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EL HOMBRE MEDIOCRE”

CLAUDIA SUZETTY
FERNÁNDEZ HEREDIA

Chiclayo. Febrero de 2019


INTRODUCCIÓN

La obra titulada “El hombre


mediocre” es la proyección
plasmada de la sociedad por
el escritor, filósofo, sociólogo
y médico argentino, José
Ingenieros.

El autor realiza una referencia en relación a nuestra sociedad


y como el hombre con el transcurrir del tiempo va
perdiendo sus ideales teniendo miedo a los cambios,
temiendo afrontar la realidad desde sus pensamientos y
deseos, careciendo de aspiraciones de superación, lo cual
lleva al individuo al conformismo, desperdiciando sus
propias ideas, por el contrario, sigue las ideas de alguien
mas y no materializa las suyas.
Capítulo de la Moral de los Idealistas

I. La emoción del Ideal

II. De un idealismo fundado en la experiencia

III. Los temperamentos Idealistas

IV.El idealismo romántico

V. El Idealismo estoico

VI.Símbolo.
Capítulo de la Moral de los Idealistas

I. La emoción del Ideal


La visión hacia un objetivo bien sea una
estrella o volar, lleva en ti el impulso de una
idea, de un ideal. El deseo interno y
poderoso para realizar grandes acciones.
Es necesario mantener encendido ese ideal,
sin dejarlo apagar, que no muera, porque seria
como quedarse inactivo, estático, apático;
solo viviendo y soñando podemos alcanzar
la experiencia y con ella la perfección en
nuestras acciones.
Capítulo de la Moral de los Idealistas

II. De un idealismo fundado en la experiencia


Es entonces la experiencia la que fundamenta
nuestros ideales, nuestras formas de expresión de
lo que queremos alcanzar en la propuesta
hipotética de los perfectos imaginarios que ponen
la posibilidad de glorificación del ser humano.

Para que el hombre pueda evolucionar en su


entorno debe aplicar un esfuerzo de manera
continúa conociendo su naturaleza, su
contexto, su realidad, adaptándose a los
cambios que van presentando desde los
aspectos religiosos, políticos, culturales,
económicos; estos se concebirán en un acto de
perfección de la experiencia que se esta
adquiriendo en la practica de sus ideales.
Capítulo de la Moral de los Idealistas
III. Los temperamentos Idealistas
Desde la perspectiva del autor queda clara su
interpretación de la mediocridad y dice que
es abundante, ocasionada por la falta de
idealismo y de creencias. La sociedad logra
alcanzar niveles de desarrollo en la medida
que sus iniciativas proyectan nuevos
bienes y producciones a través de lo que
creen y se proponen materializar, sin
limitaciones, sin actos negativos de
mediocridad.

La libertad de expresar sus propias ideas, aun


cuando en la sociedad imitar el pensar de
algún grupo social lo hace alejarse de sus
ideales. Es por esta razón que el idealista
posee creencias firmes y propias
convirtiéndolas en la esencia de su vida.
Capítulo de la Moral de los Idealistas
IV. El idealismo romántico
El escritor José Ingenieros expresa en su obra
que el idealismo romántico es característico
de la juventud, con una sensibilidad hacia
su contexto, prevaleciendo sus
sentimientos, los adolescentes son los
mayores representantes de este idealismo.
El romanticismo es propio de los jóvenes,
son impulsivos, su idealismo está en el
corazón.

Los idealistas románticos son inmoderados


porque son ansiosos, suelen soñar cosas
grandes para realizar, alcanzar o
materializar pocas de ellas; comprenden que
muchos de los ideales que persiguen
contienen una partícula de fantasía y
desperdician algo al realizarse
Capítulo de la Moral de los Idealistas
V. El Idealismo estoico.
El idealista estoico se mantiene hostil a su
medio, al igual que pasa con el contexto
del romántico. La mediocridad para este
idealista es inaceptable, su actitud es de
abierta resistencia a los actos de
mediocridad.

Le importa poco la agresión consiente a los


otros en su afán de perfeccionar su
esfuerzo, adquiere una "sensibilidad
individualista" que no es egoísmo vulgar ni
desinterés por los ideales que agitan a la
sociedad en que vive.
Capítulo de la Moral de los Idealistas
VI. Símbolo.
Para finalizar la introducción del libro “El
Hombre Mediocre”, se aborda los símbolos,
como en el ir y venir del tiempo, expresa el
autor que los eventos prospectivos o
visionarios dentro del idealismo y la
mediocridad tiene una razón de ser.

La madurez y la inmadurez de la perfección


contribuye a crear la personalidad que se
necesita para alcanzar los ideales, todo es
propicio, el romanticismo, la firmeza, la
primavera o el otoño, siempre y cuando estén
proyectados a alcanzar los objetivos y metas
para el desarrollo de la sociedad ideal
GRACIAS POR SU ATENCIÓN

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