el postulado analizado.
...

Como quiera que el defensor del solicitado Vélez Velásquez hace alusión al concepto
que emitió la Corte, el 16 de mayo de 2001, dentro del trámite de extradición de Ayala
Varón, al respecto, no está demás recordar que la Sala, al interior del citado concepto,
dio las razones por las cuales las tesis aplicables en ese caso, no son extensibles a
otros asuntos.
...

De acuerdo a la anterior transcripción, resulta evidente que el caso a que hace


referencia es diferente al que ocupa la atención de la Sala, toda vez que el señor (...) es
requerido por el Gobierno de los Estados Unidos de América, por pertenecer a una
organización delincuencial que tenía como finalidad llevar narcóticos de Colombia a ese
país.
__________________________
* Concepto del 8 de agosto de 2000, M. P. DR. Fernando Arboleda Ripoll
** Extradición N° 16724, 2° de febrero de 2001, M.P. Dr. Carlos Augusto Gálvez Argote.
*** Extradición N° 16724, 2° de febrero de 2001, M.P. Dr. Carlos Augusto Gálvez Argote.

88
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

**** Ver, entre otras, Extradición 16515, concepto del 8 de octubre de 2000, M.P. Dr. Fernando
Arboleda Ripoll; Extradición 16724 y 16702, conceptos del 2 y 9 de agosto de 2001, M.P. Dr. Carlos
Augusto Gálvez Argote; Extradición 16715, concepto del 22 de agosto de 2001, M.P. Dr. Jorge E.
Córdoba Poveda.
***** Extradiciones 16515 y 16720 del 8 de agosto y 12 de diciembre de 2000, M P. Dr. Fernando
Arboleda Ripoll; Extradición 16702, concepto del 9 de agosto de 2001, M.P. Dr. Carlos Augusto
Gálvez Argote, y Extradición 16719, concepto del 5 de septiembre de 2001, M.P. Dr. Jorge E.
Córdoba Poveda.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Concepto Extradición
FECHA : 23/04/2002
DECISION : Conceptúa favorablemente
PAIS REQUIRENTE: : Gobierno de Estados Unidos de América
REQUERIDO : VELEZ VELASQUEZ, SANTIAGO
DELITOS : Lavado de activos, Concierto para delinquir-
narcotráfico
PROCESO : 16703
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

****************************

EXTRADICION-Doble incriminación/ EXTRADICION-Equivalencia de la


acusación

1. El principio de doble incriminación se determinará atendiendo las premisas del


artículo 511-1, es decir, que el hecho que motiva la extradición esté previsto como
delito en Colombia y reprimido con una sanción privativa de la libertad cuyo mínimo
sea inferior a cuatro años.
...
Las normas sustanciales aplicadas, cuya traducción fue oportunamente allegada al
expediente, tratan de las actividades de
narcotráfico relativas a la fabricación, distribución, posesión con la intención de fabricar,
distribuir o dispensar una sustancia controlada, y señalan la respectiva sanción de
acuerdo con la cantidad de sustancia objeto de las actividades ilícitas, que para el caso
de un kilogramo de heroína la pena no puede ser menor de diez años o mayor que
cadena perpetua. De igual forma las atinentes al concierto para cometer cualquiera de
los delitos a que se refiere el sub capítulo, norma que precisa que será objeto de la
misma sanción que se establece para la comisión del delito que era objeto del atentado
o conspiración.

En la legislación colombiana, por su parte, se encuentran previstos los delitos de


narcotráfico antes ley 30 de 1986, ahora, en el Título XII Delitos contra la Salud Pública,
Capítulo II Del tráfico de estupefacientes y otras infracciones, artículos 375 y siguientes
del Código Penal, cuya pena mínima es de seis (6) años y el concierto para delinquir
previsto en el artículo 186 ibídem, hoy 340, sancionado con pena de prisión de diez
(10) a quince (15) años cuando, como se establece de los términos de la acusación
sustitutiva (indictment), el concierto sea para cometer delitos de narcotráfico.

En consecuencia, como las autoridades judiciales de los Estados Unidos de América


acusan a Jair Brito Giraldo de conspirar a sabiendas e intencionalmente para distribuir y
poseer con la intención de distribuir un kilogramo y mas de una sustancia que contiene
heroína, es decir, de sustancias alucinógenas debe concluirse que en relación con este
cargo de la resolución enjuiciatoria sustitutiva se cumple el presupuesto relativo a la
doble incriminación, pues en la legislación penal colombiana tales comportamientos,
también, se hallan definidos como delito y para sus infractores la legislación nacional
prevé pena mínima superior a cuatro años de prisión y los hechos fueron cometidos con
posterioridad a la promulgación del Acto Legislativo 01 del 16 de diciembre de 1997,
reformatorio del artículo 35 de la Constitución, que autorizó la extradición de los
colombianos por nacimiento.

2. Las coincidencias que se observan entre los dos pliegos acusatorios fueron
precisados, ya por la Corte en concepto anterior al señalar:

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

"a) Es un pliego concreto de cargos en contra del acusado para que se defienda de ellos
en el juicio.

b) La actuación procesal subsiguiente es el juicio oral que finaliza con el respectivo fallo
de mérito.

c) Se señalan los hechos, con especificación de las circunstancias de tiempo, modo y


lugar en que ocurrieron y la calificación jurídica de la conducta, con indicación de las
disposiciones sustanciales aplicables y su ubicación genérica en el Código de la materia.

d) Con dicho acto se interrumpe la prescripción de la acción penal."

Por consiguiente, siendo tales las similitudes que guarda el indictment del sistema
acusatorio de los Estados Unidos con la resolución de acusación de nuestro sistema
procesal, debe darse or satisfecho este requisito, pues el análisis que reclama la
defensa no puede efectuarse desde esa perspectiva, ya que, las exigencias relativas a
la existencia de un proceso previo, en el que se haya controvertido la prueba, sea
inmodificable, entre otros, solo resultan exigibles para los eventos que se encuentran
regulados por la ley penal colombiana, cuyo ámbito de aplicación territorial no puede
superar las fronteras patrias, excepto en los casos a que se refiere el artículo 16 del
Código Penal en virtud al respeto que corresponde a la soberanía de los Estados y el
ámbito dentro del cual se surten las relaciones internacionales de incuestionabilidad de
sus sistemas jurídicos, por ello las normas procedimentales han previsto unas
exigencias que guardan coherencia con el respeto al derecho de los demás Estados y a
su sistema normativo de protección de derechos y garantías.

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Concepto Extradición
FECHA : 23/04/2002
DECISION : Conceptúa favorablemente
PAIS REQUIRENTE: : Gobierno de Estados Unidos de América
REQUERIDO : BRITO GIRALDO, JAIR
DELITOS : Violación a la Ley 30/86, Concierto para delinquir-
narcotráfico
PROCESO : 18262
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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INVESTIGACION PREVIA-Notificación de su iniciación/ VIOLACION AL


REGIMEN DE INHABILIDADES E INCOMPATIBILIDADES-Servidor Público en
ejercicio de sus funciones/ PERSONA JURIDICA-Representación

1. La Sala, en reiterados pronunciamientos*, ha sostenido que la falta de comunicación


de la providencia por medio de la cual se ordena la apertura de investigación previa no
constituye irregularidad de carácter sustancial que conlleve a la nulidad de la actuación,
toda vez que, siendo una fase eventual, sometida a cierta discrecionalidad del
instructor, su existencia y, consiguiente, validez no depende de que se notifique su
tramitación al imputado conocido.

2. No es cierto que el Tribunal al considerar a (...) como autor de la conducta descrita en


el articulo 144 del Decreto 100 de 1980 haya violado el principio de no contradicción y
que el servidor público que por fuera del ejercicio de sus funciones contrate con
entidades públicas, no sea autor de tal punible, como quiera que una interpretación
sistemática de dicha disposición, en concordancia con los artículos 127 de la C. P., 63 del
C. Penal de 1980, entonces vigente, y 8° y 56 de la ley 80 de 1993**, permiten llegar a
la conclusión contraria. Así, es necesario distinguir entre el comportamiento del servidor
público que a nombre del Estado actúa como contratante y la del servidor público que
directamente, o por interpuesta persona, obra como contratista.

Para que la acción del primero se adecue a las previsiones del artículo 144, citado, se
requiere que, en ejercicio de sus funciones, intervenga en la celebración de un contrato
con violación del régimen legal de inhabilidades o incompatibilidades. En cambio, la

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

conducta, en calidad de autor, del servidor público que actúa como contratista, no se
subsume en dicho precepto, directamente, sino a través del art. 56 del la ley 80 de
1993, pues, por expreso mandato de ella se considera que obra en ejercicio de sus
funciones.

En otros términos, si al tenor del artículo 127 de la C. P. y 8° de la ley 80 de 1993, los


servidores públicos tienen el deber constitucional de no contratar con entidades
estatales, por lo que están inhabilitados para ello, el sentido del artículo 56, ibidem, es
el de que comprende no sólo a los particulares sino, con mayor razón, a los servidores
públicos que fungen como contratistas. A los primeros, para efectos de imputarles la
calidad de autores, no sólo les atribuye la calidad de servidores públicos, sino que
considera que actúan en ejercicio de sus funciones. A los segundos, ni siquiera tiene
que endilgarles una calidad que ya poseen, sino que apenas tiene que considerar que
actúan en ejercicio de sus funciones.

Por otra parte, si ésta no fuera la inteligencia de ese precepto, se llegaría al absurdo de
que al particular contratista que celebra un convenio con violación del régimen legal de
inhabilidades o incompatibilidades, se le considera servidor público en ejercicio de sus
funciones y, en cambio, al que ya es servidor público, no.
...

En lo que concierne el argumento del casacionista, en el sentido de que la sentencia


asimila a la persona jurídica (contratista), con la persona natural, esto es, con su
representante legal, tampoco le asiste razón, pues, como se sabe, aquellas no pueden
actuar directamente sino a través de las personas naturales que las representan,
quienes atraen toda la responsabilidad penal cuando violan el precepto constitucional
que prohíbe a los servidores públicos celebrar por sí o por interpuesta persona, o en
representación de otro, contrato alguno, con entidades públicas, o con personas
privadas que manejen o administren recursos públicos, salvo las excepciones legales.

El desconocimiento de esta prohibición se tipificó como delito en el multicitado artículo


144 del C. Penal, complementado por la ley 80 de 1993, particularmente, por su art. 8°,
que dice que están inhabilitadas para celebrar contratos con entidades públicas, entre
otros, los servidores públicos, y por el 56, ibidem, al cual ya se refirió la Sala.
...

Por lo tanto, adecua su conducta a la disposición penal mencionada no sólo el servidor


público que contrata directamente con entidades públicas, salvo las excepciones
legales, sino quien lo hace a través de otro.

_______________________
* Ver, entre otras, auto de única instancia 16065, del 30 de septiembre de 1999, M.P. Dr. Carlos
Augusto Gálvez Argote y casación 14425, 22 de noviembre de 2001, M.P. Dr. Edgar Lombana
Trujillo.
** Según el art. 127 de la C. P. "Los servidores público no podrán celebrar, por sí o por interpuesta
persona, o en representación de otro, contrato alguno, con entidades públicas o con personas
privadas que manejen o administren recursos públicos, salvo las excepciones legales". Al tenor
del art. 8° de la Ley 80 de 1993" son inhábiles para participar en licitaciones o concursos y para
celebrar contratos en las entidades estatales ... f) Los servidores públicos...".
Y conforme al art. 56, ibidem: "Para efectos penales, el contratista, el interventor, el consultor y el
asesor se consideran particulares que cumplen funciones públicas en todo lo concerniente a la
celebración, ejecución y liquidación de los contratos que celebren con las entidades estatales y,
por lo tanto, estarán sujetos a la responsabilidad que en esa materia señala la ley para los
servidores públicos".

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 25/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bucaramanga
PROCESADO : SEGURA EVAN, ARMANDO ADOLFO
PROCESADO : MONCADA RUIZ, JORGE ANTONIO
DELITOS : Violación al R. de incompa. e inhab.
PROCESO : 16408
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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DEMANDA DE CASACION-Requisitos formales/ VIOLACION DIRECTA DE LA


LEY-Aceptación de los hechos y su prueba/ ERROR EN LA CALIFICACION
JURIDICA-Técnica en casación

1. Los requisitos formales de la demanda de casación no solo hacen referencia a su


contenido lógico armónico. También tiene que ver con que esa corrección no sea
meramente formal, sino material. Ello significa que entre las citas de piezas procesales
sobre las que se fundamenten los cargos y las conclusiones que se hagan a partir de
ellas, debe existir una relación de correspondencia objetiva. No se trata, aclara la Corte,
de determinar a priori la prosperidad de la demanda, sino de prevenir que la corrección
formal de la misma no esté sustentada sobre inexactitudes o mendacidades,
conscientes o inconscientes, pero en todo caso advertibles dentro de la propia
autonomía que se reclama del texto de la demanda. .

2. Los hechos dentro de una sentencia son vinculantes. La reconstrucción fáctica


anotada en la sentencia, tiene como fundamento el material probatorio recaudado y el
análisis conjunto que del mismo ha debido hacer el Juzgador para asignarle el mérito a
cada prueba. En tal sentido los hechos de la sentencia no son neutros, sino que son los
probados.

Tal conclusión es la que sustenta lógicamente las premisas de la causal 1ª de casación,


cuerpo primero: Violación directa de la ley sustancial. Si la violación es directa, esto es
que no es fruto de una indebida apreciación probatoria - objetiva o subjetiva -, es
necesario aceptar que las pruebas fueron correctamente estimadas y que, en
consecuencia, los hechos son los que con ellas se demuestra.

3. Tratándose de un cargo de nulidad por indebida calificación, ha dicho la Corte que


debe demandarse por causal tercera de casación, en consideración a que la única
manera de resolver el vicio es mediante la anulación. Pero, tal cargo debe ser
sustentado como si se tratara de causal primera. Ha de hacerse por violación directa o
por indirecta, según que el error del Juzgador sea, meramente jurídico o fruto de una
indebida apreciación probatoria que influyó en una errónea reconstrucción fáctica.

En el capítulo de "fundamento de la acusación" de la demanda el defensor de (...)


advierte que "la censura se enmarca dentro del aspecto estrictamente jurídico de la
calificación de los hechos". Tal premisa lo obligaba a respetar de manera estricta esos
hechos, en la forma y términos como fueron reconstruidos por el Tribunal, pues, su
demanda se encamina a discutir únicamente la calificación jurídica de los hechos.

Y ello es así, no solo porque lo afirme el demandante en este caso concreto. Es


sobretodo porque la calificación jurídica de un hecho requiere como premisa lógica con
condiciones de suficiencia y necesidad la fijación de esos hechos. Limitado por el
demandante el ámbito de su censura a una discusión meramente jurídica, no podía
incurrir en la contradicción lógica de modificar los hechos reconstruidos por el Tribunal.
No podía hacerlo, por cuanto ellos se corresponden - o deben hacerlo - con una forma
determinada de apreciación probatoria. Ahora, que también se puede discutir la
fijación del hecho, que no es el reconstruido por el Juez, sino otro. Y, que ese otro hecho,
lógicamente, merece una calificación jurídica diferente, pero para ello debe adentrase
en el análisis probatorio para demostrar que una determinada circunstancia de tiempo,
modo o lugar, anotada como hecho o como parte del mismo, no tiene correspondencia
con el material probatorio obrante en la actuación.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Casación
FECHA : 25/04/2002
DECISION : Inadmite la demanda y declara desierto el recurso
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito udicial


CIUDAD : Medellín
PROCESADO : CHICA CASTRILLON, MARIA LUCELLY
DELITOS : Estafa agravada
PROCESO : 15782
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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NULIDAD-Técnica en casación/ CIERRE DE INVESTIGACION-Notificación/


JUSTICIA PENAL MILITAR-Competencia/ INVESTIGACION INTEGRAL/
JUSTICIA PENAL MILITAR

1. Ante todo, es necesario que la Sala reitere que aunque las nulidades permiten alguna
amplitud para su proposición y desarrollo, no puede la demanda en que se aduzcan
equipararse a un escrito de libre formulación, sino que, de todos modos, deben
cumplirse unos insoslayables requisitos, cuya inobservancia impide abordar el estudio
de fondo.

Así, no basta con señalar el motivo de la nulidad, ni la irregularidad en que se incurrió,


ni el momento a partir del cual se debe invalidar lo actuado, sino que es preciso
demostrar el vicio y su trascendencia, esto es, cómo socavó la estructura del proceso o
afectó las garantías de los sujetos procesales. Así mismo, si se estima que fueron varias
las irregularidades cometidas, no se pueden entremezclar, sino que respetando el
principio de autonomía de los cargos y atendiendo a su alcance invalidatorio, se deben
postular y desarrollar separadamente.

2. Es cierto que el entonces llamado auto cabeza de proceso y el auto de cierre de


investigación no fueron notificados, con lo que en ningún yerro se incurrió, como quiera
que, al tener del Código Penal Militar vigente, no había obligación de hacerlo.

3. Si bien es cierto que en el momento de los hechos el sargento procesado se


encontraba laborando en la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, seguía
siendo orgánico del Batallón de Servicios N° 19, calidad que no perdió al estar asignado
a esa entidad académica, por lo que no hay duda que el competente para juzgarlo era el
comandante de ese batallón, al tenor de lo que preceptuaba el artículo 333 del Decreto
2550 de 1988, entonces vigente, que decía: "Comandante de batallón. Los comandantes
de batallón conocen en primera instancia, de los procesos penales militares contra
suboficiales y soldados de su batallón".

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 25/04/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior
CIUDAD : Militar
PROCESADO : ORTIZ ESCOBAR, JOSE FRANKLIN
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 13907
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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INCONGRUENCIA DE LA SENTENCIA/ CASACION-Interés: Pretensión más


gravosa al recurrente/ CASACION-Desestimación: Si posteriormente se advierte
una irregularidad

1. Frente a las circunstancias específicas de intensificación de la pena, las cuales por su


naturaleza se entienden como integrantes del tipo objetivo, es viable aducir una
93
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

situación de inconsonancia cuando las deducidas en la acusación, no son respetadas o


son adicionadas en la sentencia, lo que le correspondía al demandante, al igual que
ocurre con los recursos ordinarios y con las otras causales de casación, era demostrar
de qué manera se irrogó un perjuicio al procesado con la decisión protestada,
circunstancia, que a su turno es la que evidencia el interés para recurrir y eso, en este
caso, no se cumplió.

En efecto, la conclusión a la que se llega luego de confrontar los supuestos


argumentativos de la censura con la sentencia, forzoso es concluir que en este asunto la
defensa carece de interés para recurrir, puesto que, si bien solo en apariencia y de
manera formal, esto es, ateniéndose exclusivamente a la exigencia de la cita normativa
como presupuesto indispensable para entender que en este caso la acusación
comprendía también la condición de ex policía del acusado (art.3.5 de la Ley 40 de
1.993), y que para establecer los límites punitivos del secuestro extorsivo agravado, a
partir del cual se cuantificaría la pena a imponer por ser el delito de mayor gravedad
entre los imputados en la formulación de cargos, el fallador de segundo grado mutó la
circunstancia prevista en el numeral segundo del artículo 3º de la Ley 40 -sí mencionada
por el Fiscal en la formulación de cargos- por la quinta de la misma disposición -no
especificadas nominalmente en el acta de la diligencia respectiva-, ninguna repercusión
tuvo en la sentencia ese presunto desacierto si se tiene en cuenta que de todas
maneras, el mínimo legal del secuestro extorsivo (artículo 2º, ibídem); agravado
conforme a cualquiera de las circunstancias descritas en el artículo 3º del citado
Estatuto Antisecuestro era de 33 años.

Es decir, que ni aún asumiendo hipotéticamente que al haber reemplazado en forma


errónea el Tribunal la causal segunda por la quinta, y que como consecuencia de ello lo
que procede es su exclusión no teniendo en cuenta ninguna de las dos como criterio
dosificador, una tal determinación no produciría efectos beneficiosos para el procesado
en lo que tiene que ver con la cuantificación de la pena, porque entre la imputación
hecha en la formulación de cargos y la sentencia permanece vigente la agravante
descrita en el numeral séptimo del aludido texto normativo, es decir, el tipo objetivo
continúa siendo el de secuestro extorsivo agravado, pues respecto de ésta última,
ningún reparo expone la defensa, lo que significa que, desde ese punto de vista, no se
opone, como no podía hacerlo en virtud al interés para recurrir que rige esta clase de
sentencias, a esa calificación jurídica de la conducta.

2. La sentencia anticipada regulada en el artículo 37 del anterior Código de


Procedimiento Penal, tenía previamente definidos en la ley (artículo 37 B.4) los motivos
sobre los cuales el defensor y el procesado tenían interés para recurrir, que no eran
otros que los relativos a la dosificación de la pena, el subrogado de la condena de
ejecución condicional y la extinción del dominio sobre los bienes, por manera que esos
mismos presupuestos que allí se concretaban al recurso de apelación, se entendían
extendidos al extraordinario de casación.

3. Siendo que la recurrente carece de interés frente a los temas propuestos en los
cargos por los que se declaró ajustada la demanda a los requisitos formales y no
obstante dársele el trámite de rigor en relación a ellos, tal decisión no ata ni vincula
ahora a la Corte, por cuanto, como en otras oportunidades se ha precisado, no puede
perderse de vista que una vez ocurrido ello y obtenido el concepto del Ministerio Público
lo que corresponde es dictar fallo de mérito sobre las pretensiones del casacionista,
pero para que eso suceda es necesario el cumplimiento de "las exigencias sustantivas y
procesales previstas en la ley como supuestos" (casación del 20 de abril de 1.999, M.P.
Dr. Carlos Augusto Gálvez Argote, Rad. 10.391).

Por esa razón, en condiciones como las presentes, el efecto que material y
jurídicamente se mantiene es idéntico al presentado para el momento en que se calificó
formalmente el libelo, pues la inobservancia inicial de la causa que ahora motiva esta
determinación, no desaparece por la admisión emitida y mucho menos, compromete a
la Corte a "asumir una competencia de que carece, la cual queda limitada
exclusivamente a tomar esta decisión" precisamente porque la ineptitud de la demanda
impide cumplir el objeto del fallo, cual es resolver sobre las pretensiones de aquella.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 25/04/2002
DECISION : Desestima la demanda presentada
PROCEDENCIA : Tribunal
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : OSORIO GUTIERREZ, GERMAN EDUARDO
94
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de


defensa
personal, Secuestro simple, Secuestro extorsivo
agravado
PROCESO : 15289
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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DEMANDA DE CASACION-Causal primera, causal tercera: Errada calificación


por fuera del nomen iuris/ INCONGRUENCIA DE LA SENTENCIA/ ERROR EN
LA CALIFICACION JURIDICA/ NOTARIAS-Empleados: Servidores Públicos/
SUSPENSION CONDICIONAL DE LA EJECUCION DE LA PENA/
PRESCRIPCION-Servidor público/ DETERMINADOR/ PARTICIPACION-
Interviniente/ COMPLICE

1. Si lo que cuestiona es que se le haya atribuido a su representado la condición de


servidor público y si lo que persigue a través de la impugnación es que no se le
considere como tal y se le impute, en consecuencia, la conducta descrita en el artículo
224 del Código Penal de 1980, en lugar de la que se le atribuyó en la sentencia, debió
proponer el punto al amparo de la causal 1ª de casación. La razón es simple. De
prosperar el cargo no habría necesidad de retrotraer la actuación sino que la Corte
entraría a dictar fallo de reemplazo. Los dos tipos penales se encuentran en el mismo
capítulo del Código Penal, en esa medida el nombre genérico que los agrupa no estaría
comprometido y no resultaría afectado el principio de congruencia al mantenerse el
supuesto fáctico de la imputación y ser de menor gravedad el nuevo delito.

La causal 3ª de casación debe invocarse es ante casos donde se ha incurrido en error en


la denominación jurídica de los hechos. Frente a estos debe regresarse la actuación
para calificar correctamente la conducta, permitirle al procesado que se defienda de la
nueva imputación y salvaguardar la congruencia que debe existir entre la acusación y la
sentencia. La demostración de la irregularidad, sin embargo, como reiteradamente lo
ha dicho la Sala, debe realizarse siguiendo los lineamientos técnicos de la causal 1ª, lo
cual significa que si la equivocación sobre la adecuación legal de la conducta que
condujo a la aplicación indebida de una norma y a la consecuente falta de aplicación de
otra, fue producto de un desacertado juicio jurídico del juzgador, la censura debe partir
de la aceptación de los hechos declarados como probados en el fallo y el esfuerzo del
libelista debe concentrarse exclusivamente en las consecuencias jurídicas. Se trata de
las mismas exigencias que se demandan cuando se plantea violación directa de la ley
sustancial, vía que no admite discusión probatoria de ninguna naturaleza y que
lógicamente obliga al casacionista a admitir sin ninguna modificación el supuesto de
hecho tenido en cuenta por el fallador. Ahora bien, si el error en la denominación
jurídica se expresa como consecuencia de defectos en la apreciación probatoria, la
nulidad invocada debe fundamentarse en la lógica de la violación indirecta de la ley
sustancial.

2. La vinculación del empleado de una Notaría no es con el Estado y que en esa medida,
para efectos laborales, su relación con el empleador, que es el Notario, se rige por las
normas del Código Sustantivo del Trabajo.

Es cierto, entonces, desde la perspectiva laboral, que el empleado notarial es un


particular. Pero si se tiene en cuenta que las Notarías prestan un servicio público de
manera permanente (art. 131 de la C.N.), es claro que los empleados notariales son
servidores públicos en los términos de la ley penal y en consecuencia cometen delitos
funcionales, como sucedió en el caso sometido a la consideración de la Corte.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Es manifiesto que en la actualidad, a diferencia de lo que sucedió en alguna época


lejana, el trabajo de una Notaría no lo puede realizar únicamente el Notario. Y se trata
de una realidad que no puede ser desconocida por el derecho. Si el Notario es el
depositario de la función de dar fe pública y si por la complejidad de tareas que debe
desempeñar requiere de un equipo de colaboradores, es obvio que estos ejercen una
función pública y si en desarrollo de la misma cometen delitos, responden naturalmente
como servidores públicos.

3. Es parte de la soberanía del Juez, cuando dispone suspender la ejecución de la


sentencia condenatoria con fundamento en el Código Penal, exigir el cumplimiento de
las penas no privativas de la libertad que considere convenientes, tal y como lo
establecía el artículo 69 del Código Penal de 1980 y lo hace el último inciso del 63 de la
ley 599 de 2000. Y esta decisión únicamente es discutible en casación si se demuestra
que el fundamento de la misma no es racional o que la pena cuyo cumplimiento se
exige no podía imponerse en virtud del principio de legalidad.
...

Si como se dijo el Juez contaba con la facultad de suspender la pena de prisión impuesta
y disponer el cumplimiento de las penas accesorias que estimara pertinente, no dice
nada el demandante al aducir, sin más, que al suspenderse la pena principal debía
extenderse la medida a las sanciones no privativas de la libertad.

Las consecuencias de la no suspensión de las penas accesorias dispuestas son las que
naturalmente debe soportar quien decidió situarse al margen de la ley y no se puede
pretender anular sus efectos en casación a través de una demanda que no demuestra
ninguna equivocación del Juez, sino que se fundamenta estrictamente en un discurso
emocional.

4. (...), quien actuó en condición de particular, fue condenado por el delito previsto en el
artículo 223 del Código Penal de 1980 en calidad de determinador y por esta razón se le
cuantificó la pena con sustento en los límites allí previstos para los servidores públicos,
vale decir entre 3 y 10 años. Se trataba de la posición jurisprudencialmente admisible
en vigencia de dicho estatuto e igual lo era, en casos así, la de extenderle al
determinador (o al cómplice) el término de prescripción de la acción penal en la tercera
parte prevista para los servidores públicos. Esta situación cambió con la vigencia de la
ley 599 de 2000. Su artículo 30 dice:

"Partícipes. Son partícipes el determinador y el cómplice.

"Quien determine a otro a realizar la conducta antijurídica incurrirá en la pena prevista


para la infracción.

"Quien contribuya a la realización de la conducta antijurídica o preste una ayuda


posterior, por concierto previo o concomitante a la misma, incurrirá en la pena prevista
para la correspondiente infracción disminuida de una sexta parte a la mitad.

"Al interviniente que no teniendo las calidades especiales exigidas en el tipo penal
concurra en su realización, se le rebajará la pena en una cuarta parte".

El determinador, entonces, responde por la pena prevista en la respectiva disposición.


Pero si se trata de persona que no reúne la calidad especial exigida por el tipo penal (en
este caso la de servidor público) los extremos de la sanción varían en la cuarta parte.
En el caso examinado, partiendo de los términos del fallo, la sanción prevista para el
delito por el cual fue condenado (...) es de 3 a 10 años. Los nuevos extremos punitivos,
entonces, restando la cuarta parte a que se hizo mención (inciso 4º del artículo 30 del
C.P.), son entre 27 y 90 meses.

5. Estima la Sala necesario efectuar algunas precisiones acerca de la aplicación de los


arts 28, 29 y 30 del Código Penal, a propósito del inciso final del artículo últimamente
citado.

Dicho inciso consagra una disminución punitiva para el interviniente que no teniendo las
calidades especiales exigidas en el tipo penal, concurre a la realización del hecho
punible.

Los puntos de partida de la norma en cuestión son entonces dos: Que se trate de un
delito que fundamenta su existencia en una calidad especial, aspecto éste que se
vincula con la presencia de deberes especiales que se concretan en el ámbito de
protección del respectivo bien jurídico tutelado. Y que se trate de concurrencia o
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

pluralidad de intervinientes, que pueden hacerlo, en principio, bajo cualquier modalidad


de autoría (art. 29) o bajo cualquier modalidad de participación (art. 30 incisos 1º, 2º y
3º).

No regula esta norma, en consecuencia, hipótesis que tienen que ver con el nacimiento
de agravantes o atenuantes por causa de la calidad del sujeto ya que éstas encuentran
regulación en el artículo 62 del Código Penal que trata sobre su comunicabilidad .

El interviniente no es, entonces, un concepto que corresponde a una categoría


autónoma de co-ejecución del hecho punible sino un concepto de referencia para aludir
a personas que, sin reunir las calidades especiales previstas en el respectivo tipo
especial, toman parte en la realización de la conducta, compartiendo roles con el sujeto
calificado o accediendo a ellos. La norma, en este sentido zanja de lege data toda
disputa entre las distintas soluciones dogmáticas para disponer, de un lado, el carácter
unitario de la imputación alrededor del tipo especial y, de otro, la rebaja punitiva que se
explica y funda en que el particular no infringe ningún deber jurídico especial de
aquellos que la necesidad de tutela particular del respectivo bien jurídico, demanda
para su configuración. De ahí que se pueda ser interviniente a título de autor, en
cualquiera de las modalidades de autoría (art. 29), o se pueda ser interviniente a título
de partícipe (determinador o cómplice).

La Sala considera, además, que para que haya lugar a la configuración del tipo especial
basta con que alguno de los concurrentes que toman parte en su realización ostente la
calidad especial y, por supuesto, infrinja el deber jurídico especial alrededor del cual
gira o se fundamenta la protección del bien jurídico, sea cual fuere la posición desde
donde se ubique. Si el sujeto calificado, por así decirlo, realiza materialmente la
conducta descrita, exclusiva o concurrentemente con otros, o lo hace
instrumentalizando a otro, o es instrumento de alguien que actúa sobre su voluntad
(forzándolo o induciéndolo a error), o si actúa en relación con organización de la que se
predica la calidad especial, el tipo especial surge. Y establecido lo anterior habrá que
mirar, para determinar el marco dentro del cual opera la pena, la conducta del particular
que concurre al hecho, así: si interviene como coautor, como autor mediato, como
miembro u órgano de representación autorizado o de hecho de persona jurídica, de ente
colectivo sin tal atributo o de persona natural cuya representación voluntaria se
detente (C.P. art. 29), o si lo hace como determinador (instigador) de otro que actúa
dolosamente, o como determinado (instigado), la pena será la prevista para el delito de
acuerdo con los incisos final y 2º de los artículos 29 y 30 respectivamente, rebajada en
una cuarta parte (inciso 4º artículo 30) . Pero si se trata de un particular que interviene
participando como cómplice de una de estas infracciones, su pena es la que
corresponde a la naturaleza secundaria de su grado de participación (inciso 3º del
artículo 30 C.P.), a su vez disminuida en una cuarta parte tal cual lo prevé el inciso final
de la misma disposición. Empero, si el particular es utilizado como instrumento de otro
(sujeto calificado) o de otros (dentro de los cuales se encuentra un sujeto calificado) su
compromiso penal es ninguno al tenor de lo dispuesto en el artículo 32 del Código
Penal.

Las disposiciones, así entendidas, realizan los propósitos del legislador frente a tres
distinciones básicas y guardan correlación con ellas. Por una parte se preserva el
postulado de la unidad de imputación, evitando que los concurrentes al hecho
respondan por delitos diferentes. Por otro lado permite conservar la distinción entre
formas de intervención principales y accesorias. Y por otro lado guarda o mantiene la
correspondencia punitiva que condujo al legislador a adscribir grados de compromiso y
consecuencias punitivas distintas para los autores y coautores, y para los
determinadores, por una parte, y para los cómplices por la otra, dado que en éste último
evento la participación además de accesoria es secundaria, menor y, por supuesto,
menos grave.

Ello también, finalmente, permite conservar, en términos de esa proporcionalidad, los


fundamentos de las distinciones hechas por el legislador para justificar la diferencia de
trato, es decir, para que produzcan efecto jurídico las diversas graduaciones del
tratamiento diferencial entre quienes tienen a su cargo deberes jurídicos específicos que
los vinculan con los tipos especiales, porque de ellos se espera una actitud de
compromiso especial frente a su protección, y quienes no los tienen. Y entre quienes
concurren al hecho llevando a cabo aportes de conducta que el legislador disvalora por
igual (autores y determinadores) y quienes lo hacen en menor grado y medida
(cómplices)

Todo lo anterior supone que el servidor público o el sujeto calificado en cuya condición y
deber jurídico especial se fundamenta la realización objetiva del tipo, no puede actuar
97
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

como determinador o cómplice, por definición. Su participación no se concibe sino a


título de autoría en cualquiera de sus modalidades o, en último extremo y
residualmente, por comisión por omisión (al tener el deber jurídico de evitar el
resultado, lo cual no hace porque concurre a la realización del hecho en connivencia
con los demás).

Una última precisión debe realizarse cuando se trata de casos fallados bajo la
legislación anterior, cuya solución jurídica no era la de ahora y la cual daba lugar a que
al particular interviniente se le calificara como un cómplice, con independencia de la
modalidad en que concurría a la realización del delito especial. En estos casos , que son
típicos tránsitos de legislación construidos sobre dos esquemas diferentes de solución
para tales intervenciones, la aplicación del inciso final del artículo 30 del Código Penal
no depende del tipo de participación declarado en la sentencia sino del tipo de
intervención revalorado frente a los nuevos textos legales, es decir, frente al nuevo
sistema regulador del concurso de personas en el hecho punible. En otras palabras, si se
le consideró cómplice en la acusación o la sentencia, pero lo que en realidad llevó a
cabo fue conducta de autor o determinador, la imputación y la pena, en letra y sentido
de la nueva codificación, serán las previstas para la infracción especial con punibilidad
disminuida en una cuarta parte. Pero si se le consideró cómplice porque llevó a cabo
aporte causal de tal, porque su participación además de accesoria fue secundaria, la
imputación y la pena se fijarán considerando la diminuente por complicidad y,
concurriendo con ella, la que correspondería al interviniente que no tiene la calidad
especial, esto es la del inciso final del artículo 30 del Código Penal.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 25/04/2002
DECISION : Declara prescripción por un delito, remite
información a la
Fiscalía, no casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pasto
PROCESADO : MORAN BRAVO, JAIRO HERNAN
PROCESADO : JOJOA JOJOA, EDWAR ORLANDO
DELITOS : Falsedad ideológica en documento público
PROCESO : 12191
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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INVESTIGACION INTEGRAL-Técnica para alegar su vulneración

La Constitución Nacional, esto se sabe, impone investigar tanto lo favorable como lo


desfavorable al procesado. Esto significa la obligación para el funcionario judicial de
ordenar y practicar las pruebas necesarias orientadas a la verificación de las citas y de
las afirmaciones que en el ejercicio de su derecho material de defensa haga el sindicado
en sus intervenciones procesales. Naturalmente a condición de que sean razonables y
en consecuencia susceptibles de comprobación.

Dicho deber Estatal de investigación integral se constituye en una garantía para el


sindicado y hace parte de la noción de debido proceso. Su transgresión, por lo tanto,
acarrea nulidad procesal. Pero su propuesta en casación, como lo tiene definido la
jurisprudencia de la Corte, supone unas exigencias formales cuyo incumplimiento no
permite la admisión de la demanda.

En primer lugar, es obvio, debe precisar el sujeto procesal demandante qué pruebas se
dejaron de traer al proceso, cuál era su contenido y qué es lo que se hubiera
demostrado con las mismas. En segundo lugar, para que la propuesta pueda ser
considerada como completa desde el punto de vista jurídico, la demostración de la
trascendencia de la omisión probatoria, ejercicio que debe conducir al
resquebrajamiento de los términos del fallo, lo que sólo es posible lograrlo oponiendo a
ellos el contenido de los medios probatorios que se dicen omitidos por el casacionista.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Casación

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

FECHA : 30/04/2002
DECISION : Inadmite la demanda
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : MARTIN ESTEBAN, JAIME ALBERTO
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb., Estafa
agravada
PROCESO : 17473
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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COLISION DE COMPETENCIA-Juzgado Especializado y penal municipal/ JUEZ


DE EJECUCION DE PENAS/ EJECUCION DE LA SENTENCIA-Juez competente/
COLISION DE COMPETENCIA-Ley 733 de 2002/ EXTORSION

1. La Sala Penal viene asumiendo la definición de todos los conflictos que se susciten
entre un juzgado penal municipal y un juzgado penal del circuito especializado,
pues si bien no existe norma específica que defina cual es la autoridad judicial que
deba dirimirlos, considerada la previsión contenida en el inciso 2° del artículo 18
transitorio del Código de Procedimiento Penal, Ley 600 de 2000, al señalar que " la Corte
Suprema de Justicia conocerá de los conflictos de competencia que se presenten en
asuntos de la jurisdicción penal ..." y los antecedentes normativos, artículo 68-5 del
anterior Estatuto Procedimental, Decreto 2700 de 1991, y el inciso final del artículo 35
de la Ley 504 de 1999 que le atribuían a la Sala la competencia cuando en el conflicto
estuviese involucrado un juez regional, ahora penal del circuito especializado, situación
de la que se deduce que la Sala debe dirimir todo conflicto del que haga parte un juez
penal del circuito especializado sin importar que se encuentre dentro del mismo distrito
o fuera de él.

Reitérase, entonces, lo definido por la Sala en asuntos similares* al considerar que la


discrepancia de criterios de diferentes despachos judiciales en torno a la ejecución de la
sentencia, en estricto sentido, no tiene el carácter de conflicto de competencia a que
se refiere el artículo 93 del Código de Procedimiento Penal dada la naturaleza del
incidente y la realidad planteada.

2. Solo puede presentarse conflicto de competencia cuando dos o mas funcionarios


judiciales consideran que a cada uno de ellos les corresponde conocer de la actuación o
cuando se niegan a conocer de ella aduciendo que carecen de competencia y
finalmente, cuando se adelanten varias actuaciones tratándose de delitos conexos, es
decir, que el conflicto de competencia solo tiene lugar cuando el proceso se encuentra
en trámite y es necesario definir a cual de los funcionarios le corresponde asumir su
conocimiento, por lo tanto, no es admisible cuestionar la competencia desde esta
perspectiva cuando se está ejecutando la sentencia, pues son otros los parámetros
legales a tener en cuenta, en cuyo caso se evalúa el lugar en el que se encuentre el
condenado cumpliendo la pena privativa de la libertad impuesta, la existencia de
juzgado de ejecución de pena en el circuito judicial respectivo, o en su defecto el juez
que profirió el fallo en primera instancia.
....

La Sala tiene definido que a los juzgados penales del circuito especializados les
corresponde asumir el conocimiento de los procesos que se adelanten por los delitos
contemplados en la ley 733 de 2002, atendiendo lo previsto por el artículo 5** , debe
concluir que la competencia en asuntos como el presente no sufre modificación por
estar concluido su trámite y corresponder a otros funcionarios la ejecución de la pena,
artículos 79 y 469 del Código de Procedimiento Penal.

En efecto, señalan las normas citadas que ejecutoriada la sentencia que impone una
pena las decisiones tendientes a su cumplimiento, la acumulación jurídica de penas en
el caso de existir varias sentencias condenatorias contra la misma persona, sobre la
libertad condicional, etc., su conocimiento corresponde a los jueces de ejecución de
penas y medidas de seguridad existentes en el circuito judicial, o en su defecto, le
corresponderá a los respectivos jueces de instancia.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

La competencia de los jueces de ejecución de penas se encuentra definida, además,


por el artículo 81 del Código de Procedimiento Penal y la reglamentación que sobre el
particular ha expedido el Consejo Superior de la Judicatura en desarrollo de las
facultades de orden constitucional que le confiere el artículo 257-1 de la Carta Política
para "fijar la división del territorio para efectos judiciales y ubicar y redistribuir los
despachos judiciales" con sujeción a la ley, disposición que reitera el artículo 85-6 la
Ley Estatutaria de la Administración de Justicia***.

Es por ello, que el artículo 1° del Acuerdo No. 54 de 1994 de la Sala Administrativa del
Consejo Superior de la Judicatura señala que corresponde a los jueces de ejecución de
penas y medidas de seguridad todas las cuestiones relativas a la ejecución de la pena
"de los condenados que se encuentren en las cárceles de los respectivos circuitos"
donde estuvieren radicados. Agrega, el parágrafo, que cuando el condenado sea
trasladado de penitenciaría, aprehenderá el conocimiento el juez de ejecución de penas
correspondiente, si no hubiere, "reasumirá la competencia el juez que dictó el fallo de
primera o única instancia."

Posteriormente, mediante Acuerdo No. 548 de 1999, la Sala Administrativa del


Consejo Superior de la Judicatura creó y organizó los circuitos penitenciarios y
carcelarios del territorio nacional, y a la vez fijó la competencia territorial de los
juzgados de ejecución de penas y medidas de seguridad en un determinado circuito. Y
no obstante, que creó el circuito penitenciario y carcelario de Pamplona (numeral 17 del
artículo 1°) no ha implementado el respectivo despacho judicial.

Sobre el particular el nuevo Código de Procedimiento Penal señaló en el artículo 79 las


actuaciones que deben conocer los jueces de ejecución de penas y medidas de
seguridad, previendo como una excepción en el parágrafo transitorio, que tales asuntos
deben ser asumidos por el juez de primera instancia en aquellos distritos en los cuales
no se hayan creado los citados despachos.

___________________________
* Rad. 19302, 9 de abril de 2002, ponente doctor Herman Galán Castellanos y Rad.
19200 del 19 de marzo de 2002, ponente doctor Jorge A. Gómez Gallego.
** Colisiones 18904, 19228,19251 y 19278 entre otras.
*** Rad. 18929, auto del 11-12-01, ponente doctor Jorge Aníbal Gómez Gallego

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 30/04/2002
DECISION : Asigna competencia al Juzgado 7 P.Municipal de
Bucaramanga
PROCEDENCIA : Juzgado 1 P.C.E.
CIUDAD : Bucaramanga
PROCESADO : RODRIGUEZ BOHORQUEZ, VICTOR JULIO
DELITOS : Tentativa de extorsión
PROCESO : 19344
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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IMPEDIMENTO-Enemistad grave

Lo que pretenden entonces los integrantes de la Sala que no aceptan la manifestación


de impedimento, anticipa la Corte, es restringir el ámbito de la enemistad grave como
causal de impedimento, de conformidad con el artículo 99-5º ibídem, pasando por alto
en dicho propósito el estricto marco de su definición legal, de obligada referencia para
su recto entendimiento e interpretación.

En efecto, de acuerdo con la tesis postulada y sometida a la consideración de la Corte,


el aludido supuesto no se predica simplemente de quien ostenta la calidad de sujeto
procesal en la actuación penal donde debe intervenir por razón de su cargo el
funcionario que experimenta la enemistad hacia él, como surge incontrastable del tenor
literal de la disposición en cita, sino que habría que discernir específicamente y en
concreto su interés jurídico frente a la decisión que ha de producir el instructor o
juzgador, así como la competencia para desmejorar o no su situación jurídica.

100
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Sin embargo, a la comprensión postulada en tales términos se opone la finalidad del


instituto de los impedimentos y las recusaciones, a través del cual el legislador busca
preservar al máximo la independencia, la imparcialidad y la transparencia en la
administración de justicia, propiciando la remoción del funcionario judicial del
conocimiento de un específico asunto cuando pueda verse empañada su serenidad que
es garantía de la consecución de estos ideales, sin duda armonizados con la vigencia de
un orden justo al cual debe orientarse además el Estado en desarrollo del mandato
contenido en el artículo 1º de la Constitución Política.

De ahí que en eventos como el examinado, donde el funcionario se declara enemigo


grave de algún sujeto procesal, es de esperar que por razones reales, serias y
deplorablemente insuperadas, hasta ahora, surge ineludible su separación del
respectivo trámite independientemente de las decisiones que a aquél le sean posibles,
pues el objeto de protección lo es en abstracto la imparcialidad, la independencia y la
transparencia en la administración de justicia, insiste la Sala, y no frente a algunos de
los intervinientes en la actuación penal ante una eventual y concreta resolución adversa
a sus pretensiones o intereses, determinada por un sentimiento perturbador del ánimo
de dicho talante.

En este mismo orden de ideas, esto es, por no aparecer vinculada la causal analizada a
un específico interés jurídico frente al trámite o a la decisión que dentro de la órbita de
su competencia debe adelantar o dictar el funcionario judicial que declara la enemistad,
menos aún, al ejercicio de alguna acción dentro del respectivo proceso o a la
interposición del recurso que le corresponde a aquél desatar, como entienden quienes
rechazan el impedimento, y que sería predicable únicamente de los sujetos procesales,
se tiene que el legislador extendió también el aludido motivo respecto del denunciante
o perjudicado.

La circunstancia de no haber sido apelado el fallo del a quo por el sindicado (...),
representado por el abogado frente a quien se predicó la enemistad grave, en modo
alguno excluye toda posibilidad de la revisión de su situación jurídica por los
funcionarios judiciales que manifestaron el impedimento, pues el principio de limitación
que rige la competencia del ad quem en materia de alzada encuentra salvedad, al tenor
del artículo 204 del Código de Procedimiento Penal, en relación con aquellos asuntos
"inescindiblemente vinculados al objeto de impugnación"; como también, en la eventual
extensión de los resultados favorables de la apelación a los no recurrentes en guarda
del derecho fundamental a la igualdad, que ante un sentimiento de tal naturaleza
podrían dejar de ser reconocidos con miras a evitar dicha consecuencia.

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Impedimento - Casación
FECHA : 30/04/2002
DECISION : Declara fundado el imp. manifestado por varios
MG. Del
Trib. de Cúcuta
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cúcuta
PROCESADO : OVALLES PACHECO, CARMEN DANIEL, Y OTROS
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Secuestro extorsivo
PROCESO : 19312
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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COLISION DE COMPETENCIA-Ley 733 de 2002/ SECUESTRO/ HURTO


CALIFICADO-Con violencia sobre las personas o las cosas

Es claro el artículo 402 del Código de Procedimiento Penal al señalar que si el juez
advierte la existencia de error en la calificación jurídica y la que se debe dar modifica su
competencia, debe remitir las diligencias al juez que considere competente,
proponiéndole colisión, lo que ha sido reiterada por la jurisprudencia de esta Sala* .

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Ello fue precisamente lo que hizo el Juez 3° Penal del Circuito Especializado de Medellín,
quien consideró que frente a la situación fáctica delimitada en la acusación, no se
tipificaba el delito de secuestro, quedando entonces una calificación que no le otorga
competencia, por lo que envió las diligencias al que estimó competente, proponiendo la
colisión que ahora ocupa la atención de la Sala.

Procedimiento acertado que no merece reparo alguno.

Para una adecuada solución del conflicto es preciso, ante todo, dejar en claro que la
interpretación que hace el Juez Penal del Circuito Especializado de Medellín de la
sentencia proferida por esta Sala, de fecha 30 de mayo de 2001, resulta completamente
desacertada, pues desborda sus efectos y soslaya su integral contenido.

En efecto, si bien es cierto la determinación adoptada en el citado fallo dice, en el


aparte que interesa: "... la violencia sobre las personas, consistió en un retención fugaz,
convirtiéndose esta última circunstancia en la razón para justificar la imputación como
acción única en cuanto al delito contra el patrimonio económico, solución ésta con la
que se hace prevalecer el principio del non bis in idem.", también lo es que en acápite
inmediatamente seguido, se afirma: "La decisión que se ha de adoptar se apoya
igualmente en la forma, el lugar y el escaso tiempo que duró la custodia de los
ayudantes, así como la posibilidad que tuvieron de movilizarse sin problema y riesgo,
todo lo cual apunta hacia una acción ilícita única."

Esto en un meridiano entendimiento, lleva a la conclusión de que la privación de la


libertad que se pregona como motivo de acción independiente, debe partir de la
existencia de una retención, arrebatamiento o sustracción del sujeto de la órbita propia
de su libertad de movimiento, de querer estar o no en un determinado lugar.

Además, es de anotar que la inteligencia de la jurisprudencia transcrita, parte de una


situación fáctica distinta a la de este caso, pues es palpable advertir que en aquélla las
víctimas tuvieron oportunidad de "movilizarse sin problema y riesgo", lo cual no puede
predicarse de la situación vivida por el señor (...), víctima del hurto calificado y
agravado, pues se le sustrajo de su libre locomoción, a tal punto que fue retenido por
seis horas dentro de un vehículo al que fuera obligado a entrar, siendo amenazado
permanentemente con arma de fuego.

Es decir, que esta situación en manera alguna podría subsumirse dentro de la violencia
que conlleva el hurto calificado.
________________________________
* Ver auto del 14 de febrero de 2002. Corte Suprema de Justicia Rad. 18.457 M.P. Jorge
Córdoba Poveda.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 30/04/2002
DECISION : Declara la competencia del Juzgado 3 P.C.E. de
Medellín
PROCEDENCIA : Juzgado 1 P.C.
CIUDAD : Itagui - Antioquia
PROCESADO : GALLEGO ENCISO, HUGO HENRY
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Secuestro simple
PROCESO : 19387
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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PARTE CIVIL-Interés para recurrir

Como regla general, están legitimados los sujetos procesales reconocidos en la


actuación penal para impugnar las decisiones que les sean adversas a aquellas
pretensiones propias de acuerdo con los derechos que representan, los intereses que
propugnan o las funciones que de acuerdo con la Constitución y la Ley deben cumplir.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

En ese mismo sentido y orientación, la parte civil, como sujeto cuya titularidad para
actuar es indiscutible a partir del acto de su reconocimiento dentro del proceso penal,
en búsqueda de la consolidación de sus pretensiones indemnizatorias, esto es, en
procura de obtener el restablecimiento de los derechos patrimoniales conculcados con
la infracción penal, está plenamente legitimada para impugnar todas aquellas
decisiones que le signifiquen la negación del resarcimiento, o que en todo caso
traduzcan un menoscabo para el monto de la aspiración económica que se tiene,
condición delimitadora que determina el interés jurídico que le es reconocido en cada
caso para oponerse a las diversas decisiones que se adoptan dentro del trámite de un
proceso penal.

Por eso se ha dicho en términos concretos, que si la inconformidad manifestada por la


parte civil no traduce en forma directa y concreta una mengua o deterioro para sus
aspiraciones en punto al reconocimiento de los perjuicios, carece de interés para
controvertir cualquier decisión.

Lo anterior significa al propio tiempo, que bajo ninguna circunstancia, salvedad hecha
que tenga indudable incidencia sobre la cuantía o valor de la garantía resarcitoria, le es
dable a la parte civil impugnar una decisión con miras a obtener que se modifique en
perjuicio del procesado la entidad típica del delito o la pena privativa de la libertad que
le ha sido inferida o las circunstancias tomadas en cuenta para su determinación.

Tratándose del recurso extraordinario, la regla anterior comporta idénticos efectos, lo


primero que se impone a la parte civil que pretende impugnar por vía de casación una
sentencia, salvo que ésta sea absolutoria pues el interés surge por antonomasia, es fijar
con precisión la índole de la razón de la inconformidad y la repercusión que frente a la
cuantía de la condena indemnizatoria ha tenido el tema que constituye la materia de
ataque por este excepcional conducto, en la medida en que sólo así es posible
establecer si se tiene interés por razón de la cuantía o por el motivo en que se sustenta
el ataque casacional.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto Casación
FECHA : 30/04/2002
DECISION : Inadmite por falta de interés la demanda de la
parte civil
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Neiva
NO RECURRENTE : OROZCO GOMEZ, CESAR AUGUSTO
PARTE CIVIL : RECURRENTE
DELITOS : Secuestro simple agravado
PROCESO : 19088
PUBLICADA : Si

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LLAMADO EN GARANTIA-Proceso penal/ TERCERO CIVILMENTE


RESPONSABLE/ LLAMADO EN GARANTIA EJECUTORIA-Providencia que
resuelve la casación

1. El presente proceso se inició y se tramitó en todas sus fases, bajo el imperio del
derogado Código de Procedimiento Penal o Decreto 2.700 de 1991, ordenamiento el
cual admitía como posible que los que se considerasen perjudicados por el hecho
punible, intentasen su resarcimiento a través del ejercicio de la acción civil, dirigiéndola
tanto contra el responsable directo, como respecto de aquél que de acuerdo con la ley
estuviere obligado a reparar los perjuicios por consolidarse una responsabilidad
indirecta o refleja, esto es, contra el tercero civilmente responsable.

No obstante lo anterior, la Sala, bajo el entendido de que el proceso penal era escenario
propicio para intentar la acción indemnizatoria de los perjuicios cuya fuente provenía
del delito, y considerando que por su naturaleza no podía, en el anterior esquema
procesal, hacer extensiva la aparición de otros intervinientes cuyos intereses estuvieran
en discusión por otra causa diferente a la que emana del hecho punible, verbi gratia, el

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

llamado en garantía, estimó que no podía vinculársele por contrariar la naturaleza,


dinámica y objetivos propios del proceso penal.

Así se pronunció la Corte sobre el particular:

"La posibilidad de vincular dentro del proceso penal al tercero civilmente responsable
que el legislador introdujo en el Decreto 2700 de 1.991 -nuevamente pues como bien se
recuerda ya había sido consagrado en los artículos 58 a 66 del Decreto 0050 de 1.987,
siendo declarados inexequibles por la Corte Suprema en decisión de diciembre 3 de ese
mismo año-, proviene de ser este tercero civil responsable por el daño,
independientemente de que el mismo haya sido inferido por el agente del delito; es
decir, que aun cuando el tercero no es el autor del daño e inclusive es ajeno a su
producción causal, debe por la vía de la denominada responsabilidad indirecta,
responder solidariamente por él, estando compelido a cubrir el valor de la suma
indemnizatoria a que eventualmente se le condene en favor de la persona natural o
jurídica perjudicada.

Por tanto, y siendo que dentro del proceso penal solamente puede perseguirse el pago
de aquellos daños derivados del hecho punible, esto es los que tengan un nexo con los
efectos lesivos del delito, cualquier pretensión orientada a hacer valer obligaciones que
provengan de una fuente distinta no podrá ejercitarse en el trámite penal, por resultar
evidentemente contraria a su naturaleza especial, única y limitada.

Por ello, así como no solo desde un punto de vista estrictamente teórico se justifica que
se de un tratamiento diferenciado a la responsabilidad contractual de la
extracontractual, procesalmente cobra mayor fuerza dicha necesidad partiendo nada
más de un criterio de especialidad, pero fundamentalmente por tener origen cada una
en fuentes de responsabilidad distintas.

De ahí que la prestación reparadora que en un momento determinado le pueda ser


exigible al asegurador -cuyo ingreso como sujeto procesal en el proceso penal parece
no tener reparo de lege ferenda por la doctrina nacional-, no dimana de responsabilidad
directa ni indirecta, única posibilidad de aceptar la reclamación indemnizatoria como
ejercicio de la acción civil activa o pasiva dentro del proceso penal, pues las
obligaciones que surgen del seguro provienen del negocio jurídico en virtud del cual la
aseguradora ha asumido la reparación prestando el equivalente pecuniario en las
condiciones, límites y modalidades señaladas en las distintas cláusulas del contrato.

El contrato de seguro, por consiguiente, cumple en un sentido jurídico y económico con


una función reparadora consistente en que la compañía asume los riesgos cuando se
presenta el evento por el valor convenido en la póliza correspondiente, previo el pago
de una prima, obligación que es ajena a la que compete al responsable y eventualmente
al tercero civil dentro del proceso penal como efecto del hecho delictivo; mientras que la
responsabilidad del procesado es directa y la del tercero civil colateral o indirecta frente
a las consecuencias patrimoniales del delito por la producción del daño, el asegurador
no es de ningún modo responsable de ese daño. Lo único que media entre éste y el
tercero civil, o el propio procesado, es una obligación de naturaleza contractual o legal,
en relación con la cual no sería por tanto el juez penal competente para pronunciarse.

Cobra mayor fuerza esta posición, si se tiene en cuenta que el de seguros constituye por
esencia un contrato comercial de garantía complejo que crea una obligación
condicional, pero no de responsabilidad, lo que de suyo excluye cualquier competencia
en cabeza del juez penal para dilucidar aspectos inherentes a las diferencias que se
puedan presentar relacionadas con la vigencia de la póliza, el aviso del siniestro, la
reclamación, las objeciones, las exclusiones etc., máxime cuando como es sabido
dependiendo de la posición que asuma la aseguradora y las características propias de
la póliza, por la vía civil la acción pertinente podría ejercerse a través de un proceso
ejecutivo u ordinario según el caso.

Sin embargo, por lo mismo que no es factible en el proceso penal llamar en garantía a la
aseguradora, esto no impide el ejercicio independiente de las acciones correspondientes
con miras a hacer valer el seguro, más aún cuando en virtud de la Ley 45 de 1.990 en
los seguros de responsabilidad, esto es los que de acuerdo con el art. 84 "imponen a
cargo del asegurador la obligación de indemnizar los perjuicios patrimoniales que cause
el asegurado con motivo de determinada responsabilidad en que incurra de acuerdo con
la ley y tiene como propósito el resarcimiento de la víctima, la cual en tal virtud, se
constituye en el beneficiario de la indemnización, sin perjuicio de las prestaciones que
se le reconozcan al asegurado", los propios damnificados tienen "acción directa contra
el asegurador", conforme al art. 87 ibidem." (Sentencia de 16 de diciembre de 1998,
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Magistrado Ponente Carlos Augusto Gálvez Argote, radicación 10.589. Tesis reiterada en
sentencias del 20 de octubre de 1999 -radicación 13.690)-, 6 de septiembre de 2000
-radicación 15.132- y 18 de diciembre de 2000 -radicación 14.618-, con ponencias de los
Magistrados Gálvez Argote, Pinilla Pinilla y Mejía Escobar, respectivamente.

2. A pesar de que se casará de forma parcial el fallo impugnado, esta decisión cobrará
ejecutoria el mismo día de su expedición, habida cuenta que tanto el artículo 197 del
derogado Código de Procedimiento Penal, como el 187 del vigente, establecen que la
providencia que resuelve la casación queda ejecutoriada el día en que es suscrita, salvo
que se sustituya la sentencia objeto del recurso.

En este caso, la orden de anular parcialmente la actuación, afecta la vinculación


irregular del llamado en garantía, al tiempo que tiene como efecto que se le desvincule
y quede sin vigencia la condena al pago de daños y perjuicios, sin que por eso se
reporte una sustitución de la sentencia impugnada, hipótesis en la cual operaría la
ejecutoria pasados tres días de la última notificación, según lo prevén aquellas
disposiciones. Esta posición la fijó la Sala, entre otras, en decisiones de junio 22 y 18 de
diciembre de 2000 (casaciones 12.160 y 14.618, ponencia de los Magistrados Edgar
Lombana Trujillo y Carlos Eduardo Mejía Escobar, en su orden).

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 02/05/2002
DECISION : Desestima la demanda del llamado en garantia,
casa
parcial., decreta nulidad
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Buga
NO RECURRENTE : VILLEGAS PATIÑO, DAVID FERNANDO
LLAMADO EN GARANTÍA : ASEGURADORA COLSEGUROS S.A.
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 15410
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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CASACION-Interés: Pretensión más gravosa al recurrente

Para la procedencia de los recursos, tanto de los ordinarios como del extraordinario de
casación, es necesario tenerlo y se manifiesta en el agravio o perjuicio que se causa al
impugnante con la decisión atacada, en forma tal que la finalidad de aquellos no puede
ser otra que la reparación de ese agravio, bien sea por el mismo funcionario que dictó la
resolución, o por el superior funcional inmediato, o por el tribunal de casación, según se
trate de la reposición, de la apelación o de la casación.Como lo ha sostenido la Sala,
"riñe con su naturaleza filosófica, contenidos políticos, político-criminales y jurídicos el
ejercicio de los medios defensivos legales que en cumplimiento de los límites formales
y materiales que lo caracteriza, se emplee no para que los derechos de los sujetos
procesales resulten lo menos afectados posible, sino para que sean mayormente
afectados, esto es, para que la situación jurídica del impugnante se agrave, pues si bien
los recursos constituyen un derecho, es el propio Estado el que presumiendo la
legalidad y acierto de las decisiones judiciales, solo posibilita su ejercicio en beneficio
del recurrente ..."*

____________________________
* Ver, entre otras, casación 10391 de abril 20 de 1999 y 14267 de junio 14 de 2000. M.
P. Dr. Carlos Augusto Gálvez Argote

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Auto Casación
FECHA : 02/05/2002
DECISION : Desestima la demanda presentada
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
PROCESADO : LOPEZ MARTINEZ, JAIRO ALIRIO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 11091
PUBLICADA : Si

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SANA CRITICA-Técnica/ SANA CRITICA-Ley de la inercia

1. En el proceso penal nacional, en materia de apreciación probatoria, rige el


denominado sistema racional o de la sana crítica. Esto significa que el juzgador no
cuenta con un poder ilimitado en el examen de los medios de prueba, es decir arbitrario
o sólo sometido a su íntima convicción, sino que su discernimiento en relación con los
mismos debe encontrarse apoyado en las leyes de la ciencia, en los principios de la
lógica y en las reglas de la experiencia. La sana crítica, entonces, es tanto fundamento
como límite de la soberanía con la cual cuenta el juzgador en su tarea de apreciación
probatoria.

Ahora bien, si se tiene en cuenta que el recurso de casación se encuentra instituido


como un mecanismo de control sobre la legalidad de la sentencia, surge claro que la
apreciación probatoria hecha por el Juez de manera reflexiva, razonable y lógica, es
decir con sujeción a las reglas que gobiernan la sana crítica, resulta indiscutible ante el
Tribunal de casación. Simplemente porque no es una tercera instancia del proceso y
porque en esa medida sólo puede pretenderse su intervención en el caso a partir de la
demostración de que el Juez desbordó en el examen probatorio el ámbito de su
soberanía, o sea que transgredió la sana crítica.

Y esto no se logra cuando el sujeto procesal simplemente presenta su lectura de las


evidencias y la opone a la hecha por el fallador en la sentencia. Si la sana crítica
significa apreciar los medios de prueba razonablemente, la demostración de su
desbordamiento en casación obliga a la parte proponente a precisar qué regla fue
transgredida, demostrar que se trata de una regla y determinar si es de ciencia, lógica o
experiencia. También a señalar la trascendencia de la equivocación, es decir que otra
habría sido la decisión de no haberse incurrido en el error judicial, lo cual implica
confrontar y desvirtuar la construcción lógica del fallo.

2. La recurrente, aunque no lo dice, está refiriéndose a la ley de la inercia. Pero la


aplica equivocadamente. Si un cuerpo tiende a mantenerse en el estado en que se
encuentra, es evidente que si está en movimiento y es detenido, sigue la dirección y se
produce un desplazamiento, que es mayor o menor dependiendo de algunas variables
tales como peso, velocidad y las condiciones específicas del lugar donde el movimiento
se produce, pero en ningún caso cero..

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 02/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
NO RECURRENTE : DRADA DIAZ, CARLOS ALBERTO
DELITOS : Homicidio culposo
PROCESO : 17661

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

PUBLICADA : Si

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REFORMATIO IN PEJUS-Técnica en casación/ APELACION-Competencia


limitada del superior/ PROCESO PENAL/ SEGUNDA INSTANCIA/ APELACION-
Sustentación/ NULIDAD-Principios de residualidad

1. Interpretando el contenido del artículo 31 de la Carta Política la jurisprudencia de esta


Corte tiene por sentado que la prohibición de la reformatio in pejus hace referencia
únicamente a las sentencias, cuando el procesado es único apelante y no a otro tipo de
decisiones de las que se toman con anterioridad a dicho estadio procesal, así se trate de
la resolución acusatoria (sentencias del 6 de mayo de 1993 -M.P. Dr. Dídimo Páez
Velandia, 21 de septiembre de 1994 -M.P. DR. Juan Manuel Torres Fresneda, 23 de
noviembre de 1994 M.P. Dr. Dídimo Páez Velandia) criterio últimamente reiterado en
fallo de casación del 25 de mayo del año 2000 con ponencia del Magistrado Carlos
Augusto Gálvez Argote.

Cuando el ataque en casación tiene que ver con la vulneración del principio contenido
en el artículo 31 de la Carta Política, desarrollado en el 217 del Código de Procedimiento
Penal (Decreto 2700 de 1991 y hoy en día por el artículo 204 del Nuevo estatuto
procesal), esto es, el de la no reforma en perjuicio cuando se trate de apelante único, se
impone acudir a la causal primera, vía directa de violación del derecho sustancial, y no
a la tercera o de nulidad, pues se trata de un error in iudicando que nada tiene que ver
con el procedimiento, ni con la valoración de los hechos o de las pruebas, y que
afectaría únicamente la legalidad de la sentencia en lo que tiene que ver con todos
aquellos aspectos que implican pena (Cfr., entre otros, fallos de 11 de noviembre de
1993 y 2 de octubre de 1994 M.P. Dr. Juan Manuel Torres Fresneda; 14 de septiembre de
1994 M.P. Dr. Ricardo Calvete Rangel; 14 de julio de 1995 M.P. Dr Jorge Enrique Valencia
Martínez; 7 de marzo y 25 de mayo de 2000 M.P. Dr. Carlos Augusto Gálvez Argote).

2. Si bien el fundamento normativo del reproche es lo contenido en el artículo 217 del


Estatuto procesal hoy derogado, no puede desconocerse que el mismo comprende
aspectos distintos. El primero guarda relación con la prohibición constitucional de la
reforma peyorativa cuando se trata de sentencias de mérito y el procesado es apelante
único, en tanto que el segundo hace referencia a la limitada competencia del superior
para pronunciarse sobre los aspectos materia de impugnación y respecto de los
inescindiblemente vinculados con aquellos, sea que se trate de sentencia o de
providencia interlocutoria como de tal especie es la calificatoria del sumario.
...

En torno al punto, la Corte tiene establecido que el proceso penal es, en esencia,
escenario de controversia, a través del cual el Estado ejercita la potestad de investigar,
juzgar y sancionar la realización de conductas prohibidas por el ordenamiento jurídico.
Esa actividad, sin embargo, en virtud del principio de legalidad, no puede desarrollarse
de modo arbitrario, pues la ley establece las reglas de su adelantamiento y a ellas
deben sujetarse las actuaciones del Fiscal, del Juez y de las partes, siendo esta la
manera en que ordena el desarrollo procesal, el cual, adicionalmente, ha de encontrarse
permanentemente ceñido a los principios y valores impuestos por la Carta Política, como
presupuesto de validez de los actos del proceso.

El derecho de acceder a la segunda instancia tiene fundamento constitucional, en


cuanto integra la noción de debido proceso, de acuerdo con las previsiones y
excepciones que al respecto establezca la ley, de manera que no se restringe solamente
a las sentencias judiciales sino que también cobija a las providencias interlocutorias
distintas de aquellas, como así se establece del principio previsto por el artículo 18 de la
ley 600 de 2000.

A tenor de la normativa procesal derogada, contenida en el Decreto 2700 de 1991 y la


hoy en día vigente- ley 600 de 2000- , el recurso de apelación, como una de las formas
de acceder a la segunda instancia, no sólo debe ser interpuesto oportunamente, sino,
también, sustentado por escrito ante la primera instancia, de manera que la
fundamentación de la apelación, se constituye en acto trascendente en la composición

107
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

del rito, pues no es suficiente con que el recurrente exteriorice inconformidad general
con la providencia que impugna sino que le es imperativo, además, concretar el tema o
aspectos de los que disiente, presentando los argumentos fácticos y jurídicos que lo
conducen a cuestionar la determinación impugnada, al punto que si no se sustenta
debidamente el disentimiento se declara desierto y no se abre a trámite la segunda
instancia, pues en tal evento el juzgador no podría conocer sobre qué aspectos del
pronunciamiento se predica el agravio.

Así, entonces, la sustentación de la apelación es carga para el impugnante y constituye


presupuesto ineludible para acceder a la segunda instancia, pero una vez cumplido el
requisito, la fundamentación expuesta en cuanto identifica la pretensión del recurrente,
adquiere la característica de convertirse en límite de la competencia del superior, en
consideración a que sólo se le permite revisar los aspectos impugnados, según lo
disponía el artículo 217 del Decreto 217 del Código de procedimiento penal y ahora el
artículo 204 de la ley 600 de 2000. La sustentación, en otras palabras, fija el marco de
examen y pronunciamiento sobre la cuestión debatida al funcionario de segunda
instancia y es limitativa de su actividad.

De manera que si los fundamentos de la impugnación establecen el objeto de


pronunciamiento del ad quem, y ellos están referidos a discutir los términos y
conclusiones a que arribó el a quo, resulta evidente la relación de necesidad que se
produce entre la providencia impugnada, la sustentación de la apelación y la decisión
del funcionario judicial de segunda instancia. Por tanto, providencia apelada y recurso,
conforman una tensión que debe resolver el superior. Se trata de una de las
manifestaciones más decantadas del principio de contradicción o controversia que rige
el proceso penal y que explica el deber legal que tiene el funcionario judicial de integrar
a la estructura de su decisión la exposición del punto que se trata y los fundamentos
jurídicos de ella.

Este criterio de la Sala, referido a la restringida competencia del superior cuando del
recurso de apelación se trata, ha sido reiterado en varios pronunciamientos entre los
que merecen destacarse los proferidos el 25 de marzo de 1999 con ponencia del
Magistrado Mejía Escobar, y el 9 de marzo de 2000 con ponencia del Magistrado Pinilla
Pinilla, en el ultimo de los cuales se indicó que a diferencia del grado jurisdiccional de la
consulta que se inspira en el interés general, tiene carácter imperativo, y la
competencia del superior es plena e ilimitada, los recursos son potestativos de los
sujetos procesales, están basados en el interés del impugnante y la competencia por el
factor funcional es limitada. De acuerdo con su albedrío, las partes pueden recurrir y el
ad quem sólo revisa los aspectos que son materia de impugnación.

Más recientemente, y ya en vigencia del nuevo estatuto procesal, en auto de segunda


instancia proferido el dieciocho de diciembre de dos mil uno con ponencia del
Magistrado GOMEZ GALLEGO dentro del proceso de radicado 18290-18575, indicó la
Corte, que con respecto a la resolución de acusación si bien es cierto el superior no está
sujeto a la prohibición de reformatio in pejus, pues este principio rige sólo para la
sentencia, también lo es que tiene una limitación funcional en el sentido de que
solamente puede revisar los aspectos impugnados u otros sustancialmente vinculados a
éstos (artículo 217 C. P. P. de 1991 o artículo 204 C. P. P. de 2000). De pronunciarse sobre
aspectos no comprendidos en la impugnación o respecto de aquellos no vinculados
inescindiblemente a los motivos en que se funda el disentimiento, tendría que admitirse
que éstos, por ausencia de una manifestación expresa al respecto en la resolución de
primera instancia, no pudieron ser controvertidos por el apelante, y entonces los
mismos carecerían de la doble instancia constitucionalmente garantizada (Const. Pol.,
art. 31; C. P. P./91, art. 16 y C. P. P./2001, art. 18).

De manera que la exigencia de sustentación obligatoria del recurso de apelación,


conforme con el artículo 215 del Código de procedimiento penal de 1991 (artículo 194
del actual), tiene como fin delinear el objeto de la segunda instancia, de tal suerte que
ésta no pueda pronunciarse sobre asuntos no propuestos por el apelante, salvo la
nulidad (por su naturaleza oficiosa) y los aspectos inescindiblemente vinculados a la
impugnación.

