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ARQUITECTURA EN AUSTRIA…

Como una alternativa a la decadencia de los estilos historicistas y eclécticos, así como la burda
simpleza de los edificios industriales que poblaban Europa a finales del siglo XIX, grupos de artistas y
arquitectos plantearon una nueva corriente que busque el acercamiento a la naturaleza y lo
exprese en una estética novedosa. Ese movimiento se llamó Art Noveau en Francia y Bélgica,
Modern Style en Inglaterra, Modernismo en España y JUGENDSTIL en Alemania, Letonia y AUSTRIA.
EL JUGENDSTIL austriaco, sin embargo, era un poco más austero y más geométrico, casi cubista, que
sus contrapartes europeos. En Austria se llamó también Secezion, ya que fue conformado por un
grupo de artistas que se separó de la corriente tradicional vienesa. Este movimiento duró apenas 8
años, entre 1897 a 1905.

Entre los arquitectos más importantes de este movimiento están Josef Hoffmann, Otto Wagner y su
alumno JOSEPH MARIA OLBRICH. Fue precisamente OLBRICH, a sus 30 años, quien diseño en 1898 la
llamativa sede del movimiento.

PABELLÓN DE LA SECESIÓN, VIENA


Originalmente el edificio iba a ubicarse en el Ringstrasse, una de las zonas más importantes de
Viena. Debido a su originalidad, la propuesta de Olbrich causó un gran rechazo en el Concejo
Municipal. Finalmente, accedieron a que se construya un pabellón temporal por 10 años en la
Friedstrasse, su ubicación actual.
El edificio aparece como un volumen compacto que preside un terreno triangular, arbolado, y está
rodeado por edificios de mayor altura. Sin embargo, al ser el único edificio del parque, adquiere un
papel protagónico en el perfil urbano. Llama la atención que, teniendo a su disposición un espacio
público, el arquitecto haya optado por alinearlo a ras de vereda, en vez de haber generado un
atrio para una mejor contemplación peatonal del edificio.
Olbrich concibió su edificio como un “templo del Arte”. Esta era una concepción común en esa
época, en la que muchos museos representaban templos griegos. Sin embargo, la propuesta de
Olbrich se caracteriza por la resemantización de esta idea, es decir, mantener el concepto de un
templo del arte pero dotarlo de una imagen distinta a través de una geometría pura.
La propuesta, que cubre un área de 1000 m2, es masiva, simétrica y enfatiza el eje de ingreso con
unas escalinatas y con la semiesfera dorada que corona el ingreso, la cual es a su vez sostenida por
cuatro pilares.

Al ingresar un recibo de doble altura -que se ubica bajo la esfera- ofrece un espacio solemne que
recibe al visitante.
Al interior presenta una planta en cruz, que aglutina las oficinas en la parte delantera y las galerías
en la parte posterior
A fin de no crear un volumen demasiado imponente, muchos de los ambientes se hallan dispuestos
en un semisótano.

El volumen se halla iluminado cenitalmente por grandes superficies acristaladas, dispuestas en forma
de techo a dos aguas, el cual es notoriamente visible desde la parte posterior.
Sin embargo, al interior existe un cielorraso que permite una iluminación más difusa de la galería.
La ornamentación está integrada al edificio. De hecho, uno de los conceptos que Olbrich quería
enfatizar en su edificio eran la integración de todas las artes. De allí que el ingreso está decorado
con máscaras de tres gorgonas, que simbolizan la arquitectura, pintura y escultura.
En la fachada existe una inscripción que se traduce “A CADA ÉPOCA SU ARTE, AL ARTE, SU LIBERTAD”

En la elevación lateral aparecen tres graciosos búhos, que eran atributos de Atenea, la diosa de la
sabiduría, victoria y los oficios
El elemento más llamativo del edificio es sin duda la cúpula semiesférica hecha con 3000 hojas de
laurel doradas. De hecho, el tema de la hoja de laurel está presente en muchas otras
composiciones decorativas.
La fachada también incluye ornamentos en forma de vegetales, un detalle característico del Art
Noveau.
Al interior se encuentra el famoso Friso de Beethoven, un impresionante fresco de Gustav Klimt,
cargado de simbolismo, en homenaje al famoso músico.
113 AÑOS DE HISTORIA

Este edificio, hoy una de las joyas de la arquitectura vienesa de principios del siglo XX, fue en su
momento criticado como “un mausoleo con un repollo dorado encima”. En 1908 parte de su
decoración así como la inscripción principal fueron removidas. A finales de de la Segunda Guerra
Mundial el edificio fue dañado por los bombardeos aliados y luego fue incendiado por los soldados
alemanes en retirada
113 AÑOS DE HISTORIA

En 1963 se llevó a cabo una reconstrucción del edificio, y su más reciente renovación se dio en 1984.
En el 2004 se acuñó una moneda conmemorativa de 100 euros con el tema del pabellón.

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