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LAS ENFERMEDADES ESPIRITUALES

SON LAS PASIONES


Terapéutica de las enfermedades espirituales
Lujuria
Ira
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• Desviando de Dios las diferentes facultades de su alma y de
su cuerpo y orientándolas hacia la realidad sensible para
buscar el placer, el hombre hace nacer en sí las pasiones
(pathé), también llamadas vicios (kakíai).

• Los Padres afirman unánimemente que las pasiones no


forman parte de la naturaleza del hombre. «Ellas no han sido
incluidas en la imagen de Dios», recuerda san Basilio. «Las
pasiones no han sido creadas al comienzo con la naturaleza,
ni forman parte de su definición» escribe san Máximo.
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• «El estado contra natura (del alma) es el movimiento
pasional» es lo que dice el gran Basilio.

• Cuando el alma está en su estado natural, ella conduce su


vida hacia lo alto. Cuando está fuera de su naturaleza, se
encuentra abajo, sobre la tierra.

• Cuando está en lo alto se descubre impasible. Pero cuando


la naturaleza está fuera de su orden propio, entonces las
pasiones están en ella».
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• Las pasiones son, dicho de otra forma, el efecto de un mal uso del libre
albedrío del hombre, fruto de su voluntad personal disociada de su
voluntad natural en consonancia con Dios. Así san Isaac escribe: «las
pasiones vienen pues a agregarse, y la causa de este agregado está en
el alma misma».

• San Juan Damasceno precisa: «todo lo que ha hecho Dios es muy


bueno, todo lo que persiste tal como ha sido creado es muy bueno. Lo
que se separa voluntariamente de lo natural y va contra natura deviene
malo. Todo lo que sirve y obedece al Creador es según la naturaleza.
Cuando una criatura, voluntariamente, se rebela y desobedece a su
Creador, establece el mal en sí misma».
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• San Doroteo de Gaza explica así: «Nosotros hemos
desterrado las virtudes e introducido en su lugar las
pasiones (...) Poseemos naturalmente las virtudes que nos
han sido dadas por Dios. Creando al hombre, Dios las ha
puesto en él según la palabra: “hagamos al hombre a nuestra
imagen, según nuestra semejanza” es decir, según la virtud.
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• Alejándose de las virtudes por amor al placer el alma
provoca el nacimiento de las pasiones y después las afirma
en ella» San Juan Damasceno enseña de la misma manera:
«El mal no es sino el alejamiento del bien lo mismo que las
tinieblas son ausencia de luz.

• Esto significa que si nosotros, hombres, permanecemos en


nuestro estado natural, estamos entonces en la virtud, pero si
nos apartamos del estado natural, llegamos a un estado
contra natura (para fisin), es decir, a los vicios».
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• San Juan Damasceno define así las pasiones como una «desviación
voluntaria del “según-la-naturaleza” al “contra-la-naturaleza”».

• Y san Basilio Magno explica: «Hemos recibido de Dios la tendencia


natural a hacer lo que él manda (...). Usando conveniente y lealmente
de esas fuerzas vivimos santamente en la virtud; desviándolas de su fin
nos embarcamos hacia el mal. Tal es, en efecto, la definición del vicio:
el uso malo y contrario a los mandamientos del Señor, de las facultades
que Dios nos ha dado para el bien, y tal por consecuencia la definición
de la virtud que Dios exige de nosotros: el uso concienzudo de esas
facultades según la orden del Señor».
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• Y san Basilio Magno explica: «Hemos recibido de Dios la
tendencia natural a hacer lo que él manda (...). Usando
conveniente y lealmente de esas fuerzas vivimos santamente en
la virtud; desviándolas de su fin nos embarcamos hacia el mal.

• Tal es, en efecto, la definición del vicio: el uso malo y contrario a


los mandamientos del Señor, de las facultades que Dios nos ha
dado para el bien, y tal por consecuencia la definición de la
virtud que Dios exige de nosotros: el uso concienzudo de esas
facultades según la orden del Señor».
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• «Por la práctica del mal —escribe por ejemplo san Doroteo de
Gaza— tomamos un hábito extraño y contra natura y contraemos
una suerte de enfermedad crónica». Las pasiones son «las
enfermedades del alma» (psiché nosoi) afirma más netamente
Clemente de Alejandría.

