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“Y temió, y dijo: ¡Cuán temible es este lugar!

No es este sino casa de Elohim, y está


puerta de shamayim.” Bereshit 28:17
Sh´liaj Yoshua Ben Efrayim
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Kislev 8 del 5769 / 6 de Diciembre del 2008

Parashat # 7

Vayetzé – axeYwE " – Y Salió


Lectura de la Torah
Bereshit (Gn) 28:10-32:3
▪ 28:10-22 ▪ 29:1-17
▪ 29:18-30:13 ▪ 30:14-27
▪ 30:28-31:16 ▪ 31:17-42
▪ 31:43-54 ▪ 32:1-3
Lectura de la Haftarah (de los Neviim)
Hoshea (Os) 11:7-14:9

Y temió, y dijo: ¡Cuán temible es este lugar! No es este sino casa de Elohim, y está puerta
de shamayim. Bereshit 28:17

De qué lugar esta hablando Yaaqóv para llamarlo casa de Elohim y puerta de Shamayim;
que en otras oportunidades fue el monte moriyah en donde Abraham fue a sacrificar a
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Yitzjaq y que en esta oportunidad huyendo de su hermano hacia sus familiares se
encuentra durmiendo en un lugar donde el mismo dice que es la puerta de shamayim.
Años más tarde por el rey David lo escoge como el lugar de su reposo en donde se
establecería luego el templo de Yerushalayim.
~y.lv; ;Wry.Yerushalayim. Nombre dado a la capital del reino de Yisrael en el tiempo de
David. Esta ciudad aparece con varios nombres antes de llamarse Yerushalaim como
proceso antes y después de ser llamada por su pueblo: Yisrael.
Miremos sus nombres:

1. ~lev; Shalem. Bereshit (Gn) 14:18; Tehillim (Sal) 76:2. Su ubicación está en el monte
hY;rimo Moriyah donde Abraham fue a sacrificar a Yitzjaq (Isaac) y más tarde Sh`lomóh
levantó el templo de Yerushalaim. b Divrei Hayamim (Cr) 3:1.
2. µyhil¿aÔ tyBe Beit Elohim nombre dado por Yaaqóv mientras dormía cuando venía de
[b'v; raeB beer sheba de la casa de su padre a la tierra de Jarán Br (Gn) 28:17.
3. También fue llamada por Yaaqóv lae tyBe lae el beit el que traducido es Elohim
casa de Elohim Br (Gn) 35:7; con la misma connotación 28:17.
4. µyIm;Vh ; ' r['v¾ Puerta de Shamayim nombre dado por Yaaqóv mientras dormía
cuando venía de [b'v; raeB beer sheba de la casa de su padre a la tierra de Jarán Br
(Gn) 28:17.
5. zWl luz que traduce almendro y se encuentra Shof (Jue) 1:23, 26; Br (Gn) 28:19; Yah
16:2; 18:13.
6. sWby. Yebus. Shoftim (Jue) 1:21 donde habitaron los jebuseos y no fueron expulsados
por los Yisraelí Yahoshua (Jos) 15:63; a Divrei Hayamim (Cr) 11:4-5
7. !wYoci Tzión que es la ciudad de David. b Sh`muel (Sam) 5:7; la fortaleza de tzión es la
misma ciudad de David y se encuentra más de 44 veces a Div 11:5 Tzión es el lugar
del rey en donde viviría Teh (Sal) 2:6; b Malajim (R) 8:1
8. Después de la persecución de Roma y la destrucción de Yerushalaim por los romanos
a manos de Tito general romano en el 70 d.M y aún en el año 132 dM Roma se dió a la
tarea de reconstruir la ciudad en una escala menor y fue llamada Aelia capitalina en la
que fueron excluidos todos los yehudi (judíos).
9. Además le dieron un nombre en árabe que fue Iliya a los que hoy en día les dicen Al
Quds (Al Sharif), es decir el noble santuario; pero una vez volvió nuestro pueblo se le
volvió a llamar Yerushalaim, ciudad de shalom (paz).
10. Yashua también la llamo br; Jl,m, ty"r]qi ayhiAyKi µyIl¾vW; rybi la ciudad del gran
rey Mt 5:35.

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11. Llamada la ciudad de nuestras fiestas solemnes Yesh (Is) 33:20 Mira a Tzión, ciudad
de nuestras fiestas solemnes. Tus ojos verán a Yerushalayim,
morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus
estacas ni ninguna de sus cuerdas será rota.
12. El Jai yj; lae también es conocida como la ciudad del Elohim vivo Ib (He) 12:22.

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Historia de la ciudad de Yerushalayim.

