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Alicia Gutiérrez Worman

Talca, París y Londres


(Crónicas)

Editorial Entremilenios
Talca, París, Londres.

Alicia Gutiérrez Worman

Editorial Entremilenios
Talca, París y Londres
Alicia Gutiérrex Worman.

Primera Edición: Marzo 2008.


Editorial Entremilenios.

Queda prohibido, dentro de los límites establecidos en la ley, reproducir parcial o total esta obra por
cualquier medio o procedimiento, sin la autorización previa y por escrito de la autora de este libro.

entremilenios@gmail.com

Marzo 2008, Viña del Mar, Chile.


Prólogo

Atardecer otoñal;
hay alegría también
en la soledad.

Buson

Hace cincuenta años, el tenis era un deporte más elitista de lo que es hoy,
sin embargo, y según las palabras de Alicia Gutiérrez “todo el que quiere llegar
puede y es aceptado si es honorable” Y lo dice con conocimiento de causa.
Alicia, como su homónima en el país de las Maravillas, hizo del tenis su
propio mundo y en estas crónicas y vivencias de “Cincuenta años jugando
tenis” nos cuenta en detalle el cómo, el por qué, el dónde y el cuándo de sus
peripecias.
Alicia, menudita, se empina apenas en el metro cincuenta y tantos, se inicia
por allá en el año 1950. Con una raqueta demasiado grande para su mano las
emprende a pelotazos sin dirección definida. Así mismo lleva al lector de aquí
para allá en sus vivencias. En tono coloquial, siempre con una sonrisa a flor de
labios, dispara recuerdos como pelotas al frontón, desde sus inicios contra el
“Sr. Paredes” hasta un enfrentamiento sin remilgos contra el cónsul de la India.
Después de cincuenta años, Alicia convierte su raqueta en pluma o pincel
para pintarnos no sólo el mundo del tenis de su época, sino también verdaderas
postales de los lugares por los que viajó, los momentos políticos, tocados con
suavidad, como quien hace un globo en la red.
Las personas de cierta edad, como coquetamente se autonomina la autora,
se remontarán al pasado y encontrarán en este libro, recuerdos que creían
olvidados. En tanto para los jóvenes es un verdadero manual, de cómo llegar
donde se quiere con esfuerzo, dedicación y tesón.
Alicia, en el otoño de su vida, asiste aún a las canchas de tenis, a falta de
partner, bueno es el “Sr. Paredes”. O bien enseña a un neófito a formar una
voluntad férrea para alcanzar la meta y ser feliz con ello. Su sonrisa contagiosa
lo ilumina todo, incluso las páginas de este libro.

María Isabel Quintana


Nota de la Autora

Estas crónicas han sido escritas a través de cincuenta años de mi vida


literaria, cultural y deportiva, en mi país y viajes al extranjero, por estudios,
becas, etc.
Francia, Brasil, ciudad de México, donde asistí a las Olimpiadas, de bello
recuerdo (1968).
O sea en el decir; he andado por “Talca, París y Londres”, escribiendo
estas crónicas del recuerdo.
Se publicarán por la Editorial Entremilenios-Virtual, dirigida por el
profesor de Literatura Señor Gabriel Castro Rodríguez y con la colaboración de
la señora María Isabel Quintana y la señora Marcia Miranda González.
En busca de Teresa Wilms en París

Recorrí el Cementerio Père Lachaise en París aquella tarde. ¿Dónde estaría la


fatal escritora viñamarina? ¿En qué arcanos se escondería? ¿En qué galería con su poesía?
Porque Teresa, aún “vive” en el corazón de los chilenos, quienes reprochan una época
pacata que la exilió; cuando se ha leído el libro de Ruth González sobre su vida, cuando
la vemos a ella hecha poesía, sensible, culta, hermosa... Admirada y envidiada. Yo la
buscaba afanosamente aquella tarde donde yacen otros escritores famosos: Víctor Hugo,
Alfred de Musset, Colette, Stendal, el músico Chopin, etc. Recorrí tumbas y tumbas, y
en la galería 89 encontré a Oscar Wilde, a quien las costumbres atrasadas de la época
victoriana en Inglaterra lo condenaron también al exilio. Pero Teresa no aparecía. Su
espíritu, ¿vagaría por Chile en ese momento?... ¿Estaría con sus hijas a quienes
llamaba con voces desgarradoras en ese convento donde la confinaron? Pero he aquí
que de repente apareció en esa galería 89, muy cerca de Oscar Wilde y de Alberto Blest
Gana, otro chileno, autor de Durante la Reconquista. Fue una tarde de recogimiento. A
Teresa Wilms me la imaginé caminando por las calles de Valparaíso y Viña del Mar,
blandiendo su bastón que usaba sólo como adorno; fumando un cigarrillo con
boquilla..., con un coqueto sombrero y su gracia para caminar como la describen
escritores de la época, como Joaquín Edwads Bello. Me alejé del antiguo Père Lachaise,
donde también yace Edith Piaf, “el gorrión de Paris”, con la impresión de no haber
estado en un cementerio, sino en un lugar que vive en el corazón de quien lo visite.
Historia de un abrigo blanco invierno

La conversación giró de repente acerca de las vestimentas de invierno y yo dije


que tenía un abrigo blanco–invierno.
La verdad que ese abrigo blanco invierno de lana, de buena lana, de verdadera
lana, de hechura convencional, lo tengo desde más de treinta años... Y todavía está tan
usable que nadie pensaría todo lo que ha vivido y “visto”... este enhiesto abrigo blanco...
grueso, pesado, adquirido el género en la gran casa Bengoa de la época.
Mi amiga Yolita, modista, quien me hizo este maravilloso, elegante abrigo blanco,
allá por los años 68 y que yo empecé a usar en fiestas de ceremonias, de aniversarios, de
cumpleaños; en alguna fiesta familiar o cuando iba a Valparaíso invitada a comer por mi
amigo Manuel.
O sea, el abrigo paseó por “ Talca, París y Londres”...
En 1970 llevé mi abrigo blanco a París, donde también lució elegante en la
comida con Monsieur Chabtay... un caballero israelita quien había sido enviado a
Francia por Dayan, famoso en la Guerra de los Seis Días quien tenía un parche negro
en un ojo... y había venido a comprar aviones Mirages. El señor Chabtay... era ingeniero
comercial o algo así y había estudiado en Oxford- Inglaterra.
También me invitó con auto de la Embajada y con chofer al Palacio de Versalles
donde mi abrigo blanco-invierno se reflejó en la galería de los espejos...
Agregada esa vez a la “Academia de Paris” por el Centro Regional de Obras
Universitarias, visité las residencias célebres de Augusto Comte, Delacroix; la casa de
Víctor Hugo y de Honoré de Balzac.
En 1973 todo un cambio de Gobierno había sucedido en nuestro país.
Tras un Golpe Militar se cerraron las Escuelas Normales y fui nombrada a
trabajar a la Universidad de Chile en Valparaíso. Hoy Universidad de Playa Ancha. Las
autoridades eran otras. Había una Junta Militar y un Almirante de la Marina era el
Ministro de Educación, Don Hugo Castro. Nos visitó en la Universidad y yo por
supuesto asistí con mi abrigo de “Parada”... En esa ocasión mi abrigo lucía en la solapa
un prendedor con los Cinco Anillos Olímpicos que yo había traído de México cuando
asistí a las Olimpiadas en l968.
El Ministro –Almirante se acercó y admiró el prendedor adosado a mi abrigo
blanco...
Tanto usé este abrigo, que hube de cambiarle el cuello, por una imitación de piel
de tigre brasilero que es el que luce hoy, cuando todavía lo sigo usando, aún cuando a
veces lo he dejado “reposar” por algún invierno en el ropero, por tener otras ropas más
de actualidad para usar.
Pero mi abrigo blanco, mi querida Cecilia, sigue liderando un buen vestir en el
invierno.
Los organillos.

