Análisis sindical

sobre agricultura, desarrollo rural,

desertificación, sequía, tierra y África
16a Comisión sobre el Desarrollo Sostenible CDD-16
Nueva York, 5 - 16 de mayo de 2008
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El alza de los precios de los alimentos y la energía, el agotamiento de los recursos

y el cambio climático, la falta de acceso a los servicios y a la infraestructura tienen
efectos devastadores en las comunidades pobres, en especial en África. La CDS-16
debe analizar de qué manera la agricultura y el desarrollo rural pueden contribuir a
afrontar esos problemas y garantizar condiciones de vida y de trabajo decentes y
sostenibles para todos.

Exhortamos a la CDS-16 a que adopte el resumen de la presidencia de la Reunión de

Integración de la Región de Asia Pacífico (RIM):
Cuando las políticas, las instituciones y las cuestiones relativas a la gobernanza y la infraestructura no
son suficientemente sólidas y efectivas las oportunidades de vivir en condiciones decentes son
limitadas y la pobreza y la inseguridad alimentaria aumentan. Los pequeños productores, las
mujeres, los trabajadores sindicalizados y otros grupos vulnerables se ven afectados de forma
desproporcionada por esta situación. Los cambios en las condiciones económicas y ambientales
plantean riesgos concretos a estos grupos y exige una labor de análisis y de determinación más
profundizada.

Los siguientes temas deben integrarse en los resultados de los trabajos de la CDS-16:
La gobernanza democrática y el respeto de los derechos fundamentales, en especial los derechos
laborales, son condiciones previas para el desarrollo sostenible. Los gobiernos deben asumir su
responsabilidad con respecto a la aplicación de políticas que garanticen el equilibrio y la igualdad en la
esfera social y económica en la sociedad. El suministro adecuado de servicios públicos, así como su
supervisión y reglamentación cumplen una función esencial. Es preciso que los gobiernos entablen un
diálogo nacional y local con todos los asociados del Programa 21.
La promoción del ‘trabajo decente’ es indispensable para luchar contra la pobreza, reducir la
vulnerabilidad a los cambios económicos, sociales y medioambientales, y asegurar la autonomía de las
comunidades. El concepto de trabajo decente de la OIT engloba el respeto de los derechos en el trabajo,
la seguridad del empleo, la protección social y el diálogo social.
Deberán examinarse las posibilidades de creación de ‘empleos verdes y decentes’ dentro de los
temas de la CDS. Para crear empleos decentes, la agricultura debe avanzar hacia modelos de
producción sostenible. Se deberán examinar las nuevas posibilidades que ofrece la gestión de los
recursos naturales, en especial, los cultivos en terrazas, la labranza de contorno, la construcción de
estructuras de riego (que eviten una mayor degradación), la mayor productividad en el uso de los
recursos hídricos o la lucha contra la erosión de los suelos mediante la repoblación forestal.
Es preciso prever un periodo de transición destinado a proteger a los trabajadores que se encuentran
en sectores vulnerables desde una perspectiva ambiental, como la agricultura o la pesca. Las medidas
de ‘transición justa’ deben proteger a los trabajadores en caso de que pierdan su empleo o su medio de
sustento debido a problemas ambientales o por las medidas sostenibles adoptadas para hacerles frente.
La adaptación de la agricultura a los cambios en los patrones climáticos, la diversificación económica y
el desarrollo no agrícola exige una mayor inversión en educación y en la ampliación de competencias.
Es necesario concebir pautas de producción y consumo sostenibles con el fin de abordar los temas
de la CDS-16. El empleo agrícola sigue siendo uno de los tres más peligrosos del mundo; más de
170,000 trabajadores/as mueren cada año en ese sector. Por ejemplo, los plaguicidas causan la muerte
de 40,000 trabajadores cada año. Es necesario velar por una mejor gestión de las sustancias químicas.
Los gobiernos deben ratificar los Convenios 155 sobre seguridad y salud de los trabajadores, 170 sobre
productos químicos y 184 sobre la seguridad y la salud en la agricultura de la OIT, así como el Convenio
de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes. Los gobiernos deben asimismo adoptar el
Enfoque estratégico para la gestión de los productos químicos (SAICM) y adherirse a los procesos de
Producción y Consumo Sostenibles de la ONU y las Estrategias nacionales de desarrollo sostenible.
La participación de los trabajadores y los sindicatos es un elemento fundamental para el cambio. La
colaboración con los empleadores y los gobiernos podría facilitar actuaciones eficaces en el lugar de
trabajo con miras a potenciar la protección ambiental y el bienestar de la comunidad.
 AGRICULTURA

