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Bien y mal moral

¿EXISTEN TIPOS DE MALES?


Noción de bien
Hay distintos ámbitos para comprender el bien:
BIEN ONTOLÓGICO: el que tiene toda realidad
en cuanto que es.
Todo aquello que es, por el hecho de serlo, es
bueno. De acuerdo a la expresión filosófica
clásica es mejor el ser que la nada. Todo ser, o
todo acto, en cuanto que es, se dice
“ontológicamente bueno”.
Noción de bien
BIEN TÉCNICO O ÚTIL: si algo reporta
utilidad para un fin restringido o particular,
o se realiza de acuerdo a las reglas de un
arte o técnica determinados.
Así, una operación quirúrgica puede decirse
“técnicamente bien realizada”, o una
película “de excelente calidad fotográfica”, o
un contrato de compra-venta “físicamente
correcto”. Pero esa bondad técnica,
científica o artística no implica, por el solo
hecho de ser, bondad moral.
Noción de bien
BIEN AGRADABLE O PLACENTERO: es el gusto o
placer que puede conllevar una acción
determinada.
Lo grato es una cualidad buena, que no
necesariamente coincide con la bondad técnica
o útil, o con la moral. Por ejemplo, una cirugía
puede resultar muy poco grata, pero totalmente
adecuada desde el punto de vista técnico, útil y
moral.
Noción de bien
BIEN MORAL: Se dice de aquellas acciones libres
que conducen al hombre a la consecución de su
fin último.
Desde la perspectiva antropológica podría
afirmarse también que el bien moral de una
acción es tal si resulta de acuerdo con la
específica naturaleza del hombre considerada en
orden a su fin último, a su felicidad verdadera.
Por ejemplo, obtener un determinado producto,
pongamos por caso, una televisión, representaría
para el agente un bien útil y placentero, mas si
esa adquisición la hace de modo injusto (robo,
fraude, etc.), la recta razón hace ver que tal acto
es malo, o bien, moralmente malo para él.
NOCIÓN DE MAL
Privación de un bien debido, ausencia de algo que se
debería poseer.
Advertimos que la enfermedad o la ceguera son males,
porque contamos con la experiencia previa de los bienes
que son la salud y la vista. No es un mal para el hombre
carecer de alas, sin embargo, ya que no son propias de su
naturaleza.
De acuerdo a la definición, diremos que el mal es real,
pero no es nada positivo, porque la privación es sólo la
negación de algo en una sustancia, en un sujeto que por
otros aspectos es bueno.
Por ejemplo, la realidad de la oscuridad es sólo la falta
de luz en un espacio determinado.
NOCIÓN DE
MAL
Entonces, puede
afirmarse que no hay
ningún ser, ni ningún
acto, absolutamente
malo, ya que, si algo es,
al menos por ese hecho,
es bueno
(ontológicamente
bueno).
NOCIÓN DE MAL
Como el mal es lo opuesto al bien, hay tantos tipos de mal
cuantos sean los bienes de los que el sujeto pueda ser
privado.
Existe un mal físico, que es la usencia de alguna
perfección de la naturaleza corpórea; un mal moral,
que es la carencia de bondad moral propia de los
actos libres; un mal técnico o útil, y la negación del
bien placentero: el dolor.
EL MAL FÍSICO
Es la privación de un bien propio de la
naturaleza corpórea individual.
En esta consideración se incluiría la enfermedad,
los defectos corporales, los problemas
congénitos, etc.
El mal físico tiene un significado diverso en las
criaturas irracionales y en los hombres. En los
últimos, se relaciona con el bien y el mal moral,
ya sea como castigo que se sigue a la culpa, ya
sea como ocasión de acrecentamiento o
consolidación de virtudes.
EL MAL FÍSICO
Por ello, el mal físico es malo sólo en sentido impropio,
porque no necesariamente constituye una desviación
respecto al fin último del hombre, sino que incluso puede
servir a ese propósito.
En los individuos irracionales, al estar subordinados al bien
de la especie y del universo, el mal físico que uno pueda
sufrir, por ejemplo, la gacela devorada por el león, obedece al
