FRANCESA Y SEGUNDO IMPERIO MEXICANO (1862- 1867) Introducción
El triunfo de los liberales en la Guerra de
Reforma (1858-1861) no trajo consigo la pacificación y prosperidad del país; el gobierno de Benito Juárez enfrentó la desestabilización militar promovida por los conservadores, así como los problemas financieros del Estado y la desunión del pueblo mexicano. Paralelamente, durante la segunda mitad del siglo XIX, el desarrollo del Estado mexicano estuvo fuertemente vinculado con las políticas imperiales de Francia, Inglaterra y los EUA. La debilidad del Estado nacional y la suspensión del pago de la deuda externa fueron el pretexto para que el gobierno francés, en alianza con España, Inglaterra y los conservadores mexicanos, llevara a cabo la ocupación militar del país o “Segunda Intervención Francesa” en 1862. Las fuerzas conservadoras europeas y mexicanas impusieron el año siguiente el Segundo Imperio Mexicano (1863-1867) liderado por Maximiliano de Habsburgo. Sin embargo, los republicanos resistieron y dentro de un contexto internacional favorable lograron derrocar al Segundo Imperio en 1867. A partir de entonces, los liberales fortalecieron su proyecto de desarrollo nacional. Una vez que los liberales triunfaron en la Guerra de Reforma, se comenzó por la formación del gobierno y la asamblea legislativa declaró presidente constitucional a Juárez en junio de 1861.
Benito Juárez vuelve al poder
Ante la necesidad de disponer de recursos financieros, el Congreso decretó el 17 de junio de 1861 la suspensión del pago de la deuda pública por dos años. Esta medida provocó la protesta de los representantes en México de los acreedores internacionales y en consecuencia el Estado decidió reanudar el pago del mismo en noviembre de 1861. La deuda más grande era con Inglaterra. Por ello, Inglaterra, Francia y España se reunieron en Londres en octubre de 1861 para definir las medidas a tomar en México. Acordaron que actuarían juntos para cobrar los adeudos (Inglaterra reclamaba 70 millones de pesos, Francia 27 y España 10) sin invadir o intervenir directamente en México, además de controlar las aduanas de Veracruz y Tampico para asegurar el cobro de las cantidades que se les adeudaban. En diciembre de 1861 y en los primeros días de 1862 los tres aliados desembarcaron en Veracruz, y enseguida sus representantes acordaron los Tratados Preliminares de La Soledad (19 de febrero de 1862) en los que se comprometían, entre otras cosas, a no atentar contra la independencia, soberanía e integridad del territorio mexicano.
El desconocimiento por Francia de los “Tratados
Preliminares de la Soledad” . Ante la reiteración del gobierno mexicano de reanudar el pago de la deuda, las fuerzas españolas e inglesas se reembarcaron a sus respectivos países, mientras que las fuerzas francesas, siguiendo órdenes del emperador Napoleón III, avanzaron de Córdoba a Orizaba en abril de 1862 iniciándose así el conflicto armado entre México y Francia. Pese a que el 5 de mayo de 1862 en Puebla de los Ángeles se derrotó al ejército francés, uno de los más equipados y prestigiados de la época, éste, reforzado con tropas al final del mismo año, logró tomar Puebla el 17 de mayo de 1863 y la capital mexicana el 10 de junio de 1863.
