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Aquiles Julián 1

Selección y Presentación

HISTORIAS PARA
CAMBIAR TU
VIDA

Libros de Regalo
12
2
Historias para Cambiar tu
Vida

Aquiles Julián
Selección y presentación

Edición digital a cargo de


Colección
Libros de Regalo
12

Escríbenos a:
aquiles.julian@gmail.com
ideaccion.dr@gmail.com

Primera edición: Mayo 2008


Santo Domingo, República Dominicana

Este libro es cortesía de:

IDEACCION
IDE
Desarrollo del Capital
Humano

Cul de Sac Vista del Cerro No. 2, Edif. Robert Collier, Suite 3-B, Altos de Arroyo Hondo III,
Santo Domingo, D.N., República Dominicana. Tels. 809-227-6099 y 809-565-3164
Email: ideaccion.dr@gmail.com

Se autoriza la libre reproducción y distribución del presente libro, siempre y cuando se haga
gratuitamente y sin modificación de su contenido y autor.

Si se solicita, se enviarán copias en formato PDF vía email. Para solicitarlo, enviar e-mail a
ideaccion.dr@gmail.com, aquiles.julian@gmail.com o librosderegalo@gmail.com
CONTENIDO 3

4 Presentación
6 La cena del mago
7 El samurai
8 El sabio y el pecador
9 Historia de aquel que cavó su fosa
12 A quién le importa
13 El ermitaño y el rey
14 El psiquiatra y el maestro
14 Un caballo en un pozo
14 Encarcelado en una torre
15 El zorro teñido
15 El rey en un laberinto
16 Una mujer y un tranvía
16 Dos monjes y los peces
17 Dos locos mirando el cielo
17 El pozo de la locura
18 Los bárbaros tienen miedo al vacío
18 ¿Dónde está mi burro?
19 Un soldado y un sargento
19 Un mercado mañanero
20 Conciencia constante
21 Tres días más
21 Los tres puentes
22 El padre o el mosquito
22 Las cosas no son lo que parecen
23 Los ciegos y el elefante
24 Los pájaros y el huevo
24 Diagnóstico
25 Noble injuria
25 El instructor
25 Lo que quiere realmente una mujer
27 Las estrellas de mar
28 Reflejo de la vida
29 Datos del compilador
Presentación 4

Gerald Zaltman, en su brillante libro Cómo piensan los consumidores,


escribe sobre la importancia de la metáfora.

El Pequeño Laurosse define metáfora así: “Figura de retórica por la cual se


transporta el sentido de una palabra a otra, mediante una comparación
mental: la luz de la ciencia; la flor de la edad”. Y plantea como sinónimo Alegoría.

La alegoría, según el mismo diccionario, es “ficción que representa un


objeto al espíritu, de modo que despierte el pensamiento de otro objeto: la
venda y las alas de Cupido son una alegoría”. Y tiene como sinónimos los
términos: Alusión, metáfora, imagen, entre otros.

La metáfora es una comparación que utilizamos para intensificar una idea,


para graficarla, para hacerla sensible tanto a uno mismo como a otros.

Zaltman declara que la metáfora es esencial para el pensamiento.


Específicamente dice: “las metáforas, representaciones de una cosa en
términos de otra, nos ayudan a expresar cómo nos sentimos o qué opinión
tenemos sobre un aspecto concreto de nuestra vida. (…) Las metáforas
estimulan el funcionamiento de la mente humana, Según un cálculo,
usamos casi seis metáforas por minuto en la lengua hablada. (…) ¿Por qué
pensamos en metáforas con tanta frecuencia? Nos ayudan a interpretar lo
que percibimos en el mundo que nos rodea; es más, nos ayudan a percibir el
mundo y punto. Nos ayudan a ver nuevas conexiones, interpretar nuestras
experiencias y extraer nuevo sentido de esas experiencias”.

Pensamos en metáforas para poder entendernos, entender el mundo y


darnos a entender.

Como escritor, he tenido un trato asiduo con la metáfora. Sin embargo,


entenderla va más allá de la literatura. Es un instrumento indispensable
para la comunicación y la vida.
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Las historias, los cuentos, las parábolas son metáforas, representaciones
que nos sirven para reflexionar sobre la vida, para entender la vida, para
entendernos y para cambiar.

Milton Erickson, el padre de la hipnoterapia norteamericana y uno de los


modelos fundacionales de la programación neurolingüística, PNL, solía
emplear las metáforas dentro de tu magistral labor terapéutica.

El cerebro humano siempre está hambriento de metáforas, de historias. De


hecho, las interacciones humanas suelen dedicar mucho tiempo a metáforas
e historias. Siempre estamos contando, narrando, inventando.

Hay historias particularmente creadas para iluminarnos, para llevarnos a


un nivel superior de entendimiento, para enriquecer nuestra percepción.

Jesús fue un maestro de maestros en utilizar las parábolas y ejemplos. El


sabía que era la forma más eficiente y segura de transmitir una información
entendible a su siempre vasta audiencia.

Que este manojo de metáforas, este puñado de parábolas, aporten luz y


entendimiento a tu vida y te faciliten cambiar, alcanzar un nivel superior de
comprensión y elevarte espiritualmente.

Muchas veces perdemos de vista lo esencial y nos dejamos engañar por lo


transitorio e irrelevante. Vanidad de vanidades, declara El Eclesiastés. Pero
hay verdades que trascienden: Jesús es una de ellas, la principal. Superar las
nimiedades y las conductas vegetativas, conducirnos con un sentido y un
propósito trascendente, pulir nuestros dones y ponerlos al servicio de
nuestros semejantes, actuar con la intención de que Dios apruebe nuestra
conducta y vivir agradecidos de su misericordia e inmenso amor… ¡Eso no
es vanidad!

Espero que estas metáforas sean un abono generoso en el jardín de tu


corazón, que se rieguen como fértil nutrición y que enriquezcan tu vida,
eleven tu entendimiento y te faciliten hacer los cambios que necesitas para
transformarte en esa persona excepcional y sobresaliente que estás llamado
o llamada a ser.

Aquiles Julián
Mayo 2008 ©
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LA CENA DEL MAGO


Había una vez un mago que construyó una casa cerca de un pueblo grande y
prospero. Un día invitó a toda la gente del pueblo a cenar en su casa.

-Antes de cenar –dijo-, tenemos algunos entretenimientos.

