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¿Feudalismo o Feudalismos?
Para Montesquieu (arriba), el establecimiento
de “leyes feudales” en Europa fue un
acontecimiento único, «ocurrido una vez en
el mundo y que quizás no volverá a repetirse
jamás».
«Menos experto, sin duda, en las precisiones
jurídicas, pero curioso por horizontes más
amplios, Voltaire [abajo] protestó:
“El feudalismo no es en absoluto un
acontecimiento, es una forma muy antigua
que subsiste en los tres cuartos de nuestro
hemisferio, con administraciones diferentes”.
La ciencia actual se ha inclinado, por lo
general, por el parecer de Voltaire».
(BLOCH: 2002, 454)
EDADES CLÁSICAS DEL FEUDALISMO
Hay dos tendencias interpretativas fundamentales sobre la existencia del
feudalismo: para algunos comienza en el s. XI y otros lo creen anterior.
Ganshof consideraba:
- Primer feudalismo en el período carolingio: el vasallaje y el beneficio
[donación de tierras] «“quedaban en gran medida unidos, de manera que
constituyeron un sistema de instituciones”. Pero sólo se trataba de un vínculo
de hecho, no de derecho» (FOURQUIN: 1977, 79). Aunque ya durante el
período merovingio se habían desarrollado los vínculos de dependencia,
contribuyendo a explicar con ello la expansión de las villae, el beneficio no
era todavía una “consecuencia normal y casi obligatoria” del vasallaje.
- Feudalismo clásico, surgido a finales del siglo X y que continuó hasta
1300 como unidad, sin grandes modificaciones. Es una visión monolítica que
debe matizarse, incluso si solamente nos atenemos al Derecho como Ganshof.
Marc Bloch en su obra La sociedad feudal señalaba dos edades feudales:
- De finales del siglo IX al año 1000, surgida de las ruinas del Imperio
carolingio, de economía limitada y vida rural casi “autárquica”.
- Hacia 1100 y durante dos siglos se habría dado una segunda edad feudal
en la estela del crecimiento y desarrollo económico a partir del año 1000.
Se ha objetado la propuesta de Bloch fundamentalmente en dos aspectos:
- Hoy se prefiere hablar, no de “revolución”, sino de aceleración en crecimiento
económico en el s. XI, no después; tampoco hubo ese hundimiento de comercio y
ciudades entre los ss. IX y X en la medida que anteriormente se sostenía.
- Se duda que la división de períodos sea la misma en los países occidentales.
< Corona de Otón I ^ Coronación de Otón III (980-1002), emperador del Sacro
Imperio Romano Germánico (Apocalipsis de Bamberg)
La “teoría gelasiana de las dos
espadas”, basada en las enseñanzas de los
Padres de la Iglesia: «Con arreglo a la
opinión universalmente aceptada en el
siglo XI –y no negada abiertamente en
siglos posteriores- por ordenación divina
la sociedad humana debe estar
gobernada por dos autoridades, la
espiritual y la temporal, la primera de
las cuales está en manos de los sacerdotes
y la otra en manos de los gobernantes
seculares, tanto por derecho divino como
por derecho natural. Bajo el sistema
cristiano, ningún hombre puede tener a
la vez el sacerdotium y el imperium. No
se concebía que ninguna de las dos
autoridades hubiera de ejercer un poder
Izquierda: Enrique IV (1050-1106), emperador de Sacro Imperio
arbitrario, ya que se creía que ambas Derecha: Gregorio VII (h. 1020-1085), papa
estaban sujetas a la ley y representaban Ambas representaciones de artistas anónimos, siglo XI
un oficio necesario en el gobierno divino
de la naturaleza y del hombre. En consecuencia, no podía haber conflicto entre las dos, aunque el
orgullo pecaminoso o el ansia de poder pudieran llevar a los agentes humanos de cualquiera de las
dos a sobrepasar los límites jurídicamente establecidos. En cuanto partes de un plan divinamente
unificado, cada una de las autoridades debía ayuda y apoyo a la otra». (SABINE: 1994, 189)
Los conflictos entre el papado y el Imperio: la
“querella de las investiduras” (1073-1122, el más
conocido de los enfrentamientos fue el del
emperador Enrique IV con el papa Gregorio VII).
El Concordato de Worms (1122) fue el acuerdo
entre la Santa Sede y el Imperio, el papa Pascual II
y el emperador Enrique V: correspondería al
poder eclesiástico la investidura clerical,
mientras que al estamento civil se le reservaba la
investidura feudal, otorgamiento de los derechos
de regalía y demás atributos temporales; «el
emperador abandona el derecho técnico de
investidura con el anillo y el báculo, símbolos de
autoridad espiritual, pero conservó el derecho de
transmitir las regalia y el voto en la elección de los
obispos» (SABINE: 1994, 193). Sin embargo, hasta
finales del siglo XII la controversia se mantuvo con
algunos intervalos. «La controversia desarrollada
en los siglos XI y XII sirvió para demostrar la
inestabilidad y vaguedad de la relación entre el
poder temporal y espiritual con arreglo a la
tradición gelasiana». (IBÍD., 200)
Humillación del Emperador Enrique IV ante el Papa Gregorio VII en Canossa, 1077 (Edward Schwoiser, 1852) ^
Arriba: El antipapa
Clemente III (figura en el
centro) y el emperador
Enrique IV (izquierda)
expulsan a Gregorio VII.
