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PROCESOS PASTORALES

PARA ESTOS TIEMPOS.


PUNTO DE PARTIDA
 Los seres humanos “somos” proceso. Vivimos
instalados en el cambio, en evolución constante. Por
mucho que lo deseemos no podemos permanecer en
el mismo punto ni encontramos un lugar de llegada
en el que estabilizarnos completamente. Cada
decisión que tomamos configura un nuevo escenario,
nos sitúa en constante evolución.
PROCESO PERSONAL VS.
ITINERARIOS
 El itinerario es la manifestación exterior de lo
que pasa en una persona: estudiar, casarse,
optar.
 El proceso implica lo que pasa en el interior de
una persona; sólo se conoce si la persona lo
comunica a través de datos del itinerario.

Como agentes pastorales nos


resulta más sencillo simplificar la
complejidad de todo proceso
humano y pretender establecer
caminos únicos, itinerarios
homogéneos por los que deseamos
hacer pasar a todos.
PROCESOS CIRCULARES VERSUS
PROCESOS LINEALES
 En una época con una sobre oferta de
opciones, pretender encorsetar los
procesos personales en itinerarios
lineales, fijos, inamovibles o con
“reválidas” como la obligación de
estar tantos años para confirmarse y
luego..., resulta una pretensión
imposible. Necesitamos pasar de la
imagen de la carrera de obstáculos a
la imagen de puzzle, donde cada uno
va construyendo su vida en una
secuencia personal y parcial con
perspectiva global.
PROTAGONISTAS DE SU HISTORIA.
 La adolescencia y la juventud son momento de
configurar la propia identidad. Dentro de este
proceso, el desafío pastoral es facilitar el encuentro
con Jesús para que desde éste puedan configurar una
identidad cristiana y orientar la vida en el sentido del
Reino de Dios.

 Nuestra tarea es ofrecerles herramientas y


acompañarles para construir su propia historia, esto
es, darles el espacio que necesitan para ser
protagonistas de sus vidas.
ELEMENTOS NUCLEARES DE
NUESTRAS PROPUESTAS.

 La comunidad.
 Los pobres.

 El testimonio.

 El acompañamiento.

 Formación en el Evangelio.

 La oración.

 El compromiso.
 Comunidades cristianas
de referencia, escuelas
de fraternidad y
solidaridad.

 Los pobres. Donde Jesús ha


elegido estar especialmente
presente. El encuentro con los
excluidos de la historia es
indispensable para descubrir al
Dios que camina con ellos y
que nos cita en ellos.
 El testimonio. La experiencia
de Dios se transmite de
corazón a corazón. Hemos de
compartir nuestro encuentro
con Jesús lo que él ha hecho
y hace en nuestras vidas.

