hacia el año 500 antes de Cristo, viviendo su juventud en una época, pues, en la que Clazomene había sido sometida al imperio persa, tras la represión de la revuelta Jonia. Posteriormente se trasladó a Atenas, ciudad en la que residiría la mayor parte de su vida, siendo maestro, y posteriormente amigo, de Pericles, entre otros atenienses ilustres. Precisamente esa amistad le supuso ser acusado de impiedad por los enemigos de Pericles y verse obligado a abandonar Atenas, refugiándose en Lámpsaco Filósofo, geómetra y astrónomo griego. Posiblemente discípulo de Anaxímenes, perteneció a la denominada escuela jónica y abrió la primera escuela de filosofía en Atenas. Entre sus discípulos estuvieron Pericles, Tucídides, Eurípides, Demócrito, Empédocles y, aunque no se sabe a ciencia cierta, Sócrates. Anáxagoras situó el principio de todas las cosas (arché) en el nous (entendimiento), encargado de imprimir orden al caos original, y en su tratado Sobre la naturaleza afirmó la divisibilidad indefinida del espacio y del tiempo. Fue expulsado de Atenas bajo la acusación de ateísmo; según los testimonios de la época, el motivo real fue su afinidad con Pericles, quien se hallaba en oposición a Tucídides, siendo acusado de ateísmo. Anaxágoras sostiene que nada nace ni desaparece. El vacío no existe. Todas las cosas se producen por mezcla (generación) o separación (destrucción) de realidades preexistentes. Este planteamiento suscita un problema: ¿cómo es posible que, por ejemplo, el hueso provenga de lo que no es hueso? Para resolver esta cuestión, Anaxágoras formuló el principio de que «todo está en todo». Esto significa que las cosas de las cuales procede el hueso y que no son hueso deben contener partes mezcladas de componentes distintos entre los que se encuentra también el hueso.
El mundo físico lo contiene todo y es
infinitamente divisible. Según Anaxágoras, existen unas «semillas» (spérmata), distintas en forma, color y sabor, que son los componentes de las cosas. Estas semillas no son homogéneas, sino que se diferencian entre sí por la proporción en que se encuentran sus componentes. Tampoco son elementos simples, ya que, al igual que cualquier parte del mundo físico, son divisibles hasta el infinito. Por pequeñísimas que sean, contienen semillas de todos los otros elementos, porque nunca serán tan pequeños que estén compuestos por un solo ingrediente. a palabra griega nous (νουs) se traduce habitualmente por «inteligencia» o «mente». Se trata de un ser infinito e impersonal que puede verse como una prefiguración muy cercana a lo que será el Dios de los filósofos (el Acto Puro de Aristóteles, el Dios de la teología natural). El Nous en el pensamiento de Anaxágoras es, sobre todo, dos cosas: Una causa motora, eficiente, al producir el impulso iniciador del movimiento de la migma (la mezcla primigenia informe), a partir del cual se forma el mundo tal como lo conocemos. Una vez introducido el movimiento, el Nous deja de intervenir y los procesos del mundo continúan por sí mismos. Una causa ordenadora o final.