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ÉTICA Y CIUDADANÍA

SEMANA 1 LA ÉTICA COMO DISCIPLINA FILOSÓFICA

Dra. Noemí Vizcardo Rozas


LA ÉTICA COMO DISCIPLINA FILOSÓFICA

Estudia las normas conforme a las cuales la persona ha de conformar


necesariamente el ejercicio de su libertad para que sus acciones puedan ser
consideradas plenamente humanas.

La creatividad humana no conoce límites, ni para el bien ni para el mal.

Siempre podemos ser mejores, hacer cosas mejores. O al revés, puesto que,
lamentablemente, las distintas formas de barbarie tampoco conocen límite.
LA ÉTICA COMO DISCIPLINA FILOSÓFICA
La Ética es una ciencia práctica de carácter filosófico.

Toda ciencia es un conjunto ordenado de verdades ciertas y


universales, que se demuestran y fundamentan a través del
conocimiento de sus causas.

La ética expone y fundamenta científicamente principios universales


sobre la moralidad de los actos humanos; criterios válidos para
cualquier tiempo, lugar y circunstancias.

Aristóteles afirmó que no estudiamos Ética “para saber qué es la virtud,


sino para aprender a hacernos virtuosos y buenos; de otra manera sería
un estudio completamente inútil”.
LA ÉTICA COMO DISCIPLINA FILOSÓFICA
Las ciencias humanas estudian al hombre y sus acciones
desde diversos puntos de vista.

La Ética se ocupa de la moralidad: una cualidad que


corresponde a los actos humanos exclusivamente por el
hecho de proceder de la libertad en orden a un fin último, y
que determina la consideración de un acto como bueno o
malo en un sentido muy concreto, no extensible a los actos o
movimientos no libres.
LA ÉTICA COMO DISCIPLINA FILOSÓFICA

Nuestra inteligencia advierte de modo natural la bondad


o maldad de los actos libres.
A partir de aquí surge la pregunta acerca de la
calificación de la conducta humana: ¿qué es el bien y el
mal?
¿por qué esto es bueno o malo? La respuesta a estos
interrogantes lleva al estudio científico de los actos
humanos en cuanto buenos o malos, que se denomina
Ética.
LA ÉTICA COMO DISCIPLINA FILOSÓFICA
Toda ciencia, todo conocimiento sistemático elaborado por el hombre,
viene necesariamente definido por dos coordenadas: el objeto material
(aquello que se estudia) y el objeto formal (el aspecto o perspectiva
desde la que se estudia):

El objeto material de estudio de la ética son las acciones humanas y,


más específicamente, los actos humanos, que son los realizados de un
modo consciente y libre. Su objeto formal son las acciones humanas
“en cuanto que humanas”, es decir, en cuanto orientadas a la
consecución del fin total del hombre, en cuanto que le perfeccionan
como hombre.
LA ÉTICA COMO DISCIPLINA FILOSÓFICA
La perfección de la ética en cuanto ciencia no reside en
observar y enjuiciar muchas acciones humanas, sino en ser
puesta en práctica por el sujeto. El carácter normativo de la ética
la diferencia claramente de cualquier otro modo de sabiduría sin
una elaboración rigurosa y con un fundamento racionalmente
establecido.
Por su carácter de ciencia especulativo-práctica y por considerar
las acciones humanas a la luz del fin último del hombre, las
normas morales poseen un valor incondicionado, independiente
de las aficiones, gustos o situaciones particulares de los sujetos.
LA ÉTICA COMO DISCIPLINA FILOSÓFICA

La ética se elabora legítimamente como ciencia válida por


tres razones: la exigencia de universalidad de sus juicios, la
objetividad normativa del referente con el que se comparan
las acciones humanas sobre las que emitimos juicios
morales, y por la validez del conocimiento que aportan de la
realidad de la acción humana y de la experiencia moral.
DIVISIÓN DE LA ÉTICA
La ética es una sola ciencia, porque estudia todos los ámbitos en los que interviene la
libertad humana bajo unos mismos principios fundamentales. Los criterios morales
generales son válidos para los distintos aspectos de la vida humana: personal, familiar,
social, etc.

A efectos prácticos, la Ética suele dividirse en varias partes. Los antiguos, siguiendo a
Aristóteles, hablaban de ética monástica o personal, económica o familiar, y política o
social. A partir de Grocio, Thomasius y Kant comenzó la costumbre de separar Ética y
Derecho, con la intención de señalar que la moralidad interior y la justicia exterior se
rigen por principios completamente heterogéneos. No obstante dicha separación
lesiona la unidad de la Ética ya que, aunque la Ética o moral y el derecho no se
identifican, ni sus ámbitos coinciden perfectamente, el Derecho y el orden de la justicia
tienen una esencia moral.
DIVISIÓN DE LA ÉTICA
La actividad moral no puede comprenderse sin un sujeto personal que
la realice. De hecho, intentar hacer un análisis de los actos humanos
desencarnados de la persona contribuiría a no comprender la
naturaleza moral de estos.

Afirmar que la persona es un ser moral pone de manifiesto que guarda


una relación específica con la acción moral. Esta relación se manifiesta
en las siguientes tres notas:
a. La persona es el origen y el sujeto de la acción moral.
b. La acción humana manifiesta el dinamismo específico de la persona.
c. La persona humana, propia y ajena, es también objeto de la acción.
DIVISIÓN DE LA ÉTICA
Uno de los rasgos esenciales del sujeto humano como sujeto libre es el
de su autonomía, la capacidad de darse a sí mismo las normas para la
acción. Esto supone que es capaz de no estar determinado por lo
involuntario y de dar sentido a sus acciones.
La renuncia a esta capacidad supone un retroceso en el modo de ser,
por lo que la necesidad de dar sentido a las decisiones es una
exigencia ineludible de la racionalidad.
Ser autónomo es la expresión última del modo humano de ejercer la
racionalidad: no sólo se trata de tener motivos y discernir entre los fines,
sino de darse a uno mismo la norma para la acción.
DIVISIÓN DE LA ÉTICA
El ser humano, a través de la estructura de la libertad, en
todas y cada una de sus decisiones, descubre que tiene la
posibilidad de realizarse como sujeto o de renunciar a e ello.
Y de modo inevitable también percibe que esa realización o
esa renuncia no son indiferentes: en ellas se juega su
realización personal.

El sentido de las acciones humanas no viene de sus


condiciones externas sino de la relación de las mismas con el
valor moral.
DIVISIÓN DE LA ÉTICA
El valor moral es el aprecio que justamente hace nuestro razón del bien
que es propio del ser humano. Por eso podemos afirmar que cada
persona tiene su percepción de los valores, su apreciación, pero que
los valores no se fundamentan en dicha percepción o apreciación. El
valor vale en cuanto está anclado en el ser, no en cuanto que nosotros
lo percibimos. En definitiva, el valor no consiste en la valoración que yo
hago del bien, sino el bien en cuanto atrayente para mí.

La peculiaridad y particularidad del valor moral como referente de la


libertad presenta una serie de propiedades que lo distinguen de otros
valores. Estas propiedades configuran o definen los trazos esenciales
del cómo se nos manifiesta el valor moral.

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