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Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud.

Standard
Edition. Ordenamiento de James Strachey / Volumen 1 (1886-99).
Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos en vida de
Freud / Fragmentos de la correspondencia con Fliess (1950
[1892-99]) / Manuscrito K. Las neurosis de defensa (Un cuento de
Navidad) (1º de enero de 1896)
La curación de la neurosis obsesiva se obtiene deshaciendo las sustituciones y las
mudanzas de afecto halladas, hasta que el reproche primario y su vivencia queden
despejados y puedan serles presentados al yo a fin de que los aprecie de nuevo. Para ello
es preciso reelaborar {durcharbeiten} paso a paso un número increíble de
representaciones intermedias o de compromiso, que fugazmente devienen
representaciones obsesivas. Uno cobra así el más vivo convencimiento de que para el yo
es imposible aplicar a lo reprimido aquella parte de la energía psíquica con la cual está
enlazado el pensar conciente. Las representaciones reprimidas, es preciso creerlo,
subsisten y entran desinhibidamente en las más correctas conexiones de pensamiento;
pero el recuerdo en sí es despertado también por meras asonancias. La conjetura de que la
«moral» como poder represor era sólo un pretexto se corrobora por la experiencia de que
en el trabajo terapéutico la resistencia se vale de todos los motivos de defensa posibles.

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Edition. Ordenamiento de James Strachey / Volumen 2 (1893-95).
Estudios sobre la histeria / Estudios sobre la histeria. (Breuer y
Freud) (1893-95) / Sobre la psicoterapia de la histeria (Freud).
El material psíquico de una histeria así se figura como un producto multidimensional de por
lo menos triple estratificación. Espero poder justificar pronto este modo de expresión
figurado. En primer lugar estuvieron presentes un núcleo de recuerdos (recuerdos de
vivencias o de ilaciones de pensamiento) en los cuales ha culminado el momento
traumático o halló su plasmación más pura la idea patógena. En torno de este núcleo
hallamos una muchedumbre, a menudo de increíble riqueza, de un material mnémico de
diversa índole que en el análisis es preciso reelaborar {durcharbeiten} y presenta, como
dijimos, un triple ordenamiento.

Si, tras una tramitación completa, uno pudiera exhibir a un tercero el material patógeno en
toda su compleja organización multidimensional, ahora discernida, él tendría todo el
derecho de preguntar cómo pasó semejante camello por el ojo de la aguja. Es que no se
está equivocado al hablar de un «estrechamiento de la conciencia». El término cobra
sentido y vida para el médico que realiza un análisis de esa índole. Nunca puede ingresar
en el, yo-conciencia {Ich-Bewusstsein} más que un único recuerdo; el enfermo, ocupado en
la reelaboración {Durcharbeitung} de ese solo, no ve nada de lo que esfuerza detrás y
olvida lo que ya ha pasado. Y si el dominio sobre este solo recuerdo patógeno tropieza con
dificultades, por ejemplo si el enfermo no relaja la resistencia a él, si quiere reprimirlo o
mutilarlo, entonces ese paso de estrechura, por así decir, se obstruye; el trabajo se atasca,
nada más puede pasar por ahí, y ese recuerdo solo que se encuentra en el pasadizo
permanecerá ante el enfermo hasta que lo haya aceptado en la anchura del yo. De tal
suerte, toda la masa, espacialmente extensa, del material patógeno se filtrará como por una
estrecha hendidura, y así alcanzará la conciencia como descompuesta en fragmentos o
jirones. Es tarea del psicoterapeuta recomponer desde ahí la organización conjeturada.
Quien siga gustando de las comparaciones, puede acordarse aquí de un juego de
rompecabezas.

Si se está por iniciar un análisis de este tipo, en que uno tiene derecho a esperar una
organización del material patógeno como la descrita, puede aprovecharse de los siguientes
resultados de la experiencia: Es totalmente infructuoso avanzar en forma directa hasta el
núcleo de la organización patógena. Y aunque uno fuera capaz de colegirla, el enfermo no
sabría qué hacer con el esclarecimiento que se le obsequia, ni sería alterado psíquicamente
por este último.

Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard


Edition. Ordenamiento de James Strachey / Volumen 12
(1911-13). Sobre un caso de paranoia descrito
autobiográficamente y otras obras / Trabajos sobre técnica
psicoanalítica. (1911-1915 [1914]) / Recordar, repetir y
reelaborar. (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis,
II) (1914).
Podría interrumpir aquí, si el título de este ensayo no me obligara a exponer otra pieza de la
técnica analítica. El vencimiento de la resistencia comienza, como se sabe, con el acto de
ponerla en descubierto el médico, pues el analizado nunca la discierne, y comunicársela a
este. Ahora bien, parece que principiantes en el análisis se inclinan a confundir este
comienzo con el análisis en su totalidad. A menudo me han llamado a consejo para casos
en que el medico se quejaba de haber expuesto al enfermo su resistencia, a pesar de lo
cual nada había cambiado o, peor, la resistencia había cobrado más fuerza y toda la
situación se había vuelto aún me nos trasparente. La cura parecía no dar un paso adelante.
Luego, esta expectativa sombría siempre resultó errónea. Por regla general, la cura se
encontraba en su mayor progreso; sólo que el médico había olvidado que nombrar la
resistencia no puede producir su cese inmediato. Es preciso dar tiempo al enfermo para
enfrascarse en la resistencia, no consabida para él(1); para reelaborarla {durcharbeiten},
vencerla prosiguiendo el trabajo en desafío a ella y obedeciendo a la regla analítica
fundamental. Sólo en el apogeo de la resistencia descubre uno, dentro del trabajo en común
con el analizado, las mociones pulsionales reprimidas que la alimentan y de cuya existencia
y poder el paciente se convence en virtud de tal vivencia. En esas circunstancias, el médico
no tiene más que esperar y consentir un decurso que no puede ser evitado, pero tampoco
apurado. Ateniéndose a esta intelección, se ahorrará a menudo el espejismo de haber
fracasado cuando en verdad ha promovido el tratamiento siguiendo la línea correcta.

En la práctica, esta reelaboración de las resistencias puede convertirse en una ardua tarea
para el analizado y en una prueba de paciencia para el médico. No obstante, es la pieza del
trabajo que produce el máximo efecto alterador sobre el paciente y que distingue al
tratamiento analítico de todo influjo sugestivo. En teoría se la puede equiparar a la
«abreacción» de los montos de afecto estrangulados por la represión, abreacción sin la cual
el tratamiento hipnótico permanece infructuoso. (ver nota)(2)
Sigmund Freud / Obras Completas de Sigmund Freud. Standard
Edition. Ordenamiento de James Strachey / Volumen 20
(1925-26). Presentación autobiográfica. Inhibición, síntoma y
angustia y otras obras / Inhibición, síntoma y angustia. (1926
[1925])
Ya tenemos en claro desde antes(3) que la resistencia, que debemos superar en el análisis,
es operada por el yo, que se afirma en sus contrainvestiduras. Es difícil para el yo dirigir su
atención a percepciones y representaciones de cuya evitación había hecho hasta entonces
un precepto, o reconocer como suyas unas mociones que constituyen lo más totalmente
opuesto a lo que le es familiar como propio. Nuestro combate contra las resistencias en el
análisis se basa en esa concepción de ellas. Hacemos conciente la resistencia toda vez
que, como es tan frecuente que ocurra, ella misma es inconciente a raíz de su nexo con lo
reprimido; si ha devenido conciente, o después que lo ha hecho, le contraponemos
argumentos lógicos, y prometemos al yo ventajas y premios si abandona la resistencia. En
cuanto a la resistencia del yo, entonces, no hay nada que poner en duda o rectificar. En
cambio, es cuestionable que ella sola recubra el estado de cosas que nos sale al paso en el
análisis. Hacemos la experiencia de que el yo sigue hallando dificultades para deshacer las
represiones aun después que se formó el designio de resignar sus resistencias, y llamamos
«reelaboración» {«Durcharbeiten(4)»} a la fase de trabajoso empeño que sigue a ese
loable designio. Ahora parece indicado reconocer el factor dinámico que vuelve necesaria y
comprensible esa reelaboración. Difícilmente sea otro que este: tras cancelar la resistencia
yoica, es preciso superar todavía el poder de la compulsión de repetición, la atracción de los
arquetipos inconcientes sobre el proceso pulsional reprimido; y nada habría que objetar si
se quisiese designar ese factor como resistencia de lo inconciente. Que no nos aflijan estas
correcciones; bienvenidas sean si nos hacen avanzar en nuestra comprensión; y no son
motivo alguno de vergüenza cuando no refutan lo anterior, sino lo enriquecen, llegado el
caso restringen una generalidad o amplían una concepción demasiado estrecha.