 El acompañamiento. Que
ayude al joven a discernir
planteamientos, actitudes y
opciones nuevos, referidos
a los diversos aspectos
personales y sociales de su
proyecto de vida.
 Formación en el Evangelio. Aprender a leerlo, a
gustarlo, y aplicarlo a la propia vida. Dar las
claves y los conocimientos necesarios para una
lectura profunda y vital del mismo.
 La oración. Camino indispensable para cualquier
itinerario. Enseñar a hacer silencio, a colocarse en la
presencia del Señor, a entrar en uno mismo, a hacer
el salto de fe, a escuchar el propio corazón y al Señor
que habla en él y en la historia que vivimos.
 El compromiso. A Jesús se
le conoce cuando se le
sigue, y el seguimiento
implica acciones concretas
en las que comprometer la
vida. Todo itinerario ha de
ofrecer opciones concretas
de servicio, de compromiso,
de apuesta por el Reino.
CONDICIONES PARA FAVORECER
EL PROCESO
 El proceso se juega en el ámbito de la
interioridad , que es parte de toda persona.
Nosotros queremos acompañar a los jóvenes para
que puedan enriquecer esta dimensión en ellos,
para que todas las actividades y experiencias
intensas de compromiso a las que invitemos sean
leídas y asumidas en lo profundo de su persona;
para que en ellas puedan encontrarse con el
Señor Jesús.
HACIA EL ENCUENTRO CON JESÚS
(MOMENTOS)
 Lo primero es descubrir una
BUENA NOTICIA. Ésta solo
puede ser tal en referencia a
las necesidades y expectativas
personales vitales. Para
descubrirla es preciso tomar
conciencia de la necesidad
personal de liberación, de
salvación.
 El encuentro con Jesús pasa
necesariamente por el
reconocimiento de la
insatisfacción vital que anida
en el fondo del corazón
humano, que los jóvenes, por
su momento vital, perciben
con particular sensibilidad.
 Es necesario proponer experiencias y espacios
para que descubran sus interrogantes vitales, que
surgen en la confrontación con la vida.
 El segundo momento es la OPCIÓN VOCACIONAL
PERSONAL ADULTA. Para ello lo central será el
desarrollo de una experiencia de relación
personal con Jesús que sostenga y oriente la
vida. Una relación que sea transformadora de la
persona y que le lleve a desarrollar un estilo de vida
fraterno y solidario, en la Iglesia, según los valores
del Reino.
VIVIR CONSCIENTEMENTE
 El requisito principal para poder
orientar el proceso interior
personal es VIVIRLO
CONSCIENTEMENTE. Supone
asumir en profundidad todos los
aspectos de nuestra vida,
también el dolor. Implicará
tomar decisiones que nos llevan
a la plenitud pero que nos
resultan difíciles de asumir.
 Es necesario adquirir
herramientas y capacidades
para vivir conscientemente
nuestro proceso interior.
Para descubrir nuestro interior y
gustarlo.
ACTITUDES QUE FACILITAN VIVIR
CONSCIENTEMENTE EL PROCESO INTERIOR.
 Sorprenderse. Descubrir la paradoja,
lo inesperado, lo gratuito, misterioso
y maravilloso que encierra la
realidad cotidiana. Sólo si
aprendemos a sorprendernos
podremos reconocer la presencia de
Dios, totalmente Otro y totalmente
cercano.

 Agradecer. Es fijarse en lo bueno que


sucede cotidianamente. Esta actitud
nos va capacitando para percibir
nuestro mundo interior como amable
y situarnos en una mirada positiva
ante el mundo, que nos permitirá
afianzar la esperanza, aprender a
enfrentar el dolor y atrevernos a
buscar más allá de los límites de
seguridad en los que nos movemos.
 Contemplar. Es detener la mirada y
el corazón, dejando que la vida nos
desvele las capas profundas que la
sostienen. Fijarse en los detalles,
detenerse en la belleza, mirar con los
ojos del corazón. Se trata de aprender
a mirar en profundidad y tener
experiencia de que desde esa mirada
se descubre mucha más riqueza que
la que aparece a simple vista, y, poco
a poco, aprender a tener esa mirada
hacia la propia vida y el propio
proceso interior.

 Soñar. Tomar conciencia de sus


sueños y sus deseos profundos;
crear sueños. En ese intento
podremos ir conectando con lo
que buscamos en lo profundo de
nuestro corazón.
 Sentir. Es necesario aprender a
sentir y apropiarnos de lo que
sentimos: el dolor, la alegría, el
amor, el conflicto..., aprendiendo
a vivirlos en profundidad,
explorándolos y apropiándonos
de ellos para descubrirnos en
ellos y que no se conviertan en
tiranos que nos manejan desde
fuera.

 Preguntar. Los nuevos


horizontes vitales se abren
cuando nos atrevemos a
formularnos nuevas
preguntas respecto a lo que
vivimos interna y
externamente. El proceso
interior requiere preguntar
y buscar respuestas.
 Callar. Es preciso aprender a
callar, a hacer silencio, a
enfrentar el silencio, que implica
la toma de conciencia de nuestra
propia soledad y es el espacio en
el que se evidencia el mundo
interior, con su riqueza, pero
también con los temores que nos
cuesta afrontar.

