ENFRENTANDO LOS OBSTÁCULOS PARA CONQUISTAR LOS SUEÑOS

Pastor: CESAR CASTELLANOS

 "Y soñó José un sueño..."
Génesis 37:5-8

Detrás de este mundo visible está la esfera de lo invisible, y solamente hay un velo que separa al uno
del otro. Aunque tuvo que enfrentar la tentación, aunque fue difamado y por causa de ello llevado a la
cárcel, aunque se encontraba en medio de la adversidad, José nunca dejó de alimentar el sueño. Él
tenía la plena certeza de que Dios tenía en su agenda el tiempo preestablecido para que éstos se
cumplieran. Nosotros debemos tener la misma actitud. Aunque las situaciones parezcan adversas, no
se puede desfallecer en la fe hasta obtener la victoria.
Es fundamental que, dentro del liderazgo, nosotros aprendamos que el que es fiel en lo poco, también
lo es en lo mucho. Lo poco en la vida de José era la integridad. Dios nos confía su obra cuando Él
prueba nuestro carácter, cuando Él prueba nuestra integridad. Todos tenemos que enfrentarnos a
problemas, a luchas, a dificultades. Lo importante es pasar la prueba. Y después que José pasó su
prueba, lo poco que tenía se hizo mucho.

¿Cuáles fueron los obstáculos que tuvo que enfrentar José en su viaje a la bendición?

1. La envidia. Salomón dijo: "Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas ¿quién podrá sostenerse
delante de la envidia?" (Proverbios 27:4). La envidia es como un gigante que se levanta para destruir y
matar los sueños, y fue esa misma envidia la que llevó a los hermanos de José a maquinar su
destrucción. Por este motivo le menospreciaron, para que él desistiera de sus sueños. Esto lo podemos
ver por la manera en cómo se expresaban acerca de él: "Ahí viene el soñador", "Matémosle, a ver qué
será de sus sueños", etc. El propósito de la envidia es lograr que los líderes lleguen a un nivel de
conformismo porque, si ellos siguen creciendo, pueden convertirse en amenaza para los otros
ministerios. Los líderes religiosos de la época de Jesús dijeron: "Mirad, todo el mundo se va tras él.
Matémosle para que los romanos no se enseñoreen de nosotros".

2. El rechazo. Toda visión dada por Dios va a encontrar oposición. Esto, por lo general, tiende a verse
en algunos líderes que se resisten al cambio y les cuesta aceptar la innovación. Si el pueblo de Israel
no hubiese rechazado a Jesús, la historia de la humanidad habría sido muy diferente. Mas Dios
siempre usa la adversidad para traer una gran bendición a sus hijos. El endurecimiento de los judíos
fue la salvación de los gentiles. (Romanos 11:11)

3. Los cambios. Necesitó fe para enfrentar cada uno de ellos. Después de vivir el rechazo por parte
de sus propios hermanos, José tuvo que enfrentarse a tantos cambios que sólo la gracia de Dios lo
pudo sostener. El tener que desprenderse de su padre era algo demasiado difícil para él debido a la
relación tan estrecha que existía entre ellos. Encontrarse de la noche a la mañana como esclavo en
tierra ajena, hallarse encadenado y tras las rejas, eran tantos cambios, y tan duros, que lo único que
lo podía mantener con aliento espiritual era la fe en aquel sueño dado por Dios. Y José supo esperar
con paciencia.

4. La tentación. "Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y redes, y
sus manos ligaduras. El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador quedará en ella preso"
(Eclesiastés 7:26). El espíritu de seducción rondaba la vida de José para tratar de doblegarlo, pero él
se mantuvo firme porque en su corazón había tomado una decisión, la de no fallarle a Dios y no ceder
a los deseos engañosos de la carne. Así fue como José logró huir de aquella situación. Él prefirió la
prisión física a la prisión sentimental. Dios le protegió en medio de su adversidad, le honró y permitió
que su mente se abriera para comprender lo que sucedía en el mundo espiritual. Le era muy fácil
interpretar los sueños, pues el haber soportado las pruebas lo había llenado de poder espiritual, y su
comunión con Dios, día a día era más estrecha. Todas las pruebas llevaron a José a tener un carácter
firme. Después de interpretar los sueños a Faraón, este vio que el espíritu que había en José era
superior al de cualquier otro de los que estaban en su palacio, y lo puso como el señor de toda la tierra
de Egipto.