No cabe suponer que mediante esa corrección hayamos obtenido un panorama completo
de las clases de resistencias con que nos topamos en el análisis. Antes bien, notamos, en
una ulterior profundización, que debemos librar combate contra cinco clases de resistencia
que provienen de tres lados, a saber: del yo, del ello y del superyó, demostrando ser el yo la
fuente de tres formas de ella, diversas por su dinámica. La primera de estas tres
resistencias yoicas es la resistencia de represión, ya tratada, y acerca de la cual hay
poquísimo de nuevo para decir. De ella se separa la resistencia de trasferencia, de
naturaleza idéntica, pero que en el análisis crea fenómenos diversos y mucho más nítidos,
pues consigue establecer un vínculo con la situación analítica o con la persona del analista
y, así, reanimar como si fuera fresca una represión que meramente debía ser recordada.
(ver nota)(5) Es también una resistencia yoica, pero de muy diversa naturaleza, la que parte
de la ganancia de la enfermedad y se basa en la integración {Einbeziehung) del síntoma en
el yo. Corresponde a la renuencia a renunciar a una satisfacción o a un aligeramiento. En
cuanto a la cuarta clase de resistencia, la del ello, acabamos de hacerla responsable de la
necesidad de la reelaboración. La quinta resistencia, la del superyó, discernida en último
término y que es la más oscura pero no siempre la más débil, parece brotar de la conciencia
de culpa o necesidad de castigo; se opone a todo éxito y, por tanto, también a la curación
mediante el análisis. (ver nota)(6)

Jacques Lacan / Los Seminarios de Jacques Lacan / Seminario 1.


Los escritos técnicos de Freud. / Clase 2. Primeras intervenciones
sobre el problema de la resistencia. 20 y 27 de Enero de 1954
Es muy notable que, en los casos que Freud relata, este método se haya revelado
perfectamente eficaz. En efecto, resolvió completamente el hermoso caso de Lucy R., con
una facilidad que tiene la belleza de las obras de los primitivos. En todo lo nuevo que se
descubre, hay un feliz azar, una feliz conjunción de los dioses. Por el contrario, con Anna
O.,a pesar del método empleado, estamos en presencia de un largo trabajo de
working-through, que muestra la animación y la densidad de los casos más modernos de
análisis: se revive, se reelabora varias veces la serie completa de acontecimientos, toda la
historia. Se trata de una obra de largo alcance, que dura casi un año. En el caso de Lucy R.,
las cosas marchan mucho más aprisa, con elegancia realmente sorprendente. Sin duda, las
cosas son demasiado densas y no nos permiten ver dónde realmente est n los resortes;
pero, sin embargo, es un material perfectamente utilizable. Esta mujer tuvo lo que pueden
llamarse alucinaciones olfativas, síntomas histéricos cuya significación, lugares y fechas,
son satisfactoriamente detectados. Freud en esta ocasión nos proporciona todos los
detalles sobre su modo de operar.

Interrupción, en el transcurso de la ponencia de D. Anzieu

Jacques Lacan / Los Seminarios de Jacques Lacan / Seminario 1.


Los escritos técnicos de Freud. / Clase 15. El núcleo de la
represión. 19 de Mayo de 1954
En lo que, poco a poco, voy deletreando ante ustedes, no todo está aún suficientemente
claro. Sin embargo, no duden ustedes de que se trata aquí nada menos que de una toma
de posición fundamental sobre la naturaleza del psicoanálisis, que animará la futura práctica
de ustedes, ya que transforma la comprensión que tienen del lugar existencial de la
experiencia analítica y de sus fines.

La vez pasada, intenté representar ese proceso que se hace intervenir siempre en forma
enigmática en el análisis y que, en inglés, se llama working-through. Se traduce,
difícilmente, en francés, por elaboración o trabajo. Esta dimensión, misteriosa en una
primera aproximación, es la que hace que con el paciente nos sea preciso cent fois sur le
métier remettre notre ouvrage; cien veces retornar nuestra labor(7), para que puedan
realizarse ciertos progresos, ciertos saltos subjetivos.

En el movimiento de molino expresado por estas dos flechas, de O a O' y de O' a O, en ese
juego de vaivén, se encarna el espejeo del más acá al más allá del espejo por donde pasa
la imagen del sujeto. En el transcurso del análisis se trata del completamiento de esa
imagen. Al mismo tiempo, el sujeto reintegra su deseo. Cada vez que se da un nuevo paso
en el completamiento de esta imagen, el sujeto ve cómo surge en sí mismo su deseo en
forma de una tensión particularmente aguda. Este movimiento no se detiene en una única
revolución. Existen todas las revoluciones necesarias para que las diferentes fases de la
identificación imaginaria, narcisista, especular-estas tres palabras son equivalentes en el
modo de representar las cosas en la teoría-proporcionen una imagen bien lograda.

Esto no agota el fenómeno, puesto que nada puede concebirse sin la intervención de ese
tercer elemento que introduje la vez pasada: la palabra del sujeto.

