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Mg.

Charles Alexander Sablich Huamani


 Entre las formas de organización que pueden utilizarse para el desarrollo de una
actividad empresarial, como puede ser un negocio unipersonal o la constitución
de una sociedad, existe una alternativa que viene siendo utilizada con mucha
frecuencia y que consiste en la celebración de contratos asociativos o contratos de
colaboración empresarial.
 Los contratos de colaboración empresarial se encuentran regulados por los
artículos 438° al 448° de la Ley General de Sociedades. Asimismo, son de
aplicación las disposiciones generales en materia de obligaciones y contratos
contenidas en el Libro VI y VII del Código Civil.
 La Ley General de Sociedades define a los contratos asociativos o de colaboración
empresarial de la siguiente manera:
 “Artículo 438°.- Alcances Se considera contrato asociativo aquel que crea y
regula relaciones de participación e integración en negocios o empresas
determinadas, en interés común de los intervinientes. El contrato asociativo no
genera una persona jurídica, debe constar por escrito y no está sujeto a
inscripción en el Registro”.
 De la definición de la Ley podemos desprender las principales características de
los contratos de colaboración empresarial.
 En primer lugar, debemos tener en cuenta que a pesar que estos contratos se
encuentran regulados en la Ley General de Sociedades, no es requisito para la
validez del contrato que los intervinientes sean sociedades, más aún, no es
requisito que sean personas jurídicas, por lo que es perfectamente posible que
dos o más personas naturales celebren un contrato de colaboración empresarial.
 En segundo lugar, podemos señalar que los contratos asociativos tienen por
objeto crear y regular relaciones comerciales o empresariales entre los
participantes del contrato, quienes desarrollarán un negocio o empresa para
obtener un beneficio en conjunto.
 La tercera característica es muy importante, pues genera muchas confusiones en
el manejo de los contratos. De acuerdo a la Ley General de sociedades, a través de
los contratos de colaboración empresarial no se constituye una persona jurídica.
 En efecto, aunque tengan por objeto el desarrollo de una actividad empresarial
conjunta de los participantes, los contratos de colaboración empresarial no
generan una persona jurídica, por lo que las partes del contrato mantienen su
independencia jurídica y patrimonial. Esta característica de los contratos de
colaboración empresarial, genera que los actos que se celebran con terceros
para llevar a cabo el negocio, tienen repercusión frente a todos los
participantes, con excepción del contrato de asociación en participación en el
que, como veremos más adelante, sólo el asociante realiza actos con terceros.
 Por lo tanto, en sus relaciones con terceros no existe una independencia de
patrimonios entre los participantes y el contrato de colaboración empresarial,
como sí existe entre los socios de una sociedad constituida de acuerdo a la Ley
General de Sociedades y la sociedad. La última característica con la que la Ley
define a los contratos de colaboración empresarial es la formalidad. Según la Ley,
estos contratos deben celebrarse por escrito y no requieren de inscripción en
los Registros Públicos.
 Aunque la Ley General de Sociedades distingue dos modalidades de contratos
asociativos, que son la asociación en participación y el consorcio, no existe ningún
impedimento para que se celebren contratos de colaboración que no encajen
exactamente en la descripción que contiene la Ley para los contratos antes
mencionados.
 A continuación, veremos la regulación de las dos modalidades de contratos
asociativos que regula la Ley General de Sociedades:
 El contrato de asociación en participación es aquel por el cual una persona,
denominada asociante, concede a otra u otras personas, denominadas asociados,
una participación en el resultado o en las utilidades de uno o varios negocios del
asociante, a cambio de determinada contribución.

 Como se puede desprender de su definición, la característica del contrato de


asociación en participación es que una de las partes, el asociante, es quien llevará
las riendas del negocio.
 En la mayoría de los casos, la actividad que se desarrollará a través del contrato es
un negocio en el que el asociante ya tiene experiencia o que incluso ya viene
explotando, pero que requiere de mayores recursos para hacerlo crecer, lo que
motiva la intervención de los asociados.

 Dada la naturaleza de esta modalidad de este contrato, el asociante actúa en


nombre propio y la asociación en participación no tiene razón social ni
denominación, correspondiéndole al asociante la gestión del negocio, sin que se
genere un vínculo o responsabilidad entre los asociados y los terceros con los que
el asociante celebre operaciones para el negocio.
 Es común que en el contrato se establezcan mecanismos de control o de
fiscalización sobre las actividades que realiza el asociante, a fin de que los
asociados estén informados adecuadamente sobre el desarrollo del negocio.

