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LOS DERECHOS EN SERIO

RONALD DWORKIN

 CURSO: FILOSOFIA DEL DERECHO


 INTEGRANTES:
 AVILA SANTOS, VIRGINIA.
 CHUMPITAZ MENDOZA, ASHLLY
 IGLESIAS FLORES, ISABEL.
 MORELLO FERNANDEZ, JUNIOR.
 NARVAEZ HUARCAYA, KEVIN.
DOCENTE: HUAYTA ROJAS, LUIS
CICLO: X
Biografía
Dworkin nació en la ciudad de Worcester, Massachusetts. Sus padres se separaron cuando él tenía una corta
edad. Su madre, Madeline, trabajó como profesora de música para mantenerlo a él y a sus dos hermanos. Dworkin
estudió en la Universidad de Harvard y en el Magdalen College (Oxford), donde fue becario Rhodes y estudiante
de Sir Rupert Cross. Trabajó como ayudante del juez Learned Hand, y en un despacho de abogados de Nueva
York. Su carrera como profesor de Jurisprudencia (Teoría del Derecho) comenzó en la Universidad de Yale, en la
Cátedra Wesley N. Hohfeld. Desde 1969 fue profesor en la Universidad de Oxford, donde sucedió a H. L. A. Hart,
uno de los filósofos del Derecho más destacados del siglo XX. También impartió clases de Derecho y Filosofía en el
University College London, y en la Universidad de Nueva York.
Falleció el 14 de febrero de 2013 en Londres, a los 81 años edad, a causa de la leucemia que padecía.
POSICIÓN DE DWORKIN

LA JURISPRUDENCIA

El abogado conoce muy bien los hechos de la doctrina jurídica, pero no tiene claro si los
hechos se contradicen con el principio.

Por ejemplo, un daño, ¿es culpa de un hombre si lo comete alguien que está a cargo de
él, o si resulta de sus propios actos debido a circunstancias que él no tenía posibilidad
de prever?

Estas cuestiones exigen un análisis del concepto moral de culpa, no del concepto
jurídico.

Por tal motivo, Dworkin rechaza indefectiblemente el positivismo, toda ves que las
normas, o el razonamiento jurídico no es suficiente para atender los casos difíciles, algo
que los principios si realizan, pues su peso argumentativo si puede solucionar un caso
difícil.
EL MODELO DE NORMAS I Y II

El esqueleto del POSITIVISMO está constituido por unas cuantas proposiciones


centrales en torno a los cuales se organiza. Estos principios claves pueden ser
enunciados de la manera siguiente.

a) El derecho a una comunidad la cual es un conjunto de normas especiales usadas


directa o indirectamente por la comunidad con el propósito de determinar que
comportamiento será castigado o sometido a coerción por los poderes públicos.
b) El conjunto de estas normas jurídicas validas agota el concepto de derecho de
modo que, si alguna de tales normas no cubre claramente el caso de alguien,
porque no hay ninguna que parezca apropiada, o porque las que parecen
apropiadas son vagas o por alguna otra razón, por lo tanto, es el caso no se puede
decidir aplicando la ley.
c) Decir que alguien tiene obligación jurídica equivale a afirmar que su caso es incluye
dentro de una norma jurídica valida que le exige hacer algo o que le prohíbe que lo
haga. En ausencia de tal norma jurídica valida no hay obligación jurídica de ello se
sigue que cuando el juez decide un conflicto ejerciendo su discreción, no está
imponiendo un derecho jurídico en lo referente a ese conflicto.
NORMAS VS PRINCIPIOS

Como es lógico, Dworkin contempla al modelo positivista como una figura


estrictamente normativa porque sólo puede identificar normas y deja fuera del
análisis las directrices y los principios.

Por ello, Dworkin pretende demostrar que esa visión del derecho es unilateral, puesto
que, junto a las normas, existen principios y directrices políticas que no se pueden
identificar por su origen sino por su contenido y fuerza argumentativa.

En este sentido:

 LAS DIRECTRICES: Hacen referencia a objetivos sociales que se deben


alcanzar y que se consideran socialmente beneficiosos.

 LOS PRINCIPIOS: Hacen referencia a la justicia y la equidad, los principios dan


razones para decidir en un sentido determinado, pero, a diferencia de las normas,
su enunciado no determina las condiciones de su aplicación, así mismo es una
exigencia de la justicia, la equidad o alguna otra exigencia de la moral o
moralidad.

