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INTRODUCCIÓN:
El objetivo final del grupo podría ser: Diseñar, implementar y evaluar un plan de
evaluación docente que sea coherente, compartido por el conjunto de la
comunidad universitaria. La difusión de los resultados serviría para incrementar el
conocimiento de cada universidad sobre los niveles de calidad alcanzados y los
esfuerzos realizados para mejorar sus servicios
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fiables, con el objetivo de comprobar y valorar el efecto educativo que produce en
los estudiantes, el despliegue de sus capacidades pedagógicas, su emotividad, su
responsabilidad laboral y la calidad del vínculo interpersonal que mantiene con sus
alumnos, directivos y colegas.
Evidente que no se pretende desconocer esa realidad y esa parte esencial del
compromiso del docente con el aula de clase, con el estudiante como persona, de
la relación del docente con el conocimiento y del alumno con éste y mucho menos,
desconocer el sentir del estudiante y la valoración que hace de sus profesores;
pero en el ámbito universitario el asunto de la docencia toma un relieve mayor, de
mayor envergadura; si la Universidad tiene la función de insertar al estudiante en
una sociedad para que pueda interactuar en ella y posicionarse conociéndose a sí
mismo, desarrollando una identidad y unos intereses y siendo productivo (en
algunos casos, tal vez los menos), la docencia universitaria tiene otro carisma
implicado en la relación del profesional como gestor de un proyecto social y del
docente formador de tal profesional, como mediador entre tres partes: por una
parte, el conocimiento teórico y práctico que circula en una comunidad de
profesionales; por otra, la realidad del estudiante como sujeto cognoscente pero
también como sujeto social y político capaz progresivamente de gestión, de
transformación y de implicación en su realidad; y una tercera parte de la
mediación, el proyecto social en el que la nación está inmersa con el que de
acuerdo o no, el docente tiene que interactuar para que sus estudiantes se
posicionen, ya no solamente para reconocerse e identificarse sino para actuar,
para implicarse en la realidad desde su profesión y de hacerlo con capacidad de
transformación.
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aspectos: la extensión y la investigación. Para que el docente universitario pueda
poner en interacción el conocimiento teórico y práctico que circula en una
comunidad de profesionales es definitiva la interacción con la realidad, la puesta
en escena del saber teórico mediante la extensión, la validación de ese saber y su
ampliación mediante la investigación, esto con el fin de tener contextos
enriquecidos para que el estudiante universitario pueda interactuar, comprender,
analizar, interpretar, proponer, cuestionar y además, ser parte de grupos, de
semilleros de investigación.
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de la docencia desde las siguientes preguntas: ¿Tienen nuestros docentes
universitarios la formación, experticia, preparación en investigación y experiencia
profesional, así como pedagógica necesaria para potenciar el desarrollo pleno del
estudiante como profesional competente, responsable y comprometido con el
desarrollo social? ¿Puede la Universidad tradicional propiciar la formación del
hombre que hoy demanda la sociedad, reflexivo, crítico, independiente, flexible,
creativo y autónomo, que logre convertirse en sujeto de su desarrollo personal y
profesional? ¿Cómo concebir el rol del profesor en la Universidad que propicie el
desarrollo pleno del hombre y de la sociedad? ¿Cómo concebir el rol del docente
de manera tal que aporte significativamente a la formación del profesional que
esperamos?
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En este sentido, al ONPE le parece relevante proponer que se implementen al
interior de cada Grupo de Reflexión, no sólo algunas consideraciones acerca de la
dimensión pedagógica de la formación inicial y permanente del profesorado del
nivel universitario sino además, tener en cuenta las dimensiones estipuladas en el
proyecto pedagógico - político de cada Universidad, estimándolo como elemento
intrínseco de la formación del profesorado sobre el cual se hace necesariamente
la evaluación de la docencia. Pero además de estas consideraciones, hay otras
que debe ser puestas en evidencia, deben ser explícitas para cada Grupo de
Reflexión porque de forma importante direccionan la reflexión, las posturas que se
tomen y las decisiones que se asuman como relevantes; me refiero al marco de
creencias y valores que sustentan la acción docente en cada universidad; este
marco se refiere tanto a creencias y valores de la universidad como de los
docentes que la constituyen; a este respecto, es fundamental valorar la
consistencia de unos y otros con la misión de la universidad pero además, con las
expectativas del contexto y de la nación en relación con la función social de la
universidad.
