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LECHE
MICROORGANISMOS
La leche contiene normalmente no sólo los
microorganismos que ya poseía al salir de la
ubre, sino los procedentes de
contaminaciones diversas que tiene lugar en
el curso de las manipulaciones después del
ordeño. Casi todos los microorganismos
pueden proliferar con gran facilidad en la
leche, que constituye un excelente medio de
cultivo.
La familia Lactobacterianas
comprende dos tribus: las
Strotococceae (formas esféricas) y
las Lacttobacilleae (formas en
bastoncillo).
La tribu Streptococceae
comprendedos géneros,
Streptoccus y Leuconostos,
mientras quela tribu
Lactobacilleae sólo incluye uno, el
género Lactobacillus
BACTERIAS LÁCTICAS
A).- Género Streptococcus.- Bacterias lácteas homofermentativas, anaeróbicas
facultativas. Este género comprende cuatro grupos de especies:
Fermentan los azúcares, produciendo una cantidad limitada de ácido láctico. Raramente
coagulan la leche. Por el contrario, forma a partir de los azucares acetilmetilcarbinol o acetoína,
precursor del diacetilo, que es elprincipla responsable delaroma de la mantequilla.
Entre este grupo de gérmenes, citamos Leuconostoc citrovorum, utilizado para la preparación
de los fermentos en matequería, y Leuconostoc dextronicum, termorresistente y productor de
dextronos gelificantes a expensas de ciertos azúcares.
BACTERIAS LÁCTICAS
C).- Género Lactobacillus.
Bacterias que acidifican la leche menos rápidamente que los estreptococos lácticos, pero que
son capaces de producir finalmente una acidificación mayor en razón de su resistencia a
concentraciones elevadas de ácido. Su actividad proteolítica es iguáleme más importante que la
de los estropococos. Los lactobacilos se cultivan con dificultad, pues exigen medios
perfectamente adaptadas a sus necesidades.
Se distinguen los lactobacilos homofermentativos (termófilos y mesófilos) y los lactobacilos
heterofermentativos
Proximas. Lasegunda se encuentra también enb los macerados vegetales enla col fermentada y
en el ansilado.
LACTOBACILOS HETEROFERMENTATIVOS
Constituye los Betabacterium de Orla-Jensen. Poco acidificantes, producen a partir de los
azúcares notables cantidades de alcohol y de anhídrido carbónico.
Otras bacterias saprofitas.- junto a las bacterias lácticas, se pueden encontrar en la leche
muchas otras bacterias pertenecientes a los grupos más diversos, sobretodo si la recogida de la
leche no ha sido cuidadosa.
Enterobacterias Gramnegativas
Están representadas en los productos lácteos, principalmente por la bacteria llamada coliforme.
En razón de su origen fecal, su presencia es un índice de contaminación. Reducen los nitratos a
nitritos, segregan catalosa y fermentan la lactosa, produciendo ácido lacteo y gas (hidrógeno y
anhídrido carbónico).
Comprenden principalmente:
Hidrolizan los glicéridos en ácidos grasos y glicerina con ayuda de las lipasas que segregan.
Esta desdoblamiento se ve favorecido a menudo por la reacción neutra o alcalina del medio.
Entre las bacterias lipolíticas figuran numerosos gérmenes de la flora mamaria, tales como
diversos Micrococciy Corynebacterium bovis. Pseudomonas fluorescens, bacteria de las aguas
contaminadas, es también uno de los responsables más frecuentes de la lipolisis.
La mayoría de estas bacterias pueden proliferar por debajo de 10 ºC.
GÉRMENES PATÓGENOS
Numerosos gérmenes patógenos, procedentes del hombre o del animal, pueden proliferar en la
leche. Entre los primeros, Salmonella typhi y paratyphi (bacilos tíficos), Shigella dysenteriae
(bacilo de la disentería). Streptococus scarlatinae (germen de la escarlatina) y el virus de la
poliomielitis. Entre los segundos, Mycobacterium tuberculosis bovis (bacilo tuberculoso bovino),
Brucella abortus y Brucella melitensis (bacilos de la fiebre de Malta), Streptococos y
Staphylococos de la mamitis (gérmen que provocan infecciones humanas) y el virus de la fiebre
aftosa.
