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Es una presentación con diapositivas del contenido de este valioso y enriquecedor texto de los hermanos Lynn.
Libera y ayuda a la autoreconstrucción de la propia imagen a partir del reconocimiento del Dios en el que se cree.
Originaltitel
Las buenas cabras. Cómo cambiar nuestra imagen de Dios.
Es una presentación con diapositivas del contenido de este valioso y enriquecedor texto de los hermanos Lynn.
Libera y ayuda a la autoreconstrucción de la propia imagen a partir del reconocimiento del Dios en el que se cree.
Es una presentación con diapositivas del contenido de este valioso y enriquecedor texto de los hermanos Lynn.
Libera y ayuda a la autoreconstrucción de la propia imagen a partir del reconocimiento del Dios en el que se cree.
Cuando el Hijo del Hombre venga en su Gloria serán
reunidas delante de Él todas las naciones y apartará los unos de los otros como aparta el pastor las ovejas de las cabras, y pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo...” Entonces dirá también a los de la izquierda, “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles...” E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. Nos volvemos como el Dios al que adoramos.
La mayor parte de nosotros
reconocemos que llegamos a ser como nuestros padres a quienes desde siempre adoramos, aun con todos sus errores. Puede que no nos demos cuenta de que también nos volvemos como el Dios al que adoramos.
Una clave para sanar de manera
personal y social es sanar nuestra imagen de Dios. Dios nos ama por lo menos tanto como la persona que más nos ama. ¿Qué nos dice la Biblia acerca del castigo vengativo?
Todo el tiempo utilizamos el lenguaje del castigo
vengativo en nuestros hogares y familias. Estas afirmaciones son exageraciones (hipérboles) que pueden ser utilizadas con seguridad sólo dentro de un contexto en que todos entienden que no deben ser tomadas literalmente. Los autores de la Biblia y el propio Jesús a menudo utilizaban hipérboles, como en Mateo, 5:29. La gente de su época sabía que no debía tomarlo literalmente.
Todos los que participan saben que el lenguaje sólo
se emplea para enfatizar la importancia de hacer algo para que podamos gozar el estar juntos. La respuesta de Jesús al castigo vengativo
Jesús siempre trató de modificar la imagen vengativa que
la gente tenía de Dios.
A menudo intentó tocar a un leproso o perdonar a alguien
o, durante el sabbath, curar. Pero los sacerdotes, escribas y fariseos prohibieron a Jesús hacerlo porque interpretaban literalmente los pasajes de castigo vengativo de sus biblias que explicaban en forma clara las consecuencias de estas acciones “ilegales”.
La mujer adúltera (Juan, 8:5)
¿Es Dios un abogado acusador o un abogado defensor?
Jesús es el abogado defensor de la mujer
adúltera. Jesús la juzga, pero como abogado defensor, no acusador. Jesús reconoce y señala la conducta destructiva de la mujer (adulterio), pero se pone sin reservas de su lado, como persona. Con quienes parece estar más molesto es con las personas que avientan las piedras y que se comportan como abogados acusadores (Juan, 8:7). Historia de San Pablo. Historia de San Pablo. En lugar de condenar a Pablo, Jesús comprende la “exactitud” y la sensatez de la vida de Pablo. Jesús es un abogado defensor que puede ver a través de la bondad interna de Pablo. “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” La recapitulación de toda la vida de Jesús como abogado defensor más que acusador son sus palabras finales en la cruz. La cruz demuestra dos profundas realidades: la profundidad de la destrucción provocada por la conducta no amorosa, y la profundidad aún mayor del amor en la respuesta de Dios. Jesús compasivamente otorga el perdón de su Padre a sus asesinos no arrepentidos con las palabras de u n abogado defensor (Lucas, 23:34). “Dios es un padre; más que eso, Dios es una madre” (J. Pablo II)
Dios me ama exactamente como soy, sin necesidad
de arreglar o de cambiar. Juan Pablo II hacía referencia con rahamim, o la dulce compasión que viene del lado materno de Dios. La raíz de rahamim es el nombre hebreo de rehem, que significa “vientre” o “útero”. Este amor del vientre materno de Dios se expresa en Isaías, 49:15 “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti”. Este amor femenino es energía de sus entrañas. No filtrada por la cabeza, no tiene nada que ver con la decisión o el mérito. ¿Por qué es tan importante cambiar nuestra imagen de Dios?
Porque llegamos a parecernos al Dios que adoramos. El castigo nunca sana, sólo el amor puede sanar
Cuando hablamos de la medida en que nuestra recuperación depende de
conocer al Dios misericordioso y amoroso, la pregunta que se nos hace con mayor frecuencia es ésta: “Si Dios es tan misericordioso y amoroso, ¿entonces por qué hay que ser bueno?” Realizamos las acciones más amorosas por los que amamos más, no por los que tememos más. Los judíos enseñan que las personas, aunque limitadas e imperfectas, son naturalmente buenas. Si hacen algo que no es bueno, es sólo porque estaán lastimadas y asustadas. Esas personas asustadas necesitan algo que no es precisamente más temor, sino más amor y atención de todos. La conducta no amorosa es negativa. Lo que la sana amorosamente es el amor, no el temor. Todos somos buenas cabras
El paraíso y el infierno no son lugares geográficos específicos. Son
símbolos de realidades internas, de estados del ser. Todos los que nos hemos sentido alienados, no amados, abrumados por la vergüenza o impotentemente atrapados en una adicción, sabemos lo que es estar en el infierno. Y todos los que hemos sido acogidos en casa, que hemos visto nuestra bondad reflejada en los ojos aprobadores de otras personas, o que hemos sido amados durante nuestra recuperación, sabemos lo que es estar en el paraíso. Todos tenemos en nosotros trigo y cizaña, ovejas y cabras. El reino de Dios está en nosotros, y todos somos buenas cabras. Una manera simple de cambiar nuestra imagen de Dios Quizá la manera más fácil de cambiar nuestra imagen de Dios es intentando algo que sólo lleva un minuto. 1. Entrar en contacto con el amor de Dios en nuestro corazón. 2. Poner una sonrisa en nuestra cara que corresponda a ese amor. 3. Sonreír a una persona que nos ama y permitirle que a su vez nos sonría. Acoger la sonrisa de alguien que nos ama es muy simple y puede ser una de las cosas más curativas de nuestra vida. La sonrisa de un amigo puede sanarnos si sabemos que Dios nos ama, por lo menos tanto como la persona que más nos ama. No hay nada más práctico que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse profundamente y sin mirar atrás. Aquello de lo que te enamores, lo que arrebate tu imaginación, afectará todo. Determinará lo que te haga levantar por la mañana, lo que harás con tus atardeceres, cómo pases tus fines de semana, lo que leas, a quien conozcas, lo que te rompa el corazón... y lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento. Enamórate, permanece enamorado y esto lo decidirá todo.