NEWCASTLE La enfermedad de Newcastle es una infección altamente contagiosa y con frecuencia severa que existe en todo el mundo y afecta a las aves, incluidas las aves de corral domésticas.
Fue descubierta en Newcastle upon Tyne, Inglaterra en
1926 (Doyle).Es causada por un virus de la familia de los paramyxovirus. El agente causal es un virus de la familia Paramyxoviridae, subfamilia paramyxovirinae, género avulavirus . Es un virus de ARN de cadena simple, tiene una envoltura lipoproteica con proyecciones superficiales: glucoproteicas la fusionada (F) y hemaglutinina-neuraminidasa (HN). Puede ser inactivado a 56°C por 3 horas, a 60°c por 30 minutos y a pH ácido, y con desinfectantes como formalina y fenol. Es sensible al éter por ser envuelto. Su viabilidad es muy alta, sobrevive durante largos periodos a temperatura de ambiente, especialmente en las heces. La forma usual es una infección respiratoria, pero los signos clínicos predominantes pueden ser depresión, manifestaciones nerviosas o diarrea. SÍNTOMAS Los primeros síntomas son problemas respiratorios con tos, jadeo, estertores de la tráquea y un piar ronco, siguiendo luego los síntomas nerviosos característicos de esta enfermedad; en que las aves colocan su cabeza entre las patas o hacia atrás entre los hombros, moviendo la cabeza y cuello en círculos y caminando hacia atrás.
La mortalidad puede ser mayor al 50 % en animales jóvenes, en
ponedoras, aunque no es tan alta, aparecen los síntomas respiratorios y la producción de huevos baja a cero en uno o dos días. La producción se recupera unas seis semanas después, pero se encontrarán huevos con la cáscara delgada y deforme, y algunos hasta sin la cáscara. En los animales afectados con New Castle se puede observar a veces una diarrea verdosa que indica la falta de ingestión de alimentos. En la forma vicserotrópica se presentan lesiones hemorrágicas diftéricas del tracto alimentario completo, del pico y del recto. Son remarcables las hemorragias del epitelio de la molleja. La cubierta mucosa se presenta edematosa, cubierta por moco delgado y moteada con hemorragias, las cuales varían de simples a múltiples, algunas veces sin límites entre con la molleja y el esófago La forma neumotrópica de la enfermedad se manifiesta clínicamente con ataxia, opistótomos, tortícolis, paresia y parálisis de las piernas. Esta forma se acompaña frecuentemente con síntomas respiratorios. Histopatológicamente se observa un cuadro de encefalomielitis linfocítica no purulenta. Las lesiones de paramixovirus en palomas son idénticas a las producidas en las gallinas. Sobre la base de los signos clínico-morfológicos y de la historia clínica, se puede realizar un diagnóstico tentativo, pero es absolutamente necesaria una confirmación de laboratorio. TRANSMISIÓN Y PROPAGACIÓN La enfermedad de Newcastle se transmite a menudo por contacto directo con aves enfermas o portadoras. Las aves infectadas pueden transmitir el virus en sus heces y contaminar el medio ambiente. La transmisión puede ser por contacto directo con las heces y las descargas respiratorias o mediante los alimentos, agua, equipo y prendas de vestir contaminadas. Los virus de la enfermedad de Newcastle pueden sobrevivir durante varias semanas en el medio ambiente, especialmente en climas fríos. Por lo general, el virus se transmite durante el periodo de incubación y por un breve tiempo durante la recuperación. Las aves de la familia de las palomas pueden transmitir el virus de modo intermitente durante un año o más. Otras aves salvajes, como los cormoranes por ejemplo, han mostrado asimismo que pueden causar brotes en las aves domésticas. El virus está presente en todas las partes del cadáver de un ave infectada. La enfermedad es muy contagiosa. Cuando el virus se introduce en una parvada sensible, infectará a casi todas las aves en dos o seis días. RIESGO PARA LA SALUD PÚBLICA
La enfermedad de Newcastle es una zoonosis muy leve (o
sea, una enfermedad animal que puede infectar a los humanos) y puede causar conjuntivitis en el hombre, pero suele ser muy leve y limitada. SIGNOS CLÍNICOS Los signos clínicos varían enormemente dependiendo de factores tales como: la cepa del virus, la especie de ave infectada, la edad del hospedador (las aves juveniles son las más sensibles), infección simultánea con otros organismos, estrés ambiental y estatus inmune. En algunos casos, la infección con las cepas sumamente virulentas del virus puede causar un gran número de aves muertas aunque presenten pocos signos clínicos. La enfermedad surge rápidamente con síntomas que aparecen entre dos y doce días después de la exposición y se propaga rápidamente al resto de la parvada. Algunas cepas del virus atacan el sistema nervioso; otras, el sistema respiratorio