La mayor parte de estos gérmenes no provocan prácticamente modificaciones sensibles en la
leche y no pueden ser puestos de manifiesto más que por análisis bacteriológico.
BACTERIÓFAGOS O FAGOS
Se conocen con estos nombres ciertos virus parásitos de las bacterias, Invisibles al
microscopio óptico debido a su tamaño (de 10 a 100mm), pueden ser observados
perfectamente con el microscopio electrónico. Tienen forma de bastoncillos, de esferas o de
maza. Cuando atacan a una bacteria, se implantan en su superficie formando una especie de
revestimiento exterior continuo. Después, la bacteria se hincha y más tarde se disgrega porque
llega a estallar o por simple lisis. Son afectadas preferentemente las bacterias en proliferación
activa.
Los fermentos lácticos pueden ser parasitados por bacteriófagos. Ello trae consigo una detención brutal
del proceso de acidificación.
BACTERIÓFAGOS O FAGOS
Los bactriófagos son específicos. Cada bacteriófago sólo puede atacar una especie determinada de bacterias,
incluso una sola cepa de cada especie.
Los bacteriófagos se fijan en la superficie de la bacteria por su extremo causal, generalmente sobre ciertas
zonas de preferencia, e inyectan su contenido proteico constituido por ADN (ácido desoxirribonucleico) en el
citoplasma de la bacteria hospedador. Los “fantasmas” proteicos, formados por la envoltura externa de los
fagos, permanecen fijos en el exterior de la célula infectada.
En el interior de la bacteria, las partículas fágicas se multiplica, adquieren su morfología, pero todavía no son
virulentas. Estos son los fagos incompletos que se designan con el nombre de doughnuts.
BACTERIÓFAGOS O FAGOS
Finalmente, tiene lugar la maduración de los doughnuts. Estos se enriquecen en nucleoproteínas (ADN) y se
convierten en fagos completos dotados de virulencia. Entonces estalla la célula bacteriana y los fagos
liberados pueden infectar otras células.
En lo que se refiere al mecanismo de multiplicación de los fagos, se sabe que un conjunto virus-hospedador
constituye una unidad biológica que elabora no proteína celular (a base de ácido ribonucleico), sino proteína
fágica (constituida por ácido desoxirribonucleico).
Se ha emitido la hipótesis de que las funciones directrices ejercidas normalmente por el núcleo de las células
bacterianas son llevadas a cabo, después de la infección, por la nucleoproteína fágica. La sustitución de la
síntesis de ARN por ADN es lo que permite la multiplicación de los fagos y la lisis de la bacteria.
CRECIMIENTO DE LAS BACTERIAS
Al ritmo de máxima multiplicación, se considera que un número de bacterias N0 origina tras una
bipartición N0 x 2 bacterias y tras n biparticiones N0 x 2n bacterias. Están n biparticiones se
producen durante el tiempo t dando lugar a la formación de un número de células N1.
De donde
CRECIMIENTO DE LAS BACTERIAS
El número n de biparticiones durante el tiempo t se calcula fácilmente:
Esta tasa de crecimiento, que traduce la actividad biosintética de los microorganismos, aumenta
progresivamente cuando se realiza la siembra en el medio de cultivo, después permanece
constante durante el tiempo que están en el periodo activo de multiplicación.
Curva de crecimiento
La evolución de un cultivo microbiano que se siembra en un medio favorable puede expresarse
mediante una curva, llamada curva de crecimiento, que presenta ciertos rasgos característicos.