 LAS NORMAS: constituye un mandato general, al que una persona está obligado
a realizar y es susceptible de ser sancionada en caso de incumplirla.
HART VS DWORKIN

LA REGLA DEL
RECONOCMIENTO
Ahora bien, ésta norma secundaria del que
se habla es la que Hart llama regla de
Las normas primarias son las que reconocimiento, ya que implica la
aseguran derechos o imponen demostración de que una determinada
obligaciones a los miembros de la norma jurídica es válida, en cuanto ésta haya
comunidad, aquellas normas de derecho sido creada en virtud de los actos de
penal que nos prohíben robar, asesinar o funcionarios públicos e instituciones públicas,
conducir a velocidad excesiva son por el solo hecho de que esa autoridad actuó
ejemplos claros de normas primarias. dentro de estándares constitucionales que han
sido aceptados en la forma de una regla
Las secundarias son las que estipulan fundamental de reconocimiento por la
cómo y por obra de quienes se pueden comunidad a la cual rigen, siendo estas los
formar, reconocer, modificar o extinguir antecedentes que legitiman las decisiones del
las normas primarias, ejemplo de norma gobierno y les dan el matiz de obligación.
secundaria son las que establecen de
qué manera se compone el congreso y
como efectúa su labor legislativa.
LOS CASOS DIFÍCILES

Dworkin nos hace referencia a los casos difíciles que


supone una incerteza sea porque existen varias
normas que determinan sentencias distintas o por
normas contradictorias sea porque no existe norma
exactamente aplicable. Aun cuando ninguna norma
establecida resuelva el caso debe de entenderse
que una de las partes tiene derecho a ganarlo.
CASOS
CONSTITUCIONALES

la teoría constitucional está destinada a


proteger a los ciudadanos, individualmente y
en grupo, por ello en los casos
constitucionales los tribunales no solo deben
de aplicar la constitución como una forma de
fidelidad porque se verán obligados a decidir
entre concepciones concurrentes de moralidad
Dworkin señala que la justicia
como equidad descansa sobre el
supuesto de derecho natural de
todos los hombres y de todas las
LA JUSTICIA Y LOS DERECHOS mujeres a la igualdad de
consideración y respeto, un
derecho que poseen no en virtud
de su nacimiento, características,
méritos o excelencia si no
simplemente en cuanto seres
humanos con capacidad de hacer
planes y administrar justicia
CAPÍTULO VII: “LOS DERECHOS EN SERIO”
Los Derechos de los ciudadanos

Dworkin se plantea, si el Gobierno respeta los derechos morales y políticos de sus


ciudadanos, o bien si la política exterior del Gobierno, o su política racial vulneran
abiertamente tales derechos. Ello debido a que los políticos y juristas convencionales se
enorgullecen de que el ordenamiento jurídico reconoce los derechos como el de libertad
de expresión, igualdad y debido proceso, y que por esa razón sostienen que el sistema
jurídico merece respeto; por otro lado, nos dice que algunos filósofos sostienen de que
los ciudadanos solo tienen aquellos derechos que les otorga la ley.
El autor quiere dar a entender las implicaciones que tiene este tema para aquellas
personas y el gobierno de EE.UU que dicen aceptar o respetar, puesto que el gobierno
limita los derechos, siendo la Corte Suprema quien tiene la ultima palabra sobre los
derechos de los individuos, pues la Corte no puede garantizar los derechos de los
ciudadanos ya que puede equivocarse. Es así que el autor sugiere que el gobierno
intente tomar los derechos en serio, que siga una teoría coherente de que son tales
derechos, y que actué de manera congruente de lo que el mismo profesa.
Los Derechos y el Derecho de Infringir la Ley

Dworkin señala, si un norteamericano ¿tiene, en alguna ocasión, derecho moral


a infringir la ley?, mencionándonos que son los conservadores y los liberales
que intentan dar respuesta a esta interrogante. Pues ambos grupos coinciden en
desaprobar aquellos actos de desobediencia, dando la misma respuesta a la
cuestión de principio que supuestamente los divide, que es la moral. Ante lo
que reconocen estos grupos, el autor los critica como unos hipócritas que de
labios afuera rinden homenaje a unos derechos de conciencia que de hecho no
reconocen
Es así que hay dos posiciones extremas: por el cual los hombres tienen el deber
de obedecer la ley, pero también el derecho de seguir lo les dicta su conciencia,
si esta en conflicto con tal deber.
Es así que el autor nos menciona que, un hombre tiene derecho a infringir la
ley, aun cuando el Estado tenga derecho a castigarlo, únicamente cuando
pensamos que, dadas sus convicciones, no hace mal en hacerlo.
Los Derechos Controvertidos

