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El documento proporciona información biográfica sobre varias hermanas misioneras de las Hijas de María Auxiliadora que partieron a América del Sur a finales del siglo XIX: Sor Ángela Vallese, la pionera; Sor Ángela Denegri y Sor Teresa Gedda, que fallecieron jóvenes en Uruguay; y Sor Juana Borgna y Sor Angela Cassulo, que pasaron décadas sirviendo en la Patagonia y otros lugares de Sudamérica.
El documento proporciona información biográfica sobre varias hermanas misioneras de las Hijas de María Auxiliadora que partieron a América del Sur a finales del siglo XIX: Sor Ángela Vallese, la pionera; Sor Ángela Denegri y Sor Teresa Gedda, que fallecieron jóvenes en Uruguay; y Sor Juana Borgna y Sor Angela Cassulo, que pasaron décadas sirviendo en la Patagonia y otros lugares de Sudamérica.
El documento proporciona información biográfica sobre varias hermanas misioneras de las Hijas de María Auxiliadora que partieron a América del Sur a finales del siglo XIX: Sor Ángela Vallese, la pionera; Sor Ángela Denegri y Sor Teresa Gedda, que fallecieron jóvenes en Uruguay; y Sor Juana Borgna y Sor Angela Cassulo, que pasaron décadas sirviendo en la Patagonia y otros lugares de Sudamérica.
en una familia de agricultores, a los 21 años, el 18 agosto 1875, partió para Mornese. Emite los primeros votos religiosos el 29 de agosto 1876 y en noviembre del 1877 ya estaba lista para guiar la primera expedición misionera de las FMA en América del Sur. Algunos días antes de la partida, el 9 noviembre 1877, había tenido la fortuna de recibir la bendición del Santo Padre en Roma, donde acudió con Madre Mazzarello, sor Juana Borgna y un grupo de misioneros salesianos guiados por don Juan Cagliero. Sor Ángela Vallese es la pionera de las FMA misioneras en America. Mujer fuerte, de gran fe y de un intenso ardor apostólico, fue la primera directora en Montevideo-Villa Colón (Uruguay) y luego en Argentina y en Chile. Por 25 años - del 1888 al 1913 – vivió en Punta Arenas. En 1893 fue nombrada Superiora Visitadora de las Casas abiertas por las Hijas de María Auxiliadora en la Patagonia del sur y en las Tierras Magallánicas. No obstante la dureza del clima, el frecuente riesgo de naufragio al atravesar el Estrecho de Magallanes, las dificultades de todo tipo, comprendida la hostilidad de algunos gobiernos frente a la obra salesiana, sor Ángela jamás quiso abandonar aquellas tierras, convertidas ahora en “su tierra”. Así escribía en la primera carta a sus padres desde Uruguay, a la edad de 24 años, la que era su convicción radical de interculturalidad misionera: "Nosotros no somos ni de América ni de Italia, nuestra casa se encuentra por todas las partes". Al término de su aventura misionera, llega para sor Ángela el último y durísimo sacrificio: después de participar en el VII Capitulo General del Instituto en 1913, en Nizza Monferrato, se debía quedar, por pura obediencia a las Superioras, porque sus fuerzas físicas ya no resistían más. Muere al año siguiente, el 17 de agosto de 1914 a la edad de 60 años. Moría la pionera de las misiones en América lejos de su “patria del corazón” pero espiritualmente cercana a aquellas hermanas, mujeres y niñas a las que había buscado promover a nivel humano y espiritual. Era de verdad "MADRE" porque había irradiado tanta vida y un grande e inconmensurable amor. Carta 17 – Mornese, diciembre 1878 Sor Ángela Denegri Nació en Mornese el 2 de febrero1860 Allí emitió los primeros Votos el 24 de Mayo de 1876 . Partió como misionera a los diecisiete años, con el único deseo de llevar almas a Cristo. A los veintiún años estaba ya lista para el encuentro definitivo con Él. Murió en Villa Colón (Uruguay) el 13 de diciembre 1881. Sor Ángela Denegri desde pequeña demostró un ardiente deseo de santidad y un gran celo misionero por lo cual, por sugerencia de don Bosco, fue admitida siendo muy joven a la profesión religiosa. La Madre la conocía personalmente y a sus familiares. Sor Ángela estudiaba francés como se supo por las cartas de don Luis Lasagna. De hecho escribió a don Bosco desde Villa Colón, el 19 de febrero 1878:
“Puesto que la lengua francesa aquí se usa muchísimo y no hay maestra
