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2019 PARTES Y PRINCIPIOS DEL JUICIO DE AMPARO 2019

Las partes del juicio de amparo se establecen en el artículo 5ª de la Ley de


Amparo.
Parte, en general, es la persona que, teniendo intervención en un juicio,
ejercita una acción, opone una excepción o interpone un recurso. Los
testigos y peritos aunque también intervienen en el juicio no son partes. Lo
que caracteriza a la parte es el interés que legítimamente tiene en
pretender una sentencia favorable a sus intereses.

El agraviado o quejoso es quien demanda la protección de la Justicia


Federal por considerar que una norma general (ley), un acto u omisión de
la autoridad violan sus derechos humanos y las garantías que los
preservan; vulneran o restringen la soberanía de los Estados o la esfera de
competencias del Distrito Federal, siempre y cuando se violen los
derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su
protección, o bien, que esas mismas normas, actuaciones u omisiones
emitidas por las autoridades de estos últimos invadan la esfera de
competencia que corresponde a las autoridades federales.
León Orantes estima que el “Quejoso es el individuo o persona jurídica en
cuyo daño se lleva a cabo el hecho violatorio de la Constitución”.
Quejoso, en suma, es toda persona, física o moral, todo gobernado, con
independencia de sexo, nacionalidad, estado civil y edad (artículos 6ª a 8,
10 y 11 de la L. A.), que habiendo sufrido una afectación, daño o perjuicio
proveniente de alguna autoridad puede promover el amparo por sí o por
interpósita persona.

Es quejoso: “quien aduce ser titular de un derecho subjetivo público o de


un interés legítimo individual o colectivo, siempre que alegue que la
norma, acto u omisión reclamados violan los derechos previstos en el
artículo 1, fracc I, de la L. A. y con ello se produzca una afectación real y
actual a su esfera jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de su
especial situación frente al orden jurídico (artículo 5 de la Ley de Amparo).

El quejoso, a través de la acción constitucional, pretende, busca, quiere


que se destruya el acto, ley u omisión mediante el amparo. Ver artículo
108, fracción I, L.A..
2. Autoridad responsable, es la parte dentro del juicio de amparo contra la
cual se demanda la protección constitucional de la Justicia Federal.
Es todo aquel órgano o funcionario a los que la ley les otorga facultades de
naturaleza pública que emite normas o realiza actos u omisiones que
afectan los derechos humanos y las garantías individuales de las personas.
Es importante señalar que para emitir esos actos, la autoridad actúa
unilateralmente, porque no requiere acudir a los tribunales ni obtener el
consentimiento del afectado.

Es decir, autoridades responsables son aquellos funcionarios de


organismos públicos que con fundamento en la ley emiten actos
unilaterales por los que crean, modifican, o extinguen situaciones jurídicas
que afectan la esfera legal del gobernado. Las autoridades adquieren la
calidad de responsables una vez que han sido señalados con ese carácter
en la demanda de garantías, al reclamárseles una norma, acto u omisión.

El Art. 5º, fracc. II, L. A. prevé que es autoridad responsable, la que dicta,
ordena, ejecuta o trata de ejecutar la norma o acto que crea, modifica o
extingue situaciones jurídicas en forma unilateral y obligatoria, u omita el
acto que de realizarse crearía, modificaría o extinguiría dichas situaciones
jurídicas.
Para los efectos de la L. A., ¨los particulares tendrán la calidad de
autoridad responsable cuando realicen actos equivalentes a los de una
autoridad, que afecten derechos en los términos de esa fracción y cuyas
funciones estén determinadas por una norma general.¨
3.- El tercero interesado, es la persona que tiene interés en la subsistencia
del acto reclamado, es decir, es quien resulta beneficiado con el acto de
autoridad o del particular que impugna el quejoso en el juicio de garantías
y, por ende, tiene interés en que tal acto no sea destruido por la sentencia
que se dicte en dicho juicio; o sea, que a él no le conviene que al quejoso
se le proteja o ampare. Pueden serlo, por ejemplo la persona que haya
gestionado el acto reclamado o tenga interés jurídico en que subsista; la
contraparte del quejoso cuando el acto reclamado emane de un juicio o
controversia judicial, administrativa, agraria o del trabajo; o tratándose de
una persona extraña al procedimiento, la que tenga interés contrario al del
quejoso; la víctima del delito u ofendido que tenga derecho a la reparación
del daño o a reclamar la responsabilidad civil cuando el acto reclamado
emane de un juicio del orden penal y afecte de manera directa esa
reparación o responsabilidad;
El indiciado o procesado cuando el acto reclamado sea el no ejercicio o el
desistimiento de la acción penal por el MP.
El Ministerio Público que haya intervenido en el procedimiento penal del
cual derive el acto reclamado, siempre y cuando no tenga el carácter de
autoridad responsable.

