Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
03
4
· 1
58 LA DOLOROSA PASION DE NUEST120 smvca Jzsvcmsro l
II
Judas y los suyos ·
III
Prision de Jesus
ron a los cuatro alguaciles, que estaban a cierta distancia. Cuan 024
do Jesus y los tres apostoles reconocieron a la luz de la antorcha
esta turba de gente armada, Pedro queria rechazarlos con la
fuerza, y dijo: "Sefior, los ocho estan cerca de aqui; ataquemos a
los alguaciles". Pero Jesus le dijo que se estuviera quieto, y dio
algunos pasos atras. Cuatro discipulos habian salido del huerto
de Getsemani, y preguntaban qué sucedia. Judas quiso entrar
en conversacion con ellos y contarles cualquier cosa; pero los
soldados se lo impidieron. Estos cuatro discipulos eran Santiago
el Menor, Felipe, Tomas y Natanaelz este ultimo era hijo del
viejo Simeon, y algunos otros habian venido a Getsemani con
los ocho apostoles, o enviados por los amigos de Jesucristo para
saber noticias suyas, o excitados por la curiosidad. Los otros
discipulos andaban errantes aca y alla, observando, y decididos
a huir. ·
Jesus se acerco a la tropa, y dijo en voz alta e inteligible:
"gA quien buscais?" Los jefes de los soldados respondieron: "A
Jesus Nazarene". "Yo soy", replico Jesus. Apenas habia pronun-
ciado estas palabras, cuando cayeron en el suelo, como atacados
de una apoplejia. Judas, que estaba todavia al lado de ellos, se
sorprendio, y queriendo acercarse a Jesus, el Senor le tendio 1a
mano, y le dijo: "Amigo mio, gqué has venido hacer aqui?"
Y Judas, balbuceando, hablo de un negocio que le habian en-
cargado. Jesus le respondio en pocas palabras, cuya sustancia
es ésta: ";Mas te valdria no haber naoido!" No me acuerdo bien
distintamente. Mientras tanto, los soldados se levantaron y se
acercaron al Sefior, esperando la senal del traidor, el beso que
debia dar a Jesus. Pedro y los otros discipulos rodearon a Judas,
y lo llamaron ladron y traidor, Quiso persuadirlos con mentiras,
pero no pudo, porque los soldados lo defendian contra los apos-
toles, y por eso mismo atcstiguaban contra él.
Jesus dijo por segunda vez; ",gA quién buscais?" Ellos res-
pondieron de nuevo; 034A
Jesus Nazareno". "Yo soy, ya os lo he
dicho; soy Yo a quien buscais. Dejad a éstos". A estas palabras
los soldados cayeron por segunda vez con contorsiones semejantes
a las de la epilepsia, y Judas fué rodeado otra vez por los apos-
toles, exasperados contra él. Jesus dijo a los soldados: "Levan-
taos". Se levantaron, en efecto, llenos de terror; pero como los
apostoles estrechaban a Judas, los soldados le libraron de sus
manos, y le mandaron con amenazas que les diera la senal con-
venida, pues tenian orden de prender a Aquél a quien besara.
Entonces Judas vino a Jesus, y le dio un beso. con estas pala-
bras: "Maestro, yo te saludo". Jesus le dijo; "Judas, tu vendes
I ' _; _· 030-·_ x ~ _ , ~ 030__ 030: ' V'.. · 042,'3
..' r
· PRISION os JESUS 63 -
I
e|
if.64 · PASION or. ·~_.NUESTRO
LA DOLOROSA ¢.r;. r, sszvoiz
· . Jzsvcmsro
.· ·. - I
sendero estrecho, entre las piedras, los cardos y las espinas. Los
seis perversos fariseos iban tan proximos a El cuanto el camino
se lo permitia, y con palos de diversas formas, a empujones, le
punzaban, lloviendo sobre El los golpes. Cuando los pies des-
nudos y ensangrentados de Jesus rasgabanse con las piedras o
los abrojos, dirigianle insultos llenos de cruel ironia, diciendo:
"Su precursor Juan Bautista no le ha preparado mal camino";
o bien: "Las palabras de Malaquias: Envio delante de Ti mi
cingcl pam prepamrte el camino, no tienen aplicacion aqui", etc.
Y cada burla de estos hombres era como una espuela para los
alguaciles. que redoblaban los malos tratamientos con Jesus.