que no sepa enseñarla, así yo he comenzado a dar una serie de lecciones a las dos hermanas dedicadas a la enseñanza para que obtengan buen resultado. Prepare otras tres hermanas maestras y ojalá fuera posible que supieran piano y bordado, porque así lo piden, también las alumnas aunque no sean Señoras”. Carta 22 – Nizza Monferrato, 9 abril 1879 Sor Teresita Mazzarello Nació en Mornés (Alessandria) el 12 abril 1860 Hizo la primera profesión en Mornese el 29 agosto 1876 La profesión perpetua en Buenos Aires - Almagro (Argentina) el 28 enero 1883 Murió en Montevideo (Uruguay) el 13 noviembre 1937 Entró al colegio de Mornese por invitación expresa de don Cagliero; vistió el hábito religioso el 28 de agosto 1875 y al año siguiente ya era FMA. Por un año fue maestra de infantil en Lu Monferrato y en el 1877 partió para América con el primer grupo de misioneras; era la más joven. Fue enviada primero a Montevideo-Villa Colón, donde fue por muchos años directora y también maestra de las postulantes y de las novicias. Don Santiago Costamagna escogió propiamente a la más joven para confiarle el cuadro de María Auxiliadora — reproducción de la imagen de Valdocco — que había sacado a escondidas de la capilla de las Hermanas. Se lo confía «con el encargo de no entregarlo a ninguno, de custodiarlo hasta la llegada a tierra americana...» Sor Teresita Mazzarello, con tan solo veinte años, era responsable de las dos comunidades de Uruguay después de la partida de Sor Angela Vallese para la Argentina. Casi la mitad de su vida misionera — ¡sesenta años! — sor Teresita Mazzarello es Directora; también fue maestra de postulantes y de novicias. Fue siempre una FMA trabajadora y dotada de un gran espíritu de sacrificio. De piedad sólida, carácter firme y decidido. El celo por la observancia religiosa brotaba, no tanto de sus palabras, cuanto de su habitual modo de ser Hija de María Auxiliadora. ¡Nada de la Santa Regla era secundario para ella! Tenía un culto especial por el silencio, la pobreza y sobre todo por la caridad paciente. Carta 22 – Nizza Monferrato, 9 abril 1879 Sor Teresa Gedda, nació en Pecco, Turín, el 17 de enero 1852. Estuvo en Uruguay, Mexico, Nicaragua, misionera humilde y generosa tanto en los trabajos comunitarios como en las tareas de responsabilidad. La llamaban “la Hermana santa”. Murió en Granada (Nicaragua) el 24 de marzo 1917, después de 40 años de vida religiosa. Formada en familia a la piedad, al trabajo y al sacrificio, firme y decidida en su respuesta a la vocación religiosa, fiel custodia de su corazón desde los albores de su juventud; entró el 8 de noviembre de 1876 en la casa de Turín, abierta en ese mismo año. Pasó poco tiempo después a Mornese, humilde y dócil bajo la sabia guía de S. María Mazzarello, recorrió rápidos pasos en el camino de su formación religiosa. En abril 1877 viste el hábito y en septiembre, después de un ejercicio práctico en la casa de Alassio, hace con tanta alegría la profesión en Turín, en la presencia de don Bosco y de Madre Mazzarello. Dos meses más tarde ve realizarse su más ardiente aspiración misionera, siendo elegida para formar parte de la primera expedición para América. La Providencia dispuso que su apostolado misionero de trabajo y de irradiante virtud, se desarrollase en el sur, en el norte y en el centro de América. Primero en el Uruguay per veintitrés años, luego doce años en México y finalmente en Nicaragua, donde transcurre los últimos cuatro años de vida. Siempre en los inicios de la fundación y de las obras, entre pobreza y trabajo incesante, humilde, obedientísima, sacrificada, austera consigo misma, toda dulzura y caridad para los otros. Amante del último puesto, es llamada a ejercer servicios de responsabilidad, siempre acompañadas de las más sólidas virtudes. Ropera, sacristana, enfermera, campanera, encargada de las postulantes y de las novicias, directora en las casas de Morelia y Puebla en México y portera en Granada, siempre aparece en la misma luz que edifica, en casa o fuera, hasta llegar a designarla comúnmente con el nombre de “Hermana santa”. Si distinguió por la perfección en el cumplimiento de los propios deberes; de las acciones aún las más ordinarias y comunes. Fue digna de pertenecer al primer grupo de Hijas de María Auxiliadora que partieron para América, llevando los inicios del apostolado más allá de los océanos con el ejemplo de una vida no común en la virtud. Mons. Cagliero la considerava una de las misioneras más humildes y virtuosas, tanto que la proponía como modelo de Vida Religiosa. Carta 22 – Nizza Monferrato, 9 abril 1879 Suor Juana Borgna, Nació en Buenos Aires (Argentina) de padres italianos el 20 de febrero 1860. Hizo la primera profesión enTurín el 3 de septiembre 1877. La profesión perpetua en Carmen de Patagones (Argentina) el 30 de julio 1882. Murió en Lima Guia (Perú) el 21 de diciembre 1945. Fue una de las más valiosas colaboradoras de Ángela Vallese. Había entrado a Mornese como educanda el 16 dicembre 1874. Tenía 14 años y con ella fue acogida Emilia Borgna, la hermana menor que la precederá por pocos días en la profesión religiosa y la seguirá a América, misionera como ella.
