existe una confluencia de dos corrientes principales: por un lado la que viene de su familia, y por el otro la que ha desarrollado desde su más íntimo ser, es decir sus disposiciones, sus propiedades y sus facultades interiores. • Entre ambas debe conseguirse un equilibrio. Estas dos corrientes confluyen y todos los seres humanos se componen de ellas. • Entre ambas, es decir, entre lo que se trae de las vidas anteriores y lo que se impone desde la familia, hay un sentido de intersección capaz de ser individualizado. • Este medio que se interpone entre la línea hereditaria y lo que representa la individualidad es a los que Steiner denomina temperamento. Con respeto a esto, la profesora Marina Rafael cuenta, “en general, las personas tienen una mezcla de los cuatro temperamentos, con uno que predomina. • Si se unilateraliza o fija demasiado en un temperamento, puede llegar a ser patológico” Colérico • Se presenta como un hombre que en todas las circunstancias quiere imponer su yo. • El mismo debe su temperamento a la fuerte circulación de la sangre dando como resultado una predisposición agresiva. • Se caracteriza por su iniciativa, compromiso idealista y capacidad de aguantar hasta el agotamiento. • Además, resulta entusiasta, predispuesto a encontrar siempre la verdad, puntual y de fácil irritabilidad. • Durante la infancia la persona colérica resulta bastante “cansadora”; llaman la atención por su personalidad irrisible, repentinos cambios de ánimo o dramáticos impulsos emocionales. En ocasiones extremas el niño colérico puede gritar de rabia y dar golpes. • El niño de temperamento colérico toma la iniciativa, le cuesta aceptar órdenes, se enoja fácilmente y es muy trabajador cuando emprende algo (Comunicación personal 25 Octubre, 2015). • En cuanto a su figura física, la persona colérica se caracteriza por un andar resuelto, dinámico y un pisar enérgico; mirada firme y segura, y una contextura más bien baja y de espalda ancha. • A su vez, Rudolf Steiner designó para el temperamento colérico un color particular, el rojo. El mismo representa la lucha, el fuego y la voluntad. • Para educar al niño colérico, el autor subrayó la necesidad de desarrollar en él, el respeto y el aprecio de una autoridad. El educador debe demostrar que entiende las cosas que ocurren en torno al niño, y que nunca sienta que el adulto es incapaz de darle respaldo y aconsejarlo. En otros palabras, el educador debe tener firme las riendas de la autoridad y nunca mostrarse incapaces de podes ayudarlo. El respeto y la apreciación del valor de una persona, es la palabra mágica en el caso del colérico. Flemático • En cuanto al individuo flemático Steiner (1996) lo describe como una persona capaz de mantener la tranquilidad y el equilibrio en situaciones difíciles cuando por ejemplo el ser colérico ya hubiese perdido la calma. • De personalidad serena, no agresiva y sumamente confiables. El niño colérico tiene la capacidad de permanecer sentado, callado y contento. • Además, no se encuentra predispuesto a desarrolla una voluntad fuerte; se siente confortable cuando todo va bien en su organismo y suele permanecer cómodamente en sí mismo. el niño flemático tiene tiempos más lentos que los demás, es tranquilo y no demasiado movedizo. Le encanta estar el agua, comer, descansar y es muy detallista. Está más encerrado en sí mismo (Comunicación personal, 25 de Octubre, 2015). • En cuanto a su contextura física, el temperamento flemático se caracteriza por un cuerpo armonioso, un andar pausado y una fuerte flexión de la planta de los pies. Además, su mirada resulta apagada e incolora. Mientras que la mirada del colérico es fogosa, la del flemático refleja la comodidad dirigida solo hacia su interior. • Al temperamento flemático se lo relaciona con el color verde, que hace referencia a la tranquilidad, la quietud y la armonía. • Para educar al niño flemático, Steiner (1996) explicó que es necesario rodearlo de un ambiente que le sea agradable y de niños con intereses múltiples, con el fin de hacerlo compartir los intereses de sus compañeros y así sacarlo de su quietud. Si el niño flemático se mantiene indiferente al mundo que lo rodea, el educador puede agilizar su interés por la influencia de los intereses de sus amigos; solo por esta inducción de los intereses ajenos será posible fomentar su interés personal. Además, el ser flemático necesita de la amistad y el contacto con la mayor cantidad posible de chicos de su edad, siendo éste el único camino para despertar la fuerza que duerme en él. Melancólico • En cuanto al temperamento melancólico Steiner (1996) lo describe como un ser