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: 373-2006
El presente proceso de amparo se inició mediante demanda incoada el día dos de junio de
dos mil seis por los señores Rafaela de los Ángeles Leiva Sigüenza y Ovidio de los Santos
Sigüenza Vega, ambos mayores de edad, del domicilio de Santa Ana, contra actuaciones del
Juez Primero de lo Civil de esa ciudad, que consideran vulneran sus derechos
constitucionales.
Por resolución de las ocho horas con cuarenta y dos minutos del día cinco de junio de dos
mil seis, se previno a los peticionarios que aclararan conceptos en su demanda, prevención
que fue evacuada mediante escrito presentado el día dieciséis de ese mismo mes y año.
Ante ello, por auto a fs. 14, se declaró inadmisible la demanda presentada respecto a la
pretensión incoada por el señor Ovidio de los Santos Sigüenza Vega, e improcedente en
cuanto a los hechos atribuidos tanto a la parte acreedora del proceso civil ejecutivo
relacionado, como al notario autorizante de los documentos bases de la mencionada acción.
Por auto del veintiocho de agosto de dos mil seis, y al haber señalado en su informe la
autoridad demandada la dirección del señor Miguel Ángel Pérez Alvarado -tercero
beneficiado-, se ordenó hacer saber a éste la existencia de este proceso. En dicha
interlocutoria, además, se confirmó la medida cautelar decretada en el auto de admisión de
la demanda, y se pidió nuevo informe a la autoridad demandada, quien, al rendirlo, reiteró
pormenorizadamente los argumentos vertidos en su primer informe, negando enfáticamente
las infracciones constitucionales denunciadas. En ese sentido, manifestó, en lo pertinente,
que: "consta el acta de emplazamiento a los demandados [en el proceso civil ejecutivo]
OVIDIO DE LOS SANTOS SIGUENZA VEGA y RAFAELA DE LOS ANGELES LEIVA
DE SIGUENZA, emplazamiento que según consta endicha (sic) acta se llevó a cabo a las
nueve horas treinta minutos del día diecinueve de marzo de mil novecientos noventa y
nueve, habiendo firmado el acta de notificación la señora RAFAELA DE LOS ÁNGELES
LEIVA DE SIGUENZA, emplazamiento que se llevó a cabo en su casa de habitación (…)".
Que, además, se les había notificado a los mencionados señores la declaratoria de rebeldía,
pero el señor Ovidio Santos presentó escrito hasta el ocho de mayo de dos mil seis.
Por su parte, la actora presentó un escrito en el cual refutó las notificaciones que el juez
demandado asegura haber ordenado en el proceso civil ejecutivo cuestionado, y
particularmente, sobre el acta de notificación del decreto de embargo cautelar que equivale
al emplazamiento, aseguró que en ésta: "no aparece la firma de dicha demandada. Pues en
dicho proceso aparece. El documento único de identidad de dicha demandada. Con el cual
puede ser cotejado, las firmas, y se aclara que la firma que aparece en dicha acta de
notificación es totalmente diferente. En esa misma acta de notificación podemos observar
que el señor notificador dice haber notificado al señor Ovidio de los Santos Sigüenza Vega.
Pero se le olvidó al notificador identificarlo y pedirle que firmara dicha acta. Concluyo
Señor Juez de la Honorable Corte Suprema de Justicia. Que se le olvidó al Juez hacer la
notificación que le ordenan los artículos 594 indiso (sic) 2º y 595 de nuestro código de
procedimientos civiles y el conocimientos básico del capítulo II de nuestro código de
procedimientos civiles y que se refiere a la citación, emplazamiento y notificación (…)".
Mediante auto del diecisiete de noviembre de dos mil seis, se abrió el proceso a pruebas por
el plazo de ocho días, de conformidad al artículo 29 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales, fase procesal en la cual la parte demandante presentó documentación –
copia certificada de su Documento Único de Identidad- que, a su parecer, refuerza los
argumentos expuestos en su intervención anterior en el sentido de que no es suya la firma
que aparece en el acta de notificación antes relacionada. Asimismo, se recibieron en
devolución remitidos por el Correo Nacional los documentos enviados a la persona
señalada como tercera beneficiada -mediante los cuales se le enteraba de la existencia de
este amparo-, al no habérsele podido ubicar en la dirección señalada por la autoridad
demandada, tal cual se hace constar en acta agregada a este expediente a fs. 87.
La actora reclama contra la sentencia definitiva del Juicio Ejecutivo ref. 481-1998
diligenciado en el Juzgado Primero de lo Civil de Santa Ana mediante la cual se le condenó
al pago de cierta cantidad de dinero pues, a su decir, en dicho proceso no se le emplazó ni
se le comunicaron las subsiguientes etapas procesales, habiéndose enterado de la existencia
del mismo hasta el llamamiento de venta en pública subasta de dos inmuebles de su
propiedad, razón por la que considera se le han violentado sus derechos de audiencia y
propiedad. Por su parte, la autoridad demandada ha negado las violaciones constitucionales
atribuidas, pues ha argumentado que las notificaciones de ley fueron debidamente
realizadas, y en particular, que el decreto de embargo que equivale al emplazamiento fue
entregado personalmente a la hoy peticionaria, quien –a su decir- firmó para constancia.
