Pruebas morfológicas
Coincidencia entre las costas de
continentes hoy en día separados
Ejemplo: África y Sudamérica
LA DERIVA CONTINENTAL
PRUEBAS DE LA DERIVA CONTINENTAL
Pruebas geológicas
Muchas Estructuras Geológicas iguales en continentes
separados.
Por un lado, el ajuste de los bordes de la plataforma
continental entre los continentes africano y
sudamericano, esto es, que encajaban el uno con el
otro. Por otro lado, la continuación de las cadenas
montañosas en el continente sudamericano y en el
africano, hoy en día separadas por el océano Atlántico.
Y por último, la continuación de las cadenas
montañosas europeas y norteamericanas. Actualmente
separadas por el océano Atlántico.
PRUEBAS DE LA DERIVA CONTINENTAL
Pruebas paleoclimáticas
Rocas indicadoras de climas iguales en zonas a
distinta latitud en la actualidad.
La presencia de un mismo modelo erosivo en
distintos continentes, da a pensar, que todos
ellos permanecieron en el pasado unidos ya que
poseían el mismo clima. Por ejemplo, los
mismos depósitos morrénicos en Sudáfrica,
Sudamérica, India y Australia.
Ejemplo: depósitos glaciares de la misma época
en la Patagonia y la India.
PRUEBAS DE LA DERIVA CONTINENTAL
Pruebas Geomagnéticas
La prueba definitiva de la deriva continental fue aportada por los
geofísicos, a los que también debemos la comprensión de los
mecanismos que la permiten. Los argumentos más sólidos en favor
de la teoría provienen del estudio del magnetismo natural que
tienen las rocas y que es una consecuencia del campo magnético
terrestre.
Se puede saber cuál era la posición de los continentes con respecto
a los polos, atendiendo al magnetismo procedente de la
composición de sus rocas. De esta forma, observando los trazados
magnéticos se llego a la conclusión de que hubo con anterioridad
una conglomeración de los continentes actuales.
Minerales magnéticos en rocas de igual edad en distinto continente
indican dos polos norte. Trasladando los continentes, apuntan a un
único polo.
PRUEBAS DE LA DERIVA CONTINENTAL
Distribución actual de los seres vivos
Después de la fragmentación de los continentes, se han
encontrado especies que poseen características iguales, en
determinados continentes, con la única diferencia de que éstas
han ido evolucionando según su nuevo entorno. Por ejemplo, el
caracol de jardín encontrado tanto en Norteamérica como en
Eurasia.
Las cadenas montañosas submarinas eran muy largas y continuas. La cordillera del Atlántico era además casi
paralela a los contornos de los continentes que bordean ese océano.
Por la cresta de todas las cordilleras oceánicas corrían fallas geológicas continuas que indicaban que los lados
de la cordillera se estaban separando.
El flujo de calor del interior de la Tierra a la superficie es muy elevado en las cordilleras oceánicas.
En los continentes se han encontrado restos fósiles de hasta 4000 millones de años de antigüedad (las
primeras bacterias), pero en los océanos la antigüedad máxima de los fósiles no rebasa los 180 millones de
años.
Además, las capas de sedimento del lecho oceánico corresponden a una antigüedad de no más de 200
millones de años, más o menos.
Ésta es la hipótesis de Hess, que explica todos los resultados anteriores como efectos de una sola causa: las
cordilleras submarinas son centros de creación y expansión del lecho oceánico. Las fosas marinas son zonas
de subducción (hundimiento). El suelo continental se conserva, pero la corteza oceánica se recicla, y nunca
dura más de 200 millones de años.
El rompecabezas geológico estaba casi completo, pero faltaba demostrar que la hipótesis de Hess era
correcta.
Confirmación de la Hipótesis de Hess
De hecho, no son los continentes, sino el propio fondo oceánico el que se mueve y
arrastra de este modo los continentes. El proceso continúa, y los continentes siguen su
deriva, por lo general a razón de unos pocos centímetros al año. Por tanto, su actual
disposición no es permanente.