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Reflexiones sobre la mundialización

Anthony Giddens*
Extractos de su discurso de apertura en la Conferencia de UNRISD sobre
Mundialización y Ciudadanía

http://www.unrisd.org/espindex/publ/news/15esp/giddens.htm

Pocos términos hay que usemos con tanta frecuencia pero que de hecho estén tan
pobremente conceptualizados como el de globalización (o mundialización). Esa
palabra ha aparecido por todas partes pero sin provenir de ninguna en particular.
Entonces, ¿qué significa en realidad? Por el momento, son dos las escuelas de
pensamiento que se destacan al respecto, desde posiciones opuestas. Por un lado
se hallan aquéllos a quienes pudiera llamárseles "hiperglobalizadores" y por el otro
están los "escépticos de la globalización".

Se tiende a ligar ideológicamente a los hiperglobalizadores con los negocios. Un


buen ejemplo de sus argumentaciones se puede encontrar en las obras de Kenichi
Ohmae, tales como The Borderless World (El mundo sin fronteras) y The End of
the Nation State (El fin del estado-nación). Desde este punto de vista, la
globalización significa expansión del mercado a escala mundial. Este proceso ha
avanzado tanto que los estados-nación han perdido la mayor parte del poder que
solían tener. Según esta teoría, los problemas de los políticos de todo el mundo
están relacionados con esa falta de poder.

De acuerdo con Ohmae y otros autores semejantes, muchas regiones que no son
estados-nación se convertirán en núcleos de la nueva economía mundial. Se trata
de zonas tales como el Sudeste de China, en la cual se incluye a Hong Kong, o la
región de Barcelona-Perpiñán, en la que se intercalan el sur de Francia con el norte
de España. Se habla también de un "nuevo feudalismo", noción que está muy
ligada a la escuela de hiperglobalización. De hecho, algunos hiperglobalizadores
consideran que dentro de 20 años el mundo abarcará tantos como 2 000 estados, o
ciudades-estado con sus respectivas zonas adyacentes de influencia.

Este escenario no sería muy probable, pero sí tiene alguna base en lo que sucede
actualmente debido a que, hasta cierto punto, es la ideología en boga del sector
empresarial transnacional. En el contexto de los negocios a escala mundial, la idea
de la globalización no es solamente una noción analítica, sino directamente
ideológica, que expresa una cierta orientación hacia el futuro.

Un punto de vista diametralmente opuesto es el que adoptan los "escépticos de la


globalización". La obra más prominente al respecto, que se comenta mucho en la
actualidad, es la de Paul Hirst y Grahame Thompson Globalization in Question
(La globalización en tela de juicio). En opinión de estos autores, si se examinan las
estadísticas sobre comercio mundial, se advierte que la globalización se había
desarrollado mucho más a la vuelta del siglo que ahora. Ellos advierten que había
más comercio mundial en el decenio 1900-1910, y aun en la última parte del siglo
XIX, que en la actualidad. Además, aportan muchos otros datos estadísticos para
mostrar que la tesis de la globalización es un mito.

Esta tesis tiende a agradarle a la gente de izquierda, porque si se considera que la


globalización no es un fenómeno nuevo entonces todo puede seguir igual que
antes. El estado de bienestar puede seguir existiendo más o menos intacto, y es
posible preservar el aparato tradicional de la democracia social así como un cierto
grado del poder económico nacional.

Me gustaría sugerir que tanto el punto de vista de los hiperglobalizadores como el


de los escépticos de la globalización están equivocados. Me parece que una
conceptualización adecuada de este fenómeno debe diferir de ambos enfoques.