La idea agradó a todos y el mago hizo un show de primera clase, donde sacaba
conejos de chisteras, banderas que aparecían en el aire y cosas que se
convertían unas en otras. La gente estaba fascinada. El mago preguntó:

-¿Quieren cenar ahora o quieren más entretenimiento?.

Todos pidieron más trucos pues nunca habían visto algo así. Así el mago se
convirtió en una paloma, después en un halcón y después en un dragón. La
gente enloquecía de excitación. Les preguntó nuevamente y pidieron más y
más recibieron. Entonces les preguntó si querían comer y dijeron que sí. El
mago entonces les hizo sentir que estaban comiendo distrayéndoles con
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cantidad de trucos a través de sus poderes. La cena imaginaria y los trucos
continuaron toda la noche. Cuando estaba amaneciendo algunos dijeron:

-Debemos ir a trabajar.

Entonces hizo que imaginaran que iban a sus casas y se preparaban para ir a
trabajar y realmente hacían sus actividades habituales. Y de este modo,
siempre que alguien decía que tenía que hacer algo el mago le hacía pensar que
lo hacía y después regresaba a la cena del mago.

Con el tiempo el mago había tejido tal encantamiento sobre la gente del
pueblo que todos trabajaban para él mientras que creían que continuaban con
sus vidas de siempre. Cuando se sentían inquietos él les hacía pensar que
estaban nuevamente cenando en su casa y esto les daba placer y les hacía
olvidar.

¿Y qué sucedió con el mago y la gente del pueblo? Esto no se puede decir; es
algo de lo que no se puede hablar, porque él sigue ocupado en lo mismo, y
casi toda la gente está aún bajo su hechizo.

EL SAMURAI
Cerca de Tokio vivía un gran samurai ya anciano, que se dedicaba a enseñar a
los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de
derrotar a cualquier adversario. Cierta tarde, un guerrero conocido por su total
falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la
provocación. Esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y,
dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos,
contraatacaba con velocidad fulminante.

El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Con la


reputación del samurai, se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama.
Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo
aceptó el desafío. Todos juntos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven
comenzaba a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su
dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos,
ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante horas hizo todo por provocarlo,
pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya
exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
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Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y
provocaciones, los alumnos le preguntaron:

-¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu


espada, aún sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde
delante de todos nosotros?

El maestro les preguntó:

-Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién
pertenece el obsequio?

-A quien intentó entregarlo -respondió uno de los alumnos.

-Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos -dijo el maestro-, cuando
no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.

EL SABIO Y EL PECADOR
Había una vez un devoto que creía que era su tarea reprochar a todos aquellos
que hicieran cosas malas y guiarlos hacia caminos espirituales para que
encontraran el camino correcto. Lo que este devoto no sabía, sin embargo, es
que un maestro no es solamente alguien que les dice a otros como actuar
basado en principios fijos. A menos que el maestro conozca exactamente la
situación interior de cada discípulo, el maestro puede sufrir lo opuesto a sus
deseos. Sin embargo, este devoto se encontró un día a un jugador que jugaba
en exceso y no sabía como curar este habito. El devoto se apostó frente a la
casa del jugador. Cada vez que este salía hacia el casino, el devoto ponía una
piedra en una pila por cada pecado que estaba acumulando, como
recordatorio visible del mal.

Cada vez que el otro hombre pasaba, se sentía culpable. Cada vez que volvía
veía otra piedra acumulada. Cada vez que el devoto ponía otra piedra sentía
coraje ante el jugador y un placer personal, que el llamaba santidad, en haber
marcado el pecado. Este proceso continuó por veinte años. Cada vez que el
veía jugador al devoto, se decía a sí mismo:

-¿Cómo podría y entender la bondad? ¡Este santo hombre trabaja para mi


redención! ¡Que pudiera yo arrepentirme, ya aún sin llegar a ser como él, pues
es seguro que el tendrá un lugar dentro de los elegidos cuando venga el día del
juicio final!
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Y, sucedió que por un catástrofe natural, ambos hombres murieron al mismo
tiempo. Un ángel bajó a llevarse el alma del jugador y le dijo gentilmente:

-Tú has de venir conmigo al paraíso.

-Pero -dijo el jugador-, ¡cómo es posible? Yo soy un pecador y seguramente


tengo que ir al infierno. Seguramente estás buscando al devoto que vivía justo
frente a mi casa y que ha tratado de reformarme durante dos décadas.

-¿El devoto? -dijo el ángel-, no, él está siendo llevado al infierno para ser
asado.

-¿Qué clase de justicia es ésta? -gritó el jugador, olvidándose de su situación-,


has de tener tus instrucciones invertidas.

-No es así -respondió el ángel-, ahora te explico. El devoto ha estado


consintiéndose a sí mismo durante veinte años, con un sentimiento de
superioridad y de mérito. Ahora es el turno de pagar. Él realmente puso esas
piedras en la pila para sí mismo no para ti.

-¿Y qué hay de mi recompensa?, ¿por qué la he obtenido yo?

-Tú has de ser recompensado, porque, cada vez que pasabas junto al devoto,
pensabas primero en la bondad y después en él. Es la bondad, no el hombre el
que es recompensado por su fidelidad.

HISTORIA DE AQUEL QUE CAVO SU FOSA


Hace mucho tiempo hubo un rey que detestaba las luces por la noche, por lo
que decía:

-Dios nos ha dado las estrellas y la luna y en la noche hace desaparecer el sol
para que podamos dormir. Y, ¿durmiendo quién necesita luz? Por lo tanto esta
misma noche no habrá ninguna luz prendida por el hombre en toda mi
ciudad. Y si alguien encendiera una, morirá.

Esa misma noche, cuando oscureció, el rey miró hacia fuera desde una de las
ventanas de su palacio y vio que toda la ciudad estaba a oscuras. Llamó a su
visir y le ordenó que trajera disfraces diciendo:

-Saldremos a la ciudad y miraremos si alguien ha sido capaz de desobedecer


nuestra orden.
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Caminaron por todos los lugares y no vieron ninguna luz, pero cuando
llegaron a la periferia de la ciudad vieron un débil brillo de luz y se dirigieron
hacia él. Descubrieron que provenía de un café y que la luz no era más que
una mecha sobre un plato de aceite. El rey y su visir entraron, se sentaron y
pidieron café. Un joven se los trajo y era la única persona que había en el
lugar.