orden establecido, y no puede decirse que sea negativo, en
vistas a la consideración de la totalidad de las criaturas y por
su carencia moral.
Por ello, la recta razón sostiene que el único verdadero mal.
EL MAL MORAL
Es la cualidad inherente a la libre decisión del individuo
contraria a la perfección de su naturaleza en orden al fin
último. Consiste en la libre transgresión por parte del hombre
de las exigencias esenciales de su naturaleza que constituyen
el orden al fin último.
El mal moral es el único verdadero mal, pues hiere la
naturaleza del hombre faltando contra la razón, la verdad y la
conciencia, contraviniendo los designios eternos del orden
natural. De ahí que sólo el mal moral hace al hombre malo en
sentido absoluto, mientras que las demás privaciones lo hacen
malo en un sentido impropio.
EL MAL MORAL
Los males físicos, aunque en sí sean males, no hacen malo al
hombre, el mal moral, sí. La diabetes o la invalidez son males
reales, pero un hombre es malo por practicar acciones malas
constantemente, no por ser inválido o diabético.
Por su parte, el mal moral crea una facilidad para su
proliferación, engendrando el vicio por repetición de actos.
De él resultan inclinaciones desviadas que oscurecen la
conciencia y corrompen la valoración correcta del bien y del
mal. Así, el vicio tiende a reforzarse, aunque no logra
destruir el sentido moral hasta su raíz.
LA GRAVEDAD DE LAS
ACCIONES
MORALMENTE MALAS
El sentido común nos advierte que
no todas las acciones culpables
tienen la misma gravedad.
Asesinar a un amigo aparece ante
la conciencia como una acción
más grave que decirle una mentira
pequeña. La filosofía moral
distingue por eso entre culpas
graves y leves, aunque no siempre
resulte fácil delimitarlas con
precisión.
ACCIONES
GRAVEMENTE MALAS
Son acciones gravemente malas aquellas
transgresiones conscientes y libres de una
exigencia esencial del orden moral natural.
O sea, es moralmente grave toda aquella acción
que impida o dificulte notablemente, a sí o a
otro, la obtención de alguno de los fines
esenciales de la naturaleza humana.
Serían acciones moralmente graves, por
ejemplo, el homicidio, el suicidio, el uso de la
sexualidad desordenadamente, atentar contra la
institución familiar, la calumnia, o la infamia.
ACCIONES
LEVEMENTE MALAS
Son acciones levemente malas aquellas que apartan
ligeramente al hombre de la dirección hacia su fin último, o
le retrasan en el avance hacia ese logro, pero sin llegar a
quebrantarlo o a hacerlo imposible.
Caerían dentro de esta consideración, por ejemplo, las
mentiras que no causen daño notable a los demás, las
pequeñas ofensas al prójimo que no lesionen su honor o su
fama, los hurtos de cosas insignificantes, etc.
Pueden ser también actos levemente culpables aquellos
cuya materia sea grave, pero a los que falta la plena
advertencia o el pleno conocimiento. Por ejemplo, dañar la
fama de alguien sin darse cuenta, o casi sin quererlo, ya que
en estos casos el acto no resulta plenamente deliberado.
Finalidad de
las acciones
humanas
¿A QUÉ SE DIRIGEN LAS
ACCIONES HUMANAS?
¿Tiene el actuar
humano una finalidad
determinada?
Cualquier suceso tiene un porqué,
un sentido. Pero no todas las cosas
tienden a su propio fin de la
misma manera.
Cuando quien realiza la actividad
es un hombre, las cosas cambian
de manera especial: él conoce y
entiende lo que conoce, para
después elegir la posibilidad que
le parece que coincide con sus
propósitos.
¿Cuál es el impulso
de todos nuestros
actos?
Todas las personas realizamos las
acciones buscando el bien. Eso es
lo que impulsa nuestros actos.
Nadie elige unas papas locas
porque le hacen mal al estómago o
porque puede subir de peso
(aunque pueda suceder), sino por
lo bien que saben.
Muchas veces actuamos por bienes
próximos y no por bienes últimos.