Sin embargo, advirtieron que algunas personas se aparecian
aca y alla a lo lejos; pues muchos discipulos se habian juntado
al oir la prision del Senor, y querian saber qué seria del Maes-
tro. Los enemigos de Jesus, temiendo alguna agresion, dieron
con sus gritos senal para que les enviasen refuerzo. Distaban
todavia algunos pasos de una puerta situada al Mediodia del
templo, y que conduce, por un arrabal, llamado Ofel, a la mon-
tana de Sion, adonde vivian Anas y Caifas. Vi salir de esta
puerta unos cincuenta soldados. Llevaban muchas hachas; eran
insolentes, alborotadores, y a grandes voces anunciaban su lle-
gada felicitando a los que venian gozosos con su triunfo. Unidos
ya a la escolta de Jesus, vi a Mczlco y algunos otros aprovecharse
del desorderi ocasionado por el tropel para huir al monte de
los Olivos.
Cuando esta nueva tropa salio de Ofel, vi a los discipulos,
que se habian presentado a cierta distancia, dispersarse. La
Virgen Santisima y nueve de las santas mujeres, llevadas por
su inquietud, fueron al valle de Josafat. Lazaro, Juan, Marcos,
el hijo de la Veronica y el de Simeon, estaban con ellas. Este
ultimo se hallaba en Getsemani con Natanael y los ocho apos-
toles, y habia huido delante de los soldados. Oianse los gritos,
y se veian las luces de ambas tropas que se juntaban. La Virgen
perdio el sentido. Sus amigas se retiraron con Ella. para lle-
varla a casa de Maria, madre de Marcos.
Los cincuenta soldados eran un destacamento de una fuerza
cle trescientos hombres que ocupaba las puertas y las callcs de
Ofel, pues el pérfido Judas habia dicho a los principes de los
sacerdotes que los habitantes de Ofel, pobres obreros la mayor
parte, eran partidarios de Jesus, y que se podia temer que in-
tentaran libertarlo. El traidor sabia que Jesus habia consolado, -
enscnado, socorrido y curado a gran numero de aquellos pobres `
'
030 ° PRISION nz Lrzsvs · ` 67
IV _
Mcdidas que toman los enemigos de Jesus
V
I Ojeada sobre Jerusalén i
;..QL.a.;s...| . I . '
=-aizzfimi ;r 030·Z*§?
5 030.
W? , Y' ' ~ ' ' ` 031
` · " """
030030· 030····"'
_ . ., _ , I
J · A
VI
Jesus delante dc Anas
i
i
1 U
S
E
.~J DELANTS D8 ANAS 75
le de
y condujeron
los malosatratamientos
casa de Caifas,
de en
la medio de la risa, del escarnio, `
multitud.
La casa de Anas estaria a trescientos pasos de la de Caifas.
El camino, que era a lo largo de paredes y de pequenos edifi-
cios dependientes del tribunal del Sumo Pontifice, estaba alum-
brado con faroles y lleno de judios, que vociféraban en gran
tumulto. Los soldados apenas podian abrirse paso por medio de
la multitud. Los que habian ultrajado a Jesus en casa de Anas
repetian sus improperios delante del pueblo; y el Salvador fué
escarnecido
rechazar y maltratado
algunos todoparecian
grupos que el camino. Vi a hombres
compadecer armados
al Senor, dar
dinero a los que se distinguian por su brutalidad contra Jesus,
y franquearles la entrada en el patio de Caifés.
VII
Tribunal dc Caifas
sala
la por la puerta
entrada de una de la derecha,
prision se ve enque
subterranea, el patio, a la izquierda,
esta debajo de esta -
ultima sala. Hay en ella muchos calabozosz -Pedro y Juan pa- I
Y;~ ~· 024·031YT""T"?""T
~. · -· -· 024-·=··»,-·~···:|·~ TMBUNAL
M ·#rr:t =··s~v:*":=¤@:"*i
035*'?ZY*Y`Y'·??`·g
Ds CAIFAZS 77
030 i
VIII
Jesus delante de Caifas
Jesus:respondes
dos testigos,
Tusenada
levanto,
a esebajo
testimonio?"
dos escalones,
Estaba
y dijo
muya irritado por-
II JESUS DELANTE 1>E'c.411·*.4S 81
so-I
bre
de pequenas
las patas figuras
de atras,negras,
y estaban
parecidas
armados
a perros,
de unasque
largas:
corrian
yo no
I puedo decir qué especie de mal se me mostrara bajo esta forma.