Siempre tuve gran cariño por la música de los organillos.


Cuando yo era una niña en Concepción, los organilleros –que eran muchos,
recorrían las calles y yo escuchaba su música peculiar como “La chica del l7”... ”Ay
Josefina si supieras”... “Ramona”...
En cuanto los oía salía corriendo a la calle, a observar al lorito... que sacaba del
cajón de la jaula, el papelito de la suerte.
Mi mamá contaba que tenía una amiga viuda, cuyo marido le había dejado toda
una empresa de organillos que ella explotaba con esos organilleros.
Por eso cuando siento la música característica del organillo cerca, salgo igual a la
puerta; le doy unos pesos al organillero, mientras toca “La chica del 17”... y le pido que
el pajarito me vea la suerte. Y mientras el lorito escarba y escarba, al fin saca el
papelito...
Me despido del organillero y el toca:

¡Ay Josefina si supieras!...


Al entrar a mi casa leo el papelito de la suerte que dice así:
Señora: Ud. Es muy afortunada con su salud, contenta siempre, viajera... Va a
recibir una herencia de un pariente lejano. Es amistosa, pero a veces más de alguien no
la entiende.
En amores, la persigue un caballero, alto buenmozo, bien vestido...
Será para quitarme la cartera- Pienso yo-...
Diálogo en honor mayor:
El clavel rojo.

Ella caminaba como siempre por la calle 5 Norte, cuidando y mirando


cada paso que daba por lo malo que estaba por allí el pavimento. ¿Cuántas
personas se habían caído ya fuera de ella misma?
Era una mañana. Mediodía del mes de mayo, espléndido. Se diría un
bello día de primavera. Mes del mar y justo 21 de tanta significación
Iba feliz. ¿Por qué ese vuelco de repente? De ser tan feliz, ir tan alegre y
verlo todo hermoso a la luz de ese sol esplendente después de los días amargos
que había pasado.
Si hasta tatareaba una canción mientras avanzaba. Tenía alegría en su
corazón.
De repente vio venir a un caballero con un lindo ramillete de flores en
la mano. Eran claveles de varios colores.
Al pasar frente a él comentó en voz alta mirando sonriente al
desconocido:
¡Qué hermoso ramo de flores para una dama!
El caballero también sonrió; anduvo, anduvo unos pasos y se volvió...
¡Señora! -dijo- escoja el clavel que más le guste!...
-Pero caballero ¡Qué gentil es Ud.!- Repuso ella
¡Escoja señora con toda confianza!- Insistió él.
Escogió. Escogió un clavel rojo y agregó: Pero caballero: “esto merece un
besito”... y empinándose -el caballero era alto- hizo el amago de estampar un
ósculo en su mejilla: un beso en “HONOR MAYOR”...
El señor sonrió otra vez y preguntó: ¿Cómo se llama Ud.?
“ ¡ALICIA, ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS”...!
Una visita a Juana de Ibarborou.

La delegación chilena que asistió al VI Congreso Americano de Maestros


en Montevideo, en enero del presente año, sorprendió por ser una delegación
numerosa y por tener unas ideas originales también entre ellas hacer una visita a
JUANA DE AMÉRICA.
o fue tan fácil llegar donde Juana de Ibarborou y es Flavio García,
distinguido historiador uruguayo -quien tiene gran aprecio por los chilenos
porque ha visitado nuestro país -quien concierta esta visita a la ilustre poetisa
compatriota suya.
n el número 3061 de la calle 8 de Octubre -su casa- Juana nos esperaba.
Fui la primera en estrechar su mano que ella me había alargado prestamente.
Me sentí emocionada al tener frente a mí “a la que va por la senda
voceando el encanto” y dice que “en las manos le han nacido rosas”
Quedo sonriendo frente a su rostro y lo veo cordial , expresivo, revelador
de una firme fuerza interior.
Alguien le dice: recite, Juana “su Higuera. A lo que ella responde -No lo
diga, porque no la sé. Me pasa lo que a la higuera con sus higos...
-¡Cómo la conocemos en Chile, Juana- agrega Olga Poblete, emocionada
también.
-A lo que ella responde:
-“ Una no sabe cuánto camina...”
Se le hace luego entrega de un pergamino con la estampa de Gabriela
Mistral.
“Fue una gran amiga mía- dice -es una reliquia para mí esta estampa. Soy
muy chilena” –agrega- Su muerte nos ha dado un mismo desconsuelo”...

Mientras hablaba al grupo, me tenía abrazada por la cintura. Yo


escuchaba y escribía rápido las palabras que salían de su boca; pausadas y
graves. La observé bastante también y quedó grabada en mi, Juana en la
intimidad; con su traje negro, adornado con huinchas azulinas. Unos aros y
un prendedor en su solapa; sus largas pestañas negras que sombreaban sus
ojos; humedecidos sus párpados.
Recordé en ese instante el momento cuando en l937 se reunió en
Montevideo la trilogía del verso en América. Tres mujeres que cantaban
distinto: Gabriela Mistral, la espiritual; Juana de Ibarborou la sensual y
Alfonsina Storni la trágica. ¿Qué conversarían las tres?
¿De sus “Madrigales la una”, “del amor que va deshojando rosas”... la
otra, de “ la caricia perdida” la última?.
“Han encontrado a una Juana semimuda de emoción.”- Nos dice al
despedirnos y la más inhibida soy yo por la gentileza de Uds. al visitarnos”.
Soy la última en retirarme y he dejado olvidados mis guantes sobre su
mesita de centro en la salita en que nos atendió. Algún día volveré a
buscarlos. Será un pretexto para volver a conversar con la autora de “Las
lenguas de Diamante”, de “Despecho”... donde nos cuenta que “por reírse
tanto hasta sus ojos ha asomado el llanto... y que ese rictus amargo que
contrae su boca es un rastro extraño de su risa loca”...
¡Adiós, Juana de América ¡Ella se ha asomado al balcón a despedirnos. El
bocinazo del bus nos despierta a la realidad y debemos partir. Nuestras
manos se agitan en la despedida final y su rostro ha desaparecido en la
penumbra de esta tibia noche de enero.