Una vez tomada la ciudad, David mejoró las fortificaciones y construyó un palacio para
sí; también instaló el arca en su nueva capital. Sh´lomóh siguió fortificando la ciudad,
pero su mayor logro fue la construcción del templo. Después de su muerte, y de la
consiguiente división de su reino, Yerushalayim experimentó cierta declinación, como
era de esperar, ya que en adelante sería la capital de Yahudáh únicamente. Ya en el
quinto año de su sucesor, Roboam, el templo y el palacio real fueron saqueados por
tropas egipcias 1 R. 14:25. También los merodeadores flistim y árabes saquearon el
palacio en el reinado de Joram. Siendo rey Amatzyah, parte de los muros de la ciudad
fueron destruidos a causa de un pleito con el rey del N, Yoásh, y nuevamente hubo pillaje
en el templo y en el palacio. Uziyahu reparó el daño ocasionado a las fortificaciones, de
modo que en el reinado de Ajaz la ciudad pudo soportar los ataques de los ejércitos
combinados de Siria e Yisrael. Poco tiempo después el reino del N sucumbió ante los
asirios. Jisqiyahu de Yahudáh también tenía buenas razones para temer el poder asirio,
pero Yerushalayim escapó providencialmente. Para casos de sitio construyó un conducto
para mejorar la provisión de agua potable a la ciudad.
Nebukadnetzar de Babel capturó la ciudad en 597, y en 587 a.C. destruyó la ciudad y el
templo. Al final de ese siglo los judíos, entonces bajo el dominio de los persas, fueron
autorizados a retornar a su tierra y su ciudad, y reconstruyeron el templo, pero los muros
de la ciudad permanecieron en ruinas hasta que Nejemiyah los restauró a mediados del ss.
V a.C. Alejandro Magno liquidó el poder del imperio persa a fines del ss. IV, y después
de su muerte su general Tolomeo, fundador de la dinastía tolemaica en Egipto, entró en
Yerushalayim y agregó la ciudad a su reino. En 198 a.C. la tierra de Yisrael cayó bajo el
poder de Antíoco II, el rey seléucida de Siria. Alrededor de 30 años más tarde, Antíoco
IV entró en Yerushalayim, destruyó sus muros, y saqueó y profanó el templo, e instaló
una guarnición siria en la ciudad, en el Acra. Jehudáh Macabim encabezó una revuelta
judía, y en 165 a.C. se volvió a consagrar el templo. Él y sus sucesores gradualmente
fueron ganando independencia para Judea, y la dinastía asmonea gobernó sobre una
Yerushalayim liberada hasta mediados del ss. I a.C., época en que Roma intervino. Los
generales romanos forzaron la entrada de la ciudad en 63 y 54; un ejército la saqueó en el
año 40; y tres años más tarde Herodes el Grande tuvo que entrar por la fuerza para volver
a controlarla. Primero tuvo que reparar el daño causado por estas diversas incursiones,
luego se embarcó en un vasto programa de construcciones, y erigió algunas torres
notables. La más renombrada de sus obras fue la reconstrucción del templo, en escala
mucho más grandiosa, aunque la tarea no se completó durante la vida de dicho monarca.
Una de sus torres fue la Antonia, que dominaba el área del templo.