"De modo que si el ordenamiento jurídico hace obligatoria la sustentación del recurso de
apelación, hasta el extremo de amenazar con la deserción del mismo, correlativamente
debe entenderse que la segunda instancia no puede desbordar los motivos de agravio o
los elementos a los cuales puede extenderse legalmente la definición, pues, si lo hace,
violaría los principios de contradicción, defensa y doble instancia, integradores del
apotegma más genérico denominado debido proceso, por cuanto el delito agregado por

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

el funcionario de segundo grado, así tenga sustento fáctico, habría pretermitido la


primera instancia" (Se destaca).

3. Por las razones que vienen de exponerse, es claro que la censura debe prosperar,
aunque no en los términos planteados por el demandante, pues acorde con el principio
de residualidad que orienta las nulidades, según el cual su declaración se torna
inexorable cuando no haya manera distinta de corregir el yerro, carecería de sentido
decretar la ineficacia de lo actuado a partir inclusive del pronunciamiento de segunda
instancia con el único propósito de eliminar una circunstancia de agravación no
deducida en la calificación de primer grado, cuando ello puede verse subsanado en
sede extraordinaria introduciendo los correctivos que el fallo amerite, máxime si
ninguna discusión se presenta en torno a la apreciación probatoria o la declaratoria de
responsabilidad efectuada por los juzgadores.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 02/05/2002
DECISION : Casa parcialmente excluyendo agravante,
redosifica la pena
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cundinamarca
PROCESADO : VALBUENA SALCEDO, ANIBAL RICARDO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 15262
PUBLICADA : Si

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SECUESTRO EXTORSIVO-Punibilidad-art.6 Decreto 2790/ SECUESTRO


EXTORSIVO-Punibilidad

Sobre este tema, que en múltiples ocasiones le ha sido propuesto a la Sala de manera
similar, con razones idénticas a las examinadas en esta oportunidad y de manera
unánime, se ha sostenido, que la sanción aplicable no es la del artículo 268 del C.P., sino
la del 2790 de 1990, porque además de cumplirse con la descripción típica, concurren
las otras exigencias especiales, esto es, que la acción se consumó dentro de la vigencia
del citado decreto y que los fines perseguidos son los señalados en el artículo 268
ibídem*. La Corporación, con ponencia del doctor Jorge Aníbal Gómez Gallego, el 11 de
agosto de 1999, hizo precisiones que por avenirse al asunto analizado, se insertan a
continuación como sustento de esta decisión:

"Es necesario advertir previamente que, en relación con el delito de secuestro extorsivo
examinado en este proceso, la norma aplicable es la del artículo 6° del Decreto 2790 de
1990, acogido como legislación permanente por el artículo 11 del Decreto 2266 de
1991, dado que los hechos acaecieron el 19 de enero de 1993, y no es pertinente la Ley
40 del mismo año, que sustituyó aquellas disposiciones, pues ella apenas empezó a
regir al día siguiente. Así entonces, el precepto procedente dice que el delito de
secuestro se sancionará con prisión de veinte (20) a veinticinco (25) años y multa de un
mil a dos mil salarios mínimos legales mensuales, entre otras alternativas
comportamentales, cuando "persiga los objetivos enunciados en el artículo 268 del
Código Penal". Y los objetivos que trae esta disposición, según los cuales el secuestro
de una persona se califica como extorsivo, son los de "exigir por su libertad un provecho
o cualquier utilidad, o para que se haga u omita algo, o con fines publicitarios o de
carácter político".

109
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

"Cuando las normas contienen expresiones afines tales como "perseguir objetivos", o
"con el propósito", o "para", o "con fines", que corresponden a predicados de verbos
rectores y denotan sólo finalidad y no necesariamente otra conducta concreta o
realizada, con razón dice la dogmática jurídico-penal que tales manifestaciones se
identifican como elementos subjetivos del tipo de secuestro extorsivo, distintos del dolo,
que como tales no exigen su cristalización para que sea completa la tipicidad del delito.
Desde luego que la adecuación típica del hecho punible de secuestro extorsivo sí exige
un comportamiento externo y central de "arrebatar", "sustraer", "retener" u "ocultar" a
una persona, pero no es necesario que se haya concretado, verbigracia, una exigencia
económica, pues basta que el sujeto haya privado de la libertad a la víctima asistido de
dicho propósito"

__________________________________
* Bajo estas condiciones y en el sentido indicado, las providencias proferidas en los siguientes
procesos: 13566, 12 de noviembre/99, M.P. Dr. Jorge E. Córdoba Poveda; 13555, diciembre 3/99,
M. P. Dr. Alvaro Orlando Pérez Pinzón.

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 02/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : GAITAN DE GARCIA, MARIA LUCERO
PROCESADO : MONROY GUARNIZO, CAMPO ELIAS
DELITOS : Secuestro extorsivo
PROCESO : 11552
PUBLICADA : Si

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FALSO JUICIO DE LEGALIDAD-Medio probatorio allegado sin requisitos/


DERECHO DE INFORMACION-Beneficios al procesado/ DEFENSA TECNICA-
Inactividad contenciosa como estrategia defensiva/ DEFENSA TECNICA-
Facultad de ejercer distintas alternativas/ DERECHO DE DEFENSA

1. Del contenido de los artículos 322 y 377 del Decreto 2700 de 1991 (entonces
vigente), y la sentencia de constitucionalidad C-150 de 22 de abril de 1993, resulta claro
que el imputado solo podía ser interrogado en presencia de un defensor, y que esta
exigencia no fue acatada en el caso sub judice. Pero los efectos invalidantes de esta
informalidad no se extienden a toda la actuación procesal, como equivocadamente lo
entiende el censor, sino solo a la prueba ilegalmente obtenida, en razón a que en
nuestro sistema rige la cláusula de exclusión, de acuerdo con la cual, lo que se torna
nulo es la prueba ilegal, no el proceso (artículo 29 de la Constitución Nacional).

Un correcto planteamiento de la censura imponía, por tanto, orientar el ataque dentro


del ámbito de la causal primera, cuerpo segundo, por error de derecho por falso juicio
de legalidad (que se presenta cuando el juzgador le otorga validez a una prueba porque
considera que cumple las exigencias legales de producción o incorporación al proceso,
sin llenarlas, o cuando se la niega porque estima que no las reúne, cumpliéndolas), en
procura de provocar la exclusión de la prueba ilegalmente obtenida del debate
probatorio, y demostrar que sin ella, el sentido del fallo habría sido sustancialmente
distinto.

110
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

2. El funcionario judicial no está legalmente obligado a hacer esta clase de advertencias


al imputado, ni su inobservancia está erigida en motivo de nulidad.

3. La ausencia de actos positivos de gestión no es elemento de juicio suficiente para


afirmar la vulneración del derecho de defensa por ausencia de asistencia profesional,
porque dicha actitud puede ser también expresión de una estrategia defensiva, tan
válida como una sistemática y entusiasta postura controversial, y que por ello, cuando
se plantea la violación de esta garantía como motivo de nulidad, no basta precisar que
la defensa dejó de pedir pruebas o de interponer recursos, sino que es necesario
demostrar que su inactividad dialéctica es manifestación inequívoca de indiferencia,
desidia, o abandono de la gestión encomendada.

4. La ausencia de actos positivos de gestión no es elemento de juicio suficiente para


afirmar la vulneración del derecho de defensa por ausencia de asistencia profesional,
porque dicha actitud puede ser también expresión de una estrategia defensiva, tan
válida como una sistemática y entusiasta postura controversial, y que por ello, cuando
se plantea la violación de esta garantía como motivo de nulidad, no basta precisar que
la defensa dejó de pedir pruebas o de interponer recursos, sino que es necesario
demostrar que su inactividad dialéctica es manifestación inequívoca de indiferencia,
desidia, o abandono de la gestión encomendada.
...

Tampoco puede afirmarse ausencia de defensa técnica por la circunstancia de no haber


presentado alegatos precalificatorios, ni sentencia anticipada, porque hacerlo, como
acertadamente lo sostiene la Procuradora Delegada en su concepto, no era obligatorio,
sino discrecional, y porque siendo actos de carácter dispositivo, como son en esencia los
relacionados con el ejercicio del derecho de defensa, los abogados podían hacer o no
uso de ellos. Además no puede perderse de vista que existen instituciones procesales a
las que la defensa no puede acudir sin contar con la anuencia del procesado, como
ocurre con la sentencia anticipada y la audiencia especial, aspecto que el casacionista
omite tener en cuenta.

En síntesis, puede decirse que la censura se sustenta en una simple divergencia de


criterios sobre la forma como los abogados debieron orientar la defensa, y las peticiones
que hicieron o dejaron de hacer, lo cual, como ha sido repetido reiteradamente por la
Corte, carece de virtualidad para erigirse en motivo de nulidad de la actuación, porque
siendo la abogacía una profesión liberal, su ejercicio en cada caso particular será
necesariamente diferente, en cuanto dependerá de la formación académica, las
concepciones jurídicas, la experiencia y ética profesionales, y también de la postura que
pueda asumir el procesado frente a sus orientaciones o propuestas, entre otros factores.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 02/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : BONILLA LOPEZ, JORGE RAFAEL
DELITOS : Rebelión
PROCESO : 15107
PUBLICADA : Si

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PRINCIPIO DE NO CONTRADICCION/ DEFENSA TECNICA-Facultad de ejercer


distintas alternativas/ JUSTICIA REGIONAL-No audiencia pública/ JUSTICIA
REGIONAL-Alegatos previos a la sentencia/ FALSO RACIOCINIO/ PRUEBA-
Libertad probatoria

1. No es posible que se sostenga que un fenómeno no tuvo existencia y al mismo


tiempo que el instituto no fue cabalmente desarrollado, es decir, se contraviene el
principio lógico de no contradicción cuando se dice que una cosa es y no es de modo
simultáneo.
111
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

2. Si lo que podría generar la afectación de la garantía enervante de la legitimidad del


proceso es el anómalo desempeño de quienes tuvieron a su cargo la misión de proteger
y asistir al procesado, es deber del recurrente detallar si la irregularidad es producto de
los obstáculos puestos para evitar que el defensor realizara una real intervención en el
sentido indicado, o del abandono de la gestión encomendada de modo consensual o por
designación oficiosa, siempre que no responda a una estrategia defensiva.
...

A fin de demostrar un ejercicio contrario a la deontología de la profesión de abogado, no


es suficiente con hacer comentarios generales que descubren un desacuerdo con la
manera en que eventualmente fue ejercido el encargo de la defensa, sino que es
preciso indicar cuáles fueron las pruebas que no se pidieron, de qué manera se podía
contrainterrogar a los testigos, en qué sentido se podía interponer recursos, en tal forma
que de acuerdo con las concretas posibilidades materiales que enseñe el proceso, la
falta de solicitud de pruebas, la omisión en realizar contrainterrogatorios o en postular
algún medio de impugnación, revelen por sí mismas que la defensa técnica fue
adelantada de modo negligente y descuidado, con repercusión negativa en los intereses
del reo.

3. Al tener una vigencia paralela a la normatividad ordinaria, esas disposiciones con las
que el legislador pretendía enfrentar fenómenos de criminalidad considerados como de
extrema gravedad y de gran perturbación del orden social, tuvieron incidencia en los
procesos a cargo de los fiscales y jueces regionales, entre otros aspectos, el desarrollo
diferente del rito en fases puntuales como la falta de debate público.

Así como lo dijera la Sala en pretérita ocasión, no hay lugar a discusión que un proceso
en el que se prevea la realización pública del debate, reporta mayores garantías. Por
eso, la afectación a las mismas, por el hecho de que en ejercicio de su libertad de
configuración legislativa el legislador ordinario o extraordinario suprima o regule de
manera diversa los institutos procesales, debe mensurarse por la incidencia que en la
efectividad de tales garantías reporte una política criminal de esa índole (sentencia del
18 de enero de 2001, radicación N° 14.190, M.P. Jorge Aníbal Gómez Gallego).

Aquí el recurrente se duele, en concreto, no de que para el procedimiento


correspondiente a la imputación que se formuló al procesado el legislador no haya
contemplado la audiencia pública, sino de que el fiscal no hubiese intervenido en la fase
antecedente a la expedición de la sentencia de primera instancia, tesis con la que
traslada la discusión ya no al terreno de las implicaciones materiales que a la integridad
de las garantías demoliberales irroga la supresión de tan vital fase, sino al ámbito de
una omisión meramente operativa que toca con el cumplimiento de las obligaciones
procesales a cargo de las partes.

En el plano del procedimiento ordinario, conforme a la ley procesal vigente para aquel
entonces, Decreto 2700 de 1991, la tensión dialéctica entre acusación y defensa se
consolidaba en el juicio, puesto que el funcionario encargado de formularla -fiscal-
pasaba en condiciones de igualdad con la unidad de defensa -que se le oponía,
obviamente-, a sustentar los cargos ante otro funcionario imparcial -juez-, quien los
escuchaba en un acto denominado audiencia pública, rasgos que, entre otros,
permitieron a no pocos teóricos sostener que el sistema procesal colombiano era
acusatorio o, al menos, mixto con tendencia acusatoria.

En los procesos de competencia de la justicia regional no tenía cabida la realización de


la audiencia pública. Por este motivo, el legislador implementó mecanismos diferentes
para dar paso a la sentencia. Debido a esa razón, en la etapa del juicio se agotaba
primero la fase probatoria y, con posterioridad, se citaba para sentencia, de
conformidad con el artículo 46 del mencionado Decreto 2790 de 1990, debiéndose
correr traslado común por el término de 8 días al acusado, su defensor, a la parte civil y
a los terceros incidentales.

La alusión que ese precepto hacía del fiscal, correspondía a la denominación que antaño
tenían los agentes del Ministerio Público, de suerte que era a éstos a quienes se les
corría ese traslado en su despacho, de conformidad con la misma norma.

La disposición en cita preveía la consecuencia que causaba el que el defensor no


aportara el alegato correspondiente: relevársele del cargo para designarse uno de
oficio, al que se le daba traslado por el mismo término de 8 días. Por parte alguna se
mencionada al representante del órgano encargado de la acusación.

112
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Ahora, siendo que en virtud de la Constitución de 1991 las funciones de instrucción y


juzgamiento quedaron asignadas a funcionarios diferentes, cabría preguntarse por las
consecuencias que al proceso acarrearía que el fiscal acusador no presentase alegato
con anterioridad a la sentencia, dentro de un proceso de competencia de los jueces
regionales. ¿Acaso significaría que retiraba la acusación? ¿Esa omisión desquiciaba la
estructura del proceso?

Una respuesta afirmativa al primer interrogante no parece posible, pues, como se dijo,
la acusación marcaba un derrotero a seguir, a la cual de manera necesaria debían
ajustar su actividad todos los sujetos procesales, en la medida en que la ley no preveía
mecanismos para ajustar sus términos en desarrollo del juicio; porque, además, con la
ejecutoria de la resolución de acusación adquiría la calidad de sujeto procesal y perdía
la dirección de la investigación y, en consecuencia, el control sobre el pliego de cargos
que había formulado, notas comunes al proceso ordinario y al de competencia de los
jueces regionales.

Así las cosas, aunque preferible que lo hiciera, si en estas últimas actuaciones el fiscal
no presentaba el alegato a su cargo, se originaba una irregularidad que no alcanzaba a
repercutir en el entramado del proceso, pues seguía con vigencia el referente de la
resolución de acusación. Como de la misma manera lo entendió el Delegado, una
omisión de esa naturaleza a nadie más puede comprometer desde el punto de vista
disciplinario que al propio fiscal, por desatender los compromisos inherentes a su cargo.

4. Si el defecto de apreciación de la prueba no tiene que ver con su materialidad, esto


es, que ni es supuesta u omitida, ni se tergiversa o altera su contenido, sino con la
formación de conclusiones absurdas, ilógicas o arbitrarias por desconocerse o violarse
en el curso de pensamiento los postulados de la sana crítica, después de aprehender la
expresión objetiva del medio de convicción, se configura un error de hecho por falso
raciocinio.

También ha explicado, en consecuencia, que la forma correcta de demostrar esa clase


de yerro está en señalar cómo la aplicación errada de las pautas de la valoración judicial
condujeron a unas inferencias epistemológicas desquiciadas, contrarias por completo a
la verdad que emana del proceso; expresado de otro modo, el censor tiene que
demostrar cuáles los postulados de la lógica, las reglas científicas o las pautas de la
experiencia, que no fueron observados en el razonamiento que el funcionario hizo con
base en un específico medio de prueba.

5. El ordenamiento procesal colombiano, al tiempo que estimula la apreciación en


conjunto de las pruebas, consagra el principio de libertad probatoria, en aspectos tales
como, precisamente, los que aluden a los elementos constitutivos del hecho o conducta
punible (artículos 253 del Decreto 2700 de 1991, 237 del nuevo Código de
Procedimiento Penal).

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 02/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : CAIZAMO CABRERA, DIONISIO
DELITOS : Rebelión, Homicidio, Secuestro simple agravado
PROCESO : 16169
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Juzgado Especializado y penal municipal/ JUEZ


DE EJECUCION DE PENAS/ EJECUCION DE LA SENTENCIA-Juez competente/
COLISION DE COMPETENCIA-Ley 733 de 2002/ EXTORSION

La función de Juez de Penas la viene ejerciendo el mismo despacho judicial en


cumplimiento de lo previsto en el parágrafo transitorio del artículo 79 del Código de

113
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Procedimiento Penal, dado que el condenado está privado de su libertad en la Cárcel


Zaragoza de Soacha y que este municipio no cuenta con Juez de Ejecución de Penas y
Medidas de Seguridad, tal y como se concluye luego de examinar el acuerdo 548 de
1999, por el cual el Consejo Superior de la Judicatura creó y organizó los circuitos
penitenciarios y carcelarios en los Distritos Judiciales del país. Y piensa la Sala que el
Juzgado Penal Municipal debe continuar en ese papel.

La razón es sencilla. La ley 733 de 2002 modificó la competencia para el conocimiento


de los delitos en ella relacionados y en atención a su vigencia inmediata produjo que los
procesos en curso se remitieran a los Juzgados Especializados. Pero respecto de
aquellos ya finalizados con sentencia condenatoria en firme, frente a los cuales el
funcionario de instancia, a falta de Juez de Penas, venía ejerciendo como tal, las nuevas
disposiciones no afectan la situación. Simplemente porque el parágrafo transitorio del
artículo 79 del Código de Procedimiento Penal es el llamado a regular la situación y
entiende la Sala que la norma, al referirse "a los jueces de instancia respectivos" lo hace
al funcionario que dictó la sentencia de primera o única instancia, como explícitamente
lo hacía el 15 transitorio del decreto 2700 de 1991 y lo señaló la Sala Administrativa del
Consejo Superior de la Judicatura en el acuerdo #54 de 1994.

En conclusión, la competencia para la ejecución de la pena es del Juzgado Penal


Municipal de Soacha, por ser el que dictó la sentencia de 1ª instancia y estar el
condenado privado de su libertad en dicho municipio.*

______________________________
* En este mismo sentido Impedimento 19207 del 6 de marzo de 2002, M. P. Dr. Carlos E. Mejía
Escobar.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 07/05/2002
DECISION : Declara competente al Juzgado 1 P. Municipal de
Soacha-
Cundinamarca
PROCEDENCIA : Juzgado 9 de Ejec. de P. y M.
CIUDAD : Bogotá D. C.
CONDENADO : LOPEZ NOPE, JESUS
DELITOS : Tentativa de extorsión
PROCESO : 19363
PUBLICADA : Si

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IMPEDIMENTO-Finalidad/ IMPEDIMENTO-Investigación penal

1. El instituto de los impedimentos se estatuyó con el fin de garantizar al conglomerado


social que el funcionario judicial llamado a resolver el conflicto jurídico, es ajeno a
cualquier interés distinto al de administrar una recta justicia y, en consecuencia, que su
imparcialidad y ponderación no están afectadas por circunstancias extraprocesales.

Por tal motivo, la manifestación de impedimento del funcionario judicial debe ser un
acto unilateral, voluntario, oficioso y obligatorio ante la concurrencia de cualesquiera de
las causales que de modo taxativo contempla la ley, para negarse a conocer de un
determinado proceso.
114
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Igualmente, dicha manifestación impeditiva debe estar soportada dentro de los cauces
del postulado de la buena fe que rige para todos los sujetos procesales y para el
funcionario judicial, pues este instituto no debe servir para entorpecer o dilatar el
transcurso normal del proceso penal o para sustraerse, indebidamente, a la obligación
de decidir.

2. La vinculación jurídica de una persona al proceso penal ocurre cuando se le escucha


en indagatoria o se le declara persona ausente, implicando que fue formalmente abierta
la correspondiente instrucción.

Por lo tanto, cuando al imputado o denunciado se le escucha en versión libre, en


manera alguna puede considerarse vinculado a un proceso que aun no existe, por lo
que no se configura el supuesto de hecho de la causal impeditiva.

Al respecto ha dicho la Corte:

"La finalidad de los impedimentos es preservar la independencia e imparcialidad de los


funcionarios judiciales, a través de las causales taxativamente consagradas en el Código
de Procedimiento Penal, cuyos motivos no se pueden hacer extensivos a situaciones que
no se constituyen en riesgo para la recta y cumplida administración de justicia.

"Tiene dicho la Corte que la investigación previa no es requisito para ascender a la


etapa instructiva, ni su agotamiento se constituye en condición de validez de la
actuación subsiguiente, ni resulta viable cuando se impone el ejercicio inmediato de la
acción penal. En esas condiciones no se explica cómo el criterio del juzgador podría
verse comprometido ni su actividad entorpecida, cuando aún no se ha determinado si
procede o no el adelantamiento en su contra de una investigación penal"*.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Impedimento - Casación
FECHA : 07/05/2002
DECISION : Declara infundado el impedimento de de unos MG.
del trib,.
de Bucaramanga
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bucaramanga
PROCESADO : GONZALEZ ARDILA, LUIS JAIME
PROCESADO : GOMEZ QUINTERO, ALFREDO
DELITOS : Fabricación, trafic. y port. de armas de F.M.
PROCESO : 19328
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA/ DELITOS CONEXOS/ UNIDAD PROCESAL/


COMPETENCIA POR CONEXIDAD

La regla general que opera en nuestro sistema procesal penal, a la luz del artículo 89 del
C. de P. P., es que por cada conducta punible, indistintamente del número de autores ó
partícipes, se adelantará una actuación procesal.

La excepción a esta obligación legal se encuentra en la figura de la conexidad, al tenor


de la cual varias conductas se pueden investigar y juzgar conjuntamente, evento en el
115
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

cual se aplicarán las normas sobre competencia por conexidad, previstas en el artículo
91 del C. de P. P.

Consecuencialmente, cuando se rompe esa unidad procesal, entre otros casos, porque
con relación a uno de los delitos o de los procesados se opta por el procedimiento de la
sentencia anticipada, dejan de regir esas normas y recobran su vigencia las que regulan
el factor objetivo y territorial de la competencia.

En el presente asunto, el procesado (...) aceptó los cargos por el delito de rebelión, lo
que determinó la ruptura de la unidad procesal, por lo que siendo ese punible de
competencia del juez penal del circuito ordinario, ninguna razón existe para que se
argumente que como se pueden tipificar otros reatos de competencia de los jueces
especializados, deben ser éstos los que asuman su conocimiento, ya que aun aceptando
que el delito de rebelión sea conexo, en este caso, con el de terrorismo, o con cualquier
otro de competencia de los jueces especializados, esa conexidad dejó de ser factor
determinante de la competencia, en razón del rompimiento de la unidad procesal, como
claramente emerge del parágrafo del artículo 92 ibidem, según el cual la ruptura de la
unidad procesal puede generar cambio de competencia.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 07/05/2002
DECISION : Declara la competencia al juzgado promiscuo de
Guaduas-
Cun/marca.
PROCEDENCIA : Juzgado 1 P.C. E.
CIUDAD : Cundinamarca
PROCESADO : HERRERA CHOCONTA, OMAR FERNANDO
DELITOS : Rebelión, Falsedad personal
PROCESO : 19424
PUBLICADA : Si

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VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-Aplicación indebida/ HOMICIDIO-Cónyuge/


PARENTESCO/ VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-Falta de aplicación

1. Por la forma como está planteado el cargo, el censor pretende y consigue demostrar
la violación directa del artículo 60 del decreto 100 de 1980, por aplicación indebida, ya
que no alude a una variación errónea del contenido de la disposición legal, sino que
parte del presupuesto de que dicho precepto no guarda relación con los hechos
comprobados y, por lo tanto, no debió ser aplicado, expresando de ese modo un
problema de subsunción y no de significado.
...

Al tratar de sustentar la tesis de que "la ira fue desencadenada por una situación de
celos", luego de que la víctima actuó como debía hacerlo, acudiendo a la Comisaría de
Familia, lo que hizo el Tribunal fue reseñar pruebas indicativas de la existencia de una
relación conflictiva, por las reiteradas agresiones físicas de (...) contra su esposa, que
así apreció, mas no de una situación afectiva sobreviniente o novedosa, que
constituyese el origen de la ira y le llevare a la agresión final, voluntaria y
conscientemente ejecutada con consecuencias letales.

De tal manera, el ad quem no sustentó la mitigación de la punibilidad en su análisis de


los elementos de comprobación, que el casacionista repite parcialmente, pero no
cuestiona; fue su peculiar entendimiento jurídico del precepto, ensayado bajo
figuraciones teóricas, lo que le llevó a aplicarlo, en forma ostensiblemente indebida
cuando había reconocido, en contrario, que la ira no fue causada por un
comportamiento ajeno grave e injusto, meollo de lo que le reprocha el Fiscal
impugnante.

2. En cadena se generaron los desaciertos, llevando a la Procuradora Delegada a


observar si el afán por excluir la circunstancia de agravación estaría vivificando la

116
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

monstruosa permisividad estatuida en el artículo 382 del Código Penal de 1936, para
llegar a la conclusión de que los celos fantasiosos permitían trocar en venganza el
respeto que erige la unión conyugal y hacer caso omiso de la única inferencia posible,
que hacía imperativa la aplicación de la causal primera de agravación específica del
homicidio doloso, estando perfectamente demostrada la existencia y permanencia del
vínculo matrimonial.

Para mejor proveer, pudo el Tribunal acudir a la jurisprudencia, que refiriéndose a la


circunstancia de agravación en comento, precisa que el vínculo que da lugar a su
aplicación ha de ser tomado en cuenta, no únicamente cuando subsiste el mutuo afecto,
la comprensión y el amor, sino también en las relaciones en conflicto, tormentosas,
inclusive surgiendo "de los celos, del desamor y la incomprensión, pero en la que sigue
latente la existencia de los deberes propios del vínculo, así estos no se cumplan"
(sentencia de noviembre 13 de 1991, M. P. Ricardo Calvete Rangel, citada por el
Ministerio Público).

Ante la manifiesta violación de la ley sustancial, por falta de aplicación del precepto que
agrava el homicidio y eleva su pena cuando se comete en la persona del cónyuge,
vínculo en este caso plenamente comprobado y aceptado por el ad quem, desestimado
ante razones no fácticas sino pretendidamente jurídicas, también procede la casación
por este segundo cargo.

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 07/05/2002
DECISION : Si casa, restablece agravante, excluye diminuente,
redosifica pena
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Montería
PROCESADO : MESTRA BARRIOS, DIOGENES SANTIAGO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 14598
PUBLICADA : Si

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INDAGATORIA-Cargos a terceros/ NULIDAD-Principio de trascendencia/


UNIDAD PROCESAL/ CASACION-Interés: Pretensión más gravosa al recurrente/
ERROR IN IUDICANDO-Error in procedendo: Técnica/ JUEZ DE EJECUCION DE
PENAS-Competencia para resolver sobre el principio de favorabilidad/
PARTICIPACION-Interviniente: Rebaja de pena/ FAVORABILIDAD

1. La omisión de juramentar al imputado en la indagatoria cuando en su desarrollo


presenta cargos contra terceros, no genera nulidad de esta diligencia, ni del proceso,
puesto que el referido requerimiento no es condición de validez de dicho acto procesal.
Todo lo contrario: la normatividad prohibe que la indagatoria sea recibida bajo
juramento (artículo 357 citado), siendo su imposición violatoria del derecho a la no
autoincriminación, consagrado en el artículo 33 de la Constitución Nacional.

Lo que ocurre es que cuando el imputado decide presentar cargos contra terceros,
asume la condición de denunciante, y es en dicho carácter, y no de indagado, que debe
prestar juramento. Por eso, los efectos que puedan derivase de esta omisión, deben ser
examinados frente a la validez o valor probatorio de las imputaciones realizadas sin el
cumplimiento de esta exigencia, y no de cara a la indagatoria, porque el vicio recae
sobre la imputación, o acto denuncia, por haber sido realizado sin el cumplimiento de
las formalidades legales, no sobre la injurada.

2. No toda informalidad procesal genera nulidad de la actuación, y que su declaración


en materia penal se rige, entre otros principios, por el de trascendencia, de acuerdo con
el cual no basta que el vicio se presente, sino que es necesario acreditar que es

117
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

sustancial, y que afectó las garantías de los sujetos procesales, o desconoció las bases
fundamentales de la instrucción o el juzgamiento, situación que la casacionista no se
esfuerza en demostrar, y que tampoco surge de la irregularidad que plantea.

3. El principio de la unidad procesal, consagrado en el artículo 88 del Código Penal


anterior (89 del actual) no es absoluto, y que su desconocimiento solo genera nulidad
de lo actuado cuando conduce al cercenamiento de las garantías constitucionales.

4. El único argumento que esgrime en apoyo de su propuesta es que de constatarse


que la firma del documento es auténtica, se estaría en presencia de una "falsedad
material de servidor público en documento público", y no de "falsedad material de
particular en documento público". ¿Pero esto favorece a la implicada? Desde luego que
no. Si hipotéticamente aceptamos que la firma del documento espurio es verdadera, es
decir, que corresponde a la persona encargada de suscribirlo, como lo plantea la
demandante, se estaría en presencia de una falsedad ideológica en documento público,
delito que tanto en el Código Penal anterior (ley 100 de 1980), como en el actual (Ley
600/2000), tiene adscrita penalidad superior a la prevista para la falsedad material de
particular en documento público.

Esto comportaría la imposición de una pena más alta a la acusada, porque en lugar de
responder como determinadora de falsedad material, tendría que hacerlo por falsedad
ideológica, con las implicaciones jurídicas que dicho aumento podría llegar a tener
frente al subrogado de la condena de ejecución condicional, que le fue concedido,
pretensión para la cual la casacionista carece de interés jurídico, por ausencia de
agravio, pues el error denunciado, en vez de perjudicar a su protegida, la habría
favorecido.

5. Basta retomar la afirmación que sirve de sustento a la censura (que la conducta es


atípica por ausencia de daño), para advertir que lo realmente propuesto por la
demandante no es un error de actividad o in procedendo, constitutivo de nulidad, sino
uno in iudicando o de juicio, y que la vía de ataque escogida es por tanto equivocada,
puesto que esta clase de desaciertos deben ser propuestos dentro del marco de la
causal primera de casación.

Dentro del ámbito de la tercera solo pueden ser planteados los vicios constitutivos de
nulidad, es decir, los que atentan contra la estructura formal del proceso, o la garantía
de los sujetos procesales, llamados por la doctrina y la jurisprudencia de actividad o in
procedendo. A ellos alude el artículo 304 del Código de Procedimiento Penal de 1991
(306 del actual), y su configuración impone la enmienda del procedimiento afectado, no
la absolución del procesado.

Además de esta falencia en la selección de la causal, la casacionista omite precisar la


clase de error cometido, si de raciocinio puramente jurídico, o de apreciación probatoria,
y en este último caso, su naturaleza: si de hecho por falsos juicios de existencia, falsos
juicios de identidad, o falso raciocinio; o de derecho por falsos juicios de legalidad, o
falsos juicios de convicción. Tampoco relaciona las normas sustanciales violadas, ni
precisa el sentido de la violación, y ninguna alusión hace a la trascendencia del yerro,
dejando la censura huérfana de todo sustento.

6. El Juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad estudiará la posibilidad de dar


aplicación al principio de favorabilidad, en virtud del tránsito legislativo, concretamente
en cuanto dice relación con la rebaja de pena prevista en el último inciso del artículo 30
del nuevo estatuto penal para el interviniente que no teniendo las calidades especiales
exigidas en el tipo penal, concurre a su realización, acorde con el alcance fijado a dicho
precepto por la Corte en casación de 25 de abril del año en curso (Rad.12191), con
ponencia del Magistrado doctor Carlos Eduardo Mejía Escobar (artículo 79.7 del nuevo
Código de Procedimiento).

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 09/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : HERNANDEZ DE ROJAS, JULIETA ISABEL
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb.
PROCESO : 15653
PUBLICADA : Si

118
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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NULIDAD-Debido proceso, derecho de defensa/ PRUEBA-Ilegalmente


incorporada: Técnica/ ALLANAMIENTO DE DOMICILIO/ VIOLACION
INDIRECTA DE LA LEY-Error de apreciación: Técnica/ INDICIO-Técnica para
atacarlo en casación/ NARCOTRAFICO-Alternativas de consumación

1. Cuando se invoca la causal tercera de casación, corresponde al actor concretar la


clase de nulidad, señalar sus fundamentos, las normas que se estimen infringidas y,
precisar de qué manera la irregularidad repercutió definitivamente afectando el trámite
surtido que culminó con la expedición de la sentencia impugnada, pues el recurso
extraordinario, en cuanto a esta causal se refiere, no ha sido establecido para poner en
evidencia cualquier clase de irritualidad sin trascendencia alguna dentro del proceso
sino sólo aquellas que inexorablemente conducen a su invalidación.

De esta suerte, ha sido dicho que si se alega violación del debido proceso, necesario
resulta que el actor identifique nítidamente la irregularidad sustancial que alteró
definitivamente la estructura del rito legalmente establecido; y, si de lo que se trata es
de denunciar la violación del derecho de defensa, en la demanda se debe especificar la
actuación que lesionó dicha garantía y su concreta incidencia en el fallo impugnado.

En todo caso, cada uno de los cargos debe contener una petición acorde con la
naturaleza de la nulidad invocada, indicando el momento a partir del cual la invalidación
debe decretarse, y el señalamiento del funcionario al cual se habrá de remitir el
proceso.

2. En materia de irregularidades cometidas en el proceso de formación probatoria, por


desconocimiento de las ritualidades previstas por la ley para poder ser apreciados como
pruebas los medios recaudados, reiteradamente la jurisprudencia ha sido clara en
sostener que esta clase de reproches solamente pueden ser formulados con apoyo en la
causal primera de casación, cuerpo segundo, pues el desacierto corresponde a los
llamados vicios de juicio, no a los de actividad o in procedendo alegables al amparo de
la causal tercera, para lo cual no solamente debe demostrar la existencia de la
irregularidad, sino también que la prueba viciada ha sido materia de apreciación por el
juzgador y demostrar la definitiva repercusión del yerro en la parte declarativa de la
sentencia de segunda instancia, lo cual, por supuesto, entraña la carga de postular un
ataque completo; esto es, indicando el mérito que habría de otorgarse al arsenal
probatorio en que no concurre desacierto.

Lo anterior se explica en cuanto la prueba irregularmente aportada trae prevista como


consecuencia procesal su no apreciación por el juzgador, teniendo la Corte en sede de
casación la posibilidad de dictar fallo de reemplazo prescindiendo de considerar los
medios producidos ilegalmente, pues de llegar a demostrarse la presencia de errores en
la apreciación probatoria, no tendría sentido decretar la invalidación de lo actuado, dado
que unas tales irregularidades no trascienden en sus efectos invalidantes a las restantes
actuaciones que integran el trámite.

3. Los setenta kilos de sustancia estupefaciente no fueron encontrados en el domicilio


del procesado (...) sino dentro de un vehículo localizado en lugar abierto si bien ubicado
en el mismo predio rural, aproximadamente a doscientos metros de la residencia, para
cuyo registro la normativa constitucional y legal no exige orden de autoridad judicial ni
que el funcionario que lo lleve a cabo tenga adscritas funciones de policía judicial, pues
la garantía constitucional de la inviolabilidad del domicilio no tiene por objeto la simple
protección de la propiedad privada sino la intimidad personal y familiar de los
asociados, circunscrita a su sitio de residencia.

4. Si la denuncia en casación apunta a la violación indirecta de la ley sustancial, por


errores originados en la apreciación probatoria, es de cargo del demandante indicar la
norma sustancial transgredida, y precisar si a dicho desacierto se llegó por falta de
aplicación o por aplicación indebida del precepto. Asimismo, cada uno de los cargos que
se postulen con apoyo en la causal primera, cuerpo segundo, de casación, debe ser
desarrollado hacia la demostración de haber incurrido el juzgador en errores de hecho
en la apreciación de determinada prueba, por haber ignorado un medio allegado a la
119
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

actuación o supuesto uno no recaudado (falsos juicios de existencia) o por haber


desfigurado su sentido objetivo (falso juicio de identidad); o en errores de derecho
derivados de haber apreciado un medio irregularmente aportado desconociendo los
presupuestos establecidos en la ley para su aducción al proceso o la eficacia que le
otorga (falso juicio de legalidad), o negado el mérito prefijado en ella o atribuido uno
diverso (falso juicio de convicción).

Y si de lo que trata la censura es de denunciar la transgresión de las reglas de la sana


crítica, con igual rigor el demandante debe demostrar cómo el fallador se apartó de las
leyes de la ciencia, los principios de la lógica o las reglas de la experiencia, en la
apreciación de determinado medio de prueba.

En todo caso, ha sido reiteradamente dicho por la Corte, compete acreditar al actor,
cómo el desacierto que pone de presente, tuvo incidencia definitiva en el proferimiento
del fallo que persigue derrumbar, y cómo su corrección, integrada a los restantes
medios recaudados cuya ponderación por el juzgador no se cuestiona, daría lugar a la
emisión de un fallo en sentido sustancialmente distinto del que se combate.

5. Aún de llegar a suponerse que la pretensión del casacionista es denunciar la


configuración de errores probatorios en la apreciación de la prueba de indicios, era su
deber acreditar si la equivocación se cometió respecto de los medios demostrativos de
los hechos indicadores, la inferencia lógica, o en el proceso de valoración conjunta al
apreciar su articulación, convergencia y concordancia de los varios indicios entre sí, y
entre éstos y las restantes pruebas, para llegar a una conclusión fáctica desacertada.

De manera que si el error radica en la apreciación del hecho indicador, dado que
necesariamente éste ha de acreditarse con otro medio de convicción de los legalmente
establecidos, necesario resulta postular si el yerro fue de hecho o de derecho, a qué
expresión corresponde, y cómo alcanza demostración para el caso.

Si el error se ubica en el proceso de inferencia lógica, ello supone partir de aceptar la


validez del medio con el que se acredita el hecho indicador, y demostrar al tiempo que
el juzgador en la asignación del mérito se apartó de las leyes de la ciencia, los principios
de la lógica o las reglas de experiencia, haciendo evidente en qué consiste y cuál es la
operancia correcta de cada uno de ellos, y cómo en concreto ésto es desconocido.

Si lo pretendido es denunciar error de hecho por falso juicio de existencia de un indicio o


un conjunto de ellos, lo primero que debe acreditar el censor es la existencia material
en el proceso del medio con el cual se evidencia el hecho indicador, la validez de su
aducción, qué se establece de él, cuál mérito le corresponde, y luego de realizar el
proceso de inferencia lógica a partir de tener acreditado el hecho base, exponer el
indicio que se estructura sobre él, el valor correspondiente siguiendo las reglas de
experiencia, y su articulación y convergencia con los otros indicios o medios de prueba
directos.

Además, dada la naturaleza de este medio de prueba, si el yerro se presenta en la labor


de análisis de la convergencia y congruencia entre los distintos indicios y de éstos con
los demás medios, o al asignar la fuerza demostrativa en su valoración conjunta, es
aspecto que no puede dejarse de precisar en la demanda, concretando el tipo de error
cometido, demostrando que la inferencia realizada por el juzgador transgrede los
postulados de la sana crítica, y acreditando que la apreciación probatoria que se
propone en su reemplazo, permite llegar a conclusión diversa de aquella a la que
arribara el sentenciador, pues no trata la casación de dar lugar a anteponer el particular
punto de vista del actor al del fallador, ya que en dicha eventualidad primará siempre
éste, en cuanto la sentencia se halla amparada por la doble presunción de acierto y
legalidad, siendo carga del demandante desvirtuarla con la demostración concreta de
haberse incurrido en errores determinantes de violación en la declaración del derecho.

Es en este sentido que el demandante debe indicar en qué momento de la construcción


indiciaria se produce, si en el hecho indicador, o en la inferencia por violar las reglas de
la sana crítica, para lo cual ha de señalar qué en concreto dice el medio demostrativo
del hecho indicador, cómo hizo la inferencia el juzgador, en qué consistió el yerro, y qué
grado de trascendencia tuvo éste por su repercusión en la parte resolutiva del fallo (Cfr.
Sent. Casación de agosto 2/2001. M.P. Arboleda Ripoll. Rad. 12062).

6. Los actos de introducir al país, sacar de él, transportar, llevar consigo, almacenar,
conservar, elaborar, vender, ofrecer, adquirir, financiar o suministrar a cualquier título
droga que produzca dependencia, comportan la realización de delito autónomo así se
trate de actuaciones concatenadas y progresivas hacia un fin determinado, se
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

constituyan pasos previos para ejecutar el siguiente, o se ejecuten de manera individual


o como parte de la distribución de tareas en una empresa criminal.

En este caso, el juzgador encontró acreditado que (...) fue sorprendido en momentos en
que conservaba setenta kilos de cocaína, lo que indica que llevó a cabo una de las
conductas descritas por el artículo 33 de la ley 30 de 1986 y en tal medida lo condenó
en calidad de autor, aplicando debidamente lo normado por el artículo 23 del Decreto
100 de 1980.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 09/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : MORENO GARCIA, LUIS DOMINGO
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 14934
PUBLICADA : Si

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JUSTICIA REGIONAL-Reserva de providencias/ INVESTIGACION INTEGRAL-


Obligación de investigar lo favorable como lo desfavorable al imputado/
TESTIMONIO-Credibilidad/ PRUEBA-Valoración probatoria

1. El cargo impone diferenciar dos situaciones que el recurrente identifica de manera


interesada e incorrecta desde el punto de vista jurídico y del alcance que les asigna.
Tales aspectos hacen referencia, de una parte a las providencias y oficios emitidos para
ordenar y practicar la interceptación, y de otra, las actas que registran la trascripción del
contenido de las llamadas interceptadas, dos facetas a las que se hará alusión por
separado en los párrafos siguientes.

El artículo 342 del decreto 2700 de 1991, vigente a la época de la actuación censurada
en la demanda de casación, autorizaba al funcionario judicial mantener en reserva las
providencias que ordenaran, entre otras, la interceptación de comunicaciones
telefónicas, por el tiempo que se considerara necesario para impedir que se interfiriera
el desarrollo de la diligencia.

2. La no verificación de las citas hechas en el proceso, la omisión de pruebas, o la


negación de las solicitadas por los sujetos procesales, no necesariamente conducen a la
violación del principio de investigación integral. Para que así ocurra, aquéllas
situaciones han de provenir de actuaciones de los funcionarios judiciales que
constituyan arbitrariamente una inactividad o un obstáculo para ejercer el derecho de
defensa, como por ejemplo la negación de pruebas. Este proceder corresponde a un
desacato al deber impuesto a los servidores públicos encargados de administrar justicia
en el inciso final del artículo 250 de la C.N. y a la norma rectora de la ley procesal penal
actual prevista en el artículo 20, la que en la legislación derogada correspondía al
artículo 333.

El deber del funcionario judicial de garantizar una investigación que se vincule con lo
favorable y desfavorable para el procesado, como en el asunto sub examine se reclama,
no conduce a exigencias tales que impliquen el desconocimiento de las reglas de la
lógica o de las posibilidades.
...

El recurrente estaba en el deber de suministrar la información exigida para la


evacuación de las declaraciones de (...), está colaboración con la administración de
justicia, inherente al deber de lealtad procesal, fue omitida, luego mal puede ahora
increparse la falta de allegamiento de tales pruebas a la conducta de los instructores o
juzgadores, cuando el obrar de éstos estuvo ajustado a derecho.

121
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

3. La remembranza de conceptos doctrinarios de Fiore o Enrique Atavilla sobre la


apreciación del testimonio de los militares o la sola circunstancia de pertenecer aquéllos
a éstas fuerzas del orden no conducen al establecimiento de la tacha que se les endilga
a los declarantes para descalificar su credibilidad y el desconocimiento de las reglas de
la sana crítica.

4. No constituye motivo reclamable en casación la mera disparidad de criterios entre la


valoración realizada por los jueces y la pretendida por los sujetos procesales, sino la
comprobada contradicción entre aquélla y las reglas que informan la valoración racional
de la prueba. Ignorando estos postulados, el demandante pretende que la Sala opte por
su criterio, con desconocimiento de lo expresado en la sentencia, cuando ésta llega
amparada por la presunción de acierto y legalidad. Este es un punto de vista distinto al
del Tribunal, pero que en sí mismo no tiene aptitud para demostrar el error imputado a
la sentencia.

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 09/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : MANRIQUE PARADA, NELSON
PROCESADO : RONDON GOMEZ, ROMUALDO
DELITOS : Tentativa de extorsión, Secuestro extorsivo
PROCESO : 15899
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Garantiza la legalidad del juzgamiento/


COMPETENCIA A PREVENCION

1. Debe insistir la Sala sobre la cautela y serenidad que deben tener los jueces al
proponer y aceptar una colisión de competencias, pues este excepcional instituto no se
encuentra establecido como fácil expediente para obviar el conocimiento de un proceso,
sino como medio para garantizar la legalidad del juzgamiento previendo una errada
asignación de competencia que pueda atentar contra el debido proceso.

Por ello, es imperativo que sólo se acuda a esta vía cuando en la medida de lo posible,
en el proceso ya exista la prueba suficiente para determinar sin equívocos la
competencia, pues mientras esto no suceda carece de fundamento afectar el trámite
proponiendo colisiones cuando como en el presente evento de la práctica de una prueba
puede surgir una situación distinta, pues teniéndose certeza sobre el sitio exacto del
accidente de tránsito, esto es por la carretera que de Barranquilla conduce a Cartagena
en la ruta 90 A, kilómetro 50 + 900 metros, basta determinar a qué comprensión
territorial corresponde dicho punto.

2. Por esta misma razón, no tiene justificación plausible el argumento esgrimido por el
Juzgado Segundo Penal del Circuito de Barranquilla para declinar su competencia, pues
no es cierto que el lugar exacto de los hechos no esté determinado como para concitar
la aplicación de la preceptiva que regula la competencia a prevención establecida
únicamente para los tres eventos referidos en el artículo 83 del Código de
Procedimiento Penal, a saber: Cuando la infracción se cometió en varios lugares, o en
lugar incierto o en el extranjero.

La claridad y taxatividad del precepto no permite, que el juez por vía de interpretación
involucre otras situaciones, debido a que para los demás casos deben aplicarse las
normas generales sobre competencia, de tal manera que si en un proceso, como sucede
en éste, aparece un factor determinativo de competencia, no interesa el lugar donde se
abrió la investigación o donde se realizó el levantamiento del cadáver, pues tales
actuaciones no confieren competencia al funcionario del lugar donde las mismas se
ejecutan cuando está determinado espacialmente el sitio exacto donde ocurrió el hecho
punible.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 14/05/2002
DECISION : Atribuye cto. al Juzgado 2 P.C. de Barranquilla
PROCEDENCIA : Juzgado 5 P.C.
CIUDAD : Cartagena
PROCESADO : MURRA LARA, JHONY
DELITOS : Homicidio culposo
PROCESO : 19405
PUBLICADA : Si

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EJECUTORIAS PARCIALES/ LIBERTAD PROVISIONAL-Competencia en


casación-Reforma de la ley 553 de 2000/ REDENCION DE PENA/ COLISION DE
COMPETENCIA

El fallo de segundo grado es de naturaleza indivisible y la trayectoria que sigue hacia su


firmeza es única, aunque sea plural el número de afectados con él; de ahí que si alguno
de los condenados impugna en casación, el asunto en su integridad pasa a
conocimiento de la Corte Suprema de Justicia; con la salvedad que ninguno de los
procesados que estuviese privado de la libertad quedará a disposición de la Sala de
Casación Penal, puesto que, mientras se define la casación, los asuntos inherentes a la
libertad deben ser resueltos por el juez de primera instancia, de conformidad con el
artículo 19 transitorio de la Ley 553 de 2000.

El legislador no prevé la posibilidad de ejecutorias parciales o fragmentarias del fallo de


segunda instancia; y ello es así para guardar concordancia lógica con algunos principios
esenciales de procedimiento y de la casación:

La unidad procesal, cuya ruptura no está prevista por el artículo 92 del Código de
Procedimiento Penal, para la eventualidad en que solo algunos de los condenados
interpongan el recurso extraordinario.

La fuerza vinculante del fallo para todas aquellas personas involucradas en su parte
resolutiva. Las sentencias de instancia conforman una unidad jurídica inescindible
cuando convergen en el mismo sentido; su ejecutoria es única y se verifica en el mismo
momento; razón adicional para que sus efectos no puedan separarse para unos y otros,
según hubiesen interpuesto o no el recurso de casación.

El momento y los efectos de la ejecutoria de una sentencia impugnada en casación. La


firmeza de la decisión judicial y el surgimiento de los efectos que siguen a la cosa
juzgada -condenatoria o absolutoria- coinciden con la firmeza de la sentencia de
casación. Ésta queda ejecutoriada el día en que es suscrita por los dignatarios de la Sala
de Casación Penal, salvo cuando sustituya la sentencia materia del recurso
extraordinario, caso en el cual deberá notificarse, aún cuando en su contra ya no
procedan recursos.

En materia penal únicamente las condenas proferidas en sentencias judiciales en forma


definitiva, vale decir la de casación cuando se hubiese tramitado el recurso
extraordinario, tienen el carácter de antecedente (artículo 248 de la Constitución
Política).

La "aplicación extensiva", común para la casación y para la acción de revisión. En los


términos del artículo 229 del Código de Procedimiento Penal, consiste en que la decisión
que adopte la Corte Suprema de Justicia "se extenderá a los recurrentes y a los no
recurrentes y accionantes, según el caso."

En varias oportunidades la Corte Suprema de Justicia ha dilucidado el tema relativo a la


determinación de la competencia para resolver solicitudes de libertad, redención de
pena y redosificación punitiva por favorabilidad, distinguiendo los eventos en los cuales
el fallo está en firme, o si todavía no alcanza fuerza ejecutoria.

123
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

En auto del 19 de marzo de 2002 (radicación 17.283), con ponencia de quien ahora
funge en la misma calidad, la Sala expresó:

"3. Nótese que, con sujeción a la legislación vigente, ni lo atinente a la libertad del
procesado, ni a la aplicación de la ley penal más favorable se encuentra entre las
excepciones que habilitarían a la Sala para estudiar incidentes de esa naturaleza, antes
del fallo que resuelva el fondo del recurso extraordinario de casación, si a ello hubiere
lugar."

"La aplicación preferencial de la norma penal favorable, derecho fundamental de los


procesados, en la mayoría de los casos incide en la libertad, tanto que, muchas veces,
con ocasión de un precepto más favorable los detenidos alcanzan los requisitos para
recuperar su libertad física."

"Debido a ello, el juez competente para resolver solicitudes relativas a la libertad del
procesado es el mismo llamado a decidir las peticiones que involucren el principio de
favorabilidad, originado en la sucesión de la ley penal sustantiva, y de la ley procesal
penal con efectos sustantivos."

"4.. Si se trata de una petición de libertad, redención de pena por trabajo, estudio o
enseñanza, o redosificación de pena por favorabilidad, elevada mientras el recurso de
casación se encuentre en trámite, en principio y en términos generales la Sala de
Casación Penal no es competente para resolverla de plano, pues según las
circunstancias corresponde al juez de primera instancia, al juez de ejecución de penas, o
se difiere hasta el fallo, como se verá:"

"4.1. El Juez que profirió la condena en primera instancia. De conformidad con el artículo
19 transitorio de la Ley 553 de 2000, que conserva su vigencia a pesar de haber
empezado a regir el nuevo Código de Procedimiento Penal, es el Juez de primera
instancia el competente para resolver peticiones relativas a la libertad que formulen los
procesados cuya casación se encuentra en trámite, quedando abarcadas dentro del
concepto genérico de libertad las solicitudes de redención de pena destinada a la
demostración de requisitos para acceder a beneficios administrativos, redosificación de
la condena por favorabilidad, libertad provisional, etc."

"El reconocimiento de redención de pena por trabajo, estudio o enseñanza, de suyo y en


todos los casos influirá en los cómputos indispensables para que un interno acceda a los
beneficios administrativos y finalmente pueda recuperar su libertad. Por ende, bajo
estas premisas, el Juez de primera instancia es el competente para resolver las
solicitudes de redención de pena de los procesados cuya casación se encuentre en
trámite."

"4.2. El Juez de ejecución de Penas y Medidas de Seguridad. A este funcionario, según lo


señalado en el numeral 7° del artículo 79 del Código de Procedimiento Penal (Ley 600
de 2000), compete resolver las peticiones relativas a la libertad del procesado o sobre
favorabilidad, en aquellos eventos en los cuales el trámite posterior al fallo de segunda
instancia se hubiese sujetado a las previsiones de la Ley 553 de 2000 entonces vigente,
puesto que bajo la égida de esta preceptiva dicho fallo quedaba ejecutoriado el día en
que fuere proferido."

"En este caso la determinación de la competencia deriva de la ejecutoria del fallo de


segunda instancia, situación que se mantiene incólume puesto que únicamente rigen
hacia el futuro -no retroactivamente- los efectos derivados de los fallos de
inexequibilidad de algunas de las disposiciones de Ley 553 de 2000, declarada por la
Corte Constitucional en las sentencias C-252, C-260 y C-261 de 2001."

"4.3. Se difiere hasta el fallo. Si la solicitud de aplicación del principio de favorabilidad


tiene como único objetivo la redosificación de la pena, sin estar vinculada a petición de
libertad ni a los beneficios administrativos consagrados en el Código Penitenciario y
Carcelario (Ley 65 de 1993), la Sala de Casación Penal debe abstenerse de realizar los
análisis pertinentes y, mientras no varíe el sentido de la petición, difiere el estudio
propuesto al fallo que resuelva el recurso extraordinario de casación, si a ello hubiere
lugar."

"No sobra advertir que hasta tal pronunciamiento de la Corte, si el procesado o su


defensor pretenden la aplicación favorable de las normas del actual estatuto punitivo,
vinculándola a los beneficios administrativos o a alguna causal de libertad, para cuya

124
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

decisión resulte necesaria la readecuación de la pena, la solicitud respectiva deberá ser


elevada al Juez de primera instancia."
...

Entonces, de conformidad con el artículo 19 transitorio de la Ley 553 de 2000, es el Juez


de primera instancia el competente para resolver peticiones relativas a la libertad que
formulen los procesados cuya casación se encuentra en trámite, quedando abarcadas
dentro del concepto genérico de libertad las solicitudes de redención de pena destinada
a la demostración de requisitos para acceder a beneficios administrativos, redosificación
de la condena por favorabilidad, libertad provisional, etc.

Aunque en muchos casos una solicitud de redención de pena no va unida a una


pretensión inmediata de libertad, el reconocimiento de la redención, que pertenece
exclusivamente a la órbita del juez, si está directa e inherentemente vinculado a las
posibilidades de completar los requisitos para obtener la libertad.

La redención de pena comporta la aplicación del sistema penitenciario progresivo,


contemplado en el Código Penitenciario y Carcelario (Ley 65 de 1993), traducido en el
otorgamiento de beneficios consecutivos a los reclusos, que inicia con el permiso de
setenta y dos horas, y va avanzando hasta culminar, luego de una serie escalonada de
prerrogativas intermedias, con la libertad provisional, condicional, preparatoria o
definitiva, según el caso concreto.

El reconocimiento de redención de pena por trabajo, estudio o enseñanza, de suyo y en


todos los casos influirá en los cómputos indispensables para que un interno acceda a los
beneficios administrativos y finalmente pueda recuperar su libertad. Por ende, bajo
estas premisas, el Juez de primera instancia es el competente para resolver las
solicitudes de redención de pena de los procesados cuya casación se encuentre en
trámite, igualmente en virtud del artículo 19 transitorio de la Ley 553 de 2000.

Teniendo en cuenta las incidencias del cambio de legislación penal y procesal penal, y
que el asunto se encuentra en trámite de casación, las decisiones que adopte el Juez de
primera instancia con ocasión de la favorabilidad, si a ello hubiere lugar, tendrán
carácter provisional y así deberá declararlo en la parte resolutiva de los autos
respectivos, puesto que la determinación de los diversos tópicos del proceso
únicamente cobrará carácter definitivo al fallarse el recurso extraordinario.

La solución anterior se ajusta al debido proceso, pues deja a salvo el principio de la


doble instancia, al garantizar a los sujetos procesales la posibilidad de interponer
recursos ordinarios contra los autos que estimen lesivos de sus derechos, si les surge
interés jurídico ante una redención o redosificación cuyo cálculo no comparten.

En todo caso, el Juez de primera instancia, e igualmente el Tribunal Superior si


interviniere, deberá remitir copia de los autos donde resuelva sobre peticiones de tales
especies, con el fin de tenerlas en cuenta al momento de fallar la casación, y de este
modo armonizar la actividad de los distintos funcionarios judiciales que intervienen en
el proceso penal.

No está por demás aclarar que, por excepción, aunque el asunto se encuentre en
casación, la competencia para resolver peticiones de redención de pena, libertad
provisional y aplicación de la ley penal más favorable radica en el Juez de Ejecución de
Penas y Medidas de Seguridad.

Esto ocurre exclusivamente cuando la sentencia condenatoria de segunda instancia


hubiese quedado ejecutoriada al ser suscrita por los magistrados del Tribunal Superior.
Vale decir, en vigencia de la Ley 553 de 2000, la cual se extendió entre el trece (13) de
enero de 2000, fecha de su publicación en el Diario Oficial, y el 17 de marzo de 2001,
puesto que el día anterior se verificó la notificación por estado de la Sentencia C-252 de
2001, mediante la cual la Corte Constitucional declaró inexequibles algunas
disposiciones de dicha Ley, entre ellas las relativas a la procedencia de la casación.

Lo anterior, por cuanto la Sentencia C-252 de 2001 produce efectos únicamente hacia el
futuro, dado que la Corte Constitucional no hizo manifestación en contrario. (Confrontar
los autos del 22 de octubre de 2001, radicación 18.631, M.P. Dr. Carlos Augusto Gálvez
Argote; y radicación 18.582, M.P. Dr. Jorge Aníbal Gómez Gallego)

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 14/05/2002
DECISION : Declara la competencia del Juzgado 27 P.C. de
Bogotá
PROCEDENCIA : Juzgado de Ejec. de Penas y M.
CIUDAD : Cartagena
PROCESADO : PONCE CHARRIA, JHON JAIRO
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Homicidio agravado
PROCESO : 19230
PUBLICADA : Si

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PRUEBA/ EXTRADICION-Prueba/ EXTRADICION-Lugar de comisión del delito/


EXTRADICION-Prueba-Legalidad del trámite del proceso en el país requirente/
EXTRADICION-Prueba-Marco jurídico que ha de regular el trámite

1. El tema de prueba en el trámite de extradición se encamina y se limita a establecer el


cumplimiento de los requisitos que se han de cotejar para la emisión del concepto que
le asigna la ley a esta Colegiatura, valga decir que dentro de una revisión relacionada
con la doble incriminación, la identificación plena del capturado como la persona
requerida, y el lleno de las restantes exigencias impuestas por la ley de procedimiento
penal a este respecto.

Los requisitos a examinar tienen que ver, entonces, con: a) la identificación plena del
capturado como la persona requerida; b) que en el exterior se haya proferido resolución
de acusación o su equivalente; c) que exista doble incriminación, lo que equivale
cotejar que la conducta por la cual se requiere en extradición tenga correspondencia en
la legislación penal colombiana, y que el quantum punitivo señalado sea
correspondiente con los topes que el derecho nacional exige para que sea operable la
entrega.

2. El lugar donde ocurrieron los hechos en que se enraíza la solicitud de extradición, es


un tema extraño al objeto del concepto, habida consideración de que tal aspecto no
hace parte de ninguno de los requisitos previstos en el artículo 520 del Código de
Procedimiento Penal, señalados precedentemente*.

3. En el trámite que le corresponde con ocasión a la solicitud de extradición, no se


alberga la posibilidad de realizar debates en torno a la validez o mérito a la prueba
recaudada por las autoridades extranjeras sobre el punto que interesa al libelista (el
lugar de su realización y la eventual anfibología en la formulación de los cargos), pues
tales aspectos corresponden a la órbita exclusiva y excluyente de las autoridades del
país que eleva la solicitud, y su postulación debe hacerse al interior del respectivo
proceso con el ejercicio de los recursos e instrumentos que contemple la legislación del
Estado requirente.

4. En un trámite de extradición que se hace en ausencia de Tratado, según el concepto


de la Cancillería, la fuente de la actuación es la ley, no figurando dentro de la ley que
señala los requisitos de actuación el que echa de menos el señor defensor, pues, cabe
advertir que ante la inexistencia de una ley aprobatoria de convenio alguno entre

126
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Estados Unidos y Colombia en materia de extradición, resulta aplicable la normatividad


prevista en el Código de Procedimiento Penal.

_____________________
* EN IGUAL SENTIDO SE REFIRIÓ LA CORTE CONSTITUCIONAL EN SENTENCIA C- 1106 DE 2000

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Auto Extradición
FECHA : 14/05/2002
DECISION : Niega nulidad solicitada, niega devolución de
expediente
PAIS REQUIRENTE: : Gobierno de Estados Unidos de América
REQUERIDO : RESTREPO ISAZA, MARTHA NUBIA
PROCESO : 16707
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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ACCION DE REVISION-Requisitos/ HECHO NUEVO-Minoría de edad/ ACCION


DE REVISION/ INIMPUTABILIDAD

1. No es la demanda de revisión un escrito de libre confección, así lo ha precisado la


jurisprudencia desde antiguo, al destacar que su elaboración está revestida de aquellas
exigencias que le son propias acorde con la finalidad que ella persigue, esto es, procurar
la remoción de la cosa juzgada, propósito para el cual el propio ordenamiento procesal
penal ha señalado los requisitos que debe contener para que sea admisible una vez
instaurada.

Así, el artículo 234 del Decreto 2700 de 1.991, bajo cuya vigencia se impetró la
demanda en este caso, era muy claro en señalar (tal y como en términos
sustancialmente iguales lo hace el artículo 222 de la Ley 600 de 2.000) aquellos
presupuestos inherentes al libelo sustento de esta acción, fijando en efecto que la
misma debe contener la determinación de la actuación procesal cumplida dentro del
asunto cuya revisión se procura y la identificación de la autoridad que emitió el fallo, el
delito por el que se procedió, la causal que se invoca y los fundamentos de hecho y de
derecho en que se apoya la solicitud, así como la relación de las pruebas que se aportan
para demostrar los hechos de la petición y, finalmente, copia o fotocopia de los fallos de
instancia, o de la decisión preclusiva o cesatoria correspondiente, con la imprescindible
constancia de su ejecutoria.

2. Aun cuando no establece la revisionista ningún nexo entre las fotocopias allegadas y
la causal esgrimida, como que se estaría frente a una típica argumentación implícita, ha
estimado suficiente aportar y reseñarlas como pruebas, sin dilucidar una cualquiera de
las dos hipótesis a que se contrae la causal esgrimida, sobre la reiterada base de que el
procesado era inimputable para el momento de los hechos, siendo pertinente a este
propósito acotar con la doctrina de la Sala que realmente, la accionante "plantea como
causal la consecuencia de la misma, refundiendo en un solo tema el resultado con la
causa. El motivo de revisión previsto en la causal no es la inimputabilidad supuesta de
su poderdante, sino la existencia de un hecho nuevo o de una prueba novedosa que
demuestre que la persona condenada tenía esa condición. En tal sentido, la
inimputabilidad o la inocencia son el thema probandum al que el legislador liga la
conducencia de la prueba novedosa o la pertinencia del hecho nuevo que se invoca
como causal de revisión, por lo que los juicios respectivos de una y otro están referidos

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

específica y exclusivamente a uno de esos dos propósitos" (Auto, 16 de diciembre de


1.999, M.P. Dr Carlos Eduardo Mejía, Rad. 14.271).

Así las cosas, como ya se advirtió, además de que la demandante no motivó la


viabilidad de la revisión en alguna de las dos alternativas de hecho o prueba nuevos,
pues aun cuando se afirma la existencia de una correlación entre ambos, es
indispensable escindir en el fundamento de cada una a cuál posibilidad acude el
demandante, de otro lado, indiscutiblemente, la fecha de nacimiento del procesado, que
se entendería constitutiva del hecho nuevo conducente a revelar su edad, no fue ajena
al conocimiento de los investigadores y jueces, pues por el contrario, de la misma
obraba constancia procesal, no siendo admisible la implícita presentación que la
demandante hace al destacar su presunta novedad, ya que en medio de la confusión de
sus argumentos se verifica exactamente lo contrario, negándose así su carácter ex
novo, reflejándose en su lugar un antecedente que ha debido servir para confrontar la
sentencia antes de que obtuviera la definición que otorga la res iudicata, mas no por vía
de esta acción extraordinaria que, en condiciones semejantes deviene inadmisible.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Acción de Revisión
FECHA : 14/05/2002
DECISION : Reconoce apoderada, inadmite la demanda
presentada
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Montería
PROCESADO : MARTINEZ VARGAS, LUIS GABRIEL
DELITOS : Acceso carnal violento
PROCESO : 18066
PUBLICADA : Si

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INDICIO-Inferencia lógica

En lo que respecta al ataque que dirige contra la prueba indiciaria, no dice si lo orienta
contra la prueba del hecho indicador, contra el proceso intelectual valorativo de la
inferencia lógica o contra su apreciación conjunta, al considerar su gravedad,
convergencia y concordancia.

Si se entiende que quiso orientarlo contra la inferencia lógica, se encuentra que no


muestra cuál fue el falso raciocinio en que incurrió el sentenciador, esto es, cuáles
fueron los principios de la lógica, las leyes de la ciencia o las reglas de la experiencia
común vulnerados, de qué manera lo fueron y cómo ese desatino lo llevó a declarar una
verdad distinta a la que revela el proceso, limitando la exposición a cuestionar la
credibilidad otorgada por el Tribunal a unos medios de convicción y negado a otros, sin
percatarse que ello no configura error demandable en casación, dentro del sistema de la
persuasión racional que nos rige, y a oponerse a sus conclusiones probatorias,
desconociendo que las de aquél prevalecen, por llegar la sentencia a esta sede
amparada por la doble presunción de acierto y legalidad.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Auto Casación
FECHA : 14/05/2002
DECISION : Inadmite la demanda y declara desierto el recurso
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Neiva
PROCESADO : PATIÑO TRUJILLO, JAIME ANDRES
PROCESADO : GUEVARA, GIOVANY
PROCESADO : SANCHEZ, JOSE TRINIDAD
DELITOS : Tentativa de homicidio
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

PROCESO : 17450
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Extemporánea/ DEMANDA DE CASACION-Se


presenta ante la autoridad que profirió la sentencia

Dada la fecha en que fue proferido el fallo de segunda instancia en este proceso, esto
es, el 4 de abril de 2.001, el procedimiento atinente al recurso de casación se
encontraba regulado por aquellas disposiciones originales del Decreto 2700 de 1.991
que recobraron vigencia una vez se produjeron los fallos de inexequibilidad respecto de
la Ley 553 de 2.000, por tanto, dicho recurso debía interponerse dentro de los 15 días
siguientes a la última notificación de la sentencia, esto es, hasta el 11 de mayo, fecha
esta en que, en forma oportuna, el defensor del procesado impetró la impugnación
extraordinaria. Vencido tal período y admitida la casación, también con acierto y
adecuado trámite, el Tribunal Superior de Neiva corrió traslado por el término de 30 días
comprendidos entre el 24 de mayo y el 10 de julio, como último día, para que se
aportara la demanda.

Pues bien, en el sistema aplicado por el Tribunal, que corresponde estrictamente al


regulado en la Ley 600 de 2.000 y aquellas disposiciones del Decreto 2700 de 1.991
vigentes en esta materia (Auto 22 de octubre de 2.001 Rad. 18.631), surge claro que
uno es el término para la manifestación de inconformidad con la decisión, o lo que es
igual, para la interposición del recurso de casación y otro el plazo señalado para la
expresión de los motivos de la impugnación, es decir, para sustentarlo mediante la
presentación de la demanda correspondiente.

El plazo fijado como condición de tiempo para la oportuna incorporación al expediente


del libelo sustento de la casación, vencía en este caso, como queda visto, el 10 de julio
de 2.001. En esta fecha, sin embargo, el defensor de la procesada no aportó el escrito
pertinente ante la autoridad que había señalado perentoriamente y de acuerdo con la
ley, cuál era el término de su preclusión.

Queriendo suplir el ejercicio que le imponía dicha actividad procesal, el actor remitió vía
fax desde Pitalito a la ciudad de Neiva, en tres folios, un introito de presentación de la
demanda y las dos primeras páginas de ésta, faltando dos minutos para las seis de la
tarde del día 10 de julio en que finiquitaba el plazo señalado y acudió ante la secretaría
del Tribunal el 11 al medio día, anexando el libelo, queriendo entonces acreditar la
oportuna aducción del mismo mediante la nota de presentación personal hecha ante
una autoridad judicial de Pitalito el 10 de julio.

Sobre estos antecedentes se tiene que tanto la manifestación de inconformidad, como


los motivos en que ella se funda (demanda), deben ser expresadas ante el funcionario
que conoce de la actuación y una y otra para efectos procesales sólo pueden
considerarse presentadas el día en que son recibidas por el despacho de su destino
(artículo 84 del C. de P.C. Modificado. D.E., 2282/89, artículo 1º Num.36) y si el actor
opta por remitir la demanda de casación desde el lugar de su residencia, como también
lo prevé dicho Estatuto en el artículo 373 (Modificado. D.E. 2282/89, art. 1º, num.188), la
misma "se tendrá por presentada en tiempo si llega a la secretaría antes de que venza
el término del traslado".

Por tanto, la incorporación al expediente de los referidos tres folios vía fax el día en que
vencía el término para la presentación de la demanda, no puede en modo alguno
tenerse por el libelo sustento de la casación y el aporte al día siguiente del integral texto
de la misma, lo fue desde luego en forma tardía. Siendo en consecuencia evidente su
extemporaneidad, corresponde a la Sala en condiciones semejantes declararla
inadmisible.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto Casación
FECHA : 14/05/2002
DECISION : Inadmite la demanda presentada
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial


CIUDAD : Neiva
PROCESADO : TRUJILLO ARANGO, CATHERINE IVONNE
DELITOS : Falsedad en documento privado
PROCESO : 18647
PUBLICADA : Si

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CASACION-Sentencias de constitucionalidad: Ley 553/ CASACION


DISCRECIONAL-Sustentación

1. En el presente asunto el examen sobre la procedencia de la casación excepcional y el


discernimiento sobre la satisfacción de los requisitos que normativamente la
condicionan, debe verificarse con fundamento en la preceptiva vigente para las fechas
de la sentencia y de interposición de la casación, esto es, al tamiz de las disposiciones
otrora contenidas en la Ley 553 de 2000, bajo cuya existencia jurídica se realizaron;
criterio cimentado, reitera la Sala, en la consideración de que "en eventos como el
examinado, donde ningún señalamiento específico verificó la Corte Constitucional sobre
dicho aspecto al contrastar la armonía de la Ley 553 de 2000 con la Carta Política,
fuerza concluir que los fallos de inconstitucionalidad de varias de sus disposiciones
surten efectos a futuro, es decir, no son retroactivos, lo que implica, de una parte, que
las actuaciones posteriores deben ajustarse a sus postulados, pero además, y de otro
extremo, por elementales motivos de seguridad jurídica, el respeto de la presunción de
legalidad de las actuaciones cumplidas al amparo de las normas retiradas del
ordenamiento jurídico. En otros términos, las sentencias de inexequibilidad en modo
alguno afectaron las situaciones consolidadas con precedencia a su notificación..." (auto
de julio 23 de 2001, M.P. Dres. Álvaro O. Pérez Pinzón y Edgar Lombana Trujillo, rad.
18.463).

2. A la atención de la Sala no escapa que la demanda del Fiscal fue presentada dentro
del término establecido en el artículo 6º de la Ley 553 de 2000, con simultáneo
allegamiento de un escrito orientado a fundamentar de antemano la viabilidad de la
impugnación propuesta; en fin, que ningún reparo suscita la casación excepcional
examinada desde los requisitos de procedencia, oportunidad, legitimidad e interés
jurídico para recurrir.