Historia de unos calzones rojos


“Alegre siempre”

Todo empezó cuando Anita recibió como regalo de sus compañeras de


equipo, un par de calzones rojos en el té ofrecido con motivo de su viaje a París.
Al recibirlos, pensó que no era lo misma de los años ochenta, pero a lo
mejor aún se podía soñar... Eso no le impidió mostrárselos a todo el mundo y
los caballeros que acompañaban en esta simpática despedida.
Hubo una estampida de risas... La doctora Picher con su carita de niña
rió socarrona y de buena gana, tal vez pensando en como le irían a funcionar las
glándulas endocrinas a Anita, las suprarrenales y las otras...
Titi también rió y luego se puso seria y pensativa. Envidiaba de no ser ella
quien pudiera darse una vueltecita por Paris con esos calzones rojos..., toreros,
¡Quién pudiera!...
En fin, Anita quien no tiene nada de cortedad para sacarse y ponerse
calzones de cualquier color, ésta vez guardó los rojos no en la maleta, sino en
su cartera para que estuvieran más a mano “por siaca”...Quién sabe si todo
pudiera suceder en cualquier parada... del avión KLM. en Amsterdan o en
Madrid.
Pero nada sucedió en esa larga parada...
Bien –se dijo Anita- París será otra cosa...
Y el l9 de Septiembre se presentaría la ocasión, pues asistiría a las Fiestas
Patrias invitada por la Embajada a una hacienda en las afueras de París a pleno
campo. Allá habrá muchos chilenos pensó. A lo mejor se atreven... Soñar no
cuesta nada...
Echó los calzones rojos a la cartera y tomó el Metro. Cuando iba por la
mitad en Chatelet pensó que era mejor llevarlos puestos... y pasó a un baño a
cambiárselos... Se encontró con que ahora las vespasianas en Paris son
electrónicas y funcionaban solo poniéndoles una moneda de un franco... Fue
molesto, se puso nerviosa. No podía encontrar la moneda en su cartera. Al fin
la encontró, abrió y solo tenía máximo tres minutos para entrar y salir del
lugar... Estos franceses hacen la “recherche”... para todo. Han indagado hasta
cuánto una persona puede demorarse dentro de un baño...
Anita llegó feliz a la “Fiesta dieciochera”... en Paris. Bandera chilena al
centro. Discurso del Embajador. Muchos chilenos por supuesto y algunos
extranjeros. Había empanadas, humitas, pisco sour, vino tinto y del otro...
pebre... En fin Anita, comió y bebió de todo un cuanto había... Pero estaba
preocupada...Tenía que responder a la vuelta a su país de esos calzones rojos
ante sus compañeras de equipo...
Bailó cueca. Y en una levantada de falda, mostró sus calzones rojos...
Se armó la grande... Las mujeres protestaron. Dijeron que ellas eran
serias, decentes... Y sujetaron del brazo a sus maridos... como lo hacen en Chile
cuando se sienten amenazadas por alguna rival...
Ante tamaña alharaca, Anita no tuvo más que volverse con sus
calzoncitos dentro de la maleta, sin preocuparse más de ninguna parada de
avión.
A su llegada, se encontró con el señor Ferrari de Mendoza a quien le
contó sus vicisitudes con los calzones rojos.
Nunca dejes tu humor que tienes –le contestó- tienes un tesoro dentro de
ti que llega a los demás.

París – Montmartre – Los cafés

“París bien vale una misa”. Lo dijo Enrique IV. “París era una fiesta” –
exclamó Hemingway y escribió un hermoso libro. “Paris la ciudad Luz”. Lo ha
dicho la intelectualidad del mundo.
Y no es para menos, porque Francia con once Premios Nobel de
Literatura empezando por Sully Prudohme (1901), Federic Mistral, Francois
Mauriac, Martín du Garde, André Gide y los demás, es un país para ser
admirado no solamente por los intelectuales sino por millones de turistas que lo
visitan sobre todo su capital hermosa cada año.
Recordamos a los nuestros como Huidobro, Jean Emar, María Flora
Yáñez y la viñamarina trágica Teresa Wills Montt que en el París de la “Bella
Epoque” desarrollaron gran parte de su vida de escritores que después volcaron
en sus obras que hemos conocido. Más tarde Neruda y tantos otros.
Montmartre. Aquella mañana de domingo de septiembre del verano que
terminaba, Montmartre en verdad “era una fiesta”…. Subíamos la colina gentes
de todo el mundo. Se oía hablar diferentes idiomas. Relajados, alegres,
tomando fotografías hacia el “Sacré Coeur”, imponente Iglesia en la cima.
Venta de recuerdos diseminados en el suelo, sombreros, libros, ofrecidos a
menudo por gente de color.
La pequeña Place du Tertre que en otros tiempos lucía colorida con sus
sombrillas o quitasoles y donde pintores y escritores mostraban su arte creando,
ya no estaban allí.
En el centro había en su lugar un gran restaurant y los pintores fuera de
órbita…. en la calle rodeando la plaza. ¿Dónde están los escritores pregunté a un
pintor, que daba una y otra pincelada ceremoniosamente en el cuadro que
pintaba. Les écrivains? “Ils sont mort”… Están muertos… me contestó tan
ceremoniosamente como pintaba. No supe si se refería a que los buenos
escritores ya no existían o que allí en ese lugar no eran permitidos, porque el
comercio con un restaurante más, tipo Mac-Donald había invadido la otra
famosa plaza que vieron pintores como Toulouse Lautrec, Juan Gris, Picasso,
Dalí, quienes tuvieron su atelier en el barrio del viejo Montmartre.
Ahora toda suerte de cosas para comer: papas fritas, cerveza, café, crepes,
chocolate…. Bueno, me sumo a esta efervescencia por degustar y me sirvió un
chocolate con crepes en el Restaurant “Chez Eugene”. Estamos en París y en el
centro de la Place du Tertre. ¿A qué sacar cuentas?....
Por los cafés.