Batalla de Puebla, 5 de mayo
de 1862 La caída de México en manos de Francia debe comprenderse en el contexto del imperialismo capitalista y el objetivo de Napoleón III de establecer su dominio sobre América, mientras que los Estados Unidos de América se vieron envueltos en la Guerra de Secesión entre los habitantes del Norte y Sur (1861-1865). Asimismo la Doctrina Monroe de “América para los Americanos” no podía aplicarse. Las tropas francesas contaban además con el apoyo de la mayoría de los conservadores y algunos liberales que veían inútil la resistencia. Segundo Imperio Mexicano (1864-1867) Ante el conflicto entre México y los países acreedores europeos, los conservadores vieron la oportunidad de reactivar su viejo proyecto de instaurar una monarquía en México con un noble europeo, que ahora les permitiera recuperar el poder y eliminar las leyes reformistas liberales. Benito Juárez salió de la capital a fines de mayo de 1863 (la cual fue ocupada por los franceses en junio), se estableció consecutivamente en las ciudades de San Luis Potosí, Saltillo, Monterrey, Chihuahua y Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez). La resistencia ante la invasión francesa era por la defensa del sistema republicano, la Constitución de 1857 y las leyes de Reforma, así como la soberanía nacional. Las fuerzas republicanas estaban conformadas por los ejércitos regionales; además las guerrillas jugaron un papel importante al hostilizar constantemente a las fuerzas enemigas. En 1863 el mando invasor francés instauró la Regencia integrada por los conservadores Almonte, Salas y el arzobispo de Puebla, Labastida. La Regencia preparó el camino para establecer un imperio. Napoleón III y los comisionados mexicanos propusieron como candidato para ocupar la monarquía mexicana al archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo. Así Francia veía la posibilidad de entablar mejores relaciones con Austria y Francisco José, hermano mayor de Maximiliano y emperador de Austria, el cual aprobó la oferta con tal que su hermano menor renunciara a los derechos de sucesión al trono austriaco. Maximiliano, hermano del emperador de Austria y casado con Carlota Amalia, hija del rey de Bélgica, recibió en el castillo de Miramar la visita de los monarquistas mexicanos. El archiduque puso como condición que fuera el pueblo mexicano el que lo llamara, condición que los monarquistas cumplieron recogiendo miles de firmas. Una vez presentadas el 10 de abril de 1864, Maximiliano aceptó el trono.
Diputación mexicana en Miramar,
residencia de Maximiliano El emperador firmó dos tratados con Napoleón III, quien se aseguró de que México pagara el costo de la aventura. Francia mantendría 28000 soldados y concedería un préstamo de 175 millones de francos, de los cuales Maximiliano sólo recibiría ocho, pues el resto se destinaría a pagar la inflada deuda francesa, los gastos de guerra y los intereses. El tratado secreto acordó que el ejército llegaría a 38 000 soldados y empezaría a reducirse a partir de 1865. Maximiliano y su esposa Amalia Carlota de Bélgica llegaron a la Ciudad de México en junio de 1864. El emperador pronto desilusionó a los conservadores pues puso en práctica ideas progresistas liberales, por ejemplo: • no suprimiría la tolerancia de cultos y la nacionalización de bienes del clero, como le exigía el nuncio papal, • incorporó en su gabinete a varios liberales moderados, • se negó a anular las leyes de Reforma. El emperador se dio a la tarea de legislar. Se redactó una ley agraria y de trabajo que devolvía sus tierras a los pueblos indios y las concedía a los que no las tenían. Esta ley aprobaba una jornada máxima de 10 horas, anulaba deudas mayores a 10 pesos, prohibía el castigo corporal y limitaba las tiendas de raya. La educación y la investigación científica también merecieron su atención, mientras la emperatriz promovía la educación femenina. Para fines de 1865 las circunstancias empezaron a cambiar. El fin de la guerra civil en Estados Unidos permitió a los liberales contratar un préstamo de tres millones de pesos y logró que el vecino país protestara por la intervención en México. Las guerrillas republicanas, convertidas en verdaderos ejércitos, empezaron a avanzar. Al mismo tiempo, Francia se enfrentaba a Prusia, el Estado que buscaba lograr la unificación alemana y en consecuencia retiró su ejército de tierras mexicanas. Las tropas liberales reconquistaron el país en 1866. Con poco apoyo Maximiliano emprendió una campaña militar al interior del país y fue derrotado entre febrero y mayo de 1867 en Querétaro. En esa misma ciudad, Maximiliano, Miramón y Mejía fueron fusilados el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas. Porfirio Díaz obtuvo la rendición de la capital y Juárez entró en ella el 15 de julio, la república liberal había triunfado.