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Este documento resume el pensamiento del intelectual peruano Antenor Orrego sobre la integración latinoamericana. Orrego fue pionero en introducir el término "integración" en el contexto de las relaciones internacionales en América Latina. Abogó por una integración no solo orgánica y racial, sino también social, cultural, política y económica entre los países de la región. Vislumbró la emergencia de grandes organismos regionales que promuevan la unión e integración en Latinoamérica. También analizó procesos
Este documento resume el pensamiento del intelectual peruano Antenor Orrego sobre la integración latinoamericana. Orrego fue pionero en introducir el término "integración" en el contexto de las relaciones internacionales en América Latina. Abogó por una integración no solo orgánica y racial, sino también social, cultural, política y económica entre los países de la región. Vislumbró la emergencia de grandes organismos regionales que promuevan la unión e integración en Latinoamérica. También analizó procesos
Este documento resume el pensamiento del intelectual peruano Antenor Orrego sobre la integración latinoamericana. Orrego fue pionero en introducir el término "integración" en el contexto de las relaciones internacionales en América Latina. Abogó por una integración no solo orgánica y racial, sino también social, cultural, política y económica entre los países de la región. Vislumbró la emergencia de grandes organismos regionales que promuevan la unión e integración en Latinoamérica. También analizó procesos
encumbrado en lo atinente al integracionismo y a la interdependencia de pases del mundo contemporneo. Nuestro pensador es el primer peruano en introducir la palabra integracin en la semntica de las relaciones internacionales de nuestro tiempo. En Amrica Latina solo le antecede Jos Vaconselos (1881-1959) que el ao de 1916, cuando visito el Per , en conferencia sustentada en la Universidad de San Marcos, hablo de la integracin de las nuevas unidades tnicas en alusin a los pases de nuestra America, cuyo corazn colectivo, rebasando la nocin de patria pequea, deba tender a federarse
En un organismo inmenso en procura del progreso en
conjunto. ( Vaconselos,1987:38). En los aos finales de la dcada de los 50 del siglo XX, la Comisin Econmica para Amrica Latina comienza a difundir esta palabra. Orrego ya usa en Pueblo Continente (1939) el termino integracin en el sentido orgnico o racial, primero, y de all lo eleva al campo social y cultural, as como al poltico y econmico. All , con clarividencia, en un capitulo titulado La ruta de la integracin, nuestro personaje dice que en Amrica Latina se ha iniciado un proceso de integracin, a partir de la descomposicin de las razas y continuara hasta la recomposicin de sus fuerzas en un todo unitario,
En una integracin , que producir el nuevo tipo de hombre de
Amrica. Expresa textualmente : Este proceso de desintegracin y descomposicin esta en Amrica, finalizando. Se encuentran en sus ltimos estadios, y ha comenzado, tambin, el proceso correlativo de integracin, de recomposicin, de sntesis (1995, I :1939). En el pensamiento de Orrego, el hombre individual se produce discontinuidad orgnica al morir y descomponerse, es decir, cundo se desintegra, lo cual no se da e los pueblos y razas. Ni en la naturaleza ni en la historia ocurren la muerte y desintegracin absolutas ; termina un ciclo pero sus formas de expresin encuentran un legatario y continuador en el porvenir. En Amrica, muere y se descompone el indio y el europeo que aparezca una nueva estructura orgnica y espiritual, el hombre americano.