El rey tomó su café, bebió un vaso de agua y le preguntó al joven:

-¿Te gusta el rey de este país?

El joven respondió:

-Para algunos será suficientemente bueno, pero para nosotros no lo es, y no


me gusta.

Entonces el monarca dijo:

-Pienso que el rey es bueno y es el mejor de los gobernantes. Y desde su


sabiduría ha prohibido la luz. ¿Cómo es que tienes una luz en tu negocio?

El joven respondió:

-¿Viene alguien a tomar café en la oscuridad? ¿Usted habría encontrado este


lugar y estaría aquí ahora tomando café si no hubiera visto la luz? En este
lugar nos ganamos la vida mi madre y yo y comeremos con lo que hemos
ganado con su café. El rey no piensa en nosotros y no le importamos. Él sólo
se sienta en su palacio y hace leyes tontas aconsejado por un malvado visir,
cuyo único interés es hacer dinero con la expansión del reino.

El visir llevó la mano a su daga, pero el rey le hizo señas para que no hiciera
nada. El muchacho prosiguió:

-Pero no le digan al rey que tengo luz aquí y no le cuenten mis palabras.
Recuerden que aquel que cava una fosa para su hermano cae él mismo en ella.

Entonces el rey dijo:

-¿Qué es lo que has dicho?

El joven respondió:

-Dije, que aquel que cava una fosa para su hermano, cae él mismo en ella.

El rey quedó muy complacido con las palabras del muchacho, entonces le
dijo:
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-Sabes que yo soy el mismo rey y él es el visir. Te perdono por la luz dado que
la necesitas para tu café. Y te perdono tus palabras dado que has dicho lo que
estaba en tu corazón. Y como los reyes estamos necesitados de consejos
sabios, vendrás todos los días a verme a mi corte y me dirás este mismo sabio
consejo y yo te premiaré dándote oro.

El joven quedó muy complacido con las palabras del rey, pero el visir no,
porque pensó que este joven volvería contra él el favor del rey. Todos los días
el joven iba al palacio y decía esas palabras al rey y el rey lo premiaba con oro.
Al rey le gustaba el joven y le concedió un manto de honor , tierras y riquezas.

Pero un día el visir se presentó delante del rey y le dijo:

-¡Oh!, mi maestro, hay algo que no me gustaría hablar.

-¿Qué es?, -preguntó el Rey.

El Visir contestó:

-El joven que viene a verte todos los días me habló diciendo; dile al rey que un
olor feo sale de su boca, tiene un aliento horrible. Dile por favor que vuelva su
cabeza cuando me hable para que no me enferme con semejante olor.

El rey se puso negro de furia y dijo:

-¡Qué vuelva la cabeza! Yo soy el rey y prefiero cortar cabezas. ¡Envíamelo!

Entonces el visir fue a buscar al joven y le dijo:

-El rey reclama tu presencia. Y me pidió que te dijera que un olor muy feo sale
de tu boca. Por lo que es mejor que te cubras el rostro con tu manto cuando
entres y vuelvas tu cabeza cuando hables.

Y el joven fue al rey y lo saludó. Se cubrió el rostro con su manto y desvió


hacia un lado su rostro. Esto hizo que el rey se encolerizara y concibió cortarle
la cabeza, cuando vio que el joven se volvía hacia un lado.

El rey le dijo al joven:

-Tengo la intención de hacerte el más feliz de todos mis súbditos. Entonces


cogió papel y pluma y escribió una carta al capitán de la guardia del tesoro, la
selló para que no pudiera ser abierta y se la entregó al joven diciéndole:

-Esto es una orden para que el capitán de la guardia del tesoro pague al
portador la suma de cien mil dinares de oro. Ve y toma tu oro.
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El visir se fue detrás del joven y había oído las palabras del Rey, sin saber cual
era su plan, pensó:

-Mi plan ha fallado dado que le rey debe amar a este joven y no se ha
enfurecido por su insulto. Ahora este joven será el más rico del país. Y
empezó a pensar en la peor villanía posible. El no sabía que el rey había
escrito “corte la cabeza al portador de esta carta”. Por lo que el visir fue detrás
del joven y le dijo:

-Felicidades por tu buena suerte y te propongo ahora que eres rico me


permitas ser tu sirviente. Seguro que los tesoros te engañaran, porque ¿sabes
acaso contar semejante suma de oro? Por lo que dame tu carta y yo cobraré el
dinero y te lo llevaré a tu casa con mis propios sirvientes.

El joven que era confiado le dio la carta y se fue a su casa a esperar al visir. El
visir fue a al capitán del tesoro, le dio la carta éste la abrió y la leyó, al
momento mandó a sus soldados que lo detuvieron y a pesar de sus gritos le
cortaron la cabeza con una espada.

El rey que esperaba a su visir, al ver que no llegaba, mandó buscarle y así supo
lo que había pasado. Quedó estupefacto por la noticia sin comprender qué
había sucedido, de modo que mandó llamar al joven para le explicara. El joven
le contó todo lo concerniente al visir y agregó:

-Vuestro aliento es dulce, pero el visir me dijo que mi aliento era pestilente.

El Rey complacido premió al joven y le convirtió en su visir de confianza en


lugar de aquel que había cavado su fosa.

A QUIEN LE IMPORTA
Todos los meses, el discípulo refería fielmente por escrito a su Maestro sus
progresos espirituales. El primer mes escribió:

-Siento una expansión de la conciencia y experimento mi unión con el


universo.

El Maestro leyó la nota y la arrojó al cesto de los papeles. Al mes siguiente


escribió esto otro:

-Al fin he descubierto que la divinidad está presente en todas las cosas. El
Maestro parecía estar tremendamente decepcionado. En su tercera carta, el
discípulo explicaba entusiasmado:
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-El misterio del Uno y lo múltiple le ha sido revelado a mi asombrada mirada.

El Maestro bostezó.

La siguiente carta decía:

-Nadie nace, nadie vive y nadie muere, porque el yo no existe.

El Maestro, desesperado, alzó sus manos al cielo. Luego pasó un mes, dos
meses, cinco meses, un año... El Maestro pensó que había llegado el momento
de recordar a su discípulo su obligación de mantenerle informado de sus
progresos espirituales. Y el discípulo
respondió a vuelta de correo:

-¿Y a quién le importa?