Dworkin menciona una argumentación hipotética: “si un hombre tiene un


determinado derecho moral en contra del gobierno, ese derecho sobrevive a las
leyes y sentencias contrarias”. En relación a tal hipótesis, no se sabe qué
derechos tiene el hombre, y es ahí donde se deslinda el centro de la
controversia, en torno a los límites de tales derechos.

Resalta el autor que, la tarea de gobernar, es la de “definir” los derechos


morales mediante leyes y decisiones judiciales, es decir, la de declarar
oficialmente la extensión que asignará el Derecho a los derechos morales.
Siendo la labor de las instituciones del gobierno, como el del Congreso o la
Corte Suprema, el de enfocar la definición de los derechos morales, tomando
conciencia de que cualquier cosa que decidan puede ser equivocada, debiendo
tomar con seriedad su deber, tratando de limitar sus errores y, por ende, deben
intentar descubrir dónde pueden estar los peligros de equivocación.
CAPÍTULO VIII:
“LA DESOBEDIENCIA CIVIL”

Ronald Dworkin inicia con una interrogante, ¿Qué trato ha de dar el gobierno a
quienes desobedecen las leyes de reclutamiento por motivos de conciencia?

El argumento del gobierno es que se debe someter a juicio criminal a quien contemple
la desobediencia civil, porque la sociedad no puede mantenerse si tolera toda
desobediencia.

El autor, sostiene que podría haberse modificado las leyes en favor de los procesados
que estaban en contra de la ley de reclutamiento, pero debido a presiones políticas el
tribunal no argumentó en algún sentido la inconstitucionalidad de dicha ley, o pudo
haber absuelto a los acusados por falta de pruebas para condenarlos.

Siendo así que un tribunal no debió condenarlos, ya que antes de su decisión, la


validez del reclutamiento era dudosa, por ende es injusto castigar a un hombre por
desobedecer una ley dudosa, la cual vulnera el debido proceso.
CAPÍTULO IX:
“LA DISCRIMINACIÓN INVERSA”
Dworkin compara dos casos judiciales: el caso Sweatt” y el “caso Defunis”.

En el primero, a Sweatt se le denegó el acceso a la facultad de Derecho


de la Universidad de Texas porque las leyes del Estado preveían que el
acceso era exclusivo para blancos, y Sweatt era de raza negra. El Tribunal
Supremo de EE.UU. Anuló la ley discriminatoria y reconoció el derecho de
Sweatt a ser admitido, amparado en la Decimocuarta Enmienda de la
Constitución, según la cual ningún Estado puede negar a una persona “la
igual protección de las leyes”.

En el segundo caso. DeFunis, que era judío, no superó las pruebas


de acceso que se le exigían para entrar en la Facultad de Derecho
de la universidad de Washington; sin embargo, si DeFunis hubiera
sido negro, un filipino,, un chicano o un indio norteamericano, en
razón de sus resultados la propia Universidad reconocía que habría
sido admitido. DeFunis solicitó al Tribunal que anulara esos
procedimientos discriminatorios por contravenir la Decimocuarta
Enmienda o “clausula de igual protección”.
A juicio de Dworkin, DeFunis tenía derecho a ser tratado como igual, por lo que no
debía exigir una plaza universitaria basándose en el único argumento de que a otros se
les ha dado. Derecho a ser tratado como igual “significa que tiene derecho a que sus
intereses sean tratados tan extensamente y con tanta seriedad como los intereses de
cualquier otro cuando la facultad de derecho decide si la raza ha de contar como criterio
pertinente en las pruebas de admisión.

¿Cómo se justifica, pues, una política discriminatoria? Dworkin distingue dos tipos de justificaciones: una basada en
argumentos utilitaristas y otra basada en argumentos idealistas. La diferencia entre ambos casos es que la Universidad de
Washington puede apelar a ambos tipos de justificaciones, mientras que la Universidad de Texas sólo puede apelar a
argumentos de tipo utilitarista.