Simona de Bouvoir, Jean Paul Sartre y otros escritores hicieron famoso el


Café “De Flores”, “Les deux Magors”, “Cluny – Sorbonne” en Saint Germani
des Pres “La Coupole” en Mantparnasse. En cada uno de ellos me tomé una
taza de chocolate o un “petit café”… Creía ver aparecer el fantasma de estos
escritores, o al menos su espíritu estaba allí presente. Frecuentaron estos lugares
antes y después de la Segunda Guerra Mundial. En medio de la turbulencia
surgió el existencialismo francés y fueron ellos sin duda los más destacados
representantes.
Simona de Bouvoir autora de “Una joven formal”, “La invitada”, “El
segundo sexo”, en “Plenitud de vida”, relata hacia los años sesenta de su vida
azarosa con Sartre en el París de plena Ocupación, en plena Guerra. Iban a los
cafés a escribir y a juntarse con sus amigos intelectuales.
En el restaurant y café “La Coupole” en el elegante barrio de
Montparnasse, mientras saboreaba mi rico chocolate repetí la pregunta: ¿Y los
escritores dónde están?.... No se me contestó el garzón. Puede ser que aquí
vengan algunos escritores como vienen otras personas; pero (aquí) no se les
conoce.
La respuesta me la dieron más tarde en la gran Librería “L´Ecume des
Pages” al lado del “Café de Flore”. Se me dijo: Los escritores de hoy son muy
individualistas. Cada cual escribe por su cuenta y son menos frecuentes las
tertulias y conversaciones en los cafés como en otros tiempos. Es un mundo
“pressé” – apresurado…
En cuanto a los que hoy se escribe hay una feminización generalizada en
la literatura contemporánea. Mujeres novelistas podríamos citar a Helene
Cixous, Nancy Huston, Silvie Germain. Ellas escriben a veces temas fuertes que
antes estaban reservados para escritores varones.
También podríamos citar a poetas como Bernard Noel, Michel Degguy,
Hocquard.
Sí, siempre hay muchos escritores en Francia aunque más individualistas,
invadido por comercio, consumismo, tarjetas de crédito, etc.; pero con un
público que a menudo lee en los metros mientras viaja.
El último chocolate me lo tomé en el “Café de la Paix” frente a la Opera.
Y esta vez fui yo quien “individualmente sentada”… me dispuse a leer el libro
“La dominación masculina” de Pierre Bourdiu que acaba de aparecer.
Septiembre de 1998. También tenía mi Libreta de Notas como lo hacen los
escritores individualistas…

Pere Lachaise, cementerio de los poetas “vivos”…

Poetas, escritores famosos que “viven” hasta hoy al ser leídos y


comentados, yacen en el cementerio Pere Lachaise de París, durmiendo el
sueño eterno.
“Cuando yo muera en mi tumba plantad un sauce”, rogaba Alfredo de
Musset el poeta romántico del siglo pasado. Y en efecto, sobre su tumba un
sauce vive su verdor hasta hoy.
En la calle 89, Oscar Wilde, el escritor que murió en el exilio, a quien
condenó la pacata Era Victoriana. Autor de obras de teatro, cuentos, poesías,
famosos aforismos, etc. Escribió entre muchas cosas: “Cuando se invade el
terreno de los dioses, los dioses bajan a la tierra a castigarnos”…. Refiriéndose a
su disipada vida y a su calvario en la cárcel de Reading.
Porque Wilde más allá de su pecularidad, fue como dijo un autor “El
genio de la década amarilla” (cuando el color amarillo oro estuvo de gran moda
entre 1890 -1900); cuando estaba en lo más alto de su pedestal con obras de
teatro en las principales salas de Londres “El Abanico de Lady Windermire”,
“Salomé” (que acaba de estrenarse en Santiago. Cuentos como “El ruiseñor y la
rosa”, “El gigante egoísta”, “El príncipe feliz”, que los niños de ayer de hoy aún
leen con emoción en los colegios.)
En su tumba siempre “viviente”, un monumento que, ¡Oh, paradoja! Se
lo regaló una mujer que admiraba mucho su genio literario, siempre hay un
lirio o alguna otra flor de conmovedora y anónima admiración.
¿Qué diría Paul Johnson cuando ahora acusa a algunos “intelectuales”?.
Como quiera que hayan sido sus vidas, han producido tanta hermosa literatura.
Colette, otra escritora que también vivió una agitada vida parisién, yace
muy cerca de Musset, Rossini y Visconti. “Pieza de hotel”, “La gata”, son obras
que se leen con mucho interés habiéndose adaptado algunos de sus escritos al
cine y últimamente a casetes.
Víctor Hugo, en la calle 27, sigue siendo una “institución” francesa del
mundo; con su poesía referida a tantos temas. Metáforas hermosas como en la
que llama a los niños “la matinée de la vida”…
Cerca de Víctor Hugo, Alfonso Daudet, aún nos deleita con sus
bucólicos cuentos: “Las cartas desde mi molino”.
La Fontaine con sus fábulas como “La lechera” y Moliére cuyas piezas de
teatro aún se reponen por el mundo, yacen aquí; en una “estrecha vecindad”.
El poeta y músico polaco, nunca olvidado y siempre recordado a través de
sus obras, Federico Chopin, yace en una sencilla tumba de rejas pintadas de
blanco. Un medallón con su efigie, donado por una mujer, adorna su morada.
En la calle 44, Sara Bernardt, famosa artista de teatro, quien nos visitara a
fines del siglo pasado y que trabaja en salas de Iquique, Valparaíso y Talca.
Honoré de Balzac, en la calle 48, autor de “La comedia humana”,
“Eugenia Grandet”, considerado en su época un genio de la literatura. Escribía
“full time” para pagar sus cuentas. Pero ¡cómo escribía! Y describía las regiones,
sobre todo Saché en Touraine. Vivió en hermosas casa y precisamente la revista
“Fígaro” le dedica en un número del año pasado un gran comentario a las
hermosas casas en las cuales vivió (once, en París), titulado el artículo “Las
residencias de los genios”. Así, podríamos decir que el cementerio Pere
Lachaise, es una de las atracciones de París para visitar y hacer un homenaje a
los muertos ilustres, que siguen “vivos”, con sus escritos, con su genio cultural
que hemos heredado.
Un “dieciocho” en Lautaro