Así mismo, y en congruencia con los objetivos del ONPE, se propone que los
Grupos en su reflexión sobre la evaluación de la docencia consideren la función
última de la universidad en relación con la eficacia de sus resultados mediante la
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vinculación laboral y productiva de sus egresados, con la que se busca una
integración local y global y por ende, la transformación socio económica del país;
en este caso, el ONPE apuesta a la universidad como un factor positivo y
acelerador del cambio social.
Por lo anterior, otro objetivo del Grupo de Reflexión de cada universidad es revisar
si es pertinente detenerse sobre el análisis del contexto socioeconómico y las
funciones ocultas del sistema educativo que preserva el estado de cosas, por lo
que probablemente seguimos abocados a mantener la función reproductora del
saber y de las relaciones de dominancia en campos como el poder y la
organización social, la política, la economía y la ideología que prevalece en los
diversos campos que conforman en país.
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La Universidad, en relación con la pertenencia del docente a la institución
en su actuación y compromiso con la misión y la visión, la pertenencia a
grupos académicos, de investigación y de extensión, según una función
académica; por tal razón, sugeriría en el nivel de dimensiones, por ejemplo,
la evaluación del docente desde la pertenencia del docente a la visión -
misión institucional; la evaluación del docente desde el saber
epistemológico y metodológico de la profesión que le da el dominio
(ubicación) global del programa (carrera); la evaluación profesional del
docente desde la perspectiva de la inserción teórica-práctica-científica de
su profesión y el saber crítico reflexivo en la misma perspectiva en cuanto
transversalidad y autonomía o sujeción del saber laboral en su propia
carrera; la evaluación del docente universitario como intelectual que es de
su área y su pertenencia a un grupo académico, de investigación, de
producción de conocimiento práctico o teórico en su área; evaluación de la
inserción en la función del saber metodológico estratégico, tecnológico de la
profesión; la evaluación del saber y hacer ético en la docencia en términos
de desarrollo moral y de ética civil.
El currículo, al considerar las dinámicas que impregnan a éste, su relación y
pertenencia activa a un programa y a un grupo de docentes del mismo, su
participación en reformas y cambios de planes de estudios y programas con
fundamento en su inserción social y en la universidad.
Finalmente, y para dar una primera mirada de una realidad más o menos común a
diversas universidades, quiero referir algunas características de la docencia en la
práctica de algunas universidades que podrían ser consideradas por cada grupo al
caracterizar su propia realidad. La docencia universitaria es el medio para el
desarrollo del currículo y la relación que los profesores establecen con los demás
componentes del modelo pedagógico determina su ejecución así como su
aprendizaje. La caracterización de la docencia, hecha a partir del conocimiento de
diversas realidades considera cuatro categorías: planeación, ejecución,
interacciones y gestión, aspectos en los que hay una mayor descentralización
hacia las facultades, quienes deben administrar la formación teórica y práctica así
como la evaluación del aprendizaje. Sin embargo, no hay propiamente
descentralización pedagógica hasta el aula de clase en el ejercicio de la docencia.
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La docencia1 en algunas universidades del país se comprende como una relación
con el conocimiento relativa a la transmisión que hace de éste a sus estudiantes a
través del desarrollo de asignaturas del plan de estudios. En los estatutos de las
universidades las funciones relativas a la docencia tienen una gradualidad de
acuerdo con el escalafón que haya alcanzado el profesor dentro de cada
universidad. En teoría, se esperaría que la docencia al menos sea consistente con
la transmisión de conocimientos, así como el desarrollo de la capacidad analítica,
argumentativa e investigativa para que, como parte de la misión, sea posible la
extensión.
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La definición de la función del docente en el aula universitaria deberá determinar el papel del
profesor durante la enseñanza, así como las funciones que le competen como un profesional de
una disciplina, como profesional de la docencia y como persona.
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directivas de la facultad, o del director del programa, de otros docentes o de sus
estudiantes.
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un número, una cantidad que no dice nada de la cualidad del aprendizaje ni del
currículo aprendido.
Las INTERACCIONES QUE EL DOCENTE ESTABLECE son escasas dado que el eje que
estructura el currículo está marcado por la secuencia de asignaturas y sus
objetivos previamente establecidos por la facultad o el programa; en
consecuencia, no se requiere la relación entre los docentes para generar
vertebración y secuencia entre un curso y otro, o interdisciplinariedad entre cursos
paralelos o consecutivos. Si bien la pretensión en la formación de profesionales de
la Universidad es la integralidad, la interdisciplinariedad y el diálogo de saberes, el
plan de estudios no contempla esta necesidad en la organización de sus
asignaturas. Tampoco las facultades promueven ampliamente los debates entre
profesores en torno al currículo o a su ejercicio docente porque no es prioridad en
sus funciones ni se establece como pauta y condición para la vida de la facultad.
