mediocre” es la proyección plasmada de la sociedad por el escritor, filósofo, sociólogo y médico argentino, José Ingenieros.
El autor realiza una referencia en relación a nuestra sociedad
y como el hombre con el transcurrir del tiempo va perdiendo sus ideales teniendo miedo a los cambios, temiendo afrontar la realidad desde sus pensamientos y deseos, careciendo de aspiraciones de superación, lo cual lleva al individuo al conformismo, desperdiciando sus propias ideas, por el contrario, sigue las ideas de alguien mas y no materializa las suyas. Capítulo de la Moral de los Idealistas
I. La emoción del Ideal
II. De un idealismo fundado en la experiencia
III. Los temperamentos Idealistas
IV.El idealismo romántico
V. El Idealismo estoico
VI.Símbolo. Capítulo de la Moral de los Idealistas
I. La emoción del Ideal
La visión hacia un objetivo bien sea una estrella o volar, lleva en ti el impulso de una idea, de un ideal. El deseo interno y poderoso para realizar grandes acciones. Es necesario mantener encendido ese ideal, sin dejarlo apagar, que no muera, porque seria como quedarse inactivo, estático, apático; solo viviendo y soñando podemos alcanzar la experiencia y con ella la perfección en nuestras acciones. Capítulo de la Moral de los Idealistas
II. De un idealismo fundado en la experiencia
Es entonces la experiencia la que fundamenta nuestros ideales, nuestras formas de expresión de lo que queremos alcanzar en la propuesta hipotética de los perfectos imaginarios que ponen la posibilidad de glorificación del ser humano.
Para que el hombre pueda evolucionar en su
entorno debe aplicar un esfuerzo de manera continúa conociendo su naturaleza, su contexto, su realidad, adaptándose a los cambios que van presentando desde los aspectos religiosos, políticos, culturales, económicos; estos se concebirán en un acto de perfección de la experiencia que se esta adquiriendo en la practica de sus ideales. Capítulo de la Moral de los Idealistas III. Los temperamentos Idealistas Desde la perspectiva del autor queda clara su interpretación de la mediocridad y dice que es abundante, ocasionada por la falta de idealismo y de creencias. La sociedad logra alcanzar niveles de desarrollo en la medida que sus iniciativas proyectan nuevos bienes y producciones a través de lo que creen y se proponen materializar, sin limitaciones, sin actos negativos de mediocridad.
La libertad de expresar sus propias ideas, aun
cuando en la sociedad imitar el pensar de algún grupo social lo hace alejarse de sus ideales. Es por esta razón que el idealista posee creencias firmes y propias convirtiéndolas en la esencia de su vida. Capítulo de la Moral de los Idealistas IV. El idealismo romántico El escritor José Ingenieros expresa en su obra que el idealismo romántico es característico de la juventud, con una sensibilidad hacia su contexto, prevaleciendo sus sentimientos, los adolescentes son los mayores representantes de este idealismo. El romanticismo es propio de los jóvenes, son impulsivos, su idealismo está en el corazón.
Los idealistas románticos son inmoderados
porque son ansiosos, suelen soñar cosas grandes para realizar, alcanzar o materializar pocas de ellas; comprenden que muchos de los ideales que persiguen contienen una partícula de fantasía y desperdician algo al realizarse Capítulo de la Moral de los Idealistas V. El Idealismo estoico. El idealista estoico se mantiene hostil a su medio, al igual que pasa con el contexto del romántico. La mediocridad para este idealista es inaceptable, su actitud es de abierta resistencia a los actos de mediocridad.
Le importa poco la agresión consiente a los
otros en su afán de perfeccionar su esfuerzo, adquiere una "sensibilidad individualista" que no es egoísmo vulgar ni desinterés por los ideales que agitan a la sociedad en que vive. Capítulo de la Moral de los Idealistas VI. Símbolo. Para finalizar la introducción del libro “El Hombre Mediocre”, se aborda los símbolos, como en el ir y venir del tiempo, expresa el autor que los eventos prospectivos o visionarios dentro del idealismo y la mediocridad tiene una razón de ser.
La madurez y la inmadurez de la perfección
contribuye a crear la personalidad que se necesita para alcanzar los ideales, todo es propicio, el romanticismo, la firmeza, la primavera o el otoño, siempre y cuando estén proyectados a alcanzar los objetivos y metas para el desarrollo de la sociedad ideal GRACIAS POR SU ATENCIÓN