La reforma agraria, la seguridad y la soberanía alimentarias, los
derechos de los trabajadores y los agricultores, la sostenibilidad
ambiental y la justicia son elementos esenciales de la
agricultura sostenible.

Los altos precios de los alimentos sumados a la falta de
distribución de los beneficios socavan los esfuerzos de lucha
contra la pobreza. La reciente alza de precios de los alimentos
amenaza especialmente a los trabajadores de bajos ingresos y
aumentará la desigualdad entre los países si no se adoptan
medidas urgentes y contundentes para proteger el poder
adquisitivo de los trabajadores en las zonas urbanas y rurales,
en especial en los países en desarrollo.

Es esencial que se reconozcan los efectos negativos de la
desregulación y la liberalización que incitaron a los países a
suprimir las reservas de cereales administradas por los
gobiernos. De haberse mantenido, dichas reservas hubieran
contribuido en gran medida a atenuar la escasez actual de
alimentos. La decisión de optar por cultivos para la exportación
coadyuva a la escasez de de alimentos nacionales básicos y
tiene serias repercusiones en las industrias no agrícolas y de
transformación de los países en desarrollo, así como en su
autonomía alimentaria.

La agricultura es un sector en el que el empleo no garantiza
condiciones de vida y de trabajo dignas. Los trabajadores
agrícolas asalariados (en especial las trabajadoras) son objeto
de discriminación, reciben salarios bajos, sufren un alto índice
de lesiones y accidentes laborales y mortalidad. Se registra
trabajo infantil y millones trabajan entre la vida y la muerte cada
día.

Los plaguicidas constituyen una amenaza para los trabajadores,
los consumidores y el medio ambiente. Los sindicatos son
favorables a la lucha contra la creciente utilización de
sustancias químicas tóxicas en la agricultura y la producción
agraria intensiva basada en técnicas insostenibles, y preconizan
la promoción de la agricultura ecológica y familiar. Se debe
garantizar la salud y seguridad laboral mediante una sólida
reglamentación, formación y educación de los trabajadores, y la
ratificación de los convenios de la OIT.

La agricultura debe convertirse en el motor del desarrollo
sostenible. Para ello, es preciso que la CDS integre la
promoción del trabajo decente y recalque la necesidad de que
respeten las normas laborales fundamentales de la OIT.

El cambio climático redundará negativamente en el empleo en
los sectores sensibles a condiciones meteorológicas extremas,
como la agricultura y la pesca. Más de 1.300 millones de
personas dependen de la pesca, la silvicultura y la agricultura
para su sustento, constituyendo casi la mitad del total de
empleos del mundo. La sequía, la escasez de agua, y otros
sucesos climáticos importantes dañarán los cultivos, reducirán
DESARROLLO RURAL

La agricultura sigue siendo el eje central de los esfuerzos de
reducción de la pobreza en las zonas rurales ya que ofrece no
sólo los nutrientes esenciales para la vida, sino también
posibilidades de empleo y de mejora de los ingresos de los
trabajadores.

El empleo decente (en especial, el respeto de los derechos en
el lugar de trabajo, seguridad de empleo, protección social y
diálogo social) debe valorarse como medio para reducir la
pobreza y mejorar del nivel de vida de la población. Las
condiciones de trabajo precarias son el origen del ciclo vicioso
de la pobreza y la exclusión. La CDS debe ser consciente del
potencial del programa sobre trabajo decente de la OIT y
promover su difusión centrándose, en este ciclo, en las zonas
rurales.

