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Universidad Andina Simón Bolívar – Quito

Maestría en Derechos Humanos y Democracia en América Latina


Mención Mecanismos de Protección
Materia de Memoria, historia e identidad
Docente Guillermo Bustos

La desaparición de José Carlos Trujillo Oroza:


Recuerdos de la impunidad

Por: Andrés Iturralde Z.


28-03-08

1
La desaparición de José Carlos Trujillo Oroza:
Recuerdos de la impunidad

No es una historia que parece cuento, es la realidad que duele, la escribo para conmover a los
autores de la detención y posterior desaparición de mi hijo (…) Esta vez tengo la esperanza de
que surja un humano arrepentimiento, y pueda tener una pista, un dato, una ligera esperanza
para encontrar sus restos. Sólo pretendo saber qué fue de él y darle cristiana sepultura;
resignación, tranquilidad y paz a mi espíritu de madre (…)
Escrito de Gladys Oroza de Solón Romero – Madre de José Carlos

Un solo caso. El presente trabajo versa acerca de un solo caso, de entre


tantos que podían haber sido analizados o a los cuales se podría haber
dedicado unas líneas, pero de entre todos, solo uno está, y digo está, pues solo
éste caso se reconoce a detalle en la medula de lo internacional. Solo este
caso tiene una sentencia internacional, y solo este caso llegó un tribunal para
ser transformado de memoria viva, de sentimientos de las victimas a
considerandos y resuelves. Solo uno pasó de ser hechos nacionales, a
derechos internacionales en Bolivia, y fue éste.
Éste traspaso, ésta mutación de la memoria permitió que ella no solo
cambie de naturaleza hacia términos legales y hechos verificables en el papel
donde está escrita, sino que se modificó socialmente a sí misma. Permitió que
el recuerdo de un periodo largo, lejano y cruel para muchos, se transformase
en un aprendizaje, y en un grito de negación y denuncia, antes que en un
clamor sofocado en el silencio.
La migración de estos recuerdos a un terreno internacional y jurídico
tuvo necesariamente que haber cambiado algo, el pasado no es igual al que tal
vez antes se recordaba ¿Pero cómo cambió?
El presente ensayo tiene por finalidad analizar como a partir de que el
caso de la desaparición de José Carlos Trujillo Oroza pasó a través del
Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos, la construcción
de memorias de la dictadura de Hugo Bánzer Suárez y la impunidad de los
crímenes cometidos por su régimen varió, modificando las expectativas y
solventando las demandas al basarse en un naciente derecho a la verdad.

2
Para este fin, estructuraré el trabajo iniciando con un breve relato de los
hechos del caso, contextualizándolos en el periodo, para luego relatar el
procedimiento que se siguió dentro del Sistema Interamericano de protección
de Derechos Humanos. Proseguiré haciendo algunas consideraciones acerca
de lo que se recuerda después de la sentencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos y quienes lo recuerdan, para finalizar tratando de vincular
el nexo existente entre el derecho a la verdad y la memoria, y cómo a partir de
ésta relación las expectativas en torno a la desaparición y los crímenes de lesa
humanidad varían.
Basaré mi análisis específicamente en las sentencias de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, relativas al análisis de fondo y las
reparaciones del caso y trataré de verificar los efectos de ambas en la
construcción de memorias a través del Boletín “TUNUPA” Nº 18 de la fundación
Solón, titulado “En busca de justicia”, de febrero de 2004, elaborado por los
familiares de la víctima, además de a través de la reseña de algunos diarios
bolivianos.