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La revuelta judía contra los romanos en 66 d.C. sólo podía tener una conclusión; en el 70
d.C. el general romano Tito entró por la fuerza en Yerushalayim y destruyó sus
fortificaciones y el templo. Dejó tres torres en pie; una de ellas, Fasael, todavía se
mantiene, y fue incorporada a la llamada “torre de David”. Pero mayores desastres tenían
que caer sobre los judíos: otra revuelta en 132 d.C. dio como resultado la reconstrucción
de Yerushalayim (en escala mucho menor) como ciudad pagana, dedicada a Júpiter
Capitolino, de la que fueron excluidos todos los judíos. Esto fue obra del emperador
Adriano, quien llamó a la ciudad recién reconstruida Aelia Capitolina (nombre que fue
incorporado al árabe, incluso, como Iliya). Sólo en el reinado de Constantino (a
principios del ss. IV) se permitió a los judíos entrar nuevamente en la ciudad.
Desde entonces la ciudad empezó de ser pagana y se volvió cristiana, y se construyó
muchas iglesias y monasterios, entre ellas la iglesia del Santo Sepulcro.
Yerushalayim sufrió muchas vicisitudes después del ss. II; ha sido capturada, ocupada y
administrada, en diversas épocas, por tropas persas, árabes, turcas, británicas, e Yisraelí,
como también por los cruzados. Los adelantos edilicios más importantes en la ciudad
vieja (en oposición a los suburbios modernos de rápido crecimiento) se deben a los
musulmanes primitivos, los cruzados, y finalmente al sultán turco Suleimán el Magnífico,
que en 1542 reconstruyó los muros de la ciudad en la forma en que podemos verlos
actualmente. Los Yisraelí dieron a la ciudad su antiguo nombre hebreo. Yerushalayim;
generalmente los árabes la llaman al-Quds (al-SharéÆf), ‘el (noble) santuario’.
IV. Crecimiento y extensión
Debemos aclarar desde el comienzo que la historia física de Yerushalayim es bastante
incierta. Esto, por supuesto, se debe en parte a los desastres y destrucciones periódicos, y
a las capas de escombros que se han apilado a través de los siglos. Estos factores han
causado dificultades en otras partes también, pero a menudo los arqueólogos han podido
solucionarlas en gran medida. La dificultad particular con Yerushalayim es que ha sido
continuamente habitada y todavía lo está, de modo que es difícil llevar a cabo
excavaciones. Los arqueólogos tienen que cavar donde pueden, y no donde piensan que
valdría la pena hacerlo. Por otra parte, hay una abundancia de tradiciones: cristianas,
judías, y musulmanas; pero en muchos casos no resulta fácil evaluarlas. De modo que
subsisten las dudas y la controversia; sin embargo, en el último siglo se han hecho
muchos trabajos arqueológicos valiosos, lo que ha permitido resolver algunos problemas.
En ninguna parte de la Escritura encontramos una descripción sistemática de la ciudad.
Lo más cercano es la narración de la reconstrucción de los muros por Nejemiyah. Pero
hay un gran número de referencias que ofrecen alguna información. Es necesario unirlas
y colocarlas dentro del cuadro que nos proporciona la arqueología. Nuestra primera
descripción de la ciudad es la de Josefo (GJ 5.136–141); Josefo ofrece allí el fondo para