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En síntesis, la docencia en la Universidad es tradicional y su componente central
es la transmisión de conocimientos y la evaluación de lo aprendido con
independencia de la interdisciplinariedad y la integración curricular. La relación del
docente con el estudiante es de control y está mediada fundamentalmente por el
conocimiento que el profesor transmite, las tareas que asigna y las demandas que
el docente le hace dada su condición de aprendiz. Además, la investigación en el
aula es ausente y por lo tanto la contextualización del saber también.
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equipos; ser de carácter descentralizado en la toma de decisiones de todas sus
acciones; ser flexible por la posibilidad de ser modificado y ajustado a los cambios
imprevistos dentro de la evaluación docente de cada institución, facultad o
departamento; ser holístico al tener una visión totalizadora del proceso docente.
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La estrategia general se puede enunciar inicialmente en cinco puntos que pueden
ser complementadas posteriormente con el trabajo de todos los colectivos que sea
parte de este proyecto, sea en forma presencial o mediante comunicación virtual:
Las metas iniciales de trabajo se podrían definir de manera grupal como por
ejemplo: la necesidad de propiciar el intercambio de ideas y enfoques sobre
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la evaluación de la docencia, así como sobre principios, concepciones
sobre evaluación y sobre docencia; realizar el seguimiento sistemático de
las experiencias de evaluación instrumentadas en diferentes contextos de la
universidad para convertirlas en aportes al conocimiento sobre la
evaluación de la docencia y propiciar el diálogo con otras comunidades
académicas. Posteriormente se podría trabajar sobre la concepción del
modelo general de trabajo y la creación de las condiciones necesarias para
concretar las metas de investigación a corto, mediano y largo plazo.
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social. Para ello, se esperaría que definiéramos cuatro objetivos
específicos por cada objetivo general de modo que los cuatro aspectos
apunten a la consecución de los generales. De este modo, la estructura
de objetivos específicos se debería integrar en dos direcciones: dentro
de cada eje y para cada objetivo general. El siguiente cuadro
visualizaría tal organización:
De esta forma, los objetivos 1.1, 1.2, 1.3 y 1.4 darían cuenta de la identidad;
en cambio, los objetivos 1.1, 2.1, 3.1 y 4.1 informarían sobre la política
académica en torno a la evaluación de la docencia.
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Reflexión Razón de ser y Vincular la Fortalecer nexos Mantener
hacer, en acción universitarios autonomía ante
función del universitaria al con el sector la comunidad
mejoramiento desarrollo productivo como factor de
cualitativo del científico y mejoramiento.
egresado y de tecnológico
la comunidad a según
que lo posibilidades
incorpora. reales de la
región.
Contextualización Conocimiento Desarrollo del Desarrollo de Desarrollo de
de los espíritu científico una cultura para una cultura
contextos socio y de proyectos el trabajo y de participativa
-culturales y de de investigación, formas
las condiciones ciencia y asociadas de
de aprendizaje tecnología a economía
de los partir de la solidaria.
estudiantes. práctica
cotidiana de la
comunidad y del
municipio.
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2.3. La reflexión como metodología de acción investigación.
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DEWEY, John, Cómo pensamos. Cognición y desarrollo humano, Ed. Paidos, Barcelona, 1989
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aceptan esta realidad cotidiana de la escuela, esa manera rutinaria de hacer
pedagogía como la adecuada, la normal y la eficaz, de modo que no consideran ni
siquiera la necesidad de cambiarla dado que funciona, produce resultados; así,
centran su esfuerzo en descubrir medios eficaces para alcanzar los fines y
resolver problemas en gran medida definidos por otros para ellos. Los docentes no
reflexivos aceptan automáticamente la visión que se adopta como regla general
para cada problema, referida con frecuencia a enjuiciar en vez de entender, a
sancionar en vez de formar, a segregar y eliminar en vez de asumir el conflicto
como contexto de formación de la persona; si bien hay ya muchos docentes no
rutinarios, aún quedan muchos que aceptan el abordaje de los problemas sin
cuestionarse sobre otra posible perspectiva, sobre causas y relaciones no
evidentes. Y estas rutinas se consolidan con la propia visión de la realidad de cada
docente que sirve en ocasiones, de barrera frente al reconocimiento y la
experiencia de puntos de vista diferentes: es mejor, para esta clase de profesores,
mantenerse en una zona de comodidad, por lo menos durante un cierto período de
tiempo para no entrar en conflicto con otros ni consigo mismos, o porque
simplemente no se les ocurre cuestionarse; sin embargo, extender por mucho
tiempo tales momentos de confort es un alto riesgo en la dinámica de la
educación.