¿La frase “quiero ser feliz” depende
solamente de nuestro sentimiento
subjetivo?
Todos quieren el bien en sus vidas.
La felicidad es la expresión subjetiva del máximo bien que
podemos alcanzar.
Por consiguiente, el bien y la felicidad está sujeto a las
condiciones para ser feliz.
Pero no basta que haya cierta bondad en los actos, sino que
debe llevar a la plenitud del hombre para que honre a la
humanidad y al ser particular.
El bien y la felicidad tienen un fin último que se adecua a la
objetividad de la estructura humana.
¿Existe un bien objetivo o depende
más bien del arbitrio de cada uno
determinar dónde está el bien?
La objetividad del bien reside en la
objetividad de la ley natural. Y la
objetividad de la ley natural se
manifiesta en una serie de tendencias
o inclinaciones naturales que sirven
de impulso a los actos de todos los
seres, incluido el hombre.
Ley moral natural
LEY MORAL
NATURAL
La ley moral natural, según santo Tomás de
Aquino, "no es otra cosa que la luz de la
inteligencia infundida en nosotros por Dios.
Gracias a ella conocemos lo que se debe hacer
y lo que se debe evitar. Dios ha donado esta luz
y esta ley en la creación“.
Se le llama ley natural porque todo ser humano
está sujeto a ella ya que contiene sólo los
deberes que son derivados de la misma
naturaleza humana y porque su esencia puede
ser captada por la luz de la razón sin ayuda
sobrenatural.
¿Cuál es el primer
principio de la ley
natural?
De entre todas las tendencias
humanas, hay una en la que todas
encuentran su origen.
Es la tendencia de todos los seres a
buscar su propio bien, la perfección
que les corresponde según su
especie. Todos los seres buscan su
propio bien y evitan su propio mal.
Así, el primer principio de la ley
natural podemos enunciarlo de la
siguiente manera: busca el bien y
evita el mal.
¿Está sometido el hombre
a la ley natural?
El hombre como todos los seres también tiende al bien.
La ley natural constituye el fundamento de la tendencia al bien
y a la felicidad. Pero el hombre, a diferencia de los animales,
es consciente de esta tendencia y por ello capaz de descubrirla
como motor de todas sus acciones.
Por otro lado, el hombre tiende al bien, pero no tiene
determinado el camino como el resto de los seres, sino que ha
de descubrirlo y elegirlo.
¿Qué son la esencia y la
naturaleza humana?
La esencia de una cosa nos da una clara idea de qué
es. La esencia marca el modo de ser de los seres.
El comportamiento o el modo de ser que se deduce
de la esencia de un ser se llama naturaleza.
El hombre es un ser que, además de todas las
características físicas y materiales que lo especifican,
es racional, es decir, es inteligente y libre.
¿Dónde encontramos los parámetros
para determinar la bondad o maldad
de nuestros actos?
La naturaleza humana es la medida de la bondad o maldad
de nuestros actos.
En la medida en que nuestros actos son conforme a la
esencia y naturaleza, optimiza su existencia y su
comportamiento puede llamarse ético.
¿Qué es la ley
natural y cómo
se conoce?
La ley natural es el conjunto
de leyes que la razón
descubre a partir de las
tendencias o inclinaciones
naturales del hombre a los
fines que le son propios como
persona.
Se conoce por medio de un
examen de la naturaleza
humana.
¿Cuáles son las características
de la ley natural?
Universal: Aplica para todos.
Evidente: Todo humano la experimenta.
Inmutable: No es subjetiva y cambiante.
Obligatoria: Es normativa.
La conciencia moral
Y SU FORMACIÓN
Pinocho:
Pepe grillo
Tipos de
conciencia
Por la conformidad con la ley
moral:
Recta o Errónea
Por la firmeza en el asentimiento:
Cierta, Probable, Dudosa o
Perpleja
Por razón del modo habitual de
juzgar:
Delicada, Escrupulosa o Laxa
La conciencia
bien formada:
C I E R TA Y R E C TA .
Formar la
conciencia
Hay dos reglas importantes que
debe seguir toda conciencia recta:

· Nunca puedes justificar el mal para


obtener un bien. En otras palabras:
el fin no justifica los medios.

· No hagas a otros lo que no quieres


que te hagan a ti, o visto en forma
positiva: trata a los demás como te
gustaría que te trataran.
Objetivos
Educar la conciencia para que sea
capaz de abrirse a los valores
objetivos asimilándolos como
propios, percibiendo el bien y el
mal como algo por hacerse o
evitarse.

Fortalecer el influjo de la
conciencia sobre la voluntad,
llevando a la persona a hacer el
bien y evitar el mal.

Formar la conciencia para emitir


juicios rectos sobre la bondad o
maldad de los actos y ponerlos en
práctica.
Discernir
Juicio práctico acerca de si una
acción es correcta y congruente
con el compromiso personal sobre
el propio desarrollo.
Cinco etapas
Identificar correctamente la situación
ética.
Buscar los factores que explican la
situación.
Determinar qué valores, qué principios
fundamentales, qué ideales están en
juego.
Formular un juicio que tenga en cuenta
las exigencias de la situación.
Encontrar qué acciones están
razonablemente disponibles para
transformar la situación.
La opción fundamental
LIBERTAD Y CONCIENCIA
“En lo profundo de su conciencia, el
hombre descubre una ley que él no
se da a sí mismo, sino a la que debe
obedecer y cuya voz resuena, cuando
es necesario, en los oídos de su
corazón, llamándolo siempre a amar
y a hacer el bien y el mal: haz esto,
evita aquello. Porque el hombre
tiene una ley escrita por Dios en su
corazón, en cuya obediencia está la
dignidad humana y según la cual será
juzgado”
Concilio Vaticano II
La conciencia no elimina la
libertad; más bien, la guía.
La conciencia permite al hombre descubrir las
leyes morales, pero va más allá: induce al
hombre a una creativa y responsable aceptación
de los cometidos personales que Dios le
encomienda.
La conciencia pone al hombre ante la ley, siendo ella
misma testigo para el hombre de su fidelidad a la ley.

La conciencia dirige su
testimonio solamente
hacia la persona misma, y,
a su vez, solo la persona
conoce la propia respuesta
a la voz de la conciencia.
La conciencia abre a
la llamada de la voz
de Dios.
“La conciencia, por tanto, no es una
fuente autónoma y exclusiva para
decidir lo que es bueno o malo; al
contrario, en ella está grabado
profundamente el principio de
obediencia a la norma objetiva,
que fundamenta y condiciona la
congruencia de sus decisiones con
los preceptos y prohibiciones en los
que se basa el comportamiento
humano”
La conciencia se expresa con actos
de juicio, que reflejan la verdad
sobre el bien, y no como decisiones
arbitrarias. La madurez y
responsabilidad de estos juicios se
demuestran con una apremiante
búsqueda de la Verdad y dejarse
guiar por ella en el obrar.
Sin luz en la conciencia,
puede que no se sienta
culpa personal, pero
seguirá habiendo falta.
La búsqueda de la
Verdad nos permite
practicar de manera
consciente la Justicia
Social.
La libertad no solo es la elección por
esta o aquella acción particular, sino
que es también, dentro de esta
elección, decisión sobre sí y
disposición de la propia vida a favor o
en contra del Bien, a favor o en contra
de la Verdad.
La función clave en la
vida moral habría que
atribuirla a esta opción
fundamental a favor o
en contra del Bien, la
cual es trascendental.
DISPONER TU VIDA
HACIA EL BIEN
La disposición, en otras palabras, el hábito, la
virtud.
Seguir el principio de la ley moral: haz el bien y evita el mal, en sentido estricto y general.

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