Tuvo la fortuna de ser escogida para
ir a Roma junto a Madre Mazzarello y a sor Ángela Vallese, para recibir la bendición del S. Padre Pío IX. Cuando Madre Mazzarello le escribe la carta del 1° enero 1879, sor Juana Borgna era vicaria en la casa de Montevideo-Villa Colón. Después será visitadora en la Patagonia del norte (1893-1906) y en Ecuador (1907-1913). En los inicios de 1880, sor Juana Borgna dejaba el Uruguay para emprender el camino de las anheladas misiones en la tierra vaticinada por Don Bosco. Estaba junto a sor Angela Vallese, sor Angela Cassulo y sor Caterina Fina. Antes de finalizar enero se encaminaron a Carmen de Patagones junto al grupo de los salesianos misioneros, destinados también a aquella misión. Carta 22 - Nizza Monferrato, 9 de abril 1879 Sor Angela Cassulo Nació en Castelletto d’Orba (Alessandria), el 9 de marzo 1852. Hizo la primera profesión en Mornese el 28 de agosto de 1875. Murió en Viedma (Argentina) el 28 de marzo 1917, después de 42 años de vida religiosa. Humilde y sacrificada, pasó la vida en la cocina de las casas de las FMA. De ella decía mons. Cagliero:
«Es una santa; el demonio
no sabe cómo hacer para impacientarla; pero no lo logra […]. Sor Cassulo no hace milagros, solo porque no quiere». Compañera de Sr. Gedda en la primera expedición para América, debía seguirla también al Cielo con pocos días de distancia, desde la lejana Patagonia, campo de sus fatigas apostólicas por casi cuarenta años. Temple monferrino, fuerte de salud y de voluntad, había entrado en Mornese apenas en el tercer año de vida del Instituto, formandose en el espíritu heróico de los orígenes. Discípula, por tanto, de Madre Mazzarello, fue también su compañera ante el altar el 28 de agosto 1875, pronunciando los primeros Votos en las manos de S. Juan Bosco, mientras la Santa Madre los emitía en perpetuo. Había encontrado muy pronto su lugar de trabajo en la sombra de una cocina. Sumergida completamente en su propio oficio, no había pensado ciertamente atravesar los océanos, pero cuando en 1877 don Bosco abre el apostolado en tierras lejanas también para las FMA, ella humilde, ferviente y decidida, pide, que si podía servir en alguna cosa, partiría feliz también ella. Y partió, sin retorno a su patria, buscando solo y siempre el sacrificio como moneda para ganar las almas para Dios. Siempre bajo la guía materna de Madre Vallese, dejando Uruguay por Argentina, fue escogida para formar parte del primer pequeño grupo destinado a sostener a los Salesianos en la evangelizaciónn de la Patagonia, precisamente en Carmen de Patagones. El periódico de Buenos Aires - La América del Sur - del 31 de enero 1880 anunciaba así la expedición: «Es la primera vez desde que el mundo existe, que se ven hermanas en aquellas remotas tierras australes». Carta 47 – Nizza Monferrato, 21 octubre 1880 Mons. Santiago Costamagna
Nació en Caramagna Piemonte (Cuneo)
el 23.3.1846, hace profesión religiosa salesiana el 27 septiembre 1867. Fue ordenado Sacerdote en Turín el 18.9.1868 y consagrado Obispo titular de Colonia el 23.5.1895 en Turín. Murió en Bernal (Argentina) el 9.9.1921. Tuvo una relación especial con el Instituto de las FMA y con madre Mazzarello. Del 6 de octubre 1874 hasta el 25 de octubre 1877 fue director espiritual de la primera comunidad de las FMA en Mornés. Guía de la primera expedición misionera de las FMA, partió en noviembre del mismo año para la Argentina donde permaneció por algunos años. En seguida inició la obra salesiana en Chile; en 1894 fue nombrado Vicario apostólico de Méndez y Gualaquiza en Ecuador.