• Si la virtud es naturalmente la salud del alma, las pasiones son su


enfermedad». «Si no se purifica de las pasiones, el alma no sana
de las enfermedades del pecado», hace notar además. «Hay
muchas enfermedades en el alma» escribe Orígenes antes de
enumerar a título de ejemplo diferentes pasiones.
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PASIONES
• Los sabios distinguen en el alma tres facultades: la
razonable, la irascible y la concupiscible.

• Una u otra será alterada, necesariamente, cada vez que el


mal nos ataque. Entonces, cuando la pasión mala toca alguna
de esas potencias, según la alteración que ella determina el
vicio particular recibe su denominación.
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PASIONES
• San Juan Casiano, ilustrando sus afirmaciones citadas más
arriba, da esta clasificación: «Si la peste viciosa infecta la
parte razonable, ella engendra la cenodoxia (vanagloria), el
engreimiento, el orgullo, la presunción, la rigidez, la herejía.
Si lastima la parte irascible hace nacer el furor, la
impaciencia, la tristeza, la acedia, la pusilanimidad, la
crueldad. Si corrompe la potencia concupiscible, produce la
gula, la impureza, el amor al dinero, la avaricia, los deseos
perniciosos y terrestres».
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PASIONES
• San Juan Damasceno, quien utiliza en su “Discurso útil al alma” el
mismo principio de clasificación, elabora una lista más detallada.
En otro lugar del mismo “Discurso”, presenta un catálogo más
largo todavía sobre la base de la distinción de las pasiones del
alma y de las pasiones del cuerpo: «Las pasiones del alma son el
olvido, la negligencia y la ignorancia, esos tres vicios por los
cuales el ojo del alma —la inteligencia— enceguecida es
sometida a todas las pasiones, que son la impiedad, la opinión
falsa, es decir toda herejía, la blasfemia, el ardor, la cólera, la
amargura, el arrebato, el odio a los hombres, el rencor, la
calumnia,
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• la condenación, la tristeza irracional, el miedo, la cobardía, la
disputa, la rivalidad, los celos, la vanidad, el orgullo, la
hipocresía, la mentira, la infidelidad, la avidez, el amor a la
materia, las inclinaciones pasionales, la posesión de las cosas de
la tierra, la acedia, la bajeza de alma, la ingratitud, la
murmuración, la alienación, la presunción, la arrogancia, la
venganza, el amor al poder, el deseo de complacer a los
hombres, la astucia, la impudicia, la insensibilidad, la adulación,
el disimulo, la hipocresía, la duplicidad, los consentimientos que
la parte pasional del alma da a los pecados, la práctica continua
de esos pecados, el extravío de los pensamientos, la filautía (...),
el amor al dinero (...), la malignidad y la maldad.
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• Las pasiones del cuerpo son la gula, la glotonería, la ebriedad
(...), la lujuria, el adulterio, la falta de pudor, la impureza, el goce
egoísta, el amor de los placeres de toda clase, la corrupción de
niños (...) los malos deseos y todas las pasiones infames contra
natura, el robo, el sacrilegio, el bandidaje, el asesinato y toda
licencia y goce de las voluntades de la carne para confortar
siempre más al cuerpo; los oráculos, los sortilegios, los presagios,
los augurios, el amor a los adornos, la frivolidad, la indolencia
(...), la ociosidad condenable, las distracciones, los juegos de
azar, el mal uso apasionado de los placeres del mundo, la vida
que ama el cuerpo».
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• Pero si el amor de sí mismo es mortificado por el
sufrimiento, esto hace nacer la cólera, la envidia, el odio, la
hostilidad, el rencor, el ultraje, la murmuración, la calumnia,
la tristeza, la desesperación, la angustia, la falsa acusación a
la Providencia divina, la insaciabilidad, la negligencia, el
desaliento, el abatimiento, la pusilanimidad, la lamentación,
la melancolía, la amargura, los celos y todos los otros vicios
debidos a la privación del placer.
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• Evagrio da la clasificación siguiente: «Ocho son en total los
pensamientos genéricos que comprenden todos los
pensamientos: el primero es la gula (gastrimargía), después
viene la lujuria (porneia), el tercero es la avaricia (filargyría),
la cuarta es la tristeza (lupe), la quinta la cólera (orgé), la
sexta la acedia (akedía), la séptima la vanagloria
(kenodoxía), el octavo el orgullo (yperefanía)».