El acceso a los servicios, incluida el agua, el saneamiento, los
cuidados de salud y la energía limpia son esenciales para dar
poder y autonomía a las poblaciones pobres. Con el fin de
mejorar el suministro de servicios públicos, el acceso para todos
los ciudadanos y una buena gestión de los recursos, los
las cosechas y en algunos lugares imposibilitarán la
agricultura. Por lo tanto, los cambios climáticos afectarán el
empleo en ese sector, en especial los empleos estacionales
relacionados con las cosechas y la transformación de los
cultivos. El cambio climático obligará a los trabajadores a
emigrar, agravando así la situación ya crítica a la que se
enfrentan las zonas urbanas sobrepobladas y aumentado la
presión humana en los asentamientos informales que padecen
de falta de infraestructura. La adaptación es fundamental para
garantizar el abastecimiento mundial de alimentos.

Si bien la energía proveniente de cultivos agrarios tiene la
capacidad de generar ingresos y nuevos mercados para los
agricultores, se ha expresado preocupación en especial
acerca de los efectos que podrían tener los cultivos para la
producción de agrocombustible a gran escala en la seguridad
alimentaria y la sostenibilidad de la producción y el desarrollo
rural. La competencia por la tierra cultivable, el agua y la
producción de alimentos darán lugar al aumento de los precios
de los alimentos y otros costos sociales, económicos y
ambientales. Por ende, se deberán evaluar los criterios
sociales y ecológicos.

En las zonas rurales, las mujeres son responsables de la mitad
de la producción mundial y del 60 al 80% de la producción de
alimentos en la mayoría de los países en desarrollo. Es
esencial que su función se reconozca y se respalde con
recursos financieros, educación e igualdad de derechos. La
prevalencia del VIH/SIDA ha reducido el número de adultos
que pueden mantener a sus familias y ha incidido en la
economía rural en su conjunto. El VIH/SIDA también está
disminuyendo la capacidad de la mano de obra productiva en
muchas esferas de los servicios públicos que se encargan de
las medidas de respuesta de emergencia, la salud pública y los
servicios ambientales. Ese impacto, añadido a la migración de
las zonas rurales a las urbanas de hombres en busca de un
empleo remunerado, lo sienten con más fuerza las mujeres en
la agricultura. La CDS debe abordar las cuestiones de género
por cuanto son las mujeres las que sufren más de la falta de
igualdad en el acceso a la tierra, herramientas y tecnología, así
como al crédito.

Se debe aplicar un principio prudencial en lo que se refiere a
los organismos transgénicos o las nuevas sustancias químicas
que se introducen en la cadena alimentaria. Los sindicatos
resaltan la necesidad de alentar la agricultura ecológica.

La agricultura es el sector que utiliza la mayor cantidad de
agua del mundo. En ese sentido, es preciso velar por una
gestión hídrica integrada y sostenible que permita distribuir
adecuadamente los recursos hídricos y hacer rente a
diferentes tipos de necesidades. Debe realizarse una
evaluación medioambiental de los proyectos actuales de
desalinización del agua.
gobiernos deben garantizar la calidad de los servicios
públicos. Es preciso dotar a los servicios de salud de mayores
recursos para que puedan hacer frente al desafío que plantea
el VIH/SIDA, y así frenar la caída de segmentos enteros de la
población mundial en la pobreza extrema debido a la falta de
acceso de esas poblaciones a los servicios o los tratamientos
adecuados o asequibles.

Es fundamental garantizar un mayor respeto de los derechos
de los trabajadores, en especial, el derecho a afiliarse a un
sindicato y a negociar colectivamente, para lograr un
desarrollo rural sostenible. Los gobiernos deben ofrecer a los
sindicalistas y líderes comunitarios seguridad y protección
contra la violencia, en particular en las zonas rurales. La CDS
debe promover los instrumentos como las Directrices de la
OCDE sobre las Empresas Multinacionales y la Declaración
Tripartita de Principios sobre las Empresas Multinacionales y
la Política Social de la OIT como medios para garantizar un
desarrollo rural socialmente equitativo y responsable en la
esfera ambiental.
 DESARROLLO RURAL (cont.)

Los programas educativos deben abordar mejor la
cuestión de la seguridad alimentaria y agraria. La
educación centrada en la adquisición de competencias
como la que ofrecen los sindicatos permiten obtener
resultados inmediatos en cuanto a cuestiones como la
eficiencia de los recursos y la productividad, la inocuidad
de los alimentos y la salud profesional, entre otras cosas.