En ese momento, el deseo es sentido por el sujeto, y no puede sentirlo sin contar con la
conjunción de la palabra. Este es un momento de pura angustia, y nada más. El deseo
emerge en una confrontación con la imagen. Cuando esta imagen que había sido
des-completada, se completa, cuando surge la faceta imaginaria que no estaba integrada,
que estaba suprimida, reprimida, entonces aparece la angustia. Este es el punto fecundo.

Jacques Lacan / Los Seminarios de Jacques Lacan / Seminario 4.


La relación de objeto / Clase 16. Cómo se analiza el mito. 3 de
Abril de 1957
El interés de esta observación es también mostrarnos que la Durcharbeztung no es, en
contra de la opinión comúnmente aceptada, un simple ir machacando hasta que, al final,
algo que sólo había sido asimilado intelectualmente acaba penetrando en la piel del sujeto
como una ranura o una impregnación. Si la Durcharbeitung es necesaria, sin duda es
porque es necesario que se recorran cierto numero de circuitos, en diversos sentidos del
término, para que la función de simbolización de lo imaginario se cumpla eficazmente. Por
eso vemos que Juanito sigue un camino laberíntico —hasta donde podemos reconstituirlo,
pues en todo momento queda quebrado, entrecortado por las intervenciones del padre, que
no siempre están muy bien dirigidas, ni respetan demasiado al sujeto, como Freud subraya.
Sin embargo, vemos producirse y reproducirse una serie de construcciónes míticas cuyos
verdaderos elementos componentes hay que discernir. En vez de contentarnos recubriendo
los hechos con términos para todo uso —complejo de esto, complejo de aquello, relación
anal, apego a la madre—, más vale tratar de ver las funciones, los elementos
representativos, figurativos, que nos aportan, como esos relatos tan articulados que son los
mitos antiguos .

Jacques Lacan / Los Seminarios de Jacques Lacan / Seminario 8.


La transferencia / Clase 15. Oral, anal y genital. 22 de Marzo de
1961
A ún vamos a errar, tengo ganas de decirlo así, a través del laberinto de la posición del
deseo. Una cierta vuelta, un cierto cansancio del sujeto, un cierto working through, como
se dice, me parece necesario. Ya lo indiqué la última vez —y por qué—, en una posición
exacta de la función de la transferencia. Es por eso que volveré hoy a subrayar el sentido
de lo que les dije la última vez, trayéndolos de nuevo al examen de las fases llamadas de la
migración de la libido sobre las zonas erógenas. Es muy importante ver en qué medida la
perspectiva naturalista, implicada en esta definición, se resuelve, se articula, en nuestra
forma de enunciarla, en tanto que está centrada en la relación entre la demanda y el deseo.

Jacques Lacan / Los Seminarios de Jacques Lacan / Seminario 10.


La angustia / Clase 11. Del 20 de Febrero de 1963
La gran dificultad en el análisis es dejar las cosas en el estado general de lo inesperado, de
lo unexpectedness; no se trata, dice, de una pérdida de control, sino de un estado en que
las cosas, yo diría en que eso puede llegar, en que puede llegar también la pérdida de
control, pero lo mismo en cierto modo controlada, vale decir, aceptada.

Entre el artículo del 51 —del que me habría gustado hablarles, pero no lo haré porque de lo
que debemos hablarles es del artículo del 56— y el artículo del 56, hay una gran distancia
que se cubre en sólo seis años. En el 51 la posición de Margaret Little, su análisis quedará
incompleto, pero sin embargo hay en el paciente cierto deseo de working-through.

Si hubiera tenido más tiempo, citándome a mí mismo los habría remitido a una conferencia
de 1958 —publicada en 1960— donde en las últimas páginas de un breve trabajo sobre
Ferenczi yo no hablaba de otra cosa sino precisamente del deseo, de la voluntad de curar,
tomándolo de Ferenczi —quien en cierto modo es sin embargo el padre espiritual de
Margaret Little, por intermedio de Melanie Klein—, del fuerte deseo de curar por una parte, y
del deseo del analista.

Jacques Lacan / Los Seminarios de Jacques Lacan / Seminario 11.


Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis / Clase 20.
En ti más que tú. 24 de Junio de 1964
Más allá de la función de la a la curva se vuelve a cerrar, allí donde nunca es dicha, en lo
concerniente a la salida del análisis, a saber, después de la localización del sujeto con
respecto al a, la experiencia de la fantasía fundamental se convierte en la pulsión. ¿En qué
se convierte entonces el que ha pasado por la experiencia de esta relación opaca con el
origen, con la pulsión? ¿Cómo puede vivir la pulsión un sujeto que ha atravesado la fantasía
radical? Esto es el más allá del análisis, y nunca ha sido abordado. Hasta ahora sólo es
abordable al nivel del analista, por cuanto se le exigiría precisamente el haber atravesado
en su totalidad el ciclo de la experiencia analítica.