1. Los hechos de 1971-1978: La dictadura y José Carlos Trujillo


Oroza
El año 1971, tras una dictadura de tendencias izquierdistas
protagonizada por el General Juan José Torres, se produce un golpe de
Estado que sitúa en el poder a una junta militar, la cual tiempo después
designa al entonces Teniente Coronel Hugo Bánzer Suárez como presidente
de la república. El gobierno de Bánzer fue el más largo del siglo XX, durando
ocho años que fueron posibles gracias a la situación económica
excepcionalmente buena que vivió el país durante el periodo (productos como
el gas, el estaño, o el petróleo registraron un auge en su explotación y precios
internacionales favorables; paralelamente, éste gobierno inició la tendencia de
los denominados “narco-regimenes”).
Bánzer logró consolidarse sin oposición el año 74 cuando neutralizó a la
mayor parte de sus opositores políticos, pues la izquierda fue diezmada en los
primero años de su Gobierno, mientras que los partidos aliados con los que
alcanzó el poder, pero que ahora eran contrarios a su régimen, fueron
desarticulados gracias a un autogolpe de ese mismo año. La coptación del

3
movimiento obrero, las alianzas con el movimiento campesino y la represión
inmediata a cualquier forma de movilización popular (el año 1971 fusiló a varios
estudiantes en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno1 y el año 1974
se produjo la denominada “masacre de Tolata”2), fueron indispensables para
obtener el control de cualquier tipo de movimiento opositor, además, a partir de
1973, el Gobierno se vio reforzado gracias al golpe de Estado en Chile.3
En la víspera de la Noche Buena del año 1971, José Carlos Trujillo
Oroza, un estudiante de Filosofía de la cerrada Universidad Mayor de San
Andrés en La Paz, fue arrestado en la ciudad de Santa Cruz acusado de
pertenecer al Ejército de Liberación Nacional. José Carlos fue conducido al
recinto carcelario de “El Pari”, donde fue torturado con otras personas debido a
los vínculos que las autoridades aducían, tenía con el grupo subversivo.
El 15 de enero de 1972, su madre, Gladis Oroza de Solón, después de
viajar a Santa Cruz, logró ver a su hijo por primera vez desde la detención. La
Sra. Oroza pudo observar, pese a que las visitas eran supervisadas por
agentes de la Dirección de Orden Político y no podían durar mas de cinco
minutos, cómo José Carlos había sido torturado. La frecuencia de estas visitas
se prolongó hasta la mañana del día 2 de febrero, fecha en la que la Sra.
Oroza vio a través de la puerta de la celda, por última vez a José Carlos. En la
tarde de ese día cuando volvió al Pari para verlo, se le informó que se lo habían
llevado para interrogarlo en la Policía, junto con el resto de los detenidos. Al día
siguiente, entre versiones contradictorias de las autoridades, se informó a la
señora que José Carlos había sido puesto en libertad4. Nunca más se supo
nada de él.

2. Procedimiento ante el Sistema Interamericano de protección


de Derechos Humanos

1
De Mesa José, Gisbert Teresa y Mesa Gisbert Carlos D., Historia de Bolivia, Gisbert y Cia., La Paz,
1999, p. 661.
2
De Mesa José…., p. 664.
3
Bethell Leslie ed., Historia de América Latina: 16. Los países andinos desde 1930, Crítica, Barcelona
2002, p. 155.
4
Para profundizar mas los detalles de los últimos días en que se vio vivo a José Carlos, Corte IDH, Caso
Trujillo Oroza Vs. Bolivia, Sentencia del 26 de enero de 2000 (fondo), numeral. 2.
O http://www.funsolon.org/jc_testimonio.htm