Y este hombre, sntesis de todas las razas y culturas,
es el que debe elaborar un mensaje cultural nuevo de honda orientacin humanista y ecumnica. Amrica ser como la partera csmica de una cultura integral y de proyeccin universal. Los pueblos de todo el globo, arrastrados por fuerzas biolgicas superiores, en obediencia a sus hondos designios de continuidad vital, se dieron cita en Amrica, buscaron confluir en esta tierra para superarse recprocamente . Largo tiempo ha transcurrido desde que se inicio esta caldera csmica que esta originando una nueva realidad humana en el mundo. Leamos sus palabras :
Desde hace cuatro siglos todas las razas estan
derritindose en la hoguera de Amrica. Para ayer, necesaria fusin disgregativa; proceso de integramiento y de reconstitucin, para maana. El ojo miope y retrasado no ve sino el caos, la heterogeneidad momentnea y epidrmica, de la cual casi no puede hablarse sino en pretrito, puesto que ha comenzado el proceso de integracin. El indio, el blanco, el asitico, el negro, todos han trado su aporte y se han podrido o estn acabando de podrirse en esta inmensa axila csmica, para liberar sus respectivas superioridades integrantes que harn el hombre americano, cumplido ya para el porvenir de la humanidad(199,I:149)
Pero esta integracin no ser solamente
orgnica , sino con mltiples manifestaciones, tambin ser integracin social, cultural , educativa, poltica y econmica. Entonces, Amrica Latina marcha hacia esa integracin, por impulso dialectico de diversos factores. Orrego anota :
La contextura de nuestros pueblos, el sentido
interno y profundo de la vida continental, el carcter unitario y ecumnico de nuestra alma colectiva, la compulsin dialctica de nuestra estructura histrica, nuestros grandes intereses polticos y econmicos nos llaman a la solidaridad, a la mancomunidad y a la union. Pero, no a una solidaridad romntica y discursiva () sino a la constitucin de una vasto organismo concreto y tangible, de un organismo que rija, en carne de realidad poltica ,econmica y cultural, nuestros destinos superiores . (1995,I:66 y 167)
Y en esta ruta nos encontramos. All estn
los grandes organismos unitarios, concretos y tangibles, como los profetizados por Orrego : Asociacin Latinoamericana de Integracin , Comunidad Andina, Mercado Comn del Sur, Sistema Econmico Centroamericano , Parlamento Andino, Convenio Andrs Bello ,Unin de Naciones Suramericanas y otros entes integracionistas, todos de accionar lento
En lo tocante a Europa, analiza la
beligerancia vivida por la tensin entre las fuerzas desgarradoras del pasado y las fuerzas dinmicas del porvenir, entre el patriotismo unionista o paneuropeo. En Hacia un Humanismo Americano", libro escrito por los aos 50, Orrego frente a la realidad posguerra y en cierta forma oteando la tendencia integracionista de este continente, frmula la siguiente pregunta:
Sern capaces los pueblos europeos de abandonar la
anarqua atomizacin poltica , jurdica y econmica que los divide y responder al dramtico clamante llamado de la historia contempornea ,constituyndose en el Estado-Continente de la Unin Europea? O, acaso aguarda a Europa la misma suerte que a Italia en el siglo XIV, la cual por haberse rezadado en los estados ciudad del Renacimiento tuvo que pagar bien caro esta carencia de sensibilidad histrica durante el largo lapso de 600 aos que la mantuvo a la zaga de las grandes potencias europeas no obstante el pensamiento orientado y las palabras admonitivas de Machiavello?. (1995,II:156)
Despus de la tragedia de la segunda guerra mundial, los
nacionalismos agresivos y disgregantes han sido superados. Y los pueblos europeos han sido capaces de abandonar su dispersin y constituir hasta ahora 27 de ellos ese bloque llamado, justamente, Unin Europea, nombre usado por Orrego. Ahora no slo quedan atrs las ciudades-estado surgidas en siglos anteriores, sino que con la Unin Europea, los pases de este continente son capaces de acabar con su atomizacin e iniciar su integracin en un sper Estado, un Estado-Continente. Cuando Europa desplegaba grandes esfuerzos por su integracin (1958), el escritor Andr Malraux, Ministro de Informaciones de Francia, durante el gobierno de Charles De Gaulle, sostuvo que: Una nueva era se ha abierto en el mundo con el nacimiento de los Estados-Continentales. (1995,IV: 188). Nada ms ni nada menos, la idea orreguiana expuesta desde muchas dcadas anteriores.
