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El verdadero

quebrantamiento
Introducción
Tenemos la idea de pensar que el estar quebrantada implica estar triste,
melancólica y abatida; nunca sonriendo, nunca riendo o siendo mórbidamente
introspectivas al tratar de desenterrar nuevos pecados para confesar.
• Algunas entienden el quebrantamiento como una especie de falsa humildad en
la que continuamente nos estamos echando a menos.
• Para otras, la palabra quebrantada evoca imágenes profundamente emotivas y
el derramamiento de muchas lágrimas. Se pueden derramar muchas lágrimas
sin que haya quebrantamiento, y, en algunos casos, puede producirse un
quebrantamiento genuino sin derramar lágrimas.
• Hay otras que relacionan el quebranto con circunstancias profundamente
dolorosas en sus vidas, pero es posible sentir un gran dolor sin haber
experimentado un quebrantamiento genuino. El quebrantamiento no es un
sentimiento. No es una emoción. Es una elección que yo hago.
¿Qué es entonces el quebrantamiento?
• Es un estilo de vida en el que le rindo, incondicionalmente, la totalidad de mi voluntad a Dios.
Es un estilo de vida en el que digo “Sí, Señor. Que se haga Tu voluntad y no la mía”.
• Es un estilo de vida en el que se responde con humildad y obediencia a la convicción del
Espíritu de Dios y a la convicción de Su Palabra. Como Su convicción es continua, así también
debe ser mi quebrantamiento.
• Significa la destrucción de nuestra voluntad propia, para que la vida y el Espíritu
del Señor Jesús puedan manifestarse libremente a través de mí. Es mi
respuesta humilde y obediente a la convicción de la Palabra de Dios y a su
Espíritu Santo.
• El quebrantamiento es un estilo de vida de ponerse de acuerdo con Dios acerca
de la verdadera condición de nuestro corazón y sobre la vida, verla como Él la
ve.
• El quebrantamiento es un asunto de
ceder el control de nuestra vida a Dios.
• “El corazón que se ha vaciado de sí
mismo y librado de su obstinación, es
el corazón que va a experimentar la
llenura y el avivamiento del glorioso y
santo Dios”.
•Salmos 34:18: Cercano está
Jehová a los quebrantados de
corazón; Y salva a los contritos
de espíritu.
• Charles Stanley dijo:
“Dios nos quebranta para que seamos útiles en su reino. Así como las
uvas se prensan para hacer vino y el trigo se muele para hacer pan,
Dios quebranta nuestra voluntad para transformarnos en vasijas útiles
en sus manos”.**
“El quebrantamiento es el método de Dios para resolver el problema
de nuestra tendencia a actuar independientemente de Él”.
¿Por qué nos resistimos a ser quebrantadas?
• Orgullo. Deseamos hacer nuestra voluntad.
• Ignorancia. Nadie nos ha enseñado el verdadero significado del
quebrantamiento.
• Temor. Nos imaginamos que Dios nos ordenará hacer las cosas más
desagradables.
• Amistad con el mundo. Nos involucramos en situaciones de las que parece
imposible desligarnos.
• Relaciones nocivas. Elegimos entre Dios y cualquier otra persona.
• Rebeldía. Escogemos actuar a nuestra manera.
• Ataduras de Satanás. El pecado nos atrapa y no podemos escapar de sus garras.
Ilustración bíblica. (Lucas 18: 9-14)
Esta es una ilustración que contrasta a una
persona quebrantada de otra que no lo está.
Recuerda la parábola de Jesús en la que habla a
aquellos quienes, confiados en su propia rectitud,
miran por encima del hombro a todos los demás.
Él habló de dos hombres que vinieron al templo a
orar.
el fariseo, que oraba para sí diciendo “Oh Dios, te
doy las gracias porque, en comparación con otros
pecadores que conozco, yo estoy muy bien.”
“Las personas orgullosas se comparan con los
demás”
A su lado, estaba un pobre cobrador de
impuestos—del que nadie quería saber—
que no podía ni levantar sus ojos al
cielo; y que al ser confrontado por la
santidad de Dios, se daba golpes al pecho
al tiempo que decía “Ay, Dios, lo
único que puedo pedirte es que
tengas piedad porque soy un
pecador.”
¿Ves la diferencia? El rehusó justificarse y
prefirió justificar a Dios.
contraste entre un corazón orgulloso y uno
quebrantado:

1. Las personas orgullosas se


enfocan en los fracasos de
otros, mientras la gente
quebrantada se siente
abrumada con sus propias
necesidades espirituales.***
2. Las personas orgullosas
tienen auto-rectitud. Tienen un
espíritu crítico, que busca las
faltas en los demás. Miran las
fallas de los demás bajo un
microscopio, pero las propias
con un telescopio. La gente
quebrantada es compasiva.
Puede perdonar porque saben
lo mucho que le ha sido
perdonado.
3. Las personas orgullosas tienen la necesidad
de probar que están en lo correcto, mientras
que las quebrantadas están dispuestas a ceder
ese derecho.
4. Las personas orgullosas protegen su tiempo,
sus derechos y su reputación. La quebrantada se
niega a sí misma. (“yo soy una persona muy ocupada”)
5. Las personas orgullosas desean que se les
sirva, mientras que las quebrantadas se sienten
motivadas a servir a los demás.
6. A las personas orgullosas les
gusta ser reconocidas y
apreciadas. Se sienten heridas
cuando otros son promovidos y
ellos son “pasados por alto”. La
gente quebrantada, en cambio,
está consciente de su falta de
mérito. Se siente emocionada si
Dios la usa en algún servicio.
Están deseosos de que otros
obtengan el crédito y se
regocijan cuando otros son
exaltados.
7. Las personas orgullosas tienen
la idea —en su subconsciente— de
que “es un privilegio que cuenten
conmigo para la obra del señor”. La
gente quebrantada tiene en su
corazón una actitud que reconoce
que “no merece ser parte del
trabajo en la obra” y la noción de
que no tiene nada que ofrecerle a
Dios excepto la vida de Jesucristo
fluyendo a través de sus vidas
quebrantadas.**
8. Las personas orgullosas se sienten
confiadas de lo mucho que saben,
pero las quebrantadas son
humildes en reconocer cuánto les
falta por aprender
9. Las personas orgullosas
consideran el servicio una carga
mientras que las quebrantadas,
como un privilegio.
10.Las personas orgullosas se
apresuran a culpar a los demás,
pero la gente quebrantada
acepta la responsabilidad de sus
acciones y puede identificar lo
que hizo mal.
11. Las personas orgullosas se
ponen a la defensiva cuando son
criticadas, en cambio —la
quebrantada— recibe la crítica
con apertura de espíritu y
humildad.
12. Las personas orgullosas se
preocupan por ser respetables. Se
preocupan por lo que piensen los
demás y trabajan para proteger
su imagen y su reputación. La
quebrantada, en cambio, se
preocupa con ser genuina. Lo que
le interesa y le preocupa no es lo
que los demás piensen, sino lo
que Dios sabe de ellos. Esta gente
está dispuesta a perder su propia
reputación.
13. Las personas orgullosas,
cuando pecan, se aseguran de
que “nadie se entere”. Su
instinto es el de encubrir sus
faltas, pero la gente
quebrantada —cuando ha sido
quebrantada— no le importa
quién lo sepa ni quién se
entere. Está dispuesta a quedar
expuesta porque ya no tiene
nada que perder.
14. A las personas orgullosas
se les hace difícil admitir que
“estaban equivocadas y pedir
perdón”. En cambio, la
quebrantada, admite
rápidamente su falta y pide
perdón cuando es necesario.
Al confesar su pecado, las
personas orgullosas tienden a
hablar de generalidades, pero la
quebrantada, bajo la convicción
del Espíritu de Dios, reconoce
faltas específicas.**
15. Las personas orgullosas se
preocupan por las consecuencias
de sus pecados, pero la gente
quebrantada se aflige por la
causa, la raíz del pecado.**
16. Las personas orgullosas
sienten remordimiento por sus
pecados y se lamentan cuando
son descubiertos. La quebrantada,
se arrepiente genuinamente de su
pecado y, lo
evidencia, abandonándolo por
completo.
17. Cuando ocurre un malentendido o un conflicto, las personas
orgullosas esperan a que el otro venga a pedir perdón, pero la
quebrantada toma la iniciativa y busca la reconciliación. Corre a
la cruz. Se esfuerza por llegar primero sin importarle lo
equivocado que pueda estar el otro.
18. Las personas orgullosas
están ciegas y no ven la
condición real de su corazón,
pero la persona quebrantada
camina en la luz.**
19. Las personas orgullosas
no creen tener nada de qué
arrepentirse, pero la
quebrantada se da cuenta de
que su corazón tiene que estar
en continua actitud de
arrepentimiento.**
20. Las personas orgullosas, no creen que necesitan crecer
espiritualmente, pero aseguran que todos los demás sí. Por el
contrario, la gente quebrantada, siente la necesidad de tener
encuentros frescos con Dios a través de su Palabra y de
mantener una llenura fresca de su Espíritu en el corazón.
Hay un peligro….

•Si no humillamos nuestro corazón por


medio del quebrantamiento, seremos
quebrantadas en contra de nuestra
voluntad.
• Proverbios 29:1: El hombre que reprendido endurece la cerviz, De
repente será QUEBRANTADO, y no habrá para él medicina.
seis textos concluyentes
1. 1 Pedro 5:6: HUMILLAOS, pues, bajo la poderosa
mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere
tiempo;
2. Salm 34:18: Cercano está Jehová a los
quebrantados de corazón; Y salva a los contritos
de espíritu.
3. Salm 51:17: Los sacrificios de Dios son el espíritu
quebrantado; Al corazón contrito y humillado no
despreciarás tú, oh Dios.
4. Isaías 57:15: Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la
eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la
santidad, y con el QUEBRANTADO y humilde de espíritu, para
hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón
de los QUEBRANTADOS.
5. 1 Pedro 5:5: Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los
ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos
de HUMILDAD; porque: Dios resiste a los soberbios,
Y da gracia a los humildes.
6. Proverbios 22:4: Riquezas, honra y vida Son la remuneración
de la HUMILDAD y del temor de Jehová.
Señor que nosotras podamos vernos como
Tú nos ves, aleja el orgullo, la
autosuficiencia y la idolatría de nuestras
vidas; concédenos una perspectiva eterna;
quebranta nuestras fortalezas y haznos
depender solo de Ti; suelta nuestras
ataduras y guíanos bajo el poder de tu
infinito y perfecto amor. ¡En Cristo Jesús,
amén!
Amén…

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