Esquemáticamente se distinguen:
La fase llamada “de latencia”
Que sigue a la siembra con una duración generalmente de 2 a 3 horas, es decir, el tiempo que
transcurre entre la inoculación y el momento en que la multiplicación llega a ser máxima y constante.
La duración de esta fase era influenciada por numerosos factores. Si el medio de cultivo no es
adecuado puede prolongarse hasta las 24 horas y más. Igualmente, cuando las bacterias han sido
dañadas (acción del calor, frío, inhibidores…), la fase de latencia se ve considerablemente alargada.
Por último, la edad de las bacterias que componen el inóculo también influye; así los gérmenes
jóvenes, de 2 a 3 horas, es decir, obtenidos a partir de un cultivo en pleno desarrollo, se multiplican
inmediatamente en el medio con una velocidad máxima. Los mismos gérmenes, pero de 6 horas o
más, se multiplican mucho más lentamente. Generalmente este fenómeno se atribuye a deficiencias
enzimáticas o en intermediarios metabólicos cuyas concentraciones deben ser restablecidas mediante
síntesis para que las células alcancen la tasa máxima de crecimiento.
La fase llamada “de latencia”
Que sigue a la siembra con una duración generalmente de 2 a 3 horas, es decir, el tiempo que
transcurre entre la inoculación y el momento en que la multiplicación llega a ser máxima y constante.
La duración de esta fase era influenciada por numerosos factores. Si el medio de cultivo no es
adecuado puede prolongarse hasta las 24 horas y más. Igualmente, cuando las bacterias han sido
dañadas (acción del calor, frío, inhibidores…), la fase de latencia se ve considerablemente alargada.
Por último, la edad de las bacterias que componen el inóculo también influye; así los gérmenes
jóvenes, de 2 a 3 horas, es decir, obtenidos a partir de un cultivo en pleno desarrollo, se multiplican
inmediatamente en el medio con una velocidad máxima. Los mismos gérmenes, pero de 6 horas o
más, se multiplican mucho más lentamente.
La fase llamada “de latencia”
Generalmente este fenómeno se atribuye a deficiencias enzimáticas o en intermediarios metabólicos
cuyas concentraciones deben ser restablecidas mediante síntesis para que las células alcancen la tasa
máxima de crecimiento. Sin embargo, en ciertos casos, la causa es diferente. Si la mayor parte de los
gérmenes del inóculo son incapaces de desarrollarse en el nuevo medio de cultivo, solo algunas
células mutantes pueden hacerlo. Por lo tanto, solamente cuando la descendencia de estas células
mutantes predomine se producirá el crecimiento máximo. Los esporos constituyen formas bacterianas
que pueden permanecer en estado de latencia largo tiempo, varios días, incluso varias semanas.
La fase exponencial corresponde al periodo en que los gérmenes presentan la máxima tasa de
crecimiento. Muchas veces es interesante, en el aspecto tecnológico, conservar los cultivos
microbianos en este estado fisiológico durante mucho tiempo. Mediante transferencias repetidas a
un medio fresco es posible conseguirlo, pero este método tiene escaso interés para la industria,
donde las fermentaciones se realizan en gran masa. Otros métodos consisten en una renovación
constante del medio de cultivo y al mismo tiempo la eliminación de los productos del metabolismo
microbiano. Numerosas instalaciones industriales utilizan el principio del bactógeno y del
quimiostato. Consisten fundamentalmente en un depósito de cultivo equipado con un sistema de
llenado máximo y una bomba de admisión del medio nuevo. El depósito contiene el medio
sembrado con el microorganismo que se va a cultivar.
Este se multiplica hasta alcanzar la fase de crecimiento exponencial. El crecimiento prosigue
hasta que se alcanza la concentración límite de un nutriente dado. El depósito recibe entonces
una cierta cantidad de medio nuevo y evacúa por el sistema llenado máximo una cantidad igual
del medio agotado. En tanto que la instalación funciona, los gérmenes se multiplican
exponencialmente. Sin embargo, su número total permanece constante en el depósito pues el
número de las células resultantes de la división compensa el de células viejas que se evacuan
por el sistema de llenado máximo.