o digestivo. Los signos clínicos incluyen: Signos respiratorios: jadeo, tos, estornudos y ruidos al respirar Signos nerviosos: tembladera, parálisis de las alas y las patas, cuello torcido, desplazamiento en círculos, espasmos y parálisis Signos digestivos: diarrea Puede haber una interrupción parcial o completa de la producción de huevos. Los huevos pueden presentar anomalías de color, forma o superficie, y pueden tener una albúmina acuosa. La mortalidad es variable pero puede alcanzar el 100%. PREVENCIÓN Y CONTROL En la mayor parte de países con producción avícola a escala comercial, se practica la vacunación profiláctica. Para demostrar que un país está libre de la enfermedad de Newcastle, es necesaria la vigilancia conforme a las directrices del Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE. En última instancia, los productores avícolas deben establecer procedimientos eficaces de bioseguridad para evitar la introducción de la enfermedad (Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE). En la mayor parte de países, si la enfermedad aparece en una zona antes exenta, se practica una política de sacrificio de urgencia. Ello incluye: Aislamiento o cuarentena estrictos de los brotes Destrucción en condiciones decentes de todas las aves infectadas y expuestas (Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE) Limpieza y desinfección completas de los locales Eliminación adecuada de los cadáveres (Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE) Control de la plaga en las parvadas Vacío sanitario seguido de 21 días sin aves antes de la repoblación Prevención del contacto con aves de estatus sanitario desconocido Control del acceso a las granjas avícolas. Distribución geográfica
La enfermedad se ha detectado en todo el mundo,
actualmente está controlada en Canadá, los Estados Unidos y algunos países de Europa occidental, y sigue presente en partes de África, Asia y Sudamérica. No obstante, como las aves salvajes a veces son portadoras del virus sin estar enfermas, puede haber brotes en cualquier lugar donde se críen aves FIEBRE AFTOSA La fiebre aftosa del ganado o glosopeda es una enfermedad epizoótica de causa viral, altamente contagiosa, de los ganados bovino, ovino, porcino y caprino, que se manifiesta por fiebre alta y por el desarrollo de úlceras pequeñas en la boca, llamadas aftas y erosiones originadas de vesículas y flictenas en las pezuñas y la ubre. El virus responsable de la enfermedad es un picornavirus, el miembro prototipo del género Aphthovirus. La infección ocurre cuando la partícula del virus es introducida en una célula del huésped. La fiebre aftosa (glosopeda) se conoce desde la antigüedad, desde hace, al menos, dos mil años. Sin embargo, la primera descripción científica de ella fue hecha en 1546 por Girolamo Fracastoro quien hizo una publicación de una epidemia observada por él. Sin embargo, en 1898 Friedrich Loeffler descubrió que el agente causal era un agente filtrable presente en la saliva de los vacunos enfermos. Otros autores señalan que este descubrimiento lo habría hecho junto a un bacteriólogo alemán de apellido Frosch. El agente causal es un virus del género Aphthovirus, familia Picornaviridae, que está formado por 7 serotipos que no proporcionan inmunidad cruzada entre ellos. Es decir, que la infección por uno de los serotipos no previene la infección por otro de los serotipos indicados. El virus aftoso se considera como altamente infeccioso y de gran transmisibilidad entre el ganado. ¿ A QUE ESPECIES ANIMALES AFECTA? Se reconoce que todas las especies de pezuña partida domésticas o salvajes son susceptibles a la enfermedad en forma natural. Así, con mayor o menor intensidad según la especie, la fiebre aftosa debe ser considerada como una infección natural de los bovinos, ovinos, caprinos, porcinos, jabalíes, ciervos y venados entre otros. La enfermedad es especialmente severa en los lechones en los cuales se produce elevada mortandad, aun sin observarse lesiones en la madre. Puede presentarse la forma cardíaca con muerte súbita. En ovinos y caprinos la fiebre aftosa es una enfermedad mas benigna que en los bovinos. ¿ES UNA ENFERMEDAD QUE AFECTA TAMBIÉN AL HOMBRE? La fiebre aftosa es una infección animal; el hombre es un huésped accidental que rara vez se infecta y enferma. Es mas importante el papel de los humanos en la transmisión mecánica indirecta del virus a los animales a través de vestidos, calzados y manos contaminadas, ya que el virus puede sobrevivir varios días en el medio externo. ¿COMO SE MANIFIESTA LA ENFERMEDAD EN LAS DIFERENTES ESPECIES? En los bovinos la primera manifestación clínica es la reacción febril que puede alcanzar a 40 oC seguida de depresión, falta de apetito y retardo o cese de la rumiación.