No hay más que un psicoanálisis, el psicoanálisis didáctico -lo cual quiere decir un
psicoanálisis que ha rizado este rizo hasta el final. El rizo (boucle) ha de ser recorrido
varias veces. No hay, en efecto, manera alguna de dar cuenta del término durcharbeiten,
la necesidad de la elaboración, a no ser concibiendo como el rizo, el bucle, debe ser
recorrido más de una vez. No trataré esto aquí, ya que introduce nuevas dificultades, y no
puedo decirlo todo, tratándose aquí tan sólo de los fundamentos del psicoanálisis.

El esquema que les dejo, como guía de la experiencia tanto como de la lectura, les indica
que la transferencia se ejerce en el sentido de conducir la demanda a la identificación. Por
cuanto el deseo del analista, que sigue siendo una x, tiene en el sentido exactamente
contrario a la identificación, es posible el franqueamiento del plano de la identificación, por
medo de la separación del sujeto en la experiencia. De ese modo, la experiencia del sujeto
es llevada al plano donde puede presentificarse, la pulsión, de la realidad de inconsciente.

Ya he indicado el interés que tiene el situar, al nivel del estatuto subjetivo determinado
como el del objeto a, lo que el hombre desde hace tres siglos ha definido en la ciencia.

Jacques Lacan / Los Seminarios de Jacques Lacan / Seminario 15.


El acto psicoanalítico / Clase 9. Del 7 de Febrero de 1968
Pero entonces, quizás así, lateralmente, proponiendo una forma así, heurística de
introducirlos, podrían ustedes preguntarse- yo me lo pregunto porque la respuesta ya está
allí por supuesto- ¿qué es lo que produce esta tarea psicoanalizarte?. Ya tenemos para
guiarnos al objeto (a), ya que si, al término del psicoanálisis terminado, ese objeto (a) que
sin duda esta allí desde siempre, a nivel del acto psicoanalítico no es sin embargo más que
al término de la operación que va a reaparecer en lo real por otra fuente, a saber como
arrojado por el psicoanalizarte; pero es allí que funciona nuestro término medio, que lo
encontramos cargado con un acento distinto. Ese (a) en cuestión, lo hemos dicho, es el
psicoanalista, y no es porque el esta allá desde el principio, desde el punto de vista de la
tarea esta vez psicoanalizarte, que no sea el quien es producido al fin, quiero decir, que uno
puede preguntarse cuál es la calificación del psicoanalista; en todo caso hay una cosa
cierta, es que no hay psicoanalista sin psicoanalizarte; y diría más: eso que es tan singular
que haya entrado en el campo de nuestro mundo, a saber que haya un cierto número de
gente de los que no estamos demasiado seguros de poder instaurar su estatuto como
sujeto, y que sin embargo son personas que trabajan en este psicoanálisis, el término
trabajo nunca fue excluido, desde el origen del psicoanálisis, el Durcharbeiten, el
working-through, es precisamente ésta la carácterística a la que tenemos que referirnos
para admitir la aridez, la sequedad, el rodeo, incluso la incertidumbre de sus bordes; pero si
nos ubicamos a ese nivel por una omnitud donde todos los sujetos se afirman francamente
en su universalidad de no ser más y estar en la casilla de arriba a la derecha, para fundar el
universal, lo que vemos, es que seguramente hay algo que es el producto e incluso la
producción. Ya puedo abrochar acá lo que hay de ese género, de esta especie- el
psicoanalista- definiéndolo como producción. Si no hubiera psicoanalizarte, diría, al modo
de un clásico humorismo que yo invierto (si no hubiera polacos no existiría Polonia), si no
hubiera psicoanalizante no habría psicoanalista. Y el psicoanalista se define en ese nivel de
la producción por lo siguiente: ser esa clase de sujeto que puede abordar las
consecuencias del discurso de una forma tan pura como para poder aislar el plano en sus
relaciones con el que, por su acto, instaura la tarea y el programa de esa tarea, y durante
todo el sostén de esa tarea, no ver allí más que sus relaciones, que son las que yo designo
cuando manejo toda esta álgebra: el $, el (a), incluso el (A) y el i (a), el que es capaz de
sostenerse en ese nivel, es decir, no ver más que el punto donde está el sujeto en esta
tarea cuyo fin es cuando cae al último término lo que es el objeto (a). El que es de esta
especie, y esto quiere decir, el que es capaz en la relación con alguien que está allí en
posición de cura, de no dejarse afectar por todo lo que resulta en virtud de lo que comunica
todo ser humano en cualquier función con su semejante. Y esto tiene un nombre, que no es
simplemente como lo denuncio siempre, a saber el narcisismo hasta su término extremo
que se llama el amor, no hay sólo narcisismo ni felizmente sólo amor entre los seres
humanos, para llamarlo como se lo llama. Está eso que alguien que sabía hablar del amor
ha distinguido felizmente está la afición, está la estima; la afición es una vertiente, y quizás
la estima no sea igual, eso se conjuga admirablemente. Está fundamentalmente esa cosa
que se llama el "tú me agradas" y que está hecha esencialmente de esa dosis, de lo que
hace que, en una proporción exacta e irremplazable cuya relación ustedes pueden poner en
la casilla de abajo a la izquierda (ver esquema), el soporte que toma el sujeto del (a) y de
ese i(a) que funda la relación narcisística resuene, y para ustedes exactamente, lo que hace
que eso les agrade. Es precisamente de esto, que es el hueso y la carne de todo lo que se
articuló siempre del orden de lo que en nuestra época se trata de matematizar de una forma
graciosa baja el nombre de relaciones humanas, es precisamente de eso de lo que se
distingue el analista no recurriendo nunca, en su relación en el interior del psicoanálisis, a
ese inexpresable, a ese término que sólo da el soporte a la realidad del otro, que es el "tú
me agradas" o "tú me desagradas".