La ausencia de transporte rural o su inadecuación debilita
las industrias agrícolas y agroalimentarias, exacerbando
la situación de alto desempleo en las zonas rurales.

Cuando el desarrollo agrario se complementa con el
crecimiento de actividades rurales no agrarias, los efectos
de la reducción de la pobreza rural se ven amplificados.
En la mayoría de los países, las actividades no agrarias
representan el 30-50 % del total de ingresos en las zonas
rurales.
DESERTIFICACION, SEQUIA Y TIERRA

Es imprescindible adoptar un enfoque global para la
desertificación. Las decisiones que afectan la fertilidad de
los suelos obedecen no sólo a factores climáticos y
geológicos; resultan de factores biológicos, químicos,
físicos, sociales, económicos, sanitarios, nutricionales y
políticos.

La capacidad de adaptarse a desastres climáticos como
las sequías o las modificaciones a largo plazo de los
ecosistemas, como la desertificación, está condicionada
en primer término por el nivel de ingresos y los medios de
acción. La población pobre carece de recursos,
información o acceso a los servicios que permiten
anticipar los desastres climáticos.

A menudo, los países en desarrollo tienen una menor
capacidad de hacer frente a los sucesos medioambientes
adversos; la pobreza exacerba los efectos del cambio
climático y a su vez éste último agrava la pobreza. La
población que vive en estos países depende en gran
medida de recursos sensibles al clima, tiene una menor
capacidad de adaptación, y en caso de los más pobres,
tiene dificultades para reaccionar a los desastres
climáticos y la variabilidad meteorológica. Los desastres
ambientales generan gran sufrimiento y ansiedad en los
hogares pobres: las sequías, el agotamiento de los
recursos y las inundaciones, entre otras cosas, son la
principal causa de situaciones sociales o económicas
desfavorables o empeoran las ya existentes (el
agotamiento de los recursos agrava el desempleo, que
conduce a la migración, que a su vez contribuye a la
pérdida de recursos humanos que ponen en peligro las
economías rurales).

La cooperación internacional actual es insuficiente. La
solidaridad internacional debe fortalecerse e incluir
asistencia para las emergencias y los desastres así como
fondos para los programas de respuesta rápida a
situaciones de urgencia. Es necesario aumentar las
inversiones para garantizar medios de sustento a los más
pobres mediante el desarrollo de la protección social, las
estrategias de reducción de la pobreza y los programas de
creación de empleos decentes.

Se conoce el papel de los flujos financieros para la
adaptación en el sector agrícola y el conjunto de la cadena
de suministro alimentario. Se sabe que el agua, la salud y
la infraestructura son los sectores más vulnerables y a los
que se deben dirigir las inversiones con urgencia. Tales
inversiones deben también tener

En diversas zonas rurales, los ingresos generados de
fuentes comunes (por ejemplo, bosques, actividades
pesqueras, corales, vías fluviales, pastizales y recursos
minerales) constituyen el elemento más importante de la
renta de los hogares pobres rurales. La combinación de
factores como la privatización, la intensificación de la
agricultura, el crecimiento demográfico y la degradación
de los ecosistemas han conducido a que el tamaño, la
calidad y disponibilidad de las zonas de propiedad común
para los pobres disminuya en varias regiones del mundo.
Las recomendaciones de la CDS deben orientarse hacia
acciones que permitan invertir esa tendencia.

La mejora de los precios y la reducción de la volatilidad de
los mismos pueden permitir la estabilización de los
ingresos de los trabajadores agrícolas y mejorar la
conservación de los recursos naturales.
en cuenta otras realidades, como por ejemplo, la
creciente incidencia del VIH/SIDA y otras enfermedades
que reducen la capacidad de prestar adecuadamente
esos servicios. En ese respecto, los flujos financieros de
largo plazo deben orientarse en primera instancia hacia
los países en desarrollo para que estos puedan
adaptarse mejor a los problemas medioambientales.

Los gobiernos deben cumplir los compromisos asumidos
en Monterrey y en Gleneagles de aumentar
significativamente su ayuda al desarrollo para los países
pobres y garantizar una mayor responsabilización de los
gobiernos en lo que se refiere al cumplimiento efectivo
de sus obligaciones de un año a otro.