Cuando el Maestro leyó estas palabras, se iluminó su rostro de satisfacción y


dijo:

-¡Gracias a Dios, al fin lo ha logrado!

EL ERMITAÑO Y EL REY
Un viejo ermitaño fue invitado cierta vez a visitar la corte del rey
más poderoso de aquella época.

-Envidio a un hombre santo como tú, que se contenta con tan poco -comentó
el soberano.

-Yo envidio a Vuestra Majestad, que se contenta con menos que yo -


respondió el ermitaño.

-¿Cómo puedes decirme esto, cuando todo el país me pertenece? -dijo el rey,
ofendido.

- Justamente por eso. Yo tengo la música de las esferas celestes, tengo los ríos
y las montañas del mundo entero, tengo la luna y el sol, porque tengo a Dios
en mi alma. Vuestra Majestad, sin embargo, sólo posee este reino.
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EL PSIQUIATRA Y EL MAESTRO
Un psiquiatra conoce a un maestro zen en una reunión y decide preguntarle
algo que tiene en mente desde hace tiempo.

-¿De qué manera ayuda usted a la gente, exactamente?

-Los llevo hasta donde no tengan más preguntas que hacer -respondió el
maestro-.

UN CABALLO EN UN POZO
Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos
para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su
capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo
pozo abandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil
sacar el caballo de allí. El campesino fue rápidamente hasta el lugar del
accidente, y revisó la situación, asegurándose de que el animal no se había
lastimado. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del
pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó,
entonces, la difícil decisión, determinó que el capataz sacrificase al animal
tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo. Y así se hizo. Los
empleados, comandados por el capataz, comenzaron a lanzar tierra adentro
del pozo de forma de cubrir al caballo. Pero, a medida que la tierra caía en el
animal, éste la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al
caballo para ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se
dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente,
consiguió salir.

Si estas allá abajo, sintiéndote poco valorado, y los otros lanzan sobre ti la
tierra de la incomprensión, la falta de oportunidad y de apoyo, recuerda el
caballo de esta historia.

ENCARCELADO EN UNA TORRE


Un hombre estaba encarcelado de por vida en lo alto de una torre. Como no
aceptaba esta separación, su mujer tomó la decisión de ayudarle a escapar.

Cogió un escarabajo y tras haberle atado con delicadeza un hilo de seda


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extremadamente delgado al insecto, untó sus antenas con miel. Lo depositó al
pie de la torre, con las antenas dirigidas hacia lo alto. El insecto, en su afán de
alcanzar la miel, trepó tanto que llegó a la ventana del prisionero. Este, tras
haber dejado libre al escarabajo, tiró del hilo de seda. En su extremo había
atado otro hilo algo más grueso. Seguía a éste un hilo de bramante, al
bramante una cuerdecilla y después una sólida cuerda que el hombre fijo en el
interior de su celda y utilizó para descender de la torre y huir con su mujer.

EL ZORRO TEÑIDO
Un zorro se coló en el taller de un tintorero y cayó dentro de la tina que
contenía una disolución de color rojo. Consiguió salir de la tina y huyó al
bosque pero se llevó con él el rastro de su visita, su pelaje había adquirido una
coloración de un rojo vivo.

Su nueva apariencia inquietó e intrigó a los demás zorros del bosque.


Valiéndose de esta particularidad, se hizo fácilmente con el poder.
Impresionados, los otros zorros aceptaron servirle y venerarle como a un rey.
Los días transcurrieron tranquilos y prósperos en su nueva comunidad, pero,
con la llegada del invierno, se multiplicaron las lluvias y poco a poco se fue
diluyendo el tinte. Los otros zorros terminaron por darse cuenta de que
habían sido víctimas de un embaucamiento y lo expulsaron.

EL REY EN UN LABERINTO
Una vez un rey hizo construir un magnifico palacio, compuesto por
innumerables habitaciones, en el que no se podía entrar más que por una
única portezuela. Las personas que quisieron ver a su soberano, tras haber
penetrado en el edificio, vieron abrirse por todos lados puertas que daban a
auténticos laberintos. No pudieron encontrar al rey.

Cuando el príncipe se dirigió a palacio para ver a su padre, penetró por la


portezuela de entrada y reparó de inmediato en que todas las siguientes no
eran sino el reflejo de una sola. La abrió y encontró a su padre, sentado
delante de él.
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UNA MUJER Y UN TRANVIA
Un monje anciano y enfermo había pasado toda su vida en el monasterio de
clausura desde que era niño y antes de morir pidió al padre superior un último
deseo. Pidió poder ver a una mujer y a un tranvía, pues había oído maravillas
de ambos, de la primera la turbación que producía frente a ella y del segundo
su fuerza. Como era imposible traer un tranvía a la celda, el padre superior
convenció a Doña Purificación, una oronda y devota señora para que saludara
al moribundo monje. Así lo hizo y cuando después de despedirla pasó a ver al
monje encontró a este sonriente y agradecido.

-Gracias, padre, ya no me moriré sin haber visto un tranvía.

DOS MONJES Y LOS PECES


Dos monjes que caminaban juntos tuvieron que cruzar una pasarela situada
sobre un río.

-¡Mira como saltan de alegría los peces? -dijo uno de los monjes.

-Tú no eres un pez -dijo el otro-, ¿cómo puedes saber lo que le da alegría a los
peces.

-Tú no eres yo, ¿cómo puedes saber que ignoro lo que le da alegría a los
peces?

-Es cierto que yo no soy tú y que no sé lo que sabes y lo que ignoras. Pero sí
sé que tú no eres un pez y por consiguiente, no sabes lo que da alegría a los
peces.

-Vuelvo a tu primera pregunta. Me has preguntado ¿cómo puedes saber lo que


da alegría a los peces? Al planteármelo así has admitido que conozco la
respuesta.

-Y bien, ¿cómo lo has sabido?

-Muy sencillo, ¡cruzando la pasarela!


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DOS LOCOS MIRANDO EL CIELO
En Marruecos, en la plaza de un mercado, andaban dos locos cogidos del
brazo cuando uno de ellos llama la atención al otro y señala hacia el cielo:

-¡Mira!, está anocheciendo.

-¡No hombre!...¿no ves que amanece?

-¡Cómo!, ¿no ves, estúpido, que se está haciendo de noche?