La extracción, la ausencia de esta dimensión, y justamente por el hecho de que haya un


ser- ser psicoanalista- que pueda hacer girar, por estar él mismo en posición de (a), todo
eso de lo que se trata en la suerte del sujeto psicoanalizarte, a saber su relación, la suya, a
la verdad, por hacerlo girar simplemente alrededor de esos términos por un álgebra que no
concierne en nada a una multitud de dimensiones existentes y más que admisibles, una
multitud de datos, una multitud de elementos sustanciales en lo que allí está en juego, en
ese lugar y respirando sobre el diván, he aquí lo que es la producción totalmente
comparable a la de tal o cual máquina que circula en nuestro mundo científico y que es
propiamente hablando la producción del psicoanalizarte.

Jacques Lacan / Los Seminarios de Jacques Lacan / Seminario 16.


De un otro al otro / Clase 10. Del 5 de Febrero de 1969
Se da cuenta que lo que se le explica, así, al nivel de las citas de Freud, como siendo el
superyó, se da cuenta: "Pero ello debe tener relación con lo que él ve todo el tiempo".
Entonces comienza a darse cuenta, pero así, de un modo intuitivo que lo que se llama la
durcharbeitung, la elaboración, como se lo ha traducido en francés, ello.... uno pasa su
tiempo en darse cuenta, que es intraducible. Durcharbeitung no es "elaboración". Ahí no
se puede hacer nada. Como no hay en francés palabra para decir "trabajo a través",
perforación, se traduce "elaboración". Todos saben que en francés, uno elabora. Esto está
más bien en el género humos..... La elaboración analítica no es enteramente así, Aquellos
que están sobre un diván se dan cuenta que eso consiste en volver todo el tiempo sobre el
mismo truco, y es necesario que eso dure para llegar justamente a eso que yo les expliqué
a ustedes, en el límite, en la terminación —cuando se va en el buen sentido naturalmente—
donde se reencuentra el límite. El dice "eso es un efecto del superyó", es decir que se da
cuenta que esta especie de fulano, gran pillo, que sin embargo es extraído, así dicho, del
complejo de Edipo, o aún de la madre devorante o no importa cual de esas merecedoras, él
se da cuenta que eso tiene relación con ese lado agotador, pesado necesario, repetido
sobre todo por el cual se llega a algo que en efecto, alguna vez, tiene un cabo. ¿Cómo es
que él no ve, que eso no tiene nada en común con esta especie de figura de una
escenificación donde el superyó es, cono se dice, una instancia —lo que no sería nada—
pero donde se lo hace vivir como una persona?; porque, como no se ha comprendido bien
lo que era una instancia, se le dá verdaderamente su idea al superyó.