“Los criterios raciales –dice Dworkin- no son necesariamente los estándares


correctos para decidir qué aspirantes deben ser aceptados por la facultad de
derecho, pero tampoco lo son los criterios intelectuales, ni –a la verdad- ningún
otro conjunto de criterios. La equidad y la constitucionalidad de cualquier
programa de admisión deben ser medidas con el mismo criterio. El programa se
justifica si sirve a una política adecuada, que respete el derecho de los miembros
de la comunidad a ser tratados como iguales, pero no en el caso contrario.
■ Todos somos independientes de dirigirnos a donde deseemos, comer lo
que más nos agrade o andar con quienes mejor nos parece. Obviamente
esta libertad indirectamente cuenta con un techo abstracto que sin darnos
cuenta pone un tope a nuestra libre decisión.
■ Sin lugar a dudas nos referimos al MORALISMO, que a pesar de no ser
una corriente jurídica con doctrina, jurisprudencia o amplios cuerpos
normativos que señalen qué es lo que debemos o lo que no debemos
hacer tiene gran repercusión con respecto al actuar del individuo en
sociedad.
■ En el libro “Los Derechos en serio”, se toma como
referencia a los norteamericanos de hace algunas
décadas atrás o incluso a los de la actualidad quienes se
espantan o les causa asombro tocar temas poco
comunes como es la homosexualidad, prostitución o la
pornografía.
■ La libertad como licencia , es un concepto indiscriminado porque
no distingue entre las formas de comportamiento. Toda ley
prescriptiva disminuye la libertad como licencia: Las leyes buenas,
como las que prohíben el asesinato, disminuyen esta libertad de la
misma manera, y posiblemente en mayor grado, que las leyes
malas como las que prohíben el discurso político.

 La cuestión que plantea cualquier ley de éstas no es si


ataca la libertad, (como efectivamente lo hace), sino si
el ataque se justifica en virtud de algún valor
concurrente como la igualdad o la seguridad o la
comodidad pública.

 Si un filósofo social asigna muy alto


valora la libertad como licencia, cabe
entender que sostiene que esos otros
valores concurrentes tienen un valor
relativo inferior.
■ Bentham pensaba que Mill se contrapone centrándose
todo acto o decisión en aquellas ocasiones
humana estaba motivada relativamente raras en que se
por algún calculo o pide que el gobierno busque
estimación del placer y el prohibir un cato sin ningún otro
dolor. motivo de su peligrosidad para el
autor.

Cuanto más limitado es el alcance de un


principio, con más verosimilitud puede decirse
que es absoluto. Hummelfarb cree que estos
cambios en la moral sexual son anticipos o
síntomas de un desorden y una anarquía social
generalizada.
1. No hay Derecho a la
Libertad
2. El derecho a las libertades
¿Tenemos Derecho a la Libertad?
■ Thomas Jefferson creía que sí. En su época los derechos
más concurrentes eran el derecho a la vida y la persecución
de la felicidad.
■ •El derecho a la libertad es popular en todo el aspecto
político. La retórica de la libertad alimenta todos los
movimientos radicales, desde las guerras internacionales
deliberación hasta las campañas por la libertad sexual, y la
liberación de las mujeres.
■ Los grandes problemas sociales de política interna, y en
especial los raciales, son conflictos que se dan para la
exigencia de libertad e igualdad.
¿PUEDEN SER CONTROVERTIBLES LOS DERECHOS?
La base de esta objeción es una actitud atractiva, mezcla de tolerancia y sentido común, que se
expresa en juicios como los siguientes. Cuando hay discrepancias respecto de si el derecho a la
libertad de expresión se extiende al lenguaje insultante, o si la pena capital es cruel y excepcional
dentro de lo que por tal entiende la constitución, o si un grupo de precedentes no concluyentes
establece un derecho a la indemnización por daños y perjuicios, es tan absurdo como arrogante
pretender que de alguna manera, latente en la controversia, hay una única respuesta correcta. Es
más prudente y más realista conceder que, por más que algunos argumentos ser evidentemente
malos, hay un conjunto de respuestas y argumentos a los que, desde cualquier punto de vista
objetivo o neutral, se ha de reconocer como igualmente buenos.
GRACIAS

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