• Este catálogo fijado por Evagrio ha llegado a ser tradicional


en la ascética ortodoxa.
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• Como fuente de esas ocho pasiones principales y de todos
los otros vicios que se derivan de ellas, se encuentra la
filautía (philautía) o amor egoísta de sí.

• Todas las pasiones derivan de aquella, pero ella es la causa


primera de tres pasiones fundamentales que preceden y
engendran las otras cinco dentro de las ocho principales,
después todas las demás: estas son la gastrimargía, la
philargyria y la cenodoxia.
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• «La filautía, lo he dicho a menudo —escribe san Máximo— es la
fuente de todos los pensamientos pasionales.

• De ella nacen, en efecto los tres vicios genéricos de la


concupiscencia: gula (gastrimargía), avaricia (filargyría) y
vanagloria (kenodoxía)».

• Esto corresponde a la enseñanza de Evagrio: «Los demonios que


se oponen a la “praxis”, los primeros en hacernos la guerra son
aquellos que tienen a su cargo los apetitos de gastrimargía, los
que sugieren la philargyria, y los que invitan a la gloria humana.
Todos los demás vienen después».
LAS ENFERMEDADES SON LAS
PASIONES
• Esas tres pasiones primordiales son, en cierto modo, las más
inmediatas, las que aparecen en primer lugar y son las más
difundidas en la vida del hombre.

• Y son ellas las que abren las puertas a todas las demás: «nadie
cae en poder de un demonio, si antes no fue herido por esos
jefes de fila», hace notar Evagrio.

• En tanto el hombre no los haya vencido, no puede ser liberado de


los demás; cuando, al contrario, los supera, puede fácilmente
eliminar los que queden.
FILAUTÍA

• La filautía es la fuente de todos los males del alma.

• San Pablo mismo usa el término en 2 Tim 3, 2

• Hay una filautía virtuosa. Consiste en amarse a uno mismo


como criatura de Dios, a imagen de Dios y, por tanto, en
amar a Dios en uno mismo.

• La filautía pasión es una perversión de la filautía virtuosa.


FILAUTÍA

• Amor al yo caído, apartado de Dios y vuelto hacia el mundo


servible, que lleva una vida carnal y no espiritual.
• Se define como amor o pasión por el cuerpo y por sus
inclinaciones o pasiones.
• La filautía (egoísmo) es la fuente de tres vicios:
• Gastrimargía (gula)
• Filargiria (amor al dinero)

• Cenodoxia (vanidad, egolatría).


FILAUTÍA

• La filautía aparece fundamentalmente ligada al placer:


búsqueda de gozo sensible, carnal.

• San Máximo el Confesor explica:

• El hombre se dirige a las cosas sensibles.

• Aumenta la ignorancia de Dios.

• Por la ignorancia de Dios se entrega cada vez más a las


cosas sensibles y su placer.
FILAUTÍA

• Puesto que el hombre no posee auténtica realidad más que


en Dios, al amarse independientemente de Dios no puede
amarse a sí mismo de verdad, de modo que, cuando cree
que se ama, se engaña.

• De este modo el hombre deja de practicar las virtudes (que


son correlativos a su orientación hacia Dios) y abre la puerta
a las pasiones, causándose el mayor daño, debido a la
cantidad de enfermedades, trastornos, desgarramientos y
sufrimientos de todo tipo que éstas introducen en él.
FILAUTÍA

• Debido a que el egoísta busca ante todo su propio placer


por medio de las múltiples pasiones que engendra la filautía,
ésta se opone al amor al prójimo y lleva a odiarlo.

• En lugar de proponerse el beneficio y el bien del prójimo, lo


que busca el filáutico es la afirmación de sí mismo y su
propio interés.
FILAUTÍA

• La mayoría de las veces, su prójimo no es para él más que un


simple medio de obtener los placeres que quiere alcanzar, y
lo reduce así al rango de mero objeto.

• También puede verlo como un competidor, un rival en la


autoafirmación y en la búsqueda del placer, y entonces
dirige hacia él su agresividad.
GASTRIMARGÍA

• Es la búsqueda del placer mediante la comida; es decir,


consiste en el deseo de comer para obtener placer.