El principio del quimiostato es la base del funcionamiento de los fermentadores industriales que
permiten mantener un cultivo de microorganismos en la fase de multiplicación exponencial
durante un tiempo teóricamente indefinido. El número de células permanece constante y su tasa
de crecimiento puede controlarse haciendo variar el caudal de llegada de medio nuevo. Cuando
más débil sea el causal, más lentamente crecen las células.
DESARROLLO DE LAS BACTERIAS EN LA LECHE
Sustancias inhibidoras
Durante las dos o tres horas que siguen al ordeño, la leche cruda parece estar protegida contra un
desarrollo masivo de gérmenes. Este comportamiento caracteriza lo que a veces se ha llamado
impropiamente fase bactericida de la leche.
Se ha querido identificar la inhibición del desarrollo de ciertas cepas de estreptococos lácticos por
las lacteninas con el fenómeno de la aglutinación de esas mismas sepas por las aglutininas de la
leche. En efecto, las lacteninas L1 y L2 se identifican con los anticuerpos presentes en la leche de
vaca. Estos anticuerpos pueden ser absorbidos por las suspensiones de bacterias sensibles y
provocar su aglutinación.
La actividad antibacteriana de la leche fresca debe ser considerada el resultado del paso a la
leche de los anticuerpos aparecidos en la sangre como consecuencia de la inmunización
natural contra ciertos microorganismos que tienen una constitución antigénica próxima a la de
los gérmenes sensibles. Estos microorganismos inmunizantes pertenecen probablemente a la
flora intestinal de la vaca. Así, se sabe que Streptococcus bovis posee un antígeno común de
S. cremoris.
El calostro, las leches del final de la lactación y las leches mamíticas son poco adecuadas para
el cultivo de bacterias lácticas debido a su riqueza en sustancias inhibidoras.
La leche es un buen medio de cultivo par numerosas bacterias, sobre todo para las bacterias lácticas
que encuentran en ella la mayor parte de las vitaminas B que necesitan. En realidad la leche cruda no
es el medio ideal para todas las bacterias pues es relativamente pobre en compuestos nitrogenados
simples no proteicos (péptidos y aminoácidos) que son indispensables para el desarrollo de ciertos
gérmenes. Así, Streptococcus thermophilus se desarrolla difícilmente en la leche fresca cruda pero
mucho mejor si se le añade peptona o hidrolizado de caseína. El carácter proteolítico de muchas
bacterias psicrotrofas contaminantes explica su favorable influencia sobre el desarrollo de S.
thermophilus. Incluso si se cultiva este germen en presencia de un lactobacilo se realiza una
asociación que permite el desarrollo del estreptococo.
La diferente aptitud de las leches individuales para favorecer la multiplicación de las bacterias lácticas
está relacionada a menudo con su mayor o menor riqueza en péptidos.
Los Leuconostoc son gérmenes muy exigentes. En la leche les falta generalmente el ácido folínico que
puede aportarse mediante un extracto de levadura. En presencia de ciertas cepas de Streptococcus
cremoris, su crecimiento se ve favorecido pues este último gérmen excreta ácido folínico.
Los Leuconostoc exigen también un contenido suficiente en manganeso que la leche no siempre
aporta, particularmente en ciertas estaciones.
Los lactobacilos termófilos tienen necesidad particular de adenina, necesaria para la síntesis de sus
ácidos nucleicos. La adición a la leche de ciertos compuestos púricos favorece su multiplicación. El
tratamiento de la leche en autoclave tiene el mismo efecto. A altas temperaturas se forma ácido
fórmico a partir de la lactosa y este compuesto puede reemplazar a la adenina. Es de destacar que S.
thermophilus sintetiza ácidos púricos y pirimidínicos y segrega pequeñas cantidades de ácido fórmico
que puede asegurar el crecimiento de los lactobacilos.