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Factores individuales:
Confiabilidad:
La condición de enfermedad provoca dependencia,
siendo la confiabilidad su contraparte. El médico
está obligado a ser humanamente confiable: el
interés y la preocupación sincera por el bienestar
del paciente permite crear la confianza necesaria
para establecer una relación productiva.
Factores individuales:
Calidez:
El médico debe proporcionar un ambiente de calidez
y aceptación, basando la relación en el respeto,
amabilidad y cortesía, sin criticar o cuestionar las
opciones y decisiones del paciente y no actúa
como un juez ni da lecciones de moral.
Además es importante que esté atento a todo lo que
el paciente tiene para contar, trasmitiéndole la
impresión de que desea comprenderlo y conocerlo
como persona.
Factores individuales:
Empatía:
Habilidad de comprender al paciente colocándose
en su lugar. Acto consciente de comprender, sin
juzgar, las experiencias positivas y negativas del
paciente y compartir así la emoción percibida.
Es una forma sana y temporal de identificación con
el otro, que puede darse como respuesta a señales
visibles externas (gestos, tono de voz), o por
deducción del estado emocional del otro según la
naturaleza de la situación.
Factores individuales:
Del paciente:
La enfermedad que padecen: cáncer, SIDA,
cuadros inespecíficos que no han podido
diagnosticarse adecuadamente o problemas
mentales.
Características del paciente: personalidad
conflictivas, rasgos desagradables .
Opiniones, valores y creencias contrapuestas a las
del médico.
Del médico:
Personalidad conflictiva.
Insatisfacción laboral, prisa por múltiples
ocupaciones, Burnout o estrés laboral.
Problemas personales y familiares; problemas de
salud.
Dificultad para abordar problemas psicosociales del
paciente.
Del entorno:
Interrupciones constantes y maltrato del personal
Ambiente no acogedor: calor excesivo, sillas
insuficientes, ruidos, etc.
Tiempo de espera excesivo
Burocracia
TIPOLOGÍA DEL PACIENTE
DIFÍCIL
Suelen ser hiperfrecuentadores y somatizadores.
Se sienten insatisfechos con todo: la atención, el
trato del personal, el ambiente.
Presentan más problemas de salud crónicos que
otros pacientes del mismo sexo y edad.
Sus síntomas y problemas médicos, agudos y
crónicos, son presentados de manera más
inespecífica, compleja y variada, lo que dificulta el
diagnóstico y el tratamiento.
Sus síntomas y problemas médicos, agudos y
crónicos, son presentados de manera más
inespecífica, compleja y variada, lo que dificulta el
diagnóstico y el tratamiento.
Generan un número mayor de referencias a
especialistas e instituciones, así como
exploraciones complementarias y gastos en
asistencia.
Su presencia se siente negativamente en el
conjunto del equipo de salud.
Sus redes de apoyo y contención social (familia,
amigos, trabajo) son pobres y muchas veces
conflictivas.
Los “dependientes pesados” pueden ser
seductores, halagadores o parsimoniosos; se
presentan a cada rato en la consulta, a veces por
banalidades, hablan y monopolizan el tiempo del
médico, incapaces de ir al grano, hacen preguntas
reiterativas; son agradecidos pese a que no se
avanza en su caso, siempre están necesitados del
médico a quien perciben como un ser inagotable y
superior. El médico llega a sentirse agotado,
aburrido, frustrado y enojado con el paciente.
Los “exigentes con título” son grandes
demandantes de atención, cuestionadores, hostiles,
desconfiados, discuten en plan de superioridad,
utilizan la intimidación y la descalificación,
culpabilizan al médico y al equipo para lograr lo que
quieren, invocan un título que les da derechos
(trabajar en la institución, ser “alguien”, ser familiar
de médico, trabajar en salud, etc). El médico puede
sentirse devaluado, con temor, rabia, rechazo,
vergüenza o impotencia.
Los “manipuladores masoquistas”, también
demandan atención constantemente, consultan
mucho por el mismo motivo; creen que nada los
ayudará, no cumplen las prescripciones; sus
síntomas son variados e inespecíficos, ocultan
datos, mienten y justifican su incumplimiento;
parecen buscar ganancias secundarias a su
situación. Pueden ser autodestructivos y rechazar
la ayuda. El médico siente ante ellos ansiedad y
dudas respecto a su competencia profesional,
culpa, frustración, resentimiento y deseos de
abandonar al paciente.
MANEJO DE LA RELACIÓN CON
EL PACIENTE DIFÍCIL
Evaluar la situación y reconocer los sentimientos
que el paciente genera, sin justificarse.
Establecer límites claros y razonables en la relación
sin rechazar al paciente.
Mantener la calma ante los conflictos que puedan
surgir, controlando las reacciones negativas que
deterioran más la relación.
Cuidar la autoestima del médico: no asumir culpas,
problemas o responsabilidades que no
correspondan. No hay que personalizar los
problemas ajenos.
Centrar la atención en el paciente como persona y
no solo en sus quejas, valorar sus opiniones,
temores, expectativas y necesidades.
Establecer objetivos concretos, progresivos y
asumibles tanto en el control clínico.
Acciones terapéuticas:
Modificación del entorno, evitar interrupciones,
disminuir fallos burocráticos.
Dar prescripciones muy claras, informar y negociar
las discrepancias
Dar citas regulares (anticiparse), con un encuadre
de tiempo constante
Empatizar, escuchar, citar a la familia, usar el
humor