• La gastrimargía no procede directamente de sus


necesidades; prueba de ello es que el deseo sobrepasa a
menudo la necesidad, y muchas veces de manera
exagerada.
GASTRIMARGÍA

• Evagrio la llama pensamiento apasionado. El cuerpo no


interviene más que como el instrumento para cumplir el
deseo del alma.

• La pasión no se halla en el acto mismo de comer, sino en la


intención que lo guía y en el objetivo que la persona le
asigna: comer por placer.
GASTRIMARGÍA

• Diádoco de Fótice dice: “Entorpecido por la abundancia de


alimentos, el cuerpo vuelve al espíritu débil y perezoso”.
LUJURIA

• La lujuria (porneia) consiste en el uso patológico que el


hombre hace de la sexualidad.

• Hay abuso, o mal uso, cuando el hombre utiliza su sexualidad


sólo con vistas al placer relacionado con ella, cuando pone
el placer como finalidad de su actividad en este campo.
LUJURIA

• Lo que constituye la finalidad primera de la unión sexual es


el amor, así como los múltiples beneficios espirituales que el
hombre puede obtener de ésta en el seno del matrimonio en
conjunción con los demás modos de la unión conyugal.

• 1 Cor 6, 19-20
LUJURIA

• El deseo exclusivo de placer sexual que caracteriza a la


lujuria moviliza la potencia de deseo del hombre y la aparta
de Dios.

• A partir de entonces el hombre ya no ve el centro de su ser


en la imagen de Dios de la que es portador, sino en sus
funciones sexuales.
LUJURIA

• Se puede decir que el cuerpo en su totalidad se halla


desviado de su finalidad natural bajo el efecto de la lujuria.

• Recordemos que el cuerpo del hombre está llamado, como


el alma y junto con ella, a unirse a Dios por medio de la
virtud y a ser santificado, deificado y glorificado, y a
manifestar desde este mundo la gloria de Dios y las
primicias del Reino por la presencia transfigurada del
Espíritu Santo en él.
LUJURIA

• El amor es apertura al otro y libre don de sí. Cada una de las


dos personas que se une se entrega a la otra y la recibe a
cambio.

• En esta unión cada uno de los dos se enriquece y se


desarrolla en toda la extensión de su ser y hasta la infinitud
divina en la medida en que, como debe ser, el amor es
alimentado por la gracia y encuentra su finalidad en el
Reino.
FILARGIRIA Y PLEONEXÍA

• La filargiria designa el apego al dinero y a las distintas


formas de riqueza material.

• Tal apego se manifiesta en el gozo que se experimenta en


poseerlas, en el afán por conservarlas, en la dificultad para
separarse de ellas y en la pena que se siente al darlas.
FILARGIRIA Y PLEONEXÍA

• En cuanto a la pleonexía consiste fundamentalmente en la


voluntad de adquirir nuevas posesiones, en el deseo de
tener más.

• Filargiria = avaricia; pleonexía = ambición.


FILARGIRIA Y PLEONEXÍA

• La finalidad del dinero y de las posesiones materiales es ser


utilizadas por el hombre para satisfacer las necesidades
relativas a su subsistencia.

• El codicioso y el avaro no respetan esta finalidad; les


confieren un valor en sí mismos y gozan más de su posesión
que de su uso.
FILARGIRIA Y PLEONEXÍA

• El amor a Dios y el apego a los bienes espirituales, por una


parte, y el amor al dinero y el apego a los bienes materiales,
por otra, se fundan en el hombre en una misma facultad de
desear, y por eso son incompatibles y se excluyen
mutuamente, como enseña Cristo mismo:

• “Nadie puede servir a dos señores, pues o bien odiará a uno


y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No
podéis servir a Dios y al dinero” (Lc 13, 15; Mt 6, 24).
FILARGIRIA Y PLEONEXÍA

• “La codicia es una idolatría”, “el codicioso es un idólatra”,


afirma san Pablo (Col 3, 5; Ef 5, 5).