 Expresar. Para hacernos


conscientes de lo que vivimos y
sentimos, necesitamos expresarlo
incluso a nosotros mismos. Así
podemos incorporarlo en nuestra
vida y nuestro proceso.
EL ACOMPAÑAMIENTO
 Su labor fundamental es ayudar a las personas a
descubrir y reconocer la sed de Dios, a crecer en
una pertenencia madura a la Iglesia real, a
entender el mundo desde la fe y la propia vida en
clave vocacional y misional.
CARACTERISTICAS DEL ACOMPAÑANTE
 1. Actúa desde la fragilidad personal y la fuerza de Dios. Es un sugeridor de
rutas entre posibles itinerarios.
 2. Aporta la visión reposada del corredor de fondo. Es posible que algunas
de las cuestiones que son básicas en la pastoral (Dios, la Iglesia, uno mismo
o el mundo) no le preocupen especialmente a los jóvenes. Quienes tienen
que tener ese horizonte son el acompañante y sus equipos
 3. Se adapta al ritmo de las personas y no las sustituye. Ha de ir buscando
las formas de que cada paso conduzca a poner nombre a la sed de
trascendencia y de interioridad que toda persona tiene. Y lo ha de hacer
adaptándose a los ritmos y la disposición de cada persona.
 4. Hace una propuesta clara. Ofrece, desde la lectura creyente del
Evangelio, el modelo de humanidad en plenitud: Jesucristo.
 5. Hace una propuesta amplia. Quiere dar a conocer a Jesucristo a todos los
jóvenes. Sabe que llega más a fondo a algunos. Afirma que le importa cada
uno.
 6. Quiere llegar a la globalidad de la persona. Trabaja la dimensión
cognitiva, la afectiva y acciones éticas y transformadoras.
 7. Es capaz de conjugar múltiples formas de acompañamiento: personal,
grupal, ambiental.
HACER EXPERIENCIA
 Por “hacer experiencia” entendemos un aspecto
decisivo en el proceso educativo de una persona
hacia la conciencia y la libertad, a través del que
se posiciona ante la vida y actúa en ella desde la
unidad de sentimiento, pensamiento y acción. Es
un proceso que va desde lo más exterior y
puntual, una acción determinada, a lo más
profundo y constante, una actitud
arraigada en la persona, y lo consideremos,
por ello mismo, un elemento educable si somos
capaces de crear las condiciones oportunas.
 Para “hacer experiencia” es imprescindible una red
de ofertas.
 Frecuentemente se realizaran itinerarios
aparentemente paralelos: de interioridad, de
compromiso social, de formación cristiana, de vida
comunitaria, etc. Aunque parezcan inconexos, son
piezas de un gran puzzle que se va construyendo
en el tiempo.

 “La pastoral hoy en día tiene que ser mucho más


como el puzzle. Supuesto un marco mínimo, luego
hay que ir empezando a poner piezas –a veces
dispersas, difusas y colocadas con lógicas
diversas– para llegar a poder alcanzar aquellos
cuatro objetivos que señalábamos como básicos en
toda pastoral: Jesús, la Iglesia, el mundo y uno
mismo”. Olaizola
ELEMENTOS EN LOS QUE HACER
EXPERIENCIA.
 La expresión de las vivencias personales. El expresarse es una
vivencia básica que permite crecer en el proceso de trascendencia; es
necesario IMPULSAR LA EXPRESIÓN DE UNO MISMO porque
lleva a la personalización de la experiencia religiosa y a la decisión
personal ante las propuestas e invitaciones que vienen de Dios.

 La formulación de preguntas. La pregunta busca provocar la toma de


conciencia de lo vivido y la reflexión sobre ello, dándole contenido
existencial. Para abrir a una persona a la experiencia espiritual y a la
fe, interesa ponerla en contacto con EXPERIENCIAS QUE
CUESTIONEN LA NORMALIDAD DE LA VIDA DE CADA DÍA y el
pensamiento único que transmiten los medios de comunicación.

 La capacidad de escoger entre varias opciones. No es suficiente el


plantear teóricamente la importancia de un sentido de la vida o el
descubrimiento de los diversos sentidos, entre ellos el cristiano.
Ponemos a la persona en situación de mirar las múltiples respuesta y
damos herramientas para valorar todas las opciones; FINALMENTE
INVITAMOS A LA OPCIÓN LIBRE.
LAS EXPERIENCIAS BISAGRA:
 Situaciones “normales” de la vida que, vividas con
profundidad y acompañamiento, pueden permitir
el salto a la experiencia de Dios.
 Ser acogido. Experiencia inicial que abre la puerta a un largo proceso.
Es abrir el espacio para participar en las actividades del grupo y,
finalmente, ir dando respuesta a las necesidades personales. Ser
acogido enlaza con la experiencia de un Dios Padre, que acoge y
acepta a cada cual tal como es y que no tolera ninguna marginación.

