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Judaísmo - 29/05/2008

PARASHAT HASHAVUA
"Bamidbar''
Interpretación y comentario
Esta semana comenzamos a leer el cuarto libro de la Torá, "Bamidbar'' ("En el desierto''), también conocido
como "Jumash HaPekudim'' ("El libro de los censos''), y ambos nombres están relacionados con el contenido
del mismo. Por un lado, el relato de los variados acontecimientos por los cuales pasó el pueblo de Israel en su
travesía por el desierto luego de la salida de Egipto, y por otro, las listas de los diversos censos a los cuales
fue sometido. Esta primera parashá es diferente a las otras en lo referente al ritmo conocido del relato bíblico,
generalmente caracterizado por la narración de tramas, y describe censos, números, listas de nombres, el
orden, el lugar y funciones de cada tribu del pueblo.
Parecería que estas listas y censos son solamente "detalles técnicos'' cuyo objetivo es ayudar al orden y a la
organización pero en realidad son datos básicos no sólo para saber "cuántos'' eran los hijos de Israel, sino
para saber "quiénes'' eran los hijos de Israel.
Hace dos años, se inauguró en Jerusalem un nuevo museo, diferente a los demás, que hace unos meses ya
recibió un prestigioso premio por su diseño, por parte de la mayor organización internacional de creadores y
diseñadores de museos y parques temáticos. Está instalado al lado del Muro Occidental, y se denomina
"Centro de la Cadena de las Generaciones''. La idea del mismo es hacer una travesía por la historia del
pueblo de Israel en sus generaciones, mediante un recorrido alrededor del cual se encuentran columnas
hechas por capas de vidrio sobre las cuales están escritos los nombres de los que conforman la cadena de
generaciones del pueblo de Israel. Comenzando por Adán y Eva -que simbolizan la relación con la Creación
del mundo-, pasando por los patriarcas de nuestro pueblo y los Sabios del Talmud, hasta los soldados caídos
en las guerras de Israel y los fallecidos en atentados en Israel, tienen sus nombres esculpidos en los vidrios,
indicando que cada uno de ellos fue un eslabón en la cadena de las generaciones, en la formación del pueblo
de Israel.
En el libro "Bamidbar'' y especialmente en esta parashá, recordamos algunos nombres de una generación
especial: la "del desierto''. Una generación fuerte y frágil, como el vidrio, que vivió la amargura de la esclavitud
y la responsabilidad de la libertad, las dificultades del desierto y el momento sublime de la entrega de la Torá.
En el primer versículo de "Bamidbar'' y de la parashá está escrito: "Y habló Adonai a Moshé en el desierto de
Sinai...''. Ahí, el Sinai es llamado "desierto''. Paralelamente, en el libro de "Shemot" (Éxodo), cuando se
describe el momento de la entrega de la Torá, el Sinai es llamado "har'' ("montaña'').
El "har'' era el lugar donde una sola persona podía acercarse y subir: Moshé. El "midbar'', el desierto, es el
lugar de todos. Pero ambos conceptos tienen en común el lugar, el nombre: Sinai, donde ocurrieron hechos
centrales en la historia y la formación del pueblo de Israel. Lo individual y lo grupal forman a un pueblo. Cada
nombre es una persona, y personas juntas forman familias, pueblos, cadenas y generaciones.
Dentro de dos semanas vamos a celebrar la Fiesta de la Entrega de la Torá y en ella recordaremos la
presencia de nuestros antepasados en el "desierto'' de Sinai, frente al "monte'' Sinai. Que podamos nosotros
también volver a sentir cada día -como individuos y como pueblo- "como si nosotros mismos hubiéramos
estado en el Sinai'', y agregar así con nuestras acciones -con orgullo-, nuestros nombres a la larga cadena de
las generaciones del pueblo de Israel.

Estudio y análisis
Rabino Dr. Alexander Even-Jen, profesor de Pensamiento Judío, Instituto Schechter de Estudios Judaicos
Jerusalem
"Censad toda la congregación de los hijos de Israel según sus clanes y según sus casas paternas, con
enumeración de nombres. Todo varón, cabeza por cabeza. De edad de veinte años para arriba, todo apto
para el ejército de Israel, los habréis de contar según sus huestes, tú y Aarón. Y con vosotros estarán un
hombre por cada tribu: el que es cabeza de su casa paterna'' (Números 1:2-4)
"Estos son los censados que habían contado Moshé y Aarón y los jefes de Israel: doce hombres, un hombre
por cada casa paterna. Fueron todos los censados de los hijos de Israel según su casa paterna, de edad de
veinte años para arriba, todo apto para el ejército de Israel'' (Números 1: 44-46)
Najmánides explica por qué había necesidad de llevar a cabo estos "censos'' y dice: "Porque era lo
acostumbrado hacer al salir a la guerra''. Pues ahora estaban por ingresar a la tierra e iniciar una guerra
contra los reyes de los emoreos que se encontraban del otro lado del río Jordán, y con los demás, como está
escrito en Números 10:29: "Nosotros partimos hacia el lugar que ha dicho Adonai''. Moshé y los príncipes
debían saber la cantidad de soldados, y el número de cada tribu, y cuántos eran en los límites de Moab
preparándose para la guerra, porque la Torá no iba a confiar en un milagro para perseguir a miles. Y ése es el
sentido de "todo apto para el ejército de Israel''. "Porque la cuenta es para el ejército de guerra y para dividir la
tierra según sus números, y para saber cúantas regiones de la tierra conquistada le iban a corresponder.
Porque si no fuera por las palabras de los espías, hubieran entrado allí inmediatamente'' (comentario de
Najmánides sobre Números 1:45)
Najmánides dice que la cuenta de las "fuerzas'' es parte de la preparación para la conquista de la tierra, pero
¿acaso el pueblo estaba preparado? Ya que está escrito en la Torá anteriormente: "Y luego que el Faraón
dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo
Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra y se vuelva a Egipto. Mas hizo Dios que el
pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados''
(Éxodo 13:17-18).
Al principio de la parashá está escrito que pasaron dos años desde la salida de Egipto. Dios sabía que el
pueblo no estaba preparado de ninguna manera para enfrentarse al enemigo, por lo tanto llevó al pueblo por
un camino más "tranquilo''. ¿Es lógico pensar que dos años sean suficientes para que ocurra el cambio?
¿Acaso el pueblo no iba a temer y pedir volver a Egipto?
Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, la Asamblea Rabínica de Israel, el Movimiento
Conservador y la Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras.
Traducción: Rabina Sandra Kochmann

* Comunidad "Masortit Mishpajtit beBeit Hakerem'', Jerusalem

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