El tren de veinte para las siete, con un pitazo que daba cerca de mi casa
en la calle Saavedra, próximo a la línea del tren que pasaba por el centro del
pueblo, y frente al Hotel Lautaro nos despertaba cada mañana.
Lautaro de mi niñez con sus casas de madera, que aun se conservan
algunas; pero más viejas…. con sus cercos también de madera que tan a menudo
se venían abajo por las fuertes lluvias y los vientos del invierno. Su Liceo, firme
e inhiesto por su sólida construcción de ladrillo. Lautaro, en fin, un pueblo
muy íntimo con el marco impresionante del volcán Llaima, siempre atalaya
hacia el cielo, con sus dos enormes senos eternamente nevados.
Todo el pueblo esperaba con tanta ansiedad él “dieciocho”…. porque
siempre era presagio de primavera y en aquellos tiempos de calores casi de
verano; de trajes nuevos, de sandalias que contemplábamos a cada momento en
sus cajas, esperando que llegara el momento preciso para lucirlas…. De
heladeros, que hacían sonar sus cachos con su típico sonido, para indicarnos
que estaban allí los helados, en sus tarros que nadaban en otro pequeño barril
entre pedazos de hielo y sal.
Así, Lautaro se conmocionaba, porque iríamos a las ramadas a lucir los
atuendos nuevos…. y en efecto allí se daba cita la sociedad lautarina en todas sus
capas sociales; si así pudiéramos decirlo.
Las ramadas se instalaban cerca del puente de Cautín, casi al lado del río
y a una cuadra de la plaza principal (donde hoy día se levanta el Regimiento al
parecer) y aquello era de verdad un espectáculo con sus tres cuadras de
instalación de ramadas; con su gran espacio por el centro; donde todo el
mundo paseaba luciendo cada cual su mejor traje nuevo y nosotros los niños, la
ocasión también de lucir nuestros vestidos y sandalias.
Era en verdad un abigarrado conjunto de colorido y espectáculo estas
ramadas.
Recuerdo haber visto allí a Doña Augusta, una señora alemana maciza,
con un colorido pañuelo amarrado a su cabeza (más o menos como aun se usa
hoy); con un andar casi varonil, una mujer viuda, de campo, que dirigía a su
fundo e inquilinos con firmeza. Famosa dona Augusta, madre del actual alcalde
de Temuco, don Germán Becker.
Al Dr. Juan Sepúlveda, amante de la música y mecenas de toda actividad
cultural que pasaba por Lautaro – recuerdo haber asistido a un concierto de
Armando Palacios, en su casa − y cuya cabeza encanecida con el tiempo se fue
pareciendo a la de Beethoven, por eso se le llamaba cariñosamente así.
A Eric Rudlof, con su esposa divorciada, con la cual acababa de casarse;
pero que por aquellos tiempos produjo en el pueblo gran revuelo, tanto como el
casamiento de Wallis Simpson con el príncipe de Gales en Inglaterra.
A los Quiñones, que muchas veces paseaban o llegarían allí en una
“cabrita” que diestramente manejaba Reina…. , a los Robins esas hermosas
muchachas, a Gilberto con su traje de franela y pantalones cortos…
Pero lo más célebre de todo…. , lo más elegante, lo chic, era la ramada
central, que levantaban las “descendientes de la Sra. Warren”…. , las de “la
profesión más antigua del mundo”…. y era por supuesto la más alegre también,
porque de niñas alegres se trataba….
Estaba montaba a todo lujo, aún con cortinajes. Con su piano, batería,
violín; en fin, una orquesta cuyo compases atraían a la concurrencia que
pasaban y se instalaban a mirar desde afuera el espectáculo y también los
chiquillos nos escurríamos a mirar por cualquier espacio que quedara libre,
entre los adulto.
Allí, estaban los huasos auténticos, dueños de fundos de los alrededores
de Lautaro. Habían bajado al pueblo con sus mejores tenidas en mantas
multicolores y aperos de cuero, botas altas y cinturones…. chaquetita corta, con
decenas de botoncitos…y el sombrero típico, con el cual permanecían dentro de
la ramada. Estaban gozando de la cueca y de otros bailen con las niñas llamadas
“alegres”, pero que allí se portaban muy serias. ¿Acaso no serían serias?.
Cuando se hizo un “aro”… luego que la orquesta dejó de tocar, vi surgir a
Don Paulino Gutiérrez, un anciano español bajo, muy conocido en Lautaro por
una riqueza amasada por su trabajo decían algunos; corriendo cerca y
apropiándose de “cuatro patas”…. decían otros…El hecho era que este ancianito
tacaño, un Rapagón auténtico, pero muy simpático y dicharachero, estaba allí
haciendo las delicias de la concurrencia, además estaba gastando sus pesitos….
En otro “aro” vi surgir la figura delgada y varonil muy esbelta además de
German Becker – como dije anteriormente, actual y conocido alcalde de
Temuco- de cabellos rubios y bigotes ídem- que yo con mis cortos años aun no
sabia apreciar bien …pero que seguramente hacía perder el sueño de toda
lautarina casadera de la época…. Andaba vestido de terno café a rayas –no de
huaso- parece que el café era su color favorito, porque a menudo lo vi vestido
de ese color.
¡Oh! Delicias de recuerdos de nuestra niñez en Lautaro!!....con sus cuatro
días de fiesta, incluyendo su típico día “20” con sus “cantaoras”…. que ya no
daban más; sólo les salían ronquidos y gallos de sus cansadas gargantas….
Y el día 21 observábamos con tristeza que aquel lugar que como tocado
por una varita mágica se había llenado de colorido y música, ahora empezaba a
quedar vacío. Algunas golondrinas, carretones y unos “incipientes” camiones….
se lo llevaban todo.
Y nosotros los chiquillos sentados, en los bancos del Liceo Mixto de
Lautaro, durante los primeros días que seguían a estas fiestas, y mientras don
Pedro Troncoso, el estupendo rector, empezaba tal vez una nueva lección de
Historia, seguíamos añorando esas fiestas “diciocheras”…. Y haciendo proyectos
para las próximas; seguramente pensando no ya en las sandalias nuevas, que
iríamos a lucir, sino en unos zapatos un poquito más altos, porque
comenzábamos a crecer.

Un “dieciocho” en París.

Pasar un dieciocho de Septiembre en Paris es muy emocionante. La


Embajada de Chile en París me invitó gentilmente para el sábado l9–l998; día
en el cual se celebraba nuestra FIESTA NACIONAL desde las l3 horas y hasta
las 2l horas, en las afueras de la ciudad a 35 kilómetros de la ciudad de Lyon; a
pleno campo en la hacienda SAVIGNI LE TEMPLE LA BOURG. Lugar el cual
hace cuatro años lo ha estado cediendo el Alcalde y donde seguramente lo
celebrarán el presente año.
Impresionante nuestras Fiestas Patrias celebradas a la chilena en campo
francés.
Discurso del señor Embajador y otras autoridades. Bandera chilena
flameando al centro. Hermoso día de sol, fin de verano europeo. Música con
nuestros sones criollos. El colorido de las mantas de los huasos y las bailarinas
de lo mejor. Me pareció un “dieciocho” como se celebraba antaño en el sur de
nuestro país... Un “dieciocho” en Lautaro por ejemplo.

En las ramadas en tierra francesa, no faltaba el vino auténtico y del otro...