Pero la satisfacción de los anteriores presupuestos en modo alguno obliga a darle curso,
porque como lo ha precisado la Sala en forma reiterada y pacífica, al casacionista le
corresponde demostrar también la concurrencia de una de las causales que determinan
la discrecionalidad de la Corte frente a dicho instituto, concretamente, insiste, que su
intervención surge necesaria para el desarrollo de la jurisprudencia o la garantía de los
derechos fundamentales, a tal punto, que en el evento de ser incumplida dicha
constatación o de resultar precaria o deficiente la argumentación esbozada con ese
específico fin, se impone la inadmisión de la demanda sin que haya lugar al examen
formal de la misma, puesto que la justificación de la impugnación constituye requisito
previo e ineludible.

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Casación Discrecional
FECHA : 14/05/2002
DECISION : No admite la demanda discrecional
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pereira
PROCESADO : VALENCIA PIEDRAHITA, JOSE ARLEY
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Cohecho por
dar u
ofrecer
PROCESO : 18397
PUBLICADA : Si

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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LEGITIMA DEFENSA/ DEMANDA DE CASACION-Causal primera/ FALSO


JUICIO DE CONVICCION/ DEMANDA DE CASACION-Naturaleza

1. Dice la casacionista en la proposición del cargo que se acoge en primer lugar a lo


relacionado con la legítima defensa y subsidiariamente al exceso de la misma, temas
que por su naturaleza, no podía alegar simultáneamente, pues desconoce el principio de
no contradicción, toda vez que la naturaleza tales pretensiones le obligaba a presentar
un cargo como principal y otro como subsidiario, exponiendo respecto de cada uno los
fundamentos de hecho y de derecho conforme a la técnica casacional.

2. Habiendo escogido la actora la causal primera de casación para enervar el ataque


contra el la sentencia de segunda instancia, tenía el deber de exponer de manera clara
y precisa los desaciertos fácticos del sentenciador, conforme al concepto teórico del
error aducido, procurando, en todo caso, desquiciar todo el acervo probatorio en que se
basó el fallo para concluir afirmativamente respecto de la responsabilidad penal de (...).

3. Desviando la pretendida censura hacia el error de derecho por falso juicio de


convicción, cuya alegación en casos como el presente, en el que Juez no está
condicionado a una determinada tarifa legal para apreciar el conjunto probatorio, sino
que, por el contrario, respetando las reglas de la lógica, la ciencia y la experiencia,
asignó mayor credibilidad a unos medios de prueba que a otros, arriban a esta sede
amparados por la doble presunción de acierto y legalidad, la cual, en este asunto, no fue
desvirtuada en la demanda, pues ni siquiera se ocupó la casacionista por demostrar
cuáles serían entonces las pruebas con las que se demuestran todos los elementos
estructurantes de la legítima defensa que aduce, ni mucho menos el exceso en la
misma.

4. No se puede olvidar que es el libelo el que delimita el alcance de la impugnación y


por ello, resulta inaceptable cualquier tipo de argumentación que simplemente se
reduzca a la manifestación de escuetas inconformidades frente al fallo, puesto que ello
equivale a desconocer la naturaleza rogativa propia de este recurso, para cuyas
finalidades en cuanto a la efectividad del derecho material, la garantía de los derechos
fundamentales de los sujetos procesales, y en fin, la reparación de los agravios inferidos
a las partes en el fallo atacado, la ley ha previsto unos motivos específicos, a través de
los cuales es posible quebrar una decisión tomada dentro de un proceso que ha agotado
las instancias ordinarias.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 16/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Armenia
PROCESADO : ZABALA TORRES, LUIS CARLOS
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 10857
PUBLICADA : Si

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COLABORACION EFICAZ/ UNIDAD PROCESAL-Ruptura

1. Los beneficios que reclama por lo que el censor califica como colaboración eficaz,
contemplados en el artículo 369 A del Código de Procedimiento Penal vigente para la
fecha de los hechos, se hallan establecidos para la persona investigada, juzgada o
condenada "en virtud de la colaboración que presten a las autoridades de cualquier
orden para la eficacia de la administración de justicia".

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Ahora bien, como quiera que la competencia para celebrar las conversaciones y los
acuerdos respectivos radicaban, de acuerdo a la norma vigente, en el señor Fiscal
General de la Nación o el Fiscal que éste designe, a la Corte no le es dado dentro del
trámite del recurso extraordinario de casación, hacer consideraciones sobre solicitudes
en torno a eventuales beneficios por colaboración eficaz con la administración de
justicia.

2. En cuanto hace referencia al cargo tercero, en el cual se afirma la invalidez de la


actuación por rompimiento de la unidad procesal al haberse clausurado la investigación
sin escuchar en indagatoria a la mujer (...), pese a haberse ordenado así, debe
advertirse que según las constancias procesales la mencionada mujer no había sido
vinculada al proceso, ni por indagatoria ni por el mecanismo previsto en el artículo 356
del Código de Procedimiento Penal anterior, significando lo anterior que para el
momento de la clausura de la investigación, el fiscal no tenía la obligación legal
impuesta por el artículo 438 ibídem de resolverle la situación jurídica, de donde fluye
que ésta norma no fue transgredida como erradamente lo asevera el actor.

En segundo lugar, el inciso 2° del artículo 88 del Código de Procedimiento Penal de


1991, que regía para la época, establecía:

"La ruptura de la unidad procesal no genera nulidad siempre que no afecte las garantías
constitucionales"

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 16/05/2002
DECISION : Declara una prescripción, no casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : GARZON MANRIQUE, NORBERTO
PROCESADO : RODRIGUEZ SANCHEZ, JORGE
PROCESADO : SIERRA HERRERA, SERGIO ALEXANDER
DELITOS : Hurto agravado, Homicidio agravado
PROCESO : 11553
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Técnica/ FALSO JUICIO DE IDENTIDAD/


VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY/ INDICIO/ IN DUBIO PRO REO-Técnica en
casación/ ERROR DE HECHO-Falso juicio de identidad y falso raciocinio/ FALSO
JUICIO DE IDENTIDAD/ FALSO RACIOCINIO/ CASACION-Frente a la Tutela/
TUTELA

1. La demanda de casación debe sujetarse a los requisitos que para su admisión


establece la ley procesal penal; de no ser así, resulta imposible que la Corte pueda
estudiar de fondo los reproches contra la legalidad de la sentencia recurrida.

Básicamente corresponde al actor en atención a lo previsto en el artículo 212-3 enunciar


la causal y la formulación del cargo, indicando en forma clara y precisa sus
fundamentos y las normas que estima infringidas.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

2. Puede demandarse la casación del fallo con fundamento en la causal primera por
violación indirecta de la ley sustancial, cuando el Tribunal en ejercicio de la apreciación
probatoria incurre en errores de hecho o de derecho que determinan la aplicación
indebida o falta de aplicación de una norma de derecho sustancial.

3. El error de hecho por falso juicio de identidad, camino seguido por el casacionista,
supone que el juzgador tiene en cuenta el medio probatorio legal y oportunamente
aportado, pero distorsiona, tergiversa, recorta o adiciona su contenido literal, de suerte
que arriba a conclusiones que real y objetivamente no se desprenden de él.

En esa medida el libelista debe indicar expresamente qué en concreto dice el medio
probatorio sobre el cual hace recaer el error, qué exactamente dijo de él el juzgador,
cómo se le tergiversó, distorsionó, cercenó o adicionó haciéndolo producir efectos que
objetivamente no se establecen de él, y lo más importante, la trascendencia jurídica del
desacierto en la declaración contenida en la parte resolutiva del fallo.

4. Y cuando el ataque verse sobre la apreciación de la prueba indiciaria, el censor debe


probar si la equivocación se cometió respecto de los medios demostrativos de los
hechos indicadores; la inferencia lógica; en el proceso de valoración conjunta al apreciar
la articulación, convergencia y concordancia de los varios indicios entre sí, o entre éstos
y las restantes pruebas, que condujo a una conclusión fáctica desacertada.

5. Si bien es cierto que a la falta de aplicación del principio in dubio pro reo
contemplado en el artículo 445 del código de procedimiento penal anterior (7º de la ley
600 de 2000) puede llegarse tanto por la vía directa como por la indirecta, el desarrollo
y demostración del cargo debe corresponder al camino escogido en la demanda.

Si se acude a la primera vía, el libelista tiene que demostrar que el sentenciador, a pesar
de afirmar que existe duda de la existencia del hecho o la responsabilidad del
procesado, decidió proferir fallo de condena cuando debió haber absuelto. Y si lo
invocado es la violación indirecta de tal precepto, por haberse incurrido en errores de
hecho en la apreciación probatoria, además de señalar de manera concreta la especie
de error probatorio, al censor corresponde demostrar que el juzgador llegó a la errada
conclusión de que las pruebas no conducen a la certeza del hecho o la responsabilidad
del procesado (aplicación indebida), o erradamente concluye que los medios dan la
certeza requerida y condena, cuando en verdad de ellos surge incertidumbre que debió
ser resuelta a favor del procesado (falta de aplicación) (Cfr. auto de septiembre 7/00.
M.P. Arboleda Ripoll).

6. En esta sede no es posible afirmar al mismo tiempo que el sentenciador asigna una
fuerza de convicción que vulnera los postulados de la sana crítica (fls. 15 y 16), con lo
cual alude a un error de hecho por falso raciocinio, y terminar planteando un falso juicio
de identidad porque la prueba pudo ser distorsionada, tergiversada, recortada o
adicionada en su contenido fáctico, de donde se establece que mientras el primero es
error de estimación, el segundo lo es de contemplación.

7. Resulta necesario precisar que la casación, como juicio extraordinario al fallo del
Tribunal, es autosuficiente para preservar las garantías fundamentales de los sujetos
procesales, cualquiera que ellas sean.

En esa medida, la naturaleza excepcional de la acción de tutela establecida en el


artículo 86-3 de la constitución política, que condiciona su ejercicio a que no haya otro
mecanismo de defensa judicial, estando en trámite este recurso extraordinario,
constituye residualidad reforzada, precisamente por la suficiencia misma de la casación.

Esta vinculación de la competencia de la Corte a la constitución política, en defensa del


valor normativo y la efectividad de los derechos y garantías consagradas a favor de las
personas, emana del artículo 234 de la constitución política y aparece claramente
desarrollada en el artículo 205 del código de procedimiento penal, según el cual la Sala
penal de la Corte suprema de justicia podrá aceptar el recurso de casación cuando lo
considere necesario para desarrollar "la garantía de los derechos fundamentales".
Igualmente el artículo 206 dispone que la casación debe tener por fines la efectividad
del derecho material y de las garantías debidas a las personas intervinientes en la
actuación penal, al paso que el artículo 216 ejusdem contempla la posibilidad de casar
la sentencia "cuando sea ostensible que la misma atenta contra las garantías
fundamentales".

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Auto Casación
FECHA : 16/05/2002
DECISION : Inadmite la demanda, requiera al procurador y al
fiscal
general, remite copias
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : ROMERO LATORRE, OSCAR HERNANDO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 19125
PUBLICADA : Si

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FAVORABILIDAD-Su alegación en casación procede por la causal primera/


CASACION-Finalidades/ HOMICIDIO-Ley 40 de 1993, constitucionalidad/
COAUTORIA IMPROPIA/ CONEXIDAD

1. Ese planteamiento de inaplicación de la favorabilidad, que es una de las garantías


fundamentales sustanciales, debió encauzarlo, si tuviere fundamento, por la causal
primera.

Más aún, este cargo no aparece dirigido realmente contra la actuación judicial, pues es
al legislador a quien cuestiona por aumentar la pena para el homicidio, en la ley 40 de
1993, sin sustentarse la presencia del conflicto de dos leyes aparentemente aplicables
al caso concreto, donde deba seleccionarse la más beneficiosa para los sindicados.

2. Confunde el recurso de casación, que busca corregir las posibles falencias en que
pudo incurrir el juzgador al proferir la sentencia y que tiene como fines primordiales,
entre otros, la efectividad del derecho material y la preservación de las garantías
debidas a los intervinientes en el proceso, de conformidad con el artículo 206 del Código
de Procedimiento Penal, con la acción de inconstitucionalidad que cualquier ciudadano
puede ejercer contra una ley, por su contenido o vicios de forma, cuya competencia
radica en la Corte Constitucional, según el artículo 241-4 de la Carta.

3. Los artículos 29 y 30 de la ley 40 de 1993, que modificaron los artículos 323 y 324 del
decreto 100 de 1980, fueron declarados exequibles, mediante sentencia de la Corte
Constitucional, de fecha diciembre 7 de 1993, que hizo tránsito a cosa juzgada, con
efectos erga omnes, sin que pueda ser desconocido ese fallo.

4. El demandante no demostró que el Tribunal hubiere errado al colegir la coautoría


impropia, en donde es sabido que las fases preparatoria, ejecutiva y de aseguramiento
del producto del ilícito y de la impunidad, están repartidas entre los integrantes del
grupo delictivo y es posible que algunos de ellos no realicen actos ejecutivos, ni
consumativos, coautoría que implica un pacto ilícito, en donde hubo asignación de
tareas.

5. Se evidencia así que su responsabilidad en el delito contra la vida surge del


convenio para cometer los ilícitos, conexos sustancialmente de medio a fin, donde
hubo distribución de funciones de preparación, ejecución y aseguramiento de la
mercancía hurtada, por ese previo acuerdo.

Recuérdese lo que sobre el punto ha reiterado esta corporación, por ejemplo el 23 de


marzo de 1999, radicación N° 14.617, con ponencia del Magistrado Fernando Arboleda
Ripoll:

"Cuando los miembros de una banda criminal resuelven utilizar armas para la
realización de sus propósitos delictivos, están admitiendo la posibilidad de su uso. Su
entrega o decisión de llevarlas consigo, es consecuencia de esa previsión, y si aceptan
una tal posibilidad, es apenas obvio que deban responder de los delitos contra la vida y
la integridad personal que de su uso se deriven, y que deban hacerlo en calidad de
coautores, pues habiéndose representado anticipadamente como probable el resultado,

134
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

nada hicieron en procura de evitarlo, en nítida manifestación de voluntad hacia su


producción."

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 16/05/2002
DECISION : Declara prescrip. de un delito, redosifica pena, no
casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
RECURRENTE : BELTRAN BEJARANO, PEDRO PABLO
RECURRENTE : TISOT TIGA, MOISES
RECURRENTE : QUINAYAS QUINAYAS, JESUS ANTONIO
RECURRENTE : PACHECO CASTRO, MEDARDO FRANCISCO
RECURRENTE : VALERA VALERA, EFRAIN JOSE
RECURRENTE : GOMEZ PIEDRAHITA, ERNESTO
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Homicidio agravado
PROCESO : 11798
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Técnica en casación/ VARIACION DE LA CALIFICACION JURIDICA


PROVISIONAL DE LA CONDUCTA PUNIBLE/ DEBIDO PROCESO/ FISCALIA
GENERAL DE LA NACION-Límites al poder calificador del fiscal/ NULIDAD-
Resolución de acusación/ NULIDAD-Principios de residualidad/ FISCAL/
RESOLUCION DE ACUSACION/ DOSIFICACION PUNITIVA/ FAVORABILIDAD/
HOMICIDIO PRETERINTENCIONAL

1. Cabe precisar, inicialmente, que el actor acierta en la selección del motivo de


casación que aduce, pues es con apoyo en la causal tercera o de nulidad que resulta
procedente denunciar que la sentencia fue proferida en juicio viciado de nulidad por la
existencia de irregularidades sustanciales que afectan el debido proceso; presenta una
argumentación acorde con la clase de nulidad que invoca; concreta el acto que
considera contrario al trámite regular de la actuación; indica las disposiciones
procesales que a su criterio fueron transgredidas; y señala la incidencia negativa que
para el interés que representa tuvo en la sentencia que es objeto de reproche, lo que
evidencia que el cargo es formal y sustancialmente completo.

2. Las consideraciones que a continuación realiza la Sala, es pertinente aclarar, se llevan


a cabo desde la perspectiva de la ley procesal vigente para cuando se juzgó el asunto
en las instancias ordinarias del proceso, sin perjuicio de advertir que ulteriores
desarrollos legales (ley 600 de 2000) y jurisprudenciales (Cfr. auto de febrero 14/02. M.P.
Córdoba Poveda. Rad. 18457) prevén durante el juicio la posibilidad de variación de la
calificación jurídica de la conducta dada en la acusación, que en todo caso no puede
trascender la audiencia ni desconocer el principio de consonancia entre acusación, o su
variación, y el fallo.

3. Si se concibe el debido proceso como el conjunto de garantías constitucionales


establecidas a favor de los asociados y que limitan la actividad del órgano jurisdicente,
en cuyo concepto se incluye el derecho a que se respeten las formas propias de cada
juicio, es de entenderse que el desconocimiento de las distintas etapas que disciplinan
el rito, así como de los principios que la constitución y la ley han definido como rectores
de la actividad judicial, da lugar a viciar de ineficacia lo así actuado y la consecuente
corrección mediante el remedio extremo de la nulidad.

4. El artículo 250 superior no sólo establece la separación funcional entre fiscal y juez
para atribuir a la Fiscalía General de la Nación la función de investigar los delitos y
acusar a los presuntos infractores ante los juzgados y tribunales competentes, sino que
también en dicha regla se sienta el principio básico de división entre acusación y
juzgamiento atribuidas a uno y otro órgano de manera consecuente pero independiente.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Así entonces, si la facultad de calificar las investigaciones realizadas (salvo los casos de
fuero constitucional previstos por el artículo 235-3 de la Carta Política) es privativa de la
Fiscalía General de la Nación, resulta claro que cuando dicho órgano decide formular
acusación y esta determinación adquiere ejecutoria, es porque con ella se ha culminado
la etapa procesal de la instrucción dando inicio a la fase de juzgamiento durante la cual
la acusación se convierte en ley del proceso y por lo mismo adquiere carácter
vinculante, delimita la competencia, fija el marco fáctico y jurídico en que se ha de
desarrollar el juicio, y condiciona el proferimiento del fallo con que se ponga fin al
debate.

Si bien, como lo anota el Procurador delegado, la facultad de calificar el sumario


radicada en la fiscalía, no puede ser arbitraria en cuanto por tratarse de una autoridad
pública el cumplimiento de sus funciones ha de estar estrechamente vinculado al
principio de legalidad, debiendo, por tanto, sujetarse a la prueba recaudada y a la ley
preexistente, de modo que si se distancia ostensiblemente de las reglas de la lógica y la
comprensión jurídica del caso, y con ocasión de dicho error incursiona en títulos o
capítulos del ordenamiento penal sustantivo que tutelan bienes jurídicos
completamente ajenos a los de la realidad procesal, en dichos eventos se impone por el
juzgador decretar la nulidad por error en la calificación jurídica de la conducta materia
de investigación, pues en tales condiciones el juez enfrentaría la imposibilidad de
proveer fallo de mérito.

No obstante que la actividad del fiscal se halla subordinada a la legalidad de sus


actuaciones procesales, también el control judicial sobre ellas se encuentra
condicionado al respecto por el marco de valoración en que aquél desarrolla su función
investigadora y calificadora, "así el controlador judicial piense en una calificación que
supone más acertada, pues no se trata de que el juez se erija en superior funcional del
fiscal, sino que simultáneamente se pretende evitar un quebrantamiento a los principios
del acto legal, separación funcional, preclusión del calificatorio e imparcialidad de los
funcionarios judiciales" como en tal sentido ha sido establecido por la jurisprudencia de
la Corte (Cfr. Sentencia de casación. Feb. 24/00. M.P. Gómez Gallego. Rad. 10.809).

5. Ha precisado igualmente la Sala que si la nulidad es la sanción que establece la ley


para las actuaciones violatorias de las formas propias de cada juicio, en principio al
juzgador le está vedado decretar nulidades por razones de mérito pudiendo hacerlo sólo
por vicios en la regularidad del procedimiento, es decir, por irregularidades cometidas
en los actos de composición del proceso, que, por tener aptitud desquiciatoria de la
constitución del rito, desvirtúan en el acto procesal su eficacia para cumplir el fin a que
están destinados.

En lo relativo a la nulidad de la resolución acusatoria por atentados al debido proceso,


ha dicho la Sala que un tal remedio sólo resulta justificado por la presencia de vicios que
impedirían al juzgador proveer de fondo y dictar fallo de mérito, de manera que si el
fiscal exhibe la motivación básica, fundada en una apreciación racional de las pruebas
que obran en el proceso y en una argumentación jurídica propia de su facultad de
interpretación, no constituye motivo de ineficacia de lo actuado el hecho de que el
calificador por antonomasia en ese momento haya descartado una circunstancia de
agravación, o reconocido la atenuante por ira o intenso dolor, o admitido la complicidad
como título de participación - en lugar de la autoría que piensa el juez-, o determinado
la culpa o la preterintención, en vez del dolo, como componentes del aspecto subjetivo
del tipo, por el sólo prurito de que el juez razona más elevadamente o de manera
diferente a como lo hizo el funcionario calificador.

Acorde con el entendimiento de la normativa procesal por entonces vigente, la


jurisprudencia ha dejado por sentado que las discrepancias que se susciten entre
juzgador y fiscal, no obstaculizan la decisión de fondo, a menos que la alternativa
calificatoria propuesta por el juez comporte un cambio en la competencia y haya lugar a
promover la respectiva colisión negativa, "pues, en otras circunstancias, sería un
desbordamiento de su poder que acudiera a una especiosa nulidad por falta al debido
proceso, con el fin de imponer arbitrariamente la calificación que él concibe. Cosa
distinta ocurre si en la pieza acusatoria falta la motivación sobre el hecho constitutivo
del gravamen o la degradación, o la misma es ambigua o contradictoria, o el funcionario
imagina soportes empíricos o racionales que no existen o que lógicamente no pueden
inferirse dentro del proceso (absurdo), pues en tal caso la sentencia no puede dictarse
porque carecería del apoyo acusatorio necesario para su congruencia" (Cfr. sentencia de
casación. Feb. 4 de 1999. M.P. Gómez Gallego. Rad. 10.918).

Entonces, si bien, como lo reconoce la delegada, es posible que después de haberse


calificado el proceso durante el juicio el director de la causa encuentre que el fiscal se
136
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

apartó ostensiblemente de las reglas de lógica y comprensión que rigen el proceso de


calificación jurídica del comportamiento que encontró acreditado, por trascender el
título o capítulo correspondiente del estatuto punitivo, o porque en razón de dicho error
de selección daría lugar a una competencia diferente, ora porque la providencia
calificatoria carece absolutamente de motivación sobre un elemento del delito o la
responsabilidad del acusado, o en relación con una específica circunstancia de
agravación, o la misma es ambigua o contradictoria, o se fundamenta en supuestos
fácticos o racionales inexistentes, y en tal medida la acusación no podría ser
fundamento legal y razonable para proferir fallo de mérito, la nulidad se erige como la
única vía plausible de solución.
...

Se observa entonces, que la discrepancia del fallador con el fiscal radica en la forma de
culpabilidad en la comisión del delito de acuerdo a la legislación entonces vigente, no
en la realidad de los acontecimientos y ni siquiera en la calificación jurídica de la
conducta como de homicidio, pues coinciden en lo fundamental. Sin embargo esta
diferencia de criterios en la valoración probatoria ofrecida en el acto enjuiciatorio en
ejercicio de su función constitucional y legal de calificar el mérito de la investigación,
como tal no podía trascender al campo de la nulidad como en dicho sentido se dispuso
por el juez de conocimiento.

Así resulta clara la violación del principio de imparcialidad, porque el juez hubo de
acudir anticipadamente a una evaluación del material probatorio, distinta de la que hizo
la fiscalía, no para evidenciar que el fiscal hubiere incurrido en manifiestas
arbitrariedades en la evaluación del caudal probatorio, o porque no tuviere motivación o
esta fuere ambigua o contradictoria, sino para imponer su propio criterio de apreciación
de las pruebas, con lo cual no sólo transgredió el principio procesal de preclusión que la
ejecutoria de la resolución de acusación ostenta, sino que violó el equilibrio entre
acusación y defensa, pues el juez llamado a garantizarlo, se convirtió en acusador y con
ello desconoció al tiempo el principio de separación funcional arrogándose la facultad
de modificar la acusación en perjuicio del acusado.

Por las razones que vienen de exponerse, para la Corte es evidente que la censura debe
prosperar, aunque no en los términos planteados por el demandante, pues acorde con el
principio de residualidad que orienta las nulidades, según el cual su declaración se torna
inexorable cuando no haya manera distinta de remediar el yerro, carecería de sentido
decretar la ineficacia de lo actuado a partir inclusive del pronunciamiento mediante el
cual el Juzgado penal del circuito declaró nula la providencia calificatoria con el único fin
de dejar sin vigencia la calificación sugerida por el juzgador, cuando ello puede verse
subsanado en sede extraordinaria introduciendo los correctivos que el fallo amerite,
máxime si habiendo sido proferida la acusación del 14 de febrero de 1995 por el género
delictivo de homicidio, al degradarse, con ocasión del recurso extraordinario, la
responsabilidad penal de los procesados en el hecho materia de acusación, ningún
atentado se presenta al principio de consonancia entre el calificatorio y el fallo.

6. Esto obliga, a tener que realizar un nuevo proceso de individualización judicial de la


pena, tomando en cuenta, en primer lugar, los parámetros al efecto considerados por los
juzgadores de instancia -cuyos criterios dosimétricos no son objeto de cuestionamiento
en casación y no resulta procedente hacer algún tipo de observación respecto de la
diminuente reconocida por el tribunal por motivo post delictual-, y luego, los
establecidos en los artículos 31, 61, 103 y 105 de la ley 599 de 2000, aplicables por
principio de favorabilidad, en cuanto establecen consecuencias punitivas menos
gravosas para el comportamiento realizado que las fijadas en la ley 40 de 1993 por la
que se definió el asunto.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 16/05/2002
DECISION : Casa parcialmente por homicidio preterintencional,
modifica pena
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cundinamarca
PROCESADO : CALDERON MOLINA, JOSE JAIRO
PROCESADO : CALDERON CALDERON, LUIS HERNANDO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 11923
PUBLICADA : Si

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA-Técnica en casación/ SECUESTRO


EXTORSIVO-Punibilidad-art.6 Decreto 2790/ CASACION-Principio de autonomía
de los cargos/ SITUACION JURIDICA/ MEDIDA DE ASEGURAMIENTO/
RESOLUCION DE ACUSACION-Resolución de situación jurídica: No es limitante/
INVESTIGACION INTEGRAL

1. La censura por errónea calificación de la conducta debe formularse al amparo de la


causal tercera de casación, proponiéndose como error in procedendo para lograr la
invalidación de la calificación y de esa manera obtener el proferimiento de una
sentencia congruente con los cargos formulados acorde a los hechos demostrados, no
obstante, como se trata de un error de juicio, su demostración debe hacerse acorde a la
técnica propia de la causal primera de casación, bien por la vía de la violación directa,
por indebida aplicación o selección de la ley sustancial, o de la indirecta si fue que el
yerro en mención se produjo a causa de una errónea apreciación probatoria originada
en los falsos juicios de existencia o de identidad.

2. La Corte debe decretar la invalidez de la actuación cuando advierta causa que la


genere es de señalar que insistentemente ha sido dicho por la Sala que cuando el
secuestro ha sido cometido en vigencia del decreto 2790 de 1990 y los hechos que lo
configuran "persigan los objetivos enunciados en el artículo 268 del Código Penal", la
norma aplicable es la del artículo 6 del citado decreto 2790, acogido como legislación
permanente por el artículo 11 del decreto 2266 de 1991. Como los hechos aquí
investigados acaecieron el 19 de abril de 1992, y los propósitos perseguidos eran los de
exigir por la libertad de la secuestrada un provecho económico (US 400.000.oo), es
indiscutible que no hay error en la calificación jurídica de los hechos al adecuar el
secuestro a la preceptiva del artículo 6º del decreto 2790 de 1990 (fallos de casación
12683, diciembre 3/99 y 13566, 12 de noviembre/99, M.P. Jorge E. Córdoba Poveda; y
13555, diciembre 3/99, M. P. Alvaro Orlando Pérez Pinzón).
...

No resulta admisible el argumento del demandante relativo a que no se podía aplicar el


decreto de excepción 2790 de 1990 al no tener la víctima la calidad en él establecida,
pues el artículo 268 del anterior Código Penal no exigía como elemento para la
configuración de la conducta un sujeto pasivo calificado, como sí se prevé en otras
modalidades, de las varias aglutinadas en el artículo 6º del Decreto 2790, en cuya
interpretación no acierta el libelista.

3. El actor desconoce el principio de autonomía de los cargos, en razón a que al interior


de la misma censura entremezcla dos reproches de nulidad que dada su diferente
naturaleza y alcance invalidatorio, ha debido presentar y desarrollar de manera
separada y respetando su prioridad, toda vez que de un lado considera que se violó el
derecho de defensa al haberse variado en la acusación la calificación jurídica que de la
conducta se efectuó en la medida de aseguramiento, y de otro, que se transgredieron
los principios de "investigación integral", "imparcialidad del funcionario en la búsqueda
de la prueba" y "verificación de las citas propuestas por el sindicado".

4. La calificación que de los hechos se hace en la medida de aseguramiento es


provisional, pues es en la resolución de acusación donde se definen los cargos, ya que si
con posterioridad a ese momento se puede seguir investigando es de esperar que las
nuevas pruebas den lugar a modificaciones, las que, incluso, pueden darse sin que
surjan otros medios de convicción, simplemente porque al momento de calificar se
tenga una mejor comprensión de lo ocurrido y más informado criterio para decidir.

Este criterio ha sido adoptado por la Sala en anteriores oportunidades, cuya actualidad y
vigencia debe reiterar en el caso de autos. Así por ejemplo, en la sentencia de única
instancia del 31 de julio de 1997, Magistrado Ponente Ricardo Calvete Rangel, se
precisó:

"(…)Independientemente de que en la definición de la situación jurídica se haya


impuesto o no medida de aseguramiento, del número de delitos allí endilgados, y de la
denominación jurídica que se les hubiere dado, es en la resolución de acusación en
donde se definen los cargos, por lo tanto creer que entre las dos providencias debe
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

existir congruencia es darle al primer pronunciamiento un alcance que no tiene, y


desconocer lo obvio, esto es, que si después de definir la situación jurídica se puede
seguir investigando, es de esperarse que las nuevas pruebas puedan dar lugar a que lo
consignado en ese proveído sufra profundas modificaciones. Incluso podrían
presentarse cambios sin que surjan nuevas pruebas, simplemente porque al momento
de calificar ya se tenga una mejor comprensión de lo ocurrido y un más informado
criterio para decidir.

"Trasladando lo anterior al campo de la casuística para una mejor ilustración, podrían


darse, entre otras, las siguientes situaciones: a) que en la definición de la situación
jurídica se impute un delito, y al momento de la calificación se estime que los hechos
investigados dan lugar a dos o más punibles en concurso; b) que en la definición de la
situación jurídica se de a los hechos una denominación, y en la resolución de acusación
se considere que es otra; c) que en la primera oportunidad se diga que no hay lugar a
medida de aseguramiento por no haber suficientes elementos de juicio sobre la
tipicidad, la antijuridicidad, la culpabilidad, etc., y en el momento de la calificación se
encuentre que hay mérito para enjuiciar por uno o más ilícitos.

En síntesis, lo que se califica a continuación del cierre de la instrucción son los hechos
que fueron objeto de la misma, y sobre los cuales se indagó al sindicado, y para hacerlo
el criterio que se hubiere expuesto en la definición de la situación jurídica no constituye
ninguna limitante, todo lo contrario, si en ese pronunciamiento se hubiere cometido
algún error, es la oportunidad para subsanarlo. Dicho de otra manera, si bien la
definición de la situación jurídica es un requisito procesal para poder cerrar la
investigación, su contenido no limita el de la calificación.".

5. Lo que hace viable la censura en casos donde se alega la vulneración del principio de
investigación integral, es la trascendencia del contenido material de la prueba que se
dice omitida por desidia o negligencia del funcionario, habida consideración de lo que se
espera de ella, es decir, de aquello que quien la depreca o requiere dentro del proceso,
afirma que pretende acreditar con su práctica. Sólo a través de un contraste de esta
naturaleza puede el juez de casación sopesar el perjuicio a la garantía y la favorabilidad
de lo que se extraña frente a las finalidades defensivas.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 16/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : BEDOYA PUERTA, JULIO EMOR
PROCESADO : HOLGUIN, OVIDIO ARCANGEL
DELITOS : Secuestro extorsivo
PROCESO : 12848
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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COLISION DE COMPETENCIA/ SENTENCIA ANTICIPADA/ REBELION-


Condición de rebelde/ TERRORISMO-Causar terror

1. Cuando el procesado acepta los cargos que le formula el Fiscal, según lo dispone el
artículo 40 del Código de Procedimiento Penal, se activa para el Juez la función de dictar
la correspondiente sentencia "(…) conforme a los hechos y circunstancias aceptadas (…)
", o la de abstenerse de hacerlo si ha existido violación de garantías fundamentales.
Empero, en ambos casos el Juez debe ostentar la condición de competente, como
supuesto para que pueda pronunciarse. Así las cosas, si admitidos los cargos por el
procesado el funcionario al cual se le remite el proceso para dictar la sentencia
pertinente estima que carece de competencia para hacerlo en consideración, por
ejemplo, a la naturaleza del hecho, la calidad del procesado o al lugar donde ocurrió el
delito, simplemente no se pronuncia y le remite el proceso al Juez que a su juicio es el
competente, quien decide si plantea o acepta la colisión de competencias, profiere
sentencia o rehusa hacerlo por violación de garantías fundamentales.*

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

2. El carácter de rebelde no sólo se predica de quien como integrante de un grupo al


margen de la ley y en su condición de combatiente pretende mediante el empleo de las
armas el derrocamiento del gobierno de turno y la supresión del régimen constitucional
vigente con la toma violenta del poder, para imponer sus ideas y establecer un nuevo
orden, sino también de todo aquel que, sin dejar de lado las armas, realiza actividades
de instrucción, adoctrinamiento ideológico, financiamiento, inteligencia, relaciones
internacionales, reclutamiento, publicidad, planeación, infiltración, y en fin, de cualquier
otra índole que tenga aquella misma finalidad -Cfr. proveídos del 12 de agosto de 1993,
Rdo. 7504; 9 de marzo de 2000, Rdo. 13435; y 21 de febrero de 2001, Rdo. 18065, entre
otros-.

3. Cabe señalar como terrorista al individuo que mediante la ejecución de actos de


barbarie con capacidad suficiente para infundir en la población o en un sector de ella,
estado de zozobra, terror, pavor o pánico, inseguridad, intranquilidad e inestabilidad
sociales, pone en peligro la vida, la integridad física o la libertad de las personas, o sus
bienes, o los de la comunidad, sojuzgando la voluntad no sólo de quienes directamente
padecen sus consecuencias, sino también la de toda la población a la cual van dirigidos
sus efectos -Cfr. auto del 29 de marzo de 2001, Rdo. 17264-.
_______________________
* . Cfr. providencia de la Sala del 23 de noviembre de 2000. Colisión 17.496.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 21/05/2002
DECISION : Asigana competencia al Juzgado P.C. de Guateque -
Boyacá
PROCEDENCIA : Juzgado P.C.E.
CIUDAD : Tunja
PROCESADO : LOPEZ CRISTANCHO, ROMELIA
DELITOS : Rebelión
PROCESO : 19434
PUBLICADA : Si

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CASACION-Principio de lealtad/ DEFENSA TECNICA-Actuación pasiva del


profesional/ RECONSTRUCCION DE EXPEDIENTE/ NOTIFICACION/
JUZGAMIENTO-Término/ SENTENCIA-Fallo de reemplazo/ DETENCION
PREVENTIVA-Computo

1. La casación también se rige por el principio de lealtad, y que no deja de constituir un


acto censurable, acudir, como lo hace en el presente caso el demandante en el
desarrollo de algunos de los reparos planteados, a afirmaciones distanciadas de la
realidad procesal, a sabiendas de su mendacidad, en procura de dotar de aparente
idoneidad formal y sustancial la demanda. Esta forma de actuar desdice de la rectitud
profesional que debe orientar la conducta de los abogados en toda actuación procesal, y
se erige en un acto de deslealtad reprobable para con la administración de justicia, los
demás sujetos procesales, y los propios clientes.

2. El derecho de defensa puede ejercerse no solo a través de actos positivos de gestión,


sino también de actitudes pasivas, y que por ello, cuando se plantea esta clase de vicio
en casación, no basta demostrar que el defensor dejó de actuar, porque bien puede
suceder que su actitud responda a una estrategia defensiva, sino que la inactividad que
se advierte es producto de la indiferencia, o el abandono de la gestión encomendada.

3. El artículo 186 del Código de Procedimiento entonces vigente (176 del actual), no
señala dentro las providencias que deben ser objeto de notificación a los sujetos
procesales, la que ordena la reconstrucción del expediente.
...
El casacionista sostiene que el proceso es nulo porque las reproducciones que se
aportaron del expediente perdido no cumplen las exigencias de autenticidad, y porque
no se permitió su contradicción, pero no indica por qué motivos las referidas copias no

140
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

cumplen las exigencias de autenticidad, ni explica a qué clase de contradicción se


refiere, dejando el ataque en el simple enunciado. No obstante esta falta de
fundamentación, considera la Sala oportuno hacer dos precisiones: (1) Que las piezas
procesales recuperadas fueron solicitados directamente a la oficinas judiciales donde
reposaban sus originales o copias auténticas, y que de acuerdo con lo establecido en
numeral 1º del artículo 254 del Código de Procedimiento Civil (modificado por el Decreto
2282 de 1989, artículo 1º, numeral 117), tendrían el mismo valor probatorio de las
extraviadas; y (2) que una nueva controversia probatoria, o una nueva confrontación
del contenido de las decisiones ya tomadas, y que fueron objeto de recuperación, en los
términos planteados por el casacionista, no resultaba posible, porque el trámite de
reconstrucción no reabre los debates ya cumplidos, ni retrotrae la actuación a estadios
superados.

4. En relación con la prolongación indebida del juzgamiento, ha de decirse que el


normatividad procesal no prevé término perentorio para su adelantamiento, como
ocurre con la instrucción.
...
La dilación justificada o injustificada del proceso no constituye motivo de nulidad. La
tardanza en su definición, o en la superación de los estadios en los cuales se divide,
comporta sanciones de naturaleza distinta, también al interior del proceso, verbigracia
la liberación de los procesados detenidos (artículo 415 numerales 4º y 5º C. P. P.), la
preclusión automática de los estancos o compartimentos (artículo 329 inciso cuarto
ejusdem), la extinción de la acción por prescripción, y acciones de naturaleza
disciplinaria para los funcionarios que incurran en inactividad manifiesta e injustificada,
entre otras.

Esta solución responde a un fundamento racional: Si lo que pretende ser protegido es el


derecho a acceder a una pronta justicia, no dejaría de resultar inconsecuente que el
correctivo a aplicar fuese la nulidad de lo actuado, propiciando mayor retraso en la
solución del asunto, y dando origen a la repetición de una actuación por fuera de los
términos que se afirman violados, y de la cual habría de predicarse necesariamente el
mismo vicio.

5. Cuando el vicio afecta exclusivamente la sentencia, la Corte debe dictar fallo de


reemplazo (artículos 229.1 del Código de 1991 y 217.1 del actual), y que esta variante
lo colocaba en situación de tener que indicar en qué sentido debía ser dictada la nueva
sentencia, y porqué motivos.

6. El tiempo de detención preventiva al cual alude la norma está referido a la privación


efectiva de la libertad, y no a la medida de aseguramiento de "detención preventiva"
como lo entiende el actor. Es lo que surge de una interpretación sistemática del
precepto, pero por sobre todo del contenido del artículo 406 del Código de
Procedimiento entonces vigente (361 del actual), cuyo contenido omitió consultar el
impugnante, y que textualmente dice: "El término de detención preventiva se
computará desde el momento de la privación efectiva de la libertad".

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 23/05/2002
DECISION : No casa, expide copias con destino a la Sala
disciplinaria
del C.S.J.
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Antioquia
PROCESADO : PASZEK, DONATA MAGDALENA
PROCESADO : MASLAK, MALGORZATA ANNA
PROCESADO : KOPACZEWSKI, ANDRZEJ
PROCESADO : KOLODZIEJCZYK, SLAWOMIR RAFAEL
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 18186
PUBLICADA : Si

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141
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

COLISION DE COMPETENCIA/ JUEZ DE EJECUCION DE PENAS/ EJECUCION


DE LA SENTENCIA-Juez competente/ EJECUCION DE LA SENTENCIA-
Acumulación jurídica/ ACUMULACION JURIDICA DE PENAS

A pesar de que el artículo 79 de la Ley 600/00 no señaló cuál era el juez de ejecución de
penas competente cuando se trata de condenado que no está privado de la libertad, tal
vacío puede llenarse con el auxilio interpretativo del inciso 2° del Acuerdo 54 de 1994
del Consejo Superior de la Judicatura, que señaló expresamente que los jueces de
ejecución de penas y medidas de seguridad, conocerán del cumplimiento de las
sentencias condenatorias, cuando el sentenciado no está privado de la libertad, dictadas
en el lugar de su sede.

Lo anterior se reafirmó con lo expuesto en el Acuerdo 519 de 1999 de la misma


Corporación, en cuyo inciso 2° del artículo 1° señala que los procesos que provengan de
los juzgados regionales y en que no haya condenado privado de la libertad o se
presente condena de ejecución condicional, deberán ser enviados al juez de ejecución
de penas y medidas de seguridad del lugar en el que se dictó la sentencia.

Así mismo, conforme al parágrafo transcrito del artículo 79 del C. de P. P., en aquellos
lugares donde no se hayan creado las plazas de jueces de ejecución de penas y
medidas de seguridad, dicha función la cumplen los jueces de instancia respectivos.

El problema se presenta cuando el juez de instancia fue un juez regional que, como se
sabe, ya no existe.

En este caso, al ser asumidas sus funciones por los jueces del circuito especializados y,
con relación a algunos delitos, por los circuitos ordinarios, es obvio que el conocimiento
de la ejecución de la pena corresponderá al juez de ejecución de penas que tenga
competencia territorial en el lugar donde se cometió el delito y en el evento de que allí
no haya juez de penas, el juez del circuito especializado o común que tenga
competencia territorial en ese sitio.

Por otra parte, cuando se trata de sentencias proferidas en diferentes lugares y con
relación a las cuales haya habido acumulación jurídica de penas, el competente para
ejecutar la sanción, cuando el condenado no está descontando efectivamente la pena,
será el juez de ejecución de penas del lugar donde se dictó la primera sentencia.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 23/05/2002
DECISION : Declara la competencia al Juzgado de Ejec. de
Penas de
Manizales
PROCEDENCIA : Juzgado 2 de Ejec. de Penas y M.
CIUDAD : Medellín
CONDENADO : CUERVO OSPINA, JOSE DE JESUS
DELITOS : Acceso carnal violento, Acto sexual violento,
Extorsión,
Hurto calificado y agravado, Concierto para
delinquir
PROCESO : 19334
PUBLICADA : Si

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

NULIDAD-Técnica en casación/ NULIDAD-Debido proceso, derecho de defensa/


ATIPICIDAD-Técnica para alegarla en casación/ INDAGATORIA-Interrogatorio/
PRINCIPIO DE FAVORABILIDAD/ VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-
Modalidades/ FALTA DE APLICACION DE LA LEY/ APLICACION INDEBIDA DE
LA LEY/ INTERPRETACION ERRONEA DE LA LEY/ FALSEDAD EN
DOCUMENTO PUBLICO-Agravada por el uso-Pena

1. Es requisito imprescindible para que pueda declararse la nulidad del proceso, que el
demandante determine con claridad y precisión los motivos de invalidación, esto es, si
se deriva de la falta de competencia, del menoscabo del debido proceso, o del derecho
de defensa; a la vez, concretar de manera lógica sus fundamentos, indicar la fase
procesal a partir de la cual se presenta el yerro invalidante y las causales descritas en el
artículo 304 ibídem en que apoya la postulación de la censura. También debe acreditar,
además de la trascendencia, que la conducta del censor no contribuyó a la producción
del acto irregular, (salvo que se trate de la ausencia de defensa técnica), ni que por una
actuación posterior se convalida aquella, según los numerales 2°, 3° y 4° del artículo
308 ibídem, vigente para la fecha de los hechos (hoy, articulo 310 Ley 600 de 2000).

2. El impugnante de manera indiscriminada alega violación al debido proceso y derecho


de defensa no obstante que cada uno de estos principios tiene características propias
con capacidad suficiente para invalidar el proceso y por ello la necesidad de explicar
nítida y separadamente la razón de la supuesta vulneración que se formula, atendiendo
que el primero constituye un vicio de estructura, en tanto que el segundo, lo es de
garantía. De suerte que si el recurrente consideraba que se presentaban todas las
hipótesis de la nulidad, ha debido hacerlo en capítulos separados, pues dentro de la
misma causal tercera no es posible mezclar los elementos relativos a errores
sustanciales que afectan la estructura básica del proceso con el desconocimiento del
derecho de defensa, pues las consecuencias en uno y otro caso afectan de manera
diversa el trámite del proceso.

3. En el segundo, refiere sobre la atipicidad de la conducta imputada a la procesada,


que como es sabido cuando de ella se alega en sede de casación el reclamo debe
formularse al amparo de la causal primera de casación, habida consideración de que se
trata de un error de juicio ("in judicando") y no un defecto de actividad ("in
procedendo"), por lo tanto no se enmienda a través de la nulidad de la actuación sino a
través de la revocatoria o de la modificación del fallo puesto que entraña la aplicación
de una norma de carácter sustancial que la Carta Política recoge como fundamental, es
decir, como pilar del sistema de derecho penal.*

4. La indagatoria no es una diligencia de formulación de cargos, sino un medio de


defensa del imputado, en donde no se exige ningún requisito específico sobre la forma
como ha de cumplirse el interrogatorio, habida consideración de que en términos del
artículo 360 del Código de Procedimiento Penal, vigente para la fecha de los hechos, se
requería que el imputado fuere interrogado "en relación con los hechos que originaron
su vinculación" de acuerdo a las circunstancias conocidas en el proceso.

5. Se equivoca el censor al referirse a la violación del "principio de favorabilidad", ya


que éste emerge como pertinente en tratándose de sucesión de leyes, caso extraño al
presente caso. Y si, como se infiere, el demandante pretendió fue referirse a la
responsabilidad de la procesada, ha debido argüir el "favor rei".

6. Tratándose de violación directa de la ley sustancial, resulta de exigencia obvia


aceptar en su integridad los hechos que declara como demostrados el fallo impugnado,
para que a partir de esa conformidad se edifique la censura, debe, entonces, existir
conformidad absoluta del actor con la declaración de los hechos y la apreciación de las
pruebas realizada por el juzgador, siendo el cuestionamiento eminentemente jurídico
que recae sobre la ley sustancial por uno de los siguientes sentidos:

- Falta de aplicación o exclusión evidente: Se presenta cuando el funcionario judicial


yerra acerca de la existencia de la norma y por eso no la aplica al caso específico que la

143
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

reclama. Ignora o desconoce la ley que regula la materia y por eso no la tiene en cuenta
habiendo incurrido en error sobre su existencia o validez en el tiempo o en el espacio.

- Aplicación indebida: este sentido de violación se origina cuando el juzgador por


equivocarse al calificar jurídicamente los hechos o, cuando habiendo acertado en su
adecuación, yerra, sin embargo, al elegir la norma correspondiente a la calificación
jurídica impartida.

- Interpretación errónea: el Juez selecciona bien y adecuadamente la norma que


corresponde al caso sometido a su consideración, pero se equivoca al interpretarla y le
atribuye un sentido jurídico que no tiene o le asigna efectos contrarios a su real
contenido.

7. No son pocas la veces en que la Corte se ha ocupado del tema, en pronunciamientos


en los que invariablemente al precisar el sentido y alcance del inciso 2° del artículo 222
del Código Penal de 1980, se ha establecido que el incremento no está referido a la
pena prevista en el inciso primero para la hipótesis del sólo uso del documento, sino a la
pena consagrada en la concreta especie de falsedad documental que se juzga; significa
lo anterior, que cuando el documento es falsificado y usado por su falsario, se impone la
aplicación de la pena prevista en el tipo penal correspondiente (218 a 220), aumentada
hasta en la mitad de acuerdo a los parámetros establecidos en el inciso 2° del artículo
222 del Código Penal de 1980**, criterio que ha venido sosteniéndose desde el
pronunciamiento del 23 de febrero de 1984***.

____________________________
* C.S. de J. M.P. Dr. DUQUE RUIZ, Guillermo. Sentencia Casación octubre 27 de 1987
** C.S.de J. M.P. Dr. ARBOLEDA RIPOLL, Fernando. Sentencia de casación, diciembre 15
de 1999, mayo 23 de 2001
*** C.S.de J. M.P. Dr. REYES ECHANDÍA, Alfonso

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 23/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : SALAZAR MUÑOZ, MARIA EUGENIA
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb.
PROCESO : 15142
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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ACCION DE REVISION-Legitimidad/ FISCAL/ ACCION DE REVISION-


Titularidad/ IMPEDIMENTO

De acuerdo con el artículo 233 del Código de Procedimiento Penal de 1991, cuentan con
interés para la acción de revisión el defensor, los titulares de la acción civil, el Ministerio
Público y el Fiscal. Pero, como es obvio, en este último caso, no cualquier fiscal sino
aquél que haya intervenido dentro del proceso penal, en términos de despacho y no,
desde luego, de persona física determinada. Mientras tanto, la doctora (...) no fue fiscal
décima en ningún momento y el fiscal décimo fue quien participó en la audiencia. Desde
este punto de vista, entonces, la fiscal novena carecía de titularidad pues, con las
palabras del Código de Procedimiento actual, no fue legalmente reconocida dentro de la
actuación procesal" (artículo 221).

Y tampoco podía intervenir dentro del proceso pues se declaró impedida y fue
remplazada por otro funcionario. Y suena extraño que manifestándose impedida por
parentesco -artículo 103.3 del Código de Procedimiento Penal de 1991-, después quiera
acceder a la revisión. Anótese, igualmente, que la causal de exclusión no desaparecía
por el hecho de que quien actuaba por aquel entonces como apoderado de la parte civil
informara a la Corte que ya no lo era porque ejercía un cargo público. El cambio de rol
no elimina la causal de impedimento en su momento expuesta y atendida.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Acción de Revisión
FECHA : 23/05/2002
DECISION : Declara la nulidad del auto que admitio la revisión,
inadmite
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : San Gil
PROCESADO : CASTELLANOS TELLEZ, MARIA ELOIDINA
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 13392
PUBLICADA : Si

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TRANSITO DE LEGISLACION/ FAVORECIMIENTO A NARCOTRAFICANTES/


PREVARICATO POR ACCION/ CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA

1. Por virtud de un tránsito de legislación, una norma o precepto no puede entenderse


excluido por el solo hecho de que en el nuevo estatuto no haya sido reproducida
textualmente o no figure con la misma descripción típica que tenía en la normatividad
derogada.

Es posible que el ordenamiento jurídico penal adopte nuevas regulaciones en aras de


ejercer un control más eficaz sobre las diferentes manifestaciones delincuenciales,
originadas por los cambios sociales. Ello puede ocasionar que en efecto algunas leyes
se extingan y que otras, totalmente distintas tomen vigencia, o que el nuevo precepto
modifique en algunos aspectos la descripción de comportamiento punible o su sanción,
como ocurrió en este caso, o que sencillamente determinada conducta pierda su
carácter delictual o lo adquiera alguna que no lo tenía.

2. Recuérdese que en la providencia del 23 de octubre de 1995, mediante la cual esta


Corporación declaró la nulidad por error en la calificación del hecho punible atribuido al
procesado, se advirtió que aquellos comportamientos de los funcionarios oficiales, que
faltando a sus deberes funcionales, se presten para el favorecimiento de quienes
participan en el negocio de la droga, estarían previstos de otra manera y en forma más
benigna, en algunas disposiciones del Código Penal que hacen parte del catálogo de
aquellas que penalizan las acciones infractoras de la Administración Pública, como
prevaricatos, abusos de autoridad o fuga de presos etc., en caso de no estar consagrado
en el artículo 39 de la Ley 30 de 1986, un tipo penal especial y de mayor gravedad
punitiva.

Esos específicos ingredientes impedían, por tanto, dar aplicación al tipo penal de
prevaricato contenido en el artículo 149. Y si bien es cierto que la Ley 599 de 2000 no
los consagra expresamente, es obligado integrar la norma que describe esa conducta,
con aquella en la que se relacionan los motivos que la agravan, como si se tratara de un
solo precepto.

En efecto, frente a la nueva normatividad penal, resulta evidente que la conducta


atribuida al Dr. (...) no ha perdido su carácter delictivo, pues el comportamiento

145
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

mediante el cual se procura el favorecimiento de las personas dedicadas al narcotráfico,


mediante una decisión abiertamente ilegal, encuentra acomodo en el precepto general
que tipifica el delito de prevaricato, artículo 413, y en el 415 ibídem, por haberse
previsto como circunstancia de agravación la ejecución de la conducta en actuaciones
judiciales y administrativas que se adelanten por delitos de narcotráfico, entre otros
comportamientos delictivos.

A esa conclusión llegó la Sala en reciente oportunidad, al resolver un asunto


sustancialmente similar al que es objeto de examen. Allí se dijo:

Así, el hecho consistente en proferir una decisión manifiestamente contraria a la ley


para procurar la impunidad a favor de una persona condenada por narcotráfico, no ha
perdido el carácter de delito, ni la gravedad que el legislador de 1986 le atribuyó, es
decir, continúa siendo típico, y tampoco podría reclamarse la no aplicación del artículo
415 por no ser ley preexistente el acto que se imputa, pues la circunstancia que esta
norma contempla constituía un elemento del tipo en la anterior legislación, al punto que
la pena prevista en el citado artículo 39 oscilaba entre 4 y 12 años de prisión, en tanto
que para el prevaricato el artículo 149 del Código Penal derogado establecía de 1 a 5
años antes de la modificación introducida por el artículo 28 de la Ley 190 de 1995, y de
3 a 8 con dicha reforma.

Y la presencia en la actual legislación de la conducta definida en el artículo 39 de la Ley


30 de 1986, es nítida. Basta tener en cuenta que:

a) La comparación de las descripciones permite concluir la exactitud normativa entre la


disposición citada del Estatuto de Estupefacientes de la época y las dos normas
mencionadas de la Ley 599 de 2000 (artículos 413 y 415). Dicho de otra forma, para la
ley aquella conducta permanece como punible, de donde se desprende que ese fue el
querer de la ley.

b) Y también fue el querer del legislador. En efecto, en la Exposición de Motivos que


acompañó el proyecto del Código Penal surgido de las entrañas de la Fiscalía General de
la Nación, expresamente se dijo sobre el punto: "El artículo 39 de la Ley 30 de 1986
sanciona como delito autónomo con pena de prisión de cuatro a doce años, al servidor
público o trabajador oficial encargados de investigar, juzgar o custodiar a personas
comprometidas en las conductas punibles de que trata la misma, procure su impunidad,
o la ocultación o alteración de los elementos decomisados, o facilite la evasión de la
persona capturada o detenida; por constituir en esencia delitos de prevaricato o fuga de
presos, fueron incluidas como circunstancias agravantes para cada uno de esos delitos,
haciéndose extensiva la conducta a otros delitos que por su gravedad conlleva a
imponer una pena superior al servidor público". (destaca la Sala).

En la ponencia para primer debate en el Senado de la República del mismo proyecto de


ley, frente a su capítulo VII (del Prevaricato) del Título XV (delitos contra la
administración pública) del Libro Segundo del Código Penal, textualmente se dijo lo
siguiente respecto de los actuales artículos 413 y 415: "Como innovación se encuentra
la disposición que crea una circunstancia específica de agravación punitiva, derivada de
la actuación judicial o administrativa en la que se realiza la conducta prevaricadora,
recogiéndose no sólo lo contemplado en la Ley 30 de 1986, sino también en la Ley 40
de 1993, sino haciéndose extensiva a otros delitos cuya gravedad exige mayor
drasticidad para el servidos estatal". (resalta la Corte).

Y de allí en adelante, tal criterio fue mantenido por el legislador ordinario pues que sin
comentario en contra de lo dicho y plasmado siguió su decurso el proyecto, es decir, el
tránsito correspondiente al segundo debate en el Senado. Los dos correspondientes en
la Cámara y, desde luego, lo relacionado con las objeciones presidenciales y la admisión
de las mismas por el Congreso de la República. El criterio del legislador, así, es
absolutamente nítido". (Segunda Instancia No 19.006, Magistrado Ponente, Dr. Alvaro
Orlando Pérez Pinzón).

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Segunda Instancia


FECHA : 28/05/2002
DECISION : Confirma decisión que negó extinción de la
pena
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cúcuta
CONDENADO : SANCHEZ MOZO, ORLANDO
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

DELITOS : Violación a la Ley 30/86


PROCESO : 19453
PUBLICADA : Si

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AUDIENCIA PUBLICA/ VARIACION DE LA CALIFICACION JURIDICA


PROVISIONAL DE LA CONDUCTA PUNIBLE/ DEBIDO PROCESO/ PRINCIPIO
DE INTEGRACION

Debe advertirse que la audiencia pública es la culminación del orden establecido para el
juicio en el estatuto procesal penal, previo al proferimiento de la sentencia, que va
implicando la preclusión de las ocasiones para hacer solicitudes, tales como la de
variación de la calificación, que en su oportunidad corresponde efectuar al Fiscal,
convirtiendo también en extemporáneo que luego de haber intervenido las partes, se
proponga un incidente de tacha de falsedad, cuando ya había fenecido la etapa
probatoria dentro del juicio.

Al hacerlo se está propiciando el desconocimiento del debido proceso, entendido como


una secuencia equilibrada de actos, sujeta a una estructura normativa preexistente, que
busca que la acción penal tenga un desarrollo ordenado, oportuno y expedito.

En el asunto sub exámine, dado que la vista pública se inició el 21 de febrero de 2001,
se evidencia que con tales peticiones se buscó pasar por alto las previsiones de los
artículos 448 a 451 del decreto 2700 de 1991 (hoy 403 y Ss. L. 600 de 2000).

Aunque el defensor de (...) hubiera aludido a la vigencia del nuevo estatuto procesal
penal, para impetrar desde octubre de 2001 la variación de la calificación, y la libertad
de su patrocinado condicionada a ella, de las previsiones del artículo 404 de la ley 600
de 2000 se colige la carencia de recursos contra la decisión que defina ese eventual
cambio y las condiciones para que proceda, igual que lo atinente a la exclusiva iniciativa
del Fiscal, o del Juez de la causa (cfr. providencia de esta Sala, 14 de febrero de 2002, M.
P. Jorge E. Córdoba Poveda, rad. 18.457).

En consecuencia, si la improcedente solicitud de variación de la calificación aludida no


fue atendida por el Fiscal Delegado ante el Tribunal Superior de Cúcuta, ni por esa
corporación, actuando en primera instancia, al ser inimpugnable la correspondiente
decisión el a quo no ha debido tramitar la reposición, ni conceder la apelación
subsidiaria, pues se reitera, no cabe recurso alguno, debiendo esta Sala, por ende,
abstenerse de conocerlo.
...

Tampoco es posible invocar para tal efecto, el principio de integración previsto por el
artículo 23 de la ley 600 de 2000, en el trámite de la vista pública, toda vez que tal
postulado opera sólo en aquellas materias que no se hallen expresamente reguladas en
el estatuto procesal penal, y siempre que no se opongan a su naturaleza.

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Auto Segunda Instancia


FECHA : 28/05/2002
DECISION : Se abstiene de conocer sobre la apelación,
compulsa copias
Al C. S. J.
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cúcuta
PROCESADO : DUPLAT VILLAMIZAR, HUGO ALBERTO
ACTOR : BARBOSA MERCADO, RAFAEL DE JESUS-DEFENSOR
DELITOS : Prevaricato por acción, Cohecho propio
PROCESO : 19188
PUBLICADA : Si

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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PRINCIPIO DE TRASCENDENCIA/ INDICIO/ PRUEBA-Libertad probatoria

1. La Corte ha señalado de manera repetida que dentro de los principios que informan la
técnica de casación se halla el de trascendencia. Tal principio es común a todas las
actividades procesales - positivas o negativas - en cuanto lo que se haga dentro de la
actuación debe responder a una necesidad trascendente dentro de la estructura
procesal o para las garantías de los sujetos procesales. Esto es que cumpla una
finalidad vital dentro del trámite y que no vulnere las garantías debidas a las personas
que intervienen en la actuación penal. Así, por ejemplo, en materia de pruebas solo
pueden ser aceptadas las que no estén legalmente prohibidas, las que no sean
ineficaces y las que versen sobre hechos pertinentes o que no sean superfluas. Tales
requisitos de legalidad, eficacia, pertinencia y utilidad, son la medida de la
trascendencia de las pruebas.

En lo que tiene que ver con los actos negativos de prueba, en tanto puedan dar origen a
la casación, su alegación solo debe hacerse bajo los principios que la orientan en la
forma y términos del Código de Procedimiento Penal. Todos esos principios tienen que
ver con la trascendencia positiva o negativa del acto originador de la casación. Así, por
ejemplo, no importa que el acto sea erróneo: si cumplió la finalidad para la cual estaba
destinado, debe mantenerse su validez, siempre y cuando no viole el derecho a la
defensa (ordinal 1° del artículo 310 del Código de Procedimiento Penal). La medida de
la trascendencia es el cumplimiento de su finalidad. Y, el límite, es la garantía del
derecho de defensa. En cuanto cumpla la primera (medida) y no rebase el segundo
(límite) el acto es válido, aunque sea irregular o erróneo.

En materia de casación, la medida de la trascendencia viene dada por la naturaleza de


la sede en la que se actúa. Sea que se defina como acción o como recurso
extraordinario, sigue siendo principio intangible de la casación la presunción de
legalidad y acierto de la sentencia. Esa constante es la premisa sobre la que debe
estructurarse cualquier demanda de casación y es igualmente la medida de la
trascendencia de los errores que se pretenden demandar.

Actuándose dentro de un juicio al juicio, el resultado de ese juicio es lo que se intenta


derrumbar. Ello impone la obligación de identificar cuál es o cuáles son los
fundamentos de ese resultado denominado sentencia. Si se pretende discutir la
legalidad, los errores que se pongan de presente deben conducir al derrumbamiento de
aquella.

No es la demostración del vicio por sí mismo lo que determina la prosperidad de la


demanda, sino, además, la comprobación de su nocividad sobre la conclusión del
proceso o sobre las garantías debidas a los sujetos procesales. A ello debe agregarse
que se supone - como parte de la presunción de legalidad - que el juicio se realiza
purgado de vicios, pues para ello se ha garantizado el contradictorio cuya dialéctica
conduce a la formación de conclusiones certeras. Esto último por cuanto la ley incluye
dentro de los fines de la casación "la efectividad del derecho material y de las garantías
debidas a las personas que intervienen en la actuación penal" dentro de un Estado que
la Constitución define como "social de derecho" y con fines esenciales tales como los de
"garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes (...) y asegurar la
vigencia de un orden justo".

Entonces, si lo que se quiere es, como este caso concreto, discutir el acierto de la
sentencia, el censor debe identificar sobre qué fundamentos probatorios está
sustentado el juicio de certeza. Realizado tal ejercicio podrá determinar si el error que
llegare a advertir es o no trascendente. Aquí la medida de la trascendencia es la
importancia del medio probatorio erróneamente estimado en la construcción del acierto
del fallo. Si se trata de un medio contingente, apenas accesorio, el error es irrelevante.
Será simple y llanamente una prueba más de la falibilidad del Juzgador como ser
humano, pero sin que alcance la connotación jurídica para derrumbar el fallo. Esto por
cuanto la casación no tiene por objeto la demostración del error, por el error, sino por su
importancia en el sostenimiento de la sentencia.

2. El artículo 284 del Código de Procedimiento vigente, al igual que el 302 derogado,
señala que "todo indicio ha de basarse en la experiencia". Ello justamente es a lo que
acude el Tribunal como elemento de enlace, a una regla de experiencia que

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

implícitamente formula así: "El tráfico vehicular entre las 04:45 y las 04:50 de la
mañana es bastante escaso". Esa es una regla de experiencia perfectamente aceptable
en Bogotá D.C. En esta ciudad, a altas horas de la noche o primeras de la madrugada,
el volumen del tráfico disminuye.

3. Es cierto que algunos hechos se prueban mejor con determinados medios de prueba,
por ejemplo, la muerte con el registro civil de defunción. Pero en materia penal el
legislador siempre ha reconocido la libertad probatoria. Así lo establecía el artículo 253
del Código de Procedimiento Penal derogado y lo sigue disponiendo el artículo 237 del
vigente, razón suficiente para descartar la infracción legal que el demandante insinúa.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : TANGARIFE OSORIO, LUIS FERNANDO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 10353
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Técnica/ DEFENSA TECNICA-Silencio como estrategia defensiva/


INVESTIGACION INTEGRAL-Obligación de investigar lo favorable como lo
desfavorable al imputado/ CASACION-Sentencia de segunda instancia/
INDAGATORIA-Interrogatorio/ IMPEDIMENTO/ INSTRUCCION-Término

1. Dada la manera como se abordan los diversos reproches, es para la Sala inexorable
recordar "como reiteradamente ha debido hacerlo la jurisprudencia con especial énfasis
en los últimos años a partir de la descentralización de este recurso, que la nulidad no es
un motivo de casación subordinado de los demás, ni mucho menos constituye un
espacio abierto en el que el demandante quede relevado de cualquier metodología para
la exposición de sus razones, por el contrario, como el que más, tiene expresamente
regulados en la ley los principios básicos que se imponen observar para su
planteamiento y desarrollo, los cuales no son otros que los contenidos en el artículo 308
del Decreto 2700 de 1.991 y actualmente en el 310 de la Ley 600 de 2.000" (Cas.
14.117 14-II/02, M.P. Carlos Augusto Gálvez Argote)..

Es que, no puede admitirse que el tema de las nulidades sea empleado para especular
anárquicamente sobre la regularidad de los trámites que deben cumplirse en desarrollo
de la actuación penal, o para extremar fútilmente en un caso concreto las garantías que
con sustento en la teoría del derecho de defensa se han elaborado a partir de su clara y
positiva regulación constitucional.

Resulta aun más deleznable, cuando se hace a través del recurso de casación, no
solamente por cuanto de este modo se atenta contra la técnica que es inherente a este
medio extraordinario de impugnación, sino en razón a que se culmina por pretermitir los
propios principios que orientan la declaratoria de las nulidades y su convalidación,
previstos en los dos últimos ordenamiento procesales penales en forma sistemática y
ordenada, según fue advertido en precedencia.

Por ello, en la misma decisión comentada se acote que "Conforme con lo anterior,
resulta claro entonces que dada la trascendencia que tienen frente al proceso los
resultados que persigue, más aún tratándose de uno que ha agotado las instancias
ordinarias, no puede concebirse la nulidad como un espacio relajado para que el
demandante especule sin ninguna seriedad frente a la realidad que arroja la actuación y
lo que es más grave, le confíe al azar la razón de sus propuestas, porque sabido es
desde antaño, que a la Corte como Tribunal de casación no le corresponde hacer una

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

evaluación oficiosa del asunto, salvo, claro está, cuando advierte la presencia de
violación de garantías fundamentales o de una nulidad, que no es precisamente la
situación que ofrece este caso".

2. El abogado no solamente estuvo atento al desarrollo de la actuación y a las pruebas


que se iban incorporando al expediente, sino que en perfecta armonía con esa actitud
interpuso los recursos que procedían contra algunas de las decisiones que le eran
adversas a su cliente, según su criterio de pertinencia y oportunidad, solicitando en
sendas ocasiones la preclusión de la investigación, todo lo cual es indicativo de que en
ningún momento se presentó la indefensión alegada y sin que se dable colegirla por el
hecho de no haber allegado alegatos previos a la calificación, o no haber impugnado la
resolución acusatoria, que inexplicablemente el demandante generaliza en la ausencia
de "recursos ordinarios o extraordinarios", pues esta última situación debe, en las
condiciones del caso, ser entendida como una prudente estrategia.

3. La demanda de casación está dirigida contra el fallo de segunda instancia y que salvo
que existan vicios capaces de socavar las bases estructurales del trámite penal o los
derechos de quienes en él intervienen, cualquier recurrente reparo no puede enervar la
composición de lo actuado, no solamente por cuanto tal decisión está amparada por la
doble presunción de acierto y legalidad, lo que de suyo supone que debe el demandante
demostrar hasta sus últimas consecuencias los supuestos que alega, sino
principalmente por que correspondiéndole desvirtuar la ritualidad que reviste el
proceso, ello sólo es factible en tanto la presunta anomalía conlleve en forma cierta y
evidenciable, afectación para las garantías de los sujetos procesales.

4. Afirma que el procesado no fue interrogado en la indagatoria por todos los delitos que
finalmente se le juzgó. Entroniza de este modo, un supuesto de exigencia normativo
que el Estatuto procesal penal anterior no contemplaba, como si lo hace en aparente
previsión más garantística el actual (artículo 338 de la Ley 600 de 2.000), de ser
necesario inquirir al imputado sobre la "imputación jurídica provisional". En realidad,
dentro del régimen aplicado en este caso, no era indispensable en modo alguno, que el
investigador preguntara bajo esa connotación y exigencia al indagado, toda vez que
colmaba suficientemente la exigencia legal, que el interrogatorio versara sobre todos
los hechos que jurídicamente podían ser enmarcados como conductas punibles.

5. Es suficientemente conocido que la falta de manifestación de estar incurso en causal


de impedimento no apareja absolutamente ningún efecto nocivo para la actuación, sino
directamente para el funcionario judicial que omite en la legal oportunidad expresarla,
toda vez que no sólo podría verse abocado a investigaciones de carácter disciplinario,
sino inclusive penal, según el caso.

6. Sobre este particular la jurisprudencia de la Sala ha sostenido que la sola superación


de los términos señalados en la ley, inexorablemente no conlleva un vicio para las
decisiones adoptadas durante el mismo, o para las pruebas practicadas después del
lapso legal, menos aún cuando, como sucede en este caso, no se ha demostrado que
ese hecho haya implicado la vulneración de garantías fundamentales del procesado.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : SANCHEZ SALAZAR, GUSTAVO ADOLFO
DELITOS : Falsedad en documento privado, Fraude procesal,
Tentativa
de estafa
PROCESO : 16760
PUBLICADA : Si

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

NULIDAD-Interés para alegarla/ NULIDAD-Debido proceso, derecho de defensa/


INDIVIDUALIZACION/ SENTENCIA/ LIBERTAD PROVISIONAL-Causal 4ª/
PRUEBA-Libertad probatoria/ TESTIMONIO-Credibilidad/ COAUTORIA

1. Si las nulidades procesales pueden ser parciales, en vista de la vigencia de la regla de


su carácter de remedio extremo y alternativo (C. P. P., art. 310-5), en principio un sujeto
procesal, concretamente el defensor, carece de interés para reclamar por los vicios que
aparentemente afectan a otro sujeto procesal de cometidos diferentes a los suyos
dentro del proceso penal o a un procesado que no es su defendido.

2. El demandante confunde los conceptos de debido proceso y derecho de defensa,


puesto que si bien en ambos casos es la nulidad la solución que el ordenamiento ofrece
en el evento de encontrarse transgredida cualquiera de estas dos garantías de rango
constitucional, también lo es que cada cual obedece a fundamentos de distinta
naturaleza, poseen diverso alcance, y por tanto ameritan postulación, desarrollo y
demostración autónoma en sede de casación, en punto a estar contempladas en el
artículo 304 del Código de Procedimiento Penal vigente a la sazón (hoy artículo 306 de
la ley 600 de 2000) como motivos de invalidación distintos.

3. De conformidad con la preceptiva contenida en el numeral 2º del artículo 180 del


anterior Código de Procedimiento Penal, reproducida en el mismo numeral del artículo
170 del nuevo estatuto procesal, el procesado debe estar individualizado o identificado
para el momento de la sentencia, exigencia que se justifica porque la responsabilidad
penal y sus consecuencias son personales del autor y del partícipe, de donde debe
existir certeza sobre la persona respecto de quien se formula el juicio de
responsabilidad. Pero lo importante para el juicio de reproche es la determinación
física del procesado, esto es, que aquél ha intervenido en la realización de un ilícito y es
posible distinguirlo de los demás individuos.

La mencionada normatividad instituye así la suficiencia de la individualización para


proferir sentencia, de tal manera que el proceso puede ser tramitado sin necesidad de
que el sindicado aparezca plenamente identificado, pero sí individualizado.
...

La apreciación del demandante, en el sentido de que el proceso de individualización e


identificación del imputado, debe apoyarse en su cartilla decadactilar, porque es allí
donde aparecen registrados los rasgos y características físicas de la persona, es
equivocada.

La normatividad procesal penal no hace esta clase de exigencias. En esta materia rige el
principio de libertad probatoria, de acuerdo con el cual cualquier medio de prueba es
apto para la demostración de los diferentes aspectos de la investigación, salvo que la
ley expresamente requiera uno especial.

