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Los Fariseos

Los fariseos (del hebreo ‫פרושים‬perušim, de paraš, ‘separar’) eran una comunidad judía que existió
hasta el segundo siglo después de Cristo. El grupo atribuía su inicio al período de la cautividad
babilónica (587 a. C.-536 a. C.). Algunos sitúan su origen durante la dominación persa o los
consideraban sucesores de los jasídim (devotos) y precursores del judaísmo jasídico.
DOCTRINA
A diferencia de los saduceos (o zadokitas), los fariseos lograron que sus interpretaciones fueran
aceptadas por la mayoría de los judíos. Por ello, tras la caída del Templo, los fariseos tomaron el control
del judaísmo «oficial», y transformaron el culto. El más alto representante del judaísmo era el Sumo
Sacerdote, cargo que debido a la destrucción del templo se volvió innecesario; así el culto pasó a la
sinagoga (en hebreo ,‫בית כנסת‬beit knéset, «casa de reunión»). De los antiguos fariseos surgió la línea
rabínica ortodoxa de los doctores de la ley que fue la que redactó los distintos Talmud. Su doctrina
puede resumirse así:
1.Creían en la libertad humana. Ciertamente el Destino influía en los hombres, pero estos no eran
juguetes en sus manos. De hecho, podían decidir lo que querían hacer con su vida.
2.Creían en la inmortalidad del alma. No todo acababa con la muerte, sino que las almas seguían
viviendo.
3.Creían en un castigo y una recompensa eternos. Las almas de los malos eran confinadas en el
Infierno para recibir su castigo, mientras que las de los buenos eran premiadas.
4.Creían en la resurrección. Las almas de los buenos recibirían un nuevo cuerpo. No se trataba de una
sucesión de cuerpos humanos mortales -como sucede en las diversas visiones de la reencarnación-
sino de un cuerpo para toda la eternidad
Los fariseos y los saduceos
Los Escribas
Estatua de un escriba egipcio. Museo del Louvre.
Los escribas del antiguo Egipto eran los encargados de inscribir, clasificar, contabilizar y copiar, utilizando
varios tipos de escritura, como la hierática o demótica, que permitía escribir rápidamente, con la ayuda
de un cálamo sobre papiros u ostracas.

Su atuendo era simple, una falda hecha de cuero o algodón. Los escribas pertenecían a una casta
especial. En Egipto, el buen funcionamiento del Estado reposaba, esencialmente, en los escribas.
Administradores, contables, literatos o escribanos públicos, estos maestros del cálculo y la escritura eran
omnipresentes. Trabajaban en todos los departamentos de la administración, llegando incluso a ser
escribas reales, dominando la administración central.

En principio, los escribas eran escogidos entre aquellos privilegiados que habían sido formados en el
entorno de la familia real. Al final del Antiguo Imperio, el desarrollo de la administración conllevó la
aparición de una casta de escribas. Los cargos se transmitían, generalmente, de padres a hijos. El célebre
texto titulado “De la enseñanza de Jety” habla de un oficio noble.

Eran muchos los padres de familia que consideraban que para sus hijos, “no había trabajo más hermoso
que el de escriba”. Educados en una casa de vida, que dependía de un templo, los escribas aprendices
estudiaban, de los cinco años a los diecisiete años, la escritura jeroglífica e hierática, gramática y textos
clásicos, además de aprender Derecho, idiomas, historia, geografía y contabilidad.
Los Saduceos
Los saduceos (en hebreo ,‫צדוקים‬tsedduqim), también conocidos como zadokitas, son los
descendientes del Sumo Sacerdote Sadoq,1 de la época de Salomón.2 El nombre de Sadoq significa
«justicia» o «rectitud», por lo que saduceos puede interpretarse como justos o rectos.

Podría ubicarse su génesis como un partido político en el siglo II a. C.; pero sus orígenes están en el
Cautiverio de Babilonia, desaparece en algún momento después del siglo I a. C. Se dice de sus
rivales, los fariseos, que se originaron en el mismo periodo, pero que sobrevivieron como posteriores
agrupaciones del Judaísmo Rabínico. Caifás era saduceo. Desde su cargo de sumo sacerdote fue
responsable –según el Nuevo Testamento– del enjuiciamiento y sentencia de Jesucristo.

Flavio Josefo ha proporcionado la mayor información disponible sobre los saduceos. Escribió que eran
un grupo belicoso, cuyos seguidores eran ricos y poderosos, y que les consideraba groseros en sus
interacciones sociales. Sabemos también algo de ellos por discusiones en el Talmud, el corazón del
Judaísmo rabínico, fundamentado en enseñanzas del Judaísmo farisaico.

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