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Las definiciones adecuadas son aquellas que precisan con exactitud qué
hace el sujeto. Nada más y nada menos. De forma que si un padre me dice:
“este niño es un vago, un desastre” (lo cual no me da una idea en absoluto
clara de qué hace en concreto en casa) le invitaremos a que
comente ejemplos concretos en que eso se produce.
“Pepe es un caprichoso” (Mal: no está claro por qué). “Si a Pepe no le
dan dulce en el postre se tira al suelo y patalea” (Bien: está claro).
“Luis es celoso. Luis es agresivo (Mal). “Luis empujó a su hermano
cuando le quitó el juguete” (Bien). Otros términos inadecuados: “es
muy nervioso”, “ha sido muy bueno”, “es muy agresivo”, “es muy
cochino”… Hay que precisar mucho más.
Otro aspecto práctico importante es que las buenas definiciones
mencionan lo que sucede en “positivo”; es decir, en cosas
que se hacen, no en cosas que se dejan de hacer.
Ejemplos: “Juan no debe olvidar sus obligaciones” “no debe
holgazanear” (Mal). “Juan debe sacar la basura por la tarde” (Bien).
Estas definiciones son las que posibilitan que se pueda hacer una
observación correcta porque no hay interpretaciones: hay observación
y descripción, no valoración.
VALORACIÓN DE UNA CONDUCTA
La familia
Nivel de
Edad desarrollo
cognitivo
Tolerancia Estilo
educativo
Habilidades para
enfrentar
problemas
Tiempo de
Intensidad
permanencia
TRASTORNOS DE CONDUCTA
Agresión a
personas y Destrucción de
animales la propiedad
Engaño o Incumplimiento
robo grave de las
normas