4. Tampoco le asiste razón al demandante cuando asevera que se vulneró el debido


proceso y el derecho de defensa porque no se garantizó la libertad de los procesados, al
no hacerse efectiva la concedida provisionalmente por la Fiscalía 45 Delegada en
resolución del 20 de junio de 1995 con base en la causal del numeral 4º del artículo 415
del anterior Código de Procedimiento Penal.

Sea lo primero advertir que la pretendida irregularidad, así realmente tuviese respaldo
fáctico y legal, en ningún momento podría ser constitutiva de un vicio de tales
características como para generar la afectación de la estructura fundamental del
proceso y tenerla como motivo de su invalidación, menos aún cuando se trataría de un
hecho consolidado en el tiempo sin ninguna significancia en esta etapa del proceso,
máxime cuando la referida causal de excarcelación perdió su eficacia desde el momento
mismo en que se profirió la resolución acusatoria que puso fin al término transcurrido en
detención preventiva sin calificación del mérito del sumario.

5. El desarrollo de las censuras se orienta a atacar la credibilidad otorgada por el


sentenciador a los testimonios de cargo rendidos por (...), sin acatar, como lo ha
reiterado la Sala, que no es posible demandar en esta sede el grado de valoración
otorgado o negado por el sentenciador a los medios de convicción, toda vez que en
nuestro sistema procesal, como norma general, no rige el sistema de la tarifa legal para
la apreciación probatoria, sino el de la sana crítica o persuasión racional, en la que el
juzgador goza de libertad para determinar el mérito que le asigna a los elementos de
juicio, sólo limitada por los principios de la lógica, las leyes de la ciencia o las reglas de
la experiencia, cuya vulneración debe demostrarse por la vía del error de hecho por
falso raciocinio.
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

6. Y en cuanto a la retractación de las dos testigos de cargo, cabe advertir que la Sala
ha reiterado que ésta no es por sí misma razón para desvirtuar la credibilidad de un
testimonio, pues el juzgador goza de un prudente arbitrio para sopesar, con base en las
reglas de la sana crítica, las versiones encontradas y acoger la que le parezca digna de
credibilidad procurando desentrañar el verdadero motivo de la retractación.

"En esta materia, como en todo lo que atañe a la credibilidad del testimonio, hay que
emprender un trabajo analítico de comparación y nunca de eliminación, a fin de
establecer en cuáles de las distintas y opuestas versiones, el testigo dijo la verdad.
Quien se retracta de su dicho ha de tener un motivo para hacerlo, el cual podrá consistir
ordinariamente en un reato de conciencia, que lo induce a relatar las cosas como
sucedieron, o en un interés propio o ajeno que lo lleva a negar lo que sí percibió. De
suerte que la retractación solo podrá admitirse cuando obedece a un acto espontáneo y
sincero de quien lo hace y siempre que lo expuesto a última hora por el sujeto sea
verosímil y acorde con las demás comprobaciones del proceso" (Cfr. Casación de abril
21/55 y noviembre 9/93, entre otras).

7. Para la Sala, resulta apenas lógico que la realización mancomunada de un hecho


delictivo compromete la responsabilidad de los partícipes como si cada uno hubiese
realizado la totalidad del hecho. Precisamente, la Corte interpretando el precepto que
contenía el artículo 23 del Código Penal de 1980, bajo cuya vigencia se falló este caso,
sostuvo que:

"... Son coautores aquellos autores materiales que conjuntamente realizan un mismo
hecho punible, ya sea porque cada uno de ellos ejecuta simultaneamente con los otros
o con inmediata sucesividad, idéntica conducta típica... ora porque realizan una misma
y compleja operación delictiva con división del trabajo, de tal manera que cada uno de
ellos ejecuta una parte diversa de la empresa común..." ( Sentencia de casación de
septiembre 9 de 1980, M. P. Alfonso Reyes Echandía).

Más adelante, en la sentencia de casación de fecha abril 6 de 1995, se reafirma que son
coautores "todos aquellos que toman parte en la ejecución del delito, codominando el
hecho, ejecutando la parte que les corresponde en la división del trabajo para obtener el
resultado criminal, o sea que mancomunadamente ejecutan el hecho punible" (Rad. No.
8951, M. P. Nilson Pinilla Pinilla).

Este concepto jurisprudencial se recoge ahora en el artículo 29 del nuevo Código Penal
(Ley 599 de 2000), al definir que "son coautores los que, mediante un acuerdo común,
actúan con división del trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte".
...

No es un aporte "accesorio" o "secundario", como lo predica el Procurador, sujetar a una


persona para facilitar que otro le dispare certeramente, procurando así darle mayor
seguridad al ataque. Fue un acto esencial para la realización del delito, razón por la
cual su conducta quedó debidamente enmarcada en los parámetros de la coautoría.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : CUERVO PIZZA, HENRY
PROCESADO : PRECIADO UÑATE, NELSON ENRIQUE
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 12958
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

NULIDAD-Técnica en casación/ EMBRIAGUEZ-Prueba/ ERROR DE DERECHO-


Falso juicio de legalidad, falso juicio de convicción/ SANA CRITICA/ IN DUBIO
PRO REO-Técnica en casación/ INIMPUTABILIDAD-Residual y subsidiaria

1. Si bien la causal tercera de casación, vale decir cuando la sentencia se haya dictado
en un juicio viciado de nulidad permite alguna libertad en su proposición y desarrollo, la
demanda, igual que en las otras causales, debe ajustarse a ciertos parámetros lógicos
de modo que se comprendan con claridad y precisión los motivos de la nulidad, las
irregularidades sustanciales alegadas, la manera en que se quebranta la estructura del
proceso o se afectan las garantías de los sujetos procesales, y la trascendencia de tales
defectos.

En punto de esta causal debe señalar el demandante a qué momento procesal deben
retrotraerse las actuaciones, luego de invalidar las alcanzadas por los vicios; y cuando lo
que se persigue es la nulidad del fallo de segunda instancia, como sucede en el
presente caso, corresponde también al recurrente identificar cuál es el defecto jurídico
de que adolece.
...

Conforme a los parámetros enunciados, no basta señalar la existencia de una supuesta


irregularidad, pues, entre la diversidad y entidad de las posibles anomalías procesales y
la pluralidad de soluciones frente a ellas, corresponde al actor hacer manifiesta la
magnitud y trascendencia del defecto que concretamente acusa, y con tal claridad que
la Corte pueda deducir que la única alternativa es subsanarlo a través de la declaratoria
de nulidad.

2. Lo ideal es que esta especie de pruebas se practiquen con la inmediatez que su


naturaleza amerita, pues, de lo contrario, los hallazgos podrían variar con el paso del
tiempo. Sin embargo, en casos como el presente, donde científicamente se concluyó
que el procesado pudo actuar en estado de embriaguez, pese a que el examen se hizo
18 horas después, el hecho objetivo del retardo, por sí solo, no comporta vulneración al
derecho de defensa.

3. El error de derecho, camino seguido por el casacionista, puede ocurrir por dos vías
distintas: falso juicio de legalidad y falso juicio de convicción.

El juicio de legalidad se relaciona con el proceso de formación de la prueba, con las


normas que regulan la manera legítima de producir e incorporar la prueba al proceso,
con el principio de legalidad en materia probatoria y la observancia de los presupuestos
y las formalidades exigidas para cada medio.

El error por falso juicio de legalidad "gira alrededor de la validez jurídica de la prueba, o
lo que es igual, de su existencia jurídica (concepto que no debe ser equiparado con el
de existencia material), y suele manifestarse de dos maneras: a) cuando el juzgador, al
apreciar una determina prueba, le otorga validez jurídica porque considera que cumple
las exigencias formales de producción, sin llenarlas (aspecto positivo); y, b) cuando se la
niega, porque considera que no las reúne, cumpliéndolas (aspecto negativo)."
(Sentencia del 27 de febrero de 2001, radicación 15.042. M.P. Dr. Fernando Arboleda
Ripoll).

El juicio de convicción, que consiste en una actividad de pensamiento a través de la cual


se reconoce el valor que la ley asigna a determinadas pruebas, presupone la existencia
de una "tarifa legal" en la cual por voluntad de la ley a las pruebas corresponde un valor
demostrativo o de persuasión único, predeterminado y que no puede ser alterado por el
interprete.

Se incurre en error por falso juicio de convicción cuando se niega a la prueba ese valor
que la ley le atribuye, o se le hace corresponder uno distinto al que la ley le otorga. En
casación penal, no obstante, por principio general no es apropiado hablar de falso juicio
de convicción, debido a que en materia de apreciación probatoria no existe una tarifa
legal, sino que rige el método de la sana crítica.

4. En el régimen de procedimiento penal colombiano se adoptó el método de


apreciación probatoria denominado sana crítica, regulado en los artículos 254 y 294 del
Código de Procedimiento Penal derogado (Decreto 2700 de 1991), y en los artículos 238,
257, 277, 282 y 287 del Código de Procedimiento Penal vigente (Ley 600 de 2000), en
virtud del cual el juez tiene cierto grado de libertad para apreciar las el conjunto de
pruebas antes arribar a un estado de conocimiento acerca de los sucesos y de la

153
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

responsabilidad penal, la cual encuentra límite en los principios de la lógica, las


máximas de la experiencia y en los postulados de las ciencias.
...

Si la pretensión del libelista tendía a demostrar que el Tribunal Superior quebrantó


definitivamente los postulados de la sana crítica y produjo una decisión a todas luces
desfasada y por ello arbitraria, el camino a seguir en búsqueda de la casación era el del
error por falso raciocinio, que tiene su propia técnica, especialmente en cuanto exige al
demandante identificar cuál postulado científico, o cuál principio de la lógica, o cual
máxima de la experiencia fue desconocido por el juzgador, e indicar cuál era el aporte
científico correcto, o cuál el raciocinio lógico, o cuál la deducción por experiencia que
debió aplicarse en orden a esclarecer el verdadero estado mental del procesado.

5. Si la pretensión consistía en demostrar que era necesario absolver por falta de


certeza, el cargo debió estructurarse de manera autónoma por vía directa o indirecta
según las circunstancias lo aconsejaren.

La Sala de Casación Penal en su jurisprudencia ha reiterado los siguientes lineamientos:

- Cuando el Tribunal a pesar de reconocer en su discurso la ausencia de certeza deja de


aplicar el in dubio pro reo, se debe demandar la violación directa, por falta de
aplicación, del artículo 445 del Código de Procedimiento Penal (Decreto 2700 de 1991),
equivalente hoy al artículo 7° (presunción de inocencia), norma rectora del nuevo
Código de Procedimiento Penal (Ley 600 de 2000).

- Por el contrario, si lo que hace el Tribunal es suponer certeza cuando en verdad no se


puede llegar a este grado de convencimiento, la violación a la ley sustancial se presenta
por vía indirecta y los cargos en casación deben presentarse por error de hecho en
cualquiera de sus modalidades.

6. Verificado el compromiso del procesado con el injusto (tipicidad y antijuridicidad), su


inimputabilidad, presupuesto de la culpabilidad, no desemboca en la absolución, sino en
una sentencia de orden distinto, en la que se declara responsable y se somete a un
tratamiento denominado "medidas de protección" en el Código de Procedimiento Penal
vigente, y que puede consistir en internación o libertad vigilada, como lo disponen los
artículos 374 y siguientes.

No significa que un inimputable no pueda ser absuelto, pues si convergen las


condiciones que permitan descartan la tipicidad o la antijuridicidad de su
comportamiento, por ejemplo si se comprueba que actuó en legítima defensa, es
factible que resulte absuelto en condiciones de igualdad que los imputables. Se ha
dicho, por ello en la doctrina, que la inimputabilidad es residual y subsidiaria.

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : OSPINA TORO, ALVARO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 9888
PUBLICADA : Si

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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INDAGATORIA-Cargos a terceros/ COAUTORIA IMPROPIA/ HOMICIDIO-Ley 40


de 1993/ LEGALIDAD DE LA PENA

1. En reiteradas decisiones* la Sala ha sostenido que la omisión de juramentar al


indagado que hace cargos a terceros, no torna inexistente la indagatoria. Sobre este
tema, señaló en sentencia del 22 de octubre de 1998, radicado 10.934, con ponencia
del magistrado CARLOS EDUARDO MEJÍA ESCOBAR:

"El sentido del juramento en el curso de la indagatoria, en cuanto su imposición se


exige del hecho de declarar en contra de otro, tiene que ver con la responsabilidad
personal de quien hace la incriminación, con la no-impunidad total de sus
aseveraciones, la cual sólo lo protege hasta el momento en que las explicaciones que
realice en su defensa no signifiquen la atribución de un hecho delictivo a otra persona,
caso en el cual el juramento tiene por objeto convertirlo en testigo respecto de esa
afirmación y en consecuencia en eventual autor de falso testimonio en el caso de no
resultar cierta su incriminación".

"No obstante, reitera la Sala, la omisión del juramento en la hipótesis examinada en


ninguna forma hace nugatoria la posibilidad del examen integral de la indagatoria como
medio de prueba y obviamente la de ser tomada como fundamento de cualquier
determinación dentro del proceso penal, incluidas naturalmente la acusación y la
sentencia. Lo único que propicia tal tipo de irregularidad, ya se dijo, es la imposibilidad
de derivar responsabilidad penal en contra de quien incrimine falsamente a otro en el
marco de dicha diligencia de vinculación procesal".

2. Aceptada como fue por los procesados la comisión previamente convenida del
atentado patrimonial, la mutua imputación del herimiento resulta intrascendente en
punto a la determinación de la responsabilidad por el homicidio, no precisamente
porque se acuda a la ya inexistente figura de la complicidad correlativa que consagraba
el Código Penal de 1936, sino en virtud de lo que se ha dado en llamar coautoría
impropia, según la cual "en los casos en que varias personas proceden en una empresa
criminal, con consciente y voluntaria división del trabajo para la producción del
resultado típico, todos los partícipes tienen la calidad de autores, así su conducta vista
aisladamente no permita una directa subsunción en el tipo, porque todos están unidos
en el criminal designio y actúan con conocimiento y voluntad para la producción del
resultado comúnmente querido o, por lo menos, aceptado como probable. Así mismo, si
a esa empresa criminal van armados porque presumen que se les puede oponer
resistencia o porque quieren intimidar con el uso de las armas y como consecuencia de
ello se producen lesiones u homicidios, todos serán coautores de hurto y de la totalidad
de los atentados contra la vida y la integridad personal, aún cuando no todos hayan
llevado o utilizado armas, pues participaron en el común designio, del cual podían surgir
estos resultados que, desde luego, se aceptaron como probables desde el momento
mismo en que actuaron en una empresa de la cual se podían derivar."**

3. Reiterada y unánime ha sido la jurisprudencia de la Corte en torno a la aplicación del


incremento punitivo previsto en la Ley 40 de 1993 para el delito de homicidio
independientemente de que guarde conexidad con el atentado contra la libertad
individual. Bastará en consecuencia, para responder la inquietud expuesta por el
libelista, reiterar lo que dijo la Sala en sentencia del 4 de febrero de 1998, radicado
9.765, con ponencia del magistrado FERNANDO ENRIQUE ARBOLEDA RIPOLL:

"2. No es cierto que la ley 40 de 1993 se refiera exclusivamente al tema del secuestro, o
que el legislador haya pretendido limitar la aplicación de sus artículos 29 y 30 a los
casos en los cuales el homicidio guarde algún nexo con el citado delito contra la libertad
individual."

"La mencionada ley, en su enunciado, además de noticiar la adopción del estatuto


nacional contra el secuestro, anuncia la expedición de otras disposiciones, dejando de
esta manera en claro que el tema del secuestro constituía materia dominante, pero no
única."

155
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

"3. El capítulo relativo al "aumento de penas", en donde se establecen los incrementos


punitivos para los delitos de homicidio y extorsión, surgió de la necesidad de adoptar
una política criminal coherente, que armonizara las nuevas penas previstas para el
secuestro con el esquema punitivo básico del Código Penal, y con las establecidas para
hechos punibles que, como la extorsión o el homicidio, comprometen bienes jurídicos de
igual o mayor valor. Esto explica las modificaciones paralelamente introducidas a los
artículos 28 y 44 del Código Penal."

"Cierto es que el proyecto inicial ingresó al Congreso sin estas reformas, pero en el
curso de los debates se planteó la necesidad de incluirlas para darle coherencia, como
se desprende del contenido de la ponencia en la Cámara, en donde se dijo: "En el curso
de la fecunda discusión que esta iniciativa ha tenido en el Senado se planteó, no sin
razón, que no podría tratarse punitivamente la conducta del secuestro con mayor
severidad que la del homicidio. Ello condujo a que se adoptaran decisiones legislativas,
agravando también las penas para el homicidio que mantuvieran principios universales
de la ´dosimetría penal´" (Gaceta del Congreso de nov.18/92)."

"4. El texto de los artículos 29, 30 y 32 es de tal claridad que cualquier pretensión
encaminada a limitar o ampliar su sentido resulta un despropósito. La expresión
"quedará así", utilizada sistemáticamente por el legislador para anunciar las nuevas
disposiciones, no permite abrigar dudas sobre la subrogación de los artículos 323, 324 y
355 del Código Penal, ni la autonomía de los nuevos preceptos."

"5. Un estudio sistemático-teleológico del citado estatuto devela igualmente la


inconsistencia de la tesis que propugna por una aplicación limitada de los artículos 29,
30 y 32, pues el numeral 11 del artículo 3º ejusdem, recoge como circunstancia de
agravación punitiva para el secuestro extorsivo, la hipótesis del concurso con los delitos
de homicidio y lesiones, no siendo por tanto de recibo la afirmación de que la pena
prevista en los citados artículos solo puede ser aplicada en casos de conexidad. Absurdo
sería, ha dicho la Sala, "considerar que, en un mismo estatuto legal, el legislador fije dos
penas bien diversas para unos mismos hechos, ésta que acaba de señalarse de un
máximo de 60 años, y la otra de un tope de 40 del artículo 29, lo que por fuerza de la
razón conduce, fatalmente, a la certidumbre de que la pena en este último artículo
erigida, para nada demanda la correlación con el secuestro, sino que es definitivamente
independiente de tal circunstancia" (Casación de 21 de noviembre de 1995, Magistrado
Ponente Dr. Gálvez Argote).".

__________________________________
* Cfr. sentencias del 25 de octubre de 1989, radicado 3.510, M.P. Rodolfo Mantilla Jácome; 28 de
junio de 1994, radicado 8.539, M.P. Jorge Enrique Valencia Martínez y 7 de abril de 1997, radicado
8.708, M.P. Guillermo Duque Ruiz, entre otras.
** Corte Suprema de Justicia, sentencia del 28 de febrero de 1985. M.P. Luis Enrique Aldana Rozo.

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : CARDENAS CORDOBA, JULIO EDUARDO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 12384
PUBLICADA : Si

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TESTIMONIO-Excepción al deber de declarar/ SUSPENSION DE LA PATRIA


POTESTAD-Condiciones para su imposición/ PENA ACCESORIA

1. Que la testigo y (...) no fueran informados del contenido del artículo 283 del entonces
Código de Procedimiento Penal, basta recordar el criterio de esta Sala:

156
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

"La omisión de la prevención sobre la "excepción al deber de declarar" constituye una


simple inobservancia que no afecta la validez de la diligencia, pues lo fundamental es
que a ninguna persona se le puede obligar a rendir testimonio contra sí mismo o contra
sus parientes dentro del grado especificado en el artículo 283 del Código de
Procedimiento Penal derogado (hoy artículo 267 de la ley 600 de 2000), de donde sólo si
la persona que se sabe exceptuada de la obligación de testificar es constreñida de algún
modo a hacerlo, se viola la garantía y por ende la ilegalidad de la prueba se impondría."
(Noviembre 27 de 2001, rad. 11.111, M. P. Jorge Aníbal Gómez Gallego).

2. Razón le asiste al representante del Ministerio Público cuando advierte que la


imposición de la pena accesoria de privación de la patria potestad a los procesados (...)
es irregular, por carecer de motivación, siendo procedente suprimirla a través de la
facultad oficiosa que tiene la Corte, por disposición del artículo 216 de la ley 600 de
2000 (228 anterior), para preservar el debido proceso y las garantías fundamentales,
cuya vulneración pasó desapercibida el Tribunal.

Así se ha pronunciado la Sala sobre este aspecto (cfr. 17 de enero de 2002, rad. 14.527,
M. P. quien ahora cumple igual función):

"Contrario a lo que sucede con la antes comentada pena accesoria de inhabilitación


para el ejercicio de derechos y funciones públicas, que es en todo caso conllevada por la
pena principal de prisión (inciso 3° del artículo 52 de la ley 599 de 2000, igualmente
artículo 52 de la codificación anterior), las otras sanciones accesorias solo pueden
imponerse con una motivación específica y sustentada, requiriéndose que resulten
condignas a la conducta punible cometida.

Si bien la legislación punitiva precedente contemplaba que "las demás penas accesorias
serán impuestas discrecionalmente por el juez, teniendo en cuenta lo dispuesto en el
artículo 61" (art. 52 D. 100 de 1980), la jurisprudencia traía establecido que debían
respaldarse con apropiada fundamentación, teniendo en cuenta los fines y funciones de
la punibilidad, considerando en cada caso concreto la relación, la procedencia y la
pertinencia con el comportamiento imputado (véase por ejemplo, acerca de la
suspensión de la patria potestad, las sentencias de casación de octubre 7 de 1999, rad.
12.394, M. P. Yesid Ramírez Bastidas, y diciembre 16 de 1999, rad. 10.503, M. P. Carlos
Eduardo Mejía Escobar).

Ahora, la ley 599 de 2000 acogió normativamente esas directrices, en cuanto en el


inciso 1° del artículo 52 estatuyó que las penas privativas de otros derechos "las
impondrá el juez cuando tengan relación directa con la realización de la conducta
punible, por haber abusado de ellos o haber facilitado su comisión, o cuando la
restricción del derecho contribuya a la prevención de conductas similares a la que fue
objeto de condena", mientras el artículo 59 obliga a fundamentar explícitamente la
pena, tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo.

Es evidente que en el caso bajo estudio, los sentenciadores no consideraron de qué


manera la patria potestad que ejerciese el acusado podía tener alguna relación o
afectarse con las conductas punibles ejecutadas, ni se procuró consignar algún
fundamento de tal medida punitiva accesoria."

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : Desestima la demanda, casa oficiosamente
respecto a pena
acc. de patria potestad
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
PROCESADO : FAJARDO ABELLA, SARAEL ANTONIO
PROCESADO : SANCHEZ ASTUDILLO, CARLOS ALBERTO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 11405
PUBLICADA : Si

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

NULIDAD-Defensa técnica/ DEFENSA TECNICA-Silencio como estrategia


defensiva/ NOTIFICACION-Comunicación por medio de telegrama/ PRINCIPIO
DE INSTRUMENTALIDAD/ DEFENSOR-Oportunidad procesal para intervenir/
DERECHO DE DEFENSA

1. Un sistema de nulidades, ha sido dicho por la Corte, no puede edificarse sobre la base
de la simple constatación del hecho que configura el supuesto vicio, con prescindencia
de sus efectos en perjuicio de los derechos fundamentales que están involucrados,
como el debido proceso y la defensa, porque entonces sería darle prevalencia a la forma
sobre la sustancia, contrariando el querer del constituyente, expresado en el artículo
228 de la Carta, que no se refiere exclusivamente, como una desatenta lectura podría
sugerirlo, a la naturaleza de las normas. Además, porque un tal entendimiento también
desconocería los claros principios que orientan la declaratoria de las nulidades,
previstos en el artículo 308 del Código de Procedimiento Penal de 1991, que reproduce,
con algunas modificaciones, el 310 del actual estatuto, y dentro de ellos, como esencia
ínsita, algo incontrovertible: no es suficiente aludir a una irregularidad: es
imprescindible demostrar qué beneficio o ventaja obtendría el sujeto impugnante con la
invalidación y posterior recomposición de la instrucción o el juicio.

También ha explicado que la exigencia de probar la relación existente entre la


inactividad del defensor y la ofensa al derecho, de manera que una diferente gestión
hubiese podido conducir a un resultado más favorable para el procesado, no restringe el
sentido y alcance de la defensa técnica, sino que tal es la obvia consecuencia que se
deriva del numeral 2º de las disposiciones procesales acabadas de citar, según el cual
"quien alegue la nulidad debe demostrar que la irregularidad sustancial afecta garantías
de los sujetos procesales, o desconoce las bases fundamentales de la instrucción y el
juzgamiento" (Cfr. Casación de 12 de febrero del 2002, Magistrados ponentes Drs. Pérez
Pinzón y Pinilla Pinilla).

2. Con fundamento en esta circunstancia (inactividad durante dos años), casacionista y


Delegada arguyen que tan prolongada ausencia no puede ser entendida como
estrategia defensiva, y que en consecuencia se está en presencia de abandono de la
gestión, que debe ser sancionado con la nulidad del proceso. La Corte no lo cree así,
pues si se confronta la hipótesis fáctica planteada por la defensa con las pruebas
practicadas hasta entonces, y el contenido de las decisiones tomadas durante la fase de
la instrucción, se concluye que la inactividad, como estrategia defensiva, era una opción
razonable, que no puede ser descartada con apoyo en apreciaciones subjetivas, como
se hace por los peticionarios.

3. Argumenta adicionalmente el casacionista, con el eco de la Delegada, que la Fiscalía


y los Juzgadores transgredieron repetidamente el contenido del artículo 190 del Código
de Procedimiento Penal de 1991 (modificado por el 29 de la ley 81 de 1993), porque en
lugar de librar comunicaciones telegráficas a la abogada para que concurriera a
notificarse personalmente de las decisiones tomadas, optaron por hacerle entrega de
ellas al procesado para que la informara, en razón a que no contaban con dirección
registrada en el expediente, y que esto contribuyó a la violación del derecho de
defensa. En relación con este ataque, la Corte hará dos precisiones, en orden mostrar su
inidoneidad sustancial:

-) En virtud del principio de instrumentalidad de las formas, lo importante no es que el


acto procesal se ajuste a la forma preestablecida en la ley, sino que cumpla la finalidad
para el cual está destinado. Y tan válida y eficaz podía resultar la citación de la
defensora a través de telegrama, como mediante nota escrita entregada personalmente
al procesado (artículos 163 y 308.1 del estatuto procesal penal entonces vigente), como
ocurrió con algunas decisiones en el presente caso, sin que Arévalo Sierra manifestara
la imposibilidad de hacerlo, o expresara que la abogada a la cual se dirigía la
comunicación no era ya su defensora (fls.84/1 y 98/1). Solo mucho tiempo después,
cuando es capturado y notificado personalmente del contenido de la nueva resolución
de acusación (acto que se cumplió el 4 de junio de 1997), es que hace la manifestación
en el sentido de que "haría lo posible para la localización de la abogada" (fls.129), a la
cual alude la Delegada.

-) El cumplimiento del mandato contenido en el artículo 190 del estatuto procesal penal
(modificado por el 25 de la ley 81 de 1993), relativo a la necesidad de librar citación
previa a los sujetos procesales para la notificación de las decisiones judiciales, solo
tiene aplicación cuando la ley establece la notificación personal como forma prioritaria
de enteramiento de la decisión, y se hace necesario que los sujetos comparezcan para
tales efectos, no cuando se trata de providencias que, por voluntad de la misma ley,

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

pueden ser notificadas por estado o por edicto (Cfr. Auto de 25 de abril del 2001,
Magistrado Ponente Dr. Gómez Gallego; y casación de 30 de noviembre del 2001,
Magistrado Ponente Dr. Arboleda Ripoll, entre otras).

4. De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 142 ejusdem (132 del actual), el defensor
nombrado por el sindicado puede actuar desde el momento mismo de la presentación
del respectivo poder, sin necesidad de previo reconocimiento.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cundinamarca
PROCESADO : AREVALO SIERRA, LUIS ALEJANDRO
DELITOS : Tentativa de homicidio, Porte de armas de defensa
personal
PROCESO : 15173
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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JUSTICIA PENAL MILITAR-Competencia/ CONSEJO VERBAL DE GUERRA/


RESOLUCION DE ACUSACION-Requisitos: Motivación/ PECULADO POR
APROPIACION

1. Frente a este reproche, es de ver que de conformidad con lo previsto en el artículo


221 de la Constitución Política, modificado por el 1° del Acto Legislativo 02 de 1995, la
justicia penal militar conoce de los delitos cometidos por los miembros de la fuerza
pública en servicio activo, y en relación con el mismo servicio, con arreglo a las
prescripciones del Código Penal Militar.

El artículo 14 del decreto 2550 de 1988, precepto vigente al momento de la comisión de


los hechos investigados, estableció que las disposiciones de tal conjunto normativo se
aplicarán a los militares en servicio activo que comentan conducta punible militar o
común relacionada con el mismo servicio. Tal ámbito de aplicación ahora lo prevé el
artículo 1° de la ley 522 de 1999, con la preceptiva de ser delitos relacionados con el
servicio aquellos cometidos por los miembros de la Fuerza Pública derivados del
ejercicio de la función militar o policial que les es propia, de acuerdo con las
disposiciones constitucionales, legales y reglamentarias, que regulan la actividad de la
Fuerza Pública.

En torno a este tema, la jurisprudencia tiene definida la necesidad de que el delito que
se investiga esté relacionado con la actividad militar desarrollada por el sujeto agente,
en el entendido que debe existir una conexión entre la conducta punible y el servicio
prestado o la actividad militar que se desempeña.

Esta actividad, como bien lo destacó el Procurador Delegado, puede provenir del
cumplimiento de funciones constitucionales, legales o reglamentarias.
...

El Mayor (...) tenía el manejo administrativo del Batallón y el pago de sueldos en las
especiales circunstancias a que se ha hecho referencia, está relacionado con la
actividad militar que desempeñaba, de manera que la apropiación de esos dineros
deviene en conducta cumplida por miembro de la fuerza pública en servicio activo, y en
relación con el mismo servicio, luego según los preceptos constitucionales y legales que
se han evocado, su juzgamiento corresponde a la jurisdicción penal militar, como así se
hizo en este asunto, no presentándose la causal de nulidad por falta de competencia a
que alude el demandante.

2. El artículo 657 del Código de Justicia Penal Militar anterior, disposición vigente para la
fecha en que se dictó la resolución que el 10 de junio de 1997 convocó a un consejo de
guerra al Mayor (...), al ocuparse del contenido de la acusación establecía que debía

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

incluir , entre otros aspectos, "La narración sucinta de los hechos", "Breve análisis de las
pruebas que establezcan el hecho punible y las que sirvan de fundamento de la
imputación al procesado", y "La calificación jurídica provisional, señalando el capítulo
del título respectivo de la ley penal correspondiente", requisitos formales que se
avienen con la resolución de acusación a que alude el artículo 557 de la Ley 522 de
1999.

3. La providencia que califica la instrucción debe tener una motivación expresa, clara,
completa y lógica en relación con la imputación fáctica y jurídica, efectos para los cuales
no basta la simple mención de la norma que tipifica el hecho punible, como lo exige el
demandante. Lo importante es que la motivación sea completa, que se ocupe de las
pruebas en que se fundamenta y el señalamiento específico de la conducta punible por
la que se acusa, a efectos de que la defensa la conozca y pueda encauzar su estrategia.

4. Los sueldos no habían sido cubiertos cuando se produjo la apropiación por quien
estaba encargado de materializar el pago, de manera que la conducta desplegada por el
Oficial investigado no encuentra adecuación típica en la figura a que alude el
demandante (C. P. M. anterior, art. 210), sino en el peculado por apropiación, a que se
hizo referencia en la acusación y en la sentencia de segundo grado.

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior
CIUDAD : Militar
PROCESADO : HENAO OLAYA, JOSE OSCAR
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 15618
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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CASACION-Técnica/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY-Concreción del error/


FALSO JUICIO DE IDENTIDAD

1. Cualquiera de los sujetos que participan dentro del proceso penal que pretenda
demandar por la vía extraordinaria de casación un fallo de segunda instancia, bien se
trate de la modalidad tradicionalmente admitida o la que se ha dado en llamar
excepcional o discrecional, caso este último en el que, como bien se conoce, la
impugnación procede cuando la pena máxima para el delito no excede de ocho (8) años
y se viabiliza en defensa de las garantías procesales o por el desarrollo jurisprudencial,
debe inexorablemente cumplir aquellos requisitos de orden técnico en la formal
presentación, desarrollo del libelo y demostración de los cargos, que no solamente se
derivan de su clara y bien determinada regulación legal, sino que pertenecen a la
esencia y naturaleza de la institución, que ha tenido una doctrina consolidada en la
historia jurídica que le ha precedido y en la copiosa y reiterada jurisprudencia que de
ella se ha ocupado a través de varias décadas.

2. Cuando se afirma que a la vulneración de la ley sustancial se ha llegado por errores


de apreciación de las pruebas, esto es, por el desconocimiento de normas medio, bien
se conoce que esto es factible dentro de los denominados errores de hecho y de
derecho.

Por ello, particularmente si se enfatiza en que el sentenciador ha cometido yerros de


apreciación probatoria, debe indicarse en forma precisa y clara la naturaleza del error
acusado, como se dijo, si es de hecho o de derecho, así como la específica modalidad
del que se atribuye al fallo, esto es, dentro de las diversas categorías que la doctrina ha
distinguido, el falso juicio que le sirve de fundamento, debiéndose para el efecto
individualizar la prueba sobre la que recae y fijar el alcance que la misma ha tenido en
el sentido de la decisión, o lo que es igual, determinar la significación del medio
probatorio cuyo defecto de apreciación se imputa, valga decir, lo que se ha conocido
como la trascendencia que el error ha tenido en la composición de la decisión atacada.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

3. Al afirmarse que la sentencia violó un precepto de derecho sustancial "por error en la


apreciación de la prueba, por falso juicio de identidad", se está delimitando con justa
claridad teórica el supuesto del ataque intentado, esto es, dentro de la modalidad del
yerro fáctico de conformidad con el cual el juzgador ha tomado en consideración un
elemento de convicción sobre cuya legal aportación al plenario no hay reparo, pero ha
mutado, por exceso o por defecto, el objetivo contenido del mismo, a tal extremo que lo
ha falseado, es decir, ha puesto a decir a la prueba algo que en manera alguna se deriva
de su contexto.

Como elemental supuesto de este vicio, desde luego, es imperativo al actor


individualizar cuál es la prueba tergiversada y contrastar su indiscutible materialidad,
con aquello que se afirma de ella por el sentenciador.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pereira
NO RECURRENTE : RAMIREZ BUITRAGO, MARIA ESTELA
NO RECURRENTE : RODRIGUEZ MARTINEZ, CARLOS ALBERTO
DELITOS : Abuso de confianza, Peculado por apropiación
PROCESO : 14430
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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COLISION DE COMPETENCIA-Competencia territorial/ COMPETENCIA POR


CONEXIDAD/ COMPETENCIA-Delitos conexos/ COMPETENCIA TERRITORIAL

1. Por virtud del cual, en principio y respetando los demás que fijan la competencia, el
conocimiento de un determinado asunto le corresponde al funcionario del lugar donde
se cometió el delito.

2. Si bien de conformidad con el artículo 89 del estatuto procesal penal "por cada
conducta punible se adelantará una sola actuación", este postulado de unidad procesal
se extiende también a los delitos conexos, de investigación y juzgamiento conjunto;
situación sin duda predicable de los ilícitos a los cuales se contraen las presentes
diligencias, pues se atribuye a los sindicados la comisión de varias conductas punibles,
de las cuales unas fueron consecuencia del concierto para delinquir endilgado.

A partir de tales premisas, en supuestos como el examinado, esto es, donde los delitos
conexos en el evento de ser juzgados de manera segregada o independiente estarían
sometidos al conocimiento de diferentes despachos judiciales, el precitado artículo 91
del estatuto procesal penal establece dos factores que determinan el funcionario en
quien debe quedar radicada la tramitación conjunta de los mismos, que para los
actuales fines, es a quien le corresponde pronunciarse sobre el control de legalidad de
la medida de aseguramiento, al tenor del artículo 392 ejusdem.

En primer término, como señaló la Corte con ponencia de quien cumple aquí idéntico
cometido*, "cuando se trata de infracciones penales adscritas a disímiles niveles de
jerarquía, de las conductas punibles conexas deberá conocer entonces el funcionario
que se encuentre en el mayor de ellos "de acuerdo con la competencia por razón del
fuero legal o la naturaleza del asunto", sin pasar por alto para dicho fin, de acuerdo con
lo previsto en artículo 7º transitorio de la codificación instrumental penal, que en las
hipótesis de conexidad entre hechos punibles de competencia del juez penal de circuito
especializado y cualquier otro funcionario judicial, el juzgamiento debe ser adelantado
por aquél....".

De otra parte, si las conductas punibles conexas corresponden a funcionarios de


idéntica jerarquía, que es lo sucedido en el presente asunto, donde se debate entre dos
Juzgados Penales del Circuito Especializados, la competencia se encuentra entonces

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

regulada por el factor territorial "..."en forma excluyente y preferente en el siguiente


orden: donde se haya cometido el delito más grave; donde se haya realizado el mayor
número de delitos; donde se haya producido la primera aprehensión o donde se haya
proferido primero apertura de instrucción"; alternativas que como lo precisó la Sala en
reciente providencia, "deben agotarse en el orden establecido por el legislador y sólo
cuando la primera de ellas no ofrezca respuesta positiva, debe acudirse a las otras"...".
De las anteriores reglas, la primera brinda solución a la disputa en torno a la
competencia, sin que resulte pertinente abordar las restantes.

___________________________________
* Cfr., auto de marzo 6 de 2002, radicado 19.116.

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Colisión
FECHA : 04/06/2002
DECISION : Adscribe cto. al Juzgado 7 P.C.E. de Bogotá
PROCEDENCIA : Juzgado P.C.E.
CIUDAD : Barranquilla
PROCESADO : SANCHEZ GARCIA, CONSTANTINO
DELITOS : Violación a la Ley 30/86, Concierto para delinquir
PROCESO : 19463
PUBLICADA : Si

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LEY-Concepto/ JURISPRUDENCIA-Elemento auxiliar y no obligatorio/


SECUESTRO SIMPLE/ HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO/ CONCURSO/
COLISION DE COMPETENCIA

1. La naturaleza del sistema jurídico nacional es de indudable característica positiva. Se


sustenta sobre la existencia de la ley como la fuente formal (objeto de conocimiento)
por excelencia para la solución de los problemas jurídicos. Se define aquella como "una
declaración de la voluntad soberana manifestada en la forma prevenida en la
Constitución Nacional. El carácter general de la ley es mandar, prohibir, permitir o
castigar" (artículo 4° del Código Civil). A su imperio exclusivo obliga la Constitución a los
jueces atar sus providencia (artículo 230).

Tratándose de un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria


que, entre otros valores, reivindica el de ser una democracia participativa y pluralista,
ese sometimiento a la ley es uno de los que fundamentan el carácter democrático de la
República. El imperio de la ley como única égida de las providencias judiciales se funda
en su carácter de "manifestación de la voluntad soberana". De esa manera las
providencias judiciales son democráticas, en cuanto los fallos disponen la aplicación de
la voluntad general expresada en forma de ley, construida y decidida conforme a la
voluntad del constituyente.

Es por ello que la propia Constitución manda que la equidad, la jurisprudencia, los
principios generales del derecho y la doctrina sean criterios auxiliares de la actividad
judicial.

2. La jurisprudencia -que ello son los fallos de los Jueces- puede llegar a ser fuente para
la solución de los problemas jurídicos. De hecho, algunos autores estiman que las
sentencias que ponen fin a los procesos judiciales pueden ser entendidas como normas
jurídicas, en cuanto expresa una forma de solución concreta a un problema jurídico
específico y son constantes en virtud del principio de la cosa juzgada. La propia
Constitución le reconoce ese valor normativo relativo y por ello autoriza su uso para la
adopción de providencias, pero solo como "criterio auxiliar". En todo caso la fuente
formal es la ley.

3. Cualquiera sea la teoría que se maneje sobre el concepto de tiempo, 4 horas no es,
como lo señala la Juez 3° Penal del Circuito Especializado de Medellín un "breve lapso",

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

cualquiera sea la teoría de la acción que se maneje, despojar a una persona de un


automotor, llevarlo hasta un sitio previamente acodado con otros autores, allí
entregárselo a ellos con la específica tarea de custodiarlo y tenerlo privado de su
libertad durante 4 horas, no es concomitante con la acción de hurtar, ni necesaria para
asegurar el producto de ese ilícito, ni tampoco puede predicarse que en el acontecer no
hubo solución de continuidad. Eso es simple y llanamente como lo calificó la Fiscalía y lo
estima el señor Juez 2° Penal del Circuito de Bello, otra acción, no subsumible por la
primera, atentatoria de otros bienes jurídicos y por tanto concurrente como otro tipo
penal - el de secuestro simple - al de hurto calificado y agravado.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 04/06/2002
DECISION : Declara competente al Juzgado 3 P.C.E. de Medellín
PROCEDENCIA : Juzgado 2 P.C.
CIUDAD : Bello - Antioquia
PROCESADO : ACEVEDO GALINDO, GERARDO ANTONIO
PROCESADO : MEDINA OSORIO, REYNALDO ALEXANDER
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Secuestro simple
PROCESO : 19376
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Canadá/ EXTRADICION-Ejecutivo: Eventualmente puede


subordinar la concesión de ésta/ EXTRADICION-Principio de territorialidad

1. Acorde con el concepto emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores, la fuente


formal aplicable al presente caso es el tratado de recíproca extradición de reos entre la
República de Colombia y la Gran Bretaña, suscrito en Bogotá el 27 de octubre de 1.888
y aprobado por la ley 148 de 1.888; adicionalmente, ha de tenerse en cuenta la
Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y
Sustancias Sicotrópicas firmada en Viena el 20 de diciembre de 1.988, en cuanto al
numeral 2º del artículo 6º que reza: "Cada uno de los delitos a los que se aplica el
presente artículo se considerará incluido entre los delitos que den lugar a la extradición
en todo tratado de extradición vigente entre las Partes. Las partes se comprometen a
incluir tales delitos como casos de extradición en todo tratado de extradición que
concierten entre sí.".

Así entonces, el concepto que la Corte ha de emitir al tenor de lo reglado por el artículo
519 del Código de Procedimiento Penal, será regulado por las normas del aludido
instrumento internacional y no por los fundamentos del artículo 520 ibídem.

Ahora bien, acorde con el artículo 8º del aludido tratado, la demanda de extradición
debe hacerse por medio de los agentes diplomáticos de las partes contratantes, y debe
estar acompañada de los siguientes documentos:

-. De la orden de arresto expedida por la autoridad competente del Estado requirente, y


de las pruebas que conforme con las leyes del país requerido hubieren de justificar su
aprehensión si el delito se hubiere cometido en su territorio.

-. Si la solicitud se refiere a un reo rematado, debe ir acompañada del fallo condenatorio


dictado contra la persona convicta por el Tribunal competente del Estado solicitante.

-. La sentencia dictada in contumaciam no se considerará como fallo condenatorio, pero


la persona sentenciada de esta manera puede tratarse como cualquier individuo
acusado.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

El artículo 11 ídem, exige para que proceda la entrega, que de acuerdo con las normas
del país requerido las pruebas aportadas sean suficientes para someter a juicio al
solicitado, en caso de que el delito hubiese sido cometido allí; para probar que el reo es
la misma persona sentenciada; y que el delito imputado sea de aquellos que permiten la
extradición.

A su turno, el artículo 12 del mismo ordenamiento, prevé que para demostrar los
anteriores presupuestos, las autoridades del Estado requerido admitirán como pruebas
las declaraciones juradas o las deposiciones de testigos tomadas en el otro Estado, o
sus copias, así como también los autos y sentencias producidos allí, y los certificados
que acrediten el hecho de la condenación, o los documentos judiciales que la
establezcan, con tal de que tales piezas se hallen autenticadas como sigue:

- Toda orden debe llevar la firma de un juez, magistrado o agente público de otro
Estado.

- Las declaraciones o atestaciones, o sus copias, deben ser certificadas de puño y letra
del juez, magistrado o agente público de otro Estado, con expresión de que son
declaraciones originales, o sus copias fieles, según el caso.

- Todo certificado de condenación o todo documento judicial en que conste el fallo


condenatorio, debe ser certificado por un juez, magistrado o agente público de otro
Estado.

- En cada caso, la orden, declaración, atestación, copia, certificado o documento judicial,


debe ser autenticado, ora por el juramento de algún testigo, ora por el sello oficial de
Ministerio de Justicia o de algún otro Ministro del otro Estado; pero cualquier otro modo
de autenticación permitido por las leyes vigentes al tiempo de la investigación puede
sustituirse por el anterior.

2. Como de conformidad con las normas sustantivas penales del Canadá, los delitos
imputados al requerido son sancionados con prisión perpetua y atendiendo a que
nuestra Carta Política en su artículo 34 proscribe ese tipo de pena, corresponde al
Gobierno Nacional subordinar la concesión de la extradición a las condiciones que
considere pertinentes para asegurar que dicha prohibición se cumpla; exigiendo,
adicionalmente, que no será juzgado por un hecho distinto al que engendra la
reclamación, ni sometido a tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, y si a
dichos delitos corresponde la pena de muerte, la entrega sólo se hará bajo la condición
de su conmutación, acorde con lo estipulado por el artículo 512 del Código de
Procedimiento Penal.

3. Finalmente, no son de recibo los argumentos expuestos por el defensor para solicitar
de la Corte un concepto desfavorable, atinentes a que por no haber ocurrido los hechos
atribuidos parcialmente en Colombia no concurre la exigencia del artículo 35 de la Carta
Política de que el delito debe haber sucedido en el exterior; por cuanto de tiempo atrás
la Sala ha venido sosteniendo precisamente lo contrario, esto es, que dicho presupuesto
se agota cuando los hechos hayan ocurrido así sea parcialmente en el exterior,
interpretándolo sistemáticamente con el principio de territorialidad y la excepción de
extraterritorialidad de la ley penal (artículo 15 y 16 del Código Penal), por funcionar ésta
en doble sentido, es decir, que si bien legitima a las autoridades colombianas para
aplicar el ordenamiento jurídico interno a hechos o situaciones ocurridas parcialmente
en otro Estado, también permite la persecución de los delitos ejecutados en parte en
nuestro territorio, por autoridades extranjeras.

En el concepto que la Sala rindió en el expediente No. 16.726, el 14 de diciembre de


2.001, siendo ponente quien hoy cumple esa misma función, expresó sobre este tema lo
siguiente:

"Sobre los argumentos expuestos en el apartado del libelo titulado "Excepción previa de
inconstitucionalidad del sentido normativo asignado al artículo 13 del Código Penal, en
la actualidad" con los cuales el defensor pretende demostrar que el alcance otorgado
por la Corte a ese precepto contraría el requisito del artículo 35 de la Constitución
Política relativo a que el delito base de la reclamación debe haber sido cometido en el
exterior, pues con él se estaría extendiendo a delitos ocurridos una parte en Colombia y
otra en el exterior, no son atendibles por cuanto la Sala ha establecido en armonía con
la doctrina sentada por la Corte Constitucional en la sentencia C-1189 de 2.000
mediante la cual declaró exequible el artículo 13 del anterior Código Penal -hoy art. 14-.
Que la aplicación extraterritorial de la ley penal - art. 15 hoy 16 ibídem- como
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

materialización de principios internacionales aceptados por Colombia de observancia


imperativa en el ordenamiento interno - artículo 9 de la Carta Política -, operan en doble
sentido por cuanto además de facultar a las autoridades colombianas para aplicar las
normas penales nacionales a conductas ocurridas así sea parcialmente en territorio
extranjero, habilita a las autoridades de los otros Estados para que operen las suyas
frente a comportamientos acaecidos cuando menos en parte de nuestro suelo.

"Este entendimiento ensambla con la noción contemporánea de soberanía nacional


traducida en que los Estados miembros de la comunidad internacional son titulares de
derechos pero al tiempo sujetos a obligaciones, cuyo reconocimiento hace el artículo
226 de la Carta Política cuando estipula que el Estado promoverá las relaciones
internacionales sobre bases de equidad, reciprocidad y conveniencia nacional.

"Desde esa perspectiva, es coherente reafirmar que la exigencia del artículo 35 de la


Carta cuestionado se agota cuando el delito haya sido ejecutado así sea parcialmente
en territorio extranjero, entendimiento que de ninguna manera se opone al
ordenamiento superior"..

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Concepto Extradición
FECHA : 04/06/2002
DECISION : Conceptúa favorablemente con algunas
aclaraciones
PAIS REQUIRENTE: : Gobierno de Canadá
REQUERIDO : VELEZ GARCIA, STEVE
DELITOS : Concierto para delinquir-narcotráfico
PROCESO : 18544
PUBLICADA : Si

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SENTENCIA ANTICIPADA-Oportunidad/ SENTENCIA ANTICIPADA-Negación


dentro del término legal: No genera nulidad; se ajusta la pena/ SENTENCIA
ANTICIPADA-Irretractabilidad

1. Acudiendo a la técnica de la interpretación sistemática de la ley prevista en el artículo


30 del C. C. en concordancia con el artículo 28 del mismo ordenamiento, se puntualizó
que conforme al artículo 438 del C. de P. P. el cierre de la investigación ocurre,
jurídicamente hablando, con la ejecutoria de la providencia respectiva, la cual opera
conforme lo disponen los artículos 196 y 197 del C. de P. P. y da vía a la ejecución del
mandato judicial o sus efectos, de acuerdo a lo previsto en el artículo 334 del C. de P. C.
Lo anterior sin dejar de considerar factores tan trascendentales en la interpretación de
la ley, como son los de la razón teleológica, la eficiencia de la norma, ambos referidos al
artículo 37 en comentario, auspiciados por imperativos de racionalidad, seguridad
jurídica y eficacia social de las normas.

Este detenido seguimiento de la normatividad legal pertinente, permitió a la Sala,


acudiendo a la unidad sistemática del ordenamiento jurídico en orden a la ejecutoria y
efectos de las decisiones, expresar:*

"De la norma y el método de interpretación antes expuestos, se infiere que una


exigencia fundamental en la interpretación jurídica, como paso previo a su aplicación,
es la de la preservación de la unidad o carácter sistemático del ordenamiento jurídico.
Por ello, la expresión "antes de que se cierre la investigación", no puede entenderse
como escuetamente la dispone el artículo 37 del C. de P. P., sino que es necesario
precisarla conforme con las definiciones y matizaciones que de la figura se hace bien

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

sólo dentro de la ley de procedimiento penal ora dentro del resto de reglas y principios
del ordenamiento jurídico y, en especial, de las normas constitucionales."

La Corte agregó en la jurisprudencia en cita:

"Se concluye parcialmente que ese "antes" escrutado no se agota con la mera
declaración de cierre de investigación, sino que se proyecta hasta la ejecutoria de la
respectiva providencia. Aunque se pensara, en gracia de discusión, que el genuino
querer de los redactores de la ley se orientaba a sellar la oportunidad con el sólo
proferimiento de la resolución, lo cierto es que no fue eso lo que expresaron claramente
en el texto normativo, y por ello se impone esta suerte de interpretación contextual o
sistemática que, frente a la ambigüedad de la letra de la ley, es el único método que
suministra seguridad jurídica, uno de los valores fundamentales del derecho -aunque no
el único-, en el sentido de que fijar como punto de llegada la ejecutoria de las
resoluciones es algo que, no sólo por su sentido jurídico - sistemático sino también por
su ambientación en la práctica judicial para otras instituciones, resulta más fácil de
prever a los destinatarios de la norma."

Ahora bien, el examen de la actuación surtida desde que se dictó la resolución de cierre
de investigación en este proceso confirma que cuando se presentó la solicitud de
sentencia anticipada el mencionado pronunciamiento de la fiscalía se hallaba en
término de ejecutoria, hecho éste que, acorde con las precisiones conceptuales
antecedentes, imponía la celebración de la audiencia para que la fiscalía formulara
contra el procesado los cargos, que de ser aceptados por éste, significaban un
descuento de la tercera parte de la pena que el juzgado le impondría.

2. La Corte no tiene reparo a las razones alegadas por el censor en el cargo primero de
la demanda y por la Procuraduría Delegada, solicitando casar el fallo impugnado, sólo
que no se invalidará lo actuado desde la fase instructiva, esto es, a partir del momento
en que la fiscalía negó la petición de sentencia anticipada, dado que el perjuicio
ocasionado al inculpado y el restablecimiento de las garantías afectadas con semejante
proceder, se corrigen, no retrotrayendo la actuación, sino complementando el fallo
impugnado, para lo cual ha de hacerse la reducción punitiva autorizada por el legislador
para tales eventos, otorgándole así al acto, el cumplimiento de la finalidad para el cual
estaba destinado.

En oportunidad anterior, la Sala, con criterio que apoya la solución que se adopta en
esta ocasión, puntualizó:

"En tal orden de ideas, si la solicitud de sentencia anticipada se formula durante el


correspondiente lapso de ejecutoria, de la providencia que cerró la instrucción, o de la
que fijó fecha para audiencia pública, o de la que citó para sentencia, esto último en el
caso de la desaparecida justicia regional y, en consecuencia, se debe rebajar la pena, la
solución tanto en sede de apelación como de casación, no será la nulidad, sino la
corrección de la sentencia para ajustar la sanción, en la medida legalmente autorizada
según la respectiva oportunidad."**

3. La aceptación voluntaria de responsabilidad en orden a obtener sentencia anticipada,


se rige por el principio de no retractación, que implica para el procesado y para su
defensa técnica la renuncia a controvertir la prueba y el contenido de la acusación. Su
interés en el evento de una impugnación se vincula con la dosificación de la pena, la
condena de ejecución condicional y la extinción del dominio sobre bienes, restricciones
que la jurisprudencia de manera unánime y pacífica ha hecho extensivas al recurso de
casación, así aquellas estén referidas en el artículo 37B del C.P.P., al recurso de
apelación.
___________________________
* Sentencia de abril 16 de 1998. Radicación 10.397, con ponencia de los Magistrados Jorge
Aníbal Gómez Gallego y Carlos Eduardo Mejía Escobar.
** Sen. Cas. 17 de mayo de 2001, Rdo. 15634 Mag. Pon Dr. Nilson Pinilla Pinilla

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 06/06/2002
DECISION : Casa parcialmente reduciendo la pena
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : GRANADOS, JEFFER ORLANDO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 11643

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

PUBLICADA : Si

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VINCULACION AL PROCESO PENAL-Personal: Indagatoria. En ausencia:


Declaración de persona ausente/ REO AUSENTE

La Corte ha sido reiterativa en sostener que la vinculación del imputado al proceso


mediante declaración de persona ausente, no es un procedimiento alternativo al de
vinculación personal (mediante indagatoria), sino residual o supletorio, al que solo
puede llegarse cuando no ha sido posible hacer comparecer al imputado para que
asuma la defensa material, acorde con lo establecido en el artículo 356 del Código de
Procedimiento Penal de 1991 (332 y 344 del actual).

También ha dicho que en desarrollo de la actividad orientada a lograr que el sindicado


concurra a rendir indagatoria, el Estado está en el deber de agotar todas las opciones
razonablemente posibles para hacerlo, atendiendo la información de que dispone, de
manera que la decisión de adelantar el proceso en ausencia suya, sea resultado de una
cualquiera de dos situaciones: (1) Que no fue posible su localización, no obstante
haberse agotado los medios disponibles para lograrlo; y (2) que habiendo sido
informado, ha asumido una actitud de rebeldía frente a los llamados de la justicia,
marginándose voluntariamente de la posibilidad de comparecer a rendir indagatoria
(Cfr. Casación de 18 de diciembre del 2000, Magistrado Ponente Dr. Mejía Escobar, entre
otras).

En ambas hipótesis, la ley ordena cumplir ciertos pasos previos antes de proceder a la
vinculación en ausencia: (1) citación a indagatoria; (2) orden de captura; y (3)
emplazamiento, siendo cada uno de ellos presupuesto indispensable del siguiente,
aunque del primero puede prescindirse cuando el delito por el que se procede permite
librar directamente la captura, o no ha sido posible establecer la dirección concreta del
implicado (artículos 356, 375 y 376 del Código bajo cuya vigencia se cumplió el trámite
del proceso, y 336 del actual).

Lo importante, sin embargo, para que el acto de vinculación en ausencia sea legítimo, y
pueda entenderse garantizado el derecho de defensa, no es simplemente que se
cumplan los pasos indicados, sino que el funcionario instructor haya realizado las
gestiones necesarias para establecer el lugar o dirección donde puede ser localizado el
imputado, y que los datos obtenidos sean incluidos correctamente en las citaciones
telegráficas, y en las comunicaciones enviadas a los organismos de seguridad
encargados de su localización o captura. De nada sirve que en el expediente aparezca
registrado el lugar de residencia del implicado, si estos datos son ignorados por el
órgano judicial, o equivocadamente transmitidos a las entidades encargadas de su
búsqueda.

En el presente caso, como lo sostiene la Delegada en su concepto, se incurrió en doble


falencia: (1) no se ordenaron las pruebas necesarias en procura de lograr la ubicación
de la implicada para que concurriera a rendir indagatoria, existiendo en el proceso
información que permitía hacerlo, y (2) no se incluyó correctamente en las citaciones
telegráficas remitidas a ella, ni en las órdenes de captura enviadas a los órganos de
seguridad, la dirección que de su residencia aparecía registrada en el proceso.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 06/06/2002
DECISION : Si casa, declara nulidad, declara prescripción y
cesación de todo
procedimiento
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : ROSERO PUERTO, MYRIAM ELISA
DELITOS : Falsedad en documento privado
PROCESO : 14722
PUBLICADA : Si

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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NULIDAD-Derecho de defensa/ DERECHO DE DEFENSA/ ALEGATOS


PRECALIFICATORIOS

La causal tercera no constituye una excepción a los requerimientos de claridad y


precisión acabados de anotar, pues es indispensable señalar la clase de nulidad que se
alega, exponer los fundamentos, determinar los actos que generen la irregularidad,
especificar los preceptos que el censor considere violados, establecer cómo el vicio
incide y trasciende grave e insubsanablemente en el trámite o contra el derecho de
defensa, con repercusión en la sentencia, e indicar motivadamente el instante procesal
a partir del cual se solicita la invalidación.

Después de incumplir el sencillo requisito de "la identificación de los sujetos


procesales", legalmente exigido (art. 225-1 del Código de Procedimiento Penal entonces
vigente, 212-1 actual), el libelista, no obstante enunciar que el derecho de defensa es
"sistema modular del debido proceso", y ubicarlo como "elemento estructural",
desdibuja que a pesar de derivarse aquél del derecho fundamental general del debido
proceso, la Constitución, la legislación y la jurisprudencia le han dado autonomía,
contenido propio y naturaleza distinta, que permiten diferenciarlo, sin perjuicio que
algunas veces simultáneamente una irregularidad se conjugue contra ambos, pero sin
dar lugar al abigarramiento en que por momentos se incurre en la demanda bajo
estudio.
...

Tampoco establece de dónde de deriva como obligación que se alegue antes de la


calificación, pues es facultativo hacerlo y la falta de exposición del criterio del defensor
en tal oportunidad no tiene porqué constituir nulidad, cuando puede tratarse de una
actitud expetante; ni le es dado a un abogado enseñarle a otro cuál es la táctica que
debió emplear, o vaticinar cómo una u otra posición hubieran influido en los resultados
del proceso.

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Auto Casación
FECHA : 06/06/2002
DECISION : No admite la demanda y declara desierto el recurso
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cundinamarca
PROCESADO : ORTIZ VALDERRAMA, OROSMAN
DELITOS : Lesiones personales, Violación a la Ley 30/86, Hurto
calificado y agravado, Porte de armas de defensa
personal, Homicidio agravado, Concierto para
delinquir
PROCESO : 18309
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Demanda: Cargos por los que fue admitida/


JUSTICIA PENAL MILITAR-Competencia

1. La Sala ha precisado y reitera ahora, que tratándose de la casación excepcional, los


ataques formulados en la correspondiente demanda deben referirse de manera
necesaria e ineluctable a los motivos por los que fue admitida, que no pueden ser
diversos, al tenor de la preceptiva que regulaba dicho instituto en el anterior Código de
Procedimiento Penal (artículo 218, modificado por el artículo 35 de la Ley 81 de 1993),

168
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

como también acontece en el estatuto procesal actual (artículo 205 de la Ley 600 de
2000), al desarrollo de la jurisprudencia o la garantía de los derechos fundamentales.

En otros términos, los cargos finalmente erigidos contra la sentencia de segunda


instancia deben corresponder a los supuestos por razón de los cuales la Corte, en
ejercicio de la discrecionalidad que el legislador le otorga, estimó necesario permitir que
a la casación se accediera en el caso concreto a pesar de estar excluida la común u
ordinaria, atendida la categoría del funcionario judicial que dictó la sentencia de
segunda instancia o el límite máximo de la pena privativa de la libertad prevista para el
delito por el cual se adelantó el respectivo proceso.

La anterior exigencia, no sobra advertir, se afianza porque de permitirse el


desbordamiento de tales motivos, traducido en la presentación de censuras
distanciadas o ajenas a las causas que determinaron la admisión del recurso, no sólo se
desnaturalizaría el medio de impugnación excepcional, sino que también le haría
perder su específica finalidad.

2. En síntesis, tratándose de la temática que interesa para los actuales fines, fue querer
del constituyente sustraer del ámbito de la jurisdicción ordinaria la investigación y
juzgamiento de las conductas punibles cometidas en las referidas circunstancias,
atendida la naturaleza y características de las funciones que cumplen los miembros de
la Fuerza Pública, pero primordialmente, la disciplina que les es propia a las
Instituciones que la integran en forma restrictiva, al tenor del artículo 216 ibídem.

De la norma superior inicialmente invocada, se discierne también la delegación


efectuada al legislador para determinar en concreto y en el estatuto penal militar, la
competencia para conocer de los delitos asignados por el fuero castrense a esta justicia
especializada, desde luego, con observancia de la salvedad contemplada en el aparte in
fine del artículo 235-4º de la Constitución Política, tratándose de las conductas punibles
cometidas por generales y almirantes de la Fuerza Pública, que en la disposición
superior citada se asigna su conocimiento a la Corte Suprema de Justicia, facultad que
en la codificación bajo la cual cursaron las presentes diligencias, encontraba desarrollo
en el libro II, Título II, de los Capítulos I a IX del Decreto 2550 de 1988, a través del
factor subjetivo que el demandante pasa por alto con evidencia en la infundada crítica
formulada a la legalidad del trámite aquí cumplido.

En efecto, de acuerdo con las aludidas preceptivas y sin perder de vista las excepciones
otrora contempladas en el dicho estatuto, vr. gr., la regulada entonces en el articulo 348
ibídem, la competencia de los Jueces de Primera Instancia en la justicia penal militar
aparece determinada por la calidad del justiciable, concretamente, atendida la
condición de miembro activo de la Fuerza Pública, por la Fuerza a la cual pertenece y,
dentro de ella, la Unidad de la cual sea orgánico, amén de que el delito esté
contemplado en el Código Penal Militar o en otros códigos o leyes penales, pero
cometidos por causas relacionadas con el servicio.

Téngase presente también en expresa réplica a las equivocadas apreciaciones del


censor, por una parte, que las Fuerzas Militares de acuerdo con las necesidades del
servicio tienen la capacidad de organizarse y de activar (crear o constituir), mediante
actos administrativos, nuevas unidades de igual o distinta categoría a las ya existentes.
Pero asimismo, que la función de administrar justicia en el derogado estatuto penal
militar, bajo cuya vigencia se adelantó el caso sub - examine y al tamiz del cual debe
examinarse la legalidad de lo actuado, era inherente a las funciones de Comando dentro
de las diferentes categorías de las Unidades activadas, por lo tanto, los Comandantes de
las mismas, sin necesidad de otra disposición legal o reglamentaria quedaban
investidos de la judicatura castrense.

Esta es pues la razón por la cual el Comandante de la Fuerza Naval Fluvial ostentaba per
se la condición de Juez de Primera Instancia, toda vez que ante la activación de esta
Unidad Operativa, a cuya cabeza se encuentra obviamente aquél, la misma surgió en el
plano de la administración de justicia penal militar como un Juzgado de Primera
Instancia, en igualdad de condiciones a la Unidad Fuerza Naval a la que se equiparó
mediante Disposición No. 006 de 14 de Mayo de 1992 del Comandante de la Armada
Nacional, aprobada por Disposición No. 018 de mayo 27 de 1992 del Comandante
General de las Fuerzas Militares y, esta última a su vez, mediante Resolución No. 04170
de junio 5 del mismo año, expedida por el Ministerio de Defensa Nacional.

Los derroteros precedentes se muestran recogidos, en cuanto a los Jueces de Primera


Instancia para la Armada Nacional, en el artículo 337 del Decreto 2550 de 1988, por
cuanto asignaba a los Comandantes de fuerzas navales, bases navales y bases de
169
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

entrenamiento de la citada fuerza, el conocimiento de las conductas punibles que


hubiese cometido el personal "bajo su mando", sin las artificiosas distinciones por las
cuales propugna el recurrente, según se trate de Fuerza Naval o de Fuerza Naval Fluvial.

De ahí que en el tópico planteado en el primer reparo de la demanda, la Sala en


precedente oportunidad, a partir de este entendimiento que surge incontrastable de las
disposiciones del Código Penal Militar vigente para la fecha del proceso, frente a
objeción que guarda identidad conceptual con la abordada en el presente asunto
consideró:

"La censura…no corresponde a la realidad normativa. Basta leer desprevenidamente el


artículo 337 del Código Penal Militar de la época -Decreto 2550 de 1988- para advertir
que el reproche carece totalmente de soporte legal, pues de acuerdo con tal precepto,
"Los comandantes de fuerzas navales, bases navales y base de entrenamiento conocen
en primera instancia de los procesos penales militares contra oficiales, sub- oficiales,
grumetes, alumnos y demás personal militar bajo su mando". Agréguese a esto que en
lo relacionado con la Jurisdicción Militar importa tener en cuenta todo lo inherente al
mando y que estando creados legalmente los jueces pueden ser reactivados a partir de
esta función, afirmación que adquiere mayor contenido si se tiene en cuenta que el
Código penal Militar, no hace ninguna distinción en cuanto a los destinatarios de sus
juzgadores..."*

_________________________________
* Sentencia de mayo 22 de 2001, MM.P. Dres. Pérez Pinzón y Pinilla Pinilla, radicado 12.932.

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 06/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior
CIUDAD : Militar
PROCESADO : BLANCO BLANCO, CARLOS ALBERTO
DELITOS : Falso testimonio
PROCESO : 15772
PUBLICADA : Si

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PRESCRIPCION/ REBELION/ DELITO PERMANENTE/ INVESTIGACION


INTEGRAL/ DEFENSA TECNICA-Silencio como estrategia defensiva/
DEFENSOR-Designación para la indagatoria

1. Como quiera que se observa que desde que quedó ejecutoriada la resolución de
acusación, el 23 de agosto de 1994, han transcurrido más de cinco años, que es el lapso
de prescripción de la acción penal para el delito de rebelión, al tenor de lo dispuesto por
los artículos 80 y 84 del Decreto 100 de 1980 (83 y 86 de la Ley 599 de 2000), podría
pensarse que sería del caso declarar tal fenómeno y disponer la cesación de toda
actuación procesal con relación a ese delito. Sin embargo, ello no es procedente, como
quiera que al tenor del artículo 83 del Decreto citado y del 84 de la ley 599 de 2000,
cuando se trata de conductas punibles de ejecución permanente, como lo es la rebelión,
el término de prescripción empieza a contarse desde la perpetración del último acto,
esto es, desde que se dejan de cometer, lo que aquí no ha ocurrido, ya que en la
indagatoria el acusado manifestó pertenecer a las llamadas FARC, por lo que fue
condenado por tal reato, sin que haya ninguna constancia de que se ha separado de esa
organización rebelde.

170
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

En otros términos, no sólo se mantiene el estado antijurídico de rebeldía de tal


agrupación, sino la pertenencia del procesado a la misma, por lo que el lapso de
prescripción de la acción penal no ha comenzado a correr.

2. En cuanto al reparo por desconocimiento del principio de investigación integral, se


queda en el enunciado, pues no dice cuáles fueron los elementos de convicción que no
se allegaron, ni cuál su posible contenido, ni cuál su pertinencia, conducencia y utilidad,
ni cuál su trascendencia, que no emana de la prueba en sí misma considerada, sino de
su confrontación lógica con los medios que sustentaron la condena, en forma que se
evidencie que de haberse llevado a cabo, el fallo hubiera sido distinto y favorable al
acusado.

3. En lo atinente a la vulneración del derecho de defensa, por la alegada inactividad del


abogado en el sumario, tampoco demuestra el cargo, pues no evidencia que esa
pasividad no obedeciera a una estrategia defensiva, sino a un total y absoluto abandono
de la defensa, frente a las posibilidades que ofrecía la investigación pues, como lo ha
dicho la Sala, no siempre la mejor defensa es aquélla que atiborra el proceso de
peticiones y recursos que insinúan más un propósito dilatorio que defensivo, por lo que
la aparente pasividad puede obedecer a un silencio táctico, frente a las reales
posibilidades defensivas que ofrece la investigación.

4. Al tenor de lo que disponía el artículo 139 del Decreto 2700 de 1991, vigente para la
época, el nombramiento de defensor hecho desde la indagatoria "se entenderá hasta la
finalización del proceso", siendo ineficaz cualquier manifestación en que se exprese
cosa distinta.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 06/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : BETANCURT URIBE, ORLANDO DE JESUS
DELITOS : Homicidio agravado, Rebelión
PROCESO : 12508
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA/ JURISDICCION DE FAMILIA/ JUZGADO DE


MENORES/ JUEZ DE MENORES/ JUEZ DE FAMILIA

La conducta atribuida a (...) constituye una infracción penal, pero como el hecho fue
cometido cuando todavía no tenía la mayoría de edad, le corresponde adelantar la
actuación pertinente a la jurisdicción de familia, teniendo en cuenta que a partir de la
vigencia del Decreto 2272 de 1989 los jueces de menores o quienes hacen sus veces,
quedaron integrados a ésta y que el artículo 349 del decreto 2737 de 1989 (Código del
Menor) dispuso que "La jurisdicción de familia conocerá de los asuntos de menores, de
acuerdo con lo establecido en el Decreto 2272 de 1989 y en el presente código".

Esa competencia viene siendo reconocida por esta Sala y aceptada pacíficamente por la
de Casación Civil, como lo demuestran las siguientes determinaciones:

1.- "La Sala, al estudiar este asunto, ha llegado a la conclusión de que no tiene
competencia para resolver, pues los Jueces de Menores hacen parte de la jurisdicción de
familia, tal como expresamente lo disponen los Decretos 2272 (artículo 4°) y 2737
(artículo 349) de 1989.

Significa lo anterior que en relación con tales jueces y por pertenecer ellos a la
jurisdicción de familia, ninguna competencia funcional tienen las Salas Penales de los
Tribunales Superiores, ni tampoco la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia, salvo, claro está, para su juzgamiento en caso de que sean sindicados por la
comisión de algún delito.

171
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Fue voluntad del legislador crear una jurisdicción especial, de familia, la cual tiene la
competencia exclusiva para resolver todo lo concerniente al menor, incluso su eventual
responsabilidad por la comisión de infracciones penales (artículo 163 y ss. del Código
del Menor), pues no se tuvo en cuenta para ello la naturaleza de los asuntos
relacionados con él sino la condición de la minoría de edad." (Auto del 19 de febrero de
1992, rad. 7.161, M. P. Guillermo Duque Ruiz).

2.- "Por lo tanto, esta Sala carece de competencia para resolver la colisión planteada,
pues al no pertenecer los jueces trabados en conflicto a la especialidad penal sino a la
de familia y estar adscritos a Distritos Judiciales diferentes, corresponde su
conocimiento a la Sala de Casación Civil de esta colegiatura, al tenor de lo señalado en
el artículo 18 de la Ley 270/96, a la que deberán remitirse de inmediato las diligencias."
(Auto de octubre 3 de 2001, rad. 18.510, M. P. Jorge Córdoba Poveda).

3.- "A ese respecto, la Sala Penal de la Corte hubo de expresar que "los jueces de
menores hacen parte de la jurisdicción de familia, tal como expresamente lo disponen
los Decretos 2272 (art. 4°) y 2737 (art. 349) de 1989", significando lo anterior que "… en
relación con tales jueces y por pertenecer a la jurisdicción de familia, ninguna
competencia funcional tienen las Salas de los Tribunales Superiores, ni tampoco la Sala
de Casación Penal de la Corte Suprema de justicia salvo, claro está, para su
juzgamiento, en caso de que sean sindicados por la comisión de algún delito",
agregando que "fue voluntad del legislador crear una jurisdicción especial, de familia, la
cual tiene la competencia para resolver todo lo concerniente al menor, incluso su
eventual responsabilidad por la comisión de infracciones penales (artículo 163 y
siguientes del Código del Menor), pues no se tuvo en cuenta para ello la naturaleza de
los asuntos relacionados con él, sino la condición de minoría de edad".(…Se subraya).