Y así transcurrieron horas de discusión hasta que, comenzando a aburrirse,


decidieron preguntar a alguien y salir de dudas. Acertaron a preguntar a otro
transeunte del mercado, quien, casuálmente, estaba mucho más loco que ellos:

-Por favor, ¿nos puede resolver una duda?, ¿amanece o está anocheciendo?

El loco contempló el cielo durante un rato y finalmente respondió:

-En realidad no lo sé, porque es que yo no soy de este barrio.

EL POZO DE LA LOCURA
Había una vez un rey sabio y poderoso que gobernaba en la remota ciudad de
Wirani. Y era temido por su poder y amado por su sabiduría. En el corazón de
aquella ciudad había un pozo cuya agua era fresca y cristalina, y de ella bebían
todos los habitantes, incluso el rey y sus cortesanos, porque en Wirani no
había otro pozo.

Una noche, mientras todos dormían, una bruja entró en la ciudad y derramó
siete gotas de un extraño líquido en el pozo, y dijo:

-De ahora en adelante, todo el que beba de esta agua se volverá loco.

A la mañana siguiente, salvo el rey y su gran chambelán, todos los habitantes


bebieron el agua del pozo v enloquecieron, tal como había predicho la bruja.Y
durante aquel día, todas las gentes no hacían sino susurrar el uno al otro en las
calles estrechas y en las plazas públicas:

-El rey está loco. Nuestro rey y su gran chambelán han perdido la razón.
Naturalmente, no podemos ser gobernados por un rey loco. Es preciso
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destronarlo.

Aquella noche, el rey ordenó que le llevasen un vaso de oro con agua del
pozo. Y cuando se lo trajeron, bebió copiosamente y dio de beber a su gran
chambelán.

Y hubo gran regocijo en aquella remota ciudad de Wirani porque el rey su


gran chambelán habían recobrado la razón.

LOS BARBAROS TIENEN MIEDO AL VACIO


Como consecuencia de las violentas guerras fraticidas, un rey perdió hasta el
último de sus soldados. No le quedaron más que dos servidores.

Un día, los bárbaros llegaron a las puertas de la ciudad con la intención de


poner cerco a palacio. El rey ordenó entonces a sus servidores que abrieran
todas las puertas y ventanas, y acto seguido se instaló en la galería a fin de ver
llegar a los invasores. Mientras él se abanicaba indolentemente, les vio avanzar
hasta la escalinata del palacio. Su serenidad perturbó a los bárbaros. Estos
supusieron que les esperaba una trampa en su interior. En vez de poner cerco
a aquel lugar, el jefe reunió a sus hombres y tocó a retirada. El rey dijo
entonces:

-Ven, los bárbaros, que son la plenitud, tienen miedo al vacío.

¿DÓNDE ESTA MI BURRO?


Un día uno de los apóstoles de Jesús estaba predicando en una pequeña
ciudad. La gente le pidió que hiciera un milagro, resucitando a un muerto tal y
como lo había hecho Jesús.

Se fueron al cementerio de la ciudad y se detuvieron delante de una tumba. El


apóstol rezó a Dios para que le devolviera la vida al muerto. Este se levantó
de su tumba, miró a su alrededor y gritó:

-¡Mi burro! ¿Dónde está mi burro?

En vida, había sido un hombre pobre cuya más querida posesión había sido su
burro.
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Este animal había sido lo más importante de su existencia. Lo mismo será en
tu caso. Aquello que más te importe determinará lo que te suceda en la
resurrección. En el más allá te encontrarás junto a aquellos que amas.

UN SOLDADO Y UN SARGENTO
Un soldado le preguntó a su sargento:

-Sargento, si alguien le dice que es usted un imbécil, ¿qué pasa?

-Lo envío al calabozo de inmediato -respondió muy seguro-.

-¿Y si solo lo piensa?

-No sé, yo creo que nada -respondió.

–Bueno, dejémoslo ahí sargento.

UN MERCADO MAÑANERO
Una mañana llegó Bahaudín Naqshband al gran mercado de Bokhara con un
largo bastón. Comenzó a gritar fuertemente en forma vulgar hasta que se
juntÓ una multitud extrañada del comportamiento de tan ilustre y afamado
personaje. Cuando se habían reunido cientos de personas, inciertos acerca de
qué hacer o pensar, Bahaudín tomó su bastón y comenzó a tirar los puestos a
su alrededor, hasta que estuvo rodeado de montañas de frutas y verduras. El
Emir de Bokhara mandó un representante a la casa de Bahaudín para pedirle
que se presentara en la corte a explicar su conducta. Bahaudín dijo:

-Hagan que estén presentes los mas altos magistrados, los jefes de la corte, los
administradores del Estado, los comandantes del ejército y los comerciantes
más importantes de la ciudad.

El Emir y sus consejeros, concluyeron que Bahaudín se había vuelto loco.


Decidieron burlarse de él antes de enviarlo a un asilo sanitario y llamaron a las
personas que Bahaudín había nombrado para atestiguar los hechos. Cuando
todos estuvieron reunidos, Bahaudín fue llevado a la corte.
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-Sin duda está consciente vuestra presencia, Bahaudín, -dijo el Emir-, de la
razón por la que esta aquí. Y sabe así mismo la razón por la que los demás
estamos presentes. Por favor diga lo que tenga que decir.

Bahaudín respondió:

-Sublime Camino de Sabiduría -dirigiéndose el Emir-, es sabido que la


conducta de un hombre es tomada como señal equivalente de su valor. Esto
ha llegado a un grado entre nosotros que un hombre solo tiene que
comportarse de una cierta manera para ser valorado, sin tomar en cuenta su
estado interior. De igual forma, si una persona hace algo cuestionable, se le
considera sin valor.

El Emir dijo:

-Aún no comprendemos lo que nos estás tratando de enseñar.

Bahaudín continuó:

-Cada día, cada hora en cada ser humano hay pensamientos inadecuados que
si se permitieran salir, serían ilustrados por acciones tan perjudiciales como mi
conducta en el mercado. Mi enseñanza es que estos pensamientos negativos y
limitaciones, debidos a una comprensión insuficiente, son tan perjudiciales y
degradantes para la comunidad y para el individuo como si se comportara en
forma inconveniente y quizás más.

-¿Cuál es la solución al problema? -preguntó el Emir.

