*** In Memoriam, VII, Oscura casa. In Memoriam VII, Dark House.
Oscura casa: otra vez regreso a a tu lado,
a esta larga calle inhóspita, puertas donde mi corazón se habituó a temblar esperando una mano,
Una mano que ya no podré estrechar.
Obsérvame, pues como un insomne, como un condenado me arrastro muy temprano hacia la puerta.
Él no está aquí; pero en la distancia
comienza el murmullo de la vida, y como un fantasma entre la lluvia rompe el nuevo día sobre las calles desiertas. In Memoriam L, Permanece cerca. In Memoriam XV, Esta noche los vientos comienzan In Memoriam L, Be near me. a soplar. In Memoriam XV,Tonight the winds begin to rise. Permanece cerca cuando se extinga mi luz, y la sangre se arrastre y mis nervios se quiebren Esta noche los vientos comienzan a soplar con punzadas lacerantes. Y el corazón enfermo y el día que declina ruge en la distancia: y las ruedas del tiempo giren pausadamente. la última hoja se pierde en remolinos, los grajos vagan en los cielos. Permanece cerca cuando mi carne frágil sea atormentada por dolores que rozan la verdad. Los bosques arrasados, las aguas crispadas, Y el tiempo lunático siga esparciendo el polvo, los rebaños reunidos en el prado; Y la vida furiosa arroje llamas. y con intenso brillo sobre árboles y torres emerge el sol aclarando el mundo. Permanece cerca cuando mi fe se marchite, Y los hombres, las moscas del último estío Y si estos ensueños no probaran que colocan sus huevos, y piquen y canten que cruzas con suaves gestos y tejan sus diminutas celdas y mueran. la llanura de cristal líquido, apenas podría soportar la agitación Permanece cerca cuando desvaneciéndome, Y puedas apuntar el final de mi lucha que hace tan ruidosas las ramas yertas; en el atardecer de los días eternos, y no es así sólo por miedo; en el bajo y oscuro abismo de la vida. la salvaje inquietud que vive en el dolor embelesada adoraría aquella nube
que hacia las alturas siempre se dirige,
y empuja hacia arriba un pecho fatigado, y luego se deshace en el triste ocaso, ese muro naciente orlado de fuego. Henry James (Nueva York, 1843 – Londres, 1916) escritor y crítico literario (se nacionalizó británico) finales del siglo XIX Mi querida Grace
Suelo mostrarme impotente ante el sufrimiento de los demás y la carta que me
mandaste revela un sufrimiento de tal profundidad que prácticamente no sé qué decirte: no es ésa, sin duda, mi última palabra, pero si debe ser la primera. No estás aislada, ciertamente, en esa clase de sentimientos; es decir, en el sentido de que parece que hagas tuya toda la desgracia de la humanidad , pero tengo la terrible sensación de que lo das todo y no recibes nada, de que no hay reciprocidad en tu compasión, de que padeces toda la aflicción que ésta provee y ninguna de sus compensaciones. sin embargo, he decidido no hablarte más que con la voz del estoicismo. Yo no sé por qué vivimos el don de la vida nos llega de no sé qué origen, ni con qué propósito, pero creo que podemos seguir viviendo por la razón de que ( siempre, claro, hasta cierto punto)la vida es lo mas valioso que conocemos y en consecuencia, presumiblemente, es un gran error rendirla mientras no queda algo de ella en la taza. Dicho de otro modo, la conciencia es un poder ilimitable y, aunque a veces parezca que sólo nos brinda noción de las desgracias, en su manera de propagarse de oleada en oleada de tal modo que nunca dejemos de sentir, aunque a veces aparentemos, intentemos, recemos para que algo nos mantenga en nuestro lugar, se establece un punto de vista del universo que tal vez sea bueno no olvidar. Tienes razón en tu consciencia de que todos somos ecos y reverberaciones de lo mismo , y te comportas con nobleza cuando tu interés y tu piedad hacia lo que te rodea parecen tener el poder de sustentar y armonizar. Pero, te lo suplico, no prodigues demasiado tu compasión y tu ternura. Recuerda que toda vida es un problema especial que no es tuyo sino de otros, conténtate con el álgebra terrible del tuyo. No te fundas demasiado con el universo; al contrario, sé tan sólida densa y firme como puedas. Vivimos todos juntos y los que amamos y sabemos lo experimentamos aún más así. Nos ayudamos mutuamente , incluso de manera inconsciente, cada uno con su esfuerzo alivia el de los demás, contribuimos a la suma del logro, hacemos posible que los demás vivan. El dolor llega en grandes oleadas.-nadie lo sabe mejor que tú-, pero rueda por encima de nosotros, y aunque podría habernos asfixiado, nos deja en pie y sabemos que, si él es fuerte, nosotros lo somos más aunque podría habernos asfixiado, nos deja en pie y sabemos que, si é es fuerte, nosotros lo somos más, porque el dolor pasa y nosotros permanecemos. Nos desgasta , nos usa, pero nosotros a cambio hacemos lo mismo con él; y el dolor es ciego, mientras que nosotros en cierto modo vemos. Mi querida Grace, estás pasando por una oscuridad en la que yo mismo, en mi ignorancia, sólo alcanzo a ver que te ha hecho enfermar terriblemente, ; pero sólo es una oscuridad, no es un fin, ni el fin. No pienses, no sientas, en la medida en que puedas evitarlo, no saques ninguna conclusión ni decidas nada; limítate a esperar. todo pasará y vendrán los misterios y los desencantos y que sí aceptamos , así como la ternura de unas pocas personas buenas y nuevas oportunidades y , en pocas palabras quedará mucha vida por delante. Harás todavía muchas cosas distintas y yo te ayudaré. Lo único es no fundirse en el instante. insisto en la necesidad de una especie de condensación mecánica, de tal modo que por mucho que corra el caballo, cuando decida detenerse, quede montada en la silla una G.N algo agitada, pero perfectamente idéntica. Procura no enfermar: es eso todo; porque en eso hay un futuro. Estás señalada para el éxito y no debes fracasar. tienes mi más tierno afecto y toda mi confianza.