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Viernes 16 Mayo

Acordémonos…

“Ya que Dios les ha concedido la gracia de


llamarlos a vivir en comunidad, no hay nada
que deban pedirle con más insistencia que esta
unión de espíritu y de corazón con sus hermanos,
porque sólo mediante esta unión conseguirán la
paz, que debe llenar de felicidad su vida. Insten,
pues, al Dios de los corazones, que del de
Ustedes y el de sus Hermanos forme uno solo en
el de Jesús”. (MD 39)
Lectura del Evangelio según San Juan (Jn 14, 1-6)
No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la
casa de mi Padre hay lugar para todos; si no fuera así, ya lo
habría dicho; ahora voy a prepararles ese lugar. Una vez que me
haya ido y les haya preparado el lugar, regresaré y los llevaré
conmigo, para que puedan estar donde voy a estar yo. Ustedes
ya saben el camino para ir a donde yo voy.
Tomás le dijo:
-Pero, Señor, no sabemos adónde vas,
¿cómo vamos a saber el camino?
Jesús le respondió:
-Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie
puede llegar hasta el Padre, sino por mí.
Si me conocieran, conocerían también a mi
Padre. Desde ahora lo conocen, pues ya lo han
visto. Palabra del Señor.
Meditamos el Evangelio

Hemos descubierto ya que Cristo, es el Camino:

Sí, Jesús es ― para nosotros― un camino que


conduce hacia el Padre, el único camino. El que
quiera lograr la salvación, deberá tomar ese
camino. Cristo ―con su Evangelio, su ejemplo y sus
mandamientos― es siempre y sólo el camino más
seguro que desemboca en una felicidad plena y
duradera.
Hemos descubierto ya que Cristo, es la Verdad:

La verdad es la exigencia más profunda del


espíritu humano. Los jóvenes, sobre todo, están
sedientos de la verdad sobre Dios, el hombre, la
vida y el mundo. Cristo es la Palabra de ver-dad
pronunciada por Dios mismo como respuesta a
todos los interrogantes del corazón humano. Es El
quien nos revela plenamente el misterio del
hombre y del mundo.
Hemos descubierto ya que Cristo, es la Vida:

Cada uno de nosotros desea ardientemente vivir su


propia vida en toda plenitud. Vivimos animados por
grandes esperanzas y muy buenos proyectos para el
futuro. No olvidemos, sin embargo, que la verdadera
plenitud de la vida se encuentra sólo en Cristo,
muerto y resucitado por nosotros. Solamente Cristo
pue-de llenar, hasta el fondo, el espacio del corazón
humano. Sólo El da el valor y la alegría de vivir, y esto
a pesar de los límites u obstáculos externos. (San Juan
Pablo II)
Oración en Comunidad

A cada petición, respondemos, R:/ Te pedimos, Señor.

Ayúdanos a tomar conciencia de nuestra misión desde


la vocación que nos has llamado. R:/

Haznos sensibles a las realidades del mundo actual que


viven nuestros alumnos. Que sepamos ver sus
necesidades y urgencias y darles las respuestas que
requieren. R:/
Ayúdanos a crear a nuestro alrededor un ambiente de
acogida y diálogo, de búsqueda e inquietud, a fin de que la
alegría con que entregamos nuestra vocación a tu servicio,
sea para los jóvenes una interrogante que les lleve a
descubrirte. R:/

Ayúdanos, Padre, a ser digno de la encomienda que nos has


puesto, ser fiel a la responsabilidad en el momento presente,
como Juan Bautista De La Salle fue fiel a su tiempo y a su
misión. R:/
Ayúdanos a ser auténticos educadores cristianos,
testigos coherentes de nuestra fe, educar en la
justicia y la solidaridad, entregarnos de manera
especial a aquellos que más lo necesiten, estar
disponibles para todo aquello que la asociación y
la comunidad soliciten. R:/

Continuaré ¡Oh Dios mío!....


