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¿En qué nivel de madurez organizacional está su empresa?

Tanto las organizaciones humanas como los seres humanos comparten una necesidad común: con el pasar del tiempo,

deberían avanzar rumbo a niveles más elevados de madurez. Pero en este punto los individuos llevan ventaja en relación a

las organizaciones: hasta que inventen el trasplante de cerebro, la cabeza de cada persona es siempre la misma, mientras

que la cabeza de las organizaciones cambia, durando máximo una generación. En cada individuo (que usa su facultad de

reflexión, bien entendido) el aprendizaje es natural, y eso lo lleva continuamente a un nuevo nivel de experiencia y

madurez. Ya en el caso de las organizaciones, en el largo plazo, la tendencia natural parece apuntar para el extremo

opuesto: el “desaprendizaje” organizacional, que lleva a un tipo de nanismo intelectual generalizado, o a un curioso caso

involutivo, estilo Benjamin Button. Por eso, en las organizaciones humanas, la facultad de aprendizaje continuo y

maduración evolutiva necesita ser meticulosamente proyectada y ejecutada con perfección. Y es ahí que la cosa se

complica, pues no consigo imaginar tarea que sea tan compleja y desafiadora como esa. En compensación, pocas cosas

son tan apasionantes y gratificantes como ser parte activa en el proceso de hacer que una organización sea más sabia,

eficiente y apta para prosperar en el futuro.


¿Pero cómo medir el nivel de madurez de la organización de la cual
hacemos parte? Y una vez realizada la medición, ¿cómo identificar el
norte evolutivo correcto?

Creo que la respuesta más completa desarrollada para tales cuestiones hasta los días de hoy está en la
aplicación de los Criterios de Excelencia, entre los cuales los más difundidos mundialmente son los criterios del
Premio Malcolm Baldrige (USA). Ahí están resumidas las mejores prácticas de las mejores organizaciones del
planeta, y tales prácticas giran alrededor de siete aspectos vitales para cualquier tipo de organización:
liderazgo, estrategia, clientes, conocimiento, personas, procesos y resultados. La aplicación detallada de los
siete Criterios de Excelencia es bastante compleja, pero ofrezco aquí una forma rápida y simple de evaluar en
qué etapa de madurez se encuentra una organización: la tabla anexa al final de este artículo define cuatro
niveles evolutivos (en las columnas) y los traduce para cada uno de los siete criterios (en las líneas).
• En empresas que todavía no conocen y no usan los Criterios de
Excelencia, esta simple tablita puede servir, en el nivel gerencial,
como base para una discusión inicial sobre el tema. Y en el nivel
individual, usando la tabla el estudiante podrá tener una idea sobre
en qué etapa se encuentra la organización a la cual pertenece, y
eventualmente actuar como agente de cambio (caso haya clima para
eso…).

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