El desarrollo rural sostenible permite optar por nuevas
vías para el desarrollo económico, un desarrollo que
considere al ser humano como la pieza central y que
respete los derechos de los trabajadores y el medio
ambiente. Al mejorar la capacidad de las sociedades y
las economías de reaccionar y adaptarse a desastres
ecológicos importantes y a la variabilidad meteorológica,
se podría conseguir que el desarrollo rural sostenible
tuviera efectos positivos en el empleo o al menos
redujera la gravedad de los negativos. También podría
ofrecer nuevas oportunidades a los sectores
amenazados y contribuir a mejorar la educación y los
ingresos de los trabajadores.

Se deben fortalecer las sinergias entre las diversas
convenciones de las Naciones Unidas (Convención
marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático, la Base de Datos de Suministro Común de las
Naciones Unidas, y la Convención de Naciones Unidas
sobre Biodiversidad), la labor común con los procesos en
curso en otras organizaciones (OIT, FAO, PNUMA,
OCDE) y reforzar y ampliar la participación de los
sindicatos en esas organizaciones.

Es preciso superar los diversos desafíos institucionales,
financieros, humanos y tecnológicos para lograr una
gestión de la tierra más sostenible. Los trabajadores y
sus organizaciones son valiosos socios en la transición
hacia un mejor aprovechamiento y una gestión más
segura y sostenible.
Ver AFRICA en la página siguiente
 AFRICA*
En África, la pobreza y el deterioro medioambiental
aparecen como las dos caras de la misma moneda.
La sequia, la desforestación, la desertificación, la
contaminación del agua, los suelos y el aire tienen
un impacto negativo en las vidas de los
trabajadores, sus familias y las comunidades, con
graves consecuencias para el empleo, la seguridad
alimentaria y la salud laboral y pública. Es necesario
reforzar los vínculos entre la fuerza laboral y el
medio ambiente con el fin de asegurar la cohesión
social y ambiental. Su importancia para la
producción y la realidad de los lugares de trabajo y
la comunidad hacen que los sindicatos del siglo XXI
adquieran una nueva dimensión como actores
concretos de cambio.
En consecuencia, es esencial:

Mejorar la comprensión de los lazos entre el
medio ambiente, la fuerza laboral y la pobreza. El
concepto de trabajo decente debe abarcar la
sostenibilidad ambiental, como factor esencial
para garantizar un nivel de vida sostenible.

Asegurar que los derechos fundamentales de los
trabajadores y sus sindicatos se conviertan en
elementos clave de las estrategias de desarrollo
sostenible, en particular, la libertad sindical, la
negociación colectiva y el derecho a rechazar el
trabajo peligroso o arriesgado.

Garantizar la igualdad de genero y las cuestiones
pertinentes para las mujeres trabajadoras en
tanto que indicadores de sostenibilidad social y
ambiental (por ejemplo de las regiones) e integrar
tales indicadores en las estrategias de desarrollo
sostenible para concebir y aplicar cambios.

Garantizar la participación de los sindicatos y
otros grupos de la sociedad civil (ONG,
comunidades locales, etc.) en la toma de
decisiones sobre el medio ambiente y el
desarrollo sostenible, y promover el diálogo
tripartito, la negociación colectiva y otros
procesos democráticos.

Promover a todos los niveles una educación que
incorpore el desarrollo sostenible para los
trabajadores y sus comunidades, y ofrezca
herramientas para que los trabajadores se
conviertan en auténticos actores de cambio.

Instar a los Estados a asumir su responsabilidad
de regular debidamente las empresas y los
mercados mundiales, en especial en lo tocante al
suministro de bienes y servicios, saneamiento,
salud, agua, energía, vivienda, educación,
transporte público y seguridad social, como
factores esenciales para superar la pobreza.

Pedir a los Estados que aumenten las
inversiones en políticas ambientales y su
aplicación, por ejemplo, en investigación y
desarrollo que permita eliminar los riesgos y la
contaminación, medioambiental.

Mejorar la formación sindical para los dirigentes
y los trabajadores, como estrategia política para
impulsar acciones de desarrollo sostenibles
comunes de los sindicatos.