Primero que nada, en mi opinión (contraria a la de los hiperglobalizadores),


estamos al principio del proceso de globalización y no al final. Estamos al principio
de una sacudida fundamental de la sociedad mundial, que tiene numerosas causas
y no una sola. Proviene del impacto de la tecnología sobre los sistemas de mercado
a escala mundial, a la vez que de la desaparición de la Unión Soviética y del estilo
soviético de comunismo. Estamos al principio de este proceso y todavía no
sabemos realmente hacia dónde nos llevará. Creo que el libro reciente de Martin
Albrow, The Global Age (La era global), aporta la mejor vía para conceptualizar la
situación en que nos hallamos. Este autor dice que somos la primera generación
que tiene acceso a una Era Global; y no se trata de una era postmoderna:
actualmente sólo hay modernidad, desde mi punto de vista, desde luego.

En segundo lugar, contrariamente a lo que piensan los escépticos de la


globalización, yo diría que esta última es el conjunto de cambios de mayor
trascendencia que están sucediendo actualmente en el mundo. No ha avanzado
tanto como dicen los hiperglobalizadores, ni lo impulsan puramente los imperativos
económicos del mercado, pero de todos modos es el fenómeno más importante de
nuestro tiempo. La mundialización no debe entenderse tan sólo como un concepto
económico ni como un simple desarrollo del sistema mundial o como un desarrollo
puramente de instituciones mundiales a gran escala. Yo la llamaría "acción a
distancia": se refiere al efecto impresionante y cada vez mayor que tienen en
nuestras vidas las acciones que se llevan a cabo en lugares distantes. El concepto
describe la creciente interpenetración que hay entre la vida a nivel individual y las
opciones futuras de dimensión mundial, algo que creo es relativamente nuevo en la
historia. En este sentido, yo tomaría la globalización como un fenómeno que sucede
"aquí en la cercanía de lo nuestro", al igual que "allá en la lejanía del exterior". Se
refiere a uno mismo (los cambios en nuestra vida personal y ciertamente los
cambios en los ámbitos locales), tanto como acerca de los sistemas mundiales."

La mundialización o globalización no es un simple conjunto de procesos, ni


tampoco va en una sola dirección. En algunos casos genera solidaridades y en
otros las destruye. Tiene consecuencias muy distintas según sea la ubicación
geográfica mundial de que se trate. En otras palabras, es un proceso sumamente
contradictorio. No se refiere solamente a la fragmentación social: Yo lo veo más
bien como una sacudida de las instituciones en la cual se generan algunas formas
nuevas de integración que coexisten con formas nuevas de fragmentación.

En tercer lugar, y ciertamente contrario a los escépticos de la globalización, me


parece que la fase actual de este proceso no es solamente una extensión de las
fases anteriores de la expansión del mundo occidental. Yo consideraría la fase
actual de globalización como algo que empezó apenas hace 30 años, cuando se
estableció el primer sistema de comunicación a escala mundial. En consecuencia,
se crearon nuevos mecanismos económicos como el mercado mundial de dinero,
por ejemplo, disponible las 24 horas del día y que tanto afecta nuestras vidas. Pero
con la comunicación mundial instantánea se alteró también el propio tejido de la
vida social. Cuando vivimos en un mundo en el que las imágenes de los sistemas
de comunicación de masas son transmitidas por todo el planeta, esto hace que
cambie la noción de quiénes somos y cómo vivimos.

Aunque los procesos actuales de mundialización reflejan todavía una extensión del
dominio occidental, están mucho menos centralizados que en el pasado. Desde
luego, tenemos el surgimiento de nuevos centros de poder en la Cuenca del
Pacífico, pero también en otros lugares. Si se puede decir que el Occidente controló
las primeras fases de la mundialización, la fase actual se distingue porque nadie la
controla.

* Nota bibliografica
Anthony Giddens ha sido nombrado recientemente Director de la London School of
Economics and Political Science. En sus libros y conferencias, Giddens ha
desafiado y renovado la tradición sociológica; y por su labor como editor de revistas
y series monográficas ha influido de manera más amplia en la noción que tenemos
sobre el mundo contemporáneo. Es Editor Principal de la revista Theory and
Society (Teoría y sociedad), y Director de la editorial Polity Press.

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