Dewey, (1989:89) definía la acción reflexiva como “aquella que supone una
consideración activa, persistente y cuidadosa de toda creencia o práctica, a la luz
de los fundamentos que la sostienen y de las consecuencias a las que conducen”.
Según Dewey, la reflexión no consiste en un conjunto de pasos o procedimientos
específicos que deban seguir los profesores. Es, en cambio, una forma de afrontar
y resolver los problemas, es una actitud inquisidora tras la búsqueda de mejores
formas de actuar pedagógicamente. La acción reflexiva constituye un proceso más
amplio que el de la solución lógica y racional de problemas. La reflexión implica
intuición, emoción y pasión; no es algo que pueda acotarse de manera precisa,
como un tratado, sobre cómo hacer cosas, ni un conjunto de técnicas sobre cómo
educar y enseñar.
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ningún aprendizaje; esto porque el aprendizaje requiere como punto de partida la
conciencia de la propia acción; la conciencia de la distancia entre los hechos y las
características de lo deseable o lo conveniente a una realidad, como la doble
dirección de la realidad contextual del aula.
Es en este punto, podemos verificar si existe una ruptura entre lo que los docentes
decimos que pensamos y lo que realmente hacemos. En el resultado de la
reflexión seguramente encontraremos que el contenido no es coherente con lo que
dice que piensa, construyendo un quehacer pedagógico casi ideal con lo que
hacemos. Que el hacer refleja otras concepciones, procedimientos y resultados en
el momento de actuar. Es en este punto de la reflexión es donde confirmamos una
ruptura entre lo que decimos que pensamos y lo que realmente hacemos,
elaborando y aplicando estrategias docentes que priorizan la reproducción y no la
producción, individuales y no grupales, cuantitativas y no cualitativas.
Antes de avanzar, es preciso definir dos términos que permitirán entender y releer
el objetivo de este proyecto: deconstruir y reconstruir. Deconstruir es la búsqueda
de la idea que refleja la ideología dominante3 y que caracteriza la propia práctica
en los diferentes campos de la pedagogía; es entender las intenciones centrales y
primarias, de modo que el mismo docente identifique en ellas la costumbre, la
rutina, el hábito que la constituyen como práctica4 y que por eso mismo, consigna
como un importante objeto de reflexión. Luego se inicia la indagación analítica
sobre el texto5 de reflexión y más tarde, se confronta interiormente para dar
comienzo al proceso de cambio y reconstrucción.
3
KEMMIS, S. El curriculum: más allá de la teoría de la reproducción, ediciones Morata S.L. Madrid
1993. p. 121.
4
BERGER P. Luckman. La construcción social de la realidad, Editorial Amorrortou, 1984.
5
FOUCAULT, Michel. La arqueología del saber, Ed. Siglo XXI, México, 1992.
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La Reflexión tendría tiene tres énfasis y dos etapas que buscan partir del ejercicio
individual de escribir sobre la propia práctica docente para concluir con una
contrastación en el ámbito nacional en relación con las políticas nacionales en
este campo. Los énfasis son el docente, la institución y la Nación; las fases son la
reflexión y la contrastación.
El docente, como primer énfasis, es el gestor primario del proyecto en tanto tiene
la experiencia de la acción docente y es quien puede determinar si las propuestas
tienen sentido y si son posibles de ejecutar; además, puede determinar, desde su
saber pedagógico, si estas políticas aportan a la calidad de la universidad. El
docente es quien desarrolla la primera fase, de reflexión, como ejercicio
escritural al recoger su experiencia, sus preguntas y las respuestas que ha
encontrado; así se concreta la primera fase del proyecto. En esta fase se estarían
poniendo las bases para un cambio cultural en la docencia.
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BIBLIOGRAFIA:
FOUCAULT, Michel. La arqueología del saber, Ed. Siglo XXI, México, 1992.
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