especialmente sensible, con un alto nivel de actividad y una fuerte capacidad para la concentración; es introvertido y lo caracteriza una baja flexibilidad a los cambios en el ambiente. Es perfeccionista y analítico, y muy propenso a ser introvertido, sin embargo, puede actuar de forma extrovertida. A su vez, no se lanza a conocer gente, sino que deja que la gente venga a él. • También, posee un gran carácter que le ayuda a terminar lo que comienza, pero es difícil convencerlo de iniciar algún proyecto, debido a que siempre está considerando todos los pros y contras en cualquier situación. El niño melancólico con frecuencia tiende a sentirse incomprendido y dejado de lado. Según afirma Marina Rafael el niño melancólico es callado y reflexivo, a veces es temeroso y siente compasión por el sufrimiento ajeno. (Comunicación personal, 25 de Octubre, 2015). • Según afirma Steiner (1996) en la contextura física del melancólico llama la atención su cabeza agachada sin energía para enderezar la nuca; no levanta los ojos y tiene la mirada opaca. Su paso es medido y firme pero no es el paso enérgico del colérico, sino más bien un paso pesado. El color perteneciente al carácter melancólico es el azul, que representa la oscuridad, tranquilidad y el frio tan característicos en este temperamento. • A su vez, el autor afirma que la mejor educación para un niño melancólico es desviar su inclinación para la tristeza y aflicción, de manera que se dirija a las dificultades del mundo exterior. Es necesario que el niño crezca al lado de una persona que tenga mucho para decir, una persona que actúa y habla con la experiencia propia de una vida de muchas adversidades, el niño tiene que sentir que el educador ha sufrido realmente. Por otro lado, para ayudar al carácter melancólico, resulta conveniente que se le preparen obstáculos y trabas para que pueda experimentar dolores y sufrimientos justificados (Steiner, 1996). Sanguíneo • El temperamento Sanguíneo se caracteriza, según Steiner (1996), por su fácil interés hacia cualquier cosa que ocurra a su alrededor, aunque le cuesta mantener la concentración durante mucho tiempo; no es rencoroso y tiende a establecer contactos rápidamente. Se encuentran en constante movimiento lo cual genera un rápido agotamiento de sus fuerzas. Además, la persona sanguínea generalmente toma sus decisiones basándose en sus sentimientos más que en la reflexión; es extrovertida y tiene una alta capacidad para disfrutar y contagiar con su espíritu al resto de las personas. • El niño sanguíneo se siente bien de verdad cuando se encuentra rodeado de un entorno humano, es abierto y tiene interés por todo lo que ocurra a su alrededor. Con respecto al temperamento sanguíneo Marina Rafael comenta que es alegre y se dispersa fácilment. Puede hacer varias cosas a la vez pero generalmente las deja a medio hacer. Es conversador, sociable y suele estar muy alerta (Comunicación personal, 25 de Octubre, 2015). • La figura física de una persona sanguínea es más bien esbelta, delgada y sumamente elástica; en su esqueleto se denota mucha movilidad interior; tiene un paso liviano, saltarín y suelen ser personas movedizas. • El color que identifica a la persona sanguínea es el amarillo, color que representa la alegría, la luz y el aire. • Al igual que en el caso de los temperamentos anteriormente desarrollados, la educación del niño sanguíneo requiere de cuidados especiales. En este sentido, es necesario fomentar en él el amor y la fidelidad hacia una persona, ya que el niño sanguíneo necesita mucho más amor que el resto de los temperamentos. Según el autor, lo mejor para lograr esto es la dirección de una mano enérgica que pueda demostrarle, a través de su comportamiento hacia el mundo exterior, que es digna del amor personal del educado; amor hacia una personalidad es lo mejor para el sanguíneo. También, debido a su incapacidad de desarrollar un interés que dure, resulta necesario buscar algo en su entorno por el cual el niño muestre un interés más profundo. • Por último, y retomando la idea que se planteaba al principio sobre la importancia de conocer y aplicar la teoría de los temperamentos, Marina Rafael explica que en la pedagogía Waldorf no se va en contra del temperamento del niño. Al contrario, al niño se lo aborda desde su temperamento. Por ejemplo, al colérico se le dan trabajos más difíciles, al sanguíneo se le asignan tareas que lo hagan estar activo y al melancólico se le cuentan historias tristes. Por supuesto, hay que ayudar a cada temperamento a equilibrar su estado anímico y evitar que este se unilateralice (Comunicación personal, 25 de Octubre, 2015).