• Filargiria y pleonexía tienen como característica


fundamental el ser insaciables; esto permite entender una
parte importante de su patogenia.
FILARGIRIA Y PLEONEXÍA

• La filargiria y la pleonexía destruyen la caridad y engendran


por eso todas las pasiones que son contrarias a ella:
insensibilidad, aversión, odio, enemistad, rencor, espíritu de
discusión, crímenes, etc.

• Producen miedo y tristeza.


FILARGIRIA Y PLEONEXÍA

• Pueden engendrar en el alama la ira y distintas formas de


violencia, pero también la pereza, el orgullo, la vanidad, y las
pasiones concomitantes a estas dos últimas: la seguridad en
uno mismo, el espíritu de superioridad, el desprecio del
prójimo, la falta de respeto, la insolencia y la arrogancia.
TRISTEZA

• El ser humano, en su condición paradisíaca, no conocía la


tristeza (lupe), que apareció como consecuencia del pecado
de Adán y se halla en relación con el estado de caída en el
que el hombre se encuentra.

• La tristeza no es ipso facto una pasión mala ni tampoco es


exterior a la naturaleza del hombre.
TRISTEZA

• Hay dos formas de tristeza: una que permite al hombre


afligirse en su estado de caída, llorar sus pecados,
entristecerse por la pérdida de la perfección primera y
sufrir por estar alejado de Dios.

• Esta tristeza constituye el estado de penitencia, de duelo


espiritual, de compunción y culmina en el carisma de
lágrimas.
TRISTEZA

• La tristeza patológica en lugar de llorar sus pecados y


afligirse de su alejamiento de Dios y de la pérdida de los
bienes espirituales, el hombre la utiliza, por el contrario,
para llorar la pérdida de bienes sensibles, se aflige por no
haber podido satisfacer algún deseo y no haber podido
obtener algún placer que esperaba, o también por haber
sufrido algún percance en sus relaciones con sus
semejantes.
TRISTEZA

• La tristeza aparece como un estado del alma hecho de


desánimo, de astenia, de pesadez y de dolor físicos, de
abatimiento, de desamparo, de opresión, de depresión,
acompañado la mayoría de las veces de ansiedad o incluso
de angustia (cf. Juan Crisóstomo, Consolaciones a Estagiro,
III, 13; Juan Casiano, Instituciones cenobíticas, IX, 1; Doroteo
de Gaza, Instituciones espirituales, V, 67).
TRISTEZA

• “La tristeza, explica Evagrio, sobreviene a veces por la


frustración de los deseos; otros vees es consecuencia de la
ira” (Tratado práctico, 10).

• Pero también puede producirse en el alma por una acción


directa de los demonios.
TRISTEZA

• Doroteo de Gaza afirma: “Quien no desprecia todo lo


material… no puede… librarse de la tristeza” (Sentencias,
3).

• San Máximo el Confesor afirma: “La tristeza y el rencor van a


la par. Pues, si el espíritu experimenta tristeza cuando se
representa el rostro de un hermano, eso prueba que le
guarda rencor” (Centurias sobre la caridad, III, 89; cf. 96).
TRISTEZA

• En todos los casos, esta pasión revela apego a uno mismo y


se encuentra ligada a la vanidad y al orgullo.

• La tristeza manifiesta uan reacción del yo frustrado en su


deseo de autoafirmación y reducido a menos de lo que él
mismo se estima.
TRISTEZA

• El rencor, al que a menudo va unida la tristeza, es, por otra


parte, el resentimiento del orgullo herido, y la ira, fuente de
la misma pasión, expresa con frecuencia una voluntad de
reafirmación, de vuelta a ponerse en pie, de asegurar de
nuevo el yo respeto a uno mismo y al prójimo.

• La tristeza entonces muestra ser la expresión del sentimiento


de fracaso o de impotencia que experimenta el yo en este
intento de rehabilitarse.
TRISTEZA

• La tristeza aparece por la frustración de deseos

• El yo exige autoafirmación, veneración por su orgullo y


vanidad.

• Yo deseo el bien sensible, no se logra; entonces, viene la


tristeza.

• Yo siento envidia, luego viene la tristeza.

• Yo deseo honores, no los tengo; entonce, viene la tristeza.


TRISTEZA

• La tristeza aparece por la ira

• Yo deseo vengarme, no lo consigo; luego, viene la tristeza.