4
Los años que prosiguieron a la desaparición de José Carlos, se
caracterizaron por estar envueltos en el velo de la impunidad y el silencio.
Cuando el año 1980, el diputado Marcelo Quiroga Santa Cruz intento iniciar un
proceso de responsabilidades a Bánzer, se dio el golpe de Estado de Luís
García Mesa, y el diputado fue desaparecido. El estado de las cosas no
permitía que ninguna investigación avance, y así pasaron 20 años en los que la
familia de José Carlos trató de encontrarlo, pero cualquier procedimiento
tendiente a ese fin fue obstaculizado y detenido por el Estado.
El 28 de septiembre de 1992, los familiares y algunas organizaciones
defensoras de Derechos Humanos presentaron una denuncia ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos5 (en adelante la Comisión); casi cinco
meses después, la Comisión inició la tramitación del caso y solicitó información
relacionada con los hechos a Bolivia. Sorpresivamente, el 14 de junio de 1994,
Bolivia reconoció su responsabilidad por los hechos denunciados6.
Pese al reconocimiento de responsabilidad, el Estado boliviano trató de
escapar y dilatar el proceso en base a tentativas de llegar a aun acuerdo
amistoso con los familiares de José Carlos Trujillo, interponer acciones por las
que se frene el proceso por no encontrarse agotados todos los recursos
internos o iniciar investigaciones infructuosas: y así no realizó ninguna acción
real para encontrar a José Carlos, ni para reparar el daño que le causo a la
familia.
Tras una serie de actuaciones que no tuvieron respuesta real del Estado
boliviano, la Comisión, el 9 de marzo de 1999 aprobó su informe 26/99,
mediante el cual recomendó a Bolivia:
(…)1. Llevar a cabo una investigación completa, imparcial y efectiva a fin de
identificar, procesar y sancionar penalmente a los agentes del Estado
responsables de la detención y posterior desaparición forzada de José Carlos
Trujillo Oroza,(…) 2. Realizar una investigación exhaustiva a fin de ubicar,
identificar y entregar los restos de José Carlos Trujillo Oroza a sus familiares. (…)
3. Adoptar medidas urgentes a fin de elaborar un proyecto de ley que tipifique
como delito la desaparición forzada de personas y su incorporación al Código
Penal de Bolivia.(…) 6. Adoptar las medidas necesarias para que los familiares de
la víctima reciban una adecuada y oportuna reparación que comprometa una plena
satisfacción por las violaciones de los derechos humanos aquí establecidas, así
como el pago de una justa indemnización compensatoria por los daños (…)
incluyendo el daño moral.(...)7

5
Rol de la Comisión.
6
Corte IDH, Caso Trujillo Oroza…., numerales 3,4 y 5.
7
Corte IDH, Caso Trujillo Oroza…., numeral. 14

5
Pese al plazo de dos meses que la Comisión concedió al Estado, Bolivia
no cumplió con las recomendaciones de este órgano, por lo que la Comisión
demandó a Bolivia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el 9 de
mayo de 19998.
El 9 de junio la Corte inició la tramitación del proceso que se extendió
hasta el 25 de enero de 2000, fecha en la que el Estado reconoció ante la
Corte en una audiencia pública, los hechos demandados por la Comisión y
admitió su responsabilidad internacional por los mismos. En base a esta
resolución, la Corte, el 27 de febrero del año 2002, tras llevar a cabo el
procedimiento para la calificación de las reparaciones, determinó:
1. Que el Estado debe emplear todos los medios necesarios para localizar los
restos mortales de la víctima y entregarlos a sus familiares, con el fin de que éstos
puedan darle una adecuada sepultura (…) 3. Que el Estado debe investigar,
identificar y sancionar a los responsables de los hechos lesivos de que trata el
presente caso (…) 4. Que el Estado debe publicar en el Diario Oficial la sentencia
sobre el fondo dictada el 26 de enero de 2000.(…)6. Que el Estado debe dar
oficialmente el nombre de José Carlos Trujillo Oroza a un centro educativo de la
ciudad de Santa Cruz (…)9

Además de las reparaciones expuestas, la Corte condeno al Estado a la


modificación de su legislación para la inclusión de la tipificación de la
desaparición forzada de personas como delito, y el pago a los familiares de
748000 dólares por concepto de daños materiales, inmateriales y morales.
El procedimiento en la instancia internacional duró más de diez años.
Pero el caso no concluyó ahí, pues la sentencia debía (y debe aún) ejecutarse
en Bolivia.

3. Los resabios de la justicia: ¿Qué se recuerda y quienes


recuerdan?
Después del proceso ante el Sistema, Bolivia debió cumplir con la
decisión de la Corte. El siguiente fragmento de texto es ilustrativo para poder
ver en que estado se encuentra el caso en este momento:
“Mientras que el ex militar Adolfo Scilingo recibió esta semana 640 años de cárcel
por detención ilegal y torturas durante la dictadura argentina, en Bolivia aún no se
ha condenado a nadie por los abusos y desapariciones ocurridos durante los
gobiernos de facto.(…) Pese a que las cortes internacionales han ordenado al
Estado boliviano investigar hasta las últimas consecuencias el caso Trujillo, los
sucesivos gobiernos y el sistema judicial han eludido este compromiso. El proceso

8
Ibidem, numeral 19.
9
Corte IDH, Caso Trujillo Oroza Vs. Bolivia, Sentencia del 27 de febrero de 2002 (reparaciones), puntos
resolutivos 1-6.