Podría decirse que el 3ª interesado hace causa común con la autoridad


responsable, ya que también se empeña en que el acto que de ella se
combate quede en pie, subsista o prevalezca en sus términos. Cabe señalar
que no en todos los casos existe tercero interesado, aunque generalmente
se da en las materias civil o laboral cuando el acto reclamado proviene de
alguno de esos procedimientos (ya que en esos procedimientos de origen
existen un actor y un demandado, es decir, hay una parte y su
contraparte). Ver artículos 5º., fracción III, y 175, fracción II L. A.)
4.- El Ministerio Público de la Federación, es el representante social
federal adscrito a cada órgano jurisdiccional federal (de amparo), que en
todos los juicios de amparo vigila el correcto desarrollo del procedimiento
y que puede intervenir cuando estime que puede afectarse el interés
público.

El MPF es parte en todos los juicios de amparo, donde podrá interponer


los recursos que señala esta Ley, y los existentes en amparos penales
cuando se reclamen resoluciones de tribunales locales,
independientemente de las obligaciones que la misma ley le precisa para
procurar la pronta y expedita administración de justicia.

Sin embargo, en amparos indirectos en materia civil y mercantil, y con


exclusión de la materia familiar, donde sólo se afecten intereses
particulares, el Ministerio Público Federal podrá interponer los recursos
que esta Ley señala, sólo cuando los quejosos hubieren impugnado la
constitucionalidad de normas generales y este aspecto se aborde en la
sentencia. (Artículo 5ª., fracción IV, L. A.)
PRINCIPIOS DEL JUICIO DE AMPARO

1. Principio de instancia o iniciativa de parte, significa que el juicio sólo


puede iniciarse una vez que la parte agraviada lo solicite al órgano
competente, es decir, no procede de oficio o por iniciativa del juzgador. El
juicio de amparo no procede oficiosamente, es indispensable que alguien
lo promueva o solicite, ya sea por sí mismo o por interpósita persona.

El principio de iniciativa o instancia de parte, se contiene en los artículos


107 constitucional, fracción I, y 5º., fracción I, de la Ley de Amparo.

Una evidencia de este principio lo constituye el hecho de que al desistir el


quejoso de su demanda de amparo, automáticamente cesa la acción
constitucional, previa ratificación del quejoso.
2. Principio de existencia de un agravio personal y directo, significa que el
juicio de amparo únicamente puede promoverse por la parte a quien
perjudique la norma general o el acto reclamado, es decir, debe existir
necesariamente un menoscabo u ofensa que afecte específicamente a la
persona, sea física o jurídica; e decir, sólo puede tramitarse por quien
resulte directamente perjudicado con la ley, acto u omisión lesivos; por
aquél que resiente el agravio, y no por quien únicamente sufre un perjuicio
indirecto, dependiente del que se ocasiona a otra persona. (Ver Arts. 6. y
7, L. A.) El agravio debe ser personal porque debe concretarse en alguien,
no ser abstracto y es directo porque la afectación debe haberse producido
ya, o estarse ejecutando, o bien, debe ser de realización inminente.
El principio de agravio personal y directo, se contiene en el artículo 107,
fracción I constitucional y 6°, en relación con el 61, fracción XII, aplicado
a contrario sensu, de la Ley de Amparo; consiste en que el juicio de
amparo sólo puede promoverse por la parte a quien perjudique el acto que
se reclama; es decir, por quien resulte directamente perjudicado con un
acto de autoridad; por aquél que resiente el agravio, y no por quien
únicamente sufre un perjuicio indirecto, dependiente del que se ocasiona a
otra persona o que la sola vigencia de la norma no le cause perjuicio, sino
que se requiere un acto de aplicación posterior de afectación.
3. El principio de relatividad de las sentencias de amparo, o fórmula Otero,
se establece en los artículos 107, fracción II, constitucional y 73 de la Ley
de Amparo, conforme al cual “las sentencias que se pronuncien en los
juicios de amparo sólo se ocuparán de los individuos particulares o de las
personas morales, privadas u oficiales que lo hubiesen solicitado,
limitándose a ampararlos y protegerlos, si procediere, en el caso especial
sobre el que verse la demanda…Cuando proceda hacer la declaratoria
general de inconstitucionalidad se aplicarán las disposiciones del Título
IV de esta Ley. (Capítulo X)