Así, en el citado auto sostuvo la Sala Civil cómo "no hay duda de que tanto los jueces
promiscuos de familia como los de menores son órganos integrantes de la jurisdicción
de familia; y, en ese orden de ideas, también es indudable que solamente dicha
jurisdicción por intermedio de sus otros órganos (Sala de Casación Civil de la Corte
Suprema de Justicia y Salas de Familia de los Tribunales Superiores de Distrito Judicial),
tienen competencia funcional para conocer de los asuntos que se ventilen ante aquellos
jueces, cuando a ello hubiere lugar…". Entre tales situaciones ha de contarse, como es
natural, la que ahora ocupa a la Sala." (Auto de noviembre 25 de 1999, rad. 7.922, M. P.
Manuel Ardila Velásquez).

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Cambio de Radicación
FECHA : 06/06/2002
DECISION : Se abstiene de conocer, remite a la Sala Civil de la
Corporación
PROCEDENCIA : Juzgado de Familia
CIUDAD : Puerto Rico-Caquetá
PROCESADO : HOYOS AGUDELO, BIRMAN DE JESUS
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 19504
PUBLICADA : Si

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REPOSICION-Finalidad/ REPOSICION-Sustentación/ EXTRADICION-Identidad


del solicitado/ PRUEBA

1. Si la interposición de los recursos ordinarios tiene como finalidad enmendar aquellos


errores de que adolezcan las providencias judiciales por la oportunidad que para su
examen otorgan, el de reposición constituye un medio para que el juez, en este caso la
Corte, vuelva sobre la decisión proferida y, si es el caso, la revoque, reforme, aclare o
adicione. Para estudiar su viabilidad, ha sido dicho, es necesario, a más de la
oportunidad, que se motive el recurso, es decir, que por escrito se expongan las razones
de hecho y de derecho por las cuales la providencia está errada.

172
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

...

Y es que las peticiones que los intervinientes en la actuación presenten a los


funcionarios judiciales, no solamente deben ser claras y precisas, sino también
fundadas fáctica y jurídicamente, exigencias que en este caso el impugnante incumple,
pues con la pretensión porque la Corte desentrañe el verdadero sentido de la petición,
acude a criptogramas, implícitos, ambivalencias y ambigüedades, para después aducir
que la Corte "puede estar confundida" respecto del real propósito que persigue.

2. Si la defensa considera que existe alguna inconsistencia sobre este particular


aspecto, o que la persona capturada con fines de extradición es distinta de la solicitada
por el Gobierno Extranjero, no solamente es su deber exponerlo clara y precisamente a
la Corte, como de tal modo no lo hizo en el memorial inicialmente presentado, sino
sujetarse a la oportunidad del trámite legalmente establecida para presentar esta clase
de alegaciones, siendo de su cargo, además, aducir los argumentos fácticos y jurídicos
que soportan su pretensión.

La oportunidad de que se viene hablando, no es otra distinta del período para solicitar
pruebas o para alegar de conclusión.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Auto Extradición
FECHA : 11/06/2002
DECISION : No repone auto que negó nulidad
PAIS REQUIRENTE: : Gobierno de Estados Unidos de América
REQUERIDO : VELASQUEZ, JOSE FERNANDO
PROCESO : 19208
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Francia-Convención para la Recíproca Extradición de Reos-Sujeto


de extradición/ EXTRADICION-Tratados

1. Según concepto del Ministerio de Relaciones Exteriores es aplicable la Convención


para la recíproca Extradición de Reos suscrita entre Colombia y Francia, y allí se regula
el tema en el artículo 3° que exige únicamente la siguiente documentación:

a.- Mandato de arresto librado contra los acusados, conforme a las leyes del país cuyo
Gobierno pide la extradición o cualesquiera otras piezas que por lo menos tengan la
misma fuerza que dicho mandato.

b.- Indicación de la naturaleza y gravedad de los hechos que hayan ocasionado la


demanda de extradición. Y,

c.- La disposición penal aplicable a los hechos.

...
Principio de la doble incriminación.

Habida cuenta que el trámite de las extradiciones entre las Repúblicas de Colombia y
Francia se rige, según lo ha conceptuado el Ministerio de Relaciones Exteriores, por la
Convención Recíproca para Extradición de Reos, suscrita en Bogotá el 9 de abril de
1850, que entró en vigor el 12 de mayo de 1852, el principio de la doble incriminación
se determinará de acuerdo a lo dispuesto en tal Tratado.

Al efecto la Convención para la Recíproca Extradición de Reos, señala en su artículo 1°


que "El Gobierno granadino y el Gobierno francés se comprometen a entregarse
recíprocamente, a excepción de sus nacionales, todos los individuos prófugos de la
Nueva Granada refugiados en Francia, y los prófugos de Francia refugiados en la Nueva
Granada, que sean perseguidos o condenados por los Tribunales competentes, como
autores o cómplices de alguno de los delitos enumerados en el artículo 2° de la

173
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

presente Convención; y la extradición tendrá lugar, en vista de la reclamación que uno


de los dos Gobiernos dirija al otro por la vía diplomática".

2. Ministerio Público y defensor se equivocan al abordar el tema de la doble


incriminación, por cuanto uno y otro lo resuelven con fundamento en el Código de
Procedimiento Penal. La señora Procuradora 4ª Delegada para la Casación Penal
concluye que los hechos que generan la petición de extradición tienen en Colombia una
pena mínima de 6.5 años de prisión y que por ello estima acreditado el requisito. El
defensor estima que la pena es de 13 años y llega a la misma conclusión de la
Delegada.

Ni la una, ni el otro tienen razón. Este es un asunto que se rige por un Tratado bilateral
suscrito entre el Estado requirente y el requerido. Por ello debe tenerse en cuenta
exclusivamente el contenido de las cláusulas de la Convención en la que se haya
acordado el punto concreto.

Como se trata de la aplicación de las cláusulas del Tratado de extradición vigente entre
las Partes, la cuantía de la pena mínima o máxima del tipo penal se torna en un hecho
jurídicamente irrelevante para la emisión del concepto, por cuanto las Repúblicas de
Francia y Colombia han acordado en el Tratado bilateral de 1850, extraditarse
mutuamente los reos que sean perseguidos o condenados (como en este caso concreto)
en calidad de autores o cómplices (forma de participación como se condenó a YVES
KUKUC) por los delitos contemplados en el artículo 2° de la Convención para la
Recíproca Extradición de Reos, dentro de los cuales se incluye, "el asesinato y el
homicidio" (numeral 1°)

Acordada por los Estados Contratantes una lista de delitos por los que deben
concederse recíprocamente la extradición y calificados jurídicamente por la autoridad
judicial del país requirente los hechos por los que se reclama a un reo, con la
denominación jurídica de una de las descripciones típicas de las contenidas en el
catálogo convenido, se impone el concepto positivo de la Corte a efectos de que el
Gobierno Nacional pueda obrar de acuerdo a las conveniencias nacionales en lo que
respecta a la extradición del ciudadano francés (...). No había entonces ninguna
necesidad de hacer los ejercicios de dosificación penológica que hicieron Ministerio
Público y defensor.
....

Regulado íntegramente por el Tratado bilateral el tema de la pieza procesal que


constituye el requisito mínimo de procedencia de la extradición, no hay lugar a tener en
cuenta lo que dispone el Código de Procedimiento Penal que, en todo caso, en materia
de extradición solo es una fuente formal subsidiaria, por cuanto su pertinencia solo
surge "en defecto" de los Tratados Públicos.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Concepto Extradición
FECHA : 11/06/2002
DECISION : Conceptúa favorablemente
PAIS REQUIRENTE: : Gobierno de Francia
REQUERIDO : YVES, KUKUK , O
REQUERIDO : VILMOND BAQUERO, JEAN CLAUDE
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 18435
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA/ TERRORISMO-Causar terror/ REBELION-


Condición de rebelde

174
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Las conductas de rebelión y terrorismo fueron reproducidas en el Código Penal (Ley 599
de 2000) en los artículos 467 y 343, cuya redacción gramatical fue recogida literalmente
al operarse el tránsito de legislación en materia penal.

"Artículo 467. Rebelión. Los que mediante el empleo de las armas pretendan revocar el
Gobierno Nacional, o suprimir o modificar el régimen constitucional o legal vigente,
incurrirán en prisión de seis (6) a nueve (9) años y multa de cien (100) a doscientos
(200) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

"Artículo 343. Terrorismo. El que provoque o mantenga en estado de zozobra o terror a


la población o a un sector de ella, mediante actos que pongan en peligro la vida, la
integridad física o la libertad de las personas o las edificaciones o medios de
comunicación, transporte procesamiento o conducción de fluidos o fuerzas motrices,
valiéndose de medios capaces de causar estragos, incurrirá en prisión de diez (10) a
quince (15) años y multa de mil (1.000) a diez mil (10.000) salarios mínimos legales
mensuales vigentes, sin perjuicio de la pena que le corresponda por los demás delitos
que se ocasiones con esta conducta.
"Si el estado de zozobra o terror es provocado mediante llamada telefónica, cinta
magnetofónica, video, casette, o escrito anónimo, la pena será de dos (2) a cinco (5)
años y multa de cien (100) a quinientos (500) salarios mínimos legales mensuales
vigentes.

Pues bien, de acuerdo con el primer precepto, las pretensiones de los rebeldes deben
cumplirse en actividades específicas y de carácter externo mediante el empleo de las
armas, - como condición inescindible al rebelde - como medio expedito para lograr el
derrocamiento del gobierno o la modificación o supresión del régimen constitucional o
legal vigente, en consecuencia, los móviles que caracterizan esta actividad
comportamental delincuencial son siempre político y de interés común en procura de un
replanteamiento de las condiciones de vida de acuerdo a la concepción del movimiento
insurgente.

Ahora bien, cabe distinguir como terrorista a aquél que mediante la ejecución de actos
de ferocidad y barbarie siembra en la población o en un sector de la comunidad un
estado de terror, zozobra, pavor o pánico, inseguridad, intranquilidad e inestabilidad
sociales, pone en peligro la vida, la integridad física o la libertad de las personas o sus
bienes, o los de la comunidad, sojuzgando la voluntad no sólo de quienes directamente
padecen sus consecuencias, sino de toda la población a la cual van dirigidos sus
efectos.*

____________________________
* C.S. de J. M.P. Dr. GÓMEZ GALLEGO, Jorge Aníbal. Auto marzo 29 de 2001.

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 11/06/2002
DECISION : Declara competente al Juzgado P.C. de Guateque-
Boyacá
PROCEDENCIA : Juzgado P.C.E.
CIUDAD : Tunja
PROCESADO : SARMIENTO PEÑA, LIBARDO
DELITOS : Rebelión
PROCESO : 19441
PUBLICADA : Si

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175
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

DERECHO DE DEFENSA-Defensa técnica, defensa material/ DEFENSA


TECNICA-Indagatoria-Ciudadano honorable/ DEFENSOR-Goza de total iniciativa/
CASACION-Sentencia de segunda instancia/ RESOLUCION DE ACUSACION-
Marco jurídico-fáctico de la actuación del fallador/ PROCESO PENAL/ JUICIO/
AUDIENCIA PUBLICA-Naturaleza unitaria y compleja del acto/ HOMICIDIO-
Agravante numeral 2° del art.324 del C. P./ CIRCUNSTANCIAS DE
AGRAVACIÓN/ SENTENCIA/ INCONGRUENCIA/ HURTO/ HOMICIDIO
AGRAVADO/ CONEXIDAD IDEOLOGICA/ CONEXIDAD CONSECUENCIAL/
CONEXIDAD OCASIONAL/ ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA

1. La Corte no desconoce que el artículo 29 de la Carta Política eleva a la categoría de


garantía fundamental el derecho de defensa en su doble dimensión: material, a cargo
del procesado, con base en la cual en desarrollo de la actuación puede presentar
pruebas y controvertir las que se alleguen en su contra y llevar a cabo todas las
gestiones orientadas a oponerse a su persecución y juzgamiento; y técnica, letrada o
profesional a cargo de un abogado, mediante la que se posibilite la controversia jurídica
y el equilibrio en que ha de ser enfrentado por el procesado el ejercicio de la acción
penal.

En razón de ello, tiene por sentado que la defensa como unidad, para que pueda
entenderse garantía constitucional, debe ser real, permanente y continua durante la
investigación y el juzgamiento, es decir, durante todo el trámite procesal, ya que sin
posibilidades de contradicción no es plausible concebir legítimo hoy día el proceso. Esto
no significa, sin embargo, que si ha dejado de tenerla en un determinado momento, la
actuación así cumplida, o la subsiguiente, advenga por ese solo motivo ineficaz, pues en
virtud del principio de trascendencia que orienta la declaratoria de las nulidades, sólo si
la anomalía afecta realmente las garantías de los sujetos procesales, o desconoce las
bases fundamentales de la instrucción o el juzgamiento, resulta inevitable que así se
declare.

Ha sido sostenido también que si la irregularidad es oportunamente corregida, de suerte


que el profesional designado contó con posibilidad de ejercer adecuadamente los actos
defensivos que pudo haber llevado a cabo durante el tiempo que el procesado careció
de defensa técnica, debe entenderse que el derecho no ha sido conculcado, pues
ningún sentido tendría invalidar el proceso para que la defensa vuelva a contar con
oportunidades que ya tuvo (Cfr. Sentencias de casación de 27 de mayo de 1999, M.P.
Calvete Rangel; junio 15 y agosto 11 de 1999, M.P. Arboleda Ripoll).

2. Para la época en que se practicó la diligencia de indagatoria del procesado (febrero


17 de 1994), regía el inciso primero del artículo 148 del Código de Procedimiento Penal
(Decreto 2700 de 1991), que autorizaba la designación de una persona honorable como
defensora del imputado en indagatoria, cuando en el lugar no hubiere abogado inscrito
que pudiera cumplir esa función.
...

Si bien por virtud de la declaratoria de inexequibilidad contenida en la sentencia C-049


de febrero 8 de 1996 esa posibilidad fue marginada del ordenamiento jurídico, tal
circunstancia sobreviniente no puede afectar la validez de las actuaciones cumplidas de
acuerdo con los preceptos legales para entonces vigentes, tal como ha tenido
oportunidad de precisarlo la Sala a través, entre otros, de los fallos de casación de
octubre 21 de 1998 con ponencia del Magistrado Pinilla Pinilla, de enero 20 de 1999 con
ponencia del Magistrado Mejía Escobar y de octubre 28 de 1999, Magistrado ponente
Pérez Pinzón.

Acontece, además, como es destacado por el Ministerio Público, que el demandante tan
sólo mencionó el hecho que a su criterio constituye irregularidad sustancial, pero nada
expuso sobre la aplicabilidad al caso de las normas procesales que se encontraban
vigentes cuando tuvo lugar la diligencia.

Con todo, como el Ministerio Público plantea la hipótesis de que la aludida disposición
de procedimiento no fue considerada por el Fiscal instructor como incompatible con el
estatuto superior, sugiriendo con ello que podía exceptuar la aplicación del artículo 148
del Código de procedimiento penal, por su oposición al artículo 29 de la Carta Política,
impera precisar que sobre el punto también existe criterio interpretativo unánime en la
jurisprudencia, según el cual el operador del sistema no puede ignorar la existencia de
la precitada norma legal, que habilitaba en casos especiales a personas honorables para
que asumieran la defensa del imputado en la indagatoria, ni desconocer que la
ineficacia de los actos procesales deriva de la violación de la ley, que no de su
176
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

acatamiento o conformidad con ella (Cfr. casación de septiembre 22/98, M. P. Arboleda


Ripoll, entre otras).

3. El defensor en ejercicio de la función de asistencia profesional, goza de total


iniciativa, pudiendo presentar las solicitudes que considere acordes con la gestión
encomendada, o interponer los recursos pertinentes, o incluso a pesar de tener actitud
vigilante del desarrollo de la actuación asumir una pasiva por estimar que esa puede ser
la mejor alternativa de defensa, y no por estar en desacuerdo con la estrategia
asumida, o haber sido adversos los resultados del juicio, hay lugar a sostener que el
derecho de defensa ha sido violado por ausencia de defensor idóneo, pues la ley no le
impone al abogado derroteros en torno a la estrategia, contenido, forma o alcance de
sus propuestas, ni la aptitud de estas gestiones se establece por los resultados del
debate.

4. El objeto de la casación son las sentencias de segunda instancia, y por ello las únicas
impugnables en esta sede, no pudiendo, por tanto, ocuparse la definición del recurso de
dar respuesta a cuestionamientos orientados a combatir resoluciones o autos distintos
de aquellas, menos aún cuando, como en este caso, no se acredita, ni se podría llegar a
demostrar, que con la decisión invalidatoria de lo actuado proferida por el Tribunal se
produjo transgresión a la prohibición de reforma peyorativa, como apenas se sugiere
por el demandante, si se toma en cuenta que ningún pronunciamiento se adoptó en
torno al contenido del fallo de primera instancia cobijado por la declaración de
ineficacia.

De otra parte, por virtud del principio de limitación que gobierna el excepcional
instrumento, su solución se halla circunscrita al pronunciamiento en concreto de la
especie de error cometido en el fallo, específicamente denunciada en la demanda, de
tal manera que cualquier otra consideración por fuera de lo contenido en ella, resulta
por completo ajena a los fines para los cuales la casación ha sido establecida, puesto
que su naturaleza obedece a un medio de impugnación rogado contrario a los
instrumentos ordinarios de plena justicia. Y, por último, en sede extraordinaria no tienen
cabida opiniones irrelevantes sobre la legalidad de una decisión intermedia puesto que
en materia de nulidades por transgresión al debido proceso, operan los principios de
trascendencia y protección, según los cuales, no se trata simplemente de mostrar que
los actos adelantados acusan vicios de irritualidad sino de acreditar el efectivo
desconocimiento de las bases fundamentales de la acusación y el juzgamiento, cuya
transgresión se materializa en el fallo que en tales condiciones no podía proferirse,
aspecto demostrativo que el casacionista omite, y que sin embargo pretende suplir,
erróneamente además, la Delegada.

En este sentido debe connotarse que el Ministerio público equivoca el tipo de error
alegable en casación, pues en tratándose del motivo tercero por nulidad derivada de
irregularidades sustanciales que afectan la estructura básica del debido proceso
constitucional, debe demostrarse que la actuación judicial que se tilda de contraria al
rito preestablecido desquicia gravemente el sistema, y tuvo incidencia negativa para la
parte interesada en la sentencia que es objeto de reproche, sin que resulte plausible
adentrarse en cuestionamientos relativos a la fundamentación expuesta en los actos
procesales con los cuales no se encuentra de acuerdo, pues de tal modo no sólo se
desconoce el carácter preclusivo de las decisiones judiciales sino de las etapas
integradas, armónicas, sucesivas y superiores que componen el trámite.

5. Con el criterio de la delegada se termina por desbordar el ámbito de operancia de la


casación haciéndole una instancia a los pronunciamientos, distintos del fallo, proferidos
por el órgano jurisdicente y que por encontrarse ejecutoriados constituyen ley del
proceso, sólo porque no se comparten los fundamentos, y resulta desconocido que en el
estatuto procesal por el que se rigió el asunto (Decreto 2700 de 1991), la resolución de
acusación ostenta carácter preclusivo de la fase instructiva y es pieza fundamental del
sistema, pues además de delimitar las etapas del rito, garantiza su unidad jurídica y
conceptual, señala el ámbito en que se va a desenvolver el juicio y la sentencia, y por lo
mismo marca las pautas del contradictorio, pues ante el carácter intangible e
indisponible de la acusación por el Fiscal instructor el Juez de la causa, debía por tanto,
existir consonancia fáctica y jurídica entre ella y el fallo, como de tal modo ha sido
declarado por la jurisprudencia de esta Corte ( Cfr. cas. julio 29/98. M.P. MEJIA ESCOBAR.
Rad. 10827).

6. De acuerdo con el carácter que el juicio ostenta en nuestro sistema, el proceso penal
como método legalmente consagrado en orden a establecer la verdad histórica y
determinar judicialmente la aplicabilidad de las consecuencias jurídicas previstas en el
ordenamiento para los supuestos de hecho definidos como delito, está compuesto de
177
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

una serie armónica y sucesiva de actos concatenados dentro de los cuales se halla la
audiencia pública como máxima expresión de los principios de oralidad, publicidad y
contradicción que gobiernan el debate oral, preámbulo necesario de la sentencia.

Se tiene, entonces, que la vista pública, como acto en el cual se concreta la acusación y
se ejerce a plenitud la defensa, es la última de las oportunidades para purgar de vicios
la actuación, dirimir incidentes y, en general, llevar a efecto todo aquello que por su
naturaleza no deba ser diferido para su decisión en el fallo, al punto que con
posterioridad a su celebración solo procede el proferimiento de la correspondiente
sentencia de mérito.

La dinámica que el juicio ostenta, impone, entonces, en la audiencia, la materialización


de las garantías fundamentales, la concreción de las pretensiones probatorias de las
partes, y, con carácter general, el ejercicio de la facultad oficiosa en procura de poner la
actuación a punto para el fallo, la definición de los incidentes y las peticiones de
libertad. Se trata, por tanto, de una actuación unitaria y compleja que, contrario a la
común opinión, trasciende la intervención de los sujetos procesales en defensa de sus
intereses; involucrando, en muchos eventos decisiones y actividad de la más variada
índole, como el recaudar las pruebas oportunamente decretadas y ordenar aquellas que
siendo indispensables para la concreción de la verdad material aún no hubieren sido
practicadas, resolver peticiones de nulidad, las objeciones a los dictámenes periciales,
etc., guardando siempre el equilibrio de las partes y las garantías fundamentales de
éstas.

Por esos motivos, bajo esta concepción de la vista pública y a la que ha hecho
referencia la jurisprudencia de esta Corte, deviene erróneo el criterio según el cual la
audiencia pública está constituida solamente por el acto de intervención oral de los
sujetos procesales independientemente de su contenido, como parece haber sido el
entendimiento generado en el recurrente y el Ministerio Público (Cfr. auto sda. inst. abril
14/2000. M.P. ARBOLEDA RIPOLL).

7. El casacionista no es claro en expresar las razones por las cuales la errada calificación
jurídica de la conducta daría lugar a afectar la validez del fallo, ni por qué éste fue
proferido en juicio viciado de nulidad, pues si lo pretendido era demostrar que no se
configuró la circunstancia agravante del homicidio por la que se formuló la acusación,
no se ve cómo la Corte no podría proferir fallo de reemplazo por el delito de homicidio
simple como lo sugiere.

Pero ni aún admitiendo la pregonada posibilidad de haberse configurado un concurso de


hechos punibles, asistiría razón al casacionista para decretar la nulidad de lo actuado,
pues no por el simple hecho de concurrir el delito de hurto con el de homicidio,
desaparece el motivo agravante de la punibilidad, como así ha sido declarado por la
jurisprudencia que el demandante transcribe tan sólo de manera parcial.

Para que no quede ninguna duda sobre lo expuesto por la Corte en torno al punto, baste
con recordar lo señalado entonces:

"…la fórmula legal del artículo 324-2 del Código Penal (Decreto 100 de 1980), que a su
vez unificó las anteriores causales 3ª y 4ª de agravación del homicidio descritas en el
artículo 363 del Código Penal de 1936, lejos está de prever y autorizar el incremento de
la pena siempre que concurra con el delito de homicidio cualquier otra clase de
infracción.

"Concretando las condiciones de su aplicabilidad, en la primera parte de la descripción


legal alude el precepto al homicidio que se comete "para preparar, facilitar o consumar
otro hecho punible", contemplando dentro de esta fórmula la llamada conexidad
ideológica, porque existiendo un delito inicial de homicidio, este se ha previsto como
simple medio comisivo para la perpetración de otra u otras infracciones, haciéndose
operante el mayor rigor de la pena por la sola presencia del elemento subjetivo
(propósito de preparar, facilitar o cometer otra infracción), así la segunda conducta,
cualquiera sea la circunstancia que lo impida, no logre su realización.

"Si el segundo resultado se alcanza, o cuando menos los delitos pretendidos quedan en
el estadio de la tentativa, no habrá duda en cuanto el homicidio cometido -agravado ya
por la presencia del móvil señalado en la norma-, se dará en concurso con la infracción
fin ejecutada.

"La segunda hipótesis de agravación contenida en el comentado numeral 2º incrementa


también la pena al homicidio cuando éste se comete "después" de realizado otro delito
178
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

(consumado o cuando menos en grado de tentativa) y con la específica finalidad de


"ocultarlo", asegurar su producto o la impunidad, para sí o para los partícipes.

"Trátase aquí de la llamada "conexidad consecuencial", pues para este caso el nexo
entre el primer hecho punible y el de homicidio persiste en la medida en que la muerte
que se causa busca asegurar al delincuente que el provecho alcanzado no lo perderá, o
que su acción o la de sus partícipes permanecerá encubierta y al margen de su
represión penal, así, en este caso, esa finalidad específica no logre su
perfeccionamiento.

"Caso distinto de los anteriores y ajeno al artículo 324 del Código Penal es, por
supuesto, aquel sobre el cual discurre la censura, y que bajo el nombre de conexidad
ocasional encierra la posibilidad de que al realizar un hecho punible sin previo acuerdo
ni programación alguna, en el momento de la ejecución de un delito y aprovechando el
sujeto agente las facilidades que le prestó su acción primera, opta por hacer más
gravosa la situación de la víctima, ofendiéndola en otros bienes jurídicamente tutelados,
o sencillamente amplía a voluntad el radio de acción sin una concatenación distinta del
simple aprovechamiento de la oportunidad para ejecutar las varias ofensas dadas, como
sería el caso de quien con el propósito de matar a su enemigo y luego de haber
penetrado a la residencia y ejecutado la acción homicida, se aprovecha de la
desprotección en que ve algunas joyas y opta por proceder a su apoderamiento. Para
este evento, claro está, se tendrá la comisión de varios hechos punibles en concurso,
mas no operante la causal segunda de agravación del homicidio, pues ni la muerte se
ejecutó para hurtar, ni estuvo luego del apoderamiento determinada por la intención de
asegurar las joyas ni obtener la impunidad" (Sent. cas. junio 7 /94. M. P. Dr. Torres
Fresneda) (Se destaca).

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 13/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : VARGAS MARIÑO, JOSE VICENTE
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 11324
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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REAPERTURA DE LA INVESTIGACION/ CESACION DE PROCEDIMIENTO

Bajo el título de "reapertura", la regla citada se refería al momento de la calificación del


mérito del sumario. Precisaba:

"Cuando no exista prueba para ordenar cesación de procedimiento o para formular


resolución de acusación, el juez ordenará reapertura de la investigación por término que
no podrá exceder de sesenta (60) días y señalará las pruebas que deban practicarse".

"Vencido este término, cerrará la investigación, correrá traslado a las partes, luego de lo
cual decretará cesación de procedimiento, si no hubiere mérito para formular resolución
de acusación" (destaca la Sala, ahora).

El artículo 25 del Decreto 1861 de 1989 amplió dicho lapso, que de sesenta (60) días
pasó a ser de un (1) año, y dispuso que la apelación del auto de reapertura no
suspendía la instrucción del proceso, pero dejó vigentes los presupuestos del inciso
segundo transcrito, esto es, lo relacionado con el segundo acto de clausura.

Dadas la época de ocurrencia de los hechos y el momento de clausura de la instrucción,


regía la disposición mencionada, por lo que, quizás acatando el principio de
favorabilidad, se impondría su aplicación ultraactiva pero, desde luego, siempre que se
reunieran los supuestos en ella regulados.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Sin embargo, el censor se equivoca. En efecto, el artículo 473 citado no dice que si
dentro del término de la reapertura no se obtienen nuevas pruebas sea obligatoria la
cesación. Afirma, sí, que procede la cesación "si no hubiere mérito para formular
resolución de acusación", frases que hacían imperativa la evaluación probatoria total, es
decir, incluyendo tanto las pruebas anteriores como las posteriores al auto de
"reapertura".

Así lo ha explicado la Corte varias veces, por ejemplo en sentencias del 2 de diciembre
de 1998 y del 20 de enero de 1999 (radicados números 10. 664 y 11.075, M. P. Jorge
Aníbal Gómez Gallego). Estas han sido sus palabras:

"Si el funcionario reabre la investigación, lógicamente se supone que echa de menos


pruebas que deben practicarse, pero nótese que ese nuevo procedimiento de cierre de
investigación, traslado a los sujetos procesales y segunda calificación, no está
supeditado a que realmente se produzcan los medios de convicción anunciados, sino
sólo al vencimiento del término. Es decir, logradas las pruebas anheladas dentro del
término legal o no obtenidas por cualquier causa, de todas maneras el funcionario tiene
que volver a evaluar el conjunto del material probatorio para establecer si existe mérito
para dictar resolución de acusación o, en caso negativo, profiere cesación de
procedimiento".

"La disposición no introduce salvedades, en el sentido de ponerla a decir que, si no se


practican las pruebas extrañadas, indefectiblemente debe producirse la cesación de
procedimiento; no, el precepto sin distinción prevé que dicha decisión (cesación) se
dictará "si no hubiere mérito para formular resolución de acusación", expresión ésta que
lógicamente supone una nueva evaluación de la prueba, tanto de la que ya existía como
de la que se llegare a recaudar en el lapso complementario, pues, al fin y al cabo, todo
hace parte de la investigación".

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 13/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
PROCESADO : GRISALES VALENCIA, JORGE LUIS
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 12670
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-Aplicación indebida/ ATIPICIDAD/ HURTO


CALIFICADO-Con violencia sobre las personas o las cosas/ SECUESTRO/
HURTO/ CONCURSO

1. El impugnante ha precisado que se está -y a demostrarlo orienta su argumentación-


frente a la violación directa de la ley sustancial por aplicación indebida del artículo 269
del Código Penal de 1.980. No hay error de forma en su propuesta. En los casos de
atipicidad, efectivamente, se presenta una violación directa de la ley sustancial por
aplicación indebida del tipo penal que tuvo en cuenta el juzgador. Un cargo de esta
naturaleza, debe hacerse al amparo, tal como procedió el recurrente, de la causal
primera.

2. Cuando el autor logra el apoderamiento del bien mueble ajeno esgrimiendo un arma,
la acción va dirigida a la consumación del delito de hurto mediante violencia. En la
segunda, cuando ya el delito de hurto se ha consumado, el autor del hecho describe una
conducta autónoma que no era necesaria para consumar el delito contra la propiedad.
Esta vez retiene, no ya para consumar el delito ni para asegurar el producto del hurto,
sino para agotarlo, y esa búsqueda de agotamiento del hecho -más allá, repítese, de la
consumación y del aseguramiento del producto- es precisamente lo que constituye el
ingrediente subjetivo del secuestro simple dentro de este asunto.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Esas son las razones que impiden aceptar la tesis del censor. La conducta de (...) no
puede considerarse atípica. El apoderamiento del automotor conducido por Lisímaco
Lozano, se adecua al esquema conceptual del hurto. La retención subsiguiente de que
fue objeto el ofendido, ciertamente prolongada -entre Picaleña y casi Melgar-, a su vez,
se acopla a la hipótesis normativa del secuestro simple.

En este sentido, se ha pronunciado la Corte:

"Una es la acción que se realiza mediante el apoderamiento con violencia de un objeto


mueble y otra la de privar de la libertad de locomoción a las personas que ejercen sobre
el bien hurtado posesión, tenencia o contacto físico. Cada uno de estos actos son
separables, dentro de la complejidad de un comportamiento, uno supone una maniobra
sobre el objeto del hurto, para cambiar su disponibilidad, otra supone retener, arrebatar
o sustraer a una persona de su autonomía de permanecer o no en determinado lugar".
(Sentencia del 5 de febrero de 2.002. Radicado: 13662. M. P.: Herman Galán
Castellanos)

El segundo argumento del censor tampoco tiene soporte legal. El artículo 269 del
Código Penal de 1.980, que define y sanciona el delito de secuestro simple, implica un
dolo consistente en que el autor arrebate, sustraiga, retenga u oculte a una persona
con propósitos distintos a los que se relacionan en la norma correspondiente al
secuestro extorsivo. En este evento, el ánimo de (...), después de despojar a Lisímaco
Lozano del control efectivo de su vehículo, era distinto, puesto que no lo hizo con fines
políticos o publicitarios ni para exigir por su libertad un provecho, a los previstos en el
artículo 268 del Código Penal de 1.980 -con la modificación de la Ley 40 de 1993-.

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 13/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Ibagué
PROCESADO : CACERES PINZON, ABEL
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Secuestro simple
PROCESO : 12439
PUBLICADA : Si

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ACCION DE REVISION-Poder especial/ PODER

De manera reiterada ha venido sosteniendo esta Sala de la Corte que por ser la revisión
una acción autónoma e independiente de la penal que le dio base al fallo cuya
invalidación pretende, requiere del otorgamiento por parte del condenado de un nuevo
mandato especial y suficiente, dada la autonomía de este nuevo trámite, respecto de la
acción penal de origen.

La circunstancia de que el artículo 221 del actual Código de Procedimiento Penal (Ley
600 de 2000) señale que la titularidad de dicha acción recae en "cualquiera de los
sujetos procesales que tengan interés jurídico y hayan sido legalmente reconocidos
dentro de la actuación", no significa que quien se atribuya la calidad de apoderado de
uno de ellos -procesado, parte civil, tercero civilmente responsable o tercero incidental-
no tenga que acreditar su condición, como ocurre precisamente en este caso, en donde
el abogado José Walter Moncada se atribuye la calidad de defensor del condenado (...),
pero no aporta un poder que corrobore el origen subjetivo del mandato, sea mediante
presentación personal ante un despacho judicial o una notaria, o el pase de la oficina
jurídica de la cárcel en donde se encuentre recluido el otorgante.

En efecto, conforme al artículo 65 del Código de Procedimiento Civil, aplicable por


remisión expresa del artículo 23 del estatuto procesal penal, el poder especial para un
proceso puede conferirse por escritura pública o por memorial dirigido al juez del
conocimiento, "presentado como se dispone para la demanda". Ahora, de acuerdo con

181
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

el artículo 84 idem, "las firmas de la demanda deberán autenticarse por quienes las
suscriban, mediante comparecencia personal ante el secretario de cualquier despacho
judicial, o ante notario de cualquier círculo…".

La certeza sobre la autoría del poder, salvo disposición en contrario, sólo se obtiene
mediando la formalidad de la presentación personal, pues es ésta la única que garantiza
la identificación real del autor del documento, exigible en consideración a la seguridad
que debe reflejar el proceso.

El defecto de la no presentación personal del poder atenta contra la autenticidad del


documento, porque al carecer de ella no se tiene certeza sobre su autoría.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Acción de Revisión
FECHA : 13/06/2002
DECISION : Rechaza la demanda por falta de personeria para
actuar
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Manizales
CONDENADO : CASTAÑO CASTAÑO, JAIME
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 19556
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Técnica: Varios cargos por nulidad/ SENTENCIA-Motivación

1. El defensor se refirió a varias irregularidades que calificó de sustanciales, aunque


como se verá incumplió con las exigencias técnicas y lógicas que deben observarse
cuando se plantea nulidad a través del recurso de casación.

"La aceptación de la causal 3ª de casación -dijo la Sala en la providencia del 14 de


septiembre de 1999 (radicación 13.471)- salvo cuando la irregularidad afecte
exclusivamente a la sentencia, implica regresar el proceso a una etapa anterior para
remediar el vicio y ajustar la actividad jurisdiccional a la Constitución y a la ley. Se trata
de un efecto que necesariamente se produce, que está ligado a cualquier declaración de
nulidad, sea cual sea la circunstancia que la origine. Y si esto es así, es transparente
concluir que cuando el demandante en casación decide formular más de un cargo de
nulidad no le es dable en ningún caso proponerlos en igualdad de condiciones. Es su
deber seleccionar el que estime principal y los restantes tendrá que plantearlos como
subsidiarios. Así lo exigen la lógica y la técnica del recurso extraordinario. Y si se tiene
en cuenta que el orden de examen de los cargos de nulidad propuestos por el
demandante es el mismo que deberá seguir la Corte cuando asuma su examen de fondo
en la sentencia, ya que el principio de limitación que rige el recurso le impide plantear
uno o variar el propuesto, resulta claro que el casacionista debe ser especialmente
riguroso en su presentación. Cada hipótesis de nulidad alegada tiene su propia
trascendencia en el trámite procesal y lógicamente aquella con mayor capacidad de
regresar el proceso al punto más lejano gozará de prioridad frente a las demás, cuya
formulación debe hacerse de manera subsidiaria.

"La Sala hace énfasis en lo precedente. Comprenderlo significa una condición


indispensable para el uso racional y adecuado de la causal 3ª de casación. E
igualmente para cumplir con la exigencia formal de claridad y precisión en la propuesta
del cargo. Si el casacionista tiene el deber de determinar cada vicio procesal que
decida plantear, de demostrarlo, de indicar su trascendencia en el proceso y
naturalmente la incidencia en su resultado final, lo que obviamente se espera cuando
son varias las propuestas de nulidad es verlas reflejadas en un planteamiento
globalmente coherente. Expresar en dicha medida cuál es el cargo elegido como
principal y las razones para hacerlo, lo mismo que la indicación de los subsidiarios y su
orden, es un requisito técnico-lógico para la admisión de la demanda".

2. En cuanto a la falta de motivación de la sentencia, por último, el casacionista se limita


a afirmarla y por todo fundamento precisa que el juzgador no indicó el mérito asignado
a cada prueba. Cita, sin embargo, algunas frases del pronunciamiento indicativas de

182
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

que el Tribunal presentó razones en el marco de la decisión, lo que significa entonces


que era deber del defensor demostrarle a la Corte que las mismas no constituían
motivación, o que se trató de una fundamentación insuficiente o anfibológica; y
adicionalmente concretar por qué la misma le impidió el ejercicio del derecho de
contradicción.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Casación
FECHA : 13/06/2002
DECISION : Inadmite la demanda presentada
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : DIAZ AMADO, CIRO ANTONIO
PROCESADO : GIL NARANJO, DONELIO
PROCESADO : RINCON MACIAS, JAVIER ENRIQUE
PROCESADO : RINCON MACIAS, OVIDIO
PROCESADO : REYES MUÑOZ, SANTOS
DELITOS : Homicidio agravado, Infracción al D.1194/89
PROCESO : 16597
PUBLICADA : Si

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INDAGATORIA-Advertencias previas al indagado/ CONSULTA/ REFORMATIO IN


PEJUS/ TRIBUNAL NACIONAL-Remisión de los expedientes por el factor
territorial

1. La realidad de la informalidad acusada en manera alguna se discute, pues en las


actas de las diligencias referidas, como también aconteció con los demás sindicados, el
Fiscal bajo cuya dirección se adelantaron, en cumplimiento de las previsiones otrora
contenidas en el artículo 358 de la derogada codificación procedimental penal y durante
la vigencia de dicha norma, esto es, antes de su declaratoria parcial de inexequibilidad
a través de la sentencia C-621 de noviembre 4 de 1998, M.P. Dr. José Gregorio
Hernández Galindo, les hizo las advertencias que allí se contemplaban, concretamente
y al tenor de la constancia respectiva, "que se les va a recibir una declaración sin
juramento, y libre de todo apremio, no está obligado a declarar contra sí mismo, ni
contra sus parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad y
primero civil, ni contra su esposa o compañera permanente, así mismo que tiene
derecho a que esté asistido y representado por un abogado y en cado de no tenerlo, el
Despacho le asignará a un (sic) de oficio..." (fs. 32, 43, 56 y 65, cd. 1).

Sin embargo, a renglón seguido y a pesar que lo anotado resultaba suficiente para
satisfacer las exigencias de la precitada norma, encaminadas a imponer a los indagados
del derecho a la no autoincriminación, de la eximente del deber de declarar contra sus
parientes cercanos, así como de las condiciones en las cuales iban a ser escuchados en
descargos, libres de todo apremio y sin juramento, el instructor agregó: "...con el objeto
de garantizar el derecho de defensa y de conformidad con el artículo 33 de la
Constitución Nacional debe manifestar si es su voluntad declarar o no, que si lo hace
está renunciando al derecho de no autoincriminación y debe declarar sin juramento,
pero con la advertencia de que si falta a la verdad podría estar incurso en los delitos de
favorecimiento ilícito y fraude procesal...".

La impropiedad de las advertencias efectuadas en los términos transcritos surgen


evidentes y revelan, a no dudarlo, el equivocado entendimiento del funcionario judicial
sobre el sentido y alcance de la garantía consagrada en el artículo 33 de la Constitución
Política y su desarrollo legal en el artículo 357 antes citado del estatuto procesal
anterior. En primer término, porque en manera alguna la decisión del sindicado de
rendir la injurada apareja la renuncia al derecho a la no autoincriminación, ni el faltar a
la verdad en ella, salvo que formule cargos contra terceros y se ratifique bajo la
gravedad del juramento, cuando a ello hubiere lugar, le puede generar consecuencias
183
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

en el ámbito punitivo, que en todo caso, no serían tampoco las señaladas en la


constancia transcrita.

Sin embargo, en la formulación del reparo, como también en la apreciación de la


Delegada, se pasa por alto que no toda informalidad genera la invalidación de lo
actuado, pues en materia penal las nulidades se encuentran regidas entre otros
principios y al tenor del artículo 308-2º ibídem, bajo cuya vigencia se adelantó este
proceso, por el de trascendencia, de conformidad con el cual en manera alguna basta
con la configuración del vicio de actividad acusado, sino que es necesario acreditar
además que el mismo resulta sustancial, esto es, que afecta las garantías de los sujetos
procesales o desconoce las bases fundamentales de la instrucción y el juzgamiento,
condición echada de menos en la advertida irregularidad.

2. Téngase presente que la sentencia del a quo, de carácter ordinario en delito de


competencia de la justicia regional, por virtud de las regulaciones otrora contenidas en
el artículo 206 ibídem, estaba sometida al grado jurisdiccional de consulta, de manera
que en forma paralela a la resolución de los aspectos objeto de la inconformidad de los
defensores y uno de los acusados, el entonces Tribunal Nacional tenía facultad para su
revisión integral y efectuar los ajustes correspondientes, a fin que la pena impuesta a
los procesados resultara condigna al concurso de conductas punibles objeto del
juzgamiento.

Lo anterior, porque como ha entendido la Corporación en forma reiterada a través de


criterio de mayoría, "la consulta no es medio de impugnación o recurso, sino un
mecanismo de revisión de la legalidad de ciertas decisiones judiciales, que opera por
ministerio de la ley", apoyada en razones de interés general "que hacen que su
cumplimiento no pueda dejarse al arbitrio de las partes, ni siquiera a la voluntad del
funcionario judicial que ha proferido la decisión"*.

Además, la Sala no puede acoger la tesis de la Delegada en el sentido que el recurso de


apelación presentado excluía tal grado jurisdiccional, pues como destacó también en
reciente providencia brindando réplica a la postura así acogida "en sentencia de
unificación de tutela (SU-1722 de 2000), obviamente sin efectos imperativos erga
omnes, de acuerdo con la previsión del artículo 48 de la Ley 270 de 1996 (Estatutaria de
la Administración de Justicia)…

"…una interpretación integral, coherente y no sesgada del texto del artículo 31


constitucional, indica que el Constituyente estableció de manera independiente y al
mismo nivel la apelación y la consulta,

como medios que podían abrir la segunda instancia en el proceso penal colombiano, el
primero por obra del ejercicio libre de las partes y el segundo por la insustituible
voluntad de la ley…

"…La expresión "son consultables cuando no se interponga recurso alguno" utilizada en


el artículo 206 del Código de Procedimiento Penal, corresponde al modo verbal del
subjuntivo presente, que como tal revela una hipótesis o suposición, de modo que
simplemente hace énfasis en la automaticidad u operatividad ope legis del grado
jurisdiccional de la consulta, así no se haya interpuesto recurso alguno. Es decir,
aunque las parte interpongan recurso alguno, de todos modos en relación con las
decisiones señaladas en la norma procederá la consulta.

"…Por otra parte, no es cierto que el artículo 217 sea claro en cuanto que no puede
agravarse la situación del condenado en sede de consulta, porque, en primer lugar, el
precepto encabeza con una facultad limitada del superior para decidir la consulta ("sin
limitación") y, en segundo lugar, la prohibición de agravación de la sentencia
condenatoria se condiciona a que la decisión "la hubieren recurrido", es decir, a que se
haya interpuesto un recurso que no puede confundirse con la consulta que es ajena a la
voluntad de las partes"**.

En este orden de ideas, concluye la Sala en el presente asunto, cuando el Tribunal


Nacional incrementó la pena deducida a los procesados, simplemente ejercitó las
facultades derivadas del grado jurisdiccional al que estaba sometido el pronunciamiento
de primer grado, sin que la decisión finalmente adoptada puede tacharse entonces de
ilegalidad.

3. Desaparecido el Tribunal Nacional por el vencimiento del término establecido en la


Ley Estatutaria de Administración de Justicia para el funcionamiento de la justicia
regional, así como declarada la inexequibilidad de la Ley 504 de 1999 en cuanto creaba
184
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

una Corporación que asumía la competencia de aquél, resulta forzoso colegir que el
expediente debe remitirse al funcionario de primera instancia a través del Tribunal, que
por el factor territorial, relevó en su ámbito funcional al que profirió el fallo de segundo
grado, para el presente caso, el Tribunal Superior de Bucaramanga.

___________________________________
* Sentencia de octubre 21 de 1998, M.P. Dr. Fernando Arboleda Ripoll.
** Sentencia de enero 18 de 2002, M.P. Dr. Jorge Aníbal Gómez Gallego, radicado 13.053.

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 13/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : GUZMAN, MATILDE
PROCESADO : CARVALLIDO MEJIA, NILSON ANTONIO
PROCESADO : CORREDOR GORDILLO, LUIS FRANCISCO
PROCESADO : RODRIGUEZ ARCHILA, ADOLFO
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Secuestro extorsivo,
Fabricación, trafic. y port. de armas de F.M.
PROCESO : 16468
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON – disponible


para
consulta
Salvamento Parcial de Voto DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS – medio
magnético no
diponible

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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PROCURADOR-Interés casación/ MINISTERIO PUBLICO-Interés/ CASACION-


Desestimación: Si posteriormente se advierte una irregularidad

1. Constituye presupuesto del derecho a la impugnación la legitimatio ad processum,


entendida como la capacidad jurídica que la ley otorga para realizar un acto procesal;
así, la normatividad confiere la titularidad del recurso de casación a los sujetos
procesales.

Para impugnar en casación, al Ministerio Público lo representa, normalmente, el


Procurador destacado ante el Tribunal Superior que hubiere dictado la sentencia de
segunda instancia. Esta representación, excluyente, lo habilita para interponer el
recurso ante el respectivo Tribunal y para presentar la demanda. No puede entonces un
Procurador Judicial ante los Jueces del Circuito asumir como impugnante en casación,
porque la ley no lo permite y de aceptarse tal intervención duplicaría al Procurador del
Tribunal y podría colocar al Ministerio Público en privilegios que la normatividad no
establece.

Sobre este punto la Corte ya se ha pronunciado, como puede observarse en el auto de


fecha 25 de agosto de 1998, radicación 14.540, Magistrado Ponente Carlos Augusto
Gálvez Argote:

"... Por eso, la intervención del Ministerio Público ante los Juzgados Penales y Promiscuo
del Circuito, bien se ejerza por Procuradores Judiciales I, que debería ser lo regular, o por
Procuradores Judiciales II, como medida temporal, debe necesariamente circunscribirse
al ejercicio de sus funciones dentro de los límites que le son dados por la competencia
atribuida a los Jueces ante quienes se actúa, incluyéndose como extremo de dichas
facultades la posibilidad de recurrir por vía de apelación la sentencia e inclusive de
sustentar oralmente este recurso ante el ad quem, ya que las determinaciones
adoptadas por esas colegiaturas en segunda instancia, previo el reparto, forzosamente
deben notificarse a los Procuradores Judiciales II que en cada caso fungen ante los
Tribunales Superiores de Distrito, toda vez que son estos los únicos habilitados por el
literal b del art. 91 de la Ley 201 de 1995 para "Intervenir en los procesos de que
185
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

conoce en primera y segunda instancia la Sala Penal del respectivo Tribunal Superior de
Distrito Judicial", y por ende, quienes en representación del Ministerio Público podrían
recurrir extraordinariamente las sentencias.

... De este modo se mantiene incólume la representación del Ministerio Público dentro
de los procesos penales, cuya presencia resulta constitucionalmente imperativa en la
protección de las garantías fundamentales y el orden jurídico, debiéndose tener en
cuenta que por la naturaleza que le es propia a la Procuraduría como órgano de control,
esta intervención es escalonada, como que no comparta una directa sujeción a un
proceso en particular y mucho menos una responsabilidad hasta su culminación, en la
medida en que ella depende de la autoridad y momento en que se produce su
intervención procesal, sin que desde luego pueda confundirse la parte como sujeto
procesal que es representada, con el individuo que en cada caso desempeña este rol, es
decir, que la representación está antes y por encima de la persona que encarna su
ejercicio."

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 13/06/2002
DECISION : Desestima la demanda
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pasto
PROCESADO : GUEVARA CUESTA, TOMAS ANTONIO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 11527
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Captura ilegal/ CAPTURA ILEGAL/ FLAGRANCIA/ INVESTIGACION


INTEGRAL-Técnica para alegar su vulneración/ CONGRUENCIA-Acusación y
sentencia/ PROPOSICION JURIDICA COMPLETA/ RESOLUCION DE
ACUSACION-Ejecutoria: Adición o aclaración/ PRESCRIPCION/ REBELION/
DELITO PERMANENTE

1. Se ha señalado que la censura es intrascendente, por cuanto que admitiendo como


válida la hipótesis de la captura irregular o ilegal del sindicado, ésta no tiene la
capacidad para enervar toda la actuación judicial posterior, porque la ilegalidad o
legalidad de aquélla no tiene incidencia en la estructura del proceso, ésta irregularidad
puede repararse de manera inmediata con el ejercicio de la acción de Habeas Corpus
consagrada en el artículo 30 de la Constitución Política, desarrollado a partir del artículo
430 del Código de Procedimiento Penal vigente para el momento en que se consumó la
actuación, o a través del mecanismo de control previsto en el artículo 383 ibídem, y no
como lo pretende el censor quien postula, en sede de casación, la vía de la nulidad para
restablecer el derecho de la libertad de locomoción de su representado.

De este modo lo ha señalado la Corte :

"…La supuesta ilegalidad de una captura no es planteable como fundamento de una


solicitud de nulidad procesal. La acción de habeas corpus y la petición de libertad por
captura arbitraria que puede dirigirse al funcionario judicial inmediatamente le es
puesto a su disposición el aprehendido, son los instrumentos previstos para la
protección del derecho de libertad. Y si no se utilizan en el momento pertinente, la
irregularidad en la retención en manera alguna puede corregirse mediante la nulidad de
todo el proceso. La protección del derecho, en conclusión, tiene lugar en la oportunidad
procesal oportuna y a través de las vías que en concreto consagra la ley".
...

La ley procesal penal admite la captura, como medida cautelar, por los motivos
previstos en la ley, uno de ellos, cuando la persona es sorprendida en flagrancia en el
momento de cometer el punible.
...

186
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

El legislador no condicionó la captura en flagrancia al mandamiento previo por escrito


de autoridad judicial.

2. Cuando se plantea la nulidad del proceso por violación del principio de investigación
integral, compete al demandante como actor del recurso, demostrar que el medio
probatorio no allegado es de tal manera conducente y eficaz, que su incidencia en el
fallo es de tal importancia que sus conclusiones habrían sido distintas.
...

Cuando una prueba no se practica, para establecer si ello conduce a la violación del
principio de la investigación integral, es necesario analizar si con dicha evidencia se
aportaban elementos de juicio que permitieran obtener información relacionada con las
circunstancias de modo, tiempo y lugar en que ocurrieron los hechos.

3. El legislador ha exigido, atendiendo la estructura del proceso penal, que la sentencia


responda a los cargos formulados en la resolución de acusación, de tal suerte que el
desconocimiento de este requisito y que implique grave y trascendente efecto nocivo a
la situación jurídica y a las garantías del procesado, impone al juzgador
inexcusablemente entrar a corregirlo, para hacer prevalecer dicha armonía.

Era de la esencia de la causal, dentro del régimen procesal anterior, aceptar sin
cuestionamientos los cargos formulados en la resolución de acusación, porque la
incongruencia se apoya en que el juzgador respete el marco de la acusación,
regresando la imputación al ámbito en la que fue formulada.

La congruencia entre la sentencia y la resolución de acusación, exigía pues, una tal


correspondencia entre la "causa decidendi" en cuanto a los hechos y los autores se
refiere y la imputación jurídica que debía corresponder al mismo capítulo o título si éste
no estuviere dividido en capítulos. Tal unidad podría verse afectada, por citar solamente
las situaciones que vienen al caso, cuando en la sentencia resultaban modificados los
grados de participación o variada la adecuación típica de la conducta, siempre que
resultara agravada la situación del inculpado.
...

El cargo examinado se formuló con desconocimiento de los principios que gobiernan la


causal segunda de casación, no sólo por las razones anotadas, sino además, porque se
planteó la nulidad desde la resolución de acusación, pretensión que como ya se dijo no
puede lograrse a través de la vía elegida por el actor, pues con la incongruencia se
acepta que la calificación fue correcta pero desconocida en la sentencia, luego la
solución no radica en la nulidad, pues si se casara el fallo, la Sala estaría obligada a
proferir la sentencia de sustitución ajustando los cargos al llamamiento a juicio, tal y
como lo prevé el numeral 1° del art. 229 ibídem (modificado por el artículo 217 de la ley
600 de 2000).

4. El demandante no construyó y demostró la proposición jurídica en los términos en


que la técnica del recurso de casación lo exige. No es suficiente para ese propósito
simplemente enunciar las disposiciones que se estiman infringidas, es indispensable
además ocuparse del concepto de violación.

5. Dicha adición forma parte de la misma resolución de acusación y, por consiguiente,


al no constituir un acto procesal escindible del anterior, a pesar de referirse a otro de los
procesados llamados a responder en juicio, significa que la ejecutoria de dicha
resolución se produjo el 20 de junio de 1997, fecha de la aclaración, y no el 14 de marzo
inmediatamente anterior, fecha de la resolución posteriormente adicionada, precisión
que debe consignarse para disipar cualquier inquietud que pudiera surgir en relación
con la fecha a partir de la cual se reiniciaría el lapso de prescripción de la acción penal,
por ser la misma de su interrupción, al tenor del artículo 86 del código penal actual. (art.
84 de la codificación derogada).

La omisión advertida por el juez regional, le autorizaba devolver la actuación a la


Fiscalía Delegada para su corrección , sin tener que invalidar la actuación, ya que se
trataba de un aspecto sustancial de su parte resolutiva, considerando que en la motiva
había sido tratado con suficiencia. No se equivocó la Fiscalía en invocar una disposición
del procedimiento civil, aplicable por integración al procedimiento penal, en procesal
anterior. (principio de remisión del art. 23 del ahora vigente) ni el Juez Regional al
ejercer el control de legalidad sobre la acusación, como director institucional del
proceso obligado como estaba por el artículo 13 del estatuto procesal anterior, (15 de la
ley 600/2000) para la corrección de los actos irregulares, siempre y cuando, como en
efecto sucedió, se respetaran los derechos y garantías de los sujetos procesales, así lo
187
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

autorizó el artículo 211 del C.P.P. vigente para entonces, a propósito de la corrección de
sentencias. Desde luego, una interpretación sistemática permite admitir que si está
permitida para sentencias, lo está también para otras decisiones de fondo de menor
rango.

6. A la Sala no se le escapa que tratándose de un delito de rebelión, reato de carácter


ejecución permanente, por excelencia, el término de prescripción debería contarse a
partir del último acto de su perpetración, como así lo dispone el artículo 84 de la ley 599
de 2000. (83 del código derogado)

En este caso, como lo ha sostenido recientemente la Sala , "cuando se trata de


conductas punibles de ejecución permanente, como lo es la rebelión, el término de
prescripción comienza a contarse desde la perpetración del último acto, esto es, desde
que se deja de cometer". Ello indica que si de quien ha sido acusado de pertenecer a un
movimiento rebelde sin constancia alguna de que se haya separado de esa organización
en armas, ello implica que el reato no se habría dejado de cometer.

_____________________
* Casación de agosto 15 de 2000 M. P. CARLOS E. MEJIÁ ESCOBAR.
** Casación 12.508 DE MAYO 30 DE 2002, Mg. Pon. JORGE CÓRDOBA POVEDA.

RESOLUCION DE ACUSACION-Ejecutoria, adición o aclaración (ACLARACIÓN


DE VOTO)

DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Respetados Señores Magistrados:

He aclarado el voto en esta decisión porque no estoy de acuerdo con la


explicación que se da sobre el momento de la ejecutoria de la resolución de acusación,
en efecto:

1. La resolución acusatoria fue proferida el 4 de octubre de 1996 y conocida en


segunda instancia el 14 de marzo de 1997.

2. El 20 de junio de este último año, la fiscalía “complementó” la acusación y


adujo para ello el artículo 309 del Código de Procedimiento Civil.

3. Esta última disposición establece que la aclaración de una auto procede


“dentro del término de su ejecutoria”, sea que se haga de oficio o a petición de parte.

De lo anterior se desprende que ejecutoriada la acusación el 14 de marzo de


1997, no existía ninguna posibilidad de adición después de su firmeza, por ejemplo, la
del 20 de junio de 1997.

Siendo así, el término de prescripción no se cuenta a partir de la fecha de la


“complementación” sino de la decisión de segunda instancia, para el caso, el 14 de
marzo de 1997, data que ha debido ser la atendida para abrir el debate sobre la
prescripción o no de la acción penal. Esto lo dice la lógica, el más puro sentido común.
En firme un “auto”, no es posible modificarlo, así se trate de la simple aclaración de un
nombre que, por lo demás, ni siquiera era necesario dentro de este asunto, toda vez que
estaba perfectamente determinado en la parte motiva del “auto”. Y menos se puede
hacer si se trata de una resolución acusatoria.

De los Señores Magistrados


Seguro Servidor

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 14/06/2002
DECISION : Desestima, casa parcial y of. respecto a la pena
accesoria
de interdicción

188
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

PROCEDENCIA : Tribunal Nacional


CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : DAVILA LAGOS, CARLOS EDUARDO
DELITOS : Rebelión, Homicidio
PROCESO : 16411
PUBLICADA : Si

Aclaración de voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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DEMANDA DE CASACION-Técnica/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY/


CASACION-Grado de credibilidad otorgado a los medios de convicción/
NULIDAD-Técnica en casación/ PRUEBA-Trascendencia/ RESOLUCION DE
ACUSACION-Requisitos esenciales/ ERROR DE HECHO-Apreciación probatoria

1. La Corte inadmitirá las demandas y declarará desiertos los recursos interpuestos,


porque no cumplen los requisitos legales establecidos en el numeral 3º. del artículo 225
del Código de Procedimiento Penal de 1991, vigente para la época de los hechos y de la
emisión del fallo impugnado, que expresamente exige "la enunciación de la causal y la
formulación del cargo indicando en forma clara y precisa sus fundamentos y las normas
que el demandante estime infringidas".

En este sentido, como lo que se pretende al acudir a esta sede es cuestionar la


sentencia de segunda instancia para desvirtuar la doble presunción que de ella se
predica de contener una decisión acertada y que fue adoptada con observancia plena
de la legalidad, ese propósito le impone al censor una carga mayor que la simple
expresión de reparos, opiniones o conceptos sobre lo que fue o debió ser el contenido
de la decisión, para centrarse, con apoyo en la lógica y en la técnica propia del recurso,
en la tarea de señalar de manera concreta el defecto sustancial de la sentencia,
amparado desde luego en alguna o algunas de las causales consagradas en el artículo
220 del citado estatuto procesal, cuya presentación debe hacerse acatando las pautas
que la propia ley o la jurisprudencia señalan en cada caso.

Por eso ha insistido la Sala en que la demanda de casación no es un escrito de libre


formulación y ha destacado las notables diferencias entre la revisión que se hace en
esta sede y la que se produce en las instancias, en las que se pueden valorar sin
ninguna limitación los hechos del proceso.

2. Cuando se invoca el inciso 2º. del numeral 1º. del artículo 220 del Código de
Procedimiento Penal anterior, al censor le corresponde no sólo demostrar que el juez ha
incurrido en un error manifiesto, perceptible con facilidad, que debe señalar de manera
muy concreta, sino que es tal su trascendencia y la relación de causalidad con el sentido
de la decisión, que de no haberse presentado el yerro ésta sería diferente; lo cual le
impone, sin duda, la obligación de desvirtuar todos los fundamentos probatorios del
fallo, porque si subsistiese alguno con poder suficiente para sostener la decisión, la
demanda no podría prosperar.

3. El grado de credibilidad que se le dé a un determinado medio de prueba no es


atacable en casación, pues el sistema de la tarifa legal dio paso a la sana crítica y a la
persuasión racional y lógica (artículos 254 y 294 del Código de Procedimiento Penal), de
manera que plantear un error con apoyo en la apreciación judicial del mérito de las
pruebas, supone demostrar la existencia de una irremediable contradicción entre ésta y
las reglas que informan esa valoración racional, nada de lo cual hizo el demandante.

4. Cuando se invoca la causal tercera de casación, el demandante debe señalar,


atendiendo a lo previsto especialmente en los artículos 304, 307 y 308 del Código de
Procedimiento Penal, alguno de los motivos de invalidez que la ley consagra y
demostrar la trascendencia del vicio porque afectó de manera seria, tangible, los
derechos de los sujetos procesales, amén de la ninguna participación que en la
producción de la irregularidad tuvo quien la aduce ni que ella fue convalidada.

Estas exigencias, unidas al deber de indicar desde qué momento procesal se debe
rehacer la actuación, hacen parte del requisito previsto en el numeral 3º. del artículo
189
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

225 del anterior estatuto procesal, de manera que la ausencia de alguna de ellas
tornaría inadmisible la demanda y conduciría a su rechazo, sin que pueda suplirse por la
facultad oficiosa consagrada en el artículo 228 ibídem, que sólo puede ser ejercida al
momento en que sea dictada la sentencia de casación, lo cual implica que la demanda
haya sido previamente admitida.

5. La trascendencia, desde luego, no equivale a la conducencia o a la pertinencia de la


prueba, necesarias para decretarla (artículo 250 del Código de Procedimiento Penal);
comporta, más bien, la demostración seria, lógica, coherente, de que su práctica
hubiese variado radicalmente el sentido de la decisión, cuestión bien diferente de la
simple formulación de conjeturas o especulaciones sobre las hipotéticas consecuencias
que se hubieran derivado de la incorporación de algún otro medio de convicción.
Adicionalmente, para lograr el cometido de persuadir sobre la real importancia de la
prueba extrañada, la demanda debe ocuparse también en acreditar que los elementos
probatorios recaudados, en los que se apoyó la sentencia de condena, perderían todo su
valor de convicción frente a la inclusión de aquellos cuya falta se destaca, labor no
cumplida por el censor.

6. Aunque al mencionar la causal de casación el demandante dice impugnar la


sentencia dictada por el Ad quem, de manera equívoca parece dirigir también el ataque
contra la resolución de acusación por haberse dictado sin cumplir el requisito probatorio
previsto en el artículo 441 del estatuto procesal penal -la existencia de "testimonio que
ofrezca serios motivos de credibilidad"-, norma que reputa indebidamente aplicada. Si
tal fue su pretensión, bastaría recordarle para explicar la razón del rechazo por este
aspecto, que en sede de casación la demanda se dirige contra la sentencia de segunda
instancia -o, en ocasiones, contra ésta y la de primera cuando puede predicarse unidad
jurídica entre ambas- cuya estructura se pretende socavar demostrando la existencia de
errores cometidos por el fallador con el objeto de desvirtuar la doble presunción de
acierto y de legalidad que de ella se predica.

Si lo que el censor intentaba plantear era que en este proceso se había adoptado una
resolución de acusación con violación de los requisitos esenciales señalados por la ley,
lo que eventualmente podría generar una irregularidad sustancial que afectaba el
debido proceso, debió acudir a la causal tercera porque entonces el reproche habría de
consistir en haberse dictado la sentencia en un juicio viciado de nulidad (numeral 3°. del
artículo 220 del anterior Código de Procedimiento Penal)* .

7. Hoy, superado ese esquema por el principio de la libre apreciación, persuasión


racional o sana crítica que actualmente rige, como lo señalan los artículos 254 y 294 del
Código de Procedimiento Penal, el error de hecho que tenga por fuente la valoración
judicial de las pruebas sólo puede estructurarse cuando no se considera algún medio de
convicción aportado al proceso o se estima uno inexistente, o cuando se tergiversa su
contenido, o cuando se le valora con abierto desconocimiento de los principios de la
sana crítica, en cuyo caso -este último- el demandante debe precisar las leyes de la
ciencia, reglas de la experiencia o principios lógicos que fueron desconocidos por la
justicia.
_________________________________
* Cfr. sentencia de 3 de marzo de 2000, radicado 10.406, M.P. Jorge E. Córdoba Poveda

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Casación
FECHA : 16/06/2002
DECISION : Inadmite la demanda y declara desierto el recurso
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : PEÑA COBO, LIBARDO
PROCESADO : JIMENEZ RINCON, OCTAVIO
DELITOS : Secuestro extorsivo
PROCESO : 16845
PUBLICADA : Si

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190
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

DETENCION PREVENTIVA-Fines/ MEDIDA DE ASEGURAMIENTO-Revocatoria:


Debe estar privado de la libertad/ MEDIDAS CAUTELARES

1. Reza el artículo 28 de la constitución política que nadie puede ser detenido, sino en
virtud de mandamiento escrito de autoridad judicial competente, con las formalidades
legales y por motivo previamente definido en la ley.

En desarrollo de esta preceptiva, el artículo 3º de la ley 600 de 2000 elevó a la


categoría de principio rector de carácter obligatorio y prevalente el derecho
fundamental a la libertad, señalando como su legítima limitación la detención
preventiva dispuesta en los términos regulados en esa ley y "sujeta a la necesidad de
asegurar la comparecencia al proceso del sindicado, la preservación de la prueba y la
protección de la comunidad".

El artículo 355 ejusdem, al establecer los fines y objetivos de la detención preventiva,


precisó que la imposición de la medida de aseguramiento procederá para "garantizar la
comparecencia del sindicado al proceso, la ejecución de la pena privativa de la libertad
o impedir su fuga o la continuación de su actividad delictual o las labores que
emprendía para ocultar, destruir o deformar elementos probatorios importantes para la
instrucción, o entorpecer la actividad probatoria".

La Corte constitucional, al pronunciarse sobre la constitucionalidad de las preceptivas


del nuevo código de procedimiento penal relacionadas con los institutos de la detención
preventiva y domiciliaria, en sentencia C-774 de julio 25 de 2001 condicionó su
exequibilidad, específicamente del artículo 357 del estatuto procesal, bajo el entendido
de que, la procedencia general de la detención preventiva, está sujeta a que en cada
caso concreto se valore la necesidad de la misma en atención a los fines que le son
propios, de acuerdo con la constitución y la ley.

De esta manera, la detención no se vincula tan sólo con el cumplimiento de los


requisitos formales y materiales exigidos por el ordenamiento jurídico, sino también con
los fines establecidos para ella, debiendo el juzgador en cada caso verificar la necesidad
de imponerla de conformidad con los propósitos de asegurar la comparecencia del
sindicado al proceso, preservar la prueba y proteger a la comunidad.

2. La Sala ha admitido en algunos precisos eventos la revocatoria de la medida de


aseguramiento en relación con procesados a quienes en vigencia del anterior código de
procedimiento penal se les había impuesto la detención preventiva, o detención
domiciliaria, sin beneficio de excarcelación, a partir de realizar un pronóstico de las
condiciones laborales, personales, familiares y sociales, aún subsistiendo los
presupuestos formales y sustanciales que la detención exige.

En todos aquellos casos, empero, se partió del supuesto que los procesados soportaban
medida de aseguramiento que implicaba privación de la libertad, sin derecho a
excarcelación, y no como sucede en este evento donde el imputado disfruta de este
beneficio a partir de la decisión de la Corte de fecha 29 de enero de la presente
anualidad, sin restricciones diferentes a las señaladas en el artículo 368 del código de
procedimiento penal.

A diferencia de las distintas medidas cautelares que se adoptan en el curso del proceso
(embargo y secuestro preventivo de bienes del procesado, suspensión en el ejercicio del
cargo, etc.), la única entonces que, además de los presupuestos de procedimiento
(artículos 356 y 357 ejusdem), que se vincula con la necesidad de definir los objetivos
de la medida de aseguramiento, es la detención preventiva en cuanto a la limitación
del derecho básico de la libertad.

Sólo cuando hay lugar a materialmente restringir este derecho, debe procederse a la
verificación del cumplimiento de la condición a que corresponden los fines, pues ello es
lo que se infiere del mandato de los artículos 28 de la constitución políticas, 3º y 355 del
estatuto procesal penal.

Así lo entendió la Corte constitucional en la mencionada sentencia de


constitucionalidad, cuando precisa que la resolución de detención preventiva no
conlleva en todos los casos la privación efectiva y material de la libertad, y que bajo el
supuesto de que el procesado se encuentra amparado por la presunción de inocencia
incluso durante la etapa de juzgamiento "la restricción de la libertad sólo puede estar
determinada por la necesidad de que se cumplan los fines de la investigación penal",

191
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

con lo cual hace depender el cumplimiento de los mismos a la efectiva limitación de la


libertad de locomoción.

De modo que, cuando el procesado se encuentra en libertad por cualquier causa, no


tiene sentido postular la revocatoria de la detención preventiva dictada al amparo de un
preciso marco jurídico, acudiendo a la normatividad vigente, únicamente con la
pretensión por que se dejen sin efecto algunas consecuencias propias de la medida de
aseguramiento que no se vinculan con la función, los fines y objetivos constitucional y
legalmente señalados, si se toma en cuenta que no se avienen en lo más mínimo con la
necesidad de garantizar la comparecencia del sindicado al proceso, o a la ejecución de
la pena privativa de la libertad, o para impedir su fuga o, en fin, para que continúe con
su actividad delictual.

La medida de aseguramiento conlleva una serie de implicaciones, entre otras, como se


dijo, la privación de la libertad, el embargo y secuestro de bienes, la suspensión en el
ejercicio del cargo en tratándose de funcionarios públicos; pero unos solos fines (artículo
355 del código de procedimiento penal), que se cumplen exclusivamente cuando el
procesado tiene efectivamente limitada la libertad de locomoción.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Auto Segunda Instancia


FECHA : 18/06/2002
DECISION : Niega revocatoria de medida de aseguramiento y
devolución de la caución
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Barranquilla
PROCESADO : PATERNINA PEINADO, JOSE VICENTE
DELITOS : Concusión
PROCESO : 18056
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Canadá/ EXTRADICION-Concepto del Ministerio de Relaciones


Exteriores/ EXTRADICION-Prueba-Legalidad del trámite del proceso en el país
requirente/ PRUEBA

1. De conformidad con lo estipulado en el artículo 18 del Código Penal, el trámite de


extradición está sujeto a lo establecido en los Convenios o Tratados internacionales, de
carácter bilateral o multilateral o, a falta de éstos, a las normas contempladas en el
Código de Procedimiento Penal, lo que significa que existiendo Tratado entre los Estados
requirente y requerido, su disposiciones prevalecen sobre las contenidas en las
respectivas legislaciones.

Por lo tanto, según lo conceptuó el Jefe de la Oficina Jurídica del Ministerio de Relaciones
Exteriores, las normatividades aplicables para el trámite del presente caso, son el
Tratado de Recíproca Extradición de Reos, suscrito en Bogotá el 27 de octubre de 1888
entre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y la República de Colombia,
aprobado por la Ley 148 del 28 de noviembre de ese mismo año, y la Convención de las
Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas,
suscrita en Viena el 20 de diciembre de 1988, incorporada en nuestra legislación
mediante la Ley 67 del 23 de agosto de 1993.

De manera que el trámite y el concepto de la Corte deben fundamentarse en las normas


en precedencia relacionadas y no en el artículo 520 del C. de P. Penal (Ley 600 de 2000),
pues, como ya se advirtió, prevalecen los tratados o convenios internacionales sobre las
legislaciones internas de cada país, siendo aquellas las que reglan el trámite de
extradición, según las exigencias y limitaciones pactadas por los Estados contratantes.

2. Debe reiterarse que la emisión de dicho concepto corresponde exclusivamente al


Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, por lo que la Corte
no puede inmiscuirse en esa órbita funcional claramente delimitada por la Constitución

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

y la ley, ni ejercer control sobre ella, es decir, carece de competencia para dirigir,
controlar y, menos, verificar el marco normativo a que el Estado colombiano debe
sujetar sus relaciones internacionales, las que, por mandato constitucional, son del
resorte exclusivo del Ejecutivo, al tenor de los artículos 9°, 226 y 227.

3. Los datos que obran en la documentación remitida son suficientes para que la Sala
pueda determinar si el hecho punible por el cual se solicita la extradición está
contemplado en los tratados, pero sin que le corresponda decidir sobre la existencia del
delito, ni sobre la autoría, ni sobre las circunstancias en que se cometió, ni sobre la
culpabilidad, ni sobre la dosimetría penal, pues la Corte no ejerce función jurisdicente, ni
puede desconocer la soberanía del Estado requirente, como de manera reiterada se ha
sostenido por la doctrina de la Sala*.