 Hacer fiesta. Espacio donde se estrechan los vínculos sociales y donde


se renuevan las grandes ilusiones o se apuesta por la superación de
los fracasos. Experiencia que acerca a los sacramentos.

 Establecer relaciones. La vinculación con los otros da confianza,


despierta nuevos horizontes, permite dialogar y contrastar puntos de
vista, y facilita experiencias de colaboración. Forma parte del
aprendizaje para la vida en comunidad y está en la raíz del valor
cristiano de la solidaridad.

 Encontrarse con testimonios. El descubrimiento de personas que nos


resultan un referente suele desvelar interrogantes sobre uno mismo y
motivar el interés por aprender cosas nuevas. Encontrarse con
testimonios permite descubrir el valor de los maestros interiores y el
sentido del seguimiento de Jesús.
 Desarrollar la autonomía personal. La autonomía personal permite utilizar la
libertad de la que se dispone para dar una orientación a la historia personal. Las
opciones de cada persona llegan a ser una propuesta sobre el posible sentido de la
vida. Desarrollar la autonomía personal hace posible una opción de fe madura,
libre y responsable.

 Participar en la vida de grupo. Es poder incidir en las elecciones que el grupo


hace, no sólo seguir las indicaciones de otros; por ello, es clave el diálogo:
expresarse, escuchar y encontrar puntos de coincidencia. Prepara para descubrir
que el Espíritu de Jesús habla a través de las múltiples voces de la comunidad.

 Ponerse al servicio. Lleva a preguntarse sobre el sentido último de la acción y qué


tipo de mundo queremos: es preciso ayudar a revisar las motivaciones y hacerlas
explícitas. Ponerse al servicio descubre la clave de la moral y la política cristianas:
la búsqueda de una humanidad nueva, el Reino.

 Disponer de tiempo de personalización. Hace posible que las voces interiores se


expresen con más claridad y que la persona pueda captarlas, darse cuenta del
momento que vive, plantearse las preguntas adecuadas y buscar su respuesta.
Disponer de tiempo de personalización abre el camino a la plegaria y a la
búsqueda espiritual.

 Descubrir y enfrentar la presencia del mal. El sentido se construye pese al


sinsentido. Descubrir el mal pone a prueba el sentido que hemos dado a la vida,
pero también es una invitación a reafirmar la confianza en uno mismo y en los
otros. Descubrir y enfrentar la presencia del mal pone en sintonía con la acción de
Jesús, que pasó haciendo el bien y liberando a las personas de todo tipo de
marginación
LUGARES PASTORALES PARA HACER PROCESOS.

 En cualquiera de los lugares pastorales nos


interesa trabajar un elemento común que
favorece la realización, concreta y a largo plazo,
de los procesos personales: la comunidad, eje
vertebral del proceso de maduración en la fe.
 Algunos lugares para trabajar la pastoral con
jóvenes son la familia, la parroquia, el colegio, el
centro juvenil (lugares clásicos); otros más
novedosos son las plataformas sociales, las
comunidades virtuales de Internet, la formación
a distancia...
EL GRUPO JUVENIL.
 El objetivo de los grupos de fe es posibilitar el
encuentro con Jesucristo vivo. Este encuentro lo
experimenta cada persona en su vida, e incluye un
doble movimiento: por un lado, la persona se siente
amada gratuitamente; por otro, percibe una llamada y
un impulso a ir más allá de sí misma por medio de una
entrega confiada a ese amor primordial. Este doble
movimiento es el que buscamos promover en los chicos
y chicas que se integran en estos grupos.
INTERNET
 La comunidad cibernética tiene por
centro un interés, un gusto común. En
el ámbito pastoral, podemos explotar
esta cualidad creando comunidades
cibernéticas cuyo núcleo es una
comunidad religiosa, unas personas
que se saben llamadas a una misión.
 La vida de la comunidad es el mejor
testimonio de la presencia del
Resucitado. Si conseguimos crear este
tipo de comunidad en la red,
estaremos no sólo ofreciendo
contenidos religiosos, sino
evangelizando.
 Algunos ejemplos de medios para
promover iniciativas pastorales en
Internet: listas de correo, páginas web,
foros, blogs.
BIBLIOGRAFÍA

 GASOL- Menendez- Pajuelo, Procesos, en: 10


Palabras clave sobre pastoral juvenil, Verbo
Divino, Navarra, 2008.

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