 Asimismo, los asociados tienen derecho a que el asociante les rinda cuentas al
término del negocio realizado y al término de cada ejercicio.
 En la medida que se trata de un contrato en el que los beneficios del negocio serán
tanto para el asociante como para los asociados, existe una restricción por la cual
el asociante no puede atribuir participación en el mismo negocio a otras personas
sin el consentimiento expreso de los asociados.

 Un aspecto importante que se debe tener en consideración es que para efectos de


los terceros que contratan con el asociante, los bienes que han aportado los
asociados se presumen de propiedad del asociante, salvo que se trate de bienes
inscritos en Registros Públicos a nombre del asociado.
 Salvo que se regule en forma distinta en el contrato, los asociados participan en las
pérdidas en la misma medida en que participan en las utilidades y las pérdidas
que los afecten no exceden el importe de su contribución.

 Asimismo, se puede establecer en el contrato que una persona participe en las


utilidades sin participación en las pérdidas así como que se le atribuya
participación en las utilidades o en las pérdidas sin que exista una determinada
contribución.
 El contrato de asociación en participación debe contener, al menos, el acuerdo
sobre los siguientes elementos:
a) Negocio o actividad.- Es el negocio o actividad que se desarrollará a través de la
asociación y que constituye el objeto de la celebración del contrato.
b) Contribución.- Son los bienes o derechos que entregan cada uno de los
asociados para participar en el contrato. En principio, los asociados participan en las
pérdidas en la misma medida en que participan en las utilidades y las pérdidas que
los afecten no exceden el importe de su contribución.
Sin embargo, se puede pactar que un asociado participe en las utilidades sin ser
afectado por las pérdidas, así como que se le atribuya participación en las utilidades
o en las pérdidas sin que exista una determinada contribución.
c) Participación.- Es la retribución que percibe cada uno de los asociados como
resultado de los beneficios obtenidos del negocio, en razón de su contribución,
aunque es posible establecer una retribución sin contribuir a la actividad.
 De manera general, las obligaciones del asociante son las siguientes:
• Administrar el negocio.
• Informar a los asociados sobre los resultados del negocio.
• Entregar las participaciones correspondientes a cada uno de los asociados.
 De manera general, son obligaciones del asociado:
• Efectuar las contribuciones a las que se hubiera obligado según el contrato.
• Asumir su parte de las pérdidas, hasta el límite del aporte que hubiera realizado.
 El contrato de consorcio es aquel por el que dos o más personas se asocian para
participar en forma activa y directa en un determinado negocio o empresa con
el propósito de obtener un beneficio económico, manteniendo cada una su
propia autonomía.
 Como se puede apreciar de su definición, la diferencia principal entre el contrato
de asociación en participación y el contrato de consorcio es que en este último
todos los consorciados participan en las actividades que constituyen el negocio.
 Claro que aunque todos los consorciados tengan una participación activa en la
actividad empresarial, es usual y recomendable que se designe a un gestor o
administrador del consorcio, a quien también se le pueden otorgar facultades de
representación en nombre de los demás miembros del consorcio para que pueda
contratar con terceros y realizar las operaciones que requieran de la participación
de todos los miembros.
 Ahora bien, debe tenerse en cuenta que los bienes que utilizan los miembros del
consorcio para realizar las actividades que les corresponden a cada uno, según el
contrato, continúan siendo de propiedad exclusiva de éstos.
 Cuando se requiera adquirir bienes en forma conjunta, dichos bienes se regularán
bajo el régimen de la copropiedad.
 El contrato de consorcio debe contener, al menos, el acuerdo sobre los siguientes
elementos:
a) Negocio.- Es el negocio o actividad que se desarrollará a través del consorcio y
que constituye el objeto de la celebración del contrato.
b) Distribución de actividades y afectación de bienes.- En la medida que cada
uno de los consorciados participa activamente en el negocio, en el contrato debe
constar cómo se hará la distribución de actividades y cuáles son los bienes que
afectará cada consorciado al negocio.
c) Participación.- Es la parte que le corresponde a cada consorciado de los
beneficios o ganancias que se obtengan del negocio.
En el contrato deben establecerse las reglas para la distribución de estas ganancias,
de lo contrario, se hará en partes iguales.
 De manera general, las obligaciones de los consorciados son las siguientes:

 Realizar las actividades del negocio a las que se hubieran obligado.


 Destinar los bienes para el negocio, según lo señalado en el respectivo contrato.
 Asumir las responsabilidades por sus actividades frente a terceros.

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