No slo en Pueblo-Continente y en Hacia un humanismo
americano, sino en diversos artculos periodsticos, sigui el proceso unionista de Europa. Y pens que esa parte del mundo alcanzar antes que Amrica Latina la categora de estado continente, sin ser un pueblo-continente. Sin embargo, los latinoamericanos somos un pueblo continente, desarticulado polticamente, llamado a convertirse en estado-continente. El pensamiento de Orrego, en lo atinente a las relaciones internacionales, sobre todo cuando se trata de la tendencia de formar grandes bloques de pases, lo encontramos en notables polticos, estadistas y escritores del mundo contemporneo, aunque no siempre citen al autor de la teora de los pueblos-continente. Tal el caso de Felipe Herrera cuando escribe: Estados Unidos, Rusia o China son prcticamente pueblos-continente, es decir el producto de la
O sea, el antecedente inmediato de esta etapa de
nacionalismo regional cuyas manifestaciones son materia de nuestra diaria experiencia. Y ampla las muestras de pueblos-continente al caso de los rabes, pases africanos e indostnicos as como a Indonesia. Y estas realidades le permiten demostrar enfticamente la Vigencia de los pueblos-continente, como denomina uno de los apartados de su libro "Nacionalismo latinoamericano, ttulo, a su vez, de clara evocacin Orreguiana, por las mismas palabras e ideas. (Herrera, 1967: 22 y 23). Porque la realidad de nuestro tiempo lo demuestra, en verdad, la teora Orreguiana del integracionismo de los pueblos-continente se cumple no slo en Amrica Latina, sino por extensin de su aplicabilidad en otros espacios del planeta.
No obstante su continentalismo o posicin
latinoamericanista, l no agota su interpretacin de las relaciones internacionales con la integracin de esta porcin del mundo: avanza al universalismo. Ciertamente, piensa que el mundo marcha hacia su unificacin, por ende, le asigna a Indoamrica responsabilidad mundial de pensar, obrar y sentir en esa direccin. En efecto, percibi que los sucesos importantes de cualquier parte del planeta repercutan inmediatamente en la conciencia de los seres humanos de toda la tierra. Al respecto escribi:
Cada pas vive en funcin del globo entero cientfica,
artstica, econmica y polticamente [] En rigor del trmino, no hay ya acontecimientos locales sino acontecimientos de una extensa proyeccin universal. Cada hombre de hoy, cualquiera que sea su raza o su pas, va siendo moldeado, en cierto modo, por el planeta entero. (1995, I: 177). Estamos seguros que no aceptara plenamente el fenmeno actual de la globalizacin econmico financiera, rechazara el lado injusto y hegemnico, incompatible con su pensamiento. Pero s pens en el proceso de acercamiento y unificacin del mundo, en trminos positivos para toda la humanidad, no en el provecho de los menos y en perjuicio de los ms, sino en el camino de la justicia social.
Vio al mundo en marcha hacia un todo ms universal que
en otras pocas; al hombre, tambin como un todo que vive en aqul todo conectado a mltiples y nuevas incitaciones, a las que est obligado a responder plenamente con su ser: inteligencia, corazn, voluntad, su vida entera. En verdad el aislamiento es anacrnico y anatpico, por ende, ya no se lo comprende ni siente ahora. Sostiene que a Amrica y, especialmente, Amrica Latina, por haber recibido todas las sangres del planeta, se la puede llamar Continente-Multitud donde ha surgido un gran pueblo con nuevas y superadas posibilidades de expresiones espirituales. Y aqu la Multitud se ha hecho Pueblo, un Pan-Pueblo, un Pan-Mundo, un Pan-Universo.
Por cierto, esto sucede ahora, en todo el planeta. Por el
avance cientfico y tecnolgico, que repercute en las comunicaciones, el mundo de hoy se empequeece, se integra, y segn la frase Marshall Mac Luhan acuada en1971, es una aldea global, ya no es ancho, pero, lamentablemente, por la injusticia an existente, sigue siendo ajeno. Tal vez, evocando a los antiguos estoicos, Orrego vio al mundo unificndose como si fuera una sola y enorme ciudad. Todo esto cuando no se creaban an los organismos supranacionales polticos y econmicos como la Organizacin de las Naciones Unidas y el Banco Mundial. Ojal, pasados unos aos no se diga: Nuestras indigentes pupilas hechas slo para las pequeas perspectivas no son