Expuesto lo anterior, es evidente que el análisis del fondo del asunto traído a conocimiento
de esta jurisdicción constitucional deberá centrarse en verificar si, en el proceso civil
ejecutivo en referencia, la pretensora sufrió una violación de trascendencia constitucional
en sus derechos como consecuencia de la supuesta omisión procesal de notificarle el
decreto de embargo y demás actos procesales comunicables, de conformidad a la admisión
de la demanda -fs. 14-15-.
Ante ello, el análisis de esta pretensión deberá sujetarse al siguiente esquema: a) Realizar
una breve reseña del contenido de los derechos de audiencia y propiedad; b) efectuar un
análisis de los actos procesales de comunicación en perspectiva con la trascendencia de la
ausencia de notificaciones en un proceso; y c) verificar si la autoridad demandada omitió
realizar las comunicaciones debidas.
Por ello, siendo entonces el derecho de propiedad una categoría subjetiva protegible por la
vía del amparo constitucional en el sistema salvadoreño, debe reconocerse en esta sentencia
que cualquier acto privativo de ella, sin el proceso previo establecido legalmente, estaría
afectado también de inconstitucional conforme a los artículos 2, 11 y 12 de la Constitución
de la República.
Precisamente por el objeto que persiguen estos actos procesales -eficaz comunicación entre
la autoridad y las partes- es que su adecuada realización reviste especial importancia. En
virtud de ello el incumplimiento de una formalidad esencial, cuya observancia puede
incidir negativa y gravemente en las oportunidades de ejercer el derecho de audiencia y
otros derechos por parte del sujeto afectado, adquiere connotación constitucional; en el
sentido que la realización de un acto procesal de comunicación en coexistencia con
condiciones que carecen de razonabilidad o proporcionalidad respecto de los fines que
lícitamente puede perseguir el legislador, deviene en violatoria de la normativa
constitucional.
De la prueba agregada a este expediente judicial se tiene, a fs. 32v, copia certificada del
acta de notificación del decreto de embargo en el proceso civil ejecutivo en referencia,
firmada por el Notificador del Juzgado Primero de lo Civil de Santa Ana, fechada
diecinueve de marzo de mil novecientos noventa y nueve la cual, en lo pertinente, dice:
"Notifi (sic) el decreto de embargo de Fol. 14, por medio de su respectiva copia la demanda
de Fol. 1,2 con sus respectivos documentos y resolución de Fol. 13 y 16 a los demandados
Senores (sic): Ovidio de los Santos Siguenza (sic) Vega y Rafaela de los Ángeles leiva de
Siguenza (sic) Quienes quedaron entendidos Firmando esta ultima (sic) la mencionada
Sra. Rafaela de los Angeles, Su respectivo recibo. En la Urbanización el Cocal Polígono
"E" numero (sic) uno de esta Ciudad Quien no se identifico (sic) con ningun (sic)
documento por no querer hacerlo (sic)" (Resaltado e itálica suplidos). Es de hacer notar
que, a fs. 34v y 37, se encuentran las actas de notificación de la declaratoria de rebeldía y la
sentencia definitiva, y en ambas el notificador señala que los dos señores antes
mencionados –entre ellos, la peticionaria- se negaron a firmar.
Al respecto, observa este Tribunal que tales alegatos constituyen, en realidad, una denuncia
referente a que el funcionario judicial encargado de la notificación mintió al señalar que la
hoy demandante firmaba, cuestión que se traduciría –en su caso- en una falsedad o nulidad
controvertible en sede ordinaria y no ante esta Sala, cuya competencia es estrictamente
constitucional. Y, no habiendo prueba en este expediente de que se haya rebatido la validez
de dichos documentos judiciales en los términos expuestos, éstos merecen fe, al encontrarse
revestidos de presunción de legalidad, aclarando una vez más que tal presunción no es
absoluta sino desvirtuable pero bajo los cauces que la misma ley establece para ello, tal cual
se ha mencionado en este párrafo y el precedente.
Por todo lo expuesto, y al advertirse que, de conformidad con la prueba documental que
consta agregada a este expediente, las notificaciones del proceso civil ejecutivo seguido en
contra de la pretensora sí le fueron comunicadas, se infiere razonablemente que ésta sí tuvo
conocimiento de la existencia del referido proceso, desde el decreto de embargo y demanda
que lo motivó; de todo lo cual se desprende que no se encontró en la indefensión que
alegaba y que, según ella, le impidió la efectiva tutela de su derecho material de propiedad,
resultando pertinente denegar el amparo solicitado.