Pisco Sour, empanadas, humitas, “fierritos”, pebre... De un cuanto hay. Y claro,
de nuestra “cueca” interpretada por chilenos nostálgicos como otras canciones.
“Si vas para Chile”...
Libros, stands de libros de autores en el exilio y también de nuestros
escritores de siempre: Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, José
Donoso y otros.
Revistas con sugestivos nombres como “Le Llama”, “Dulce Patria”, “La
Franco-Chilienne”, “Gracias a la vida”... Dan cuenta en sus artículos de la gran
actividad cultural, social y de amistad que despliegan nuestros compatriotas en
Francia que tanto tienen que ver con nuestra cultura.
En la revista “Gracias a la vida”, Verónica Riquelme cuenta en su viaje a
Concepción con sus hijos donde les mostró orgullosa su ciudad y sus
alrededores y donde ella nació. Al volver a Francia exclama: “Merci la Vie”!...
¡ Gracias a la vida! Que me ha dado la oportunidad de ver una vez más mi tierra
y mostrársela de ver una vez más mi tierra y mostrársela a mis hijos.
Toda una tarde chilena, maravillosa en ese campo florido. Música,
amistad, diálogo... Hermosa fiesta. “!Gracias a la vida!”
Cine de antaño

Mientras el Volcán Llaima con su dos “senos nevados” fumaba su eterna


pipa lanzando ese humo blanco que se recortaba en los atardeceres, el pueblo
de Lautaro de nuestra niñez y juventud se preparaba para ir al cine en Matinée,
Tanda (Vermouth) y Noche.

La gente se reunía en el Teatro Lautaro donde todos nos conocíamos.


Los mayores, aún en los fríos días de invierno, acudían portando chales y
chamantos para escapar del frío reinante.

¿Cuáles eran las películas que gustaban más? ¿Las de Cantinflas, que
como en el bolero de Raquel, nos hacía tanto reír?... Aún veo al actor girar y
pasar de uno al otro lado del escenario en esa curiosa escena de saltitos y
piruetas. ¿A Robert Taylor en el “El puente de Waterloo” que nos hizo soñar
por mucho tiempo con esa escena vestido de militar, despidiéndose de su
amada (Vivian Leigh) en un rincón del puente cuando partió a la guerra?

¿La de Humphry Bogart que, como en “Casablanca”, en vez de ser el


“duro” de la película era el romántico, suave, ante Ingrid Bergman, fumando su
clásica pipa o cigarrillo, o Marlene Dietrich posando ante una pantalla como si
estuviera ante un espejo?

Eran de verdad los grandes del cine; películas románticas sin violencia
como Napoleón interpretada por Greta Garbo y Charles Boyer de quien se dijo
que para besar a Greta, quien era más alta que él, debió subirse a un ladrillo
para disimular la estatura... Pero qué importaba eso si hablaba con la suavidad
de la lengua de Molieré...

La ficción, que nos hacía soñar durante toda la semana para volver a
encontrarnos con un Clark Gable, un Tiron Power, una Joan Crawford, un
Errol Flyn o una Bette Davis, venía envasada en unos tambores que veíamos
llegar en el tren del mediodía y eso, a nuestros ojos de niños, nos causaba gran
decepción. No podíamos imaginarnos que esas maravillas de películas vinieran
aplastadas en varios tarros chatos y “el hombre de las películas”. como se le
llama el encargado de llevarlas al Teatro, las trasladará tan despampanante sobre
sus hombros.

El volcán Llaima, lanzando su humo en dirección del viento, mientras los


lautarinos acudíamos presurosos al cine, es una hermosa visión que he
recordado siempre.
50 años jugando tenis.

Valdivia l950.-

Todo empezó en Valdivia en l950 con sus lluvias de siempre que


impedían a menudo se hicieran deportes al aire libre.
Pero los días que estaban buenos y ya empezando la primavera, yo
observaba a Mateo, un joven sencillo quien vivía cerca de mi casa por calle
Picarte abajo, que partía con una raqueta a jugar Tenis al Estadio.
De buena figura en impecable tenida blanca con pantalones largos y
camisa-el deporte blanco -como se le llamaba. En ese tiempo esa tenida era de
rigor. Yo me inquietaba... ¿Por la tenida, por el joven o por la raqueta?...
Un día en una vitrina del centro, en calle Picarte, una raqueta usada
marca Slazenger con su respectiva prensa.
Como las raquetas eran de madera, tenían que tener una prensa para que
no se doblaran con el cambio de temperatura o con el uso. Sus cuerdas eran de
tripa.
¿Qué sabía yo de raquetas... si era buena, si el encordado servía, si el
mango de la raqueta era en verdad para mujer?...El hecho es que la compré y a
todas luces era para hombre... porque tenía un mango largo y en mi mano no
calzaba bien...Pero yo quería jugar tenis y punto.
En el club del Estadio Municipal, Don Pedro el cuidador y su hija eran
los profesores de Tenis... Con qué respeto, sobre todo a la hija que la veía a mis
ojos jugar tan bien... como ella también así lo creía, porque apenas me miraba...
y pasaba rauda por mi lado, con raqueta en mano a jugar con alguien que
supiera... Alguna clase me hizo la joven, porque recuerdo que la pelota iba por
los cielos... sin lograr atraparla bien. Yo no estaba “ni ahí”... con la pelota. No le
pegaba ni al quinto bote...
Por el año 51 me fui a Santiago a hacer una especialidad en Educación
Física y entonces fue mi decisión definitiva por el Tenis
Balboa, aquel muchacho sencillo quien tenía un bonito estilo de juego y
que tal vez también fue un “pasador de pelotas”, me dio las primeras clases en
aquel “Club Quinta” de la Quinta Normal. Yo miraba mientras estudiaba en la
famosa Quinta tan socorrida por la juventud de la época: tranquila y segura.
Fui Socia Transeúnte del Club. Así podía jugar a menudo y tomar clases
en ese lugar cuna de Anita Lizana.
Yo iba al frontón que más tarde le puse nombre y le llamé “Señor
Paredes”... y ensayaba allí todo lo que el entrenador Balboa me enseñaba... Así
que aprendí a jugar en el frontón, cuando todo el mundo huye de él...
Una mañana, mientras hacía mi entrenamiento con mi “clásico señor
paredes”... el frontón en el Quinta me encontré con un jugador que a igual que
yo le daba golpes a la pelota en la pared...
Debe ser un principiante. -me dije.
Como yo ya me creía “la muerte”... con mis buenos golpes... le pregunté
al jugador mirándolo en menos... ¿ Ud. También juega?...
-Si -me contestó el señor que cojeaba un poco.- algo juego...
¿Quiere jugar conmigo? –le propuse – Segura que el caballero sabría muy
poco ya que sus golpes eran tan suaves en la pared.
Bueno –me dijo- vamos a la cancha.
Yo me pude al otro extremo y el señor sin moverse del centro me empezó
a colocar la pelota aquí y allá, a diestra y siniestra, que yo a los cinco minutos y
podo estaba agotadísima.
Y fue eso todo lo que aguanté.
Ah! – le dije. Al juntarme con él y agradecerle. -¿Ud. Juega mucho
tiempo?
Soy Pancho Facón –me contestó- y juego con mi hermano.
Ahora estoy convaleciente de un esguince y por eso entreno suave en el
frontón.
Supe después que los hermanos Facondi eran campeones sudamericanos
de dobles... ¡Plop!