Esto significa que, aunque otras personas puedan encontrarse en una


situación idéntica, si no recurren al juicio de amparo no serán beneficiadas
por aquella protección. Las sentencias sólo surten efectos en relación con
las personas que promovieron el juicio (quejosos), jamás respecto de otros.
4-. El principio de definitividad del acto reclamado es un elemento sine
qua non, consistente en que antes de interponerse el juicio de garantías y
para que sea procedente, deben agotarse todos los recursos ordinarios que
señale la ley que rija el acto que se reclame, salvo las excepciones que la
misma establece. Como el amparo es un juicio extraordinario, no un
recurso, sólo procede respecto de actos definitivos (firmes, inamovibles),
respecto de los cuales no exista recurso alguno, y
cuya interposición pueda dar lugar a la modificación, revocación o
anulación del acto reclamado. Es decir , antes de acudir al amparo, es
necesario agotar todos los medios de defensa que, para el caso concreto,
prevean las leyes ordinarias, tales como la apelación en materia civil o
penal, o el juicio de nulidad en materia fiscal. Sin embargo, este principio
tiene algunas excepciones, como por ejemplo: cuando el acto reclamado
importe peligro de privación de la vida, ataques a la libertad personal fuera
de procedimiento, incomunicación, deportación,
destierro, extradición, desaparición forzada de personas o alguno de los
prohibidos por el 22 constitucional, o la incorporación forzosa al ejército,
armada o fuerza aérea nacional; pues en estos casos no hay obligación de agotar
recurso alguno antes de promover el amparo; lo mismo sucede cuando el
quejoso no fue emplazado legalmente en el procedimiento en que se produjo el
acto reclamado o cuando aquél es afectado por un acto autoritario que carece
de fundamentación. Igual acontece en órdenes de aprehensión o reaprehensión,
providencias precautorias o que impongan medidas cautelares, restrictivas de la
libertad; que nieguen la libertad bajo caución o que establezcan los requisitos
para su disfrute, resolución que decida sobre el incidente de desvanecimiento
de datos, orden de arresto o cualquier otro que afecte la libertad personal del
quejoso, siempre que no se trate de sentencia definitiva en el proceso penal;
también, cuando se trate
de persona extraña al procedimiento; o cuando se trate del auto de vinculación a
proceso.
Cuando la procedencia del
recurso o medio de defensa se sujete a interpretación adicional o su
fundamento legal sea insuficiente para determinarla, el quejoso quedará en
libertad de interponer dicho recurso o acudir al juicio de amparo;
El principio de definitividad del acto reclamado, se prevé en los artículos
107, fracciones III, incisos a) y b), IV y V, inciso b) constitucional y 61,
fracciones XVIII, XIX y XX de la Ley de Amparo;
5.- Principio de estricto derecho, consiste en que los tribunales
competentes para conocer del juicio de garantías, sólo deben atender a los
conceptos de violación planteados en la demanda de amparo por el
quejoso, sin poder suplir de oficio ni los actos reclamados ni los conceptos
de violación planteados en la demanda de amparo por el quejoso. El
juzgador debe limitarse a resolver sobre los actos reclamados a la luz de
los argumentos vertidos en los llamados “conceptos de violación”
expresados en la demanda y si se trata de un recurso, concretarse a
examinar la resolución recurrida con base en los “agravios”.
Art. 79 de la Ley de Amparo:
Suplencia de la Queja: Excepción al Principio de Estricto Derecho):

No obstante, existen algunas excepciones a este principio en atención a la


naturaleza del acto reclamado o a las circunstancias personales del
quejoso. Así, por ejemplo, las autoridades que conozcan del juicio de
amparo deberán suplir la deficiencia de los conceptos de violación de la
demanda en diversos supuestos, por ejemplo, cuando el acto reclamado se
funda en normas generales (leyes) ya declaradas inconstitucionales por la
jurisprudencia de la SCJN y de los PC; a favor de los menores o incapaces;
en materia penal, la suplencia opera aun ante la ausencia de conceptos de
violación del inculpado o sentenciado, o del ofendido o víctima en los
casos en que tenga el carácter de quejoso o adherente; en materia laboral
cuando el quejoso sea el trabajador; en materia agraria a favor de los
ejidatarios y comuneros; en otras materias cuando se advierta una
violación evidente de la ley que haya dejado sin defensa al quejoso o en
cualquier materia, a favor de quienes por sus condiciones de pobreza o
marginación se encuentren en clara desventaja social para su defensa en el
juicio. Arts. 107 Const., fracción II, párrafo II, a contrario sensu, y 79,
fracciones I a VII, de la L.A.)

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