. Vi multitud de espectros horrendos entrar en la mayor parte
I de los asistentes: a veces se sentaban sobre su cabeza o sobre
I sus hombros. Vi en ese mismo momento fantasmas horribles sa-
. lir de los sepulcros del otro lado de Sion. Yo creo que eran espi-
I ritus malignos. Vi otras muchas apariciones alrededor del tem-
3 plo, y entre ellas muchas figuras que parecian arrastrar cadenas
} como cautivos. No sé si estas ultimas eran también demonios o
I almas que bajaban al limbo. Estas cosas no quisiera que escan-
dalizaran a los que las ignoran; pero se sienten cuando se ven,
I y los cabellos se erizan sobre la cabeza. Creo que Juan vio algo
, de este espectaculo, pues le oi hablar de él mas tarde. Todos
los que no eran enteramente réprobos, sintieron con profundo
terror cuanto hubo de horrible en este instante, y los malos sin-
tieron redoblar su odio y su furor.
I A. C. Emmerick. Vlsiones y Rev., tomo IV - 6.
j. I I .I .
IX ·
Nuevos ultrajes en casa de Caifas
X
Negacion de Pedro
XI
Maria on casa de Cuifés
La Virgen Santisima estaba constantemente en comunica-
cién espiritual con Jesus; Maria sabe todo lo que le sucede, y
su'fre con El. Estaba como El en oracion continua por sus ver-
dugos; pero su corazon materno gritaba también a Dios, para
que no dejara consumarse este crimen, porque apartara esos
dolores de su Santisimo Hijo, y tenia un deseo irresistible de
acercarse a Jesus. Cuando Juan llego a casa de Lézaro, y 1e
conto el horrible espectaculo a que habia asistido, le pidio, con
Magdalena y algunas de las santas mujeres, que la condujera ·
cerca del sitio adonde Jesus agonizara. Juan, que no habia de-
jado a su divino Maestro sino para consolar a la que estaba mas
cerca de su corazon después de E1, condujo a las santas mujeres
por las calles alumbradas por la luna, encontrando gente ya de
vuelta a sus hogares. lban con la cabeza cubierta; pero sus so-
llozos atrajeron sobre ellas la atencion de grupos, y .
tuvieron que oir palabras injuriosas contra el Salvador. La Ma-
dre de Jesus contemplaba interiormente el suplicio de su Hijo,
y lo conservaba en su corazon como todo lo demés; sufria en
silencio como El, y mas de una vez cayo sin conocimiento. Una
de las veces que estaba sin sentido en los brazos de las santas
mujeres, debajo de un portal, algunas gentes bien intenciona-
das, que volvian de la casa de Caifas, la reconocieron, y paran-
dose un instante, llenas de compasion sincera, la saludaron con
estas palabras; ";Oh desgraciada Madre, oh infeliz Madre, oh -
l |"T*|"|`|w;·|:|~|,|;,r |*'Y.'?`Y""'Y*'"TY""Z*Y`Y" 031
`"''' " 035`
.~~: ·· · "
[,
. _ |p
030 MARIA EN CASA DE curas 87
XII
Jesus en la carcel
, ° ` JESUS EN LA c·.·1Rc1:L 89
XIII
Juicio de la maizma
i ¢s$;·;=.;t--i-` ·` ·
· - "|iw-| 5"l 031*"?j 1
92 LA DOLOROSA Paszozv mz zvussrzzo szzvozz JESUCRISTOI " `
XIV
Desesperacion de Judas
Q .:~ 030
Ii.`J 030°:`Y. .V I · _. `
Jzssvorzrsro"muerte
sobre"él:
94 seL4ha
al
DOLOROSA
cubierto
afligido.P.4s101v
Ha
de la
querido
DE
maldicion
NUESTRO
la maldicion:
como
$229012de ella
un vestido:
caera ha ·
" penetrado como el agua en sus entranas, como el aceite en sus ,
" huesos: ella le rodea como un vestido o como un cinturon de I
pensamien-tos,
que
034llego
esta al
cenido".
pie deJudas,
la montana
entregado
de a
losesos
Eseandalos,
horribles a un lugar E
pantanoso, lleno de escombros y de inmundicias. El rumor de 5
la ciudad llegaba de cuando en cuando a sus oidos con mas fuer- ·
za, y Satanas le decia: "Ahora le llevan a la muerte; tu le has
vendido. ,gSabes tu lo que dice la ley? El que vendiere un alma
entre sus hermanos los hijos de Israel, y reciba el precio, debe
ser castigado de muerte. gAcaba contigo, miserable, acaba!"