Abajo: la muerte de
Gregorio VII.
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Limitaciones del absolutismo debido a las autonomías corporativas, instituciones
dotadas cada una de sus normas y códigos legales propios, de acuerdo con la lógica de
una sociedad del Antiguo Régimen, basada en los privilegios y la desigualdad jurídica:
- Gremios: corporaciones de oficios, cada una con sus reglamentos y jerarquías (maestros,
oficiales, aprendices), que ejercen monopolios u oligopolios laborales.
- Iglesia: su legislación particular y la estructura eclesiástica, sujeta al papado.
- Cortes y parlamentos: Cortes de Castilla y Aragón (las primeras fueron las de León en
1188), los Estados Generales y Parlamentos en Francia, la tradición inglesa que comienza
en la Carta Magna (1215), etc. Entidades de origen medieval, solamente consultivas, que
reúnen a los representantes del reino. Los reyes de la Europa Moderna tienden a evitar
reunirlas y cuando lo hacen (sobre todo en Castilla y Aragón) exigen fundamentalmente de
ellas recaudar impuestos, ordinarios y extraordinarios.
- Instituciones territoriales: señorío, municipios, otras instituciones forales (fueros
territoriales).
Administración del Estado Absolutista: difícil coexistencia entre estas autonomías
corporativas y el centralismo absolutista. Especial énfasis en los impuestos y la
administración de justicia: el centralismo y absolutismo pretenden una jurisdicción real
unificada y centralizadora frente a los particularismos de las jurisdicciones señoriales y
fueros territoriales.
Poder político y sus relaciones con el eclesiástico. Tendencias de los monarcas en la
Edad Moderna encaminadas a controlar a la Iglesia en sus territorios, acumular derechos y
prebendas: el regalismo (por ejemplo de los Reyes Católicos, véase el Patronato de
Indias) Tendencias a la creación de “Iglesias nacionales”: el anglicanismo en Inglaterra
(Enrique VIII); galicanismo y jansenismo en Francia.
FEDERICO II HOHENSTAUFEN (1194-1250),
¿PRIMER ESTADISTA MODERNO?
«Este monarca, el primer hombre moderno que se sentó
sobre un trono [del Sacro Imperio Romano Germánico,
entre 1220 y 1250], por haber crecido en la proximidad de los
musulmanes, entre peligros y traiciones, se había habituado
desde muy temprano a juzgar y a tratar sus asuntos de una
manera objetiva. A ello hay que añadir su íntimo
conocimiento de las condiciones internas, y la administración
de los estados sarracenos y la despiadada guerra contra los
papas, que requería de ambos combatientes llevar al campo
de batalla todos los medios y fuerzas a su disposición. Las
medidas tomadas por Federico (sobre todo desde 1231)
tuvieron como resultado la completa destrucción del estado
feudal y la transformación del pueblo en una masa sin
armas ni voluntad, extremadamente rentable a la hora de
recaudar los impuestos. Así, centralizó los poderes
administrativo y judicial de forma hasta entonces inaudita
en todo Occidente: ningún cargo público sería elegido por
voto popular, bajo pena de destrucción del lugar y reducción de sus habitantes a la esclavitud.
Los impuestos, basados en un amplio catastro a imitación del modelo mahometano, se
colectaban por medio de torturas y otras crueldades […] Aquí tenemos, pues, no ya un pueblo,
sino un montón de súbditos fáciles de controlar» (BURCKHARDT: 2005, 33-34).
ARRIBA: OTÓN III
ARRIBA DER.: OTÓN I
ABAJO DER.: CORONA DE OTÓN I
SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO (962-1806)
Sacro Imperio Romano Germánico (Reich): no es un estado-nación moderno,
sino un conjunto de entidades políticas (eclesiásticas y seculares, en torno a 360) bajo
una organización corporativa y autoridad monárquica, encarnada en el Emperador
(Kaiser).
Las instituciones imperiales:
─ La Bula de Oro (1356): regularizó la elección del emperador por el Kurfürsten o
“Sacro colegio”: rey de Bohemia, duque de Sajonia, conde del Palatinado del Rin y el
marqués de Brandemburgo, además de los arzobispos de Maguncia, Colonia y Tréveris.
─ La Dieta o Reichstag: a partir de la Reichreform de 1495 quedaron organizadas las tres
cámaras (collegia) separadas que la componían:
* Kurfürstenrat: cámara de los príncipes electores (arriba mencionados), religiosos y los
príncipes laicos, estos últimos de familias herederas de los Ducados Nacionales (Baviera,
Bohemia, Franconia, Sajonia, Suabia, Turingia).
* Fürstenrat: de los príncipes territoriales menores. Dividido en dos Bancos, el
eclesiástico y el secular. Los gobernantes mayores tenían voto personales y los menores
voto colegiado, agrupados en colegios territoriales (2 del Banco Eclesiástico, los de
Prelados de Suabia y del Rin y 4 del Secular, de los de Condes de Suabia, Wetteravia,
de Franconia y de Westfalia)
* Collegium der Reichstädte: cámara de las ciudades (medio centenar), con voz y voto
consultivos y organizadas en circunscripciones o círculos territoriales (de Baviera,
Franconia, Bajo Rin-Westfalia, Baja Sajonia, Alto Rin y Suabia).