Él recordará siempre con conmoción
los años transcurridos «en la santa casa de Mornese». De él escribe Don Ángel Amadei:
«Bajo una corteza un poco dura y con
apariencia de severidad, escondía un corazón de madre: bastaba ponerse en contacto directo con él para gustar la dulzura y la delicadeza de sus modales y la seguridad y exactitud de sus criterios doctrinales y morales». Carta de las primeras misioneras a la Madre Maria D. Mazzarello. Isla Flores, 14 diciembre 1877.
Escrita por Sor Juana Borgna, después de un mes de viaje, a nombre
de todas, llega a madre Mazzarello y la primera comunidad de Mornese con las noticias suyas y de las otras misioneras que se encontraban en «cuarantena» en la isla Flores, poco distante de Montevideo. Sobre la misma hoja don Costamagna agrega saludos y sugerencias para la Madre y para la comunidad. El escrito revela con cuánto afecto y nostalgia el director recuerda a Madre Mazzarello y Mornese a quienes ha dejado recientemente y donde pasò unos tres años. Querida Madre, Decid a todas las hijas que vengan con gusto a América, pero que antes se despojen totalmente de la propia voluntad, también en las pequeñas cosas. Toco con mano siempre más cómo la Virgen quiere mucho a sus Hijas, pero es necesario amarla y hacerla amar ... Aquí en estas partes no se siente hablar más que de intereses y peor aún ... por los intereses se suda y se sufre ... y nosotros qué no debemos hacer por el gran interés del Paraíso? […] Adiós, salúdame todas las enfermas, especialmente ... y a todas las Directoras... Recomienda a las Hermanas estudiar mucho el Catecismo, estar despiertas, ser devotas de la Virgen, de Jesús Sacramentado, y de la oración. Todas las veces que veáis los campanarios de Mornese, Casaleggio, Lerma, Parodi, Montaldo, S. Esteban, etc. haced bajar la cuerda de las campanas e id delante de Jesús y decid ... Haced vuestro deber también por aquel pobrecito que no amó nada a Jesús y dio escándalo en vez de edificar. Adiós, queridas hermanas ... ¡si vierais dónde estamos! ... Mar, roca, cielo y nada más ... ¡Bajo la mirada de Dios! Adiós. ¡Todo nuestro corazón sea para Vos, o Jesús mio! D. Santiago Costamagna Sor Laura Rodríguez, fruto del corazón misionero del Instituto. Sor Laura Rodríguez fue la primera FMA del continente americano. Había nacido en Montevideo – Villa Colón el 6 de agosto 1858. Hija de agricultores cristianos y laboriosos, conoció a las FMA por medio de su hermano que frecuentaba el colegio salesiano de Montevideo - Villa Colón. Entró el 14 de mayo de 1878 en el Instituto FMA. Tuvo como formadoras algunas de las pioneras del primer grupo de misioneras, entre las cuales Sor Angela Vallese. El 24 de mayo de 1880 hizo la profesión religiosa en Buenos Aires Almagro (Argentina) donde fue transferida con el fin de completar el noviciado bajo la guía de Sor Maddalena Martini. Después de la profesión regresó a Uruguay. Desempeñó distintas tareas comunitarias y apostólicas hasta la enfermedad que la llevó a la muerte el 18 de julio 1924. A una hermana que fue a visitarla le dijo: «La observancia de las Constituciones, de los santos votos, y la misma caridad no son nada si no están acompañadas con la punta de oro deslumbrante del amor de Dios». Había entendido muy bien lo esencial de la vida religiosa. “Mi buena sor Laura [...] Considero inútil recomendarte que seas obediente, humilde, caritativa y amante del trabajo; hace pocos meses que has hecho la vestición, por lo tanto, estarás aún toda enfervorizada. Te recomiendo sólo que no dejes apagar nunca el fervor que el Señor ha encendido en tu corazón, y que pienses que una sola cosa es necesaria, salvar el alma. Pero a nosotras religiosas, no nos basta con salvar el alma, debemos hacernos santas y santificar con nuestras buenas obras a tantas almas que esperan que les ayudemos. Ánimo pues, después de unos pocos días de lucha, tendremos el Cielo para siempre.”
Carta 18 – Mornés, diciembre 1878
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