Entonces Judas, desesperado, tomo su cinturon y se colgo de
un arbol que crecia en un hondo y que tenia sendos nudos:
cuando se hubo ahorcado, su cuerpo revento, y sus entranas se
esparcieron por el suelo.
XV
Jesus conducido :1 presencia de Pilatos
delpais,
espectaculo
los principes,
que leslos
daban
sacerdotes
las personas
y el Sanedrin.
mas reverenciadas
Los mejores se
retiraron dudando; los peores se juntaron al pueblo en cuanto ;
les fué posible, pues los fariseos habian puesto guardias para {
mantener el orden. E
E
xvi
alrededoresAl
pie delP
lcioangulo Noroeste
a de Pilatosdeylasus
montana del templo se halla
situado el palacio del gobernador romano Pilatos. Esta bastante a
elevado, pues se sube a él por muchos escalones de marmol, y ?
domina una plaza espaciosa, rodeada de galerias ocupadas por
mercaderes; un cuerpo de guardia y cuatro entradas al Poniente,
al Levante, al Norte y al Mediodia, interrumpen la plaza, que
se llama el Forum. Esta plaza esta a mas altura que las calles
que salen de ella; el palacio de Pilatos se ostenta separado de
la misma por un patio espacioso. Tiene este patio por puerta al
Oriente un claustro que da sobre una calle que conduce a la
puerta de las Ovejas y al Huerto de los Olivos; al Poniente tiene
otro claustro, por donde se va a Sion por el barrio de Ancra.
Desde la escalera de Pilatos se ve por encima del patio el Forum,
a cuya entrada hay columnas y bancos de piedra vueltos al pa-
lacio. Los sacerdotes judios no pasaron de estos bancos para no
contaminarse entrando en el tribunal de Pilatos. Cerca de la
puerta occidental del patio esta construido un cuerpo de guar-
dia, que se junta al Norte con la plaza, al Mediodia con el pre-
torio de Pilatos, formando una especie de vestibulo entre la
Plaza y el Pretorio. Se llamaba Pretorio la parte del palacio
donde Pilatos celebraba los juicios. El cuerpo de guardia estaba
rodeado de columnas; en el centro habia un espacio a cielo des- _
cubierto, y debajo mazmorras donde yacian los dos célebres
ladrones. Habia muchos soldados romanos. No lejos de ese cuer-
po de guardia, cerca de las galerias que lo rodeaban, erguiase
sobre la plaza misma la columna en que Jesus fue atado; hay
otras diversas en el recinto de la plaza; l·as que estan mas cerca .
sirven para imponer castigos corporales, y las que estan mas
_ l
PALACIO DE PILATOS Y sus ALREDEDORES 97
XVII
Jesus delante de Pilatos 024- -
. ` -'\
030·
"` |i°-`"`` I
030Q ya de muy antiguo, un ungido del Senor, un Rey liberta ) " 254~_q;,i¤» 035
A,e
sI que
Redentor,
rendir
delhomenaje
Oriente
y quevinieron
amuchos
cierto unos
Rey
judios
reyes
recién
lo anacido
esperaban.
ver al viejo
que decian
También
Herodes,
serlo
pade :7
030 XVIII
`. XIX -
It Pilatos y su mujer _
tada y muy conmovida. Era una mujer alta y bella, pero pélida. ,
Llevaba un velo echado atras; sin embargo, se veian sus cabe- I
llos colocados en derredor de su cabeza, con algunos adornos;
tenia pendientes, un collar, y sobre el pecho una especie de
broche que sostenia su largo vestido. Hablo mucho tiempo con
Pilatos; le rogo, por todo lo que le era mas sagrado, que no
hiciese mal ninguno a Jesus, el Profeta, el Santo de los Santos,
y le conto algo de las visiones maravillosas que habia tenido
acerca de Jesus la noche precedente.
