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Es muy común encontrar personas a las que mediante engaños y presiones les
obligan a vender su casa, finca y cualquier otro bien raíz a precios irrisorios, y
estas desconocen que este contrato puede ser invalidado mediante la figura de
lesión enorme.
La lesión enorme se da tanto desde el punto de vista del vendedor como desde
el punto de vista del comprador.
Pues bien, desde el punto de vista del comprador, la ley considera que existe
lesión enorme cuando lo comprado supera el doble del “justo valor”. Es decir,
cuando el bien comprado tiene un valor real o justo inferior a la mitad de lo que
se ha pagado con ellos, se configura le lesión enorme.
Para poder alegar la lesión enorme, el sobreprecio pagado debe ser superior al
100%, pues así lo exige la ley, de modo que si el sobreprecio es exactamente del
100% o menos, no se puede alegar lesión enorme.
Desde el punto de vista del vendedor, existe lesión enorme cuando el valor
recibido por el bien vendido es inferior a la mitad del “justo valor” o valor real.
En otras palabras, cuando le pagan por un bien menos del 50% de lo que vale se
puede alegar la lesión enorme como una causal para rescindir el contrato de
compraventa.
Ejemplo: La bodega del primer ejemplo que tiene un “justo valor” o valor real
de $48.000.000 es vendida por $20.000.000. En este caso, el vendedor recibió
menos de la mitad de su valor real, recibió un precio inferior al real en más de
un 50%, lo que viene a constituir lesión enorme.
Para que el vendedor pueda alegar lesión enorme, el desfase entre el precio real
y el pagado debe ser superior al 50%, puesto que si el sobreprecio llegare a ser
exactamente del 50% o menos, no se puede alegar la lesión enorme como una
causa para exigir que se rescinda o anule el contrato.
La teoría subjetiva supone que para que haya lesión enorme debe existir y de
hecho probar mala fe, engaño, presión o constreñimiento de una de las partes
para conseguir el mayor o menor precio, según el caso. Que una de las partes de
aproveche de la necesidad o ingenuidad de la otra, o de las mismas
circunstancias para sacar ventaja, por lo que si estos hechos no se prueban, no
se puede alegar lesión enorme así el precio sea infinitamente superior o inferior
al real.