En cuanto a las pedidas en los numeral 4.6. y 4.7, tendientes a cuestionar la


constitucionalidad de un precepto del país solicitante y si con relación a los hechos que
son materia de la presente actuación han sido dejados en libertad alguno o algunos
procesados, se negarán por impertinentes, pues ello implicaría una intromisión indebida
en la jurisdicción del país requirente, siendo aspectos que, en el evento de concederse
la extradición, deberán ser debatios al interior del respectivo proceso y ante las
autoridades extranjeras.

Sea del caso reiterar que en el trámite de la extradición no se juzga la conducta del
solicitado, ni la Corte actúa como juez, ni realiza un proceso judicial, sino que,
simplemente, conceptúa si se cumplen o no los requisitos señalados en el respectivo
tratado o, en su defecto, en la ley, para conceder la extradición.

____________________________
* Ver, entre otras, extradición 16728, 16 de mayo/01, auto septiembre 13/01, M. P. Dr. Carlos
Augusto Gálvez Argote

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Auto Extradición
FECHA : 18/06/2002
DECISION : Niega unas pruebas solicitadas
PAIS REQUIRENTE: : Gobierno de Canadá
REQUERIDO : MORENO NOVOA, ALVARO
PROCESO : 18542
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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INDEMNIZACION DE PERJUICIOS/ PERJUICIOS MORALES-Personas jurídicas/


PERSONA JURIDICA

Al tenor de lo estatuido por los artículos 94 y 96 del Código Penal y artículos 45 y 46 del
Código de Procedimiento Penal, la conducta punible origina en el responsable
penalmente y en quienes con arreglo a la ley sustancial estén obligados a responder, el
deber legal de reparar los daños materiales y morales causados a las personas
naturales o a sus sucesores y a las jurídicas perjudicadas directamente con la conducta
punible, quienes tienen la facultad de ejercer la acción indemnizatoria en la actuación
penal o por fuera de ella en la jurisdicción civil.

A su turno, el artículo 21 del Código de Procedimiento Penal, consagra como norma


rectora el restablecimiento del derecho, el cual compele al funcionario judicial a adoptar
las medidas necesarias para lograr que los efectos producidos por la conducta punible
cesen, que las cosas vuelvan a su estado anterior y se indemnicen los perjuicios
causados con ella.

Así entonces, es evidente que el nuevo Código Penal al igual que el derogado consagra
dos clases de daños, los materiales y los morales; entendidos los primeros como
aquellos que afectan el patrimonio del perjudicado, y los segundos, los que inciden en
cualquiera de las esferas de la persona diferentes a la patrimonial.

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Con arreglo a la ley civil, los daños materiales están constituidos por el daño emergente
referido a las erogaciones crematísticas hechas por el perjudicado para atender las
consecuencias del delito; y el lucro cesante traducido en las ganancias o lo que deja de
percibir el perjudicado a causa de la comisión del injusto penal.

De otro lado, la jurisprudencia y la doctrina de antaño han aceptado la concurrencia de


dos tipos de daños morales, los objetivados y los subjetivos.

Los objetivados consistentes en aquellos daños que repercuten en la capacidad


productiva o laboral de la persona agraviada, y que por consiguiente son cuantificables
pecuniariamente.

Y los subjetivos "pretium doloris", que lesionan el fuero interno de las personas
perviviendo en su intimidad y se traducen en la tristeza, el dolor, la congoja, o la
aflicción que sienten las personas con la pérdida, por ejemplo, de un ser querido. Daños
que por permanecer en el interior de la persona no son cuantificables económicamente.
A ellos se refiere el artículo 56 del Código de Procedimiento Penal al prescribir "En los
casos de perjuicios no valorables pecuniariamente, la indemnización se fijará en la
forma prevista en el Código Penal".

Consecuentemente, la Sala viene aceptando que las personas naturales y jurídicas


pueden sufrir perjuicios morales objetivados, pero en estas últimas siempre que como
consecuencia del delito se disminuya considerablemente su capacidad productiva o
laboral, o ponga en peligro su existencia.

Desde esa perspectiva, es lógico que las personas jurídicas públicas no sufrirán este tipo
de daños, por cuanto siendo su creación constitucional o legal, la comisión de un delito
en su contra no tiene la posibilidad de reducir la prestación del servicio público que les
es propia, y menos de poner en riesgo su supervivencia.

En armonía con estos conceptos, esta Sala de Casación en providencia dictada el 11 de


febrero de 1.999 en el radicado No. 14.523, con ponencia del Magistrado, Dr. JORGE
ANIBAL GOMEZ GALLEGO, expuso:

"En relación con la segunda cuestión propuesta por el apelante, es decir, la existencia
de perjuicios extrapatrimoniales, es cierto que las personas jurídicas pueden padecerlos,
verbigracia, cuando se afecta su buen nombre y reputación, mas tales consecuencias
solo son estimables como detrimento resarcible cuando amenazan concretamente su
existencia, o merman significativamente su capacidad de acción en el concierto de su
desenvolvimiento o las ponen en franca inferioridad frente a otras de su género o
especie, si es que se mueven en el ámbito de una competencia comercial o de la
prestación de servicios apreciables por la demanda de usuarios.

"En relación con las personas jurídicas de derecho público que nacen y se desenvuelven
por mandato y privilegio constitucional o legal, sin necesidad de un reconocimiento
gubernativo de personería jurídica….el desprestigio que sus servidores le ocasionan con
algunas conductas desviadas hace parte de la naturaleza, gravedad y modalidades
propias de cada delito (daño público), pero en manera alguna se proyecta en un
menoscabo particular que ponga en peligro su existencia o la disminuya
considerablemente en su operatividad, porque, aún con la presencia de funcionarios
corruptos, la actividad estatal no puede detenerse ni arredrarse.
...

Con el único propósito de contestar los argumentos de la defensa, la Sala deja en claro
el desacierto en que incurre al aseverar que el artículo 48 del Código de Procedimiento
Penal exige como requisito formal de la demanda, la demostración de los daños
causados con el delito, dado que dicho precepto sólo requiere la enunciación de los
perjuicios materiales y morales que el demandante considera causados con la conducta
punible y, adicionalmente, la tasación o estimación de la cuantía en que cifra el
perjuicio para su indemnización.

Requisito que asoma coherente con la estructura del proceso penal patrio, que prevé la
determinación de los daños y perjuicios de orden moral y material causados con la
conducta punible (artículo 331-4), como uno de los fines de la etapa instructiva; y en
caso de comprobarse la existencia de perjuicios

provenientes del hecho investigado, la obligación del juez de liquidarlos de acuerdo a lo


acreditado en la actuación, condenando en la sentencia al responsable de los daños
causados con la conducta punible.
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

En lo que si acierta la impugnante es en que el deber que tienen las personas jurídicas
de derecho público perjudicadas con un delito contra la administración pública de
constituirse en parte civil, según las voces del artículo 137 del Código de Procedimiento
Penal; está sujeta a la concurrencia de dos requisitos, que el ilícito haya lesionado o
puesto en peligro la administración pública, y que efectivamente la entidad del Estado
haya sufrido perjuicios resarcibles, porque si ocurre como en este caso, que no se
causaron daños, la entidad carece de legitimidad para constituirse en parte civil, por
ausencia de personería sustantiva.

"Como ese deterioro de la imagen de la institución pública, que se produce por la acción
delictiva del servidor público, no puede deslindarse de la esencia misma del hecho
punible, ni es extraño a los fines preventivos generales y especiales que está llamada a
cumplir la eventual pena, tampoco será posible individualizar un perjuicio que justifique
el ejercicio simultáneo de una acción con fines compensatorios como es la civil.

"En efecto, de acuerdo con el sistema penal colombiano, la sola pena está determinada
para recomponer el ordenamiento jurídico violado, y es esa la manera principal como el
Estado autoconstata su imperio y le confirma a los ciudadanos la vigencia de las
instituciones y el derecho, además de ser un modo singular de recuperar la imagen
comprometida no sólo con el comportamiento del servidor que comete un delito
especial o común, sino también por la conducta de cualquier particular que por la
misma vía se burla de la ley.

Gracias a la regulación del artículo 104 del Código Penal, en relación con los artículos
43, 48 y 56 del Código de Procedimiento Penal, que reseñan y hacen énfasis en la
naturaleza privada de la acción resarcitoria (así la llegare a ejercer un ente de derecho
público), el perjuicio susceptible de reclamación por la vía unitaria del proceso penal no
solo debe ser real sino que debe connotarse como algo distinto a los fines que atiende
la acción penal (artículo 24 C.P.). Es decir, aquellas pretensiones que apuntan a una
reposición de la imagen deteriorada de la institución agraviada, como se pregona en el
caso, quedan satisfechas con el desarrollo del objeto principal del proceso penal, como
consecuencia de la ordenación o reordenación de la convivencia o de los fines
colectivos y/o estatales que se buscan con la pena, sin que sea procedente acudir a una
excesiva y extraña compensación monetaria o simbólica que no puede justificarse en
otra realidad dañina, que pueda permanecer después de la sanción principal. Cosa
distinta es que ese efecto nocivo consustancial al delito se extienda a otras personas o a
un en el mismo titular del bien jurídico, después de presupuestada la pena, como ocurre
patéticamente, por ejemplo, con el ciudadano que es víctima de una exacción por la vía
de un injusto de concusión..."

MAGISTRADO PONENTE: DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Segunda Instancia


FECHA : 18/06/2002
DECISION : Revoca providencia que admitió como parte civil a
la
Nación- DIAN
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cartagena
PROCESADO : RIVERO MARTINEZ, BEATRIZ DEL ROSARIO
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 19464
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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PODERES DISCIPLINARIOS DEL JUEZ/ RECURSOS-Legitimidad/ SANCION


CORRECIONAL-Recursos

Atendiendo el sistema constitucional y legal vigente, el Juez, como máxima autoridad


que tiene a su cargo la responsabilidad de impartir justicia en nombre del pueblo en
quien radica la soberanía, sometido exclusivamente al imperio de la ley, está en el
deber de propender por el reconocimiento de las garantías de las partes y de la

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

sociedad en general, la efectividad del derecho sustancial, y, por supuesto, el correcto


desarrollo de la actuación, pues cuando actúa en ejercicio de tan delicada misión,
constitucionalmente atribuida para preservar la vigencia del ordenamiento jurídico y los
valores de la justicia, ha sido investido de la potestad jurisdiccional que al estado
corresponde, que, asimismo, conlleva las facultades y poderes indispensables para
juzgar y hacer cumplir lo juzgado.

Quienes intervienen en la actuación, por su parte, en condición de sujetos procesales,


no sólo cuentan con el derecho a participar activamente en el trámite procesal, sino el
deber constitucional de "colaborar para el buen funcionamiento de la administración de
justicia" (art. 95-7 de la Carta Política).

Resultan de esta manera armonizados el interés general porque la administración de


justicia se desarrolle a través de un sistema procesal regular, ordenado y coherente, que
garantice seguridad jurídica a todos los asociados, y el particular de los ciudadanos de
acceder a una justicia pronta y eficaz en demanda de reconocimiento para sus
pretensiones individuales. En este contexto, ha sido establecido por la jurisprudencia
constitucional: "el juez, como máxima autoridad responsable del proceso, está en la
obligación de garantizar el normal desarrollo del mismo, la realización de todos y cada
uno de los derechos de quienes en él actúan, y, obviamente, de la sociedad en general,
pues su labor trasciende el interés particular de las partes en conflicto. Para ello el
legislador lo dota de una serie de instrumentos que posibilitan su labor, sin los cuales le
sería difícil mantener el orden y la disciplina que son esenciales en espacios en los
cuales se controvierten derechos y se dirimen situaciones en las que predominan
conflictos de intereses" (cfr. sentencia C-218/96), que no son otros que los poderes
disciplinarios para imponer sanciones a sus empleados, o correccionales a los demás
empleados públicos o los particulares, obviamente en el marco del respeto absoluto por
las garantías fundamentales del debido proceso y el derecho de defensa.

El artículo 39 del Código de procedimiento civil, modificado por el artículo 1º, num. 14
del D.E. 2282 de 1989, establece los poderes disciplinarios que el Juez detenta cuando
sus empleados, los demás empleados públicos y los particulares, sin justa causa
incumplen las órdenes que imparte en ejercicio de sus funciones o demoran su
ejecución; le falten al respeto debido en ejercicio de sus funciones o por razón de ellas;
presenten escritos irrespetuosos para con los funcionarios, las partes o terceros;
perturben el curso de audiencias y diligencias; o impidan la comparecencia de quien ha
sido citado para rendir declaración o cualquier otro tipo de diligencia.

La ley 270 de 1996, Estatutaria de la administración de justicia, deja establecido para


los magistrados, fiscales y jueces en general, la facultad correccional de imponer multas
hasta de diez salarios mínimos mensuales a los particulares que les falten al respecto
con ocasión del servicio o por razón de sus actos oficiales o desobedezcan órdenes
impartidas en ejercicio de sus atribuciones legales, o cuando asuman comportamientos
contrarios a la solemnidad o decoro que debe imperar en los actos jurisdiccionales y los
recintos donde éstos se cumplen.

Por su parte, la ley 446 de 1998, en su artículo 22, preceptúa que en todos los procesos
judiciales, el Juez, Magistrado, o Sala respectiva, sin perjuicio de otras disposiciones
sobre temeridad y mala fe y condena en costas, ni de lo establecido en el artículo 60 de
la ley 270 de 1996, se hallan facultados para imponer "al abogado de la parte
respectiva una multa hasta de cincuenta (50) salarios mínimos legales mensuales"
cuando se utilice la actuación procesal para fines ilegales o con propósitos dolosos o
fraudulentos, cuando se obstruya la práctica de pruebas, o cuando por cualquier otro
medio se entorpezca el desarrollo del proceso.

Precisa dicha disposición, que "Contra la providencia que imponga la multa anterior
procederá el recurso de reposición. En todo caso, el Juez deberá enviar copia auténtica
de la misma al Consejo Seccional de la Judicatura correspondiente o a la Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, para efectos de la
iniciación de la correspondiente acción disciplinaria cuando hubiere lugar a ella". En el
Parágrafo del mencionado artículo, se establece que la multa que allí se refiere, "se
impondrá sin perjuicio de los poderes correccionales del Juez, Magistrado o Sala que la
imponga".

El nuevo Código de procedimiento penal, a más de precisar los deberes de los sujetos
procesales (art. 145), y los actos constitutivos de temeridad o mala fe (art. 146), en el
artículo 144 fija lo concerniente a las medidas correccionales que pueden adoptar los
funcionarios judiciales en los eventos de recusación ostensiblemente infundada;
violación de la reserva de la investigación; cuando se impida, obstaculice o no se preste
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

la colaboración para la realización de cualquier prueba o diligencia; se falte al respeto


debido al funcionario en ejercicio de sus funciones o por razón de ellas; se realicen
anotaciones marginales o interlineadas, o enmendaduras al expediente; se soliciten
pruebas manifiestamente inconducentes o impertinentes; se compruebe que el sujeto
procesal actuó con temeridad o mala fe; cuando un establecimiento de salud reciba o dé
entrada a persona lesionada sin dar aviso inmediato a la autoridad respectiva; y, se
suscite colisión de competencias sin fundamento jurídico o probatorio.

Entre estas facultades, el artículo 150 ejusdem autoriza la imposición de arresto


inconmutable de uno a treinta días a quien sin justificación desobedezca la orden de
comparecer ante el despacho judicial que lo requiera para la práctica de diligencias.

Son estas atribuciones los medios de mantenimiento del orden, respeto, dignidad,
decoro y acatamiento, no sólo del orden jurídico sino de la autoridad y majestad de la
administración de justicia que el juez encarna, y quien tiene a su cargo la
responsabilidad de dirigir el proceso, garantizar la intangibilidad de los derechos de
quienes en él actúan y el interés general de una pronta y cumplida administración de
justicia.

En razón de lo anterior, no resulta exacta la apreciación del Tribunal de instancia, en el


sentido de que "las conductas de los abogados relacionadas con el ejercicio de su
profesión, deben ser investigadas por la jurisdicción disciplinaria, como lo prescribe el
artículo 256 de la Constitución Nacional, numeral 3º, que le confiere al Consejo Superior
de la Judicatura o a los Consejos Seccionales, según el caso y de acuerdo a la ley, la
facultad de "Examinar la conducta y sancionar las faltas de los funcionarios de la rama
judicial, así como la de los abogados en el ejercicio de su profesión, en la instancia que
señale la ley" ", toda vez, que, como se deja visto, el ejercicio de los poderes y
facultades correccionales del juez no excluye la facultad disciplinaria por el indebido
ejercicio de la abogacía y radicada en el Consejo superior de la judicatura, o los consejos
seccionales según las normas que reglan su competencia.

Esta posibilidad, que no puede constituir desconocimiento de la prohibición de doble


incriminación, ha sido reconocida en el estatuto básico de administración de justicia y
avalada por la jurisprudencia constitucional. Al respecto, en el juicio de
constitucionalidad de la Ley 270 de 1996, precisó: "La facultad del funcionario judicial
de adoptar medidas correccionales frente a los particulares que incurran en alguna de
las causales que justifican la adopción de medidas sancionatorias, tiene fundamento en
el respeto que se le debe a la administración de justicia, eso sí sin perjuicio de otras
determinaciones que puedan adoptar las demás autoridades competentes. Lo anterior
-valga anotarlo- tampoco significa sancionar dos veces a una persona por el mismo
hecho, esto es contrariar el principio "non bis in idem", toda vez que se trata de
determinaciones de naturaleza particular tomadas para cada caso por autoridades de
competencia también diferente" (Sentencia C-037/96), pues, como también se indicó en
la sentencia C-620/01, en que se declaró la conformidad con la carta Política del
parágrafo 2º del artículo 144 de la ley 600 de 2000, según el cual "lo señalado en este
artículo se aplicará sin perjuicio de las investigaciones disciplinarias o penales a que
haya lugar", "Las sanciones correccionales, por su parte, son impuestas por el juez en
virtud del poder disciplinario de que está investido como director y responsable del
proceso, de manera que no tiene el carácter de "condena", sino que son medidas que
adopta excepcionalmente el funcionario, con el objeto de garantizar el cumplimiento de
sus deberes esenciales".

Además de los párrafos arriba expuestos, la apreciación del a quo, en el sentido que el
artículo 22 de la ley 446 de 1998 "establece que el funcionario judicial puede imponer
multa a los apoderados que incurran en temeridad o mala fe", tampoco resulta ser
exacta. Lo que dicha norma prevé es que "sin perjuicio de otras disposiciones sobre
temeridad o mala fe y condena en costas, ni de lo establecido en el artículo 60 de la Ley
270 de 1996", el funcionario judicial se halla facultado para imponer multa al abogado
de la parte respectiva, cuando lleve a cabo alguna de las hipótesis allí definidas entre
las que se encuentra la de entorpecer el desarrollo normal del proceso, "por cualquier
otro medio" distinto de utilizar el escenario judicial para fines ilegales o propósitos
dolosos o fraudulentos, o de obstruir la práctica de pruebas a que hacen referencia los
ordinales 1 y 2.

De manera que por dicho aspecto no se ofrece avenido a la normativa vigente, sostener,
como lo hace el Tribunal, que la ausencia injustificada de un profesional del derecho a
una diligencia judicial en que su presencia es obligatoria -como así acontece con la de
audiencia pública (art. 408 del Código de procedimiento penal) a la que
indefectiblemente debe concurrir el defensor, que además constituye deber
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

especialmente previsto para los sujetos procesales por el artículo 145-5 ejusdem-, sólo
pueda ser objeto de control por parte del órgano constitucionalmente encargado de
investigar y sancionar las faltas disciplinarias en que incurran los profesionales del
derecho, pues con este criterio, el curso y dirección del trámite quedaría liberado a la
voluntad o los intereses particulares de las partes intervinientes, con menoscabo de la
trascendencia institucional de la administración de justicia que tiene a su cargo dirimir
los conflictos interindividuales, declarar el derecho sustancial y el deber de dirigir y
controlar el proceso e introducir los correctivos que este amerite.

Lo expuesto, sin embargo, no significa que la Corte pueda revisar la legalidad o acierto
de la decisión impugnada por la parte civil, como de modo errado ha sido entendido por
ésta al interponer y sustentar el recurso de apelación, y el Tribunal al concederlo.

De conformidad con lo dispuesto por el artículo 186 del Código de procedimiento penal,
de modo general la legitimidad para interponer los recursos la tiene sólo quien cuente
con interés jurídico para ello, que en este caso no puede ser nadie distinto de aquél
contra quien se dicta la medida correccional, pues es a dicho sujeto procesal,
funcionario o persona particular, a quien se le podría inferir algún tipo de agravio.

Es por ello que en este particular evento, el apoderado de la parte civil carece de
legitimidad e interés para impugnar en apelación la providencia dictada por el Tribunal
superior del distrito judicial de Cartagena, pues no solamente en dicho pronunciamiento
el juzgador de instancia se abstuvo de imponer medida correccional alguna, sino que
aún si hubiera impuesto aquélla que reclama, dicha decisión sólo sería susceptible del
recurso de reposición (art. 150 del Código de procedimiento penal) y únicamente por el
destinatario de ella.

Desconoce el impugnante -también el Tribunal- que en ejercicio de la facultad


constitucional de configuración legislativa atribuida al legislativo para establecer
procedimientos, señalar las reglas referidas a los medios de impugnación, las clases de
providencias contra las cuales proceden, los términos para interponerlos, la forma de
hacerlo, los motivos que pueden ser aducidos, los efectos en que deben concederse, el
trámite para su resolución y el funcionario competente para ello, la ley no tiene previsto
la posibilidad de interponer recurso alguno contra la providencia mediante la cual se
pone fin al incidente absteniéndose el juzgador de imponer medida correctiva, sino sólo
contra aquellas en que aplica alguna de las normativamente previstas. Esta previsión se
funda en el contrasentido que desde el punto de vista racional implicaría la dilación del
proceso principal por el trámite del incidente correccional y la suficiencia de éste para
excluir la posibilidad de acudir ante la segunda instancia en apelación.

Así, por ejemplo, y sin perjuicio de advertir que con ocasión de la proliferación
normativa en torno al punto, entre uno y otro estatuto se presentan algunas
inconsistencias en el señalamiento de las conductas que ameritan aplicación de
medidas correctivas, el tipo y duración de éstas, y los recursos que proceden, las que en
su momento habrán de ser objeto de análisis, ponderación y definición por el juzgador
en cada caso concreto atendiendo la naturaleza del proceso o de la actuación de que se
trate, es claro que de conformidad con el artículo 60 de la ley 270 de 1996, "contra las
sanciones correccionales sólo procede el recurso de reposición, que se resolverá de
plano"; a tenor de lo previsto por el artículo 39 numerales 1 y 2 del Código de
procedimiento civil, las medidas allí previstas sólo admiten el recurso de reposición; la
providencia mediante la cual se imponga alguna de las medidas correccionales
previstas por el artículo 144 de la ley 600 de 2000 "sólo será susceptible del recurso de
apelación"; la decisión de imponer arresto inconmutable de uno a treinta días contra
quien injustificadamente no comparezca ante el servidor judicial que lo requiera para la
práctica de diligencias, "sólo será susceptible del recurso de reposición" de conformidad
con lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 150 ejusdem; y, finalmente, contra la
providencia que imponga la multa establecida en el artículo 22 de la Ley 446 de 1996,
sólo "procederá el recurso de reposición".

De manera que, como ha sido visto, la procedencia de la apelación no deriva


únicamente de la naturaleza interlocutoria del pronunciamiento que se combate, y ni
siquiera de la condición de parte por quien a dicho instrumento de impugnación acude,
como erradamente ha sido entendido por el apoderado de la parte civil al interponer el
recurso y el Tribunal al concederlo, sino de la naturaleza de la decisión, la normatividad
en que se funda, su objeto, el sentido en que ésta se profiera, el interés para impugnar y
el medio de impugnación que la ley prevea en cada caso particular, aspectos que
igualmente condicionan la competencia del superior para pronunciarse al respecto.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Auto Segunda Instancia


FECHA : 18/06/2002
DECISION : Se abstiene de resolver apelación de la parte civil
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cartagena
PROCESADO : ROMANO ASCAINO, DAVID ENRIQUE
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 19403
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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LIBERTAD PROVISIONAL-Art.365.2°: Requisitos/ LIBERTAD CONDICIONAL

1. El numeral 2° del artículo 365 del Código de Procedimiento Penal establece que el
sindicado tiene derecho a libertad provisional cuando ha estado "en detención
preventiva un tiempo igual al que mereciere como pena privativa de la libertad", y
advierte que "Se considerará que ha cumplido la pena, el que lleve en detención
preventiva el tiempo necesario para obtener la libertad condicional, siempre que se
reúnan los demás requisitos para otorgarla".

Se impone, en consecuencia, el análisis de las exigencias del artículo 64 del Código


Penal, esto es, que el funcionario debe efectuar un juicio a partir del cual concluya que,
en el evento de sentencia condenatoria en firme, habría lugar a conceder el subrogado
penal de la libertad condicional.

2. La norma penal condiciona el mecanismo sustitutivo de la pena privativa de la


libertad al cumplimiento de tres requisitos: 1°) que se haya impuesto una sanción de
esa índole que exceda de tres (3) años; 2°) que el penado haya cumplido las tres
quintas (3/5) partes de ella; y 3°), que por "su buena conducta en el establecimiento
carcelario pueda el juez deducir, motivadamente, que no existe necesidad para
continuar con la ejecución de la pena".

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Segunda Instancia


FECHA : 20/06/2002
DECISION : Reconoce libertad, ordena caución
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : PINILLA CUERVO, JOSE HERNANDO
DELITOS : Peculado por apropiación, Prevaricato por acción
PROCESO : 18222
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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PARTICIPACION-Interviniente/ COMPLICE/ FAVORABILIDAD/ PRESCRIPCION-


Servidor público/ PECULADO POR APROPIACION/ FALSEDAD IDEOLOGICA
EN DOCUMENTO PUBLICO/ FALSEDAD EN DOCUMENTO PRIVADO

1. Teniendo en cuenta que el acontecer fáctico juzgado se realizó entre los años de 1984
y 1988, época en la que se encontraba vigente el Decreto 100 de 1980, y siendo
evidente que con posterioridad al fallo de segunda instancia entró en vigencia, el 25 de
julio de 2001, el nuevo Código Penal (Ley 599 de 2000), se hace, entonces, imperioso
que la Corte precise cuál de ellas es la más favorable para efecto de establecer si las

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

acciones penales correspondientes se encuentran o no prescritas, según así lo platean


algunos memorialistas.

A efecto de determinar cuál es la ley mas favorable es necesario, en este caso, tener en
cuenta, con respecto a cada uno de los delitos imputados, los siguientes aspectos:

- Cuál es el máximo de pena fijado en la ley para cada punible, pues el cálculo del lapso
de prescripción se hace sobre ese máximo.

- El nuevo concepto de interviniente, ya que al tenor del artículo 30 del nuevo Código
Penal, a quien no teniendo las calidades especiales exigidas en el tipo concurra en su
realización se le rebajará la pena en ¼ parte.

- Que la manera de calcular el término de prescripción de la acción penal varió para


quienes no teniendo la calidad de servidores públicos concurran a la realización de un
delito cometido por quien sí tiene esa calidad.

2. El concepto de interviniente, se tiene que al tenor del artículo 30 de la ley 599 de


2000, al interviniente que no teniendo las calidades especiales exigidas en el tipo penal
concurra en su realización, se le rebajará la pena en una cuarta parte.

Por lo tanto, se debe tener en cuenta, para establecer cuál es la ley más favorable, la
calidad con la cual los procesados concurrieron a la comisión de los punibles imputados,
pues pudo ocurrir que se hubiese intervenido como cómplice, con un aporte secundario,
o que el aporte hubiera sido principal, pero se hubiere considerado como cómplice, por
no tener la calidad de servidor público. En el primer caso, tendría derecho a las
diminuentes por complicidad y por ser interviniente sin la calidad especial exigida por el
tipo, y en el segundo, se debe valorar la conducta, frente a la nueva legislación, lo que
implicaría que eventualmente se le considerara como coautor, con la sola disminución
de una cuarta parte de la pena, por ser interviniente sin esa calidad especial.

Dijo al respecto la Sala:

"Una última precisión debe realizarse cuando se trata de casos fallados bajo la
legislación anterior, cuya solución jurídica no era la de ahora y la cual daba lugar a que
al particular interviniente se le calificara como un cómplice, con independencia de la
modalidad en que concurría a la realización del delito especial. En estos casos, que son
típicos tránsitos de legislación construidos sobre dos esquemas diferentes de solución
para tales intervenciones, la aplicación del inciso final del artículo 30 del Código Penal
no depende del tipo de participación declarado en la sentencia sino del tipo de
intervención revalorado frente a los nuevos textos legales, es decir, frente al nuevo
sistema regulador del concurso de personas en el hecho punible. En otras palabras, si se
le consideró cómplice en la acusación o la sentencia, pero lo que en realidad llevó a
cabo fue conducta de autor o determinador, la imputación y la pena, en letra y sentido
de la nueva codificación, serán las previstas para la infracción especial con punibilidad
disminuida en una cuarta parte. Pero si se le consideró cómplice porque llevó a cabo
aporte causal de tal, porque su participación además de accesoria fue secundaria, la
imputación y la pena se fijarán considerando la diminuente por complicidad y,
concurriendo con ella, la que correspondería al interviniente que no tiene la calidad
especial, esto es, la del inciso final del artículo 30 del Código Penal".*

En síntesis, la naturaleza del aporte, fácticamente considerado, declarado en la


sentencia, es necesario adecuarlo a la nueva legislación, en aras a determinar si es o no
más favorable.

En lo que concierne a la manera de calcular el lapso de prescripción de la acción penal,


se tiene que conforme a decisión mayoritaria de la Sala, el término de prescripción se
aumentaba en una tercera parte en la etapa del juicio, al tenor del artículo 82 Código
Penal de 1980, cuando el delito era cometido por un servidor público en ejercicio de sus
funciones o de su cargo o con ocasión de ellos y ese aumento afectaba a todos los
copartícipes, incluidos los que carecían de esa calidad especial, pues la norma no decía
que el aumento era sólo para el servidor público, sino que lo que señalaba era que el
término se extendía para la prescripción de la acción penal, cuando el delito era
cometido por el servidor público en ejercicio de sus funciones o con ocasión de ellas.

El nuevo Código Penal, en cambio, es claro al preceptuar en el artículo 83 que el


aumento es sólo para el servidor público.

200
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Por lo tanto, al particular que concurra en la comisión de un delito de sujeto activo


calificado no solo se le atenuará la pena en una cuarta parte, por ser interviniente sin la
calidad especial exigido por el tipo, sino que no se le extenderá el lapso de prescripción
en una tercera parte, según la nueva ley penal (artículos 30 y 83).

3. Teniendo en cuenta los criterios expuestos en los numerales anteriores, los lapsos de
prescripción, para los diferentes punibles, serán los siguientes:

a) Peculado por apropiación -servidor público- superior a $500.000,oo y a 200 salarios


mínimos legales mensuales vigentes, de acuerdo con el artículo 133.2 del Decreto 100
de 1980, modificado por el 2° de la Ley 43 de 1982, será, para la etapa del juicio, de 10
años. (15 años + 1/3 ÷ 2 = 10)

b) Peculado por apropiación -coautor interviniente- superior a $500.000,oo y a 200


salarios mínimos legales mensuales vigentes, de acuerdo con los artículos 133.2 del
Decreto 100 de 1980, modificado por el 2° de la Ley 43 de 1982, y 30.3. de la Ley 599
de 2000, será, para la etapa del juicio, de 5 años, 7 meses y 15 días. (15 - ¼ ÷ 2 = 5 - 7
- 15)

c) Falsedad ideológica agravada por el uso -servidor público-, conforme a los artículos
286 y 290 de la Ley 599 de 2000, será, para la etapa del juicio, de 8 años. (12 + 1/3 ÷ 2
= 8)

d) Falsedad ideológica agravada por el uso -coautor interviniente-, conforme a los


artículos 30.3., 286 y 290 de la Ley 599 de 2000, será, para la etapa del juicio, de 5
años. (12 - ¼ ÷ 2 = 54 meses, se aproxima a 5 años)

e) Falsedad en documento privado, de acuerdo con el articulo 221 del Decreto 100 de
1980, será, para la etapa del juicio, de 5 años.
___________________________
* Casación. 12191 del 25 de abril de 2002, M.P. Dr. Carlos E. Mejía Escobar.

PRESCRIPCIÓN-Facultad oficiosa (SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO) /


PRESCRIPCIÓN-Acción civil (SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO)

DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Con el debido respeto que la decisión de mayoría merece, procedo a consignar las razones
de mi disentimiento respecto de la declaración de cesación de procedimiento por
prescripción de las acciones civil y penal por los delitos de peculado por apropiación y
falsedad ideológica en documentos públicos, agravada por el uso.

Debo anotar que mi discrepancia es frente a la oportunidad en que se hace la declaración


de prescripción penal y civil y por quien la hace, y no en cuanto se relaciona con la
inadmisión de la demanda de casación......; como tampoco respecto de la resolución de
inadmitir por extemporánea la demanda de casación presentada por el defensor de (.....),
pues tales determinaciones no ameritan reparo alguno de mi parte.

Debo recordar, pues en ello ha sido persistente la jurisprudencia de la Corte, que la


casación se rige por principios derivados de su carácter de juicio extraordinario al tribunal
de segunda instancia por las condiciones de emisión del fallo que pone fin al proceso, los
cuales le dan razón de ser autónoma y distinta del juicio de responsabilidad; es, en
consecuencia, una sede única que parte del supuesto que el juicio ha fenecido. Por esta
razón, el ejercicio del derecho a impugnar debe orientarse a demostrar que la declaración
judicial del derecho material se apartó de la voluntad de la norma, y no a revivir debates
fácticos o jurídicos que hayan tenido lugar en las instancias.

Corresponde, entonces, a un recurso que implica un juicio de juridicidad a la sentencia


como decisión de mérito (errores in iudicando), y como acto culminante de un proceso
exento de vicios de trámite o de garantía (errores in procedendo). En el primer supuesto, la
actividad de la Corte debe circunscribirse al examen del derecho material que el fallo
contiene, mientras que en la segunda, su actividad ha de comprender el examen de la
juridicidad de la actuación procesal cumplida, y desde luego un juicio sobre su legitimidad,
en cuanto presupuestos para la adopción de la sentencia.

201
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Por virtud del principio de limitación que gobierna este excepcional instrumento, su
solución se halla circunscrita a la proposición en concreto de la especie de error cometido
en el fallo, específicamente denunciada en la demanda, de tal manera que cualquier otra
consideración por fuera de lo contenido en ella, resulta por completo ajena a los principios
que rigen la casación y los fines para los cuales ha sido establecida.

La Sala no puede, sin desbordar los marcos propios de su limitada competencia funcional,
arrogarse la facultad de estudiar la actuación procesal por fuera de los cargos contenidos
en la demanda, menos si ni siquiera ha sido admitida, y por fuera del pronunciamiento de
fondo, pues, salvo que se trate de violación de garantías fundamentales, mientras la
impugnación no haya sido admitida al trámite, la Corte carece de toda competencia en
sede extraordinaria para introducir modificaciones a la situación jurídica de los procesados
definida en el fallo, pues, se insiste, el proceso ya ha terminado y la casación no es
examen de plena justicia.

Una tal variación, sólo sería viable cuando adviene como consecuencia necesaria de la
decisión que se adopte en la sentencia, de oficio o por razón de haberse demostrado uno o
varios de los cargos contenidos en la demanda, sin que pueda perderse de vista que la
facultad oficiosa es, en principio, exclusiva del acto de decisión del recurso y constituye
una clara excepción al principio de limitación que lo preside, en la medida que permite a la
Corte pronunciarse motu proprio sobre motivos no alegados expresamente por el
demandante, siempre y cuando advierta un factor de nulidad que afecte la legalidad del
proceso, o violación manifiesta de garantías fundamentales, pero únicamente en estos
eventos.

En tales condiciones, resulta claro, entonces, que el acto de calificación de la demanda, no


participa del principio de oficiosidad -a menos que en la actuación se advierta manifiesta la
violación de garantías fundamentales-, ni permite su aplicación, pues la Corte no puede,
so pretexto de aplicar el principio de favorabilidad, desconocer su limitada competencia
funcional, suponer que la impugnación ha sido declarada en trámite, proceder a revisar la
actuación, y oficiosamente adoptar determinaciones de fondo que afectan el fallo, con
prescindencia de las condiciones de procedibilidad o sustentación que debe presidirla, a
manera de una instancia más y plena.

La extensión de este principio, además de no tener ningún fundamento, conduce al


desconocimiento que el proceso ya ha terminado, el carácter extraordinario de la
impugnación y que la casación no es tercera instancia, como así ha sido repetidamente
dicho por la jurisprudencia, y de claras normas de derecho procesal que imponen la
declaración de su improcedencia o deserción cuando los presupuestos de procedibilidad o
de sustentación no se cumplen y tampoco se advierte la manifiesta transgresión de
garantías fundamentales, sea cual fuere el contenido o naturaleza de la inconformidad
expresada por el recurrente.

Acorde con este carácter excepcional, presupuesto insoslayable para que la Corte pueda
proceder a revisar la juridicidad del fallo o del proceso a que corresponde, y, en
consecuencia, proferir decisiones del tipo de las que son objeto de mi disenso, es la
interposición oportuna de la impugnación por quien cuente con legitimidad e interés para
promoverla, y la presentación en tiempo del correspondiente libelo sustentatorio, el cual, a
su vez, ha de satisfacer íntegramente los requisitos de admisibilidad normativamente
preestablecidos, siendo las causales que el demandante aduzca, la fundamentación fáctica
y jurídica que exponga, y la solución del caso que presente a la Corte, los que condicionan
y, por supuesto, limitan el pronunciamiento del Juez de casación.

En este orden, resulta claro que cuando la Corte inadmite la demanda porque la
impugnación extraordinaria no procede atendiendo el quantum punitivo o la categoría del
juez que profirió el fallo de segunda instancia; la interposición del recurso o la
presentación de la demanda se hicieron extemporáneamente; o habiendo sido presentado
en tiempo el libelo incumple los requisitos legales; o el impugnante carece de legitimidad o
interés para acudir en casación, no revisa la juridicidad del fallo ni la validez del proceso en
que fue proferido, y por lo mismo no resulta procedente adentrarse en su estudio para
hacer consideraciones sobre el debido proceso, las circunstancias en que el hecho tuvo
realización, la calificación jurídica, la responsabilidad de los acusados, o la normatividad
aplicable al caso.

Menos aún, le compete hacer pronunciamiento alguno en relación con la posibilidad de dar
aplicación al principio de favorabilidad, pues en el entendido que el proceso culminó con el
proferimiento de la sentencia de segunda instancia, el Estatuto procesal (art. 79-7)
establece que con posterioridad al fallo de mérito, dicha competencia corresponde a los
jueces de ejecución de penas y medidas de seguridad.
202
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Y si de lo que se trata es de considerar la prescripción de la acción penal o civil a


consecuencia de la aplicación del principio de favorabilidad, tampoco por dicho aspecto el
Juez de casación cuenta con competencia, pues además de que un tal raciocinio
necesariamente involucra la ponderación de los aspectos fácticos y jurídicos contenidos en
la acusación y el fallo, los cuales, como ha sido visto, no pueden ser materia de análisis
cuando el proceso ha fenecido, la decisión procedente es la inadmisión de la demanda y
no aparece manifiesto el conculcamiento de derechos fundamentales, acorde con la
naturaleza excepcional y limitada de la impugnación el ordenamiento trae previsto que
una tal declaración corresponde hacerla al Juez de ejecución de penas y medidas de
seguridad cuando advierta incumplimiento de las condiciones de ejecutabilidad del fallo
por haber operado el fenómeno de la prescripción entre la ejecutoria de la resolución
acusatoria y la de la decisión final que hizo tránsito a cosa juzgada.

Acorde con lo expuesto, a mi modo de ver, no se ajusta a la juridicidad ni a los principios


que rigen la casación, la consideración plasmada en la decisión mayoritaria, en el sentido
de que “para efecto de establecer, el tránsito de legislación, cuál es la preceptiva más
favorable para determinar la prescripción, se deben revalorar sus conductas, lo que
implicaría considerarlos como coautores (intervinientes) de peculado por
apropiación y falsedad ideológica en documento público, agravada por el uso, pues sus
aportes fueron principales, con derecho a la rebaja de ¼ parte de la pena (art. 30 del C.
Penal). Si se les considera como cómplices, al tenor de la legislación anterior, sólo
se les rebajaría la sexta parte (partiendo en ambos casos de los máximos) por lo que
resulta más favorable la nueva normatividad”, pues ella involucra, necesariamente,
consideraciones fácticas y jurídicas de la acusación y el fallo, que en el contexto de la
decisión de inadmitir las demandas, son jurídica y materialmente intocables, máxime si la
decisión de la Corte no tuvo como finalidad restaurar garantías fundamentales
conculcadas en la actuación llevada a cabo en las instancias, o dar aplicación directa a los
preceptos constitucionales que las establecen.

Tal y como lo expuse en el curso de los debates orales en el seno de la Sala, la Corte
carecía de competencia para hacer consideraciones del tipo que fueron plasmados en el
cuerpo del proveído y tomar decisiones relativas a la prescripción de la acción penal, pues
con ellas, en últimas resultan desconocidos el carácter extraordinario de la casación y el
principio de limitación que la rige, los controles intrasistemáticos y extrasistemáticos del
proceso, la objetividad del ordenamiento, y se desquicia gravemente el sistema.

Y si bien es cierto que en algunas ocasiones en curso de la casación la Corte ha decretado


cesaciones de procedimiento en los casos de prescripción, muerte del procesado,
amnistías o indultos, es de resaltarse que ello ha tenido lugar en eventos de objetiva
comprobación en aplicación del principio de economía, bajo el entendido que la Corte
adquirió competencia por haber admitido la demanda y carecería de sentido continuar el
trámite cuando ha desaparecido el objeto de su decisión final.

No se trata, pues, de exponer una visión formalista del instrumento de la casación, como
de manera corriente se ha pretendido desconceptuar esta clase de planteamientos, sino
de postular una crítica al desconocimiento del sistema, el carácter progresivo y definitivo
que cada una de las etapas del proceso ostenta, y la necesaria y previa delimitación de su
objeto en los pronunciamientos judiciales, pues, así como ocurre respecto de la apelación
en la cual el superior sólo tiene competencia para revisar los aspectos impugnados, en
sede extraordinaria dicha competencia se halla restringida a los aspectos y temas párrafos
arriba tratados, que excluyen la consideración de tratarse de una instancia adicional de
plena justicia como si el juicio no hubiera concluido con el fallo de segundo grado.

No podría culminar, sin referirme a la decisión de declarar prescrita la acción civil, pues si
bien ella corresponde a una interpretación literal de la norma que la establece (art. 98 del
C. Penal), su aplicación inmotivada no se compadece con el deber de establecer primero la
razón de ser de la disposición, su conformidad con la Carta Política, o al menos con el
principio rector de aplicación prevalente relativo al restablecimiento del derecho, según el
cual los funcionarios judiciales deberán adoptar las medidas necesarias para que cesen los
efectos creados por la comisión de la conducta punible, las cosas vuelvan al estado
anterior, y se indemnicen los perjuicios, pues es claro que el delito -como fuente de
obligaciones-, ni, por supuesto, sus efectos materiales, económicos y sociales,
desaparecen por haber operado el fenómeno de la prescripción de la acción penal.

No se tuvo en cuenta, que la disposición aplicada al caso sin consideración al sistema a


que pertenece, se ofrece excesivamente gravosa para los intereses particulares de los
perjudicados con el delito, que ven frustradas sus expectativas y resultan sancionados a
consecuencia de la inactividad del Estado. Esto si se toma en cuenta que en el evento
203
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

presente la parte civil ejerció la acción en oportunidad y acudió a los instrumentos


previstos por el ordenamiento para lograr el restablecimiento de su derecho. Con la
decisión mayoritariamente adoptada, no sólo se exonera, sin más, de toda responsabilidad
civil a los acusados, sino que deja al afectado sin instrumentos para perseguirla, tan sólo
por haber optado por perseguir la indemnización dentro del proceso penal, y no por la vía
civil donde la prescripción de la acción opera en términos mucho más amplios, se
interrumpe con la admisión de la demanda y no hay lugar a declararla a consecuencia de
la inactividad del órgano jurisdicente.

Debo aclarar, finalmente, que en esta oportunidad no me referiré a lo que constituye mi


criterio respecto de la metodología adoptada por mayoría para contabilizar los términos de
prescripción de la acción penal, pues ello fue suficientemente expuesto en mi salvamento
de voto a la decisión consignada en la sentencia de segunda instancia de radicado 14001,
a cuyas consideraciones me remito.

Son estos razonamientos los que me llevan a discrepar respetuosamente de la decisión


mayoritaria.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Auto Casación
FECHA : 20/06/2002
DECISION : Declara unas prescripciones, inadmite unas
demandas,
inadmite otra por extemp.
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cundinamarca
PROCESADO : PERDOMO TAPICHA, VICTOR MANUEL
PROCESADO : GARCIA SIERRA, JAIME ORLANDO
PROCESADO : ORTIZ RODRIGUEZ, ALVARO
PROCESADO : PERAFAN GOMEZ, RICARDO ANTONIO
PROCESADO : RUGET ACEVES, GERMAN ARTURO
PROCESADO : GONZALEZ SANCHEZ, PRIMITIVO ALEXIS
PROCESADO : FACUNDO RINCON, LUIS EDUARDO
PROCESADO : RAMIREZ URREGO, JOSE ARMANDO
DELITOS : Peculado por apropiación, Falsedad ideológica en
documento público, Falsedad en documento
privado
PROCESO : 18569
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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DEFENSA TECNICA-Indagatoria-Ciudadano honorable/ INEXEQUIBILIDAD/


CAPTURA ILEGAL/ NULIDAD

1. Son ciertamente profusos los pronunciamientos de la Sala (Cas. 11.619, 13.591 y


14.524 del 27 y 30 de marzo de 2.000 y 6 de noviembre de 2.001, M.P., Carlos Gálvez
Argote, entre muchos otros), en que se ha descartado que situaciones consolidadas
durante la vigencia del precepto legal, que se presume conforme a la Carta Política en
tanto no exista un pronunciamiento en sentido contrario por parte del órgano al que se
ha encomendado la guarda de la integridad y supremasía del ordenamiento
constitucional, puedan resultar afectadas como consecuencia de decisiones posteriores
en que se afirme su contrariedad con la Constitución.

Como emanación del sistema concentrado de control sobre la constitucionalidad de las


leyes que corresponde a la Corte Constitucional cumplir, se ha entendido que cuando es
declarada la inexequibilidad de una norma positiva, esta determinación no solamente
produce efectos constitutivos, sino que salvo que en la propia decisión se disponga cosa
distinta, éstos tienen carácter ex nunc, es decir, pro futuro y sólo emergen a partir del
momento en que la misma es adoptada, lo que ha permitido entender, al propio tiempo,
que el precepto extinto se reputa válido hasta dicho momento.

204
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

El Procurador Delegado cita en respaldo de esta postura, el inciso segundo del artículo
21 del Decreto 2067 de 1.991, a través del cual se dictó el régimen procedimental de los
juicios y actuaciones que deban surtirse ante la Corte Constitucional, de conformidad
con el cual "Los fallos de la Corte sólo tendrán efecto hacia el futuro, salvo para
garantizar el principio de favorabilidad en materia penal, policiva y disciplinaria y en el
caso previsto en el artículo 149 de la Constitución", hipótesis esta última referida a la
nulidad de los actos adoptados por miembros del Congreso en reunión efectuada por
fuera de las condiciones constitucionales.

Sin embargo, esta norma no resulta pertinente en apoyo para desentrañar el sentido de
los efectos que esa clase de decisiones deben tener, dado que a través de la sentencia
C-113 del 25 de marzo de 1.993, dicho aparte fue declarado inexequible, bajo el
imperativo que "sólo la Corte Constitucional, de conformidad con la Constitución, puede,
en la propia sentencia, señalar los efectos de ésta. Este principio, válido en general, es
rigurosamente exacto en tratándose de las sentencias dictadas en asuntos de
constitucionalidad", dado que, en criterio de esa Corporación "inaceptable sería privar a
la Corte Constitucional de la facultad de señalar en sus fallos el efectos de éstos,
ciñéndose, hay que insistir, estrictamente a la Constitución".

Correspondería entonces a la Corte Constitucional, pues tal prerrogativa así quedó


definida por ella misma a partir de la decisión en cita, indicar en cada caso cuando se
materializan sus efectos en el tiempo, pudiendo en consecuencia determinarlos hacia el
futuro o en sentido retroactivo o ex tunc. Si ello es así, imperativamente debería
siempre señalar en sus pronunciamientos alguna de estas dos alternativas
posibilidades.

Sin embargo, con la entrada a regir de la Ley 270 del 7 de marzo 1.996, esto es, la
Estatutaria de la Administración de Justicia, queda en claro que por principio, las
sentencias tendrían efectos hacia el futuro, salvo, desde luego, que la Corte
Constitucional disponga cosa diferente. Es así que el artículo 45 dispone: "REGLAS
SOBRE LOS EFECTOS DE LAS SENTENCIAS PROFERIDAS EN DESARROLLO DEL CONTROL
JUDICIAL DE CONSTITUCIONALIDAD. Las sentencias que profiera la Corte Constitucional
sobre los actos sujetos a su control en los términos del artículo 241 de la Constitución
Política, tienen efectos hacia el futuro a menos que la Corte resuelva lo contrario".

Pues bien, como quiera que frente al caso concreto, esto es, en lo concerniente con la
sentencia C-049/96, no fueron expresamente determinados sus efectos, es dable
entender con fundamento en los principios generales enunciados, que éstos son hacia el
futuro, consolidándose por tanto en forma plena las situaciones que le han antecedido y
que tuvieron desarrollo en el período previo a la declaratoria de inexequibilidad del
inciso primero del artículo 148 del C. de P.P., resultando absolutamente válida la
designación de un ciudadano honorable en el cargo de defensor de un imputado para la
indagatoria.

En todo caso, si resulta pertinente además anotar, que por vía de tutela, en la sentencia
T-576/96, la propia Corte Constitucional se pronunció sobre este particular, enfatizando:
"Cabe recordar que la Corte Constitucional, al declarar la inexequibilidad del inciso 1 del
artículo 148 citado, no estableció la retroactividad de los efectos de su sentencia, razón
por la cual, se entiende que ésta surte efectos para el futuro. Además, con la
declaración de inexequibilidad mencionada, realmente, lo que se pretende amparar es
el derecho a la debida defensa técnica, como asunto de fondo, y no reducirlo a un
asunto meramente formal".

2. Pertinente es traer a colación la doctrina de esta Sala en que hubo de precisar en la


sentencia Cas.13.307, que:

"la invalidez de una actuación dice relación a todos aquellos presupuestos procesales
conducentes a su producción, mas no así a actos que no le son precedentes.
Incuestionablemente, v.g. la apertura instructiva debe anteceder a la vinculación del
imputado y ésta es presupuesto para resolver su situación jurídica o para la calificación
del mérito probatorio.

"No obstante, hay actos cuya afirmada irregular producción no está en capacidad de
afectar el proceso. Así, si bien la presencia del imputado dentro del trámite penal se
afirma como necesaria y conveniente para el desarrollo normal de la relación procesal
(ejercicio pleno del derecho de contradictorio) no configura supuesto absolutamente
indispensable para su inicio y adelantamiento, pero tampoco para su validez, de modo
tal que si se sostiene como ilegal la captura de quien es sujeto imputado en el proceso
penal, el vicio predicable de su material aprehensión, en el evento de carecer de
205
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

sustento jurídico, sólo puede producir efectos negativos sobre el acto mismo, pero no
trascender al proceso.

"De hecho, frente hipótesis semejantes la propia Carta Política ha previsto en el artículo
30 la acción pública de habeas corpus, para "Quien estuviere privado de su libertad, y
creyere estarlo ilegalmente", dado que cuenta con el "derecho a invocar ante cualquier
autoridad judicial, en todo tiempo, por sí o por interpuesta persona, el habeas corpus, el
cual debe resolverse en el término de treinta y seis horas".

"Por ello se ha entendido que los nocivos efectos que genera el atentado contra el
derecho a la libertad individual, se contraen a la persona del privado de la libertad, sin
que este vicio pueda repercutir en el proceso seguido en su contra, por no constituir el
mismo parte integrante de la actuación correspondiente.

"3. En la comprensión de dicho fenómeno, bajo las premisas inherentes a la teoría de los
actos procesales, en fallo que bien podría dar respuesta a la pretensión de nulidad
expuesta en este acápite, la Sala ha insistido en precisar que:

"De la sujeción o no del acto no se derivan para el procedimiento secuencias preclusivas


que hagan depender la validez del trámite seguido, al punto que aún en contumacia
podrían adelantarse válidamente la instrucción y el juicio, lo que hace resaltar la
inocuidad de la nulidad pedida, pues ni precisa la defensa cual pueda ser la actuación
viciada que deba ser repuesta, ni ella existe por no haber sido afectado el principio de
caducidad, en la medida en que no interpuesto el habeas corpus cuando mediaba una
situación de hecho que podía habilitar para su reconocimiento, no es posible ya
interponerlo , definida en derecho la situación del implicado; como tampoco el principio
de trascendencia, en cuanto pese a la existencia del defecto y el reprochable proceder
de las autoridades policivas, de su sólo reconocimiento no emergen repercusiones que
vicien la actuación seguida con posterioridad al mismo dentro del presente asunto,
siendo evidente que ya ninguna disposición habilita para retrotraer la actuación al
tiempo en que se hizo operante la captura, ni con hacerlo se causa beneficio alguno a la
legalidad de la actuación ni al procesado" (Casación 9354, 3 de octubre de 1.996. M.P.
Dr. Juan Manuel Torres Fresneda)".

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 20/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : MARTINEZ GONZALEZ, LUIS MIGUEL
PROCESADO : AVILA ROMERO, AVER
PROCESADO : CORREA RIVERA, MISAEL DE JESUS
PROCESADO : PANESSO CASTRO, PEDRO VICENTE O
PROCESADO : CASTRO, PEDRO VICENTE O
DELITOS : Rebelión, Secuestro extorsivo agravado
PROCESO : 15827
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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CASACION DISCRECIONAL-Interés para recurrir/ INDEMNIZACION DE


PERJUICIOS/ CASACION DISCRECIONAL-Tercero civilmente responsable/
CASACION-Interés para recurrir-Apelación/ TERCERO CIVILMENTE
RESPONSABLE-Casación-Interés por la cuantía/ TERCERO CIVILMENTE
RESPONSABLE-Interés para recurrir

1. Como no procedía la casación por vía ordinaria, el demandante acudió a invocar la


excepcional o discrecional de que trata el inciso tercero de la norma citada, para lo cual,
en principio, se encuentra habilitado, como que el legislador dispone que puede
solicitarla "cualquiera de los sujetos procesales", condición que tiene el tercero
civilmente responsable, según lo dispone el artículo 153 del Decreto 2.700 de 1991.

206
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Dado que el apoderado de esa parte, a la que se impuso la carga de responder por los
daños y perjuicios causados con el delito, fue quien se acogió a esa regulación, le
asistiría legitimidad en la causa por la que aboga, máxime que argumenta la necesidad
de que la jurisprudencia de la Sala desarrolle y fije de manera unívoca el sentido y
alcance de los artículos 106 y 107 del Código Penal de 1980 respecto de su no
aplicación al tercero civilmente responsable.

2. Como la pretensión del demandante apunta exclusivamente a cuestionar la condena


a pagar los daños y perjuicios, tanto que acudió a invocar las causales del Código de
Procedimiento Civil, no procede la invocación de la casación discrecional, menos el
análisis de la Sala respecto de su viabilidad.

Lo anterior, porque el artículo 4° de la ley 553 de 2000, que subrogó el 221 del Decreto
2.700 de 1991, determina que "Cuando la casación tenga por objeto únicamente lo
referente a la indemnización de perjuicios decretados en la sentencia condenatoria
deberá tener como fundamento las causales y la cuantía establecidas en las normas que
regulan la casación civil, sin consideración a la pena señalada para el delito o delitos".
Como en el evento en estudio, el tercero civilmente responsable sólo cuestiona lo
relativo a los daños, es claro que no hay lugar a la casación discrecional como que los
lineamientos a seguir están dados por la legislación procesal civil, a la que, en efecto,
acudió el censor.

En virtud de la integración que ordena la disposición penal, se acude al artículo 366 del
Código de Procedimiento Civil, modificado por el 1° de la ley 592 de julio 14 de 2000,
vigente para cuando se profirió el fallo y se interpuso la casación, que supedita su
procedencia a que "el valor actual de la resolución desfavorable al recurrente sea o
exceda de 425 salarios mínimos legales mensuales vigentes", los que, a razón de
$260.100, arrojan un total de $110"542.500. Debe precisarse que el monto sólo puede
establecerse para la fecha del fallo de segunda instancia, que es cuando se concreta el
perjuicio, y se establece por la diferencia que resulte entre lo pedido y lo concedido por
el Tribunal.
...

El sujeto procesal que acude a la casación no recurrió esta determinación, sin que la
misma fuera objeto de modificación por el Tribunal, de donde se concluye que carece de
interés jurídico para impugnar al respecto, en la medida que mal puede sentirse
perjudicado en sede de casación, cuando no se sintió afectado ante la decisión del a
quo.

Para que exista legitimidad en la causa que se defiende es requisito de necesidad que el
aspecto que genera inconformidad haya sido objeto de apelación, por cuanto en sede
del recurso extraordinario se acusan errores del Tribunal y mal puede censurarse yerro
alguno de éste respecto de aquello en lo que no se pronunció, por la sencilla razón de
que nada se le pidió al respecto. No debe olvidarse que según el artículo 217 procesal
de 1991 (204 actual), el superior funcional está limitado a pronunciarse en relación con
los tópicos que le plantee el impugnante, luego mal puede decidir, menos equivocarse,
sobre algo que no causó queja al recurrente.
...

El demandante carece de interés jurídico para recurrir en casación, lo cual lleva a la


inadmisión de la demanda, de acuerdo con lo establecido en el artículo 9° de la ley 553
de 2000, bajo cuya vigencia se surtió su trámite, norma que dice que "Si el demandante
carece de interés o la demanda no reúne los requisitos, se inadmitirá y se devolverá el
expediente al despacho de origen".

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Casación
FECHA : 25/06/2002
DECISION : Inadmite la demanda presentada
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Antioquia
NO RECURRENTE : MUÑETON CADAVID, HERNAN DARIO
TERCERO CIVILMENTE RESP. : RAPIDO OCHOA S.A.
DELITOS : Lesiones personales culposas, Homicidio culposo
PROCESO : 18343
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

207
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

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ABUSO DE AUTORIDAD POR ACTO ARBITRARIO E INJUSTO/ EMBAJADA


DIPLOMATICA-Funciones del Embajador/ PREVARICATO POR OMISION/
ABUSO DE FUNCION PUBLICA/ INJURIA-Retractación/ CALUMNIA/
RETRACTACION/ PROCESO PENAL-Tutela/ TUTELA

1. Teniendo en cuenta la entrada a regir de la Ley 599 de 2.000, actual Código Penal, de
conformidad con el cual, y al tenor del artículo 416, si bien se mantiene su
característica de tipo subsidiario, termina con la descripción alternativa de las conductas
estatuidas en las disposiciones anteriores para su tipificación, conjugándolas en una
doble connotación comportamental, como que ya no es suficiente que la acción
prohibida sea, indistintamente, tildada de arbitraria o de injusta, sino que ahora, es
imprescindible que concomitantemente se trate de un "acto arbitrario e injusto", esto es,
que para aquellos eventos en que la tipicidad imputada, como sucede en este caso, lo
haya sido con sustento en la normatividad anterior por arbitrariedad o injusticia, es la
reciente legislación penal la que retroactivamente le resulta más favorable, sin que la
cuantía de la multa sea la que determina una tal benignidad, ya que de no concurrir la
injusticia en el comportamiento, su atipicidad será evidente, o porque ante la mayor
exigencia típica, si la acusación, como la aquí proferida, lo es sólo por el acto arbitrario
ya no es posible modificar el pliego de cargos para atribuirle igualmente el acto injusto,
y por ende, también su atipicidad es la que impera, pues determinada con precisión,
como debe ser, en la acusación la conducta típica imputada y siendo este el insustituible
fundamento de la sentencia en cuanto al delito objeto del fallo, que a su turno integra la
estructura del debido proceso y garantiza el derecho de defensa, se torna en
inmodificable.
...

No existiendo duda alguna respecto a que la acusación adecuó las conductas


desvaloradas como Abuso de Autoridad en una de las dos alternativas típicas
posibilitadas por la Ley Penal vigente para cuando se cometieron, esto es, en los "actos
arbitrarios", y aplicando a una tal realidad procesal las premisas teórico-legales
manifiestas en precedencia, es lo imperativo colegir, por favorabilidad, la atipicidad de
las mismas, en cuanto ya no existiendo posibilidad jurídica, dado el estado del proceso,
para modificar la calificación delictiva, es ese, y ningún otro, el tipo penal base para el
proferimiento del fallo, que al haber sido derogado por el nuevo Código Penal, sin que
tampoco sea dable afirmar el fenómeno de la sucesión legal en el tiempo, pues si bien
su nominación subsiste, es lo cierto que el contenido de la prohibición ha cambiado, al
exigirse ahora la dualidad de connotaciones conductuales: la arbitrariedad y la
injusticia, lo que necesariamente hace que no pueda afirmarse igualdad en el marco
típico, y por tanto, procede la absolución del incriminado por estos delitos.

2. De conformidad con lo dispuesto en el Artículo 73 de la Guía Diplomática y Consular


de la República de Colombia, correspondiente al tomo I, Capítulos II y IV, reguladores de
las funciones de los Embajadores, cuando hay cambio de ellos, "Enseguida el nuevo Jefe
de Misión deberá elaborar un plan de trabajo si no existiere uno aprobado por el
Ministerio; o de existir, si considera conveniente modificarlo, precisando o determinando
las funciones que deban corresponder al personal subalterno, las horas de despacho al
público y de los diferentes servicios, la forma de llevar los libros y registros, el
funcionario que deba dirigir los archivos como responsable de ellos, y en general sobre
todos aquellos pormenores que puedan contribuir al buen funcionamiento de la oficina,
para realizar las labores de una Misión o del Consulado. …".

Y, de acuerdo con el Artículo 103: "Corresponde a los Jefes de las Misiones Diplomáticas
tanto de las permanentes como de las ocasionales, dirigir el cumplimiento de las
funciones a que se refiere el artículo 1º de la presente Guía y mantener el control y la
disciplina necesarios en la marcha interna de la Misión; y a los subalternos, guardar
lealtad y obediencia a las instrucciones de la cancillería y a las del Jefe respectivo".

Bajo este fundamento normativo, que corresponde a toda una regulación general sobre
la materia, la dirección de las Embajadas, su organización operativa, la determinación
de las funciones de las personas que en cada una de ellas labora, el señalamiento de los
horarios de trabajo y el mantenimiento del control y la disciplina de la Misión
Diplomática, corresponden exclusivamente a su titular, y no como potestad sino como
deber para el logro pleno de los fines representativos que le atañen.
208
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

...

No sólo tratándose de una Embajada, sino en forma general, señalar el sitio de trabajo,
las condiciones y funciones que se estime convenientes si no existe un reglamento o
manual de funciones específico, fijar los horarios laborales, que en casos como el
presente debe corresponder al normal del respectivo país de origen, pero teniendo en
cuenta su ubicación en el lugar, evitar y prohibir que se utilicen las líneas telefónicas
para llamadas no oficiales o estrictamente necesarias, y más aún de larga distancia,
exigir que los empleados cumplan con sus deberes en el lugar asignado y, en fin, que se
especifiquen las condiciones y disciplina de la oficina, es lo que le corresponde fijar a
quienes tienen la dirección y responsabilidad de una dependencia pública, pues por
propio mandato constitucional no puede existir un cargo oficial sin funciones específicas
por cumplir, y esto es, precisamente, lo que por previa disposición de la referida Guía
Diplomática le concernía señalar al Embajador (...), como en efecto lo cumplió,
pudiendo, inclusive, en los términos del parágrafo del artículo 60 de esa normatividad:
"vigilar asimismo que todo el personal bajo su dependencia se instale y viva
decorosamente, como conviene a funcionarios que hacen parte de la representación del
país en el exterior".

3. Respecto a la negativa del procesado para expedirle a (...) un paz y salvo a fin de que
pudiera cobrar sus prestaciones sociales, que también se le tiene como acto arbitrario, y
que para el Procurador Delegado, el cargo así formulado resulta atípico para la
sentencia por cuanto el delito de abuso de autoridad lo configuran actos de acción y no
de omisión, lo cual en sentido estricto y como fórmula general no resultaría cierto, pues,
la actitud asumida por un servidor público que teniendo la función de expedir un paz y
salvo, lo niegue es claro que sí está incurriendo en un acto arbitrario de poder o abuso
de autoridad, solo que no sería adecuable en el subsidiario delito de abuso de autoridad,
sino en el de Prevaricato por Omisión, previsto en el artículo 150 ibídem, modificado por
el artículo 29 de la Ley 190 de 1.995, de conformidad con el cual, "El servidor público
que omita, retarde, rehúse o deniegue un acto propio de sus funciones, incurrirá en las
penas previstas en el artículo anterior", siendo la de uno a cinco años de prisión e
interdicción de derechos y funciones públicas hasta por el mismo término la que
señalaba la norma original, que sería la aplicable en este caso por favorabilidad,
igualmente resulta carente de relevancia jurídico-penal, pero no por las razones del
Ministerio Público, sino simplemente porque no resultan constitutivas de delito alguno.

4. En cuanto se refiere al delito de Abuso de la Función Pública, también objeto de la


acusación, tipificado en el artículo 162 del Código Penal de 1.980, según el cual, se
sancionaba a "El servidor público que abusando de su cargo realice funciones públicas
diversas de las que legalmente le correspondan" con prisión de uno (1) a dos (2) años e
interdicción de derechos y funciones públicas hasta por el mismo término, modificado
por el artículo 18 de la Ley 190 de 1.995, únicamente en cuanto se refiere a la
nominación del sujeto activo para actualizarlo con la nueva Constitución Política,
cambiando la expresión "empleado oficial" por la de "servidor público", de tal suerte que
para los efectos de la estructuración del ilícito y su punibilidad no incluyó ningún
elemento que haga susceptible determinar favorabilidad alguna entre estas dos
disposiciones la descripción típica contenida en el nuevo Código Penal, si bien
permanece igual a la del Estatuto Punitivo de 1.980, así como la pena privativa de la
libertad, incrementa la de inhabilidad para el ejercicio de derechos y funciones públicas
al fijarla en 5 años, lo cual hace aquí sí, que por favorabilidad sea aplicable en este caso
la norma original, por la que, además, se formuló la acusación.
...

De acuerdo con el contenido de esta tipicidad es la realización de funciones diversas de


las que legalmente le corresponden al servidor público lo que hace que se abuse del
cargo, pues, contrario sensu, cuando las funciones que realiza están entre las
legalmente asignadas, pero lo actuado, bien por acción o por omisión, está prohibido
por la ley penal, es otro delito el que puede cometer, pero no el de Abuso de la Función
Pública, y en forma alguna es posible inferirse que se ha abusado del cargo, sino de la
función; de ahí que para esta prohibición típica, lo que resulta abusando el servidor
público que ejerce funciones diversas de las que legalmente le corresponden, es del
cargo, y por tanto, lo que se impone para precisar el contenido y alcance de la conducta
prohibida es si lo realizado correspondía o no a una de las funciones asignadas
legalmente al cargo que el servidor público desempeña, es decir, la acción objeto de
valoración.

5. Disponía en su integridad el referido artículo 318 del Código Penal de 1.980, respecto
a la retractación en los delitos de injuria y calumnia, que "No habrá lugar a punibilidad
si el autor o partícipe de cualquiera de los delitos previstos en este título (injuria o
209
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

calumnia, claro está), se retractare antes de proferirse sentencia de primera o única


instancia con el consentimiento del ofendido, siempre que la publicación de la
retractación se haga a costa del responsable, se cumpla en el mismo medio y con las
mismas características en que se difundió la imputación o en el que señale el juez, en
los demás casos.", e igualmente, que "No se podrá iniciar acción penal, si la retractación
o rectificación se hace pública antes de que el ofendido formule la respectiva denuncia".

Con base en este supuesto normativo, se ha venido alegando a lo largo del proceso por
la defensa y reiterado en la audiencia pública, al igual que lo ha hecho en el mismo acto
el Procurador Delegado, la no procedibilidad de la imputación por este delito, bajo el
entendido de que existió retractación de las expresiones presuntamente injuriosas, por
cuanto al haberse dado cumplimiento a la sentencia de tutela que profirió una de las
Salas de decisión penal del Tribunal Superior de este Distrito Judicial el 27 de mayo de
1.993, remitiendo las correspondientes Notas Verbales a quienes había comunicado que
la desvinculación de los dos empleados ya mencionados obedeció a "malos manejos de
los asuntos a su cargo", aclarándoles que ello no fue debido más que a supresión de los
cargos, un tal comportamiento debe entenderse como retractación.

La respuesta que ha dado la Corte, frente a la legislación anterior, y en punto del


alcance que se impone observar ante este imperativo legal, ha sido la de exigir, por un
lado, espontaneidad en la aclaración, y, por el otro, el consentimiento de parte del
ofendido, como, entre otras, al estudiar esta figura se hizo en providencia de octubre 22
de 1.996, con ponencia del Magistrado Ricardo Calvete Rangel, no apareciendo, por
tanto, esta primera exigencia como una novedad en el nuevo Código Penal, sino como
una reiteración legislativa seguramente consagrada para evitar "claroscuros
interpretativos" por quienes, como en este proceso ha sucedido con el insistente
planteamiento de la defensa, -como quedó reseñado en el acápite pertinente de este
fallo- la no exigencia expresa de la ley para efectos de la retractación, posibilitaba que
pudiese provenir de un tercero, pues, partiendo de la propia etimología de la expresión
es claro que sólo puede retractarse de lo dicho o de lo hecho, quien realizó la acción
injuriante, resultando así de mayor trascendencia, entre otras modificaciones a este
delito, al igual que a la calumnia, la supresión de la exigencia que contenía la
normatividad del Código Penal anterior respecto al consentimiento de la víctima para
que tuviera relievancia la retractación o la rectificación, como en decisión de 18 de
diciembre de 2.001, con ponencia del Magistrado Carlos Eduardo Mejía Escobar, al
interpretar el alcance del vigente artículo 215, luego de observar comparativamente
cómo "En la nueva norma la retractación es excluyente de responsabilidad (antes lo era
solo de punibilidad)", "se acepta respecto de las conductas (antes se hablaba de delitos)
previstas en el título correspondiente" y se incluyó "como condición que la retractación
se haga voluntariamente (antes no existía esa condición expresamente)", se coligió que
con la exclusión del consentimiento del ofendido que la norma del Código anterior
exigía, se trasladó "la responsabilidad de la tutela del bien jurídico al Juez", esto es, que
le corresponde a la judicatura determinar en cada caso concreto, si efectivamente la
manifestación presentada como retractación, corresponde a un "reconocimiento
explícito y voluntario que el agente haga de la responsabilidad que le cabe en el
comportamiento por el que ha sido objeto de la acción judicial".

Así, y siendo que la acción de retractarse se refiere a un "volverse atrás de una cosa que
se ha dicho o de una actitud que se ha mantenido" a "desdecirse de lo que se ha dicho"
y la rectificación a un "quitar las imperfecciones, errores o defectos de una cosa", no
queda duda que las dos acciones se contraen a una manifestación de voluntad
proveniente de quien algo afirmó o hizo con el fin de negarlo o corregirlo, que en
términos de la injuria, es decir, desde un punto de vista jurídico-penal, implica que quien
ha hecho manifestaciones deshonrosas contra otra persona, si lo que persigue es
retractarse o rectificarse de lo dicho o de lo hecho, debe así manifestarlo en forma
inequívoca, lo cual no puede provenir de nadie distinto de quien lo afirmó o hizo, pues
nadie más puede desdecirse de lo dicho o corregirlo, toda vez que se trata de actos que
no pueden depender de la voluntad de otro.