-La solución -dijo Bahaudín- es darnos cuenta de que la gente tiene que
desarrollarse internamente, no solo prevenir por las reglas y costumbres su
vulgaridad y destructividad y ser aplaudidos por contenerse públicamente.

CONCIENCIA CONSTANTE
Los alumnos del Zen usualmente pasan cuando menos diez años antes de
pretender enseñar a otros. Nan-in recibió la visita de Tenno, quien habiendo
pasado su aprendizaje, se había dedicado a enseñar. El día era lluvioso, y
Tenno, traía sus zapatos de madera y un paraguas. Después del saludo, Nan-in
le comentó:

-Supongo que dejaste tus zapatos en el vestíbulo. Quisiera saber si tu paraguas


está del lado derecho o del izquierdo de tus zapatos.
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Tenno se mostró confuso y no tuvo una respuesta instantánea. Se dio cuenta
de que no podía mantener su Zen constante. Se convirtió en alumno de Nan-
in y estudió durante seis años más para poder mantener su conciencia
constante.

TRES DIAS MAS


Suiwo, discípulo de Hakuin, era un buen maestro. Durante una sesión de
verano le llego un discípulo del sur de Japón. Suiwo le dio el Koan:

-Escucha el sonido de una sola mano.

El alumno pasó tres años, pero no pudo pasar la prueba. Una noche llego con
lágrimas en sus ojos y le dijo a Suiwo:

-Debo de regresar a mi tierra, con profunda pena, pues no logro resolver el


problema.

-Espera una semana más y medita constantemente -le recomendó Suiwo.

No logró la iluminación.

-Prueba por otra semana -dijo Suiwo.

El discípulo obedeció pero fue en vano.

-Aún otra semana más.

Pero no hubo resultado. En desesperación, el discípulo le pidió que lo dejara


ir, pero Suiwo le pidió otra meditación de cinco días. Estos pasaron sin
resultado. Entonces Suiwo le dijo:

-Medita tres días más y si no logras la iluminación, te matas.

En el segundo día el discípulo obtuvo su iluminación

LOS TRES PUENTES


Un padre ya anciano reprendía al borracho de su hijo ya que volvía todas las
noches ebrio a su casa. Este prometió enmendarse y beber menos. Esa misma
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noche, como el hijo no volvía, el padre fue en su búsqueda. Lo encontró
medio ahogado, aferrado al pilar del puente que separaba la taberna de la casa.

-¿Por qué estás en este estado -preguntó el padre-, precisamente el día que me
has prometido beber menos?

El hijo respondió:

-En efecto he bebido menos y he aquí el resultado. Habitualmente bebo tres


vasos de sake y cada noche al volver, veo tres puentes; siempre tomo el del
medio y todo va bien. Esta noche solo he bebido dos vasos y he visto dos
puentes; al no saber que hacer, he tomado al azar el de la izquierda y he caído
en el agua.

El padre le dijo:

-¡Venga, volvamos!

El hijo respondió:

-¡Oh, no!, ¡aún no! Déjame ir a beber mi tercer vaso de sake y todo irá mejor.

Dicho y hecho. El hijo volvió sano y salvo a la casa por la vía natural.

EL PADRE O EL MOSQUITO
Érase una vez un hombre honrado y su hijo un poco ingenuo. El hijo era muy
honesto y muy respetuoso hacia su padre, siempre lo seguía por todas partes.
Un día de verano, en la montaña cuando los dos dormían sobre la hierba del
bosque, un mosquito fue a posarse sobre la cabeza del padre. El hijo se
despertó. Era muy amable con su padre. Por eso cogió un bastón y golpeó al
mosquito. El mosquito se fue volando, pero su padre se quedó muerto.

Se odia al enemigo. El enemigo huye y el padre muere. Esto es parecido a


admirarse a sí mismo y hacer pedazos a los demás.

LAS COSAS NO SON LO QUE PARECEN


Un hombre viajaba tranquilamente en su coche. Sucedió que al entrar en una
curva peligrosa, otro coche salía de ésta dando volantazos y viniendo hacia él
de manera muy peligrosa. Al pasar a su lado casi rozando, gritó su conductor:
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-¡Cerdo¡

El primer hombre indignado le respondió con otro insulto y continuó como


pudo entrando en la curva y una vez pasándola se encontró de inmediato con
un enorme cerdo, que no pudo esquivar y al que golpeó saliéndose de la
carretera y quedando tirado en la cuneta.

LOS CIEGOS Y EL ELEFANTE


Mas allá de Ghor había una ciudad. Todos sus habitantes eran ciegos. Un rey
con un cortejo llegó cerca del lugar, trajo su ejército y acampó en el desierto.
Tenía un poderoso elefante que usaba para atacar e incrementar el temor de la
gente. La población estaba ansiosa por ver al elefante, y algunos ciegos de esta
ciega comunidad se precipitaron como locos para encontrarlo. Como no
conocían ni siquiera la forma y aspecto del elefante, tentaron ciegamente, para
reunir información, palpando alguna parte de su cuerpo. Cada uno pensó que
sabía algo porque pudo tocar una parte de él.

Cuando volvieron junto con sus conciudadanos, impacientes grupos se


apiñaron a su alrededor. Todos estaban ansiosos, buscando equivocadamente
la verdad de boca de aquellos que se hallaban errados. Preguntaron por la
forma y aspecto del elefante, y escucharon todo lo que aquellos dijeron.

Al hombre que había tocado la oreja le preguntaron acerca de la naturaleza del


elefante. Él dijo:

-Es una cosa grande, rugosa ancha y gruesa como un felpudo.

Y el que había tocado la trompa dijo:

-Yo conozco los hechos reales, es como un tubo recto y hueco, horrible y
destructivo.

El que había tocado sus patas dijo:

-Es poderoso y firme como un pilar.

Cada uno había palpado una sola parte de las muchas. Cada uno lo había
percibido erróneamente. Ninguno conocía la totalidad: el conocimiento no es
compañero de los ciegos. Todos imaginaron algo, algo equivocado.
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EL PAJARO Y EL HUEVO
Había una vez un pájaro que no poseía el don del vuelo. Como un pollo,
caminaba por el suelo, aunque sabía que algunos pájaros sí volaban. Sucedió
que, a través de una combinación de circunstancias, el huevo de un pájaro
volador fue empollado por éste que no volaba. A su debido tiempo, nació el
pichón, todavía con la potencialidad para volar, que siempre había tenido, aún
desde la época en que se hallaba en el huevo. Le habló a su madre adoptiva
diciendo:

-¿Cuándo volaré?

