Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
http://gclujan.zoomblog.com
Edoardo Boncinelli
ROMA. Edoardo Boncinelli, reconocido biofísico italiano que se dedicó durante 30 años al
estudio de la genética y de la biología molecular de los animales superiores y del hombre,
no tiene dudas. "Los hombres nunca somos racionales. Aun cuando nos esforzamos y nos
empeñamos, los hombres no somos nunca del todo racionales porque nuestro cerebro es
perezoso y prefiere sacar conclusiones rápidas, pero equivocadas, antes que lentas, pero
rigurosas", dice en una entrevista con La Nacion.
"Siempre fui un apasionado del cerebro, algo fascinante, y siempre tuve una tendencia
hacia la filosofía, pero científica", cuenta. En los últimos 12 años ha escrito 24 libros. Ahora
está trabajando en otros tres: uno sobre la libertad, otro sobre la conciencia y otro sobre la
racionalidad, justamente...
-Si lo supiera antes de morir, estaría muy contento. Qué hace que nosotros aprendamos y
usemos el lenguaje y los animales no es una de las preguntas más lindas que se puedan
imaginar. En los genes no está escrito. Por lo tanto, debe de estar escrito en esa parte del
genoma que todavía no sabemos leer.
-Pero sabemos muchas cosas. Por ejemplo, en su último libro, Cómo nacen las ideas,
usted explica que en una zona del cerebro están los números genéricos.
-Sí, aprendimos muchas cosas sobre el lenguaje, pero todavía no sabemos qué es lo que
nos da el poder para aprender el lenguaje. Aprendimos muchas cosas que a los hombres
no les gustan, como por ejemplo que nunca somos racionales. Aun cuando nos
empeñamos y nos esforzamos con todo para ser racionales, no lo somos, porque nuestro
cerebro es perezoso y prefiere sacar conclusiones rápidas y equivocadas, antes que lentas
y rigurosas.
-¡Claro, todo el mundo! El cerebro es perezoso. Por otra parte, el cerebro, que fue hecho
150.000 años atrás, no estaba hecho para las sutilezas matemáticas de hoy.
-¿Cuán genéticamente distinto es el hombre de hoy con respecto al de hace 100.000 años.
-Esto es lo lindo del ser humano: mientras los animales sólo tienen la evolución biológica, y
por lo tanto una adaptación lentísima, el hombre, además de la evolución biológica también
ha tenido una evolución cultural, que va rapidísimo, quizá demasiado rápido. Nosotros
nacemos exactamente como los hombres de hace 150.000 años. Pero, atención, nosotros
tenemos una suerte de doble nacimiento, porque bastan pocos meses, pocos años, para
que el niño de hoy a los 3 años sea distinto del niño de 3 años de la era de las cavernas. A
los 5 o 6 años diría que es muy distinto del niño de hace 150.000 años. Nuestro cerebro es
totalmente maleable y en los primeros años todo lo que pasa es esculpido como si hubiera
estado desde el nacimiento. Esta es la gran diferencia.
-Seguramente, pero harán falta 200.000 o 300.000 años. Nadie puede prever el futuro,
pero ése es el ritmo de la evolución. Antes de que nosotros hagamos una evolución
biológica, el hombre habrá intervenido sobre su genoma. Porque en unos 15 o 20 años
será posible intervenir artificialmente sobre nuestro genoma, algo que será un evento
excepcional.
-Para mí es una discusión lindísima la de qué se debe elegir. Los diarios dicen "hijos rubios
con ojos celestes", pero me parece una de las estupideces más grandes que se puedan
imaginar. Sí, en cambio, se puede hablar de hijos más inteligentes, más longevos, más
sanos... Aunque mi apuesta es que los primeros genes que se tocarán serán los que
regulan la extensión de la vida. Ahora tendemos a vivir cien años, pero tocando algunos
genes podremos vivir doscientos o trescientos. ¡Entonces seguramente el mundo será
dado vuelta absolutamente!
-Yo estaría de acuerdo si está bien hecho. Yo siempre estoy de acuerdo con todo, si está
bien hecho.
-Soy bautizado, me casé por Iglesia, enseño en una universidad que en Italia consideran
católica, pero no soy creyente. Pienso que detrás de una manzana que cae está la fuerza
de gravedad, pero el primitivo no lo sabe y cree que detrás de la manzana que cae está la
mano de Dios. Por eso la espiritualidad no es un punto de llegada, sino un punto de partida
que siempre ha evolucionado.
-Porque el hombre, como todos los animales, le tiene miedo a lo nuevo, y la ciencia es lo
nuevo. Hasta hace 100 o 150 años sobre un plato de la balanza estaba el miedo a lo
nuevo, pero del otro estaba que esperábamos ventajas materiales. Ahora tuvimos tantas
ventajas, objetivamente, que ya no existe equilibrio. Pero después hubo un error gravísimo:
prometer en nombre de la ciencia cosas que no podían prometerse. La ciencia puede dar
bienestar material, pero no puede dar la felicidad ni la sabiduría. Cuando el hombre se da
cuenta de que es tan infeliz como antes, y que no es sabio, queda decepcionado y se
rebela contra la ciencia.
-Que son una bendición a la cual, para variar, la gente le tiene miedo...
-Pero tampoco la manzana norteamericana tiene gusto a nada. No por los OGM, sino
simplemente porque la sacan del árbol cuando todavía está inmadura. Lamentablemente,
las exigencias del mercado nos hacen comer manzanas lindísimas que no tienen gusto a
nada, tomates lindísimos, pescado lindísimo, criado en casa prácticamente, es cierto, pero
no tiene nada que ver con los OGM.
-Claro, porque es la esperanza del futuro. Cuándo se realizará, no lo sé. Todo empezó
hace diez años. Cuando me entrevistaron dije que era inminente la utilización, pero, en
cambio, todo fue lento. Por un lado, hay gente que frena; por otro, hay gente que promete
el oro y el moro. Dicen que tendremos todo mañana, pero no será mañana porque aún hay
cosas que no sabemos hacer.
EDOARDO BONCINELLI
Genetista y biofísico