FRANCIA. París 1962

Fui invitada a Francia por “Les Affaires Etrangères” –Ministerio de


Relaciones Exteriores.-
¿A Francia, a París?
¿O era un sueño!...
Durante cuatro años había estudiado Francés en el Instituto Chileno-
Francés de Cultura de Valparaíso.
Con mucho sacrificio, luego que terminaba mis clases en Viña del Mar,
me dirigía a estudiar los cursos del idioma de 19 a 21 hrs.
En ese lapso como alumna, colaboré en la formación de la Biblioteca del
Instituto y un buen día el Director Monsier Dornel me hace la pregunta:
¿Desearía Ud. ir a Francia?...
¡La preguntita!...
Tengo tres invitaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores –siguió-
Les Affaires Etrangères, para personas que hayan colaborado con la cultura
Francesa y Ud. Es una de ellas.
¿Quisiera una de esas invitaciones?
“Mais oui”. Por supuesto... –le respondí precipitadamente.
Y fue así como llegué a estudiar en la Escuela Normal Superior de
Educación Física de “Jeune Filles” donde solicité un “Stage” –ENSEP- El
método para enseñar del cual los franceses son especialistas. LA METHODE.-
Por supuesto; en mi maleta iba mi inseparable compañera. La raqueta de
tenis, siempre amiga, amateur.
Dieciocho días de navegación en barco, desde Buenos Aires en el
“LOUIS LUMIERE”. Llegar a París una tarde de sábado, sin que nadie la vaya a
esperar a una, no deja de ser arriesgado si no se tiene la viveza y el entusiasmo
de la juventud.
Llegar a la “Gare” Estación Saint Lazare a las 13 hrs. en tren desde el
Puerto “Le Havre”, es todavía más de película.
La Escuela Normal Superior de Educación Física, quedaba en las afueras
de París –Châtenay Malabry- 2 Place Voltaire. Como quien va para las Condes.
Claro, como toda Escuela de Educación Física que se precie, con todas
sus instalaciones dentro: Gimnasios, Cancha de Atletismo (400 mts.). Tres
Edificios de Departamentos con 60 habitaciones c/u para albergar a sesenta
alumnas. Una suite para cada una.
Me tocó la suite en el Edificio No 3 con toda comodidad: mesita para
estudiar con su respectiva lámpara; la cama también con una lámpara; sobre la
cabecera y su inodoro; siempre con su bidet, bien francés.
¡La escuelita aquella!...
Pero había una “trampita”... estos edificios quedaban al fondo entre
árboles y follaje y para acceder a ellos se debía caminar lo menos un kilómetro y
medio desde la entrada.
¿No éramos jóvenes acaso? ¿ No estudiábamos Educación Física, pues?

1968 - Olimpíadas de México

Tres semanas de deportes y camaradería. Paseos por las famosas


pirámides. En verdad los mexicanos hicieron una brillante preparación para sus
olimpíadas. Siempre las recordé y más tarde escribí este homenaje en versos.

Recuerdo de las Olimpíadas de México

Globos al viento
Palomas al vuelo
Colorido de naciones
HERMANAS
Sinfonía mexicana

Dioses de bronce
en las pistas
regatas en Xochimilco
pinturas en los Insurgentes
etnología en Chapultepec
belleza de nación
HERMANA
¡Sinfonía mexicana!...

Mariachis en Garibaldi
Clavados en Acapulco.
Gente amiga, manos cálidas
Todas unidas en CINCO ANILLOS
¡Todas naciones HERMANAS!
¡SINFONÍA MEXICANA!

Brasil Río de Janeiro 1954

En l954 obtuve una beca de Estudios al BRASIL por el Ministerio de


Relaciones Exteriores de ese País- ITAMARATY- y COOPERACIÓN
INTELECTUAL DE CHILE, que existía en aquel entonces.
Una Beca Cultural, pero yo llevé mi raqueta en la maleta. Siempre
pensando en el Deporte...
En efecto. mi beca era Literaria. Había que estudiar una obra de un
escritor chileno y yo estudié a JOSÉ SANTOS GONZÁLEZ VERA - Premio
Nacional de Literatura 1950.
Me tocó vivir el Rio de Janeiro de una época convulsionada para Brasil
con el legendario Presidente Getulio Vargas quien ese mismo año se disparó un
balazo.
Como yo era una becaria de ITAMARATY a nivel Diplomático, se me
extendió una tarjeta para frecuentar el exclusivo Club FLUMINENSE de Rio de
Janeiro con piscinas, canchas de Tenis y otros deportes.
Participé en los "Jogos de Primavera" l954, auspiciados por El Diario de
los Deportes y como alumna de la Facultad de Educación de la Universidad de
Brasil. Me titulé Campeona en Segunda Categoría del Tenis Universitario.
Gané una hermosa, valiosa medalla que conservo. Lucia Eva fue la otra
campeona del Tenis Universitario en Primera Categoría, una bonita y buena
jugadora brasilera.
Periodistas del Diario de los Deportes fueron a las canchas del Tijuca Tenis
Clube a reportear la justa deportiva, tomar fotos, etc. todo después publicado
en los cines como noticiaros.
Un día mis compañeros de la Universidad me dijeron ¡Oh, chilena, estás
en el Noticiero del CINE PLAZA...! En efecto antes de pasar la película
principal, aparezco caminando junto a mis otras compañeras de equipo, bajo
las altas palmeras del hermoso "Tijuca Tenis Clube".¡A GANAR CHILENA
PERO POR BRASIL!....Me grita Talvane, nuestro dirigente...
Tenis 2000.
Copa Davis
Club de Tenis Unión
Nunca habríamos pensado que en nuestro provinciano Club de
Tenis Unión se habría de realizar alguna vez la Copa Davis ni que tendríamos
de asistente al Evento a un Presidente de la República.
En ese año 2000 que comenzaba, cómo nos íbamos a perder esa
confrontación Internacional desde las Tribunas. Chile v/s Canadá.
Los nuestros Nicolás Massu, Fernando González, Gamonal, Cortéz
y "Chino "Rios lesionado, pero apareció de espectador...
Todo un acontecimiento deportivo-social. Colorido, elegancia,
aplausos. Todo uno...
El Doble, preciosa jornada del Sábado 5, cuando ya teníamos dos
puntos a nuestro favor.
Así como lo hacen en Rolland Garros... para el gran
acontecimiento yo también lucí un traje nuevo... y con mi sombrero de fina
paja regalo de mi sobrino Lautaro, uno de mis primeros alumnos de Tenis...
Era una “europea" cualquiera, mirando el Tenis de izquierda a
derecha y vice-versa. Estaba en el Court Central con mi acompañante, en esto
llegó el Presidente de la República don Eduardo Frei Ruiz-Tagle; quien tenía sus
días contados...Y justo, más abajo desde donde yo estaba vino a instalarse.
Saludó a la Dama del Sombrero que estaba más arriba, e hizo una sonrisa
dándole la mano.
Esa sensación de haberle dado la mano a un Presidente de la República
la guardé por todo el día.
¡Hermosa justa deportiva!...
Ganamos al Cánadá 4-1
¡Felicitaciones Chile!
¡Felicitaciones Club Tenis Unión!