Y el pájaro atado a la tierra dijo:

-Persiste en tus intentos de volar, como los otros -porque no sabía como
enseñarle al pichón a volar, ni siquiera sabía como arrojarlo del nido de
manera que aprendiese.

Resulta curioso, en cierto modo, que el pajarillo no viera esto. El


reconocimiento de su situación lo confundía debido a la gratitud que sentía
hacia el pájaro que lo había empollado.

-Sin este servicio -se dijo a sí mismo-, seguramente estaría aún en el huevo,

Y aún otras veces decía:

-Quien puede empollarme, seguramente podrá enseñarme a volar. Debe de ser


solamente una cuestión de tiempo, o de mis propios esfuerzos sin ayuda, o de
alguna gran sabiduría. Sí, así es. Un día de repente seré transformado a la etapa
siguiente por aquel que me ha traído hasta aquí.

DIAGNOSTICO
Un hombre a quien se consideraba muerto fue llevado por sus amigos para ser
enterrado. Cuando el féretro estaba a punto de ser introducido en la tumba, el
hombre revivió inopinadamente y comenzó a golpear la tapa del féretro.
Abrieron el féretro y el hombre se incorporó.

-¿Qué estáis haciendo?, -dijo a los sorprendidos asistentes-. Estoy vivo. No he


muerto.
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Sus palabras fueron acogidas con asombrado silencio. Al fin, uno de los
deudos acertó a hablar:

-Amigo, tanto los médicos como los sacerdotes han certificado que habías
muerto. ¿Y cómo van a haberse equivocado los expertos?

Así pues, volvieron a atornillar la tapa del féretro y lo enterraron debidamente.

NOBLE INJURIA
Cuando el príncipe Mou de Wei estaba viviendo como un ermitaño en
Chungan, le dijo a su Maestro:

-Mi cuerpo está aquí, entre lagos y arroyos, pero mi corazón está en el palacio
de Wei. ¿Qué puedo hacer?.

-Cuida más por lo que tienes en ti y menos por lo de los demás.

-Yo debería poder -dijo el príncipe-, pero no puedo seguir a mis sentimientos
superiores.

-Si no puedes seguir a tus sentimientos superiores, entonces abandónate a los


que sientas. No hay peor para el alma que luchar en contra de sus
sentimientos y de controlar los que no se puedan controlar. Se llama doble
injuria y los que la sufren nunca viven su periodo completo.

EL INSTRUCTOR
Un gato dijo:

-No vale la pena enseñar a los conejos. Heme aquí ofreciendo lecciones gratis
para atrapar ratones y ningún conejo se anota

LO QUE QUIERE REALMENTE LA MUJER


El joven Arturo fue apresado por el monarca del reino vecino mientras cazaba
furtivamente en sus bosques; esto era castigado con la pena de muerte, pero el
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monarca se conmovió por la honestidad y juventud de Arturo y le ofreció la
libertad siempre y cuando en el plazo de un año hallara la respuesta a una
pregunta difícil, ¿qué quiere realmente una mujer?

Esta pregunta dejaría perplejo al hombre más sabio y al joven Arturo le


pareció imposible contestarla. Con todo era mejor que morir ahorcado de
modo que regresó a su reino y empezó a interrogar a todo el mundo.
Interrogó a la reina, a la princesa, prostitutas y monjas, al mismo sabio y
bufón de la corte, viajeros y campesinos pero nadie dio una respuesta
convincente. Eso sí, todos le aconsejaron que consultara a la vieja bruja del
reino, pues con toda seguridad ella sabría la respuesta. El problema estaba en
el precio, pues la vieja tenía fama en todo el país por el costo exorbitante que
cobraba por sus servicios.

Llegó el último día del año y Arturo agobiado no tuvo más remedio que
consultar a la hechicera. Ella accedió a darle la respuesta satisfactoria a
condición de que primero aceptara el precio. Ella quería casarse con Gawain
el más íntimo amigo de Arturo y el más noble caballero de la Tabla Redonda.
Arturo quedó horrorizado: era jorobada y feísima; tenía un solo diente
despedía un hedor que espantaría a un macho cabrío, hacía ruidos obscenos...
Nunca se había topado con una criatura tan repugnante. No quería ni pensar
en pedirle a su amigo de toda la vida que asumiera por él una carga así para
toda la vida. En cuanto su amigo Gawain, hombre de honor y lealtad, supo la
situación de Arturo afirmó que no era un sacrificio excesivo a cambio de la
vida de su compañero además de preservar la Tabla Redonda.

Se anunció la boda, y la vieja bruja con su infernal sabiduría contestó la


pregunta -¿Qué quiere realmente una mujer?, ¡quiere ser la soberana de su
propia vida!. Todos supieron al instante que la hechicera había expresado una
gran verdad y que el Rey Arturo estaba a salvo. Así fue que el monarca vecino
al oír la respuesta le dio la libertad.

Pero, ¡qué boda fue aquella...! Asistió la corte en pleno y nadie se sintió tan
desgarrado entre el alivio y la angustia que el propio Arturo. Gawain se
mostró cortés, gentil y respetuoso. La vieja bruja hizo gala de sus peores
modales, engulló la comida del plato sin usar los cubiertos, emitió ruidos y
olores espantosos. La corte de Arturo jamás se había visto sometida a
semejante tensión, pero prevaleció la cordura y se celebró el casamiento.

Corramos un discreto velo sobre la noche de bodas y contentémonos con


mencionar un asombroso hecho. Cuando Gawain, ya preparado para ir al
lecho nupcial, aguardaba a que su esposa se reuniera con él, ella apareció con
el aspecto de la doncella más hermosa que un hombre nunca hubiera
imaginado ver. Gawain quedó estupefacto y preguntó qué había pasado. La
hermosa joven respondió que como había sido cortés con ella, la mitad del
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tiempo se presentaría con su aspecto horrible y la otra mitad con su aspecto
hermoso. Cuál prefería para el día y cual para la noche? ¡Qué pregunta tan
cruel para un hombre! Gawain se apresuró a hacer sus cálculos, ¿quería tener
durante el día a una joven adorable para ir con sus amigos, y por las noches en
la privacidad de su alcoba a una bruja espantosa? ¿O prefería una bruja de día
y una joven en los momentos de intimidad? El joven Gawain replicó que la
dejaría elegir por sí misma. Al oír esto, ella le anunció que sería para él una
hermosa dama de día y de noche, porque la había respetado y le había
permitido ser dueña y soberana de su vida.