6
se ha vuelto interminable por la negativa de los jueces y vocales a hacerse cargo
de la causa. Uno tras otro, 23 jueces y 9 vocales se han excusado de participar en
el juicio, alegando amistad o enemistad con alguna de las partes, o haber emitido
alguna opinión en público (…)”10

Entonces, después de diez años, si aun no se han encontrado los restos,


no hay nadie condenado por los delitos y ninguna de las reparaciones ha sido
ejecutada por el Estado ¿Para qué sirvió todo ese proceso?
Las dimensiones por las cuales las víctimas y la sociedad recuerdan
regímenes de violencia política y vulneración sistemática de derechos humanos
han hecho que el derecho y la política se modifiquen y asuman nuevos
papeles, pues:
“La memoria social de la catástrofe(…) legitima un orden jurídico que a su vez
interviene sobre esa misma memoria, superando la represión en la que
habitualmente se encuentra dada la posición social marginal de las victimas,
facilitando momentos de catarsis y, por último, consagrando una narrativa estable,
conformada por categorías jurídicas asépticas que permiten lidiar con el horror.
No es parte del proyecto jurídico el expropiar a las víctimas de la riqueza de sus
sentimientos, pero su preocupación central consiste en expropiar a los victimarios
de la insolencia de su impunidad, negar solemnemente la versión que ellos
propalaron y condenarlos al olvido (…)11

Este pasaje puede ser ejemplificado en la sentencia, en la parte de las


reparaciones donde la Corte ordena se de el nombre de José Carlos Trujillo
Oroza a un centro educativo como, (…) un modo de preservar su memoria (…)
ello contribuiría a despertar la conciencia pública sobre la necesidad de evitar
la repetición de hechos lesivos como los ocurridos en el presente caso y
conservar viva la memoria de la víctima (…)12
Vemos entonces, que un procedimiento que se originó en base a la
memoria de una serie de vulneraciones a derechos, da la vuelta y protege la
memoria, le da un valor en específico y promueve a la misma un bien jurídico
que tiene valor intrínseco.
Pero las ordenes de la Corte ¿De qué sirven, si no van a ser
ejecutadas?, ¿Es posible que una sentencia que no tiene la fuerza necesaria
para obligar a las autoridades nacionales a que la respeten, pueda realmente
tener efectos en la modificación de memorias?

10
El Deber, Caso Trujillo: Uno de los acusados pidió la libertad, Santa Cruz de la Sierra, domingo 24,
abril de 2005. http://www.eldeber.com.bo/anteriores/20050424/santacruz_18.html
11
González Eduardo, La globalización del derecho a la verdad en, Beyland Raynald et. Al. Ed.,
Memorias en conflicto: Aspectos de la violencia política contemporánea, Lima, Embajada de Francia en
Perú, 2004.
12
Corte IDH, Caso Trujillo… (reparaciones) numeral 122.

7
Es indudable que la internacionalización del caso logró, como mínimo,
que la desaparición de José Carlos Trujillo Oroza sea conocida por muchas
más personas de las que hasta antes de la iniciación de la misma lo hacían.
Además el Estado, al ver que el caso había traspasado sus fronteras y había
escapado a su jurisdicción, reconoció su responsabilidad y pidió disculpas a la
familia de José Carlos. El reconocimiento de que durante la dictadura de
Bánzer este tipo de sucesos existieron es un avance sustancial, y la percepción
social, al haberse ampliado el radio de acción del caso, necesariamente avanzó
en asumir que la dictadura y los crímenes de lesa humanidad SI existieron en
Bolivia, así:
¿Cómo enfrentar este pacto del silencio y el olvido? (…) Fortaleciendo el accionar
y la aplicación de convenciones internacionales e instancias como la Corte
Interamericana (…) Pero de todos estos cambios el fundamental es romper
nuestro silencio, el silencio de la sociedad frente a la impunidad, el miedo a
denunciar por las represalias del poder, para abrazar la justicia y la verdad. Sólo la
conciencia colectiva de una sociedad organizada puede vencer los pactos del
silencio (…)13

