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en la producción de
conocimiento"
FUENTE: ANA ROSA PÉREZ RANSANZ
AUTOR: SERGIO AUGUSTO NAVARRO
Aproximación al tema del artículo…
Enfoquemos la atención en los “sujetos” que hacen ciencia sin considerar como tajante la
división entre contexto de descubrimiento y contexto de justificación (Lakatos).
Feyerabend: “entiende la experiencia en el sentido de expertise, esto es, como
habilidad para tratar con el entorno (…) en el que las actitudes de apertura, curiosidad,
crítica, autocrítica, tenacidad y tolerancia, cumplen un papel central” (p. 53).
Kuhn: “… al analizar la naturaleza del cambio conceptual que tiene lugar en cambio de
paradigmas, describe este cambio como una “experiencia de conversión” –
granjeándose la etiqueta de irracionalista-” (p. 54).
Polanyi señala como funciones básicas de las “pasiones intelectuales”:
Función selectiva: “… indican aquello que tiene interés o relevancia para la ciencia” (p. 54).
Función heurística: “… la cual está en la base de todo proceso de creación, descubrimiento o
innovación” (p. 54)
2. La reivindicación de las emociones
en la filosofía de las ciencia (II Parte)
Bas van Fraasen retoma de Kuhn el concepto de “conversión (conceptual)” como “… respuesta
racional a las situaciones de crisis” (p. 55) en cuanto:
Desde un nuevo paradigma es posible comprender al paradigma anterior, pero desde el anterior hay un
“vacío” (gap) lógico o conceptual que exige ser superado… (angustia ante lo no-conocido).
Son las emociones, los deseos e intereses los que permiten explorar “más allá” del “vacío” (gap) lógico o
conceptual.
Sartre: “… el rasgo central de la emoción es el de alterar nuestra experiencia del entorno,
transformando nuestra forma de ver el mundo y estar en él.” (p. 56). Hace más “tolerable el
mundo” (como la magia), pero puede caer fácilmente en un “autoengaño”.
Sin embargo, observa Bas van Fraasen que existe en el proceso de conocimiento un “principio de
simetría explicativa”: “… si las emociones permiten dar cuenta de las situaciones anómalas o
extraordinarias, cabría esperar que también tuvieran un el resto de nuestros procesos
cognitivos” (p. 57). Si un conocimiento fuera solo una “transformación del sujeto”, sería entonces
solo “mágico”, y eso lo diferencia del “conocimiento científico” (que si modifica la realidad).
3. Injerencia de las emociones en el
proceso de conocimiento
Ronald Sousa retoma el principio de simetría explicativa y el de las emociones como portadoras
de contenido cognitivo, enfocando la dimensión racional de la emoción y la dimensión afectiva de
la racionalidad del proceso de conocer, con su tesis: “las emociones aportan patrones de
prominencia (salience), los cuales condicionan lo que cuenta como objeto de atención, como
línea de búsqueda y como estrategia de inferencia” (p. 57). Por eso, podemos decir que “las
emociones posibilitan nuestro razonamiento acerca de qué creer y qué hacer” (p. 58)
Dimensión racional de la emoción: “permaneciendo todo lo demás igual, los seres humanos serían menos
racionales en la medida en que carecieran de emoción” (Evans, p. 57).
Dimensión afectiva de la racionalidad del proceso de conocer: “las emociones (…) vendrían a llenar los
huecos” que deja al razón inferencial (o “razón pura”)” (Polanyi, p. 58).
En resumen: “las emociones delimitan el rango de información que que el organismo tomará en
consideración, las inferencias que de hecho realizará de entre un infinito potencial, así como el conjunto
de opciones vivas de entre las cuales eligirá” (p. 58).
3. Injerencia de las emociones en el
proceso de conocimiento (II Parte)
Martha Nussbaum asimila los planteos de Sousa a los juicios de valor y las creencias, aunque olvida que
las emociones no se pueden enunciar en “proposiciones” (como los juicios de valor o las creencias)
porque son como el “fondo” desde el cual reconocemos a las mismas “formas” (Gestalt) y los “juicios”
(denotativos, es decir, científicos o connotativos, que pueden ser de juicios de valor).
Esto es lo Sabine Dörine sostiene con su tesis: “la naturaleza no inferencial de las emociones (… aunque
si son) portadoras de un contenido informativo muy básico, que en ciertas situaciones puede resultar
vital” (p. 59)
Si bien las emociones no son un “mecanismo infalible”, podemos decir que: “… tienen el poder de controlar la
atención, la relevancia de la información y las estrategias de búsqueda” (p. 59), lo que explicaría también porque la
tradición científica las considera como “manipuladoras” u “obturador” del conocimiento racional.
En ese sentido, Peter Goldie propone atemperar el reciente optimismo de las emociones sobre las
cogniciones: “las emociones y el pensamiento intuitivo (…) cumplen el papel de ayudarnos a lidiar con el
mundo, bajo restricciones de tiempo y energía finitos”. Pero sostiene que, no obstante, las emociones también
pueden desorientar y socavar la razón de manera sistemática, en formas que nuestro “pensamiento
deliberativo” difícilmente pueda detectar y corregir” (p. 60).
4. La importancia epistemológica de
las emociones
Descartes reconocía que una emoción como el asombro y la perplejidad “puede motivar la búsqueda
de nuevas creencias, pero dicha emoción no tiene nada que ver con la evaluación de las mismas” (p.
61)
Hemos mostrado que las emociones:
1. Informan sobre el entorno. “(…) pueden ser evaluadas como en términos de su adecuación y ser calificadas
como apropiadas o inapropiadas, racionales o irracionales.” (p. 61).
2. Función epistémica de fuerza motivacional (contextos de descubrimientos). “(…) la sorpresa, el interés, la
curiosidad, la duda o la perplejidad (…) ponen en marcha la actividad de búsqueda y resolución de problemas”
(p. 61).
3. Función epistémica de condicionar la evaluación (contextos de justificación). “(…) la evaluación es una
actividad anclada en las acciones de los agentes epistémicos, por lo cual la evaluación también puede
depender de las motivaciones, objetivos, mecanismos y virtudes involucrados en dichas acciones (…) las
emociones que resulten apropiadas bien pueden formar parte de la justificación de las creencias adquiridas en
el proceso de investigación” (p. 61)
4. La importancia epistemológica de
las emociones (II Parte)
“En suma (…) la construcción de una epistemología que incluya las emociones como
constitutivas del proceso de conocer, y por ende reconozca la ineludible dimensión afectiva
de la racionalidad, apenas comienza”
“Las emociones nos indican que es lo que importa (…) la convicción como la duda, la
curiosidad o la sorpresa son, ellas mismas, un tipo de emociones: emociones epistémicas (…)”
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