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Los sentimientos de culpabilidad me privan de dar los biberones a mi hija. Me paso el día
llorando, desconsolada, soy muy dura conmigo misma. - 5 de Noviembre: mi marido llama
al Centro de atención primaria para que nos programen para el pediatra y habla con la
enfermera pediátrica; le explica nuestro caso. - 6 de Noviembre: nos llama la enfermera
pediátrica y me dice que es posible volver a dar el pecho a mi hija; nos da el teléfono de
Inma Marcos, de Alba-Lactància Materna. La llamo inmediatamente y quedamos para el
día siguiente. Es un rayo de luz en esa oscuridad. Entonces, mis padres me
desaconsejan de ir, no confían que eso vaya a salir bien y temen que vuelva a hundirme.
Vuelvo a llamar a Inma para decirle que no lo veo claro, me habla, y aunque mi familia no
me apoya totalmente, mi marido y yo decidimos ir. - 7 de Noviembre: "¡No hace daño!", es
lo primero que digo cuando Inma me enseña la postura correcta. Me explica el proceso
de la relactación, me habla del relatador o lait-aid de Medela, el uso de jeringuillas o
cucharillas para alimentar a la niña, me proporciona el teléfono de Dr. Luís Ruiz. Estoy
muy contenta, pero emocionalmente muy débil y frágil, aún con enormes sentimientos de
culpabilidad. Volvemos a casa, probamos la jeringuilla, probamos la cucharilla. Un
fracaso, estoy demasiado nerviosa, tengo poca paciencia. Me desespero cuando, en las
farmacias, nadie ha oído hablar de lo que es un relactador y, en otra farmacia, me dicen
que "eso se tiene que fabricar especialmente para ti y tardará diez días". Otra vez, un
fracaso, todo se me hace una montaña. Mi madre, mi padre: "déjalo, sigue con biberón,
todo irá bien, ya lo superarás y la niña crecerá igual, ¡incluso es más cómodo!". Mi
marido: "no quiero verte llorar más, intentemos seguir adelante con biberón". Yo: "tiro la
toalla". No soy capaz de llamar a Inma. Lo hace mi madre, unas tres veces, pero salta el
contestador. No deja ningún mensaje. - 12 de Noviembre: escribo un e-mail a Inma,
diciéndole que no relactamos. - 13 de Noviembre: Inma me responde vía mail; lo que me
dice me hace pensar y, afortunadamente, reacciono. - 17 de Noviembre: mi niña tiene 18
días, 15 de los cuáles se los ha pasado con biberón. Me conecto a internet, busco
información sobre la casa Medela. Encuentro el relactador. Llamo a Dr. Ruiz, le explico el
caso, me da indicaciones a seguir. Esta noche veo el programa de televisión "Entre
línies", casualmente hablan de la lactancia materna. Sale Inma, Dr. Ruiz, madres que han
tenido problemas y una madre que intenta la lactancia inducida porque adopta una
criatura. Todo eso me anima aún más. - 18 de Noviembre: la distribuidora de Medela me
envía a casa el sacaleches eléctrico de uso hospitalario y el relactador. Empiezo a
utilizarlo. - 19 de Noviembre: llamo a Inma y le digo que hemos empezado a relactar. Sus
consejos me animan mucho. Emocionalmente aún no estoy bien, pero sí me encuentro
más fuerte que al principio. - 20 de Noviembre: Dr. Ruiz nos da pautas para disminuir la
leche artificial y para potenciar el aumento de la leche materna: teta, teta y más teta.
Empezamos de lleno el camino de la relactación: - Tengo que estar todo el tiempo posible
estimulando el pecho; la niña tiene que comer a demanda, todo el tiempo que quiera
(cuanto más tiempo, mejor). Tantos días de biberón han hecho que no esté acostumbrada
a trabajar con la mandíbula, sólo chupa. Tiene que aprender a mamar bien y, al principio,
nos DESESPERA a las dos, porque duele y me la saco del pecho para corregir la
postura; se enfada. También me estimulo el pecho con el sacaleches eléctrico. Lo hago
sobretodo por la noche, para vaciar bien el pecho y para estimular más la producción. -
No damos ningún biberón a la niña. Para darle la leche artificial, que vamos disminuyendo
progresivamente, utilizamos el relactador de Medela.
Página 3 de 4 Diario de una Relactación – Lista Lactared
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Aunque en las fotos parece fácil de utilizar, no es así. Que si ahora el tubito no ha entrado
en la boca, que si ahora no baja la leche, que si ahora se ha sacado el tubito de la boca
con la mano. ¡Algunas tomas son AGOTADORAS! Las dos primeras semanas, necesito
que mi marido o mi madre me ayuden con el relactador, es imposible hacerlo sola. -
Pesamos a la niña cada pocos días, para que no haya perdido peso. Mientras va
ganando peso y va haciendo pipís, el Dr. Ruiz nos va indicando que le disminuyamos la
cantidad de leche artificial. Disminuir no es tan fácil: temo no darle suficiente alimento,
temo no tener aún suficiente leche, temo hacerle pasar hambre. Me estresa sentirla llorar,
mi primera reacción siempre es: "tiene hambre, no está satisfecha". - Llega un día en que
sólo le doy unos 60-120ml (al día) de leche artificial. Tanto Inma como el Dr. Ruiz me
animan para que "nos tiremos a la piscina" y nos olvidemos de la leche de pote. Estamos
alrededor del día 20 de Diciembre, aproximadamente un mes después de haber
empezado el camino de la relactación. - Durante los días siguientes (pocos), y producto
de mi inseguridad, conservo el relactador y, si me parece que la niña se ha quedado con
hambre y no está satisfecha con el pecho solo, le doy mi leche previamente extraída con
el sacaleches. Sólo le llego a dar unos 30-90ml al día. Una tontería, pero esto me hace
estar más tranquila. - En enero, abandonamos el relactador definitivamente. ¡Un éxito!
Lactancia materna exclusiva. - En ocasiones, aún tengo temores, por ejemplo "tener poca
leche" (pensamientos distorsionados, como los que explica el Dr. Carlos González en su
ponencia); sé que no son reales. - Desde que la niña está sólo con lactancia materna
exclusiva está más tranquila, tiene mejor aspecto e, incluso, la veo más feliz (quizá me lo
estoy imaginando, pero esta es mi percepción). Yo también soy más feliz. - Hemos tenido
escasa comprensión al relactar. Sólo ha creído en esto mi marido, a parte de Inma y del
Dr. Ruiz. Sin el apoyo de la pareja, la relactación es inviable. Mis padres, suegros, amigos
y conocidos aún ahora no entienden cómo puede ser posible que se empiece con biberón
y que, después, se pueda volver al pecho. Muchos no le dan importancia: "¡con lo
cómodo que es el biberón!". - Concluyendo: tras un parto medicalizado e
instrumentalizado (enema, rasurado, epidural, oxitocina, espátulas, episiotomía,
amenazas de cesárea, y rotura de clavícula de mi niña) y un nulo apoyo inicial en la
lactancia, hemos tenido éxito en la relactación (con el asesoramiento adecuado y con
mucha paciencia). Dentro de lo mal que lo hemos pasado, esta experiencia nos ha
permitido conocer a grandes personas (en lo humano y en lo profesional) y aprender
mucho acerca de la lactancia (así como del embarazo y del parto).
www.albalactanciamaterna.org