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su narración de la captura gradual de la ciudad por Tito y los ejércitos romanos. También
es necesario ubicar esto en el cuadro general.
Las excavaciones han demostrado concluyentemente que la ciudad más primitiva se
encontraba en el cerro al SE, zona que ahora está completamente fuera de los muros de la
ciudad (el muro meridional fue llevado algo hacia el N en el ss. II d.C.). Debemos tener
en cuenta que la Tzión original se hallaba sobre la colina oriental; en la época de Josefo
ya se había dado erróneamente el nombre al cerro del SO.
Poco queda del período anterior a los jebuseos, pero podemos inferir que una pequeña
ciudad creció en la colina SO, cerca del manantial de Gihón en el valle hacia el E. Los
jebuseos agrandaron la ciudad hasta cierto límite, principalmente con la construcción de
terrazas hacia el E, de modo que su muro oriental quedaba bastante abajo de la ladera,
hacia el manantial. Parecería que esta terraza y el muro oriental necesitaron
mantenimiento y reparaciones frecuentes, hasta su destrucción final por los de babel a
principios del ss. VI a.C., después de lo cual el muro oriental fue nuevamente movido
hacia la colina.
En tiempos de paz era práctica común construir las casas fuera de los muros, lo que cada
tanto requería la construcción de nuevos muros y fortificaciones. La ciudad de David y
Sh´lomóh se extendía hacia el N, en particular, y el templo se encontraba sobre el cerro
NE; el palacio real probablemente estaba ubicado en la zona entre la ciudad más antigua
y el área del templo.
La zona intermediaria es probablemente “el Ofel” de pasajes tales romo b Div (2 Cr)
27:3, (el nombre significa “hinchazón”, y fue aplicado a la ciudadela de otras ciudades
también, p. ej. Samaria, b Mlk (2 R) 5:24; pero algunos eruditos aplican el término a toda
la colina oriental que se encuentra al S del templo. La ciudad jebusea, o quizás más
estrictamente su fortaleza central, ya tenía el nombre de “Tzión” (cuyo significado es
incierto, quizás “área seca” o “eminencia”) en la época de su captura por David, después
de lo cual se llamó “ciudad de David” (cf. 2 S. 5.6–10; 1 R. 8.1). El nombre “Tzión” se
volvió, o siguió siendo, sinónimo de Yerushalayim en general.
En los prósperos días del ss. VIII a.C. la ciudad comenzó a extenderse hacia la colina
occidental; parecería que este nuevo suburbio se conoció como segundo barrio o Misné b
Mlk (2 R) 22:14. Posteriormente un muro lo circundó, construido ya sea durante el
reinado de Ezequías b Mlk (2 Cr) 32:5 o algo más tarde. Lo que es seguro es que esta
ampliación incluía el cerro NO, pero no se ha podido determinar si el cerro SO estaba
ocupado en esa época. Los arqueólogos Yisraelí han llegado a la conclusión de que sí lo
estaba, y de que el estanque de Shiloja se hallaba dentro de los muros de la ciudad en el
reinado de Jizqijahu; pero K. M. Kenyon sostiene lo contrario.
Yerushalayim fue saqueada por las tropas de Nebukadnetzar en 587 a.C.; la mayoría de
los edificios fueron destruidos, y se demolieron los muros de la ciudad. El templo fue
reedificado a fines del siglo, y Yerushalayim nuevamente tuvo una pequeña población;
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pero no fue hasta mediados del ss. V que las autoridades persas permitieron la
reconstrucción de los muros de la ciudad por parte de Nejemiyah.
Es indudable que Nejemiyah reconstruyó los muros anteriores hasta el punto que le fue
posible, pero de las excavaciones se desprende claramente que la colina occidental quedó
abandonada, como así también las laderas orientales del cerro SE. Las terrazas jebuseas
fueron tan completamente demolidas que no fue posible repararlas, y fue por ello que
Nejemiyah llevó el muro oriental hasta la colina.
Lamentablemente la descripción que hace Nejemiyah de la Yerushalayim de sus días
plantea numerosos problemas. Por un lado, no resulta claro cuáles puertas se encontraban
en los muros de la ciudad, y cuáles estaban en el templo. Por otra parte, hay numerosas
dificultades textuales en los pasajes pertinentes de Nejemiyah. Además, no ofrece
ninguna indicación en cuanto a dirección o en cuanto a cambios de dirección. A esto
tenemos que añadir el hecho de que los nombres de las puertas cambiaban con cierta
frecuencia. Debido a las recientes excavaciones es necesario revisar los intentos
anteriores de interpretar los datos de Nejemiyah. Resulta bastante claro, sin embargo, que
el circuito que se describe en Nej 3 sigue una dirección contraria a las agujas del reloj, y
que comienza al N de la ciudad.
Hay pocos indicios de que la ciudad llegara hasta la colina occidental nuevamente hasta
el ss. II a.C. Después de la revuelta de los Makabim la ciudad comenzó a crecer
nuevamente. A Herodes el Grande se le debe un considerable programa de
construcciones a fines del ss. I a.C., y la ciudad siguió creciendo hasta su destrucción al
final de la rebelión judía (66–70 d.C.). Nuestra principal fuente literaria para todo este
período es Josefo; pero su información deja sin resolver una cantidad de problemas.
El primero de ellos es la posición del “Acra”, la fortaleza siria levantada en Yerushalayim
en 169 a.C. Evidentemente su propósito fue mantener los atrios del templo bajo estrecha
vigilancia, pero ni Josefo ni a Mak. aclaran si la guarnición estaba ubicada al N, al O, o al
S del templo. Las opiniones están divididas, pero las más recientes excavaciones tienden
a apoyar la tercera posibilidad.
Un segundo problema es la dirección de la “segunda muralla” y la “tercera muralla”
mencionada por Josefo, que nos dice que los romanos penetraron en Yerushalayim en 70
d.C. atravesando progresivamente tres muros septentrionales. Josefo describe los puntos
terminales de los tres muros, pero no ofrece información con respecto a la línea que
seguían. Las excavaciones han complementado su información aquí y allí, pero aun así
queda mucha incertidumbre.
K. M. Kenyon identificó los restos de una antigua muralla en la actual puerta de Damasco
como parte del tercer muro, pero según los arqueólogos Yisraelí es parte del segundo
muro; los descubrimientos mas al N han sido relacionados con el tercer muro por estos
últimos, pero Kenyon afirma que se trata de una muralla de circunvalación (erigida por
Tito durante el sitio de Yerushalayim). La tercera muralla se comenzó bajo Agripa I (41–
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44 d.C.), y estaba recién terminada cuando empezó la guerra judía del 66 d.C., de modo
que poco servirían los métodos estratigráficos para distinguir el muro de Agripa del de
Tito.
La ciudad quedó en ruinas entre 70 d.C. y la revuelta de Barcoquebá, 60 años después. El
emperador Adriano reconstruyó posteriormente la ciudad y la denominó Aelia Capitolina;
esta ciudad fue mucho más pequeña que la anterior, con la permanente retracción del
muro meridional. Durante la era cristiana el tamaño de Yerushalayim se ha mantenido
constante. El área amurallada actual (“la ciudad vieja”) adquirió su forma definitiva bajo
Sulcimán el Magnífico en el ss. XVI.

Yerushalayim de noche

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Sh´liaj

Yoshua ben Efrayim

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