Es que esa "suyedad" inmanente al acto deshonroso, necesariamente subyace como


acto de voluntad, de querer hacerlo y así exteriorizarlo, no pudiendo, por tanto, ser
suplida por un mandato judicial, como sería la situación que aquí se presentaría en la
propuesta del Procurador Delegado y de la defensora del procesado, para efectos de la
retractación, en cuanto a que en esas condiciones lo que existe es la protección de un
derecho por parte de la autoridad prevista por la ley para ello, siendo eso sí claro para la
Sala, que si bien esta no es la solución jurídica frente a este singular fenómeno,
tampoco puede pasar inadvertido ante la regulación positiva que del mismo se hace,
tanto desde un punto de vista sustantivo como procesal, el conflicto que emerge entre
el amparo del derecho violado con la acción deshonrosa, el buen nombre y la honra,
210
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

como sucedió en este caso con el pronunciamiento del Tribunal de Bogotá y la


normativa estatal comprendida como la unidad que imperativamente integra, y
específicamente con la penal, dado el carácter delictivo de esta clase de acciones.

6. En principio, bien podría afirmarse que la acción de tutela carece de trascendencia


frente al proceso penal y más exactamente respecto de las decisiones tomadas en ellos,
ya por la improcedencia de esta acción contra las decisiones judiciales, excepción hecha
de las llamadas vías de hecho, o contra los fallos de casación por tratarse de decisiones
tomadas por el máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria, es decir, por ser el órgano
límite en esa jurisdicción que entre sus funciones está, precisamente, la de proteger los
derechos fundamentales dentro del proceso objeto de sentencia, y esto, desde luego, es
lo que corresponde a nuestro ordenamiento positivo y a las más sana y jurídica
interpretación del mismo. Sin embargo, aquí no se trata de esto, sino de establecer su
incidencia frente a la procedibilidad de la acción penal, o dicho en otros términos,
cuando todavía no existe proceso penal, lo que de suyo pone la polémica en un ámbito
distinto, ya que ni se trata de reconocer la tutela como medio procedente contra las
decisiones judiciales ni contra los fallos de casación, sino de su confrontación y exacta
ubicación, tanto en sus fundamentos teóricos como prácticos del ejercicio de ius
puniendi en punto del principio de oportunidad que se impone dinamizar como
consecuencia del poder-deber que lo fundamenta y lo caracteriza.
...

Es que, no resulta jurídicamente comprensible que frente a derechos tan personalísimos


como estos, ya protegidos por la vía que consideró más apropiada Beltrán, se proceda a
una declaración de responsabilidad penal, quedando abiertamente desconocida la
propia fundamentación de la política estatal inspiradora del ius penale y, por ende, de la
concreción de los medios jurídicos que el Estado ha considerado oportuno regular para
la alternativa solución de conflictos, pues la querella no puede considerarse como un
simple medio formal para acceder a la justicia, sino como un mecanismo de política
penal frente al reconocimiento de derechos e intervención del Estado para la solución
de los mismos, con todos los efectos sustanciales que ello implica, ya que frente a
nuestra normatividad positiva sobre esta clase de delitos, si este motivo sustancial de
improcedibilidad de la acción penal no se admitiere como la solución más razonable
frente a tensiones políticopenales y políticocriminales como la que aquí se presenta, se
carecería, entre otras cosas, de explicación respecto a la situación que se suscitaría
para el injuriante, cuando al prosperar la tutela y una vez cumplido el mandato judicial
de corrección e iniciado, acto seguido, el proceso penal mediante querella, queda sin
posibilidad jurídica de aspirar a la declaración de no responsabilidad que le posibilita le
Ley Penal si se retracta, si lo hace dentro del proceso, pues de mantenérsele esta
exigencia para tal fin, habría que llegar al absurdo político y jurídico, de terminar el
Estado exigiendo una doble corrección, que en el fondo no sería nada distinto a declinar
la razón de ser del Derecho Penal, que, como se vio, es la de proteger bienes jurídicos,
para, con ocultos sustentos moralistas, terminar utilizándolo como medio no para que el
injuriante se retracte sino para que se arrepienta, que es algo muy distinto, y así facilitar
que el presunto ofendido pueda dar por realizados sus más recónditos sentimientos,
pero no como mecanismo con relievancia jurídica para hacer cesar la afectación al bien
jurídico del honor, que es lo que se persigue con esta clase de institutos, como lo afirmó
la Sala en la ya precitada decisión con ponencia del Magistrado Mejía Escobar, pues la
ofensa al honor ya ha sido restablecida.

INJURIA-Retractación (ACLARACIÓN DE VOTO)

DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Comparto las conclusiones a que arriba la sentencia de absolver al procesado David


Ramón Sánchez Juliao por los delitos de Abuso de autoridad y Abuso de función pública,
y disponer la cesación de procedimiento a su favor respecto del delito de injuria.

Discrepo, no obstante, de los fundamentos a que se acude en la última de las


determinaciones indicadas. En mi opinión, bastaba reconocer la retractación llevada a
cabo, como consecuencia del cumplimiento del fallo en la tutela promovida por quien se
decía injuriado, para que la acción por este hecho no debiera haberse iniciado. Las
disquisiciones acerca del carácter de última ratio que ostenta el derecho penal y el
principio de oportunidad, no las encuentro pertinentes. De una parte, por las razones
que expone el magistrado Pérez, a las cuales adhiero, y, fundamentalmente, porque no
comparto el efecto derogatorio general de las prohibiciones en materia penal que el

211
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

planteamiento de mayoría conlleva entratándose de situaciones como la que el proceso


revela.

INJURIA-Retractación (ACLARACIÓN DE VOTO)

DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Respetados Señores Magistrados:

Me permito explicar mi voto sobre el delito de injuria:

1. Ni más faltaba, que se diga que no hubo injuria porque antes de la formulación
de la denuncia la víctima ya había acudido a la acción de tutela y como consecuencia de
ésta se había ordenado al autor la retractación, con lo cual, ante la ausencia de bien
jurídico, la acción penal carecería de sentido. Es que, con esa tutela se recuperó el
nombre del quejoso pero no se miró la conducta ofensiva del procesado.

2. Se afirma, igualmente, que como el derecho penal tiene el carácter de “última


ratio”, no podía intervenir pues ya el honor afectado había sido restituido. La afirmación
no tiene soporte pues tal característica del derecho penal apunta sobre todo al
legislador y no al aplicador de las leyes. Y menos se puede admitir la afirmación si el
escaño de actuación del derecho penal es suplido por la acción de tutela.

3. Está bien que se hubiera cesado el procedimiento por injuria, pero no por esa
razón. Lo jurídico y procedente era dar aplicación al artículo 225 del nuevo Código
Penal, que excluye la “responsabilidad” si el agente se retracta voluntariamente antes
de que sea proferida la sentencia. Y no se diga que una retractación obediente a una
orden de tutela no depende de la voluntad. Pues voluntariamente su destinatario puede
acatar o no el mandato judicial. De modo que el señor Sánchez Juliao sí reculó
voluntariamente.

De los Señores Magistrados


Seguro Servidor

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Unica Instancia


FECHA : 25/06/2002
DECISION : Cesa procedimiento por un delito, absuelve por
otros dos
delitos
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : SANCHEZ JULIAO, DAVID RAMON
DELITOS : Abuso de Autoridad, Injuria, Abuso de función
pública
PROCESO : 14029
PUBLICADA : Si

Aclaración de voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Aclaración de voto DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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EXTRADICION-Concepto de la Corte Suprema de Justicia/ EXTRADICION-


Equivalencia de la acusación/ EXTRADICION-Doble incriminación/ CONCIERTO
PARA DELINQUIR/ NARCOTRAFICO/ AUTOR

1. Aspectos generales. Enfocada la competencia de la Corte dentro del trámite de


extradición a expresar un concepto sobre la procedencia de entregar o no a la persona
solicitada por un país extranjero, después de examinar los aspectos a que se refiere el

212
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

artículo 520 del Código de Procedimiento Penal, debe precisarse también que el artículo
35 de la Constitución Política en su inciso 2, autoriza la extradición de colombianos por
nacimiento cuando son reclamados por delitos cometidos en el exterior y que las
conductas que los originan así también se consideren en la legislación penal
colombiana.

2. La Sala ha tenido oportunidad de referirse al tema recurrentemente. Como ni de parte


del Ministerio Público, ni de la defensa se hizo objeción o comentario alguno, baste
recordar lo que recientemente se estimó sobre el particular:

"Ninguna discusión ofrece este asunto en lo atinente a la equivalencia de la providencia


proferida en el extranjero con la resolución acusatoria regulada por nuestro derecho
interno, pues, como lo tiene dicho de manera reiterada la Sala, no obstante la disimilitud
de los sistemas procesales entre los dos países, el auto de procesamiento o acusación
dictado por las autoridades judiciales de los Estados Unidos satisface esta condición,
pues contiene una narración suscinta de la conducta investigada, incluyendo
circunstancias de tiempo, modo y lugar, se basa en las pruebas allegadas a la
investigación y se ocupa de la calificación jurídica del comportamiento, labor que, como
lo explicó en su declaración jurada el Fiscal Auxiliar Federal de los Estados Unidos para
el Distrito Oriental de Nueva York, Brookling, JO-ANNE WEISSBART, cumple el Jurado de
acusación, el cual se integra por 16 0 23 ciudadanos de los Estados Unidos, que
después de conocer las pruebas deciden si son suficientes "para exigir que el procesado
comparezca ante los tribunales a responder a cargos por comisión de ilícito en lo penal",
es decir, se constituye en punto de partida de la etapa del juicio, en la que el acusado
puede controvertir las pruebas y los cargos que pesan en su contra, luego de lo cual se
profiere el fallo de mérito, como ocurre en nuestro ordenamiento interno con el
proferimiento de la resolución de acusación que regula el artículo 398 de la Ley 600 de
2.000" (concepto de extradición del 6 de marzo de 2002, radicación N° 18.573,
Magistrado Ponente Carlos Augusto Gálvez Argote).

3. De acuerdo con el artículo 511-1 del Código de Procedimiento Penal, la doble


incriminación se presenta cuando el hecho que motiva la extradición "esté previsto
como delito en Colombia y reprimido con una sanción privativa de la libertad cuyo
mínimo no sea inferior a cuatro (4) años".

Establecer si la conducta que se le imputa al requerido en el país solicitante es


considerada como delito en Colombia, se logra mediante la comparación entre las
normas que allí sustentan la sindicación, con las de orden interno para establecer si
éstas también recogen los comportamientos contenidos en cada uno de los cargos.

Adicionalmente, reitera en esta oportunidad la Sala de Casación Penal, que esa


confrontación se hace con la normatividad que está en vigor al momento de rendir el
concepto, puesto que lo emite dentro del trámite de un mecanismo de cooperación
internacional, razón por la cual la aplicación del principio de favorabilidad que podría
argüirse como producto natural de la sucesión de leyes no entraría en juego, por cuanto
las domésticas no son las que operarán en el extranjero. Lo que a este propósito
determina el concepto es que, sin importar la denominación jurídica, el acto
desarrollado por el ciudadano cuya extradición se demanda sea igualmente considerado
como delictuoso en el territorio patrio.

4. El cargo anterior, concretado en la conspiración, asociación o convenio entre varias


personas para cometer delitos, tiene su correlato en el Código Penal colombiano. En
efecto, el artículo 340 de la Ley 599 de 2000, modificado por el artículo 8° de la Ley 733
de 2002, tipifica el concierto para delinquir al sancionar con prisión de tres a seis años
"Cuando varias personas se concierten con el fin de cometer delitos". La prisión será de
seis a doce años cuando el concierto sea para cometer, entre otros, delitos de tráfico de
drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias sicotrópicas, de acuerdo con el inciso 2° de
esa disposición.

De conformidad con el artículo 376 del Código Penal colombiano, incurre en narcotráfico
quien "salvo lo dispuesto sobre dosis para uso personal… lleve consigo, almacene,
conserve, … venda, ofrezca, … o suministre a cualquier título droga que produzca
dependencia". Vender, ofrecer o suministrar son verbos que denotan acciones similares
a la de distribuir, al tiempo que llevar consigo, almacenar y conservar, salvo el fin de
dosis y uso personal, guardan correspondencia con la de poseer con el fin de distribuir.

Igualmente, tanto conspirar como concertar envuelven la idea de acordar voluntades


para lograr un fin, que sería, en este caso, el de cometer delitos de narcotráfico, siendo
evidente que las dos figuras guardan similitud.
213
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

5.2. En las imputaciones dos y tres, que dentro de la acusación conjunta cobijan a
FRANCO LABRADOR, se le endilga a éste y a los otros coacusados, que en las dos
ocasiones (agosto y octubre de 1998) "obtuvieron, a conciencia plena y con toda
intención, y con el propósito de efectuar su distribución, una sustancia controlada
correspondiente al Régimen II, es decir, una mezcla y sustancia contentiva de una
cantidad de cocaína susceptible de detección; en contravención de la Sección 841 (a)(1)
del Título 21 y la Sección 2 del Título 18 del Código Penal de los Estados Unidos".

El Título 18, Sección 2 del Código Penal de los Estados Unidos define a los intervinientes
en un delito, cuando señala que "(a) Quienquiera que cometa un delito contra los
Estados unidos o ayude, facilite, aconseje, ordene, induzca o cause su perpetración es
sancionable como si fuera el principal".

Estos preceptos también tienen su parangón en el ordenamiento penal colombiano,


pues se considera como coautor al que toma parte en un plan criminal, mediando
acuerdo común y con división del trabajo (artículo 29, inciso 2, Ley 599 de 2000), y
como partícipe al que determine a otro (por consejo, orden, mandato, fuerza, etc.) a la
realización de la conducta antijurídica (artículo 30. Inciso 2 ibídem); en ambos casos,
coautor o determinador, incurren en la pena prevista para el correspondiente delito.

En estos cargos, a diferencia del primero, no se imputa la conspiración sino la concreta


posesión de una sustancia controlada, cocaína, con el propósito de distribuirla, conducta
que, como se vio en el desarrollo del anterior punto, también está descrita como punible
en el Código Penal de Colombia.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Concepto Extradición
FECHA : 25/06/2002
DECISION : Conceptúa favorablemente
PAIS REQUIRENTE: : Gobierno de Estados Unidos de América
REQUERIDO : FRANCO LABRADOR, WILLIAM JOSE
DELITOS : Tráfico, fabricación o porte de estuperf., Concierto
para
delinquir-narcotráfico
PROCESO : 17880
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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HABEAS CORPUS/ PREVARICATO POR ACCION-Se estructura/


PREVARICATO-No exige que el sujeto activo se proponga obtener "un provecho"
/ JURISPRUDENCIA-Elemento auxiliar y no obligatorio/ SUSTITUCION DE LA
PENA DE PRISION POR LA DOMICILIARIA/ PENA-Fines

1. El Habeas Corpus no tuvo entre nosotros una expresa consagración constitucional en


el texto de la Carta Política de 1.886, aun cuando se infería de aquellos preceptos
reguladores de la privación de la libertad en ella previstos (artículos 23, 24 y 28), si fue
minuciosamente regulado a partir de los años setenta, cuando en el artículo 421 del
Decreto 409 de 1.971, previno que, "El Habeas Corpus no es procedente cuando

214
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

aparezca que el peticionario se encuentra privado de la libertad, en virtud de auto o


sentencia de autoridad competente, o en caso de captura, cuando no han vencido los
términos señalados en este Código", en tanto que el artículo 464 del Decreto 0050 de
1.987, a su vez indicó, que "En los casos de prolongación ilícita de privación de libertad
no procederá el Habeas Corpus cuando, con anterioridad a la petición, se haya proferido
auto de detención o sentencia, sin perjuicio de la responsabilidad penal y disciplinaria
del funcionario".

Siendo ya, la Constitución Política de 1.991, dentro del Capítulo I del Título II, cuando
con esa jerarquía de norma fundamental, vino a estatuir en el artículo 30, la acción de
Habeas Corpus y en su desarrollo el Decreto 2.700 de 1.991 el que en el artículo 430 y
ss. (Modificado por el artículo 2º de la Ley 15 de 1.992), en una regulación
sustancialmente idéntica a la conservada por los artículos 382 y ss. de la Ley 600 de
2.000, reconoció al Habeas Corpus como "una acción pública que tutela la libertad
personal cuando alguien es capturado con violación de las garantías constitucionales o
legales, o se prolongue ilegalmente la privación de su libertad", estatuyendo en su
inciso segundo, que "Las peticiones sobre libertad de quien se encuentra legalmente
privado de ella deberán formularse dentro del respectivo proceso".

Y, precisamente, al ser acusado este precepto, concretamente su apartado final, por


cuanto una tal disposición resultaba limitando los alcances de la regulación general
consagrada para el Habeas Corpus en la Carta Política, la Corte Constitucional en
diversos fallos, principalmente en sentencia C-301 de 1.993, al encontrarlo conforme
con los mandatos Superiores y analizar los supuestos fácticos que esta acción en el
marco de la Carta Política y el desarrollo que dicha norma procesal contiene, esto es, lo
relacionado con la captura ilegal o prolongación ilegal de la privación de libertad,
enfática fue en clarificar cómo si frente a estas situaciones media un acto procesal
expedido por la autoridad judicial que conoce de la actuación, es decir, si la restricción
de la libertad obedece a una determinación legalmente adoptada, la oposición a ella
únicamente es viable mediante el empleo de aquellos instrumentos con los que el
ordenamiento procesal ha dotado a los sujetos pasivos de la acción penal para ese fin,
de donde, la inviolabilidad de la libertad al interior de un proceso penal, debe
propugnarse a través de los medios defensivos ordinarios que el propio sistema
procesal ha previsto, siendo, por tanto, éste el sentido bajo el cual debe entenderse la
regulación contenida en el referido artículo 430, quedando, de suyo, excluida dentro del
marco constitucional y legal hipótesis como la de la denominada libertad automática por
vencimiento de términos para calificar el mérito de las pruebas, pues es uno de los
casos en que el poder decisorio para su concesión le compete exclusivamente a la
autoridad judicial de conocimiento, como igualmente lo especificó la misma Corte al
analizar en forma detenida las causales de libertad contempladas por el artículo 415 del
Decreto 2.700 de 1.991, bajo el expreso señalamiento de que su viabilidad implica que
deba elevarse petición directamente ante el funcionario correspondiente, contando
además con los recursos de reposición y apelación para eventualmente oponerse a
decisiones desfavorables, quedando excluido, entonces, el ejercicio de la acción de
Habeas Corpus para estos fines.

Así, en este mismo particular y respecto del precepto aplicado por el juez imputado, en
la sentencia C-301 de 1.993 en cita, la Corte Constitucional puntualizó:

"En realidad, -puntualizó la Corte Constitucional en dicho fallo y al referirse al precepto


aplicado por el Juez procesado- la hipótesis ahora analizada coincide exactamente con
el espacio de protección de la persona que la Constitución asigna al debido proceso.
Ciertamente, la privación judicial de la libertad puede adolecer de vicios de forma y
fondo o surgir éstos más tarde como consecuencia de su indebida prolongación. De no
contemplar la ley remedios específicos que signifiquen la efectiva interdicción a la
arbitrariedad judicial, proyectada en un campo tan sensible a la personalidad humana
como es la libertad, se patentizaría una abierta violación al debido proceso, garantía
que debe presidir todas las fases e incidencias de la investigación y juzgamiento de los
hechos punibles. A este respecto la Corte reitera que el C. de P. P. abunda en
instrumentos de revisión y control de las providencias judiciales limitativas de la
libertad.

La acción de Habeas Corpus persigue la intervención del Juez con miras a que examine
las circunstancias alegadas por quien se considera ilegalmente privado de la libertad.
En este caso, la intervención del Juez se da desde un comienzo y el derecho
constitucional a un debido proceso garantiza a la persona involucrada en una actuación
judicial contra las arbitrariedades que puedan cometerse en su contra y que afecten
particularmente su libertad. La persona sujeta a un proceso judicial tiene a su
disposición los recursos legales para someter los actos judiciales limitativos de su
215
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

libertad a la revisión de las instancias judiciales superiores, con lo cual se asegura


cabalmente su defensa y la imparcialidad de la justicia".
..."
El Habeas Corpus no admite controvertir los motivos que una autoridad competente ha
considerado para decretar la privación de la libertad de una persona, pues en forma
exclusiva debe observar el cumplimiento de las formalidades legales exigidas para
adoptar esa determinación, máxime cuando a través de esta especial y excepcional
acción no se está patrocinando otra instancia jurisdiccional que posibilite entrar a
confrontar el contenido de la decisión que restringe la libertad ( C. S. J., Sala Penal.
Autos del 19 de junio de 1.985, 12 de mayo de 1.988, 19 de noviembre de 1.991 y
Sentencia del 3 de julio de 1.992), debiendo tenerse claro, que cuando en el último
aparte transcrito, la Corte alude a la pertinencia del Habeas Corpus por actuaciones de
hecho, comprende en la consolidada doctrina en esta materia decantada sobre las vías
de hecho, a aquellas decisiones carentes en forma absoluta de cualquier fundamento
válido, supuestos que en efecto también admiten los doctrinantes nacionales citados
por la defensa, pero frente a situaciones en las que por razón de decisiones que
conllevan inexorablemente a la libertad del imputado, ésta no se produce frente a actos
judiciales carentes de respaldo legal, como sucede cuando se ha cancelado una caución
impuesta como medida de aseguramiento y no se concede de inmediato la liberación, o
cuando sobreviene una nulidad que impone la libertad inmediata, o, en fin, cuando
cumplida la sanción penal tampoco cesa la prisión ipso facto del preso, etc.

Estas hipótesis, en todo caso, no conducen bajo ninguna circunstancia, desde luego, a
considerar que el Juez de Habeas Corpus pueda entrar a oponerse a aquellas
determinaciones que con el lleno de los requisitos legales, conllevan la restricción a la
libertad de quien está sometido a una investigación penal. Por ello, la misma Corte
Constitucional al inicio de la decisión en cita, definió que cuando la acción de Habeas
Corpus es improcedente, restaría acudir a la tutela, al precisar:

"Es evidente que la definición de Habeas Corpus incorporada en la norma acusada


(artículo 2º de la Ley 15 de 1.992, modificatorio del 430 del C. de P. P.) tan solo abarca la
hipótesis corriente de la captura ilegal y la de su indebida prolongación. El Habeas
Corpus, como garantía de la inviolabilidad de la libertad, tiene necesariamente una
extensión proporcional a los agravios y ataques que ella sufra. No es una acción
menguada sino la garantía suficiente que, cuando se puede invocar y la petición es
procedente, posee la virtud de restituir la libertad vulnerada. Entre las acciones que la
Constitución ha instituido para reaccionar contra la violación de los derechos
fundamentales, todos ellos expresión de la libertad, la acción del Habeas Corpus tiene
precedencia. En efecto, la acción de tutela, eficaz instrumento de defensa de los
derechos, sólo procede cuando para proteger el derecho no pueda impetrarse la acción
de Habeas Corpus (D. 2591, art. 6-2), siempre y cuando, -como lo precisó
posteriormente- se tenga en cuenta "que si median maniobras dilatorias con
fundamento en las cuales el funcionario judicial de conocimiento deniega la libertad
provisional deprecada con base en el vencimiento de términos, este hecho excluye de
suyo siquiera la posibilidad de acudir a la tutela, dado que las decisiones que
adversamente se adoptan en condiciones semejantes no pueden en modo alguno
calificarse de arbitrarias" (T-659/98).

2. El delito de prevaricato se configura en su objetiva entidad típica, con el


proferimiento de una decisión manifiestamente opuesta a los mandatos de la ley, siendo
el objeto de su jurídica protección la probidad que en desarrollo de esta delicada
actividad de servicio público se ha encomendado, entre otros funcionarios, en este caso,
a los dispensadores de justicia, y que se concreta en el acto a través del cual se adopta
la determinación contraria a la ley.
...

El delito de prevaricato objeto de la imputación, sólo admite la modalidad dolosa, que se


concreta en la conciencia de proferir una decisión contraria al contenido de la ley, sin
que exija para su demostración que medie amistad o animadversión hacia alguno de los
sujetos procesales y tampoco un interés específico de su emisión en abierta rebeldía
con el texto legal.

3. Cuando se acude a la jurisprudencia como fuente formal auxiliar del derecho, dicho
apoyo no puede soportarse en una fragmentaria cita del antecedente interpretativo de
la ley o en nociones pretextadas de tal doctrina que no conduzcan a sustentar una tesis
jurídica que ha sido predicada en un caso sustancialmente disímil, pues un método
semejante no sólo logra extraer de su verdadero contexto el pensamiento implícito y a
veces muy explícito de la teoría que suele acompañar a las decisiones judiciales, sino
que sirve generalmente para aducirla en respaldo de posturas absolutamente contrarias
216
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

al significado y sentido de las premisas que les han antecedido para exponerla. Se
repudia por eso la simple mención o cita de extractos caprichosos e interesados del
pensamiento que confluye en la jurisprudencia, pues detrás de un método así
concebido, lejos del ánimo de acertar se hace elocuente en la mayoría de los casos el de
distanciarse el intérprete del real sentido de la ley.

4. En el análisis que más allá de un automático proceso de razonamientos mediatos que


procuran discernir a través de un ejercicio descendente de valoración para en cada caso
concreto poder determinar "seria, fundada y motivadamente" que el condenado "no
colocará (sic) en peligro a la comunidad", haciéndose acreedor a la prisión domiciliaria,
la Sala ha procurado fijar su criterio a partir de retomar las funciones que a la pena ha
señalado el legislador en el artículo 4º de la Ley 599 de 2.000, en tanto determinó como
tales las de "prevención general, retribución justa y prevención especial".

Los presupuestos inherentes a esta disposición, aglutinan en términos generales las tres
diversas teorías penales - absolutas, relativas y de la unión -, que en torno al fin de la
pena se han logrado consolidar en tres marcadas tendencias, necesariamente
integradoras de la finalidad que en últimas se ha atribuido al propio derecho penal,
dado que su dinámica misma conduce inexorablemente a encontrar una explicación
justificadora a través de los resultados que se concretan en las funciones que le son
anejas a la pena.

Comenzando por la función de retribución justa, esta tiene en su origen, como bien
sabe, la expiación del hecho contrario a la ley por parte de su autor y en la impresión
psicológico-social que la pena pueda producir y obedece en general al rigor propio de
tener que soportar las consecuencias derivadas del ataque al derecho ajeno cometido, a
la manera de una proporcional compensación por el grado de culpabilidad.

La denominada prevención especial -reinserción social o resocialización-, procura


disuadir al autor del hecho de cometer nuevas conductas punibles, actuando
directamente sobre la persona, pero bajo una evidente finalidad de reintegrar al
individuo a la sociedad.

Por último, la prevención general produce sus efectos sobre la comunidad jurídica, en
tanto la influencia decisiva de la pena debe observarse en el conglomerado mediante la
amenaza de su imposición y ejecución, en lo que hoy suele identificarse como el
aspecto positivo de su manifestación al pretender la conservación y el refuerzo de la
confianza en la firmeza y poder de materialización del ordenamiento jurídico.

Bajo este marco, son bastante conocidas las críticas que históricamente han merecido
cada una de las diversas teorías, como que la retribución por sí misma resulta
inadecuada en la consideración del sujeto o frente a la sociedad y en relación con su
conducta futura, o a la prevención especial por no ofrecer un parámetro útil para la
imposición de la sanción penal, toda vez que lo sería en tanto se obtiene su plena
aptitud para ser reinsertado socialmente, pero también a la prevención general tomada
en términos absolutos, por cuanto se encuentra en el mismo plano de deficiencia a la
hora de fijar criterios delimitadores en el término que debe durar la pena, e igualmente,
por cuanto la simple amenaza estatal tampoco ofrece un criterio eficaz a los fines que,
por lo menos en un Estado social de derecho, debería tener la pena.

Por eso, atendiendo a tales deficiencias que se han hecho notar insistentemente en el
derecho comparado, nuestro Código actual no se matricula predominantemente en
ninguna de las tendencias y por el contrario, toma los enunciados primarios de cada una
de las teorías, sin desechar la retribución, pero tampoco la prevención especial y
general, que se han destacado como propias de la pena y que, en consecuencia, deben
inexorablemente complementarse para realizar el sentido y fin mismo del derecho
penal.

Al juez, por tanto, no le es dable pretextar anticipadamente la prevención general, la


especial o la retribución, en forma absoluta, imperioso resulta hacer un ejercicio que le
permita en cada caso observar la concurrencia equilibrada de cada una de las funciones
que debe cumplir la pena, mas aún cuando a partir de la Ley 599 se incluyó dentro de
éstas la "protección al condenado", advirtiendo que la prevención especial y la
reinserción social, como expresión de aquélla, operan en el momento de la ejecución de
la pena.

En cada caso concreto, deben conciliarse las diversas funciones que en principio
pudieran aparecer como opuestas, antagónicas o excluyentes, pues pretender hacer
prevalecer el sentido que con la consagración de todas ellas se busca, a través de la
217
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

escogencia de sólo una sin atención de las demás, no consultaría la integralidad de la


función punitiva.

Ello implica, entonces, que cuando las particulares condiciones de un condenado lo


hagan aconsejable, atendiendo a los principios de necesidad, proporcionalidad y
razonabilidad, propios de las sanciones penales en el nuevo ordenamiento según su
artículo 3º, se deba priorizar alguna de las funciones de la pena, sin desdeñar las
demás, haciendo no sólo coherente el sistema, sino permitiendo que el mismo
descienda desde una teorética abstracta para adquirir la dinámica que lo haga práctico,
funcional y confiable para los asociados y el Juez, en la medida en que dichos principios

deben operar como delimitadores, pudiendo ser entendido que el principio de necesidad
se desarrolla en el marco de la prevención, comprendiéndose ésta tanto la general
como la especial.
...

Debe enfatizarse en que la prisión domiciliaria que como sustituta de la prisión


carcelaria ha previsto la Ley 599 de 2.000, es ante todo prisión, es decir, que no se trata
de un subrogado penal (libertad condicional o suspensión condicional), ni es un
beneficio, ni puede entenderse como una condición de semiliberación graciosa, así
como tampoco implica la suspensión de la pena o de la sentencia, conlleva la temporal
restricción del derecho a la libertad, que si bien tiene en su origen un raigambre
eminentemente retribucionista, en algunos eventos no escapa hoy por hoy en sus
efectos prácticos a consolidar funciones de prevención especial, con posibilidad de
reinserción social, pero también de prevención general, por cuanto el encierro que en el
lugar de su domicilio debe purgar el condenado, se ve reflejado en la influencia de
intimidación al colectivo, pues así como no se pone en discusión que la conducta
delictiva ha merecido una justa sanción, fortaleciéndose el ordenamiento jurídico, se
tiene también la certeza de que a través de una adecuada cotejación de los diversos
propósitos propios del sistema y de la pena, se ha priorizado aquella función que dadas
las excepcionalísimas circunstancias del caso y que el sujeto agente ofrecía, debía
prevalecer, sin que ello signifique en ningún momento sacrificar la universalidad de
valoración que el fin del inevitable efecto punitivo lleva consigo en las diversas
manifestaciones que teóricamente le corresponden.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 25/06/2002
DECISION : Revoca, condena, condena a perdida de cargo, no
condena
en perj., sustituye.....
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : DUQUE GOMEZ, JAVIER DARIO
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 16627
PUBLICADA : Si

Aclaración de voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON – Disponible


para
consulta

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CAMBIO DE RADICACION-Prueba/ CAMBIO DE RADICACION-Domicilio del


procesado

1. El cambio de radicación de un proceso penal, como excepción a las reglas de


competencia por el factor territorial, procede cuando las causas de las referidas
perturbaciones se encuentren demostradas, mediante prueba eficaz, de modo que en el
ánimo del juzgador se genere la certeza de que sólo es posible que se ofrezca una
218
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

justicia pronta, cumplida, imparcial y libre, con la orden de asignar su conocimiento a


despacho distinto, que pese a carecer de competencia por el factor territorial, la
adquiere por las razones superiores y excepcionales a las que se ha hecho referencia.

De lo anotado y de conformidad con el artículo 87 del Código de Procedimiento Penal, el


interesado debe acompañar a la solicitud las pruebas en que se funda, con el fin de
demostrar a cabalidad las circunstancias argüidas como fundamento del cambio de
radicación. Por su connotación ellas deben ser objetivas, perceptibles y demostrables.

Es imprescindible, entonces, que obre dentro del trámite incidental debidamente


demostrada la ocurrencia de todas o al menos una de las situaciones previstas por el
artículo 85 del Código de Procedimiento Penal, que impidan adelantar el proceso con la
debida imparcialidad e independencia de la administración de justicia, la plenitud de las
garantías procesales o con las mínimas condiciones de seguridad que protejan la vida o
la integridad personal del sindicado comprendidas las que amparan también su
defensor como aspecto importante de tales garantías.

2. El domicilio del procesado sea en ciudad distinta a aquella donde debe adelantar el
juicio no es motivo suficiente para variar el sitio donde por ministerio de la ley, se ha de
adelantar el juzgamiento.

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Cambio de Radicación
FECHA : 25/06/2002
DECISION : No accede al cambio solicitado
PROCEDENCIA : Juzgado 2 Promiscuo Municipal
CIUDAD : Yopal
PROCESADO : ZARATE VARGAS, KIRT RICHARD
DELITOS : Lesiones personales culposas
PROCESO : 19591
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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CAMBIO DE RADICACION-Prueba/ CAMBIO DE RADICACION-Seguridad e


integridad personal del sindicado/ CAMBIO DE RADICACION-Finalidad

1. El artículo 87 ibidem exige una solicitud motivada y acompañada de las pruebas


pertinentes, de modo que no estando previsto periodo probatorio, es el solicitante quien
debe demostrar que son ciertas y fundadas las razones que sirven de sustento a su
petición.

2. Coinciden los solicitantes en señalar que el aniquilamiento de los compañeros de la


procesada es prueba fehaciente del riesgo que para ella representa su permanencia en
la Cárcel del Circuito Judicial de Yopal y del proceso en esa sede, pero olvidan que
ninguno de los hechos referidos sucedió durante el tiempo de reclusión, pues en los
precisos términos de la defensora, parcialmente corroborados por el otro libelista, la
preocupación "nace de la muerte violenta de sus dos compañeros de infortunio,
quienes, en mala hora, alcanzaron su libertad y obtenida ésta encontraron la muerte", lo
que indica que la detención se constituyó más bien en medio efectivo de protección de
la integridad de los procesados.

Resultando infundados los argumentos de los libelistas, no hay razón para acceder al
mecanismo extremo del cambio de radicación, siendo necesario únicamente que el juez
disponga y las autoridades carcelarias adopten las medidas de seguridad necesarias
para garantizar la integridad de la acusada, mientras culmina la audiencia pública,
correspondiéndole al INPEC definir después lo relacionado con un eventual traslado.

3. No sobra recordar que la Corte en oportunidad anterior preciso que "por constituir
una medida de carácter excepcional y residual, por virtud de la cual con la finalidad
señalada se alteran las reglas generales de competencia por el factor territorial, su
procedencia queda ligada a la demostración de que en el lugar donde se adelanta el
proceso existen factores "que puedan afectar el orden público, la imparcialidad o la

219
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

independencia de la administración de justicia, las garantías procesales, la publicidad


del juzgamiento, la seguridad del sindicado o su integridad personal", eventos estos
taxativamente señalados en el artículo 83 del citado estatuto adjetivo" (auto de mayo
17 de 2001, rad. 18.157, M. P. Fernando Arboleda Ripoll, obviamente referido a la
legislación precedente).

MAGISTRADO PONENTE: DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Cambio de Radicación
FECHA : 25/06/2002
DECISION : No accede al Cambio solicitado
PROCEDENCIA : Juzgado P.C.
CIUDAD : Yopal
PROCESADO : RAMIREZ GUERRERO, ROSA HELENA
DELITOS : Rebelión
PROCESO : 19555
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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SANA CRITICA/ ERROR DE DERECHO-Falso juicio de legalidad, falso juicio de


convicción/ IN DUBIO PRO REO/ FALSO JUICIO DE IDENTIDAD/ RIÑA-
Concepto/ LEGITIMA DEFENSA-Riña/ LEGITIMA DEFENSA-Concepto/ IRA E
INTENSO DOLOR

1. En el desarrollo de la censura surge clara la confusión de conceptos en que incurre el


casacionista entre error de hecho por falso raciocinio derivado de la transgresión de los
postulados de la lógica, las leyes de la ciencia, o los dictados de experiencia en los
cuales se fundamenta la sana crítica como método de apreciación probatoria, con los
errores de derecho relativos a la validez, el mérito o la eficacia de los medios de
convicción, donde lo que se transgrede no es la persuasión racional sino la norma que
establece los presupuestos para la aducción del medio (falso juicio de legalidad), al
atribuirle mérito a una prueba que los contraría en su recaudo, o cuando se desconoce
el valor prefijado a la prueba en la ley o la eficacia que ésta le asigna (falso juicio de
convicción).

Deja de considerar el censor que cada una de las especies de error de hecho o de
derecho en la apreciación probatoria, corresponden a una secuencia de carácter lógico y
progresivo así se concreten en el acto históricamente unitario que es el fallo judicial de
segunda instancia, pues una cosa es el cumplimiento de las formalidades legales para la
aducción del medio, otra su contemplación material donde debe existir correspondencia
entre el objeto (la prueba) y la fijación del contenido material que de él se haga; otra el
mérito que acorde con la lógica, la ciencia o la experiencia ha de corresponderle, y otra
bien distinta el valor o eficacia que la ley preestablezca a determinados medios.

2. Situado el cargo en punto del error de hecho por falso juicio de identidad, por
deformación de la prueba testimonial, al amparo de la causal primera de casación,
cuerpo segundo, para denunciar aplicación indebida de las disposiciones sustanciales
que definen el delito de homicidio y falta de aplicación de aquellas que establecen la
justificante de la legítima defensa, sin perjuicio de las aclaraciones que más adelante se
harán sobre el falso juicio de identidad, lo primero es observar que el ataque como tal
se ofrece fáctica y jurídicamente completo.

En efecto, acorde con el entendimiento de la jurisprudencia para la época de


presentación de la demanda sobre el falso juicio de identidad por vía indirecta, el
casacionista trae a colación la expresión concreta de la prueba, la coteja con lo
declarado en el fallo respecto de ella, establece la trascendencia del error -en cuanto a
partir de la prueba recaudada el juzgador infirió la existencia de riña como elemento
que descarta la legítima defensa-, y señala adecuadamente las normas de derecho
sustancial que se estiman conculcadas a consecuencia de la falta de aplicación de la
disposición que establece la justificante y la consecuente aplicación indebida del tipo de
homicidio.

220
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

3. La Corte tiene establecido que "el fenómeno de la riña implica la existencia de un


combate en el cual los contendientes, situados al margen de la ley, buscan causarse
daño a través de mutuas agresiones físicas. No alcanza a configurarse, por lo tanto, a
partir de simples ofensas verbales, sino que se requiere la existencia de un verdadero
enfrentamiento físico entre los opositores" (Sent. Cas. dic. 16/99. M.P. Mejía Escobar.
Rad. 11.099).

Esto no significa, desde luego, afirmar que en la comisión de los delitos de homicidio y
lesiones personales no haya agresión, pues de otra manera no podría entenderse la
forma en que se produce la afectación al bien jurídico de la vida o la integridad
personal. Lo que en realidad diferencia la riña de la legítima defensa, no es la existencia
de actividad agresiva recíproca, ya que, es de obviedad entender, ésta se da en ambas
situaciones, sino además la subjetividad con que actúan los intervinientes en el hecho,
que en un caso, el de la riña, corresponde a la mutua voluntariedad de los
contendientes de causarse daño, y en el otro, el de la legítima defensa, obedece a la
necesidad individual de defenderse de una agresión ajena, injusta, actual o inminente,
es decir, no propiciada voluntariamente.

De ahí que la Corte de antiguo tenga establecida dicha diferenciación precisamente en


el pronunciamiento que la delegada evoca en su concepto, la cual se conserva vigente a
pesar de la realidad jurídica actual:

"...es obvio que una cosa es aceptar una pelea o buscar la ocasión de que se desarrolle
y otra muy distinta estar apercibido para el caso en que la agresión se presente. Con lo
primero pierde la defensa una característica esencial para su legitimidad, como es la
inminencia o lo inevitable del ataque; pero ningún precepto de moral o de derecho
prohibe estar listo para la propia tutela, es más, elemental prudencia aconseja a quien
teme peligros, precaverse a tiempo y eficazmente contra ellos.

"…La riña es un combate entre dos personas, un cambio recíproco de golpes efectuado
con el propósito de causarse daño, de suerte que, como dice el Ministerio Público, ni hay
riña sin intención de pelear, ni en esa pelea puede excluirse el propósito o intención
dolosa de causar daño al contrincante.

"En cambio, la legítima defensa, aunque implica también pelea, combate, uno de los
contrincantes lucha por su derecho únicamente, cumple con un deber, obra de acuerdo
con la ley al defender las condiciones esenciales de su existencia personal y, las de la
sociedad a que pertenece" (Sentencia de casación de junio 11 de 1946. M. P. Dr.
AGUSTIN GOMEZ PRADA)

4. La legítima defensa es el derecho que la ley confiere de obrar en orden a proteger un


bien jurídicamente tutelado, propio o ajeno, ante el riesgo en que ha sido puesto por
causa de una agresión antijurídica, actual o inminente, de otro, no conjurable
racionalmente por vía distinta, siempre que el medio empleado sea proporcional a la
agresión. Requiere, por tanto, para su configuración, que en el proceso se encuentre
acreditado la concurrencia de los siguientes elementos: a). Que haya una agresión
ilegítima, es decir, una acción antijurídica e intencional, de puesta en peligro de algún
bien jurídico individual (patrimonio económico, vida, integridad física, libertad personal).
b). Que sea actual o inminente. Es decir, que el ataque al bien jurídico se haya iniciado o
inequívocamente vaya a comenzar y que aún haya posibilidad de protegerlo. c). Que la
defensa resulte necesaria para impedir que el ataque injusto se materialice. d) Que la
entidad de la defensa, sea proporcionada, tanto en especie de bienes y medios, como
en medida, a la de la agresión. e) Que la agresión no haya sido intencional y
suficientemente provocada. Es decir que de darse la provocación, ésta no constituya
una verdadera agresión ilegítima que justifique la reacción defensiva del provocado.

5. Debe la Corte desechar igualmente la ira o intenso dolor causado por


comportamiento ajeno grave e injusto, porque, como lo tiene acordado la
jurisprudencia, incluso desde el pronunciamiento mencionado por la Delegada y que
aquí se cita, en la legítima defensa se repele una agresión injusta, actual o inminente, al
paso que la provocación que genera la ira tiene que estar ya consumada.

MAGISTRADO PONENTE: DR. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 26/06/2002
DECISION : Casa parcialmente, confirma sentencia absolutoria
de
primera instancia
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
221
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

CIUDAD : Bucaramanga
PROCESADO : TORRES ZARATE, ANTONIO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 11679
PUBLICADA : Si

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ACTA DE LEVANTAMIENTO DEL CADAVER-Constancias/ TESTIMONIO

Confunde el actor aquellos requisitos inherentes a un acta como la de levantamiento del


cadáver que la autoridad consigna documentalmente en ejercicio de sus funciones y
que resulta indemne, como el propio censor culmina reconociéndolo, con aquellas
constancias que en desarrollo de la misma le es dable dejar en orden a explicar
fundadamente las circunstancias antecedentes que han determinado los hechos que ya
son parte del conocimiento oficioso por el Estado a través suyo atestadas por el
funcionario en el acta de inspección judicial, lo cual de suyo no participa de la
naturaleza del documento público con las consecuencias probatorias que le son
inherentes como lo afirma el Delegado.

Es, consecuencialmente infundado el reproche, en la medida en que pretende la


ilegalidad parcial del acta de levantamiento del cadáver sobre un argumento
desconocedor de la esencia misma de dicho documento, como de las constancias que el
Comisario que la efectuó dejara en relación con la persona a quien dos de sus propias
víctimas reconocieran por su nombre en la narración que de los hechos le hicieron a esa
autoridad, en el errado entendido que la anotación dejada a este respecto configura la
recepción de testimonios que han debido entonces practicarse con el lleno de las
formalidades de ley, cuando además de no ostentar dicho carácter en relación con los
deponentes, no fueron valorados en la sentencia como prueba testimonial, sino
indiciaria.

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 26/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
PROCESADO : ARELLANO SANCHEZ, JOSE ALONSO
DELITOS : Tentativa de homicidio, Hurto calificado y agravado
PROCESO : 10916
PUBLICADA : Si

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RESOLUCION DE ACUSACION-Falta de motivación y falsa motivación


probatoria/ ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA-Técnica en casación/
SENTENCIA-Motivación/ INVESTIGACION INTEGRAL-Técnica para alegar su
vulneración/ DICTAMEN PERICIAL-Valoración/ DICTAMEN PERICIAL-Traslado

1. La proposición simultánea de la invalidación de la actuación (causal tercera) con la


recriminación del criterio de los juzgadores de instancia en cuanto a la valoración de la
prueba, al señalarse que la falsa motivación se originó en las consideraciones
sustentadas en el texto de un deponente menor de edad y mentiroso (causal primera),
deja entrever la confusión que el censor tiene en cuanto a la naturaleza y alcances de lo
que constituye la falsa motivación y la falta de motivación, aspectos que la Sala* ha
precisado en los siguientes términos:

"El casacionista incurre en una confusión de índole conceptual al equiparar,


equivocadamente, las nociones de falta de motivación, y falsa motivación probatoria, y
considerar que en nuestro medio ambos vicios son atacables en casación por la vía de la
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

causal tercera. La falta de motivación se presenta cuando el juzgador no fundamenta la


decisión, o lo hace de manera deficiente o contradictoria. La falsa motivación
probatoria surge, en cambio, cuando la fundamentación existe, es decir cuando la
decisión se encuentra formalmente motivada, y es inteligible, pero equivocada debido a
errores en la apreciación de las pruebas.

"En el primer caso, se está en presencia de un error in procedendo, que debe ser
planteado dentro del ámbito de la causal tercera. En el segundo, de uno in iudicando,
que solo puede ser propuesto dentro del marco de la primera, cuerpo segundo. Lo que
ocurre es que en algunas legislaciones los errores de apreciación probatoria no son
atacables en casación, como sí lo permite el régimen casacional nuestro (artículos 220,
numeral 1º, inciso segundo del Decreto 2700 de 1991, y 207.1 del nuevo estatuto), y
entonces se acude, cuando ellos se presentan, al expediente de la nulidad, en procura
de buscar su enmienda, situación que determinó, al parecer, la confusión del
casacionista.

"En nuestro sistema, siempre que el juzgador incurra en errores de apreciación


probatoria, porque, por ejemplo, deja de considerar pruebas que obran en el proceso, o
supone existentes medios que no hacen parte del mismo, o distorsiona su contenido
fáctico, o valora erróneamente su mérito probatorio, o cree equivocadamente en la
legalidad o ilegalidad de la prueba, o en su eficacia demostrativa, se estará en
presencia de un error in iudicando, que debe ser atacado en casación por la vía de la
causal primera, cuerpo segundo, con indicación del error cometido, y demostración de
su trascendencia".

2. Cuando se objeta la calificación del delito en la resolución acusatoria por error judicial
en la selección de la especie delictiva y no el género delictivo, el reclamo casacional
debe formularse a través de la causal 1ª del artículo 220 del C. de P.P. vigente a ese
momento, no de la 3ª , porque tanto la calificación cuestionada como la que se
pretende, hacen relación a delitos que vulneran un mismo bien jurídico, y por ende, la
enmienda del eventual error no requiere anular la actuación, sino adecuarla al tipo
penal correcto.

La censura que es materia de examen propugna por la anulación de la resolución


calificatoria que imputó a los procesados el delito de homicidio doloso conforme a los
artículos 323 y 324-7 del C. P., para que en una nueva calificación se les impute el tipo
penal de homicidio culposo, previsto en el artículo 329 id., hallándose ambas conductas
contempladas en el Capítulo I del Título XIII del C.P. (decreto 100 de 1980, modificado
por la ley 40 de 1993).

Tratándose de especies delictivas incorporadas al mismo Capítulo y Título del C.P., tal
como ha quedado expuesto, la censura no tenía lugar como nulidad al abrigo de la
causal 3ª de casación, sino de la 1ª , como violación directa de la ley sustancial por ser
una errada selección normativa; y al haber sido propuesta con apoyo en aquella, el
casacionista incurrió en falta de técnica casacional.

3. El artículo 180 del Código de Procedimiento Penal al ocuparse de la redacción de la


sentencia como pronunciamiento destinado a definir de fondo la causa exige una
motivación, esto es, el señalamiento de las fuentes y del raciocinio que le permiten
llegar a las conclusiones que adopta en el fallo, para salvaguardar de esta manera las
garantías a los sujetos procesales a fin de que puedan contar con la posibilidad de
conocer y cuestionar su contenido mediante los recursos pertinentes. Tales defectos se
pueden presentar por motivación incompleta, ambigua, equívoca, ambivalente o
contradictoria.

4. Los cuestionamientos que en este cargo hace el recurrente corresponden al


desconocimiento del principio de investigación integral por omisión probatoria,
formulación que implicaba para el censor abordar con la técnica debida la identificación
de las pruebas no evacuadas, señalar racionalmente su contenido y pertinencia,
haciendo la confrontación con la totalidad de la recaudada para precisar su
trascendencia, en este caso y de manera específica, por así haberse pregonado en el
cargo, determinar si conducían a la absolución de los procesados. Además, como lo
tiene establecido la jurisprudencia, el recurrente debía comprobar la pertinencia o
conducencia de la prueba.
...

La omisión de pruebas conducentes y pertinentes, o la negación de las solicitadas por


los sujetos procesales, no necesariamente conducen a la violación del principio de
investigación integral. Para que así lo sean, aquéllas situaciones han de provenir de
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

actuaciones de los funcionarios judiciales que constituyan arbitrariamente una omisión


o un obstáculo para ejercer el derecho de defensa. Este proceder corresponde a un
desacato al deber impuesto a los servidores de la justicia en el inciso final del artículo
250 de la C.N. y a la norma rectora de la ley procesal penal actual prevista en el artículo
20, la que en la legislación derogada correspondía al artículo 333.

5. Lo único que evidencia el cargo es el propósito del censor de cuestionar el contenido


de la pericia y la apreciación que de la misma hizo el juzgador, bajo un fundamento que
desconoce la imputabilidad o inimputabilidad como concepto jurídico y por lo tanto es al
juzgador y no al perito, como lo entiende el actor, al que le corresponde determinarlo.

6. La omisión del traslado de la prueba pericial no constituye un vicio que afecte la


validez del proceso, así lo ha reiterado la Sala**, por ejemplo en la sentencia de
casación de fecha del 17 de marzo de 1999, dijo:

"...el no surtirse el traslado de un dictamen a las partes, a lo sumo podría aceptarse


como una irregularidad en todo caso intrascendente y por ende sin ninguna posibilidad
de afectar los derechos del procesado o las reglas del procedimiento, salvo que se
lograse demostrar que no se contó con oportunidad alguna para conocerlo y por ende
para controvertirlo, pues contándose con la posibilidad de objetarlo de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 270 del C. de. P. P. "hasta antes de que finalice la audiencia
pública", guardar silencio en torno al contenido del mismo, es mostrar entera
conformidad con el resultado que la comprobación científica ha arrojado, todo lo cual
hace nugatorio el reparo sobre el particular expuesto"
________________________
* C.S.J. Set. Cas. Aprobado con acta No.26, del 28 de febrero de 2002, Mag. Pon. Dr. FERNANDO E.
ARBOLEDA RIPOLL.
** C.S.J., M.P. Dr. Carlos A. Gálvez Argote, radicación número 12.682.

MAGISTRADO PONENTE: DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 26/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cundinamarca
PROCESADO : REYES FERNANDEZ, PALBLO EMILIO
PROCESADO : REYES FERNANDEZ, ALFONSO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 12058
PUBLICADA : Si

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DEFENSA TECNICA-Indagatoria-Ciudadano honorable/ HURTO CALIFICADO-


Con violencia sobre las personas o las cosas/ SECUESTRO

1. El señor (...) fue escuchado en indagatoria el 28 de abril de 1995 y el 30 de mayo del


mismo año se amplió su versión. Para esos momentos regía el artículo 148 del Código
de Procedimiento Penal de 1991 (Decreto 2.700) que disponía que "De conformidad con
lo dispuesto por el decreto 196 de 1971, el cargo de defensor para la indagatoria del
imputado, cuando no hubiere abogado inscrito que lo asista en ella, podrá ser confiado
a cualquier ciudadano honorable siempre que no sea servidor público".

Esa disposición fue declarada contraria a la Carta por la Corte Constitucional, en


sentencia del 8 de febrero de 1996 (C-049, M. P. Fabio Morón Díaz), fallo en el cual no se
hizo salvedad alguna sobre sus posibles efectos retroactivos, de donde surge que ellos
operaron hacia futuro, esto es, que para cuando se escuchó en descargos al acusado la
norma procesal que habilitaba la asistencia técnica por parte de un ciudadano
honorable tenía plena vigencia.
...

En la indagatoria no se incurrió en la lesión pregonada, lo cual torna intrascendente, en


aras de la pretendida nulidad, el que en la ampliación del 30 de mayo de 1995 otra vez
se acudiera a una persona no técnica para la defensa oficiosa pues, a pesar de que ello
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

tenía soporte en el artículo 148 procesal, lo cierto es que de resultar ilegítima esa
designación, ello tornaría inexistente el acto, a voces del artículo 161 del estatuto
procesal entonces vigente, pues se habría escuchado al procesado sin la asistencia e
intervención de su defensor.

2. En el fondo del asunto tampoco asiste razón al demandante, pues si se demostró -y


así lo admite- que los agresores subieron a la cabina del conductor, lo amenazaron con
arma de fuego, lo hicieron bajar del carro y se lo llevaron con su mercancía, se
concluye que acertaron los jueces de instancia, pues incontrastable resulta que con ese
proceder se consumó el atentado contra el patrimonio económico, toda vez que el
ofendido fue despojado de sus bienes, que pasaron a poder de los sindicados.

Así, el hurto fue calificado con base en el numeral 1° del artículo 350 del Código Penal
de 1980 (240-1 del actual), como que mediante el empleo de arma de fuego se ejerció
violencia sobre la persona en aras de asegurar el producto de la infracción.

En esas condiciones, ya consumado el hurto y asegurado por los agresores el beneficio


que se propusieron, los actos que a partir de entonces se llevaron a cabo son separables
de ese inicial comportamiento y se someten a las consecuencias de tipicidad que
puedan estructurar de manera aislada. Y es claro, según lo acepta el acusado en sus
descargos, que luego de que sus compañeros se llevaron el carro, se conminó al
conductor a ingresar a un establecimiento y lo "acompañó y cuidó" para que no se
fuera, lo cual aconteció hasta que la autoridad policiva, previamente alertada por el
ayudante, frustró la continuidad de ese proceder.

Si así se presentó la situación, no puede aceptarse la tesis defensiva de que esa


privación de la libertad de locomoción se subsume en el delito contra el patrimonio
económico por tratarse de la violencia necesaria para asegurar el objeto de la ilicitud. Y
no es admisible la propuesta, por cuanto, reitera la Sala, al hacerse al camión y a la
mercancía e irse con ella, los sujetos activos consumaron la finalidad inicial, ante lo cual
la retención subsiguiente era superflua a ese propósito. Por manera que si, lograda la
pretensión del hurto, se decidió privar de su libertad a la víctima, este proceder no se
integra a aquél y de manera autónoma estructura el secuestro simple.

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 26/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : VALENCIA JARAMILLO, LUIS FERNANDO
DELITOS : Secuestro simple
PROCESO : 12770
PUBLICADA : Si

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JUSTICIA PENAL MILITAR/ CONSEJO VERBAL DE GUERRA/


INCONGRUENCIA DE LA SENTENCIA-Técnica

1. El consejo verbal de guerra se celebró con acatamiento al fallo proferido por la Corte
Constitucional, el 29 de marzo de 1995, mediante el cual declaró inexequible la
expresión "en servicio activo", contenida en el inciso 2° del artículo 656 del Decreto
2550 de 1988, vigente para la época, toda vez que la misma sentencia fijó los alcances
de la decisión de inconstitucionalidad, por lo que la intervención de oficiales de la Policía
Nacional en servicio activo en calidad de vocales, no constituyó ninguna irregularidad.

Se dijo en dicho pronunciamiento:

"Segundo: Esta sentencia tiene efectos hacia el futuro y sólo con respecto a los nuevos
procesos que den lugar a consejos verbales de guerra y que se inicien a partir de la
fecha de su ejecutoria".

225
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Aparece evidente que cuando la Corte Constitucional dictó dicho fallo, el presente
proceso estaba en curso, por lo que el sorteo de los vocales realizado el 22 de marzo de
1995, con la lista de oficiales en servicio activo disponibles, se sujetó a la legalidad, sin
que los efectos de la inexequibilidad lo cobijaran.

2. El reparo está correctamente formulado, pues no hay duda que si el reclamo se


refiere a que no se hizo la imputación subjetiva o que fue tan deficiente que el
procesado no supo de qué defenderse y sin que el yerro se pueda corregir dictando
sentencia de sustitución, no se está en presencia de un vicio de inconsonancia, sino de
uno de estructura que, a su vez, afecta el derecho de defensa.

En otros términos, el juicio de consonancia implica comparar la imputación y el fallo, y si


se concluye que se desconoció, el Tribunal de casación debe establecerla, ajustando la
sentencia a la acusación, dictando fallo de sustitución. Pero si la imputación no se hizo,
no hay qué armonizar, por lo que la única manera de remediar el vicio es anular lo
actuado para que el cargo se atribuya correctamente.

Así, si se imputa el punible de homicidio, pero no se dice ni se infiere de la imputación


fáctica, cuál es la modalidad atribuida, si dolosa, culposa o preterintencional, esa
deficiencia no se podría corregir casando el fallo y dictando el que se ajuste a la
imputación efectuada, pues si ésta no se hizo, no hay una con la cual armonizar la
sentencia.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ENRIQUE CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 26/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior
CIUDAD : Militar
PROCESADO : VILLAMIL HERNANDEZ, RICARDO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 11334
PUBLICADA : Si

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FISCAL-Sujeto procesal/ ALEGATO DE CONCLUSION/ JUSTICIA REGIONAL-No


audiencia pública/ JUSTICIA REGIONAL-Alegatos previos a la sentencia/
AUDIENCIA PUBLICA/ FISCAL

1. Las actuaciones en que sea necesaria su participación, están reservadas a su


razonable criterio, precisamente porque su condición de parte le otorga las mismas
facultades de los demás sujetos procesales para esos efectos. Por eso si lo considera
pertinente pide pruebas o se abstiene de hacerlo, pero no lo obliga y mucho menos
condiciona la validez del proceso, el que no intervenga en su práctica.

2. Desde que se creó la justicia sin rostro, con la denominación de Jueces de orden
público, las razones de política que criminal que obligaron a adoptar no solo una
legislación especial, diferente a la ordinaria, para enfrentar una clase de criminalidad
caracterizada por sus efectos devastadores no solo a nivel de la sociedad, sino del
Estado y la administración de justicia, fue necesario que para ser consecuente con esos
propósitos de rodear de garantías y seguridades a los jueces, funcionarios y empleados
de esta rama del poder público, se fortalecieran los organismos de seguridad a fin de
que pudieran cumplir con sus funciones de investigación y acusación, proteger a los
testigos y a quienes colaboraban en esa tarea, diseñar un esquema diferente y severo
justificado entonces por los denominados estado de sitio regulados en el artículo 121
de la Carta de 1.886.

Por eso, tal y como lo afirmó enfáticamente la Corte Constitucional en la sentencia C-


093 de 1.993, mediante la cual se revisó la constitucionalidad de varias de las

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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

disposiciones que subsistieron al entrar en vigencia la Carta de 1.991, el análisis sobre


la exequibilidad de tales normas se hacía teniendo en cuenta que la Asamblea Especial
Legislativa adoptó como permanentes varias de esas preceptivas, tales como el Decreto
2.790 en cuyo artículo 100 disponía que "en las materias no reguladas en este decreto,
se aplicarán las normas del Código Penal y las de Procedimiento Penal así como las que
los adicionen o reformen" y precisó, que no obstante ello, no podía entenderse que el
Decreto 2.700 las hubiera derogado, ya que, dado su carácter de especial la
normatividad ordinaria solo entraría para suplir sus vacios, pues:

"Esta interpretación coincide con la realizada por el legislador extraordinario mediante


el Decreto 1156 de 1992, la que se invoca por el Gobierno Nacional para reiterar que el
nuevo estatuto procesal penal no derogó las normas especiales, que en consecuencia
siguen vigentes; aseveración que también encuentra sustento en el hecho de que la
Comisión Especial Legislativa no improbó y, por el contrario, permitió la adopción de las
normas especiales como legislación permanente y, al mismo tiempo, igual conducta
adoptó en relación con el proyecto del nuevo Código de Procedimiento Penal.

Cabe señalar que esta Corporación, en ejercicio de sus competencias de control de la


Constitucionalidad de los decretos expedidos con base en las facultades que otorga el
nuevo régimen de la Conmoción Interior (art.213 C.N.), expresó su jurisprudencia al
respecto de la vigencia de las disposiciones especiales, que provienen del anterior
ordenamiento constitucional, pues fueron expedidas a la luz del anterior régimen del
Estado de Sitio y son convertidas posteriormente en legislación permanente por el
Gobierno Nacional bajo las condiciones de la habilitación legislativa extraordinaria
originada en la voluntad del Constituyente; en dicha oportunidad la Corte Constitucional
señaló que esta normatividad tiene carácter especial por razón de la materia de que se
ocupa y que no resulta derogada por la entrada en vigencia del Nuevo Código de
Procedimiento Penal, conservando su vigor en cuanto no resulten contrarias a la Carta".

En esa medida, se aclaró que el artículo 5º transitorio del Decreto 2.700 de 1.991 debía
entenderse en el sentido de que la antigua jurisdicción de orden pública se integraba a
la ordinaria "desde el mismo momento de su vigencia, siendo importante señalar a este
respecto que la competencia de los ahora Fiscales Regionales y Tribunal Nacional no
sufrió modificación alguna, como que continúan conociendo de los hechos punibles
anteriormente atribuídos a la jurisdicción de Orden Público, de acuerdo con los decretos
convertidos en la legislación permanente, sin que pueda entenderse que el artículo 5º
transitorio se refiere exclusivamente a la competencia, por cuanto las normas
especiales consagran, además, el procedimiento aplicable y lo relativo a la libertad, es
decir, la mencionada disposición comprende tanto la competencia, como el
procedimiento aplicable en las normas especiales"

"De lo anotado en precedencia puede concluirse que los procesos asignados al


conocimiento de Fiscales y Jueces Regionales y al Tribunal Nacional deberán regirse por
los decretos especiales incorporados como legislación permanente de tal forma que la
aplicación del Código Penal y de Procedimiento Penal se circunscribe a aquellas
materias que no encuentren regulación en las normas especiales".

"A la misma conclusión es posible arribar si se tiene en cuenta lo dispuesto en el artículo


2º del decreto 2700 de 1.991, conforme al cual los jueces regionales continuarán
conociendo de los asuntos de su competencia durante diez (10) años a partir del
primero (1º) de julio de mil novecientos noventa y dos (1.992); asuntos y
procedimientos, se repite, contemplados en las normas especiales a las que se ha hecho
referencia, las que mantienen su vigencia en razón de una norma posterior, como para
el caso lo es el supracitado artículo 5º transitorio del nuevo Código de Procedimiento
Penal".

De la misma manera, en la sentencia C-150, también de 1.993, dejó en claro que siendo
competencia del legislador determinar en qué hipótesis es procedente la audiencia
pública y en cuales no, "la falta de audiencia pública en los procesos de competencia
del Tribunal Nacional y de los Jueces Regionales, no desconoce el principio de igualdad
ni las correspondientes normas constitucionales, ya que en todos los casos en que se
presenten los delitos a que se hace referencia, dicha audiencia no podrá practicarse".

3. No existe dentro del plexo normativo aplicable a los entonces jueces sin rostro, una
disposición siquiera parecida a las del Decreto 2.700 de 1.991 que haga viable colegir la
intervención obligatoria del Fiscal en el traslado final para alegar previo a la sentencia,
sino que además, de conformidad con lo dispuesto en preanotado artículo 46 del
Decreto 2.700 de 1.990, la citación para sentencia, implicaba dejar el expediente "a
disposición del acusado y su defensor, así como de la parte civil o de terceros
227
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

incidentales si fuere el caso, en la secretaría por el término común de 8 días a fin de que
presenten sus alegatos de conclusión", luego de lo cual el Juez contaba con 15 días para
proferir fallo, pero si el defensor no cumplía dicha obligación, lo que le correspondía al
funcionario era designar uno de oficio "a quien, una vez posesionado, se correrá
traslado por el término previsto en el inciso anterior y dispondrá la expedición de copias
y su remisión para que adelante, si fuere el caso por el competente la correspondiente
investigación disciplinaria por falta al Estatuto Profesional del Abogado".

Varias, son, entonces, las conclusiones obligadas que de allí se desprenden, las cuales,
le restan por completo la razón al demandante, la primera es que por expreso mandato
legal, dicho término se corría únicamente a favor de sujetos procesales como el
sindicado, su defensor, la parte civil o terceros incidentales, sin perjuicio de que también
por iniciativa propia lo hicieran el Ministeio Público y el Fiscal, pero se tornaba
obligatorio para el abogado del acusado, tanto, que si no cumplía con esa carga
procesal se imponía no solo su relevo, sino la repetición del trámite respecto de él.

De ahí que, como lo sostuviera la Sala en decisión del 19 de diciembre de 2.001, con
ponencia del Magistrado, doctor Jorge Enrique Córdoba Poveda, en esos casos el silencio
de los demás sujetos procesales, y en particular el del Fiscal "no constituía irregularidad
sustancial que socavara la estructura del diligenciamiento" (Rad. 16.051).

MAGISTRADO PONENTE: DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 26/06/2002
DECISION : Desestima, casa parcial y of. respecto a pena
accesoria de
interdicción
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : NAVARRO BEDOYA, BLADY ORLEY
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Secuestro
extorsivo
PROCESO : 16649
PUBLICADA : Si

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DEFENSA TECNICA-Indagatoria-Ciudadano honorable/ DEFENSA TECNICA-


Carencia absoluta

De acuerdo con el artículo 29 de la Constitución Política de 1991, el imputado tiene


derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado convencional o de oficio, tanto
durante la instrucción como en el juzgamiento. A partir de la vigencia del mencionado
precepto (7 de julio de 1991), se hizo imperativa la defensa técnica e ininterrumpida,
esto es, la que se encomienda durante todo el proceso a un profesional del derecho que
se supone versado en materias jurídicas para enfrentar la imputación del Estado.

Sin embargo, el inciso 1° del artículo 148 del Decreto 2700 de 1991, Código de
Procedimiento Penal expedido con motivo de la vigencia de la nueva Constitución
Política, preveía:

"De conformidad a lo dispuesto por el Decreto 196 de 1971, el cargo de defensor para la
indagatoria del imputado, cuando no hubiere abogado inscrito que lo asista en ella,
228
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

podrá ser confiado a cualquier ciudadano honorable siempre que no sea servidor
público".

Esta disposición fue declarada inexequible por la Corte Constitucional, según sentencia
C-049 de 1996 (febrero 8), por cuanto se oponía a la letra y el espíritu del artículo 29 de
la Carta Política.

Antes del fallo de inconstitucionalidad, aunque existían inquietudes de aplicación por el


indiscriminado texto de la disposición, la jurisprudencia de la Corte Suprema, por
razones de vigencia material de las normas, estimó que en lugares donde realmente no
era posible la presencia de un abogado inscrito, se justificaba la designación de una
persona honorable para el solo acto de la indagatoria y siempre que los funcionarios
judiciales acudieran prontamente a proveer de una defensa letrada con la cual debía
seguirse el resto de la actuación.

En este caso, es cierto que para la fecha en que se recibió la indagatoria del procesado
(...) no se había declarado la inexequibilidad del precepto arriba citado, por lo que aún
podía recurrirse en situaciones excepcionales a la designación de una persona no
abogada para que asistiera al imputado en su indagatoria, bajo las condiciones
especiales arriba resaltadas. Pero lo que de allí no puede admitirse es que en la ciudad
de Neiva no se pudiera acudir a la asistencia de un abogado de oficio, y mucho menos
que superada la diligencia de indagatoria -si era tal la urgencia para su recibo-, no se
cumpliera con la designación de un profesional para proseguir la actuación, porque con
esa omisión se privó al procesado, en parte importante de la etapa instructiva, de la
imprescindible asistencia y asesoría del letrado para brindarle orientación y consejo,
para complementar y controvertir la prueba, para ejercitar el derecho de impugnación, y
en general, para conocer y acudir a las distintas opciones defensivas que hubieran
implicado un tratamiento de favor.

MAGISTRADO PONENTE: DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 26/06/2002
DECISION : Si casa, decreta nulidad, decreta libertad incond.,
cancela
órdenes de captura
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : RODRIGUEZ GONZALEZ, JUAN CARLOS
DELITOS : Secuestro extorsivo
PROCESO : 13252
PUBLICADA : Si

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SENTENCIA-Motivación/ SENTENCIA-Omisión de respuesta a los alegatos

1. La falta de motivación de la sentencia o su deficiente motivación, consiste en que el


juzgador no menciona los fundamentos de orden probatorio o jurídico que respaldan su
decisión o solamente se refiere a ellos de manera tangencial, por lo que resulta
imposible entender el verdadero sentido de la decisión, desconociendo así la exigencia
contenida en el artículo 180 - 4 del Código de Procedimiento Penal anterior (artículo 170
- 4 del actual) relativa a que la sentencia debe contener "el análisis de los alegatos y la
valoración jurídica de las pruebas en que ha de fundarse la decisión".

Evidentemente que esta clase de yerros vulnera el debido proceso y por lo tanto deben
ser demandados en casación por la vía de la causal tercera, que al igual que las demás
229
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

causales exige al demandante la debida demostración de su ocurrencia especificando la


clase de nulidad que se pregona, con los fundamentos de su reproche y su incidencia en
la decisión objeto de censura.

Para esos efectos, es pertinente que el censor tenga en cuenta que en esta sede
extraordinaria los fallos de primera y segunda instancia conforman una unidad jurídica
inescindible en todo lo que no sea contrario. Es decir, que cualquiera sea el motivo
escogido para acudir en casación, es necesario examinar ambas decisiones para no
incurrir en imprecisiones en cuanto a los aspectos que se atribuyen como erróneos, ante
la posibilidad de que el fallador de segunda instancia se limite a avalar los
razonamientos contenidos en la decisión del a quo por que no considera necesario
reiterarlos, ampliarlos o modificarlos.

2. Es cierto que la respuesta a las alegaciones de las partes, es condición indispensable


de una debida motivación de la sentencia y su omisión, como lo ha dicho la Sala, podría
configurar un motivo de nulidad, siempre que con ello resulten vulneradas las garantías
fundamentales de los sujetos procesales. Tal requerimiento, sin embargo, no puede
entenderse como omitido del contenido del fallo de segunda instancia, que conforma
una unidad jurídica integral con el de primera, cuando en éste no se hace expresa
referencia a cada una de las inquietudes planteadas por el sujeto apelante, y del
contexto general del pronunciamiento se comprendan las razones por las cuales no
tuvieron acogida.

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 26/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal superior del distrito Judicial
CIUDAD : Pereira
NO RECURRENTE : AGUDELO HENAO, EFRAIN
NO RECURRENTE : BEDOYA, AMADO DE JESUS
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Favorecimiento
PROCESO : 15528
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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CIERRE DE INVESTIGACION-Notificación/ NOTIFICACION PERSONAL/
NOTIFICACION-Comunicación por medio de telegrama/ TERMINOS/ ERROR DE
HECHO-Falso juicio de identidad y falso raciocinio/ FALSO JUICIO DE
IDENTIDAD/ FALSO RACIOCINIO/ SANA CRITICA

1. El artículo 438 del Código de Procedimiento Penal de 1991, establece que el auto que
ordena el cierre de investigación debe notificarse personalmente. Pero esa norma ha de
aplicarse en concordancia con el artículo 188 de la misma obra. En ella se dispone que
las notificaciones al sindicado que se encuentre privado de su libertad y al Ministerio
Público, se harán en forma personal.

El impugnante, en su crítica plasmada en la demanda, eludió examinar el texto del


artículo 188 del Código de Procedimiento Penal. Esta omisión lo condujo a pensar que su
censura tenía fundamento.

De la lectura del artículo 188 del Código de Procedimiento emerge, con toda claridad,
que la notificación personal no rige para el sindicado que se halle en libertad ni para su
defensor.

2. De acuerdo con el artículo 190 del mismo código, cuando a pesar de haberles enviado
comunicación al defensor y al procesado que se halla en libertad no ha sido posible
notificarles el cierre de investigación de manera personal, debe procederse a hacerla
por estado.