Ars Antiqua
donde el arte y la cultura viven.
En una esquina de Quipué se divisa una llamativa casa pintada de rojo.
Ars Antiqua. Sus dueños son: don Luis González e hijo.
Don Luis me insiste en decir que nació un 28 de Diciembre, Dia de los
Inocentes. Pero en verdad su negocio de antigüedades no tiene nada de
inocente, sino todo lo contrario; porque allí vive toda una cultura de otros
tiempos que admiramos, a la vez que recordamos, como por ejemplo; ese reloj
alto de mueble con badajo y vidrio, cuyo tic tac acompasado musical, lo vimos
en alguna casa señorial.
Aparadores tallados, vitrinas, un hermoso jarrón japonés y otro de cristal,
lámparas de fierro, una plancha chica también de fierro, como una que había
en mi casa, la cual había que calentarla a carbón encendido en un brasero, y
después planchar nuestro uniforme colegial o lo que fuera... Todavía no se
había inventado, al parecer, la plancha eléctrica.
Sigo mirando, una preciosas copa de cristal labrado, un jarrón de cristal
también tallado, una lámpara egipcia; una ponchera con 12 copas colgando a su
alrededor. ¿Quién usa en su casa esas hermosas poncheras ahora? Ahora se toma
a granel...
Loza, mucha loza y de la fina, tal vez importada de Limoges.
Una vitrola, de esas que se le daban cuerda y cierto número de vueltas a
la manivela... Para no cortarle la cuerda.
Una curiosa máquina de moler carne. Una balanza para pesar la
mercadería por kilos, nada de cosas envasadas...
Dos pianos de concierto; un busto de Beethoven, cuya música tal vez fue
tocada muchas veces en estos pianos.
Siguen los muebles tallados, buffets con espejos, sillones hermosamente
tallados y tapizados, que me recuerdan a mi amiga Josy del sur de Francia, a
quien visitará en su casa de Malijai; quien me mostró con mucho orgullo que
todos sus muebles en uso parecidos a éstos los heredó de sus antepasados (1890)
y los siguen usando de generación en generación. Los franceses tienen mucho
gusto por las cosas antiguas. Es su cultura.
Siguen libros, discos, que me recuerdan la hermosa música de los plays.
En fin, he gozado toda una tarde con esta infinidad de cosas, con esta
cultura de épocas pasadas, pero que nos demuestran que estan “vivas” para
quienes las contemplan.
El espiritú de las cosas quedan y de hecho el señor González y su esposa
señora Anita Ábrigo nos dicen que más de una vez, entre el silencio de estas
cosas que fueron usadas, sienten la “presencia” de algo que se “mueve”, de algo
que vuelve del pasado y que hemos gozado y admirado hoy.
Quilpué, 09 de Enero de 2008
Visita del buque escuela Jeanne d’arc.
Oficiales franceses en el Club de Tenis Unión.
1969
Ese año se hizo la Fiesta de año nuevo en nuestro Club Unión. Y en el
Instituto Chileno -Francés de Cultura de Valparaiso del cual yo era socia, se nos
solicitó que si teníamos una fiesta especial para esa fecha, invitáramos a algún
marino de ese Buque que conociéramos en la recepción, como gentileza
durante la estada de una semana que estaría en nuestro puerto.
Claro. Yo invité a un Oficial a quien conocí en esa Recepción. Llegó
acompañado de otro esa noche de Año Nuevo. Jorge Welsh y señora fueron
muy gentiles en pasarnos a buscar y trasladarnos en su auto al Club.
Como llegáramos un poco atrasados la gran concurrencia ya estaba
sentada en la mesa unica, larga, listos para empezar la Gran Cena de Año
Nuevo.
Lo emocionante fue que cuando vieron a los Oficiales franceses, todos se
pusieron de pie y empezaron a cantar: "Allons enfants de la Patrie "... la
canción Nacional de Francia. Ellos se cuadraron y pusieron sus sombreros
debajo del brazo escuchando respetuosamente.
Bonita noche de amanecida. Otros tiempos. ¡EL CLUB ERA UNA
FIESTA
ALICIA GUTIERREZ WORMAN

Nací en Concepción en l923.


Profesora Jubilada de Estado en TÉCNICAS ESPECIALES
trabajè en la Ex Escuela Normal de Viña del Mar y en la
Facultad de Educación de la Ex. Universidad de Chile de
Valparaiso.
Amante de la Literatura en l954 fui becada a Brasil por el
Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil -
ITAMARATY- y COOPERACION INTELECTUAL DE
CHILE.
Comenté la obra del escritor chileno José Santos González
Vera.

Obtuve un premio de honor del Ministerio de Educación de Brasil, por el trabajo “Presencia
del Folkore en el Museo de Boa Vista”.
Hice un curso de capacitación periodistica dictado por Periodistas Profesionales de Río de
Janeiro.
Participé en la actividad deportiva de la Universidad de Brasil. Campeona en Tenis en la
segunda categoría.
En 1962 fui invitada a Francia por el Ministerio de Relaciones Exteriores “Les Affaires
etrangères”, a propuesta del Instituto Chileno Francés de Valparaíso.
Fui agregada a la Academia de París y participé con la cultura francesa.
Publiqué tres libros “Esta America Nuestra”, tiene 3 ediciones y es una “pincelada” a la
Historia de América contada en versos. Por lo cual recibí un saludo del Rey de España. Fue
publicada en 1992, con motiuvo del quinto centenario del Descubrimiento de America.
“Metodología de la Educación Física”, tres ediciones.
“Cincuenta años jugando tenis”, publicado el 2001.
Recibí un galardón en Buenos Aires, que me permitía acceder a la hermandad poetica Latino
Americana - Argentina por el poema “Las Tres Grandes de America”, 1982
En Viña del Mar pertenezco a la Sociedad Cultural
Soy socia honoraria del Club de Tenis Unión de Viña del Mar.
Pertenezco a la Sociedad de Escritores de Chile.
SE TERMINÓ DE REALIZAR ESTE EBOOK
EN EL MES DE MARZO DE 2008 EN
LOS TALLERES GRÁFICOS DE LA
EDITORIAL ENTREMILENIOS
REGIÓN DE VALPARAÍSO
CHILE

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