Pedir que se realicen programas de "transición
justa" con el objeto de garantizar que los
trabajadores adversamente afectados por la
reestructuración se beneficien de las
disposiciones del trabajo decente en el proceso
hacia la producción y el consumo sostenibles.
*El contenido de esta sección deriva de una Resolución acordada por la Primera Conferencia Sindical Africana
sobre Trabajo y Medio Ambiente (Johanesburgo, 28=29 de Julio 2006) que reunió a sesenta y dos sindicalistas de
veinticuatro sindicatos nacionales de 19 países.

Instar a las empresas nacionales y
multinacionales a que asignen recursos para
establecer y mejorar la rendición de cuentas y la
transparencia de su actuación social y
medioambiental, teniendo en cuenta las
cuestiones de equidad.

Rechazar el “doble standard” de algunas
empresas multinacionales que "exportan" a
África prácticas ambientales, sociales y métodos
de producción que no están autorizados en sus
países de origen.

Ejecutar el plan de acción de Johannesburgo de
2002 relativo a los productos químicos, que
prevé que la carga de la prueba en lo que se
refiere a la seguridad química de los
trabajadores, consumidores y comunidades la
debe asumir la industria, respaldar el Convenio
de Estocolmo sobre los Contaminantes
Orgánicos Persistentes para la eliminación
progresiva de sustancias peligrosas, y adoptar el
principio prudencial y el Enfoque estratégico
para la gestión de los productos químicos
(SAICM) y las acciones de seguimiento.

Pedir a los gobiernos que ratifiquen los
convenios n°155 sobre seguridad y salud de los
trabajadores, el 161 sobre servicios de salud en
el trabajo, 170 sobre los productos químicos, 176
sobre seguridad y salud en las minas, 182 sobre
las peores formas de trabajo infantil y el 184
sobre la seguridad y la salud en la agricultura.

Luchar contra el creciente uso de productos
tóxicos en la agricultura y la producción agrícola
intensiva basada en técnicas no sostenibles,
promover la agricultura ecológica y familiar, y
pedir reforma agraria, seguridad alimentaria y
soberanía y justicia en la agricultura.

Promover el diálogo social en lo relativo a las
políticas nacionales en materia de cambio
climático cuando se aborden cuestiones de
vulnerabilidad y los planes de adaptación y
mitigación.

Convertir la cuestión del agua en una prioridad
de la labor de sindicalización en las regiones y
apoyar a la ISP y a otras organizaciones sociales
en su labor de promoción del acceso a los
recursos básicos como el agua y la energía, para
conseguir que sea universal, equitativo,
igualitario y coherente con el medio ambiente, SINDICATOS
como componentes esenciales de los derechos
humanos. EN LA CDD-16

Promover los Acuerdos marco globales firmados Organizaciones Sindicales Internacionales
CSI (Confederación Sindical Internacional)
por las Federaciones Sindicales Internacionales TUAC (Comisión Sindical Consultativa ante la
con empresas multinacionales, con la finalidad OCDE)
IUF (International Union of Food workers)
de salvaguardar las normas fundamentales del ISP (Internacional de Servicios Públicos)
trabajo, así como disposiciones relativas al
medio ambiente y al desarrollo sostenible.
Organizaciones Sindicales Regionales
CSA - Americas
CSI - Africa

Exigir la prohibición total del uso del amianto y CES - Europa
disposiciones para su manipulación y EFFAT - Europa
eliminación adecuada de conformidad con las Sindicatos Nacionales
BMSF - Bangladesh
decisiones de las Partes del Convenio de
CSC - Belgica
Basilea y su inclusión en el Convenio de CUT - Brasil
CUPE - Canada
Rotterdam. UFCW – Canada
SYNADER - Chad

Promover actuaciones integradas y centradas en
3F - Dinamarca
el lugar de trabajo para la lucha contra el VIH/ CGT - Francia
CFDT - Francia
SIDA y otras enfermedades infecciosas.
DGB - Alemania
IG BAU - Alemania
KTUC - Kiribati
MTUC - Malasia
CROC - Mexico
NLC - Nigeria
LO - Noruega
COSATU - Sudáfrica
CCOO - España
UNITE-HERE – Estados Unidos