La enfermedad presenta síntomas bastante característicos con formación de vesículas
en la boca (especialmente en la lengua y también en los labios encías y paladar superior), hocico, espacios interdigitales y rodetes coronarios de las pezuñas y con cierta frecuencia en los pezones y en la superficie de la ubre. Puede ocurrir intenso babeo (sialorrea) y un ruido característico de la lengua en la boca (chasquidos bucales como de succión). El animal se alimenta mal, debido a la dificultad para comer, pierde peso y a veces hay disminución o cese total de la producción de leche. Las vesículas se rompen en uno a tres días dejando erosiones húmedas, dolorosas y sensibles, de color rojizo en la mucosa bucal y nasal así como en los epitelios de las patas y otras regiones (pezones).
El animal presenta claudicación rigidez y pelos erizados.En las hembras gestantes
pueden ocurrir abortos a veces con preñez avanzada. En porcinos los primeros síntomas son evidenciados por claudicación; son afectados especialmente los miembros anteriores con presentación de dolor intenso y manquera. Los animales presentan fiebre elevada, perdida de apetito, depresión y las lesiones de las patas se inician con manchas rojas y luego la formación de vesículas en el rodete coronario, dedos, espacio interdigital y almohadilla plantar. Generalmente hay inflamación intensa de las patas con desprendimiento de uñas. Sin poder caminar los animales quedan caídos y tienen dificultad para procurar alimentos. Las lesiones en el hocico son frecuentes, a veces se forman grandes aftas, siendo mas raras en boca. En los lechones la enfermedad es mas severa como se especifico anteriormente pudiendo producir alta mortalidad. En ovinos y caprinos la fiebre aftosa es una enfermedad mas benigna que en los bovinos. Normalmente las lesiones se traducen por pequeñas vesículas en el dorso de la lengua, labios , encías y paladar duro. Como la mucosa de la boca es muy tenue, normalmente esas lesiones se encuentran abiertas cuando se examinan los animales. Aunque se pueden confundir con traumatismos y otras infecciones, las lesiones en las patas son las mas visibles indicadas por la claudicación de los animales. Esas lesiones, cuando están presentes se localizan de preferencia en los rodetes coronarios y con menor frecuencia en el espacio interdigital. Rara vez se encuentran lesiones en los cuatro cascos. Debido a esa sintomatología considerada leve, muchas veces la fiebre aftosa pasa desapercibida en estas especies. ¿Qué otras lesiones produce?
Aparte de las lesiones que es posible observar externamente
y en la cavidad bucal, las lesiones mas comunes provocadas por la fiebre aftosa pueden ocurrir en rumen, músculos y corazón. Muchos lechones mueren súbitamente sin lesión vesicular, por lesiones en el corazón. TRANSMISIÓN
El virus de la fiebre aftosa es muy contagioso y puede transmitirse a través de
la baba animal, que contiene gran cantidad de virus. La sangre de los animales infectados también contiene gran cantidad de virus durante la fase inicial de la enfermedad. El virus de esta enfermedad es muy resistente al punto de sobrevivir durante meses en la médula ósea del animal (incluso después de la muerte), en el pasto, en harina de huesos y piel. La enfermedad también puede transmitirse por contacto indirecto a través de los alimentos, el agua, el aire, las aves y los seres humanos que se ocupan de animales, estos pueden llevar el virus en las manos, la ropa o zapatos, e infectar a animales sanos. CUIDADOS Y PREVENCIÓN DE LA FIEBRE AFTOSA En los países libres de fiebre aftosa el método que se suele utilizar es el sacrificio de los animales enfermos y sospechosos, la destrucción de los cadáveres y la indemnización a los propietarios. Para prevenir de la fiebre aftosa se debe elaborar un calendario de vacunación regular de ganado cada 6 meses a partir de los 3 meses de edad o cuando el veterinario recomiende. Los animales que recibieron la primera dosis de vacuna deben ser revacunados 90 días después de la primera vacunación. Ante la sospecha de la existencia de fiebre aftosa en su propiedad o en el vecindario, notifique al veterinario inmediatamente. De confirmarse la enfermedad, se debe aislar a los animales enfermos, prohibiendo la entrada y salida de vehículos, personas y animales, instalar baños de pies con desinfectante y seguir la guía del veterinario. En la compra de los animales, requerir siempre la vacunación correspondiente. Realizar transporte solamente con el comprobante de vacunación. La vacunación contra la fiebre aftosa no causa el aborto en los animales. Aunque se debe tomar ciertas precauciones en el manejo de las vacas preñadas, es el mal manejo el que puede provocar un aborto y nunca la vacuna.