Es necesario que todo eso ocurra no sobre la otra escena, de la cual hablaba Freud,
aquella que funciona en los sueños, sino sobre una especie de pequeña escenita, eso que
se llama la enseñanza analítica que les hace jugar a las marionetas: el superyó es el
comisario y viene a golpear sobre la cabeza de guignol que es el yo (moi). Nada que ver
esa aproximación que el punto de vista clínico introduce en la elaboración,
durcharbeintung; ello podría se quizás la prueba de algo que no necesitaría, así, que se
multiplique en la personalidad, las instancias. Y después, entonces esto es que en todo
momento el deja el pedazo, confiesa el truco, es decir que se ha localizado bien —dice él—
que eso tenía una relación con el ideal del Yo. Pero le falta confesar que no se comprende
allí absolutamente nada; nadie ha hecho aún el pegamento (collage). No obstante, para que
ese discurso sea otra cosa que las memorias del psicoanalista, a saber confesar el caso de
una joven que, a ese propósito se ve bien que era el sentimiento de culpabilidad que la ha
hecho entrar en el psicoanálisis —!esperamos sea el mismo que la haya hecho salir de él—
se puede, quizá al menos percibir que, por ejemplo, esta especie de pequeña maniobra de
una medida, que es precisamente la medida de lo que no puede ser medida, porque es la
postura de partida, que eso se puede, en efecto, en ciertos casos figurar con la mayor
precisión y escribirlo en el pizarrón, que es en el modo de una cierta suerte de balance
regular, que se llega a llenar ese algo que puede en ciertos casos figurar como el Uno. Se
puede al menos ver que hay interés en articular algo de un modo que sea verdaderamente
preciso, y que permita concebir que eso no es, en efecto enteramente, un abuso de
términos, aproximando a una intuición mínima como es, el nombre mismo de elaboración, la
durcharbeitung— en el tratamiento— con el superyó. Entonces, es necesario decirnos que
el superyó es el lobo malo y cogitar para ver sin no es de la identificación, con no sé que
persona, que ese superyó severo ha nacido. No es así como es necesario plantear las
cuestiones. Esto el como las gentes de les dicen, que si alguien es religioso, es porque su
abuelo lo era. Eso no me satisface a mí porque aunque se haya tenido un abuelo religioso,
uno puede, quizá, también darse cuenta que esta es una boludez, ¿No es así?. Sería
necesario, empero, distinguir la dirección de la identificación por relación a otras cosas,
Seria necesario saber si la identificación en el análisis, es la mira o es el obstáculo. Pero
eso puede, quizá ser el medio por donde se comprometen las gentes, justamente sin duda
para hacerlo, pero para que por el mismo hecho, ella se deshaga y que por el hecho que
eso se deshaga, justamente porque se la ha hecho es que puede aparecer otra cosa que
llamaremos en la ocasión, el agujero. Voy a dejarlos allí, hoy. He tratado, al fin de este
discurso, de mostrarles que es un discurso directamente interesante para la aireación de
nuestra práctica. Quiero decir por ello que al servirse de lo que no eran experiencias
olfativas Freud no avanza a primera aproximación (au pifometre); se puede, en efecto ver
allí en el desarrollo de una función a través de su pensamiento, las aristas que permiten
darle su coherencia, pero esta coherencia es indispensable que —si se quiere avanzar de
otro modo que con historietas— se la reúna y que se le dé consistencia y solidez; ello
permitirá, quizá, ver enteramente otros hechos, más que hechos simplemente analógicos.

Jacques Lacan / Los Escritos de Jacques Lacan / Escritos 1 /


Cuatro / Función y campo de la palabra y del lenguaje en
psicoanálisis / Palabra vacía y palabra plena en la realización
psicoanalítica del sujeto
Se habrá reconocido a la pasada la pertinencia del término durcharbeiten a que equivale el
inglés working through, y que entre nosotros ha desesperado a los traductores, aun
cuando se ofreciese a ellos el ejercicio de agotamiento marcado para siempre en la lengua
francesa por el cuño de un maestro del estilo: "Cien veces en el telar volved a poner...(8)",
pero ¿cómo progresa aquí la obra?

La teoría nos recuerda la tríada: frustración, agresividad, regresión. Es una explicación de


aspecto tan comprensible que bien podría dispensarnos de comprender. La intuición es ágil,
pero una evidencia debe sernos tanto más sospechosa cuando se ha convertido en lugar
común. Si el análisis viene a sorprender su debilidad, convendrá no conformarse con el
recurso a la afectividad. Palabra-tabú de la incapacidad dialéctica que, con el verbo
intelectualizar, cuya acepción peyorativa hace mito de esa incapacidad, quedarán en la
historia de la lengua como los estigmas de nuestra obtusión en lo que respecta al sujeto(9).

