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• En términos del PIB a precios corrientes, la economía China (2.

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billones de dólares) se convirtió en la cuarta más grande del mundo
en 2005, después de Estados Unidos, Japón y Alemania, superando a
Grna Bretaña y Francia.
• China es un gran consumidor de materias primas, minerales, energía
y, en menor medida, de alimentos y productos industriales. China es
el primer consumidor mundial de carbón, estaño, zinc, cobre y
cereales, y ocupa un lugar destacado en el consumo de fertilizantes,
hierro, acero, banano, granos oleaginosos, aceites, plásticos, equipo
electrónico, aparatos ópticos, fotográficos y médicos, reactores
nucleares y máquinaria.
• Los intereses comerciales de China con América del Sur son muy
distintos de los que tiene con América Central y México. Aunque su
intercambio comercial con todos ellos creció notablemente entre
1990 y 2005 (más en el último lustro), América del Sur ha acumulado
superávit comerciales, mientras México y América Central presentan
déficit crecientes. Las exportaciones de América Latina a China
alcanzaron más de 19.000 millones de dólares en 2005, cerca de 3,5%
del total regional. Los principales exportadores de la región hacia
China en 2005 fueron Brasil, Chile, Argentina, Perú y México, en ese
orden
• El crecimiento extraordinario de la economía china y su
posicionamiento como tercera potencia comercial del mundo no son
obra de la casualidad. Para México es necesario redimensionar su
política comercial y entender que China, además de ser un fuerte
competidor, puede ser un socio importante si México fortalece su
presencia en las cadenas globales de producción que pasan por Asia y
en los procesos asiáticos de integración económica más recientes. En
la medida en que México consiga resolver sus tareas pendientes en
materia de competitividad, contará con mayores elementos para
abordar con éxito los objetivos mencionados.
• El desplazamiento de México por China como segundo proveedor de
Estados Unidos desde 2003 no sólo es resultado de lo que China ha hecho
en los últimos años, sino también es una llamada de atención para que
México instrumente las reformas estructurales, legales y regulatorias
necesarias para no perder competitividad. Es necesaria también una visión
más amplia del sector productivo nacional para incrementar la inversión en
investigación y desarrollo y así fortalecer los eslabones iniciales de las
cadenas de producción. La percepción de desventaja de México frente a
China, legítima en varios sentidos, ha contribuido a privilegiar una agenda
comercial fundamentalmente defensiva que tiende a ignorar el desarrollo
de una agenda bilateral que identifique y promueva oportunidades en ese
mercado. De hecho, la agenda está dominada por medidas para combatir
prácticas desleales de comercio , uso de subsidios y contrabando de
mercancías chinas.
• Las economías de México y China son más competitivas que
complementarias. Según un estudio reciente de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre economías de
América Latina, la mexicana es la más expuesta a la competencia
china por su perfil productivo similar, altamente concentrado en
manufacturas. Sus estructuras de exportación futura continuarán
siendo similares, pues además de las manufacturas intensivas en
mano de obra (piel-calzado, textil-confección), ambas economías
buscan apuntalar los sectores de autopartes-automotriz, eléctrico-
electrónico y aeronáutica.

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