Mientras hablaba, experimenté la mayor parte de esas vi-
siones; pero no ine acuerdo bien de qué modo se sucedian. Ella
vio las principales circunstancias de la vida de Jesus: la Anun-
ciacion de Maria, la Natividad, la Adoracion de los pastores y
de los Reyes, la profecia de Simeon y de Ana, la huida a Egipto,
la tentacion en el desierto, etc. Se le aparecio siempre rodeado
de luz, y vio la malicia y la crueldad de sus enemigos bajo las
formas mas horribles; vio sus padecimientos infinitos, su pa-
ciencia y su amor inagotables, la santidad y los dolores de su
Madre. Estes visiones le causaron mucha inquietud y mucha
tristeza, pues todos esos objetos eran nuevos para ella; estaba
suspensa y pasmada, y veia muchas de esas cosas, como, por
ejemplo, la degollacion de los inocentes y la profecia de Simeon,
cosas que acontecian cerca de su casa. Yo sé bien hasta qué
punto un corazon compasivo puede verse atormentado por esas
visiones, pues el que ha sentido una cosa, debe comprender lo
que sienten los demas,
Habia sufrido toda la noche, y visto mas o menos claramente ·
muchas verdades maravillosas, cuando la desperto el ruido de
la turba que conducia a Jesus. Al mirar hacia aquel lado, vio
al Senor, el objeto de todos esos milagros que le habian sido
revelados, desfigurado, herido, maltratado por sus enemigos.
Su corazon se trastorno, y mando en seguida llamar a Pilatos,
y le conto, en medio de su agitacion, lo que leacababa de su-
ceder. Ella no comprendia lo que todo aquello significase, y no
podia expresarlo bien; pero rogaba, suplicaba, instaba a su ma-
rido enternecida a lo sumo.
Pilatos estaba atonito y perturbado; unia lo que le decia
su mujer con las noticias recogidas de un lado y de otro acerca
de Jesus; se acordaba del furor de los judios, del silencio de
Jesus y de sus maravillosas respuestas a sus preguntas. Estaba
agitado e inquieto; cedio a los ruegos de su mujer, y le dijo;
"He declarado que no hallaba ningun crimen en ese hombre,
No le condenaré; he reconocido toda la malicia de los judios". .
" _ JJ J J PILATOS Y SU MUJER 105
e
L
' hablo también de lo que le habia dicho Jesus; prometio a I
su mujer no condenarle y le dio una prenda como garantia de
su promesa. No sé si era una joya, un anillo o un sello. Asi
se separaron.
Pilatos era un hombre corrompido, indeciso, lleno de orgullo
y al mismo tiempo de bajeza: no retrocedia ante las aeciones
mas vergonzosas cuando encontraba en ellas su interés, y al
mismo tiempo se dejaba llevar por las supersticiones mas ridi-
culas cuando se hallaba en posicion dificil. En estas circuns-
Ji tancias de apuro, consultaba sin cesar a sus dioses, a los cuales
I ofrecia incienso en lugar secreto de su casa, pidiéndoles auspi-
cios. Una de sus practicas supersticiosas era ver comer a los
I pollos; pero todas estas cosas me parecian tan horribles, tan
It tenebrosas y tan infernales, que yo volvia la cara con horror.
Sus pensamientos eran confusos, y Satanas le inspiraba tan
F? pronto un proyecto como otro. Primero queria libertar a Jesus
~ como inocente; después temia que sus dioses se vengaran de
él: libertado por él, Jesus pareciale una especie de semidios que
{ podia hacerle asso, "Quizas, se decia a si mismo, es una especie
de Dios de los judios; hay muchas profecias de un Rey de los
I judios, que debe reinar en todo el mundo: Ese es el Rey que
I los Magos de Oriente han venido a buscar aqui; podria quizas
§ elevarse sobre mis dioses y mi Emperador, y yo tendria una
gran responsabilidad si no muere. Quizas su muerte sera el
I triunfo de mis dioses". En seguida las visiones maravillosas de
I su mujer le asaltaban el pensamiento, y tenian un gran peso
i en la balanza en favor de la libertad de Jesus. Acabo deci-
3 diéndose por esta ultima opinion. Queria ser justo, pero no
= podia serlo, pues habia preguntado: "(;Qué es la verdad?" y no
habia esperado la respuesta: "La verdad es Jesus de Nazaret,
I Rey de los judios". La mayor confusion reinaba en sus ideas,
I y él mismo no sabia lo que queria, pues de no ser asi, no
I hubiera consultado a los pollos. J
1 El pueblo se aglomeraba sobre la plaza y en la calle por
I donde debian conducir a Jesus a casa de Herodes. Los grupos
J; se formaban en cierto orden, segun el sitio de donde cada uno
I habia venido a la fiesta, y los fariseos, los mas rencorosos de
todos los lugares adonde Jesus habia ensenado, estaban con sus
J compatriotas trabajando y excitando a los indecisos contra Je-
, sus. Los soldados romanos eran numerosos en el cuerpo de guar-
I dia del palacio de Pilatos; todos los puestos importantes de la
ciudad estaban también ocupados por ellos.
J . aa....-.