Jacques Lacan / Los Escritos de Jacques Lacan / Escritos 1 /


Cuatro / Función y campo de la palabra y del lenguaje en
psicoanálisis / Las resonancias de la interpretación y el tiempo del
sujeto en la técnica psicoanalítica
Esta formulación intrasubjetiva se desmistifica inmediatamente si se la entiende en la
relación analítica donde el working through del sujeto es en efecto utilizado para la
seducción del analista.

Tampoco es una casualidad que en cuanto el progreso diaIéctico se acerca a la puesta en


tela de juicio de las intenciones del ego en nuestros sujetos la fantasía de la muerte del
analista experimentada a menudo bajo la forma de un temor, incluso de una angustia no
deje nunca de producirse.

Jacques Lacan / Los Escritos de Jacques Lacan / Escritos 2 / Cinco


/ La dirección de la cura y los principios de su poder / II. ¿Cuál es
el lugar de la interpretación?
Resulta de ello que se reabsorbe en un working through, que se puede muy bien traducir
simplemente por trabajo de la transferencia, que sirve de coartada a una especie de
desquite sobre la timidez inicial, es decir a una insistencia que abre la puerta a todos los
forcejeos, puestos bajo el pabellón del reforzamiento del Yo [21-22].

Jacques Lacan / Los Escritos de Jacques Lacan / Escritos 2 / Cinco


/ La dirección de la cura y los principios de su poder / V. Hay que
tomar el deseo a la letra
Para llegar ahí, se le reveló su maniobra de todos los instantes para proteger al Otro,
agotando en el trabajo de transferencia (Durcharbeitung) todos los artificios de una
verbalización que distingue al otro [autre] del Otro [Autre] (a minúscula y A mayúscula) y
que le lleva, desde el palco reservado al aburrimiento del Otro (A mayúscula) a disponer los
juegos del circo entre los dos otros (la a minúscula y el Yo, su sombra) .
Jacques Lacan / Los Escritos de Jacques Lacan / Escritos 2 / Cinco
/ En memoria de Ernest Jones: sobre su teoría del simbolismo
Aquí también, a pesar de este error, hay que admirar cómo en su labor -si nos permitimos
utilizar este vocablo con el mismo efecto de metáfora a que responden los términos
working through y durcharbeiten de uso en el análisis-, nuestro autor labra su campo con
un arado verdaderamente digno de lo que debe en efecto al significante el trabajo analítico.

Así, para dar el último giro a su consideración sobre el tema del símbolo, se enfrenta a lo
que resulta de la hipótesis, que se supone admitida por ciertos autores sobre puntos de
referencia lingüísticos y mitológicos, de que la agricultura fue en el origen la transposición
técnica de un coito fecundante. ¿Puede decirse legítimamente de la agricultura en aquella
época ideal que simbolice la copulación?
Notas finales
1 (Ventana-emergente - Popup)
[« ... sich in den ihm unbekannten Widerstand zu vertielen». En la primera edición, en vez
de «unbekannten» se leía «nun bekannten». (Antes de la modificación, el texto rezaba: « ...
para enfrascarse en esta resistencia que ahora le es consabida»}.]
2 (Ventana-emergente - Popup)
El concepto de «reelaboración», introducido en el presente trabajo, se relaciona
evidentemente con la «inercia psíquica», a la que Freud dedica varios pasajes. Algunos de
ellos se mencionan en una nota mía de «Un caso de paranoia que contradice la teoría
psicoanalítica» (1915f), AE, 14, pág. 272. En Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20,
págs. 149-50, la necesidad de la reelaboración es atribuida a la resistencia de lo
inconciente (o del ello), tema al cual se vuelve en «Análisis terminable e interminable»
(1937c), AE, 23, págs. 243-4.
3 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. El yo y el ello (1923b), AE, 19, pág. 19.
4 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Recordar, repetir y reelaborar» (1914g), AE, 12, pág. 157. Freud volvió sobre el tema
en la sección VI de «Análisis terminable e interminable» (1937c).
5 (Ventana-emergente - Popup)
Cf. «Recordar, repetir y reelaborar» (1914g), AE, 12, págs. 152 y sigs.
6 (Ventana-emergente - Popup)
Este punto fue considerado en el capítulo V de El yo y el ello (1923b), AE, 19, págs. 49 y
sigs.
7 (Ventana-emergente - Popup)
NOTA DEL TRADUCTOR

Variación de «Vingt fois sur le métier remettre votre ouvrage", Boileau, Arte Poético.
8 (Ventana-emergente - Popup)
[Vingt (sic) fois sur le metier, remettez votre ouvrage..". Boileau, Art poétique, TS]
9 (Ventana-emergente - Popup)
Habíamos escrito primeramente: en materia de psicología (1966).

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