El entender que la relación entre el resultado del proceso, los hechos, y


como se ve a la desaparición de un joven mas de 35 años gracias al accionar
de una tribunal internacional, reafirma la afirmación de Maurice Halbwachs de
que no existe percepción sin recuerdo, ni existe recuerdo que pueda
considerarse como puramente interior14, y necesariamente el llamado a la
lucha contra la impunidad, el rechazo a este silencio y la relación no evidente
que la Sra. Oroza hace en el pasaje citado supra, entre la Corte y el silencio,
permiten ver en que medida, ahora se asocia, al procedimiento con la creación
de una conciencia (¿o tal vez memoria?) de los hechos que aun están en la
impunidad.
Sin embargo, este nexo puede no resultar tan claro en cuanto a la
modificación de una memoria social de la dictadura, pues las disputas políticas
y sociales que terminan por definir que es lo memorable y que valor se podría
dar, en este caso a un proceso jurídico internacional, dependen no solo de la
finalidad que los derechos humanos o sus organismos propugnan, sino del
discurso que los actores involucrados en el caso han dado y dan a la

13
Oroza de Solón Gladys, En busca de justicia en, Boletín TUNUPA Nº 16, 2004.
14
Halbwachs Maurice, Los marcos sociales de la memoria, Barcelona, Anthropos, 2004, p. 319.

8
desaparición forzada. De esta forma, existirá una memoria del proceso y una
memoria del hecho. La memoria del hecho se verá modificada por el proceso,
pero la memoria del proceso se dará, tal vez, de manera autónoma, y en ella, sí
influenciaran dimensiones como la del cumplimiento de la sentencia por parte
del Estado.
Más allá de estas consideraciones, se puede concluir que quienes
recuerdan, (la familia, la sociedad o el Estado), darán un significado distinto a
sus recuerdos de y en ambos tiempos, hecho (contexto dictatorial incluido) y
proceso. Puedo especular, en base al escrito de la madre, que la familia vio al
proceso como una etapa mas que dio fuerzas a su aun inconclusa lucha, como
puedo especular que el Estado, al haber reconocido su responsabilidad,
modificó una memoria institucional para legitimar sus actuaciones, cambiar
tiempos de gobierno y modelos de las conciencias ciudadanas o simplemente
trató de mostrar que son distintas las personas que gobiernan el país y que
esos tiempos ya están en el pasado; por último puedo especular que la
sociedad tuvo la sorpresa de ver cómo en una Corte situada en un país tan
lejano e indiferente como Costa Rica, se cuestionaba a un régimen y se hacía
un llamado a sus conciencias y recuerdos, para que estas vean que aún esos
días retumban y tiene efectos y lagrimas encarnados. Tal vez la sociedad fue
llamada a repensar, a través del bautizo de una escuela, sus silencios. Estoy
seguro que algunos sectores de la misma, debieron haberlo hecho.

4. El derecho a la verdad, aportes de la memoria para su


consecución.
Los silencios estatales, a través del proceso se han roto, y la sentencia
busca encontrar respuestas por parte del Estado. Si ahora el Estado tiene que
hablar ¿Qué nos dirá? ¿Qué le podemos preguntar?
Las consideraciones son infinitas, y de un tema se pueden formular
muchas preguntas, pero, considerando las dimensiones familiar y colectiva que
voy desarrollando en el presente trabajo, ahora me enfocaré las en
obligaciones del Estado, emergentes en su calidad de responsable de los
hechos.
Debemos partir de que la obligación del Estado de mostrar los hechos
con veracidad (en la medida de lo posible), trastocan lo que Louis Joinet define