San Juan Bautista De La Salle…..
¡Viva Jesús en nuestros corazones!
Sábado 17 Mayo
Acordémonos…
Lectura del Evangelio según San Juan (Jn
21, 1-12)
Poco después, Jesús se apareció otra vez a
sus discípulos junto al lago de Tiberíades.
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás “el
mellizo”, Natanael el de Caná de Galilea,
los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
En esto dijo Pedro:
-Voy a pescar. Los otros dijeron:-Vamos contigo.
Salieron juntos y subieron a la barca; pero aquella noche no
lograron pescar nada. Al clarear el día, se presentó Jesús en la
orilla del lago, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo:
-Muchachos, ¡han pescado algo?
Ellos contestaron: -No.
Él les dijo: -Echen la red al lado derecho de la barca y
encontrarán peces. Ellos la echaron, y la red se llenó de
tal cantidad de peces que no podían moverla. Entonces
el discípulo a quien Jesús tanto amaba le dijo a Pedro:
“¡Es el Señor!”

Al oír Simón Pedro que era el Señor, se puso la túnica,


pues estaba sin ella y se lanzó al agua Los otros discípulos
llegaron hasta la orilla en la barca, arrastrando la red
llena de peces, pues no era mucha la distancia que los
separaba de tierra, tan solo unos cien metros.
Al saltar a tierra, vieron unas brasas, con peces
colocados sobre ellas, y pan. Jesús les dijo: “Traigan
ahora algunos de los peces que acaban de pescar.”
Simón Pedro subió a la barca y bajó a tierra la red
llena de peces; en total eran ciento cincuenta y tres
peces grandes. Y a pesar de que eran tantos, la red
no se rompió. Jesús dijo: -Vengan a comer algo.
Palabra del Señor.
Meditamos el Evangelio

Antes de que Jesús invitara a sus amigos a “venir a comer”,


aparece una frase corta que normalmente pasa
desapercibida. Juan nos dice que “la red no se rompió” La
captura fue enorme y la red estaba a punto de estallar, pero
no sucedió nada. Todos aquellos peces encontraron su lugar
en la red. Todos estaban incluidos en la captura. Ninguno se
perdió. Tal vez ese era el verdadero milagro del día.

Esta metáfora significa para nuestro mundo lasallista que


nuestra unidad deja espacio para la diversidad; la barca, la
sostiene y la celebra; la transforma en los “peces” que nutren
a toda la familia. Vemos que Jesús, tras dar la bienvenida a
sus amigos en la orilla:
Procedió a darles de comer algo que estaba preparando.
Todos se alimentaron.
Ninguno pasó hambre.
Se sentaron en la playa y celebraron la comunión. Su promesa
de no dejarlos huérfanos se estaba cumpliendo en su presencia.
Ellos lo necesitaban... se necesitaban mutuamente.

“Juntos y por asociación” formaron una comunidad para la


misión. Echar las redes del otro lado de la barca puede producir
una captura difícil de sacar cuando se intenta solo. En compañía
de nuestros hermanos y hermanas, se puede lograr con “todo el
afecto de nuestro corazón.”
(Historias de Esperanza Boletín 254 págs. 88-90)
Oración en Comunidad

A cada petición respondemos: R:/ Te lo pedimos, Señor.


Ayúdanos a vivir tu mandato de anunciar tu Reino, ser
signos del Evangelio y hermanos de todos. R:/

Permítenos que a través de tu ejemplo vayamos de dos en


dos, Hermanos y seglares en caminata compartida,
vivencia comunitaria y testimonio fraterno. R:/

I
Impúlsanos a confiar, que siempre estás, que
provees, cuidas y proteges la obra que nos has
encomendado. R:/

Ayúdanos a mirar dentro del corazón, a descubrir


que podemos vivir como tú lo pides, en estado
de misión. R:/

Continuaré ¡Oh Dios mío!....


San Juan Bautista De La Salle…
¡Viva Jesús en nuestros corazones!

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