LAS ESTRELLAS DE MAR


Había una vez un escritor que vivía a orillas del mar; una enorme playa virgen
donde tenía una casita donde pasaba temporadas escribiendo y buscando
inspiración para su libro. Era un hombre inteligente y culto y con sensibilidad
acerca de las cosas importantes de la vida. Una mañana mientras paseaba a
orillas del océano vio a lo lejos una figura que se movía de manera extraña
como si estuviera bailando. Al acercarse vio que era un muchacho que se
dedicaba a coger estrellas de mar de la orilla y lanzarlas otra vez al mar. El
hombre le preguntó al joven qué estaba haciendo. Éste le contestó:

-Recojo las estrellas de mar que han quedado varadas y las devuelvo al mar; la
marea ha bajado demasiado y muchas morirán.

Dijo entonces el escritor:

-Pero esto que haces no tiene sentido, primero es su destino, morirán y serán
alimento para otros animales y además hay miles de estrellas en esta playa,
nunca tendrás tiempo de salvarlas a todas.

El joven miró fijamente al escritor, cogió una estrella de mar de la arena, la


lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó:

-Para ésta sí tiene sentido.

El escritor se marchó un tanto desconcertado, no podía explicarse una


conducta así. Esa tarde no tuvo inspiración para escribir y en la noche no
durmió bien, soñaba con el joven y las estrellas de mar por encima de las olas.
A la mañana siguiente corrió a la playa, buscó al joven y le ayudó a salvar
estrellas.
28
REFLEJO DE LA VIDA
Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto a un pozo a la
entrada de un pueblo. Un día pasó un joven se acercó y le preguntó lo
siguiente:

-Nunca he venido por estos lugares, ¿cómo son la gente de esta ciudad?

El anciano le respondió con otra pregunta:

-¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde vienes?

-Egoístas y malvados, por eso estoy contento de haber salido de allá.

-Así son los habitantes de esta ciudad, -le respondió el anciano.

Un poco después, pasó otro joven, se acercó al anciano y le hizo la misma


pregunta:

-Voy llegando a este lugar, ¿cómo son los habitantes de esta ciudad?

El anciano le respondió de nuevo con la misma pregunta:

-¿Cómo son los habitantes de la ciudad de donde vienes?

-Eran buenos y generosos, hospitalarios, honestos y trabajadores. Tenía tantos


amigos que me ha costado mucho separarme de ellos.

-También los habitantes de esta ciudad son así, -respondió el anciano.

Un hombre que había llevado sus animales a beber agua al pozo y que había
escuchado la conversación, en cuanto el joven se alejó le dijo al anciano:

-¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes a la misma


pregunta realizadas por dos personas?

-Mira -respondió el anciano-, cada persona lleva el universo en su corazón.


Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará
aquí. En cambio, aquel que tenía amigos en su ciudad, también aquí
encontrará amigos fieles y leales. Porque las personas son lo que encuentran
en sí misma, encuentran siempre lo que esperan encontrar.
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Credenciales

Aquiles Julián
Formador empresarial, especialista en mercadotecnia
integrada y gerencia, programación neurolingüística,
PNL, coaching, recuperación de impagados y
desarrollo de equipos de alto desempeño.

Formación
Formación profesional en psicología, mercadotecnia y
gerencia.

Ha sido gerente en importantes empresas nacionales, entre ellas McCann-


Erickson Dominicana, Retho Publicidad, Banco del Comercio Dominicano,
Laboratorios Rysell, Refrigeración Antillana, Publicitaria del Caribe,
Sistema Creativo, Latina Publicidad y otras. Se ha desempeñado
igualmente como consultor de mercadeo para Muebles de Oficina OMAR,
Fábrica de Colchones Rex, Herrera Pérez & Co., Tecnoimport y otras
empresas.

Fue catedrático de las universidades APEC, INTEC, UCSD, Universidad


del Caribe y de los monográficos de mercadeo de la UNPHU.

En 1993 fundó Maxiventas, S.A., la primera empresa dominicana


especializada en mercadotecnia integrada. En el 2001 se fusionó con
Optimus, Colombia, para crear la empresa de formación de capital humano
dominico-colombiana, IDEACCION, S.A., de la cual es facilitador.

Es instructor empresarial también de Worldwide Training, Motivation


Team, Motiva-Te, Alliance Business Solutions y The Marketing Workshop.

Ha recibido entrenamientos y certificaciones en Gestión por Competencias


con Martha Alles Capital Humano, en Terapia Cognitiva con The Beck
Institute, en Persuasión con The Persuasion Institute, en Coaching
Cognitivo, con The Freeman Institute, entre otros.
Libros de Regalo
Colección gratuita enviada por email,
obsequio de IDEACCION, S.A.
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Títulos publicados

1. Llevar a Gladys de Vuelta a Casa y otros cuentos Aquiles Julián


2. Letras sin Dueños (Selección de parábolas) Aquiles Julián
3. Música, Maestro Aquiles Julián
4. Una Carta a García Elbert Hubbard
5. 30 Historias de Nasrudín Hodja Aquiles Julián
6. Historias para Crecer por Dentro Aquiles Julián
7. Acres de Diamantes Russell Conwell
8. 3 Historias con un país de fondo Armando Almánzar R.
9. Pequeños prodigios Aquiles Julián
10. El Go-getter Peter Kyne
11. Mujer que llamo Laura Aquiles Julián
12. Historias para cambiar tu vida Aquiles Julián

CIENSALUD
1. Inteligencia de Salud y Bienestar: 7 pasos Cristina Gutiérrez
2. Cómo prevenir la osteoporosis Cristina Gutiérrez

Nuevos Empresarios
1. La esencia del coaching Varios autores
2. El Circuito Activo de Ventas, CVA Aquiles Julián
3. El origen del mal servicio al cliente Aquiles Julián
4. El activo más desperdiciado en las empresas Aquiles Julián
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Colección
Libros de Regalo
©2008

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