9
en los llamados principios de Joinet, referidos a la lucha contra la impunidad,
define como derecho a saber, pues:
(…)No se trata solamente del derecho individual que toda víctima, o sus parientes
o amigos, tiene a saber qué pasó en tanto que derecho a la verdad. El derecho de
saber es también un derecho colectivo que tiene su origen en la historia para evitar
que en el futuro las violaciones se reproduzcan. Por contrapartida tiene, a cargo
del Estado, el "deber de la memoria" a fin de prevenir contra las deformaciones de
la historia que tienen por nombre el revisionismo y el negacionismo; en efecto, el
conocimiento, para un pueblo, de la historia de su opresión pertenece a su
patrimonio y como tal debe ser preservado. Tales son las finalidades principales
del derecho de saber en tanto que derecho colectivo.15

Así, debemos entender que las dimensiones de memoria y verdad, son


valoradas, y tienen una importancia fundamental al momento de reparar, no
solo a los familiares del individuo sino a la sociedad en su conjunto. La
valoración que se la da a la memoria es fundamental, pues pasa de ser una
categoría de hechos, no verificables, razones no discutibles y sensaciones
subjetivas pasadas, a adquirir una importancia social, e inimaginablemente,
también una importancia jurídica. Patrimonio del pueblo, y deber de la
memoria, para permitir que los significados que la sociedad de a sus recuerdos
no sean manipulados, ni por el falseo de los mismo, ni por el direccionamiento
del recuerdo con finalidades de legitimar algún régimen.
La verdad del caso Trujillo Oroza, se empieza apenas a conocer, sin
embargo la construcción de sentidos basados en la memoria, tanto a nivel
social como a nivel familiar, tiene larga data. La memoria social de la dictadura
de Bánzer y de los años del Plan Cóndor, han sido develadas y el sol las
ilumina ahora mas que antes, pero la pregunta aun está sin responder: ¿Qué
significados asumirá en el futuro?, por lo pronto, me puedo aventurar a decir
que el caso abofeteo a la sociedad, y la hizo despertar del largo letargo del
silencio, con leves luces al final del túnel que pueden significar esperanza y
acabar con una impunidad de mas de 30 años. Como Gladys Oroza dice, solo
la conciencia colectiva podrá terminar los pactos del silencio. Creo que éste
caso logró hacer pestañear a esa conciencia dormida.

15
Joinet Louis, Informe final del relator especial sobre impunidad y conjunto de principios para la
protección y la promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad, numeral 17.

10
Bibliografía

- Halbwachs Maurice, Los marcos sociales de la memoria, Barcelona,


Anthropos, 2004.
- Ricoeur Paul, Definición de la memoria desde un punto de vista filosófico,
en Varios, ¿Por qué recordar?, Barcelona, Granica, 2002.
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política en los Andes, en Carlos Ivan Degregori edit., Jamás tan cerca
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Porrúa Universidad Iberoamericana, 2005.
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2006.
- Beyland Raynald, Jorge Bracamonte, et. Al. Ed., Memorias en conflicto:
Aspectos de la violencia política contemporánea, Lima, Embajada de
Francia en Perú, 2004
- De Mesa José, Gisbert Teresa y Mesa Gisbert Carlos D., Historia de Bolivia,
Gisbert y Cia., La Paz, 1999
- Bethell Leslie ed., Historia de América Latina: 16. Los países andinos desde
1930, Crítica, Barcelona 2002
- Martín Claudia, Rodríguez Pinzón Diego, Guevara B. José A. Comp.,
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, México, Fontanara, 2006.
- Corte IDH, Caso Trujillo Oroza Vs. Bolivia, Sentencia del 26 de enero de
2000 (fondo)
- Corte IDH, Caso Trujillo Oroza Vs. Bolivia, Sentencia del 27 de febrero de
2002 (reparaciones),
- Joinet Louis, Informe final del relator especial sobre impunidad y conjunto
de principios para la protección y la promoción de los derechos humanos
mediante la lucha contra la impunidad
- http://www.funsolon.org/Impunidad/Jose%20Carlos/indexjose.htm

11
- http://www.eldeber.com.bo/anteriores/20050424/santacruz_18.html
- http://www.cidh.org/annualrep/99span/Admisible/Argentina12.059.htm

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