• Yo siento ira excesiva; luego, viene la tristeza.

• Yo siento ira deficiente; luego, viene la tristeza.


TRISTEZA

• La tristeza aparece, a veces, sin motivo alguno

• Se aparece a la acedia.
TRISTEZA

• Los demonios

• Juegan un papel importante en el nacimiento, el


desarrollo y la perpetuación de todas las formas de
tristeza.

• La causa de la tristeza es el alma del hombre,


específicamente, en la actitud que él adopta tanto frente a
los acontecimientos externas como respecto a sí mismo.
TRISTEZA

• San Juan Crisóstomo escribe: “Nuestras alegrías y nuestras


penas proceden menos de la misma naturaleza de las cosas
que de nuestras propias disposiciones.

• Si estas se encuentran sanamente ordenadas, tendremos


siempre en nuestro corazón un gran fondo de contento… Si
las enfermedades del cuerpo son propios de nuestra
naturaleza, las otras (las del alma) dependen más de nuestra
voluntad” (Homilías sobre las estatuas, I, 3).
TRISTEZA

• Incluso, los demonios no pueden suscitar la tristeza sin el


permiso del alma (voluntad).

• La pasión de la tristeza puede tomar la forma extrema de la


desesperación (apognosis).
TRISTEZA

• Bajo los efectos de la desesperación, el hombre llega a


darse a las pasiones más disolutas pensando que ellas
podrán poner remedio a su estado, aunque no sea más que
ahorrándole la conciencia de éste.

• Por eso constata el Apóstol: Ef 4, 19.

• La desesperación lleva a ideas suicidias y al mismo suicidio.


TRISTEZA

• “No te entregues a la tristeza”, Eclo 30, 21.

• “Una tristeza profunda nos perjudica mucho más que todos


los ataques del espíritu maligno”, san Juan Crisóstomo,
Consolaciones a Estagiro, III, 13.
TRISTEZA

• La tristeza engendra: desesperación, acritud, malicia, rencor,


amargura, recentimiento y la impaciencia.

• Por consiguiente, perturba gravemente las relaciones del


hombre con su prójimo.

• Produce también un estado de astenia y de tibieza y paraliza


su actividad (en espiritualidad: la oración).
ACEDIA

• La ascética de Occidente la junta con la tristeza, a partir de


san Gregorio Magno.

• La palabra akedía es díficil de traducir.

• Acedia: pereza, aburrimiento, disgusto, aversión, lasitud,


abatimiento, languidez, sopor, indolencia y somnolencia.
ACEDIA

• En la acedia se da una instisfacción vaga y general. El


hombre no siente gusto por nada, lo encuentra todo soso e
insípido, no espera ya nada de nada.

• El demonio de la acedia ataca particularmente a quienes se


entregan a la vida espiritual: busca apartarlas de la oración y
la vida ascética que la vida espiritual necesitan.
ACEDIA

• Lo que fundamentalmente distingue a la acedia de la tristeza


es que no la motiva nada preciso.

• San Talasio dice: “La acedia es la negligencia del alma. Es


negligente el alma que está enferma de amor al placer”
(Centurias, I, 90; III, 51).

• San Isaac observa que en el hombre espiritual, “la acedia


proviene de la distracción de la inteligencia” (Discursos
ascéticos, 33).
ACEDIA

• Los Padres constatan que la acedia engendra en el alma el


vacío, conduce a una negligencia generalizada, lo hace
cobarde.
IRA

• La pasión de la ira (orge) tiene su origen en la potencia


irascible del alma.

• La ira aparece como una pasión siempre que toma por


objeto al prójimo. Por consiguiente, nada puede legitimarla.

• Debemos encolerizarnos contra el Maligno, no contra aquél


que es su víctima.
IRA

• Hay que combatir el pecado, no a aquél que lo comete.

• Existen tres grandes categorías de pasiones, o tres tipos de


apego a la realidad sensible que pueden constituir para el
hombre pretextos para la ira, según le privan del placer que ellos
le procuran, o lo amenazan con perderlo, o le impiden alcanzarlo:

• El apego a la comida (gastrimargía); el apego al dinero, a


las riquezas y a los objetos materiales (filargiria y
pleonexía), y apego a sí mismo (cenodoxia y orgullo).

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