El casacionista discute la legalidad de esta clase de notificación cuando se da esa


circunstancia. Este punto ya ha sido definido por la Corte. Al fijar el alcance del artículo

230
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

188 del Código de Procedimiento Penal (modificado por la ley 81 de 1.993, artículo 25),
precisó:

"No obstante que de la lectura original del artículo 190 del Código de Procedimiento
Penal podría inferirse que, en principio, todas las notificaciones tienen que hacerse de
manera personal, la verdad es que esta interpretación no es exacta, pues de serlo,
sobrarían las disposiciones del mismo estatuto que en relación concreta con algunas
providencias (el auto que ordena el cierre de investigación -ley 81 de 1.993, artículo 56-,
la resolución de acusación - artículo 59 ibídem-, el auto admisorio de las demandas de
casación y revisión -artículo 245-, la admisión de la acusación por el senado -artículo
479-, por ejemplo) y también con referencia a algunos sujetos procesales (Código de
Procedimiento Penal, artículo 188), ordena que la notificación tenga que ser,
forzosamente, personal. Si la regla general fuera esta última, repítese, el legislador no
hubiera estado reiterándola en algunos casos particulares, como ha quedado visto."

"Partiendo de esta inicial premisa, hay que entender que el artículo 25 de la citada ley
81 se refiere exclusivamente a las providencias que por mandato legal expreso deben
ser notificadas personalmente, y no a aquellas otras que por voluntad del legislador se
notifican por estados o por edicto. Así se desprende con claridad de la primera parte de
su texto: `Cuando no fuere posible la notificación personal…", pues éste presupone,
necesariamente, que la ley ha ordenado que la notificación sea personal, y que no
obstante ello no resulta posible hacer ese enteramiento personal. En estos casos y sólo
en ellos, es cuando se impone realizar `la diligencia de citación mediante telegrama
dirigido a la dirección que aparezca registrada en el expediente"."

"La disposición en comento, tiene por finalidad impedir la no comparecencia de un


sujeto procesal para que se le notifique personalmente lo que por ley debe comunicarse
así, se paralice la actuación, como sucedía antes de que existieran estas normas. Ahora
basta con que el sujeto procesal sea citado para la notificación personal y si no
comparece, `se hará notificación por estado que se fijará tres días después" de la
diligencia de citación, salvo que se trate de la notificación de la resolución de acusación
que tiene previsto un régimen especial diferente (artículo 59 de la ley 81 de 1.993), o de
la notificación al sindicado que se encuentre privado de su libertad o al Ministerio
Público, eventos estos últimos expresamente exceptuados por la norma." ( Sentencia
del 3 de diciembre de 2.001, radicado 10.322, M.P. Carlos Augusto Gálvez Argote).

3. Aún en el caso de que la secretaría común de la Fiscalía hubiera incurrido en una


imprecisión en el señalamiento de los términos procesales, la Corte tiene establecido
que la nulidad sólo es posible decretarla cuando hay omisión total y absoluta de ellos,
caso en el cual sí se vulneran las bases del proceso y se recorta el derecho de defensa.
En los restantes eventos, por cuanto los términos son legales y no secretariales,
corresponde a la parte estar atenta a su cumplimiento. Pero si, además, esa parte
afectada con el erróneo conteo de los términos no se opone a ello, y por el contrario
continúa actuando con posterioridad a la presentación de la irregularidad, su
asentimiento la convalida, de acuerdo con lo previsto en el artículo 308, numeral 4°, del
Código de Procedimiento Penal.

4. Si lo que el casacionista pretendía era demostrar que el fallador, en su proceso de


apreciación de las pruebas, había desconocido los elementos de la sana crítica, es decir,
de la lógica, de la ciencia o de la experiencia, debió haber encuadrado su ataque, no
dentro del error de hecho por falso juicio de identidad, como lo hizo, sino en error de
hecho por falso raciocinio.

El error de hecho por falso juicio de identidad no se configura cuando se transgreden las
reglas de la sana crítica. Esa clase de error surge cuando el juez tergiversa, distorsiona o
desfigura el hecho que revela la prueba. De esta forma, bien porque le suprime una
parte al hecho, o ya porque se la agregue, o bien porque la fragmente o divida, le da a
la prueba un alcance que no tiene.

El error de hecho por falso raciocinio, en cambio, tiene un origen diferente. Se presenta
cuando el fallador, por realizar una apreciación equivocada de los hechos en sí mismos,
hace en la sentencia inferencias absurdas, salidas de la lógica más elemental, de los
principios de la ciencia o del sentido común, esto es, a contracorriente de las reglas de
la sana crítica.

5. En el sistema penal colombiano opera, por oposición al de la tarifa legal, el método de


la sana crítica. La ley le otorga al sentenciador la facultad de formarse libremente su
convencimiento. Las sentencias dictadas sobre esta base, tienen la doble presunción de
acierto y legalidad. Quien pretenda atacar esta presunción en sede de casación, no
231
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

puede hacerlo echando mano de la misma herramienta, es decir, apreciando libremente


las pruebas. Debe hacer un razonado y riguroso análisis lógico y científico, e incluso
empírico, si así lo exige el caso, orientado a derrumbar uno por uno los fundamentos
sobre los cuales el juzgador construye sus inferencias, señalando de modo sistemático y
preciso los ataques al sentido común existentes en la sentencia.

MAGISTRADO PONENTE: DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 26/06/2002
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Santa Rosa de Viterbo
PROCESADO : ROJAS MORANTES, FABIO ALVARO
DELITOS : Acceso carnal violento
PROCESO : 14525
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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CASACION-Tutela: Inseguridad jurídica/ TUTELA-Las decisiones de la Corte


Suprema no pueden ser objeto de amparo / COSA JUZGADA

Para la Sala es imposible hacer aquello que solicita el Consejo Superior de la Judicatura,
sencillamente porque la orden impartida se aleja totalmente de la Constitución y de la
ley o, dicho de otra manera, porque las decisiones de la Corte Suprema de Justicia no
pueden ser objeto de amparo. Estas son las razones de la afirmación.

Según el artículo 234 de la Constitución Política, la Corte Suprema de Justicia es el


máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria, y la disposición siguiente -artículo 235- le
entrega, a título de primera atribución, la de "Actuar como tribunal de casación".

En la misma línea, el artículo 2.2 de la Carta dispone que las autoridades de la


República están instituidas para proteger a todas las personas en su vida, honra, bienes,
creencias y demás derechos y libertades.

El Código de Procedimiento Penal, desarrollo de los mandatos constitucionales, posee


normatividad similar. Así, por ejemplo:

a) El artículo 9º., "norma rectora", dice que "La actuación procesal se desarrollará
teniendo en cuenta el respeto a los derechos fundamentales de los sujetos
procesales...".

b) El artículo 15.2, también "norma rectora", dispone que el funcionario judicial debe
corregir los actos irregulares, "respetando siempre los derechos y garantías de los
sujetos procesales".

c) El artículo 206, uno de los desarrollos directos y concretos de la normatividad


anterior, establece como unas de las finalidades de la casación "la efectividad del
derecho material y de las garantías debidas a las personas que intervienen en la
actuación penal", y la "reparación de los agravios inferidos a las partes con la sentencia
demandada".

d) Y en pro del mismo cometido, el artículo 216 del estatuto prevé la casación oficiosa
cuando la Corte, al momento de tomar la decisión de fondo, encuentra que
ostensiblemente la sentencia impugnada "atenta contra las garantías fundamentales".

La conclusión, entonces, es doblemente obvia. Una: como los derechos, garantías y


libertades a que aluden tanto la Carta como las normas procesales esencialmente
emanan de aquélla, no hay ninguna duda en cuanto la Corte, durante la actuación y,
específicamente, en materia de casación, tiene la obligación de velar por el resguardo
de los derechos y garantías, es decir, de hacer cumplir la Constitución; y dos: si la Corte
es el máximo tribunal de la justicia ordinaria, a quien también se le ha entregado la
protección de la Constitución, sus decisiones tienen que permanecer incólumes pues se

232
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

entiende -como en efecto sucede todos los días-, que también cumple con el deber de
proteger los derechos y garantías fundamentales surgidos de la Constitución.

Lo que no resulta obvio -y sí injurídico- es que la Corte defienda los derechos y garantías
constitucionales actuando como tribunal de casación con raigambre constitucional y
que, luego, sus decisiones puedan ser revisadas por otros organismos, así estos tengan
igualmente la guarda de esos derechos y garantías, pues que estos, por Altos que sean,
no pueden exceder sus facultades y desconocer los límites constitucionales que en lo
ordinario han sido puestos en cabeza de la Corte Suprema de Justicia.

Es que, como con razón dijo la Corte Constitucional en su sentencia C-037 del 5 de
febrero de 1996 -a propósito del estudio de la Ley Estatutaria de la Administración de
Justicia-, "...la redacción del artículo 234 constitucional lleva a la conclusión evidente de
que bajo ningún aspecto puede señalarse que exista una jerarquía superior, ni dentro ni
fuera, de lo que la misma Carta ha calificado "como máximo tribunal de la jurisdicción
ordinaria" " (destaca la Sala).
...

Fundamentalmente del artículo 29 de la Constitución Política, como especie del debido


proceso, surge el principio de cosa juzgada, que con su historia y actualidad se
caracteriza por la inmutabilidad, definitividad, ejecutoriedad y obligatoriedad del fallo
judicial. Este axioma, que ciertamente admite eventuales excepciones (por ejemplo, la
acción de revisión y el principio de favorabilidad), no puede ceder ante hipótesis no
previstas en la Constitución ni en la ley. En efecto, si los ejemplos citados en paréntesis
son excepciones, se debe a que la propia normatividad los prevé como tales, lo que no
sucede con la acción de tutela, pues que en parte alguna del ordenamiento aquella hace
referencia al preciado mecanismo como otra de las excepciones legales a la cosa
juzgada, quizás exclusión hecha de la posibilidad de que por caso presentada una
demanda en búsqueda de amparo contra la Corte Suprema de Justicia, ella misma, y
sólo ella, y jamás otro organismo, sería la encargada del trámite correspondiente,
dentro de su propio seno. Y por extensión, analogías o parecidos -si de ello se tratara-,
no podrían ser creadas excepciones al principio constitucional. La cosa juzgada,
entonces, por las características enunciadas, es el soporte de otro principio universal del
derecho: la seguridad jurídica.

La conclusión de este punto resulta fácilmente entendible: debido a que la ley no prevé
el amparo como salvedad a los principios de cosa juzgada y seguridad jurídica, es
impensable la tutela por medios extraños respecto de las decisiones tomadas por la
Corte Suprema de Justicia. Hacerlo sería tanto como creer que ésta, máxima jerarquía
de la jurisdicción ordinaria -con funciones constitucionales como las explicadas atrás-
por medio de la tutela desconociera la alteza de una decisión del Consejo de Estado,
máximo organismo de la jurisdicción contencioso administrativa, o de la Corte
Constitucional, máximo poder de la jurisdicción constitucional, excepto, en ambos
casos, frente a las actuaciones judiciales-constitucionales que la propia Carta ha
entregado a la Corte Suprema de Justicia. Hacer lo contrario no es más que
desbordamiento de funciones, imposición de criterios, es decir, autoritarismo puro y, por
supuesto, negación del Estado de Derecho, requisito que sigue siendo esencia del
Estado Social y Democrático de Derecho.

Y no sería argumento en contra de lo anterior el numeral 9º. del artículo 241 de la


Constitución Política pues la Corte Constitucional sólo puede revisar las decisiones
judiciales relacionadas con la acción de tutela de los derechos constitucionales, en la
forma que determine la ley. Y mientras tanto, como se acaba de afirmar, ninguna ley le
permite ni le autoriza a la Corte Constitucional someter a cuestión, para desconocerlas,
las decisiones que como tribunal de casación toma la Corte Suprema de Justicia.

En resumen, como en el asunto analizado la Sala Penal de la Corte actuó como tribunal
de casación y aludió al principio de prohibición de la reformatio in pejus señalando su
conclusión sustentada debidamente en la hermenéutica jurídica, su sentencia es
intangible y por lo tanto no puede ser desconocida acudiendo a otra vía.

CASACIÓN-Tutela (ACLARACION DE VOTO)

DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Al margen de las consideraciones sobre la ilegitimidad de la tutela en casos como el que


refiere este asunto, es claro que la orden contenida en el fallo con que ella ha sido

233
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

resuelta contraría la naturaleza y fin que le son propios, a términos de su consagración


en la constitución política (art. 86).

Como he tenido ocasión de expresarlo en otras oportunidades (Tutelas 8.401, 8.904,


13.049, entre otras), no resulta plausible que a través del ejercicio de la tutela y el fallo
que la resuelve, en tratándose de sentencias judiciales definitivas, pueda introducirse
instancias adicionales al procedimiento regular con arreglo al cual el caso ha sido
juzgado, de modo que haya lugar a disponer la reposición del trámite como si nunca
antes se hubiera llevado a cabo y se tratara de un juicio invalidante; o, restituir los
términos cumplidos en procura de obtener consecuencias ajenas y contrarias a su
funcionalidad protectora como la prescripción de la acción o la excarcelación por
vencimiento de los plazos establecidos en la ley.

Es de entender que el carácter de medio para la protección inmediata de los derechos


fundamentales con el que la tutela ha sido introducida en nuestro orden constitucional,
no le concede potencialidades distintas de las que de un tal carácter dimanan, e impide
el más mínimo equívoco acerca de que se trata de acción de ejercicio y aplicación
independiente de cualquiera otra actuación judicial, por lo que una comprensión o uso
diverso de ella subvierte los términos de su consagración constitucional y el propio
ordenamiento común, en cuanto por su intermedio termina variándose la configuración
de los procedimientos comunes con repercusiones de muy distinto significado en la
vigencia y operatividad de los principios y valores que rigen la función judicial.

Pero, quizá donde con mayor claridad se ve reflejada la perversión que entraña no
diferenciar la tutela de los procesos regulares; el objeto procesal y el contenido de las
pretensiones que a cada uno de ellos corresponde, ha sido en la explosión de
litigiosidad que se ha generado y los costos de muy diverso orden que esto ha traído
consigo.

En efecto; hoy día prácticamente todos los procesos judiciales terminan siendo
enjuiciados por la acción de tutela en una confrontación entre las jurisdicciones
ordinaria y constitucional no del todo visible por la característica difusa de esta última.
Por el contenido de los debates que en ese plano se plantean, es evidente que las más
de las veces ellos encierran implícita o explícitamente la acusación a los sistemas
procesales de ser poco “garantistas”. La pregunta, en consecuencia, es si en realidad
resulta racional que se insista en mantener los métodos de enjuiciamiento, con la
configuración y consecuencias operativas con que hoy día existen –incluido el discurso
científico y político que los legitima-, para someterlos a juicio en sede de tutela una vez
se produce la resolución del conflicto social con su intervención?.

El país debe decidir de una vez por todas: O redefine los enjuiciamientos regulares de
manera que sean autosuficientes en la resolución de los litigios en los aspectos de
realización plena de los derechos fundamentales y concesión de prestaciones, o
prescinde de ellos y concentra la resolución de la totalidad de los conflictos en el
exclusivo nivel de la acción de amparo. Como fuere, lo cierto si es que no resulta
sostenible el modelo donde la jurisdicción constitucional en todos los casos termina
resolviendo el pleito, bajo el criterio que deben restaurarse las garantías fundamentales
violadas con la aplicación del procedimiento pertinente.

La irracionalidad que ello entraña adquiere muy variadas maneras de


expresión que no es del caso exponer en detalle. A manera de enunciado y sin
mayor rigor, déjeseme decir que un estado en crisis fiscal, con las dimensiones
de la que vive el colombiano, no puede sostener una administración de justicia
con procesos que transcurren en más de las dos instancias establecidas en el
paradigma de enjuiciamiento acorde con la tradición occidental. Tampoco, con
la intervención de jueces a discreción de las partes sin importar su
configuración de manera que da lo mismo que sea unipersonal o plural. En
todo ello, por supuesto, quedan comprometidos muy seriamente elementales
criterios de racionalidad organizacional y operativa en el cumplimiento de la
función pública.

A esto súmese la invalidación de principios definidores de la prefiguración del modelo


de estado en la carta política. Piénsese en la seguridad jurídica caracterizadora del
estado de derecho, o por mejor decir sometido al derecho, en el entendimiento según el
cual los conflictos sociales a ser resueltos con recurso a la intervención judicial deben
serlo de manera pronta y definitiva. Los litigios en la indefinición, en cuanto siempre
habrá una instancia o instrumento para seguir revisando las resoluciones regulares, a
más de invalidar esta operancia del principio en referencia, trae consigo la perpetuación
del conflicto social; la posibilidad que la función judicial cambie de bando, y en vez de
234
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

ser una opción a la resolución de conflictos sociales termine convertida en un factor de


generación de ellos; que los derechos fundamentales de las personas afectadas en el
pleito se vean postergados en su reconocimiento, o que éste termine siendo provisional
y siempre revisable; pero, principalmente, que a través de todo este tipo de
contradicciones y la percepción social que de ellas se produce, el poder judicial que
define a las sociales democracias como “Estado judicialista”, termine plenamente
deslegitimado.

Expresión fiel de la situación expuesta resultan siendo los fallos de amparo en


este caso proferidos. Repárese como el Consejo seccional de la judicatura en el
de primera instancia, una vez precisa aquello que a su juicio da lugar a la
violación demandada –la no aplicación del principio de prohibición de reforma
en perjuicio del condenado-, y advertir que a tal aspecto se limitará la parte
resolutiva de su sentencia, “dejando incólume lo demás”, no obstante, decide
revocar el fallo de casación y disponer que se dicte uno nuevo.

La contradicción y exceso que una tal declaración conlleva, resultan asimismo


refrendados por la segunda instancia al habérsele impartido confirmación a la
sentencia de primer grado sin matiz ninguno, como es hecho ver por el
magistrado del Consejo Superior Bueno Miranda en su salvamento parcial
voto.

Estos sentidos de la declaración contenida en los fallos de amparo resultan


evidentes. Si la supuesta violación, a términos del pronunciamiento de primera
instancia, no trascendía la falta de aplicación del principio de prohibición de
reforma en perjuicio, que en todo caso habría tenido ocurrencia con el fallo del
tribunal que no en el de casación, la corrección consecuente no puede ir más
allá de precisar el sentido del fallo, y no ordenando su revocatoria con los
efectos agregados que ello conlleva y que ahora son pretendidos, de tener por
no surtida la casación y asumir el trámite vigente para posibilitar, como ha
sido demandado, que se haga una declaratoria de cesación de procedimiento
por haber operado la prescripción de la acción penal.

De ser esto posible terminaría desembocándose en irracionalidad manifiesta.


Ahora resulta que el efecto del fallo de amparo no es la restauración del
derecho fundamental que se invoca conculcado para promover el ejercicio de
la acción, sino la declaratoria de prescripción de la acción penal, y la orden de
que sea dictado nuevo fallo de casación, es igualmente sustituida por una que
no ha sido impartida-ni podía serlo- de declarar prescrita la acción penal, de
donde, en definitiva, no se sabe cuál fue el objeto y la pretensión con que se
ejerció la tutela; o, si ella puede servir a esta clase de propósitos puramente
litigiosos sin desvirtuarse en su consagración como medio de amparo
constitucional?

Sin que, por supuesto, quepa discutir las razones de fundamento a que acude
la decisión que motiva esta mi aclaración de voto para negar legitimidad al
ejercicio de la acción de amparo contra los fallos de casación dictados por la
Corte Suprema, creo que la razonabilidad en el tratamiento del problema
concreto está de lado de la salvedad de voto parcial que expresara el
magistrado Bueno Miranda a la decisión en segunda instancia, donde pone en
evidencia los alcances desvirtuadores del amparo en los términos como ha
sido dispuesto.

En ese sentido soy del parecer que la imposibilidad de llevar a cabo la


actuación dispuesta en el fallo de amparo, a las razones de ilegitimidad que
han sido expresadas agrega las de su propia configuración lógica que llevan a
la ineficacia de la orden impartida.

Debe en esto dejarse suficientemente en claro que el juicio de tutela no es


juicio de responsabilidad a la autoridad demandada, ni la orden impartida
sanción alguna como malintencionadamente se ha querido presentar. En razón
de su carácter de medio de protección de los derechos fundamentales, único
que tiene y que podría reconocérsele por prescripción constitucional, la orden
de cesación de la violación, como ha sido establecido, debe ser clara y
jurídicamente posible de ser cumplida, de donde se sigue entonces que no se
trata de un llevar a cabo mecánico y ciego el hacer o abstenerse en que la
orden ha de consistir, y menos si ella implica el ejercicio de la competencia que
le es propia a la autoridad accionada.

235
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Para el caso, el fallo de amparo con la declaración que hace sobre lo que a su
juicio es la violación demandada, produjo su cesación, de haber tenido ella
ocurrencia, independientemente que se dijera de manera expresa o no, que se
hubieran hecho declaraciones complementarias sobre el alcance del fallo de
casación que se estaba acusando o no, por cuanto la configuración del
fenómeno allí debatido así lo impone.

Esto mismo es lo que hace excesiva la disposición en el sentido de que la


sentencia de casación queda revocada; que el procedimiento ya cumplido hay
que volverlo a surtir; que debe dictarse un nuevo fallo, como si el anterior
fuera inválido en su integridad, o la acción de tutela tuviera esos alcances
declarativos, o se integrara al procedimiento regular o casacional, etc., en fin,
restablecer la vigencia del proceso de manera tal que la única manera de no
llevar a cabo la orden de amparo sea declarando la prescripción de la acción
penal.

Para concluir, la ineficacia del fallo a mi juicio viene determinada no solo por
las razones de ilegitimidad de la acción que se expresan en el pronunciamiento
a que corresponde esta aclaración; sino por su propia incoherencia lógica,
pues la violación al derecho fundamental demandada –de haber existido- cesó
con el pronunciamiento contenido en el fallo de tutela, de donde las
declaraciones de revocatoria de la sentencia de la Corte y la disposición para
que se dicte una nueva aparecen fuera de las posibilidades del amparo,
corresponden a agregados inconsecuentes con su naturaleza, función y
finalidades, y terminan dando sentido contrafáctico al fallo en que se
reconoce. Sólo esto quería decir.

CASACIÓN-Tutela (SALVAMENTO DE VOTO)

DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Son muchos los factores de convergencia entre mi pensamiento en esta materia y los
expuestos por el Magistrado Arboleda Ripoll. Y son muchas, demasiadas, las inquietudes
que suscitan el tema y su regulación, tanto desde el punto de vista de sus repercusiones
jurídicas como de las políticas.

Para mí, la torre de babel que se construyó en Colombia comenzó cuando el mismo juez
de constitucionalidad terminó modelándose y modulándose su propio poder a través de
pronunciamientos de exequibilidad, inexequibilidad e incluso tutela, a costa de
facultades constitucionales reconocidas a otros. Y se ha ido consolidando en la medida
en que por desinterés, por falta de visión política o por haberse creído ingenuamente
que los “problemas entre Cortes las resuelven las Cortes” en el país nunca se produjo
una ley estatutaria que recogiendo de la experiencia las tensiones y las
contradicciones, consiguiera estabilizar un sistema de defensa de la Constitución
ordenado, calculable, seguro y, fundamentalmente, equilibrado en consideración al
modelo de Estado.

En el empeño de conseguir ese equilibro, debe persistir la Corte y ojalá con ella toda la
Institucionalidad. Y agotarse hasta el cansancio en el debate, en el pronunciamiento, en
el análisis, en el diálogo. Si las decisiones de los jueces pueden disputarse al Juez que
las pronuncia, es esa la vía por la que se debe proceder. Y si es necesario reintentar el
procedimiento político, como alguna vez se buscó, a ello debe procederse.

Son muchas las razones. Y están mucho más allá del discurso facilista y peyorativo
sobre las contradicciones entre una concepción formalista y una sustancial del orden
jurídico, o del planteamiento reduccionista que lo simplifica todo a la necesidad de
superar un pretendido pensamiento retardatario. En este debate van la estabilidad de
las instituciones y del sistema constitucional . En este debate va Colombia, y se está
poniendo al sistema a arriesgar su institucionalidad, aduciendo cada cual que la está
defendiendo y que todo es para recuperarla.

No debió haber sido a un costo tan alto para la Administración de Justicia, y exponiendo
tanto el carácter civilizador del mandato judicial, su fuerza intrínseca y su legitimidad,
como se debió haber procedido.
236
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Y menos ahora.

CASACIÓN-Tutela (ACLARACIÓN DE VOTO)

DR. NILSON E. PINILLA PINILLA

Ratificando mi total acuerdo con lo decidido, anoté que aclararía mi voto únicamente
para adicionar algunas de las consideraciones que he expuesto en salvedades
anteriores, frente a asuntos similares, las cuales estimo que consolidan la constelación
de irrebatibles argumentos expresados en la decisión de fecha 19 de marzo de 2002,
mediante la cual la Sala de Casación Penal refrendó que “no puede hacer aquello que el
Consejo Seccional de la Judicatura de Cundinamarca y la Sala Jurisdiccional Disciplinaria
del Consejo Superior de la Judicatura, en contra de la Constitución Política y de la ley,
quieren que haga”.

Nuevamente se pretendió remover, mediante el abuso de la acción de tutela, una


providencia proferida por el máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria y ello no es
permitido en la normatividad fundamental ni por el orden institucional de un Estado
social de derecho, por las contundentes razones que enfatiza la Corte Suprema en el
pronunciamiento que es motivo de esta aclaración, a las cuales puede agregarse lo
siguiente, simplemente a manera de complemento:

1.- La Sala Jurisdiccional Disciplinaria desconoce, gravemente, lo dispuesto en la


sentencia de control de exequibilidad C-543 del 1° de octubre de 1992, M. P. José
Gregorio Hernández Galindo, que produjo y tiene que mantener efectos de cosa juzgada
constitucional, en cumplimiento de lo categóricamente estatuido por el artículo 243 de
la Carta Política. En esa decisión expuso la Corte Constitucional, entre otras
manifestaciones de similar contundencia:

“... no encaja dentro de la preceptiva fundamental un sistema que haga posible al


juez, bajo el pretexto de actuar en ejercicio de la jurisdicción constitucional,
penetrar en el ámbito que la propia carta ha reservado a jurisdicciones como la
ordinaria o la contenciosa administrativa...”

No puede inobservarse que, en virtud de tal sentencia, fueron extraídos del


ordenamiento jurídico los artículos 11, 12 y 40 del decreto 2591 de 1991, por estimarse
que contrariaban la Constitución Política, existiendo dentro de los respectivos
procedimientos regulares las debidas oportunidades de postulación, solicitud de
nulidades, impugnación, revisión, etc. y resultando muy claro que “tratándose de
instrumentos dirigidos a la preservación de los derechos, el medio judicial por
excelencia es el proceso”, según reconoció la Corte Constitucional en el citado fallo,
definitivo sobre el tema.

No obstante, ha venido posteriormente exacerbándose la hipótesis de la “vía de hecho”,


como mecanismo para interferir sentencias y otras providencias judiciales que pongan
término a un proceso, generándose una extraña excepción a la referida declaratoria de
inexequibilidad. Si así viene ocurriendo, cualquiera fuere la razón que se aduzca, es
obvio que, frente a lo que se reviva o haga subsistir, pervivirían también los
requerimientos entonces instituidos, particularmente en cuanto a la caducidad (art. 11
D. 2591/91), el conocimiento por “el superior jerárquico correspondiente” y que no
procede “por errónea interpretación judicial de la ley ni para controvertir pruebas” (art.
40 ib.), entre otras condiciones.
2.- Sin que sea la oportunidad de repetir los serios cuestionamientos sobre el politizado
sistema de postulación y nominación de los miembros de la Sala Disciplinaria del
Consejo Superior de la Judicatura, que la deslegitima como órgano pretendidamente
jurisdiccional, es notoria su carencia de especialidad en el ámbito penal y su ninguna
superioridad sobre la mayor autoridad en la materia.

3.- Está claro, en el pronunciamiento de la Sala de Casación Penal que trato de


complementar, que por mandato terminante del artículo 234 de la Carta Política, la
Corte Suprema es el máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria, lo cual naturalmente
conlleva que las determinaciones proferidas por sus Salas, en las respectivas
especialidades, sean intangibles, esto es, no pueden ser tocadas por ningún otro ente y
carece de licitud cualquier intento de inocularle instancias, así en algunos casos haya
237
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

contado con la aquiescencia de la Corte Constitucional en acciones de tutela, mas no a


través de fallos de constitucionalidad, que son los que pueden producir efectos erga
omnes.

4.- Si, por el contrario y según el caso, se pretendiese el apoyo de lo referido por la
Corte Constitucional al revisar fallos de tutela, la “vía de hecho” se da cuando el
juzgador, en forma arbitraria, caprichosa y subjetiva, “con fundamento en su sola
voluntad, actúa en franca y absoluta desconexión con la voluntad del ordenamiento
jurídico” (cfr. sent. T-567 de octubre 7 de 1998, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz).

Es inadmisible que, sólo por no convencer a la mayoría de los miembros de un órgano


ajeno a la juridicidad pertinente, lo que ha sido reiterada jurisprudencia, consolidada a
través de múltiples determinaciones, sustentadas con profundidad y ciencia por el
máximo tribunal competente, se convierta en “vía de hecho”.

De la misma manera, es inconcebible que un capricho o una arbitrariedad, según los


calificativos citados, pueda tan siquiera proponerse, ni acogerse, ni cohonestarse, en la
Corte Suprema de Justicia, corporación que siempre le ha mostrado al país que sus
decisiones se toman exclusivamente en derecho, previo el más juicioso, concienzudo e
imparcial estudio.

La Corte Constitucional tiene también señalado que la acción de tutela no prospera ante
interpretaciones judiciales y que la “vía de hecho” es una situación muy excepcional,
que debe ser aplicada con mesura y extremo cuidado, frente a actuaciones de los
jueces que no merecen ser calificadas como providencias, a pesar de que formalmente
lo parezcan.

En tal virtud, unificó que la acción de tutela “no puede utilizarse para obtener que un
juez diferente al que conoce del proceso ordinario intervenga inopinadamente para
modificar el ritmo del mismo con base en una interpretación diversa -la suya-,
pretendiendo que, por haber entendido las normas pertinentes de una determinada
manera, incurrió el primero en una vía de hecho” (cfr. sent. SU-087 de febrero 17 de
1999, M. P. José Gregorio Hernández Galindo).

Así mismo, ha repetido que por vía de tutela no se puede atacar “decisiones que estén
sustentadas en un determinado criterio jurídico, que pueda ser admisible a la luz del
ordenamiento o interpretación de las normas aplicables, pues de lo contrario se estaría
atentando contra el principio de la autonomía judicial” (T-1072, agosto 17/2000, M. P.
Vladimiro Naranjo Mesa).

Nada de esto es atendido por la Sala Disciplinaria, en actitud que desquicia la seguridad
jurídica y todo el orden institucional.

5.- La Sala de Casación Penal sigue reiterando su criterio mayoritario, en la


confrontación entre el principio de legalidad y la regla que proscribe la reformatio in
pejus, que la aplicación de ésta, instituida con el objetivo de evitar que la situación del
afectado, en su condición de apelante único, resulte agravada por el ad quem, no puede
conllevar el desconocimiento de otras garantías, igualmente constitucionales, como la
legalidad, la igualdad, la seguridad jurídica y el sometimiento de los jueces a la
preceptiva vigente.

Si, adicionalmente, el asunto está sometido a consulta, cuya existencia se encuentra


expresamente contemplada en la Carta, en el propio artículo 31, es imperativo que el
superior decida sin limitación sobre la providencia elevada por el grado jurisdiccional a
segunda instancia, así también medie apelación, sea o no de único impugnante.

De otra manera, ninguna razón de ser tendría ese grado jurisdiccional, cuyo
establecimiento obedece a querer el legislador que determinados pronunciamientos
sean siempre revisados íntegramente a prevaleciente nivel colegiado, procurando
superar así, entre otros factores, los riesgos de error, de intimidación y de contrariedad
con el derecho, particularmente frente a delitos de muy elevada nocividad social e
ingente rentabilidad que, por lo mismo, brindan a quienes los cometen, mayor
capacidad de seducción.

Para mejor ilustración, puede recordarse lo que sobre el particular ha expuesto


reiteradamente la Corte Suprema, en Sala de Casación Penal (e. g., sentencia de
casación, rad. 12.664, julio 26 de 2000, con ponencia de quien presenta esta aclaración
de voto):

238
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

“El tema ya ha sido definido por esta corporación, que en diversas oportunidades
ha reiterado que la consulta y la apelación son el desarrollo del postulado de las
dos instancias, sin embargo, presentan diferencias y alcances distintos.

La consulta no es un recurso, se inspira en el interés general, tiene carácter


imperativo, la competencia es plena e ilimitada, es un mecanismo que permite al
superior funcional de quien ha proferido ciertas providencias judiciales revisar su
legalidad. Control que no queda al arbitrio del juez ni a la voluntad de las partes,
pues opera por mandato legal.

En cambio, los recursos son potestativos de los sujetos procesales, están basados
en el interés particular y la competencia por el factor funcional es limitada. De
acuerdo con su albedrío, las partes pueden recurrir y el ad quem sólo revisa los
aspectos que son materia de impugnación.

Es el recurso el que le otorga la competencia, por el factor funcional, al superior,


mientras que en la consulta se adquiere por ministerio de la ley. En la impugnación
el juez tiene la limitante de no poder referirse a aspectos no recurridos y el grado
jurisdiccional es ilimitado; por eso, la ley faculta al funcionario para revocar o
modificar la providencia en cualquier sentido, aún en perjuicio del sindicado.
Los dos institutos son distintos y no deben combinarse para crear un tercer
mecanismo de revisión de la legalidad de las sentencias, por fuera de la
Constitución y la ley. Tampoco la alzada se estableció para que las partes
impidieran la aplicación de las normas que consagran la consulta y ésta opera con
o sin apelación.

Frente a la interpretación exegética del artículo 206 del Código de Procedimiento


Penal, modificado por el artículo 29 de la ley 81 de 1993, que acomoda la
conclusión de que la interposición de algún recurso contra la providencia
consultable deja sin lugar su examen oficioso por el superior, la Corte en
providencia del 21 de octubre de 1998, radicación 13.419, M. P. Fernando Arboleda
Ripoll, indicó:

‘La expresión ‘son consultables cuando contra ellas no se hubiere interpuesto


recurso de apelación’, utilizada en normatividades anteriores (ley 17 de 1975,
art. 1° y decreto 050 de 1987, art. 210), e incorporada hoy con algunas
variantes en el texto del artículo 29 de la ley 81 de 1993, tenía entonces razón
de ser porque el recurso de apelación otorgaba competencia al ad quem para
conocer sin limitaciones de la providencia impugnada (ley 17 de 1975, art. 3° y
decreto 050 de 1987, artículo 538), tornando por contera innecesaria la
consulta, e imprimiéndole a ésta un verdadero carácter subsidiario.

Frente a la normatividad actual, en que el recurso de apelación otorga


competencia al superior para decidir únicamente sobre los aspectos
impugnados, una consideración de esta índole pierde vigencia, no siendo
posible postular que la consulta es subsidiaria de la apelación.

La supletoriedad del instituto de la consulta ha de ser entendida en relación con


los aspectos que no han sido objeto de apelación y sin que la interposición del
recurso comprometa la potestad del ad quem, derivada de la ley, de poder
reformar sin limitación alguna la decisión consultada, aún en los aspectos
impugnados y en perjuicio del procesado.’

Considerar que la Constitución estableció un esquema político individualista y


estimar que la consulta debe examinarse dando prevalencia al beneficio personal,
es desconocer que se basa en el interés general y la primacía de éste es uno de
los principios fundantes del Estado social de derecho colombiano, según su
artículo primero. La interpretación del articulado que consagra este instituto debe
efectuarse de acuerdo con ese criterio y hacer operante la preponderancia de lo
social.

A pesar de que la consulta y la apelación son mecanismos que permiten la


aplicación del precepto constitucional que consagra la doble instancia, tienen
contenidos y efectos distintos, que permiten su diferenciación, sin que la segunda
pueda interferir sobre el grado jurisdiccional dispuesto por mandato de la ley y
previsto en la propia Constitución (art. 31).

Es así como en la consulta, en virtud de la normatividad vigente, el juez conoce de


todos los aspectos tratados en la providencia revisada y puede modificarla o
239
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

revocarla en perjuicio del procesado. Interpretación que guarda armonía con la


totalidad de lo dispuesto por el artículo 31 de la Carta, que consagra dicha
diferencia y únicamente a la apelación le impone la restricción de la reformatio in
pejus, pero no a la consulta.”

6.- Al margen de lo que viene apreciándose, cuando el juez de tutela encuentre


demostrada una acción u omisión que lesione o ponga en peligro derechos
fundamentales, deberá impartir una orden, que tiene que ser constitucional y
legalmente posible de cumplir, a efectos de que lícitamente cese la situación que motivó
la prosperidad del amparo pedido.

Si, en gracia de discusión, se pensara que el entonces Tribunal Nacional, en segunda


instancia y la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, en casación, al aplicar
jurisprudencia aquilatada de tiempo atrás sobre las facultades que emanan del grado
jurisdiccional de consulta, como ocurrió en este caso, hipotéticamente hubiesen violado
la prohibición de la reformatio in pejus y sus decisiones judiciales remotamente fuesen
pasibles de la acción de tutela, lo lógico y legal sería ordenar que ese segmento de
pena, incrementado en obedecimiento de la normatividad vigente, pero que se quiere
desconocer al significar una situación más gravosa para el acusado, se dejare de
imponer, sin remover el resto del fallo aún en sus aspectos no cuestionados.

Se pone así más en evidencia el dislate de “revocar” las sentencias de segundo grado y
de casación, como aquí pretendieron los Consejos Seccional de la Judicatura de
Cundinamarca y Superior de la Judicatura, Sala Jurisdiccional Disciplinaria, o anularlas o
dejarlas sin efecto, proceder en que se ha incurrido en otros eventos similares, en forma
que no sólo atenta contra la cosa juzgada, la seguridad jurídica y la igualdad, sino que
propicia grave impunidad, en tanto que con una orden así concebida, además de su
ostensible ausencia de razón jurídica, se había entendido mayoritariamente que se
activaban los términos de prescripción de la acción penal.

Es manifiestamente injurídico que sean de tal manera afectadas, desde fuera del
procedimiento respectivo y sin respeto al principio del juez natural, decisiones que
fueron adoptadas por las autoridades judiciales competentes, dentro de las
oportunidades previstas por la ley y en cabal acatamiento del debido proceso.

7.- A la Corte Suprema, refiriendo para este asunto sólo lo que atañe a la casación
penal, le corresponde hacer efectivo el derecho material, preservar las garantías
debidas a quienes intervienen en la acción penal, reparar los agravios eventualmente
inferidos con la sentencia y unificar la jurisprudencia nacional. De tal forma, estas
finalidades de la casación abarcan a plenitud las que son propias de la acción de tutela,
que de esa manera es suplida al interior del procedimiento regular y queda sin campo
de acción, por su subsidiariedad, como se desprende de lo examinado, en su mayor
parte, dentro del certero pronunciamiento de la Sala en cuya sustentación rebosa este
suplemento.

Sólo resta destacar la imposibilidad que existe de unificar la jurisprudencia si las


decisiones esclarecedoras, que han de servir de criterio auxiliar a la actividad judicial,
no las profiere una misma corporación en cada especialidad, que no puede ser otra que
la instituida por la Carta Política como tribunal supremo en el correspondiente ámbito
jurídico.

Por el contrario, viene ocurriendo que desde diversa área y en sumario procedimiento,
son forzados los conocimientos en otro órgano no especializado, para ensayar un fallo,
con elevado riesgo de desacierto y de desquiciamiento de lo que debía unificarse.

Pero la preservación de la Constitución, precisamente como norma de normas, no puede


ensimismarse, como una entelequia, ni desentenderse de la jurisprudencia
especializada, que ha sido unificada y reiterada bajo el vigor de la idoneidad científica
del juez profesional, de consolidada trayectoria y capacitación, en permanente estudio,
profundización e integración, bajo el intenso complemento y la refinación del trabajo
corporativo, fortalecido por el respeto a la seguridad jurídica.
Ha de evitarse la contingencia de que un sustentado criterio, arraigado por la autoridad
suprema en la especialidad, se desvencije porque desde fuera del orden
institucionalizado, algún otro despacho crea que el pronunciamiento pudo ser diferente,
con la grave inconsecuencia de descaecer la jurisdicción, ante lo que por mayoría
opinen los integrantes de un ente de distinta vocación.

240
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

La absorta comunidad no logrará entender lo que sucede, quedando perpleja y


descreída, al apreciar que una institución le achaca a otra que de manera grosera y
caprichosa hubiese aplicado vías de hecho y no de derecho, cuando sólo ocurre que no
está de acuerdo con su interpretación.

Cabe expresar, por último, que esas divergencias interpretativas vienen emergiendo con
indicadora frecuencia, al mediar intereses de personajes distinguidos por las posiciones
ocupadas y por la forma como hicieron mal uso de sus privilegios sociales, que en la
imposibilidad de desvirtuar ante la administración de justicia, en el debido proceso
regular, la realidad de su responsabilidad penal, tratan luego de desvanecerla mediante
el abuso de la acción de tutela.

Con el acostumbrado respeto,

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Casación
FECHA : 19/03/2002
DECISION : Declara improcedete hacer lo que dispone el
Consejo Sec.
de la Jud., niega pres.
PROCEDENCIA : Tribunal
CIUDAD : Nacional
CONDENADO : BECERRA BARNEY, MANUEL FRANCISCO
DELITOS : Enriquecimiento ilícito de particular
PROCESO : 15286
PUBLICADA : Si

Aclaración de voto DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL


Aclaración de voto DR. NILSON PINILLA PINILLA-
Salvamento de Voto DR. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

****************************

241
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

Corte Suprema de Justicia


Relatoría Sala de Casación Penal
Indice Alfabético Segundo Trimestre de 2002

A
ABUSO DE AUTORIDAD POR ACTO ARBITRARIO E INJUSTO..................................208
ABUSO DE CONFIANZA.......................................................................................................37
ABUSO DE FUNCION PUBLICA........................................................................................208
ACCION DE REVISION.......................................................................................................127
ACCION DE REVISION-Legitimidad...................................................................................144
ACCION DE REVISION-Poder especial...............................................................................181
ACCION DE REVISION-Prescripción....................................................................................63
ACCION DE REVISION-Requisitos...............................................................................63, 127
ACCION DE REVISION-Titularidad.....................................................................................144
ACTA DE LEVANTAMIENTO DEL CADAVER-Constancias.............................................222
ACUMULACION JURIDICA DE PENAS............................................................................142
ACUMULACION JURIDICA DE PROCESOS......................................................................34
ACUMULACION JURIDICA DE PROCESOS-Eliminada con la Ley 600 de 2000...............34
ALEGATO DE CONCLUSION.............................................................................................226
ALEGATOS PRECALIFICATORIOS....................................................................................168
ALLANAMIENTO DE DOMICILIO.....................................................................................119
ANTIJURIDICIDAD................................................................................................................78
APELACION-Audiencia de sustentación...................................................................................6
APELACION-Competencia limitada del superior............................................................43, 107
APELACION-Sustentación..............................................................................................10, 107
APLICACION INDEBIDA DE LA LEY...............................................................................143
ATIPICIDAD..........................................................................................................................180
ATIPICIDAD-Técnica para alegarla en casación................................................................8, 143
AUDIENCIA ESPECIAL.........................................................................................................41
AUDIENCIA PUBLICA.................................................................................................147, 226
AUDIENCIA PUBLICA-Facultades y deberes del juez...........................................................58
AUDIENCIA PUBLICA-Naturaleza unitaria y compleja del acto..........................................176
AUSENCIA DE RESPONSABILIDAD...................................................................................42
AUTOR...................................................................................................................................212
B
BENEFICIO ADMINISTRATIVO...........................................................................................28
C
CALIFICACION DEL MERITO DEL SUMARIO-No está limitada por la situación jurídica 12
CALUMNIA...........................................................................................................................208
CAMBIO DE RADICACION-Domicilio del procesado........................................................218
CAMBIO DE RADICACION-Factores externos del medio....................................................63
CAMBIO DE RADICACION-Finalidad.................................................................................219
CAMBIO DE RADICACION-Naturaleza residual y extrema..................................................63
CAMBIO DE RADICACION-Prueba............................................................................218, 219
CAMBIO DE RADICACION-Seguridad e integridad personal del sindicado.......................219
CAPTURA ILEGAL.......................................................................................................186, 204
CARGOS EXCLUYENTES.....................................................................................................85
CASACION DISCRECIONAL-Demanda\...................................................................................
Cargos por los que fue admitida.........................................................................................168
CASACION DISCRECIONAL-Desarrollo de la jurisprudencia..............................................31
CASACION DISCRECIONAL-Garantías fundamentales........................................................31
CASACION DISCRECIONAL-Interés para recurrir.............................................................206
CASACION DISCRECIONAL-Ley 553 de 2000-Reforma al trámite.....................................37
242
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

CASACION DISCRECIONAL-Sustentación..................................................................31, 130


CASACION DISCRECIONAL-Tercero civilmente responsable............................................206
CASACION OFICIOSA.............................................................................................................6
CASACION OFICIOSA-Propuesta por el Ministerio público..................................................43
CASACION-Causal primera.....................................................................................................16
CASACION-Desestimación\.........................................................................................................
Si posteriormente se advierte una irregularidad...........................................................93, 185
CASACION-Finalidades.........................................................................................................134
CASACION-Frente a la Tutela...............................................................................................132
CASACION-Grado de credibilidad otorgado a los medios de convicción..............................189
CASACION-Interés para recurrir-Apelación..........................................................................206
CASACION-Interés-Identidad sustancial en el objeto de la impugnación..........................43, 58
CASACION-Interés\.....................................................................................................................
Pretensión más gravosa al recurrente...................................................................93, 105, 117
CASACION-Naturaleza del error demandable.........................................................................77
CASACION-No es una tercera instancia..................................................................................81
CASACION-Principio de autonomía de los cargos................................................................138
CASACION-Principio de lealtad.............................................................................................140
CASACION-Sentencia de segunda instancia............................................................10, 149, 176
CASACION-Sentencias de constitucionalidad\............................................................................
Ley 553...............................................................................................................................130
CASACION-Técnica...............................................................................................................160
CASACIÓN-Tutela (ACLARACION DE VOTO).................................................................233
CASACIÓN-Tutela (ACLARACIÓN DE VOTO).................................................................237
CASACIÓN-Tutela (SALVAMENTO DE VOTO)................................................................236
CASACION-Tutela\......................................................................................................................
Inseguridad jurídica............................................................................................................232
CESACION DE PROCEDIMIENTO.....................................................................................179
CIERRE DE INVESTIGACION-Notificación.................................................................93, 230
CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACIÓN..............................................................................176
CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA....................................................44, 145
COAUTORIA.........................................................................................................................151
COAUTORIA IMPROPIA.............................................................................................134, 155
COLABORACION EFICAZ..................................................................................................131
COLISION DE COMPETENCIA....................................26, 115, 123, 139, 142, 162, 171, 174
COLISION DE COMPETENCIA-Competencia a prevención.................................................59
COLISION DE COMPETENCIA-Competencia territorial..............................................59, 161
COLISION DE COMPETENCIA-Error en la calificación jurídica provisional.................19, 36
COLISION DE COMPETENCIA-Garantiza la legalidad del juzgamiento............................122
COLISION DE COMPETENCIA-Juzgado Especializado y penal municipal..................99, 113
COLISION DE COMPETENCIA-Ley 733 de 2002........................1, 3, 5, 34, 61, 99, 101, 113
COMPETENCIA..................................................................................................................8, 19
COMPETENCIA A PREVENCION.............................................................................8, 59, 122
COMPETENCIA POR CONEXIDAD.....................................................................59, 115, 161
COMPETENCIA TERRITORIAL...................................................................................59, 161
COMPETENCIA-Delitos conexos.........................................................................................161
COMPLICE......................................................................................................................95, 199
CONCIERTO PARA DELINQUIR............................................................................61, 86, 212
CONCURSO...................................................................................................................162, 180
CONEXIDAD...................................................................................................................12, 134
CONEXIDAD CONSECUENCIAL.......................................................................................176
CONEXIDAD IDEOLOGICA...............................................................................................176
CONEXIDAD OCASIONAL.................................................................................................176
CONFESION-Fundamento de la sentencia.........................................................................16, 75
CONFESION-Reducción de pena.......................................................................................14, 75
CONFESION-Técnica para alegar su desconocimiento............................................................16
CONGRUENCIA-Acusación y sentencia...............................................................................186
CONSEJO VERBAL DE GUERRA...............................................................................159, 225
CONSULTA......................................................................................................................82, 183
CONSULTA-Competencia ilimitada del superior......................................................................32
243
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

CONTROL DE LEGALIDAD-Oportunidad para proponerlo..................................................59


COSA JUZGADA...................................................................................................................232
D
DEBIDO PROCESO......................................................................................................135, 147
DEFENSA TECNICA-Actuación pasiva del profesional..................................................44, 140
DEFENSA TECNICA-Ausencia de defensor\..............................................................................
Se deben demostrar sus efectos negativos............................................................................71
DEFENSA TECNICA-Carencia absoluta...............................................................................228
DEFENSA TECNICA-Facultad de ejercer distintas alternativas..............................77, 110, 111
DEFENSA TECNICA-Inactividad contenciosa como estrategia defensiva............................110
DEFENSA TECNICA-Indagatoria-Ciudadano honorable........................10, 176, 204, 224, 228
DEFENSA TECNICA-Silencio como estrategia defensiva....................................149, 158, 170
DEFENSOR DE OFICIO-Forzosa aceptación.........................................................................40
DEFENSOR-Designación para la indagatoria.........................................................................170
DEFENSOR-Goza de total iniciativa......................................................................................176
DEFENSOR-Oportunidad procesal para intervenir................................................................158
DEFENSOR-Posesión...............................................................................................................40
DELITO PERMANENTE..............................................................................................170, 186
DELITOS CONEXOS......................................................................................................12, 115
DEMANDA DE CASACION-Causal primera........................................................................131
DEMANDA DE CASACION-Causal primera, causal tercera\.....................................................
Errada calificación por fuera del nomen iuris.......................................................................95
DEMANDA DE CASACION-Extemporánea.........................................................................129
DEMANDA DE CASACION-Falta de legitimidad..................................................................82
DEMANDA DE CASACION-Naturaleza..............................................................................131
DEMANDA DE CASACION-Principio de autonomía.......................................................10, 77
DEMANDA DE CASACION-Requisitos formales..................................................................92
DEMANDA DE CASACION-Se presenta ante la autoridad que profirió la sentencia..........129
DEMANDA DE CASACION-Técnica.....................................................................57, 132, 189
DERECHO DE CONTRADICCION-No se limita al sólo contrainterrogatorio......................58
DERECHO DE DEFENSA....................................................................................110, 158, 168
DERECHO DE DEFENSA-Defensa técnica, defensa material..............................................176
DERECHO DE DEFENSA-Inactividad del abogado.........................................................44, 71
DERECHO DE INFORMACION-Beneficios al procesado...................................................110
DESERCION-Prescribe en un año............................................................................................56
DETENCION PREVENTIVA-Computo................................................................................140
DETENCION PREVENTIVA-Fines......................................................................................191
DETERMINADOR...................................................................................................................95
DICTAMEN PERICIAL-Traslado..........................................................................................222
DICTAMEN PERICIAL-Valoración.......................................................................................222
DOLO..........................................................................................................................................9
DOLO EVENTUAL.................................................................................................................15
DOSIFICACION PUNITIVA...........................................................................................44, 135
E
EJECUCION DE LA SENTENCIA-Acumulación jurídica....................................................142
EJECUCION DE LA SENTENCIA-Juez competente.............................................99, 113, 142
EJECUTORIA-Providencia que resuelve la casación al decretarse una prescripción...............32
EJECUTORIAS PARCIALES................................................................................................123
EMBAJADA DIPLOMATICA-Funciones del Embajador......................................................208
EMBRIAGUEZ-Prueba..........................................................................................................153
ERROR DE DERECHO-Falso juicio de legalidad, falso juicio de convicción...............153, 220
ERROR DE HECHO-Apreciación probatoria........................................................................189
ERROR DE HECHO-Falso juicio de identidad........................................................................42
ERROR DE HECHO-Falso juicio de identidad y falso raciocinio......................65, 81, 132, 230
ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA.................................................................95, 176
ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA-Técnica en casación........................92, 138, 222
ERROR IN IUDICANDO-Error in procedendo\..........................................................................
Técnica...............................................................................................................................117
EXTORSION......................................................................................................1, 3, 34, 99, 113
EXTRADICION-Brasil.............................................................................................................24
244
Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

EXTRADICION-Canadá................................................................................................163, 192
EXTRADICION-Concepto de la Corte Suprema de Justicia.................................................212
EXTRADICION-Concepto del Ministerio de Relaciones Exteriores...............................86, 192
EXTRADICION-Debido proceso.............................................................................................86
EXTRADICION-Doble incriminación........................................................................29, 89, 212
EXTRADICION-Doble incriminación\.........................................................................................
Concierto para delinquir.......................................................................................................86
EXTRADICION-Documentos anexos-Presunción de autenticidad..........................................86
EXTRADICION-Ejecutivo\..........................................................................................................
Eventualmente puede subordinar la concesión de ésta.................................................29, 163
EXTRADICION-Equivalencia de la acusación....................................................29, 86, 89, 212
EXTRADICION-Francia-Convención para la Recíproca Extradición de Reos-Sujeto de
extradición...........................................................................................................................173
EXTRADICION-Identidad del solicitado...............................................................................172
EXTRADICION-Lugar de comisión del delito.................................................................86, 126
EXTRADICION-Ministerio Público.........................................................................................30
EXTRADICION-Naturaleza del instrumento...........................................................................86
EXTRADICION-Principio de territorialidad....................................................................86, 163
EXTRADICION-Prueba.........................................................................................................126
EXTRADICION-Prueba-Legalidad del trámite del proceso en el país requirente..........126, 192
EXTRADICION-Prueba-Marco jurídico que ha de regular el trámite...................................126
EXTRADICION-Renuncia a términos......................................................................................30
EXTRADICION-Tratados................................................................................................24, 173
F
FALSEDAD EN DOCUMENTO PRIVADO.........................................................................199
FALSEDAD EN DOCUMENTO PUBLICO-Agravada por el uso-Pena...............................143
FALSEDAD IDEOLOGICA EN DOCUMENTO PUBLICO................................................199
FALSEDAD IDEOLOGICA EN DOCUMENTO PUBLICO-Potestad oficiosa de la
jurisdicción............................................................................................................................85
FALSEDAD MATERIAL DE PARTICULAR EN DOCUMENTO PUBLICO-Se perfecciona 8
FALSO JUICIO DE CONVICCION................................................................................58, 131
FALSO JUICIO DE EXISTENCIA..........................................................................................67
FALSO JUICIO DE EXISTENCIA-Por omisión\........................................................................
Exigencias técnicas...............................................................................................................58
FALSO JUICIO DE IDENTIDAD...........................................................81, 132, 160, 220, 230
FALSO JUICIO DE LEGALIDAD....................................................................................82, 85
FALSO JUICIO DE LEGALIDAD-Medio probatorio allegado sin requisitos.......................110
FALSO RACIOCINIO................................................................................67, 81, 111, 132, 230
FALTA DE APLICACION DE LA LEY.................................................................................143
FALTA DE MOTIVACION DE LA SENTENCIA...................................................................10
FAVORABILIDAD.................................................................................................117, 135, 199
FAVORABILIDAD-Su alegación en casación procede por la causal primera........................134
FAVORECIMIENTO A NARCOTRAFICANTES...........................................................21, 145
FISCAL...................................................................................................................135, 144, 226
FISCAL-Sujeto procesal.........................................................................................................226
FISCALIA GENERAL DE LA NACION-Límites al poder calificador del fiscal...................135
FLAGRANCIA.......................................................................................................................186
FLAGRANCIA-Cuándo se presenta.........................................................................................75
FRANQUICIA PREPARATORIA............................................................................................28
FRAUDE PROCESAL-Momento consumativo.........................................................................8
H
HABEAS CORPUS................................................................................................................214
HECHO NUEVO-Minoría de edad.........................................................................................127
HOMICIDIO...............................................................................................................................9
HOMICIDIO AGRAVADO....................................................................................................176
HOMICIDIO AGRAVADO-Causal 8a. del artículo 104 del C.P..............................................19
HOMICIDIO CON FINES TERRORISTAS............................................................................19
HOMICIDIO PRETERINTENCIONAL................................................................................135
HOMICIDIO-Agravante numeral 2° del art.324 del C. P.......................................................176
HOMICIDIO-Cónyuge...........................................................................................................116
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

HOMICIDIO-Ley 40 de 1993...........................................................................................19, 155


HOMICIDIO-Ley 40 de 1993, constitucionalidad..................................................................134
HURTO...........................................................................................................................176, 180
HURTO CALIFICADO Y AGRAVADO................................................................................162
HURTO CALIFICADO-Con violencia sobre las personas o las cosas...................101, 180, 224
I
IMPEDIMENTO.............................................................................................................144, 149
IMPEDIMENTO-Enemistad grave.........................................................................................100
IMPEDIMENTO-Finalidad.....................................................................................................114
IMPEDIMENTO-Investigación penal.....................................................................................114
IN DUBIO PRO REO.............................................................................................................220
IN DUBIO PRO REO-Técnica en casación....................................................................132, 153
INASISTENCIA ALIMENTARIA-Juez competente................................................................26
INASISTENCIA ALIMENTARIA-Menor-Competencia territorial.........................................26
INCONGRUENCIA...............................................................................................................176
INCONGRUENCIA DE LA SENTENCIA..................................................................37, 93, 95
INCONGRUENCIA DE LA SENTENCIA-Técnica..............................................................225
INDAGACION PRELIMINAR-Comunicación al imputado....................................................67
INDAGATORIA-Advertencias previas al indagado................................................................183
INDAGATORIA-Cargos a terceros..........................................................................85, 117, 155
INDAGATORIA-Interrogatorio.................................................................................8, 143, 149
INDEMNIZACION DE PERJUICIOS....................................................................66, 193, 206
INDICIO.........................................................................................................................132, 148
INDICIO-Concepto..................................................................................................................69
INDICIO-Inferencia lógica......................................................................................................128
INDICIO-Técnica para atacarlo en casación.....................................................................69, 119
INDIVIDUALIZACION.........................................................................................................151
INEXEQUIBILIDAD.............................................................................................................204
INFORME DE POLICIA JUDICIAL-Valor probatorio...........................................................57
INIMPUTABILIDAD.............................................................................................................127
INIMPUTABILIDAD-No implica inocencia o ausencia de responsabilidad.............................65
INIMPUTABILIDAD-Residual y subsidiaria..........................................................................153
INJURIA-Retractación............................................................................................................208
INJURIA-Retractación (ACLARACIÓN DE VOTO)....................................................211, 212
INSTRUCCION-Término.............................................................................................6, 67, 149
INTERDICCION DE DERECHOS Y FUNCIONES PUBLICAS............................................6
INTERES ILICITO EN LA CELEBRACION DE CONTRATOS...........................................78
INTERES INDEBIDO EN LA CELEBRACION DE CONTRATOS-Bien jurídico tutelado..78
INTERPRETACION ERRONEA DE LA LEY......................................................................143
INVESTIGACION INTEGRAL..............................................................................93, 138, 170
INVESTIGACION INTEGRAL-Obligación de investigar lo favorable como lo desfavorable al
imputado......................................................................................................................121, 149
INVESTIGACION INTEGRAL-Técnica para alegar su vulneración..................6, 98, 186, 222
INVESTIGACION PREVIA-Notificación de su iniciación......................................................90
INVESTIGACION PREVIA-Viabilidad...................................................................................12
IRA E INTENSO DOLOR......................................................................................................220
J
JUEZ DE EJECUCION DE PENAS........................................................................99, 113, 142
JUEZ DE EJECUCION DE PENAS-Competencia para resolver sobre el principio de
favorabilidad........................................................................................................................117
JUEZ DE FAMILIA................................................................................................................171
JUEZ DE MENORES.............................................................................................................171
JUEZ NATURAL........................................................................................................................5
JUEZ PENAL MUNICIPAL.....................................................................................................26
JUICIO....................................................................................................................................176
JURISDICCION DE FAMILIA..............................................................................................171
JURISPRUDENCIA-Elemento auxiliar y no obligatorio................................................162, 214
JUSTICIA PENAL MILITAR...........................................................................................93, 225
JUSTICIA PENAL MILITAR-Competencia............................................................93, 159, 168
JUSTICIA REGIONAL-Alegatos previos a la sentencia................................................111, 226
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

JUSTICIA REGIONAL-No audiencia pública................................................................111, 226


JUSTICIA REGIONAL-Reserva de providencias..................................................................121
JUZGADO DE MENORES....................................................................................................171
JUZGAMIENTO-Término......................................................................................................140
L
LAVADO DE ACTIVOS....................................................................................................36, 86
LEGALIDAD DE LA PENA..................................................................................................155
LEGITIMA DEFENSA...........................................................................................................131
LEGITIMA DEFENSA-Concepto..........................................................................................220
LEGITIMA DEFENSA-Objetiva, defensa de un tercero, defensa putativa..............................42
LEGITIMA DEFENSA-Riña..................................................................................................220
LEY PENAL-Aplicación extraterritorial en el espacio..............................................................37
LEY-Concepto.........................................................................................................................162
LIBERTAD CONDICIONAL.................................................................................................199
LIBERTAD CONDICIONAL-Indemnización de perjuicios.....................................................66
LIBERTAD CONDICIONAL-Requisitos...................................................................................7
LIBERTAD PREPARATORIA-Sólo para condenados.............................................................28
LIBERTAD PROVISIONAL-Art.365.2°\....................................................................................
Requisitos...........................................................................................................................199
LIBERTAD PROVISIONAL-Causal 4ª..................................................................................151
LIBERTAD PROVISIONAL-Competencia en casación-Reforma de la ley 553 de 2000......123
LLAMADO EN GARANTIA EJECUTORIA-Providencia que resuelve la casación.............103
LLAMADO EN GARANTIA-Proceso penal.........................................................................103
M
MEDIDA DE ASEGURAMIENTO........................................................................................138
MEDIDA DE ASEGURAMIENTO-Revocatoria\........................................................................
Debe estar privado de la libertad.......................................................................................191
MEDIDAS CAUTELARES..............................................................................................61, 191
MINISTERIO PUBLICO.........................................................................................................30
MINISTERIO PUBLICO-Interés...........................................................................................185
MINISTERIO PUBLICO-Interés para recurrir........................................................................69
N
NARCOTRAFICO..................................................................................................................212
NARCOTRAFICO-Alternativas de consumación...................................................................119
NARCOTRAFICO-Dosificación punitiva.................................................................................44
NARCOTRÁFICO-Dosificación punitiva (ACLARACION DE VOTO )................................53
NARCOTRÁFICO-Dosificación punitiva (ACLARACIÓN DE VOTO).................................49
NARCOTRÁFICO-Dosificación punitiva (SALVAMENTO DE VOTO )...............................47
NOTARIAS-Empleados\...............................................................................................................
Servidores Públicos..............................................................................................................95
NOTIFICACION..............................................................................................................63, 140
NOTIFICACION PERSONAL...............................................................................................230
NOTIFICACION-Comunicación por medio de telegrama.............................................158, 230
NULIDAD....................................................................................................................8, 67, 204
NULIDAD-Captura ilegal.......................................................................................................186
NULIDAD-Debido proceso, derecho de defensa....................................................119, 143, 151
NULIDAD-Defensa técnica....................................................................................................158
NULIDAD-Derecho de defensa..............................................................................................168
NULIDAD-Interés para alegarla.............................................................................................151
NULIDAD-Omisión sobre un pedimento..................................................................................44
NULIDAD-Principio de trascendencia....................................................................................117
NULIDAD-Principios...............................................................................................................41
NULIDAD-Principios de residualidad............................................................................107, 135
NULIDAD-Resolución de acusación......................................................................................135
NULIDAD-Técnica...........................................................................................................77, 149
NULIDAD-Técnica en casación...............................................................93, 135, 143, 153, 189
NULIDAD-Técnica\......................................................................................................................
Varios cargos por nulidad...................................................................................................182
P
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Segundo trimestre de 2002 Relatoría Sala de Casación Penal

PARENTESCO.......................................................................................................................116
PARTE CIVIL-Interés para recurrir........................................................................................102
PARTICIPACION-Interviniente........................................................................................95, 199
PARTICIPACION-Interviniente\...................................................................................................
Rebaja de pena....................................................................................................................117
PECULADO POR APROPIACION...............................................................................159, 199
PENA........................................................................................................................................44
PENA ACCESORIA...............................................................................................................156
PENA-Criterios para fijarla.......................................................................................................14
PENA-Dosificación...................................................................................................................44
PENA-Fines.............................................................................................................................214
PERJUICIOS MORALES-Personas jurídicas.........................................................................193
PERSONA JURIDICA............................................................................................................193
PERSONA JURIDICA-Representación....................................................................................90
PODER....................................................................................................................................181
PODERES DISCIPLINARIOS DEL JUEZ............................................................................195
POLICIA JUDICIAL-Facultades..............................................................................................82
PRESCRIPCION......................................................................................................56, 170, 186
PRESCRIPCIÓN-Acción civil (SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO)..............................201
PRESCRIPCIÓN-Facultad oficiosa (SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO).....................201
PRESCRIPCION-Servidor público...................................................................................95, 199
PREVARICATO POR ACCION.................................................................................15, 21, 145
PREVARICATO POR ACCION-Se estructura.......................................................................214
PREVARICATO POR OMISION...........................................................................................208
PREVARICATO-Culpabilidad, dolo directo.............................................................................15
PREVARICATO-No exige que el sujeto activo se proponga obtener \..................................214
PRINCIPIO DE EVENTUALIDAD........................................................................................12
PRINCIPIO DE FAVORABILIDAD......................................................................................143
PRINCIPIO DE INSTRUMENTALIDAD.............................................................................158
PRINCIPIO DE INTEGRACION..........................................................................................147
PRINCIPIO DE LEGALIDAD.................................................................................................82
PRINCIPIO DE NO CONTRADICCION..............................................................................111
PRINCIPIO DE TRASCENDENCIA....................................................................................148
PROCESADO-Calidad..............................................................................................................67
PROCESO PENAL.........................................................................................................107, 176
PROCESO PENAL-Falsedad\......................................................................................................
No suspenderá el incidente de tacha.....................................................................................85
PROCESO PENAL-Tutela.....................................................................................................208
PROCURADOR-Interés casación...........................................................................................185
PROPOSICION JURIDICA COMPLETA.............................................................................186
PRUEBA.................................................................................................................126, 172, 192
PRUEBA PERICIAL................................................................................................................65
PRUEBA TRASLADADA........................................................................................................67
PRUEBA-Ilegalmente incorporada\..............................................................................................
Técnica.........................................................................................................................57, 119
PRUEBA-Libertad probatoria.................................................................................111, 148, 151
PRUEBA-No tiene asignado valor............................................................................................85
PRUEBA-Trascendencia.........................................................................................................189
PRUEBA-Valoración probatoria.......................................................................................10, 121
Q
QUERELLA..............................................................................................................................26
QUERELLA-Condiciones de procesabilidad............................................................................37
R
REAPERTURA DE LA INVESTIGACION..........................................................................179
REBELION.....................................................................................................................170, 186
REBELION-Condición de rebelde..................................................................................139, 174
RECEPTACION.......................................................................................................................36
RECONOCIMIENTO FOTOGRAFICO..................................................................................82
RECONSTRUCCION DE EXPEDIENTE............................................................................140
RECURSOS-Legitimidad........................................................................................................195
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REDENCION DE PENA........................................................................................................123
REDENCION DE PENA POR CONFESION..........................................................................14
REFORMATIO IN PEJUS................................................................................................82, 183
REFORMATIO IN PEJUS-Técnica en casación.....................................................................107
REO AUSENTE......................................................................................................................167
REPOSICION-Finalidad...................................................................................................55, 172
REPOSICION-Notificación......................................................................................................63
REPOSICION-Punto nuevo......................................................................................................63
REPOSICION-Sustentación.............................................................................................55, 172
RESOLUCION DE ACUSACION...................................................................................37, 135
RESOLUCION DE ACUSACION-Ejecutoria, adición o aclaración (ACLARACIÓN DE
VOTO)................................................................................................................................188
RESOLUCION DE ACUSACION-Ejecutoria\............................................................................
Adición o aclaración...........................................................................................................186
RESOLUCION DE ACUSACION-Falta de motivación y falsa motivación probatoria.........222
RESOLUCION DE ACUSACION-Marco jurídico-fáctico de la actuación del fallador. .61, 176
RESOLUCION DE ACUSACION-Requisitos esenciales......................................................189
RESOLUCION DE ACUSACION-Requisitos\............................................................................
Motivación.........................................................................................................................159
RESOLUCION DE ACUSACION-Resolución de situación jurídica\..........................................
No es limitante................................................................................................................8, 138
RESOLUCION DE LA SITUACION JURIDICA-Carácter provisional..................................12
RESPONSABILIDAD OBJETIVA............................................................................................9
RETRACTACION..................................................................................................................208
RIÑA-Concepto......................................................................................................................220
S
SANA CRITICA...............................................................................................77, 153, 220, 230
SANA CRITICA-Falso raciocinio.............................................................................................39
SANA CRITICA-Ley de la inercia..........................................................................................106
SANA CRITICA-Técnica.......................................................................................................106
SANCION CORRECIONAL-Recursos..................................................................................195
SECUESTRO.....................................................................................................5, 101, 180, 224
SECUESTRO EXTORSIVO....................................................................................................32
SECUESTRO EXTORSIVO-Punibilidad...............................................................................109
SECUESTRO EXTORSIVO-Punibilidad-art.6 Decreto 2790.......................................109, 138
SECUESTRO SIMPLE..........................................................................................................162
SEGUNDA INSTANCIA........................................................................................................107
SENTENCIA..................................................................................................................151, 176
SENTENCIA ANTICIPADA............................................................................................41, 139
SENTENCIA ANTICIPADA-Interés para recurrir...................................................................16
SENTENCIA ANTICIPADA-Interés para recurrir-Confesión..................................................75
SENTENCIA ANTICIPADA-Irretractabilidad.......................................................................165
SENTENCIA ANTICIPADA-Negación dentro del término legal\................................................
No genera nulidad se ajusta la pena....................................................................................165
SENTENCIA ANTICIPADA-Oportunidad............................................................................165
SENTENCIA-Fallo de reemplazo...........................................................................................140
SENTENCIA-Falta de motivación............................................................................................10
SENTENCIA-Motivación.......................................................................................182, 222, 229
SENTENCIA-Omisión de respuesta a los alegatos.................................................................229
SITUACION JURIDICA........................................................................................................138
SUSPENSION CONDICIONAL DE LA EJECUCION DE LA PENA...................................95
SUSPENSION DE LA PATRIA POTESTAD-Condiciones para su imposición.....................156
SUSTITUCION DE LA PENA DE PRISION POR LA DOMICILIARIA............................214
T
TARIFA LEGAL.......................................................................................................................85
TERCERO CIVILMENTE RESPONSABLE........................................................................103
TERCERO CIVILMENTE RESPONSABLE-Casación-Interés por la cuantía.....................206
TERCERO CIVILMENTE RESPONSABLE-Interés para recurrir.......................................206
TERMINACION ANTICIPADA DEL PROCESO-Postulación de parte.................................41
TERMINOS............................................................................................................................230
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TERRORISMO.........................................................................................................................19
TERRORISMO-Causar terror........................................................................................139, 174
TESTIGO DE OIDAS..............................................................................................................39
TESTIMONIO........................................................................................................................222
TESTIMONIO-Credibilidad.....................................................................................39, 121, 151
TESTIMONIO-Excepción al deber de declarar......................................................................156
TESTIMONIO-Identificación.....................................................................................................6
TIPICIDAD...............................................................................................................................85
TRANSITO DE LEGISLACION...................................................................................3, 5, 145
TRANSITO DE LEGISLACION-No se debe legislar en forma coyuntural...............................1
TRIBUNAL NACIONAL-Remisión de los expedientes por el factor territorial....................183
TUTELA.........................................................................................................................132, 208
TUTELA-Las decisiones de la Corte Suprema no pueden ser objeto de amparo...................232
U
UNIDAD PROCESAL....................................................................................................115, 117
UNIDAD PROCESAL-Ruptura.......................................................................................12, 131
V
VARIACION DE LA CALIFICACION JURIDICA PROVISIONAL DE LA CONDUCTA
PUNIBLE........................................................................................................19, 21, 135, 147
VINCULACION AL PROCESO PENAL-Personal\....................................................................
Indagatoria. En ausencia\.........................................................................................................
Declaración de persona ausente.....................................................................................167
VIOLACION AL REGIMEN DE INHABILIDADES E INCOMPATIBILIDADES-Servidor
Público en ejercicio de sus funciones.....................................................................................90
VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-Aceptación de los hechos y su prueba.........................92
VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-Aplicación indebida............................................116, 180
VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-Aplicación indebida, interpretación errónea................78
VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-Falta de aplicación.....................................................116
VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-Modalidades..............................................................143
VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY.......................................................................132, 189
VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY-Concreción del error.................................65, 77, 160
VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY-Error de apreciación\...................................................
Técnica...............................................................................................................................119

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